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Etiqueta: independencia

Nuestra Independencia. Algunos elementos a tener presente este día

Óscar Madrigal

La Independencia es un acto que se caracteriza por dos elementos: pasar de ser una colonia de un imperio a ser una Nación y sus habitantes que pasan de ser súbditos a ser ciudadanos. Esas son las características del proceso independentista.

En Costa Rica por las particularidades que tuvo nuestra Independencia, la formación de la Nación y la Ciudadanía tuvieron un proceso de constitución de alrededor de unas dos décadas hasta 1841 donde el Estado logró consolidarse y definirse en sus líneas generales. La formación del Estado costarricense fue configurada por la naciente oligarquía cafetalera, que conforma una burguesía y que plantea el desarrollo de un modelo de desarrollo capitalista.

Tanto en la Independencia en 1821 como en la creación del Estado en 1841, la Nación que surgía a la vida tuvo que ser llenada de contenido. Los contenidos principales de ese Estado se pueden resumir de la siguiente manera:

A-. De hombres blancos
B-. De propietarios
C-. De católicos

La nueva Nación otorgó derechos solo a los hombres, pero no a las mujeres; a los blancos, pero no a los indígenas, negros o esclavos; a los propietarios, pero no a los peones agrícolas, artesanos o campesinos pobres; a los cristianos, especialmente a los católicos, pero no a otras minorías.

Es Estado fue representante de los hombres blancos, propietarios y católicos. A este prototipo se otorgaron todos los derechos, aunque no al resto de los habitantes del país.

La Ciudadanía que, en consecuencia, se formó fue negada a las mujeres, a los indígenas, negros, esclavos y a los que no poseían bienes patrimoniales. Los ciudadanos costarricenses fueron una pequeña minoría que gobernaba principalmente para ellos en detrimento de esos amplios sectores de la población.

La democracia fue, además, una democracia mutilada, reducida solo para ese pequeño círculo de poder de hombres blancos, propietarios y católicos. El resto de la sociedad no eran ciudadanos con el pleno goce de sus derechos.

El nuevo Estado creó una ciudadanía y democracia mutiladas. El capitalismo no nos trajo la democracia.

Tampoco la independencia creó una sociedad homogénea como algunos afirman, en relación con una sociedad donde la inmensa mayoría fueron pequeños propietarios por lo general pobres. Nunca existió en Costa Rica una sociedad homogénea, ni siquiera en la Colonia, porque siempre existieron los pobres (aunque sean los más pobres de los pobres), los negros, los mulatos, los pardos, los indígenas o los esclavos. (Los esclavos fueron determinantes en la producción de cacao que permitió la acumulación primitiva de capital que luego facilitó la explotación cafetalera).

El hecho es que la independencia fue generando una sociedad cada vez más diferenciada, estratificada, con una clase cafetalera oligárquica minoritaria sobre unas mayorías asalariadas empobrecidas.

La Independencia generó los derechos individuales de libertad personal en muchos campos para un grupo selecto, pero no así los derechos sociales que tuvieron que tardar casi un siglo para empezar a gestarse.

La Independencia generó la conciencia individual pero no la conciencia social, no solo de clase sino de pertenencia a grupos o comunidades. Los derechos sociales con plena madurez y fuerza empezarán a manifestarse en el segundo siglo de Independencia.

Durante el Primer siglo de Independencia se logró consolidar el Estado capitalista y luego la República y mantener el carácter independiente de la Nación en la guerra del 56. La influencia de la Religión Católica a lo largo de los primeros 60 años fue determinante y representó un gran poder, pero fue llevada casi hasta la nulidad con las reformas liberales; la democracia logró algunos pocos avances con las ampliaciones del sufragio.

El primer siglo de Independencia es el de la consolidación del modo de producción capitalista fundamentado en la producción y exportación de café, de una oligarquía cafetalera que se proyectará hasta nuestros días, consolidada a través de gobiernos sustentados en una democracia muy restringida, limitada únicamente a hombres blancos y propietarios. La consolidación de ese modelo se hizo a base de autoritarismo y límites democráticos para las amplias capas sociales del país.

Toussaint Louverture, la dignidad insurrecta

Breve historia del precursor de la independencia de Haití

Salim Lamrani

Université de La Réunion

TERCERA PARTE

  1. La traición de Napoleón Bonaparte

Frente a la tenacidad de los habitantes, agobiado por el clima y las enfermedades, el general Leclerc propuso el fin de las hostilidades[1]. Para salvar las vidas humanas, Toussaint aceptó el pacto siempre que se tratara de una paz digna y honorable. “El interés público exigía que yo hiciera grandes sacrificios”, escribió en sus memorias.[2] Se concluyó un acuerdo sobre las siguientes bases: libertad para todos los ciudadanos de la isla y conservación del grado y función para todos los oficiales civiles y militares. Por su parte, el líder negro conservaría a su Estado Mayor y elegiría su lugar de residencia.[3]

 El acuerdo de paz se firmó y Toussaint Louverture decidió retirarse a Ennery. [4] Pero no se mantuvieron las promesas. Así, los generales Jean-Jacques Dessalines y Charles Belair, quienes debían conservar sus mandos respectivos en Saint-Marc y en Arcahaye, fueron destituidos de sus cargos.[5] Consciente de la popularidad del líder de Santo Domingo, el general Leclerc mandó a una tropa de 500 soldados al pequeño pueblo donde Toussaint Louverture había elegido su residencia, para vigilarlo.[6] Ése era lúcido sobre la situación y sabía cuál iba a ser su suerte: “Al día siguiente, recibí en casa la visita del comandante de Ennery y me di cuenta claramente de que este militar, lejos de hacerme una honesta visita de cortesía, sólo había venido para reconocer mi casa y las avenidas, para tener más facilidades para capturarme cuando le dieran la orden”.[7]

 Louverture sufrió humillaciones cotidianas por parte del ejército colonial, el cual iba a sus propiedades para destruir las cosechas. “Mientras que el general Leclerc [había] dado su palabra de honor y prometido la protección del gobierno francés”, los representantes del Primer Cónsul ultrajaron su dignidad. Toussaint Louverture recordó el doloroso episodio:

Todos los días yo era víctima de nuevos pillajes y nuevas vejaciones. Los soldados que venían a mi casa eran tan numerosos que ni siquiera me atrevía a arrestarlos. En vano, presenté mis denuncias al comandante, no recibía ninguna satisfacción. Decidí finalmente, aunque el general Leclerc no me hizo el honor de responder a mis primeras dos cartas que le había escrito sobre el tema, escribirle una tercera carta […]. Tampoco recibí una respuesta, como en los casos anteriores.[8]

Bonaparte decidió entonces que su presencia en la isla era demasiado peligrosa y optó por proceder a su arresto. El general Leclerc, bajo orden del Cónsul, violó el acuerdo firmado y encargó al general Brunet, comandante militar de la zona de Ennery, la operación. El 7 de junio de 1802, éste último invitó a Toussaint Louverture con toda su familia a su casa bajo el pretexto de evocar los distintos problemas encontrados. Le aseguró sus mejores disposiciones hacia él y vilipendió incluso a “los desgraciados calumniadores” que acusaban al líder negro de fomentar la sedición. “Sus sentimientos sólo tienen como objetivo restablecer el orden y la tranquilidad en el barrio donde usted vive”, escribió Brunet en la carta. El resto de la misiva merece ser citado en las grandes líneas:

Tenemos, mi querido general, unas decisiones que tomar juntos y es imposible tratarlas mediante cartas, pero una conferencia de una hora sería suficiente; si no yo estuviera abrumado de trabajo, de problemas minuciosos, yo le hubiera traído hoy mismo mi respuesta; pero dado que no puedo salir en estos días, le propongo que lo haga usted; si está restablecido de su indisposición, que sea mañana; cuando se trata de hacer el bien, nunca hay que demorarlo. No encontrará en mi modesta casa los comodidades que yo hubiera querido reunir para recibirlo; pero encontrará aquí la franqueza de un hombre galante que sólo desea la prosperidad de la colonia y su felicidad personal.

Si la señora Toussaint, que yo quiero conocer infinitamente, quisiera viajar, estaré contento. Si necesita caballos, enviaré los míos.

Le repito, general, que jamás encontrará amigo más sincero que yo. Confianza del Capitán General, amistad por todo lo que está subordinado y gozará de la tranquilidad.[9]

Acompañado por dos oficiales, Toussaint Louverture decidió ir a casa del general Brunet. A su llegada, tras el saludo habitual, fue llevado a una habitación donde lo esperaba el representante bonapartista. Este último, pretextando una emergencia, abandonó la pieza. El líder haitiano contó lo que pasó luego en sus memorias: “Apenas salió, un ayudante del general Leclerc entró acompañado de un número muy alto de granaderos que me rodearon, se apoderaron de mí, me ataron como a un criminal y me llevaron a bordo de la fragata la Créole. Reclamé la palabra del general Brunet y las promesas que me había hecho, pero inútilmente; no lo volví a ver más”. [10]

Después de arrestar a Toussaint Louverture, el general Brunet, el mismo que firmaría la capitulación de París en 1814, hizo sufrir “las más grandes vejaciones a su familia”, procedió a su arresto y saqueó la propiedad antes de quemarla. El 11 de junio de 1802, Louverture en compañía de su esposa y sus dos hijos, fue embarcado con destino a Brest. Pero lejos de resignarse, lanzó esta advertencia profética: “Al derrocarme, sólo se ha derrocado en Santo Domingo el tronco del árbol de la libertad de los negros; volverá a crecer porque sus raíces son profundas y numerosas”.[11]

  1. En las mazmorras del Jura

A su llegada a Francia en agosto de 1802, Toussaint Louverture estuvo dos meses en el puerto de Brest sin poder salir del barco. “Después de semejante trato, ¿acaso no puedo preguntar con razón dónde están los efectos de las promesas que me hizo el general Leclerc sobre su palabra de honor, así como la protección del gobierno francés?”, preguntó.[12] “Quizás yo deba ese trato a mi color; pero mi color… ¿acaso mi color me impidió servir a mi patria con dedicación y fidelidad?”, enfatizó.[13] Agregó lo siguiente:

¿Acaso hacía falta usar a cien carabineros para arrestar a mi mujer y a mis hijos en sus propiedades, sin respeto y sin consideración por el sexo, la edad y el rango, sin humanidad ni caridad? ¿Acaso había que disparar sobre mi casa, mi familia, y pillar y saquear todas mis propiedades? No. Mi mujer, mis hijos, mi familia no tienen ninguna responsabilidad. No tenían ninguna cuenta que rendirle al gobierno, ni siquiera tenían derecho a arrestarlos. [14]

Toussaint Louverture fue separado de su familia y fue llevado, sin juicio, al Fuerte de Joux en el Jura. “Me mandaron a Francia desnudo como un gusano; se apoderaron de mis propiedades y mis papeles; difundieron las calumnias más atroces sobre mí”, escribió con amargura.[15] Confinado en una celda, Bonaparte hasta lo obligó a retirar su uniforme de general para vestir la ropa de recluso, humillando así al venerable combatiente de 59 años. Louverture no resistió mucho a los rigores del invierno y a las condiciones de detención. El 7 de abril de 1803, falleció víctima de enfermedad en las mazmorras del castillo.

  1. Revuelta del pueblo louverturista e independencia de Haití

El 20 de mayo de 1802, a pesar de los compromisos, Bonaparte publicó el decreto que restablecía la esclavitud en las colonias francesas, convirtiéndose en el único jefe de Estado de la historia de Francia en reducir a la servidumbre a sus propios ciudadanos. Procedió también a la eliminación minuciosa de los oficiales fieles al precursor. El pueblo, leal al legado rebelde que dejó Louverture, se sublevó en armas contra la arbitrariedad napoleónica. Los generales Henri Christophe y Jean-Jacques Dessalines retomaron la lucha y desataron la insurrección en toda la isla. El ejército colonial, asediado por todas partes por los revolucionarios, estrangulado por la fiebre amarilla que mató al general Leclerc el 2 de noviembre de 1802, tuvo que retirarse en sus dos últimos bastiones en Puerto Príncipe y en Cap.[16]

 En octubre de 1803, Dessalines, general en jefe de los revolucionarios, reconquistó Puerto Príncipe. El ejército colonial dirigido por el general Rochambeau tuvo que retirarse en Cap. Asediado otra vez, privado de víveres, Rochambeau capituló el 19 de noviembre de 1803, tras la batalla de Vertières, cerca de Cap-Français. Regresó a Francia a la cabeza de los 10.000 sobrevivientes de una tropa total de 45.000 soldados. Un mes y medio después, el 1 de enero de 1804, los revolucionarios proclamaron la independencia de Haití y llevaron al general Dessalines, teniente de Toussaint nacido esclavo, a la cabeza de la nación nueva.[17]

En sus memorias, Napoleón Bonaparte reconoció su error:

Tengo que reprocharme un intento sobre esta colonia durante el Consulado; era un gran error querer someterla por la fuerza, yo debía contentarme con gobernarla mediante Toussaint. […] Una de las más grandes locuras que hice y que me reprocho fue enviar un ejército a Santo Domingo. Yo hubiera debido ver que era imposible tener éxito en el proyecto que yo había concebido. Cometí una falta y soy culpable de imprevisión, de no haber reconocido la independencia de Santo Domingo y al gobierno de los hombres de color.[18]

En 1825, la Francia del rey Luis Felipe reconoció la independencia de la República de Haití, no sin obligarla a pagar la suma de 150 millones de francos oro para indemnizar a los antiguos colonos que habían explotado la tierra y al pueblo de Santo Domingo durante generaciones.[19] El abolicionista Victor Shoelcher denunció esta extorsión con elocuencia: “Imponer una indemnidad a esclavos vencedores de sus dueños, es hacer pagar a precio de plata lo que ya pagaron con su sangre”.[20] A Haití le costó cerca de un siglo pagar ese rescate, en detrimento de su propio desarrollo.

Aimé Césaire resumió el legado del Primero de los Negros en la lucha de los pueblos por su emancipación:

Cuando Toussaint Louverture llegó, fue para tomar al pie de la letra la declaración de los derechos humanos, fue para mostrar que no hay raza paria; que no hay país marginal; que no hay pueblo de excepción. Fue para encarnar y particularizar un principio, mejor decir para vivificarlo […]. Eso le asigna su lugar, su verdadero lugar. El combate de Toussaint Louverture fue ese combate por la transformación del derecho formal en derecho real, el combate por el reconocimiento del hombre y por eso se enmarca y enmarca la revuelta de los esclavos negros de Santo Domingo en la historia de la civilización universal. [21]

Conclusión

Toussaint Louverture, guía moral del pueblo haitiano, se levantó contra la opresión colonial y racial que golpeaba a los suyos. Partidario de la concordia entre todos los habitantes de Santo Domingo, luchó contra la esclavitud con la convicción de defender una causa sagrada. Si este gran estratega político se mostró implacable con sus adversarios en nombre de la razón de Estado, combatió la esclavitud en nombre del principio universal e inalienable de igualdad entre todos los hombres. Federó en torno a él a los explotados arrancados a su tierra natal africana, combatió a los ejércitos de tres imperios y reivindicó el derecho del pueblo negro a emanciparse de la explotación y a gozar de un destino mejor.

 Al romper las cadenas del yugo colonial mediante la lucha armada y fundar una nación, Toussaint Louverture y el pueblo negro de Haití indicaron al resto de América Latina la vía a seguir para acabar con el dominio europeo sobre las tierras del Nuevo Mundo. En ningún otro momento de la historia de la humanidad los esclavos edificaron una patria. “El hombre-nación”, como lo calificó Alphonse de Lamartine, simboliza hoy la aspiración de los oprimidos a gozar de sus derechos naturales y a vivir con dignidad.

Fuente original: https://www.humanite.fr/toussaint-louverture-la-dignite-revoltee-673220

(*) Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016. http://www.tiendaeditorialhiru.com/informe/336-cuba-palabra-a-la-defensa.html Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

1] Ibid., p. 274-275.

[2] Toussaint Louverture, Mémoires du Général Toussaint Louverture, op. cit., p. 71.

[3] Antoine Marie Thérèse Métral & Isaac Toussaint Louverture, Histoire de l’expédition des Français à Saint-Domingue, op. cit., p. 281-82.

[4] Toussaint Louverture, Mémoires du Général Toussaint Louverture, op. cit., p.73.

[5] Ibid., p. 72.

[6] Ibid., p. 74.

[7] Ibid., p. 74.

[8] Ibid., p. 75.

[9] Ibid., p. 80.

[10] Ibid., p. 81.

[11] Ibid., p. 83.

[12] Ibid., p. 84.

[13] Ibid., p. 85.

[14] Ibid.. p. 85.

[15] Ibid., p. 86.

[16] Napoléon Bonaparte, Loi relative à la traite des Noirs et au régime des colonies, 30 Floréal, An X, 20 de mayo de 1802, in Université de Perpignan. http://mjp.univ-perp.fr/france/1802esclavage.htm (sitio consultado el 4 de mayo de 2019).

[17] Pierre Pluchon, Haïti, république Caraïbe, L’Ecole des Loisirs, 1974, p. 43-44.

[18] Comte de Las Cases, Mémorial de Sainte-Hélène, París, Ernest Bourdin Editeur, 1842, Tomo Primero, p. 687.

[19] Charles X, “Ordonnance du Roi”, 17 avril 1825 in Antoine Marie Thérèse Métral & Isaac Toussaint Louverture, op. cit., p. 341-42.

[20] Victor Schoelcher, Colonies étrangères et Haïti. Résultats de l’émancipation anglaise, París, Pagnerre Editeurs, 1843, Tomo Segundo, p. 167.

[21] Aimé Césaire, Cahier à d’un retour à son pays natal, (1947), París, Présence africaine, 1983, p. 24.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

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UNED fue sede de intercambio intercultural en el marco de la Independencia de Bolivia

Por: Renzo Kcuno Aimituma

 

Con el objetivo de fortalecer las alianzas y promover la cultura y el buen diálogo entre naciones hermanas, la Universidad Estatal a Distancia (UNED) le abrió sus puertas al Estado plurinacional de Bolivia, para llevar a cabo un intercambio cultural, en el marco de la conmemoración del 193 aniversario de la Independencia de dicho país.

Como parte del acto, se realizó la conferencia “La interculturalidad de la región productora de la hoja de coca tradicional de los Yungas de Bolivia y el salto cualitativo en la orquesta sinfónica”.

De igual manera, el país del altiplano trajo a Costa Rica a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chulumani, para que compartan sus experiencias y realicen una presentación de su repertorio musical.

Para Erick Castro Murillo, director de la orquesta, trabajar un proyecto que impacte directamente en las comunidades más necesitadas es de suma importancia para el Gobierno, ya que este brinda herramientas básicas para generar nuevas oportunidades a la población joven.

“Debido al proyecto de la sinfónica, Bolivia ha logrado generar nuevas oportunidades para nuestros jóvenes, principalmente en la región de los Yungas, un sector netamente cocalero y que su único sustento es su comercialización. Es por eso, que mediante este proyecto queremos generar oportunidades reales, pues aparte de los ensayos musicales, también tenemos iniciativas de emprendedurismo”.

UNED fue sede de intercambio intercultural en el marco de la Independencia de Bolivia2

Según Castro Murillo, iniciar con el proyecto fue difícil, ya que los padres de los jóvenes no permitían que fueran a ensayos, pues consideraban que era más importante trabajar en los campos cocaleros y colaborar con las responsabilidades de la casa; sin embargo, y debido al esfuerzo de diferentes actores, los pobladores hoy están más anuentes a que sus hijos participen en este tipo de iniciativas.

Por su parte, Luis Guillermo Carpio Malavasi, rector de la UNED, agradeció a los diplomáticos presentes y en especial a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chulumani por interpretar el Himno Nacional de Costa Rica y por fijarse en la institución para llevar a cabo el 193 aniversario de vida independiente de Bolivia.

“Quiero iniciar con la última estrofa del Himno Nacional de Costa Rica, ´Viva siempre el trabajo y la paz´, pues somos un pueblo orientado y abocado a vivir en paz y que mejor oportunidad para promover la paz entre países hermanos por medio del arte y la música… Muchas de las dificultades de las que está teniendo este mundo es casualmente la falta de diálogo, la falta de comprensión, la falta de solidaridad y la falta de respeto también a la autonomía de los pueblos. Es por ello, que actividades como estas hacen que se renueven los lazos de solidaridad y por ende la paz”, expresó Carpio Malavasi.

Cabe señalar, que la Orquesta Sinfónica de Chulumani fue creada en el 2011 con el objetivo de beneficiar a jóvenes y niños de escasos recursos de la población yungueña y de Chulumani, ubicados en el departamento de La Paz.

Si desea ver la galería de fotos, ingrese al siguiente enlace: Intercambio Intercultural

 

Enviado por Amilcar Castañeda Cortez.

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UCR: ¿Usted construye democracia?

  • Voces expertas de la Universidad de Costa Rica nos ayudan a profundizar en el concepto de democracia y explican cómo nuestras acciones ayudan a construirla o no

Sección de prensa Oficina de Divulgación e Información UCR,

En este 196 aniversario de vida independiente, Costa Rica se encuentra ante diversos escenarios que ponen en tela de juicio la calidad de su democracia, desde la perspectiva de los derechos humanos, del medio ambiente, de la política, la educación, el consumo y la cultura. Es válido y urgente, –de cara a las próximas elecciones nacionales– reflexionar sobre nuestro deber ciudadano en la construcción de la democracia. Por ello, una serie de voces expertas de la Universidad de Costa Rica reflexionan sobre ¿cómo construimos o destruimos democracia?

Le invitamos a hacer el recorrido por estas 11 entrevistas o aportes y un video que tienen la esperanza de motivar cambios cotidianos respecto a cómo asumimos el ser costarricense.

LEA EL TEXTO COMPLETO

 

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UCR aporta en la construcción de una Costa Rica independiente e inclusiva

En el marco de la conmemoración de la independencia de Costa Rica, algunos miembros de la comunidad universitaria de la Universidad de Costa Rica (UCR) reflexionaron sobre los aportes que esta institución ha hecho al país y al mundo entero, en particular aquellos que contribuyen en la construcción de vida independiente en nuestro país.

Entre estas apreciaciones existe una visión común: la universidad como institución de reflexión, crítica y desarrollo del conocimiento. Así lo resume el rector de la UCR, Dr. Henning Jensen, quien afirma que la universidad es una de las instituciones más antiguas y estables de la cultura occidental.

«Mediante el cultivo del conocimiento, su desarrollo y transmisión, la universidad ha contribuido al progreso social, económico y cultural de manera incalculable. Como institución formadora de profesionales, la universidad ha promovido en todo el mundo la movilidad social, estimulado el progreso productivo y cimentado el desarrollo de la identidad nacional, factores decisivos de progreso y de paz«, expresó el Rector.

En la opinión de la historiadora Rina Cáceres, quien además es coordinadora de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe de la UCR, la conmemoración de la independencia no fue igual para todas las personas. El proyecto hegemónico de blanqueamiento dejó un legado de homogenización y excluyó a los pueblos originarios.

«Un país multiétnico y pluricultural, como se define ahora la República de Costa Rica, debe incorporar la diversidad cultural de los pueblos que la habitan. A casi dos siglos de la firma de la independencia, la UCR ha hecho grandes esfuerzos por promover la reflexión y el debate sobre estos retos pendientes, y se ha empeñado en abrir espacios para promover la inclusión«, afirmó.

Uno de estos esfuerzos se visibiliza en el aumento en la matrícula de estudiantes de territorios indígenas de todo el país, que en dos años aumentó diez veces pasando de 12 en el 2015 a 120 en el 2017. Estos resultados se alcanzaron gracias a estrategias de trabajo directo con estas poblaciones, como el apoyo académico en estudios secundarios, el reforzamiento de la relación entre la universidad y las comunidades, y la asesoría y el acompañamiento en el proceso de admisión y en la permanencia universitaria.

La equidad en el acceso a la educación superior también se manifiesta en la posibilidad de que jóvenes con discapacidades cognitivas tengan un espacio en el seno de la UCR. Hace ocho años se creó el Programa de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (PROIN), una respuesta para el cumplimiento de los derechos de todas las personas con discapacidad. En el semestre en curso, 121 estudiantes con esta condición llevan cursos con PROIN.

«La universidad se convierte en pionera y, hasta la fecha, es la única instancia de educación superior publica a nivel latinoamericano que da un lugar intrauniversitario a la población con discapacidad cognitiva, con la oportunidad de elegir cursos libres de formación académicos con independencia en su participación«, indicó la M.Sc. Mildred García, coordinadora de esta programa.

La regionalización es otra manera de ver el accionar universitario por la democratización del conocimiento. Así lo ve el Dr. Razziel Acevedo, director de la Sede de Guanacaste, quien afirma que los vínculos entre la universidad y la sociedad en las regiones alejadas de la capital suelen ser más intensos y dinámicos.

«Los aportes en investigación, acción social y docencia han permitido un rescate cultural muy grande, que suma en la consolidación de la identidad costarricense, y permite que más jóvenes tengan oportunidad de formarse en carreras innovadoras«, argumentó.

Algunas de esas carreras son: Bachillerato en Gestión Integral del Recurso Hídrico, en la Sede de Occidente; Ingeniería en Desarrollo Sostenible, en la Sede del Pacífico; o la Licenciatura en Marina Civil, en la Sede del Caribe, entre otras.

 

Caterina Elizondo Lucci

Periodista, Rectoría, UCR

Información generada desde la Rectoría, UCR.

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UCR: ¿Cómo se construye democracia desde las aulas?

  • Cuatro expertas en educación aportan criterio para ampliar el concepto de democracia

 

María Encarnación Peña Bonilla,

Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR

UCR Como se construye democracia desde las aulas
El sistema educativo en Costa Rica ha venido experimentando cambios conceptuales importantes, tendientes a posibilitar desde las aulas una educación para una nueva ciudadanía con posibilidades de innovación; con miras hacia un desarrollo sostenible; hacia una identidad local; una ciudadanía digital; con equidad social y consciente del significado de los derechos humanos. Así también se contribuye a construir democracia.

Compartimos con ustedes el criterio de tres destacadas docentes de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica, sobre cómo desde el aula, desde la educación, se contribuye a construir la democracia. Una construcción cotidiana que va desde las aulas de pre escolar, hasta las aulas universitarias, y la educación no formal que hoy en día tiene también una notable relevancia en nuestro paìs.

Dra. Guiselle M. Garbanzo Vargas, Decana Facultad de Educación UCR

«La democracia se construye desde las aulas. Las sociedades como Costa Rica, que han decidido apostarle a un sistema de vida bajo los principios de la democracia, lo logran mediante la educación, este es el instrumento social que permite su construcción.

En el aula se construye sociedad, desarrollo social, libertad, inclusión social, respeto por cualquier manifestación de vida y valores. Se construye democracia también, siendo consciente de las responsabilidades y obligaciones como individuo parte de un cosmos, que para su adecuado equilibrio requiere de una sana y responsable convivencia basada en los más altos estándares de respeto y ética social.

El docente como formador de ciudadanos tiene la más noble de las profesiones a las que aspira cualquier sociedad, ésta a su vez debe tener como condición ser construida bajo los principios de respeto mutuo, libertad, valores en armonía con los códigos éticos y morales aceptables bajo una sociedad en armonía, se traduce a su vez en trasmisores de la construcción de la democracia.

La calidad de la formación docente determina también, la sociedad que se construye, y el docente construye su obra basada en su formación. Precisamente es el aula el espacio donde los individuos llegan en busca de encontrarse a sí mismo mediante las sendas del saber, recibiendo una educación que potencialice al individuo como ser pleno consigo y con los demás.

Un ser que conviva y se desarrolle respetuoso de los demás; no permitiendo ninguna manifestación de discriminación para nadie, indistintamente de sus creencias, etnia, condición social, género y orientación sexual, sin afectar las libertades de nadie, respetando la naturaleza en todas sus manifestaciones, teniendo presente el humanismo que debe prevalecer en cada individuo consigo mismo y con los otros. Un ambiente educativo marcado por estos principios, es un ambiente educativo que construye una sociedad democrática».

Dra. Magda Sandì Sandì, Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información, Facultad de Educación UCR

«El docente, como guía, orientador y facilitador de los procesos de enseñanza-aprendizaje, predica con su ejemplo, aspectos como el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la honestidad, son valores que son inherentes al ser humano, pero como los jóvenes y adultos estudiantes están también en una etapa de formación, no se debe dejar de lado estos principios».

¿Qué es significa construir democracia desde las aulas? significa desarrollar en nuestros estudiantes una actitud crítica y reflexiva ante los problemas del país, región y mundo.

Significa estar buscando soluciones prácticas y solidarias a los problemas de una determinada comunidad. Significa también ser justos, equitativos, inclusivos, conscientes de mi papel como persona y ciudadano en la comunidad en la que estoy.

Construir democracia significa también elevar las voces cuando tenemos que luchar por ideales o situaciones que puedan atentar contra nuestros derechos, pero también debemos inculcar en los estudiantes que tenemos deberes para con la Patria, mi comunidad y los que habitamos en este país y planeta.

La democracia también se construye dialogando, discutiendo, debatiendo, haciendo y poniendo en práctica estrategias que permitan el desarrollo de mi país, mi profesión y disciplina».

Msc. Carmen Liddy Fallas Jiménez, especialista en Educaciòn Cìvica, Directora Escuela de Formación Docente Facultad de Educación UCR

«La democracia como forma de vida apunta a construir formas y relaciones de ciudadanía participativas e incluyentes. La escuela es un espacio de socialización, de formación de cultura y comportamientos ciudadanos democráticos; la convivencia se constituye en uno de los saberes que deben ser aprendidos y practicados en la escena de la cotidianidad escolar y ciudadana.

La Escuela es el escenario donde más y mejor se puede internalizar y practicar la democracia con miras a una real vivencia de solidaridad, de respeto, diálogo, colaboración y bienestar. Es un espacio de transmisión de valores y un lugar público institucionalizado que debe potenciar aprender a vivir en democracia como tema clave de una época que reclama una ciudadanía con plena conciencia de sus derechos y responsabilidades ante nuevos desafíos.

Para construir democracia desde las aulas, estas deben asumirse como el espacio de interacciones sociales por excelencia marcado por un tiempo pedagógico dedicado a producir vivencias positivas, placenteras, creador de un espacio y un ambiente organizativo propicio a las experiencias del aprendizaje en común, cooperativo, personal, humano».

Dra. Lupita Chaves Salas, ex Decana Facultad de Educación UCR

«En educación construimos democracia a partir del trabajo cotidiano que se desarrolla en las aulas. La educación tiene como propósito la formación integral del estudiantado en cuanto a saberes, habilidades, destrezas, afectos, valores que los lleve al ejercicio de una ciudadanía activa para sociedades democráticas, pacíficas y en armonía con la naturaleza.

Para lograr este propósito desde las aulas es necesario contar con docentes bien formados que tengan claro el papel que desempeñan como formadores. Deben crear ambientes escolares democráticos donde se promueva la equidad y el respeto. Deben promover metodologías activas que propicien la participación, el diálogo, la crítica, el conflicto cognoscitivo, el análisis y la solución de problemas por parte de la población estudiantil, así como el trabajo en equipo.

Es necesario enlazar los contenidos de los programas de estudio con proyectos comunales para que el estudiantado los desarrolle, vivencie y haga propuestas de mejora. Así mismo se requiere estudiar problemáticas nacionales y mundiales y de esta manera crear conciencia en nuestros estudiantes de la responsabilidad social que todos tenemos y que debemos asumirnos como protagonistas de los cambios individuales y sociales que se deben impulsar para contribuir con la equidad social, el respeto a la diversidad y al desarrollo humano y sostenible de nuestro mundo.

Lo anterior debe ser práctica diaria en las instituciones educativas y aulas escolares mediante una acción pedagógica dirigida a la formación de ciudadanas y ciudadanos para sociedades democráticas».

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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El cambio en Puerto Rico

Nils Castro

 

Hay períodos en que pareciera que muy poco ocurre y de pronto los acontecimientos se desatan; pero mientras el fondo de la situación da un giro hasta los buenos analistas demoran en notarlo. Y cuando sus apreciaciones se dejan llevar por la rutina, tampoco la izquierda escapa a esa tendencia. Este es el caso de lo que hoy sucede en Puerto Rico, donde la realidad inició una dinámica cualitativamente nueva, sin que algunos anticolonialistas se hayan percatado aún.

Así lo refleja la Declaración del reciente XXII Encuentro de una organización tan meritoria como el Foro de Sao Paulo, celebrado en San Salvador a finales de junio. Como de costumbre, reitera que “apoyamos la lucha heroica del pueblo puertorriqueño por su independencia y el justo reclamo de Argentina por su soberanía sobre las islas Malvinas”. Pese a la buena fe de esta frase, ligereza da lugar a algunas deficiencias. La más simple, que entre la inmovilidad de Malvinas y la actual agitación de Puerto Rico no hay más similitud que el accidente geográfico de que ambas son islas. Si es por el régimen colonial, entonces faltó incluir a Aruba, Martinica y otras posesiones del Caribe.

El segundo yerro está en que el caso de Malvinas es uno de integridad territorial, no de autodeterminación de los pueblos. Gran Bretaña arrebató ese territorio a Argentina y remplazó su escasa población con unos colonos trasplantados desde Inglaterra. Si sus descendientes votaran por cuál soberanía prefieren, escogerían a Londres. Al contrario, Puerto Rico es una nación histórica, donde cuatro millones de personas defienden una cultura propia, de pura cepa hispanoamericana y caribeña. La cuestión aquí es recuperar las condiciones necesarias para que este pueblo pueda decidir libremente su autodeterminación. Esto es radicalmente distinto al caso de Malvinas; reivindicarlos en pareja ‑‑y con omisión de las demás colonias antillanas‑‑ acarrea más confusión que solidaridad.

Pero el problema principal es otro. Es el de omitir que 10 años de recesión y una deuda impagable convirtieron el caso de Puerto Rico en un dolor de cabeza también para el gobierno estadounidense, y han puesto en crisis al sistema político colonial y a sus partidos. Frente a las inconformidades y reclamaciones puertorriqueñas, y las presiones de los acreedores de Wall Street, las autoridades norteamericanas han incurrido en dos decisiones terminales que anulan el régimen del llamado Estado Libre Asociado (ELA).

La primera es que la Corte Suprema estadounidense dictaminó que la isla carece de soberanía, toda la cual ejercerá exclusivamente el Congreso de Washington. La segunda que ese Congreso enseguida acordó crear una Junta de Control Fiscal cuyos integrantes nombrará la Casa Blanca, que no solo dirigirá los asuntos fiscales y presupuestarios de Puerto Rico sino que reorganizará la administración del país por encima del gobierno local electo por los puertorriqueños, para asegurar que los buitres de Wall Street cobren la enorme deuda, a expensas de quienes habitan la isla. Lo que convierte al llamado gobernador de Puerto Rico en un simple monigote ceremonial.

Los dos partidos cómplices del sistema colonial ‑‑anexionista uno y autonomista el otro‑‑, cuya ineficiencia y corrupción como gobernantes del país acumularon esa deuda, ven perecer su capacidad de neutralizar políticamente a la población. Para defender sus gastados privilegios, procuran dirigir las quejas y reclamos contra la nueva Junta, pero gran parte de esa población ya tiene claro que la causa de su drama socioeconómico, del desempleo y el empobrecimiento, y del descrédito del régimen político, es el sistema colonial. El que, ante el deterioro del panorama, apela a crear ese nuevo instrumento de dominación autoritaria.

Esto a su vez ha llevado al partido y las organizaciones independentistas no solo al momento de mayor auge político, sino también al de mayor progreso en la construcción de su unidad. Lo que significa que la solidaridad latinoamericana con la independencia de Puerto Rico ‑‑y el respaldo a sus actores y luchas‑‑ ya desbordó las frases usuales y reclama nuevos análisis e iniciativas, a tono con las actuales demandas y posibilidades de la situación.

 

*Imagen con fines ilustrativos tomada de Internet.

Enviado a SURCOS Digital por Alai-AmLatina.

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