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Etiqueta: atención primaria

Hospital de Alajuela: Faltante de 18 EBAIS complica servicios a usuarios

Informe de la Defensoría de los Habitantes

La saturación del servicio de emergencias del Hospital San Rafael de Alajuela tiene una causa que agrava el problema: un faltante de 18 EBAIS, según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS). Esa situación genera una sobrecarga de pacientes provenientes de algunas Áreas de Salud que presiona la capacidad de atención del centro hospitalario e impacta en la prestación de los servicios de atención médica.

Así lo plasmó la Defensoría de los Habitantes en un informe con recomendaciones a la CCSS, donde considera necesario que se dote a la población alajuelense de más equipos de atención primaria y, el establecimiento de más áreas de salud que funcionen 24/7 para atender la demanda de pacientes ambulatorios y con patologías de menor complejidad, que puedan completar sus procesos diagnósticos y terapéuticos en ese primer nivel.

Adicionalmente, la Defensoría considera necesario que se remodelen y amplíen los servicios de Neonatología, Emergencias, Quirófanos, Intermedios y UCI del hospital de Alajuela y los Servicio de Cuidados Intensivos de los hospitales Carlos Luis Valverde Vega y San Francisco de Asís, los cuales están dentro del proyecto 0824-CCSS.

Entre las recomendaciones que gira esta Defensoría a la Gerencia Médica de la CCSS está valorar, si no lo ha hecho todavía, la aprobación del proyecto 0824-CCSS de fortalecimiento del Hospital San Rafael de Alajuela planteado el 1 de marzo de 2024, el cual incluye la dotación de más recurso humano, lo mismo que la aprobación del proyecto de construcción y equipamiento Servicio de Urgencias, en el Hospital San Francisco de Asís Grecia (laboratorio, farmacia y Rayos X).

Datos sobre la saturación

Durante el 2023 y hasta febrero 2024, en el Hospital San Rafael de Alajuela se generaron 114.000 atenciones en el servicio de emergencias, entre las cuales se encuentra gran cantidad casos que no necesariamente representan verdaderas emergencias: 37.696 verdes (33 %), 67.183 amarillos (58 %), 9.458 rojos (8 %), 241 azules (1%). Hubo cerca de 200 pacientes en condición blanco a los que se suman los 24.604 usuarios que fueron valorados por medio de “triage” y redireccionados a otras áreas de salud. Estos datos indican que la mayoría de pacientes presentan casos simples que no ameritan una atención inmediata y que pueden ser atendidos en un nivel de complejidad inferior.

La media de ocupación del servicio de emergencias del Hospital de Alajuela, de enero 2023 a febrero 2024, fue de 120%, generando plazos de espera de los pacientes para ser internados hasta de 12 días, en servicios como Ortopedia, por ejemplo. De las especialidades con mayor cantidad de pacientes se encuentran Ortopedia, Medicina Interna, Geriatría, Neumología y Cardiología.

Otro dato importante que debe resaltarse es que la población adscrita al Hospital de Alajuela es de 676.698 habitantes, de los cuales, 391.698 habitantes son directos y 285 mil habitantes son de adscripción indirecta, pues provienen de los cantones de Grecia, Naranjo, San Ramón, Palmares, Alfaro Ruiz-.

Brechas de faltante de EBAIS
Datos Dirección Regional Integral de Prestación
de Servicios de Salud Central Norte CCSS

Oficina de Comunicación Institucional
Defensoría de los Habitantes

UCR: Un proyecto con la población ngäbe dibuja las bases de una medicina y salud intercultural en Costa Rica

En el Intercambio de saberes que promueve el proyecto, parteras Nägbey y médicos alópatas encuentran múltiples coincidencias en el abordaje de los partos y la salud de la mujer y el neonato durante el mismo. “Es interesante que las parteras le brindan un té a las mujeres cuando no tienen suficientes contracciones, cuando nosotros lo que hacemos es suministrar oxitocina”, declaró la estudiante de medicina Tania Martínez Izaguirre. Fotógrafa: Josie Rebeca Alfaro González.

7 de abril: Día Mundial de la Salud

Un intercambio entre pares con respeto y admiración, una perspectiva integral de la salud y de interculturalidad es el enfoque pendiente y necesario con que la Universidad de Costa Rica (UCR) ejecuta el proyecto de acción social “Desarrollo de capacidades en la atención primaria de la salud en población ngäbe”.

Este proyecto está dirigido a la población ngäbe del Sur de Costa Rica con el objetivo de brindar atención primaria, promover estrategias de prevención de enfermedades infecto contagiosas, generar capacidades en prácticas obstétricas en las parteras ngäbe, implementar técnicas de estimulación neuropsicológicas en los niños y niñas de menor edad y desarrollar estrategias de prevención del contagio de COVID-19.

Se trabaja con esta población ya que posee características que provocan que sus índices de salud sean bajos, como por ejemplo: bajos niveles de escolaridad, ingresos económicos deficientes y parte de la población es nómada, por otro lado disponen una alta tasa de fecundidad, desnutrición, precarias condiciones de vivienda y poco acceso a los servicios básicos de salud.

Elemento innovador

En el proyecto como tal participan no solo médicos alópatas de la Escuela de Medicina sino además médicos tradicionales y parteras de la comunidad Ngobe, se da en un contexto de intercambio de saberes con técnicas y procesos de Educación No Formal para el fortalecimiento de aptitudes y aportes en materia de salud. Se mantiene un total respeto y reconocimiento por la medicina ancestral para combinar esfuerzos y llegar a toda la población.

Para el coordinador del proyecto, el médico Jean Carlo Segura Aparicio, uno de los principales logros del mismo es que dentro de la UCR y la Vicerrectoría de Acción Social se incorporaron Ngobes practicantes de medicina tradicional y parteras, como participantes activas del proyecto.

Las acciones se concentran en dos poblaciones: los Ngobes de Limoncito en Coto Brus, en alianza con el EBAIS de la zona y con líderes indígenas que son médicos tradicionales y parteras de la comunidad para generar actividades como espacios de vacunación, espacios de enseñanza sobre diversas patologías; y con la población nómada y transfronteriza que habita y se mueve entre Costa Rica y Panamá, para la recolección de café. Con esta última se trabaja a través de las Casas de la Alegría, en donde permanecen los niños y las niñas durante el día, para afianzar conocimientos y estrategias en salud. Con esta población se trabajan actividades para el neurodesarrollo de los y las pequeñas y habilidades en las cuidadoras para administrar medicamentos, atender situaciones de emergencia y más. 

“Lo que hacemos son expediciones de una semana y nos desplazamos a las comunidades de interés, la expedición tiene varias fases, en una de ellas hacemos sesiones de intercambio de conocimientos con los médicos tradiciones y las parteras y compartimos tratamientos y como son llamadas las enfermedades” declaró Segura.

Por primera vez, médicos tradicionales y parteras Nägbes compartieron en la mesa principal con médicos alópatas, brindando su experiencia en el proyecto: ED-3451 Desarrollo de Capacidades en la Atención Primaria de la Salud en Población Ngäbe durante el I Congreso de Educación Médica-ALAFEM 2019, en las instalaciones de la Universidad de Costa Rica. Fotógrafa: Josie Rebeca Alfaro González Ubicación geográfica: Universidad de Costa Rica.

En este proyecto es posible apreciar el intercambio de saberes entre la academia y la comunidad. “No solo estamos dando, sino absorbiendo muchísimo, sobre todo de estas concepciones acerca de la naturaleza, ahora que está en boga la salud planetaria como rama de la medicina y ellos se convierten en nuestros tutores en nuestro proceso de formación”, concluyó el médico.

“Tengo 57 años y nunca había sentido que los muchachos de la universidad nos tomaron en cuenta como hasta ahora” declaró Carmen Romero Palacios, partera ngäbe quien participa en el proyecto, y manifiesta sentirse sumamente incluida y respetada tanto en cuanto a su cultura como a sus conocimientos.

Las parteras y médicos tradicionales comienzan su formación desde la niñez, Romero narra que su formación como partera comenzó entre los 6 y 7 años, cuando su madre y su abuela la involucraron en los partos, con los que fue aprendiendo y formándose. “Desde pequeña me indicaban qué plantas se utilizaban y cuáles no”, manifestó.

Durante la pandemia por la COVID-19, el proyecto se mantuvo activo y puso sus esfuerzos en informar a la población sobre cómo protegerse y mantenerse informada. Para esto, se elaboró material infográfico en ngobere y se entrenó a 10 personas para hacer mascarillas de tela con diseños propios de la cosmovisión indígena que se ajustaran a los requisitos dictados por el Ministerio de Salud, las cuales se repartieron por medio de los centros de salud a quienes las necesitaran.

Las voz de los estudiantes

El proyecto cuenta con la participación de estudiantes de Medicina, Enfermería y Nutrición. “Una de mis partes favoritas fue el compartir con los líderes indígenas, entre esos están los médicos tradicionales, las parteras y las mujeres líderes que tienen un papel muy importante en la comunidad, entonces la pasantía fue sumamente variada, ya que me aportó mucho académica y personalmente”, declaró  Tania Martínez Izaguirre, estudiante de Medicina.

Martínez participó en la gira que se realizó entre el 11 y el 16 de octubre del 2019. “Quien participa en el proyecto hay algo de lo que no puede escaparse, el cual tiene que ver con la atención primaria que es sumamente integral, que parte de conocer las realidades de las poblaciones con las cuales vamos a estar tratando, para poder entender todo lo que está alrededor de su salud y de su perspectiva de lo que es salud, que puede ser distinta a la nuestra”, señaló la estudiante.

Historia del Proyecto

El proyecto tuvo sus inicios en el año 2018 y desde entonces, ha trabajado de forma interdisciplinaria por el desarrollo psicosocial de todas las partes involucradas: equipo docente, estudiantes y comunidad. Si bien esta iniciativa nace desde la Escuela de Medicina, ha generado importantes alianzas con otros espacios universitarios como la Escuela de Enfermería, la Escuela de Salud Pública, la Escuela de Nutrición y enlaces con el Sector Educación. En julio de 2021, el proyecto recibió el Premio a la Excelencia 2020 en la categoría de Mejor Proyecto de Acción Social del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica y el Instituto Pfizer para la Ciencia y la Investigación y al día de hoy se extendió cuatro años más.

 

Esteban Umaña Picado,
Periodista VAS-UCR

Sin participación de las comunidades se desbordará la pandemia

Miguel Sobrado

Hasta el momento la pandemia ha sido enfrentada centralmente, con éxito, por el Ministro de Salud y el presidente de la CCSS, pero ya ha empezado a salirse de control. Por una parte, el enclaustramiento con desempleo y sin recursos básicos no puede prolongarse, y por otra el centralismo en condiciones de la democracia costarricense tiene límites, que no los tiene por ejemplo en China con otra cultura, recursos y disciplina militar.

En cuanto a lo primero, la población expuesta al dilema del hambre o al Covid-19 en la calle, no tendrá alternativa más que salir a buscar ingresos en la informalidad.

En cuanto a lo segundo o sea la organización vertical desde casa Presidencial, esta ha dado síntomas de estarse agotando. La propuesta del presidente de la CCSS, de contratar “informantes” que algunos llamaron espías en las comunidades, denota, no solo falta de información operativa a nivel de comunidades, sino de conocimiento de las funciones, que la reforma del sector salud, a principios de los noventa del siglo pasado, le asignó a los EBAIS una relación estrecha con la comunidad.

La organización centralizada es insuficiente, como se está haciendo cada vez más evidente, para educar y gestionar la salud en las comunidades. Hace falta que la organización descienda en cascada hasta las comunidades aprovechando las ventajas del programa EDUS, pero con una participación efectiva de las comunidades y aquí es donde está el problema de fondo. Hay una interpretación de participación implícita en el quehacer institucional, esto es que las comunidades atiendan y ejecuten las directrices que se les transmite desde arriba, que a menudo se limita a ejecutar labores de apoyo como utilizar los recursos del Estado o conseguir recursos adicionales. Esta forma de “participación” que el profesor Raff Carmen de la Universidad de Manchester llama “participulación” no genera entusiasmo ni el necesario involucramiento de las comunidades en las tareas de prevención y apoyo a los trabajos ejecutados en el área de salud.

La participación que sí involucra a las comunidades, es aquella descrita por la antropóloga norteamericana Lynn M. Morgan, en su libro “La política de atención primaria en Costa Rica” como el modelo seguido, en esencia, por la experiencia del Hospital sin Paredes. Este modelo perfila la participación por 1) Un proceso en que la comunidad participa en el diagnóstico de la salud, donde la salud no se limita a lo médico preventivo o curativo, sino que abarca las condiciones de vida e ingreso; 2) Una planificación de las medidas a tomar; 3) Una implementación del Plan; 4) Un control continuo sobre los avances; 5) evaluación de resultados; y 6) reformulación y adecuación de las actividades.

Los logros alcanzados por la experiencia de San Ramón merecieron premios de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud y su impulsor el Dr. Juan Guillermo Ortiz Guier ha sido declarado por su trabajo como Benemérito de la Patria.

Lamentablemente, como bien lo describe la doctora Lynn Morgan, el concepto de participación tomó connotaciones políticas y provocó el rechazo de muchos técnicos acostumbrados a que se obedecieran sus órdenes y “Conforme se hicieron más aparentes estas contradicciones, la participación fue redefinida y eventualmente eliminada de la lista de iniciativas estatales”.

La actual pandemia, por sus alcances y consecuencias nos está obligando a desechar viejos paradigmas que nos conducen a callejones sin salida y abrirnos a reconsiderar las mejores prácticas democráticas del pasado reciente.

Las finanzas públicas no están en condiciones de atender por muchos meses más, sin ingresos frescos, la atención del desempleo y la pobreza creciente. En el horizonte se perfilan negros nubarrones y desequilibrios sociales y políticos. La organización vertical está llegando a sus límites y sus rendimientos tenderán a ser decrecientes.

Descentralizar involucrando a las comunidades, no solo en el diagnóstico y puesta en marcha de la política sanitaria y de atención a los financiamientos que contribuyan a encadenar las economías locales es fundamental, aunque no pueda realizarse de un día para otro. Debemos empezar cuanto antes aprovechando la experiencia que nos dejó el Hospital sin Paredes, es una buena oportunidad para una buena práctica cívica que abra un sendero a la reforma institucional urgente que requiere nuestro país.

Con esto no se resuelve el problema de los ingresos, pero se generan condiciones para utilizar mejor los que existen y las condiciones para estimular que cada uno tribute en esto momentos cruciales de acuerdo con sus ingresos y las oportunidades que se abran en una nueva economía más encadenada. Cosmopolita, pero enraizada profundamente en nuestro medio.