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Etiqueta: Rusia

El realismo de gran potencia

Óscar Madrigal

En círculos académicos y políticos del mundo se desarrolla una interesante discusión a raíz de la guerra de Ucrania. Un grupo importante plantea, especialmente John Mearsheimer profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Chicago que 2005 mantiene esa tesis, que debe prevalecer la realidad sobre otras consideraciones, la realpolitik en las relaciones internacionales, incluyendo lo que llama el “realismo ofensivo”, especialmente en lo que respecta a las grandes potencias, el “realismo de gran potencia”.

Su tesis es que las grandes potencias deben tener, necesariamente, una determinada área de influencia o esferas globales de interés, en otras palabras, que esas grandes potencias tienen derecho a una zona de seguridad.

Debido a ello existen razones suficientes de seguridad que justificarían la exigencia de Putin y Rusia a que Ucrania no tenga bases militares extranjeras, sea neutral y no se convierta en una amenaza para Rusia.

Esta es la posición sustentada también por Henry Kisinger y muchos otros estrategas, incluso militares de los EEUU.

Para ellos, la OTAN fue la que provocó la invasión de Rusia al promover el ingreso de Ucrania en ese bloque. En fin, lo que ocurre en Ucrania es culpa de Occidente, afirman.

Las grandes potencias dicen esta teoría velan por su seguridad y -consecuentemente- dividen el mundo en zonas de influencia o de interés.

Los EEUU también obraría en esa misma dirección, con lo cual tendría justificación la Doctrina Monroe, la doctrina Carter y muchas otras y también como han dicho muchos de que EEUU, por ejemplo, no permitiría un Méjico con bases militares de Rusia en su patio trasero.

Es una teoría intrínsecamente propia del imperialismo.

Según esa teoría, el enfrentamiento de las grandes potencias va a desembocar generalmente en guerras. La lógica de este pensamiento es asegurar que los responsables de la toma de decisiones en el mundo reconozcan que las grandes potencias tienen sus propios intereses y, consecuentemente, sus zonas de influencia que deben ser respetadas so pena de guerra.

Estas tesis son rechazadas por otros grupos que las consideran como una apología de las grandes potencias, que convierten la guerra en algo natural, que renuncian a las instituciones mundiales y al derecho internacional a favor de una supuesta realidad y dejan por fuera la acción de los Estados.

En estas circunstancias algunos Estados tendrían limitado su derecho y su capacidad de decisión soberana por el destino manifiesto de encontrarse en alguna zona de influencia de las grandes potencias; la soberanía sería inexistente y la competencia de sus pueblos para escoger lo que considere mejor para el país estaría anulada por encontrarse dentro del espacio de seguridad de la potencia. La pena, como ocurre actualmente en Ucrania, es quedar destrozada, aniquilada.

La moral y la legalidad son las razones para oponerse a estas teorías y para oponerse a la guerra.

La moral, porque la guerra no es la solución como se ha demostrado fehacientemente en las últimas décadas, la legalidad porque debemos respetar la decisión de los pueblos y el derecho internacional y los derechos humanos por encima de los intereses imperialistas de las grandes potencias.

SIFUPCR: Cápsula informativa 5 sobre el conflicto ruso-ucraniano

Juan Carlos Durán Castro 

En esta quinta cápsula, Juan Carlos Durán Castro, del SIFUPCR (Sindicato de Funcionarios Públicos y Privados de Costa Rica), discute sobre el populismo de derecha y el neofascismo como contexto del conflicto armado actual entre Rusia y Ucrania, también conocido como la Guerra del Dombás.

En particular, discute sobre las elecciones costarricenses y el espectro político de los dos partidos de la segunda ronda, el Partido Liberación Nacional y el Partido Progreso Social Demócrata. Además, hace énfasis sobre el riesgo que el resultado de las elecciones podría tener sobre la institucionalidad costarricense.

A continuación, compartimos el video:

El asesinato de la verdad ¿y también de la democracia?

El mundo teme que la humanidad esté al borde de un conflicto militar de grandes dimensiones: ¿terminal? Hoy no solo asistimos a una extrema ideologización y parcialidad en la cobertura de los sucesos en Ucrania, sino que las mentiras y la manipulación del imaginario colectivo se ven potenciados en las redes sociales y llevan a la hipertrofia de una masa informativa fuera de todo control y verificación.

Por Aram Aharonian

Una vez más, los medios de comunicación –incluyendo las redes sociales en mano de escasas corporaciones trasnacionales- actuaron de forma alevosa para generar un conflicto que sólo puede beneficiar a los vendedores de armas, las petroleras trasnacionales, que son los que han atizado el conflicto. La verdad es la primera víctima de la guerra, decía el griego Esquilo hace más de 2.500 años. Hoy sabemos que la mentira es un arma de guerra.

Los medios hegemónicos instalaron la guerra en el imaginario colectivo, cuando lo más sensato sería lamentar el conflicto por lo que éste implica en términos de sufrimiento humano y destrucción material e insistir no en la competencia por demostrar quién es el más fuerte, sino en la necesidad de una solución mediante el diálogo. Es lo que llaman la guerra híbrida, la mentira como arma y la verdad como víctima.

La frase que dice: “Gracias a internet te puedes enterar de lo que pasa en la otra parte del mundo”, queda cada vez más en evidencia que no es más que un slogan de propaganda, porque son los conflictos los que demuestran que las redes están muy lejos de ser neutrales y que pueden tomar partido a favor de quien le convenga, censurando, por ejemplo, las cuentas provenientes de Rusia.

Como siempre, la primera víctima de la guerra es la verdad. Uno de los primeros objetivos del periodismo de guerra es la llamada fatiga de la simpatía, que puede nacer fácilmente con una abundancia de malas noticias. Los medios son usados como arma de combate en la nueva guerra ideológica. El discurso hegemónico se contrapone a un sistema democrático donde la pluralidad de información y de opiniones permite a la opinión pública a tomar sus propias decisiones.

La mayoría de la información y/o publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, como si el espectador fuera un niño o un deficitario mental. Pero el uso del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar, sembrar ideas, deseos, miedos y temores, o inducir comportamientos.

De eso se trata esta nueva guerra de cuarta o quinta generación, de manipulación sicológica, primero por los estados y ahora por las corporaciones, en la que estamos insertos, pero para la que no nos preparamos.

Se debe tener en claro que el tema de los medios de comunicación social tiene relación directa con el futuro de nuestras democracias, porque la dictadura mediática ha suplantado a las dictaduras militares. Son los grandes grupos económicos quienes son dueños o usan a los medios y deciden quién tiene o no la palabra, quien es el protagonista y quién el antagonista. Y plantean una realidad virtual, invisibilizando cualquier realidad adversa a sus intereses.

Gracias a sus poderosos algoritmos que pueden segmentar lo que vemos las redes construyen opinión constantemente. Son territorios cuyos dueños responden a los intereses de Estados Unidos. En la nota que Multiviral le hizo a Esteban Magnani, el periodista deja en claro que desde su concepción todas las plataformas digitales fueron parte de un plan geopolítico estadounidense que fue iniciado en plena Guerra Fría.

Facebook tomó la decisión de censurar cuentas de noticias provenientes de Rusia como lo son Sputnik o RT, dejando en claro que condenan el accionar militar encabezado por el presidente Vladimir Putin. Pero en sus cuentas hizo caso omiso a cómo durante muchos años se financió el grupo neonazi paramilitar “Batallon Azov”.

Así lo deja en claro el documento realizado por la ONG “Centro para la Lucha contra el Odio Digital”: «Los fascistas modernos radicalizan, reclutan a sus miembros en estas redes sociales en las cuales se sientan cómodos usando las plataformas para vender productos con sus símbolos, como si fueran marcas convencionales… se le informó a Facebook sobre este problema específico hace dos años, pero no tomó ninguna medida.»

Twitter, siguiendo la misma lógica que Facebook, también tomó partido en esta disputa y decidió añadirle una etiqueta –“medios afiliados al gobierno”-a las cuentas de periodistas que están cubriendo el conflicto. Sólo etiqueta así a algunos medios de algunos gobiernos del mundo, no a todos (ni a la mayoría) de los medios estatales no gubernamentales, tampoco a los que reciben la mayor parte de sus recursos de gobiernos para funcionar.

Martín Becerra señala que hay un obvio encuadre peyorativo en esa selección por conveniencia política. Con ello, Twitter muestra, tal vez sin quererlo, su propia «línea editorial» en la gestión de contenidos, tarea a la que alude como «moderación de contenidos”.

La pos-verdad y la no-verdad

La política de la “postverdad” se adueñó de América Latina, donde está proliferando una política sistemática de desinformación y de propaganda propia de los conflictos de baja intensidad), las guerras irregulares) o híbridas, en las que el desarrollo no es solo militar sino también económico, psicológico y propagandístico.

La manipulación informativa ha llegado a Internet y las redes sociales –que se convirtieron en escenarios de disputa y lucha ideológica donde el rumor, el bulo, la mentira y la falsedad se están convirtiendo en un ingrediente esencial – y los ciberataques son parte de la lógica de confrontación.

En el sistema de dominio imperial que rige en Latinoamérica, el discurso informativo es, al tiempo que espectacular, un discurso con frecuencia “terrorista”, legitimando y amplificando -mediante estrategias de propaganda- procesos golpistas o de intervención regional o local.

La noción “golpe mediático» hace referencia –por ejemplo- a la guerra sucia contra Nicaragua, la represión contra movimientos populares en Colombia, el golpe en Honduras, el golpe parlamentario contra Fernando Lugo en Paraguay, la persecución judicial contra Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina o el proceso judicial espurio contra Rafael Correa en Ecuador, el impeachment contra Dilma Roussef en Brasil o la manipulación informativa contra los gobiernos electos en Bolivia y Venezuela.

Estos golpes orquestados por la derecha –con financiamiento externo- buscan “domesticar a gobiernos y recolonizar América Latina”, como señala el Nobel de Paz Adolfo Pérez Esquivel. Si la derecha no lo consigue mediante las urnas, apoyada por Estados Unidos, lo logrará mediante la destitución ilegal de presidentes, la privatización de empresas del Estado o la entrega de recursos naturales

Hoy en día, el valor de la información está más que nunca en cuestión. Los algoritmos o filter bubbles creados por Facebook dan a los usuarios lo que desean y, así, terminan generándoles mayor confianza que los contenidos publicados en los medios convencionales. Todo ello apunta a que el sistema mediático tradicional está cambiando… y no para mejor.

Fakes y la democracia latinoamericana

Sin dudas las noticias falsas y la desinformación –de las que hicieron gala Donald Trump y su alumno Jair Bolsonaro- suponen serias amenazas para las democracias de las Américas. Tanto si se trata de memes que alegan falsamente un fraude electoral, como de la promoción de los plátanos como cura milagrosa contra el COVID-19 en México, el bombardeo ha acelerado la tendencia que lleva una década de disminución de la confianza en las instituciones democráticas, al tiempo que ha causado innumerables muertes durante la pandemia.

El dominio estadounidense sobre las comunicaciones y la cultura de masas, junto con el liderazgo tecnológico en el ámbito de las telecomunicaciones y la industria militar, mantiene concentrado el poder global en manos de unos pocos. Esta dinámica permite, a su vez, bloquear o revertir procesos como la integración latinoamericano-caribeña, la ascensión de la izquierda o el movimiento indígena, obviamente desfavorables a los intereses de Washington.

Las elecciones en Colombia en mayo y, particularmente en octubre en Brasil, serán una prueba importante. Bolsonaro y otros líderes parecen decididos a proteger su “libertad de expresión” en internet, provocando un ola de mentiras (fake news) que pueden llevar a enfrentamientos en tribunales con las empresas tecnológicas.

Hechos como estos representan una buena oportunidad para volver a poner sobre la mesa la necesidad de conocer las reglas de juego de cada uno de los territorios donde se construye la comunicación. Entender que podemos usarlos, pero siempre siendo conscientes que son bajo las condiciones de quienes construyeron las plataformas.

El mundo cambia, la tecnología avanza –hoy hablamos de metaverso, por ejemplo- y nos arrinconan para pelear en campos de batalla equivocados o ya perimidos, mientras las corporaciones mediáticas hegemónicas desarrollan sus tácticas y estrategias, en nuevos campos de batalla…y nosotros seguimos reclamando la democratización de la comunicación y la información.

¿Comenzará otra colonización cultural? Lo cierto es que los estados, tras el parate de la epidemia, carecerán de recursos y deberán decidir entre pagar deudas o alimentar a sus ciudadanos.

*Creador y fundador de Telesur, es comunicólogo y mágister en Integración, autor de varios libros sobre Comunicación (Vernos con nuestros propios ojos, La internacional del terror mediático, El asesinato de la verdad), y director del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

 

Nota realizada por Aram Aharonian y extraída de pressenza.

SIFUPCR: Cápsula informativa 4 sobre el conflicto ruso-ucraniano

Juan Carlos Duran Castro 

En esta cuarta cápsula, Juan Carlos Durán Castro, del SIFUPCR (Sindicato de Funcionarios Públicos y Privados de Costa Rica), discute sobre riesgos militares y del mercado en el trasfondo del conflicto armado actual entre Rusia y Ucrania, también conocido como la Guerra del Dombás.

En particular, discute sobre la potencia de la fuerza militar rusa y el riesgo latente. Además, habla sobre el expansionismo de mercado y de la guerra por los consumidores, y su implicaciones para latinoamérica.

A continuación, compartimos el video:

SIFUPCR: Cápsula informativa 3 sobre el conflicto ruso-ucraniano

Juan Carlos Duran Castro

En esta tercera cápsula, Juan Carlos Durán Castro, del SIFUPCR (Sindicato de Funcionarios Públicos y Privados de Costa Rica), discute sobre la relevancia que tiene el conflicto armado actual entre Rusia y Ucrania, también conocido como la Guerra del Dombás, sobre los mercados y la política internacional. 

El conflicto tiene un trasfondo histórico en la geopolítica y los mercados internacionales, donde los Estados Unidos buscan retomar la hegemonía que tenían sobre los mercados asiáticos y europeos. Por consecuencia, se está afectando el mercado y las relaciones entre China y los países europeos. Los cambios económicos, en particular el precio del petróleo, tienen efecto sobre las tasas de inflación y migración, pero sus efectos se pueden observar alrededor del mundo, incluyendo en América Latina.

A continuación, compartimos el video:

SIFUPCR: Cápsula informativa 2 sobre el conflicto ruso-ucraniano

Juan Carlos Duran Castro 

En esta segunda cápsula, Juan Carlos Durán Castro, del SIFUPCR (Sindicato de Funcionarios Públicos y Privados de Costa Rica), discute sobre «leyendas urbanas» encontradas en las redes de comunicación y en el periodismo alrededor del conflicto armado actual entre Rusia y Ucrania, también conocido como la Guerra del Dombás.

En particular, discute sobre tres puntos: el estado mental de Vladimir Putin, su ideología política, y el mito de la «amenaza comunista», resaltando el ajedrez político de la «guerra fría por los mercados» entre el occidente y el oriente.

A continuación, compartimos el video:

LOS EXTRAÑOS SIGUEN TOCANDO A LA PUERTA

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

Las imágenes son elecuentes y revelan el drama de cientos de miles de personas desplazadas como consecuencia de la intervención rusa en Ucrania.  Los medios internacionales se han encargado de vibilizar con insistencia, escenas de personas corriendo por carreteras, tratando de abordar medios de transporte, huyendo de sus edificios destruidos, casi al borde del derribo. 

Son, evidentemente, imágenes que no quisiéramos haber visto luego de dos años de crisis civilizatoria, que nos hizo cuestionarnos todo lo que somos como especie humana: el modelo económico depredador, desequilibrante e inhumano, el daño ambiental que le hemos hecho a los territorios y que ahora llamamos de forma conveniente como los efectos del cambio climático, la desigualdad presente en el acceso a la información, la salud y los medios de reproducción de la vida. 

Pensamos, efectivamente, que estos eran tiempos de aprendizaje, de reconstituirnos como especie.  Hace unos años en una vista a la Universidad Nacional, en Costa Rica, el teólogo Leonardo Boff decía que posiblemente estábamos en los últimos cinco minutos de la existencia de toda vida posible, si no éramos capaces de cambiar nuestras formas de relacionarnos con la economía, la naturaleza, el otro y la otra. Nada aprendimos.

Lo que nos devuelven esas imágenes sobre la guerra es la confirmación de que tenemos pendiente tareas y que los aprendizajes persisten.  Si, es claro que se trata de cientos de miles de personas desesperadas, desplazadas (que es distinto conceptual y operativamente al concepto de refugio) y que buscan por todos los medios, subsistir.

Sin embargo, lo que esas imágenes provenientes de los principales medios de comunicación no nos cuentan es que no todas las personas en situación de riesgo por el conflicto tienen las mismas oportunidades de sobrevivencia. 

En un artículo publicado por Gabriela Wiener el 11 de marzo (Un mundo que nos odia. recuperado de eldiario.ar el 18 de marzo de 2022) se denuncia la desigualdad, discriminación y racismo que experimentan otros miles de personas que han querido salir de Ucrania y que por razones étnicas y de nacionalidad son conminados a permanecer en ese país en contra de su voluntad.

En su reflexión, Wiener es bastante enfática al indicar como el sistema de asilo europeo se volcó a apoyar a la población ucraniana en condiciones de desplazamiento, pero años antes amuralló sus contornos contra la crisis humanitaria producida en varios países africanos.  La actualización de esa selectividad en el sistema de solidaridad europeo ha sido tema en estas semanas de conflicto, sin que la comunicación hegemónica cuente como personas no ucranianas son obligadas a abandonar la posibilidad de escapar de los horrores de la tensión  bélica que no cesa.  Un fragmento de un testimonio incluido en su artículo, es elocuente en este sentido:

“Los negros no, los negros no, cuenta una mujer que escuchó mientras intentaba con sus hijos subir a un tren gratuito para salir de Ucrania. Vio cómo un hombre ucraniano sacaba una pistola y hacía bajar a un hombre negro del tren: ”ayudan a su gente pero no quieren ayudar a los negros“. Quienes no son blancos no llegarán al otro lado porque sus vidas no son importantes si no es para ser carne de cañón de unos bandos”.

En uno de sus últimos trabajos sobre la coyuntura migratoria en Europa, el sociólogo Sigmund Bauman refería que había personas de tercera, cuarta categoría, que literalmente “tocaban a la puerta” para ser escuchadas, sin éxito.  En esta ocasión, seguimos viendo a los extraños pasar y ya no solo no les abrimos las puertas sino que los amenazamos con quitarles la vida, por precisamente querer conservarla.

Es cierto, nada aprendimos.  El reloj de Boff sigue su marcha inexorable. Ya solo quedan segundos y posiblemente esto que conocemos como civilización se acabe para siempre.  Está en nosotros decidir cómo queremos vivir este periodo de tránsito hacia nuevas etapas, nuevos vínculos.

Documental «Ukraine On Fire»

SURCOS comparte la siguiente opinión de Arturo Fournier acerca del documental “Ukraine On Fire”:

“Recomiendo el documental «Ukraine On Fire», producido por Oliver Stone. Dado que Youtube sigue censurando canales que no se alinean con el discurso de la OTAN, es probable que sea eliminado de su plataforma. 

A diferencia de la película propagandista producida por Netflix, «Winter On Fire», «Ukraine On Fire» está dirigida por un activista antiguerra ucraniano que presenció el auge del fascismo y las masacres en Donbas.

Esta película está disponible de forma gratuita a petición de Oliver Stone y del director de la película, Igor Lopatonok. Haciendo una crónica del último siglo en Ucrania, el documental narra:

  • Las semillas del nacionalismo extremista y filonazi ucraniano (Stepán Bandera).
  • El violento golpe de Estado liderado por sectores de extrema derecha y respaldado por los EE.UU. (conocido como «rebelión del Maidán»), su financiación, campaña mediática y propaganda antirusa.
  • El violento asedio de los ultranacionalistas contra las etnias rusas en Ucrania.
  • El rechazo de Crimea, Donets y Lukansk al golpe de Estado y sus consignas fascistas.
  • La brutal masacre en Odessa a manos de nacionalistas ucranianos.
  • Este documental describe con mayor profundidad las causas de la guerra, en claro contraste con la propaganda antirusa, la censura en redes y el rechazo sistémico contra toda postura fuera del libreto occidental.

Vean cómo la injerencia y desestabilización estadounidense sigue patrones históricos”.

Donde ver el documental:

https://www.writebrainstudios.tv/project/ukraine-on-fire/

https://we.tl/t-2iBeR2Ee3h

Con subtítulos en castellano :

https://puntocritico.com/ausajpuntocritico/2017/03/07/oliver-stone-ukraine-on-fire-subtitulos-en-espanol/

 

Imagen ilustrativa: (Foto Reuter. Fascistas ucranianos prenden fuego a la Casa de los Sindicatos).

Compartido con SURCOS por Arturo Fournier.

SIFUPCR: Cápsula informatíva 1 sobre el conflicto ruso-ucraniano

Juan Carlos Duran Castro

En esta primera cápsula, Juan Carlos Durán, del SIFUPCR (Sindicato de Funcionarios Públicos y Privados de Costa Rica), discute sobre la relevancia, los antecedentes, y el contexto histórico del conflicto armado actual entre Rusia y Ucrania, también conocido como la Guerra del Dombás.

El conflicto tiene connotaciones y características de una guerra mundial, en lo político, financiero, cultural, y en todos los ámbitos de la vida humana. Por lo tanto, la disputa por los mercados se tiene que evaluar desde esa perspectiva, considerando que los Estados Unidos ha perdido su hegemonía en los mercados africanos y asiáticos, y por lo tanto «le urge retomar con esta jugada la hegemonía y rescatar, al menos, el mercado europeo».

A continuación, compartimos el video:

En medio de la escena surrealista, ¿dónde quedó la razón? Segunda parte

Segunda parte

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

No tenemos fundamento alguno para pensar que en nuestro (¿de verdad es nuestro?) mundo se haya instalado el reino de la razón, y mucho menos en estos inicios de la tercera década del siglo XXI, con independencia de que, a lo mejor el tan mencionado reino al parecer definitivo, sobre todo a conveniencia de determinados actores sociales interesados, no pasó de ser una entelequia o un mito más de esos que son tan propios del despliegue de la existencia de nuestra especie, el que en este caso ha venido siendo proclamado desde los tiempos de la filosofía de la Ilustración francesa y alemana del siglo XVIII, cuando el filósofo de Königsberg, Inmanuel Kant (1724-1804), proclamó la llegada a la madurez del ser humano y su emancipación, la que hoy aparece sumida en una profunda crisis (Gilberto Lopes, dixit) al no poder responder a los grandes desafíos de nuestro tiempo.

El sonido de las armas, las operaciones efectivas de combate, la destrucción y la muerte violenta, además de la sistemática y dosificada mentira, con su indisimulada limpieza étnica contra una población rusófona en el Dombass ucraniano, las que dan lugar a la censura y las acusaciones recíprocas que, en ciertos momentos, originan una especie de oscurecimiento de la razón, de la capacidad misma de razonar como especie e incluso siquiera como individuos. De manera interesada, digna del lenguaje orwelliano, tal como sucedió con algunos personajes en aquella Animal Farm (George Orwell REBELIÓN EN LA GRANJA 1944), donde de repente los cerdos “revolucionarios” descubrieron y decidieron que había unos animales más iguales que otros, se mantiene ahora un calculado silencio sobre aquellos conflictos armados en los que los muertos no arrojan réditos importantes a los interesados, a lo mejor ni siquiera son dignos de ser considerados como seres humanos: Es por eso que los muertos de Ucrania son más iguales que los de Yemen o Somalia, no importa si para muchas gentes que se apresuran a emitir juicios de valor sin fundamento, y en medio de un océano de ignorancia, acerca de estos hechos de los que no tenemos certidumbre, que por lo general tampoco saben donde están ubicadas geográficamente esas naciones o esas gentes que perecen o hacen morir a otros bajo el fuego “enemigo” o “amigo”, como también en tanto un resultado de la mentira sistemática, la que viene a ser una especie de segunda muerte de las víctimas ante la imposibilidad de establecer la extensión real única (Georges Gurvitch,dixit), dicho de otra manera lo que de verdad ocurrió o está ocurriendo, algo que ya sabemos nunca podrá ser alcanzado ni siquiera cuando concluyan las operaciones efectivas de combate.

Se pretende que aceptemos una sola versión acerca de la naturaleza de un conflicto bélico fabricado por los medios occidentales y hecho a la medida de los intereses de Washington y la Casa Blanca, cuyos consejeros militares y algunos think thank, cercanos a esos centros de poder, apostaron hace tiempo a que la construcción sólida de un edificio de la seguridad europea los haría perder influencia en esa parte del mundo. A medida que vemos la guerra económica contra Rusia, esa que pagaremos todos nosotros, la escena se va tornando cada vez más surrealista, dado que la emocionalidad y la propaganda occidental han ocupado el lugar, al parecer preponderante, que debió haberle correspondido a la razón, a la paz, y a un sentido cabal de humanidad solidaria.

En esta escena surrealista del nuevo siglo, donde los componentes de ella, en especial los individuos y algunos colectivos, dan lugar una combinación de disparatadas acciones, y supuestos que carecen de todo fundamento racional, el que además ni siquiera les interesa o les resulta irrelevante, tal como en aquella obra cinematográfica de Buñuel y Dalí, intitulada “L´Âge d`or” exhibida en una pequeña sala, el estudio 28 de París, en sólo cinco funciones, durante noviembre y diciembre de 1930, además de prohibida en la Francia de las libertades(no me hagan reír) a lo largo de cincuenta años, después de haber sido atacada la exhibición y los espectadores a golpes de garrote, por parte de grupos de choque nacionalistas y ultraconservadores de la derecha católica francesa, proclive al fascismo y formados por esas gentes misóginas y antijudías que dicen defender la familia y la tradición, como parte de esa tendencia que se manifestó, en toda su crudeza, durante el régimen de Vichy, que fue colaboracionista y cómplice con los crímenes y la ocupación nazifascista de Francia, por parte de la Alemania nazi, durante la Segunda Guerra Mundial. No había entonces lugar para la razón, esa tendencia se ha mantenido y sigue creciendo, buena parte de la prensa francesa de entonces se unió al coro reaccionario, y a las demandas de censura o prohibición hacia las expresiones estéticas del naciente surrealismo, el que por muy diversas razones mantiene su vigencia.

Los autores del guión del intrincado y desafiante film “L`Age d`or”, cuando el cine sonoro empezaba a desplazar al mudo, son descritos por René Micha en los siguientes términos: “Il se trouve de surcroît que le filme est l`oeuvre de deux hommes qui ne se rencontrent que par miracle. Le seul réel qu `il acceptent en commun c`est le réel absolu, la poésie. Mais Dali ne songe qu`a «systématiser la confusion » et à contribuer au discrédit total du monde de la réalité», tandis que Buñuel fait profession de réalisme…;il ajoutera toutefois que le surréalisme lui a fait voir autrement la réalité…·( HOMMAGE À ANDRÉ BRETON La nouvelle Revue Française Nº 72 1er avril 1967).

Esa expresión estética y apasionada que busca percibir la realidad a través del amor y la poesía, más allá de la hipócrita institucionalidad burguesa, eclesial y militar se torna escandalosa y demasiado rebelde, incluso entre quienes la enfrentan desde el campo marxista de la llamada lucha de clases, en el que algunos de sus representantes se ha apresurado a condenar a uno de los bandos en esta nueva guerra, fabricada para el beneficio de los especuladores financieros y los fabricantes de armas, esos que ya están obteniendo cuantiosas ganancias, en medio de las cada vez más difusas fronteras entre lo real y lo irreal.