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Etiqueta: Acuerdo de Escazú

Expertos reafirman el sinsentido de que Costa Rica no ratifique el Acuerdo de Escazú debido a las presiones de las cámaras empresariales

El pasado martes 29 junio, se llevó a cabo el foro: ¿En dónde está Costa Rica? Acuerdo Escazú entro en vigor…. Sin Costa Rica, se contó con la participación de:

  • Álvaro Sagot Rodríguez. Profesor de Derecho Ambiental de la Licenciatura y en la maestría en Desarrollo Sostenible de la Facultad de Derecho de la UCR.
  • Patricia Madrigal Cordero. Negociadora por Costa Rica del Acuerdo de Escazú. Docente universitaria, miembro de ONG y especialista en Derechos Humanos y Ambiente.
  • Nicolas Boeglin. Profesor de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR).
  • Constance Nalegach Romero. Negociadora por Chile del Acuerdo de Escazú. Consultora en asuntos internacionales en temas de sustentabilidad y profesora de post grado en universidades de Chile y extranjeras.
  • Alejandro Barahona Krüger. Politólogo especialista en Gobierno, Políticas Públicas y Gestión Pública. Profesor de Relaciones Internacionales y Comercio Internacional en la Universalidad Nacional, UNA.
  • Norman José Solórzano Alfaro, Investigador IDESPO-UNA.

En este espacio las dos negociadoras por Chile y Costa Rica del Acuerdo de Escazú en sus intervenciones expusieron las debilidades de los argumentos en contra del Acuerdo de Escazú; Asimismo, reiteraron el carácter innovador y pionero de este instrumento regional que se gestó desde y para América Latina y el Caribe,  el cual tiene como objetivo proteger a quienes defienden el ambiente y resguardar los derechos de los ciudadanos y las ciudadanas en materia de acceso a participación ciudadana, a la información ambiental, y a una justicia ambiental fortalecida. 

Del mismo modo, Álvaro Sagot desnudó los argumentos falaces que sostienen que el Acuerdo de Escazú va en contra de la reactivación económica, y explicó en detalle la peligrosa deriva de la Sala Constitucional en materia de participación ciudadana en materia ambiental, con una jurisprudencia claramente regresiva detectada en los últimos años.

Para Nicolás Boeglin, el Poder Judicial costarricense y su Sala Constitucional han complicado de manera totalmente injustificada el trámite de aprobación del Acuerdo de Escazú, y queda claro que, para varios integrantes de la Sala, el Acuerdo de Escazú es percibido como una verdadera amenaza.

Por su parte, Alejandro Barahona explicó que el Acuerdo de Escazú se inscribe en la línea del fortalecimiento de la democracia participativa, que algunos sectores políticos y económicos costarricenses adversan en la medida en que podría amenazar sus intereses.

En el siguiente enlace podrán encontrar la discusión completa sobre este tema https://www.facebook.com/VicerrectoriadeExtensionUNA

¿En dónde está Costa Rica? Acuerdo de Escazú entró en vigor… sin Costa Rica

Este martes 29 de junio de 6:00 p.m. a 8:00 p.m., se llevará a cabo el foro: ¿En dónde está Costa Rica? Acuerdo de Escazú entró en vigor…. sin Costa Rica.

Se contará con la participación de:

  • Álvaro Sagot Rodríguez: Profesor de derecho Ambiental de la licenciatura y en la maestría en desarrollo sostenible de la facultad de derecho en la UCR.
  • Patricia Madrigal Cordero: Negociadora por Costa Rica del Acuerdo Escazú, docente universitaria, miembro de ONG y especialista en derechos humanos y ambiente.
  • Alejandro Barahona Krüger: politólogo especialista en gobierno, políticas públicas y gestión pública, profesor de relaciones internacionales y comercio internacional en la UNA.
  • Nicolas Boeglin: profesor de derecho internacional publico en la facultad de derecho de la Universidad de Costa Rica.
  • Constance Nalegach Romero: Negociadora por Chile de Acuerdo Escazú, consultora en asuntos internacionales en temas de sustentabilidad y profesora en Universidad de Chile y extranjeras.

Modera:

Norman José Solorzano Alfaro: Investigador y docente IDESPO – UNA

Para ingresar al conversatorio puede acceder al Link: https: Iluna-cr.zoom.us,187360372624 18:873 6037 2624

¿Para qué sirve el Acuerdo de Escazú?

La Universidad de Costa Rica, Kioskos Socioambientales, Campamento Audiovisual de Mujeres y Territorios, y el Observatorio de Bienes Comunes invitan al taller virtual ¿Para qué sirve el Acuerdo de Escazú?

Un recorrido permitirá conocer algunos puntos claves del Acuerdo en relación con conflictos socioambientales. El foro se realizará el lunes 28 de junio a las 5:00pm desde el enlace: https://udecr.zoom.us/j/81839797382 ID de reunión: 818 3979 7382

Día del Ambiente y Acuerdo de Escazú

SURCOS comparte la siguiente información:

Palabra de Mujer y Era Verde presentan “Día Mundial del Ambiente: 05/06/2021”, una conmemoración a las personas defensoras de la naturaleza que han sido asesinadas en Costa Rica.

El video presenta representaciones artísticas y posicionamientos en relación con el Acuerdo de Escazú. También en el video se puede apreciar los desafíos que se han tenido que afrontar desde este movimiento para garantizar acceso a la información y justicia para las personas que han sido asesinadas en la lucha.

Adjuntamos el enlace al video:

Mesa Redonda: El Acuerdo de Escazú

El pasado viernes 4 de junio, la Asociación Americana de Juristas Rama Costa Rica (AJJ), la Facultad de Derecho y el Posgrado en Derecho Ambiental de la Universidad de Costa Rica realizaron una mesa redonda donde se debatió sobre el Acuerdo Escazú.

Para analizar este tema se contó con la participación de panelistas tanto nacionales como internacionales, la discusión se dividió en tres segmentos; En un primer punto Rosa Peña Lizarazo y Nicolas Boeglin Naumovic, analizaron si la puesta en vigencia del Acuerdo de Escazú ¿altera significativamente el equilibrio presupuestario del Poder Judicial? En el segundo punto Jaime Cárdenas Gracia, Álvaro Sagot Rodríguez, debatieron si es cierto o no que la participación ciudadana en materia ambiental que el Acuerdo de Escazú busca consolidar ¿constituye un derecho humano? Por último, Constance Nalegach Romero y Mario Peña Chacón, discutieron si unas salvaguardas en tratados internacionales que permiten a los Estados cierto margen de maniobra: el caso del Acuerdo de Escazú

Para ampliar la discusión sobre estos temas puede ver el siguiente video:

JAIRO VIVE: 8 años desde su asesinato

Días anteriores en el Palacio de los Deportes, Heredia, se proyectó una serie de textos en la parte principal de dicho edificio, en donde se mencionaba frases como “APM Terminals es muerte”, “Jairo Mora Justicia”, “Estado y fiscalía complice”, “8 años sin Jairo Mora”, “Acuerdo de Escazú ya”.

Compartimos el vídeo completo:

Mesa Redonda: El Acuerdo de Escazú

La Asociación Americana de Juristas Rama Costa Rica, la Facultad de Derecho y el Posgrado en Derecho Ambiental de la UCR invitan a participar de la Mesa Redonda: EL ACUERDO DE ESCAZÚ

Se llevará a cabo el día viernes 4 de junio del 2021 a las 4:00 pm (hora de Costa Rica). Se abordarán los siguientes temas:

Tema Uno:

Consideraciones Generales: La puesta en vigencia del Acuerdo de Escazú ¿altera significativamente el equilibrio presupuestario del Poder Judicial?

Participan:

  • Rosa Peña Lizarazo, Abogada de la Asociación Interamericana de Derecho Ambiental.
  • Nicolas Boeglin Naumovic, Profesor de la Universidad de Costa Rica

Modera:

  • Luis Roberto Zamora, Asociación Americana de Juristas, Rama Costa Rica

Tema 2: 

La participación ciudadana en materia ambiental que el Acuerdo de Escazú busca consolidar ¿constituye un derecho humano?

Participan:

  • Jaime Cárdenas Gracia, Profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ex Diputado Federal.
  • Alvaro Sagot Rodríguez, Profesor de la Universidad de Costa Rica

Modera:

  • Nikole Jirón Beirute, Consultora Internacional en Derechos Humanos

Tema Tres:

Salvaguardas en tratados internacionales que permiten a los Estados cierto margen de maniobra: el caso del Acuerdo de Escazú

Participan:

  • Constance Nalegach Romero, Consultora Internacional en Sustentabilidad.
  • Mario Peña Chacón, Director de la Maestría en Derecho Ambiental de la Universidad de Costa Rica.

Modera:

  • Martín Rodríguez Miranda, Asociación Americana de Juristas, Rama Costa Rica.

Para visualizar el evento puede hacerlo mediante el Facebook o al canal de YouTube de la Asociación Americana de Juristas:

https://www.facebook.com/AAJRamaCostaRica

https://www.youtube.com/channel/UCOuga5PTuOVS-y-saGWnTcQ

Compartimos el programa para descargar y compartir:

Costa Rica: Los derechos humanos que han sido y que ya no son…

  • Significativo retroceso del país en su liderazgo en derechos humanos

Luis Fernando Astorga Gatjens

El país vive hace tiempo una preocupante cuenta regresiva en materia de derechos humanos, desde antes de la pandemia, pero esta involución se ha acrecentado en los meses y años recientes.

Antes de este debilitamiento, el Estado costarricense se destacaba internacionalmente (y más aún, entre los países latinoamericanos) por su adhesión o ratificación de convenios y tratados de derechos humanos. Y hacía, mal que bien, esfuerzos por implementarlos aun cuando muchos planes e iniciativas, se quedaran en la intención y no en la práctica que permitiera mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.

Incluso en agosto del año 2009, fue creada la Comisión Interinstitucional para el Seguimiento e Implementación de las Obligaciones Internacionales de Derechos Humanos (CIIDDHH), cuya presidencia y secretaria técnica están bajo la égida de la Cancillería; la cual se ocuparía de esa importante tarea.

En el Sistema Universal de Derechos Humanos, Costa Rica ha ratificado los dos Pactos Internacionales sobre Derechos Civiles y Políticos, y sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y casi todos los tratados temáticos. La excepción la constituye la «Convención Internacional de Trabajadores Migrantes y sus familias», que se mantiene pendiente de ratificación.

Sin embargo, al mismo ritmo erosivo cómo se ha venido desmantelando el Estado Social de Derecho, cuyo aceleramiento lo estamos presenciando en este duro presente, vemos que nuestro Estado busca evitar o eludir compromisos en derechos humanos, se muestra reacio o dubitativo en ratificar acuerdos y se aleja del cumplimiento efectivo de obligaciones en derechos humanos, particularmente en derechos económicos y sociales.

Para muestra dos botones, uno de cumplimiento efectivo y otro de ratificación:

Pueblos indígenas. En el año 1977 fue aprobada la Ley Indígena de Costa Rica Nº 6172, mediante la cual se buscó regular temas como la identidad, organización y territorio de los pueblos indígenas.

Mediante esta ley el Estado costarricense reconoce el derecho exclusivo de los indígenas a sus territorios. En la norma que que tiene ya largos 44 años, se encargó –en su momento– al Instituto de Tierras y Colonización (ITCO) y a la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (CONAI) de resolver el problema de tenencia ilegal de tierras por parte de personas no-indígenas.

Mediante esta norma el Estado adquirió el compromiso de devolver territorios a los pueblos indígenas, que están ocupados por personas no-indígenas, pero, ¿Qué ha sucedido? Dolorosamente nada o casi nada. Los intereses y presiones políticas de terratenientes usurpadores de esas tierras más la infinita postergación de las instituciones del Estado en encarar y resolver el problema, en un contexto de discriminación ancestral, es lo que domina un escenario de significativa afectación a los pueblos indígenas y su propio desarrollo.

El Estado no solo no ha cumplido esta ley sino que también un valioso acuerdo del sistema de Naciones Unidas: El Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). El mencionado convenio expresa que “los pueblos indígenas y tribales deberán gozar plenamente de los derechos humanos y libertades fundamentales, sin obstáculos ni discriminación”. El convenio establece, asimismo, que los Estados “deberán adoptar medidas especiales para proteger a las personas, instituciones, los bienes, el trabajo, la cultura y el medio ambiente de los pueblos originarios”.

Tanto la ley indígena como el convenio 169 han sido papel mojado para el Estado y los gobiernos que se han sucedido desde los años ochenta del siglo anterior. Esta desesperante pasividad del Estado impulsó, en el último decenio, a los pueblos indígenas a desarrollar acciones de recuperación de tierras, pero ese mismo Estado pasivo, omiso e incumplidor sistemático, ha respondido con acciones represivas propias o siendo lento y negligente con respecto a acciones de violencia de finqueros que se afianzan a sus intereses y terrenos, que deben devolver. Los asesinatos (todavía sin resolver) de dos líderes indígenas recuperadores como Sergio Rojas y Jerhy Rivera, testimonian esta grave e indignante injusticia que debe parar ¡ya!

Acuerdo de Escazú. Este es un valioso e importante acuerdo, que tiene como escenario de nacimiento, la linda y risueña ciudad de Escazú, en marzo del 2018. Su nombre completo: «Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe».

El Acuerdo de Escazú tiene tres ejes primordiales, a saber:

  1. La implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe del derecho de acceso a la información ambiental,
  2. Asegurar la participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y

iii. El acceso a la justicia en asuntos ambientales.

Asimismo, se orienta “a la aplicación y en el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, garantizando la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a tener un desarrollo sostenible y a vivir en un medio ambiente sano”.

El importante convenio es un derivado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), celebrada en el año 2012 y de la “Decisión de Santiago”, adoptada en el año 2014 por 24 países. En el proceso constructivo desarrollado en el marco de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se creó una comisión copresidida por Chile y Costa Rica; la cual tras cuatro años de negociaciones propuso el acuerdo que fue aprobado en Escazú el 4 de marzo del 2018.

Este acuerdo ha sido firmado por 24 países latinoamericanos y de El Caribe, y ratificado por Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Ecuador, Guyana, México, Nicaragua, Panamá, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Uruguay. Como se puede apreciar brilla por su notoria ausencia en la ratificación, para vergüenza propia, Costa Rica.

El pasado 22 de abril, “Día de la Tierra”, entró en vigor en los 12 países ratificantes. Valga destacar que el acuerdo es el primero en materia ambiental en la región y también el primero en el mundo en contener disposiciones específicas para proteger a los defensores ambientales. Esto último es de un enorme valor ya que año con año en todo el mundo y, por supuesto en nuestra región, se asesina o amenaza de distintas formas a los defensores del ambiente.

En el caso de Costa Rica, hay que recordar que de manera “misteriosa” murieron cuatro defensores ambientales, en la década de los años noventa del siglo anterior, en el contexto de su lucha contra la pretensión de la trasnacional Stone Forestal de construir una astilladora, bajo el régimen de zona franca, en la zona más interna del Golfo Dulce (Punta Estrella). Las cuatro personas fallecidas fueron Oscar Fallas, María del Mar Cordero, Jaime Bustamante y David Maradiaga; los cuatro eran dirigentes de la hoy extinta Asociación Ecologista Costarricenses (AECO).

El valioso acuerdo no ha sido ratificado por la Asamblea Legislativa, donde como resortes inspirados por el neoliberalismo rampante, ya algunos diputados manifestaron su negativa a ratificarlo, sin argumentos de valor. Quizás esta inspiración negativa les venga de Unión de las Cámaras Patronales (UCCAEP). Esta entidad patronal ha manifestado su rechazo al acuerdo, ofreciendo argumentos falsos para sostener su postura de que el convenio amenaza la seguridad jurídica de las empresas. Es oportuno destacar que este acuerdo no incluye ninguna medida de carácter ambiental relacionada con las empresas que no esté ya vigente en el marco jurídico del país.

Hace algunos años es muy probable que la ratificación de un acuerdo de esta naturaleza hubiese sido ratificado por Costa Rica, en forma rápida. Su compromiso –hoy cada vez más desdibujado—en materia ambiental, así lo demanda. Pero lamentablemente los tiempos no son los mismos. En esta época de envolvente dominio de una plutocracia neoliberal cada vez más omnipresente y agresiva en el escenario político nacional, las cosas han cambiado, desgraciadamente, para lo peor en materia de derechos humanos.

Miro este retroceso del país en materia de derechos humanos, con creciente preocupación, en mi calidad de promotor y defensor activo en este campo. Entre el año 2001 y el 2006, participé en en la génesis y en todos los ocho períodos de sesiones del Comité Especial de las Naciones Unidas, que redactó la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (CDPD). La mayoría de las ocasiones lo hice en calidad de representante de las organizaciones de personas con discapacidad, pero también me correspondió representar al país, en calidad de asesor de la delegación de nuestro Estado en ese comité de la ONU.

En ese productivo proceso que remató con la feliz aprobación de ese tratado en diciembre del 2006, el país exhibió un notorio liderazgo; incluso en aspectos fundamentales del tratado como lo referente a capacidad jurídica de las personas con discapacidad (artículo 12, CDPD), su contribución fue decisiva a través de Jorge Quesada Ballestero, a la sazón, representante de Costa Rica en el Comité Ad Hoc y vicepresidente de su “bureau” o directorio.

Sin embargo, lo que estamos viendo en este desolador presente pandémico, es un país que pierde empuje y liderazgo en el campo de los derechos humanos, en su promoción y peor aún, en su implementación efectiva. El escandaloso ruido de los motores neoliberales que guían a la plutocracia (ese menos del 1 % de la población nacional), y que se amplifican a través de sus medios informativos, es lo que suena y resuena en los acólitos y receptivos oídos del timorato gobierno y la mayoría de los legisladores.

Los momentos en que Costa Rica brillaba en el concierto de las naciones en el campo de los derechos humanos, se ha convertido en una melodía tan triste como lejana, para la desventura del país y, más aún, para la de los ciudadanos que somos testigos del debilitamiento del Estado Social de Derecho y de una democracia (con minúscula) que es cada vez más adjetiva y, consecuentemente, menos sustantiva.

(29 de mayo, 2021)

El Acuerdo de Escazú son nuestros derechos ¡Costa Rica debe ratificarlo ahora!

La Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (FECON) ratifica el Acuerdo de Escazú, sus fines y sus alcances para aportar a la justicia ambiental. El Estado Costarricense debe ratificar este Acuerdo Internacional. El rechazo legislativo de este esfuerzo internacional es una falta de respeto total para las personas que son víctima de exclusión, acoso, hostigamiento y violencia física o psicológica por defender el ambiente sano, que es un derecho constitucional en nuestro país.

En 2018 Costa Rica era anfitrión de la toma de un acuerdo internacional muy importante para América Latina: El Acuerdo de Escazú. En esta ocasión se llevó a la mesa el problema regional de los mecanismos de ocultamiento de información pública que sucede principalmente cuando existen fuertes intereses en megaproyectos privados potencialmente destructivos del ambiente (pero  también con el impulso de iniciativas estatales).

Además, se reconocen principios que mejoran la efectividad de la justicia ambiental, permitiendo superar la impunidad de actividades que pudieran llegar a afectar irreversiblemente el equilibrio ecológico. El Acuerdo reitera lo previsto en nuestra Ley de la Biodiversidad sobre las pruebas, al obligar al quien es acusado de contaminación a aportar elementos que le salven responsabilidad cuando de daños se trata (esto no opera en materia penal donde aplica un principio de inocencia).

Actualmente en Costa Rica, a pesar de que se tienen una serie de garantías constitucionales y legislación ambiental, en la práctica se ven capacidades sumamente limitadas por parte del Estado para contener los procesos destructivos del ambiente. Por esta razón, múltiples grupos comunales se deben organizar para intervenir estos asuntos con recursos propios, exponiéndose a todas las presiones que se citaron atrás por los que plantean la explotación indiscriminada de la naturaleza como medio para propiciar un crecimiento económico desigual.

Las luchas ambientales son  justas, porque reivindican un derecho colectivo, que es el bienestar ambiental, cuidando las dinámicas naturales, espacios y bienes públicos, así como la tranquilidad y la convivencia social en los territorios que se ven amenazados por cambios abruptos incentivados por proyectos con fines de lucro. Muchos países han sufrido desgracias por la dictadura del capital, y son cientos las personas asesinadas anualmente por defender el ambiente.

Ratificar el Acuerdo de Escazú es solidarizarse internacionalmente con las luchas de tantos líderes sociales asesinados en la región y muy especialmente, en Colombia, país que ha experimentado los peores impactos del mercado por la libre y la ausencia de mecanismos de protección social de defensores ambientales. Casualmente, el gobierno de Colombia tampoco ratificó el Acuerdo de Escazú, sumándose a los países donde los defensores de grandes mercados dominan la toma de decisiones y censuran el derecho al ambiente de las comunidades.

Costa Rica debe ratificar el Acuerdo de Escazú, dejando de lado la defensa de intereses particulares y anteponiendo los derechos de las personas al acceso debido a información, participación en toma de decisiones y a justicia en temas ambientales, para que el Estado reconozca y desarrolle los mejores mecanismos, liderando a nivel internacional este campo con hechos y no con simple publicidad. En esto se basa la verdadera democracia y no en defender negocios privados sin dar garantías ambientales, como actualmente denotan las posiciones de partidos políticos que se olvidaron de su deber de servicio al pueblo costarricense.

Sin ratificar el Acuerdo de Escazú, la falta de voluntad política seguirá pesando demasiado en los procesos, enrumbándose al país hacia un desarrollo inconsciente, impositivo y destructivo en el territorio nacional. Y en peores escenarios, los climas de impunidad ante el acoso, las amenazas y la destrucción de la vida misma, podrían seguirse consolidando en Costa Rica, sin amparo del Estado Costarricense para las personas que se involucren en defender el bienestar ambiental de su comunidad, territorio y país.

 

Imagen de cabecera tomada de cepal.org