Apreciaciones sobre las pérdidas de las iglesias en la presente contienda electoral de Costa Rica

Apreciaciones sobre las pérdidas de las iglesias en la presente contienda electoral de Costa Rica

Alberto Rojas Rojas

Al final, ambas (iglesias) quedan muy desvalidas, porque están dejando ir los fundamentos de su legitimidad a otro movimiento religioso que no es católico ni evangélico cristiano.

En las elecciones costarricenses del 2018, además de las fuertes derrotas electorales de partidos políticos como el Partido Liberación Nacional, el Frente Amplio, el Movimiento Libertario o el Partido Accesibilidad sin Exclusión, hay otros perdedores inéditos en que nadie ha pensado hasta ahora.

En este proceso electoral perdió la Iglesia Católica, porque le entregó a otros grupos religiosos una parte significativa de la posición privilegiada que tenía hasta hace poco, para definir en el campo religioso, lo que se considera legítimo desde el punto de vista de la fe. En otras palabras, la jerarquía de la iglesia católica con sus pactos, su proceder y sus silencios, reconoció más legitimidad en otros grupos, que lo que ella misma tiene en la definición de asuntos religiosos y cristianos.

En ese marco, la iglesia católica dejó un espacio vacío, pero además, dejó que otros grupos asumieran la representación religiosa de sus causas. Entregó la iniciativa y su influencia religiosa en la política y la sociedad. El catolicismo costarricense como institución y religión no será el mismo después de estas elecciones, sobre todo si gana la segunda ronda Fabricio Alvarado, ya que con él gana espacio político, otro movimiento religioso que adversa militantemente a la Iglesia Católica.

Ahora, la jerarquía de la iglesia y la gran mayoría de sus sacerdotes, se preparan en un silencio expectante, a valorar las consecuencias de su proceder. Además del debilitamiento de su legitimidad e influencia, la presente coyuntura política del país, les puede traer un debilitamiento numérico en sus filas. ¿Se alejarán hasta hoy personas creyentes católicas a las filas de otros grupos religiosos de la competencia? o ¿Engrosarán el grupo de creyentes decepcionados que no pertenecen a ninguna expresión religiosa?

Uno diría entonces que los ganadores fueron los grupos evangélicos. Pero no. Las iglesias evangélicas cristianas también perdieron y quizá, más que la iglesia católica. Están perdiendo parte fundamental de su identidad evangélico cristiana, y no desde fuera, sino desde dentro.

Por la parte de atrás, sin percatarse, les entró el movimiento de la reforma apostólica, el movimiento de don Fabricio Alvarado, el grupo que él realmente representa y el que realmente está ganando más poder e influencia. Un movimiento post-cristiano que produce y reproduce prácticas y doctrinas que contradicen aspectos medulares de la fe evangélica. Por ejemplo, confunde intencionalmente magia con fe, busca generar una nueva revelación, relativiza la centralidad de los evangelios en la interpretación de toda la biblia y pone la autoridad de los nuevos apóstoles como criterio primario de interpretación bíblica; relativiza también la persona y vida de Jesús como a modelo a seguir o bien, aminora aspectos fundamentales de su vida para no poner en cuestión algunas de sus doctrinas básicas.

Si Fabricio Alvarado gana las elecciones, gana preponderancia el movimiento de reforma apostólica y se crean condiciones subjetivas para que muchas iglesias evangélicas cristianas muten hacia este tipo de doctrina y práctica religiosa. Sobre todo, porque en muchas de estas iglesias, sus pastores y liderazgo tienen una débil formación bíblica y teológica y se alimentan más bien de la industria de comunicación que utiliza el movimiento apostólico. Una parte significativa de la iglesias evangélica, sobre todo de carácter pentecostal, pueden comenzar a ser otra cosa, como si un virus atacara y transformara su fe e identidad evangélica cristiana.

Así, en este proceso electoral no solamente se define un presidente, sino también la reconfiguración del campo religioso costarricense. Una iglesia puede perder espacio religioso y otra pierde identidad. Al final, ambas quedan muy desvalidas, porque están dejando ir los fundamentos de su legitimidad a otro movimiento religioso que no es católico ni evangélico cristiano.

Montes de Oca 18 de marzo, 2018.

Enviado a SURCOS por el autor.

Imagen ilustrativa tomada de http://www.lupaprotestante.com/blog/neopentecostalismo-una-nueva-ola-religiosa-recorre-america-latina/

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