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Talleres infantiles gratuitos de la Benemérita Biblioteca Nacional

Por Sofía Jiménez Murillo

La Benemérita Biblioteca Nacional invita a inscribirse en los talleres infantiles que ofrecerá a partir del lunes 15 de enero. Dentro de las opciones, ofrecerá talleres enfocados en la música tradicional costarricense, las manualidades artísticas y enseñanza sobre la literatura china y la historia de nuestro país. 

En la imagen adjunta puede ver más información sobre los talleres que se ofrecerán. Si desea inscribirse, puede llamar al 2257-4814 o al 2211-4305. Para más información puede enviar un correo al email talleresbibliotecanacional@sinabi.go.cr.

¡Le esperamos!

Curré/Yímba extiende la invitación oficial a su tradicional Juego de los Diablitos 2024

Por Uriel Rojas

☑Ceremonia ancestral se realizará del 25 al 28 de enero.

La comunidad indígena de Rey Curré ultima detalles para celebrar su festividad cultural más importante del año llamado “El Juego de los Diablitos”, una tradición ancestral que rememora las luchas que tuvieron sus antepasados ante los procesos de conquista, hace más de medio milenio.

Esta práctica ancestral es una de las ceremonias indígenas más antiguas de Costa Rica, decretado Patrimonio Cultural Inmaterial del país desde el 2017.

La manifestación involucra una serie de actores que participan de manera secuencial, iniciando, en esta oportunidad, el jueves 25 de enero, a la medianoche, con la llamada “nacencia de los diablitos”; finaliza el domingo 28 de enero, en horas de la tarde-noche.

Para iniciar esta tradición, los diablitos suben en silencio a una loma cercana al pueblo, se visten con sus atuendos y esperan con respeto a que sea exactamente la medianoche.

El estallido de múltiples bombetas anuncia que la lucha ha iniciado. Los diablos mayores suenan caracoles y el ritual es acompañado por sonidos de tambores, flautas y acordeón.

De inmediato, los diablitos gritan, se abrazan, bailan, saloman y empiezan a descender de la loma, dirigidos por los diablos mayores, quienes son los encargados de dirigir la comitiva.

El pueblo entero se une a esta tradición acompañando a los diablitos y juntos recorrerán, hasta el amanecer, todas las casas de la comunidad en donde son recibidos por sus anfitriones, con mucho entusiasmo, mientras comparten chicha de maíz y tamales de arroz.

Nacencia de diablitos coincide con la luna llena

La nacencia de los Diablitos en Curré/Yímba 2024 coincidirá de manera natural con la luna llena, algo que suma expectativas y genera una gran emoción entre los pobladores indígenas de la comunidad, ya que desde tiempos antiguos la energía de los astros ha desempeñado un papel fundamental en la realización de ceremonias, rituales y eventos de gratitud a las deidades.

Esta coincidencia es una forma de amalgamar tributos a una antigua relación entre indígenas y la energía de los astros.

Actividad cultural es gratuita y abierto a todo público

Esta tradición es abierta al público y de manera gratuita.

La comunidad no posee servicios de hospedaje.

Se recomienda a los visitantes tomar en cuenta este detalle reservar hoteles y cabinas cercanos, los cuales se ubican a 25 minutos de Rey Curré en carro.

Sin embargo, la comunidad sí cuenta con espacios abiertos para acampar.

Se recomienda vestir ropa ligera, zapatos cómodos, utilizar bloqueador solar, repelente, agua embotellada, y comunicarse con los organizadores para obtener facilidades.

¿Cómo llegar a Curré?

La comunidad indígena de Curré/Yímba se ubica en la Zona Sur de Costa Rica, en el cantón de Buenos Aires, provincia de Puntarenas, a 220 km al sur de San José.

Su acceso es muy sencillo, ya que se ubica a orillas de la carretera Interamericana Sur, entre Palmar Norte y Buenos Aires.

Se cuenta con servicio de buses, que salen desde el GAM y pasan por Curré cada dos horas.

Se viajas desde la capital o el GAM, puedes llegar por la carretera que pasa por el Cerro de la Muerte, Pérez Zeledón, Buenos Aires, Curré/Yímba, o también por la Costanera, llegando hasta Palmar Norte y seguir hacia Curré.

Puedes usar las aplicaciones waze o Google maps digitando: Salón Comunal Rey Curré de Buenos Aires, Costa Rica.

Para más detalles, puede comunicarse vía WhatsApp al 8709-3735 o al correo electrónico: urieldecurre@gmail.com

Herbert Enrique Contreras recibe el Premio Mundial Águila de Oro a la Excelencia Literaria

Herbert E, Contreras Vásquez.

Por Mauricio Bonilla Blanco

La Unión Hispanomundial de Escritores, junto a Mil Mentes por México Internacional y con el respaldo de la Academia Mundial de Literatura, Historia, Arte y Cultura, así como la UNACCO Centro y Sudamérica, han otorgado el «Premio Mundial Águila de Oro a la Excelencia Literaria» al escritor costarricense Herbert Enrique Contreras.

El reconocimiento, ratificado por el Centro Universitario Cever Siglo XXI y otras instituciones asociadas a la Alianza de Líderes Globales, resalta las notables contribuciones literarias de Contreras durante el año 2023. Este galardón destaca no solo su destreza artística, sino también su compromiso con la excelencia global, consolidando su posición como una figura destacada en la escena literaria internacional. La distinción subraya el impacto duradero de su obra y su relevancia en la herencia cultural y literaria mundial.

UCR: Etnia ngäbe, guardianes de un patrimonio cultural vivo y en transformación

Las mujeres ngäbes han sido clave en la conservación de su patrimonio cultural. Ellas son las que generalmente se encargan de la elaboración de los vestidos tradicionales y de otras artesanías. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El resguardo de su patrimonio cultural es uno de los principales valores de la etnia ngäbe, junto con su incidencia política para lograr mejores condiciones de vida.

El pueblo indígena ngäbe destaca por su colorido arte, que incluye objetos como las chaquiras, las chácaras, los mastates (corteza de árbol que se trata hasta hacer una especie de tela sobre la cual se pintan diferentes figuras) y los sombreros. También resaltan los vestidos tradicionales que confeccionan las mujeres para su uso diario, los cuales son conocidos popularmente como naguas.

Estos últimos son una de las expresiones culturales más destacadas de la identidad y del patrimonio ngäbe. Los vestidos tradicionales son elaborados con telas lisas, a las cuales las mujeres les colocan coloridas aplicaciones geométricas triangulares o lineales.

Según expresa la diseñadora ngäbe Raquel Palacios Ruiz, la mayoría de estas figuras geométricas o lineales de los vestidos tradicionales están inspiradas en elementos de la naturaleza y específicamente simulan los colores de las serpientes.

Los diseños varían según el gusto de las mujeres, aunque aún se mantienen aspectos del concepto de vestido tradicional, tales como el tipo de corte amplio y el cuello de las prendas.

Estas prácticas culturales (la elaboración de los vestidos, chácaras, pulseras y collares) se transmiten de una generación a otra, gracias al aporte y el trabajo de las mujeres. Por su parte, los hombres de la etnia se encargan de preservar otras costumbres, como la elaboración de los sombreros, de enseñar la religión y de educar sobre la medicina tradicional.

Actualmente, estas tradiciones no solo les permiten a las personas ngäbe visibilizar y fortalecer su cultura, sino también tener la oportunidad de vender algunos productos artesanales y así aportar con su trabajo a la economía familiar y comunal.

En este último punto, el Dr. Pablo Ortiz Rosés, médico que ha trabajado durante más de 35 años con la comunidad de La Casona, resalta que el concepto que tenemos las personas no indígenas sobre las artesanías ngäbe es equívoco, ya que en realidad se constituyen como objetos de suma importancia para el quehacer y el estilo de vida de esta etnia.

“Estos objetos, por ejemplo, las chácaras, son usadas por los ngäbes para tener a sus bebés, las usan como cunas o para cargar objetos pesados como la leña. Los mastates son una forma de expresión. En fin, para nosotros son una artesanía, pero para ellos son parte de su forma de vida, les son de utilidad para su diario vivir”, afirma Ortiz.

Ahora, los ngäbes “han optado por vender una parte de lo que elaboran, primero porque tienen muchas habilidades para hacerlos y porque alguna gente se los pide, pero sobre todo para poder generar dinero para comer y sobrevivir”, porque este pueblo indígena “no tiene incorporado en su cosmovisión el concepto de comercio, tal y como nosotros los no indígenas lo entendemos”, agrega.

Creatividad y complejidad técnica

Cada uno de los diseños de los vestidos, las chácaras, los sombreros y las chaquiras ngäbes son irrepetibles y únicos, ya que su conceptualización nunca fue plasmada en un molde o en papel.

Cada persona artesana imagina las figuras en su mente y las realiza directo en el material de soporte durante el proceso de elaboración.

Esto hace que el aprendizaje del arte ngäbe sea complejo, ya que se da por medio de los mecanismos de tradición oral y de observación. De esta manera, las personas más jóvenes aprenden a elaborar estos artículos de uso diario, viendo y practicando junto a sus progenitores y familiares más cercanos.

Por esta razón, el valor y riqueza cultural del arte ngäbe es incalculable, ya que se trata de piezas exclusivas y únicas, a las cuales se les suma el hecho de estar inspiradas en una cosmovisión de cuidado, amor y respeto hacia la tierra y la naturaleza.

La M. Sc. Ana Patricia Rojas Hernández, arqueóloga de la Sede del Sur de la UCR y reconocida por su trayectoria en el resguardo del patrimonio cultural de diferentes comunidades indígenas, explicó que la comunidad ngäbe se caracteriza por elaborar artesanías, en las cuales los trazos de las figuras geométricas se realizan con alto grado de pericia y complejidad.

“Tanto los vestidos como los bolsos, los collares y las pulseras ngäbe son siempre de colores muy vistosos y sus combinaciones son muy hermosas. Los motivos geométricos, triangulares y lineales son elementos que también se encuentran en la cerámica precolombina y que precisamente responden a su cosmovisión sobre la naturaleza, en donde la figura de la serpiente tiene un rol fundamental”, explica Rojas.

En cuanto a la forma de conceptualizar y ejecutar la técnica, la arqueóloga comenta que sin duda tiene un alto grado de complejidad, ya que los artesanos piensan el diseño y lo van haciendo sobre la marcha, por lo que la forma de preservar la tradición es precisamente interactuando y viendo cómo se hacen los productos.

Rojas señaló que el rol de la UCR ha sido fundamental para reconocer y contribuir a preservar el legado cultural de la etnia ngäbe, más aún en cuanto a la generación de espacios de intercambio y de aprendizaje, en los cuales se promueve la importancia de la diversidad y el rescate de la riqueza cultural e histórica de las comunidades indígenas.

El arte ngäbe se transmite de una generación a otra, por medio de mecanismos de tradición oral y de observación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Esta labor de dicha institución se realiza por medio de varios proyectos de docencia, acción social y de investigación de las diferentes sedes universitarias y unidades académicas, entre las que destacan la Escuela de Antropología, la Vicerrectoría de Acción Social, la Facultad de Odontología, la Escuela de Salud Pública y la Sede del Sur.

En el caso del patrimonio cultural ngäbe, la Sede del Sur, por medio del proyecto Golfito Cultura y Más, ha impulsado diferentes espacios educativos y de interacción en las comunidades indígenas, mediante los cuales se incentiva el aprendizaje sobre este acervo cultural en las personas más jóvenes.

“Para la UCR ha sido muy importante impulsar junto con las comunidades ngäbes diferentes procesos de interacción intergeneracional, en donde los adultos enseñen a los niños, así como facilitar espacios de encuentro y de intercambio para empoderar a las comunidades en el reconocimiento de su valor identitario y de su patrimonio cultural, con el fin de que esa riqueza y diversidad cultural no se pierda”, sostiene Rojas.

Para la investigadora, además de su llamativo arte, los ngäbes constituyen una de las comunidades indígenas de Costa Rica que ha logrado conservar gran parte de su cosmovisión a pesar de los procesos de penetración cultural.

“Ellos han mantenido, en la medida de lo posible, su cultura, a pesar de que actualmente existen procesos de aculturación muy fuertes. Es muy propio de ellos haber conservado su forma de pensamiento y de entender el mundo, por ejemplo, sus creencias, sus formas de vestir, sus formas de contar, su lengua, su gastronomía y principalmente el hecho de sentirse parte de un sistema más grande que lo es todo: la naturaleza”, amplía.

Ortiz opina que uno de los retos más grandes, en materia de resguardo del patrimonio cultural ngäbe, es lograr articular esfuerzos para que exista una política nacional que guíe las labores de la institucionalidad en este tema, con un enfoque de diálogo, de escucha y de aprendizaje mutuo.

“Hemos intentado ayudar a las comunidades ngäbe desde diferentes instituciones como la academia, la Caja Costarricense de Seguro Social y las organizaciones sociales, pero desde nuestra propia concepción de éxito y de progreso. Esto se refleja en múltiples proyectos y acciones que se han tratado de implementar con muy buenas intenciones, pero sin conocimiento y respeto de la cosmovisión de los ngäbes”, advierte.

En su criterio, “aún no hemos logrado entender que, si queremos ayudar, debemos hacerlo desde la escucha activa, el diálogo y el aprendizaje mutuo, en un modelo donde estas comunidades más bien nos enseñen cómo es que, desde su forma de entender el mundo, ellos han logrado solucionar sus principales necesidades de sobrevivencia. Y ahí, desde ese punto de partida, ver cómo nosotros podemos aportar”, manifiesta el profesional.

Empoderamiento comunal

El amor y respeto por la naturaleza forman parte de los valores más destacados de la cosmovisión ngäbe, así como el empoderamiento de las mujeres para mejorar las condiciones de vida de sus comunidades. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El resguardo de su patrimonio cultural es uno de los principales valores de la etnia ngäbe, aunque no es su única fortaleza. También han surgido y se han fortalecido otras características, tales como el liderazgo político de sus mujeres y el empoderamiento comunal para la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Así describe la situación actual de este pueblo originario la Dra. Carolina Quesada Cordero, antropóloga de la UCR, quien ha estudiado a la comunidad ngäbe de Abrojo Montezuma, a través de diferentes proyectos de acción social y de investigación.

Desde su perspectiva, las mujeres y hombres de este pueblo no solo se han preocupado por resguardar sus tradiciones y costumbres, sino que también se han interesado en ocupar espacios de incidencia política que les permitan mejorar el acceso a la salud, la educación, al agua, en fin, a mejorar sus condiciones de vida.

“Es importante destacar que el hecho de que sean tan cuidadosos en mantener vivas sus tradiciones y costumbres no quiere decir que no estén deseosos de avanzar para tener mejores condiciones para su comunidad”, destaca Quesada.

Actualmente, el acceso a la salud y al agua, el mal estado de las calles, así como las pocas oportunidades laborales y de subsistencia son parte de los desafíos estructurales que enfrenta la población ngäbe. Estos últimos aspectos son los principales motivos por los cuales una parte de ellos se moviliza para trabajar temporalmente en la siembra y recolección de café.

Gracias al empoderamiento e incidencia política, principalmente de las mujeres, el pueblo ngäbe se ha ido organizando en asociaciones y otros grupos comunales. Esta situación ha impactado de forma positiva no solo el tema del resguardo de las tradiciones y costumbres, sino también el proceso hacia la construcción de una mejor calidad de vida.

“Algo muy importante es que quienes mantienen las artesanías como tradición en estas comunidades indígenas son las mujeres. Esta es una labor que está fuertemente asociada a ellas y su rol en el resguardo de la tradición es muy importante, porque son ellas las que conservan estas prácticas de generación en generación”, comenta Quesada.

Sin embargo, a muchas de estas mujeres también les ha tocado convertirse en jefas de hogar y en ese contexto han ido ocupando otros espacios de toma de decisiones que antes eran ocupados por hombres. En el caso de Abrojo Montezuma, por ejemplo, ellas lideran la asociación para la producción del cacao y se han involucrado en la práctica de deportes como el fútbol.

Además, aunque se mantienen algunas concepciones sobre lo que no debería cambiar en cuanto a las tradiciones y costumbres ngäbes, también hay consenso en la comunidad sobre cuáles son sus principales luchas y deseos de superación.

“El acceso a la tierra es muy importante para la comunidad ngäbe. También se ha ido avanzando en materia de recibir educación, muchas de las que terminan su formación más allá de la etapa del colegio son las mujeres; otro asunto importantísimo para ellos es la idea de conservar el idioma, de recuperar el conocimiento sobre algunas plantas medicinales y de sentir apego por la estructura familiar, por los ancestros, por saber de dónde vienen y cuál es su rol en cada una de las familias”, manifiesta la experta.

Por último, describe a esta comunidad indígena como una población con una cultura viva y en transformación, que mantiene su amor por la naturaleza y sus tradiciones, que aspira a mejorar su acceso a la salud, a la educación y a la infraestructura y, sobre todo, a que se les reconozca y se respete su cosmovisión.

Los indígenas ngäbes
La comunidad indígena ngäbe forma parte de los ochos pueblos originarios de Costa Rica. Esta etnia habita la provincia de Puntarenas en los cantones de Coto Brus, Corredores, Golfito y Puerto Jiménez, así como en Sixaola, en las cercanías de la frontera con Panamá, y en la zona de Los Santos. Su lengua materna es el ngäbere.
Según el Atlas de los pueblos indígenas de Costa Rica, esta comunidad cuenta con alrededor de 3 600 habitantes, quienes habitan los siguientes lugares: Territorio Indígena Abrojo Montezuma; Territorio Indígena Alto Laguna, Territorio Indígena Conte Burica; Territorio Indígena La Casona y el Territorio Indígena Altos de San Antonio.
Su economía se basa en la agricultura y cultivo del cacao, frijol, maíz y plátano, así como en la cría de cerdos y de aves de corral, la caza, la pesca y la elaboración de productos artesanales. Algunas personas de esta comunidad también se dedican a trabajar en fincas cercanas y otras participan temporalmente de las cogidas de café en Coto Brus y la zona de Los Santos.
La Escuela de Antropología muestra en una exposición virtual todos los detalles sobre los vestidos y artesanías ngäbes. Puede ingresar por medio de la página oficial de Facebook Antropología UCR.

 

Tatiana Carmona Rizo
Periodista, Oficina de Comunicación Institucional, UCR

El arte de labrar jícaros

Por Uriel Rojas

Labrar un jícaro o calabazo (Crescentia cujete), es parte de las artesanías que realizan algunas familias en Rey Curré.

Se usan para elaborar dibujos alusivos al contexto natural indígena.

Por muchos años en Curré se conservaron las tinajas de barro que usaban para traer el agua del río Grande de Térraba.

Con la desaparición de estos utensilios se empezaron a usar los calabazos. Eran grandes en forma ovalada que vino a sustituir a las tinajas. Lo hacían sin decorar, si acaso alcanzaban a ponerle alguna inicial para distinguir quién era su dueño.

Los calabazos antiguos eran sencillos, no se les quitada la superficie ni se les elaboraba ningún dibujo.

Las primeras artesanas solo le hacían un hueco pequeño en la parte superior del calabazo y luego le sacaba las tripas del mismo, usando piedras pequeñas que están entre la arena del río.

Ellas eran curiosas, escogían la tarde o la mañana para ir a lavar con mucha paciencia estos calabazos y cuando estaban seguras de que no tenían ningún resto de tripas en sus adentros, regresaban con sus calabazos llenos de agua a su ranchitos y lo guardaban por tres días, enjuagándolos a diario para luego ser usado como utensilio de cocina.

Los calabazos daban al agua frescura y lo mantenía en buen estado hasta por tres días. Al hueco que le hacían en la parte superior del calabazo le adaptaban un pedazo de madera en forma de tapón, en especial de balso el cual también debe cumplir un proceso de limpieza o purificación.

En la actualidad, se elabora un tipo de artesanía en jícara que asemeja a los calabazos antiguos pero ya no cumplen una función utilitaria en la cocina, se hacen para venderse en el mercado local y nacional.

Estos están decorados con figuras que están aún frescas en las memorias de estos nuevos artesanos tales como animales, plantas y figuras humanas que representan al contexto indígena de los antepasados, decorando los bordes con líneas espiraladas y grecas muy similares a las que aparecen en los petroglifos precolombinos.

Estos pequeños calabazos que hacen en la actualidad los artesanos de Curré tienen una belleza estética admirable y en la mayoría de casos le agregan una especie de canasta hecha de bejuco de capulín que extraen de la corteza de este árbol.

Esta canasta que ellos llaman “enrejado” le permite al comprador un fácil manejo del pequeño calabazo.

Para extraer esta corteza de capulín, se debe tomar en cuenta la menguante y se necesita de ciertos conocimientos adicionales para alcanzar una mejor calidad de los bejucos.

Luego de este proceso que dura hasta tres días en remojo, se debe hacer trenzas, para los cuales son las mujeres las especialistas, aunque se sabe de algunos varones que lo saben hacer muy bien.

Esta nota se elaboró con el apoyo de Alejandro Murillo V.

La politiquería destructiva alcanzó a la Orquesta Sinfónica Nacional

Freddy Pacheco León

No solo la ministra de Cultura movió y revolcó cosas de su despacho, para con la obvia venia de Rodrigo Chaves, remover de su puesto de DIRECTOR TITULAR de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), al maestro Carl St. Clair, cual si se tratara de un mediocre advenedizo, y no un prestigioso músico con amplia experiencia y reconocimiento internacional, sino que, además, no le importó dejar en manos de funcionarios incompetentes, el aparato burocrático, encargado de cuestiones básicas de la Orquesta. Al oponerse el Poder Ejecutivo a la petición lógica, que hicieran llegar los que sí conocen del tema, para que la sustitución del maestro St. Clair se hiciera en forma planificada, y no atropellada como la ejecutaron, en lugar de tomarse un tiempo prudencial de, al menos un año, para que esa gran Orquesta Sinfónica no sufriera las consecuencias de actos impensados, la ministra y el presidente, simplemente le cortaron la cabeza, dejándola sin la razonable guía y dirección que hoy padece.

Resulta que la burocracia del «Centro Nacional de la Música», con constantes cambios en su dirección, consecuencia de su inestabilidad administrativa, está erosionando dolorosamente, la calidad de la agrupación musical. Si no fuese porque sus músicos han levantado su voz en pro de la legalidad, las decisiones amañadas «de los que en su mediocridad mandan», habrían sido más dañinas, pues los hechos son insólitos. Un director general del Centro Nacional hubo de renunciar por tratar irrespetuosamente a una reconocida violista, y otro, el actual, omite aclarar que un acta de una Comisión Técnica, incluía un acuerdo… que no había sido tomado, y sobre el cual se han emitido decisiones, ¡en contra del exdirector St.Clair!, para que no se le invite siquiera, como director invitado, a uno de los conciertos de junio de la temporada del 2024. Es claro pues, que ni la ministra Guadamuz ni su jefe Rodrigo Chaves, quieren a St. Clair ni a un kilómetro de distancia, aunque no lo reconozcan.

En La Nación (digital principalmente) del 28 de diciembre, se consigna ampliamente la información sobre la denuncia de la ANEP, en defensa de la Sinfónica, sobre la cual no ahondaremos. Nuestra preocupación, y la de todos los costarricenses que valoramos en lo que vale la Sinfónica, aplaudimos el que en la Constitución Política se establezca, que el Estado tiene el deber de velar por ella como uno de los preciados bienes culturales. Momento de pensar en aquella semilla sembrada por don Pepe y don Guido Sáenz, que germinara con éxito a través del tiempo, y que no debemos permitir que se vaya a marchitar irreversiblemente. ¡Para qué tractores sin violines!, clamó el estadista, y sus palabras adquieren ahora mayor relevancia.

La OSN, por sus características especialísimas, no debería ser vista cual si fuese una oficina cualquiera de un ministerio. Sus integrantes, son, indiscutiblemente, fuera de lo común, por lo cual, debería existir una legislación que la cobije, que le garantice contrataciones con requisitos específicos, para que goce de estabilidad, continuidad, y no se vea afectada por un aparato burocrático que no la valora, como dolorosamente está sucediendo ahora.

Banda Municipal de Zarcero vibrará en el Desfile de las Rosas 2024 inspirada en la cultura indígena boruca

Por Uriel Rojas

☑Desfile de fama mundial se realiza en Pasadena, California.

Este 01 de enero, la Banda Municipal de Zarcero (BMZ), que representará a Latinoamérica en el Desfile de las Rosas (Rose Parade), lucirá un vistoso uniforme en donde fusiona elementos propios de su banda y los más importantes de la cultura indígena boruca.

La Banda Municipal de Zarcero es una delegación integrada por 578 personas, incluyendo acompañantes, integrantes, staff.

Nueve grupos que incluye participantes de las 7 provincias y que asistirán nuevamente a este magno evento internacional.

El uniforme está visiblemente decorado de elementos indígenas como: la figura del jaguar que significa valentía, rol de las aves que servían de inspiración y poder en las sociedades indígenas precolombinas, 245 máscaras que portarán en su brazo derecho los músicos, plumas coloridas que representan el contexto indígena boruca y otros elementos asociados a las máscaras que son tan significativas en esta cultura indígena, situada en el cantón de Buenos Aires.

Dos de los integrantes de esta BMZ que participarán en este desfile 2024 son oriundos de Boruca: Bernardo González Morales y Gerald Maroto Sánchez, los cuales representan a esta cultura de origen milenaria.

Por su parte, las bailarinas de la Grupo Folclórico Banda Municipal de Zarcero – Folclore BMZ portan en sus collares una réplica de una obra de arte alusiva al caracol múrice; una de las actividades ancestrales boruca es la extracción de tinta púrpura de los caracoles múrice, con esta técnica se tiñen los hilos y mantas.

Esta obra fue elaborada por la artista Flory Rojas Arce, zarcereña reconocida por su arte en Costa Rica y el mundo.

El Desfile del Torneo de las Rosas (Rose Parade) es el desfile anual más popular de los Estados Unidos y se celebra desde hace 135 años, en Pasadena, California. (1890).

Esta vez, el tema del Rose Parade será “celebrando un mundo de música: el lenguaje universal” y el presidente de este Desfile dice que “en un mundo de diferentes culturas, esperanzas y sueños, un idioma nos une a todos: la música”.

La ruta del desfile se extiende por 5 millas y media. Comienza en la intersección de Green Street y Orange Grove.

Luego cruza hacia el este en Colorado Boulevard hasta Sierra Madre Boulevard, donde gira hacia el norte culminando en Villa Street.

La BMZ ya realizó este miércoles su primer ensayo en tierras estadounidenses.

Esta nota se realizó con el apoyo de Alancay Morales.

Fotos: Tomadas del Facebook de la BMZ.

Día Internacional de Preparación ante Epidemias

José Luis Pacheco Murillo

El 27 de diciembre ha sido declarado por la ONU como el Día Internacional de Preparación ante Epidemias.

La propuesta ha sido iniciativa de la Embajada de Vietnam ante la ONU, en virtud de las repercusiones devastadoras que tienen las enfermedades infecciosas, epidemias y pandemias en la vida humana, impactando el desarrollo económico y social de las naciones en el corto, mediano y largo plazo, especialmente en países con economías vulnerables.

Igualmente se rinde homenaje a Louis Pasteur, como precursor de la microbiología moderna. Fue uno de los científicos que estableció los fundamentos de la medicina preventiva.

Una epidemia está relacionada con el aumento en la incidencia de algunas enfermedades, las cuales se diferencian de acuerdo a su origen, periodos de incubación y niveles de propagación.

Hemos vivido situaciones muy complicadas en el tema de la salud por las epidemias que se han generado y eso conlleva a muchas otras situaciones de carácter económico y financiero que afectan al país.

Una epidemia está relacionada con el aumento en la incidencia de algunas enfermedades, las cuales se diferencian de acuerdo a su origen, periodos de incubación y niveles de propagación.

La epidemia que se inicia en un país puede ser el origen de una pandemia, es decir que se traslada a varios países e incluso llegar a convertirse en una endemia que es cuando se hace habitual la enfermedad. Eso ha ocurrido antes y posiblemente pueda ocurrir nuevamente.

Dios quiera que entendamos que somos los seres humanos los que por nuestro comportamiento con la naturaleza y nuestras costumbres de aseo somos lo que provocamos las epidemias y por ello debemos cambiar esas actuaciones y comportamientos.

El consumo impulsivo

Por Marlin Ávila

Toda la semana hemos presenciado un exagerado tráfico por las ciudades y largas filas en las tiendas y comercio en general. Ha sido como si el grave problema que tiene Honduras, de ser el segundo país más pobre del continente se hubiera esfumado por la magia de la Navidad.

Algunas amistades nos han preguntado sobre regalos recibidos, algo que se supone que, al recibir algo, se debe corresponder de la misma forma. Unas pocas botellas de vino las hemos repartido, quedándome con solamente una. ¿Pero qué hacemos sí nos hacen regalos, más allá de un tinto o un tequila?

Desde muy joven supimos que, el sistema comercial se aprovecha de nuestra cultura religiosa para promover el consumo irracional en la ciudadanía.

En muchos casos, vemos ciudadanos saliendo orgullosos con paquetes de las tiendas, apenas para dar una apariencia de holgura económica.

Tuvimos una amiga que se sentaba en una banca a la salida de un Mall para ver salir la gente con o sin bolsas de las tiendas. «Así,» nos decía, «me doy cuenta que la mayoría anda viendo vitrinas o realmente comprando.»

Aun cuando hay bastantes excepciones, generalmente no se piensa mucho en el presupuesto familiar, antes de lanzarnos impulsivamente a comprar algo para regalar. El sentimiento genuino de entregar un regalo es de admirar, y agradecer, pero también lo es, la capacidad de dominio emocional para evitar caer en un déficit presupuestario familiar.

Es como quien nos dice, «tenemos todo el derecho de gozar esta navidad”, porque el contexto nos lo permite, sin detenernos 15 segundos a pensar en el genocidio que comete Israel en la Franja de Gaza, Palestina, asesinando indiscriminadamente a miles de habitantes.

Pensemos que, invitando a los amigos a un nacatamal con café, u otra comida típica, expresamos nuestra gratitud por la amistad sostenida en este y anteriores años.

O, ¿nuestro lector cree que debe recibir un artículo de fábrica y marca reconocida, para saber del aprecio que le tiene su amistad?

Tenemos muy buen café y torrejas, pan dulce, y comidas típicas, para compartir y brindar por el nacimiento de Jesús y por nuestra amistad.

¿Feliz navidad y noche buena?

Las hilanderas en la cultura boruca

☑Figuras indispensables para seguir tejiendo su historia ancestral

Uriel Rojas

Rey Curré y Boruca, son los dos territorios indígenas que representan a la cultura boruca.

Ambos, han vivido momentos críticos o procesos de riesgos de desaparición de sus valores culturales, los cuales con esfuerzos han podido conservar.

En Boruca, desde tiempos inmemoriales se practica trabajos asociados al algodón, entre ellos el hilado, el cual consiste en hacer de manera manual el hilo que se tiñe y se usa en los tejidos de algodón.

La ocupación reciente de Rey Curré, cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XX fueron familias que venían de boruca y se situaron en las orillas del río Grande de Térraba.

En este lugar, se fueron poblando más y más hasta que se hizo una comunidad independiente de Boruca.

Sin embargo, a mediados de 1980, Boruca empezó a sufrir una decadencia en la práctica del hilado del algodón. Casi no quedaban personas que supieran hilar el algodón y tejer los hilos.

Recuerdan los mayores que se tuvo que recurrir a una señora de Curré que se llamaba Adela Rojas, para que le fuera a enseñar a algunas personas en Boruca, quienes, de manera entusiasta lograron rescatar este saber y ponerlo de nuevo al servicio de la comunidad, entre ellos doña Ángela González, quien se llego a convertirse en una pionera fundamental en esta misión.

De manera que el hilado es una costumbre ancestral que data de muchísimos años.

Dicho conocimiento se sigue conservando y transmitiendo de generación en generación.

Las hilanderas tienen magia en sus manos.

Listo el algodón, las hilanderas deslizan sus dedos cuidadosamente y van sacando los hilos uniformes en sus usos bailarines que servirán para hacer luego, los tejidos de algodón.

Ellas son figuras indispensables para seguir tejiendo la historia boruca y sin hilanderas no hay tejidos.

Hay que resguardar estos saberes ancestrales y fortalecerlo cada vez más.

Esta nota se elaboró con el apoyo de Ivania A.C.