Pocas veces en la historia de la humanidad, en un lapso de 365 han ocurrido tantos y tan variados acontecimientos. 1933: Dos estilos de gestión, dos mandatarios, y los dos elegidos según la Constitución Política vigente en cada uno de esos países. Alemania y Estados Unidos.
En Estados Unidos resultó airoso Franklin D. Roosevelt. País sumido en la depresión que devoró miles de empleos, muchas empresas pequeñas desaparecieron, muchos suicidios, aumento de violencia, ruptura del tejido social, miles de desahucios en pequeños departamentos, pérdidas y remate de granjas agrícolas, aumento de la desintegración familiar, violencia familiar y asombroso aumento del alcoholismo. Lo más grave, el alma rota de un pueblo y con una gran desesperanza ante el futuro y el porvenir.
En Alemania, Hitler es declarado Canciller, es quemado deliberadamente el parlamento, culpándose de ello a otros – cuál quema de Roma por la megalomanía de Nerón -, los nazis se hacen del poder y de las estructuras del estado con el compadrazgo de otros partidos que pagaron caro su silencio, indiferencia e inoperancia. Se emiten leyes restrictivas y se prohíben los partidos políticos, se emiten leyes depurando el aparato público en contra de funcionarios de origen judío, o que piensen diferente o critiquen el régimen. Se emiten disposiciones para fomentar una cultura que exalta a unos grupos humanos sobre otros, mirando con desprecio a quienes son diferentes, por sus orígenes, sus creencias, su color de piel u orientaciones sexuales.
Sobre este periodo oscuro en la historia de Alemania, en el período entreguerras, cuando un grupo de forajidos y gamberros, o se hicieron del poder construyendo un discurso sólido y quimérico, que ante el silencio y complicidad de muchos que pagaron el precio hasta con la vida, condujo hacia el sometimiento de un pueblo y uno de los episodios más horrendos de la historia, pues el ascenso de un régimen déspota, ruin y autoritario, condujo hacia la perdida de libertades y a fraguar una sociedad inviable. Para ello les invito, a todos y especialmente a quienes aman la lectura les recomiendo el libro El lenguaje de los Nazis de Viktor Kempleler.
La sociedad alemana pagó caro su indiferencia, al ser avasallados por un régimen que poco a poco comenzó a sacar las uñas y cercenó las libertades públicas, los derechos humanos e inspiró la instauración de un camino amalgamado sobre las armas y la violencia.
El presidente Roosevelt sabía que no había tiempo que perder, se arremangó la camisa y se dispuso a trabajar desde un inicio.
Sabía que toda iniciativa para crear y recuperar empleos requería de un amplio y riguroso plan de infraestructura, donde Estado y sector privado jugaban un papel muy importante, complementario, no antagónico.
Estados Unidos vivió en verdadero crecimiento económico y muchos de los beneficios fueron trasladados al sector laboral. No solo se habló de reactivación económica, de creación de riqueza, sino que dichas acciones fueron acompañadas de mecanismos eficaces de distribución de la riqueza. Se crearon aeropuertos, autopistas, nuevos puertos y ampliación de los existentes, construcción de hospitales, escuelas, colegios, edificios federales, ampliación de la red ferroviaria y la construcción de miles de obras civiles para dotar de vivienda en las grandes ciudades a los desfavorecidos y el embellecimiento de parques. O sea, el bienestar y protección del ámbito laboral nunca estuvo ausente. La generación de nuevos empleos lo permitió, pues los trabajadores pusieron pan a sus mesas, y su orgullo y dignidad fueron justamente reestablecidas.
En Costa Rica, hoy el presidente Chaves y su equipo se enfrentan ante la disyuntiva de tomar las mejores decisiones. No sé si su programa gobierno incluye el concepto de Bien Común. Pero sí lo hace nuestra Constitución Política. Habrá que tomar decisiones en torno a frenar y combatir la desigualdad, así como el aumento en el costo de la vida, empujado por el precio de los combustibles y por el creciente valor de los alimentos; sobre esto último, si no hacemos nada, empezaran a escasear. Estos y otros problemas agobiantes no serán resueltos por las fuerzas del mercado o la mano invisible de Adam Smith.
El presidente, y el bloque hegemónico en la Asamblea Legislativa pueden optar por escuchar el pueblo y gobernar al lado de él, o profundizar la altisonante e inmoral desigualdad y brechas existentes entre la GAM y regiones periféricas. Ya el hambre y la desnutrición empujan y tocan la puerta de muchos hogares costarricenses.
Curioso, dentro de los países de la OCDE, Costa Rica es uno de los países donde la fuerza laboral destinó más horas al trabajo, pero también es uno donde la relación entre generación de riqueza y participación de trabajadores en la creación de la misma es uno de las más desiguales. A nivel mundial lo viene advirtiendo la OIT y el Papa Francisco.
Para muchos…. la herradura es símbolo de buena suerte, sinónimo de bienestar, felicidad y poder. Confío en que como pueblo aún no hemos perdido la capacidad de que podamos salir del atolladero en que la clase política tradicional nos ha sumido desde décadas atrás. Ojala hubiese una herradura sobre el marco de la puerta de Casa Presidencial y de la Asamblea Legislativa.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
El accionar violento sobre los cuerpos de los otros, de las otras, es ya una constante en la Costa Rica actual.
Indica algo más que una actitud de poder y de superioridad. Significa el desarrollo en marcha y en transcurso de una batalla sociocultural por ganar espacios y posicionamientos, que se ha enseñado sin tregua sobre las subjetividades y las somete. Implica la ampliación de la ruptura del pacto social que se instaló en los últimos años en el país. Produce la exclusión, el dejar por fuera, la invisibilización de los derechos más básicos.
A inicios de mayo que ya pronto termina, en una noticia perdida entre el ruido del cambio de gobierno y los primeros días de una gestión que no calienta, se conoció el intento de asesinato de una persona indígena de origen panameño.
Esta persona fue atacada con fuego en un parque público ubicado en una comunidad al sur del país.
Los ataques contra las corporalidades indígenas son recurrentes. Las personas recuperadoras de sus territorios son objeto un día sí y otro también de hechos que dejan marcas imborrables en sus biografías.
Aún está fresca en la memoria colectiva los rasgos de violencia con que fueron violentados y literalmente marcados cuerpos de mujeres, niños y hombres de la comunidad de Salitre, el mismo día que el país celebraba ebrio de triunfo la gesta contra la selección de Grecia en el mundial de fútbol de 2014.
Una de las personas desplazadas e incluso detenidas fue el líder recuperador Sergio Rojas. Años después fue asesinado sin que el Estado costarricense haya responsabilizado aún a persona alguna por este hecho.
En lo que esta reflexión se terminaba de editar, se conoció la agresión contra una mujer que no solo fue violentada sexualmente, sino que intentaron desaparecerla lanzándola por una pendiente.
Semanas atrás un bar ubicado en la capital costarricense negó la entrada a un hombre sin mediar razón alguna. El hombre argumentó en medios de comunicación que su aspecto, su color de piel, pudieron haber influido en el derecho de admisión del negocio.
Justamente estos acontecimientos ejemplifican cómo algunas poblaciones van quedando “afuera”, violentadas por un sistema social, patriarcal y racial que ha venido intensificando su violento accionar.
Hace algunos días se dio un nuevo acto de crimen de odio en la sociedad estadounidense. Procuremos que en Costa Rica reservarse el derecho de admisión no implique sólo el dejar afuera y signifique además el avance de una escalada excluyente y sin retorno que justifique el odio como motor de una más de las desigualdades que movilizan hoy en día al país.
“Cuando unos pocos se apropian de aquello que no puede ser suyo más que haciendo que no sea de los otros e impidiendo que los otros puedan servirse de lo que tienen derecho, estamos ante la negación del Bien Común” – Ignacio Ellacuría
Ante el impulso de los aires de “cambio” propuestos por el gobierno entrante, y siguiendo las voces que solicitan el tiempo y prudencia para valorar las intenciones-acciones de este. Dejando este espacio de “oportunidad” vale la pena preguntarnos ¿Cuál es la sociedad dominante que sale de la pandemia en nuestro país?
Han pasado 40 años de aquellas intervenciones que realizó el padre Ignacio Ellacuría, en donde nos invitó a reflexionar sobre la violencia en sociedades divididas. Pasado este tiempo, resulta importante retomar el hilo de su pensamiento, y plantearnos una primera idea: la sociedad negadora.
Ellacuría nos recuerda que como opción radical y crítica se hace necesario volver nuestra mirada a la negación de la vida que es producto de las relaciones dominantes situadas en nuestros contextos históricos, es decir la gravedad de la violación o de la privación que puede padecer una determinada mayoría.
Esta negatividad, sólo puede ser sostenida en el tanto exista esa “positividad” que es asumida y disfrutada por una minoría de esa sociedad determinada, una minoría que cuenta con las formas y modos que niegan o impiden aquello que podría o debería ser y por otro lado es el sostén de esa realidad negadora (dimensiones clasistas, coloniales, racistas, patriarcales, etc.).
Nos quedamos por ahora en esta primera aproximación, y como ejercicio nos aventuramos a pensar en torno a esa sociedad que ha sido fortalecida y legitimada simbólicamente a través de los mecanismos electorales (no hay que olvidar que cuantitativamente el abstencionismo sigue siendo el que manda).
Basta observar y escuchar las políticas “estrella” que justifican el supuesto sentido de cambio de gobierno propuesto, les compartimos un breve resumen: los ecologistas como enemigos de la empresa privada, el carpetazo al Acuerdo de Escazú, desregulación de agroquímicos, exploración de gas natural, la urgencia de la ley de jornada 4/3, la misión de erradicar la “ideología de género” del sistema educativo y para sellar la jornada la revisión de la norma del aborto terapéutico.
Volvemos a nuestra pregunta ¿Qué forma de sociedad delinea lo anterior? Por un lado, el avance del neoextractivismo como actividad económica, pero también como política institucional, es importante señalar la persistencia de la impunidad de las violencias que sufren las recuperaciones en territorios indígenas, que sigue privilegiando un Estado racista y colonial, el apoyo al sector agroindustrial cuando legitima el discurso antiecologista y promueve la desregulación de la normativa ambiental, en este caso exploración de gas natural y la apertura a sustancias químicas.
En un segundo acto, privilegiando la posición de las cámaras industriales al refrendar la necesidad de desregular la jornada laboral, al impulsar la modificación de la jornada de 8 horas, por una de 12 horas en 4 días, esto no sólo perjudica en la desaparición “camuflada” de las horas extras, sino que sumerge a la persona trabajadora a una situación de desprotección y desgaste, ya que este tipo de jornadas representan una desventaja, ya que existe una desigualdad de hecho de la relación patrón-trabajador, y esto lleva que no sea una opción individual, sino de interés de la empresa, además erosiona las condiciones para aquellas personas que estudian, con familia o con personas a cargo, ni hablar de los espacios de recreación.
Sumado a todo esto, el frente abierto contra la mal llamada “ideología de género”, que no es más que una forma “sofisticada” de cuestionar y deslegitimar los derechos de las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos y de las diversidades sexuales. Inicialmente vemos esta ofensiva en dos dimensiones, una primera acción sobre el sistema educativo público, procurando el retiro de los planes de estudio de estos contenidos, y una segunda acción, la remoción de los tímidos avances presentes en la política y reglamentación del país, esto lo vemos en la solicitada “revisión” a la norma del aborto terapéutico.
Luego de esto, si tuviéramos que perfilar que tipo de sociedad negadora se configura a través de los relatos dominantes de este gobierno, podríamos señalar algunas características: neoextractivista, antiobrera y conservadora.
Ante este escenario, Ellacuría nos recordaba lo complejo que significa incidir en sociedades desiguales, en donde precisamente la política no está al servicio de la ampliación de los derechos de las personas, sino impulsada en la defensa de los intereses y privilegios de unos u otros grupos. Como un primer aporte, el padre Ignacio nos recordaba que la discusión y disputa de este escenario debe tener tres pies: en lo que tiene de verdadero-falso, justo-injusto y lo que tiene de ajustado o desajustado, desde la corporalidad, crítica y negación de esa mayoría que padece el poder.
En una próxima entrega, volveremos sobre esa sociedad que padece el poder, o cómo podríamos llamar la sociedad negada.
El asesinato de un líder narco dentro de una escuela en Limón y colateralmente de un trabajador del centro educativo por proteger a una niña estudiante ha causado gran conmoción. A raíz de este hecho el director del OIJ dio declaraciones interesantes en Canal 7.
Expresó que, si se separan las estadísticas de homicidios por provincias o sectores geográficos, Limón tendría una tasa de 32 homicidios por cien mil habitantes, TASA SIMILAR a México y otros países igual de violentos.
Por supuesto parece que nadie en Costa Rica ha comprendido la gravedad de esta afirmación. Realmente nos escandalizamos por los crímenes en México, El Salvador y otros países, y nos alarmamos con Los Zetas, Los Templarios, el Chapo y demás grupos narcotraficantes, o Las Maras Salvatrucha en El Salvador, grupos organizados que parece que no tenemos en el país, aunque las tasas en Limón y Puntarenas sean semejantes a las de esos países. Este hecho crea alarma y estupefacción, estupor, nos deja pasmados, con los pelos de punta. ¡¡A ese nivel estamos en los Puertos!!
El señor Espinoza agrega que la criminalidad en Limón o Puntarenas no puede enfrentarse solo a nivel policial o represivo ya que los problemas delincuenciales obedecen a causas sociales, desempleo, pobreza, disgregación familiar, etc. Y mientras no se resuelvan esas que son las verdaderas causas, los problemas continuarán.
El entrevistador le pregunta sobre la influencia del narcotráfico. El director del OIJ hace dos afirmaciones contundentes: Costa Rica se ha convertido en una gran bodega de cocaína y en uno de los MAYORES EXPORTADORES DE COCAÍNA del mundo. Tremenda revelación dicha por uno de los más altos dirigentes policiales. Sin embargo, los dirigentes políticos no le dan la importancia requerida al tema y creen que con escáneres o redadas podrán resolver o menguar la situación. Tengamos presente que el problema del narcotráfico en vez de reducirse, como nos pregonan todos los ministros de Seguridad y presidentes, crece continuamente hasta los niveles que revela el director del OIJ.
El asunto de la influencia de las drogas sobre la delincuencia me recordó que en Las Maras de El Salvador el negocio de las drogas no es el más importante, sino que es secundario, porque el territorio salvadoreño no es lugar de paso de la cocaína. El negocio de Las Maras es principalmente la EXTORSIÓN lo que les ha permitido dominar grandes territorios donde impera su ley y ha obligado a los gobiernos de turno, incluyendo al actual, a establecer negociaciones y pactos de tolerancia. Dicen que la represión contra Las Maras empezó cuando estas pasaron de hacer negocios de los barrios pobres a los barrios de los ricos. La extorsión fue el negocio inicial también de la mafia neoyorquina y estadounidense, como vimos en la película El Padrino II.
El negocio de la droga no es la causa primaria de la problemática criminal, sino que son las condiciones de miseria, desempleo, desesperanza o violencia en que viven miles y miles de jóvenes.
Los gobernantes de este país deberían tomar muy en serio que están parados sobre una bomba de tiempo, que no se resolverá con más represión y violencia, sino con salarios justos, empleos, oportunidades o educación que abran otro horizonte para Limón y Puntarenas.
Esta guerra entre Rusia y Ucrania es la última guerra preventiva en pleno siglo XXI. Fuente: https://wsimag.com/
A propósito de la invasión de Rusia a Ucrania
7 ABRIL 2022,
Juan Jaramillo Antillón
Abraham Lincoln, habiendo sido elegido presidente de los Estados Unidos, pero iniciándose en su periodo una guerra civil, entre los estados del norte y del sur (esclavista), decía:
Nosotros rezamos al Señor para que sea nuestra la victoria, porque creemos tener la razón. Pero los del bando contrario le rezan también pidiéndole la victoria, porque creen estar en lo justo. ¡Qué pensará el Señor de nosotros!
La guerra en la sociedad es la más cruel de las violencias, ya que no respeta edad, sexo, discapacidad, religión, ideología, trabajo y, además, destruye la infraestructura de los pueblos o países, y, sobre todo, lesiona la identidad que se estaban forjando los niños; figuras inocentes dentro del juego de la maldad de destrucción político militar de los hombres.
Desde la antigüedad remota al presente el hombre se dio cuenta de que, mediante la agresión que poseía como carácter innato para defenderse, si esta la ejercía en forma violenta, ya sea individual o en grupo, contra otros seres humanos podría obtener cosas como: alimentos, tierras, riquezas, esclavos, espacios naturales para usufructuarlos, etc. Esa actitud de violencia llevó a los humanos a atacar a otros humanos, conquistando así lo anterior, pero destruyendo y matando sin una verdadera necesidad y solo por el provecho que obtenía con esa conducta violenta.
Primero fabricaron armas con piedras y lanzas usando palos de los árboles, luego arcos y flechas, posteriormente hachas y mazos con los que lograban matar con mayor eficacia a los oponentes. Al aparecer los sumerios, en la Mesopotamia hace unos 6,000 años y en otros lugares, se agruparon en poblados y luego en ciudades, y, para proteger sus cultivos de las hordas nómadas que se los querían robar, organizaron grupos de personas para cuidarlos y defenderse de ellos. Con el tiempo a esos grupos se les llamó policías, y luego tropas o ejércitos.
Pero, al tener un ejército protector, surgió la tentación de conquistar otros pueblos o ciudades-estados y, desde entonces esto ya no nunca paró. Las herramientas para uso individual mediante la fuerza física pasaron a segundo plano al inventarse la pólvora, los rifles, los cañones y las bombas y entonces cada pueblo (si podía) y para no estar indefenso se dedicó a buscar cómo obtener las mismas y, armarse hasta los dientes para defenderse según se decía.
Fue así como comenzó desde hace siglos una carrera armamentista que persiste en la actualidad y que eufemísticamente las autoridades civiles y militares de cada país señalan es solamente para obtener el respeto y el temor a una represalia de un «probable agresor o enemigo». Pero, lamentablemente, el marco de la lucha violenta se fue ampliando hasta llegar a la Primera y Segunda Guerras Mundiales de inicio en los años de 1914 y 1939, donde los cultos y cristianos pueblos de Europa se enfrentaron destructivamente, extendiendo la guerra al Asia y haciéndola general. Lo peor es que los pueblos de Alemania e Italia y Japón fueron inducidos mediante el engaño a ir a la guerra sin una justificación adecuada.
No se entiende como los gobiernos de Europa cuando Hitler se anexó Austria, y luego Checoslovaquia, continuaron creyendo en sus cantos de paz, si, este megalómano dictador nazi había escrito lo siguiente:
La naturaleza no ha reservado el suelo europeo para su posesión para ninguna nación en particular, por el contrario, este suelo existe para el pueblo que tenga la fuerza para expropiarlo (Mein Kampf).
Después de un inicio triunfal del grupo nazi-japonés, los llamados «aliados», los Estados Unidos, Canadá, Rusia, e Inglaterra, y otras naciones devolvieron con sus armas la destrucción creada por los otros, dejando devastada la infraestructura de los invasores y devolviéndoles así todo el daño que habían provocado y dejándolos en ruinas con una pérdida de vidas humanas estimada en 60 millones de personas, quedando al final Europa y Japón destruidos.
Quedaron vencedores en 1945, dos grupos antagónicos ideológicamente hablando. Por el área del liberalismo, el capital y la democracia, los Estados Unidos, Canadá y los países del centro de Europa. Y la Unión Soviética y los países europeos adyacentes, así como China, Vietnam, y otros con ideología comunista. De todos es conocido cómo la Unión Soviética, con el ascenso en 1985 de Mijaíl Gorbachov, con el tiempo se fragmentó en Rusia y diversos países, quedando Rusia muy debilitada militarmente en cuanto a la división clásica de marina, ejército de tierra y aire, si se compara con la época recién pasada, pero infinitamente superior militarmente por ser una de las tres grandes potencias nucleares, junto con los Estados Unidos y China. Entre los tres pueden destruir varias veces a la humanidad.
Debemos apuntar que quien recurre a la guerra, se justifica aduciendo que lo hace por un motivo justo y señala que fue provocado por el contrario que traicionó su confianza de alguna manera. Para ello poseen sistemas de propaganda con expertos para convencer a las masas de su país de apoyar su decisión de hacer una guerra (mediante la violencia armada), y usualmente logrando que su pueblo se entere de lo sucedido, únicamente mediante sus medios de prensa.
Siempre existe un país agresor y uno agredido, al agresor no le agrada que lo señalen así. Al final solo los vencedores son los que pueden justificar su manera de actuar.
Debemos subrayar que ni Rusia ni los Estados Unidos son santos para confesarse con ellos, pues ambos representan a naciones que en diplomacia se dice que «no tienen amigos, solo intereses» y para demostrar eso voy a señalar los prolegómenos de esta guerra de Rusia contra Ucrania, cuyos antecedentes se remontan a antes de la Primera Guerra Mundial. En esa época Ucrania era un país independiente, pero, al formarse la Unión Soviética, esta la absorbió, pese a no desearlo ella, ya que, era el granero de Europa y Stalin les quitaba sus cultivos y aterrorizó y masacró esa nación por años.
Al desintegrarse la Unión Soviética en 1989 quedó como Rusia y una serie de países que conformaban la Federación Rusa, quedando Ucrania independiente, pero supuestamente bajo el amparo de Rusia y con presidentes prosoviéticos. Sin embargo, en el 2014 el pueblo derrocó al último de esos presidentes (según Putin, con ayuda de EE.UU.) y fue elegido en su lugar un «comediante» llamado Volodimir Zelenski (durante esta guerra ha demostrado ser todo un valiente señor) quien, escuchando el clamor de democracia de su pueblo, estaba tratando de lograr que su país entrara a la organización militar europea y de Estados Unidos, la OTAN. Putin no acepta el expansionismo de la OTAN, pues se acercaba a su país, y por ello esta invasión, que de todos modos era esperada, ya que en el 2014 se había anexado la península de Crimea aduciendo que el 60% era una etnia rusa que hablaba dicha lengua, además de estar una base naval de Rusia. Por otra parte, una Ucrania democrática era un mal ejemplo para Rusia.
De última hora y debido a la tremenda destrucción de su nación, hoy 15 de marzo, Zelensky dice a la prensa que él promete que Ucrania no entrará a la OTAN.
Esta guerra entre Rusia y Ucrania es la última guerra preventiva en pleno siglo XXI; lamentablemente, según la prensa, se está cometiendo un genocidio con el pueblo de Ucrania, ya que hay un exterminio sistemático no solo de la infraestructura, sino de vidas en las ciudades de Mariúpol y Kiev. Ahora todo depende de la capacidad para infligir daño al ejército ruso de parte de los militares ucranianos, y de la resistencia del pueblo.
Antes de hablar de la otra injusta guerra preventiva en este siglo, pero, en este caso, provocada por los Estados Unidos y otros países contra Irak, paso a señalar lo siguiente.
De 1979 a 1992 existió una guerra entre la Unión Soviética —luego Rusia— en contra Afganistán, donde el ejército soviético apoyó a la fracción socialista gobernante de ese país, que estaba enfrentado a los muyahidines, un grupo de guerrilleros afganos islámicos que pretendían el poder. Estos pudieron resistir a los rusos, debido a que los Estados Unidos, Inglaterra, Arabia Saudita e Irán (increíble la asociación) apoyaron con armas y dinero por años a esos guerrilleros de Afganistán. Rusia abandonó esa guerra después de 9 años de lucha y se retiró en 1992. Y Afganistán paso a ser un estado islámico.
Al desintegrarse la Unión Soviética, se formó la República de Chechenia por grupos de separatistas chechenos que declararon la independencia dejando de lado a los políticos prorrusos, por lo que, en 1994 el ejército ruso trató de recuperar esa República peleando (la primera guerra) sin lograrlo hasta el año 1996, fecha en que el ejército ruso dejó ese país. Sin embargo, las luchas entre facciones socialistas y de partidarios del islam, creaban gran inestabilidad, por la que Rusia amenazaba con invadir. Por esos tiempos un grupo de separatistas terroristas del islam provocaron atentados con muertes de ciudadanos soviéticos en varias ciudades rusas. Aunado a eso un grupo checheno proislamita y separatista invadió a su vecino Daguestán prorruso, y, entonces en 1999 Vladimir Putin ordenó un nueva la invasión rusa a Chechenia (la segunda guerra) para debilitar sus defensas. Después de un asedio feroz de varios meses de su capital Grozni, fueron vencidos. He señalado lo anterior para que no espere el pueblo de Ucrania una paz con Rusia, lamentablemente, van a ser masacrados por el ejército de esta nación quienes están ya bombardeando sin piedad a las ciudades de Mariúpol y Kiev, bajo la estrategia del terror acostumbrada ya por Putin en Chechenia, y ahora los habitantes de Ucrania viven bajo sus escombros, sin agua, luz, calefacción y alimentos y sus calles llenas de muertos, provocado todo ello para que se den por vencidos.
No olvidamos también que, después de la disolución de la Unión Soviética en el año 1991, Georgia había conseguido la independencia de Rusia (Moscú), pero, en el 2018 Rusia le hizo la guerra a Georgia al apoyar a dos separatistas y autoproclamadas Republicas, Osetia al sur y Abjasia (ambas siempre habían sido prorrusas, aunque pertenecían a Georgia). El ejército ruso aplastó al de Georgia y esta perdió la guerra y las regiones.
En septiembre del 2001 el pueblo de los Estados Unidos vio con horror cómo su país, el más fuerte del mundo militarmente hablando, fue atacado en su propia tierra por un grupo de terroristas islamista que destruyeron dos edificios de Nueva York, llamados las Torres Gemelas, asesinando a tres mil personas. La respuesta fue un justo y contundente ataque contra Afganistán (país al que habían ayudado a combatir contra Rusia), y gobernado por los talibanes que albergaba al grupo terrorista de Al Queda cuyo cerebro era Osama bin Laden, un rico terrateniente de Arabia Saudita. Muy rápidamente los estadounidenses derrotaron a los talibanes y los exilaron. Después de 20 años de ocupación y habiendo fracasado en democratizar esa nación, salieron a toda velocidad en septiembre del 2021.
En el presente siglo XXI la otra guerra «preventiva» injusta ha sido la Invasión de Irak en el 2003, por los Estados Unidos y otros países, aduciendo que Sadam Husein, su presidente, tenía armas de destrucción masiva, pese a que, las Naciones Unidas (ONU) había señalado que no era cierto, lo que en realidad se deseaba era el control de su petróleo y tener un país supuestamente democratizado en el Medio Oriente. Nunca se demostró la existencia de esas armas; al final los norteamericanos dejaron Irak varios años después en el 2011. Esta guerra tuvo un gigantesco costo en dinero y vidas, que, como siempre, lo pagó el pueblo norteamericano, dejando a Irak muy destruido, con un gobierno poco popular y lleno de terrorismo entre las facciones chitas y sunitas de ese país.
Recordemos también que, para el pueblo de los Estados Unidos, el abandono de Afganistán significó no solo una derrota militar, sino sobre todo una sangría económica, ya que mantener una guerra como esa por 20 años, tuvo un costo de $2.3 billones. Pero, sí hubo ganadores, ya que fue un gran negocio para la industria de guerra de ese país donde varias empresas privadas se llenaron los bolsillos con miles de millones de dólares gracias a contratos con el Pentágono.
Lo que es difícil de entender, es, cómo es posible que la «inteligencia militar» de los Estados Unidos haya podido creer que Afganistán e Irak, pueblos cuya religión es el islam puedan ser adoctrinados ideológicamente tratando de hacerlos democráticos, ya que para eso deberían dejar su religión donde el Corán rige todas las actividades de la vida de los pueblos. Por cierto, ni siquiera Alejandro Magno, que conquistó Persia (que incluía a Irak) y el resto del mundo conocido, quiso conquistar Afganistán ya que consideraba esas inhóspitas montañas y a sus guerreros, difíciles de dominar.
Sigmund Freud, escribió a propósito de la guerra:
La evolución no hace más dóciles y humanas las técnicas bélicas, sino que las convierte en más crueles e insoportables… Nos sentimos confundidos al no poder reconocer la diferencia entre el extranjero y el enemigo, se descubre que la rivalidad y la enemistad están dentro de nosotros mismos… Esto se deriva del hecho de que ser hombre no equivale para nada a tener humanidad; además, la guerra marca el final del sueño de una existencia pacífica.
Se ha señalado que para evitar las guerras tiene valor la frase si vis pacem para bellum: «si quieres la paz, prepara la guerra», como una primicia preventiva para evitar un conflicto, supuestamente del famoso general y filosofo chino Sun Tzu, quién en el año 544 a. C., señaló que lo anterior puede dar resultados. Sin embargo, hay muchos ejemplos a través de los siglos que contradicen esto, ya que en la antigüedad al armarse un país con el correr del tiempo atacaba a otros.
Ejemplo de esto, las constantes guerras entre las ciudades/Estados de las civilizaciones sumerias, acadias, babilonias, asirias, Persia contra los griegos, Esparta vs Atenas, esta contra Tebas, Macedonia contra todas las griegas, Alejandro conquistando Persia, los romanos conquistando el mundo, y peleando entre sí y por las provincias y mucho antes, las luchas de los cananeos contra los israelitas y estos contra los filisteos y luego contra los palestinos; los mongoles descendientes de Gengis Khan invadiendo China y luego el Oriente Medio y hasta Europa y lo mismo los hunos de Atila; el profeta Mahoma después de apoderarse de Medina y la Meca, sus seguidores los musulmanes conquistando tierras en el Medio Oriente y hasta España y la actual Turquía.
La guerra de los Estados Unidos contra España por Cuba y Filipinas. La invasión del ejército norteamericano contra México, perdiendo este parte de su territorio. Las luchas entre la India y Pakistán por Cachemira. La invasión de japón a China. La guerra entre las dos Coreas. Las innumerables guerras entre los pueblos africanos. Las guerras ya descritas de Afganistán, Chechenia y Irak, y para no llenar páginas y páginas de las guerras habidas entre otros pueblos y países, finalmente llegamos a la invasión y guerra de Rusia contra Ucrania del momento actual. Lo raro es pues que el mundo tenga momentos de paz duraderos, hasta hoy el «hombre ha sido el lobo del hombre» como señalaba el filósofo Hobbes.
Por cierto, la sentencia latina citada antes y achacada a Sun Tzu, al parecer, en realidad pertenece al escritor romano de temas militares del siglo IV, Flavio Vegecio. Y subrayamos que a fin de cuentas no parecía estar equivocado, si un país se prepara para la guerra, evita esta. Pues desde 1948 al 2021, aunque ha habido muchas guerras y enfrentamientos entre países, sin embargo, no se ha presentado otra guerra mundial, debido al carácter disuasorio de las armas nucleares en posesión especialmente de los Estados Unidos, Rusia, China, la India y Pakistán e incluso Israel; esto ha evitado que los países árabes y musulmanes veinte veces más numerosos y que lo rodean, no la hayan vuelto a atacar.
La razón para evitar una guerra entre naciones con armas atómicas que podría dar como resultado la aniquilación total de los países enfrentados es precisamente ese elemento disuasivo. Ahora bien, en este momento hay el gran peligro de si Rusia continúa avanzando más allá de Ucrania hacia los países de la OTAN, o si esta y los Estados Unidos deciden, debido al genocidio a que Rusia está sometiendo a Ucrania, darle protección aérea o militar por tierra, la Tercera Guerra Mundial puede estallar.
El general prusiano Karl von Clausewitz decía que la guerra era la continuación de la política por otros medios y que usualmente los contendientes recurrían a esta cuando se estimaba que las ganancias superarían a las perdidas potenciales. Según él, este era el elemento racional de una guerra; los otros eran el odio, la enemistad y la violencia primitiva. Maquiavelo señalaba que, las causas que impedían la unificación entre las ciudades-estados de Italia eran diversas y complejas y generaban odios y pasiones entre facciones, pero había que llegar a un acuerdo al inicio buscando comprender las causas del enfrentamiento, y hacerles saber las consecuencias de una guerra con pérdida de vida y bienes materiales para disuadirlos de una guerra, ya que una vez que esta se inicia es casi imposible detenerla.
Albert Einstein, después de ver como su fórmula matemática E=mc2 había dado lugar a la bomba atómica, se volvió un pacifista fanático y luchó toda su vida para tratar de crear una institución supranacional más poderosa que la ONU, con el fin de que esta impusiera la paz y prohibiera la creación y uso de armas atómicas. Algo que no se ha logrado aún. Él decía «si surge una tercera guerra mundial, los pocos hombres que quedarán, harían una cuarta guerra solamente con piedras, pues serían las únicas armas que conseguirían».
Finalmente, a propósito del empleo de armas atómicas, voy a dar a ustedes un resumen de un discurso que Gabriel García Márquez envió para ser leído al inaugurarse la Universidad de la Paz en Costa Rica.
Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados alterará el curso de los océanos y los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes y los pájaros no encontrarán el cielo, las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sáhara, la vasta Amazonia desaparecerá de la faz del planeta… Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio… solo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.
SURCOS comparte un video de un minuto producido por el Movimiento No Más Acoso CR, en el cual se ofrecen datos y una reflexión acerca del suicidio y su impacto en la vida de las personas, las familias y las comunidades.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Durante la primera ronda electoral desarrollada en Costa Rica, se convocó a las personas candidatas a una actividad de divulgación preparada por una cadena de restaurantes de comida rápida. Se trataba de una acción comunicativa, una performance en las que se buscaba la interacción con sus partidarios, generar contenidos, imagen.
De alguna forma, esta actividad es expresiva de un listón demasiado bajo que se desarrolló durante esa contienda electoral y que continuó sin disimulo durante la segunda ronda, en la que los temas de fondo han sido tamizados, casi desdibujados por una seguidilla incontestable de discursos y contradiscursos que no contribuyen a fortalecer el diálogo democrático en una sociedad profundamente atomizada, polarizada, socavada en sus cimientos de convivencia y disminuida en sus horizontes de futuro, en particular para las personas jóvenes y las poblaciones vulnerables.
Lejos de acrecentar la búsqueda de calidad en el debate, lo que hemos observado con preocupación es la crispación de los contenidos, la trivialización de temáticas que son centrales para las subjetividades, como la violencia de género o el suicidio en personas jóvenes. La comunicación, si es que existe tal cosa, se ha ocupado de enmendar la plana y vaciar de contenido el lugar que otrora ocupaban las propuestas, el intercambio de ideas, el diálogo democrático.
Con la «redsocialización» del juego electoral en Costa Rica, se ha terminado por magnificar la forma por el fondo, ese donde yace en lo profundo un modelo por armar de una sociedad desarmada. A la espera por una reconstitución, una refundación necesaria y urgente, las ideas han sido sustituidas por una concatenación de palabras sin mucha argumentación, los personajes en contienda terminan siendo eso: personajes construidos por casas publicitarias cuyas matrices están bastante lejos de la geografía y la configuración costarricense.
Al calor de las hamburguesas y las papas trans, podríamos haber advertido una especie de premonición de un proceso electoral obeso, casi mórbido y sin una sola gota de sudor en su esfuerzo físico, que poco se ha preocupado por ir en busca del reencantamiento de ese electorado una y otra vez perfilado en estudios rigurosos y serios sobre sus principales características.
En su trabajo sobre Cultura Política e intención de voto en la segunda ronda electoral 2022 desarrollado por el Programa Umbral Político del Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) de la Universidad Nacional, en Costa Rica, se aborda una tipología que incluye votantes tradicionales (aquellos con costumbre arraigada e interesada en la política y que se presentaron a votar durante la primera ronda), votantes flotantes (tienen un menor interés en la política, fue a votar en la primera ronda y tomó su decisión con pocos días de anticipación) y los votantes apáticos (que nunca o casi nunca conversan de política con nadie y no asistió a ejercer su voto durante los comicios de febrero). Son estos, los rasgos subjetivos que las propuestas en contienda deben ir a buscar, refrendar aquellos que si están claros en la cuestión política y tratar de convencer a estos apáticos o flotantes.
Sin embargo, la escasa propuesta comunicativa se ha centrado en otros discursos y lenguajes, más acordes con la cercanía de ese elector al mercado que lo construye y menos a su consideración como ciudadano.
Una sociedad que apuesta más por la igualdad en el mercado, produce propuestas y respuestas abigarradas en las que sentidos de pertenencia, identificaciones y lealtades son mediadas por las capacidades de consumo, inclusive aquellas vinculadas con el consumo de las propuestas electorales. Por esas razones, pareciera entonces que al electorado le da lo mismo adquirir un combo agrandado y con muchas salsas o escoger entre propuestas que lo han tratado como eso, un consumidor más que un ciudadano.
Es esta una hora crítica para Costa Rica. Venimos sorteando las olas pandémicas sobre un sistema de salud que ha resistido dada su consideración como prioridad por el modelo instalado en Costa Rica entre los años cincuenta y los años ochenta del siglo pasado. Sobre ese sistema de salud, ahora sobrepasado y fatigado, nos preparamos para dar el salto hacia otro estadio de convivencia con nuevas variantes y mutaciones que vendrán seguramente en los próximos años.
Pero la desigualdad, pero la desconfianza, pero la pobreza, pero la desintegración, pero la discriminación, pero la violencia, pero la acumulación por despojo… todo esto bien vale un replanteamiento serio. Quitar las papas trans de la mesa y sentarse a conversar, a repensar, redefinirnos. Colectivamente.
Carta abierta del Movimiento Diversidad Abelardo Araya a los candidatos presidenciales Figueres Olsen y Chaves Robles
(18 de marzo de 2022)
Lamentamos y rechazamos con indignación las declaraciones de los dos señores candidatos, cuando hacen suyo el falaz concepto de “ideología de género”, para, sobre esa base, comprometerse a intervenciones en el Ministerio de Educación, y a la realización de cambios diversos, no precisados, en los programas educativos, para, presuntamente, eliminar esa tal “ideología”. Es llamativo que ninguno de los dos candidatos haya explicado qué significado atribuyen a ese concepto, pero, en cambio, si se muestran deseosos de “suprimirlo”. Reconocemos que el señor Figueres Olsen, ha intentado rectificar su posición, pero advertimos que sus ambigüedades y contradicciones siembran muchas dudas, y hacen necesario mantener una actitud de alerta y vigilancia permanentes. Al momento de escribir esta nota, desconocemos si el señor Chaves Robles ha brindado alguna aclaración en relación con sus afirmaciones, las cuales fueron de tono muy fuerte.
En relación con todo este penoso asunto, manifestamos lo siguiente:
Es educar en materia de derechos humanos. De lo que se trata es de promover una educación que promueva una comprensión clara y una cabal aplicación de los derechos humanos, reivindicando, en particular, que la mayor riqueza del género humano es su diversidad y heterogeneidad. Lo cual atiende no solo a las diversidades sexuales y de género -que es evidentemente lo que perturba a los representantes religiosos- sino también, e igual de importantes, a cuestiones tales como la fe religiosa, el color de la piel, la etnia, la condición socioeconómica, la tradición cultural, las situaciones de discapacidad, rasgos físicos particulares, etc. La educación en derechos humanos, es una educación para el cultivo del respeto y la paz, es aprender a convivir reconociendo la dignidad de cada ser humano, inclusive en relación con aquello que, de alguna forma, marca una diferencia respecto del grupo mayoritario o de la cultura hegemónica.
Es educar, asimismo, para una sexualidad basada en el respeto mutuo y la responsabilidad compartida. La sexualidad humana envuelve múltiples facetas: afectivas, espirituales, emocionales, médicas, biológicas y anatómicas. También sociológicas y culturales. La educación sexual debe integrar, en forma balanceada, todos esos aspectos. Pero también es obligatorio reconocer que, por muchas razones que transcienden la institución educativa, las personas jóvenes inician su vida sexual a edades cada vez más tempranas. Por lo tanto, es sobre todo necesario educar para el respeto mutuo y la responsabilidad compartida.
¿Es tan difícil entenderlo? Decepciona e indigna que, en vez de entrar en consideraciones de fondo, en relación con asuntos tan fundamentales, los candidatos se dejen arrastrar por un concepto falaz, un distractor que impide trabajar en lo realmente importante, y el cual pone en riesgo la observancia de los derechos humanos, y la vigencia de una educación sexual seria e integral, que, inspirada en los mismos principios de los derechos humanos, reivindique la dignidad fundamental inherente a toda persona humana.
La discriminación y la violencia contra las poblaciones LGBTIQ+ siguen vivas y continúan causando mucho daño y sufrimiento. Al asumir acríticamente el concepto de “ideología de género”, los candidatos, por ignorancia o de forma deliberada, se pliegan a una agenda que niega los derechos humanos de esta población, y que, por ello mismo, perpetúa y consolida las múltiples formas de violencia y discriminación que la siguen afectando:
Sigue habiendo violencia y discriminación en el ámbito laboral.
Las hay también en los espacios educativos.
Se vive esa violencia incluso, y con mucha más frecuencia de la que mucha gente imagina, en la propia familia.
También en las calles y en los espacios públicos.
Se siguen enfrentando limitadas oportunidades educativas y laborales, lo cual es especialmente grave en el caso de las personas trans.
La libre vivencia del amor y la afectividad, así como de la identidad de género asumida, siguen enfrentando intolerancia y rechazo.
Y resta mucho más por trabajar. Los anteriores son asuntos mencionados y discutidos con cierta frecuencia. Hay algunos otros que muy raramente reciben atención, pero que son igual de importantes:
Se carece de políticas públicas para la prevención del VIH, el cual causa devastación entre la población gay y trans (como también entre hombres que tiene prácticas homosexuales más o menos ocasionales, con grave riesgo para su esposa o compañera).
Se ha lanzado un manto de invisibilidad y silencio sobre la situación de las personas LGBTIQ que son adultas mayores, y que enfrentan una vejez amenazada por la soledad y el abandono, y por renovadas formas de discriminación.
Los crímenes de odio, que hoy, como a lo largo de décadas, se siguen presentando con más o menos regularidad, y permanecen invisibilizados, cubiertos por un manto de negación y ocultamiento.
No se presta atención a las situaciones, especialmente desventajosa, de quienes viven en zonas rurales, alejadas de los centros urbanos.
Tampoco se le da importancia a la situación de quienes se desenvuelven en ámbitos laborales (como la construcción o las plantaciones agroindustriales), donde se viven ambientes especialmente violentos y tóxicos.
Las oportunidades para la participación en el mundo de la política son casi nulas.
En otros ámbitos, como el deportivo, continúan vigentes la violencia y la exclusión.
Nuestra lucha es por TODOS los derechos humanos, no solo los de las poblaciones LGBTIQ+. Y al decir esto, debemos llamar la atención sobre los retrocesos que en los últimos años se vienen manifestando en diversos ámbitos:
La violencia sistemática contra los pueblos indígenas, el despojo de que son víctimas y la inacción del Estado, en general, y, en particular, de la policía y el Poder Judicial, lo que alienta la impunidad.
Los limitados derechos conquistados por las mujeres, se ven empañados por grandes déficits -en el mundo laboral, empresarial y político, por ejemplo- y todavía más en virtud de la persistente violencia que, en la multiplicidad de sus manifestaciones, lástima su dignidad y les roba la tranquilidad a que tienen derecho, y cuya expresión más dramática y extrema, se da en la terrible recurrencia de los femicidios.
Hay violencia contra los derechos humanos en legislaciones de reciente aprobación:
La regla fiscal, incorporada en la Ley N° 9.635 (Fortalecimiento de las Finanzas Públicas), violenta múltiples derechos humanos de la población costarricense.
La Ley N° 10.159 (Ley Marco del Empleo Público), hace violencia directa sobre derechos laborales fundamentales, que han sido reconocidos como derechos humanos en el pleno sentido del concepto, según deja claramente sentada la reciente opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).
La ley N° 9808 (Ley para brindar seguridad jurídica sobre la huelga y sus procedimientos), claramente atenta contra el derecho ciudadano a protestar y expresar su disgusto y malestar.
Somos una organización comprometida con la democracia y el Estado de derecho. Por eso denunciamos con mucha preocupación, la forma como la citada Ley Marco del Empleo Público, violenta tanto el principio democrático fundamental de la división de poderes, como las autonomías constitucionalmente definidas. Con verdadera alarma observamos cómo se reescribe la Constitución y se debilitan los pilares fundamentales de la democracia y el Estado de derecho.
Estos son los temas que deberían preocupar a los candidatos presidenciales, en vez de dejarse llevar por la retórica falaz de la tal “ideología de género”. Es su responsabilidad clarificar su posición sobre estos asuntos, en forma seria, fundamentada y transparente. Les solicitamos, de forma respetuosa y muy encarecida, que así lo hagan. Es lo que corresponde, por un imperativo de respeto hacia la ciudadanía costarricense.
Cada día 8 de marzo se celebra en todo el mundo el día internacional de la mujer. La palabra celebración tiene una connotación de festividad. Sin embargo, aunque hay muy gratas razones para festejar, porque la mujer es madre, hija, hermana, esposa, compañera y luchadora sin par en la vida, por otro lado, la discriminación, el maltrato, la violencia, el crimen, la exclusión social que subsiste en el mundo contemporáneo especialmente contra ellas, me llevan a hacer una pausa para reflexionar sobre todo ello.
¿Por qué hoy la mujer, no obstante ocupar un lugar tan central en la vida de todos los seres humanos, ha sido a lo largo de los tiempos y continúa siendo vilipendiada o denigrada, y es víctima de la exclusión social?
Una de las autoras que desarrolla con mayor profundidad los orígenes de la segregación de las mujeres del mundo de lo público, lo fue Hanna Arendt. Arendt se transporta al mundo de la “polis” griega, en la que mientras el hombre, postula ella, se desenvolvió “libremente” y era el conductor de la ciudad estado, la mujer había quedado confinada a la vida privada, a cargo de las tareas de la producción (principalmente la agricultura) y, nada menos que la atención de la vida de los párvulos en el hogar. Las tareas de la producción en la “polis”, la mujer la compartió con los esclavos, siendo muchas de ellas parte de este estamento, denigradas, sojuzgadas por “el hombre”. De esta manera, la producción en el mundo antiguo fue concebida como una tarea del ámbito privado, de la cual estaba sustraído el hombre “libre”. No sería sino hasta el renacimiento, que la producción material escalaría del ámbito de lo privado a lo público, y fue hasta entonces que nació la economía política: conjunción de las esferas de lo privado con lo público. Sin embargo, la economía pasa al ámbito de lo público, sin que la mujer que había sido en la “polis” griega el sujeto fundamental de su accionar, se hubiese podido liberar de las ataduras que la anclaban a la vida privada. En ella, en la vida privada, la mujer permaneció por siglos, despojada de derechos civiles y políticos y cosificada por el hombre.
En tal virtud, en la “polis” griega la mujer, aún cuando cumplió un relevante papel social, se vio permanentemente relegada de las decisiones fundamentales que se tomaban sobre la administración de la ciudad, tanto en la guerra como en la paz. La importancia de esta aseveración de Arendt radica en que, esta circunstancia afectó a todo occidente en su modo de vida, en su pobre concepción de la mujer que, en gran medida ha trascendido hasta el presente; no obstante, los indudables progresos alcanzados por ellas, principalmente merced a sus luchas.
Una de las mujeres que más han ayudado a caracterizar la vida de las mujeres y las circunstancias adversas que la han acompañado hasta hoy, ha sido la intelectual académica y política de origen mexicano, Marcela Lagarde. Ella fue quien primero acuñó el término de “femicidio” para referirse a los crímenes contra mujeres, cometidos por hombres, debido a su género. Como congresista que fue Lagarde, en calidad de militante del partido comunista, impulsó la “Ley General para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”, la cual fue aprobada en el año 2007. Esta ley ha tenido una importancia señera en muchos otros países, en donde este término pasó a formar parte de la legislación penal y de Derechos Humanos. La misma Corte Interamericana de Derechos Humanos se apoyó en esta legislación para condenar al gobierno mexicano en el 2009, por el asesinato de tres mujeres en ciudad Juárez.
Lagarde ha recorrido “el mundo” denunciando el “femicidio”, crimen contra mujeres a manos de hombres poseídos de una mentalidad machista. El “machismo” es a su vez hijo de la sociedad patriarcal, que en lo medular prevalece en el mundo de hoy. Para Rita Segato, antropóloga argentina, una de las principales impulsoras del feminismo en América Latina, la sociedad patriarcal es aquella en la que los hombres se apoderan del territorio (la propiedad), tienen el poder primario y predominan en roles de liderazgo político, autoridad moral y privilegio social. Por ende, los hombres con esa mentalidad se creen “dueños” de los cuerpos femeninos. En el patriarcado el dominio del “macho” se institucionaliza y la mujer queda invisibilizada, así como todo lo que es considerado “lo femenino”, creando una situación de desigualdad estructural que está basada en la pertenencia a determinado “sexo biológico” (Cfr. https://diccionario.cear-euskadi.org Puede consultarse, además: Segato, Rita. https://entredichos.trabajosocial.unlp.edu.ar)
A pesar de que el “patriarcado” continúa predominando en la vida social en el mundo entero, tanto Marcela Lagarde como Rita Segato no son pesimistas, pues valoran los pasos que han dado las mujeres en su lucha contra la violencia y el predominio y sometimiento de la mujer por el hombre. Por esa razón, me niego en un día como el pasado 8 de marzo y todos los días en realidad, a no celebrar que haya un día en particular dedicado a las mujeres y sus luchas. La perspectiva de algunas personas de no celebrar y hacer una sutil diferencia entre celebración y conmemoración constituye para mí un error de perspectiva, cuando en el propio diccionario de la Real Academia en su primera acepción se consigna que celebración es “conmemorar, festejar una fecha, un acontecimiento.”
Se lucha por una causa justa, como es la de la igualdad entre la mujer y el hombre, o el destierro para siempre de la violencia contra las mujeres, no solamente porque es “justa”, sino porque se tiene fe en el triunfo de una causa por una sociedad diferente, sin discriminación ni violencia. Para ello hay derecho a celebrar cada triunfo del movimiento feminista, por parcial que haya sido. Las luchas se dan porque se cree en ellas, en la fortaleza del movimiento como su base de sustentación.
Hablando de Marcela Lagarde, escribe la periodista Almudena Barragán en una entrevista publicada en el periódico El País de España en marzo del 2020: “La lucha incansable de la mexicana por erradicar la violencia machista la ha llevado por todo el mundo a dar conferencias sobre su obra y una cátedra lleva su nombre. Pese al horror y un camino lleno de obstáculos, en los ojos y las palabras de Marcela Lagarde hay esperanza. Se aferra a las nuevas generaciones de mujeres que vienen detrás de ella quemándolo todo y haciendo huelga para cambiar las cosas de raíz. “Estoy encantada de ver a las jóvenes en las universidades. Me fascinan, me dirigen, estoy dispuesta a ir con ellas. Me parece que podemos vernos en sus ojos y tenemos que apoyarlas y acogerlas”, dice la antropóloga.” (Almudena Barragán. “Cualquier Mujer en México está en Riesgo Frente a los Hombres”. Entrevista para El País, España, realizada en la ciudad de México. Marzo 5, 2020.)
Marcela Lagarde habla pues de esperanza y de lucha, de lucha incansable de la mujer mexicana por erradicar la violencia machista. Por eso digo ahora que, yo sí regalo flores, a mi madre le regalé, que conocía mis anhelos por un mundo mejor, aunque no hubiese compartido todos mis sueños, sabía por qué luchaba; nunca pensé que un regalo de flores ni a ella, ni tampoco a mis compañeras y amigas a quienes también regaló flores, las iba a desubicar por eso de la meta de erradicar para siempre la violencia, y la irreal supremacía masculina, que únicamente puede serlo en lo brutal, en la fuerza física. Al contrario, se lucha contra la violencia hacia las mujeres por amor a ellas. Y espero tener un espacio en esta causa, para mí una de las más nobles y justas a las que puede aspirar la humanidad. No deseo luchar a la par de ellas para dictarles qué hacer, sino para sumarme como uno más y brindarles solidaridad, acompañamiento y amor. En tal virtud espero se me acepte y a los demás hombres que, como yo lo deseo y lo busco, procuramos una nueva masculinidad.
Por eso brindo cada año por las mujeres, en el día que ellas escogieron como una fecha especial para rememorar las luchas y conquistas alcanzadas, e incorporar los nuevos conceptos que nos ayuden a humanizarnos más y hacernos más entrañables las unas con los otros; siempre que, sin dobleces estemos dispuestos a erradicar el androcentrismo, el machismo y el patriarcalismo de nuestras propias vidas y de la sociedad; es decir, desterrar para siempre el control de los recursos por parte de los hombres sobre las mujeres, incluyendo sus cuerpos y la sexualidad. El androcentrismo nos ha llevado a subvalorar en lo social todo lo que proviene de la mujer, por ello es por lo que se ha invisibilizado a lo largo de la historia todo el aporte de la mujer a la evolución de la especie humana y al desarrollo. Por contraposición se ha sobrevalorado todo lo masculino, hasta las guerras, un producto esencialmente varonil, que se nos ha presentado como si hubiera sido una necesidad, a pesar de la destrucción y el indecible horror humano que arrastran consigo.
Es imprescindible estar claros, como nos dice de nuevo Marcela Lagarde que, de mantenerse la dominación del hombre sobre la mujer, hasta en la familia, se agudizará y ampliará más la brecha entre hombres y mujeres, aumentará la feminización de la pobreza, la marginación de las mujeres y el femicidio tanto individual como colectivo. (Cfr, Lagarde, Marcela. “Feminismo, Género y Patriarcado.” http://www.derecho.uba.ar. Revistas).
Finalmente afirmó que, en cambio, mientras haya mujeres dispuestas a luchar por sus innegables derechos a una vida digna, que implica una plena igualdad con los hombres, y mientras haya varones dispuestos a entender y sumarse a esos sueños de equidad e igualdad entre géneros, habrá razón para el optimismo.
El movimiento FEMINISTA es el fenómeno revolucionario más importante de los últimos 50 años. Si entendemos por Revolución el cambio en las relaciones de poder, el feminismo se propone cambiar las relaciones de poder de manera radical en casi todos los ámbitos de la vida: las relaciones de poder en el Estado, en la familia, en la Iglesia, en la cultura, en la educación… La lucha es contra la raíz de la discriminación generada por un enemigo poderoso que es el Patriarcado, que ha dominado por milenios la vida de la mujer.
Es una lucha por la Igualdad pero mucho más radical porque supera cualquier modelo de producción. Es también una lucha por la libertad y la sororidad, el lenguaje, tan negadas por centurias a las mujeres.
Las mujeres piden básicamente que las traten como iguales, simplemente que no las discriminen. Que les den libertad de disponer de su cuerpo, que les den igualdad en el trabajo, la familia, la cultura, que los ámbitos públicos y privados sean seguros para ellas.
Por eso están contra la violencia ejercida de mil maneras y por milenios contra ellas, por eso están contra los que no les permiten disponer de su sexualidad, de su cuerpo, están contra toda forma de opresión y dominio.
El enemigo es el Patriarcado que, en pocas palabras, es el sistema que reproduce el dominio sobre las mujeres. Contra todas sus manifestaciones lucha y se expresa el feminismo, contra los medios de comunicación que reproducen los estereotipos de las mujeres como objetos, sin valor, contra todos los que no valoran, económicamente hablando, el trabajo de la mujer, incluyendo el doméstico, contra las instituciones que una y otra vez rebajan el papel de la mujer a súbdita y vasalla. Contra todo esto se enfrentan las feministas con fuerza y rabia contenida por milenios.
La revolución feminista es una revolución en marcha; que inició hace varios siglos, desde las luchas para que la Declaración de los Derechos del Hombre las incluyera hasta las luchas por el derecho a elegir y ser electas, por condiciones de igualdad en el empleo y la educación, para solo mencionar unas pocas, ha continuado hasta convertirse en una revolución permanente.
La manifestación del 8 de marzo por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer fue muy numerosa, con una participación muy activa, especialmente de mujeres jóvenes y profundamente convencidas de lo justo de sus luchas.