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Etiqueta: UCR presente

¡Las aulas de la UCR le están esperando!

  • Cursos libres, talleres de artes y otras opciones abren sus puertas a toda la población

No hace falta ser estudiante para aprender en la U y aprovechar sus oportunidades. ¡Acérquese y disfrute las que más le gusten! Foto: Anel Kenjekeeva.

¡No es necesario estar cursando una carrera para ser parte de la Universidad de Costa Rica! Cada año, decenas de opciones se habilitan para que todas las personas sean parte del conocimiento que se genera desde la institución y usted puede ser una de ellas.

Empezar a practicar un deporte, adquirir nuevas habilidades artísticas, descubrir detalles secretos de la historia o conocer las bases para emprender un negocio son parte de las posibilidades que pueden disfrutar niños, jóvenes y adultos.

Los tradicionales cursos de verano

Cada enero, la Escuela de Estudios Generales (EGG) empieza el año con los cursos libres.

Se trata de capacitaciones y talleres cortos para todas las edades en los que se incluyen deportes, artes, historia, administración, religión y muchos otros temas de actualidad.

Para este 2019 la lista incluye más de 50 opciones que van desde deportes alternativos como la esgrima hasta el feng shui, pasando por el montañismo, la ópera o aprender a empastar libros.

Lester Núñez, de la EGG, explica que los cursos ponen a disposición del público información y técnicas actualizadas sobre los más diversos temas. “Buscamos tener propuestas para todos los gustos y los intereses, generando una oferta amplia”, explica.

La matrícula arranca el 8 de enero y puede conocer la lista completa de cursos así como los detalles para la inscripción AQUÍ.

¿Y si lo suyo es el teatro?

La Escuela de Artes Dramáticas ha preparado una capacitación intensa para quienes quieren potenciar su talento sobre las tablas.

El curso libre de teatro se extenderá del 14 de enero al 1 de febrero y contará con grupos infantiles, de adolescentes y de adultos para que nadie se pierda la oportunidad de subirse a un escenario.

Los detalles completos los puede encontrar llamando al 2511-6722.

Una lista amplia en las artes plásticas

A lo largo de todo el semestre, la Escuela de Artes Plásticas (EAP) ofrece opciones de cursos libres para todas las personas, adaptando los contenidos según las edades.

Los más pequeños pueden participar en caricatura, escultura y collage y los adolescentes en acuarela, cerámica o fotografía digital. PAra mayores de edad se ofrecen cursos cómo joyería, creación de páginas web y talleres del uso de distintos softwares de diseño.

La información completa puede encontrarla en el correo artesplasticas@ucr.ac.cr o en el teléfono 2511-4467.

Para que los niños y las niñas puedan aprovechen estos días de vacaciones, también existe la opción de sumarse los cursos que los profesores de la EAP brindarán en el Museo Calderón Guardia.

¡El verano es para el deporte!

Para quienes les llaman la atención el yoga, el baile popular, el hip hop y la danza contemporánea pero nunca ha tenido el chance de practicarlos la Unidad de Programas Deportivos ha preparado cursos libres de modalidad intensiva.

Durante seis semanas las personas interesadas podrán aprender técnicas y herramientas para disfrutar de estas actividades.

La matrícula ya está abierta en el Edificio Saprissa (frente al Pretil) y se extenderá hasta el 18 de enero.

Músicos desde pequeños

Desde hace 40 años, las Etapas Básicas de Música están presentes en todo el territorio nacional para permitirle a niños y niñas a partir de los 7 años empezar su formación en instrumentos de viento, cuerda, bronces, canto y hasta marimba.

Mediante la combinación de sus estudios en música con los de la escuela o el colegio, las personas participantes no solo aprenden a ejecutar un instrumento sino que adquieren valores y aprenden herramientas para la vida cotidiana cómo la puntualidad y el manejo del tiempo.

Un espacio para la tecnología

¿Quién dijo que no se puede aprender y divertirse con la tecnología en vacaciones?

El Programa de Tecnologías Educativas para el Aprendizaje convoca a niños y niñas entre los 7 y los 12 años para que sean parte de los cursos en los que van a poder acercarse a la programación y al aprovechamiento de las herramientas tecnológicas.

Los cursos se extenderán hasta la primera semana de febrero y la matrícula de estos cursos se realizará en línea mediante el sitio web de la Facultad de Educación a partir del 11 de enero.

La oferta incluye robótica y produccción audivisual.

¡Acérquese a la Etapa Básica más cercana!

SAN PEDRO

Estudiantes: 226

Instrumentos: bronce, flauta, clarinete, saxofón, percusión, cuerdas, canto, guitarra, oboe, piano, fagot

Contacto: 2511-8565

 

PUNTARENAS

Estudiantes: 120

Instrumentos: canto, clarinete, cuerdas, guitarra, piano, flauta, saxofón, trompeta.

Contacto: 2511-7452

 

SANTA CRUZ

Estudiantes: 150

Instrumentos: clarinete, saxofón, trompeta, trombón, piano, guitarra, percusión, canto.

*Proyecto especial del rescate de la marimba.

Contacto: 2680-0461

 

TURRIALBA

Estudiantes: 101

Instrumentos: flauta traversa, clarinete, saxofón, trompeta, trombón, guitarra, celo, viola, violín, contrabajo, percusión, canto, piano.

Contacto: 2511-9263

 

LIMÓN

Estudiantes: 75

Instrumentos: trompeta, piano, guitarra, trombón, saxofón, percusión, taller de coro, flauta traversa y clarinete

Contacto: 2511-7348

 

SAN RAMÓN

Estudiantes: 87

Instrumentos: bronces, piano, violín, celo, contrabajo, guitarra, flauta traversa, saxofón

Contacto: 2453-6444

 

¡Sea parte de la U!

Todos los espacios de la UCR están abiertos para ser disfrutados por quienes visitan el campus.

Durante los cursos, las personas participantes pueden también utilizar los medios de transporte de la institución, comer en sus sodas y aprovechar los espacios.

Con la finalización de cada uno de los cursos, las personas reciben su certificado de participación con el sello UCR.

 

Tomás Gómez Huertas

Periodista Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Miles de horas cada año son semillas para una sociedad más inclusiva y respetuosa de las diferencias

  • Este 10 de diciembre se celebran 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

  • Acción Social de la UCR en derechos humanos llega a casi dos millones de personas en todas las regiones

“La vulnerabilidad del incumplimiento de los derechos humanos es un asunto que atraviesa a todos los segmentos de población. En especial, la pobreza, la exclusión educativa, el trabajo informal y otras actividades que los enrolan en actividades ilícitas”, detalló Dina Espinosa Brilla, coordinadora del proyecto EDNA. Foto muestra niños jugando. Archivo VAS.

Para superar los pendientes en materia de derechos humanos y lograr que la mayor cantidad de habitantes en el territorio nacional los disfruten a plenitud, cada año la Universidad de Costa Rica (UCR) invierte miles de horas en la ejecución de más de 130 proyectos inscritos en la Vicerrectoría de Acción Social (VAS).

Los desafíos de la sociedad costarricense para construir una sociedad más equitativa, solidaria y respetuosa de los derechos humanos son múltiples. Por eso, desde cada una de las iniciativas de la VAS se llega a las comunidades con proyectos relacionados con la niñez y la adolescencia, el derecho al trabajo justo, el envejecimiento digno, el acceso a la educación, la prevención de la violencia por causa de género, edad, orientación e identidad sexuales.

Con un presupuesto de ₡265 millones anuales, el personal universitario y la comunidad estudiantil asumen como propios los problemas que impiden que cada persona acceda a los derechos humanos garantizados por la normativa nacional y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Precisamente, este 10 diciembre la humanidad celebrará los 75 de la promulgación de dicha declaración. Sus 30 artículos se han constituido una guía para que los Estados y sus instituciones eliminen las barreras para garantizar que todas las personas alcancen esa plenitud, sin distinción alguna.

“Los Derechos Humanos tienen por principio primordial el respeto y el reconocimiento de la dignidad inherente de todas las personas. Esto implica a su vez la gestión de la igualdad de oportunidades, lo que tiene que ver con la inclusión y la reducción de la brecha social”, aseguró el Lic. José Daniel Rodríguez Arrieta, coordinador del proyecto “Población con discapacidad y derechos humanos: comunidades hacia la inclusión y el empoderamiento” (TC-633).

En materia de derechos humanos, el vínculo universidad-sociedad ha sido constante desde la creación de la UCR, aseguró Marjorie Jiménez Castro, vicerrectora de Acción Social. Foto muestra jóvenes que se toman fotografia con marco #AcciónSocialUCR Archivo VAS.

El TC-633, de la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR, es una instancia que vincula a estudiantes con las comunidades para fomentar espacios y actividades para reconocimiento, apropiación y sensibilización acerca de los derechos humanos de la población con discapacidad en función de la inclusión.

Una importante cantidad de proyectos de Acción Social trabajan porque la niñez y adolescencia tengan acceso a la salud, la educación y la posibilidad de vivir en ambientes libres de violencias. Uno de ellos es el proyecto del Instituto de Investigaciones en Educación (INIE) denominado “Prevención de Violencia en 100 Centros Educativos del Ministerio de Educación Pública” (ED-3221) . El objetivo es brindar capacitación al personal destacado en dichas escuelas sobre los temas de la violencia intraescolar y fomentar la permanencia en las aulas.

Además, la UCR aporta investigación para el diseño de políticas públicas en esta materia. Por ejemplo, se difunden periódicamente informes relacionados con la niñez y la adolescencia en Costa Rica. Entre ellos destaca el “Informe EDNA: Estado de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia” (ED-389), cuyo equipo de profesionales tiene su base en la Escuela de Estudios Generales.

En total, para el año 2018 unos 35 proyectos se relacionan con la población infantil y adolescente en Costa Rica.

Derechos Humanos y vínculo social

“La acción social es un pilar fundamental en la lógica y razón de ser de las universidades estatales. Nuestra labor es enteramente en función de la sociedad costarricense en tanto su progreso y su consolidación como una sociedad inclusiva que busque sostenidamente la reducción de las brechas sociales y económicas. Este es el contacto más directo y tangible de la Universidad con las comunidades a las cuales se debe; es la más visible devolución que se hace de la inversión de una sociedad en la educación superior y no debe nunca escatimarse en esta inversión”, aseguró el Lic. Rodríguez Arrieta.

Como parte de su compromiso con los derechos humanos, la UCR trabaja de la mano con instituciones estatales y organizaciones comunitarias para favorecer condiciones de acceso a todos los derechos para las personas habitantes en el territorio nacional. Foto archivo ODI.

De los 168 proyectos inscritos en la VAS, unos 16 se enfocan en el apoyo coordinado con otras organizaciones para que personas con alguna discapacidad tengan iguales oportunidades de acceso a la educación, la participación ciudadana e integrarse a la fuerza laboral del país.

Un ejemplo es el proyecto del Instituto de Investigación en Educación de la UCR para crear un “Modelo de capacitación en higiene y manipulación de los alimentos para personas con discapacidad intelectual” (ED-3104), que le ha permitido a jóvenes concluir exitosamente el curso este requisito para optar por una oportunidad laboral. Para ello, se diseñaron módulos temáticos a partir de los contenidos del programa estandarizado del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).

Otro proyecto, “Construyendo juntos: Personas con discapacidad en el ejercicio efectivo de los derechos humanos” (ED-3297), ejecutado por el Centro de Investigaciones y Estudios Políticos, se propone que en el país se “cumpla totalmente normativa nacional e internacional en derechos humanos en discapacidad e identificar las brechas normativas que aún persisten entre el ordenamiento jurídico nacional y lo que la Convención de Derechos de Personas con Discapacidad establece”, acotó el magíster Erick Hess Araya, coordinador del mismo.

Hess reafirmó que el “vínculo entre Universidad y sociedad es total, porque el proyecto avanza en la medida en que las personas con discapacidad así lo demandan y porque las personas con discapacidad van a obtener una orientación y asesoría técnica y académica que han solicitado para beneficio de sus propios intereses”. Actualmente, en Costa Rica cerca de medio millón de personas viven con alguna discapacidad y el 64% están excluidas de la fuerza laboral, con especial énfasis las mujeres.

“Decir que la UCR ha contribuido con los más diversos sectores de la sociedad costarricense no es retórico. La UCR ha estado presente desde sus inicios en el mejoramiento de la educación, la formación del concepto integral de la salud, en la generación de competencias productivas comunales, la defensa del ambiente, de los derechos humanos y la reivindicación de las fibras culturales que conforman nuestras identidades”, recordó la M.L. Marjorie Jiménez Castro, vicerrectora de Acción Social.

 

Eduardo Muñoz Sequeira

Periodista Vicerrectoría de Acción Social

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Enseñar a leer y a escribir es una acción de la Universidad en todo el país

UCR Presente

Grupos vulnerables superan obstáculos educativos

La Universidad de Costa Rica (UCR) está presente en las comunidades donde las desigualdades sociales, económicas y educativas han limitado incluso, la posibilidad de algunas personas para aprender a leer y a escribir.

En estos contextos se hace presente Educación sin fronteras, iniciativa de Trabajo Comunal Universitario (TCU) impulsada por la Escuela de Psicología para brindar acompañamiento educativo a poblaciones vulnerables a través de organizaciones o espacios de educación no formales.

El coordinador de la iniciativa, Eduardo Bolaños y 27 estudiantes universitarios de carreras como ingenierías, psicología, y educación, visitan las comunidades para impartir tutorías,talleres o hasta clases formales dirigidas a niños, adultos mayores, migrantes, y personas trans.

Los contenidos de estos espacios varían entre las diversas poblaciones que atienden, pero abordan desde el contenido de asignaturas como matemáticas, español o Inglés, estimulación para el desarrollo cognitivo infantil, preparación para las pruebas de admisión universitarias, hasta incluso, el apoyo para aprender a leer y escribir.

Por el momento, el TCU trabaja con organizaciones como: Fundación Cultura Sin Fronteras (CSF) en las cercanías del Mercado Borbón, el Proyecto Municipal La Cometa en Tirrases, Transvida que es un espacio para la comunidad trans, Asociación Las Brisas en Dulce Nombre de Tres Ríos, Cindea en Montes de Oca, y próximamente trabajarán con la comunidad de La Capri en Desamparados.

Mujeres participan de diversas actividades como parte de su proceso de alfabetización.

El proyecto ha logrado, a través de un cambio en el método de enseñanza, promover el aprendizaje crítico, pero sobretodo, facilitar la permanencia de estas poblaciones en el sistema educativo.

“No se trata de adaptar ciegamente a las personas al sistema educativo, se trata de que ellos puedan jugar con las reglas de este sistema, que no sea una adaptación acrítica y así ellos puedan generar sus propias opiniones.” comentó el coordinador del proyecto.

Por medio de este acercamiento a las comunidades, el TCU ha impactado en la vida de sus participantes; mientras algunos reciben alfabetización básica, otros se gradúan de Bachillerato, pero siempre se evidencia la importancia de propiciar su desarrollo académico y personal.

“Cada comunidad se da cuenta que hay una potencialidad y la educación sirve como pretexto para pensar en estas potencialidades y en qué maneras se pueden manifestar. Por ejemplo, una persona que aprende a leer y a escribir, no solo aprende a hacer eso, todo este proceso lo lleva a cuestionarse,a pensar y a crecer”.

 

Amanda Núñez Chacón

Asistente de comunicación ODI-UCR

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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¡UCR y comunidades mapean conflictos socioambientales!

UCR Presente

Saberes locales se traducen en herramientas para estudio y toma de decisiones

Académicos y comunidades analizan las zonas de riesgo, la tenencia y uso de la tierra, al tiempo que problematizan las razones de tales condiciones. (Ilustración: Ibux Sánchez).

La expansión de monocultivos y el desarrollo de proyectos de construcción en la localidad de Palmar Sur, en la península de Osa, ha desencadenado una problemática socio ambiental que atenta contra la autonomía y cultura.

La Universidad de Costa Rica (UCR) reconoce la gravedad de la situación y por eso está presente en la zona mediante el Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la Escuela de Ciencias Políticas (ECP), “Cartografiando el conflicto socioambiental” (TC-684).

La iniciativa busca generar herramientas para hacerle frente a este conflicto a través de la cartografía participativa, que consiste en un proceso de trabajo colectivo con las comunidades, donde los habitantes comparten su conocimiento sobre las características del territorio.

Según la politóloga María José Guillén, quien lidera el proyecto, la construcción de mapas con las comunidades permite analizar las zonas de riesgo, la tenencia y uso de la tierra, al tiempo que se problematiza las razones por las que la zona presenta estas condiciones.

“No se trata solo del dibujito del mapa y lo que representa, sino de todo lo que queda detrás: el por qué este mapa es así. ¿Cuál es el papel del Estado, los campesinos, y la sociedad civil? Ahí es donde la discusión se torna un poco más política” comenta Guillen.

Además de la creación de mapas, el proyecto también produce espacios de discusión y formación política, legal, económica y cultural para las comunidades. Se llevan a cabo actividades como talleres sobre la Reforma Fiscal y un espacio llamado Aula Campesina, en el cual se discute el tema de cultivo de semillas y agroecología.

“Es un proceso de diálogo en el cual a partir del saber técnico de la U y el saber empírico de la gente con ciertas sensibilidades, se genera una discusión donde se crea algo nuevo y útil para la población.” asegura la docente.

El aporte del TCU en la comunidad ha tenido diversos impactos, desde influir en el paro del proyecto del Aeropuerto Internacional de la Región Brunca, hasta favorecer el desarrollo de festivales culturales e incrementar la participación de mujeres y jóvenes en la política comunitaria.

“¿De qué sirve luchar por la tierra si una vez que se tenga, la vida cotidiana y las relaciones entre personas siguen siendo lo mismo? El espacio de discusión sirve para las cosas grandes, pero también sirve para las cosas de más detalle que componen la comunidad.” concluye Guillen.

Tras casi dos años de su creación, esta iniciativa espera para el 2019 poder hacer una devolución física para las comunidades a través de un atlas que incluya las memorias de la lucha por la tierra con los mapas construidos, el cual sería distribuido a toda la comunidad.

Junto a Guillén participan en el proyecto 15 estudiantes universitarios de carreras como historia, antropología y ciencias políticas, así como el coordinador de Extensión Docente en la zona, el geógrafo José Antonio Mora.

Cartografiando el conflicto: creación de un atlas de conflicto socio-ambiental en el Caribe Sur.

 

Amanda Núñez Chacón

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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En el etiquetado de los alimentos que usted consume está el trabajo de la UCR

UCR Presente

El CITA-UCR verifica la calidad y valor nutritivo de cientos de alimentos producidos en Costa Rica para hacer un etiquetado confiable para las y los consumidores

El Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA) de la Universidad de Costa Rica, único centro de investigación dedicado a apoyar la industria alimentaria costarricense, está presente desde hace más de 35 años en el estudio del perfil nutricional y en el control de calidad e inocuidad de alimentos para consumo humano en Costa Rica.

En los últimos cinco años en este centro se han diseñado las etiquetas nutricionales para 572 productos que están a disposición de los consumidores en el mercado costarricense. Varias marcas de arroz, jugo de naranja, pulpas de frutas, chips de plátano o mango deshidratado, entre otros productos que usted adquiere en el supermercado llevan etiquetas elaboradas en el CITA-UCR.

En Costa Rica incluso las pequeñas empresas y las personas emprendedoras tienen la opción de contar con el etiquetado nutricional, así como acceder a capacitación para la formulación de nuevos productos, análisis de calidad y apoyo tecnológico que les ofrece este reconocido centro de investigación através de sus diversos servicios y programas de acción social.

El CITA-UCR es el único centro nacional de carácter interdisciplinario con un modelo de interacción continua entre el sector académico, la industria alimentaria y las instituciones del gobierno (MAG, MICITT) en el país.

Etiquetado y salud

Para elaborar una etiqueta bajo los estándares de calidad que se exigen actualmente, el laboratorio de análisis químico del CITA utiliza metodologías químicas oficiales y métodos únicos desarrollados por el laboratorio. Así se realizan los anáslisis completos para determinar con precisión todos los ingredientes que componen un alimento y los nutrientes que aportan a nuestra dieta.

La información nutricional de un alimento incluye el valor energético y sus nutrientes: grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal; además de otros nutrientes que son esenciales para la salud como la fibra y el contenido de vitaminas y minerales.

En el CITA también se realizan análisis de otros compuestos de los alimentos que pueden resultar peligrosos para las personas alérgicas como el gluten, o nitratos y nitritos en embutidos, colados de bebé y vegetales relacionados con la formación de sustancias con posibles efectos cancerígenos (nitrosaminas).

En este laboratorio se realizan más de 6.000 determinaciones al año en muestras de alimentos. Este servicio se brinda tanto a pymes como a empresas consolidadas de la industria alimentaria y a grupos de investigadores interesados en innovación y desarrollo tecnológico de nuevos productos alimenticios.

Desarrollo de productos

Los más de 40 años de operación del CITA con un modelo de interacción continua entre el sector académico, la industria alimentaria y las instituciones del gobierno han permitido generar conocimiento y transferirlo para valorizar la producción nacional, aumentar su competitividad y desarrollar nuevas opciones que faciliten la comercialización en un mundo globalizado.

A través del Programa de Apoyo Tecnológico a la Industria (PATI) el CITA ha desarrollado más de 300 productos alimenticios seguros y nutritivos para las y los consumidores, apoyando así el progreso de emprendedores y empresas nacionales del sector agroalimentario. Este programa funciona desde 1984 bajo la modalidad de puertas abiertas, donde cualquier persona o empresa interesada se puede presentar en las instalaciones del CITA y plantear su necesidad.

Los emprendedores de las zonas rurales también se ven beneficiados por Programa de Desarrrollo Agroindustrial Rural (DAIR) que realiza una articulación entre la investigación realizada por el CITA y la agroindustria rural a través de la capacitación y seguimiento de proyectos para valorizar la producción local.

Todas estas acciones se han logrado con un fuerte compromiso de los colaboradores del CITA y de la Universidad, para contribuir a la mejora en la calidad de vida de la población nacional.

 

Katzy O`neal Coto

Periodista Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Si de terminar el colegio se trata, la UCR tiene más de 360 proyectos que lo apoyan

Estudiantes del Colegio Científico en Liberia Guanacaste. Archivo-ODI-UCR Foto: Anel Kenjekeeva.

Uno de los principales retos de la educación pública es disminuir la cantidad de jóvenes que abandonan las aulas o que no logran graduarse exitosamente cada año.

Según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP), el promedio nacional de la exclusión educativa ronda el 8%. Pero esa cantidad aumenta en los distritos considerados de atención prioritaria, así considerados porque presenta mayores índices de insatisfacción de necesidades básica, lo que se constituye en uno de los principales obstáculos para la permanencia, reincorporación y el éxito educativo.

Respondiendo a este desafío nacional, la Universidad de Costa Rica (UCR) emprende acciones para promover la inclusión educativa mediante propuestas innovadoras. Una de ellas es el reciente acuerdo entre el MEP y la UCR que coordinará acciones mediante el proyecto Enlace (TC-722).

Enlace está inscrito en la Vicerrectoría de Acción (VAS) como un proyecto de Trabajo Comunal Universitario, pero hará vínculos con otros programas e iniciativas. “Enlace robustecerá el impacto de proyectos actuales como los campamentos de desarrollo humano, talleres, encuentros, convivios y encuentros de animación sociocultural y habilidades para la vida que ya promueven distintos proyectos de Acción Social”, explicó la Dra. María Marta Camacho Álvarez, coordinadora de Enlace.

“Desde el año 2016, mediante la Resolución VAS-8-2016 se solicitó a las sedes y recintos considerar el tema del apoyo al mejoramiento de la Educación Secundaria como uno de los núcleos y ejes transversales de su quehacer”, explicó la Dra. María Marta Camacho Álvarez, coordinadora de Enlace.

La Dra. Camacho enfatizó que Enlace unirá esfuerzos y gestionará recursos en atención a los objetivos definidos entre el MEP y la UCR, para un abordaje integral en el que los jóvenes y docentes de secundaria tengan acceso a mayores posibilidades educativas y formativas. En la propuesta lograda se contó con la participación de profesores de las escuelas de Formación Docente, Biología, Medicina, Nutrición, Física, entre otras.

En un inicio se planteó un plan de tutorías, explicó Camacho. Sin embargo, en la etapa diagnóstica se consideró que un eslabón ineludible es el docente.

En el apoyo al personal docente las acciones incluyen capacitaciones, tanto presenciales como virtuales, mediante el uso de redes sociales y plataformas tecnológicas. Incluso, “se está pensando en un realizar el Enlace Tecnológico, que es un encuentro de docentes que utilizan de manera constante herramientas tecnológicas en los procesos de enseñanza-aprendizaje”, acotó Camacho.

Impacto nacional

Actualmente, en la VAS existen 364 proyectos inscritos vinculados con el mejoramiento educativo de la secundaria. Entre ellos están el de “Apoyo y Promoción de las Ciencias” (TC-565), el de “Mejoramiento del rendimiento académico de matemática en la secundaria” ( TC-536 ), el de “Cooperación con el proceso de enseñanza-aprendizaje del inglés” ( TC-658 ) y el “Estimulando la escritura creativa y el análisis literario” ( TC-612 ), entre otros.

Proyectos de fortalecimiento educativo de la UCR están presentes en todo el país.

Otro de ellos llega a 350 estudiantes de los pueblos y territorios indígenas con el fin de que concluyan exitosamente la secundaria, y así lograr su ingreso a la educación superior estatal. Esto es parte de un programa de tutorías impartidas por jóvenes universitarios, acorde a los objetivos del Plan Nacional de Salvaguarda Indígena.

Tecnología educativa

Para llegar a todas las comunidades, el proyecto Enlace dará la opción de tutorías virtuales para apoyar a los jóvenes en todo momento. Para ello, se recurrirá a la plataforma Telegram  una red social con mayores controles que otras más populares en el mercado.

Mediante este recurso, un equipo de estudiantes universitarios evacuará las dudas de los colegiales. “No se trata de resolver tareas, trabajos extraclases o sustituir al docente, sino la posibilidad de aclararles inquietudes concretas”, expuso Camacho.

La Dra. Kattya Grosser Guillén, directora de Vida Estudiantil del MEP, enfatizó que gracias a la amplia cobertura de la UCR se facilitará la coordinación de acciones en todo el país, que no solo están dirigidas al apoyo pedagógico, sino a otras relacionadas con la vida y el bienestar en el centro educativo, como artísticas y lúdicas.

“Tenemos estudiantes universitarios que trabajan en espacios de música, teatro, danza y eso es algo que deseamos seguir ampliando. No es solamente el apoyo dado a temas académicos, sino en otras esferas que vienen a aportar en la construcción un proyecto de vida de los jóvenes y que conozcan de primera mano las posibilidades de seguir estudios universitarios. Esto es una motivación extra para nuestros estudiantes”, manifestó Grosser.

“Este es un vínculo virtuoso que irá creciendo en la medida que podamos ir coordinando, las posibilidades de la universidad son muy amplias y a las necesidades que podemos darle repuestas también. Yo lo veo muy provechoso en la medida que lo logremos sostenerlo en el tiempo, este es un proyecto que solo va a crecer”, adelantó Grosser.

“Nos interesa este tema porque la acción social es responsabilidad de toda una comunidad universitaria. Vemos en ella una herramienta para crear movilidad social”, concluyó la M.L. Marjorie Jiménez Castro, vicerrectora de Acción Social de la UCR, con respecto al compromiso que caracteriza al vínculo de la universidad con la sociedad costarricense.

Eduardo Muñoz

Periodista Vicerrectoría de Acción Social

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Estudiantes de la UCR aportan más de un millón de horas anuales a comunidades de todo el país

UCR Presente

Trabajo comunal universitario en zonas indígenas del Alto de Comte, Progreso. Foto: Denis Castro.

Cada año, alrededor de 5 000 estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) aportan más de un millón de horas, en forma gratuita, a decenas de comunidades en todo el país, gracias al Trabajo Comunal Universitario (TCU), el cual deben realizar como parte de su plan de estudios.

Para la UCR, esta es una forma de retribuir a la sociedad la inversión que realiza en la educación superior pública y tiene el objetivo principal de generar las transformaciones sociales que nuestra sociedad necesita.

Estas actividades permiten una vinculación dinámica y crítica entre estudiantes y docentes universitarios con grupos sociales y comunidades vulnerables.

Al momento se encuentran inscritos 174 proyectos en diversas áreas como el fortalecimiento educativo, salud, desarrollo ambiental sostenible, socioproductividad, derechos humanos, desarrollo comunitario y arte.

El TCU deben realizarlo todos los estudiantes de la Institución como requisito para graduarse, e implica que deben cumplir con 300 horas de trabajo comunal para quienes estudien carreras de Bachillerato y Licenciatura. Mientras que aquellos que cursen diplomados o profesorados tendrán que cumplir con 150 horas.

Acción social

Los TCU tienen como objetivo desarrollar un proceso académico multidisciplinario e interdisciplinario que integre las actividades sustantivas de la Universidad. También, se busca promover una conciencia crítica con respecto a la realidad nacional, a partir de reflexiones éticas, sociales y políticas, según lo define el Programa de Trabajo Comunal Universitario.

Otro aspecto que se busca es contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el buen vivir, al potenciar las capacidades de los grupos con los que se trabaja y al incidir en la solución de problemas.

Precisamente, Minor Cordero Jiménez, asesor general de trabajo en la comunidad, comentó que con los TCU realmente se da un aporte muy importante en términos académicos.

La labor que se desarrolla va más allá de llegar a las comunidades, pues se constituye en un aula abierta donde no solo se aporta conocimiento, sino que también se rescata.

Para los estudiantes tiene una gran importancia en términos de la sensibilización que obtienen de las diferentes comunidades ya que aprenden a trabajar para resolver situaciones.

Uno de los principales aspectos que destaca Cordero es el abordaje de las necesidades de distintas comunidades, con un enfoque interdisciplinario, pues algunos TCU incluyen la participación de hasta 10 o 11 disciplinas.

En todo el país

Los trabajos comunales universitarios se desarrollan en los 82 cantones del país y llega a las poblaciones con más necesidades.

La mayoría se han creado en la sede central, Rodrigo Facio, en San José, y de ahí se movilizan a cientos de comunidades donde atienden distintas situaciones que enfrentan para mejorar su calidad de vida. También, hay otros TCU que se desarrollan desde las sedes y recintos de la Institución.

En ese sentido, la Sede de Occidente tiene inscritos 16 proyectos; las del Pacífico, Guanacaste y el Caribe, seis cada una; el Recinto de Golfito, dos; la Sede del Atlántico, cinco, y los Recintos de Guápiles y Paraíso dos cada uno.

Como ejemplo del aporte de los trabajos comunales a la sociedad, están los que se realizan con poblaciones indígenas, hay uno que atiende necesidades de los malecus y de los bribris, así como los del Térraba, donde se está recuperando en enciclopedias y diccionarios todos los aspectos de la cultura de este pueblo.

Además, hay otro también sobre pueblos y territorios indígenas mediante el cual se le brinda tutorías y acompañamiento académico a los niños de comunidades como Alto Comte, Amubri, Telire, Ujarrás, Térraba y Rey Curré, entre otros pueblos. Igualmente, se brinda apoyo a los indígenas ngöbe y cabécar en Casona (Coto Brus) y Fila de Carbón (Talamanca). En algunos de estos lugares incluso hay que desplazarse varios días en vehículo y a pie por la dificultad de los caminos.

De esta manera, la Universidad de Costa Rica se proyecta a las comunidades con mayores necesidades en el país. El objetivo es brindarles conocimiento y acompañamiento en el desarrollo de proyectos que mejoren su calidad de vida, en una gran cantidad de áreas como salud, educación, psicología, legal, cultural y artística, entre muchas más.

 

Nidia Burgos Quirós

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR, Voz experta: Investigación e innovación de calidad mundial ¿Si no es en la Universidad Pública dónde?

Por Fernando García Santamaría

  • Las corrientes actuales de antiintelectualismo y posverdades afectan negativamente la percepción y la validación social de la ciencia, la academia y el conocimiento

Acto de entrega del premio al investigador o investigadora 2016.
Fernando García Santamaría es vicerrector de Investigación de la Universidad de Costa Rica.

Investigar en la Universidad de Costa Rica (UCR) es una gran responsabilidad. Es la generación de conocimiento por el conocimiento en sí, en un espacio donde se protege la libertad de pensamiento, la libertad de cátedra sin seguir necesariamente criterios de mercado y guiados por el bienestar de la sociedad como un todo.

Cuando se investiga en una universidad pública se garantiza el beneficio para la sociedad, en tanto el conocimiento es la base del desarrollo económico y social de Costa Rica. ¡Así lo ha sido! Desde su fundación, la UCR ha investigado y lo sigue haciendo en su quehacer diario para beneficiar de forma directa al país, a la calidad de vida del ciudadano común, a los agricultores, a los exportadores, a los innovadores y emprendedores que en conjunto dan los saltos cualitativos con los cuales Costa Rica se enfrenta al futuro.

Solo como un ejemplo, en transferencia de tecnología, en los últimos años, la Universidad ha gestionado 23 contratos de licenciamiento a empresas nacionales y extranjeras y 13 transferencias basadas en acuerdos específicos. Lo anterior significa calidad inventiva y reconocimiento global de esa capacidad.

En este momento, están en proceso de firma dos contratos de licenciamiento con una empresa nacional sobre productos biotecnológicos y a partir de conocimiento, y como resultado de la investigación universitaria, se han creado seis empresas tecnológicas a escala nacional y una internacional en Colombia con subsidiarias en Brasil y México.

La Universidad tiene registros comerciales de distintas variedades vegetales y desarrolla tecnología para que los productos agrícolas sean resistentes al cambio climático, entre muchos otros esfuerzos de investigación, que incluso llevan el nombre de Costa Rica a Sri Lanka, nación apoyada en la producción de suero antiofídico a través de la innovación generada por el Instituto Clodomiro Picado.

En la Universidad de Costa Rica todo acto académico de investigación no finaliza con la presentación de un informe, es obligación llevar ese conocimiento a todos los estratos de nuestra sociedad, por medio de la acción social, la generación de políticas públicas, la transferencia del conocimiento a sectores productivos o el asesoramiento a tomadores de decisiones.

Es urgente en un contexto en el cual se cuestiona el modelo de universidad de investigación –en la cual Costa Rica ha invertido desde la fundación de esta Institución benemérita–, recordar que desde la UCR se invierte en unas 1 800 personas quienes con sus aportes se constituyen en una comunidad de investigación amplia para un país como el nuestro, que lleva a cabo, actualmente, más de 2 000 actividades, proyectos y programas de investigación en institutos y centros de investigación, estaciones y fincas experimentales, así como en las propias unidades académicas de la institución. Solo en el período 2012-2016, se efectuaron más de 3 000 publicaciones científicas y sus potenciales impactos.

Talento humano. Es una masa crítica altamente preparada a nivel de posgrado e investigación que abarca una gran parte de las áreas del conocimiento, y aunque una porción significativa ha sido formada en universidades extranjeras, sí existe un cierto grado de endogamia con personas que han sido formadas por la propia institución.

Así, la formación del talento humano es una prioridad institucional y más de 250 docentes efectúan hoy sus estudios de posgrado y su formación en investigación en universidades extranjeras financiadas por la Universidad de Costa Rica.

Las corrientes actuales de antiintelectualismo y posverdades afectan negativamente la percepción y la validación social de la ciencia, la academia y el conocimiento. A su vez, la apropiación del conocimiento por parte de poderosos grupos económicos genera desigualdad, injusticia e inequidades en las posibilidades de sectores históricamente discriminados para su desarrollo social. Estas no representan amenazas solamente contra el pensamiento crítico y el quehacer universitario, sino también contra el desarrollo social y económico y la paz social.

Los investigadores de la Universidad de Costa Rica, al igual que su administración, han asumido un compromiso con la búsqueda constante de la excelencia académica en la generación del conocimiento, con pertinencia y atención a las necesidades de nuestra sociedad.

Estos asuntos se debatieron en el Primer Foro Institucional 2018

 

Fernando García Santamaría

Vicerrector de Investigación de la Universidad de Costa Rica

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR presente en el seno de la familia Selles Vargas

La Universidad de Costa Rica está presente en todo el país; por eso, viajamos hasta Amubri Talamanca en donde encontramos a una familia que lleva en sus adentros el sello de la UCR. Se trata de la familia Selles Vargas, la cual con mucho esfuerzo logró cumplir el sueño de que tres de sus hijos estudien en la UCR.

Conozcamos la historia de Iván, Marta y Jeimy, quienes forman parte de los más de 140 estudiantes indígenas de la UCR.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR, Voz experta: ¡Defender la educación superior pública, defender a la UCR y a nuestro país!

Por Henning Jensen Pennington, rector de la Universidad de Costa Rica, en el marco del Primer Foro Institucional 2018

UCR Voz experta Defender la educacion superior publica defender a la UCR y a nuestro pais
El Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la Universidad de Costa Rica, durante su participación en el Primer Foro Institucional 2018, en el auditorio de la Plaza de la Autonomía. Foto: Karla Richmond.

«Los dolores que quedan son las libertades que faltan». En pocas palabras, el Manifiesto Liminar, producto de la conocida Reforma Universitaria de Córdoba, dejó claro que la revolución estudiantil acontecida hace cien años fue una libertad más que se había conquistado, pero también evidenció que faltaban muchas más por reivindicar.

La universidad pública, tal y como la conocemos hoy, en parte es producto de ese proceso de emancipación de los poderes autoritarios y en aquel entonces eclesiásticos, para dar paso a instituciones de autonomía regidas por los principios de libertad de cátedra y de expresión, en donde la generación del conocimiento se dé por la búsqueda de los saberes y no por imposiciones ni presiones externas. Pero, especialmente, el carácter de «lo público» se lo da el servicio a una sociedad que la ha creado, y que la ha hecho crecer para aportar en la búsqueda del bien común.

La Universidad de Costa Rica, en su 78.° aniversario, se reconoce como una universidad pública con esas características, la cual por casi ocho décadas ha combatido presiones e imposiciones para mantener su rumbo y su papel en la sociedad.

Nuestra región latinoamericana, muy sufrida en su historia por gobiernos autoritarios que aún hoy resurgen y que siguen lesionando los intereses de los pueblos, confía en estas instituciones, como generadoras de conocimiento y con voces imparciales en donde es posible encontrar el espacio para la reflexión y el diálogo.

En una coyuntura como la actual, cabe preguntarnos si la universidad pública sigue representando ese refugio de libertad de pensamiento y expresión, en donde las personas se sientan libres de escuchar, opinar, criticar, informar e informarse, pero especialmente de aprender críticamente.

Las reflexiones que este año propone la Comisión Especial Interdisciplinaria de la Rectoría, alrededor de la visión y quehacer integral humanista y universal de la Universidad de Costa Rica, para entender, orientar y atender los retos de una sociedad en transformación, plasman de antemano la misión universitaria de servir a la sociedad que la ha visto crecer. Las sociedades no son estáticas, y los cambios que viven también afectan su institucionalidad pública y la propia institucionalidad universitaria. Una universidad pública también debe responder a estas transformaciones, y aportar ––desde la academia–– aquellas opciones para que la comunidad nacional se sienta apoyada con el conocimiento, el debate y la puesta en común de ideas. Sin diálogo social no se pueden esperar cambios integradores, ni participación ciudadana, ni representatividad. Por ello, la sociedad en transformación implica una serie de retos hacia la universidad pública, como lo es la Universidad de Costa Rica, pero a la vez existen muchas oportunidades que tenemos al frente y que podemos aprovechar para construir en conjunto con la sociedad costarricense.

La Universidad de Costa Rica, como universidad pública, tiene el siempre vigente deber de realizar su quehacer académico e integral en transparencia hacia la sociedad a la cual sirve. Esto, sin duda, no es un deber actual, ni dejará de serlo en ningún momento. Sin embargo, el reto universitario permanente radica en facilitar los mecanismos y procesos necesarios para garantizar esa transparencia, y para estar cada vez más listos para responder ante las consultas de la opinión pública sobre la gestión de la institución de educación superior con más personal y estudiantes del país. Es decir, mantenernos siempre vigentes para garantizar esa transparencia, y responder con más versatilidad al escrutinio de la opinión pública, es uno de los retos que nuestra universidad debe trabajar cada día.

Sin embargo, ese mismo escrutinio nos ofrece la oportunidad de poner de manifiesto la presencia de la Universidad de Costa Rica en los múltiples aspectos de la vida cotidiana de las y los costarricenses, y de todas las personas que habitan nuestro país. La UCR está presente en la salud de las personas, al formar a las mejores generaciones de profesionales en la salud para su labor pública, y al contribuir con la seguridad de los medicamentos. La UCR está presente en el transporte e infraestructura públicos, al verificar el cumplimiento de los estándares requeridos en los combustibles, y al promover la seguridad de carreteras y puentes que conforman el tejido vial del país. La UCR está presente en las emergencias, no solo al brindar el apoyo necesario a las instancias nacionales, sino desde mucho antes, al facilitar evidencia científica para la toma de decisiones que garanticen la integridad de cientos de poblaciones. En fin, la UCR está presente en muchísimas otras circunstancias más, pues nuestros funcionarios y estudiantes hacen aportes de impacto cotidiano para el bienestar del país.

Así, el prestigio de una universidad como la nuestra no debe ser desmerecido, la confianza que nos da la ciudadanía debe resguardarse y redimirse con una gestión adecuada de los recursos que nos brinda, y que son esenciales para que miles de estudiantes puedan acceder y permanecer en la educación superior pública.

Los retos que rodean la investigación recaen en mantener activos los procesos de diagnóstico de la realidad social, sin dejar pasar la necesidad de conocimiento básico para fundamentar soluciones prácticas y activas a los problemas identificados en la sociedad. Tenemos la necesidad de alivianar las gestiones administrativas de nuestros docentes e investigadores, así como encontrar mecanismos más ágiles para enfrentar la difícil competencia por fondos y recursos de investigación. Sin duda, la compleja y preocupante situación fiscal del país alimenta la necesidad de múltiples instituciones por resguardar los recursos que les ingresan, pero es una razón más para defender los recursos de las universidades públicas. Una gran parte de las investigaciones de nuestra institución se sostienen con fondos provenientes de nuestro mismo presupuesto, y disminuirlos significaría suprimir la oportunidad de la generación de nuevo conocimiento con miras a aportar soluciones para el bienestar de las personas, y para garantizar una mejor calidad de vida en el futuro.

Tenemos la oportunidad de generar alianzas entre la universidad pública y muchos sectores de la sociedad, a partir de las cuales podamos encontrar objetivos comunes y beneficios mutuos. Tenemos también el reto de trascender la academia en la difusión del conocimiento que generamos y que alimentamos a diario, al llevarlo a públicos diferentes y aprovechando la presencia que contamos en cientos de comunidades del país. Sin duda, tenemos la oportunidad de llevar el conocimiento de cientos de investigaciones pertinentes y trascendentes a cada rincón de Costa Rica.

En la docencia, debemos promover más capacitación y actualización en todos los diferentes aspectos pedagógicos, para los miles de docentes que dedican desde pocas horas hasta semanas completas a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Ser docente es un honor y debe revestirnos de satisfacción y de orgullo, especialmente al poder acercarnos a estudiantes que durante toda su vida han deseado ingresar a esta institución benemérita de la Patria. Conocemos que la situación del interinazgo sigue vigente, pero hemos logrado importantes avances para garantizar a nuestro personal docente sus derechos como funcionarios y funcionarias.

El uso de las nuevas tecnologías, además, es fundamental para garantizar que el conocimiento de un solo docente pueda alcanzar a cientos de estudiantes. Con ello, tenemos el reto de mejorar y promover la democratización de la educación, y aspirar a contar con poblaciones de estudiantes no solo activos en la universidad, sino a públicos diferentes que no necesariamente tengan ese vínculo.

En la acción social, tenemos el reto de mantener siempre vigente el motivo por el cual la extensión universitaria es fundamental. No se trata de una imposición de conocimientos, incluso no es mera extensión de la Universidad hacia la comunidad, sino de permitir un intercambio de saberes justo, en el que tanto la población estudiantil como docente aprenda de los saberes de las comunidades, y viceversa. Lejos de tratarse de procesos de colonización intelectual, como algunos mezquinamente han querido hacerlo ver, la Universidad se inserta en múltiples procesos sociales para escuchar, principalmente, y enseguida trabajar en conjunto para comprender problemáticas, aportar soluciones y brindar seguimientos. La Universidad aprende y cambia, se transforma en relación con la colectividad costarricense.

En la vida estudiantil, tenemos el deber de garantizar la integridad de cada estudiante que ingresa a nuestras aulas universitarias, y con ello el reto de hacerlo frente a una sociedad cambiante, con nuevos peligros para nuestra juventud. Las mismas dinámicas que caracterizan a una sociedad se aplican en el ámbito universitario, pues no escapamos de los riesgos que corren por nuestras calles ni estamos aislados del acontecer nacional. Por ello, nos hemos abocado a proteger la diversidad con políticas, pero también con acciones concretas, para erradicar el acoso y cualquier tipo de forma violencia hacia el género, el intelecto, el credo, la identidad y el pensamiento.

Nuestra Universidad debe seguir trabajando a favor de su estudiantado con la misma vocación de respeto por la diversidad que ha sido su estandarte. Tenemos la oportunidad de hacerlo al garantizar más y mejores formas de acceso a la educación superior pública, con equipos multidisciplinarios para la asesoría vocacional y el acompañamiento para asegurar la permanencia de las y los estudiantes, y la conclusión de sus proyectos de estudio en un ambiente seguro y apto para su desarrollo. Ante todo, estudiantes que culminen sus estudios de manera que siempre se les incite a pensar, a criticar, a debatir y a dialogar, se convertirán en profesionales honestos, seguras y seguros de sí mismos, dispuestos a trabajar por un país que siga brindando oportunidades a otros jóvenes como ellos, que han podido estudiar como parte de la educación pública.

Tenemos el reto de abrir mentes para la tolerancia, ante una sociedad que increíblemente aún aviva sentimientos de exclusión. Tenemos el reto de contar con una comunidad estudiantil más participativa, más vinculada con el quehacer nacional y atenta a los problemas que afectan a nuestro país. Por ello, nuestras oportunidades para lograrlo recaen en acercarnos cada vez más a nuestros estudiantes, con un flujo de comunicación constante y dejando de lado el adultocentrismo que, en muchas ocasiones, invisibiliza el aporte de las ideas frescas de la juventud, para seguir el modelo complaciente de quienes han encontrado una zona de confort en la gestión pública.

En la administración hay múltiples retos que se acompañan de nuestros esfuerzos por contar con una universidad más abierta, solidaria, equitativa y transparente. Pero las oportunidades de serlo son muchas, y ya las estamos cumpliendo: hemos logrado campus más seguros, y más sostenibles, y podemos involucrar cada vez más a la comunidad universitaria para que traslade estos esfuerzos a sus propias comunidades. Hemos crecido en equipamiento, infraestructura y modernización, de la mano con mejoras en planes de estudio en respuesta a las necesidades actuales de la sociedad. Y hemos trabajado en la agilización de trámites internos, con el fin de reducir la burocracia que antaño se confundía con la garantía del correcto uso de los recursos públicos. Hoy, sabemos que podemos seguir garantizando un uso óptimo de nuestros recursos, de maneras menos complicadas y más transparentes.

La educación superior aún es un factor decisivo de movilidad social. Nuestra Universidad se ha abocado a potenciar incluso la educación media, en un esfuerzo por cerrar brechas y por brindar mecanismos para aumentar el acceso a la educación superior pública. Pero esta es una responsabilidad general del Estado, y por ello la Universidad de Costa Rica seguirá promoviendo las acciones que permitan reducir la desigualdad en el acceso a la educación.

Muchos países priorizan sus políticas en educación cuando se proponen fomentar el desarrollo nacional. Pero también lo hacen cuando buscan opciones viables y posibles para acelerar la salida de situaciones críticas como las que vive Costa Rica actualmente. La educación es tal vez la única de las políticas sociales que tiene la virtud de impactar simultáneamente la competitividad económica, la equidad social, la conducta política de la ciudadanía, la productividad y la creatividad de las personas y empresas, sin importar su tamaño ni su naturaleza.

Las universidades públicas y estatales son instituciones complejas, al igual que lo es su relación con el entorno. No sorprende, entonces, que con frecuencia se viertan opiniones sobre ellas que indican desconocimiento de sus realidades y procesos. Un caso de pertinaz reiteración es cuando se afirma, en contra de toda evidencia empírica, que la mayoría del estudiantado de las universidades públicas costarricenses proviene de hogares económicamente privilegiados. Las personas que sostienen esta falsa idea, reproducida igualmente por algunos medios de comunicación, parecen librar una batalla constante contra los hechos, como si su aceptación fuese equivalente a dejarse engañar por la realidad.

Muchas veces se recomienda ––como si no sucediera–– que las universidades vendan servicios a la comunidad. Desde hace décadas, las universidades públicas costarricenses mantienen relaciones remuneradas con el sector privado y el público, organizaciones de la sociedad civil, instancias internacionales y otras instituciones académicas. Esta vinculación se da en forma de investigación y desarrollo, investigación con financiamiento complementario, investigación contratada, producción y venta de bienes de base tecnológica, transferencia de conocimientos (por ejemplo, licenciamiento, capacitación continua y actualización, servicios científicos y tecnológicos, asesorías y consultorías, servicios de laboratorio y servicios técnicos).

Es conocido que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) recomendó hace más de tres lustros que los países, como política pública, deberían adoptar medidas para asegurar su capacidad de comprender el desarrollo de nuevas tecnologías y adaptarlas a sus propias necesidades nacionales. ¿Cómo ha avanzado Costa Rica en este proceso? La respuesta es que lo ha hecho con altibajos, sin una política científico-tecnológica coherente (por lo menos en su aplicación), ni una inversión significativa en investigación científica de parte del Estado. Pero con algunos resultados destacables y meritorios.

Sobre estos aspectos positivos, nos informa, por ejemplo, el Índice Global de Innovación 2018, el cual vale la pena revisar con el fin de reconocer debilidades e identificar oportunidades. Este índice coloca a nuestro país en la posición 54 entre 126 países, por encima de naciones como México, India, Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia y Bosnia-Herzegovina, entre muchas otras. Según este índice, la posición de Costa Rica en este campo se debe a la combinación de un conjunto de factores. El primero de ellos es la inversión en educación, la cual corresponde a la posición 12 del mundo. Así como el apoyo estatal a estudiantes de secundaria, que ocupa la posición 31. Esta referencia hace pensar en el impacto positivo de programas de inclusión educativa como Avancemos. A esta inversión se añaden el uso avanzado de las tecnologías de la información y la comunicación, las TIC, así como la exportación de servicios basados en ellas, ocupando Costa Rica las posiciones 41 y 10 en el mundo, respectivamente. Y, lo que parece casi una ficción, pero es una realidad: el crecimiento del producto interno bruto por persona contratada como indicador de productividad laboral, donde Costa Rica ocupa la posición número 2 en el mundo.

Otros indicadores positivos son los señalados frecuentemente en las diferentes publicaciones, como la sostenibilidad política, la sustentabilidad ambiental, y la facilidad de obtener créditos. Es interesante observar que Costa Rica muestra un posicionamiento destacado en el Índice Global de Absorción del Conocimiento expresado en dos indicadores: importación de alta tecnología (posición 50) e inversión extranjera directa (posición 27).

La absorción de conocimiento expresa la capacidad de comprender, aplicar y adaptar los avances de la ciencia y la tecnología, lo cual a su vez es el resultado directo de la inversión en educación en sus diferentes niveles. El buen posicionamiento de Costa Rica en este índice se debe sin duda a que ha logrado poner en marcha un círculo virtuoso, aunque mejorable, entre inversión en educación y productividad.

La capacidad de absorber la ciencia y tecnología universales, que solo es posible en virtud de altos niveles en la formación técnica y profesional, no es sin embargo suficiente, y debe ser complementada por el ánimo y la decisión del sector público y del privado, de apoyarse y tomar ventaja del potencial innovador nacional. En este ámbito, el sector privado parece descansar mucho en la importación de soluciones tecnológicas, y no percibir la conveniencia, la oportunidad y la eficacia que ofrece el conocimiento local o nacional. Las virtudes señaladas se deben a una inversión educativa que ha creado un considerable potencial humano, y deben ser complementadas como oportunidades funcionales para emprendimientos novedosos, mejoras en infraestructura y fortalecimiento de la capacidad de concertar alianzas nacionales e internacionales para propiciar encadenamientos productivos en campos estratégicos.

¿Cuál ha sido la contribución de la educación superior pública en estos logros? Entre muchas acciones, cuya cantidad es muy grande para poder enumerarlas, las universidades estatales han creado instancias de investigación mixta Universidad-Estado; impulsado proyectos colaborativos con el sector productivo; han establecido cátedras sobre la relación entre la Universidad y la empresa, organizadas por ambas instancias; creado fondos concursables para estimular la vinculación con sectores sociales y empresariales; reconocimientos a la responsabilidad social empresarial e instancias dedicadas a la gestión de la innovación. Si a esto se suman una alta inversión en equipo de laboratorio de punta, la digitalización de la producción académica institucional, y una política sostenida de evaluación y aseguramiento de la calidad, no resultan extraños los indicadores mencionados, así como tampoco que el Foro Económico Mundial valore muy positivamente la calidad de la educación superior pública costarricense.

Varios miles de actividades de vinculación remunerada con el sector externo son llevadas a cabo por las universidades públicas de Costa Rica (y menciono el sector externo de manera genérica, refiriéndome a la sociedad entera). El quehacer de las universidades estatales costarricenses no se agota en cumplir con los estándares de calidad y productividad de corriente principal de la ciencia y la tecnología, según la definición de esos patrones en el ámbito internacional. Una de las características más sobresalientes de la universidad latinoamericana es que ella se encuentra insertada en la estructura de su entorno social, a cuya dinámica le imprime movimiento. La universidad latinoamericana es constructora de Estado y nación, cogestora de identidad cultural y ciudadanía; cumple una función singular en la arquitectura social y en la sustentación de la democracia.

Nuestro país busca el desarrollo y la equidad, proceso en el cual no se puede ignorar la importancia de la educación superior, como ningún país puede permitirse hacerlo, y menos actuar con ambivalencia y dubitaciones. La generación de conocimiento y la innovación ––que no ha de centrarse en la promoción de la competitividad, sino también de la inclusión–– estimulan tanto la productividad como la participación general en los beneficios del desarrollo. La productividad material y cultural requiere de formación educativa de alto nivel para conducir a una prosperidad que debe ser distribuida y compartida con justicia, con equidad. Como se suele decir, la educación es “el gran igualador”, pero ha de ser de la más alta calidad posible. En educación, no hay equidad sin calidad.

Espero que este espacio de discusión, de intercambio y de actualización nos permita seguir reconociendo el valor de nuestra Universidad en el contexto nacional e internacional. Que estos tres días de Foro Institucional sean altamente aprovechados por cada miembro de la comunidad universitaria, para seguir construyendo juntos una institución cada vez más inclusiva, abierta y pertinente.

La educación superior pública ha permitido que miles de nuevos profesionales estén preparados con una visión humanista para tomar las riendas del país. La calidad de la educación, la equidad, la ética y el bienestar común siempre deben ser los principios que guíen la educación superior, junto con la autonomía y la libertad de expresión ––que en nuestro caso se manifiesta también en la libertad de cátedra––, y no se debe entender el quehacer académico como un bien comerciable y mercadeable. Esto es defender la educación superior pública, esto es defender a la Universidad de Costa Rica y a nuestro país.

 

Henning Jensen Pennington

Rector de la Universidad de Costa Rica

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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