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La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies – libro

Héctor Ferlini-Salazar

Comparto mi libro La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies. Es una producción de la Editorial de la Sede del Pacífico de la Universidad de Costa Rica.

En la Introducción expongo lo siguiente:

En mi artículo “Los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, las juventudes, y la participación en política pública”, -que se puede consultar en el anexo de este libro y fue publicado en 2017 por la Revista Estudios de la Universidad de Costa Rica-, señalo que “hablar de democracia, o incluso de democracia participativa resulta un ejercicio cotidiano y en riesgo de estar vaciado de contenido. Por esto, como primer elemento, es necesario establecer una conceptualización para la democracia participativa no como un momento culminante o punto de llegada sino como un proceso de acumulación orientado al logro de un sistema político, según el cual, se supera la democracia representativa (o delegativa) para dar paso a la participación o incorporación efectiva de la ciudadanía en cuatro dimensiones: la formulación de la política pública, su ejecución, el control, y la re-formulación de política pública”.

A tono con este enfoque, en este volumen se incorporan tres artículos: “El consumismo como práctica irracional en una sociedad que se define como solidaria”, “Formación de estrategas para construir ciudadanía desde la dignidad como piedra angular” y “Construcción de comunidad y patrimonio cultural”. En estas reflexiones se muestra una situación que alude al título principal de portada: La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies.

Efectivamente, en el primer capítulo se aborda lo que denomino una supra-relación clave en la construcción de bloqueos a la participación consciente: la promoción del consumismo irracional; en el segundo se avanza en cuanto a la conceptualización de los procesos que pueden llevar a la construcción de cultura de ciudadanía, para, precisamente, superar ese bloqueo; el tercer artículo refiere a una experiencia concreta de construcción de cultura de ciudadanía mediante la patrimonialización de valores comunitarios.

Esa dinámica entre los recursos del sistema dominante para evitar la participación ciudadana consciente y comprometida y la construcción de ciudadanía gracias a la vida comunitaria, es lo que permite imaginar la ruta hacia la democracia participativa como un viaje entre los riesgos y durezas del risco y la fertilidad de la planicie que propicia los asentamientos humanos y la producción de la tierra.

Como resulta evidente, que en el 2003 se haya reformado el Artículo 9 de la Constitución Política para incluir el concepto de gobierno participativo, no es suficiente para asegurar la presencia ciudadana en la toma de decisiones claves. Por ello, en las siguientes páginas se aborda el reto de construir democracia de calidad teniendo presente las murallas que hay que enfrentar, la metodología que nos permite hacerlo con éxito, y los avances comunitarios que podemos tener en cuenta.

Puede descargar el libro desde este enlace.

Con la solidaridad en nuestra piel

Héctor Ferlini-Salazar

En mi libro La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies agradezco a mi papá y a mi mamá porque “con sus prácticas piadosas dejaron en mi la tierra fértil en la cual luego germinó el valor de la solidaridad”. Y ese valor, la solidaridad, marcó el esfuerzo formativo con el cual Ale y yo vimos crecer a nuestras hijas e hijos.

Ahora, con la necesidad del tratamiento para Ale en Cuba y la urgencia de sufragar su costo, hemos vivido la experiencia de la solidaridad en nuestra piel, y esa vibración, como la que sentimos durante la Velada Solidaria, o con los aportes por distintas vías es algo imposible de explicar con palabras, más bien, se puede comprender solo con la sensación a flor de piel y con los frecuentes nudos en la garganta.

Gracias, muchas gracias a las personas que nos acompañan en esta lucha solidaria, tanto quienes han podido aportar, como quienes por distintas circunstancias no pueden hacerlo, pero nos envían sus vibras sanadoras.

El sueño es vivir nuevamente la energía poderosa que Ale ha regalado al mundo durante toda su vida, pero lo mínimo ha sido… nunca, nunca dar la lucha por perdida. Gracias entonces, nuevamente, por la solidaridad.

Gracias por la Velada Solidaria impulsada por Alejandra Espinoza, amiga de tantos años, y por Marco Palma, amigo/hermano. Gracias por las rifas solidarias de mis hermanas Ligia y Daphné junto a sus familias. Gracias a Nena, Víctor y Rafa, hermana y hermanos de Ale por el acompañamiento y convicción en este proceso. Gracias por todos los aportes solidarios y las palabras que los fecundan.

Otro amigo entrañable: Juanca Cruz, me comentó que pervive la solidaridad en nuestra generación. Creo que eso es cierto y lo vivimos y sentimos en la Velada Solidaria, aunque dichosamente la presencia y compromiso de tanta gente joven, nos hace sostener la convicción de que la solidaridad será la medicina necesaria para construir un mundo con vida digna.

Gracias, gracias.

Imagen: https://blog.oxfamintermon.org

El trabajo comunitario como base para la construcción de una cultura de ciudadanía

Héctor Ferlini-Salazar

Este texto propone una reflexión acerca de la función de las formas de sensibilidad comunitaria como elementos de cohesión, identidad democrática, y cultura de ciudadanía. Se parte del hecho de que una persona ciudadana en términos subjetivos es determinada por su cosmovisión y su materialidad, y puede participar en la agencia de la historicidad de su comunidad mediante la interiorización de paradigmas ético-políticos.

Este artículo es parte del libro La acción social generadora de diálogo con las comunidades del Pacífico Central, el cual es una producción de la Editorial, Universidad de Costa Rica Sede Regional del Pacífico.

En la introducción a mi texto propongo lo siguiente:

La construcción de la democracia participativa implica el desarrollo de una cultura de ciudadanía, esto es, de una disposición de la población hacia el compromiso cívico que entiende ciudadanía no como los hechos simples de habitar un país o portar cédula de identidad, sino como el acto de comprometerse en la mejor realización de la democracia. En la actualidad los valores democráticos de participación son poco apreciados, e incluso existen mecanismos o supra-relaciones (Ferlini Salazar, 2017) que los limitan, lo cual, demanda la construcción y ejecución de una estrategia para construirla contrarrestando esos mecanismos. Así lo postula el proyecto ED-3250 Aportes Comunitarios para la Construcción de la Democracia Participativa de la Sede del Pacífico de la Universidad de Costa Rica. En ese proyecto y en este texto se propone que el espacio para el desarrollo de esa estrategia es el comunitario. Adelante se amplían estos conceptos.

Pero ¿cómo lograr el propósito de construir una identidad ciudadana? Para explicarlo, es necesario contar con algunas definiciones básicas y para ello haremos una distinción conceptual, desde este documento, para los siguientes términos: ciudadanía, construcción de ciudadanía, democracia participativa, gobierno participativo.

Como se mencionó párrafos arriba, a) ciudadanía implica el compromiso con la mejora en la calidad de la democracia; b) construcción de ciudadanía se utiliza en este escrito para referirse al proceso social mediante el cual distintas comunidades ejercitan la vida democrática de toma de decisiones gracias a la calidad de la democracia interna en sus agrupaciones comunitarias; c) democracia participativa no es un momento culminante o punto de llegada sino un proceso de acumulación orientado el logro de un sistema político sustentado en la participación, y según el cual, se supera la democracia representativa (o delegativa) para dar paso a la incorporación efectiva de la ciudadanía en cuatro dimensiones: la formulación de la política pública, su ejecución, el control, y la reformulación de política pública; d) y gobierno participativo se entiende en este documento como el involucramiento de la ciudadanía en las distintas expresiones administrativas del Estado. Será tema de otro texto ampliar la forma de hacer efectiva esa participación ciudadana en cada uno de los tres poderes.

Le invito a descargar el documento, si le parece bien comentarlo, y de ser posible, compartirlo en su comunidad o con personas cercanas.

El déficit fiscal y las hojas del rábano

El déficit fiscal y las hojas del rábano

Héctor Ferlini-Salazar

Al tratar el tema del déficit fiscal y sus soluciones, a nadie le cabe duda de que es un tema con implicaciones en la dimensión de la economía o la forma como se satisfacen las necesidades, esto, pues el déficit está relacionado con conceptos tales como limitaciones financieras para el desarrollo humano y los programas sociales; debilidades que dificultan la activación de la economía; aumento de la inflación, los intereses y el tipo de cambio; crecimiento de la deuda-país que debemos pagar, entre otros factores clasificados, precisamente, en el campo de la economía. Cuando algunas personas hacen referencia a esto, hablan del “barco que se está hundiendo”.

Pero habrá que tener cuidado con ignorar la frase que nos advierte de no tomar el rábano por las hojas, pues el fruto, con certeza, quedará bajo tierra. Veamos:

Si enfocamos el déficit fiscal desde la perspectiva de la política, es decir del ejercicio del poder, resulta que surgen los siguientes elementos:

1- Mayor capacidad de cabildeo o negociación de los sectores nacionales y transnacionales con ingresos cuantiosos, pues, creo, nadie duda que estos sectores han tenido una influencia histórica para que no se toquen sus intereses.

2- Mientras tanto, los gobiernos han ignorado propuestas de reforma fiscal con enfoque progresivo como la construida por el movimiento social en 2013 y presentada el 3 de diciembre de ese año en un acto en el Salón de Expresidentes de la Asamblea Legislativa. Puede ver detalles de la propuesta así como el documento completo en SURCOS siguiendo este enlace: https://wp.me/p6rfbZ-dc Antes del 2013, como parte de los Encuentros de Confluencia Popular que realizamos en muchos lugares del país, el tema fiscal había sido parte clave de las reflexiones y propuestas que se sistematizaron en un encuentro realizado el 19 de marzo del 2011. Se suma en 2018 la iniciativa de la Unidad Sindical Una Reforma Fiscal Justa y Solidaria para Costa Rica”, la cual, fue entregada a las distintas fracciones legislativas. Puede conocer la propuesta siguiendo este enlace: https://surcosdigital.com/explicacion-didactica-de-propuesta-fiscal-de-alianza-sindical/

Existen también innumerables propuestas como las generadas desde el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la UNED, distintos institutos y unidades académicas de la UCR y la UNA, y otros sectores de la vida nacional.

Estos dos puntos ubican el tema, sin duda, en la dimensión de la política o del ejercicio del poder.

3- Además, de parte de distintas fuerzas políticas y económicas que impulsan el plan fiscal que se conoce actualmente en la Asamblea Legislativa, se argumenta que de no aprobarse, tendríamos mala nota de las calificadoras de riesgo, surge entonces la pregunta: ¿no es ese elemento un argumento de índole político o de ejercicio del poder? Estas calificadoras tienen por supuesto un enfoque de cómo debe desarrollarse la vida: la economía, el desarrollo, las condiciones productivas en cada país, es decir un enfoque político, que no necesariamente coincide con lo que se propone desde las comunidades o el movimiento social; son dos visiones políticas distintas. ¿O debemos entender que las calificadoras de riesgo están preocupadas por como mejorar la educación y la salud en las zonas costeras o en otras regiones que requieren inversión social para alcanzar el desarrollo que merecen? Evidentemente entonces, la sujeción al criterio de esas calificadoras de riesgo y a los organismos financieros internacionales asociados a ellas son también un elemento de índole político que muestra cómo se ejerce el poder en torno a este tema.

4- Ahora bien, es muy evidente que no existe una fuerza social transformadora con capacidad de incidencia o influencia política real en temas como la política fiscal. Y efectivamente, como lo argumentan muchas personas, la composición de la Asamblea Legislativa actual no da margen para una propuesta fiscal progresista y progresiva, sino solamente para algunas medidas paliativas para recibir la bendición de las calificadoras de riesgo y poder patear la bola hacia adelante consiguiendo préstamos un poco menos caros en el espacio financiero internacional. Aunque solo se espera una reducción del 1,5% en el déficit y obviamente esa no es una solución definitiva, las fuerzas políticas que dominan la Asamblea Legislativa y tienen presencia también en el Ejecutivo dada la alianza que construyó Carlos Alvarado, no piensan ir más allá y, como se dijo antes, no existe una fuerza social transformadora con capacidad de marcar otro rumbo, es decir, una propuesta que toque de forma directa la evasión, la elusión, las exoneraciones a grandes empresas, las ganancias del sector financiero, y otros elementos similares.

5- El Artículo 105 de la Constitución Política establece que “El referéndum no procederá si los proyectos son relativos a materia presupuestaria, tributaria, fiscal, monetaria, crediticia, de pensiones, seguridad, aprobación de empréstitos y contratos o actos de naturaleza administrativa.” Si esto es así, y en ausencia como digo de una fuerza social transformadora que modifique la composición real de los organismos de ejercicio del poder, no quedaba otro recurso que crear una contraparte a los grupos que sí tienen capacidad de negociación ante los partidos que componen el gobierno y la Asamblea Legislativa, y esa contraparte, como último recurso, fue la huelga. Es importante decir que esa definición de la Constitución Política que excluye del referendo el tema fiscal es una definición interesada y no necesariamente es una verdad absoluta o una condición indispensable de la vida republicana; en Suiza por ejemplo, esa temática si es materia de consulta ciudadana. Este punto, de manera contundente, define que el tema fiscal es por excelencia un tema político y está relacionado con la correlación de fuerzas y la necesidad de construir esa fuerza social transformadora que no solo tenga capacidad para construir y negociar soluciones según los intereses comunitarios, sino además, pueda elegir a sus representantes para las instancias nacionales y locales de gobierno que coincidan con la visión de país que corresponde al interés de las comunidades.

6- La huelga actúa entonces como recurso político, y para coronar este punto, también como indicador político, este tema del déficit fiscal generó las condiciones para una unidad sindical ausente por décadas. Los sindicatos vieron la necesidad de unirse para contar con una fuerza capaz de contrarrestar a aquella otra que sí tiene capacidad de cabildeo o negociación en la Asamblea Legislativa, así como con el ministro de la Presidencia, la ministra de Hacienda, y la coordinadora del equipo económico, todas personas que no tienen ninguna trayectoria de actuación vinculada a los temas que interesan a las comunidades y al movimiento social.

Hasta aquí, el balance muestra el tema fiscal como un asunto que se dirime en el terreno político, es decir, en el balance o puja de fuerzas que operan sobre un espacio político por definición: la Asamblea Legislativa. Así debe ser tratado a no ser que no interese si el rábano queda en tierra y el país se queda solo con las hojas en mano. Eso precisamente, es lo que no se ha hecho por décadas. No se ha impulsado de parte de quienes han gobernado la opción de construir un proyecto país con la participación de los sectores populares, sino con su exclusión. La reforma fiscal debe ser el espejo del país que deseamos y ello no es posible si hay un sector excluido, en este caso, el movimiento social y popular.

Para acercarnos a esa posibilidad, el reto es construir un movimiento social y popular con capacidad para influir de manera real en las decisiones claves del país.

En este momento, lo mejor que puede hacer el Presidente Carlos Alvarado es hacer valer su autoridad para honrar su compromiso de campaña en relación con la participación ciudadana, y aceptar un diálogo abierto, multisectorial y transparente que posibilite una fórmula fiscal basada en la equidad, la justicia, y la visión de futuro.

Ser joven y la ruta costarricense con las elecciones como crisol

Héctor Ferlini-Salazar

Imágenes de jóvenes recorriendo calles y comunidades costarricenses para llevar el mensaje casa por casa y persona por persona, cuando el país se alista para votar en segunda ronda el 1 de abril inundan las redes digitales. Evidentemente esa no es una muestra de conciencia simple, sino de compromiso, la fase superior de la conciencia. Y es la juventud, gente de menos de cuatro décadas de vida quienes asumieron la tarea creando Coalición Costa Rica y sus agrupaciones en cada localidad; son decenas de grupos en todo el país que suman miles de personas. ¿Es un hecho sin trascendencia o algo pasajero? Creo que no; veamos:

  1. La conformación

Por iniciativa de gente joven, Coalición Costa Rica incluye a personas provenientes de distintas agrupaciones electorales y mucha gente independiente, que confluye en el objetivo de evitar el triunfo de una propuesta de partido-iglesia que pretende gobernar desde los preceptos del movimiento neopentecostal, esto es, desde una visión que habla de “guerra espiritual” contra quienes tienen otras creencias o cosmovisión, que utiliza una supuesta “teología de la prosperidad” para justificar el enriquecimiento de quienes lideran las congregaciones mediante el cobro del diezmo incluso por adelantado y la venta de “milagros”, donde sus líderes se auto-proclaman apóstoles y profetas, y recurren a cultos cargados de fuerza discursiva y notoriedad mediante la tecnología de la información especialmente la televisiva. Al rechazar esta propuesta, la Coalición Costa Rica adhiere la candidatura de Carlos Alvarado Quesada, cuya propuesta se centra en el respeto a los derechos humanos; la inclusión social, económica y cultural; la administración transparente; y especialmente, la idea de un gobierno nacional que incluya a personas de distintas tradiciones o militancia electoral.

  1. Las tareas realizadas

Después del 4 de febrero esta fuerza mayoritariamente joven ha visitado casas y personas, ha llevado el debate respetuoso y los argumentos a cada rincón del país, ha creado espacios digitales, ha impreso y distribuido volantes, ha propuesto estrategias, apoyado a su candidato en presentaciones públicas… y un sin fin de expresiones de la creatividad de que es capaz la gente joven.

  1. La base histórica que puede sustentar la preferencia electoral

Cuando desarrollamos el movimiento ciudadano La CCSS Que Queremos (2011-2014), en una de tantas reuniones comunitarias en todo el país, se puso de pie la recordada Myriam Zamora Solera (QEPD) y con su octogenaria sabiduría y compromiso, esta maestra de la lucha social costarricense dijo: “En Costa Rica tenemos escuelas para aprender a manejar carro o para aprender muchas otras cosas, pero también tenemos una escuela de solidaridad que es la Caja Costarricense de Seguro Social y no debemos dejar que nos la destruyan”. Esas palabras de la querida maestra social nos explican el rechazo que un importante sector del país expresa hacia una propuesta electoral del partido Restauración Nacional, que se basa en lo contrario a la inclusión y la solidaridad y apuesta por favorecer a las personas “elegidas” y las que “no viven en pecado” según su estrecho entendimiento. Este sector del electorado incluye a personas que no son de la dirigencia y que con sinceridad abrazan los postulados de la socialdemocracia y del socialcristianismo. Esa escuela de solidaridad mencionada por doña Myriam, la podemos ampliar a todo el sistema de seguridad social alentado por los movimientos sociales, especialmente de perfil laboral, y que desde el siglo diecinueve y especialmente en la primera parte del veinte dieron aliento a la alianza Mora-Sanabria-Calderón y sus fuerzas que lograron las garantías sociales, y así mismo, dieron la base para su continuidad con la Segunda República de Figueres Ferrer, Rodrigo Facio, Benjamín Núñez y otros pensadores socialdemócratas. A esa “escuela de solidaridad” que es nuestro sistema de seguridad social se suma, -y es parte del mismo entramado-, el modelo educativo costarricense (que con sus limitaciones) es universal. Esta conjunción es la tierra fértil para el trabajo que Coalición Costa Rica y toda persona comprometida hace para asegurar el triunfo electoral. Así, encontramos en esa “escuela de solidaridad” el elemento constructor de una sensibilidad especial del pueblo costarricense que hoy debemos levantar para convertir, -esta coyuntura electoral-, en el cuenco o crisol en el que se podrían fusionar los elementos para un camino costarricense que debemos re-construir.

  1. El nuevo pacto socio-político

Esta coyuntura ha provocado un espacio para el reacomodo político, pues ante la posibilidad de caer en una teocracia teñida además de incapacidad programática, distintas personas y fuerzas se han agrupado de uno y otro lado de las candidaturas presidenciales. Este fenómeno, que incluye a medios de información, representantes de los partidos políticos que formaron parte del bipartidismo, importantes sectores críticos dentro del catolicismo y de las otras iglesias históricas de un lado y el neopentecostalismo de otro, y más expresiones sociales, culturales, empresariales, académicas y políticas, podrían abrir el espacio para el desarrollo de un nuevo pacto socio-político que nos permita pensar la Costa Rica que queremos y acordar un programa para lograrla. Ciertamente para ello, es necesario dejar de lado dogmas, rencores, e intereses mezquinos.

  1. Las tareas del futuro y la permanencia de la Coalición

Uno de los valores principales de la Coalición Costa Rica es que no es un partido político, sino una alianza social con posibilidades de convertirse en movimiento, esto es, contar con objetivos de largo plazo, cohesión en torno a ellos y permanencia. Por ejemplo, ¿no podría esta Coalición impulsar una reforma mediante referendo u otra vía para lograr un mecanismo de elección legislativa que si haga honor a una democracia en su sentido de gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo? Este ejemplo propone abrir la posibilidad de pensar en otras luchas o procesos más allá del 1 de abril.

  1. El sentido de ser joven

Si bien es cierto Coalición Costa Rica tiene la agradable y conveniente marca de las juventudes, también es cierto que probablemente se cuentan por miles las personas que ya no clasificaríamos en ese concepto etario, pero si, como escribí en otro texto, en la propuesta de que ser joven es tener hoy metas nuevas para cumplir mañana. El elemento clave entonces es el compromiso, la fase superior de la conciencia que nos mostró doña Myriam. Y con base en ese compromiso, no importa la edad para asumir la tarea de contribuir en la construcción, o re-construcción, del camino costarricense hacia el respeto pleno a los derechos de todas las personas.

  1. La urgencia de un resultado electoral y el estrechamiento del espacio político

Más allá de concentraciones, encuestas o mediciones de fuerza, el resultado de la segunda vuelta electoral costarricense tiene una connotación política clave: el riesgo de un estrechamiento del espacio político. Igual que como ocurre en las sociedades dominadas por el ejército, con un gobierno basado en principios religiosos o sectarios el espacio político, -es decir, la posibilidad de disentir, proponer públicamente sin peligro de discriminación o condena, de organizarse para promover luchas sociales, y en general, para impulsar propuestas distintas a las del gobierno-, se vería limitado. El solo hecho de que la propuesta neopentecostal gane una elección, enviaría a toda la sociedad el mensaje de que existe por definición y con validación electoral lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo aceptable y lo inaceptable. Eso no lo podemos permitir y por ello la abstención no es una opción válida. Por esto, lo expuesto en el punto 3 en torno a la base histórica que puede sustentar la preferencia electoral, resulta clave. Para ejemplificar lo que esto significa, recordemos la idea propuesta desde el Partido Restauración Nacional de que “es necesario restaurar la universidad pública”, o bien, lo dicho por Arnoldo Castillo, representante de esa misma agrupación en entrevista con La Nación el 8 de marzo: » Yo esperaría que no coartemos la libertad cultural, yo esperaría que eso no lo hagamos, que no tengamos que llegar a eso».

  1. La construcción de ciudadanía y la ruta hacia la democracia participativa

La reforma del 2003 al Artículo 9 de la Constitución Política de Costa Rica que establece el “gobierno participativo” es una ruta a seguir. El gobierno participativo, como elemento administrativo, requiere de la construcción de una democracia participativa, esto es, que los distintos sectores aceptemos que ese es el modelo político en el cual deseamos vivir y que debemos construirlo. Lograr la democracia participativa como elemento que rige la sociedad junto al modelo representativo que hace viable el gobierno, implica desarrollar la capacidad de proponer desde la ciudadanía políticas públicas, participar en su ejecución, controlarlas y re-formularlas cuando sea necesario, es decir, desarrollar una cultura de ciudadanía, de compromiso con la comunidad, el cantón, la provincia, el país. Será un reto del movimiento social hacerse presente para impulsar este proceso. Será un reto también para un gobierno de Carlos Alvarado aceptar y promover esto en suma a las alianzas que ha hecho con otras fuerzas políticas.

Como vemos, el papel de esta Coalición Costa Rica no es algo de poca importancia, todo lo contrario, puede tomar mayor fuerza e influencia nacional si logra conservar su autonomía y alcanzar permanencia. Las tareas que vienen son de gran importancia estratégica, especialmente si se toma en cuenta que este proceso electoral ha servido para abrir a la luz pública algo que estaba semioculto a la conciencia: la existencia de un movimiento con alta estructuración y cobertura, basado en una lectura ahistórica de la Biblia, con evidentes móviles financieros y de poder político, que opera con base en la obediencia, y se alimenta de la desigualdad socio-económica y la urgencia de soluciones, reconocimiento y apoyo para la población marginada o que es presa de la injusticia social. En adelante, la vida de quienes lideran estas congregaciones, -ahora expuestas a la luz-, y sus alianzas de oportunidad podría no ser la misma; pero ello depende de que el compromiso del gobierno, de los movimientos sociales y de las personas conscientes se haga presente con base en ese camino que puede surgir de la confluencia de quienes no solo queremos votar y trabajar en contra de, sino, por una Costa Rica transparente, inclusiva y solidaria.

 

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Proyección para el 1 de abril con base en datos del CIEP

Héctor Ferlini-Salazar

 

El 6 de marzo, el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la UCR circuló los resultados de una encuesta realizada los días 27 y 28 de febrero.

Según la publicación del CIEP, “La cantidad de votos que cada uno de ellos (los candidatos en segunda vuelta) obtuvo en la primera ronda es el más bajo en 65 años y requieren del respaldo de quienes votaron por otros candidatos. En ese sentido, del total de personas que votaron por el PLN, un 33% se inclina por el PAC y un 23% por RN, mientras que una cuarta parte se declara indeciso. Por otra parte, entre quienes respaldaron al PUSC, casi la mitad dice apoyar al PAC, un 18% a RN y el 24% dice estar indeciso. En cuanto a los que apoyaron al PIN, un tercio (30%) afirma que votará por el PAC, el 16% lo hará por RN y el 39% no sabe por quién votar. Finalmente, de las personas que dijeron no haber votado en febrero, el 14% apoya al PAC, el 27% a RN y el 31% no sabe si irá a votar”.

Con base en esos datos, elaboré la siguiente proyección en la cual se asignan en la línea inicial los votos que cada uno de los candidatos obtuvo el 4 de febrero y luego se hace la distribución de los votos de los otros partidos según los porcentajes del párrafo anterior y la información oficial del TSE de los resultados electorales:

Elecc Cuadro 1 elecc b

Como se puede observar, para los casos en los cuales el CIEP no da datos, utilicé mi mejor criterio asignando por ejemplo el total de votos de la candidata del partido Renovación Costarricense a Fabricio Alvarado. Lo mismo para los votos logrados por Mario Redondo. El sector indeciso lo distribuí siguiendo la tendencia mostrada por las personas seguidoras de otros partidos. Dado que los votos de los partidos minoritarios resultan en alguna medida de una especulación, es evidente que el centro de la decisión de ubica en el sector llamado “indeciso”.

Ahora bien, entre los días del 19 al 21 de marzo el CIEP aplicó una nueva encuesta y en el informe se dice lo siguiente:

“Según los datos de este último estudio, del total de personas que afirman que votaron por el PLN, un 49% se inclina por el PAC y un 28% por RN, mientras que una cuarta parte se declara indecisa. Por otra parte, entre quienes respaldaron al PUSC, el 61% dice apoyar al PAC, un 15% a RN y el 21% dice estar indeciso. Además, aquellas personas que apoyaron al PIN, la mitad (53%) afirma que votará por el PAC, el 24% lo hará por RN y el 22% no sabe por quién votar. Finalmente, de las personas que dijeron no haber votado en febrero, el 16% apoya al PAC, el 20% a RN y el 64% no sabe si irá a votar”.

Como puede apreciarse, entre una y otra encuesta hubo cambios en los comportamientos de las personas que el 4 de febrero votaron por candidaturas distintas a las que están en segunda ronda. Estos son los cambios observados en cuanto a la candidatura de Carlos Alvarado solamente para los partidos incluidos por el CIEP en su estudio:

Apoyo para Carlos Alvarado desde otros partidos

CIEP 6/03 CIEP 23/03
PLN 33% 49%
PUSC 47% 61%
PIN 30% 53%

En todos los casos, en ambas encuestas, el apoyo logrado por Fabricio Alvarado fue menor al de Carlos Alvarado, y como se puede observar en este cuadro, una parte del sector “indeciso” se movió hacia Carlos Alvarado aumentando sus porcentajes de apoyo proveniente de otras candidaturas de la primera vuelta.

Según estos datos de la última encuesta del CIEP, esta sería la nueva proyección tomando como invariable el caudal de votos obtenidos el 4 de febrero por cada candidato y teniendo presente que no se incluye la votación de los partidos minoritarios (unos 198 mil votos en total) ni al sector indeciso del cual podría preverse un movimiento similar al ya observado en el cuadro anterior:

PAC PRN
Votos 04/02 466120 538502
PLN 196733 112419
PUSC 210199 51688
PIN 108968 49344
Total votos proyectados 982020 751953

Como se ve, la diferencia es de 230,067 votos a favor de Carlos Alvarado, esto, reitero, sin considerar los 198,000 votos de los partidos que obtuvieron menos votos que el PIN (incluido por el CIEP en el análisis) en la primera vuelta.

En conclusión, la proyección favorece a Carlos Alvarado, siempre y cuando, se logre que el resto del sector “indeciso” le apoye mayoritariamente.

 

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Los datos y cálculos electorales… y la conciencia

Héctor Ferlini-Salazar

 

Desde cualquier punto de vista que se mire, el proceso electoral 2018 en Costa Rica ha significado un socollón político. El ascenso de una opción de gobierno con marca religiosa no estaba contemplada. En mi artículo “Cuatro claves para una elección”, publicada en SURCOS el 26 de enero, comenté que los temas de la corrupción y de los derechos humanos habían disparado las candidaturas de Juan Diego Castro y Fabricio Alvarado respectivamente; a la postre este último resultó ganador de la primera vuelta.

Los datos obtenidos, las declaraciones que provienen de representantes de las opciones electorales descartadas para la segunda ronda, y especialmente, el renacimiento de un compromiso ciudadano que se expresa en redes digitales con la creación de múltiples grupos con tono pluralista y en el activismo palpable que busca evitar un gobierno dirigido por una religión altamente conservadora, augura un gane amplio de Carlos Alvarado para otorgar cuatro años nuevos de gobierno al PAC.

Será, muy probablemente (si ese compromiso ciudadano se mantiene y aumenta conforme se acerque el 1 de abril), un triunfo contundente de Carlos Alvarado que enviará al país al menos dos mensajes: a) las opciones fundamentalistas no tienen hoy viabilidad política para llegar al Poder Ejecutivo en Costa Rica, b) las bancadas del PLN y del PUSC tendrán que tener mucho cuidado con las alianzas que hagan con Restauración Nacional en la Asamblea Legislativa si desean renacer como opciones electorales, pues habrá una ciudadanía que ya no estará atada a sus partidos. Tendrán que asumir con responsabilidad los grandes temas como el problema fiscal, el sistema de seguridad social (incluye educación, salud, recreación y otros), la protección de los derechos humanos, el agua, para citar los más apremiantes y que concentran la mirada ciudadana.

¿Pero qué ocurrirá si este compromiso ciudadano que hoy observamos en redes digitales se acaba el 1 de abril? Para responder quiero comentar tres experiencias vividas recientemente en mis constantes actividades en comunidades para trabajar el tema de la construcción de cultura de ciudadanía y democracia participativa. En la Zona Sur, durante un taller en setiembre, un participante dirigente sindical del sector de pequeña agricultura, aprovechó su comentario sobre el tema del encuentro para arremeter contra “la ideología de género y las guías de educación sexual”. En la Zona Norte, en octubre, en otra actividad, una compañera de larga lucha y compromiso con los derechos de las mujeres campesinas habló también contra las guías para promover la afectividad y la sexualidad integral. En Limón, en las semanas finales de 2017, otro participante de las actividades que promuevo en torno al tema de  construcción de cultura de ciudadanía y democracia participativa, dirigente comunal de larga trayectoria y participante de muchas organizaciones comunitarias, igualmente se pronunció en contra de los temas relacionados con la sexualidad. En esas fechas no se conocía el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos acerca del matrimonio igualitario. Como vemos, todas son personas comprometidas con su gente y sus comunidades, ninguna tenía una argumentación consistente para sus discursos, pero los asumen plenamente y los defienden a viva voz porque los mensajes difundidos desde fuerzas políticas y medios de persuasión no son inocentes y están diseñados para ser incorporados. El compromiso social no siempre implica conciencia política.

¿Es suficiente entonces si se gana esta elección de Carlos Alvarado? ¿Se rendirán las fuerzas que impulsan esos temas y otras ideas como que el problema del déficit fiscal está en los programas sociales que gastan mucho y no en la evasión, la elusión y un sistema tributario injusto? ¿Qué vendrá después? Como lo propuse en el texto “La fuerza nace desde las comunidades” (2011), la construcción de una fuerza social transformadora que oriente al país por una ruta de justicia social, implica dos ingredientes claves: – Elevar la conciencia del pueblo, esto es, desarrollar un proceso educativo para lograr una clara comprensión de los problemas, sus causas profundas, y las soluciones. – Elevar la calidad organizacional, lo cual implica, más gente participando conscientemente en las organizaciones sociales y comunitarias con ánimo plural, y mejor articulación entre los grupos.

Esta tarea, que es la tarea de construir una sociedad nueva basada en la justicia y el respeto a los derechos de cada persona, no se hace desde las redes digitales que si son útiles como medios de difusión, pero la construcción de conciencia política implica un cara a cara, una comunicación directa para palpar la realidad de cada comunidad y de cada persona, desentrañar ideas, percepciones y vibraciones para comprender por qué una persona acepta y divulga determinadas ideas y estar en capacidad de construir una respuesta inteligente a partir de la credibilidad que provee la cercanía humana. Esas ideas, percepciones y vibraciones solo se comprenden en la vivencia concreta, no por la vía digital, y en esa vivencia concreta, se descubre los elementos que pueden generar rupturas culturales y construir, primero, conciencia social, y luego, conciencia política, es decir, reconocimiento del rol o papel que se tiene en la dinámica de poder y definir si se desea seguir con ese papel o se quiere transformar en unión con las personas cercanas. Por eso la fuerza nace desde las comunidades. No hay que ver esta frase con dramatismo y argumentar que “no tengo tiempo”, pues todas las personas tenemos una o varias comunidades: habitacional, laboral, familiar, deportiva, artística, estudiantil… donde podemos sembrar con inteligencia la semilla de la conciencia y cuidar que germine y se multiplique.

Hay que ganar esta elección porque se reconoce la calidad del candidato, porque se siente identificación con el programa, o porque se quiere evitar el triunfo del fundamentalismo religioso, pero luego la tarea sigue… desde las comunidades.

 

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Cuatro claves para una elección

Héctor Ferlini-Salazar

 

 

  1. Un actor ausente. En la elección del 2014 hubo un actor que fue importante: el movimiento social en sus múltiples expresiones había creado una actitud crítica ante los gobiernos que durante décadas habían gobernado para favorecer a sectores económicos privilegiados y habían permitido el enriquecimiento mediante la corrupción. La importancia de ese actor político no radica en que realice protestas y movilizaciones, sino en que mediante su accionar general (incluyendo esas protestas y movilizaciones) crea conciencia y desarrolla el compromiso personal y colectivo, es decir, construye bases para la democracia participativa. Recordamos en ese proceso el referendo sobre el TLC, el Combo del ICE, Crucitas, el Foro de Occidente relacionado con la carretera a San Ramón a lo que siguieron otros foros regionales, el proceso ciudadano la CCSS Que Queremos, entre otros. Además, previo a la elección del 2014 se desarrolló, con una importante participación de las organizaciones sociales y las personas comprometidas, un proceso que se conoció como la Coalición Viva que colaboró (al menos colaboró) en aglutinar fuerzas y crear el clima propicio para que las expresiones progresistas y de izquierda crecieran. Pero en estas elecciones del 2018 ese actor ha estado opacado y en muchas expresiones ausente. Esa ausencia del movimiento social en calidad de actor político (no es el momento para analizar las causas de ella), son una debilidad en esta elección del 2018.

 

  1. El clima que prevalece hoy. Si el clima que sirvió de marco a la campaña electoral del 2014 fue uno marcado por la participación de las personas comprometidas y sus organizaciones en la búsqueda de soluciones para el país y la denuncia de la corrupción y el mal gobierno, es decir, con un movimiento social en la palestra pública y en un proceso ascendente, en este 2018 el clima ha estado colmado de campañas contra una supuesta “ideología de género” que busca reemplazar los conceptos de teoría de género, enfoque de género y educación para la afectividad y sexualidad integral, así mismo, ha tenido una fuerza descomunal los ataques contra la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que garantiza la equidad en cuanto a las preferencias sexuales. Se suma el caso del cemento chino y otros temas más que han permitido, a los sectores más conservadores, construir el clima propicio para que las propuestas del bipartidismo y los partidos religiosos se posicionen, aunque aún, no de forma definitiva. Toda campaña electoral se desarrolla en medio de un clima que puede tener distinto sustento: crisis económica, crisis de seguridad, crisis social, y en este caso del 2018 en Costa Rica: crisis sobre temas vinculados a la cultura o autoimagen del ser costarricense, es decir, un clima marcado esencialmente por elementos ideológicos. Esta clave se relaciona con la anterior de manera estrecha, pues salvo en redes digitales, el espacio se le ha dejado a los grupos conservadores que levantan los temas citados en este párrafo. No se ha dado una lucha real en las comunidades como ocurrió con las banderas enarboladas por el movimiento social previo a febrero del 2014; y quien crea que los conceptos, conciencia o compromiso logrados en ese periodo son perennes o duraderos se equivoca: las personas, y especialmente en grupos, cambian su percepción de la vida, son influenciables, a no ser que se haya generado una politización, esto es, que se haya asumido de forma consciente un rol activo en el juego de poder en todas las relaciones: de pareja, familiares, comunitarias, laborales, nacionales…. La lucha cultural (o ideológica si se prefiere), debe tener un arraigo en la vida real, una articulación con lo cotidiano, con la materialidad, no con lo digital, pues esta es volátil y saturada, nunca reemplazará el contacto directo en la comunidad, centro de estudio o de trabajo. El espacio cultural (o ideológico) se dejó a los sectores más conservadores.

 

  1. Factores disparadores. Un clima fuertemente instalado ha sido el de la corrupción (cemento chino en el plazo cercano pero que revive o revuelca los recuerdos de Alcatel, Caja-Fischel, Trocha y un frondoso etcétera que se remonta a décadas anteriores); y en ese espacio, la ventaja la tenía una suerte de espadachín o adalid de la “justicia”: un personaje que promete barrer con la corrupción con medidas que ofrece en campaña, aunque algún sector despistado no advierta que no son acciones posibles desde un Poder Ejecutivo republicano, pues no podrá actuar de forma aislada de los otros poderes constitucionales (Asamblea Legislativa especialmente). Ese personaje encontró ahí el caldo de cultivo propicio para su nombre. El otro factor disparador de una candidatura ha sido la resistencia a la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que garantiza la equidad en cuanto a las preferencias sexuales. Este elemento disparador, con una antesala de campaña contra la supuesta “ideología de género”, ha permitido a un candidato representante de una de las religiones más conservadores presentes en el país, ubicarse en posición de ventaja. No obstante, a juzgar por los datos de la encuesta del CIEP-UCR, podría pensarse que la estampida producida por la decisión de la Corte Interamericana tiene límite y que el 27% del electorado que aún analiza su decisión no irá para esa candidatura. Si ocurre lo contrario a lo que propongo y esa candidatura continúa su crecimiento, estaremos ante un panorama político no previsto por muchos análisis y muy contradictorio con los procesos sociales vividos entre 2007 y 2014.

 

  1. Techos y posibilidades. Si efectivamente lo ocurrido con Fabricio Alvarado corresponde a una estampida con techo (se confirmará en la encuesta del CIEP-UCR prevista para final de enero), el 27% del electorado que aún analiza posibilidades podría orientarse hacia una opción con proyecto político integral, que no es el caso ni de Castro ni de Fabricio Alvarado y descarta a los partidos del bipartidismo que no tienen nada nuevo que proponer y han hecho gala del oportunismo político. Ese proyecto político integral debe garantizar manejo de la economía sin ocurrencias, convivencia democrática respetuosa y al amparo del Estado Social de Derecho, calidad de vida para la población con base en el fortalecimiento del sistema de seguridad social (incluye educación, transporte, salud, etc), y visión de país orientada por el respeto a los derechos humanos y el reconocimiento de la diversidad de todo tipo en una sociedad que busca vivir en paz y con respeto. Hay techo suficiente para una opción electoral vinculada a los procesos sociales y comunitarios vividos en el periodo previo al 2014, pero, no basta con la campaña electoral simple de un partido: se necesita recuperar el compromiso de 2007-2014 para, en cada rincón del país, asumir la tarea como propia por parte de cada persona consciente, sin ofender ni ridiculizar a quienes se apuntaron con otra opción, pues eso se convierte generalmente en un bumerán político. Hay techo y tiempo, pero debe tenerse como panorama no solo febrero sino también abril, cuando la disputa, cualquiera que sea, será igualmente complicada y requerirá de la conciencia, pero también de su fase superior: el compromiso creativo de cada persona. Requerirá de recuperar la clave 1.

 

25 de enero del 2018

Cuatro claves para una eleccion

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La renuncia a hacer campaña y el repliegue táctico del PLN

Héctor Ferlini-Salazar

 

El tema central en la situación generada a partir de la renuncia del candidato del Partido Liberación Nacional a continuar haciendo campaña, -porque la Constitución no le permite salirse de la papeleta del 6 de abril-, no es el panorama interno de ese grupo electoral, sino hacia donde se enrumba Costa Rica.

Lo que puede considerarse un repliegue táctico del PLN, sostenido por el comando de campaña a pesar de resistencias internas, incluye esa renuncia así como el anuncio preliminar de que el liberacionismo no buscaría controlar la próxima Asamblea Legislativa.

En su justificación, el aun candidato Araya y su equipo reconocen un escenario adverso, pero eso no es un descubrimiento sino tan solo una aceptación.

Ese panorama en su contra se gestó durante más de tres décadas de un rumbo que deja un deterioro pronunciado del sistema de solidaridad, y además, el quebranto en un conjunto de valores complementarios que han sido reemplazados por la codicia, la corrupción que la acompaña siempre, y el avance hacia un modelo deshumanizado con estragos incluso en la institucionalidad y la credibilidad social.

Ese escenario adverso no fue un accidente, es producto del compromiso y la valiente persistencia de una ciudadanía no-agachada y altamente propositiva que encontró o construyó organizaciones y partidos que le representan.

Como parte de los elementos que pueden explicar ese repliegue táctico, está la indulgencia que esperarán algunas personas luego de la llegada del PAC al gobierno, cuando se empezarán a encontrar cuentas que no cierran, proyectos abandonados, movimientos financieros que requerirán explicación y otras dudas.

Asimismo podría buscarse dar un mensaje de “somos lo mismo”, especialmente orientado a desmovilizar el voto progresista que quiere un cambio profundo y no el resbaladizo concepto de “no seguir con el continuismo”.

Se suma la caída en cuenta de que las alianzas para el PLN se ponen cuesta arriba cuando no imposibles, ante un panorama electoral, -pero además socio-político-, que sienta a la dirigencia liberacionista y sus gobernantes de las últimas décadas en el banquillo de “mejor con esa gente no me junto”.

Las encuestas (especialmente la del prestigioso Semanario Universidad-CIEP-UCR), la percepción de la calle, los graves errores electorales, el deseo de un cambio profundo… marcaron un terreno árido que aconsejó ese repliegue táctico. Hay que caer en cuenta, además, que no será la primera derrota liberacionista, hay otras en la historia, pero ese partido llegaba al final más o menos entero, no como ahora que ya hay pedidos de renuncia para la alta dirigencia verdiblanca que encabeza Bernal Jiménez. A la voz de la juventud liberacionista ya se suman otras, al menos en tono de insinuación.

También, como ingrediente clave en ese repliegue táctico, tal vez el más importante, está la intención, -desde el bloque de poder de estas tres décadas-, de convertir la huida de Araya en condicionante para marcar la cancha a Luis Guillermo Solís. No se han hecho esperar las peticiones para que se anuncie un gabinete ya, en momento-político donde aun no hay elección y mucho se podría manipular.

Entonces, el tema central es hacia donde se enrumba Costa Rica. Y ahí, es fundamental la capacidad de otros partidos, de movimientos sociales, de la ciudadanía comprometida en general… para leer el momento-político y diseñar una estrategia que permita, -a partir de esta coyuntura-, avanzar de forma cierta hacia el país que soñamos, basado en la solidaridad, la transparencia, la democracia participativa, la justicia, la fraternidad.

Por ello es clave ir a votar el 6 de abril, no contra el resbaladizo concepto de “continuismo”, sino para iniciar con Luis Guillermo Solís el camino hacia el país que queremos; para continuar un avance que es parte de la estrategia. Porque la estrategia es eso: estrategia… y le toca imponerse al repliegue táctico.

¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?

En el titular falta ¿de dónde venimos? Empecemos por ahí: venimos de un proceso de más de tres décadas de pronunciado y sostenido deterioro de nuestro sistema de seguridad social, destrucción del modelo socio-económico basado en el concepto de la solidaridad, y decadencia del entramado de representación política, que no se limita a partidos e instancias gubernamentales… incluye medios informativos tradicionales, religión, y relaciones humanas en general.

¿Dónde estamos? La jornada electoral de este 2 de febrero nos muestra cambios sustanciales:

– El bipartidismo conocido y sus alianzas continúa su pronunciada erosión. Según el nuevo mapa político de Costa Rica, destacan: a) la presencia del PAC como referente de adhesión política coyuntural para que sea retador directo del grupo que ha gobernado en los últimos años, -y que es más que el PLN-, y b) el Frente Amplio como partido político emergente que se coloca como tercera fuerza de manera contundente pasando de 1 a 9 asientos legislativos, pero superando una férrea anti-política. La evidente pérdida de credibilidad política del PLN se expresa en que ya no controla la mayor parte del país. Además, hemos presenciado el derrumbamiento de las opciones políticas retardatarias y fundamentalistas como el ML y el bamboleante y oportunista PASE. Agreguemos el empoderamiento comunicativo-político que potencia la transformación.

– En síntesis, tenemos un arrinconamiento electoral de los grupos responsables directos del deterioro de tres décadas, y de sus aliados. En contraste, una ruptura evidente que sitúa arriba a nuevas fuerzas (PAC y FA) que han propuesto transformaciones de distinto grado y fueron parte del esfuerzo de coalición que impulsamos desde el movimiento social. Esfuerzo que definíamos como diverso e inicial.

¿Hacia dónde vamos? Este nuevo panorama no ocurrió por simple cansancio, hay procesos de acumulación de luchas y propuestas sociales así como rupturas embrionarias con el sistema político imperante que abren posibilidades para algo nuevo.

Pero abren solo eso: posibilidades. Hacerlas realidad es la tarea en este momento.

Cada quien, desde su espacio y capacidad, podrá aportar a la necesaria suma o podrá facilitar que continúe la destrucción. Los acentos, condiciones y alcances de la suma los pone cada quien. Muy probablemente esa decisión tenga carácter personal y no grupal.

¿Cuál es el ancho de esa suma? Entramos quienes nos comprometamos en la recuperación y fortalecimiento del sistema de seguridad social, en la reconstrucción del modelo socio-económico basado en la solidaridad, y en el avance del sistema político en ruta hacia la democracia participativa. En el proceso de coalición esas eran las líneas de acuerdo.

El camino entonces es continuar acumulando luchas y propuestas así como generando y profundizando rupturas culturales. Ello implica no dejar de leer el nuevo mapa que hemos construido.

En ese proceso la ciudadanía comprometida, partícipe activa de los cambios vistos, debe seguir construyendo democracia y aportando rutas y vehículos para transitarlas. Porque queremos ir hacía ahí: una sociedad basada en la solidaridad, la transparencia, la democracia participativa, la justicia, la fraternidad.

Leer el mapa, compararlo con el anterior, poner la mirada en la nueva sociedad, y seguir caminando. Y para aportar efectivamente, cada quien puede escoger los valores que prefiera, hacerlos consejeros, y dar el ejemplo.

 

Héctor Ferlini Salazar.