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Etiqueta: Vladimir de la Cruz

Extrañamiento, expulsión y extradición de costarricenses

Vladimir de la Cruz

Desde finales de la colonia, a los habitantes de nuestro país, se les reconocía o llamaba “costa ricas”. El territorio que habitaban era parte del Virreinato de España, dentro de la Capitanía General de Guatemala o Reino de Guatemala, como Provincia o Gobernación de Costa Rica, así establecida desde 1573. Antes de esa denominación fuimos la Provincia de Nueva Cartago y Costa Rica. Por aquellos años, 1554, se estableció el Corregimiento de Nicoya o Alcaldía Mayor de Nicoya, que en 1786 se añadió a la Intendencia de León de Nicaragua.

El Reino de Guatemala, como figura, desapareció con la Constitución de Cádiz de 1812, la que fue suspendida desde 1814 hasta 1820.

Por las Cortes de Cádiz, de 1812, se reunió Nicaragua y Costa Rica en una sola unidad político-administrativa hasta 1814.

Como conjunto territorial y poblacional formamos parte de la Real Audiencia de Guatemala hasta los días de la Independencia.

La Independencia nos desligó de toda relación político-administrativa con España. Desde 1821 hasta finales de 1823 empezamos a caminar solos, con las Juntas de Gobierno de esos años.

La decisión de Guatemala de su Independencia, del 15 de setiembre, invitó a que los Ayuntamientos y las Provincias, eligieran diputados, “sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África”, para reunirse en un Congreso y definir de manera conjunta el tema de la Independencia, general y absoluta, y formar un nuevo gobierno regional. Así, se impulsó las Provincias Unidas de Centro de América, desde el 1 de julio de 1823 hasta el 22 de noviembre de 1824, y la República Federal de Centro América, desde marzo de 1824 hasta 1838, como una sola nación soberana, de la cual formamos parte como Estado de Costa Rica, desde 1824, con órganos propios políticos de poder, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, órganos de poder iguales a los que se establecieron para la Federación.

Nos retiramos de la República Federal en 1838. Intentamos volver en 1842 y la muerte de Francisco Morazán, 1842, nos mantuvo separados hasta que en 1848 declaramos, el 31 de agosto, la República de Costa Rica.

El Partido de Nicoya, tomó la decisión de unirse a Costa Rica el 15 de julio de 1824. Las Provincias Unidas del Centro de América y la República Federal de Centroamérica fueron independientes de España, de México y de cualquier otra nación.

Como región independiente empezamos a tomar decisiones importantes. La primera, fue aprobar la primera Constitución Política, la del Pacto Social Fundamental Interino de Costa Rica o Pacto de Concordia, del 1 de diciembre de 1821. A esta le siguieron el Primer Estatuto Político de la Provincia de Costa Rica, del 19 de marzo de 1823, el Segundo Estatuto Político de la Provincia de Costa Rica, del 16 de mayo de 1823, la Constitución de la República Federal de Centroamérica, del 22 de noviembre de 1824, la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica, del 25 de enero de 1825, la Ley de Bases y Garantías, del 8 de marzo de 1841, la Constitución Política del Estado de Costa Rica, del 9 de abril de 1844, la Constitución Política, del 10 de febrero de 1847, la Constitución Política «reformada», del 30 de noviembre de 1848, la Constitución Política, del 27 de diciembre de 1859, la Constitución Política, de 15 de abril de 1869, seguida de la Constitución Política, del 7 de diciembre de 1871, la de 1917, de pocos meses, pues al caer la dictadura de Federico Tinoco se restableció la Constitución de 1871 hasta la del 9 de noviembre de 1949, hija de la Junta Fundadora de la Segunda República, 1948-1949, vigente hasta hoy.

En todas las constituciones políticas se ha definido a los “costarricenses” como «todos los hombres libres naturales de la Provincia o avecindados en ella, con cinco años de residencia gozarán el derecho de ciudadanos con tal que hayan jurado absoluta Independencia del Gobierno Español», se dijo desde 1821. En el Segundo Estatuto se enfatizó que el ciudadano debía ser «adicto decididamente a la libertad de la Provincia», y se eximía el tiempo de residencia «en patriota conocido que por su pericia en algún ramo sea útil al servicio público de la Provincia».

La Constitución Federal estableció que «La República es un asilo sagrado para todo extranjero y la patria de todo el que quiera residir en su territorio», declarando que «todo hombre es libre. No puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos». También estableció la condición de ciudadano a «todos los habitantes de la República, naturales de país o naturalizados en el que fueren casados, o mayores de diez y ocho años, siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos de subsistencia».

En cuanto a la naturalización, la adquisición de la nacionalidad costarricense, se podía obtener cuando los extranjeros manifestaran su decisión de radicar en la República; por servicios relevantes hechos a la Nación, los que así designara la Ley; por cualquier invención útil y por ejercicio de alguna ciencia, arte u oficio no establecidos aún en el país o mejora notable de una industria conocida; por vecindad de cinco años; por vecindad de tres años a los que se vinieren a radicar con sus familiares o a los que contrajeren matrimonio en la República y a los que adquirieren bienes raíces del valor y clase, que por ley se determinare. Se otorgó la ciudadanía a los nacidos en otros países de ciudadanos centroamericanos (reconocimiento del llamado «ius sanguinis»), siempre que sus padres estuvieran al servicio de la República o cuando su ausencia no pasare de cinco años, con conocimiento del Gobierno. También le reconocía la ciudadanía a aquellos españoles y extranjeros que, en el momento de la Independencia, dentro del territorio centroamericano, la hubieren jurado.

Según la Constitución Federal, los ciudadanos de los diferentes Estados ejercían, expeditamente, la ciudadanía en cualquiera de los Estados miembros de la República Federal.

Dicha calidad, según esta Constitución, se perdía cuando se admitiera empleo, se aceptarán pensiones, distintivos o títulos hereditarios de otro Gobierno, «o personales sin licencia del Gobierno»; también por delito que mereciera pena mayor que la correccional, por ser deudor fraudulento o deudor de rentas públicas y, judicialmente, requerido para pagarlas; «por incapacidad física o moral judicialmente declarada y por el estado de sirviente doméstico cerca de la persona».

La Ley de Bases y Garantías estimó ciudadanos a «todos los naturales del Estado o naturalizados en él, que tuvieren veintiún años cumplidos o veinte si fuesen profesores de alguna ciencia, ó padres de familia, con tal de que posean, á más de casa propia, alguna propiedad, capital o industria con cuyas ganancias ó frutos puedan en proporción á su estado, sostenerse con sus familias». A las causas de suspensión y pérdida de la ciudadanía ya conocidas se agregaron, respectivamente, la de «haber abandonado á su muger sin causa legal declarada por el Juez, ó faltar notoriamente á las obligaciones de familia» y, «la ingratitud con sus padres, ó por no dar educación a sus hijos, plenamente comprobado uno y otro«; así como por la portación, entre poblados, de armas prohibidas, lo cual tenía que ver con el desarrollo de las instituciones militares, como el ejército y la milicia.

La Constitución de 1844 estableció que podían ser naturalizados los naturales de los demás Estados de la República Centroamericana, «los de las otras secciones de América que casaren en el Estado, ejerzan una profesión útil, o tuvieren en él un capital en bienes raíces que no baje de mil pesos».

La ciudadanía, consecuentemente, se daría a los costarricenses ya dichos, que tuvieren veinte años cumplidos o dieciocho si fuesen casados o profesores de alguna ciencia, «y que unos y otros posean además alguna propiedad u oficio honesto, cuyos frutos o ganancias sean capaces de mantenerlos con proporción a su estado».

La ciudadanía se suspendía o perdía por las razones indicadas y se agregaba: por conducta notoriamente inmoral y viciada; por comerciar en las elecciones sufragios activa o pasivamente; por ingratitud con los padres, plenamente comprobada, y por portación de armas prohibidas dentro de los poblados.

En la Constitución de 1844 se estableció el derecho de asilo inviolable para todo extranjero que a ello se acogiera.

En la Constitución de 1847 se habla de «habitante del estado» condición que, por la de naturalización, cuando se tenía diez años de residencia «o de cinco con sus familias». Además, se exigía “saber leer y escribir”. Esta condición de ciudadano se perdía y suspendía por las normas ya establecidas, y en la suspensión se repuso «el estado de sirviente doméstico cerca de la persona, cualquiera que sea el servicio» y se agregó: «por ser ebrio, jugador, truhán ó tener otros vicios que escandalicen y ofendan la moral pública«.

En la Constitución Reformada se dijo que se adquiría la naturalización bajo la situación de las mujeres no costarricenses casadas con costarricense y los nacidos en cualquier otro país que hubiesen estado domiciliados en Costa Rica, al tiempo de proclamarse su Independencia o de erigirse en República.

La Constitución de 1859 estableció normas sobre los costarricenses nacidos o naturalizados y sobre los ciudadanos. Además, se indicó, expresamente, que los hijos de padre o madre costarricense, nacidos fuera del territorio nacional, lo serían mientras se inscribieran en el Registro Cívico por voluntad de sus padres y mientras fueran menores de veintiún años. Por naturalización quienes habían adquirido ese derecho, en virtud de leyes anteriores.

La calidad de costarricense como la ciudadanía se podía perder, suspender y recobrar conforme lo establecía la ley. En cuanto a la suspensión de la ciudadanía se agregaron como causas «la ineptitud física o mental que impida obrar libre y reflexivamente», «tener causa criminal abierta» «por vagancia judicialmente declarada». Excepto por traición a la Patria, podía recobrarse la ciudadanía.

La Constitución de 1869 respecto de los costarricenses mantuvo los mismos criterios anteriores. Agregó, sin embargo, para la condición de naturales «los habitantes de la Provincia de Guanacaste que se hubiesen establecido definitivamente en ella, desde su incorporación a esta República hasta el tratado de 15 de abril de 1858, celebrado con la de Nicaragua». En cuanto a los naturalizados, dispuso que podían obtener esta condición «los hijos de otras naciones que, después de dos años de residencia en la República, obtengan la carta respectiva». Las causas de suspensión y pérdida de la ciudadanía, también se mantuvieron.

En la Constitución de 1871, entre las causas de pérdida de la ciudadanía, se dispuso que «los que sin permiso especial del gobierno tomaren servicio militar en una nación extranjera o se alistaren en un cuerpo militar extranjero»; y «el que en cualquier forma y por cualquier motivo pidiere o provocare contra la República la intervención de una potencia extranjera o se asilare en una Legación o en un barco de guerra extranjero o en otro lugar protegido por el privilegio de extraterritorialidad para sustraerse al imperio de las leyes o autoridades nacionales…».

El desarrollo político institucional del país en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, frente a extranjeros nacionalizados o naturalizados costarricense reguló su condición con posibilidad de eliminarles su condición de naturalizados o nacionalizados.

Políticamente, los gobiernos tomaron, en ocasiones, decisiones de extrañamiento y expulsión de ciudadanos, nacionales, naturalizados o extranjeros.

En el siglo XIX la región de Golfito, llamada El Pozo y, San Ramon, de Alajuela, fueron sitios de extrañamiento, de trasladar ciudadanos por razones de sentencias penales o decisiones políticas a vivir en esas regiones.

También se tomaron medidas de expulsión del territorio nacional a personajes políticos y hasta religiosos, como fueron los casos del Obispo Anselmo Llorente y La Fuente y del Obispo Bernardo Augusto Thiel, de la orden religiosa de los Jesuitas, de las monjas de Sion y del Sagrado Corazón. En la época de la colonia el 25 de junio de 1767 se había ordenado la expulsión de la compañía de Jesús.

La extradición funcionó para los extranjeros, no para los nacionales. Pero, la nacionalidad podía quitarse a naturalizados si cometían las faltas por las que se les podía eliminar la condición de costarricenses.

Durante situaciones excepcionales, como en el nacimiento del Partido Comunista de Costa Rica, 1931, que se expulsó de Costa Rica a Adolfo Braña Rosas y a Rafael Ángel Llubere, por sus actividades vinculadas a las luchas sindicales y denuncias contra la corrupción política del momento. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial se afectó a ciudadanos costarricenses, especialmente nacionalizados, con detenciones arbitrarias en campos de concentración en San José, de donde fueron extraditados a Estados Unidos, que le servían a los Estados Unidos para ser cambiados por prisioneros de guerra. En ello influyó la declaración de guerra a Japón, Alemania e Italia, a finales de 1941 y las medidas gubernativas que se tomaron de seguridad frente a las actividades nazi fascistas y de la llamada quinta columna, por lo que se suspendieron garantías que se consignaban en la constitución.

En el período de la guerra civil de 1948 se “obligó” a la salida de costarricenses al extranjero porque no se garantizaban sus vidas por parte de la Junta de Gobierno establecida en mayo de 1948.

En la Constitución Política actual se establece claramente que el naturalizado debe “acreditar su buena conducta, demostrar que tiene oficio o medio de vivir conocido, que sabe hablar, escribir y leer el idioma español, someterse a un examen comprensivo de la historia del país y sus valores, prometer que residirá en el territorio nacional de modo regular y jurar que respetará el orden constitucional de la República.”

Ciertamente, el artículo 16 constitucional señala que “la calidad de costarricense no se pierde y es irrenunciable”, así modificado desde 1996. Eso está, en mi opinión, implícitamente ligado a los costarricenses por nacimiento, por ius solis o ius sanguinis, así afirmado por la modificación constitucional que se obligó en 1996, por la Sala Constitucional.

Es cuestión de pedir aclaración a la Sala Constitucional sobre este extremo, por parte de la Asamblea Legislativa, para resolver la aprobación del primer debate de la expulsión, por la vía de la extradición, que se quiere hacer de extranjeros nacionalizados, que se les vincula a organizaciones y actividades narco criminales.

Quien adquiera la nacionalidad bien la podría perder si comete faltas que permitan anularle la nacionalidad costarricense, lo cual no anula ni perjudica a ese ciudadano en su nacionalidad original, también de ius sanguinis o ius solis, que le mantiene su nacionalidad. No se estaría en un caso como en el de Nicaragua, que por razones políticas la ha “quitado” totalmente, ha “desnacionalizado”, a ciudadanos auténticamente nicaragüenses, nacidos en Nicaragua, o de padre o madre nicaragüense.

Si los ciudadanos de otros países, se dice que casi 40, se han casado con mujeres costarricenses, para beneficiarse de la nacionalidad que eso les da, que son vinculados clara y judicialmente, en otros países, por actividades y participación en organizaciones criminales, que han adquirido la nacionalidad para burlar procesos de extradición, hay que destacar que hay un acto doloso en esa intención y actuación matrimonial, y nadie puede sacar provecho de su propio dolo. Esto es un motivo real y válido para anularles la nacionalidad costarricense, que de esa forma adquirieron, lo que no impide que por su propia nacionalidad pueda ser extraditado a su país o a un tercer país que lo demande o solicite por causas criminales, sujetas a extradición.

En este sentido, estoy de acuerdo que se proceda con estas personas perseguidas judicial o penalmente. No estoy de acuerdo con que se establezca la extradición de costarricenses. De los naturalizados que tengan causa para perder esta condición, que se proceda con la extradición. Esa es una garantía que se ha mantenido en nuestro desarrollo constitucional y político nacional.

La extradición que se acuerde con otros países debe ser vinculante y obligatoria en términos reales. En la década de 1980, al agente de la CIA, y operador de la contra revolución nicaragüense, John Hull, que la justicia costarricense persiguió, el gobierno de los Estados Unidos se negó a extraditarlo a Costa Rica para seguirle procesos penales.

En el siglo XIX y el siglo XX se tuvieron las islas del Coco y la de San Lucas como presidios, con la filosofía de aislamiento de ciertos presidiarios, por su peligrosidad o por la naturaleza de sus delitos. Estos presidios se eliminaron con los conceptos penales novedosos que fueron desarrollándose de dar mayores oportunidades de reinserción social. Se llegó al Centro Penitenciario de la Reforma, hoy llamado Centro de Atención Institucional Terrazas, con varios sistemas de privación, desde los de máxima seguridad o los de mínima y abierta.

Cuando la Asamblea Legislativa discute la extradición en la forma que lo está haciendo, y ha aprobado en primer debate, no ha hecho más que reconocer que el sistema penal y carcelario nacional es el que está en crisis, si de detenidos se trata de extraditar. Ha puesto en evidencia que el Estado mismo y los gobiernos que lo dirigen son flojos en estos controles que deben habar sobre los privados de libertad, independientemente de las causas de la privación de la libertad. Si se trata de personas ligadas a nuevos delitos, nacionales o internacionales, de narcoactividad o de participación en organizaciones criminales, se debieron haber tomado, y todavía se puede hacer, de crear recintos penitenciarios, de encierros forzados, necesarios para garantizar su efectiva prisión.

Está el caso de los naturalizados, que no están en prisión en el país, que son objeto de la persecución internacional, por haber sido acusados de delitos en otros países. Si esos naturalizados están vinculados a la narco actividad y las organizaciones criminales, soy de la opinión que pueden ser objeto de extradición por esos motivos.

La discusión parlamentaria y la aprobación del trámite de extradición, abierta, como se ha hecho, que incluye la posibilidad de extraditar costarricense, no naturalizados, pone en evidencia que el Estado está en condición de Estado fallido, que su clase política gobernante ha fallado, que le es más fácil enviar al extranjero a ciertos “delincuentes” que tenerlos en el interior debidamente custodiados y encerrados.

Se argumenta que, para este tipo de delincuentes, el terror de la posibilidad de enviarlos a los Estados Unidos, en procesos de extradición les infunde el miedo de cometer delitos y la seguridad que no pueden ser extraditados por su naturalización, o que les da un salvo conductos de no ser extraditados. La realidad es que si saben que pueden ser sujetos de que se les elimine o anule la nacionalidad adquirida, les puede infundir igual temor, porque sin ella, si esa nacionalidad, pueden ser extraditados fácilmente.

Después de lo que ha hecho el gobierno del Presidente Biden en Estados Unidos, con delincuentes venezolanos, en el campo del narcotráfico, organizaciones criminales y el lavado de dólares, en el plano internacional, ligados familiar y económicamente al presidente de Venezuela, que estaban debidamente presos y condenados, los cambio por otros detenidos norteamericanos que estaban en Venezuela, en medio de negociaciones asociadas a la participación de empresas norteamericanas, en la explotación petrolera y otros recursos naturales de ese país.

Lo que hay que establecer en las leyes correspondientes, y las penales respectivas, es que los que adquieren la nacionalidad costarricense por la vía de la naturalización, por anulárselas, si es del caso, si comenten actos vinculados a actividad criminales, de narcoactividad, de organizaciones criminales o de actividades contra la seguridad del estado y la democracia nacional.

De igual manera debe procederse con la ley que pretende golpear los capitales del narcotráfico. Tal y como se está aprobando ese proyecto de ley, la persecución de bienes puede hacerse contra cualquier persona, si llegara a establecerse un gobierno de tipo populista, de izquierda o de derecha, autoritario, despótico, de procederes tiránicos, que surja de un proceso electoral que lo legitime, con posibilidad de controlar mayoritariamente la Asamblea Legislativa, y actuar como se hace en El Salvador, Nicaragua y Venezuela, contra el que el gobernante de turno dirija sus baterías institucionales de persecución. Esto puede no estar muy lejano de que ocurra en Costa Rica.

Compartido con SURCOS por el autor.

¡Si el presidente quiere Referéndum, convoquemos el Referéndum!

Vladimir de la Cruz

Historiador

La vida democrática exige participación y compromiso ciudadano. La hay de manera directa y de forma indirecta. Directa, cuando cada ciudadano participa tomando decisiones, como sucede en los procesos electorales para elegir representantes populares. El acto de elección es una decisión que cada ciudadano hace directamente en la urna electoral, para nombrar su representante popular.

La representación política es eso, una delegación de la voluntad personal política, en un representante, que resulta de ese depósito que hacemos los ciudadanos, de nuestra voluntad política, para que nos representen en los órganos del poder político y de la dirección del Estado, ya que no todos los ciudadanos a la vez pueden, o podemos, gobernar o legislar.

En el acto electoral se manifiesta simultáneamente esa participación directa e indirecta, cuando emito el voto y en el acto que, resultado de ese sufragio se me representa.

El sufragio, como proceso, evolucionó de formas excluyentes a prácticas cada vez más participativas e inclusivas. Las más inclusivas cuando a los analfabetos, a los desposeídos de bienes de fortuna y de capital, a las mujeres y a los jóvenes, ahora a los 18 años, se les reconoció su derecho de sufragio, universalizando de esa manera el derecho a la toma de decisiones político-electorales a toda la población mayor de 18 años, la que se considera, en términos políticos, compuesta por los ciudadanos.

En el proceso de formación de las leyes, que es el acto legislativo que tiene a cargo la Asamblea Legislativa, los diputados son los que tienen esa responsabilidad de legislar, por la delegación que, de nuestra parte, los ciudadanos, les fue delegada, depositada.

En esta decisión legislativa hay una forma de legislar directamente por parte de los ciudadanos. Es cuando todos los ciudadanos, convocados expresamente para tomar una decisión legislativa, son convocados para ello, mediante la figura del referéndum legislativo, cuando en sus manos se pone uno o varios proyectos de ley para que, de manera directa, los ciudadanos se pronuncien a favor o en contra de esos proyectos.

Hay tres formas de convocar el referéndum. El primero, cuando los diputados por una mayoría calificada de 38 votos lo convocan. La segunda, cuando el presidente de la República lo convoca acompañado de 29 diputados y, la tercera, cuando los ciudadanos por sí mismos lo convocan, con el apoyo del 5% de la ciudadanía, que se expresa cuantitativamente en el 5% de los inscritos como ciudadanos en el llamado padrón electoral, que son las personas mayores de 18 años, que por ello son electores, equivalente hoy a unas 180.000 personas o ciudadanos.

En el momento actual, el presidente de la República, está disminuido parlamentariamente con una representación, del grupo de diputados del partido que lo eligió, que se identifican directamente con él, 8 de un total de 57, situación que le impide mucho impulsar proyectos de ley con posibilidad de aprobación parlamentaria, en el deseo presidencial de gobernar directamente, sin parlamento, sin controles administrativos y políticos, para impulsar lo que él considera importante para su gestión y para desarrollar la institucionalidad y organización política estatal que quisiera reformar o modificar, de conformidad a su propia visión y de los grupos, económicos, financieros, políticos e internacionales, que a él le apoyan.

Por otra parte, debido a la incapacidad del gobierno de impulsar la gestión pública del Estado y sus instituciones, y por el deseo de desarticular y desarmar el Estado Social de Derecho, que se ha logrado edificar desde 1943, el presidente amenazó, el 2 de mayo pasado, cuando se presentó ante los diputados, con convocar él de manera directa a toda la ciudadanía a un Referéndum para que le aprueben sus particulares proyectos ley.

Hasta hoy no ha dicho, por su parte, cuáles son esos proyectos de ley, que están puliendo en esta semana, para anunciarlos como parte de la recogida de firmas que se necesitan para convocar el Referéndum.

Las hojas para recoger las firmas para la convocatoria del Referéndum, tienen que ser autorizadas por el Tribunal Supremo de Elecciones, en una papelería especial que el mismo Tribunal emite, y que el mismo Tribunal autoriza los puntos donde recoger esas firmas. No se pueden recoger las firmas en papel higiénico, ni en servilletas, ni en cualquier papel u hoja suelta. Solamente son válidas las que se recojan en la papelería oficial que se emita para ello.

La cantidad de firmas que se necesita es bastante y puede complicar que, por no lograrlas, su convocatoria de Referéndum se frustre y haga de eso su leit motiv, su punto central, hacia la campaña electoral del 2026, demandando apoyo a su partido, Aquí Costa Rica Manda, que ya logró articular nuevamente con su Asamblea Nacional, recientemente realizada en el Club Unión.

En esta dirección, el presidente ha señalado, y ya se ha pronunciado, que va a solicitar públicamente el mayor apoyo posible para que este partido tenga la mayoría parlamentaria en las elecciones del 2026, para quién en el nuevo gobierno, supuestamente de un triunfo suyo, continué con sus reformas y sus proyectos legislativos. Al mismo tiempo, se ha pronunciado por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, porque la constitución tiene que volverse a redactar. No se trata, para él, de seguir con reformas a artículos de la Constitución. Ha dicho, igualmente, que él quiere ser parte de esa Asamblea Nacional Constituyente, y quiere participar para ser electo diputado constituyente, la única forma de volver a ser candidato presidencial, en el 2030, y posiblemente de nuevo presidente de la República, desde su perspectiva.

El presidente, y su grupo de asesores y gestores, interesados en su proyecto político, a través de esta convocatoria, ya pasaron a la ofensiva política para recoger las firmas del Referéndum. Ya empezaron a poner vallas y anuncios preguntando dónde se puede firmar por el Referéndum. Ya está en campaña electoral por el Referéndum y por las elecciones del 2026.

Para el presidente la lucha por el Referéndum es la antesala de las elecciones del 2026 y el anticipo de su lucha electoral hacia esas elecciones.

Ante el impulso y la convocatoria que está haciendo el presidente, ¿qué nos queda hacer?

Los ciudadanos, los demócratas, los que creemos en el desarrollo y perfeccionamiento de la democracia nacional, los que consideramos que el Referéndum es un instrumento muy importante de participación ciudadana. Los que creemos que un Referéndum sirve para elevar la conciencia, la educación y la cultura política de los ciudadanos. Los que valoramos el Referéndum como un instrumento de poder político ciudadano, debemos apoyar la convocatoria que haga el presidente, la que pudiera hacer el presidente con apoyo de 29 diputados, o en extremo, la que la misma Asamblea Legislativa, con 38 diputados pudiera hacer.

El Referéndum, en cualquiera de las formas que se convoque, es para tomar una decisión, a favor o en contra, de los proyectos de ley que se sometan a su conocimiento. Así fue con el Referéndum del 2007, a favor o en contra del TLC con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.

En este caso, aun cuando no se conocen los proyectos de ley que el presidente convocará a referéndum, hay que prepararse para votar a favor o en contra de los proyectos, que individualmente se someterán a la consulta electoral popular. No hay que tenerle miedo a la convocatoria que haga el presidente del Referéndum.

La agenda del Referéndum puede ser la agenda política y electoral del 2026. Eso puede ser válido. Que se empiece a discutir desde ahora. Para eso hay que participar en el Referéndum. La cancha del Referéndum no es solo del presidente; es de toda la ciudadanía. Hay que tomarle la palabra. Si quiere referéndum, convoquemos el Referéndum.

Pensemos en otros temas que deben incluirse en la convocatoria del Referéndum. Se votan uno por uno. ¡Sin miedo al Referéndum!

 

Compartido con SURCOS por el autor.

El referéndum del jaguar de Zapote

Vladimir de la Cruz

Fue muy claro, en la sesión parlamentaria que recibió al inquilino de Zapote, para que rindiera cuentas como es su deber constitucional, que el jaguar de Zapote, como se presentó, no tenía idea de lo qué es convocar a un Referéndum, como consulta ciudadana, y más, como lo expresó provocativamente, como un enfrentamiento de los ciudadanos con los diputados, para lo que había que sustituir a los diputados, por los ciudadanos, tomando decisiones de aprobación o no aprobación de proyectos de ley en trámite.

La referencia que hizo fue más una amenaza que una propuesta que procurara buscar salidas legislativas a proyectos de ley que el Ejecutivo Nacional quisiera aprobar, de esa manera.

La forma directa como lo señaló fue: o aprueban mis proyectos de ley o convoco al Referéndum. Evidentemente era un ataque directo al sentido común de los diputados.

Es claro que el presidente puede decir lo que le dé la gana. Lo lamentable de sus expresiones grotescas, vulgares, siempre amenazantes e intimidantes, es que afecta la imagen de la investidura del cargo que tiene.

Lo que se asocia con él, en ese cargo, es el matón de barrio, de pueblo; el bravucón, el gritón, el malandro social, el antisocial, de malos procederes, que no teniendo argumentos ni razonamientos convincentes, ni una actitud de diálogo, acude a la fuerza verbal, a la prepotencia que siente que le da la silla presidencial, al estilo de los dictadores, tiranos, sátrapas, gobernantes autoritarios y militarotes, de la región y de Latinoamérica; al temor reverencial de su figura, lo que no debería de ser.

Ninguno de los gobernantes desde 1949 hasta el 2022, bajo el sello de la Segunda República, ha tenido un comportamiento público tan bajo, despreciable, indigno al ejercicio del cargo de presidente de la República. Su ejercicio que, en estos dos años, ha contribuido a deslustrar, marchitar, estropear, desacreditar o desprestigiar el solio presidencial.

En las encuestas no se valora esto. Es en el alma nacional, en el sentimiento democrático que se vive cuando resultado de sus actos, los valores democráticos institucionales, y el Estado de Derecho, se devalúan, se cuestionan y se trata de alterar para gobernar sin poderes públicos, por la fuerza, de manera directa.

Lejos de ser un amigo del pueblo, se presenta como el enemigo del pueblo, representado mayoritariamente a su investidura, que se manifiesta con los 57 diputados de la Asamblea Legislativa.

Igualmente, pone en evidencia su ignorancia política y constitucional, de entender que en ese acto del 1 de mayo, cuando tiene que entregar ante la Asamblea Legislativa su informe anual de labores, a modo de rendición de cuentas ante el pueblo representado por los Diputados, y del 2 de mayo, cuando en la formalidad del acto, de la entrega de esa Rendición de cuentas lo hace, a viva voz, en el recinto parlamentario, frente a toda la comunidad política nacional, representada con las autoridades de instituciones y de los poderes públicos, y también frente a la comunidad internacional con la cual tenemos relaciones diplomáticas, representadas con la presencia del cuerpo diplomático, que asisten a ese acto. Además, ante el mismo pueblo que sigue el evento por los medios electrónicos que lo transmiten al instante.

El presidente entró arrechado al recinto legislativo. Llegó furioso, retador, iracundo, sin el control mental que el acto exigía.

Aparte de su comportamiento de pachuco presidencial, demostró tener un desconocimiento constitucional asombroso en el reto principal que impuso, el de la aprobación de las leyes o la convocatoria al Referéndum.

Primero, por la forma: se le aprueban las leyes o convoca al referéndum; si los diputados no aprueban leyes, el pueblo de manera directa lo hará, fue lo que dijo.

Segundo, de la lista de posibles leyes que mencionó, para someter a Referéndum, habló de algunas que la misma Ley de Referéndum excluye de esa posibilidad de aprobación, como es el caso de las pensiones, que resultan, no del capricho ni la corrupción de quienes la reciben, sino que son resultado de los años de servicio, de los salarios que devengaron y del sistema de pensiones que las define, las regula y las otorga.

Tercero, porque desconoció, en ese momento, lo que significa convocar un Referéndum, que es un proceso relativamente complejo, que exige trámites, plazos y formalidades procesales, legales y constitucionales.

Obviamente, en la forma que lo hizo, fue una embarcada que le dieron los hacedores de su perorata parlamentaria, la oficina de información y comunicación y los asesores jurídicos de su palacio presidencial.

Anteayer empezó a tratar de enderezar los dolores del entuerto político que le produjo su mal parto de ideas, expuestas el 2 de mayo, en el quirófano parlamentario, donde no pudo parir su Referéndum.

Para ello ha convocado urgentemente un pequeño cónclave, a modo de cardenales, y una Junta de Juristas, a modo de Junta Médica, para ver como salvan esa criatura que el presidente jaguar llamó Referéndum. A propósito, los jaguares, según los estudios, en sus partos solo producen un máximo de dos crías. ¿Cómo el jaguar presidente pretende parir a la vez 14 leyes? Haciéndole un esfuercito biológico lo más de dos leyes en su parto del referéndum es a lo que debería aspirar. No se haga ilusiones de sus capacidades de padrote político vía referéndum. Las demás las puede dejar apuntadas…y tal vez, preñadas, para el parto legislativo correspondiente.

Lo que propuso el inquilino de Zapote tenía, de origen, malformaciones congénitas, que pueden hacer que su adorable propuesta, del Referéndum, no nazca correctamente, que se frustre en el parto final.

Aun cuando su criatura, en el vientre presidencial, siga incubándose, su parto necesitará ser asistido para ver si ese bebé político puede salir de la vía de la convocatoria para su segura realización.

Para ello va a necesitar fórceps médicos, no para guiar la cabeza del bebé referéndum hacia el parto, sino para guiar la cabeza del presidente, en su sesión de parto mental, para que pueda concretar al menos un proyecto de ley, de la lista que quiere someter a la decisión ciudadana.

En el parto real es la madre la que empuja al bebé hacia afuera del trayecto vaginal. En el parto mental del referéndum del presidente, pareciera que hay un grupo empujando la masa encefálica del jaguar zapoteño hacia el despeñadero, a la democracia nacional. La masa encefálica compuesta de tres cerebros, el cerebro humano, el cerebro mamífero hormonal y el cerebro instintivo, deben estar bien integrados para sus múltiples funciones, más cuando se trata de impulsar tantos referéndums, uno por cada proyecto de ley que quiere consultar.

Sus asesores de Santa Ana y de México, y financistas, según se rumora, son los interesados en crear el estado de inestabilidad política y social, que el presidente ha venido provocando con los ataques a la institucionalidad nacional, a los poderes públicos, al descrédito de los partidos políticos al que constantemente acude, tratando de crear el ambiente hacia un estado de excepción, de fuerza, que suspenda las garantías individuales, que le permita extender su gobierno; o por un gobierno de fuerza, o a la fuerza hacer las reformas jurídicas que quiere impulsar.

Esto está cada vez más claro. Esto no se puede hacer si no se cuenta, por lo menos, con el ministro de Seguridad, que es el de las arnas, y el de la posible represión, a su favor.

Espero que en el actual ministro de seguridad prevalezca su tradición histórica, política y democrática, de su vida en el país, y de su trayectoria en otros partidos políticos y gobiernos que se han caracterizado por valores democráticos. Recordemos que el presidente ha vivido 36 años fuera de Costa Rica, trabajando en países que no tienen la tradición democrática costarricense. Pero, a como el presidente cambia funcionarios de su gabinete, y de las juntas directivas institucionales, habría que preocuparse si se le ocurre cambiar al actual ministro de seguridad, como tocan tambores en seguridad, por uno más gorilesco, menos democrático, más afín a acompañarle en esa aventura de la desestabilización nacional, hacia el estado de excepción.

Por ahora, su engendro de referéndum está en sufrimiento fetal. Su parturiento progenitor se puede cansar de empujar con eficacia, para acudir al empuje violento y final del nacimiento, porque su parto puede prolongarse por los trámites legales y constitucionales que pueden hacer viable ese parto.

Los fórceps políticos que necesita el presidente pueden ocurrir también si en este proceso sufre alguna alteración en su masa cerebral, y la de sus asesores, o le surgen problemas cardiacos de funcionamiento para poder parir su referéndum.

Cuando hay un parto difícil los médicos pueden acudir a hacer un corte en la abertura vaginal y el ano, que se llama episiotomía. En esa zona del perineo legislativo no se puede hacer esa incisión. El presidente tiene que someterse a lo que está establecido para el trámite de proyectos de ley. De esto se trata… por la ley y sus trámites o por la fuerza, la salida zapoteña.

El Referéndum pone a discusión un proyecto de ley que está en trámite legislativo. El referéndum no puede poner a votación una lista de proyectos que el presidente quiere tramitar, sin presentación para el trámite legislativo, que es lo que el presidente promueve. Algunos de los acólitos, diáconos y monaguillos presidenciales, defensores a ciegas, de su referéndum promueven, como una simple lista de ideas que se deben aprobar en la consulta popular del Referéndum. Error garrafal y engaño directo a quienes les oyen, y a los fanáticos que se mueven con los tambores y rugidos de guerra del Jaguar de Zapote.

Un Referéndum legislativo se hace sobre un proyecto de ley en trámite. A votación se pone solo un proyecto de ley. Si el presidente quiere que en el referéndum se traten 14 leyes, debe entender que son 14 consultas las que deben hacerse en el referéndum. Son separadas todas ellas. Son 14 referéndums los que deben o estarían convocándose. Son 14 votaciones diferenciadas entre sí. NO se pueden votar en paquete. No es como darle palo a una piñata. Así lo entiende el presidente y sus asesores presidenciales. Pero, así no está establecido en la ley ni en la Constitución Política.

Si la junta de juristas que ha convocado el presidente es seria tiene que advertirle de este simple procedimiento, y de las posibilidades temporales que tiene para empezar a recoger las firmas, porque debe recoger 210.000 firmas para cada proyecto de ley que se quiera llevar a referéndum. Debe recoger, si quisiera ganar tiempo, por lo menos 210.000 firmas por cada proyecto que quiere someter a la consulta ciudadana. Por lo menos un 10% o un 15% de firmas de más, para asegurar el mínimo que se necesita por proyecto de ley, el 5% del padrón electoral, cerca de las 175.000 firmas, porque si no son correctas o están mal recogidas el Tribunal Supremo de Elecciones las puede anular, y aunque dé plazo breve para corregir la recogida de firmas puede no dar tiempo para hacerlo, y le puede resultar un no nato, un no nacido, un “expulsado” del claustro legislativo, el que tampoco puede salvarse por una cesárea política, una intervención quirúrgica de última hora. Por ahora la idea del referéndum del jaguar de Zapote es tan solo un concebido proyecto de Referéndum y no un nacido Referéndum.

En esta perspectiva puede quedarse como gran distractor político nacional, para ocultar la incapacidad de gobierno, y desviar la atención, de los grandes temas nacionales que urge atender con alianzas estratégicas y con acuerdos políticos, con los distintos actores de la vida nacional.

Para recoger las firmas del Referéndum no es cualquier lugar donde se recogen. Son los lugares que el Tribunal Supremo de Elecciones autorice.

Para recoger las firmas no es cualquier papel u hoja que se puede usar. Son las que autorice el Tribunal Supremo de Elecciones, que llevan su sello, y tienen el encabezado correspondiente para justificar la solicitud de firmas. En este caso, tantas hojas como proyectos de ley en posibilidad de consultarse popularmente. Si son 14 proyectos de ley, son14 hojas distintas para recoger sus respectivas firmas.

No hay que preocuparse del financiamiento del Referéndum. Ese dinero el Tribunal Supremo de Elecciones lo tiene garantizado y presupuestado anualmente.

La Asamblea Legislativa no busca ni tiene excusas para enfrentar los posibles proyectos de ley que el presidente quiera someter a referéndum. El presidente es el que tiene la bola en el área de penal. Si mete el gol, o no, es culpa de él. Dice el presidente que el zorro, él, y la gallina, la Asamblea Legislativa, no pueden negociar constructivamente. Añadió que el zorro siempre quiere comerse la gallina y toda la mesa. En este caso, es claro, que el zorro quiere comerse la gallina con todos sus huevos, los 14 o más proyectos de ley, que no ha anunciado claramente cuáles son, algunos que por ahora solo están en el imaginario político del presidente. Están en la etapa de “nasciturus”, como se dice en la jerga jurídica, “el que va a nacer”, y puede que no nazca.

Cuando el presidente valoró la posibilidad de convocar el referéndum analizó que por sí la Asamblea Legislativa no lo haría, se requeriría la convocatoria por 38 diputados, para lo cual no hay consenso. Si es por la convocatoria del presidente aliado a 29 diputados, de pronto podría el presidente no conseguir los 29 diputados que le apoyen. Por eso acudió a amenazar a la convocatoria directa por la vía de recoger las 180.000-200.000 firmas por cada consulta que quiera poner en votación popular. Es un camino muy difícil de lograr.

El escenario que sigue a la propuesta vinculada a la convocatoria que quiere hacer del Referéndum, sabiendo que tiene muy pocas posibilidades de realizarlo son las elecciones nacionales del 2026. Casi me atrevo a asegurar que el Referéndum, como se quiere convocar, no va. Es más un show político distractor del Jaguar zapoteño

Hacia allí está planteado en Referéndum. Para el Jaguar de Zapote su estrategia se define así: no me dejan gobernar, no me dejan legislar, apoyen al partido y al candidato que voy a promover, junto con mis asesores políticos y financieros, hacia las elecciones del 2026, para darle continuidad a mi gobierno. Para eso necesito que ese partido y ese candidato, que ya lo anunciaré, escogido con apoyo de Santa Ana y México, tenga mayoría parlamentaria para poder hacer todo, desde el gobierno, al estilo Bukele, que es para todos los efectos un gobierno legítimo, surgido de las urnas. Todo esto si se llega a las urnas…

El camino que también se piensa es el de la fuerza, el del estado de excepción, el de crear un nivel de ingobernabilidad y de inseguridad ciudadana que justifique su imposición. Eso es lo que hay que evitar.

Compartido con SURCOS por el autor.

Desafíos globales: protestas estudiantiles, guerra en Gaza y ¿Cleptocracia en Panamá?

En este programa de La Mesa Redonda se habló con el historiador y politólogo Vladimir de la Cruz. Estudiantes de EE. UU. protestan contra la guerra en Gaza. Análisis del artículo ‘Hecatombe’ por el General Humberto Ortega y ¿Cleptocracia en el poder tras las elecciones en Panamá?

En este programa de radio, Sergio Marín y Vladimir de la Cruz discuten una variedad de temas políticos y sociales que están impactando a nivel internacional y regional. Comienzan abordando las protestas de estudiantes en Estados Unidos contra la guerra en Gaza, reflexionando sobre su posible influencia en la política exterior estadounidense.

La conversación luego se centra en el conflicto entre Israel y Palestina, destacando las demandas de los estudiantes por una solución pacífica y el fin del apoyo militar a Israel. Se examina la complejidad del conflicto y la importancia de la intervención de las potencias mundiales para encontrar una resolución duradera.

Además, se exploran las tensiones geopolíticas en América Latina, con un enfoque en las elecciones en Panamá y las preocupaciones sobre la corrupción y la estabilidad política en el país. Se destaca la importancia del Canal de Panamá en el comercio mundial y se plantea la necesidad de un nuevo pacto económico y social para abordar los desafíos actuales.

El jaguar, el animal de Zapote

Vladimir de la Cruz

Con gran entusiasmo el inquilino de Zapote, en su perorata, más de agitación politiquera y de amenaza a los diputados, pesada y sin sustento, molesto e inoportuno, para la ocasión solemne a la que asistía, por lo demás sin un buen razonamiento, tan solo tratando de agitar el ánimo de quienes le escuchaban in situ, los ministros que se levantaron a aplaudirle ciegamente faltándoles los vítores, y quienes le escuchamos y vimos a la distancia, exaltó, varias veces, la condición de que a su gobierno le habían calificado internacionalmente de JAGUAR.

Indicó que era una categoría económica de bienestar para el país, una nueva marca nacional, casi lo presentó como un proyecto de ley para declararlo símbolo nacional, por lo demás un animal considerado casi en extinción…por lo que no faltará que alguno de sus sirvientes legislativos le presente ese proyecto de ley. Para completar el dato: el jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de Costa Rica y de América.

Por supuesto, su felicidad radicaba en que, como representante del gobierno, hacía sentir que a él era al que habían calificado con el nombre de ese animal. El Presidente Jaguar, casi igualándose al valor ancestral de nuestras culturas aborígenes mesoamericanas, especialmente de las cosmogonías aztecas, mexicas y mayas, con el jaguar, el Dios Tezcatlipoca o Tepeyóllotl, una de sus manifestaciones. La asociación a la persona le daba fuerza y valentía, capaz de enfrentar miedos y retos con determinación y coraje. En la lengua náhuatl al jaguar se le llama océlotl. En los trabajos artísticos cerámicos, de piedra y de jade de la arqueología y antropología prehispánica costarricense el jaguar está muy presente.

En esa tradición cultural religiosa, el jaguar era la representación de la noche, era el “nagual” o brujo por excelencia de los hombres más importantes, como lo eran los gobernantes o los sacerdotes, o los hechiceros, que se vinculaban a lo sobrenatural, como pareciera el mundo que vive el inquilino de Zapote.

No sé si en Monterán, antes de partir con sirenas, casi siempre a media mañana, cuando las calles están llenas, para hacerse sentir más, haciendo a un lado, con la caravana que le acompaña, a todo el mundo, en su ruta hacia Zapote, consulta a una tarotista, a un quiromante, a un brujo de los que se anuncian diariamente en los periódicos, para cargarse de energía, de luz y soberbia cuando transita a velocidades no permitidas, por las calles y sentirse ese dios precolombino, que ahora se le asocia a ese animal.

En la cultura precolombina al jaguar se le asociaba al poder, a la muerte, el cielo nocturno, el inframundo, la agricultura y la fertilidad, especialmente en ritos y prácticas chamánicas. El jaguar forma parte de los símbolos “del lado nocturno de la vida, del reino del misterio, la oscuridad y las tinieblas, es la bestia salvaje que es capaz de comer todo tipo de animales, que penetra en todos los espacios [además de] un espectacular modo de apareamiento”. También se le considera un espíritu guardián.

Se le describe como tosco, macizo, de cuerpo robusto, que puede alcanzar casi los dos metros de largo, y hasta 60 cm a la altura de la cruz, de piernas cortas y musculosas, de cabeza grande, hocico corto, amplio y chato, ojos grandes color café claro, orejas pequeñas o cortas y redondas, de pelo corto y erizado, ágil, buen nadador y escalador; cazador por naturaleza, de personalidad reservada, observador y analítico antes de tomar decisiones. Se le considera de capacidades cognitivas avanzadas. Son animales astutos. Gran depredador oportunista, mantenedor del ecosistema que vive, de mandíbula muy poderosa para la mordida, con manchas o rosetas que lo distinguen en su piel.

Su principal mordida es a la cabeza de sus víctimas, directamente a los huesos temporales del cráneo, que están entre las orejas de sus presas. Le gusta vivir en pantanos. Son carnívoros; acechan antes de atacar, preferiblemente emboscando de noche.

Hay jaguares de pelo amarillo, rojo y negro. Generalmente son solitarios, territoriales y solo se emparejan para procrear. El animal jaguar está considerado como el más grande de los felinos del continente; el tercero en el mundo después del león y el tigre. Es el segundo felino más rápido del mundo. Como animal, el tigre y el león le superan.

El jaguar ruge, como rugió el 2 de mayo. El rugido del jaguar es un “bramido explosivo y profundo, un sonido forzado a través de la boca abierta”.

No ruge como un león, cuyo rugido puede escucharse a 8 km de distancia.  Rugir es hacer ruido bien fuerte, es gruñir, es rechinar; es pedir algo a alguien, como rugió el jaguar de Zapote ante los diputados, para pedir algo como una gracia o un favor, pero amenazante e intimidantemente… me aprueban las leyes o convoco al referéndum. Aquí, los rugidos del jaguar de Zapote fueron: ¡todo sin el Estado! Como William Walker: ¡las cinco repúblicas o ninguna!

En la tradición popular, ver un jaguar se asocia a que la vida está a punto de pasar a fases difíciles, turbulentas, cambios que alteran y desestabilizan las rutinas diarias como los planes establecidos. ¿Será eso lo que nos espera como país, como sociedad?

Algunos, al jaguar le llaman el “tigre de América”, sin que al felino de Zapote se le considere pariente de los llamados “tigres asiáticos”, que también los llaman “dragones asiáticos”, que en su llamada primera generación fueron identificados como Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong, de los cuales, Hong Kong dejó de ser colonia inglesa para formar parte de la República Popular China. Sus rugidos dejaron de sonar como hace algunos años… En algunos casos incluyen a Indonesia, donde el ocelote de Zapote vivió buenos años, gerenciando, dirigiendo y manejando proyectos de un organismo mundial, como desea administrar y dirigir el país, sin controles institucionales.

El animal de Zapote puede sentirse halagado porque lo comparan, no con los tigres asiáticos, sino con gobernantes y políticos como Milei, Maduro, Ortega, Bukele, Trump…otros tipos de tigres o felinos y tagarotes.

Taiwán, en cualquier momento, dependiendo de la actual situación mundial y de la geopolítica regional de esa zona, puede ser integrada también a la República Popular China, que la considera su Provincia.

A estos felinos asiáticos se les llama así porque se dice que redujeron la pobreza de sus países, y se colocaron en índices internacionales, de alto desarrollo y de productividad, que los presentan como “milagros económicos”, por los procesos de industrialización lograda por los altos niveles de inversión en empresas públicas, y en focos comerciales, industriales y tecnológicos, en zonas francas, como los que se han venido impulsando en el país, especialmente desde el gobierno de José María Figueres Olsen, 1994-1998, como fue la instalación de INTEL, y las que le siguieron en ese campo, en el área de medicina e instrumental médico y de tecnologías informáticas, aparte de las inversiones en el sector inmobiliario y turístico de cinco estrellas. En Costa Rica quieren lograr eso sin empresas e instituciones públicas, vendiéndolas y privatizándolas.

El desarrollo de esos tigrillos se caracteriza por la eficiencia energética, la alianza de un capitalismo privado muy fuerte y un intervencionismo estatal, también fuerte, lo que no se quiere impulsar en Costa Rica.

Características que se les atribuye a estos países felinos, son calidades internacionales certificadas en educación, salud, ojalá de vanguardia; transparencia política, competitividad económica, corrupción prácticamente inexistente, con alta renta per cápita en términos del poder adquisitivo, alto grado de desarrollo de infraestructuras, con redes de comunicación y telecomunicación muy avanzadas, con sectores constructivos potentes, con sectores universitarios exigentes, economías de libre mercado sólidas orientadas al sector de servicios, con mercados de valores de alta capitalización reconocida internacionalmente. En algunos de estos temas Costa Rica anda y está desastrosamente.

Los tigres como animales tienen rayas en su piel. Los jaguares tienen manchas.

Las rayas de los tigres asiáticos se caracterizan por mano de obra abundante y barata, por zonas francas portuarias, libres de impuestos y aranceles con regímenes laborales especiales, como se quiere establecer aquí el régimen de las jornadas de 12 horas diarias de trabajo, con zonas francas portuarias no marinas, y atracaderos de ciertas embarcaciones, más turísticas, de recreo personales…y de droga como se vio en Limón…

Esas rayas comprenden proteccionismo industrial, presencia de grandes multinacionales, visión de largo plazo, acuerdos y pactos con el Estado, especialmente en el campo de la educación, el mercado laboral y las pensiones, impulsar mega factorías con cadenas de valor, desarrollar más patentes y exportar el conocimiento, con perjuicio de la flora y fauna, y la biodiversidad nacional, como sucedió con la MACA en Brasil.

Para crecer como “tigres” se necesita, no solo saber rugir, sino desarrollar garras, de lo contrario el animal que se entusiasma en Zapote, no pasará de ser un simple gato, sin que yo tenga nada contra los mininos a los que les he venido tomando aprecio.

Esperemos que el animal que habita en Zapote no llegue igualmente a suponerse águila sin tener una sola pluma en su pecho. No es suficiente que al gobierno le llamen jaguar. El animal de Zapote no tiene rayas, tiene manchas…

En los días de la Guerra Civil de 1948 y en los siguientes años, por dicha que pocos, algunos de los combatientes que triunfaron exhibían en sus atuendos una “pantera”, de color negro, obviamente, en un círculo de tela amarillo, con borde rojo, me parece recordar. Eran tenebrosos. Esperemos que los fanáticos del animal de Zapote no empiecen a desfilar con “jaguares” de ese tipo, como símbolos de identificación con el presidente de los jaguares, o como símbolo electoral de las próximas elecciones del 2026 de su partido político continuista que logren impulsar, al estilo de los camisas pardas y negras de la Italia fascista y la Alemania nazi. Podría ser ese su símbolo electoral ahora promocionándolo desde el gobierno.

No nos vaya a pasar, con el tigre de Zapote, el cuento del gato de Schrödinger, aquel experimento mental de la física cuántica, donde el gato encerrado en una caja, sujeto a un evento subatómico aleatorio, que puede suceder o no, del cual se desprende una partícula radioactiva, que libera un veneno, que mata al gato, que no puede salir de la caja.

En un país que no tiene planes de largo plazo, esto fácilmente puede ocurrir, salvo que el jaguar que habita Zapote quiera quedarse allí, como en una madriguera, por la fuerza institucional, o por heredar el campo o su trono, lo que puede aprovechar políticamente con la convocatoria del Referéndum con el que ha amenazado a los diputados, como actores legislativos.

A la alegría del jaguar de Zapote hay que añadirle que en México hay un jaguar del narcotráfico, un “Comandante Jaguar”, llamado José Antonio Torres Marrufo, que fue condenado a 40 años de prisión por delitos de tráfico de droga, crimen organizado, secuestro y conspiración para realizar asesinatos fuera de México. Este Jaguar empezó en el narcotráfico con el Cartel del Pacífico, luego siguió con el Cartel de Juárez, desarrollando una guerra sangrienta con el Cartel de Sinaloa…

También en el Estado de Yucatán de México, a otro dirigente de una de las organizaciones criminales, llamado David “S”, le conocen como el Jaguar, que está principalmente ligado a la red de trata de personas del Cartel de Jalisco Nueva Generación, en la región sureste de ese estado. Este “Jaguar” de Yucatán está vinculado a la desaparición de ocho jóvenes “acompañantes”, “escorts” de origen colombiano.

En el caso mexicano, también el jaguar se asocia al exterminio que hacen bandas criminales dedicadas al tráfico de especies, donde el jaguar y el yaguareté son las principales víctimas, porque sus huesos son usados en la medicina tradicional oriental, sus testículos son utilizados como afrodisiaco, y sus garras y colmillos los usan para fabricar llaveros y colgantes a modo de talismanes.

La perorata en el recinto parlamentario careció de un buen informe sobre la situación del narcotráfico en el país, que es considerado la bodega de drogas más grande de la región, y de los “problemas” que no se controlan adecuadamente para que se siga exportando droga regularmente a Europa y el Mediterráneo, como del control ineficiente de los grupos exportadores de drogas, que tienen que ver con el empaque de los container, el transporte de esos container desde que salen de sus centros  o empresas exportadoras, el control de paso por los escáneres, y por la recepción en los puertos del Caribe principalmente, junto con los distintos pasos de frontera, que no son Paso Canoas o Peñas Blancas, y de las casi 60 pistas aéreas privadas que existen en  el país.

El anuncio amenazante del referéndum fue eso. Una amenaza: me aprueban los proyectos de ley o convoco al referéndum para que los ciudadanos sustituyan a los diputados en esa decisión de aprobación de proyectos de ley.

Entendamos, elementalmente, que el referéndum que quiere hacer el Jaguar de Zapote con sus rugidos tiene por fuerza que tener, en trámite legislativo, proyectos de ley para que esos proyectos sean los que se someten al referéndum, a la consulta popular con un SI o con un NO, a favor o en contra. Cada proyecto tiene que estar debidamente elaborado y puesto en conocimiento de una comisión legislativa para su trámite. Eso tiene su tiempo de preparación y de trámite. Lleva su rato.

En la agenda enviada por el Poder Ejecutivo, para que inicien las sesiones extraordinarias, hay 32 proyectos de ley presentados para su trámite. Esperaremos a ver como se distribuyen y cuáles comisiones legislativas, los que tienen que ir a comisión, y cuáles de estos están en trámite. Y, cuáles de estos serán de sometimiento al referéndum…

La agenda y sus proyectos, el Jaguar de Zapote, la puede cambiar cuando le dé la gana. Todo eso significará atrasos de trámites legislativos.

Si la convocatoria de referéndum la trata de hacer con apoyo parlamentario, le va a costar mucho elaborar una propuesta acorde con las cinco bancadas llamadas de oposición, que no son los diputados que siguen a la diputada Cisneros y al presidente.

Si la convocatoria la va a estimular recogiendo las casi 200.000 firmas que se necesitan, en las calles, no le va a resultar tan fácil. Requiere mucha gente. No solo los rugidos que pueda hacer, porque puede tropezar con que se le impida participar directamente como le sucedió a Oscar Arias. Lo pueden dejar maullando y no rugiendo…

En el Referéndum del 2007, aprobado el mismo por iniciativa del Presidente y 29 diputados, se le impidió al presidente que actuara directamente en esa convocatoria, y en los llamados a votar, por lo que las fuerzas que estaban a favor o en contra del TLC, tuvieron que realizar, o constituir, dos Comités, uno por el NO y otro por el SI al TLC, al margen de la Casa Presidencial. Y, era solo un tema el que se ponía a discusión nacional, el TLC. Su resultado fue 51% a 49” a favor del TLC.

Si el elogiado animal de Zapote ruge con 10 o más proyectos eso va a ser un enredo para los votantes, que no tienen cultura de votar referéndums, ni tienen cultura de lectura, para entender las preguntas que se hagan, ni los contenidos que se estarán votando. El referéndum tiene que ir con preguntas claras que solo permitan poner una X en una casilla del SI o del NO. Esto no es fácil. La clave de la votación está en la formulación de la pregunta, sin rugir, con razonamientos.

El Referéndum del TLC produjo muchos debates a favor y en contra. Produjo muchas publicaciones, más de una docena de libros, folletos, hojas sueltas, mesas redondas, entrevistas… ¿Qué espera el jaguar de Zapote, que se le voten los proyectos de ley, sin debate, sin discusiones? Eso no va con la democracia directa y participativa.

Pero la clave de la amenaza presidencial del referéndum está en las próximas elecciones. Al presidente ahora realmente no le interesan los temas para su aprobación, que sabe que no se los van a aprobar. Ni le interesa mucho el referéndum, tal como lo propuso rápidamente en el Palacio del Pueblo.

Lo que le interesa es que le rechacen los proyectos del ley y la convocatoria del referéndum para, con vista a las elecciones nacionales, del 2026, llamar a votar al partido que se invente, o alquile, para esa elección, con el candidato que le escojan sus asesores y financistas, sobre todo los del grupo que se dirige desde Santa Ana, diciéndoles qué hay que votar por tal o cual candidato o candidata para poder aprobar esos proyectos de ley, que para él y los planes de sus asesores y directores, son necesarios para el país.

Su discurso se va a mantener en su ineptitud, en su incapacidad política de negociar y gobernar, echándole la culpa a los diputados, a la Corte Suprema de Justicia, a la Sala Constitucional, a la Contraloría General de la República, al Tribunal Supremo de Elecciones si le es necesario, a los partidos legislativos que no le apoyen la iniciativa de convocatoria, de que no le dejan gobernar, a los que lo critiquen y se le opongan políticamente.

Al pueblo se va a dirigir diciéndole que esas instancias no le permiten gobernar en su favor, en favor del pueblo, que por eso hay que votar a favor de lo que él propone en el referéndum; o de votar en contra de todos los partidos que no quieren que se aprueben esos supuestos proyectos de ley a favor del pueblo.

Es un golpe duro y directo a los partidos políticos, a todos; pero, especialmente a Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, que pueden ver muy reducido su margen electoral en las elecciones del 2026, por situarse en el cabús del tren zapoteño.

Liberación Nacional, si asume la bandera patriótica que izó Rodrigo Arias Sánchez, en la contestación a las amenazas del presidente, al Estado de Derecho, y de oposición valiente a ciertos proyectos que quieren impulsar a referéndum puede salir airoso… si no, se hunde más electoral y parlamentariamente, con un futuro muy incierto hacia el 2026.

No es imposible que una fuerza electoral, impulsada por Zapote, en estas circunstancias pueda reelegirse, repitiendo como sucedió con los gobiernos de Acción Ciudadana, y más grave, como fue la sorpresiva derrota frente al improvisado inquilino de Zapote en el 2022.

Compartido con SURCOS por el autor.

Primero de mayo: historia, significados y relevancia

Entrevista con el historiador, docente e investigador Vladimir de La Cruz acerca de las distintas aristas alrededor del Primero de mayo: rendición de William Walker, Día de los Trabajadores y Trabajadoras, informe de labores del presidente de la República y elección del Directorio Legislativo. Un programa de Onda UNED para la Cátedra Manuel Mora.

En la entrevista se analiza detalladamente la significancia histórica del 1 de mayo en Costa Rica, relacionándola con los acontecimientos que rodearon la derrota de William Walker en la década de 1850 y la batalla de Rivas. Se resalta la figura del presidente Juan Rafael Mora como un símbolo de la resistencia antiimperialista en Costa Rica, enfatizando su papel en la defensa de la soberanía nacional contra los intentos de anexión por parte de Walker. Además, se profundiza en la importancia de conmemorar eventos y figuras históricas como una forma de mantener viva la memoria colectiva del país.

También aborda la lucha de los trabajadores costarricenses en el siglo XIX por mejores condiciones laborales, destacando la reducción de las extenuantes jornadas de trabajo y la mejora de sus condiciones de vida como resultados de sus esfuerzos organizativos. Se menciona el surgimiento de partidos políticos y sindicatos que representaban los intereses de los trabajadores y artesanos, así como la formación de federaciones para fortalecer su posición colectiva.

Además, se explora cómo la tradición del Día Internacional de los Trabajadores, originada en Estados Unidos a fines del siglo XIX tras la lucha por la jornada laboral de 8 horas y los eventos trágicos de la huelga de Chicago en 1886, se extendió a Costa Rica y se convirtió en una ocasión para celebrar y defender los derechos de los trabajadores.

Asimismo, se reflexiona sobre la importancia de la rendición de cuentas en un sistema republicano, destacando la obligación del presidente y sus ministros de informar sobre su gestión anualmente. Se discuten problemas contemporáneos en la sociedad costarricense, como la privatización de instituciones públicas, la congelación de salarios y la inseguridad pública, y se subraya la importancia de la protesta y la movilización social para abordar estas cuestiones y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.

¿Qué origina el feriado del día Primero de Mayo?

Vladimir de la Cruz

El Primero de mayo, como día feriado en Costa Rica, está justificado, y así declarado, desde 1857, cuando el Presidente y Benemérito de la Patria, Juan Rafael Mora, gran conductor político y estratega militar de la Campaña Nacional, en la Guerra Nacional, y centroamericana, contra los filibusteros norteamericanos, estableció que debía celebrarse a perpetuidad, para recordar la derrota y, especialmente, la rendición de William Walker, el jefe filibustero, y su expulsión por ese motivo de Centroamérica.

La Guerra Nacional centroamericana contra los filibusteros tuvo dos fases, o dos etapas. La primera, que se conoce como la Primera Campaña, es la que se produce con la iniciativa de Costa Rica, desde finales de 1855, con la convocatoria del presidente Mora a la población costarricense, para prepararse y estar listos para ir a combatir, en defensa del territorio nacional, e ir a Nicaragua para sacar a los filibusteros de ese país, hasta el triunfo de la Batalla de Rivas, el 11 de abril de 1856, pasando por los combates de Santa Rosa, el 20 de marzo y de Sardinal, el 10 de abril.

La peste cólera, desatada después de la Batalla de Rivas, obligó a partir del 25 de abril, que el Ejército Nacional se desmovilizara de la persecución que se tenía contra Walker, se replegara a Costa Rica, con el impacto negativo que eso tuvo, de afectar alrededor de 10.000 costarricenses que fallecieron por esa peste.

Recuperados de esta situación, volvimos al escenario de guerra en Nicaragua, donde en ese segundo semestre de 1856, se habían incorporado los ejércitos de Honduras, El Salvador y Guatemala en esta lucha. También se había logrado una unión de los grupos políticos de liberales y conservadores en Nicaragua, que los involucró en esta lucha contra Walker, que se había declarado, por un breve período presidente de Nicaragua y había establecido la esclavitud.

El retorno a la guerra, contra los filibusteros, da origen a lo que se ha denominado la Segunda Campaña, con amplia participación de los ejércitos centroamericanos. El Estado Mayor Militar fue conjunto en ese segundo semestre de 1856. A partir de enero de 1857, el General José Joaquín Mora Porras, pasó a ser el jefe principal de todas las fuerzas militares centroamericanas.

Importantes batallas y enfrentamientos militares se dan contra los filibusteros en esta Segunda Campaña. Desde la estrategia militar de Costa Rica, el objetivo se centraba en ejercer el dominio de la llamada ruta del Tránsito, que era el control del río San Juan, para que los filibusteros no recibieran ningún tipo de ayuda por esa vía, la que se llegó a controlar.

Walker se había atrincherado en la ciudad de Rivas. Desde marzo hasta el 1 de mayo de 1857 las luchas se habían intensificado. Los ejércitos centroamericanos intensificaron sus ataques. Filibusteros desertaban huyendo. Walker se debilitaba. Cuarenta días de intensos combates llevaron a Walker a aceptar la rendición, que negoció el comandante Davis, de la corbeta de guerra norteamericana “Santa María” con el General José Joaquín Mora Porras, motivo por el cual su rendición le dio amparo para salir de Nicaragua, bajo la protección del Capital Davis, y no haber sido capturado por las tropas centroamericanas, que inevitablemente le hubieran llevado al fusilamiento.

El documento de rendición, del primero de mayo, contenía las siguientes cláusulas:

«Por medio del presente documento se celebra un convenio entre el general William Walker, por una parte, y el comandante H. Davis de la Marina de los Estados Unidos, por la otra, cuyas estipulaciones son las siguientes:

«Primero: El general William Walker y dieciséis oficiales de su Estado Mayor saldrán de Rivas con sus armas al cinto, pistolas, cabalgaduras y efectos personales, bajo la garantía de dicho capitán Davis de la Marina de los Estados Unidos, de que no serán molestados por el enemigo y se les permitirá embarcarse a bordo del barco de guerra norteamericano St. Mary en el puerto de San Juan del Sur, comprometiéndose dicho capitán Davis a transportarlos a salvo, en el St. Mary, hasta Panamá.

«Segundo: Los oficiales del ejército del general Walker saldrán de Rivas con sus armas al cinto, bajo la garantía y protección del capitán Davis, quien se compromete a vigilar que sean transportados a salvo hasta Panamá, a cargo de un oficial de los Estados Unidos.

«Tercero: Todos, las clases y soldados rasos, los civiles y empleados de diversas dependencias, heridos o sanos, se entregarán con sus armas al capitán Davis o a uno de sus oficiales, poniéndose bajo su protección y control. El capitán Davis se compromete a hacer que los transporten a salvo hasta Panamá, a cargo de un oficial de los Estados Unidos, en embarcaciones diferentes a las utilizadas por los desertores y sin entrar en contacto con ellos.

«Cuarto: El capitán Davis se compromete a obtener garantías, y por este medio garantiza, que a todos los naturales de Nicaragua o de Centroamérica, actualmente en Rivas, que se rindan a la protección del capitán Davis, se les permitirá residir en Nicaragua y se protegerán sus bienes y sus vidas.

«Quinto: Queda convenido, que a los oficiales que tengan sus esposas y familias en San Juan del Sur, se les permitirá permanecer allí bajo la protección del cónsul de los Estados Unidos, mientras se les presenta la oportunidad de embarcarse para San Francisco o Panamá.

«El general Walker y el capitán Davis se comprometen mutuamente a que este convenio se cumpla de buena fe».

El parte de guerra redactado por el General José Joaquín Mora Porras, como comandante en jefe de los Ejércitos Aliados de Centro América, dirigido al Ministro de la Guerra del Supremo Gobierno provisorio de la Republica de Nicaragua y al Cuartel General, instalado en Rivas, de fecha 1 de mayo de 1857, dice:

“Después de cuarenta días de asedio puesto a Walker y a los suyos, cuando a consecuencia de la mucha deserción había quedado este malvado caudillo con una pequeña fuerza, y cuando más sufría las penalidades del hambre y de la miseria, el muy honorable capitán don Charles Henry Davis, comandante de la corbeta de guerra norteamericana «Santa María», se presentó a mi campo lleno de los más humanos sentimientos, ofreciendo interponer sus oficios a fin de que Walker entregase por capitulación la plaza de esta ciudad con los elementos de guerra que existen en su poder, y demandando de mí garantías para aquel desgraciado, y para todos los que han tenido la deshonra de acompañarle. Fui deferente y acepté con agrado tal mediación, y desde entonces los trabajos del Honorable señor capitán Davis, fueron incesantes hasta obtener la rendición del enemigo.

He dado, pues, término a la guerra que los gobiernos de Centro América me hicieron la honra de encomendarme, y tengo la satisfacción de manifestar a U. S., señor ministro, que en este fausto suceso han tenido una parte muy activa la ilustración, el noble carácter y el empeño decidido del señor Capitán Davis.

Centro América, que hace algún tiempo que se ve agitada, y con arma en mano, por la injusta e inaudita usurpación que Walker intentaba hacer de su independencia y libertades públicas, deberá apreciar, tanto como merecen, los trabajos del honorable señor capitán Davis, y escribir en las páginas de su historia el nombre ilustre de este ciudadano noble de la Unión Americana, por haber hecho cesar el ruido de las armas y por el humano sentimiento de que no se derrame más sangre en nuevos y más encarnizados combates.

Haciendo, pues, la más alta recomendación a S. E., el señor presidente provisorio de la República, de la conducta política, humana e ilustrada del honorable señor capitán Davis, por el Honroso ministerio de U. S., y reservándome para después dar un parte circunstanciado de la capitulación referida, tengo la complacencia de firmarme con las consideraciones de aprecio y respeto que me merece, muy atento servidor.”

El Capitán Davis había logrado, desde el 24 de abril, que las mujeres y niños, abandonaran la ciudad de Rivas, frente a un inminente ataque final, que pondría en peligro sus vidas.

La negociación que desarrolló Davis con Walker en nada mencionó a los Ejércitos centroamericanos, ni al General José Joaquín Mora Porras, quien deseaba terminar la guerra, por lo que aceptó la mediación del Capitán Davis. Incluso, Walker no fue obligado a deponer sus armas personales, como tampoco se obligó a sus oficiales a dejar las armas.

Para mí, su rendición, ante Davis, fue una manifestación tácita de los intereses norteamericanos que se movían a favor de Walker, que trataban de salvarle la vida, como sucedió en ese momento. Incluso, porque, en el documento de su rendición, se presenta a las tropas centroamericanas como el “enemigo” de Walker, de quienes se le protegía. De igual manera, por el trato de militar que se le da a Walker, casi de militar “triunfante”, todos saliendo con “sus armas al cinto”, es decir, dispuestas para el combate.

La noticia de la rendición, y su salida de Centroamérica, fue recibida con júbilo, con gran alegría.

El 26 de octubre de 1857, por el Decreto XXXV, el presidente Juan Rafael Mora Porras, declaró en su Artículo VIII, lo siguiente:

“En recuerdo del triunfo completo de las armas de Centro América y de la rendición y expulsión de las fuerzas filibusteras, el día primero de mayo será feriado, y se celebrará en toda la República con la solemnidad posible, saludándose el pabellón en la aurora de dicho día con veintiún cañonazos”.

No sé si hoy, Primero de mayo, en los cuarteles o establecimientos policiales, y en el edificio del Ministerio de Seguridad Pública, se hace alguna ceremonia de esta naturaleza, al amanecer de este día, con los veintiún cañonazos, o con una salva de disparos, en ceremonia especial, como debe hacerse. O, en Alajuela, con el concurso del Museo Juan Santamaría, se hace una ceremonia similar.

Es obvio, porque así se da también, que en los discursos oficiales que se hacen en esta fecha, por motivos políticos, no se hace referencia a esta gloriosa fecha del Primero de Mayo, como la rendición de William Walker, ni alrededor de ello se levantan ánimos nacionales ni patrióticos.

Así desde 1858, el primero de mayo, es un día feriado, en todo el territorio nacional, que nos recuerda la rendición de William Walker.

Walker fue recibido como un héroe en Estados Unidos. Walker no desistió de sus intenciones de volver a Centroamérica con el mismo propósito de dominio territorial y de sometimiento de su población a la esclavitud.

A fines de 1857, en noviembre y diciembre, lo intentó fracasando en su llegada que le fue obstaculizada. En agosto de 1860 volvió a Centroamérica, ingresando por Honduras, por el puerto de Trujillo. En Honduras estaban afincados los intereses británicos, que tenían bajo control la costa caribeña de Honduras y Nicaragua, bajo la forma de protectorados, motivo por el cual Walker fue detenido por el Capitán Salmón, de la marina británica, quien lo entregó a las autoridades hondureñas, que tomaron la decisión de fusilarlo el 12 de setiembre de 1860, donde sigue enterrado, en el Puerto de Trujillo.

Al lema colonialista e imperialista de Walker, de someter a las cinco repúblicas centroamericanas, o ninguna, como él mismo decía, el resultado de la guerra centroamericana fue el grito unísono de las repúblicas de “¡Ninguna!”

La gloriosa fecha de la rendición de Walker produjo que en 1888, se hiciera el Himno al Primero de Mayo, con letra de don Juan Fernández Ferraz y con música de don José Campabadal, que tristemente ya no se enseña ni se canta en las escuelas, ni se fomenta como parte de la cultura nacional.

La Letra del Himno al Primero de Mayo dice:

Celebremos las épicas memorias
que brillo insigne a nuestra Patria dan;
cantemos sí, las ínclitas victorias
de Santa Rosa, Rivas y San Juan.

Nuestras playas audaces en son de guerra
bucanero traidor hollar osó,
más en los nobles hijos de esta tierra
invencibles guerreros encontró.

Nuestros padres vencieron al infame
que invadió nuestro hogar, torpe y cruel;
sus claros nombres la nación proclame
dignos de gloria y de inmortal laurel.

En su ejemplo nosotros aprendemos
del amor a la patria la virtud,
jamás, jamás, jamás consentiremos
el yugo odioso de la esclavitud.

Gloria eterna a los héroes legendarios
de Santa Rosa, Rivas y San Juan;
de su memoria eterna, relicarios
nuestros pechos indómitos serán.

Compartido con SURCOS por el autor.

La encrucijada centroamericana 1856-1857

Vladimir de la Cruz

A mediados del siglo XIX, con los recientes hallazgos de yacimientos de minerales, en California, se desató la fiebre del oro de la costa oeste a la del este, del Atlántico al Pacífico, en los Estados Unidos. No se había terminado de construir el ferrocarril que vinculara esos puntos. Hasta 1865 se concluyó esa obra.

En el Valle de Sacramento, en California, en 1848, se habían descubierto esos yacimientos de oro, desatando la fiebre del oro y las movilizaciones hacia California, por vía marítima, bajando hasta el Cabo de Hornos y luego cruzando por Nicaragua. Antes habían pensado usar el Istmo de Tehuantepec, en el sur de México, donde el presidente Pierce había logrado una concesión para construir un ferrocarril y, del mismo modo, usar la vía marítima fluvial que se prestaba a través de Nicaragua.

Los franceses por su parte habían intentado construir el canal transístmico en Panamá, luego de haber terminado el de Suez. No lo lograron. Hicieron un ferrocarril transístmico sin éxito internacional.

A finales de la década de 1840 se había fundado la Compañía del Tránsito, que en Estados Unidos realizaba el viaje marítimo, desde la costa oeste hasta California, recorriendo todo el litoral Atlántico hasta el puerto de San Juan del Norte, o Greytown, como lo llamaban los ingleses, en Nicaragua, cerca de la desembocadura del río San Juan, limítrofe de Costa Rica y Nicaragua. Movilizaban hasta 1000 personas por mes, navegando por el río hasta el Lago de Nicaragua, cruzando el Estrecho de Rivas, con caravanas, hasta el puerto de San Juan del Sur, desde donde continuaban a California.

Cornelius Vandervilt era el visionario de esta ruta y el dueño de la empresa naviera para desarrollarla.

Los ingleses, por su parte, se habían establecido en la costa atlántica de Nicaragua y Honduras, en la llamada Mosquitia, con protectorados que llegaron hasta finales del siglo XIX.

En 1850 los Estados Unidos e Inglaterra firman el Tratado Clayton-Bulwer, para asegurar esta ruta estratégica.

Centroamérica se había convertido en un escenario de proyección internacional de los intereses necoloniales o imperialistas de esa época. La Doctrina Monroe estaba vigente desde la perspectiva geopolítica de entonces.

En Estados Unidos había un proceso brutal de expansión de las colonias inglesas, ya independientes, en el este, hacia el oeste de ese territorio, avasallando y acabando con la comunidades indígenas y pueblos autóctonos de Norteamérica y, de paso, con los búfalos o bisontes. Ese proceso condujo a la rapiña sobre territorios que eran de México, a la compra de territorios a España, Francia y Rusia, que poco a poco fueron configurando el territorio actual de los Estados Unidos. Hacia el sur, hacia México, fue parte de esa expansión que desde 1823 fue perfilando el actual territorio del Estado de Texas, que en 1837 fue reconocido por el presidente Jackson como la llamada República de la Estrella Solitaria, como un estado de relaciones laborales y sociales esclavistas, admitido por unanimidad, por el Congreso de los Estados Unidos, en 1845, provocando, en ese momento, una ruptura de las relaciones diplomáticas con México.

Los Estados sureños de los Estados Unidos habían impulsado una economía esclavista, de carácter agrícola, en tanto los que se impulsaban hacia el norte avanzaban con un proceso industrialista, que requería mano de obra libre, contexto, en cierta forma, de la guerra civil que poco tiempo después azotó a los Estados Unidos.

En el conflicto militar con México las tropas norteamericanas llegaron hasta la capital de México en 1846. El 2 de febrero de 1848 se impuso el Tratado Guadalupe Hidalgo que le dio formalmente a los Estados Unidos los territorios de Texas, los que estaban al oeste de la Lousiana, incluyendo California, bajo un pago simbólico de 15 millones de dólares.

Así se materializaba parte de su Destino Manifiesto, que en la mira veía a México, América Central, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Las Filipinas, los viejos territorios del Virreinato de México.

En este proceso de guerras, y anexiones de territorios, estuvo William Walker, con su grupo de filibusteros, que servían a esos propósitos expansionistas y esclavistas.

En Nicaragua, el proceso de la Independencia, logrado en 1821, había permitido impulsar grupos políticos conservadores y liberales. Su lucha por el poder era intensa.

A mediados del siglo XIX el aventurero norteamericano Byron Cole le propuso al jefe liberal nicaragüense, Fruto Chamorro Pérez, que trajera a Nicaragua a William Walker, a prestarle sus servicios, con sus filibusteros, que llegó en 1855 con 300 hombres, que eran soldados curtidos, a modo de mercenarios en otras empresas anexionistas y filibusteras, que servían de esa manera a los intereses gubernativos de los Estados Unidos, y sus afanes expansionistas.

En Estados Unidos se comerciaba con territorios de Centroamérica, se vendían, como se venden hoy terrenos en La Luna.

Walker, así, llegó en 1855 “invitado” a Nicaragua. A finales de este año ya se había convertido en Jefe Militar e incluso firma, con el Presidente Patricio Rivas, un mapa de Nicaragua que ampliaba sus fronteras sobre los territorios de Costa Rica, comprendiendo la Península de Nicoya, que había sido parte del antiguo Partido de Nicoya, que se había anexado, incorporado, por su propia voluntad a Costa Rica, en 1824, territorio que Nicaragua seguía disputando a Costa Rica, y desde la desembocadura del río Tempisque hasta la desembocadura del río San Juan, que era la puerta de entrada, en Nicaragua, de la Compañía del Tránsito.

En Costa Rica, gracias a los representantes diplomáticos en Estados Unidos, Luis y Felipe Molina Bedoya, se recibían noticias, de los peligros que significaba William Walker y su presencia en Nicaragua, para Costa Rica y para Centroamérica.

William Walker, empoderado en Nicaragua, a principios de 1856 comisionó a uno de sus principales lugartenientes, Louis Schlessinger, para actuar con el gobierno costarricense proponiéndole prácticamente su sometimiento a los intereses y dominación política de Walker, lo que fue rechazado.

Así, el presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora Porras, desde el 20 de noviembre de 1855, había advertido y llamado a la población costarricense a prepararse frente a esta posible agresión y amenaza.

El rechazo de Schlessinger, que ni siquiera se le permitió ingresar al territorio costarricense, provocó la ira de Walker quien le dio la orden de avanzar sobre Costa Rica, lo que hizo a mediados de marzo de 1856, llegando hasta la Hacienda Santa Rosa, a pocos kilómetros de la frontera con Nicaragua, y a 35 kilómetros de la ciudad de Liberia.

Por su parte el presidente Mora continuaba preparando la defensa nacional. Nicaragua declara la guerra a Costa Rica, y es cada vez más claro para el presidente Mora, que la seguridad del país, y de Centroamérica, está en ir a sacar a los filibusteros de Nicaragua, el liberar al pueblo nicaragüense de su oprobiosa presencia, y asegurar de esa manera la Independencia de Centroamérica.

Costa Rica se mueve diplomáticamente con los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador, y otros, para actuar militarmente, y políticamente, de manera conjunta contra Walker en Nicaragua.

A principios de marzo de 1856, la tropa costarricense avanza hacia la frontera. Cerca de 10.000 soldados o combatientes, un 80% de voluntarios, se ponen en marcha, el 10% de la población nacional, el 20% de la población masculina, salida de sus campos agrícolas de trabajo, el café y la caña de azúcar, labores que tuvieron que asumir las mujeres para mantener la economía de guerra y el abastecimiento de los soldados.

El 16 de marzo se había llegado a la ciudad de Liberia. El 18 de marzo, en marcha hacia la frontera, se supo de la presencia filibustera en el territorio costarricense, en la Hacienda Santa Rosa. El 20 de marzo se realizó el combate, que de manera sorpresiva enfrentó a la tropa de 300 filibusteros, que había invadido el territorio nacional, comandados por Louis Schlessinger, quien fue derrotado en lo que se conoce como la Batalla de Santa Rosa, que duró menos de 10 minutos. A los 14 minutos se estaba redactando el parte de guerra anunciando la victoria de la tropa costarricense, la captura de unos filibusteros y la persecución que se hacía sobre el resto de esa tropa. Fue la primera derrota infligida a los filibusteros, derrota militar y moral, que Walker no aceptó.

A finales de marzo la tropa costarricense estaba a punto de entrar al territorio nicaragüense. El presidente Mora se dirigió al pueblo nicaragüense y sus municipalidades señalando que se iba a ingresar para liberarlos, sin ningún afán posesorio de Costa Rica.

El territorio costarricense era escudriñado, en toda la parte fronteriza para evitar la presencia filibustera y otra entrada sorpresiva, de ellos, que amenazara la integridad, la Soberanía, la Independencia y la Libertad de los costarricenses.

Los filibusteros, por su parte quisieron entrar, aprovechando afluentes y ríos que desembocaban en el río San Juan, para sorpresivamente de esa manera llegar casi hasta el centro del país. Por su parte, la directriz del gobierno costarricense fue de proteger ese flanco. Por ello, el 10 de abril, se produjo de nuevo un enfrentamiento en Sardinal, en la confluencia de ríos Sardinal con el Sarapiquí, donde de nuevo se impuso el ejército costarricense, derrotando por segunda vez a los filibusteros. Otra derrota para todos los efectos militar y moral.

El 10 de abril, por otra parte, el Ejército costarricense ya se encontraba en la ciudad de Rivas, Nicaragua, cerca de la ciudad de Granada, donde estaba Walker, quien también se había movilizado hacia Rivas.

El 11 de abril, de manera sorpresiva Walker atacó a la tropa costarricense, desarrollándose una batalla, la de Rivas, cruenta, sangrienta y larga, por casi 24 horas, con casi 1000 muertos y heridos de ambos bandos. Los combatientes de Sardinal, de unas horas antes, se tuvieron que sumar a los de Rivas, donde se concentraron los dos ejércitos, sin descansar y casi sin comer.

Ese 11 de abril, de 1856, de nuevo fueron derrotados los filibusteros. Walker huyendo hacia Granada fue depositando cadáveres en pozos de agua, lo que provocó el desarrollo de la peste del cólera.

El 25 de abril por este motivo el ejército costarricense fue desmovilizado del escenario de guerra, traído al territorio nacional, donde impactó con la peste a la población costarricense, motivo por el cual fallecieron 10.000 personas.

Finalizó así, lo que se ha llamado la Primera Campaña de lucha contra los filibusteros, campaña y batallas, que estuvieron a cargo del Ejército costarricense, y de sus principales jefes y conductores políticos y militares, el Presidente Juan Rafael Mora Porras, y los Generales José Joaquín Mora Porras y José María Cañas Escamilla.

Superada la peste del cólera se volvió al escenario de guerra. Ya estaban en esa segunda mitad de año 1856 las presencias de los ejércitos de Guatemala, Honduras y el Salvador. También se integró Nicaragua, que ya había roto con Walker quien se había declarado presidente de Nicaragua y había establecido la esclavitud.

Esta nueva etapa de la confrontación contra Walker se le ha llamado la Segunda Campaña, que se produce desde agosto de 1856, con una serie de combates, hasta que nuevamente, en Rivas, el 1 de mayo de 1857, William Walker es derrotado y se rinde, siendo sacado de Centroamérica.

Recibido como un héroe en Estados Unidos, intenta de nuevo invadir Centroamérica, entre 1857 y 1860, varias veces. Capturado en Honduras en 1860 por ingleses, es entregado a las autoridades hondureñas, quienes le fusilan en setiembre de 1860, acabando de esa manera con ese proyecto anexionista y esclavista en Centroamérica.

Se dice que, ante su fusilamiento, Walker advirtió que lo que no habían podido hacer sus fusiles, lo harían los dólares… parte de la Historia de Centroamérica que no ha acabado…

 

Artículo publicado en la revista internacional MEER y compartido con SURCOS por el autor. 

El Chavato

Vladimir de la Cruz

Históricamente, ¿cómo llegaremos a conocer, a definir, o a calificar al actual gobierno de la República? Esta será una discusión de historiadores, sociólogos, politólogos, analistas de las ciencias sociales y económicas, periodistas y comunicólogos, desde ahora hasta los próximos años. Pero, ya se puede ir apuntando en esa dirección, porque se aprecia una ruptura institucional de este gobierno con los anteriores, y del Presidente con sus antecesores, en la forma de trato y abordaje de la crítica política, del control político que se ejerce por los diputados, analistas, periodistas y medios de comunicación, así como por gestores de opinión pública.

Nunca antes, en mi conocimiento histórico, y en la práctica histórica, que me ha tocado vivir, con conciencia de lo vivido, al menos desde el gobierno de Mario Echandi, 1958-1962, se ha dado una situación como la que estamos enfrentando.

Con el gobierno de Francisco Orlich, 1962-1966, en medio de la agudización de la Guerra Fría por el surgimiento de la Revolución Cubana, vivimos restricciones a la libertad de prensa, cuando gobierno proscribió el Semanario Adelante que había impulsado Joaquín García Monge, para darle un espacio a los que habían perdido su voz pública, con motivo de los sucesos de 1948.

En el gobierno de José Joaquín Trejos Fernández se secuestraban libros en las aduanas portuarias, y se establecieron controles migratorios, anticonstitucionales, de impedimento de viajar a Cuba y a los otros países socialistas, de la época, que se mencionaban en un sello que se ponía en los pasaportes.

En ese período, desde 1948 hasta 1970, se impidió el ejercicio electoral de los comunistas, con partido propio.

En el gobierno de Luis Alberto Monge, 1982-1986, en el contexto de la guerra que se impulsaba contra el gobierno sandinista, surgido en 1979, por parte de los Estados Unidos y sus agencias contra revolucionarias sandinistas, se cerró la radioemisora Radio Noticias del Continente, por su línea informativa con el proceso político nicaragüense y de otros países latinoamericanos.

Después de estos eventos no hay registros históricos de gobernantes, o sus gobiernos, en contra de los medios de comunicación, sus periodistas, o en contra y en persecución de quienes, en uso de la Libertad de pensamiento, de palabra, y de expresión en general, haya habido situaciones por las cuales estas libertades se hayan amenazado o se haya actuado institucionalmente para limitarlas, debilitarlas y anularlas fácticamente.

Estos presidentes nunca fueron despóticos en sus actuaciones, irrespetuosos con sus opositores, confrontativos y denigrativos con la prensa o con los periodistas. Tenían su señorío, su distinción política, que les era respetada.

Los rasgos autoritarios y despóticos, del actual Presidente de la República, van marcando y delineando, claramente el carácter antidemocrático que está tratando de establecer, y de ejecutar, con sus actuaciones intimidantes, contra los distintos sectores sociales, políticos y económicos, para avanzar hacia un estado, hacia un régimen de terror institucional, de cercenamiento de libertades, de persecución de personas, de gobernar sin controles públicos ni políticos, con facilidad para la contratación pública sin controles administrativos, debilitando en ese sentido a la Contraloría General de la República, como institución, siendo un organismo auxiliar de la Asamblea Legislativa, que marca el terreno peligroso de la corrupción administrativa cuando se quiere gobernar sin controles, cuando se quiere gobernar impulsando contrataciones directas, concesiones y licitaciones sin controles administrativos, posibilitando en esos negocios públicos, de esa forma, grandes manejos de dineros y posibilidades, igualmente, enormes de aprovechamientos corruptos de esas contrataciones que se desean impulsar de esa manera, como seguramente se hace en muchos países gobernados dictatorialmente, despótica o autoritariamente, que es la marca país que quiere imponerse, con el actual presidente, que en su condición de funcionario internacional, en países de ese tipo, vio y vivió como se gobernaba, y cree que aquí se pude gobernar con esas tradiciones poco republicanas.

La tradición de la Libertad de Prensa, que se asoció en sus inicios a la Libertad de Opinión, de Pensamiento y de Imprenta, desde el primer Jefe de Estado, Juan Mora Fernández, que estimuló la prensa mural, donde lo único que se prohibía es que se dijeran mentiras, calumnias y difamaciones, ha sido un estandarte de nuestro desarrollo democrático.

Con la llegada de la Imprenta, en la década de 1830, se fortalecieron esos derechos, hoy considerados Derechos Humanos.

De aquellos gobernantes, el Dr. José María Castro Madriz, fue quien se convirtió en el gran adalid de estas libertades y derechos.

El Dr. José María Castro Madriz, Jefe de Estado y Presidente que nos dejó una gran obra pública, el 1 de noviembre de 1842 cuando apareció el semanario “El Mentor Costarricense”, marcó los senderos luminosos de la marcha del periodismo costarricense. Dijo, en ese sentido, que “la opinión pública debe ser el oráculo de un gobierno libre y popular; que no puede conocerse bien si no es expresándose bajo los auspicios de la augusta libertad de prensa, y que tampoco puede ilustrarse si no es con la publicación de los pensamientos y el debate de los escritos, de que resulta triunfante la verdad”.

El Mentor Costarricense procuraba instruir al pueblo en sus deberes e informarle sobre los aconteceres más importantes de la marcha del Gobierno por medio de la publicación de sus acuerdos. Para ello también pedía la colaboración de los ciudadanos en la tarea común de la construcción de la Patria.

Fue una época, la del Dr. Castro, en la que la prensa vio aparecer periódicos críticos, que atacaban duramente al Gobierno, como al gobernante. Frente a estas críticas, que algunos de sus allegados querían que se acallaran, reaccionó fuertemente el Dr. Castro Madriz, con los siguientes pensamientos que señalan los ejes rectores del ejercicio de estas libertades y del periodismo nacional, que debemos siempre resguardar. Dijo el Dr. Castro:

“Quiera Dios que durante mi presidencia sean saciadas las hambres de libertad de prensa para que mis sucesores encuentren calmados los ánimos y encauzado, por sí solo, este derecho incontrovertible del hombre a un plano de más elevadas miras…”

“Quiero que mi Patria, ya que no puede ser temida por su fuerza, sea considerada por su justificación y cordura, de modo que sobre cualquier agravio que se le infiera, recaiga el anatema del mundo civilizado. No tenemos escuadras, tengamos la simpatía de las naciones. La civilización del siglo ha definido la libertad política y religiosa, elevándola a dogma de paz y de ventura. Como tal la conozco y sabré acatarla y sostenerla”.

“Creo que la expresión de la verdad, aún la más amarga, conviene al gobernante que como yo, tiene el valor de abdicar ante ella sus errores, y el sincero deseo de tomarla por base de sus actos. Creo, en fin, que toda discusión ordenada y comedida ilustra, y que el lenguaje sólito de las malas pasiones, contra un gobierno que por su legitimidad y rectitud abunda en medios morales de defensa, es impotente”.

“La libertad de la prensa es un derecho consagrado por la ley, y como tal debo respetarlo, cualquiera que sean las consecuencias que de su ejercicio para mí resulten. Quizás su acción en estos momentos no sea favorable para mi Gobierno, desde luego que contra él se esgrimen con no disimulada furia sus armas; pero esa libertad es una de las que a la nación más honran, y andando el tiempo, de las que más habrán de aprovecharle; y entre lo que creo que le conviene a la nación y lo que me conviene a mí, como Jefe de ella, yo no vacilo. Primero y ante todo la nación, y primero el derecho de los ciudadanos a ella, que lo que pudiera convenirme a mí en esta jefatura transitoria, que mucho me honra, pero que para mi corazón y mi espíritu tiene poco de placentero, y sí mucho de mortificante, puesto que ejecutando el bien, según mi conciencia, me expongo a cosechar en perjuicio personal mío males sin cuento. Que sea así en buena o mala hora; pero mi mano no suscribirá jamás nada que pueda ser atentatorio contra derechos que están consagrados por las costumbres, a menos que estos pudieran tener carácter manifiestamente dañino a la moral social, como quedan todavía algunos, cuya desaparición debemos confiar, sin embargo, antes que a nuestra acción coercitiva, a la marcha depurativa y lenta, pero siempre segura, de los tiempos. Para esos somos, antes que mandatarios, educadores de un pueblo que entró hace poco en la pubertad y cuyo espíritu debemos fortalecer adiestrándolo en el ejercicio amplio de sus capacidades sociales, y no debilitarlo, escamoteándole la facultad de realizar, en todos sus campos y con entera plenitud, los que la ley le consagra como legítimos derechos suyos”.

Enfatizo en “antes que mandatarios, educadores de un pueblo”, el deber primero del Gobernante, del jefe del Estado, del Presidente de la República. Hoy no tenemos eso. Lo que se exhibe es un patán presidencial, un pachuco institucional con sello presidencial, cuya conducta y forma de expresión se caracteriza por la vulgaridad, la chabacanería, el facilismo verbal histriónico, dramático y emocional, insensible a las críticas y desaprobación, culpando constantemente de sus malas actuaciones gubernativas, y públicas, y de sus fracasos institucionales a sus opositores políticos, institucionales o partidarios, escritores, periodistas, gestores de opinión, analistas en los diferentes medios informativos.

La situación de ataque sostenido que ha tenido y mantenido, contra la Libertad Prensa, ha hecho que recientemente El Departamento de Estado, de los Estados Unidos, información divulgada el pasado martes, y la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, en su reunión del pasado 19 de abril, concluyeran y coincidieran en que el gobierno del Presidente Rodrigo Chaves Robles, es una amenaza directa al Derecho Humano que cubre la llamada Libertad de Prensa.

En síntesis, ambos informe, señalan los ataques verbales contra la prensa, los epítetos señalados contra ella, “prensa canalla”, “prensa maldita” y “prensa sicaria”. Señalan la intimidación, el acoso, el acoso en línea, la autocensura que provocan sus ataques, por las reprimendas públicas que realiza a periodistas, medios de comunicación, escritores, analistas, funcionarios públicos; por la inseguridad que provocan esos ataques contra periodistas, que ha hecho que algunos medios haya dejado de enviar periodistas a las llamadas mesas de prensa de los miércoles en casa presidencial, por cuanto allí no se sentían seguros en su integridad; por el ataque constante a los poderes públicos, debilitándolos en su imagen y respeto institucional, así como a los funcionarios y miembros de esos poderes, magistrados, jueces y diputados; concentrando la pauta publicitaria en aquellos medios y programas que solo ensalzan el gobierno y evitan las críticas a su gestión; limitando o reduciendo, incluso, el acceso a la información, especialmente la que tiene que ver con la corrupción.

Para la SIP, el presidente Chaves atenta contra la Libertad de Prensa.

De seguir así estaremos ante una nueva forma de ejercer el gobierno en Costa Rica, no una forma democrática republicana, sino una forma autoritaria, despótica, dictatorial tiránica…, sin lugar a duda, dando origen a lo que podríamos llamar el Chavato.

Compartido con SURCOS por el autor.

A la Historia… Por Media Calle. Vladimir de la Cruz sobre el Día del Libro

Por Sofía Jiménez Murillo

Sin autores no hay libros. El historiador costarricense Vladimir de la Cruz realiza una reflexión amplia acerca de la importancia histórica del Día del Libro a nivel regional y mundial, señalando que todos los libros que leemos logran ser producidos gracias al arduo trabajo que realizan una serie de individuos que perfeccionan y agilizan su producción, tales como los prologuistas, los diagramadores, las editoriales y los ilustradores de las grandes obras escritas.

Los libros permiten el acceso a la cultura. Le otorgan a la persona lectora una oportunidad para sumergirse en diferentes contextos y espacios, de la mano de personajes e historias fascinantes. Es importante recordar que la creación literaria también admite la capacidad de expresión de la persona que escribe, dándole amparo bajo los derechos de publicación y de autor. 

De la Cruz, además, expone sobre su exposición literaria desde su niñez, sobre aquellos autores nacionales cuyas obras ha leído, sobre las librerías y editoriales especializadas en ciertas producciones de tópicos de libros, tales como libros sobre los temas de derecho.

Para consultar la programación completa, puede ingresar en el siguiente enlace que le llevará a la página de Facebook de Voces X Media Calle: https://www.facebook.com/vocesxmediacalle/videos/398153606428277.

Si desea estar al tanto de las publicaciones del medio, puede seguirles en su página de Facebook por medio de éste enlace: https://www.facebook.com/vocesxmediacalle

*Fuente de la imagen: página de Facebook de Voces X Media Calle