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Etiqueta: calentamiento

UCR: Cambio climático influye drásticamente en la propagación de enfermedades como la malaria y el dengue

El incremento de lluvias y los cambios de temperatura favorecen la reproducción de mosquitos transmisores de enfermedades como Dengue y Malaria (foto con fines ilustrativos)

Expertos de Costa Rica analizaron la relación entre el ambiente y la salud en el marco de AmeriGeo 2023

Varios expertos del mundo se reúnen en la Universidad de Costa Rica para analizar datos y temas transcendentales sobre el futuro del planeta, en el marco del encuentro AmeriGeo 2023.

Este es el caso del Dr. Rodrigo Marín, director de Vigilancia de Salud de Costa Rica y la Dra. Adriana Troyo docente e investigadora de la Facultad de Microbiología de la UCR, quienes durante la ponencia Una Salud, explicaron cómo es que el cambio climático incide en la propagación de enfermedades y en el deterioro de la calidad de vida.

Ambos científicos analizaron la relación que existe entre el medio ambiente y la salud, desde una perspectiva en donde el cambio climático se constituye como una de las mayores amenazas para el bienestar del ser humano.

Durante su disertación, el Dr. Marín se refirió a cómo es que la salud está siendo y será afectada por los cambios de clima, a través de impactos directos como olas de calor, sequías, tormentas fuertes y aumento del nivel del mar, e impactos indirectos como enfermedades de las vías respiratorias y las transmitidas por vectores, inseguridad alimentaria y del agua, desnutrición y desplazamientos forzados.

El experto señaló que los cambios drásticos en las temperaturas han contribuido en las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo en los adultos mayores, así como con el aumento de la incidencia de las enfermedades transmitidas por vectores (como la malaria y el dengue).

“El aedes aegypti que es el principal transmisor en Costa Rica anteriormente solo teníamos en las zonas de limón, en Guanacaste hoy prácticamente está en absolutamente en todo el territorio nacional. Y los principales depósitos tienen que ver con la destrucción del medio ambiente. Las llantas, los baldes, los tanques de almacenamiento de agua, plásticos, canoas y macetas” explicó el Dr. Marín.

Asimismo, agregó que la contaminación del aire a través de los aerosoles y alérgenos están relacionados con el aumento de las enfermedades respiratorias, y que el deterioro en la capa de ozono incide en los casos de cáncer de piel, y problemas dermatológicos.

El Dr. Marín también señaló que la reducción de los recursos hídricos influye en la disponibilidad de agua potable y en la eficiencia de los desagües, lo cual a su vez repercute en un aumento de incidencia de diarreas y enfermedades gastrointestinales.

En cuanto a seguridad alimentaria, el investigador señaló que el deterioro de la calidad y disponibilidad de alimentos en ciertas regiones repercute en materia de intoxicaciones, enfermedades carenciales y la desnutrición.

“En Costa Rica tenemos un serio problema, más en la zona norte y es el tema con mercurio, y también tenemos problema con arsénico, es decir varias de estas cosas también están en la palestra” añadió.

Por último, reafirmó que los cambios drásticos en las temperaturas han aumentado la reproducción, la resiliencia, y la distribución de enfermedades transmitidas por vectores (malaria y dengue), y que, a futuro, un aumento de uno o dos grados en las temperaturas podría provocar el incremento, en cientos de millones, por ejemplo, de los casos de dengue.

“Nosotros estuvimos eliminando la malaria en Costa Rica 2014 y 2015 y pensábamos que estábamos en la zona de confort sin ver el peligro estaba debajo. Así pasa, por ejemplo, con dengue. Nos pasamos unos cuantos años con unas cifras de dengue bastante bajas. En este momento tenemos un brote importante de dengue en Costa Rica tenemos cuatro serotipos y jugando a la vez y es importante también tenerlos presentes” explicó Marín.

Impacto del cambio climático en enfermedades transmitidas por vectores

La Dra. Adriana Troyo, docente e investigadora de la Facultad de Microbiología de la UCR puntualizó en cómo es que algunos efectos del cambio climático, como el calentamiento global, las lluvias y la variación de los ecosistemas pueden influir en que los vectores transmisores de enfermedades (como los artrópodos) se propaguen y con ellos también las enfermedades.

Desde su perspectiva, los cambios del ambiente son claves en materia de enfermedades como malaria y dengue, ya que pueden variar los ciclos de reproducción, el comportamiento, así como influir en la abundancia o disminución de los vectores.

En este sentido explicó que es vital contar con información de cada vector, para determinar su forma de vida y el período de tiempo que requiere cada patógeno para vivir dentro del vector y luego transmitirse. En su opinión, es allí donde el ambiente juega un papel trascendental, ya que el cambio de las temperaturas y las lluvias puede modificar el comportamiento y reproducción de los seres transmisores de enfermedades.

 “Por ejemplo, para mosquitos se sabe que a un poco más de temperatura, nos hace el ciclo de vida más rápido de los mosquitos, aumenta la reproducción y vamos a tener más mosquitos, y esto también nos modifica, la supervivencia, pero también el comportamiento, porque con temperaturas altas estos mosquitos tienden a picar más a ser más activos, tienen más actividad y esto también aumenta muchísimo la transmisión” explicó Troyo.

En cuanto a las lluvias, la experta aseguró que los cambios drásticos en la concentración de las aguas que caen y el efecto de la humedad, es un fenómeno climático que siempre va a estar relacionado a un aumento de casos de enfermedades transmitidas por vectores (malaria y dengue), ya que favorecen la reproducción, por medio de la aparición de nuevos criaderos.

Con respecto al cambio de los ecosistemas y la biodiversidad, la experta explicó que una perturbación al estado natural puede ser crítico dependiendo del vector, ya que puede provocar desequilibrios que favorecen la creación de reservorios para los patógenos, la creación de criaderos, la competencia entre animales depredadores, etc.

Por último, la investigadora destacó el papel de la tecnología y las soluciones de datos en materia de análisis y mapeo de vectores y transmisión de enfermedades.

Los sistemas de información geográfica son esenciales para poder hacer un mapeo de riesgos del vector, un mapeo de riesgos de la enfermedad, específicamente del sistema de alerta temprana y poder hacer predicciones o en sí, pues predicciones de lo que puede ocurrir con un aspecto de cambio climático, calentamiento global, etcétera. Entonces esto es lo que pueden utilizar de manera muy directa los programas de control de vectores. Y esta información sabemos que la podemos obtener de sistemas espaciales de tecnologías, obtener las variables de temperatura de uso de tierras, de población y otros más” expresó Troyo.

Además de esta charla sobre el dengue y la malaria, en el marco de Una Salud se trataron temas como: servicio de resiliencia para el calentamiento global; monitoreo de vectores en Uruguay; Casos de Dengue en Costa Rica; ciencia transdisciplinar en el nexo de clima, ambiente y salud; iniciativas de ambiente y salud en Chile; Salud urbana y calidad del aire en Latinoamérica, entre otros.

 

Tatiana Carmona Rizo

Fotógrafa Oficina de Comunicación Institucional, UCR

UCR: Páramos, bosques secos y arrecifes entre ecosistemas de interés para expertos en cambio climático

  • Especialistas en el tema intercambian conocimientos y resultados de investigaciones en el marco del I Simposio de Cambio Climático y Biodiversidad

Paula Umaña González,

Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR

UCR Paramos bosques secos y arrecifes entre ecosistemas de interes para expertos en cambio climatico
La resistencia del bosque seco tropical frente al cambio climático fue uno de los temas analizados por la científica estadounidense Jennifer Power, quien ha realizado investigaciones en la provincia de Guanacaste (foto cortesía del biólogo Guillermo García).

Este 9 de agosto dio inicio el I Simposio de Cambio Climático y Biodiversidad que se celebra en la Universidad de Costa Rica (UCR) y que cuenta con la participación de expertos de América Latina, Estado Unidos y Europa en el tema de cambio climático, gobernanza y biodiversidad.

“Este simposio será un espacio propicio para valorar la realidad del cambio climático a la luz de la geopolítica y las relaciones internacionales, permitiendo acercar a la comunidad universitaria a una perspectiva sustancial en esta materia”, aseguró Edgar Gutiérrez Espeleta, Ministro del Ambiente, durante la apertura del encuentro, que se realiza en la Ciudad de la Investigación, en San Pedro de Montes de Oca.

El mexicano y ganador del premio Tyler por Logro Ambiental 2017, José Sarukhán Kermez, fue el encargado de inaugurar el programa de conferencias con la propuesta de utilizar la biodiversidad para encarar los retos del cambio climático.

Sarukhán, quien es un referente latinoamericano en el tema de biodiversidad y ecología, parte de la idea de que “la agricultura altamente tecnificada, como se aplica hoy, es ecológica y económicamente insustentable”, ya que la agricultura industrial ha dependido de la maximización de ganancias, basándose en incrementos en el rendimiento a cualquier costo.

Además, explicó que esta agroindustria, aliada a la industria química y de petróleo, ofrece alimentos a bajo precio pero con externalidades ecológicas, económicas y sociales “enormes”.

Para el experimentado ecólogo, la diversidad genética de los cultivos nativos (en su caso de exposición el maíz, en México), que es el resultado de milenios de selección bajo domesticación y la diversidad de sus parientes silvestres, son “la más valiosa e irremplazable fuente de respuestas para la producción de alimentos frente al cambio climático”, comentó. “La idea es aprovechar la enorme biodiversidad a nivel genético que tenemos en un país como México, en Mesoamérica y en América Latina, y el otro elemento que es la diversidad cultural, que es la que ha producido todas esas especies cultivadas, que todavía la tenemos y que todavía está ahí, que sigue funcionando todos los días y que ocurre que es también una porción de la sociedad desdeñada, ignorada y muy marginada”, explicó Sarukhán.

Por su parte, el profesor de la Escuela de Biología de la UCR y biólogo genetista, Gustavo Gutiérrez Espeleta, uno de los organizadores del Simposio, recalcó la importancia del conocimiento de nuestros antepasados y las poblaciones indígenas actuales acerca de la variabilidad genética en los cultivos.

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Blanqueamiento de corales en el Golfo Dulce, en la Zona Sur del país, captados en el 2010 (foto cortesía de la bióloga Celeste Sánchez).

“Por eso nuestra oposición a los monocultivos, porque hablamos de clones, entonces si viene un patógeno todas esas plantas van a morir; pero al haber variabilidad puede que este patógeno afecte a algunas plantas, pero resulta que como hay variabilidad genética otras plantas van a sobrellevar el efecto del determinado patógeno”, argumentó.

Ecosistemas amenazados

Por su parte, la científica estadounidense Jennifer Powers planteó a los participantes del evento la pregunta: ¿serán los bosques secos tropicales vulnerables o resistentes a los cambios en las precipitaciones?, a la cual concluyó que, a raíz de estudios hechos en Guanacaste, el bosque seco de Costa Rica es vulnerable a la disminución de las lluvias.

Powers participa, junto a un grupo de científicos, en una investigación en Guanacaste que busca determinar la resistencia de los árboles a períodos de sequía.

Hay algunas especies de árboles más susceptibles a desaparecer en época de sequías y otras que se han adaptado a estas condiciones, por lo que en un futuro la composición del bosque seco será diferente en el país, afirmó.

Además, la tasa de mortalidad de los árboles, en las parcelas en las que se está realizando el monitoreo, aumenta con la sequía, y en épocas de lluvia no se están recuperando a la misma velocidad.

Los páramos también formaron parte de los ecosistemas expuestos en el simposio, por parte de la ecóloga Eloisa Lasso DePaulis, profesora en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Estos ecosistemas, generalmente fríos, brindan servicios como la provisión de agua, funcionan como reservorios de carbono, son sitios de alta diversidad y además colaboran en el control de erosión y desastres naturales.

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El Ministro del Ambiente de Costa Rica, Edgar Gutiérrez Espeleta, participó en la apertura del I Simposio sobre cambio climático y biodiversidad, en el auditorio de la Ciudad de la Investigación de la UCR (foto Laura Rodríguez).

Las consecuencias que estos ecosistemas pueden experimentar frente a un escenario de aumento de temperatura fue el tema central de Lasso, quien explicó que algunos estudios que lleva a cabo junto a otros investigadores en zonas altas de los Andes han mostrado que los páramos serían resistentes, en cuanto a características fisiológicas, ante un aumento de temperatura de al menos 5 grados.

Sin embargo, el estudio se encuentra en sus primeras fases, por lo que sería prematuro realizar conclusiones en cuanto a la afectación de las funciones y otras características de la vegetación que impera en los páramos.

Esperanza para el planeta azul

La científica estadounidense Joanie Kleypas, en su ponencia Planeta azul, ¿a dónde te llevamos?, recalcó que la mayor parte del planeta (alrededor de un 70 %) son océanos, ríos y lagos, pero son de las superficies más afectadas por el cambio climático.

“El cambio climático no sólo afecta la tierra y el clima, también afecta a los océanos de tres maneras profundas”, recalcó Kleypas al referirse al calentamiento, la acidificación y la desoxigenación, efectos que perjudican a millones de especies marinas.

Según Keyplas, de las primeras científicas en alertar acerca de los impactos de la acidificación oceánica en los organismos calcificadores marinos, algunas especies se están desplazando hacia al norte o a zonas más profundas, en busca de adaptarse a las condiciones de los océanos. Además, los arrecifes coralinos son de los ecosistemas marinos más amenazados, ya que por el aumento de la temperatura del agua la simbiosis con microorganismos se rompe y el coral se blanquea poco a poco hasta morir.

La científica se planteó la pregunta ¿hay esperanza?, a la que respondió que el panorama de los océanos podría mejorar con esfuerzo, mayores estudios y la creación de zonas de protección, entre otras acciones.

“Imposible no es un hecho, es una actitud”, frase de la ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la costarricense Christiana Figueres, con la que Kleypas dio por finalizada su ponencia.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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