Construyendo la democracia

Por

Arnoldo Mora

Arnoldo Mora

Arnoldo Mora

 

El viernes pasado asistimos Xinia, mi esposa y yo al maravilloso concierto que nos ofreció nuestra excelente Orquesta Sinfónica Nacional, ahora bajo al dirección del maestro estadounidense Carl Saint Clair, que viene precedido de un muy merecido prestigio. La ovación con que un público emocionado premió la magistral interpretación de obras de Mozart y Beethoven, muestra a las claras que los costarricenses valoran positivamente cómo el Ministerio de Cultura administra su presupuesto. Lo cual es igualmente válido para las otras (27) instituciones adscritas a dicho Ministerio; por lo que no se justifica que los diputados rebajen nada de su presupuesto, máxime si tomamos en cuenta la labor de difusión en las comunidades que el mencionado Ministerio lleva a cabo. Fomentar la cultura junto a la educación y el deporte, constituye la mejor manera de prevenir la delincuencia y abrir a los jóvenes un futuro digno.

Mutilar el presupuesto en esos rubros y en las políticas sociales es invertir tan solo en represión para controlar la drogadicción y la violencia. Reducir el Estado a su mínima expresión en el campo social, educativo o culturas, es maximizarlo en el ámbito de la represión, es convertirlo en policía. De ahí a hacerlo un Estado dictatorial cercano al fascismo no hay más que un paso que los oprobiosos regímenes de Seguridad Nacional franquearon fácilmente dejando una secuela de dolor y horror en un pasado reciente, pero México está ahora sufriendo. Nadie quiere eso para Costa Rica.

Todos estamos de acuerdo en que se debe combatir la corrupción, la ineficiencia y el clientelismo heredados del bipartidismo y ominosa secuela de los planes estructurales impuestos por el FMI. Consecuencia de esas nefastas políticas en materia socio-económica tenemos hoy una Costa Rica que posee el triste record de ser el país donde más han crecido las desigualdades sociales en todo el Continente, Según las más recientes encuestas en nuestro país la pobreza ha aumentado en un de un preocupante 20% a un 22,50%, la economía informal del 37 al 39%, lo cual se hace aún más ostensible en el hecho de que los tugurios no han sido erradicados, mientras el analfabetismo se ha estancado en un 6% y la deserción en secundaria sigue siendo muy altas.

Un presupuesto que se adecúe a las necesidades reales de nuestro pueblo señala el camino correcto que le posibilite construir  una Patria mejor y un futuro esperanzador. ¿Se será necesario que las masas en la calle le recuerden cuál es su deber para con la Patria a aquellos diputados que, carentes de visión y sensibilidad, pretenden ahora cuando para nadie es u misterio que la crisis fiscal tiene su origen en los tratados de libre comercio que han cercenado las cargas impositivas con las que el Estado trataba de palear la creciente brecha social, la mayor amenaza a nuestra estabilidad democrática y a nuestra ya precaria paz social?

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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