¿QUÉ PARTE NO ENTENDISTE?

Oscar Madrigal

El movimiento FEMINISTA es el fenómeno revolucionario más importante de los últimos 50 años. Si entendemos por Revolución el cambio en las relaciones de poder, el feminismo se propone cambiar las relaciones de poder de manera radical en casi todos los ámbitos de la vida: las relaciones de poder en el Estado, en la familia, en la Iglesia, en la cultura, en la educación… La lucha es contra la raíz de la discriminación generada por un enemigo poderoso que es el Patriarcado, que ha dominado por milenios la vida de la mujer.

Es una lucha por la Igualdad pero mucho más radical porque supera cualquier modelo de producción. Es también una lucha por la libertad y la sororidad, el lenguaje, tan negadas por centurias a las mujeres.

Las mujeres piden básicamente que las traten como iguales, simplemente que no las discriminen. Que les den libertad de disponer de su cuerpo, que les den igualdad en el trabajo, la familia, la cultura, que los ámbitos públicos y privados sean seguros para ellas.

Por eso están contra la violencia ejercida de mil maneras y por milenios contra ellas, por eso están contra los que no les permiten disponer de su sexualidad, de su cuerpo, están contra toda forma de opresión y dominio.

El enemigo es el Patriarcado que, en pocas palabras, es el sistema que reproduce el dominio sobre las mujeres. Contra todas sus manifestaciones lucha y se expresa el feminismo, contra los medios de comunicación que reproducen los estereotipos de las mujeres como objetos, sin valor, contra todos los que no valoran, económicamente hablando, el trabajo de la mujer, incluyendo el doméstico, contra las instituciones que una y otra vez rebajan el papel de la mujer a súbdita y vasalla. Contra todo esto se enfrentan las feministas con fuerza y rabia contenida por milenios.

La revolución feminista es una revolución en marcha; que inició hace varios siglos, desde las luchas para que la Declaración de los Derechos del Hombre las incluyera hasta las luchas por el derecho a elegir y ser electas, por condiciones de igualdad en el empleo y la educación, para solo mencionar unas pocas, ha continuado hasta convertirse en una revolución permanente.

La manifestación del 8 de marzo por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer fue muy numerosa, con una participación muy activa, especialmente de mujeres jóvenes y profundamente convencidas de lo justo de sus luchas.