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Etiqueta: aranceles

Dos mujeres gobernantes tienen «manos arriba» al próximo gobernante estadounidense

Marlin Oscar Ávila

Marlin Óscar Ávila

«Quiero manifestar que esperamos que la nueva administración norteamericana del presidente electo democráticamente, Donald Trump, sea abierta al diálogo, constructivo y amistoso. Que no tome represalias innecesarias contra nuestros migrantes que por norma es un gran aporte a la economía norteamericana”, expresó este miércoles 1 de enero de 2025 la presidenta Xiomara Castro en cadena nacional de radio y televisión.

Xiomara Castro ha llamado al presidente de EUA, Donald Trump, al diálogo, antes de poner en acción su amenaza de expulsar a millones de migrantes de indocumentados. Xiomara ha mostrado la carta que tiene bajo la manga, la que aplicaría si el gobernante estadounidense (hijo de una migrante escocesa), expulsa a más de 11 millones de inmigrantes ilegales, al iniciar su segundo período, según sus amenazas.

La reacción de la presidenta Castro, sí Trump no acepta dialogar, sería pedir al gobierno estadounidense desalojar los territorios que actualmente utilizan, sin pagar medio dólar, como bases militares.

Por su lado, Claudia Sheinbaum, le ha negado nuevos créditos al gobierno de Washington, dado que su deuda no solamente esta sobregirada, sino que no parece poder resolverse en el mediano plazo. De $36,214 billones aproximadamente era la deuda pública de EUA a finales de 2024.

Las amenazas de Trump de elevar los aranceles a las exportaciones también fueron mal vistas por la ciudadanía, puesto que elevará la inflación y sería como «dispararse en el pie».

Por el momento no se vislumbra un acuerdo entre las potencias involucradas, pero si se nota que Washington dejó de ser quien decía la última palabra en el manejo de las políticas internacionales.

El mundo tal como es (III-final)

Gilberto Lopes

San José, 5 de diciembre del 2024

Componer el mundo por la fuerza

La Guerra Fría nos dejó lecciones útiles para la interpretación de los conflictos internacionales. El de entonces y el de ahora tienen una característica común: tratan, ambos, del fin de una época, marcada por una confrontación de las grandes potencias.

El final de la Guerra Fría estuvo marcado por la reafirmación de la potencia dominante, los Estados Unidos, que había salido fortalecido de la II Guerra Mundial. Fue la reafirmación del mundo capitalista cuyos recursos superaban en mucho las capacidades del mundo soviético cuyas debilidades económicas decidieron su derrota.

Es una historia que está contada de forma convincente en un libro al que ya he hecho referencia otras veces: The triumph of broken promises, de Fritz Bartel. Fue el último gran triunfo del capitalismo y de su potencia más desarrollada: los Estados Unidos. Con su triunfo en la Guerra Fría se transformó en la única gran potencia mundial.

El texto de Bartel nos sugiere una clave de este proceso: la política de la FED, de aumentar las tasas de interés hasta niveles inimaginables entonces, permitió inundar Estados Unidos de recursos. Fue un factor decisivo para derrotar un mundo soviético no solo cada vez más endeudado, sino expuesto a la debilidad de un orden económico sustentado en la energía barata que les suministraba la Unión Soviética. Pero ese éxito fue también la clave del descenso, expresado hoy en una deuda imparable, que consume cada vez más recursos de una potencia en declive: 3.000 millones de dólares diarios en intereses.

Entre el final de la Guerra Fría y el escenario internacional actual lo que ha ocurrido es que la potencia ganadora había llegado a la cúspide de su poder. Desde ahí, y desde entonces, ha venido bajando por el otro lado de la ladera.

Fueron las condiciones internas de cada país la clave para el desenlace de la Guerra Fría. Y no se corre gran riesgo en afirmar que lo serán también en el desenlace de la confrontación actual (a menos que lleguemos a una inimaginable guerra nuclear).

Como dijo Rush Doshi, director de la Iniciativa sobre Estrategia China en el Council on Foreign Relations y subdirector para los asuntos de China y Taiwán en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Biden, algunas de las cuestiones más urgentes para la definición de la política hacia China son de orden doméstico, base de la fortaleza norteamericana. “Pero los fundamentos de esa fortaleza se han atrofiado, especialmente desde el fin de la Guerra Fría”, agregó, en un artículo publicado en la revista Foreign Affairs, el 29 de noviembre.

Naturalmente, la Unión Soviética no era una gran potencia capitalista, ni tenía condiciones de enfrentar con éxito a los Estados Unidos. Su capacidad militar fue fundamental para la derrota alemana en la II Guerra Mundial y esto ayudó a enturbiar la naturaleza del conflicto entre las grandes potencias durante la Guerra Fría, a hacer pensar que eran dos potencias con capacidades parecidas. El resultado mostró que no lo eran.

Pero el énfasis en la capacidad militar nubla también la visión de quienes sugieren que Washington puede replicar lo ocurrido entonces para enfrentar los desafíos actuales. No ven el escenario interno, ni la importancia de la capacidad económica en el desenlace de la Guerra Fría. Piensan que con la amenaza militar (peace through strength) pueden repetir la hazaña que atribuyen a las agresivas políticas del entonces presidente Ronald Reagan. Una ilusión que recorre también el patético balance de Josep Borrell, de sus cinco años a cargo de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea, para quien le queda todavía mucho trabajo por hacer “para hablar eficazmente el lenguaje del poder”.

“Si Europa no logra unirse en este momento de cambios tormentosos, no tendrá una segunda oportunidad”, dice el líder de los verdes alemanes y exministro de relaciones exteriores (1998-2005), Joschka Fisher. Su única opción, agregó, es “transformarse en un poder militar capaz de proteger sus intereses y garantizar la paz y el orden en el escenario mundial. La alternativa es la fragmentación, la impotencia y la irrelevancia”.

El peligro es, naturalmente, que lo intenten. Toda apuesta a un triunfo militar en el escenario actual peca de ingenuidad o mala fe, pues todos sabemos que una guerra, con las capacidades nucleares modernas, significará una derrota para todos.

Hoy el escenario de la confrontación es distinto al de la Guerra Fría en un aspecto fundamental. Se trata de la decadencia de la que ha sido la cabeza del orden capitalista mundial y el resurgimiento de antiguas potencias, una historia que tiene en el académico y diplomático singapurense, Kishore Mahbubani, uno de sus principales estudiosos, entre otros, en su libro “El nuevo hemisferio asiático”.

Entre las potencias que resurgen, evidentemente la más importante es China. Pero cuando una potencia como Estados Unidos ha extendido su influencia por todo el mundo de una forma no conocida anteriormente, con su economía capitalista (de creciente concentración de la propiedad privada) y con la ideología liberal que la ha sustentado (fundamento de prácticamente todas las dictaduras, especialmente en América Latina), su decadencia no puede ocurrir sin confrontaciones diversas, en los más variados escenarios en los que ha estado presente.

En particular, en Asia, sede de la potencia que surge, y en Europa, la retaguardia de la verdadera guerra –entre EEUU-China–, donde los intereses de Washington están intermediados por sus aliados en una confrontación con Rusia.

En todo caso el más poderoso, Alemania, ya no está en condiciones de amenazar a ninguna otra potencia, como ha hecho en dos guerras mundiales. Con costo le ha alcanzado por exprimir los recursos de una Europa que ve su influencia en el mundo cada vez más reducida.

Doshi resume los diferentes escenarios de las tensiones en Asia, donde la fortaleza de Estados Unidos deriva de una amplia red de alianzas. Para detener la agresión en el estrecho de Taiwán, o en el mar del Sur de China, Trump deberá sostener las que ya ha construido Biden: Aukus, orientada a proveer a Australia de submarinos de capacidades nucleares; Quad, conformada por Estados Unidos, Australia, India y Japón; y otras iniciativas, de la que participan, entre otros, Corea del Sur, Filipinas y Papúa Nueva Guinea.

Distintos son los escenarios en África y América Latina. En África, la dominación fue colonial, ejercida de manera brutal por las potencias europeas. En América Latina, la dominación norteamericana fue prácticamente total, vinculada a las clases dominantes de los países de la región. De modo que las luchas políticas en esos dos continentes, en esta fase de transición, están condicionadas por las características de la dominación a que han estado sometidas.

Arreglar la casa

La idea se repite de forma reiterada en los análisis de los más variados analistas norteamericanos. Ya citamos a Doshi, cuando afirma que son el arreglo de cuestiones domésticas lo más urgente para la definición de la política hacia China.

También lo trata Robert C. O’Brien, exasesor de Seguridad Nacional (2019-2021), en el primer gobierno de Trump, en un artículo sobre su política exterior, sobre la de “paz basada en la fortaleza”.

En los años 90’s del siglo pasado (o sea, al terminar la Guerra Fría), el mundo parecía alistarse para el segundo siglo norteamericano. Pero las cosas no se han desarrollado así. Las expectativas surgidas entonces contrastan con la realidad de hoy, dice O’Brian: “China se transformó en un formidable adversario militar y económico”. Con Estados Unidos atrapado en “un pantano de debilidades y fracasos”, O’Brian apuesta por una restauración de las capacidades norteamericanas, que le permita seguir siendo “el mejor lugar del mundo para invertir, innovar y hacer negocios”.

Nos recuerda que Trump inició una política de desacoplamiento de la economía norteamericana de la china, elevando los aranceles sobre aproximadamente la mitad de las exportaciones chinas a Estados Unidos. Ahora –afirma– “es el momento de presionar aún más, con un arancel del 60% sobre los productos chinos”.

Por otro lado, propone renovar el arsenal norteamericano. Se lamenta de que la marina tiene hoy menos de 300 barcos, comparados con los 592 que tenía durante la administración Reagan; que el proyecto de desarrollar misiles hipersónicos fue desfinanciado durante la administración Obama.

Pero estos cambios fundamentales deben tomar en cuenta los niveles de la deuda, y la necesidad de reducir el déficit fiscal. “¿Puede Estados Unidos resurgir con una nación dividida, donde las encuestas indican que una amplia mayoría de ciudadanos cree que el país va por el camino equivocado?”, se pregunta.

No hay una respuesta para esta pregunta. Hay muchas. Para el diario francés Le Monde, el camino que Trump deberá recorrer en este segunda mandato es radicalmente distinto al que el país ha recorrido desde el fin de la II Guerra Mundial. “Es el fin de la era norteamericana, la de una superpotencia comprometida con el mundo, ansiosa de mostrase a sí misma como un modelo democrático”.

A Le Monde le preocupa, como es natural, el destino de Europa en ese nuevo mundo. Presiente en fin de la era norteamericana, de una superpotencia comprometida con el mundo. Es una forma de ver las cosas. Pero no es la única. Quizás no es solo Estados Unidos el que ha cambiado sino, principalmente, el mundo. Un cambio que obliga también a Washington cambiar. Lo obliga a buscar nuevas formas de adaptarse.

Las propuestas hechas por Trump son, de cierta forma, un intento original, como explica Branko Milanovic en su artículo “The ideology of Donald J. Trump”. Para Trump –dice Milanovic– Estados Unidos es una nación rica y poderosa, pero no una “nación indispensable”, como le gustaba decir a la exSecretaria de Estado, Madelaine Albright. Es una visión distinta, pero sus propuestas no despiertan certezas, sino renovadas inquietudes.

FIN

La UCR elimina los recargos del 10 % y 20 % sobre los aranceles de matrícula del I ciclo lectivo 2020

Acción se define para apoyar a la población estudiantil ante las circunstancias de la emergencia sanitaria nacional

En los próximos días se anunciará la fecha máxima para que la población estudiantil cumpla con sus obligaciones financieras del I ciclo lectivo 2020 foto: Archivo ODI.

Ante la convicción de que la medida de la eliminación del recargo del 10% y 20% constituye un beneficio sustantivo para la población estudiantil en las circunstancias de la emergencia sanitaria nacional, la Vicerrectoría de Vida Estudiantil junto con la Oficina de Administración Financiera, por medio de la Rectoría gestionaron la eliminación del recargo del 10% y 20% sobre los aranceles por concepto de matrícula del I ciclo lectivo 2020, ´para grado y posgrado.

Esta iniciativa, se suma a los esfuerzos de articulación institucional para asegurar que los distintos procesos estudiantiles favorezcan la continuidad del plan académico de la población estudiantil.

La decisión fue autorizada por el Consejo Universitario en la sesión N.º 6397, artículo 5, celebrada el 25 de junio de 2020, en la cual se acordó textualmente: “Autorizar, extraordinariamente, a la Administración a suprimir los recargos del 10% y 20% sobre los aranceles de matrícula del I ciclo lectivo 2020, cuando estos no se cancelen dentro del plazo que se define en el Calendario Estudiantil Universitario; lo anterior, con fundamento y aplicación en el artículo 30, inciso s), del Estatuto Orgánico”.

La medida responde a un mecanismo de acompañamiento a la población estudiantil, en procura de incidir de manera positiva en el impacto de la coyuntura generada por la pandemia.

“En las últimas semanas, el trabajo coordinado de personal del Sistema de Estudios de Posgrado, la Oficina de Administración Financiera, la Oficina de Becas y Asistencia Socioeconómica, la Oficina de Registro e Información y la Vicerrectoría de Vida Estudiantil permitió avanzar con esta propuesta que facilitará la permanencia y continuidad de personas estudiantes en la Universidad de Costa Rica”, comentó el Dr. Carlos Sandoval García, Vicerrector de Vida Estudiantil.

En los próximos días, la Vicerrectoría de Vida Estudiantil difundirá la fecha máxima de cancelación de los aranceles de matrícula de la primera y segunda cuota del I ciclo lectivo 2020, siendo importante mencionar que esta fecha, en ningún caso, regirá para un período anterior al Proceso de Matrícula del II ciclo lectivo 2020.

En consecuencia, las personas estudiantes contarán con un plazo mayor para honrar la obligación financiera por concepto de arancel de matrícula del I ciclo lectivo 2020, lo que les permitirá realizar la matrícula si a la fecha de la misma no han cancelado estos aranceles.

 

Tatiana Carmona Rizo
Periodista Vicerrectoría de Vida Estudiantil

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/