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Etiqueta: neoliberalismo

Pronunciamiento Guatemala

El gobierno de Guatemala controlado por elites militares que encabeza Alejandro Giammatei contra la población que manifiesta sus derechos, contra organizaciones indígenas, feministas y populares. Denunciamos los serios niveles de impunidad que prevalecen en Guatemala por el servilismo del gobierno a los grupos privados, empresas extranjeras y los planes neoliberales de muerte, que amenazan la vida y los territorios de nuestras hermanas y hermanos.

La Transportadora de Energía de Centroamérica S.A. –Trecsa– es una empresa guatemalteca filial del Grupo Energía Bogotá (empresa colombiana) que construye el proyecto de interconexión eléctrica de alta tensión, este es un proyecto estratégico para consolidar el modelo extractivo en Guatemala y beneficiar el transporte de energía en los planes neoliberales impuestos a nuetsrxs hermanos centroamericanxs.

Es por esto que las y los integrantes de la Coordinadora de Comunidades Afectadas por Trecsa, Defensores del Territorio, de la Vida, Defensoras y Defensores de Derechos Humanos, están siendo víctimas de persecución y amenazas de muerte, por defender sus territorios contra la ocupación, el despojo y la tala ilegal que devasta sus bosques y fuentes de agua, así como el patrimonio de las futuras generaciones guatemaltecas.

La empresa Trecsa pretende seguir destruyendo y construyendo ilegalmente las torres de energía, en amplios territorios de bosque en Guatemala, por tales razones están siendo criminalizadxs.

Desde el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos y otras organizaciones del mundo nos solidarizamos con la justa lucha de nuestras compañeras y compañeros de la Coordinadora de Comunidades Afectadas por Trecsa y exigimos el alto a la persecución y amenazas. Si tocan a unx nos tocan a todxs.

Organizaciones y Personas Firmantes

Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos

Integrantes del Consejo Consultivo:

Argentina Adolfo Pérez Esquivel Premio Nobel de la Paz, Stella Calloni Corresponsal de la Jornada en Buenos Aires; Colombia Dra. Piedad Esneda Córdoba Ruiz Senadora, Defensora de Derechos Humanos y Coordinadora Internacional del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos. Vocera de colombianas y colombianos por la Paz, Camilo González Posso Presidente de INDEPAZ, Dr. Mario Hernández Álvarez Coordinador Doctorado Interfacultades en Salud Pública Universidad Nacional de Colombia; España Ana Andrés Ablanedo Defensora de Derechos Humanos de Soldepaz Pachakuti, Ricardo Sánchez Andrés miembro de la junta de la (ACP) Asociación Catalana por la Paz – miembro de la Asamblea de Internacional de (Comunistes de Catalunya) y miembro permanente del consejo de Solidaridad de la Ciudad de Manresa, María Victoria Fernández Molina Candidata a Doctora en Derechos Humanos, Estados Unidos James Patrick Jordan Coordinador Nacional de la Alianza por la Justicia Global y Eduardo García Activista de la Alianza por la Justicia Global, Devora González Organizadora de SOA Watch – Observatorio por el Cierre de las Escuela de la Américas e integrantes del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos capítulo Estados Unidos; Suiza José Manuel González López  y Gerardo Romero Luna de la Red Latinoamericana de Zurich integrantes del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos capítulo Suiza; Venezuela  Hugo Alberto Nieves Integrante de la Comisión Política de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora – CRBZ, Yonatan Vargas Abogado Defensor de Derechos Humanos y Analista Internacional de la CRBZ, Indhira Libertad Rodríguez Red de Colectivos La Araña Feminista, José Miguel Gómez García Movimiento Internacional de la Economía de los Trabajadores, Miguel (chicho) Medina comunero Bolivariano Movimiento cultural Campesino Los Arangues; Ecuador Abg. Franklin Columba Cuji Vicepresidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (FENOCIN); Bolivia Rodolfo Machaca Yupanqui Strio. General de Confederación Sindical Única De Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB); Palestina Jamal Juma Coordinador STOP The WALL; Guatemala Ana Laura Rojas Padgett Red de Integración Orgánica – RIO – por la Defensa de la Madre Tierra y los Derechos Humanos; Uruguay Anahit Aharonian Kharputlian Ingeniera Agrónoma y Docente Comisión Multisectorial de Uruguay; Panamá Ligia Arreaga Integrante de la Alianza por un mejor Darién – AMEDAR; Brasil Gizele Martins do Movimiento de Favelas do Rio de Janeiro, Saiane Moreira – Movimento dos Pequenos Agricultores – MPA Brasil; Perú Betty Izaguirre Lucano Coordinadora General del Movimiento Alfa y Omega; Chile-Wallmapu – Territorio Mapuche Onesima  Lienqueo Fundadora de la Red por la Defensa de la Infancia Mapuche; México Eduardo Correa Senior Profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México – UACM, Dr. José Enrique González Ruiz Profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM, Dr. José Rafael Grijalva Eternod Doctor en Derechos Humanos, Dr. Felix Hoyo Arana Profesor de la Universidad Autónoma de Chapingo; Dr. John Mill Ackerman Rose, Daniela González López Coordinadora Internacional del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos, Soledad Ortiz Vásquez CODEM, Claudia Tapia Nolasco CODEM, Patrocinio Martínez López CODEPO, Arquitecto José Márquez Pérez Presidente del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca PRO – OAX, , Lic. Hugo Aguilar Promotor y Defensor de Derechos Indígenas, Miguel González Muciño Director del Centro Cultural Las Jarillas y Arturo Díaz González Organización Proletaria Emiliano Zapata – Frente de Organizaciones Sociales de Chiapas  OPEZ – FOSICH.

Organizaciones integrantes:

Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos; Soldepaz – Pachakuti de España; Observatorio de Derechos Humanos Capítulo Suiza, Red Latinoamericana de Zurich de Suiza; Observatorio de Derechos Humanos Capítulo EU, Alianza por la Justicia Global, SOA Watch – Observatorio por el Cierre de las Escuela de la Américas de Estados Unidos; Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora – CRBZ, Red de Colectivos La Araña Feminista, Movimiento Internacional de la Economía de los Trabajadores, Movimiento Cultural Campesino Los Arangues de Venezuela; Colombianas y Colombianos por la Paz, Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, Observatorio de Paz, Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, Sur Occidente Colombiano Antonieta Mércury; Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) de Colombia; Red de Integración Orgánica – Rio – Por la Defensa de la Madre Tierra y los Derechos Humanos de Guatemala; Comisión Multisectorial del Uruguay; Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (FENOCIN) de Ecuador; Confederación Sindical Única De Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB); Alianza por un mejor Darién – AMEDAR de Panamá; Movimiento Alfa y Omega de Perú; Movimiento de Favelas de Rio Janeiro, Movimiento de Los Pequeños Agricultores de Brasil, Red por la Defensa de la Infancia Mapuche Chile-Wallmapu – Territorio Mapuche; Campaña Popular Palestina contra el Muro de Apartheid (Stop the Wall), Coalición de la Defensa de la Tierra Palestina Unión Palestina Campesina (Palestinian Farmers Union) de Palestina,  Comité de Defensa de los Derechos de la Mujer (CODEM); Comité de Defensa de los Derechos de los Pueblos de Oaxaca (CODEPO); Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario (IMDEC); Centro de Atención en Derechos Humanos a la Mujer y el Menor Indígena (CADHMMI) y Centro Regional Indígena en Derechos Humanos “Ñuu-Savi” (CERIDH), Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra en San Salvador Atenco (FPDT-Atenco); Colectivo de Mejoramiento Barrial de la Ciudad de México – Centro Cultural Las Jarillas; Organización Proletaria Emiliano Zapata – Frente de Organizaciones Sociales de Chiapas  (OPEZ – FOSICH) y Colectivo Reexistencia Creativa México.

Otras personas firmantes:

Costa Rica Yamileth Monterrey López, Ana Franzen (Activista DDHH), Orlando Barrantes Cartín (Bloque de Vivienda), Felix López Zambrana (MTC), Tatiana Otto Golovina (Activista DDHH-ACODEHU), Dennis Omar Calix (Activista DDHH-ACODEHU), María Trejos Montero (Activista DDHH), Marcela Naranjo Segura (Activista DDHH-ACODEHU), Trino Barrantes Araya, Humberto Vargas Carbonell (Miembro del Partido Vanguardia Popular), Edgar Gutiérrez Cordero (Miembro del Partido Pueblo Unido), Rev. José A. Amesty R. Presidente de La Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense (IMWC); Honduras Luz Victoria Midence Pineda, Roy Marín Hernández (Artista y activista DDHH), Carlos Rosa Fortín, Ruy Díaz, Gloria Marlene Obando Motiño, Merlín Avila; Venezuela Marien Manzano; Canadá Wendy Méndez.

Otras organizaciones firmantes:

Asociación Costarricense de Derechos Humanos (ACODEHU), Movimiento de los Trabajadores y Campesino (MTC), Bloque de Vivienda, Skawäk, Asociación para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Públicos (ADUSP), Handsmaidscr, Casa El Emigrante (Human Rights), Confederación Unitaria de Trabajadores – Costa Rica (CUT) Costa Rica; Alternativa de Reivindicación Comunitaria y Ambientalista de Honduras (ARCAH), ACIPARTICIPA Honduras; Plataforma de Guatemaltecos y Guatemaltecas de Exiliados por terrorismo de Estado, Todos por Guatemala, Tzijolaj Canadá, Warerloo Mayam Project, Comité por los Derechos Humanos de América Latina (CDHAL) Canadá.

 

Compartido con SURCOS por Daniela González, María Trejos Montero.

¿Qué es ser Progresista?

Por Jiddu Rojas Jiménez

Primero, cómo cualquier otro término ideológico de identidad social y política, es un término muy manoseado. Pero creemos que vale la pena rescatarlo.

La misma noción de “Progreso” ha sido muy criticada, por sus raíces Eurocéntricas coloniales, y propias del ingenuo y optimista Liberalismo burgués, y de su uso y abuso ideológicos.

Sin embargo, los términos políticos o ideológicos evolucionan y se resignifican.

En términos contemporáneos, el «Progresismo» se ha redefinido como la moderna corriente democrática que privilegia la igualdad social y económica en equilibrio con la libertad política y ciudadana.

En el marco del Estado Social de Derecho, y frente al doloroso fracaso del pasado Socialismo Histórico, el Progresismo tomó fuerza como un referente democrático de izquierda.

Sin embargo, hay una lucha por reapropiarse del término. Y es válida, puesto que no es una categoría científica social, sino un concepto-valor en disputa.

Ahora, desde años han pululado movimientos que se reivindican como Progresistas. Y ciertamente hay un abuso del término.

Nancy Fraser, la teórica feminista y anticapitalista, ha denunciado hace rato la agenda de un Neoliberalismo económico disfrazado de banderas de Género bastante light y de reivindicaciones LGTBIQ. Eso es lo que la famosa autora feminista llama Neoliberalismo «Progresista». Robándose así y cooptando banderas liberadoras, de género y de Derechos Humanos, que fueron propias de la moderna izquierda histórica. Compartamos o no la crítica de Nancy Fraser, no se puede negar esa operación ideológica de la derecha neoliberal.

En fin, este fenómeno de manipulación ideológica (como ‘falsa conciencia’) y que se nutre de estereotipos políticos y sociales, desinformación política, prejuicios, y falsas representaciones sociales y lecturas ligeras, tiene efectos reales y confunde a los/las votantes.

Y además conecta y se entrecruza con otras taras políticas y culturales de la Costa Rica del Bicentenario.

A continuación, y con lenguaje divulgativo, trataré de describir someramente, varios elementos, que han contribuido a esta confusión ideológica organizada, y que condicionan a la opacidad del casi inexistente debate nacional, acerca del Progresismo:

1) No es un tema académico, pero sí es un dato sociológico y funciona como en la época de la Guerra Fría: La vieja propaganda anticomunista, pero renovada y sofisticada, y que sataniza a los nuevos actores político-populares, sigue vigente y sabe utilizar las TICS. Tienen dinero y tecnología, los medios y mucho poder.

2) El desprecio colectivo sembrado (estructuralmente) por la auténtica cultura popular (Najenson) y por la verdadera política de autogestión popular.

Popular es también Silvio Rodríguez, Rubén Blades, Pink Floyd, o Beethoven, depende del contexto.

Y no es popular, sino cultura (en sí) de masas y de muerte construida por el poder dominante, y alienante, ‘beber guaro’ para matar el dolor interno, ver toros sin pensar en el sufrimiento del animal, abandonar la educación básica, o agredir ebrio a la compañera, o hacer ‘bullying’, o llegar tarde a la hora tica en un entorno urbano (con relojes) y no rural, etc.

3) La confusión entre lo «Populista» y lo «Popular», consecuencia de lo anterior. Hay también un abuso clasista y racista del término populista, que además es académicamente incluso polisémico. Basta releer a los ya clásicos autores Chantal Mouffe y a Ernesto Laclau, acerca del tema.

4) La confusión discursiva entre masas (objetivamente alineadas y embrutecidas por la asimetría estructural) y pueblo social y político (Helio Gallardo).

Insisto en llamar a repasar las categorías de «Consciencia en sí» y «Consciencia para sí» elaboradas por el filósofo G. Lukacs en varios artículos de su texto «Historia y Consciencia de Clase», e invito a redefinirlas para América Latina y para la Costa Rica actual.

5) La imposición de un concepto de «democracia» liberal atávico y ligado a la fetichización de las normas jurídicas formales, y al papel reducido de los sectores populares organizados. Son ‘democracias’ que temen a la participación popular en términos reales. Y esto condiciona y limita el debate serio al respecto.

6) Los atavismos de una llamada «izquierda conservadora», resabio estalinista, y que nunca entendió que hay teoría (incluso teoría marxista y otras) suficiente, desde más hace 100 años, sobre los diferentes actores sociales y los viejos nuevos sujetos políticos, y que estos trascienden la típica clase obrera europea y aliada a los campesinos pobres, etc.

7) Si también de este lado hay ignorancia y prejuicio: Es decir, es gente que nunca se enteró de que Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Emma Goldmann, La Kolontai, La Pasionaria, Carmen Lyra, o Eva Perón, o Simone de Beauvoir, Addy Salas, Cristina Fernández de Kirchner, Mónica Baltodano, Winnie Mandela, Angela Davis, Helen Clark de NZ, Katrín Jakobsdóttir de Islandia, Alexandra Ocasio -Cortez, Eva Carazo o Sofía Guillén de Costa Rica, etc., eran y son líderes populares y sociales, eran mujeres luchadoras, y con diferentes agendas y discursos de mujeres para mujeres.

Por último, la satanización, invisibilización y/o vulgarización académica, política y mediática de los aportes científico- sociales del Marxismo, del Neomarxismo, de la Teoría Crítica, de los Feminismos de Izquierda, etc., produce una cultura política sin Economía Política, de lugares comunes, de estereotipos, sin posibilidad de ubicarse en una sociedad de clases, y sin posibilidades de conectar la crítica al Patriarcado con la crítica al Capitalismo y al Imperialismo.

Es el Mundo del ‘Mercado Total’, donde la crítica cultural y política de izquierdas y obviamente el aportes Marxistas, están condenados a una marginalidad permanente o folclórica. Esto nos aleja como sociedad de la Modernidad Política y Cultural.

9) A todo lo anterior, no ayuda la creciente irracionalidad colectiva de las masas, el estímulo del Tanatos colectivo, se la pulsión de muerte (Freud y Marcuse), y su sofisticada instrumentalización política y tecnológica global, de este complejo fenómeno.

Es una ‘Modernidad Incompleta’ al decir de Habermas. Y por mucho, agregamos nosotros. Donde se puede ser un sabio de la informática y los datos y un analfabeta deshumanizado en el resto.

10) Así crece y crece, junto a las redes sociales, – aunque no de forma mecánica-, la desinformación organizada, como una forma de control social nacional e internacional – geopolítico.

Esto se manifiesta en el apoyo electoral al populismo religioso y Neocon, de extrema derecha y Fundamentalista, y cercano a un Neofascismo local.

El victimario aparece como víctima y viceversa, en esta propaganda. Es una típica «inversión axiológica”, al decir del economista, filósofo y teólogo Franz Hinkelammert.

11) La crisis económica objetiva, nacional y global, más bien confunde y polariza creando falsos enemigos, ya sean los migrantes, los homosexuales, los Nicas, los progres, los taxistas, los empleados públicos, las feministas, las «Abortistas», los sindicalistas, los «Boomers», los maestros, las Universidades Públicas y sus «chancletudos», los y las que defendemos la vacunación, etc.

12) Es la guerra simbólica de las singularidades. Todos contra todos… Todo esto sancochado con Pandemia y falsas teorías de la conspiración, y mucha desinformación organizada. Y por lo tanto es el momento de negar todo Universalismo inclusivo ético y político, pero no por un Abstracto, sino por Humanista. El Humanismo incomoda e irrita, incluso en sectores considerados ilustrados.

13) Así la idea de un auténtico Progresismo cae en desgracia. No le ayuda ni la desesperanza colectiva ni polarización social. No hay así, Universal- concreto, ni particulares, ni Utopía, sólo una gran meseta plana (parodiando a Deleuze) y homogénea de «dividuos» sin individualidad, pero con individualismo egoísta y feroz y consumista. Es nuestra Distopía recurrente y común, con severas consecuencias ecológicas y planetarias.

14) Tampoco ayuda el sectarismo de izquierdas (nuevas o viejas), la generalizada baja cultura política y científica, el electoralismo vulgar y el ‘politicismo’, o el desprecio total por el sistema electoral, etc. Es decir, el mal nivel formativo de las direcciones de los movimientos sociales y populares, así como de gran parte de la vieja izquierda política organizada; refugiada ésta última en lo testimonial, cual si fuese un refugio religioso.

15) Es ésta una izquierda que, aunque minoritaria y pequeña, es reaccionaria y antidemocrática. Es estalinista o pos-estalinista.

Y, por lo tanto, objetivamente es contrarrevolucionaria. Pero estorba, y es funcional en su lloradera «Kitsch», al sistema político de las clases dominantes. Así algunos estridentes, tienen garantizado un discreto salario.

16) Esta izquierda minoritaria, elabora sus propios «mitos» (no uso ‘mito’ en un sentido técnico como Mircea Eliade) políticos e ideológicos, muy lejanos al principio social de realidad, y que está llena de fanatismo y con matices cuasi- religiosos. Es autorreferencial, busca consuelo para su herida mortal; no tiene teoría pues tiene dogmas; no tiene estrategia ni táctica, y por lo tanto no innova, ni se adapta, ni sobrevivirá a los intensos cambios culturales inmediatos. Por lo tanto, sataniza al Progresismo (lo vuelve su diabólico rival).

17) El ‘Neoliberalismo Progre’ (Nancy Fraser), a su vez, utiliza a la ‘vieja izquierda’ sectaria, como referente simbólico para denostar al Progresismo verdadero y a la Izquierda democrática, al Feminismo clasista, y al Ecologismo Social, al Sindicalismo patriótico y clasista, etc., y disimular sus propias faltas y fracasos en materia de Economía Política y justicia social. Vale la pena rescatar esa diferencia coloquial y popular entre el auténtico Progresismo y lo «Progre».

18) Por otra parte, reducir la corriente de pensamiento político identificada como PROGRESISMO, sólo a la exclusiva defensa de los Derechos Humanos de la comunidad LGTBIQ y a la justa lucha de los Feminismos, es, – como todo reduccionismo, un gravísimo error político. Ignorar su urgencia y relevancia, obviamente es un error mayor.

19) En un país donde creció la desigualdad social, la pobreza y el desempleo, con una gran crisis de legitimidad democrática, con gran falta de oportunidades, con crisis fiscal, con graves amenazas a la seguridad ciudadana, con crisis en la Educación Pública, con amenazas a las Universidades Públicas, con un fanatismo religioso creciente, con violencia de género todos los días, con brecha tecnológica entre los y las estudiantes más pobres, sin gran cultura política ni formación ciudadana, rodeados de amenaza Geopolíticas, con un Mercado interno debilitado, con modelos económicos exógenos, y sin Soberanía Nacional. Es una muy mala estrategia política cuando menos, aislarse y no dimensionar la Economía Política.

20) Eso último, tampoco ayuda a rescatar al “Progresismo” como corriente política popular, ni a sacarla de ese elitismo «clasemediero» ilustrado.

Y eso no es una tarea heroica de algunos cuantos, sino una ardua praxis colectiva de educación política y popular.

Pero es claro, que todo eso será un proceso colectivo, o no será.

21) Concluyo señalando que más acá o allá de los estereotipos ideológicos, y de las falsas discusiones académicas o academicistas, y de los falsos «Clivajes» políticos introducidos, y de todo tipo de distracciones, esta discusión sobre el Progresismo debe retomarse sin prejuicios.

Nos urge para mejor construir, las necesarias alianzas sociales y políticas, que nos permitan salir de esta profunda crisis integral como sociedad, agudizada por la Pandemia y por la creciente desigualdad social y económica.

Desafíos de Colombia, para derrotar el neoliberalismo

Lic. José A. Amesty R.

3-junio-2021

Sin duda alguna, hay por lo menos tres retos, para ese movimiento amplio, emancipador, contestatario y de resistencia ahora, que se ha venido gestando en los pueblos y calles de Colombia, que es vencer al Neoliberalismo y sus políticas internas en el país; que les ha hecho daño a todos los sectores de la sociedad colombiana: empresarios del campo, pequeños productores campesinos, la clase media, estudiantes, sectores proletarios urbanos, mujeres, y muchos otros, y que se reflejan en el cumulo de medidas fiscales que recargan los impuestos y que han afectado al pueblo por décadas.

Se está dando, en estas manifestaciones, como lo señala el escritor Santiago Alarcón, el encuentro de dos elementos: el objetivo-económico y el subjetivo-ético. Lo que hay es un deslinde con los representantes políticos tradicionales y sus difusores ideológicos (la población colombiana también le está pasando factura a los medios de comunicación y a ciertos artistas por su tibieza e indiferencia con el país). Incluso amplios sectores de las clases medias, que por tanto tiempo se movieron en favor de las ideas del uribismo, han virado hacia su impugnación.

A su vez, se está dando la irrupción de la subalternidad, que es el conjunto heterogéneo de grupos y clases sociales que amplía la denominación clásica de proletariado o asalariado aludiendo a esos actores que, sin estar necesariamente ligados a una organización política, en determinado momento se rebelan contra un régimen, cosa que en la visión gramsciana constituye “un hecho de inestimable valor”. Jóvenes, estudiantes, asalariados, campesinos, indígenas, camioneros, taxistas, agrupaciones de mujeres, disidencias sexuales, entre otros. Todos actores subalternos haciéndose presentes en las calles expresando su descontento.

  1. El primer desafío que planteamos se da en la coyuntura actual, producto del paquete de medidas fiscales propuestas por el gobierno nacional, y que ha permitido un amplio movimiento de rechazo en las calles, ahora, ¿cómo mantener la llama viva del pueblo colombiano en resistencia, hasta las elecciones del próximo año, y las formas de lucha a desarrollar?, que tienen que ser pacíficas, de grandes movilizaciones, multitudinarias, alegres y que se puedan mantener en el tiempo, para ir acumulando fuerzas de todo el amplio espectro de la sociedad colombiana, que en este momento está en la salida de Iván Duque, pero que en lo inmediato, tiene que ir como se está conduciendo, de la mano de la calle y las negociaciones con el gobierno. Gobierno intransigente que no quiere negociar, pero que está jugando al desgaste.

Porque llega un momento en que estos levantamientos, cuando llegan a fases insurreccionales, como la actual, de la resistencia al equilibrio de fuerzas y luego al contraataque, tienen que ser rápidas, entonces cómo hacer, y la dirigencia se está montando ya en eso, para llevar la negociación y que, al mismo tiempo, a lo interno de esa diversidad del movimiento, entiendan las particularidades regionales de Colombia, y fundamentalmente la vanguardia que ahora es Cali.

En síntesis, hay que movilizar al pueblo, no enfriar la calle, con múltiples formas de congregación, para mantener a la gente en la calle.

Para reforzar lo anterior, nos basamos en lo que Gramsci llama Crisis Orgánica: en primer lugar, el fracaso de la clase dirigente en una empresa política que se puede ejemplificar con la fallida reforma tributaria, en donde nutridas movilizaciones le demostraron al uribismo su error garrafal y de donde obtuvo un firme rechazo, casi como estocada final de su decadencia.

En segundo lugar, asistimos a la iniciativa popular de masas: del paso de la pasividad política a cierto activismo social que, de forma espontánea y popular, contagia a la mayor parte de la población. Estos dos componentes se compaginan para dar forma a la realidad colombiana de hoy: tanto el revés político de la clase dirigente como una politización espontánea de las masas que promueven una escisión con la clase que ostentaba la dirección política y cultural.

  1. El segundo desafío es, cómo la conducción de izquierda, el pacto histórico de Gustavo Petro, pueda articular un mínimo plan de lucha, venciendo el “fantasma eterno”, que ha perseguido a la izquierda partidista, que es el sectarismo y los revanchismos de peleas históricas estériles, entonces, cómo lograr una plataforma unida y unitaria de lucha, llevando la candidatura de Petro al triunfo y avanzar aún más toda la izquierda.
  2. Y como tercer reto, cómo avanzamos desde esta propuesta de izquierda, y como se van tejiendo los mecanismos para poder negociar con el otro amplio espectro de los movimientos y organizaciones políticas, que van desde la derecha, el centro, la izquierda reformista, que trascienda el proyecto de Colombia Humana, convirtiéndose en un gran movimiento de masas, que se exprese en lo electoral con la candidatura de Petro, para lo cual se necesitan hacer alianzas regionales.

Escollo arduo y dificultoso, ya que hay que convencer y unir a esos sectores, para poder lograr los curules en el Congreso y gobernar con mayoría en el Congreso Nacional. Y lastimosa e irremediablemente, hacer pactos, incluyendo, con los sectores tradicionales del liberalismo y conservadurismo, que están ahora en contra del uribismo, mas no se sabe si del neoliberalismo. Lo que permitirá que Petro gobierne con las manos libres.

En fin, la izquierda colombiana debe buscar la consolidación de una alternativa revolucionaria, que no descanse en una sola persona, que irremediablemente ahora es Petro.

Enfatizamos nuevamente, como lo hicimos en el artículo anterior, “Breves Notas Estratégicas, ante la Matanza y la Barbarie en Colombia”, que no tenemos todos los elementos de la realidad en Colombia, y a lo interno, por lo que nos aventuramos a plantear estos desafíos, posiblemente erróneos, con la única finalidad de aportar a esta conflictividad social.

Sabemos que ya hay sectores dentro de los dirigentes del Paro Nacional, que están diciendo que deben parar, y otros sectores que no, que siga la resistencia, y otros que dicen “Duque Vete Ya”, entonces es muy complejo opinar al respecto.

Las protestas, por nutridas que sean, en determinado momento llegan a un punto de agotamiento. Lo mismo sucede con el ánimo de lucha de las personas cuando no se construyen formas organizativas que canalicen por la positiva sus demandas. Así, los momentos de efervescencia social terminan frustrados.

Al final, lo sabio es dejar que sea el mismo pueblo, sus dirigentes y su discusión al interior del movimiento, lleguen a acuerdos en función de los tres desafíos, y otros, apuntados arriba, que se prefiguran en el horizonte colombiano.

 

Imagen: https://www.forosocialpanamazonico.com

Post-pandemia: ¿Auge del neoliberalismo del desastre o de un mundo más justo e inclusivo?

Luis Fernando Astorga Gatjens

En el año 2007, la escritora y periodista canadiense Naomi Klein publicó el profundo y esclarecedor libro «La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre».

En su valiosa obra, la escritora analiza cómo el capitalismo en esta etapa neo-liberal, aprovecha las situaciones de desastre en las sociedades y países, para a partir de los escombros, impulsar sus proyectos de privatización económica y de reducción al mínimo el rol de los Estados. Tales desastres pueden que sean fruto de la acción de la naturaleza como tsunamis, inundaciones, terremotos, incendios, erupciones volcánicas o cualquier otro evento natural destructivo. O bien, pueden ser conflagraciones provocadas por la acción de seres humanos. Entre las que podemos citar invasiones, golpes de Estado, guerras y desplazamientos humanos.

Klein destaca la trinidad política de los Estados y empresas que se aprovechan de tales desastres para llevar las aguas sus molinos neo-liberales: 1) La eliminación del rol público del Estado, 2) La absoluta libertad de movimientos de las empresas y 3) Un gasto social prácticamente nulo. Tal es el sueño, propósitos y acciones de la plutocracia neo-liberal, aquí en Costa Rica y en cualesquiera otro país del orbe.

El principal ideólogo de esta doctrina fue Milton Friedman, el más destacado de los llamados «Chicago´Boys”, quien ha dejado una profunda impronta en el capitalismo de nuestros días. Es sin lugar a dudas el más esclarecido promotor del capitalismo del desastre.

Después del golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet contra Salvador Allende en 1973, Chile vivió un largo periodo de dictadura y represión; es decir de desastre político y social, si lo miramos desde la perspectiva de Naomi Klein. A esos escombros de la democracia chilena, llegó como un buitre Friedman para convertirse en un influyente consejero del dictador.

«Aconsejó a Pinochet que impusiera un paquete de medidas rápidas para la transformación económica del país: reducciones de impuestos, libre mercado, privatización de los servicios, recortes en el gasto social y una liberalización y desregulación generales. Poco a poco, los chilenos vieron cómo sus escuelas públicas desaparecían para ser reemplazadas por escuelas financiadas mediante el sistema de cheques escolares. Se trataba de la transformación capitalista más extrema que jamás se había llevado a cabo en ningún lugar…».

En Chile, en ese triste periodo, se aplicaron una sucesión de shocks que marcaron la vida del pueblo. La Constitución pinochetista de 1980 va a definir y moldear el modelo de sociedad durante cuatro décadas. Ese modelo mostró su agotamiento con el estallido social, en el reclamo de Constituyente, con el referéndum ganado por los detractores de ese estado de cosas en el que se acrecentó la desigualdad social y se concentró la riqueza en escasas manos y, más recientemente, con las elecciones que dieron la espalda, principalmente, a los partidos que impulsaron –con distinto alcance y profundidad– la agenda neoliberal.

En el libro, la autora cuestiona con sólidos argumentos que el triunfo del capitalismo nace de la libertad y que el libre mercado desregulado va de la mano de la democracia. En lugar de eso, afirma Klein, que «… esta forma fundamentalista del capitalismo ha surgido en un brutal parto cuyas comadronas han sido la violencia y la coerción, infligidas en el cuerpo político colectivo así como en innumerables cuerpos individuales».

Una de las expresiones más contrastantes de esta forma de capitalismo es la exorbitante concentración de la riqueza y el incremento de la pobreza y la desigualdad social. Y en esta América Latina que sufre los estragos de la pandemia de la covid-19, lo estamos observando con creciente estupor.

Las cifras hablan por sí mismas: el número de personas en situación de pobreza —como lo han documentado distintos organismos regionales e internacionales— no ha dejado de crecer en los últimos meses, ganándole terreno a la todavía incipiente clase media. Mientras tanto y en brutal contraste: los más ricos han logrado agrandar aún más sus ya de por sí abultadas fortunas.

Según el reportaje de Ignacio Fariza («El País»): «Los últimos datos de la revista Forbes son nítidos: en América Latina y el Caribe —la región más desigual del mundo— el número de milmillonarios se ha disparado un 40% desde el inicio de la pandemia. A principios de 2020, cuando el virus acababa de irrumpir y aún nadie podía imaginar lo que estaba por llegar, eran 76 los latinoamericanos que tenían 1.000 millones de dólares (820 millones de euros) o más en activos, con un patrimonio conjunto de 284.000 millones de dólares. En la lista de 2021, publicada en marzo, sumaban 105, con 448.000 millones acumulados. Y en la última actualización de mediados de mayo ya eran 107 con un patrimonio conjunto de 480.000 millones.»

Si esto acontece mientras enfrentamos la devastadora pandemia, ¿Qué podrá suceder cuando ésta se empiece a superar y tengamos que pasar revista a los escombros dejados por el desastre sanitario, económico y social en el planeta?

Los discípulos de Friedman (de aquí y acullá) desde ya se frotan las manos por los pingües negocios que harán, anunciando una reconstrucción desde cero. No verán el desastre post-covid como un momento de reconstrucción, a partir del fortalecimiento de lo público en salud, educación, en seguridad social, en comunicación humana, en promoción del empleo y desarrollo inclusivo. No. Lo verán como una oportunidad de incrementar sus ganancias, de reafirmarse en su mezquindad y egoísmo sin límites.

Lo vaticinios de Klein nos sirven para prever un futuro post-pandémico sombrío para nuestras sociedades y la humanidad, pero también nos pueden servir para darle todo el peso a la inmensa mayoría que somos, con el fin de ponerle freno al neoliberalismo, en todas sus expresiones, y construir sociedades más justas e inclusivas; sin duda más humanas.

(1 de junio, 2021)

La ola pandémica actual: ¿se pudo evitar?

[…] el golpe duro e inesperado de esta pandemia fuera de control obligó por la fuerza a volver a pensar en los seres humanos, en todos, más que en el beneficio de algunos.
Papa Francisco, Fratelli Tutti.

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

El Dr. Tomás del Camino, biólogo matemático, ha documentado con datos estadísticos que la ola pandémica que hoy estamos padeciendo sí tuvo que ver, entre otros factores, con la apertura de las clases presenciales en escuelas y colegios, al intensificarse la movilidad de las personas. Y en una reciente entrevista ha señalado que “a finales de marzo el gobierno debió alertar y tomar medidas” ¿Por qué no lo hizo? Ensayemos algunas respuestas.

En primer lugar, para un gobierno de unidad neoliberal (PAC-PLN-PUSC-PRN-PNR) los grandes intereses económicos prevalecen sobre una economía y sociedad solidarias al servicio de una vida digna y saludable. Bien se hubiese dispuesto de reservas del sistema bancario estatal y aplicar un impuesto temporal a los grandes capitales, empresas y salarios, para subsidiar el pago de servicios de luz y electricidad de pequeñas y medianas empresas, y asistir a desempleados y subempleados con estos servicios y alimentación básica.

En segundo lugar, la Asamblea Legislativa, atendiendo instrucciones del Ejecutivo, como ha sido su costumbre en este período gubernamental, con mínimas excepciones, no tuvo la sensatez de llamar a cuentas al gobierno para acelerar procesos de vacunación, como lo hizo Chile contratando con varias casas farmacéuticas desde inicios de la pandemia. Los diputados se han entregado en cuerpo y alma, arriesgándose al contagio, como ha sucedido con varios de ellos, a la aprobación de la nueva Ley de Empleo Público; otro proyecto neoliberal impulsado por mandato del Fondo Monetario Internacional (FMI) ¡Qué fácilmente entregamos nuestra soberanía por unos dólares más! ¡Vaya manera de celebrar el Bicentenario!

En tercer lugar, atendiendo a solo una visión e interpretación particular de datos, las autoridades del gobierno mantuvieron el argumento de que la proliferación de contagios no estaba asociada con la apertura de las clases, por los pocos casos que se presentaban en escuelas y colegios. Subestimaron el impacto de la movilidad y las interacciones que generó la medida. Lo mismo sucedió con la flexibilización de las medidas restrictivas de movilidad en Semana Santa. Un factor que también contribuyó en Chile para que tuviese que sufrir una ola más, con elevada cantidad de contagios y saturación hospitalaria, a pesar de ser el país con el más alto porcentaje de vacunación en América Latina.

Y, en cuarto lugar, relacionado con el aspecto anterior, faltó una iniciativa gubernamental para, desde el inicio de la pandemia, constituir un equipo interdisciplinario del más alto nivel científico que contribuyera a evaluar sus impactos, concertar medidas adecuadas para prevenir los contagios y la saturación hospitalaria, etc.

Si algo nos ha enseñado esta pandemia es a valorar el aporte de la ciencia, desde un enfoque interdisciplinario, tanto para tomar el pulso del comportamiento de la pandemia, como para prevenir los impactos biosociales, producir medicamentos y equipos para atender a los pacientes y vacunas para inmunizar a las poblaciones. La ciencia es una buena compañera de la política, aunque resulte incómoda para algunos políticos.

La ceguera neoliberal nos está conduciendo al despeñadero económico y social, al subestimar también los aportes de la ciencia y la cultura, cuando estas no se ajustan a sus mandatos.

 

Imagen: MEP

Dos vacunas contra la pandemia neoliberal

Luis Fernando Astorga Gatjens

Quienes nacieron en Costa Rica, al final de los años ochenta del siglo pasado, se han encontrado a un país y una sociedad sumergida dentro del totalizador proyecto económico, político e ideológico neoliberal.

Han visto asimismo (y la mayoría lo ha padecido), el progresivo debilitamiento del Estado Social de Derecho, que emergió en los inicios de la década de los años cuarenta del siglo XX.

Esta progresiva erosión, con acciones de distinto alcance e intensidad, la han protagonizado e impulsado las élites políticas, que han liderado a los partidos tradicionales como el PLN y el PUSC, y también del PAC. Este partido que hoy está en el gobierno, ha sido protagonista de un gran engaño porque nació con una prédica antineoliberal y terminó muy pronto, asumiendo esta doctrina hasta el tuétano. Mientras tanto los evangélicos, que han irrumpido más recientemente en el escenario político, también la han convertido en el objeto de sus principales decisiones y proyectos.

Pero quiero detenerme un momento para recordar lo que se define como neoliberalismo. Se trata de una teoría económica y política que se orienta a reducir al máximo la intervención del Estado y cuyos pilares fundamentales incluyen la privatización de las entidades públicas y la desregulación financiera. Asimismo, forma parte de esta doctrina la reducción de impuestos a las personas más ricas, con el supuesto propósito de impulsar el desarrollo de la iniciativa privada y las empresas para la contratación de más trabajadores, a partir de la llamada filtración descendente, conocida también como «teoría del derrame». Es decir, si los muy pocos “de arriba” crecen económicamente pronto beneficiarán a los muchos “de abajo”. Este derrame en los hechos realmente no se da por el afán concentrador de la riqueza, que pareciera que no tiene límite y que funciona como una especie de agujero negro que se traga todo.

El neoliberalismo emerge inicialmente como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia social (el Estado benefactor). Para el neoliberalismo el Estado debe cumplir un papel muy limitado como organismo regente en la organización de la sociedad; lo que incluye un rol marginal en el funcionamiento de la economía, para así mantener a raya las regulaciones e impuestos a la producción industrial, al comercio y las finanzas. Es igualmente partidario de la reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, y de debilitar y desintegrar los sindicatos.

¿Se les parece al modelo que domina la escena política del país desde los años ochenta? Pues claro, eso es lo que ha guiado a los sucesivos gobiernos desde esa década hasta el duro presente pandémico y a las mayorías parlamentarias, que paso a paso, han ido desmontando el Estado Social de Derecho, que singularizó al país y que tanto nos costó construir. Empero hoy la embestida de una élite plutocrática, que evade, elude, que exige la rebaja de impuestos y que los «Papeles de Panamá» la desnudaron en su voracidad mezquina y egoísta, quiere borrar de la historia lo que queda del Estado Social de Derecho.

Representan menos del 1 % de la población del país pero concentran la riqueza que han acumulado, más que con esfuerzos productivos, con nefastas triquiñuelas para nunca cumplir con sus obligaciones tributarias.

Empero lo más grave del neoliberalismo es que también es una ideología que ha penetrado en el cuerpo socio-cultural, en el diario vivir de la gente, en su cotidianidad; incluso en su lenguaje. Erosiona la genuina solidaridad social al compás de un «sálvese quien pueda», profundamente individualista y diluyente del tejido social. Desde que aparece el neoliberalismo, disolviendo doctrinas como la socialdemocracia y el humanismo cristiano, va creciendo, empieza a ganar terreno en la comunicación, en los más influyentes medios informativos, en el intercambio cotidiano de las y los ciudadanos. Lo empieza a dominar todo como una mancha oscura que se expande como un cáncer.

Lo paradójico es que cuando una pandemia tan devastadora para el país, como la que se refleja en las cifras del contagio y de fallecimientos, y en la grave saturación de los hospitales, que exigiría la solidaridad de todos los sectores del país, de manera insensible y soberbia, la élite plutocrática que controla el país, ha pisado el acelerador en su afán de borrar del mapa el Estado Social de Derecho. Hacen caso omiso al hecho incontrovertible de que lo que realmente puede luchar con acierto ante esta pandemia y otras que –con certeza– vendrán en el futuro, es el esfuerzo mancomunado del Estado, desde lo público, con el involucramiento solidario de todos los sectores del país. Jamás la medicina privada habría podido enfrentar como lo hace la pública, desde la Caja y el Ministerio de Salud, la embestida de esta pandemia; aún con errores incluidos.

Y por lo que se observa en el gobierno actual, en la Asamblea Legislativa y en las candidaturas dominantes de los partidos tradicionales de cara a las elecciones del 2022, nadie quiere ponerle el cascabel al gato del neoliberalismo plutocrático; nadie ofrece propuestas con valentía y dignidad que contradigan el proyecto insolidario.

Son personas y partidos que no se percatan (o no quieren percatarse) de lo que está sucediendo en otros países del continente, en donde los serios cuestionamientos al neoliberalismo, se han convertido en una fuerza política que gana elecciones y orienta a gobiernos y parlamentos, y constituyentes (como en Chile).

Tampoco quieren percatarse de que sólo 13 % de los costarricenses, mantienen algún vínculo con algún partido político mientras el 87 % no lo tienen, según se desprende del reciente estudio realizado por el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR). No leen que la apatía, el rechazo, el hastío, la decepción y la ira, se están acumulando en una caldera de descontento social, que tarde o temprano, puede estallar.

Todavía están a tiempo de rectificar pero es muy probable que no lo hagan. Mientras tanto yo, como un número creciente de grupos y ciudadanos, trabajamos en un camino de participación política real y concreto, al tenor de lo que fija el artículo 9 de la Constitución, para que una Democracia viva, pueda emerger rompiendo las redes de una doctrina que es buena para el 1 % de la población y que la estamos sufriendo, de distinta forma y alcance, los demás costarricenses.

¿Adivinaron cuáles son esas vacunas para revertir esta doctrina y sus dañinas consecuencias para las mayorías, para nuestro sufrido pueblo? Pues, ni más ni menos, que la participación política y la solidaridad social son la cruz y la estaca con el que hay ponerle fin al vampiro del neoliberal.

(23 de mayo, 2021)

Festín de candidaturas y Estado Social de Derecho

Luis Fernando Astorga Gatjens

Al igual de como brotan de la tierra los abejones en abril (que ya no tan en mayo), en las últimas semanas, muchas ciudadanas y ciudadanos, se han lanzado al ruedo político anunciando sus pretensiones de encabezar la fórmula presidencial de algún partido político.

Se han mirado al espejo de la política nacional (tan venida a menos, a decir verdad) y se han preguntado: “¿Por qué no yo?” Y de inmediato, han dado una respuesta afirmativa que ya es compartida, en sus propósitos y ambiciones, por algunas docenas.

Han hecho sus cálculos de todo tipo: Ya sea de competir y ganar las elecciones internas de su agrupación política, de asegurarse cuotas de poder para negociar o, bien, para dejar su nombre en el imaginario colectivo, para futuras contiendas electorales.

Ante tantas ofertas que brotan, las pre-candidatas y pre-candidatos han tenido y tienen el grave problema de que cada vez les ha de costar más, presentar propuestas realmente originales, que le ganen el pulso al ya frondoso rosario de ofrecimientos y promesas, que se han venido acumulando.

Este fenómeno se muestra más grave aún en virtud de que prácticamente todas las pre-candidaturas, que se han enunciado, están metidas dentro de una pecera marcada por una limitada y estrecha visión neo-liberal, aun cuando el país se esté ahogando en medio de un océano, donde esta doctrina económica y política tan ampliamente dominante, más que solución alguna forma parte de la causa estructural de la multicrisis que enfrenta la sociedad costarricense, en estos días tan duros y difíciles para la mayorías, para nuestro pueblo.

Al compás de esta política neo-liberal impulsada desde el decenio de los años ochenta del siglo pasado, por el Partido Liberación Nacional (PLN) y, muy entusiastamente, por Oscar Arias, se ha venido debilitando el Estado Social de Derecho al mismo tiempo que ha crecido la desigualdad social, que afecta ya a millones de costarricenses.

Fruto del esfuerzo combinado de quienes impulsaron las Garantías Sociales en los años cuarenta (Rafael Ángel Calderón Guardia, Monseñor Sanabria y Manuel Mora Valverde) y del compromiso asumido por José Figueres Ferrer en el Pacto de Ochomogo, el Estado Social de Derecho costarricense, se desarrolló e hizo que Costa Rica se convirtiera en un país singular, en el contexto latinoamericano e internacional de naciones.

Sin embargo, en los años ochenta anteriores empezó una cuenta regresiva para el valioso Estado de Derecho que tanto nos costó construir como sociedad. Esta deriva destructiva y erosionadora, primero fue lenta y paulatina, pero en este azaroso presente pandémico, es una acción desenfrenada y frenética, en todos los frentes tanto en el Gobierno como en la Asamblea Legislativa.

Una plutocracia voraz y egoísta, que contrala a esos dos poderes, directa o indirectamente, y tiene un control casi monopólico de los medios informativos del país, es la principal responsable de esta “cruzada” que busca destruir lo que tanto nos costó construir.

Y les recuerdo el significado de plutocracia: “Forma de gobierno en que el poder está en manos de los más ricos o muy influido por ellos”. O bien: “Clase social formada por las personas más ricas de un país, que goza de poder o influencia a causa de su riqueza”.

La nociva influencia de este sector ultra-minoritario de la sociedad costarricense ha deteriorado la democracia y la ha vaciado de contenido. Cuando para avanzar en el desarrollo del Estado Social de Derecho deberíamos haber evolucionado de una democracia representativa a una llena de participación social y popular amplia, como lo dicta el artículo 9 de la Constitución Política, los niveles de participación política y ciudadana se han debilitado.

Asimismo, esa plutocracia angurrienta y sus principales medios de “comunicación”, han fijado las reglas y límites a los partidos que controlan a su antojo, a las precandidaturas y al debate político. Debate político que hoy no es otra cosa, que discusión politiquera donde las ocurrencias y frases efectistas, buscan ocultar la falta de compromiso con las mayorías y con el Estado Social de Derecho, de los que forman parte de este festín de candidaturas.

Todas estas candidatas y candidatos, tímidos y temerosos, que no se salen del guion neo-liberal, cuando el país necesita de políticos que oten el horizonte, con mirada de estadistas que le devuelvan la esperanza a las y los desesperados (que crecen en cantidad e indignación), son como “abejones de mayo” que vuelan muy bajo y se arrastran en el suelo hasta que la historia de esta Patria bicentenaria, les repudie y les olvide de una vez y para siempre.

(26 de abril 2021)

La primavera de la ultraderecha

Manuel Hernández

Pues miren que no andamos tan largo de ese horror fascista en la suiza centroamericana.

Hay que prestar mucha atención y reflexionar también de lo que ha ocurrido aquí, en Costa Rica, en tan solo los últimos 3 años.

La cuestión realmente es seria y no se puede ver con frivolidad.

Podríamos sostener que estamos viviendo una “explosión neo fascista” (Cornel West).

Yo llamaría a esta etapa: la primavera de la ultraderecha.

Esta versión fascista del neoliberalismo se expresa en el encierro en que están metiendo a los sindicatos, en la configuración de un Estado autoritario, en la represión de los espacios del conflicto social y la criminalización de la protesta social.

Todo un violento giro antidemocrático en tan poco tiempo, que tiene prácticamente derrumbada la Constitución.

Una derecha feroz que se fue de golpe contra la democracia.

Una bestia que creíamos desterrada, que hay que confrontar, como lo hacen los demócratas en Madrid, para evitar la barbarie en nuestro país.

 

Ilustración aportada por el autor.

24 de abril: ¿Boomer vs. Generación X? ¿1970 vs. 1991? (Versión Ecuménica)

Jiddu Rojas Jiménez

  1. Primero pido perdón por usar esas «categorías» generacionales sin gran fundamento científico – social, y que han devenido en meros lugares comunes. No se trata de una competencia. Sino de visibilizar importantes acontecimientos históricos que han moldeado la resistencia popular contra la destrucción paulatina del Estado Social de Derecho.

Necesario es decir que la ‘teorías de las generaciones’ tienen un sesgo muy anglosajón. Y que su operatividad conceptual es muy vaga.

Un ejemplo: En principio la Generación anterior a la X no es la Boomer sino la llamada Generación Jones de intermediación.

Pero no es lo mismo nacer en la «Generación Jones»(nacidos aproximadamente entre 1954 – 1965, o sea, repito, posterior a los «Baby Boomers» y anteriores a la Generación X) en Estados Unidos, sin Vietnam, sin revolución sexual, con las drogas criminalizadas, mucho más despolitizados, con Televisión 24/7, con alto desempleo y recesión al crecer, al estilo del Presidente Obama, que nacer en esa mismos años pero en Centroamérica, Latinoamérica o Medio Oriente, o en el antiguo Bloque Socialista de Europa del Este con posterior Restauración capitalista. Punto. No hay parangón. Incluso las diferencias entre campo, puertos y ciudad cuentan, y no sólo en Costa Rica sino en el Mundo entero obviamente.

Otro tema es el mismo término «Generación X», tomado de la cultura pop del primer grupo de Punk de Billy Idol, y referido en la literatura por el canadiense Douglas Coupland, etc. Al parecer, tomado a su vez de un equívoco al malinterpretar un fotoensayo del famoso Robert Capa, referido a los niños y niñas nacidos después de la Segunda Guerra Mundial (o sea los llamados «Babyboomers» de Estados Unidos). El término sólo se popularizó en tardíamente al final de los 90s y comienzos de la década del 2000.

  1. Ahora lo esencial:

El olvido de la Lucha contra ALCOA no es gratuito. Signo de una generación de lucha heroica, resulta conveniente olvidarla. Trivializarla, romantizarla, minimizarla, evadirla.

Nadie debe recordar nunca, esa primera plana en «Le Monde Diplomatique» con un joven estudiante costarricense llamado (José Picado Lagos) en guayabera, retando a golpes a un policía antimotines armado de su garrote…

Faltan muchos y muchas en la foto pero ahí están. Vale la pena seguir interpelándolos y aprendiendo mutuamente de sus experiencias.

Fue una maravillosa generación, mucho anterior incluso a la mía, denostada por el anglicismo «Boomer», ahora de moda.

  1. Nuestra Generación X:

Pero suave, yo nací en 1968, Año del Tet… Tenía 2 años en 1970. Y entré a la conservadora Facultad de Derecho en UCR en 1985… No conocía movimiento estudiantil alguno en el colegio (al menos en mi colegio privado). La actividad política me ha perseguido desde mi ingreso a la UCR. Y es como un mal Karma, valga la redundancia.

Ya desde 1988 acompañaba al Trabajo Campesino en Acosta, y eso fue otra cosa, no era la esfera de las capas medias universitarias… Era alimento espiritual. Era Dharma. Era como dejar de estudiar Derecho y comenzar a estudiar Filosofía.

Admito que no era muy ‘normal’. Pero tampoco lo soy ahora a mis Cincuentas.

  1. Y bueno, quería aportar algo al justo y necesario tributo histórico de ALCOA 1970, pero con voz propia:

¿Quién se acuerda de 1991 y la Lucha de las Universidades Públicas por su justo presupuesto?

¿Quién se acuerda del Ministro Thelmo Vargas adalid del Neoliberalismo en el PUSC? ¿Alias ‘Thelminator’?

¿Y del tenebroso Bipartidismo Neoliberal?

La lucha y expulsión por la presión popular del ‘coco’ Neoliberal, Thelmo Vargas como Ministro de Calderón Fournier en 1991 fue nuestra otra victoria generacional. (Aún y cuando haya terminado en eso cosa extraña llamada FEES, que para algunos/as resultó regresiva respecto de la norma constitucional explícita previa).

  1. Recapitulemos el contexto de los 90s, porque tampoco fueron fáciles:

No fue un mero revival de los 60s parisinos.

Estábamos en pleno pleno auge Neoliberal en Latinoamérica y en el Mundo, con la reciente caída de la URSS, y de los regímenes burocráticos del «Socialismo Histórico», y con escepticismo propio de la corta moda académica Posmoderna… Se nos negaba así la Utopía, y se predicaba con simplismo el ‘Fin de la Historia’ por un tal Francis Fukuyama, ahora un ‘converso’ me dicen.

El sectarismo mesiánico también apareció como un falso refugio.

Sin embargo, nuestra lucha fue igual de heroica a la de ALCOA, y tal vez incluso, hasta igual o más importante políticamente, en términos estratégicos nacionales. Aunque Usted no lo crea y la desconozca.

Fue una poderosa y estratégica victoria popular la de 1991 en el silencio global de la caída del Muro de Berlín, que le recortó las alas al proyecto Neoliberal Bipartidista todavía en boga…

No nos equivoquemos, sólo lo volvió más lento, a lo «tico», pero eso fue mejor que la receta de Menem en Argentina, o de Salinas de Gortari en México, o de Collor de Mello en Brasil, o del Autogolpe de Fujimori en los 90s, o sea fue relativamente «bueno» para nuestro golpeado Estado Social de Derecho.

  1. Este movimiento estudiantil costarricense gestado entre 1990 y 1991, permitió y sembró, los aires de la posterior Lucha por el ICE contra el llamado Combo 2001, o incluso contra el TLC (2006 – 2007). Nos inspiró sin duda ALCOA. Pero tuvimos nuestra propia identidad. No tuvimos un Vietnam, tuvimos la Guerra del Golfo contra Iraq (dos guerras de Iraq, y en medio la Invasión a Afganistán justificada por el terror psicológico colectivo del 9/11).

Carteles de Jim Morrison y Lennon, alternaban con consignas del Mayo 68 o del Surrealismo y Dadaísmo, y desfilaban junto a los de Carmen Lyra, o CALUFA, Rodrigo Facio, o el Ché. Fue maravilloso y polifónico. Lleno de colores y de creatividad revolucionaria. La mutación política (Negri, dixit) parió con nosotros.

  1. Nota Morista:

Me hubiese gustado decir de los carteles que muchos eran de Manuel Mora Valverde, pero en realidad sistemáticamente se nos ocultaba su figura y su pensamiento estratégico, se le minizaba, o se le denostaba por el sectarismo de la poca izquierda universitaria ilustrada que quedaba. Esa fue mi experiencia política y académica, al menos.

Era más fácil conocer el recetario ‘ultra’ de un extraño y gris Trosko argentino (con perdón de Trotsky) apodado Nahuel Moreno y sus rabietas y disputas con el sabio economista belga Ernest Mandel, que estudiar el exitoso Pacto Social de 1943 que dio origen a nuestras Garantías Sociales. Así de sencillo.

En fin, éramos muy ingenuos y podíamos equivocarnos muy fácilmente. Yo incluido obvio. (Eran épocas confusas de reflujo político).

Ya para los 90s habían ahogado la lucha estudiantil de 1970. Los finales de los 80s fueron de restauración conservadora en Costa Rica. Hicieron muy bien su trabajo ideológico…

Los Planes de Paz necesarios en Centroamérica nos dieron oxígeno, luego el cerco económico al Agro nacional y la obligada reconversión agroexportadora, el giro Neoliberal del PLN de Oscar Arias, la Invasión a Granada (1983) y a Panamá (1989), la amenaza norteamericana de Invasión a Nicaragua, luego la lógica derrota electoral del FSLN, la derrota militar de las Guerrillas centroamericanas frente al genocidio del fascismo militar criollo, la anterior crisis de Carazo y el FMI, la brutal hiperinflación, la propaganda anticomunista 24/7, etc.

  1. Nuestro referente teórico universitario era Helio Gallardo, al menos en la UCR. Algunos conocíamos incluso al gran Franz Hinkelammert, «El Yeti» y a sus colaboradores del viejo DEI.

Todo lo demás era casi marginal (adrede posiblemente), puro manto y leyenda o mero Diamat sin «socialismo real».

Obviamente con las excepciones del caso, como el brillante historiador de la UCR, Paulino González Villalobos, veterano de ALCOA y fallecido trágicamente en 1988 (qepd.), o los profesores de Psicología Social (Jaime Robert e Ignacio Dobles) y sus charlas de freudomarxismo.

Claro académicamente (no políticamente), ya asomaban al menos en la vieja Escuela de Filosofía- UCR, el Ecologismo y el Feminismo (gracias Yolanda Ingianna).

El acrónimo LGTBIQ no estaba bien difundido, y aún dentro de la izquierda juvenil, salvo cierta tolerancia represiva (Marcuse), sus reivindicaciones eran mal vistas. Esa era nuestra moral pueblerina que privaba. Sin embargo, ya habían discretos Colectivos universitarios en lucha. Igualmente sobre el complejo y actual tema indígena.

Si estaba muy clara la necesidad de pensar a los nuevas subjetividades sociales, a los nuevos actores sociales, más allá de la clase trabajadora y el campesinado.

La teoría social contenida y su explosivo potencial en el Psicoanálisis de Freud (gracias Tatiana Facio). La crítica Neomarxista y gramsciana al Marxismo Soviético (gracias Giovanna Giglioli).

La vieja Escuela de Frankfurt y su Teoría Crítica (igual que en Europa occidental de los 60s y 70s), eso a pesar del publicitado (e insoportablemente denso) Jürgen Habermas, también nos movilizó.

Foucault y Deleuze y el posestructuralismo francés de izquierda (no posmodernismo), no se le puede explicar a los sectores populares. ¿Para qué además? Pero sí podemos trabajar con Privados de Libertad (1998) y repensar el encierro, el cuerpo y su vigilancia social.

Y claro, la Filosofía de la Liberación Latinoamericana (Dussel). Pensar desde América Latina, escribía Helio.

También y no menos, el espíritu ‘acrata’ de la Revista Kasandra Virtuala y de Jorge Jiménez ofrecía una salida estética contestaria y de ruptura, con el Progresismo soso heredado de los 70s.

Luego vino Hegel, primero con Don Arnoldo Mora Rodríguez y don Fernando Leal, luego Gerardo Mora Burgos  en la Sede Occidente, y luego con Roberto Fragomeno y nuestro Centro de Estudios Filosóficos «Lágrima Negra».

Soy injusto con una nunca olvidada generación de profesores de Economía Política de la UNA, quienes iban desde Neokeynesianos, Neoricardianos (por Piero Sraffa), hasta Neomarxistas críticos.

No podía faltar en la UNA, don Federico López y su luz. Faltarán muchas y muchos docentes de mencionar, claro.

  1. Pero sería todavía más injusto sino menciono al extraordinario, maravilloso, y aún más politizado movimiento estudiantil de la Universidad Nacional. Su líder indiscutible Danilo Solís (qepd.), nuestro hermano y compañero de generación.

Danilo, nuestro «Peluca», «Danny Boy», educó con su sencillo ejemplo, y con su honestidad y consecuencia política, a toda una generación de luchadores y luchadoras cívicos del posterior Combo del 2000 de la UNA (Johana Hernandez, Alvin Solano, Oscar Barboza Lizano, Esteban Campos Méndez, Andrés Gallardo, Dimitri Shiltagh Prada, Jorge Blanco Chan, etc.).

Nada como aguantar durante el Combo del 2000 o en 1991 bajo el Sol y la lluvia, con algunos/as pocos/as un Bloqueo en plena Avenida Central y Segunda de San José… En ese tiempo era legal. Sin embargo, la represión policial era la misma, sino pregúntele a la líder estudiantil de la Lucha contra Combo privatizador del ICE, Eva Carazo Vargas, o al veterano compañero César LD López, o incluso al entonces todavía más joven, Ariel Foster de la UNA.

No fueron las únicas luchas, entre 1991 y el 2007 hubo una serie de fantásticas luchas populares, acompañadas siempre por jóvenes y estudiantes, universitarios y hasta colegiales (Roberto Herrera).

  1. Un recuerdo emotivo:

Los Policías se preparan para la carga… Nuestra gente estaba muy cansada y la mayoría se había retirado a la UCR … La Policía incluso era más numerosa, sobraban oficiales… Y de repente como en una película con final feliz, vemos una maravillosa Legión de jóvenes universitarios y universitarias, ordenada, marchan casi, vienen caminando desde Heredia, era algo casi espartano, cobijados con una manta con estrella roja, subiendo contravía la Avenida Central. Marchan hacia nosotros… No habían celulares. Solo señales.

La policía vuelve a ver a su retaguardia y de inmediato se reubica pacífica en la Plaza de la Democracia. Ahí abracé a los y las compas de la UNA. No nos hemos separado hasta la fecha, y terminé sacando mi Posgrado en esa maravillosa Universidad Necesaria.

  1. Y del TEC sólo conocimos a sus líderes estudiantiles como «El Mechas», ahora un gran profesional e Ingeniero en el ICE.

Sabíamos del exilio del Arquitecto Roberto Villalobos Ardón del viejo TEC, por sus maravillosos cursos de Filosofía del Arte en la UCR. Y obviamente luego, cultivamos la amistad y admiración por el Rector don Eugenio Trejos BENAVIDES, pero luego, durante el Combo del 2000. Años después pude tener el honor de ser docente en su Campus de San Carlos. (TEC- SC).

  1. En la UNED obviamente hubo compañeros y compañeras docentes, que se lo jugaron el todo por el todo. Su protagonismo científico y político brilló con luz propia en la lucha del Combo, y no se apaga con nada.

Menciono en la UNED al extensionista Italo Fera Fallas con bajo perfil a veces y a quién conocía desde mi anterior trabajo campesino en Acosta, y obviamente, a mi amigo y compañero actual de trinchera Luis Paulino Vargas Solís.

Creo que Luis Paulino de la UNED y Henry Mora J de la UNA (éste último junto al maestro Franz Hinkelammert), ambos con universos discursivos diferenciados y con prácticas – políticas militantes, transformaron ese hiato entre práctica- teórica- académica y práctica- política popular. A las pruebas me remito, nadie los calla. Y siguen como un tábano antineoliberal jodiendo al Pensamiento Único, en pleno 2021.

Sin embargo, para 1991 debo señalar que hubo un divorcio práctico – político entre la chata realidad costarricense, y nuestra exquisita pero incompleta formación académica (eso solo fue un grato privilegio de la Educación Pública Superior).

  1. En fin, hicimos lo que pudimos. No teníamos la gravedad conspirativa, ni la tesitura de otras épocas de Insurgencia, ni la ligereza o la apertura o las redes sociales de los Millennials y Centennials posteriores. Fuimos y somos, con luces y sombras.

Y sólo yo estuve ahí. Y no quería dejar de testimoniarlo.

Nuestras mayores equivocación estratégicas, fueron simples pecados de juventud:

1) No forjar una identidad política y cultural propia. Nunca tuvimos sana autoestima política colectiva, sólo algunos egos.

2) No construir tampoco una expresión política-electoral propia (ni el PAC ni el FA ni antes el Naranjazo lo fueron).

3) No tener o desarrollar un medio de comunicación de masas independiente y propio. A lo sumo pedimos espacio en el Seminario Universidad y Radio Universidad y el Canal 15… Luego se creó Radio U. Los demás intentos de Prensa Independiente de la época fracasaron. Ergo «Esto Pasa».

4) Y peor aún, para algunos y algunas, fue el ser o Cooptados/as o Marginados/as, un binomio muy cruel en términos personales.

Aún así, nos reivindicamos luego contra el Combo privatizador del ICE y supimos sobrellevar la derrota táctica y estratégica del TLC (2006 y 2007).

No conozco, sin embargo, ninguna Plaza con el nombre de ‘Thelminator’…

Siempre ‘pedimos permiso’, exhibimos la herida interna, la carencia constituida, y necesitamos citar a una fuente de autoridad. ¿No nos la creemos todavía?

En verdad somos, la ‘Generación X’ Tica.