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Etiqueta: migración

Encuentro Centroamericano sobre Monocultivos, Fronteras y Migración

SURCOS comparte la siguiente información:

Este miércoles 10 de agosto estaremos hablando sobre el “Encuentro Centroamericano sobre Monocultivos, Fronteras y Migración”, evento que se desarrollará en nuestro país entre el 22 y 27 de agosto del 2022. Escúchenos por la 96.7 FM en Radio Universidad, 5 p.m.

También puede vernos a través del Facebook de Radio Universidad de Costa Rica en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/radiouniversidadcr  y del Programa Kioscos Socioambientales. ¡Nos escuchamos!

Migración: Esperanza en resistencia

Esteban Beltrán.

Por Esteban Beltrán Ulate
Profesor universitario
esbeltran@yandex.com

La migración es una pedagogía incierta que camina, y en su caminar construye un relato que tiene como punto de origen la esperanza. La migración es un gesto político que marcha a contrapelo a lo establecido, es una contra política de lo hegemónico. Esta movilización que rompe fronteras y hace temblar legislaciones, es una muestra de la libertad que anima los cuerpos oprimidos.

La movilización es un derecho humano que ha sido ataviado bajo la estructura de mercado capitalista. De lo anterior deriva las múltiples caracterizaciones que se le dan a los sujetos que se movilizan, siendo la figura del migrante en la que se encuentra en condición deplorable. Dicha caracterización es derivada de una mirada capitalista que plantea la utilidad y la acumulación de riquezas como criterios necesarios para identificar al “bien-recibido”.

Decir migrante es decir a la vez decir no-migrante o nativo, es muestra de una mirada dual, donde se interpone una lectura asimétrica respecto a los beneficios del Estado, por lo que, unos son poseedores y otros se convierten en el atentado posible.

La lucha de los migrantes nos dice mucho, pues confronta el sistema político vigente. Por otro lado, nos revela (a los que aún no migramos) al menos a quienes habitamos en las regiones del sur global que aunque no seamos nosotros los que nos estamos movilizando, en ellos hay algo de nosotros que se refleja. Es quizás el gesto político de ruptura más poderoso, el que se mueve con las personas que quiebran las fronteras.

La lucha migrante nos incluye, ya que su anhelo y esperanza es un gesto de resistencia frente a un mundo el cual todos somos parte, y en el cual no hemos sido capaces como humanidad de consolidar como un espacio de bienestar para todes.

EL PESO QUE SOY

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

Sostenerse y aprender a querer-se. Son dos máximas de vida. Dos proclamas políticas. Dos constituciones firmadas a fuego y tinta indeleble. Reafirmarse a pesar de la industria. Contra ella todo. Con ella nada.

Así de intensa esta oratoria, este acto de fe, este caminar no hacia ninguna iglesia, sino al centro de uno, la verdadera devoción.

Miro al niño que tiene todo inflado: el sueño, la fantasía, el dulce. Lo miro y le digo que todo está bien. Que todo estará bien. Que ninguna sociedad, por sobrevalorada que esté, por sobrepasada, le va a quitar los kilos de felicidad, los textiles inmensos de amor de una poesía que lo viste y arropa. Ninguna sociedad. Ninguna burla. Con la burla nadie. Con el cariño todos.

El fardo de una vida que se lucha tratando de alivianarse. Es como ese bulto repleto de piedras que debe ser sacudido cuando la caída libre es inminente.

Todos alguna vez habrán soñado con quitarse esas piedras, soltarse, irse despegando y planear en franco ascenso: porque ya no pueden más con su historia, con su dolor, con su biografía. El lastre de una vida menos densa. Solo vida.

Hoy millones de personas aquilatan sus luchas íntimas entre la densidad de una industria que lo infecta todo y esa imperiosa justicia de solamente ser y aparecerse. En esos quicios estoy yo que alguna vez escribí esta declaración de principios:

El hombre de ceniza

Estoy seguro de que ya hice esto. Desviar la atención de los encuentros, nacer, como se abren tantas veces las cuentas del asombro. He viajado en ciertos trenes y permanezco en sus viejos olores. Sé, de mensajes desde un mar con peces muertos. He sido embestido por esta sed y no hago nada para salir de sus aguas sin color. Pongo atención en el rastro de mujeres y hombres caminando fronteras sin retorno. Me faltan ciertos días en el cuerpo. Esculturas en las manos. Y sé, ya lo sé. Todo cuenta en las penas, el frío despierta una mañana cualquiera en cualquier sitio. ¿Qué dirán de mí esos sonidos, ahora que soy la interrupción de la bruma y ningún escenario me contiene? Ya antes he vestido así, como un topo con 105 kilos de ingravidez lunar. Ahora que ya no distingo sonidos solo cuando dices algo parecido a un nombre. Ahora que me desvisto como árbol, he cruzado los ruidos de quien busca salirse de la noche.

Hoy ese hombre topo lunar tiene 30 kilos menos. Eso es lo que soy. Acompaño y declaro otras luchas iguales a las mías. Porque son igual o peor de duras. Porque resisten. Hoy el peso que soy me duele menos. Pero agradezco lo que he sido. Lo que mi vida me ha permitido ser. Y por ello motivo, abrazo, invito. Hoy este peso que soy resiste y responde.

Hasta que el cuerpo aguante.

Que vivir con aire no sea una excepción

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Desde hace dos años y un poco más estamos sin aire. Nos ahogamos. Nos asfixiamos. Floyd dijo no puedo respirar y aún así la gendarmería securitaria continuó apretándole la garganta hasta matarlo. Lo asesinaron. Por negro. Porque si.

Si hay algo que le ha pasado a este planeta en los últimos tiempos es que le hemos llevado al ahogo. Por eso cada vez más el clima, el ambiente, nos está cobrando justo esos modos de consumo, esas prácticas desinteresadas del descarte. Lo descartamos todo y lo tiramos a la basura. Hasta los mismos seres humanos nos convertimos en seres descartables.

Durante la última semana hemos observado con estupor cómo la acción contra seres humanos es cada vez más atroz, más bárbara, más posmoderna.

Los asesinatos, porque no hay otra forma de llamarlos, cometidos por la seguridad marroquí y las devoluciones en caliente, protagonizadas por la policía española contra migrantes africanos que intentaron entrar a aquel país por la frontera con Marruecos, concretamente en el paso fronterizo de Melilla donde desde hace muchos años se practican los llamados “Saltos” que consisten en intentos de cruce de una valla fronteriza enorme, deberían ser considerados como crímenes de lesa humanidad.

Las imágenes son elocuentes. Organizaciones de derechos humanos y protección de migrantes han contabilizado 37 personas fallecidas, muchas de ellas muertas por asfixia en una avalancha formada en suelo marroquí como consecuencia de la acción brutal de la seguridad por ambos lados. El presidente del gobierno español Pedro Sánchez ha saludado la acción marroquí y la ha catalogado como una operación “bien resuelta”.

Me quedo sin aire ante estas palabras. Pero más allá de mi, pienso que nos estamos asfixiando. Como planeta, como sociedad, como civilización.

En un camión de transporte de carga, un truck, truco en el lenguaje coloquial del norte regional, encontrado en San Antonio Texas, fueron hallados fallecidos a finales de junio 53 personas migrantes mexicanas, guatemaltecas y hondureñas, como consecuencia del calor y la deshidratación a las que se expusieron en ese viaje.

El aire les faltó. Les faltó la protección. Le fallaron de nuevo sus gobiernos de origen. Y como consecuencia de estas condiciones se entregan como fácil presa a las redes de tráfico de migrantes que les cobran en promedio 8.000 dólares para transportarlos en condiciones deplorables, indignas, inhumanas y dejarlos en la frontera.

Quizá lo correcto del lenguaje sea que estos migrantes no fallecieron: los asesinó la necropolítica y sus agentes, medios de comunicación, academias displicentes y audiencias atolondradas y mal orientadas incluidos.

Vivir con aire debería ser catalogado ahora como uno de los derechos humanos más elementales. Poder respirar. Abrir el pecho. Debería volver a ser una actividad más de nuestra vida cotidiana. No la excepción.

La huida: una obra de teatro LGBTIQ que presenta el Colectivo Talium Escénico

La obra de teatro “La huida» se presentará en el Teatro de la Aduana del 12 al 22 de mayo, a las 7 p.m. (domingo a las 5 p.m.). 

El Colectivo Talium Escénico nace en marzo de 2018, por la iniciativa de 5 colegas de Teatro que, motivados por la división social que había causado el tema del matrimonio igualitario en Costa Rica, deciden unirse para crear desde la escena, compartiendo una visión: nuestra humanidad en la diversidad.

En la obra “La huida” se recuperan historias reales, cuya representación artística busca transmitir el dolor y el trauma, asociado a experiencias de migración, violencia y discriminación que experimentan personas LGBTIQ en Centroamérica. 

Los boletos se pueden adquirir aquí: boleteria.teatromelico.go.cr

Honduras socialista y democrática

Luis Fernando Astorga Gatjens

El compromiso, claro y firme, de la presidenta Xiomara Castro de llevar a Honduras, por la senda del socialismo-democrático, debe llenar de esperanzas a un pueblo azotado por la pobreza y la miseria, la desigualdad social y la desesperanza, la corrupción rampante y la violencia, a la que lo empujaron, con mayor profundidad y fuerza, los once años de gobiernos neoliberales y corruptos, que preceden su mandato.

El jueves, 27 de enero le fue colocada la banda presidencial a la primera mujer hondureña en convertirse en la jefa del Ejecutivo, en los 200 años de vida republicana del hermano país centroamericano.

Su primer discurso como presidenta, expresado ante su pueblo y delegaciones representantes de diversos Estados, fue sólido y categórico, en distintos sentidos. No se anduvo por las ramas. Ni edulcoró las cifras duras de la realidad social y económica de su país (tal y como la deja la presidencia de Juan Orlando Hernández), ni dejó de expresar que tomará distancia del neoliberalismo, que ha heredado cifras trágicas para su país, al convertirlo en el más pobre del continente americano.

La pobreza en Honduras alcanza alrededor del 70 % de su población y se incrementó hasta un 75 % como consecuencia de la pandemia, combinada con las graves inundaciones y otras secuelas, provocadas por los huracanes Eta e Iota. Prácticamente, ocho de cada 10 hondureños son pobres. Igualmente, la miseria ha alcanzado a una mayor cantidad de familias, mientras la riqueza se ha concentrado aún más.

La crisis económica y la descomposición social son causas, junto a violencia delictiva, en gran medida provocada por la actividad del narcotráfico, de la migración hacia el norte del continente. Muchas familias y personas al vislumbrar un horizonte tan sombrío para sus vidas se organizan en caravanas para aventurarse a un peligroso viaje en la ruta Guatemala-México para llegar a la hostil frontera estadounidense.

La presidenta Castro Sarmiento fue electa en noviembre anterior, como candidata del Partido Libertad y Refundación (LIBRE). Obtuvo una holgada diferencia en la segunda ronda. Se impuso con el 51,12 % de los votos frente a Nasry Asfura del oficialista Partido Nacional, que logró el 36,93 %. En el año 2009, Manuel Zelaya fue derrocado por desarrollar políticas sociales que favorecieron a los trabajadores y al pueblo de su país, y por proyectar convertir el aeropuerto de la base militar de Estados Unidos en Palma Sola, en un aeropuerto comercial; lo que no fue bien visto por el gobierno de Obama-Biden que –con su actuación y omisiones– mostró que respaldó el golpe contra Zelaya.

En su discurso, la presidenta formuló una apreciación situacional del país tan esclarecedora como sombría. Mostró como en el periodo que calificó de dictadura (2009-2022), el país fue saqueado en distintos campos y se impuso un gobierno corrupto y vinculado con el narcotráfico, que ha ido tan lejos en su complicidad como que un hermano del expresidente saliente ha sido condenado a cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico. Asimismo, Juan Orlando Hernández para eludir la justicia y asegurarse disfrutar la impunidad en los próximos cuatro años, se hizo elegir diputado en ese refugio inoperante que es el Parlamento Centroamericano.

«El Estado de Honduras ha sido hundido estos últimos 12 años y lo recibo en bancarrota, el país debe de saber qué hicieron con el dinero y dónde están los 20 millones de dólares que sacaron en préstamos, mi gobierno no continuará con la vorágine de saqueo que ha condenado a las generaciones de jóvenes a pagar la deuda que contrajeron a sus espaldas. Debemos arrancar de raíz la corrupción de los 12 años de dictadura; tenemos el derecho de refundarnos sobre valores soberanos, no sobre la usura y el agiotaje», expresó Xiomara Castro con energía y claridad meridiana.

Por su parte, en el ámbito de la política exterior, se pronunció a favor del multilateralismo y la complementariedad entre los Estados y naciones del orbe. Con ello toma una prudente distancia con las políticas de la Casa Blanca, que sigue obsesionada en un unilateralismo hegemonizado por Estados Unidos, cuando este país nunca se ha encontrado en una posición de tanta debilidad como en el presente, tanto en el crepitar de su deteriorada democracia como en un mundo caracterizado por una creciente multilateralidad.

Al final de su esperanzadora alocución, la presidenta de Honduras enumeró 22 medidas económicas, sociales, anticorrupción, por la justicia y la seguridad. Tengo la certeza de que tiene por delante un camino muy empinado y desafiante. Hay poderosas fuerzas externas e internas que buscarán evitar que avance en la ejecución de su programa de Gobierno y que, incluso, lo buscarán descarrilar. De hecho, aún antes de jurar como mandataria, ha debido enfrentar la traición de 18 diputados de su partido, que se aliaron con los partidos del desastre reciente, a la hora de definir al presidente del Poder Legislativo. Así las cosas, se ha elegido dos directorios para el Congreso Nacional; situación que está en las sedes judiciales y que tendrá que quedar definida pronto.

«Nuestra visión del mundo antepone al ser humano por sobre las reglas del mercado…», expresó Castro Sarmiento, con lo que busca orientar un cambio del modelo que ha prevalecido en los últimos tiempos. Se trata de transitar del individualista modelo neoliberal (terrible para las mayorías, exitoso para una minoría plutocrática) a uno centrado en la inclusión social y en la defensa de los derechos humanos, para todos.

Con un profundamente sentido: «¡Hasta la victoria siempre!», la presidenta Xiomara Castro selló un discurso que traza un camino hacia un Socialismo Democrático hondureño, que aviva las esperanzas del pueblo catracho por mejores tiempos y que debe ser motivo de aliento de los pueblos latinoamericanos, que han venido eligiendo en los años recientes, gobiernos de corte progresista que rompen con un neoliberalismo, que es responsable de desastres sociales por doquier.

Ojalá que este flujo de corrientes progresistas de la región se exprese en estas elecciones del 6 de febrero en nuestro país, para que la democracia costarricense sea fortalecida y retornemos por la senda abandonada por los Gobiernos del PLN, PUSC y PAC, de un Estado Social de Derecho, como el que singularizó al país a finales del siglo anterior.

(1 de febrero, 2022)

NOLE, EL PARIA

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Enfundado en su chaqueta de algún caro patrocinador, apoyado desde afuera por sus preocupados y exultantes padres y por una fanaticada “nole-lover” que se tomó las calles de la capital de Serbia para exigir su liberación, Novak, Nole (cómo le llama la prensa deportiva de los medios transnacionales que le siguen durante toda la temporada tenística) montó su propia agenda contra las leyes migratorias en tiempos de excepcionalidad.

Ante cientos de periodistas de varios medios de comunicación mundiales, sus padres denunciaron las condiciones deplorables del lugar en que “tuvieron retenido al tenista”, compartido con otras personas en condición de irregularidad migratoria a su arribo a Australia.

Precisamente eso es lo que presentó el tenista: una condición migratoria irregular, condición suficiente para que le fuera negada su visa de entrada al país oceánico, donde pretendía ingresar para formar parte del primer torneo Grand Slam del año, el Abierto de Australia.

La decisión de las autoridades de aquel país se produce ante su poca claridad respecto a la vacunación contra el COVID y su renuencia a someterse a la normativa. Esto es: montar una agenda propia, desconocer la contingencia, usar el privilegio como escudo de combate.

Esta actitud, tan propia de un sector de población global que no sabe que aún al día de hoy el planeta se tranza con una nueva ola más agresiva en la rapidez de los contagios propiciada por la variante Ómicron, acabó por encerrar al deportista en un albergue migratorio a la espera de una resolución a su estatus legal.

Por ello la preocupación de sus padres, aunque es inaudito que no supieran que a estas horas en todos los países del mundo los albergues migratorios distan mucho de ser lugares hospitalarios y paradisiacos, placenteros y atractivos.

Al momento de escribirse esta columna, un juez ordenó la “liberación” de Djokovic, al mismo tiempo que las autoridades migratorias australianas, por segunda ocasión, le negaron la visa por las razones ya esgrimidas. Esta vez le agregaron motivos de “interés público” a su decisión.

El número uno del mundo, acostumbrado a erráticos performances de conducta en cancha y fuera de ella, se convirtió en un migrante irregular más, un “expulsado” al decir de Saskia Sassen, un paria del sistema.

Cuando la comunicación global elabora productos y los vende, los temas de fondo pueden quedar en un segundo plano, debajo de la alfombra. Las luces y los reflectores a los que tuvo acceso el entorno del tenista para denunciar su situación y las condiciones deplorables en la que se encontraba en compañía de otras personas en un hotel-albergue, no las tienen cientos de miles de migrantes que hoy tratarán de cruzar fronteras, marcados por el accionar de una industria migratoria inhumana y de políticas claramente castigadoras hacia estas personas.

Nos preguntamos entonces por los otros parias. Por los 52 migrantes fallecidos al volcar un camión en el sur de México al iniciar diciembre anterior o las más de 100 personas fallecidas durante 2021 intentando cruzar la frontera entre aquel país y Estados Unidos. Para ellos, el tratamiento mediático ha sido claramente diferente que al tenista, aderezado con las percepciones públicas que cuestionan desde un racismo y xenofobia exacerbados su proyecto migratorio.

Al cerrarse la puerta de entrada a Australia por segunda vez, Nole el paria de élite, regresará a casa. No lo hará esposado. Su equipo de apoyo, su familia, lo acompañarán en un viaje “insufrible” a bordo de un avión de lujo, en primera clase y con todas las comodidades.

¿Saben los otros parias que existe una vida así? ¿que si son deportados los invitarán en primera clase de cualquier vuelo comercial, vino y canapés incluidos? ¿Saben los otros parias que existe vida después de la migración?

Imagen: https://www.dw.com

LO QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

En los primeros años de este siglo incursionamos en estudios que trataban de profundizar en la relación entre migración y salud, tanto en Costa Rica como a nivel regional centroamericano. Lo hicimos como parte de nuestras primeras experiencias en la investigación social en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) junto al experimentado colega Abelardo Morales, con quien compartí por años (y sigo haciéndolo aún) en estos temas.

El Ministerio de Salud de Costa Rica, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS-OPS), el Fondo de Población de Naciones Unidas y la CEPAL fueron algunos entes que nos encargaron la tarea, en aquellos años, de investigar las condiciones y los determinantes existentes en el vínculo entre movilidades y procesos de salud.

Trabajamos aspectos como los ámbitos laborales, sociales, comunitarios , territoriales y culturales, tratando de explicar la existencia de factores incidentes en dicha relación. Lo hicimos con el instrumental teórico y metodológico disponible en aquellos años: investigación documental; fuentes institucionales combinadas con trabajos de campo en los que la observación, la entrevista y el desarrollo de otras técnicas nos daban amplios resultados para traducirlos posteriormente en análisis e información oportuna para la toma de decisiones.

De todos los trabajos realizados he recordado ahora, en estos años pandémicos, uno en especial. Tenía como objetivo escudriñar la situación de salud en las poblaciones móviles y migrantes en zonas de frontera y de asentamiento en Centroamérica y el Caribe.

Desarrollamos estudios de caso y discutimos acerca de una metodología que nos permitiera hacer el enlace entre el abordaje sociológico y el sanitario. Apareció entonces la caja de herramientas de los denominados “sitios centinela”, proveniente de la epidemiología, a la que acudimos con respeto y le hicimos algunos ajustes, los necesarios para que nos permitiera obtener la información sociológica que andábamos buscando en los casos seleccionados.

El sitio centinela es una metodología de recolección de datos para la vigilancia de enfermedades transmisibles. Consiste en el monitoreo y evaluación constantes, de una población determinada y ubicada en un espacio específico. Fue utilizada a finales de los años noventa por primera vez en una campaña para erradicar la viruela, promovida por OPS.

Sobre estas características metodológicas montamos un abordaje específico para detallar la relación entre migración y salud en los casos seleccionados. El diálogo entre disciplinas había fortalecido nuestra intervención investigativa.

En un artículo de reciente publicación («Es el momento de la epidemiología?», La Nación, Lunes 3 de enero de 2022) el colega epidemiólogo de la Universidad Nacional en Costa Rica, Juan José Romero se pregunta, desde una actitud autocrítica y proactiva, sobre los alcances de la disciplina y su rol protagónico durante la gestión pública de la contingencia sanitaria. Se cuestiona sobre su futuro, en una profunda reflexión sobre el presente en el que le ha tocado orientar, desde sus análisis y proyecciones.

En su momento, el artículo menciona lo que para mi es el argumento central de su abordaje: la posibilidad real de que los métodos predictivos que la disciplina promueve obtengan un bajo nivel de certeza toda vez que la variabilidad vendría a estar constituida por el factor humano.

Lo que si es constante, quisiera arriesgar una interpretación libre de la propuesta planteada por Jota (como se le dice con cariño en el ámbito universitario), es el vigor con que la disciplina ha ido ganando terreno y sus diálogos con otras posibilidades analíticas, que ha terminado por consolidarla como un campo de estudio en expansión.

Lo único cierto es la incertidumbre cuando se trata del comportamiento humano. Tan impredecibles, alguna vez acompañadas de temores, resistencias y condicionantes sociopolíticos e ideológicos, las personas somos el único factor de un modelo de análisis en materia epidemiológica, que constituimos certeza de riesgo. Por ello, las otras variables explicativas provendrían del mundo de la sociología, la antropología, la comunicación, (entre otras) que conformarían una estructura sólida para tratar de entender lo que nos ocurre como civilización a esta hora y en este tiempo.

El desarrollo del Coronavirus que no acaba y las nuevas enfermedades a nivel global, plantean el desafío de contar con herramientas cada vez más elaboradas donde una lectura compleja orientará la mirada requerida. Por ello es urgente atravesar puentes, abandonar los estancos disciplinarios y abordar con sentido crítico los problemas que se presenten. En el caso de la epidemiología y su vínculo con otras lecturas metodológicas, llegó para quedarse y las ciencias sociales están prestas para acompañar su camino.

Es necesario trazar estas líneas para entender mejor lo que nos pasa. Contaminarnos, al buen decir del filósofo colombiano Santiago Castro Gómez. Vamos a ello.

Imagen: https://medicina.udd.cl/

LUZ PARA EL VIAJE

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En Guatemala decretaron tres días de duelo. Esa noche empezábamos una amena conversación con el poeta y diseñador visual Julio Cúmez, originario de San Juan Comalapa, una comunidad de artistas y artesanos de la palabra, ubicada en las cercanías a Quetzaltenango.

Una de las personas de la audiencia a nuestro programa informaba sobre lo ocurrido recién: un accidente en el sur de México, en el que habían fallecido varías personas migrantes, muchas de ellas, la mayoría, provenientes de Guatemala.

La noche del 9 de diciembre, mientras nos aprestábamos a conversar de arte y vida con Julio en nuestro espacio dedicado a esos temas, supimos que una herida más se le había abierto a la región centroamericana.

En un año que cierra con la imposición de Estados Unidos hacia México para contener los flujos migratorios y activar el programa “Quédate en México” como política migratoria disuasiva, los hechos recientes colocan de nuevo el pesado lastre de la acción securitaria e institucional sobre los cuerpos de las personas en contextos de movilidad.

Hacinados casi hasta la asfixia, cerca de 250 personas migrantes habían pagado entre 2.500 y 3.000 dólares para ser transportados en un camión cuyo contenedor les ofrecía una distribución inhumana, por decir lo menos.

De hecho, las hasta ahora contabilizadas 55 personas fallecidas, estaban colocadas en la pared que volcó haciendo contacto con un puente peatonal de hierro. Quienes salvaron su vida se apretujaban casi sin aliento, en el centro del contenedor.

Dimensionar la magnitud de una tragedia como ésta en un año en que la cifra de personas fallecidas en contextos de movilidad en tránsito ya alcanza más del millar, según cifras aportadas por OIM, implica necesariamente tener claras las dimensiones antihumanitarias de una política migratoria que un día sí y otro también se ensañan contra las personas migrantes.

En el sur de la región centroamericana quizá la narrativa no alcanza a avisorar lo que ocurre desde Honduras hasta la frontera entre México y Estados Unidos, donde los efectos de la imposición de una política migratoria dura se dejan sentir con toda su furia sobre las personas migrantes. Por eso lo verbalizamos e insistimos.

Quienes sobrevivieron al accidente del 9N en Chiapas refieren escenas de terror al observar la muerte desperdigada por entre las latas retorcidas del camión volcado y en la propia calle. Algunos de ellos serán repatriados a sus países de origen quizá con alguna fractura producto del percance. Muchos, pese al evento, lo intentarán de nuevo.

Y entonces volverán a engrosar las estadísticas del riesgo y el horror en un ciclo que no se detendrá hasta que la inclusión, el cese de la violencia y la igualdad vuelvan a existir en todos los países desde donde se origina la migración.

Al tiempo que terminamos de escribir estas notas se conoce de acciones de violencia contra grupos de migrantes que llegaron al centro de México en medio de las festividades en honor a la Virgen de Guadalupe. Muchos de ellos han sido llevados a la propia basílica: mujeres con sus niños pequeños que funcionaron como primer escudo ante las arremetidas de la seguridad mexicana, personas jóvenes, personas con alguna discapacidad.

Esto seguirá repitiéndose indefinidamente hasta que el modelo no cambie y la industria migratoria deje de lucrar con el dolor y la necesidad de la gente.

En Guatemala decretaron tres días de duelo. Esa noche Julio y yo hablamos de poesía, de arte. También encendimos nuestra luz interior para acompañar en su viaje definitivo a quienes lo emprendieron por última vez. Luz para ellos y ellas.

Imagen de cabecera: https://www.latimes.com (Lugar del accidente de un camión donde viajaban migrantes en Chiapas.)

Notas de coyuntura migratoria en Costa Rica

Se invita a leer las notas de coyuntura migratoria en Costa Rica sobre el caso de la piña y el banano, elaborado por Koen Voorend, del Instituto de Investigaciones Sociales Universidad de Costa Rica y Gustavo Gatica López, del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la Universidad Estatal a Distancia.

En el documento se expone la transformación que ha sufrido la matriz productiva del país y cómo esto ha modificado las características y composición del mercado laboral; en cuanto a la agricultura se menciona que la participación de la población ha ido disminuyendo al pasar los años.

Si bien el sector agrícola en Costa Rica cede participación en el Producto Interno Bruto (PIB), hay dos productos agroexportadores que se han consolidado en las últimas dos décadas: el banano y la piña. Oficialmente, en ambas actividades participan unas 60,000 personas trabajadoras.

Por otra parte, en ambas actividades hay una importante cantidad de personas trabajadoras inmigrantes. De acuerdo con los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en la producción de banano la participación de personas trabajadoras migrantes es de aproximadamente el 18%, mientras que, en la piña, esta participación alcanza un 30%. En conversaciones con productores de piña y banano se maneja la sospecha de que los datos oficiales del INEC subestiman la participación de migrantes en estos sectores.

Se invita a leer, analizar y compartir los datos del documento adjunto.