JAPDEVA o los verdaderos juegos de poder en el Caribe de Costa Rica

Rogelio Cedeño Castro*

Rogelio Cedeño

Rogelio Cedeño

Segunda parte

Las visiones cortoplacistas acerca de los orígenes y  consecuencias  de las acciones de las élites del poder político y económico, en un momento determinado, tienen el gran inconveniente de empobrecer, en gran medida, las posibilidades de entender o establecer lo que está ocurriendo efectivamente si es que se busca con honestidad ese propósito pues, al no tener en cuenta los antecedentes que dieron lugar a un determinado diferendo o conflicto, no estaríamos haciendo otra cosa que dar palos de ciego en una piñata, una circunstancia en la que sólo el azar podría hacernos tener acierto. Tal es el caso de la evolución y propósitos de largo alcance, no siempre visibles y  transparentes, presentes en las políticas sociales y económicas que los sucesivos gobiernos neoliberales y el sector empresarial de Costa Rica, uno de sus impulsores más importantes, han venido llevando a cabo en el Caribe Costarricense, especialmente en el cuanto a la ciudad de Limón y sus instalaciones portuarias, muchas veces ejecutadas bajo el rimbombante nombre de modernización de las empresas públicas más importantes de la región ¿ En qué han consistido esas políticas y cuáles son sus resultados más visibles? Al respecto, el abogado Vinicio Castillo Serrano, en su condición de asesor legal del sindicato SINTRAJAP, nos ilustra hasta la saciedad sobre cómo las políticas envueltas bajo esa denominación dieron lugar a mayor desempleo, hambre y frustración de  amplios sectores de la población limonense. Castillo recordó el caso de los ferrocarriles de la provincia y su pretendida modernización, la que redujo a la miseria y a informalidad (empleo e ingresos precarios) a muchas personas, pues en esa oportunidad se perdieron 700 empleos de calidad y se destruyó el sindicato, una organización aguerrida. Ahora sólo queda ir a los patios del ferrocarril y sus instalaciones reducidas a la ruina, mientras que muchas de esas personas y sus familiares, acostumbradas a llevar una vida decente venden huevos de tortuga o hacen cualquier cosa para  lograr apenas sobrevivir. La modernización de las estibadoras, ejecutada hace algunos años-añade Castillo Serrano- fue otro canto de sirena que terminó con mil trabajadores más en la calle, agravando el desempleo en la provincia y culminando con la destrucción del sindicato portuario, de tal manera que si antes había una cuadrilla de 35 trabajadores que hacían la labor, su tamaño se redujo a 15 o 17 que hacen el mismo trabajo pero ganando lo mismo o un poco más, pero teniendo que intensificar la labor en una misma unidad de tiempo.

Lo que está en juego en estos momentos, no sólo para Limón sino para todo el país, es la decisión de los poderosos de este país, de matar y acabar con el último reducto de resistencia social del país, plantea el asesor legal de JAPDEVA, don Vinicio Castillo Serrano, para de esta manera lanzar otros 1500 trabajadores a la calle y darle el tiro de gracia a la población trabajadora limonense, la que sólo tendría derecho a un empleo precarizado si es que lo llega a conseguir dentro de las pocas opciones de empleo existentes en la provincia. Según los términos del contrato con la APM Terminals se pretende que con sólo 250 trabajadores se lleven a cabo las labores portuarias más importantes, algo que resulta ser sumamente grave afirma el abogado de SINTRAJAP.

Las políticas sociales y económicas impulsadas por las élites del poder, a lo largo de las dos últimas décadas, conducen inevitablemente a convertir a la población limonense en un reservorio de mano de obra barata, en estado de sujeción política y social; de tal manera que, en última instancia vengan a engrosar las filas del clientelismo social, proclives a una actitud sumisa frente a los elites del poder. Por si esto no fuera poco, mediante una hábil y tendenciosa campaña de corte totalitario, dentro del mejor estilo del Jefe de Propaganda del Partido Nazionalsocialista(Nazi) alemán, Joseph Goebbels, basada en la repetición reiterada de toda clase de falsedades, se busca desmoralizar a la población trabajadora de Limón descalificándola, en términos de calificativos como los de vagos y parásitos dentro de los que no faltan las alusiones racistas, lo que resulta ser no sólo una grosera mentira, sino también una muestra de ensañamiento en contra de una población a la que se han venido cercenando, en términos del mediano y largo plazo, sus únicas posibilidades de empleo de calidad, a partir de las llamadas políticas de modernización institucional.

La poderosa coalición de políticos empresarios o empresarios políticos, a la que habíamos hecho alusión en la primera parte de este artículo, tiene además la suerte de contar con una legión de gentes de escasos ingresos, poquísima cultura y casi nula capacidad de discernimiento, las que dicen odiar a los trabajadores limonenses organizados y con capacidad de lucha, además de un gran potencial de resistencia que de ningún modo se ha agotado. Algunas de estas gentes se han lanzado, por medio la red de internet,  a ejecutar una delirante campaña de insultos y amenazas de toda tipo contra las organizaciones de la clase trabajadora, dentro de un estilo fascistizante que las ha convertido en la base social de la continuidad, por otros medios, del régimen de la dictadura en democracia, preconizada por  los gobiernos de Óscar Arias Sánchez y Laura Chinchilla Miranda, una forma brutal de lo político que busca imponerse instalando el miedo en el espíritu y el corazón de las gentes. ¿Estará el nuevo gobierno pensando en convertirse en el tercero de esa modalidad autoritaria y antidemocrática, dentro de la que se ha venido degenerando el republicanismo costarricense? En síntesis, algo así como una especie de cesarismo republicano como le gustaba decir a mi recordado amigo y político cartaginés, don Joaquín Garro Jiménez (de grata memoria), para calificar los arrebatos de una derecha delirante que nunca ha estado ausente de nuestra historia política reciente.

La justificada huelga portuaria que los trabajadores de JAPDEVA han mantenido, de manera valiente y tenaz, a lo largo de las últimas semanas, ha tenido la virtud de poner sobre el tapete, por así decirlo, no sólo el vergonzoso y pésimo negociado llevado a cabo a espaldas de la  gran mayoría de la población, pero sobre todo en contra de los mejores intereses nacionales, sino también la deriva autoritaria de un gran sector de la derecha política que está dispuesto a dar al traste con la institucionalidad democrática del país, con tal de imponer sus políticas neoliberales, pues esa institucionalidad le resulta ya un estorbo para sus pretensiones de dominio total, en todas las esferas de la vida social de los costarricenses.

A casi un siglo de haber alcanzado la clase trabajadora, como resultado de sus luchas, una serie de conquistas de naturaleza esencial para la convivencia democrática, estas se encuentran hoy más amenazadas que nunca, especialmente en el caso de las que se refieren a los derechos de huelga, sindicalización y contratación colectiva.

Sucede que apenas concluida la espantosa carnicería, hoy conocida como la Primera Guerra Mundial(1914-1918), se fundó durante el año de 1919, en el seno de la recién constituida Sociedad de las Naciones, la Organización Internacional del Trabajo(OIT) impulsora de una importante legislación internacional, basada en convenios internacionales, para proteger los derechos de los trabajadores quienes fueron una de las principales víctimas de aquel conflicto armado, desatado por la codicia de las principales potencias europeas de la época. Hoy la obsesión totalitaria del pensamiento único neoliberal pretende borrar de un plumazo toda esa historia, una razón más que suficiente para que estemos alerta para hacerle frente a esas amenazas.

 

*Sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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