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Etiqueta: globalización

Panel abordará la influencia de la música foránea en la juventud

El próximo viernes 5 de septiembre de 2025, a las 6:00 p.m. (UTC-6), se transmitirá en vivo el panel “La música foránea y su influencia en nuestros jóvenes: ¿están perdiendo su identidad o solo están explorando el mundo?”, un espacio de diálogo que busca reflexionar sobre los impactos culturales de la música en la juventud costarricense.

La actividad será transmitida por Facebook Live, YouTube y Spotify, con el acompañamiento de las emisoras hermanas Guanacaste 106.1 FM, Radio Soberanía, Radio Revolución y 506 Ondas Alajuelita Radio.

Panelistas invitados:

  • Andreina Arce Quirós, cantautora, música, educadora y empresaria.

  • Guadalupe Urbina, creadora musical costarricense.

  • Christofer Bolaños Alvarado, baterista, licenciado en Estudios Sociales y Educación Cívica, estudiante de maestría en Humanidades Digitales y docente con 8 años de experiencia.

  • Mauricio Araya Quesada, profesor catedrático, músico, cantautor y doctor en Artes, Humanidades y Educación.

  • Erick Quesada Angulo, docente de música y director de la Banda Comunal La Fortuna, con más de 15 años de trayectoria en educación.

  • Raúl Arias, psicólogo, músico y actor.

  • Maricela Pleités, educadora, escritora y psicóloga en formación.

Esclavos y consumistas

Dr. Óscar Aguilar Bulgarelli

Vivimos un mundo de homologación generalizada, donde el pensamiento único casi ha eliminado el disenso o el derecho a pensar diferente, a pesar de que permite lo que algunos autores llaman un “falso pluralismo democrático” y al decir de Diego Fusaro en su libro “Pensar Diferente o Filosofía del Disenso” es lo que “multiplica y fragmenta el mensaje a fin de ocultar su naturaleza íntimamente totalitaria y negadora, desde un principio, de todo derecho a disentir y pensar diferente…” (Fusaro,Diego.2022.P.19)

En efecto, hoy es prohibido salirse del marcó de ese pensamiento único, no está escrito en ninguna constitución, ley o reglamento; pero si es la aplicación de un ostracismo real en el trabajo, la escuela, el club, el gobierno y cuanta organización social exista, de aquellos que se atreven a exteriorizar su manera de pensar libremente, es decir, su derecho a disentir, que automáticamente lo convierte en una especie de “rara avis” cuyo mejor destino es la marginación, pues no forma parte de ese “conformismo masivo” irreflexivo a que nos han llevado para que, en la sociedad del consumo, aceptemos vivir felices como “…rebaño amorfo de amantes inconfidentes y felices de su propia esclavitud… El poder ya no necesita castigar o perseguir a los rebeldes, puesto que no queda ninguno: toda la humanidad se ha reducido a una manada amorfa de átomos sin cualidades ni profundidad cultural, incapaz de pensar de manera diferente, y por lo tanto, de disentir de las formas que no sean establecidas por el propio poder…” (Op. Cit. P.23 y 43)

Pero para llegar a este estado de dominación real y muy efectiva, que aspectos se instrumentalizaron para lograrlo, ¿cuándo comenzó todo? Obvio la explicación amplia y detallada escapa a los alcances de este artículo, pero vamos a señalar que bien podemos considerar la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 como disparador para la desaparición de la URSS en diciembre de 1991 y los famosos 10 puntos del Consenso de Washington elaborados por el economista John Williamson profesor del Instituto Internacional de Economía orientados, supuestamente, para restablecer el crecimiento económico en América Latina, después de las crisis creadas en los años 70 del siglo XX por los precios del petróleo y la inmensa deuda externa de los países, generados, precisamente, por las empresas petroleras y bancos de las grandes potencias capitalistas que ahora daban la receta de su auto salvación, a costillas de otros pueblos-.

Sin bien algunas de las medidas ya habían sido puestas en práctica por Margaret Thatcher en Inglaterra, Ronald Reagan en Estados Unidos y la dictadura de Augusto Pinochet había permitido ser el gran experimento neoliberal, directamente de la mano de su gran ideólogo Milton Friedman y sus Chicago Boys; solo habían sido puestas en práctica en países industrializados y agrupados en la Organización Para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Fue en aquella conferencia a la que asistieron destacados economistas y representantes de organismos internacionales, que llegaron al consenso de aplicar las políticas contenidas en aquellas novedosas diez propuestas a países en “vías de desarrollo”, de ahí su nombre.

Sobra manifestar que los ahí reunidos obedecían y eran vigilantes de los mismos intereses, algo así como una reunión en la Cueva de Ali Babá. A partir de aquel momento, aquellas diez medidas económicas de corte draconiano se convirtieron en la Biblia de la mediocracia que conformó gobiernos, dirigencias políticas y empresariales en todo el mundo y, lógicamente, en Costa Rica vivimos su inclemente implementación; pues aquellos que tuvieron la osadía de manifestar su disidencia sufrieron el ostracismo. Habíamos entrado plenamente al mundo globalizado que se venía anunciado y el gobierno empezó a cumplir sus deberes: reducción del gasto, privatizaciones, liberación comercial y hasta se nombró la “Comisión de Reforma del Estado Costarricense” que, en octubre de 1990, publicó un Manual titulado “Reforma del Estado de Costa Rica” cuyo contenido es simplemente la forma de implementar dócilmente los diez puntos del Consenso.

Hemos querido señalar lo anterior, para ubicar adecuadamente el punto de arranque de nuestra situación actual. Hace treinta y cinco años nos ofrecieron el oro y el moro para llegar a ser un país desarrollado, se llevaron el oro y los moros tomaron el país; hoy vivimos en un país más desigual, ha crecido enormemente la pobreza y los sectores más adinerados son cada vez menos y más poderosos, con un enorme abismo entre los que viven una pobreza ofensiva y los ricos que exhiben su dinero a desparpajo, también se ha deteriorado la política de salud, la seguridad ni hablar, y la educación, y la comunicación en debacle total. Es a esta última a la que nos vamos a referir en este ensayo, pues es con la instrumentalización de los medios de comunicación, la cultura y la educación, con lo que han enajenado al mundo, y a los costarricenses por supuesto; para ello la OCDE ha jugado un papel fundamental, aunque a los subordinados les parezca extraño o tenebroso.

Otro ejemplo, no solo es el sometimiento a sus rigurosas “recomendaciones” en materia fiscal, importante sustento ideológico de la brutal política hacendaria contra todo el gasto social en favor de su visión macroeconómica, casi solo centrada en el pago de la deuda; sino lo sucedido con relación al famoso proyecto del 4-3 que permitiría una jornada laboral de 12 horas durante cuatro días y tres de “descanso” , donde el pago de horas extras y el derecho al trabajo de la mujer se ven severamente afectados negativamente. Pues bien, una de las justificaciones es que dio el ministro de Comercio Exterior Manuel Tovar fue que con ello Costa Rica mejoraría su competitividad. Al ser indagado por el investigador académico e internacionalista Janekeith Durán sobre el sustento técnico de tal afirmación, señaló que estaba en los estudios y recomendaciones de la OCDE, para lo cual le remitió cinco informes de ese organismo en donde se abordan otros temas, pero las jornadas 4/3 ni se mencionan (Durán Janekeith, Delfinocr/2025/06).

En otras palabras, como a la OCDE no se le cuestiona y con solo mencionar su nombre cualquier cosa se da por cierta, ahora resulta que se convierte en pila de agua bendita para limpiar el pecado del engaño y la mentira tan usual en los funcionarios de, al menos, este gobierno chavista.

Este es el tipo de juegos de la posverdad con que se engañan a los pueblos esclavizados intelectual y mentalmente, para lo que, lo decimos una vez más, la manipulación educativa y comunicacional es fundamental. Parten del viejísimo principio que, cuanto más grande sea la mentira, más gente la creará. Para ello los llamados “telectuales” por el sociólogo mexicano John Ackerman, han sido y son fundamentales. Según él estos son pseudo intelectuales “ligeritos de conocimientos” pero buenos expositores de los deseos de los grupos dominantes en cuanto a sus ideas de la globalización, libre mercado, etc. De esa forma, los medios de comunicación tradicionales y luego las plataformas de internet, se vieron invadidas por las mismas caras e ideas, que pululan de un medio a otro “sentando cátedra”, como supuestos expertos de todo y de nada. Pero, sobre todo, ante esclavizados y embobados televidentes, radioescuchas o lectores sin posibilidad de contrastar con otras ideas, venden muy bien las que interesan a sus amos, por ejemplo: reducción del Estado, es decir cierre de instituciones y eliminación de garantías sociales, como ha sucedido y sucede en Costa Rica. Ejemplos, el desmantelamiento del ICE, el deterioro de los servicios de la CCSS o el cambio laboral al esclavista sistema llamado del 4-3, donde la más importante argumentación a su favor, es que eleva la productividad en beneficio de la empresa, sin importar los resultados negativos para el trabajador-esclavo, que acepta los cambios sin oponerse, pues no hay organizaciones políticas libres o sindicales fuertes que lo respalden, pero además, ya se implementó todo el sistema de lavado cerebral.

Como lo han señalado muchos autores de muchas nacionalidades, no cabe duda de que, ante la mirada indiferente, mediocre o subordinada de la población, se ha formado una aristocracia financiera junto con los nuevos conquistadores de los grandes negocios, que se han convertido en una especie de depredadores posmodernos que promueven:“ …ese terrorismo financiero, y esa violencia económica que produce “homicidios económicos” y auténticas hecatombes de trabajadores, dé pequeños empresarios y de miembros de la vieja clase media…La misma crisis, que comenzó en 2007, no es más que la guerra de clases en detrimento de las nuevas plebes posburguesas y proletarias, llevadas a cabo como método de gobierno, por los nuevos amos de la globalización” (Fusaro Diego, La Globalización Infeliz. P. 20)

Es posible que el uso de esa terminología asuste a algunos costarricenses que disfrutan de esos beneficios y de otros adormecidos en su esclavitud mental, temerosos a despertar a estas nuevas realidades, que no es el paraíso ofrecido por los que prometieron una Costa Rica desarrollada al terminar este primer cuarto del siglo XXI, y estamos lejos de ello. Meta que, a su vez, se hace más utópica después de este gobierno de Rodrigo Chávez que no solo NO ha solucionado los problemas que arrastra en país desde ese pasado, sino que ha empeorado ostensiblemente los beneficios logrados as través de la política social de derecho que se había instaurado desde 1940.

Pues bien, esos depredadores, cegados por su ambición ilimite, son los que realizan un ataque frontal a la clase media y a la clase trabajadora a través de exenciones fiscales, desregulaciones y beneficios de libres impuestos para las compañías multinacionales de “irresponsabilidad garantizada para los cínicos multimillonarios sin patria ni conciencia infeliz” (Ibidem)

Que igualmente se beneficiaron de su ruina al utilizar de los famosos activos tóxicos y las hipotecas “subprime”, generando pobreza y miseria por doquier, como está ampliamente demostrado.

Por todas estas ventajas y las que obtuvieron por medió de tratados de libre comercio, totalmente inequitativos, en beneficio de las empresas de los países dominantes; extendieron sus brazos comerciales para arrastrar a poblaciones inconscientes de su realidad a un consumismo desenfrenado, que en mucho les hipoteco su existencia. Esto, sumado a los instrumentos del sometimiento (educación y comunicación manipuladas) hace que el ser humano de hoy viva “una servidumbre voluntaria”, donde ha sido replegado a una simple condición: goce ilimitado brindado por la libre circulación de bienes y servicios.

Diego Fusaro, en otros de sus libros, ha resumido lo anterior de la siguiente manera, cita que dejo para su reflexión: “La jaula de hierro es el, escenario ideal para que proliferen los últimos hombres como esclavos voluntarios, como “especialistas sin espíritu”, y “hedonistas de corazón”, meros engranajes del circuito del cálculo sin pensamiento y del goce narcisista sin amos.

Esta es la condición que en la actualidad se ha convertido en una rutina: deseamos vivir de la mejor manera posible, con más comodidades; pero, entre confortables alienaciones y conformismos tranquilizadores, uno ya no aspira a la libertad, ni está dispuesto a luchar en su nombre. Ideólogos y “maitres à penser” nuevos y viejos, con retóricas neoliberales y posmodernas, tratan de convencernos para que nos quedemos en la jaula de hierro, cortando de raíz todo intento de disentir. El poder oculta de todas las formas posibles la verdadera naturaleza de la jaula, oponiéndole siempre los horrores que podrían ocurrir si se saliera de ella. Por ese camino, la clase dominante obtiene el consenso y la familiaridad con la esclavitud: pone a los esclavos voluntarios en la condición de quien ama su propia celda porque es incapaz de pensar un mundo exterior fuera de ella.

El poder tiene que fortalecer y maniobrar continuamente el consenso de los esclavos, animándoles a disentir siempre y solo contra potenciales libertades y eventuales protestas contra su cautiverio. Cualesquiera que sean las condiciones que se producen caso por caso para derrocar el poder, este las emplea para evitar que se consiga…” (Fusaro Diego. Pensar Diferente, Filosofía del Disenso. Editorial Trotta. Madrid. 2022.Pp. 116-117)

Si nos tomamos el tiempo de reflexionar, encontraremos muchos ejemplos del enjaulamiento de la sociedad costarricense, pero valga como ejemplo, el proyecto creador de esclavos 4/3.

Lo político hoy

Por Arnoldo Mora

Como es habitual en los filósofos, comienzo por definir los conceptos fundamentales en los que se inspiran las reflexiones que emborronan las líneas siguientes. Estos conceptos se encuentran ya en el título de este artículo. Hago notar que no hablo de “política” sino de “lo político”, sustantivo neutro, lo que indica que no hablo de acciones, o de la dimensión antropológico-ética sino de una categoría que se sitúa en el ámbito de lo ontológico, es decir, en lo real; lo cual se debe a que considero que la crisis que actualmente vive con no disimulada angustia la humanidad y, por supuesto, afecta a nuestro país, no tiene antecedentes en la era contemporánea. Solemos opinar en torno al quehacer político señalando en tono acusador, como la raíz de todos los males de la sociedad, el que los políticos sean corruptos o incompetentes- cosa, por lo demás, que por desgracia, se da frecuentemente – pero no explicitamos o definimos lo que entendemos por “política”, dando por un hecho que todos hablamos de lo mismo; lo cual se presta a no pocas equivocaciones y hace que no siempre nos entendamos. Esto es muy grave, pues el quehacer político tiene como instrumento indispensable el diálogo, sin lo cual no hay comunicación entre seres humanos, con lo que la política pierde su capacidad de reconocernos como personas.

La noción tradicional de “política” la debemos a Maquiavelo, el creador de la política como teoría en la era moderna, entendiendo por “política” todo lo que tiene que ver con el poder, tanto de su conquista como de su ejercicio, sea como praxis, sea como formulación teórica o doctrinal que busca legitimarlo, lo que Marx llama “ideología”. Gracias a lo cual nos preguntamos de dónde viene ese poder del que hablamos, o cómo se articula su ejecución en una sociedad y en una coyuntura histórica dadas; porque mucho depende de lo que entendamos por tal el ejercicio mismo del poder político al que nos enfrentemos. Aclarar estos conceptos en torno al poder político es necesario para lograr una convivencia en una sociedad que aspira a ser “humana”. Es de esta reflexión radical que me ocuparé en estas breves líneas. Lo político hoy en día está en crisis, lo cual no significa algo peyorativo necesariamente, porque el ser humano siempre vive en crisis, es decir, en proceso de gestación, nunca está acabado, como muy bien lo han señalado los filósofos existencialistas. Por ende, lo que corresponde preguntarse es de dónde viene esta crisis actual y que ha llevado a que tanta gente menosprecie todo aquello que tenga que ver explícitamente con la política. Lo cual es un absurdo dado que no podemos vivir sin el quehacer político. Cada vez que nos ocupamos de la relación con el otro estamos ejerciendo alguna forma de poder, es decir, estamos haciendo política. Lo malo es que lo hacemos sin tomar conciencia de lo que estamos haciendo y del alcance de lo que hacemos. El origen y la raíz de todo lo malo que experimentamos y sufrimos, dice Heidegger, no es el mal uso de nuestro libre albedrío, como lo enseña la ética de origen judeocristiana, sino la rutina, el miedo o desidia de pensar, cuando las cosas se toman trivialmente a pesar de su gravedad; por lo que nos hacemos eco sin más de las voces provenientes del ambiente sociocultural que nos rodea. Esto es lo que debemos combatir. La crisis de lo político, a la que aludimos cuando nos referimos a la naturaleza de lo político, proviene de que lo que entendemos por tal en la edad contemporánea y se inspira en los principios ideológicos de la Revolución Francesa (1789) ya está dejando de ser funcionales. Hacer política en la edad contemporánea es construir el estado nación. De ahí que la ideología dominante sea el nacionalismo. El amor a nuestro terruño y el consiguiente rechazo a quienes nos invaden pretendiendo expoliarnos de nuestros recursos y riquezas, es la causa de las guerras en tantas latitudes de nuestro sufrido planeta. El origen de la violencia en los países periféricos, que habitan en todo el entorno que rodea a Occidente y que constituyen la inmensa mayoría, tanto de la población como de la extensión territorial, y que poseen la mayor parte de los recursos estratégicos por ser indispensables para el desarrollo de una sociedad, que pretende beneficiarse de la revolución científica y de sus implicaciones y aplicaciones tecnológicas. La consecuencia más significativa de la II Guerra Mundial es el proceso de descolonización que desde entonces viven las antiguas colonias de África, Asia y el Caribe; en el caso de Nuestra América, los procesos revolucionarios buscan romper los vínculos de dependencia de índole imperial.

Pero esto es tan sólo la condición indispensable (“conditio sine qua non”) para dar el salto de la era contemporánea a otra, que ya está en gestación y que se basa en el uso o aplicación de la inteligencia artificial, que constituye la gran revolución de nuestro tiempo. Aun así, la apropiación de los ricos y abundantes recursos naturales está en el origen de la violencia política imperante. Pero que involucra a toda la humanidad, pues ya no existen problemas políticos locales, todos nacen en un lugar pero pronto denotan poseer una dimensión planetaria. La humanidad es cada vez más unitaria, demostrando ser un sujeto único y ya no sólo un abigarrado mosaico de naciones particulares. Pero el desafío de estos países es que, siendo una sociedad basada en la conciencia nacional cuyo origen era una comunidad agraria, ahora debe convertirse en una sociedad abierta al mundo entero, construir un sujeto planetario pero que no se da automáticamente, sino que requiere crear organismos e instituciones regionales que promuevan la identidad nacional basada, no tanto en ideologías sino en tradiciones culturales, en donde la lengua materna juega el papel preponderante. Pero todo teniendo como meta la construcción de un poder planetario como medio idóneo, para asumir creativamente los desafíos que representan la galopante destrucción de los recursos naturales y la amenaza de un apocalipsis termonuclear en el campo político, desafíos que implican la posibilidad real de la desaparición de la especie sapiens. Por desgracia, las Naciones Unidas tal como fueron concebidas e impuestas después de la II Guerra Mundial por las potencias ganadoras, no responden a las exigencias de los tiempos actuales en pleno siglo XXI.

Quien parece estar llenando ese vacío es el Papado Romano. Hablo del “Papado Romano” y no de la Iglesia o religión católica, pues los católicos son muchos y muy variados en sus concepciones políticas, mientras que el Vaticano es un Estado que se rige por un centralismo político absoluto anterior al surgimiento de los estados nacionales, hasta el punto de que constituye la única teocracia y monarquía absoluta todavía existente en Occidente. Nadie como el Papa Francisco, recién fallecido, el primero en la historia proveniente de un país periférico, lo ha comprendido; lo cual explica la repercusión planetaria de su muerte y la expectativa que la elección de su sucesor ha despertado en el mundo entero, hasta el punto de que durante semanas ha sido el tema central de casi todos los medios de comunicación y de las cancillerías de países los más variados y dispares del planeta. Pero el papado nutre su poder en una concepción religiosa del mundo y de la vida; lo cual es válido en la dimensión última de la existencia, es decir, en el cuestionamiento en torno al destino de la humana existencia. Pero para el ejercicio del poder se requieren instituciones de índole estrictamente políticas, basadas en el consenso de los estados y nutridas de los valores culturales y en las relaciones comerciales de las regiones. Es por eso que se requiere una nueva y total refundación de las Naciones Unidas. Esto es lo que yo entiendo debe ser en la actualidad “lo político”.

El Papado en el siglo XXI

Por Arnoldo Mora

La reciente desaparición del universalmente popular PAPA Francisco y la elección, como sucesor, del primer PAPA de origen estadounidense, y que ha escogido el nombre de León XIV, noticias que han acaparado la atención del mundo entero por varias semanas, ha puesto de manifiesto el nuevo rostro de la más antigua institución de Occidente, la Iglesia de Roma; ejemplo en que deberían inspirarse otras organizaciones e instituciones políticas y culturales, que pretendan sobrevivir ante los retos con que la vorágine de la época actual nos desafía. Con el inicio del tercer milenio de la era cristiana, que se caracteriza por una globalización que abarca todos los ámbitos del quehacer humano, el sujeto que constituye la vanguardia de los cambios cualitativos del devenir histórico ya no es ni una etnia ni una «raza», así sea el homo sapiens, ni una identidad cultural o políticamente articuladas, sino la humanidad en su conjunto. La humanidad toma conciencia cada vez más lúcidamente de su «singularidad». Ese sentimiento de unidad repercute en el ámbito de lo político, dramáticamente acentuada por la amenaza de una autodestrucción apocalíptica provocada, ya sea por una guerra termonuclear, o por una crisis terminal de origen ecológica que cause la destrucción de los recursos naturales.

La institución más antigua de Occidente como es el papado romano, heredero, tanto de las culturas antiguas del Mediterráneo, como del Medioevo y del Renacimiento que fueron la fragua de la modernidad, da muestras de una vitalidad que, luego de la Revolución Francesa y durante el siglo XIX, daba signos de decrepitud hasta el advenimiento de León XIII. Desde entonces, el Papado Romano no ha hecho sino crecer en influencia y presencia en la escena mundial. Ahora, con la llegada al papado de dos papas provenientes del continente americano, es decir, de la periferia de Occidente, una vez más en su dos veces milenaria historia, el papado adquiere un inusitado vigor. Por contraste, la crisis (¿terminal?) que afecta a la hegemonía multisecular de Occidente se hace cada día más evidente, como lo prueba la invasión en todas sus fronteras de multitudes provenientes de los pueblos hasta no hace mucho sojuzgados. Occidente vive el mayor proceso de mestizaje de su historia, que no es solo racial sino, ante todo, cultural. Y con ello, sus visiones de mundo se confrontan.

Esas visiones de mundo se han expresado y conservado a través del tiempo gracias al simbolismo religioso. Lo vivimos ahora, aunque de modo dramático, en las guerras del Medio Oriente, es decir, en el lugar donde surgieron las culturas que han configurado a Occidente. Las violentas confrontaciones, que han tenido como escenario la cuenca del Mediterráneo, han mostrado siempre una connotación religiosa, que remonta a inicios del milenio pasado con las Cruzadas. En ese mismo período histórico se dio la división entre las Iglesias de Oriente y Occidente. Siguió luego la división de la Iglesia Occidental con la Reforma protestante, iniciada con el grito de rebeldía de un fraile agustino alemán, Martín Lutero. El primer y trascendental paso para la superación de la división de la cristiandad al más alto nivel, se dio en el Concilio Vaticano II, que mostró un rostro ecuménico en la Iglesia Católica, la mayor y más antigua iglesia de inspiración cristiana.

Las guerras de religión, que han ensangrentado la historia, deben desaparecer; sus líderes deben ser los primeros en dar el ejemplo, sus divergencias se funden y confunden en un abrazo fraterno que borra siglos de distanciamiento. Los muros deben convertirse en peldaños, las fronteras en brazos que se extienden, las culturas en corazones que palpitan al unísono, las religiones en signos que señalan los nuevos senderos que ha de seguir una humanidad que ha entrado de lleno en el nuevo milenio, ese que —esperamos— hará por fin realidad la utopía de la fraternización de todos los pueblos que habitan el planeta.

La globalización y la izquierda perdida: El giro inesperado de la rebeldía

Mauricio Ramírez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Durante gran parte del siglo XX, el internacionalismo fue uno de los ideales más nobles del pensamiento marxista. La utopía de una humanidad obrera solidaria, sin fronteras ni explotadores, luchando por la emancipación común, inspiró revoluciones, guerrillas, movimientos sociales y sindicales en todo el mundo. Sin embargo, la historia tiene sus ironías brutales: fue el capitalismo quien logró materializar un tipo de “internacionalismo”, pero completamente desvirtuado de su espíritu original. No unió a los trabajadores del mundo; unió al capital.

Este proceso, que tomó fuerza con el avance neoliberal en los años ochenta y noventa, fue bautizado como globalización. En su núcleo no había una humanidad compartida, sino una élite desarraigada que fluía sin obstáculos por el mundo: sin nación, sin dios, sin comunidad, sin límites. El capital se hizo verdaderamente libre, mientras los trabajadores se quedaron más atados que nunca. Para las élites globalistas, la patria dejó de tener sentido; para los trabajadores del mundo, la patria fue lo único que les quedó.

La globalización cosmopolita impuso un modelo cultural y económico único que se identificó con un orden mundial unipolar dirigido desde Washington y Londres. Lo hizo con un lenguaje seductor: “libertad”, “diversidad”, “progreso”. Pero esa libertad no era para todos. Era la libertad del capital para devorar el mundo, no la del obrero, el campesino e incluso la misma clase media, para conservar su dignidad. El liberalismo anglosajón, con su idea absolutista del individuo como entidad soberana, desgajada de toda comunidad, tradición o vínculo, se volvió dominante. Así, el individualismo no sólo reemplazó a la clase como sujeto político, sino que también vació de contenido a la nación, a la cultura y hasta a la espiritualidad.

Lo que Zygmunt Bauman llamó las consecuencias humanas de la globalización no fue más que el rastro de ruina y desarraigo que dejó ese nuevo (des)orden. Franz Hinkelammert, con mayor profundidad, denunció cómo ese huracán neoliberal se presentaba como progreso mientras aniquilaba toda resistencia real: familia, comunidad, religión, patria, incluso la propia realidad. El capitalismo no busca sólo dominar, sino disimular, desviar, negar.

En ese contexto, la izquierda se perdió. Se enamoró de los cantos de sirena del progresismo posmoderno, creyendo que abolir las fronteras, las naciones y los vínculos tradicionales era un gesto revolucionario. Abrazó un discurso anti-identitario que, en lugar de confrontar al capital, lo liberó de los pocos límites que aún tenía. En su afán de parecer moderna y correcta, la izquierda dejó de hablarle al pueblo real: el que trabaja, el que cree, el que pertenece.

Trató a ese pueblo como ignorante, retrógrado, discriminador. Le dio la espalda justo cuando más lo necesitaba. Y entonces ocurrió lo impensado: la rebeldía viró hacia la derecha. No hacia la derecha liberal del libre mercado, sino hacia una derecha conservadora, populista, incluso radical en algunos casos, que supo leer el malestar de los pueblos y apropiarse del relato de la defensa del arraigo, de la soberanía, de la identidad.

Una derecha que, paradójicamente, se ha comportado en muchos casos de forma más “marxista”, en el sentido de comprender la lucha de clases y oponerse al poder global del capital, que los autoproclamados marxistas del presente. Esta derecha, aunque llena de contradicciones internas (pues algunas de estas derechas siguen siendo fanáticas del mercado en lo económico y liberales en lo social), las hace hoy más cercanas a las masas que cualquier izquierda académica, elitista y desarraigada.

Esta es la gran paradoja de nuestra era: el capitalismo global hizo de la izquierda su aliada cultural, mientras la derecha recogió el hartazgo de los de abajo. Así, el espacio de la resistencia cambió de lugar. Pero este nuevo bloque conservador no ofrece un proyecto alternativo real: su retorno a la tradición muchas veces es superficial, y su crítica al capital no es estructural, como muchos deseáramos.

Por eso, si desde los pueblos se quiere disputar en serio el poder a esta derecha en ascenso, no se puede volver a la lógica liberal que ha dominado la izquierda posmoderna. No se puede seguir absolutizando al individuo por encima de la sociedad, negando los vínculos colectivos, las raíces culturales, las tradiciones, las espiritualidades, la nación. Esa lógica liberal-individualista es la verdadera aliada del capital global.

La verdadera emancipación y la construcción de un futuro justo no pueden construirse sin identidad, sin comunidad, sin soberanía, ni sin un profundo sentido de pertenencia que devuelva a los pueblos su lugar central en la historia. Sobre estos pilares se asienta la apuesta por un mundo multipolar, en el plano de las relaciones internacionales y el nuevo orden global. La disputa que se avecina ya no será entre izquierda y derecha, entre progresistas y conservadores, sino entre quienes defienden la vida con dignidad desde abajo, enraizados en sus pueblos, y quienes la convierten en mercancía, negociándola desde arriba en los fríos altares del mercado sin alma.

“Estados Unidos primero” … ¿y Costa Rica?

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

El sistema capitalista parece retado a una renovación dirigida por Donald Trump. Estamos en presencia de un cambio de paradigma en el desarrollo del régimen capitalista, el cambio de la globalización al nacionalismo. Y el nacionalismo exacerbado, xenófobo, ha sido la fuente de los fascismos y de la ultraderecha.

Desde el mismo Manifiesto Comunista se planteaba que el capitalismo por su misma mecánica tendía a llevar el mercado y la producción mercantil que promovía, a todos los rincones del planeta y con ello a imponerlo a todas las naciones. Así se impuso y consolidó el sistema capitalista a nivel mundial.

Actualmente el gobierno de EE. UU. con Trump a la cabeza, se propone iniciar un movimiento contrario a la globalización: recogerse en sus fronteras. El propósito es reindustrializar el país, atrayendo nuevamente a las industrias gringas que emigraron al extranjero para que produzcan en el país, retornar la iniciativa y control de la innovación tecnológica y fortalecer la producción agrícola. Si no regresan las empresas a USA se verán enfrentadas a aranceles o impuestos, es la lógica del gobierno gringo.

El complemento de esta política en el plano social es el repudio y la expulsión de los inmigrantes, especialmente los latinoamericanos; en el campo ideológico es la supremacía blanca y el miedo y en el político el control de la ultraderecha de todos los mecanismos de contrapeso estatales.

El capital necesario para volver a hacer grande a USA, como dice Trump, provendrá, supuestamente, de los aranceles, tarifas o impuestos a las importaciones que producirán miles de miles de millones de dólares, al decir de Trump, ya que es dudoso que EE. UU. tenga el capital financiero para iniciar esta transición por su alta deuda pública y por la caída de las bolsas de valores que ha significado grandes pérdidas financieras especialmente para las grandes trasnacionales. Trump apuesta a los aranceles para acumular el capital necesario para su programa. Por supuesto que estos aranceles los pagarán los consumidores estadounidenses y el resto de los pueblos del planeta.

El otro elemento para poder impulsar el programa MAGA es el capital humano. ¿Tendrá USA la mano de obra para impulsar la industria y la agricultura? La situación actual indica que no tiene esa capacidad. Actualmente la falta de mano de obra inmigrante tiene a estados como Nebraska, que, en 6 meses de continuar la situación, entrarían en quiebra del Estado y los obreros de la industria norteamericana no podrán igualar a los trabajadores de otras partes del mundo, especialmente en cuanto a salarios y experiencia. La producción de las mercancías en EE. UU. será a un valor y precio mucho más elevado.

El capitalismo se fortaleció en los países más desarrollados por la expoliación y los beneficios extraídos especialmente del sur del planeta. Eso fue parte de la acumulación originaria de capital que dio origen a la riqueza de USA y Europa.

El globalismo propuso una nueva forma de explotación mundial, el traslado de los excedentes a las trasnacionales norteamericanas producto especialmente de la mano de obra barata del llamado mundo subdesarrollado. Trump y su grupo plantean retornar a un expansionismo de viejo cuño, el de finales del siglo XIX e inicio del XX, que es el dominio directo de zonas del mundo, como Groenlandia, Canadá o Panamá y la entrega incondicional de las materias primas del suelo y subsuelo. Es un expansionismo para poner en los territorios la bandera de las barras y las estrellas.

“USA primero”, es el dominio de los intereses estadounidenses por encima de cualquier otro, sin importar reglas (como los TLC), alianzas o amistades. Primero yo y el resto se alinea o es castigado, es la máxima de Trump. El presidente Trump está tan fanatizado con sus medidas que está dispuesto a llevar incluso a su país a una recesión económica, a una mayor inflación y a la quiebra de varios estados de la Unión.

Trump ha desatado una guerra mundial, una guerra comercial contra todos los países del mundo.

Estamos en medio de una guerra comercial por si no nos habíamos dado cuenta.

Probablemente Costa Rica sufrirá de alguna manera esa guerra comercial y de seguro de una probable recesión económica de EE. UU. La economía costarricense es totalmente abierta, volcada hacia las exportaciones, es decir, hacia el mundo exterior porque así lo diseñaron los gurús economistas del neoliberalismo criollo. El problema ahora es ¿Cómo enfrentar una crisis internacional de tal magnitud?

El gobierno de Chaves no está pensando en esto porque simplemente se ha montado al cabús de Trump; no están pensando en medidas de contención a una situación mundial que podría afectarnos de una u otra forma. Costa Rica es un país sumamente expuesto a los vaivenes de los mercados internacionales, máxime cuando estamos en presencia de toda una hecatombe comercial a nivel global.

Tal vez Trump eche atrás en sus políticas, por la resistencia y respuesta categórica que muchos países como México, Canadá y Europa están dando.

El gobierno de Chaves debería estar pensando en esta situación que es muy grave, que obligaría a adoptar políticas consensuadas a nivel nacional, en vez de seguir azuzando los ánimos de unos contra otros.

¿Podríamos esperar alguna reacción responsable del presidente Chaves? Ya veremos.

2025, hacia un nuevo orden global y sus eventuales implicaciones regionales (I)

Caryl Alonso Jiménez

¿Escenarios de crisis o nuevas oportunidades…?

Caryl Alonso Jiménez

Todos los indicios al parecer apuntan a un nuevo orden global que, según analistas nacionales e internacionales, tiene diversas implicaciones en las dinámicas mundiales. Por un lado la recomposición geopolítica que abre un nuevo periodo de tensiones Este/Oeste, la crisis de oriente próximo y China. Prioridades económicas hacia la reversión de la globalización en la deslocalización de las tecnológicas de Asia; y finalmente el tema migración.

En esta región los alineamientos geopolíticos vinculados a China alimentarán tensiones que derivarán en escenarios que tienen implicación como el canal de Panamá, y seguramente en colisiones a lo que hoy entendemos por democracia.

Excepto por alineamientos y/o contención migratoria, en la región no hay industria ni tecnológicas y tampoco en el corto plazo, no habrá beneficios de la deslocalización de empresas tecnológicas para competir en mercados globales.

El modelo económico en la región, principalmente en Guatemala el sector primario no tiene perspectiva de cambio en el corto plazo. Excepto los intentos de transformación industrial en Costa Rica en desarrollo farmacéutico y productos tecnológicos que aún son débiles y, Panamá con la modernización de un nuevo modelo de país Offshore financiero (servicios), que sacrifica políticas territoriales. El resto en van en esa línea.

Cualquier análisis económico financiero de país pasa por la estabilidad macroeconómica. Los casos de Guatemala, El Salvador y Honduras, depende de las remesas anuales que, en el 2024, con casos como México superaron los US$ 60 mil millones anuales, Guatemala alcanzó US$ 21 mil millones y la tendencias del crecimiento de remesas fueron la línea de crecimiento en Honduras y El Salvador.

La economía regional aporta al comercio mundial menos del 2% anual. El crecimiento sigue siendo débil en promedio por abajo del 3% anual del PIB. La riqueza no se expande (equidad) y la lógica matemática de la explotación de excedentes permanece inalterable.

Sin embargo, los anuncios intensifican alarmas hacia expulsiones masivas de migrantes que de concretarse tendría serias crisis en todos los campos de la vida nacional, donde su incorporación a la vida productiva tendría altos impactos.

¿Hasta dónde las agendas institucionales están construyendo la infraestructura pública necesaria para respuestas humanitarias? Al parecer los sistemas institucionales no tienen respuestas inmediatas excepto medidas de traslado a sus comunidades sin ninguna previsión de sobrevivencia o sistemas de asistencia y acompañamiento local.

Como región no existe una plataforma de integración real, ni el Parlamento Centroamericano y tampoco las tentativas de SICA son opción, se agotaron. Queda un último eslabón: el sistema multilateral financiero de BCIE, que podría articular un Programa Regional en línea a crear el fondo de inversión y desarrollo para despegar. En tres temas centrales públicos: educación, salud e infraestructura. Sumado a un programa de precipitación de fondos de inversión territorial para recuperar infraestructura local y territorial. Pero no se tienen políticas para la reinserción de migrantes, excepto servicios administrativos aun sin la efectividad real, que debe someterse a un escrutinio de calidad.

Es importante tener en cuenta que la incorporación del sector económico en esta nueva etapa será imprescindible. Está claro, guste o no, solo el mercado genera riqueza, y si esta llega en intervención en áreas productivas territoriales tendrá mayor impacto.

La agenda comienza por ordenar el nivel de respuesta con sentido estructural y la articulación con entidades públicas para programas con sentido humano. En educación abrir espacios para la inserción acelerada en programas que certifiquen capacidades. Igualmente programas de formación en capacidades técnicas para disponer de recursos calificados y disposición de fondos para proyectos productivos. Generar mercado puede alentar redes de consumo local y extender confianza, Pero actuar, ese es el punto.

Lo que no cabe duda es que los temas globales tienen aterrizajes locales, y el tema de las migraciones en breve tiempo obligará a acciones estatales que determinará el cálculo de percepciones de optimismo o pesimismo del ciudadano, y eso tendrá costos.

No es fácil, y los simplismos frente a las crisis no se resuelven con esperanzas dominicales, ni retoricas populistas; sino, con respuestas precisas, concretas y efectividad institucional privada y pública.

Por la brevedad del espacio no se abordan propuestas, será en las siguientes entregas. Por ahora posicionar en el imaginario del ciudadano el acompañamiento institucional con capacidad de respuestas, comenzando por servicios de atención. Y comienza en los consulados en USA, que juegan roles importantes que quedarán bajo el escrutinio del migrante, que a partir de ahora tendrá otra valoración el verdadero sentido de nación.

En 45 años los migrantes enviaron más de US$ 2 billones de dólares en remesas, ¿Son suficientes para respuestas del Estado y mercado…? O, ¿Cuánto más hará falta…? Es ahora cuando se retratará el liderazgo institucional, y allí estará la estatura del Estado… Entonces, ¿lo medimos…?

El reto del Jaguar contra los Presidentes de la Asamblea y de la Corte

Vladimir de la Cruz

Vivimos inevitablemente la sociedad de la información y del conocimiento en la cual, por todo lado, nos llegan datos procesados, mensajes de todo tipo, puntos de vista sobre temas diversos, referencias de la actualidad inmediata que vivimos. El conocimiento y la información que nos llega es mezclada. Hay que saberla distinguir para valorar lo que nos interesa y lo que hay que dejar de lado o desechar, porque no tenemos todo el tiempo del mundo para entretenernos con esos mensajes informativos.

Esa información, la generalizada del Facebook, del WhatsApp, del Instagram, del TikTok, y de otras redes digitales similares, se vuelve adictiva por lo atractiva que es y por la simpleza de contenido que trasmite.

Lamentablemente, este mundo informático y digital ha ido creando una población analfabeta, que cada vez escribe y lee menos, que reduce las palabras a signos y garabatos, de ignorantes, sin cultura alguna, ni general, ni histórica y mucho menos política. De continuar en ese camino, el peligro es que avancemos hacia una población de analfabetos por desuso, es decir, de personas que aprendieron a leer y escribir que por no practicar la lectura y la escritura se les olvida cómo hacerlo. El analfabetismo y al analfabetismo por desuso, ha aumentado.

Los analfabetas y analfabetas por desuso son más fácilmente influidos y dirigidos también, por demagogos, por demagogos populistas, quienes apelan ante ellos con prejuicios, con emociones, con miedos, sembrando esperanzas, identificándose con sus frustraciones sociales, económicas y políticas, buscando ganar su apoyo, el apoyo popular, usando recursos de oratoria desinformada, con datos errados y engaños, halagando al pueblo, al bajo pueblo, al populacho con actitudes populistas que los identifican simbióticamente.

El proceso educativo nacional, hace bastantes años empezó a aceptar prácticas que se orientaban en esas direcciones, cuando ante la lectura completa de libros y textos, introdujeron y aceptaron las prácticas de lecturas de resúmenes de libros, prácticas que llegaron a las universidades, con igual daño formativo. Hay gente que se queja de leer más de 3 minutos, menos de una página.

La información como tal, como concepto latino que es, procede del verbo latino “informare”, que significa “dar forma a la mente”. De allí instruir, disciplinar, enseñar.

De modo, que quien no lee y no escribe, o no practica la lectura y la escritura, posee menos palabras, no desarrolla su mente. Con ello disminuye su capacidad de entendimiento y comprensión de textos, libros o discursos, se aumenta su ignorancia, es decir, la ausencia completa del conocimiento y, por ello, el desconocimiento de la realidad concreta, específica. En la escuela nos enseñaban a usar el diccionario, obligado como texto escolar. Hoy los niños y jóvenes estudiantes no lo tienen a mano.

En esa época, no hace mucho, aunque pareciera una eternidad, por la descerebración que se ha producido nacionalmente, sin estas redes informativas y de comunicaciones interpersonales, existía una cultura nacional, una educación nacional, relaciones familiares más estrechas y formales, más respeto, cultivo de valores personales, familiares, sociales, cívicos. Había tiempo y disciplina de lectura.

Las personas, los niños y estudiantes, los jóvenes como los adultos y personas mayores rendían culto y respeto a las tradiciones históricas nacionales. Aun sin mucha información histórica, las fechas patrias y las efemérides nacionales tenían peso, se respetaban, su cultivaban en su enseñanza básica. Hoy, esto se va diluyendo cada vez más, y más rápidamente. No interesan estas identificaciones con el país, con la Nación, con la Patria, con su Cultura, su Historia, con su Patrimonio.

Hoy se orienta hacia un cosmopolitismo vacío, hacia la creencia de que formamos parte de una misma comunidad universal sin pertenecer en la realidad a ninguna, porque se tiende a borrar esas identidades particulares. Se impulsa una globalización por encima de las diferencias nacionales, culturales, geográficas o políticas, donde los hombres universales se venden como los modelos.

Con fuerza se venden y promocionan de la misma manera los que han servido a organismos o instituciones mundiales, o internacionales. Por ello, no son casuales los personajes al estilo de héroes de ficción como Rodrigo Chaves, quien así se presenta ante una población de analfabetas, de analfabetas por desuso, y de analfabetas políticos que se identifican con el soldado universal, arropado de presidente, capaz de resolver los problemas de la población, y de saldar las cuentas con quienes por años han engañado a ese pueblo ignorante, como él lo ha dicho, por medio de sus dictadores y tiranos que usufructuando el poder solo para ellos, sus partidos y sus camarillas han gobernado, y que “no le dejan gobernar”.

El demagogo populista siembra el engaño, confunde para vender un producto o ganar un favor. Estos demagogos no se mueven en la sociedad de la información o del conocimiento. Afirman deliberadamente con sus actos, con sus acciones, con sus discursos, la sociedad de la ignorancia desde los medios de comunicación masiva, de sus redes sociales, de las redes que pagan troles, donde la condición de ignorante la presentan como virtuosa, donde los ignorantes se sienten sabios o identificados con la sabiduría del demagogo populista, sabiduría que asumen como propia, lo que los envalentona de modo agresivo.

Los demagogos populistas procuran provocar animosidad, fuertes sentimientos identitarios, reacciones fuertes, guerreristas, confrontativas. Viven azuzando, irritando, hostigando, aguijoneando para confrontar, para embestir, para luchar, para atacar. Viven ladrando, mejor dicho, gruñendo como jaguares.

Hace una semana el animal de Zapote, el Jaguar, gruñó fuerte. Al menos así lo hizo en un spot, un corto televisivo y en redes digitales, que trasmitieron muchas veces por todos los sistemas de comunicación que manejan en la Guarida de Zapote.

El Jaguar se abalanzó directo al pecho, y a las yugulares, de los Presidentes de la Asamblea Legislativa y de la Corte Suprema de Justicia, Rodrigo Arias y Orlando Aguirre. Se lanzó violentamente, tratando de sorprenderlos, para depredarlos, para cazarlos, para eliminarlos como las figuras más importantes de los Poderes Públicos, que el Jaguar no controla y domina, para evitar que figuras como ellos, representantes y defensores de la Democracia, nazcan, se reproduzcan y aumenten, y pueda evitarse el descarrilamiento de la Democracia que se impulsa desde la Guarida de Zapote.

El ataque fue directo: “Los invito, Rodrigo Arias y Orlando Aguirre, sin asesores, en cadena nacional en Facebook o donde ustedes quieran, donde nos sentemos a conversar sobre el desempeño de cada uno de los tres poderes que presidimos”.

El ataque fue el resumen apretado de una nota que les dirigió el pasado 12 de diciembre. En ella afirmó que “la democracia no es silencio, es la claridad con que exponen, se analizan y se discuten los problemas y los medios para resolverlos”. Frase contundente que es válida para quienes también critican al Presidente, sus actos y acciones u omisiones de gestión gubernativa.

Agregó el Inquilino de Zapote que “el silencio constituye, muchas veces, complicidad con lo que está mal en nuestra patria”. Por eso nadie, ninguna persona sensata, se puede callar frente a la mala, casi nula, conducción del país.

Recordó que el miércoles 11, en su montada conferencia de prensa, “los invitó a debatir en vivo, pública y transparentemente, sobre los desafíos y cambios que debemos llevar a cabo en los poderes de la república, por los que tanto clama el pueblo”.

El pueblo no clama. El que ha estado exigiendo, clamando, gritando desbocadamente contra los poderes públicos, como la Asamblea Legislativa, sus integrantes, sus diputados y, contra la Corte Suprema de Justicia, su Sala Constitucional, la Fiscalía General de la República y sus integrantes, los magistrados o funcionarios, es el Presidente Chaves.

Para el presidente que acepten la invitación al debate es “un sublime ejercicio democrático”. Pero, él no acepta debates con los periodistas independientes, no pagados por casa presidencial, o que no tienen el guion de las preguntas obligadas que hay que hacerle, para las cuales están preparadas las respuestas y hasta los funcionarios listos a contestar.

Propuso que el debate se hiciera en la Casa Presidencial, que llamó “la casa de todos los costarricenses”, o estar dispuesto a desplazarse a cualquier otro lugar en la fecha y hora que a los Presidentes del Poder Legislativo y del Poder Judicial lo prefieran.

¿Cuáles son los “desafíos y cambios” que el presidente quiere discutir de los otros poderes? No los señaló, ni siquiera hizo una caricatura de ellos. Así no se puede ir a un debate, donde no están bien definidos los temas y las reglas del debate.

En esas condiciones el encuentro va a estar montado, para la casa presidencial, solo para servirle a él y para atacar, como lo ha venido haciendo constantemente, a los Poderes Públicos, dañar su imagen, disminuir y falsear la confianza pública ciudadana que deben tener y se les debe rendir. Para atacar especialmente a los Presidentes de la Asamblea y de la Corte y desprestigiarlos.

La carta enviada, y el spot que la promueve, son una falta de respeto a los Poderes Judicial y Legislativo. Se pasa de la raya del respeto institucional que se debe tener de la independencia y autonomía de los Poderes Públicos.

El presidente no ha entendido, en casi tres años de morar en Zapote, que los Poderes Públicos en Costa Rica tienen 200 años de existencia. No ha entendido que esos Poderes Públicos tienen funciones propias, específicas, exclusivas e indelegables. Uno, para ejecutar las leyes y acciones de gobierno que derivan de ellas, otro para aplicar las leyes y desarrollar y asegurar la justicia y, el otro, para hacer las leyes, con una función adicional propia, indelegable y exclusiva, la de ejercer control político sobre el quehacer de todos los funcionarios públicos, incluido el Presidente y su administración o gestión de gobierno. No ha entendido que la Asamblea Legislativa y el Ejecutivo son los únicos Poderes Públicos de carácter político, que podrían reunirse a discutir sobre temas políticos y electorales, como el presidente provoca. El presidente no ha entendido que el Poder Judicial, por su naturaleza no puede participar de debates políticos, donde puedan estarse mezclando, como lo pretende el presidente, temas también electorales. De la Independencia institucional que los poderes tienen, el que más independiente debe ser es el Judicial, por la imparcialidad que institucional, constitucional y jurídica tiene para poder mantener y asegurar la confianza e integridad de la función judicial encomendada ante la sociedad y la ciudadanía.

El Presidente ha venido enfatizando hacia el público analfabeto políticamente, que le sigue fanática y ciegamente, que esos poderes no le dejan gobernar; que hay que reformarlos o controlarlos con una mayoría de diputados afines a él, como está llamando a los ciudadanos a organizarse y a votar en las próximas elecciones de esa manera, contra todos los demás partidos políticos y a votar por los diputados de los llamados partidos jaguares, que llevarán ese emblema electoral, no importando el nombre que tengan.

Es el presidente quien ha venido minando las estructuras institucionales de control que públicamente existen, porque desea gobernar sin controles, entre otras cosas porque es una manera fácil de gastar dineros públicos con empresas o “socios”, o amigos empresarios del gobernante… porque lo que hay en el Gobierno, como él dijo de los otros gobiernos anteriores, es un grupo de amigos, de todo tipo de actividades empresariales, productivas, financieras y que produzcan riqueza, gobernando por medio de él.

Al presidente Chaves le urge y le es necesario despedazar, desprestigiar y hacerle perder credibilidad y confianza, ante el pueblo costarricense, a la Corte Suprema de Justicia y a la Asamblea Legislativa. Desea y trabaja para quedar como el único Poder Público válido y legitimado.

La forma en que el presidente del Ejecutivo Nacional se ha referido a los presidentes de la Corte Suprema de Justicia y de la Asamblea Legislativa es burlona, irrespetuosa, agresiva, baja pisos, intimidante. Nunca se había visto algo así en el país ni en la historia republicana que hemos vivido.

La carta, a los presidentes de la Corte Suprema de Justicia y de la Asamblea Legislativa, les fue enviada al momento en que la Asamblea Legislativa entró en receso parlamentario hasta el 6 de enero próximo.

El Presidente Rodrigo Arias Sánchez no tiene por qué responderle esa nota antes del 6 de enero. Si lo hace, ese día, será como un regalito del Día de Reyes para el inquilino de Zapote.

No están obligados los ciudadanos presidentes de estos Poderes Públicos, Rodrigo Arias y Orlando Aguirre, de aceptar el show político que, publicitariamente, quieren montar en Zapote para iniciar el año electoral del presidente Rodrigo Chaves Robles.

En ese tablao zapoteño, a lo flamenco, lo que se quiere hacer sonar es el zapateado de las botas presidenciales, que se pondrá ese día el Jaguar, donde lo que se pretende, como en los tablaos originales españoles, es que los participantes del espectáculo muestren atención y disfruten el show, en este caso del “bailongo” a la tica.

Para este espectáculo presidencial, no se han mostrado más que a dos “bailaores”, a Rodrigo Arias y a Orlando Aguirre, sin anunciar el repertorio de músicos, canciones y coreografías que Chaves tiene montadas para el jueves 9 de enero a las 2 p.m, día del baile llamado “Debate”, cuando quiere lanzarse el presidente a la arena electoral del 2025, preparando el ambiente electoral para su candidatura a diputado en las elecciones del 2026.

Bien harían los presidentes, de la Asamblea y de la Corte, de no aceptar el baile que les proponen en ese local, del Cabaret presidencial que quieren hacer funcionar ese día.

Casi se le ocurre al Jaguar, en lugar del tablao presidencial que les propone, haberlos llevado al Tablado de Zapote, a pocos metros de la guarida del jaguar, a tratarlos como toros de lidia, ya debidamente preparados para el sacrificio y muerte, como llevan a esos toros a esas plazas de toreo, a esas arenas de combate… donde está todo amañado contra los toros… como está ese debate estructurado contra los presidentes de la Corte y de la Asamblea.

Lo correcto en este momento, antes del show cabaretesco que se quiere montar, es que el Presidente Chaves se ubique correctamente en la historia republicana costarricense, en la historia de independencia y respeto que históricamente han tenido los Poderes Públicos.

El año 2025 es muy peligroso para el país, para la Patria, para Costa Rica, para su institucionalidad. Chaves procurará descarrilar el proceso histórico de la mejor manera que pueda. Para Chaves será el año en que tratará de montar su candidatura a diputado, o de sus candidatos a diputados y a presidente, a base de dinamitar todo lo que se le oponga política e institucionalmente.

La tensión política nacional será llevada al máximo posible, como nunca se ha visto, para tratar de provocar con ello la fórmula salvadora del autoritarismo militarista que se quiere instaurar en Costa Rica.

El Presidente se meterá en la campaña electoral, sabiendo que no puede hacerlo, pero sabiendo también que no hay condiciones políticas ni legales que lo puedan llevar a las sanciones máximas si se mete en la política electoral, ni que le puedan evitar su beligerancia política como lo está haciendo. Tiene el panorama despejado. Le falta iniciarlo con el show del reto al debate que ha propuesto.

A favor del presidente está que los partidos tradicionales, los que están en la Asamblea Legislativa y los que están por inscribirse para las elecciones del 2026, no tienen músculos desarrollados ni fuertes. Los partidos políticos parecieran tener una distrofia muscular, que es la enfermedad que progresivamente les ha creado debilidad y pérdida de la masa cerebral y muscular política, junto a sus militantes, partidarios y simpatizantes, que se han contagiado, cuando no se han ido a buscar otros partidos más sanos… aunque sean de populistas demagógicos, o a refugiarse irresponsablemente en el abstencionismo, como sucedió en la segunda vuelta electoral del 2022.

Trascender la globalización capitalista neoliberal

Luis Britto García

“Religión sin poesía” llamaba Roberto Hernández Montoya al neoliberalismo. Culto en verdad peligroso, que exige la inmolación de trabajadores, países, de la humanidad entera. Los Diez Mandamientos de esta superstición están sintetizados en “El Consenso de Washington”, redactado por John Williamson en 1989. Quien lo aplica, aunque se disfrace de revolucionario, neoliberal se queda; quien lo combate es revolucionario, aunque lo tilden de trasnochado. 

En dos frentes se libra la batalla contra el Decálogo neoliberal (que transcribimos entre comillas y en negritas): en el frente interno, y en el externo internacional.

En el frente interno nacional:

  1. Disciplina en la política fiscal, enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el producto interno bruto;

-Pero el capitalismo enfrenta periódicamente crisis cada vez más graves, que hasta ahora sólo han sido paliadas mediante políticas fiscales de incremento del gasto público de dos categorías: a) Incremento del gasto público según la idea keynesiana del “multiplicador de la inversión”: erogaciones estatales que reactiven la producción, creen empleo y posibiliten el consumo, y b) guerras que disparen la producción de armamentos, empleen trabajadores en ésta, recluten desempleados como soldados y garanticen una demanda permanente destruyendo armamentos y vidas. Todos los países desarrollados admiten políticas de déficit fiscal: la Deuda Pública Global supera actualmente el 333% del Producto Interno Bruto anual del mundo.

2.“Redirección del gasto público en subsidios.

-Los subsidios públicos son indispensables en áreas como fomento de la producción interna, investigación científica, protección de la naturaleza,  cultura. Limitarlos sólo para los fines que juzgue legítimos el capital transnacional es el camino de la ruina.

3.-Reforma tributaria, ampliando la base tributaria y la adopción de  tipos impositivos marginales moderados”

-En el capitalismo neoliberal la “ampliación de la base tributaria” operó siempre incrementando el número de personas de limitados recursos que debían tributar, y cargándolos de pesados tributos directos, como el Impuesto al Valor Agregado. Mientras tanto, los grandes capitales evaden la carga tributaria mediante “Tratados contra la Doble Tributación”, Paraísos Fiscales, donación simulada de los fondos a “Fundaciones sin fines de lucro” exentas de impuestos, y sobre todo, con la complicidad de los legisladores, sancionando una progresiva rebaja de las tasas tributarias al gran capital que ha llevado a los multimillonarios a pagar porcentajes menores que los de los simples trabajadores.

4.-Tasas de interés determinadas por el mercado y positivas (pero moderadas) en términos reales”

“El mercado” no existe cuando el número de oferentes (los bancos) es limitado: la tasa del interés sólo medirá su voracidad. Lo que el Consenso de Washington exige es que ninguna medida pública de protección interfiera con ésta.

5.-“Tipos de cambio  competitivos

-“Competitivas” llama el neoliberalismo a tasas abiertamente desfavorables a la moneda nacional, de modo que las inversiones extranjeras se realicen con montos mínimos de divisas foráneas. Los Estados Nacionales tienen el deber y el derecho de defender el valor de sus monedas; y no devaluarlas para defender los intereses de capitales foráneos o la estabilidad de las divisas de éstos.

6.-“Liberalización  del comercio: liberación de las importaciones, eliminación de las restricciones cuantitativas (licencias, etc.), aranceles bajos y uniformes”

-Todas las naciones que hoy son potencias económicas –Inglaterra, Estados Unidos, Alemania- llegaron a serlo aplicando estrictas medidas de protección de la producción y el comercio internos, tales como prohibir ciertas importaciones, cargarles aranceles altos o someterlas a licencias dictadas por la conveniencia nacional. Los países emergentes deben aplicar el mismo tipo de medidas proteccionistas a sus economías.

7.-“Liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa  (IED)”

-Todas las naciones que hoy son desarrolladas lo lograron aplicando estrictos controles a las inversiones extranjeras con el fin de estimular, proteger, favorecer y fortalecer la producción nacional. La finalidad del ALCA era impedírselo a los países latinoamericanos y caribeños.

8.-“Privatización de las empresas estatales

-Las empresas estatales son instrumentos fundamentales de la construcción del socialismo, de la prestación de servicios básicos indispensables de interés social y de la explotación de recursos naturales en condiciones que posibiliten la aplicación de los beneficios al bienestar general. Privatizarlas es sustituir esos objetivos por el del lucro privado, generalmente extranjero. Las políticas de privatización en los países en vías de desarrollo no han sido más que enormes subastas en baratillo de las empresas públicas, las cuales al convertirse en negocios privados equilibran sus finanzas cesanteando empleados; exigiéndole a los que conservan cumplir con sus tareas y las de los despedidos, y elevando exponencialmente sus precios y tarifas, a costas del consumidor y sin la menor consideración hacia el interés social.

9.-“Desregulación: abolición de regulaciones que impidan acceso al mercado o restrinjan la competencia”

-La “desregulación” globalizadora impide cualquier  restricción de la operación del capital, aunque sea necesaria por razones de seguridad, protección al medio ambiente y al consumidor, o supervisión de entidades financieras. Lo comprueban las sucesivas catástrofes de seguridad, ambientales y humanas y sobre todo de quiebras masivas de entidades financieras, que no ocurrirían si en verdad se las supervisara prudencialmente.

10 .- “Seguridad jurídica para los  derechos de propiedad

-La “seguridad jurídica” globalizadora y neoliberal significa que el capital transnacional exige que todas las controversias sobre sus inversiones sean resueltas de acuerdo con sus propias leyes y por sus propios tribunales, distintos de los de los países donde invierten. También requiere que los gobiernos nacionales no tengan derecho a cambiarles las leyes tributarias, ni a la expropiación por causa de utilidad pública y social. Ello asimismo requiere la  “inaplicación” de leyes y tribunales locales, incluso en el caso de litigios relativos al interés público nacional, los cuales según los globalizadores deberían ser decididos por  juntas arbitrales o tribunales foráneos como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre las Inversiones (CIADI), en abierta violación de la inmunidad de jurisdicción y la soberanía de la República.

En el plano internacional, cabe contrarrestar irreductiblemente el intento de imponer estos dogmas contrabandeándolos como normas internas o a través de Tratados, como ocurrió con el tristemente célebre ALCA, o los Infames Tratados contra la Doble Tributación, o los de Libre Comercio. Para ello es indispensable crear organismos revolucionarios, como el ALBA-TCP, y coordinar políticas con organizaciones internacionales multipolares, como los BRICS. Evitando, desde luego, que los grandes capitales privados de algunos de los países integrantes de este último bloque o de otros grupos emergentes impongan políticas tan abusivas como las del Consenso de Washington, o peores que ellas.

Invitación a la conferencia «Proceso de Transformación del Trabajo y sus Desafíos en la Era de la Globalización»

Por José Daniel Gamboa Araya

SURCOS comparte la siguiente información:

La Facultad de Ciencias Sociales, en colaboración con diversas instituciones académicas de la región, tiene el honor de invitar al público en general a la conferencia titulada «Proceso de Transformación del Trabajo y sus Desafíos en la Era de la Globalización», impartida por el doctor Ricardo Antunes, profesor catedrático del Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas en la UNICAMP.

Este evento promete ser un espacio de reflexión y análisis profundo sobre los cambios y retos que enfrenta el mundo laboral en el contexto actual de globalización. Se llevará a cabo el miércoles 24 de abril de 2024, a las 3:00 pm (hora de Costa Rica) y 6:00 pm (hora de Brasil).

La conferencia estará disponible para su visualización en línea a través de varias plataformas. Se podrá acceder al evento en directo mediante el Facebook Live de la Facultad de Ciencias Sociales, la Maestría Centroamericana en Sociología, el Colegio de Profesionales en Sociología de Costa Rica, la Asociación Centroamericana de Sociología (ACAS) y el Posgrado en Sociología de la Universidad Nacional de Honduras. Además, la conferencia estará disponible en el canal de YouTube de la Facultad de Ciencias Sociales y la Maestría Centroamericana en Sociología para aquellos que deseen verla en diferido.

Este evento representa una oportunidad invaluable para explorar los cambios fundamentales en el mundo del trabajo y comprender mejor los desafíos que enfrentan los trabajadores en la era de la globalización. Se espera que la conferencia genere un diálogo enriquecedor y contribuya al análisis crítico de temas relevantes para la sociedad contemporánea.

¡Les extendemos una cordial invitación a unirse a esta importante conversación y a participar en la construcción de un futuro laboral más justo e inclusivo para todos!