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Músicas do Brasil na Costa Rica

La Embajada de Brasil en San José se complace en anunciar la realización de la serie de conciertos “Músicas do Brasil na Costa Rica”, un evento cultural que busca acercar al público costarricense a la riqueza y diversidad del repertorio musical brasileño.

Las presentaciones tendrán lugar durante los meses de julio y agosto, en distintas sedes ubicadas en las provincias de San José, Heredia y Alajuela y estarán a cargo del guitarrista clásico Mario Ulloa, reconocido intérprete y profesor con trayectoria internacional, quien interpretará obras representativas de la música brasileña.

El evento contará con la siguiente agenda:

  • Sábado 19 de julio, Centro Cultural Herediano Omar Dengo, 7:00 p.m. – Entrada gratuita

  • Miércoles 30 de julio, Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, 6:00 p.m. – Entrada gratuita

  • Jueves 31 de julio, Teatro Arnoldo Herrera, 7:00 p.m. – Con la participación especial de la cantante Beatriz Ulloa y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Castella. Entradas disponibles en el conservatorio y en la boletería el día del evento.

  • Jueves 7 de agosto, Teatro Nacional de Costa Rica (Foyer), 5:00 p.m. – Entradas disponibles en la boletería del teatro.

Para más información, se invita al público a seguir las redes sociales oficiales de la Embajada de Brasil en San José.

Escuchando nuestra esencia. Historia de la música moderna en Costa Rica

El Ministerio de Cultura y Juventud, mediante la Benemérita Biblioteca Nacional se complace en invitarle a las Tardes de tertulia y audición de música nacional «Escuchando nuestra esencia».  Esta sexta actividad del 2025 titulada Historia de la música moderna en Costa Rica. II parte será moderada por Marco Saavedra. 

La tertulia se realizará el viernes 18 de julio a las 2:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional.

 
 
 
 
 
 
 
 

Presentación del libro «Esta es la danza de la serpiente»

El Ministerio de Cultura y Juventud, mediante la Benemérita Biblioteca Nacional se complace en invitarle a la presentación del libro Esta es la danza de la serpiente de Maty Crespo y con la participación de Beatriz López Odio y Aurelia Valentina Dobles.

La actividad se realizará el martes 15 de julio a las 3:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá por el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica   https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

Wang Yaping: la militar china que conquistó el espacio

Gabe Abrahams

Wang Yaping fue la primera astronauta china en realizar dos vuelos espaciales y una caminata espacial. Esta es su apasionante historia.

Wang Yaping nació el 27 de enero de 1980 en la ciudad de Yantai, situada en la provincia de Shandong, China. Sus padres fueron unos agricultores humildes que trabajaron duro para poder dar un porvenir a sus tres hijas, una de ellas Wang.

En 1991, Wang Yaping ingresó en la escuela secundaria en Yantai, graduándose en 1997. Y, a raíz de eso, fue admitida en una escuela de la Fuerza Aérea de la República Popular China.

En 2001, la joven Wang Yaping se graduó en la escuela con el rango de Primer Teniente. Y como piloto, ya participó en ejercicios de preparación para el combate y en la modificación del clima para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, eliminando nubes y reduciendo lluvias.

Arribado el año 2010, Yaping ascendió al rango de Capitán y se convirtió oficialmente en la segunda astronauta de China. Dos años después, fue candidata al vuelo espacial Shenzhou 9, aunque, al final, resultó seleccionada otra astronauta, lo cual la privó de ser la primera mujer china en viajar al espacio.

En 2013, Wang Yaping sí que acabó siendo admitida como miembro de la tripulación para el vuelo espacial Shenzhou 10, admisión que provocó que se convirtiese en la segunda mujer china en viajar al espacio. Mientras duró el vuelo, Yaping realizó experimentos científicos y enseñó una lección de física a estudiantes chinos mediante transmisión televisiva en vivo.

En julio de ese año, Wang Yaping recibió el título honorario de Astronauta Heroico por parte del Comité Central del Partido Comunista Chino, el Consejo de Estado y la Comisión Militar Central del país, así como la Medalla al Mérito Espacial de Tercera Clase. Las autoridades chinas empezaron a tenerla muy en cuenta y a otorgarle distinciones.

Tras su primera gesta, Wang Yaping estudió en la Escuela de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Pekín y obtuvo una maestría en comunicación. Y, en 2018, ingresó en la Escuela de Psicología y Ciencias Cognitivas de la Universidad de Pekín. En ese año, además, Yaping alcanzó el rango de Coronel de la Fuerza Aérea de la República Popular China y resultó elegida diputada de la Asamblea Popular Nacional de China para un mandato de cinco años.

En octubre de 2021, Wang Yaping fue seleccionada como una de las tres tripulantes para el vuelo espacial Shenzhou 13 de seis meses de duración y eso significó su segunda aventura por el espacio. Ninguna mujer china había viajado por él en dos ocasiones hasta esa fecha.

Gracias a ese vuelo iniciado el 15 de octubre de 2021, Yaping se convirtió en la primera astronauta china de la historia en realizar dos vuelos espaciales y en llevar a cabo una caminata espacial. El registro de 6 horas y 25 minutos de su caminata pasó a ser la nueva plusmarca de caminata espacial de China y Asia, quedando por detrás del récord mundial de la norteamericana Susan Helms (8 horas y 56 minutos) y por delante del primer récord de la soviética Svetlana Savitskaya (3 horas y 35 minutos).

Así pues, el 7 de noviembre de 2021, la Agencia Espacial Tripulada de China anunció el inicio de una caminata espacial a cargo de los astronautas Zhai Zhigang, el comandante del vuelo Shenzhou 13, y Wang Yaping.

A las 18 horas y 51 minutos de ese día, Zhai Zhigang abrió la escotilla de la cabina nodal para iniciar la caminata. Y Yaping salió de la cabina del nodo del módulo central poco después para seguirle. Ambos caminaron hasta la 1 hora y 16 minutos del día 8 de noviembre. La duración de la caminata espacial fue de 6 horas y 25 minutos, tal y como se ha dicho. Nuevo récord de China y Asia.

El vuelo Shenzhou 13 siguió su curso y finalizó exitosamente su misión el 16 de abril de 2022 tras aterrizar en el desierto de Gobi. Wang Yaping fue aclamada por su nueva gesta. Y, en junio de 2022, en señal de reconocimiento, el Comité Central del Partido Comunista Chino, el Consejo de Estado y la Comisión Militar Central china le otorgaron a la astronauta la Medalla al Mérito Espacial de Segunda Clase.

Desde la primavera de 2022 hasta el presente 2025, Wang Yaping no ha vuelto a realizar una gesta. Simplemente, ha seguido formándose y progresando en sus diferentes facetas, como no podía ser de otra forma en una militar y astronauta de su talla.

Por otra parte, en ese periodo de tres años, sus plusmarcas han permanecido intactas, ya que ninguna china o asiática ha podido con ellas.

Casada el 1 de octubre de 2006 con Zhao Peng, un piloto de la Fuerza Aérea de la República Popular China, con quien tiene una hija, no parece que la valiente Coronel china tenga intención de poner punto y final a su carrera. Más bien, todo hace pensar que en los próximos años proseguirá con sus actividades.

Un proverbio chino dice: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora”. Wang Yaping deberá tenerlo presente. Suerte.

El legado cultural de doña Cruz Ortiz Rivera en Yímba Cájc

Por Uriel Rojas

Precursora en el labrado de jícaros en esta comunidad

Toda persona que actualmente se dedica al labrado de jícaros en la comunidad indígena de Rey Curré/Yímba tuvo que haber conocido los diseños inventados por doña Cruz Ortiz Rivera, una de las pioneras en esta actividad artesanal en este lugar.

Los jícaros (Crescentia cujete) es un árbol de la familia de las bignoniáceas cuyos frutos se utilizan para diversas funciones, entre ellos para elaborar artesanías que resaltan diseños alusivos a la fauna, flora o simplemente líneas interconectadas propias del imaginario de la persona que lo elabora.

Doña Cruz Ortiz nació en Potrero Grande de Buenos Aires, el 03 de mayo de 1944.

Su padres eran de origen chiricano y otros de sus valiosos aportes a la diversidad cultural de la zona fueron sus enseñanzas del baile tradicional indígena y sus saberes propios de la gastronomía heredada de sus progenitores: Sabía hacer platillos y bebidas que ya casi no se hacen.

A sus 15 años se casó con don Cristino Lázaro Rojas en la parroquia de Palmar Norte de Osa y tuvieron varios hijos, que también heredaron sus saberes en la creación de obras y diseños artísticos.

Ella, junto a su esposo, desde 1960 vieron trazar la primera trocha que daría origen a la carretera interamericana, la cual pasa por media comunidad en Curré/Yímba.

Desde muy joven empezó a trabajar la jícara, realizando diseños exclusivos de su autoría, en la que se destacan las líneas espiraladas y las grecas, que decoran con mucha delicadeza cada fragmento en sus obras.

Posteriormente realizó otras figuras florísticas y faunísticas, pero tenía un gran apego por las flores y las líneas interconectadas.

Todo su legado aún se puede conocer cuando visites el local de Artesanías JICARO, ubicado a orillas de la carretera interamericana, en el puro centro de la comunidad indígena de Rey Curré, exactamente entre Buenos Aires y Palmar Norte.

Este local ofrece una gran variedad de obras de arte indígena, a precios muy cómodos, hechos por manos de su hija Dominga Lázaro quien expone sus productos en este lugar.

El legado artístico y cultural de doña Cruz Ortiz Rivera en Curré/Yímba es vasto y valioso que ha de continuar en sus presentes y futuras generaciones.

Esta precursora del labrado de jícaros en Yímba Cájc falleció el 23 de diciembre de 2020 a sus 76 años.

Maquiavelo: filósofo y padre de las ciencias políticas

«La muerte de Nicolás Maquiavelo», Cesare Dell’Acqua, óleo sobre lienzo, 1848

Breve biografía del autor de «El príncipe»

Juan Jaramillo Antillón

Era el paradigma de un filósofo político y, como tal, él estudió de forma objetiva (y se puede decir que hasta científica) el arte de hacer política y cómo gobernar un Estado. Para esto, lo que hace es poner por escrito su experiencia de la cruda realidad que le tocó conocer y vivir en ese tiempo.

La teoría política de Maquiavelo es un saber pragmático de la época. No se trata de saber cómo debe ser el poder, sino cómo es y cómo funciona en la sociedad. No es un pensador inmoral, sino realista.

En su época, Italia estaba dividida políticamente en múltiples Estados, pero la realidad es que eran cuatro (Roma, Florencia, Venecia y Milán) los que dominaban el panorama.

Tal vez se comete una injusticia cuando a una acción o acto que es considerado oscuro, tramposo o amoral (o una persona que se comporta así) se le llama “maquiavélico”.

Eso era debido a que Maquiavelo, según la experiencia que tenía, describía lo que sucedía en la Roma Pontificial, en ese tiempo bajo el papado de Alejandro VI, uno de los Borgia, y en el tiempo de una gran crisis moral de la Iglesia Católica.

Esta fue la época en que Maquiavelo se desenvolvió como Secretario de una cancillería de Florencia. Describió los sucesos políticos del tiempo que le tocó vivir, y en el cual el Estado absoluto era el fin y, para ello, el medio era el poder.

Para Nicolás, el único objetivo del príncipe era hacer que el país fuera fuerte y se mantuviera unido, lograr establecer la paz y el orden y expulsar al invasor extranjero.

Para alcanzar este fin, cualquier medio sería satisfactorio. De ahí que se diga que fue invención de él que “el fin justifica los medios”, pues eso es lo que Maquiavelo argumenta cuando dice que un gobernante, al querer alcanzar sus más altos propósitos, no siempre debe considerar racional el ser moral.

El príncipe, asegura Nicolás, no debe preocuparse por ser calificado de cruel si utiliza la crueldad para mantener unidos y fieles a los súbditos.

Toda nueva dominación implica peligros y, para conjurarlos, no deben evitarse los actos de crueldad. Un príncipe debe ser a la vez amado y temido, pero más vale lo último. 1

La realidad es que él era un pragmático, y describió lo que vio en el gobierno de parte de los príncipes o jefes de Estado en sus escritos, en especial en su libro El príncipe, concebido como un manual para la educación de los gobernantes.

En él se aconseja cómo llegar al poder y conservarlo, y se basó en el desalmado y cruel César Borgia (hijo del papa Alejandro VI) y su manera de hacer política y gobernar, basado en la realidad de los problemas que existían en ese tiempo. Allí describe Maquiavelo los hechos tal como se presentan en la misma realidad y no como meras especulaciones de la política.

Era un estudioso no solo de los problemas políticos de su tiempo, sino también de la psicología y conducta de figuras como Alejandro VI, su hijo César Borgia, Catalina Sforza, Carlos y Luis (reyes de Francia), Maximiliano de Austria y Fernando de Aragón.

Es interesante que él señalara que “la naturaleza debe ser considerada como una totalidad viviente regida por principios propios o intrínsecos, es un mundo por sí misma, independiente de la imaginación humana y debe admitirse tal y como es, reconociendo su objetividad”.

Para Maquiavelo la superioridad de la ciencia era un hecho, pues se relacionaba más con la experiencia que las creencias.

En realidad, él era una persona correcta y culta, un hombre del Renacimiento, y por eso, a fin de cuentas, afirmaba que la política sin la guía de ciencia y sin las normas de la moral, era sólo egoísmo, codicia, crueldad y hasta podía llegar al terror.

En alguna parte se puede ver que él pensaba que el ideal es un príncipe sabio más que bondadoso o virtuoso, y cuya sabiduría política es una especie de conocimiento que debe ser técnica, positiva y, sobre todo, pragmática, para ser obedecido por el pueblo, porque el fin del poder político es lograr el orden y esto no es realizable si no existe un efectivo poder de mando.

Maquiavelo creía que el mejor régimen político es el que se logra con una República bien estructurada (con instituciones que gestionen y canalicen los conflictos), y que consiga integrar las dos fuerzas contrapuestas, el pueblo y los grandes (nobleza y clero), siendo estos dos últimos los que buscan dominar al pueblo. Espera que se consiga integrar a ambos sectores de la sociedad, permitiendo que el conflicto se mantenga dentro de la esfera pública.

En su libro Discursos señala que ninguna de las formas de gobierno, ya sean las buenas, como la monarquía, la aristocracia y la democracia, o las malas, como la tiranía, la oligarquía y el gobierno licencioso, logra equilibrar adecuadamente los intereses de los diferentes grupos en el régimen, los que los convierte en inherentemente inestables.

La monarquía con facilidad se convierte en tiranía, el régimen aristocrático, en oligarquía, y el democrático, en licencia.

Nicolás o Nicolai Maquiavelo nació en Florencia, Italia, en 1469 y murió en 1527.

Escritor, filosofo, político y diplomático, fue un de las grandes figuras del renacimiento. Era hijo de un abogado pobre, pero de una familia antigua de la aristocracia de Florencia. Como emisario de esa República, viajó y estuvo en las cortes de Francia, Alemania y otras ciudades italianas, y pudo apreciar la conducta y realizaciones de los gobernantes de los diferentes países o repúblicas en esa época.

Aconsejaba a los príncipes, que

no hay nada más difícil de emprender, ni de resultados más dudosos, ni de más arriesgado manejo en el campo de la política para un gobernante, que ser el primero en introducir cambios o disposiciones importantes, aunque vayan en beneficio de la mayoría, porque el introductor tiene por enemigos a todos los que se benefician de todas las instituciones viejas, y por tibios defensores a todos aquellos que sí beneficia el cambio; la razón de esto es el temor a lo nuevo debido a la incredulidad de los hombres, quienes no creen de verdad en cosa alguna nueva, hasta que la ratifica una experiencia firme, ya que han sido antes engañados muchas veces por los políticos.

La mejor descripción que se ha hecho sobre la tuberculosis y su evolución, la dio Maquiavelo.

Él afirmaba: “Los médicos dicen de la tisis que, en los principios, es fácil de curar, pero difícil de reconocer. Pero, en lo sucesivo, si no la conocieran en sus principios, ni le aplicaran remedio alguno, se hace, en verdad, fácil de conocer, pero difícil de curar”.

Sucede lo mismo con los problemas del Estado: si se conocen anticipadamente, los males que pueden manifestarse pueden resolverse, pero no habiéndolos conocido, se agravan y remediarlos es muy difícil. 2

Maquiavelo tuvo sus tiempos de sufrimiento.

Cuando la familia de los Medici regresó triunfante a Florencia, derrotando a la Republica, no le perdonaron a Maquiavelo el ser miembro de la misma y, por orden de ellos, fue cesado de todos sus cargos, acusado de traición y encarcelado.

Fue, además, condenado a muerte, pero milagrosamente, por el prestigio que tenía, fue indultado y se retiró un tiempo de la política. Ya no tuvo un papel importante en el gobierno, falleciendo tiempo después.

Referencias

Maquiavelo señalaba, cuando lo criticaban por aconsejar “la crueldad”, que él no presentaba la crueldad como un “valor humano”, sino como una realidad existente y que forma parte de la vida política a la que, por lo tanto, hay que tener en cuenta.

2 Yo creo que esto también se aplica para muchos problemas que tenemos que resolver en nuestras vidas.

Bibliografía

Chabod, Federico. (1994). Escritos sobre Maquiavelo. México. Ed. Fondo de Cultura Económica.
Echandi, Gurdián Marcela. (2011). Panorama histórico-filosófico del Renacimiento en Italia. San José. Editorial UCR.
Geymonat, Ludovico. (1975). Storia del Pensiero Filosófico e Scientífico. Volume II. Milano. Garzanti Editore.
Magee, Bryan. (1999). Maquiavelo- Historia de la Filosofía. Barcelona. Art: Blume. R.L.
Navarro, Luis. (1952). Maquiavelo. Obras Políticas. Buenos Aires. Librería El Ateneo.
Wikipedia. (2025). Nicolas Maquiavelo. Vía Google. Wikipedia la enciclopedia libre. 1/2/2025.

Publicado originalmente en https://www.meer.com/es/92690-maquiavelo-filosofo-y-padre-de-las-ciencias-politicas
Compartido con SURCOS por el autor.

Homenaje a Zamira Barquero Trejos por su aporte a la recuperación del patrimonio musical costarricense

El Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional, se complace en invitarle al Homenaje a la artista y académica Zamira Barquero Trejos por su aporte a la recuperación del patrimonio musical costarricense.

La actividad será presencial el viernes 11 de julio a las 3:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También  se transmitirá por el Facebook https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

Será un gusto contar con su presencia.

Cantoamérica celebra 45 años de trayectoria con concierto y presentación de libro

La agrupación musical costarricense Cantoamérica celebra sus 45 años de vida artística con un evento especial que tendrá lugar el próximo viernes 4 de julio a las 8 p.m. en Mundoloco San Pedro.

La actividad incluirá un concierto en vivo y la presentación del libro “Tambores de resistencia: la historia del grupo musical Cantoamérica”, escrito por el fundador y director del grupo, Manuel Monestel Ramírez, galardonado con el Premio Magón 2024. El libro resume la historia de una de las agrupaciones más importantes en la defensa, difusión y creación musical afrocaribeña, limonense y costarricense.

El concierto también contará con la participación especial del compositor y guitarrista canadiense Jeff Gunn, reconocido internacionalmente por sus colaboraciones con artistas como Emmanuel Jal y Nelly Furtado, y por sus presentaciones en escenarios de renombre como Glastonbury, el Kennedy Center y el Grammy Museum.

Durante la velada, Cantoamérica interpretará una selección de temas clásicos que han definido su estilo único, así como nuevas canciones que formarán parte de su próximo álbum. El repertorio abarcará calypso afrolimonense, rumba, bolero, reggae, son y salsa, con arreglos originales que reflejan la riqueza intercultural que caracteriza a la agrupación.

Las entradas están disponibles en preventa hasta el 30 de junio, con precios especiales:

  • 7,000 colones (entrada general)
  • 12,000 colones (entrada + libro)

Posterior a esa fecha, el precio general será de ₡10,000 colones.

Reservaciones y consultas al 8625-1665 (también por SINPE).

Para conocer más sobre el evento, escuchar su música o seguir sus redes sociales:

Video recomendado: María Calypso – Cantoamérica en Mundoloco (2025): https://www.facebook.com/100034999821874/videos/8786445168147350

Desde Kaiso Music CR, con el apoyo de Radio U, Cantoamérica invita a todas las personas amigas, artistas, público general y comunidad musical a vivir una noche de alegría, resistencia y celebración cultural.

La Orgía de los Gritos y las Plumas

(El precio social por salir del closet)

Por Víctor Valdelomar Mora

Hace unos meses vi a dos hombres caminar tomados de la mano por el centro de San José. Era la hora de salida del trabajo. Caminaban en medio del tumulto y no pasaba nada. Los vi alejarse y pensé que unos años atrás, probablemente, las personas se abrían detenido a mirarlos y una que otra, dirían comentarios condenatorios, por esa actitud desafiante a la moral pública “Que sean lo que quieran ser, pero puertas adentro” es la sentencia de un sector social que se niega a reconocer los derechos adquiridos por la comunidad de la diversidad sexual.

Recuerdo hace ya, por lo menos cincuenta años atrás, redadas policiales en centros nocturnos en los que se reunía la comunidad de la diversidad sexual.

El avance en su reconocimiento de sus Derechos Humanos ha eliminado estas prácticas discriminatorias. Además de que, hace treinta y cinco años, la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psiquiatría, eliminaron la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales.

Sin embargo, los prejuicios están muy arraigados en nuestra sociedad conservadora.

Hoy día persiste la defensa de la llamada “terapia de conversión”, que es una supuesta terapia para “hacer normal” a los homosexuales, a pesar de que la ciencia ya dijo que no hay nada que curar.

“La Orgía de los Gritos y las Plumas” es un espectáculo teatral que retrata las peripecias de un grupo de amigos gay luchando contra las ideas de un hombre alimentado de prejuicios que le permiten sostener su precaria hombría ante las firmes ideas del grupo gay.

Los creadores de esta pieza teatral (dramaturgo, director y actores) muestran sin complejos ni restricciones, un grupo gay empoderado, envueltos en sus conflictos sentimentales, pero dispuestos a reír de cada arremetida que intenta condenarlos …y por supuesto, invitar también a la risa del público que comprende el absurdo de esa condena.

Lo demás, sería contar la historia, pero el objetivo de este artículo es, precisamente, invitarlos a presenciar esta comedia de enredos, en Teatro El Refugio 506, el viernes 27 de junio y el viernes 4 de julio, a las 8 pm. Puede reservar su entrada al teléfono 6074 31 78.

Genealogía del poder: los Mora Porras y el surgimiento de una élite cafetalera en el San José del siglo XVIII y XIX

Dr. Fernando A. Villalobos Chacón

I. Introducción

La familia Mora Porras emergió como uno de los linajes más influyentes de San José en la primera mitad del siglo XIX, en el contexto del auge económico del café y la consolidación del Estado costarricense. Juan Rafael Mora Porras, el hijo mayor, asumió tempranamente la jefatura familiar tras la muerte de sus padres, haciéndose cargo de sus hermanos y sobrinos, así como de un complejo panorama económico.

Gracias a su visión estratégica y disciplina personal, Juan Rafael no solo logró superar las adversidades familiares, sino que se convirtió en uno de los principales cafetaleros del país, base que le permitiría ascender al poder político. Como presidente de la República entre 1849 y 1859, lideró la resistencia costarricense durante la Campaña Nacional contra los filibusteros de William Walker, consolidándose como un símbolo regional de soberanía.

Este estudio explora los orígenes familiares de Mora Porras y analiza cómo su entorno doméstico, la red de parentesco y las circunstancias sociales de la época moldearon su carácter, liderazgo y legado político. Se examina además el papel desempeñado por sus hermanos, cuñados y sobrinos en la articulación de un poder familiar que trascendió el ámbito privado.

II. Antecedentes de la familia Mora Porras

En los albores del siglo XVIII, Cartago era la capital colonial de Costa Rica. La población de españoles residentes era bastante reducida. La situación económica era muy difícil en la ciudad. La escaza población, escasez de recursos minerales, ausencia de un producto que vinculara a la pequeña provincia centroamericana al mercado externo y la lejanía de Guatemala, la capital del reino eran algunos factores que detonaban una crisis económica cíclica.

Ante este panorama económico complicado, algunos descendientes de españoles, para gozar de algún reconocimiento en la sociedad, buscaban obtener algún grado militar o título nobiliario, como una forma de tener alguna notoriedad en la jerarquía social de la época. La lejanía con Guatemala convertía la obtención de estas distinciones, en condecoraciones muy complicadas de alcanzar, por lo que las personas que las tenían eran privilegiadas y así eran vistos por la sociedad colonial cartaginesa. De esta manera, solo los ciudadanos de abolengo, representantes conspicuos de la sociedad gozaban de estas “virtudes”. Si ya la comunicación con Guatemala era difícil, ir a España a obtener estos grados era aún más complejo.

En ese contexto, el tatarabuelo de don Juan Rafael Mora Porras, don Francisco Mora, tenía el rango de capitán. Su esposa era una distinguida dama de estirpe, representante de una de las familias de mayor alcurnia de la época: doña Clara Sánchez de Estrada. Esta unión convertía este matrimonio en uno de los más renombrados a nivel societal, en el Cartago de finales del siglo XVII.

Del matrimonio Mora Sánchez, nacen tres retoños. El hijo mayor Camilo, quien logra, de la misma manera que su padre don Francisco, el grado militar de capitán. Don Camilo Mora Sánchez contrae nupcias con la señora Feliciana Valverde, quien había enviudado de don Félix Elizondo. De este matrimonio nacen tres hijos. Don Camilo Mora Sánchez, quién fue Notario y Teniente Gobernador de Aserrí y San José. Fallece en el año 1766.

El hijo mayor de don Camilo y doña Feliciana se llamó José Dionisio, luego había una mujer y el hijo menor se llamó José Mateo, quién sufría una discapacidad: era manco. Afortunadamente, esta dificultad no le impidió llevar una vida normal, si se considerada los enormes tabúes religiosos de esta época, en el cual había personas que consideraban estas dificultades físicas como “castigos divinos”. José Mateo Mora se casó y procreó quince hijos.

Por su parte, José Dionisio, el mayor de la familia Mora Valverde, quien se dedicó al comercio, se casó con la señora Luz Alvarado, con quien procreó varios hijos e hijas; uno de los cuales fue Camilo, padre de don Juanito. Como se viene observando Camilo es un nombre recurrente y familiar, heredado en varias generaciones de la genealogía de don Juan Rafael Mora Porras.

En el año 1813, don Camilo Mora Alvarado era socio de don José Santos Lombardo y don Rafael de Gallegos, de quien también era compadre. Estos dos últimos fueron experimentados políticos de la época y actores claves en el espectro político del país en los próximos años. La independencia de Guatemala y España estaba próxima (1821). La sociedad mercantil de los señores Mora, Lombardo y Gallegos, tenía a su haber un capital semilla de 30 mil pesos, siendo el accionista mayoritario don Camilo Mora.

En cuanto a don Camilo Mora, se debe mencionar que no se involucró en política. Contrajo nupcias con la señora Ana Benita Porras Ulloa. De esta unión nacen nueve hijos. Juan Rafael es el mayor de la camada de la familia Mora Porras. Juan Rafael nace el ocho de febrero del año 1814, en Villa Nueva (actual San José). La casa familiar estaba contigua a la plazoleta principal.

Los padrinos del bautizo de Juan Rafael, hijo mayor de don Camilo y de doña Ana Benita, fueron don Rafael de Gallegos y doña Teresa Ramó, quienes escogen el nombre del ahijado. De esta manera don Juanito como se le conocería después, debe el origen de su nombre a su padrino, quien por cierto fue Jefe de Estado del país. Don Juanito también sería presidente luego.

Don Camilo se dedicó a la venta de telas y abarrotes, negocio que empezó gracias a la herencia familiar. Sin embargo, don Camilo tenía un problema para los negocios: era un hombre muy benevolente, lo que dio al traste con muchos proyectos. Fue frecuente que deudores no le pagaran o sufrió pérdidas a su patrimonio por fianzas a amigos que no cancelaban y él debía asumir. Esto consta en los Protocolos de los Archivos Nacionales y lo corroboró en diversas oportunidades el mismo Juan Rafael, su hijo mayor. Fue frecuente hipotecar sus propiedades para responder por deudas de amigos, que él debía pagar luego. Don Camilo también era una persona que ayudaba económicamente a muchas personas, inclusive a desconocidos. También se hizo cargo de cinco sobrinos huérfanos: Félix, Ana, Juana, José y José María, hijos de su hermano Ascensión Mora y Gertrudis Ramírez, su cuñada, quienes fallecieron en octubre de 1824.

En 1817, don Camilo figura en una unión (asociación) con otros ciudadanos, brindando apoyo económico a la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Santo Tomás. Don Camilo Mora, era un buen cristiano, era un tipo “buenazo” y un altruista en todo el sentido de la palabra.

Respecto a su familia inmediata, no hay muchos datos de sus hijos. Juan Rafael el mayor, asistió a la escuela de primeras letras y ya se le notaba su perfil de comerciante, ya que desde muy joven acompañaba a su padre en los negocios, a quien le reprochaba por su falta de carácter. Debido a estas fricciones una vez cumplidos los dieciocho años, Juan Rafael obtuvo de don Camilo la autonomía financiera la cual le fue otorgada legalmente en 1832. A partir de este año, el joven Juan Rafael, se dedica por completo al comercio. Ese mismo año realiza su primera transacción financiera y otorga un poder especial a don Manuel Zeledón; con el objeto de hacer valer una deuda de don Jacinto García o su fiador Ramón Pomerol, a su favor. Esto denota que don Juan Rafael no sería como su padre don Camilo en los negocios.

Don Camilo, dadas las frecuentes pérdidas, empezó a declinar en sus negocios y su patrimonio empezó a verse afectado. En 1833, muere su esposa con quien procreó todos sus hijos: doña Ana Benita, quedando al frente de la familia con nueve hijos y sobrinos a cargo, varios de ellos aún infantes. La muerte inesperada de su joven esposa, fue un duro golpe para don Camilo, quien no se pudo recuperar de esta fatalidad.

III. Don Juanito el comerciante y el patriarca de la familia Mora Porras

El investigador en el tema «morista» Armando Vargas Araya, quizás el más prolífico y respetado en producción académica sobre el prócer en los últimos veinticinco (25) años, en su renombrada obra: El lado oculto del Presidente Mora (2013), y producto de una exhaustiva consulta de numerosas fuentes bibliográficas, ofrece una magistral descripción física y sociológica de don Juan Rafael Mora Porras:

su estatura es de escaso metro con sesenta. Grueso de contextura, relleno de rostro y el cabello corto. Cabello negro peinado hacia atrás y espesa sotabarba. Piel aceituna, ligeramente morena. Frente despejada, de clara inteligencia. Cejas largas, mirada penetrante. Labio superior delgado, nariz romana. Camina firme, lleva bastón con empuñadura de marfil. Habla suave y directo. Duerme temprano. Madruga y hace siesta. Católico, va a misa. De maneras refinadas, viste a la francesa con zapatos de charol; y en ocasiones solemnes, usa un sencillo frac negro. Prefiere pluma, tinta y papel ingleses.

Afable por naturaleza, su fisonomía plácida expresa más bondad que energía. Por el comercio minorista y el juego de gallos, conoce a fondo la psicología de sus compatriotas. Ha servido a muchos y ha contribuido a que algunos pobres se hicieran ricos. Por afecto, muchos lo llaman don Juanito y en el santuario del hogar; Tatica. Administra parejo el auge o el infortunio. Frugal e ilustrado. Es obsesivo en la consecución de sus metas. No es sanguinario ni cruel. Cree en el equilibrio entre personas e intereses. Como todo gobernante es proclive al halago palaciego. (Vargas, 2013, p. 32).

Su fuerte personalidad se empieza a forjar en el año de 1833, cuando muere su madre doña Ana Benita Porras y Juan Rafael tenía apenas diecinueve años. Además, participaba activamente del negocio de los bienes raíces. Había iniciado con un negocio de venta de diversos productos de primera necesidad, en ese entonces conocido como comisariatos – en la misma casa de sus padres. Los años que siguen son de intensa actividad mercantil, financiera y de bienes raíces para Juan Rafael. De esto dan cuenta los protocolos de Archivos Nacionales, que demuestran la venta y la compra de varias propiedades en diversas partes del país. El joven Juan Rafael aprovechaba para comprar propiedades en precios de oportunidad y en ventajosas condiciones, y las colocaba a compradores de segunda mano a mejores precios y con una buena ganancia de por medio. Ya en estos años Juan Rafael empezaba a adquirir renombre y ya se le denomina como “don Juanito”, mote que da respeto por el “don” pero a la vez denota cariño entre la gente. Mientras a don Juanito le va bien en los negocios don Camilo su padre, sigue de mal en peor.

El año de 1833, es infausto para el abatido don Camilo: muere su cónyuge y debe hipotecar varias de sus propiedades para enfrentar varias obligaciones y fianzas. En el año 1836, se declara en quiebra e hipoteca su pírrico patrimonio. Estaba cercana su muerte.

Por su parte don Juanito, exhibía una habilidad innata para los negocios, lo cual demostró desde la propia juventud. Su padre era un hombre honrado y con fama de buena persona lo cual además le favoreció. Además, su familia paterna y materna, era numerosa y extendida por todo el país: Mora y Porras eran dos apellidos muy comunes en Costa Rica y su padre fungía como una especie de “patriarca” entre la familia; además, que heredaba un nombre muy significativo a lo largo de cinco generaciones: Camilo. A la muerte de don Camilo; don Juanito no solo debe heredar las deudas y el cuidado de sus hermanas, hermanos y sobrinos, sino que asume el liderazgo familiar de su padre, y pronto es una figura muy respetada.

Todo esto le ayudó a don Juanito para saber de oportunidades, tener recomendaciones claves, en fin, emprender negocios donde siempre obtenía algún beneficio o ganancia directa o indirecta. Tenía primos y tíos que lo asistían en muchas partes del país, para que los negocios “cuajaran” y se consolidaran.

Juan Rafael, dado su don de gentes y de excelente conversador, gozaba de las simpatías y tenía amistades por todo el país. Era común ver a don Juanito amanecer en mesas de amigos conversando de casi cualquier tema. Era un gran caballero, intelectual y muy elocuente. La admiración y simpatías hacia el joven Mora Porras era mucha.

En 1836, don Camilo Mora cae enfermo de muerte. El 01 de agosto firma su testamento ante el Alcalde Manuel Bolandi, dejando, dada su situación económica tan crítica, más deudas que bienes a don Juanito. El siguiente relato capta una parte familiar y humana de Juan Rafael Mora Porras:

aun así, enfermo de muerte, asume una nueva deuda el tres de agosto y da como fiador a su hijo don Juanito. El ocho del mismo mes emancipa a sus hijos Miguel y José Joaquín y el veintiséis nombra albacea y tutor de los hijos menores a don Juanito, quien se hace cargo de todas las deudas de su señor padre. A la muerte de su padre don Juanito se hace cargo de sus hermanos menores y asume el liderazgo de la familia. Esto explica el enorme respeto que le tenían sus hermanos, quienes lo veían como un padre, y le expresaban reverencia. Además, denota una linda faceta de don Juan Rafael Mora, la humana, la de buen hijo, buen hermano, buen cristiano, que en el momento más crítico mantuvo unida a la familia Mora, asumió con compromiso la misión que le dejaba la vida: honrar las deudas de su padre y educar a sus hermanos menores (Villalobos, 2015, p.19)

En los años posteriores a la muerte de don Camilo, don Juanito debe hacer frente a fuertes deudas y asumir el papel de patriarca de la familia (una muy numerosa por cierto). Para pagar deudas heredadas debe inclusive vender algunos bienes, para poder apalancarse de nuevo. No obstante, la habilidad innata para el comercio le permite recuperarse muy rápidamente y años después inclusive recobrar algunos de estos bienes. Tiene una breve experiencia en el negocio de las minas, sin embargo, esta fue una actividad poco rentable en el país. Es de los pocos emprendimientos a los que don Juanito se dedicó, que no le fue bien y lo dejó oportunamente.

Posteriormente incursiona en el negocio cafetalero. Esta sería la actividad más exitosa. En pocos años se convirtió en el mayor cafetalero del país y el mayor representante de la nueva clase burguesa de la novel república: la cafetalera.

El hecho que don Juanito con veintidós años se tuviera que hacer cargo de deudas familiares y sus hermanos huérfanos, lo marcó de por vida. Desarrolló un estilo “patriarcal” en sus relaciones, fue una especie de sello que lo marcó. Otra característica que forjó el carácter de don Juanito fue tener que asumir compromisos importantes a temprana edad a lo largo de su vida. Con apenas treinta y cinco años, asumiría la jefatura del gobierno y le correspondería enfrentar la coyuntura de amenaza externa más peligrosa que el país haya tenido de 1821 a la fecha, esto fue, enfrentar la Campaña Nacional contra William Walker y su ejército de filibusteros, apoyados por USA. Los retos a lo largo de su vida forjaron un carácter férreo y una voluntad inquebrantable.

Afrontó en forma hidalga su papel como nuevo jefe de familia, como si fuera un designio divino, lo cual desempeñó con mucha dedicación, afecto y firmeza. A pesar que dos de sus hermanos habían sido emancipados por don Camilo, Miguel y José Joaquín, respetaron la autoridad de su hermano mayor, quedándose en la casa apoyando a sus hermanos menores y bajo el auspicio de don Juanito. Esto hizo de Juan Rafael una persona respetada no solo en su familia, sino en la sociedad que apreciaba su nobleza y carácter. A pesar de no haberse casado, ya tenía bajo su responsabilidad una extensa familia.

Esta historia de vida, desarrollaría un estilo de gobierno en cierta manera sobreprotector. Igual que resguardó a su familia, así asumió su misión durante la Campaña Nacional. Equivalente sentimiento se reflejó en 1860 al intentar recuperar el poder y ser asesinado; en vista que se enteraba por cartas que sus amigos y socios estaban siendo perseguidos y despojados de sus bienes por mandato de sus rivales: Montealegre y Aguilar, causantes del golpe de Estado en su contra. Este tipo de noticias lo angustiaban en extremo. Mora hacía lo que fuere por resguardar su familia y amigos. Así era don Juanito, el hombre, el caballero.

Ese paternalismo de Mora hace que sus hermanos le reverenciaran hasta su muerte y aún posterior. A modo de ejemplo, a José Joaquín, le corresponde acatar algunas instrucciones dadas por don Juanito horas antes de su fusilamiento aquel fatídico 30 de setiembre de 1860, en misivas que escribe a su esposa Inés y a sus hermanos. De los hermanos Mora Porras, el más apegado y unido afectivamente a don Juanito fue José Joaquín. Él era uno de los de su círculo de mayor confianza, durante su gobierno fue General de Ejército, donde le correspondió dirigir la cruenta custodia de la ciudad de Rivas, y luego en la segunda fase de la campaña: organizar la estrategia para liquidar a William Walker y obligar a su rendición el 01 de mayo de 1857.

Luego en el exilio en El Salvador, posterior a su derrocamiento (1859-1860), lo acompañan José Joaquín y el General José María Cañas, donde se dedican con éxito a la agricultura. Quizá estas fueron las dos personas de mayor confianza de don Juanito a lo largo de su vida. Cañas era cuñado, además, casado con una hermana de los Mora Porras. Ambos lo acompañan en la empresa arriesgada por retomar el poder usurpado en Costa Rica. Es conocido el desenlace de ese viaje: una traición pone en conocimiento del gobierno el regreso de Mora y sus hombres. Desarticula el movimiento y los espera en Puntarenas con un contingente de tropas del ejército y con las vías de acceso neutralizadas. En absoluta desventaja, todos fueron capturados por las tropas gobiernistas fácilmente. La aventura se salda con el fusilamiento vil de don Juanito y el General Cañas. El gobierno perdona la vida a algunos de sus hombres y exilia nuevamente a don José Joaquín Mora a El Salvador. Apenas dos meses después y afectado seriamente por la muerte de su querido hermano, José Joaquín, otro de los héroes de la Campaña Nacional, muere en El Salvador, lo que originó una famosa leyenda urbana: «si alguna persona puede morir de pena, ese fue el General José Joaquín Mora Porras» (frase de dominio público)

La historiografía costarricense ha explorado poco ese carácter paternal de don Juanito como hombre de familia. Usualmente, se le caracteriza como un hombre recio, bravo, hábil comerciante y terco. En familia, don Juanito era un hombre paternal y amoroso, esto queda manifiesto en sus últimas cartas antes del fusilamiento a sus hermanos y su esposa Inés, donde describe bastante a sus hijos y pide a su esposa se asegure, por ejemplo, de que nunca participen en política. Sus amigos lo describen como un hombre leal y un gran intelectual, por cierto, otra faceta bastante desconocida para una persona que viajaba por todo el continente americano y europeo en busca de negocios.

Continuando con el entorno familiar, a la muerte de don Toribio Argüello, nicaragüense y casado con una hermana de don Juanito, sin dilaciones se hizo cargo de sus sobrinos desamparados, a quienes protegió. Manuel Argüello es uno de esos sobrinos criados por Mora. Manuel fue un leal ayudante de su tío protector, toda su vida. Posterior al asesinato de su mentor, Argüello un destacado cronista publica varias obras y artículos sobre don Juanito, donde procuró siempre redimir su imagen, contribuyendo con documentos históricos que hoy día aportan valiosa información primaria sobre la otra cara de la vida del prócer, como ser humano. Dado que los enemigos de Mora desvirtuaron muchos de los hechos que rodearon su caída y posterior fusilamiento, Argüello rescata mucho de esos episodios.

A Manuel Argüello don Juanito lo había enviado a estudiar Notariado a Guatemala. El joven conservó múltiples cartas que don Juanito le envía durante sus años de estudio, donde le inspira el amor por estudiar, la responsabilidad familiar y la filantropía. Estas cartas hablan de la nobleza y estatura moral de don Juanito, la otra cara de ese hombre de semblante fuerte y áspero. Ese cariño mutuo demuestra por qué Argüello, a su retorno al país, ya graduado como abogado, se convertiría en un hombre muy cercano a su estimado tío Juan Rafael, a quien continuó honrando el resto de su vida.

Como se mencionó anteriormente en sus cartas, escritas horas antes de su muerte, don Juanito pide a su esposa y hermanos que no se metan en política; sin embargo, su sobrino Argüello heredó parte del caudal político de su tío y, gracias a esa fuerza que representaba el morismo en la Costa Rica de entonces, Manuel fue parte del grupo que logró colocar a don Jesús Jiménez en el poder, en 1863. Jiménez fue un presidente clave y luego su hijo don Ricardo gobernaría el país en tres ocasiones en el primer tercio del siglo XX. Después colaboró en el gobierno de don Tomás Guardia Gutiérrez, otro presidente clave en el siglo XIX, héroe de la Campaña Nacional y amigo de don Juanito, por cierto, bisabuelo de Rafael Ángel Calderón Guardia y tatarabuelo de Rafael Ángel Calderón Fournier, padres de la ideología socialcristiana en el país. Manuel Argüello se desempeñaría como secretario de la cartera de Fomento, teniendo un papel esencial en el máximo proyecto de infraestructura que emprende el país en el siglo XIX: la construcción del Ferrocarril al Atlántico.

Ese particular proteccionismo y paternalismo de don Juanito, le significó enormes dificultades también. Sus enemigos le atribuían el impulso de corruptelas entorno a su grupo de colaboradores más próximo, a quienes protegía en forma enérgica cuando había acusaciones contra alguno de ellos. Cuando empezaba un proyecto, no dudaba en llevarlo adelante a pesar de las críticas. Siempre se le consideró una persona muy terca y apasionada en sus luchas. No le gustaba perder ninguna disputa, por más pequeña que esta pareciese. Sus detractores, a veces, lo acusaban de tomarse las cosas del gobierno en forma personal. Esta forma de ser y gobernar trajo a Mora muchos amigos y muchos enemigos también. Este tipo de personajes a lo largo de la historia siempre despiertan grandes pasiones a favor y en contra.

A finales de los años 30´s, don Juan Rafael no se distraía en cuestiones políticas y seguía concentrado en sus variadas actividades comerciales, en diversas partes del país, además del comisariato que atendían sus hermanos menores. En uno de estos negocios, se alía con don Vicente Villaseñor en 1839, sin embargo, el proyecto agropecuario fracasa. El año siguiente, se une de nuevo con don Juan Fernando Echeverría, pero el proyecto fracasa otra vez y se disuelve la asociación. Los proyectos de don Juanito eran muchos, de esto dan fe los protocolos de los Archivos Nacionales. En estos intensos años suscribe sociedades, compras, ventas, hipotecas, deshipotecas, otorga poderes especiales, entre otros instrumentos jurídicos propios de los comerciantes. Don Juanito era un empresario en franco crecimiento a lo interno y ya se perfilaba para emprender negocios fuera del país. Esto no era fácil por lo lento de las comunicaciones de la época. Los negocios había que hacerlos en forma personal. Estos primeros pasos los da exitosamente entre los años 1840 y 1841.

En el campo amoroso, a don Juanito, las leyendas urbanas le atribuyen varios idilios durante su vida, tanto de soltero, como estando casado. Es famosa una anécdota de un duelo con don Juan Quiroz (sic), disputando el amor de una joven de apellido Madriz, de la cual no se tienen más detalles:

en el duelo don Juanito en una clara demostración de puntería dispara al bastón de Quiróz (sic) y no sobre él, quien sintiéndose humillado abandona el país por algunos años. Sin embargo, aunque a don Juanito se le vincula con otras andanzas amorosas, algunas estando ya casado inclusive. (Villalobos, 2015. p.49).

En el año 1847, contrae nupcias con la señorita Inés Aguilar Cueto. Paradójicamente, la hija de dos enemigos políticos jurados: don Manuel Aguilar y su esposa Inés Cueto. Era una Costa Rica muy pequeña, cuando el amor toca las puertas no hay enemistad que lo detenga.

A esta altura de la vida, don Juanito no se había visto tentado aún por la política. Estaba muy ocupado en su faceta de empresario, comerciante y jefe de la numerosa familia Mora Porras. No quedaba más tiempo en su agenda a inicios de la década de los 40. Sí tenía muchos amigos en política, pero no era su prioridad aún.

En el entorno empresarial, en el año 1842 funda una empresa junto con Vicente Aguilar, lo que implica viajar fuera del país con regularidad. La sociedad es denominada como: “Mora y Aguilar”, con un capital semilla de dieciocho mil pesos aportados por cada uno. Esta sociedad supondría implicaciones nefastas en la política nacional, a finales de los años 60. El acuerdo inicial establecía que la empresa se manejaría de la siguiente forma: Vicente Aguilar manejaba los negocios dentro del país, y Mora se encargaba de los negocios fuera del país. Sin embargo, un negocio pujante al principio terminó en pesadilla al final:

probablemente sería difícil encontrar en la historia del país, una empresa o relación comercial cuyo manejo y gestión haya sido tan complicada, que haya generado tantas rencillas, odios y litigios en los Tribunales, y que además como corolario llegara a influir fuertemente en la política nacional en la década de los cincuenta. Muchos de los hechos al final de la década, el derrocamiento de Mora y su final trágico en Puntarenas en setiembre de 1860, encuentran su explicación en mucho, en esta amarga relación comercial Mora-Aguilar. La empresa fue financieramente exitosa, por lo menos al principio; pero el manejo personal lamentablemente desastroso (Rodríguez, 1986, p.117).

Tres años después, en 1845, don Juanito era ya un empresario admirado. Se había convertido en un exportador líder. Los recuerdos de un arranque difícil, arrastrando deudas de don Camilo y los elevados gastos que suponen la manutención y cuido de una numerosa familia de niños y adolescentes, además del duro inicio en el comisariato en la casa paterna eran solo brillantes remembranzas de su carácter y su acelerado ascenso empresarial. Don Juanito se convirtió, para la sociedad josefina, en un modelo de cómo se podía pasar de pequeño a un gran comerciante y exportador, a pesar de las adversidades. Mora, a mediados del siglo XIX, era quizás el principal caficultor y exportador del país.

Don Juanito, dados sus múltiples negocios, viajaba y conocía a muchas personas y familias claves a lo largo y ancho del país. Trataba con numerosas personas, desde las más humildes hasta las más influyentes económica y políticamente. Muchas familias habían superado la pobreza gracias a la asesoría de don Juanito. Fue uno de los líderes más fuertes de una joven generación de exportadores de café a Estados Unidos, América del Sur y Europa.

La buena reputación le permitió a Mora llegar al poder en pocos años y conservarlo por una década. La Campaña Nacional sirvió como un elemento unificador en torno a su figura de líder indiscutible, pero también profundizó las divergencias que había con un furibundo grupo opositor. Este tipo de momentos históricos que vive una nación como lo fue la Campaña Nacional con mucha frecuencia polarizan a la sociedad.

Del tema militar se encargaban dos hombres de total confianza, de su círculo familiar y con lealtad absoluta: su cuñado José María Cañas y su hermano José Joaquín Mora. Ellos guiaron una brillante generación de militares, encargados de derrotar a Walker y los filibusteros. A pesar del liderazgo militar de Cañas y José Joaquín, don Juanito siempre fue visto y reconocido como el líder y el estratega.

Mora no sólo recorrió el país en búsqueda de negocios, también viajó fuera muchas veces con el mismo propósito. En uno de esos viajes, a Valparaíso en Chile, realizado en el año 1845, el señor Rafael Moya, en esos días como presidente interino del país, le encarga a don Juanito adquirir un lote de instrumentos musicales para promover la música entre los niños y jóvenes y conseguir docentes en ese país que estuviesen dispuestos a venir a enseñar en Costa Rica. Esta es una parte de la carta en mención:

Señor Juan Rafael Mora:

Con noticia el Senador Jefe Supremo de que U. está próximo a partir para Valparaíso, ha querido aprovechar esa ocasión contando con el patriotismo y deseo de servir U. a su país, de que se haya poseído, para hacer venir por medio de U. los instrumentos de música militar que comprende la lista adjunta, ofreciéndole pagar sobre la factura original el tanto por ciento que U. estime arreglado; y además los costos que impendan la traída de ellos hasta esta capital. Usted sabe también que la banda militar no puede hacer progresos por falta de un maestro de capacidad que enseñe por las reglas del arte, y si U. pudiera conseguir alguno que venga a servir de tambor Mayor por un sueldo de treinta a treinta y cinco pesos le haría un servicio al Estado; y en ese caso como inteligente, le indicará a Ud. La clase de instrumentos que debe traer y cuáles son los preferentes añadiendo a la lista a cualesquiera otros que aquí no se conozcan y sean necesarios. También desea el Senador Jefe Supremo que U, se interese en publicar en los papeles públicos de Chile, que en este Estado se necesitan maestros de enseñanza primaria; ya sea por el sistema de Lancaster o por cualquier otro método que ofrezca más ventajas, por ejemplo, el de Pestalozzi y desea que, si en todo Chile no se consiguen, se valga U. de sus consignatarios o de otras personas relacionadas en Europa, para que vengan de ella, pudiendo asegurar que tendrán acomodo hasta el número de cinco (sic, Archivos Nacionales, Secretaría de Gobernación No. 8160. Año 1845, Carta No. 43)

Para ese mismo viaje, según los Archivos Nacionales, Mora hipoteca una propiedad a don Eduardo Wallerstein, por un millar de quintales de café a crédito, para revenderlos en Chile. Don Juanito era un hombre audaz en los negocios. Su sobrino Manuel Argüello Mora menciona, en algunas de sus obras, que su tío tenía, entre sus destinos frecuentes de comercio a Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Chile. Su principal producto de comercio fue el café, sin embargo, también comerció plata y oro e importó bienes de consumo.

La sociedad con Vicente Aguilar, fundada en 1842, tres años después daba sus primeros síntomas de desgaste, por la forma en que, según Aguilar, don Juanito conducía algunos proyectos de la compañía. Aguilar reclamaba que Mora se aprovechaba de la sociedad para su propio beneficio o que revolvía sus negocios con los de la empresa, lo que según las reclamaciones de don Vicente le mermaban fuertemente sus ganancias. No obstante, esta primera divergencia se solventa con un nuevo acuerdo donde se esclarecen mejor las delimitaciones de los negocios, a favor de uno y otro. En este sentido, el nuevo pacto dejaba claro que cualquier negocio de Mora o Aguilar en la sociedad, beneficiaría al otro en partes idénticas. En 1845, la sociedad Mora y Aguilar era una de las corporaciones mercantiles más sólidas de Costa Rica. No obstante, estas divergencias entre don Juanito y don Vicente Aguilar, en el mismo año, desemboca en la constitución de otra sociedad acompañados de otros dos accionistas: Nicolás Ulloa y Rafael Moya. Dicha compañía se fundó con el objetivo de buscar oro en los Montes del Aguacate, empresa que fracasó posteriormente.

Vicente Aguilar era un personaje bastante reconocido en el país y don Juanito también. Aguilar había sido congresista y senador. Era una persona de familia, instruida y muy meticulosa en todos sus negocios:

Mora por su parte manejaba los grandes negocios, pero era un poco descuidado en cláusulas y poco precavido en algunas inversiones, en las que arriesgaba más de la cuenta. Precisamente ésta era otra de las quejas recurrentes de Aguilar, en el sentido que en varias ocasiones sin consulta previa a su socio había adquirido compromisos o deudas riesgosas, complicadas de poder honrar si algo no salía bien, lo que podía poner en riesgo absoluto el patrimonio familiar de ambos, cosechado con trabajo y ahorro de toda una vida. Esta conducta si se quiere decir temeraria – propia de los grandes comerciantes, – exasperaba a Aguilar en demasía, y sería una causa frecuente de fuertes roces entre ambos” (Vargas, 2013, p.90).

Esta relación, Mora – Aguilar, terminaría de la peor manera posible en el ámbito financiero, político, familiar y personal. Tomás Arias Castro y Mauricio Ortiz Ortiz hacen una magnífica descripción de lo anterior, lo cual sería un duro golpe a la familia Mora Porras, dado que mueren en 1860 como consecuencia de estos oscuros intereses Juan Rafael, José María Cañas y José Joaquín:

transcurridos apenas seis años de la conformación de la Sociedad Mora- don Juan Rafael comenzó a darse cuenta de la evidente carestía de una serie de dineros y fondos pecuniarios en detrimento de su parte alícuota de patrimonio en dicha entidad mercantil. Razón la anterior por la que de inmediato disolvió su vínculo societario con Aguilar Cubero en febrero de 1848. Por ello mismo y sospechando tanto la existencia de algunas graves irregularidades contables de parte de su ex-socio, así como con la idea de contar con un acervo probatorio para un posible litigio, Mora Porras conservó los libros mercantiles y registrales de la fenecida Sociedad Mora-Aguilar. Con posterioridad y para el amplio período de tiempo transcurrido entre 1849 y 1857, el Presidente Mora decidió no entablar proceso judicial alguno en contra de Aguilar, dada la investidura presidencial que ejercía. Lo anterior a pesar de que durante esos años don Juan Rafael había logrado sustentar sus sospechas iniciales, pues, efectivamente, existió un sistemático y gravoso desfalco en su contra que según los cálculos contables realizados con base en los libros de la Sociedad Mora-Aguilar, ascendió a la ostensible suma de 350.000 pesos. Así las cosas, para 1857 y comprendiendo de modo paralelo que el plazo de prescripción para entablar un proceso judicial en contra de Aguilar estaba por fenecer, Mora decidió por fin actuar al respecto (…) fue en medio de esta coyuntura cuando Aguilar Cubero (…) le planteó la rúbrica de una transacción alterna que evitase llevar el litigio a sede judicial, lo cual fue aceptado por el mandatario (1859). (Arias y Ortiz, 2015, p. 75, citando a Manuel Arguello Mora, 1860).

Don Juanito fue un comerciante visionario, pero tuvo la mala suerte de asociarse con una persona dispuesta a enriquecerse a cualquier costo. Vicente Aguilar llegó a ser la persona más adinerada del país. Sus manejos cuestionados le ocasionaron a don Juanito una pérdida en su patrimonio de un millón y medio de francos. A sabiendas de su mala fe y malos manejos contables, y con el temor de verse arruinado en su imagen, Aguilar aceptó una conciliación por la que tuvo que pagar medio millón a don Juanito en tres tractos. Mora recupera una parte de su patrimonio lesionado, pero se gana el enemigo más acérrimo que luego planearía su misma muerte. Vicente Aguilar, de ahí en adelante, se ocupó de arruinar a don Juanito en todos los aspectos, así como de fraguar su golpe de Estado, concretado el 14 de agosto de 1859 y su brutal muerte en setiembre de 1860. Tenía una inmensa fortuna capaz de comprar conciencias para lograrlo.

Don Juanito, hasta esos años solo ocupado de sus negocios, en 1846 participa en las elecciones para el cargo de Senador Suplente, por lo que recibió cuarenta y siete votos, insuficientes para resultar elegido. Esta elección es el bautizo político de don Juanito. Posteriormente, participa en otras elecciones para cargos de Senador Titular y Magistrado, donde no es electo, pero si recibe un significativo apoyo. Estos procesos fallidos son la escuela que Mora ocupaba para dar el salto a otra faceta hasta ahora desconocida para él: la política.

Empezaba con esto, a nacer un gusanillo político que no lo dejaría nunca más. Lo mejor y lo peor de su vida estaba por venir en la siguiente década.

IV. Conclusiones

Juan Rafael Mora Porras, don Juanito para los costarricenses, pierde a sus dos padres durante su juventud. Esta situación le cambia la vida, ya que tiene que hacerle frente a deudas de su padre don Camilo y terminar de criar a sus hermanos menores y a unos sobrinos.

Dada esta coyuntura adversa, don Juanito logra salir adelante y hacerse un nombre entre los josefinos de mediados del siglo XIX. A pesar de la pobreza que aqueja al país, Mora se convierte en un destacado comerciante de bienes raíces y en pocos años se convierte en el principal cafetalero de Costa Rica. Incursionaría en la política hasta dos décadas después.

Esta historia familiar, y de vida, lo marca y lo hacen ejercer un estilo de gobierno autoritario, de padre de familia. Esto se pone de manifiesto en la forma en que luchó y defendió el país durante la Campaña Nacional (1856-1857). Su vida de comerciante y político, ambos exitosos, le traen enemigos poderosos, que finalmente acaban con su vida en el año 1860.

IV. Referencias bibliográficas

Archivos Nacionales, Secretaría de Gobernación No. 8160. Año 1845, Carta No. 43.

Argüello Mora, M. (1860). Cuestión Mora y Aguilar: exposición de uno de los hechos que motivaron los sucesos del 14 de agosto (Juan R. Mora). El Salvador: Imprenta A. Liévano.

Arias Castro, T. y Ortiz Ortiz, M. (2015) Don Juan Rafael Mora: Empresario por antonomasia del siglo decimonónico. En: Revista Comunicación. Volumen 24, año 36, núm. 1, enero-junio, 2015 (pp. 75-84).

Rodríguez Porras, A. (1986). Juan Rafael Mora Porras y la guerra contra los filibusteros. 2da. Edición corregida. Alajuela: Museo Histórico Cultural Juan Santamaría.

Vargas Araya, A. (2013). El lado oculto del presidente Mora. Eduvisión, San José, Costa Rica. 3era edición, corregida y aumentada.

Vargas Araya A. (2014). Polifonía del Padre de la Patria. San José, Costa Rica: Eduvisión. P. 468. ISBN 978-9968-699-52-5

Villalobos Chacón, F. (2015). Un héroe del siglo XIX en el siglo XXI: Juan Rafael Mora Porras, el hombre. EUTN, Costa Rica. pp. 184. 2015. ISBN 978-9968-629-12.