Freddy Pacheco León
Nos “lo encontramos” hace muchos años, mientras viajábamos hacia una actividad académica en la sede de la Universidad Nacional en Nicoya. El compañero y amigo que conducía el auto desde Heredia, en cierto momento, con el fondo de la música cristiana que me «recetó» todo el camino desde Heredia, nos dijo, “Viera don Freddy, que mi hijo tiene el corazón a la derecha”. Para no contradecirle y mucho menos incomodarlo, este “doctor en ciencias biológicas” con prejuicios desde la cuna hacia las iglesias donde se gana el Cielo con diezmos, simplemente le seguí la corriente.
Pensé que era, quizá, un cuento del pastor de su iglesia. Sin embargo, el tema fue retomado cuando nos acercábamos a nuestro destino nicoyano.
Nos contó que poco días atrás, el niño al asustarse con las sirenas de los bomberos en una emergencia de incendio en su comunidad, al llegar a la casa, dijo “¡qué susto!”, mientras ponía su manita sobre el lado derecho del pecho.
Su mamá al verlo (¡tenía que ser ella!) le pareció confirmar algo que había sospechado antes y se dispuso a aclararlo. Los radiólogos, luego de una primera placa del tórax, dijeron que necesitaban hacer otra radiografía, porque “algo había salido mal”. Así lo hicieron, pero antes de que le dieran le resultado, la madre los sorprendió preguntándoles si era que el corazón aparecía a la derecha. Después la historia llegó hasta el Hospital Nacional de Niños y la televisión.
Así que, lo que en primera instancia parecía una ocurrencia del compañero chofer, luego se convirtió en un asunto de estudio con nuestros estudiantes. Aprendimos de _situs inversus total_, una condición genética ubicada en los cromosomas autosómicos (diferentes a los sexuales) que se expresa cuando el corazón, normalmente inclinado hacia la izquierda, lo hace en sentido contrario, ¡hacia la derecha! Característica que también se manifiesta con todos los órganos del tórax y el abdomen, incluyendo los pulmones. Situación que, dichosamente, casi en su totalidad no provoca síntomas adversos sobre la salud.
En Costa Rica han de haber más de 500 personas que presentan tal condición, pues algunos estiman que se presenta en uno de cada diez mil nacimientos. Sin embargo, como en la gran mayoría de los casos, no son detectados oportunamente por los pediatras, y las mismas personas que lo presentan lo desconocen.
Ahora bien, si desde el punto de vista médico, el asunto tiene igual interés que el que habría de tener desde la visión popular, encontramos además una curiosidad en el Antiguo Testamento que también ha de llamar la atención. Leemos en la prestigiosa edición de la Biblia de la Universidad de Jerusalén (entre otras igualmente respetadas como la Kadosh Israelita Mesiánica) lo siguiente: “El sabio tiene el corazón a la derecha, el necio tiene el corazón a la izquierda” _ (Eclesiastés 10:2). ¿Qué? ¿Cómo es eso? ¿Conocía el iluminado autor, siglos antes del nacimiento de Jesús, la existencia del _situs inversus total_? Dirán algunos, con razón, que habría que hacer un análisis etimológico para tratar de acercarse al origen de la oración, porque en otras versiones de las Santas Escrituras el Eclesiastés 10:2 muestra otra redacción. Pero también podríamos especular que los que tradujeron los textos originales, quizá del arameo, desconocían esa espectacular característica de los humanos. Difícil tarea como son generalmente las que tienen que ver con el Antiguo Testamento, por lo que la dejamos hasta allí, para los especialistas y otros estudiosos de la Biblia.
Pero de lo que sí tenemos certeza, es que no se puede negar que el tema es de gran interés, aunque poco conocido. Y tan frecuente que, en la de menos, algunos de los que nos están leyendo, sin saberlo, tienen el corazón a su derecha… Y en la de menos, son sabios.