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Sin la pesca de arrastre, ¿qué alternativas quedan?

Guillermo Dinarte García

El veto presidencial a la pesca de camarón semi-industrial por arrastre, trajo aparejada la pregunta de muchos en relación a qué alternativas se tiene para los trabajadores y las comunidades que tienen su subsistencia relacionada con la pesca. Esto por cuanto, ese veto nos obliga como sociedad (a todos los actores sociales) a buscar de manera inmediata alternativas sostenibles para quienes han vivido y siguen cifrando sus esperanzas en las actividades pesqueras, y al mismo tiempo obliga hacerlo sin impactos severos al ambiente. De ahí que ante reiteradas consultas de amigos y compañeros decidí investigar un poco para ampliar las respuestas rápidas que les brinde cuando les dije que la acuicultura, o sea, el cultivo de mariscos, entre ellos de camarón, como una de las medidas a impulsar con fuerza.

El desarrollo de la acuicultura y la maricultura como alternativa para las comunidades costeras.

Empiezo diciendo que fomentar la acuicultura y maricultura, es un mandato existente desde la creación del INCOPESCA en 1994, y en la Ley de Pesca (Título III, Capítulos I y II) desde 2005. Para mejor abundamiento, el Artículo 81 de la Ley de Pesca nos define que, “La actividad acuícola consiste en el cultivo y la producción de organismos acuáticos, sean flora o fauna, mediante el empleo de métodos y técnicas para su desarrollo controlado; abarca su ciclo biológico completo o parcial, en ambientes hídricos naturales o artificiales, tanto en aguas marinas como continentales”. El subrayado es mío.

Breve reseña según información recopilada.

Como reseña tenemos que siempre ha existido la intención de implementar este modelo de producción con diversas propuestas (recordar aquel primer proceso de Maricultura en la comunidad de Chomes allá por los años ochenta) por lo que en Costa Rica se da el cultivo de camarón de modo continental en 60 fincas que ya producen camarón de cultivo, muchas en alrededores del Golfo de Nicoya, en lagunas que antes fueron área de salinas, manglares o lagunas artificiales. Un mercado que siempre ha estado presente en Puntarenas y Guanacaste, pero decayó en años recientes.

Además, que el cultivo de camarón ya era la técnica más practicada en Costa Rica, incluso cuando habían licencias de arrastre. Se dice incluso que entre 2003 y 2013, el país produjo 5 veces más camarón cultivado que por arrastre, pero, entre 2008 y 2009, la producción de camarón cultivado cayó un 32% debido a las enfermedades, según lo muestra un estudio de la Universidad Nacional en 2017. Tradicionalmente, esta actividad se realiza en manglares, por lo que —al ser sitios protegidos internacionalmente—se cae en conflictos ambientales, de modo que para proteger estos importantísimos ecosistemas, el Ministerio de Ambiente llegó a prohibir las nuevas licencias de cultivo de camarón.

Según el informe “Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura” del año 2018 del Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “La producción pesquera mundial alcanzó un máximo de aproximadamente 178,5 millones de toneladas, de los cuales la acuicultura representó un 47% del total”. En el caso de Costa Rica, la acuicultura marina representa apenas un 2% del total nacional.

Propuestas que más se acercan a las comunidades:

  1. Al momento de escribir estas líneas, me he enterado con mucho regocijo que el miércoles 18 de noviembre de este 2020, arrancó en la comunidad Isla Venado, en el Golfo de Nicoya el proyecto de cultivo de camarón en jaulas flotantes a cargo de la Coopeacuicultores R.L. consistente de 10 jaulas de 5×5 metros (con el que estiman producir anualmente unos 9 mil kilogramos de manera artesanal). Propuesta que forma parte de una serie de iniciativas para fomentar el cultivo de mariscos en proyectos socioproductivos de pesca sostenible para las comunidades costeras, ubicados en espacios de pesca responsable en el litoral pacífico. Inversión con fondos no reembolsables que provienen de la modalidad de capital semilla a través de diferentes instituciones.
  2. Este proyecto viene a ser el primero en su modalidad por estar en parcela marina, al cual le seguirán otros dos en el corto plazo, entre ellos el de cultivo de camarón a cargo de la Asociación de pescadores de Tambor en la península, otro en El Jobo en la Cruz de Guanacaste, proyecto de cultivo de pargo a cargo de la Asociación de Pescadores de Playa Zancudo en Golfito, y los proyectos de siembra de ostras también en Isla Venado, así como otro en Isla Chira, que vienen a sumarse a los ya establecidos en otras comunidades del Golfo de Nicoya, gracias a los esfuerzos interistirucionesles y el soporte científico de la Academia, entre ellas, La Estación de Biología Marina del la UNA y el Laboratorio del Parque Marino del Pacífico.
  3. Como novedad de altísima relevancia, lo que por mucho tiempo se impartió como una asesoría técnica del Núcleo Náutico Pesquero del INA, se convirtió en el Programa de capacitación denominado “Cultivo de camarones marinos en jaulas flotantes en el mar”. Y recientemente se capacitó el primer grupo de estudiantes en las instalaciones del Parque Marino del Pacífico, en Puntarenas. Compuesto por 14 personas de grupos organizados, representantes de la Asociación de Productores de Mariscos de Isla de Chira, de la Asociación de Acuicultores de Tambor, de Coopeacuicultores R.L. de isla Venado y de Coopedelimar de playa Zancudo, Golfito.
  4. En este momento Costa Rica cuenta con una nueva planta depuradora de moluscos bivalvos que según las autoridades, es la más grande de Centroamérica y mediante la cual se espera procesar hasta un millón de ostras al mes. La obra, ubicada en Punta Morales de Chomes, es una iniciativa que se enmarca dentro de la estrategia de Gobierno por impulsar la acuicultura para la transformación productiva de Puntarenas, la generación de empleo y el desarrollo integral del Pacífico costarricense. La construcción y equipamiento fue posible gracias al aporte del Instituto de Desarrollo Rural y para poner en marcha la planta fue necesario el financiamiento del recurso humano requerido con recursos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) mediante la Dirección de Economía Social Solidaria.
  5. Previamente, se construyó el “Laboratorio Producción de Semillas de Ostras”, encargado del suministro de semilla de calidad y que se ubica a la par de la planta depuradora. Este fue financiado con recursos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y la UNA con una inversión total de ₡565 millones. Ésta planta va a tener la capacidad para depurar 40 mil ostras diarias que vienen de proyectos ostrícolas que están siendo llevados por miembros de las comunidades costeras.
  6. Esto permite que se sume la puesta en funcionamiento de más granjas ostrícolas programadas para generar empleo a 24 familias. Las obras forman parte del portafolio de proyectos institucional, el cual contempla una ejecución de cuatro granjas en 2021 para el beneficio de otras 31 familias, destacando la asesoría de la Universidad Nacional y el apoyo del IMAS. Las familias también recibieron acompañamiento técnico del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y de la Unidad Biológica Marina de la Universidad Nacional (UNA) de Puntarenas, sobre el procedimiento de cultivo de ostras y herramientas básicas de administración. Cuentan con el aval técnico, aporte y supervisión de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) y el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (INCOPESCA). La construcción es posible gracias a la articulación interinstitucional con la Asociación de Montero Isla Chira, la Asociación de la Florida Isla Venado, el Sindicato de Pescadores Costa de Pájaros y otras instituciones. Es una propuesta pensada para toda la costa pacífica, donde grupos de pescadores organizados, cuenten con sus granjas marinas y poco a poco ir repoblando el litoral con grandes beneficios también para el medio ambiente.
  7. Por primera vez desde su creación en el año 2002, el Laboratorio de Acuicultura y Biotecnología Marina del Parque Marino del Pacífico en Puntarenas, está siendo remodelado, con el fin de garantizar la existencia de semillas para las granjas acuícolas por los próximos 20 años. Actualmente, aquí se desarrolla un ambicioso programa acuícola para ampliar la oferta de productos del mar cultivados, con valor agregado y que es una alternativa a la pesca tradicional. Se trata de una tendencia a nivel mundial pero que no se ha explotado en el país. En este proyecto trabajan en forma conjunta el INA, el Parque Marino del Pacífico, la UNA, el Sistema Banca para el Desarrollo, el Instituto de Desarrollo Rural y el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura.

De tal modo, el proyecto Impulso de la maricultura en pequeña escala en el litoral Pacífico”, como directriz gubernamental, busca que estos productores potencien el desarrollo del país desde las zonas costeras de manera sostenible. La capacitación incluye una propuesta de formación en diferentes áreas como cultivo de camarones marinos en jaulas, tanto para consumo como para venta como carnada viva, avistamiento y conservación de cetáceos, mantenimiento de embarcaciones, motores fuera de borda y de redes para jaulas, snorkelismo, entre otras. Se trata de una ambiciosa propuesta que abarca a futuro el cultivo de otras especies como pargo, ostras, corvina y mejillones, de los cuales ya se cuenta con proyectos piloto. Y como complemento, para dar valor agregado al producto, junto a algunos proyectos de granjas se instalarán restaurantes flotantes (en Isla Cedros) para brindar el producto servido a la carta y así también incentivar el sector turismo. También se ha impulsado diferentes iniciativas para granjas hortícolas con algunas organizaciones de mujeres en diferentes comunidades que buscan una verdadera inclusión social. Y recordemos que ya existen tres zonas de pesca responsable, en Jacó, Costa de Pájaro y Palito Montero en Isla Chira.

Es digno destacar los enormes esfuerzos y valiosos aportes de muchos años por parte de la Academia y que recientemente se ha logrado mayor impulso a varios proyectos socioproductivos por medio de la coordinación interinstitucional. Donde, aparte de la UNA, Parque Marino del Pacífico, del MINAE, INA, se han sumado los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, de Agricultura y Ganadería, el Instituto Mixto de Ayuda Social, el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura, el Instituto de Desarrollo Rural, el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), y el Servicio Nacional de Salud Animal. Eso nos conduce a varios proyectos, tanto de cultivo de peces, de camarón, de ostras, de lo cual hay experiencias exitosas.

Si consideramos que Costa Rica cuenta con 1.236 kilómetros lineales de costa, pero en proyectos acuícolas, solamente se está utilizando cerca de un 0,12% de esa área, el cultivo de camarón se vislumbra como una alternativa de desarrollo en las zonas costeras. ¿La novedad? Al establecerse en jaulas flotantes no se estaría utilizando áreas de manglar, lo cual agrega nuevos elementos en pro de la sostenibilidad.

¿Pero por qué es que no se ha dado una solución a la problemática si se tiene varias propuestas? ¿Qué falta para lograr mayor desarrollo?

Aunque es una propuesta pensada para toda la costa pacífica, el mensaje ha calado muy lentamente solo en el sector artesanal y de momento no es de implementación masiva por los altos costos de los emprendimientos. Aún así es justo la ruta a seguir, que debe irse implementando con otras propuestas surgidas en las mesas de diálogo territorial, con las poblaciones costeras como protagonistas, especialmente alternativas para el sector femenino como el sector de trabajadores más vulnerables. Algunas avanzadas para corto y mediano plazo presentadas por la Asociación de Pescadores ASOPPAPU de Barrio El Carmen, que urge sean desentrabadas en la Municipalidad de Puntarenas y algunas oficinas de mandos medios gubernamentales.

Y porque a pesar de todo lo hasta aquí planteado, sigue sin resolverse la problemática para el sector de pesca dependiente por años de la pesca de arrastre, cuyos trabajadores y sus familias se encuentran entre los más vulnerables del casco urbano de Puntarenas. Por ejemplo, las peladoras que quedan de camarón no pueden depender eternamente de los ochenta mil colones mensuales del IMAS. Además, como estado no debe seguirse esa ruta del IMAS de gastar más de siete mil millones anuales en asistencialismo de nulo impacto.

¿Qué otras alternativas se pueden abordar?

  1. Aprovechamiento real del recurso atún.

De acuerdo con investigaciones al respecto, de la captura total estimada en 25.000 toneladas métricas anuales, solo el 23% se queda en Costa Rica y el resto de la pesca atunera se traslada a otros países donde se procesa. Los principales son Ecuador, Colombia, El Salvador, Guatemala y Venezuela. Además, la legislación tica permite a la flota internacional hacer maniobras de captura gratis, durante 60 días, si desembarcan una parte del producto en territorio costarricense. Se calcula que el cobro de esa actividad –al precio actual de las licencias– le aportaría al país $174.140 adicionales. Seguir con esa fuga de recursos es un lujo que como país no podemos seguirnos dando. El atún es un grupo de hasta 15 especies que generan $62 millones cada año en Costa Rica. El problema es que sólo $1 millón se queda en el país, según un estudio de la Fundación Marviva.

Al menos tres proyectos de ley -uno del Frente Amplio, otro del Partido Unidad Socialcristiana y otro del Poder Ejecutivo- existen en la corriente legislativa que plantean una mejor administración del recurso atún. Los tres están en comisiones: dos en Comisión de Ambiente y uno en Comisión de Asuntos Agropecuarios respectivamente.

También espera discusión y aprobación el proyecto “Fortalecimiento de la Pesca Artesanal (Expediente N° 20750 que tiene por objeto garantizar el desarrollo y la sostenibilidad del sector de pesca artesanal de pequeña escala en el contexto de la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza y la gobernanza compartida. Incluye diversos elementos de interés para establecer una planificación correcta del medio marino. Razón por la cual urge no solo desarrollar nuevas y novedosas iniciativas, sino también dar espacio a la discusión de proyectos ya presentados en la corriente legislativa que no avanzan.

  1. Pesca de Calamar. Algunos expertos sugieren el aprovechamiento de este recurso, pues a diferencia del camarón, las poblaciones de calamar en el Pacífico están aumentando, según un estudio del 2016, como consecuencia de la disminución de las poblaciones de tiburones (¿des aleteo?) Además, por efectos del cambio climático, las temperaturas del agua cada vez son más altas y harían que los calamares se reproduzcan más rápido. La desventaja es que, aunque a nivel de faena es un modelo de pesca selectiva, requiere mayor análisis antes de implementar pues sumaría altos costos de transformación de la flota o construcción de nuevas embarcaciones, ya sea por parte de los empresarios o con apoyo estatal. Y los primeros ya sabemos que pasan por momentos muy difíciles.
  2. Seguir apostando al turismo, pesca turística y deportiva.

Conforme a voces expertas, Costa Rica ha sido reconocida a nivel global por ser un país líder en sus esfuerzos por la conservación y el desarrollo sostenible. “Por muchos años cargó con la deuda de avanzar al mismo ritmo en temas de conservación y manejo sostenible de sus recursos marinos y no debe retroceder. En este país, la pesca turística y deportiva es una industria de servicios que genera alrededor de 331 millones de dólares al año y más de 60 mil empleos directos e indirectos”, según el PNUD.

Sin embargo, tal como se demuestra en la Evaluación Económica Inicial de los Efectos de COVID-19 y el Alcance de las Opciones de Política en Costa Rica, aún persisten acciones que fragilizan la marca país, competitividad, atractivo turístico y en consecuencia la base de la economía costarricense y de los medios de vida sostenibles de las comunidades. Debemos “reconstruir mejor” invirtiendo en los cambios sistémicos que se requieren para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que incluyen metas sobre el clima, la biodiversidad, el bienestar y la justicia hacia las poblaciones en mayor condición de vulnerabilidad.

Guillermo Dinarte García
Gestor Local Pacífico Central