Ir al contenido principal

Etiqueta: Codo del Diablo

El Codo del Diablo: 74 aniversario de un crimen de Estado que aún permanece en la impunidad “… Crímenes de guerra y lesa humanidad…”

Por: Trino Barrantes Araya
Partido Vanguardia Popular
camilosantamaria775@gmail.com

“…1º.- Que ya hace más de un mes don Otilio Ulate denunció desde las columnas de sus propios periódicos, el asesinato en masa cometido por autoridades de este Gobierno en el punto de la vía Férrea a Limón denominado “El Codo del Diablo /…/ Todas las circunstancias hechas públicas por la prensa del señor Ulate revelaron que el asesinato fue minuciosa y fríamente preparado y obedecía sin duda al plan de destruir físicamente a los dirigentes responsables de la Confederación de Trabajadores de Costa Rica y del Partido Vanguardia Popular /…/ 3º.- Este delito ha sido catalogado por las Naciones Unidas con el carácter de Genocidio, y el voto del delegado costarricense fue incluido como afirmativo al aprobar la ONU la Convención que sanciona esta clase de delitos. (El subrayado, la y la cursiva son nuestras) …”( (Anexo al Acta No.21. de fecha y lugar San José, 27 de enero de 1949, de la Asamblea Nacional Constituyente)

Compañeras, compañeros. Nos reúne aquí una fecha muy importante para recordar y conmemorar el 74 Aniversario del Asesinato de los Mártires del Codo del Diablo.

Efectivamente hoy, sábado 17 de diciembre de 2022, hemos decidido RE (volver a situar) CORDARI (corazón). Poner en nuestros corazones el valor histórico de los mártires del Codo del Diablo. De tal suerte que, si conmemoramos, es porque estamos dispuestos en colocar en nuestra memoria colectiva y en la resistencia de la lucha popular, el recuerdo de los hechos acaecidos en el Codo del Diablo, el 19 de diciembre de 1948.

Enrique Benavides, en su texto: El crimen del Codo del Diablo, nos dice:

A la altura de la milla 41, donde la línea del ferrocarril comienza a bordear por su base el empinado cerro del Diablo, el motorista Auld Alvarado menguó la velocidad conduciéndolo más lentamente, hasta detenerlo en el punto más profundo de la curva en forma de herradura, que se conoce con el nombre de “El Codo del Diablo”. Campos creyó que había fallado la chispa, y se bajó para examinarla, por detrás del vehículo. No tuvo tiempo de examinar el aparato, pues Zúñiga Jirón había dado orden a los reos que se bajaran y entonces dio orden al motorista, para que se adelantara un poco con el Motocar, los reos quedaron a unos cuantos metros del vehículo, luego el Capitán Zúñiga Jirón, estando esposados en parejas, abrió fuego con su ametralladora, siguiéndole Valverde. Campos horrorizado y a distancia, contemplaba la escena mudo, desorbitado, sin atinar a moverse de su sitio. Pudo ver seguidamente como Valverde remataba los cuerpos de Federico Picado y el cuerpo de Octavio Sáenz, con su revolver”.

El asesinato por motivos políticos es, sin más, un crimen que tipifica como crimen de lesa humanidad. La Guerra civil, como toda confrontación bélica, abrió profundas heridas en el tejido social costarricense, que aún hoy, en pleno siglo XXI, dejan que se vuelvan abrir los efectos de aquel hecho histórico.

Pareciera que, aunque un grueso de la población del país ni siquiera conoce de esos hechos y no se sienten parte de ellos, pues nacen en un momento en que dichas heridas han comenzado a ser restañadas; un grupo de ideólogos del bipartidismo sigue empeñado en que los fantasmas de los crímenes de abril de 1948 vuelvan a las calles y ciudades del país, en cada proceso electoral.

Pero dígase puntualmente que, desde la historia oficial se ha silenciado el derecho que corresponde a las víctimas. Por eso, tal vez sea necesario que trabajos como el ejecutado por Baltasar Garzón, la sostenida lucha histórica de las Abuelas de la Plaza de Mayo. La reveladora lección del filme el “El silencio del otro” (https://www.espinof.com/documentales/silencio-otros-no-pelicula-pasado-sino-lucha-presente-sufrimiento-que-existe-ahora-almudena-carracedo), y nuevas lecturas discursivas, nos permitan situar el verdadero alcance de lo que significó este crimen.

En el orden y aportes de nuevos documentales, el historiador Víctor Hugo Acuña, refiere a la película producida por los hermanos Jara y escribe lo siguiente:

“…Sin embargo, al colocar de nuevo aquellos acontecimientos en la esfera pública, plantea algunas cuestiones que trascienden a las familias de las víctimas y afectan al conjunto de la sociedad costarricense. En efecto, el documental abre la pregunta sobre cuáles son las responsabilidades presentes no prescritas del Estado costarricense en relación con esta violación de los derechos humanos de la que fue directo responsable y de cuya impunidad fue también cómplice. El Estado costarricense pidió perdón recientemente a Juan Rafael Mora por su ejecución sumaria y yo me pregunto si no sería indispensable que hiciese lo mismo con las víctimas del Codo del Diablo y con sus descendientes. El gesto no solo tendría valor simbólico, ya que permitiría dejar claro que no hay jerarquías entre las víctimas de los llamados “crímenes de Estado”, sino también efectivo para quienes vivimos hoy y para quienes vivirán mañana en el sentido de que el Estado al cual pertenecemos garantiza que las violaciones de los derechos humanos no pueden quedar impunes…” (Acuña, 2014)

En diciembre de 1948, durante el período que se conoce como la “contrarrevolución”, se decidió que un grupo de prisioneros que se encontraban en la cárcel de Puerto Limón debían ser trasladados a San José. Entre ellos estaban: Federico Picado Saénz, Tobías Vaglio Sardí, Lucio Ibarra Aburto, Octavio Saénz Soto, Narciso Sotomayor Ramírez, Álvaro Aguilar Umaña (republicano, fue confundido con otro vanguardista de igual nombre).

A 74 años del Asesinato de los mártires del Codo del Diablo, nos mueve un interés básico. Llamar la atención de que este crimen, debe ser visto bajo la lupa de lo que disponen los Instrumentos de derechos humanos, respecto a los crímenes de lesa humanidad. La   Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad. Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII), de 26 de noviembre de 1968. La cual entró en vigor, el 11 de noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII. De igual forma referimos en estos principios del derecho internacional a La Asamblea General, Recordando sus resoluciones 2583 (XXIV) de 15 de diciembre de 1969, 2712 (XXV) de 15 de diciembre de 1970, 2840 (XXVI) de 18 de diciembre de 1971 y 3020 (XXVII) de 18 de diciembre de 1972. (https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-non-applicability-statutory-limitations-war-crimes).

En el momento en que escribimos estos notas, han pasado 74 años de este horroroso e impune crimen. Este 19 de diciembre, estaremos conmemorando un año más, sin que los autores materiales e intelectuales tuviesen ningún tipo moral, judicial o real de condena. Un crimen de la envergadura del suceso en Siquirres, en el Codo del Diablo, se prendió históricamente en la conciencia del pueblo, en la memoria colectiva.

Pero los revolucionarios, los movimientos populares, sindicatos y partidos políticos clasistas, no podemos quedarnos solamente en el RECUERDO, la coyuntura actual nos exige un compromiso permanente, pues hoy el fascismo y las concepciones pentecostales más reaccionarias asumen un papel muy peligroso para los pueblos.

Gobiernos sucesivos, desde que se implementa el Estado Neoliberal, a partir de la firma de los PAE´s , o bajo la argucia de la pandemia del COVID-19, o más recientemente, ante la prepotencia gubernamental, han llevado al país a un empobrecimiento acelerado, a la tercerización del trabajo sin precedentes, a un índice de desempleo muy grande, una acelerada y creciente deuda externa y una profunda crisis, la cual se anunció sería atendida como prioridad gubernamental; pero solo como perspectiva de promesa electoral.

En lo internacional, el espectro tampoco luce muy halagüeño y distinto. El intento de golpe de estado de la derecha en Alemania, el ascenso de los fascistas en Ucrania, el derrocamiento por parte de una oligarquía espuria contra Pedro Castillo en el Perú; el manoseo legal y jurídico para invisibilizar del espectro político a Cristina Kirchner; los irrespetuosos desplantes de Rodrigo Chaves contra la institucionalidad de este país y el absurdo manejo respecto a los pueblos ancestrales, deben ponernos a todas y todos en una nueva fase de sintonía, en donde el ejercicio de la lucha popular debe templarse cada día más no solo en la unidad en la acción, sino en nuestras propuestas programáticas.

La criminalización de la protesta social, la judicialización de las acciones políticas, son llamados de atención de que en nuestro país se conculcan los derechos humanos cada vez más.

Ciertamente, cada 19 de diciembre es obligado que recordemos los hechos de cómo se da una cadena de factores que llevaron a este atroz asesinato de lesa humanidad, que a la fecha sigue impune; pero nuestra responsabilidad histórica es también con el día de hoy. Tenemos un gran compromiso con nuestro pueblo, por eso hacemos un llamado a la UNIDAD POPULAR. Somos creyentes de esa consigna que nos unifica en nuestros intereses clasistas:

“¡El pueblo unido jamás será vencido!”

Cementerio Obrero. San José, 17 de diciembre de 2022

LA GUERRA CIVIL DEL 48: Una lectura historiográfica distinta

Trino Barrantes Araya
CE:
camilosantamaria775@gmail.com
Tel: 00 (506) 8990 30 37
Alfonso Pardo Martínez
CE:
alfonsopar@gmail.com
Tel: 00 (506) 8362 52 06

Introducción

Recorrer historiográficamente los hechos políticos de 1948, obliga a armarse de un cuerpo teórico, para no quedar enredado en los intersticios y el tejido con que se ha escrito la historia oficial. En cualquiera de las corrientes, son los vencedores a los que se le ha otorgado la potestad de esa narrativa.

Algunos historiadores dan por sentado la lectura obligada de la Huelga de Brazos Caídos, como antecedente inmediato que supone las bases de los fenómenos que precipitarán más tarde la Guerra Civil (Calderón Hernández, 2002; Molina, 2002, Contreras, 2008, Lehoucq, 19912). Obviamente para explicar los hechos político-militares de 1948, estamos en la obligación de explicar muchos otros factores que precipitaron este conflicto armado. Pero los hechos del 48, no serían completos si no se tiene como marco de referencia el papel del Partido Vanguardia Popular, la política de alianzas y los capítulos de las Garantías Sociales, el Código de Trabajo, la aparición de la Caja Costarricense del Seguro Social y la fundación de la Universidad de Costa Rica. Obviamente, estos aspectos gustan ser soslayados por una parte de los historiadores y principalmente por la historia oficial.

Otros/as han señalado, a partir de los actores sociales, nuevas propuestas para describir el carácter tan violento que asumen estos hechos históricos. Un gran esfuerzo a partir de las memorias de los niños y niñas nacidos en el marco de la guerra. Interpretaciones y explicaciones desde lo militar, lo diplomático o confrontando relatos, recopilan de manera dialéctica visiones distintas del acontecimiento vivido en dicho momento.

I.- Los niveles de los contextos: Lo internacional y lo nacional

La Crisis Económica de 1929-1933, la inestabilidad económica resultado de la Segunda Guerra Mundial, el nuevo mapa bipolar surgido a partir de 1945. La nuevas vías y propuestas para el desarrollo de nuestras economías bajo la hegemonía del imperialismo norteamericano. El marco generado a partir de la “Guerra Fría” representan, sin lugar a dudas, el marco coyuntural de la situación internacional en que queda inscrito nuestro país y consecuentemente la Guerra Civil del 48.

En lo interno, es fácil adivinar que la década de los años 40, tienen en sus cimientos el germen que va a potenciar más tarde el caldo de cultivo en donde se precipitan los hechos político-militares del 48.

Nuevas divisiones políticas, consolidación de lecturas ideológicas diferentes, partidos minoritarios que asumen un papel protagónico, tal es el caso de Confraternidad Guanacasteca, el papel mediático de la prensa y las acusaciones mutuas respecto al fraude electoral, van dándole cuerpo al tejido en donde tendrá lugar el conflicto señalado.

Una pequeña burguesía intelectual, conducida por el Centro de Estudios de Problemas Nacionales, un cierto corrimiento del Partido Vanguardia Popular a las tesis gobiernistas, los pequeños empresarios políticos; nuevas políticas de alianza tendrán como resultado una polarización política cada vez mayor.

Todo lo anterior nos lleva a un hecho desencadenante que tendrá sus prolegómenos más marcados con los efectos generados a partir de las elecciones de 1948. Esta campaña polarizó dos visiones político-electorales, claramente diferenciadas. Por una parte, la figura de Otilio Ulate, encabezando el Partido Unión Nacional y por la otra, el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, líder indiscutible del Partido Republicano Nacional. Monseñor Sanabria, Manuel Mora Valverde, el Partido Vanguardia Popular, el papel decidido de los sindicatos bajo la ideología marxista, forman ese complejo tejido donde se dan estos acontecimientos.

Es necesario tener presente, como lo reseña Iván Molina, que a pesar del contexto de fraude que sirve de aureola a las elecciones de 1944, se introdujo una de la más importante reforma al Código Electoral en 1946, la cual tuvo como objetivo independizar la organización de los comicios electorales por parte del Poder Ejecutivo, para dejarlo en manos del Tribunal Nacional Electoral (2002:181.

El otro elemento que es importante tener presente en esta aproximación, fue la creciente polarización política dentro de la misma oposición entre Cortés y Ulate, que de alguna manera será el que incida más directamente en el desencadenamiento de los conflictos de 1948 (Contreras,2008:190).

Actores sociales más relevantes en los hechos político-militares de la Guerra Civil de 1948

Debemos reiterar en esta apartado que, un aspecto que influyó decididamente en el espacio político en los años cuarenta, fueron las reformas sociales, orientadas a favorecer a las grandes mayorías y consecuentemente a potenciar su nivel político-ideológico (http://www.museocostarica.go.cr/es_cr/en-detalle/la-guerra-civil-de-1948-una-sintesis.html?Itemid=115)  Pero, con esa misma rigurosidad que vemos los antecedentes de este conflicto, estamos en la obligación de ver objetivamente los hechos ocurridos en el mismo contexto de la guerra. Estos factores y los nuevos actores sociales imprimen un sello de larga data a este acontecimiento (http://historia.fes.ucr.ac.cr/dialogos.htm).

No se trata de darle un lugar de privilegio a los actores que conoce el discurso oficial, a saber: Teodoro Picado M, José Figueres Ferrer, Otilio Ulate Blanco, Santos León Herrera. De igual envergadura es dar lectura al papel del Partido Social Demócrata, el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, el Ejército de Liberación Nacional, la Legión del Caribe (Schifter, 1980:68 y 75) y, la doctrina social de la iglesia, el aporte del Partido Vanguardia Popular y claro está, la fracción oficialista.

Sobre la Legión del Caribe, Guillermo Villegas H, en su narrativa testimonios del 48, sostiene como tesis central que varios militares (Juan Rodríguez, de la República Dominicana, Rosendo Argüello, de Nicaragua, Horacio Julio Ornes, entre otros, se hicieron presentes en Costa Rica y su papel en el conflicto fue muy importante, además del aporte en la proporción de armas para darle un contenido real al proceso de la guerra (Cfr, Villegas, PP.: 199, 208, 210).

Recordemos aquí, tal y como lo señalamos en nuestra introducción en este apartado es necesario referir a la Huelga de Brazos Caídos de 1947. Aunque en esencia, este movimiento fue un paro patronal, lo cierto también es que sus demandas fueron aceptadas como definitivas por el Tribunal Nacional Electoral. Cabe destacar que los actores sociales más importantes de este evento lo constituyeron los trabajadores del sistema bancario nacional y los comerciantes. Aunque una buena masa de la clase trabajadora y otro poco más de contingentes sociales populares también sumaron su fuerza a este paro (Cfr. Manuel Rojas, Pp.: 109-110 y 150).

Cuarenta días que sacudieron el suelo patrio: La Guerra Civil de 1948

Distingamos, pues, dos grandes factores que está en la base de este conflicto. En primer lugar, existe, como tesis central por gran parte de la historiografía costarricense que, el “conflicto político-electoral” es sin duda la “chispa que encendió” la apacible pradera del suelo costarricense. Tal vez el punto más álgido del acontecimiento tuvo lugar el 12 de marzo de 1948, cuando los militares y soldados del Ejército de Liberación Nacional toman San Isidro del General, con el grave acontecimiento del asesinato del coronel gubernamental Rigoberto Pacheco; pero de la misma envergadura son los acontecimientos que se suceden en San Ramón de Alajuela, con la muerte de los figueristas Catalino Murillo y Federico Arce (López,2000:292).

A estos eventos político-militares le siguieron el día 13 de marzo con la toma de San Cristóbal Sur y sucesivamente la toma de San Marcos de Tarrazú y Santa María de Dota, por parte del Ejército de Liberación Nacional.

El autor citado, Juan diego López, en su texto: Los cuarenta días de 1948: La guerra civil de Costa Rica, reseña que dos días después los seguidores de Picado toman Buenos Aires, posteriormente el 9 de abril arranca la Marcha Fantasma. Operación bélica conducida por el ELN, que culmina el 12 de abril con la toma de Paraíso y Cartago. Más tarde, con la ayuda de la Legión del Caribe, bombardean Limón y el Ejército de Liberación Nacional se apunta un triunfo más,  tomándose el centro de esa provincia y el puerto de Moin. (http://www.slideshare.net/Socialesdigital/costa-rica-en-la-decada-de-los-40-134602245).

Vale reseñar que el papel jugado en todo este proceso de lucha civil, por los dirigentes comunistas, bajo el alero del Partido Vanguardia Popular, son imprescindibles para entender los alcances del conflicto al que referimos.

El final de la Guerra Civil lleva a un breve espacio de transición en el cual, en el gobierno de los 18 días, le corresponderá a Santos León Herrera, asumir la presidencia de la República. Su gran logro, poner fin, oficialmente, al conflicto político-militar en que se vio envuelto nuestro país. Pero en ese mismo orden, también se dictaron los decretos que pone en manos de los vencedores el aparato militar costarricense, los cuarteles, la Fuerza Armada y la Fuerza Policial.

En esta suerte de impase político, el 10 de mayo se establece formalmente la Junta Revolucionaria, a la cual le corresponderá el ejercicio del poder durante los dieciocho meses siguientes. Este gobierno de facto asume el nombre de Junta Fundadora de la Segunda República y de inmediato se abocó a convocar la Asamblea Nacional Constituyente.

Paralelo a la Constituyente, los nefastos Decretos Ley de la Junta Fundadora de la Segunda República, proscribiendo los sindicatos clasistas y al mismo partido comunista bajo el nombre de Partido Vanguardia Popular, tienen su epílogo más amargo en el asesinato impune de los mártires del Codo del Diablo. Necesitamos, entonces, reescribir la historia desde las voces de las grandes mayorías.

Sin lugar a dudas, estos acontecimientos siembran las bases del Estado Social de Derecho mediante el Estado Benefactor que tendrá lugar en los próximos quinquenios.

Una página que requerirá de un nuevo examen es la firma del Pacto de Ochomogo. Sin la verdadera y correcta interpretación de estos hechos históricos, no se le está otorgando a nuestra historia el contenido objetivo que como ciencia requiere. Si un atroz crimen como el que se ejecutó contra los mártires del Codo del Diablo, no se aclara, nuestra historia seguirá cargando grandes vacíos.

 

Imagen ilustrativa.

Memoria Histórica: ANEP #10. PRIMERO DE MAYO

27 de abril 2022

Como se sabe, históricamente la conmemoración de esta fecha para los trabajadores -hombres y mujeres-, en el mundo occidental, ha sido memoria y recuerdo de los “Mártires de Chicago”, que dieron sus vidas en esa ciudad en la primera mitad del siglo XIX; una lucha transgresora en ese momento: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas de educación. La ley y el orden en Norteamérica era de realizar 10 a 13 horas de trabajo por día; para el sector conservador:

“…había que salvar a Norteamérica del complot comunista de las 8 horas…”

El primero de mayo, bajo la consigna de las 8 horas, comenzó la huelga. Represión, muerte y violencia, nace la historia de los “Mártires de Chicago”.

En nuestro país desde el año 1913, se conmemora el Primero de Mayo como forma de recordar los hechos de Chicago, además, las organizaciones sindicales y el progresismo social expresan sus demandas; algunas políticas, otras socio- económicas. El Primero de Mayo es sin duda el reencuentro del pensamiento y la lucha reivindicativa de los trabajadores costarricenses, en sus diferentes ámbitos y realidades.

En este escrito traigo a la memoria de los que nos leen, un hecho oculto y traslapado en la historia social costarricense: el asesinato de Codo del Diablo (21 de diciembre de 1949), en el cual cuatro dirigentes sindicales fueron masacrados: FEDERICO PICADO, OCTAVIO SÁENZ, LUCIO IBARRA y TOBIAS VAGLIO. Arnoldo Ferreto en sus memorias expresó:

“…Federico y Octavio dirigentes del partido en la provincia de Limón; Federico había sido electo diputado, venciendo al candidato oficial y al candidato ulatista… Ibarra era dirigente campesino del cantón de Pococí, y Vaglio dirigente del partido en Siquirres, ambos habían estado conmigo dirigiendo la huelga bananera de 1934 en la región de Línea Vieja… el mismo día que se consumó ese crimen fuimos sacados de la Penitenciaria los compañeros Carlos Luis Fallas, Adolfo Braña, Luis Carballo, Jaime Cerdas… luego supimos que las personas que intervinieron para que no nos asesinaran habían sido Monseñor Sanabria y el presidente electo Otilio Ulate….”

El asesinato de Codo del Diablo, quedó impune, el país vivió una dura etapa de represión luego de la Guerra Civil del 48. El asesinato a mansalva de los dirigentes “desafectos” del sistema era la norma.

El recuerdo de este capítulo histórico, nos hace pensar en que también en Costa Rica tenemos nuestros mártires, que a lo mejor pueden ser decenas, pero que lastimosamente vamos olvidando; el sistema, la cultura y la educación van invisibilizando también a nuestros “mártires”.

Hoy al conmemorarse esta celebración del Primero de Mayo, tal vez nuestro pensamiento debe mutar y reivindicar a hombres y mujeres costarricenses que han entregado su vida por sus ideales…utopías …y sueños.

Adalberto Fonseca Esquivel
Historiador

Los grandes hechos que contradicen la abolición del ejército

Guillermo Carvajal Alvarado

Para verdades la Historia y los hechos concretos. Sobre hechos falsos hemos construido una historia plagada de mentiras y no podemos tolerar que se festejen unos hechos para negar otros acontecimientos crueles y violentos ejecutados  desde el mismo aparato de gobierno. 

Nos han mentido una y otra vez y seguimos repitiendo una historia  que en la realidad se contradice a sí misma. 

La masacre del Codo del Diablo se perpetró un 19 de diciembre de 1948, cuando en teoría el 1 de Diciembre de 1948 se abolida el ejército con el famoso mazazo en el antiguo cuartel Bella Vista. 

El crimen del Codo de Diablo fue perpetrado por el ejército de Liberación Nacional quienes ya habían ejecutado actos similares en Quebradilla del Guarco de Cartago el 13 de abril de 1948. 

La historia y los historiadores hemos sido cómplices por esconder una realidad y ensalzar otra. Por eso a los 72 años aún hay gente que vivió esos hechos y son testigos de la gran falsedad. 

El 19 de diciembre es una fecha que el pueblo costarricense debe colocar en su memoria colectiva y mantenerla siempre presente, el 19 de diciembre es un día de conmemoración, un día para rendir homenaje a 6 héroes de los trabajadores costarricenses que fueron asesinados el 19 de diciembre de 1948 en el Codo del Diablo, en los márgenes del río reventazón en la zona de Turrialba, 8 meses después de haber finalizado la guerra y a 7 meses de haber tomado el control político la Junta de Gobierno presidida por Jose Figueres Ferrer y a tan sólo 18 días del acto público que anunciaba la abolición del ejército en Costa Rica.

Solo exorcizando la verdadera historia podemos construir una historia real que dignifique a todos los ciudadanos y no sólo a quienes nos cuentan la historia de los vencidos a expensas del miedo y el temor de un ejército y de una institucionalidad que estuvo al servicio de la opresión y la masacre del 19 de diciembre de 1948.

¿Quienes fueron los asesinados?

Fueron sacados de sus casa en la Ciudad de Limón sus nombres fueron : Lucio lbarra, Octavio Sáenz, Federico Picado, Narciso Sotomayor, Tobías Vaglio, y Carlos Aguilar, todos ellos cayeron por las balas asesinas del Ejército de Liberación Nacional.

 

Enviado a SURCOS por Trino Barrantes.

Una semblanza de don Pepe

Vladimir de la Cruz

(Nota introductoria, a modo de Prólogo, de los tres tomos de las Obras Completas de José Figueres Ferrer, don Pepe, cuya publicación inició la Editorial del ITCR en diciembre del 2020)

José Figueres Ferrer, don Pepe, como popular y cariñosamente, siempre se le ha llamado, aún siendo Presidente de la República, es la figura política más influyente e importante en la historia costarricense del Siglo XX.

Su presencia en el desarrollo histórico nacional marca de una manera indeleble cincuenta años, desde que irrumpe en la arena del activismo político a principios de la década de 1940 hasta su muerte, en 1990. Es reconocido, hasta nuestros días, por las obras que impulsó durante sus gobiernos. A lo largo de su vida también recogió y expresó los elementos y características de la época, y así como rasgos de la idiosincrasia campesina, como símbolo del ser costarricense.

De los políticos costarricenses José Figueres Ferrer es el más universal, el más conocido en el interior y el exterior del país. Su huella se ha hecho sentir en Centroamérica, el Caribe, América Latina, en los Estados Unidos y en Europa. Fue un hombre que supo interpretar correctamente, con gran sentido pragmático, pero de modo dialéctico, su entorno. Al mismo tiempo, supo conjugar los elementos y condiciones que le rodearon, para adaptar y transformar esa realidad, a las necesidades de las fuerzas sociales de las cuales él se fue convirtiendo en la mejor y más genuina representación y aspiración.

Le tocó vivir intensamente el Siglo XX, un siglo agitado y conmovido, de grandes procesos históricos, de grandes reformas sociales y políticas, de procesos y confrontaciones militares mundiales, que de muchas maneras impactaron la realidad nacional, así como su visión del mundo. En el plano nacional le tocó vivir tres épocas, dos de ellas inevitables, formadoras e inspiradoras, y la tercera, que él impulsa y ayuda a construir, la que modela y forma radicalmente la Costa Rica a partir de 1950 hasta la actualidad.

La primera marcada profundamente por el liberalismo progresista y anticlerical de finales del siglo XIX que se proyecta hasta 1939, caracterizada por la consolidación del Estado Liberal, que es el período que lo ve nacer y en el cual se desarrolla, en la escuela y el colegio, y cuando parte a formarse a los Estados Unidos para sus estudios superiores.

La segunda, ya estando de nuevo en Costa Rica, la de tránsito de ese liberalismo hacia una sociedad preocupada por la cuestión social y más solidaria, donde se sientan las bases y orígenes del Estado Social de Derecho, que resulta de los movimientos políticos que surgen, entre 1919 y 1935, que cuestionan el liberalismo clásico y el Estado Liberal, y proponen reformas sociales, como fueron los partidos Socialista de Costa Rica (1920), el Reformista (1923-1934), la Alianza de Obreros, Campesinos e Intelectuales (1930) y el Partido Comunista, a partir (1931) con su expresión electoral, Bloque de Obreros y Campesinos a partir de 1934, y el Partido Socialista Costarricense (1935), este último impulsado por Vicente Sáenz con quien tendrá una relación importante en la década de 1940, que seguramente le ayuda a darle mejor forma a su inquietudes y pensamiento político.

La tercera, el proyecto político de José Figueres, inicio con su Gobierno de Facto, La Junta Fundadora de la Segunda República, durante 1948-1949, luego de haber triunfado en la Revolución de 1948. Las bases que sentó transformaron a Costa Rica. La aseguró, consolidó y desarrolló institucionalmente con lo cual hizo válido este Estado de Derecho y de Estado Social de Derecho, al crear las condiciones para avanzar hacia la Costa Rica modernizante, de carácter más industrial, e incorporada de una manera más dinámica a las nuevas relaciones económicas y mercados internacionales, y en cierta manera metiéndonos, como nación y como país, en la dinámica modernista del Siglo XX.

Sus primeros años, de infancia y juventud, en la ciudad y región de San Ramón de Alajuela, en el extremo occidental del Valle Central, apacible, rural, pero de gran contenido cultural e intelectual, le sensibilizan. San Ramón había sido el reducto, a finales del siglo XIX, de los perseguidos políticos y liberales, intelectuales de gran valía, como Julián Volio, que por extrañamiento eran confinados a ese lugar.

Nació allí el 25 de setiembre de 1906. Le llamaron José María, de ojos azules intensos.

La formación intelectual y la cultura de sus padres, su padre médico y su madre educadora, le influirá notablemente, con un hogar económicamente estable, sin indulgencia para la escuela, la ropa, o la mesa. Físicamente se desarrolló bien, pero bajo de estatura, lo que también sirvió para que sus opositores y detractores le llamaran “el enano”, situación física que no le hacía mella porque sus estatura moral y política estaba en sus ideas, su pensamiento, su capacidad de gran conductor político que fue.

En la década de 1910 su padre, por razones laborales se traslada a vivir cerca de la capital, donde se establece por breve tiempo en Escazú y luego en Santa Ana, dos poblados al sur oeste de la capital, de tradición campesina. Su familia permanecía en San Ramón donde el niño José Figueres termina sus estudios primarios, nutriéndose de una educación que formaba valores para la acción ciudadana, la vida cívica y popular y la democracia. Desde pequeño José Figueres destacó por su inteligencia, su capacidad reflexiva, su disciplina para la lectura y el estudio. Le llamaron la atención las ciencias exactas, la matemática, la física y especialmente la electrónica y la telegrafía inalámbrica.

Era parco en el hablar familiar, muchas veces monosilábico. Igualmente, tenía una gran disciplina y control de sí mismo. Solía levantarse muy temprano, tomar un desayuno ligero y aprovechar el tiempo libre en la lectura. Llevaba una aureola de sinceridad, confianza y benevolencia, de sentido paternal y tradicional. En su juicio llegó a ser preciso y directo, con gran capacidad de criticar finamente y colocar a sus adversarios en posiciones difíciles, y desestabilizados ante sus cuestionamientos o manera de expresarse.

Como joven fue muy inquieto y ávido de conocimientos. Por su tradición aprendió el idioma catalán, por su vida el español, pero, por su propia iniciativa se empeñó en aprender el inglés, que lo llega a perfeccionar como una lengua materna.

También le llamó la atención y sentía vocación por el estudio de la ingeniería eléctrica, lo que le lleva a contactarse e inscribirse, por correspondencia, en los estudios de la Escuela Internacional de Scranton, de Pensilvania. Estados Unidos, donde fijó metas de llegada.

Con su profesor Fidel Tristán practicó la radiofonía que lo puso momentáneamente en contacto con otros estudiantes del Liceo de Costa Rica, entre ellos Manuel Mora Valverde, también inquieto en esta materia.

En 1922 termina sus estudios secundarios. En esa época hizo nuevos amigos. Junto a Francisco José Orlich Bolmarcich, camarada de infancia en San Ramón, sus más cercanos son Alberto Martén y Juan de Dios Trejos, También compañero de estudio es Francisco Calderón Guardia. En 1923 decidió viajar a los Estados Unidos, a Boston, a estudiar ingeniería en el Instituto Técnico de Massachusetts. Ingresó a la Universidad pero desistió. Siempre consideró la Biblioteca Pública de Boston como su Alma Mater.

En 1929 Figueres adquirió una finca en el Distrito San Cristóbal, Cantón de Desamparados, a la cual denominó «Lucha sin fin», que expresaba su filosofía de la vida, una lucha constante, de cultivo y formación de sí mismo, de retos, de triunfos y derrotas, de caídas y superaciones.

Allí se formó el Figueres empresario, agricultor, industrial, soñador, innovador, el práctico, el hombre de trabajo y estudio, el jefe exigente, el visionario, y el embrionario político, que llevaba dentro. En su finca se dedicó a producir cabuya, elaborar sacos y cordeles de cabuya, y asimila la vida campesina compartiendo el trabajo, mano a mano, con sus operarios, peones, jornaleros y trabajadores, sin marcar una división odiosa obrero patronal. Figueres no se forma como muchos otros líderes latinoamericanos en las universidades ni el liderazgo estudiantil. Su formación fue en la Universidad de la vida cotidiana, al compartir con campesinos.

Hasta 1942 Figueres se dedica de un modo casi exclusivo a la agricultura y a algunos proyectos industriales. La finca le permitió continuar con sus lecturas de Kant, Nietzsche, la Biblia, El Quijote, la Enciclopedia Británica, Plutarco, Lincoln. También le gustaba leer biografías. Conoció más el pensamiento de Simón Bolívar y José Martí, por quienes sentía gran pasión.

La situación nacional no le era ajena. Le preocupaba. En 1940 se impulsó en la ciudad de San Ramón la fundación del Centro de Estudios para los Problemas Nacionales. Poco tiempo después inician una revista quincenal, Surco, publicado su primer número, no casualmente, el día de la Independencia patria. Dicha publicación fue clave para el desarrollo de las ideas políticas de los siguientes cinco años, de la nueva intelectualidad y clases medias en gestación, también fue instrumento de agitación y organización política de oposición. Igualmente, Figueres se interesó por la crisis y los efectos provocados por la Segunda Guerra Mundial, pues empezaban a hacerse sentir en el país, especialmente a partir de 1941.

El 2 de julio de 1942 el vapor San Pablo, de la United Fruit Company, fue hundido en Puerto Limón. Se dijo que la acción la había realizado un submarino alemán. Murieron 24 trabajadores y ningún oficial norteamericano de la tripulación, pues una hora antes del suceso habían recibido orden de retirarse del barco. La reacción nacional no se dejó esperar. El 4 de julio se llevó a cabo una gigantesca manifestación de protesta, que terminó en actos vandálicos, con gran cantidad de heridos, contra establecimientos de alemanes radicados en Costa Rica, a quienes se les sindicaba de quintacolumnistas.

Además, el gobierno además levantó listas negras de alemanes e italianos sospechosos de colaborar con el nazismo. Durante estos sucesos Figueres se encontraba en San José atendiendo asuntos financieros y bancarios. Los hechos lo irritaron e indignaron, así imbuido de un sentimiento, para él cívico, decide actuar para lo cual prepara un discurso por radio que dará el 8 de julio. En él responsabilizó al Gobierno por lo ocurrido, al no haber tomado las precauciones del caso, en relación con el orden público y la propiedad privada, así como por no haber hecho detenciones, y defendió al sector costarricense que había sido objeto de las agresiones.

Por órdenes de la Embajada de los Estados Unidos le impidieron finalizar su discurso. El Subsecretario de Seguridad Pública y Director General de Policía le obligaron torpemente a interrumpir y acabar su discurso escrito. Sin terminar de leerlo, lo concluyó diciendo: “Me mandan a callar con la policía. No podré decir lo que creo debe hacerse. Lo resumo en pocas palabras, lo que el Gobierno lo que debe hacer es irse”.

Figueres fue detenido por tres días de Figueres y este hecho fue denunciado por sus amigos indicando que sufría vejámenes y tratos crueles. Pasó a ser un preso político como no se había visto desde los tiempos de la dictadura de Federico Tinoco. La oposición tenía un mártir.

Figueres no era un activista político, pero la detención lo introduce directamente en la vida nacional.

El Gobierno tomó la decisión de expulsarlo y desterrarlo del país, colocándolo en condición de exiliado. El Secretario General del Partido Vanguardia Popular, Manuel Mora Valverde, interviene para que esa expulsión sea hacia México, donde tenía amistades. Incluso le da una carta para el líder político mexicano, y continental en esa época, Vicente Lombardo Toledano a quien puso en contacto con Figueres. La expulsión marca el momento en que Figueres decide dedicar su vida a la lucha política.

El 11 de julio a las seis de la mañana, en vuelo especial, el Gobierno destierra a José Figueres, acompañado de un oficial del Ejército Nacional. Entre la salida de la prisión y la llegada a El Salvador tomó la decisión de impulsar la revolución, como única salida a los problemas nacionales. Juró librar al país de las garras de la arbitrariedad y la corrupción, la deshonestidad administrativa, el oportunismo, el nepotismo, el favoritismo, los fraudes electorales y la presencia de extranjeros como jefes de la policía. Comenzó a estudiar estrategia, logística y aspectos militares y de armamentos con la intención de organizar una revolución en Costa Rica, incluso con militares de la República Española

México sirvió para que Figueres meditara y escribiera. Así, a finales de 1942, concluyó su libro Palabras Gastadas a finales del 42, que envió a su amigo Alberto Martén para su publicación, quien además lo prologa en enero de 1943. Escrito en el exilio lo dedica al Presidente «Ricardo Jiménez Oreamuno, que encarna el ideal platónico del rey filósofo». Las Palabras claves de su libro son Libertad, Democracia, Socialismo. Les asignó un rol importante a las ideas y a las palabras, ya que éstas traspasan muros y fronteras. También hizo referencia al socialismo democrático. De esta manera desarrolló así su empirismo ideológico, como lo llamaría Constantino Láscaris, y manifestó sus ideas e inteligencia clara y metódica. Había surgido el pensador político que siempre fue.

México le sirvió para pensar en la sociedad que quería y forjó al líder político que en él habitaba. Le vinculó con la Unión Democrática de Vicente Sáenz y el exilio centroamericano y caribeños, con Indalecio Prieto, líder exiliado del Partido Socialista Obrero Español, con Vicente Sáenz y estudiantes costarricenses en México. Le fortalece sus sentimientos antisomocistas el contacto con el Profesor Edelberto Torres Espinoza, el General Pasos, Juan José Meza, Enoc Aguado, el Dr. Pedro José Zepeda y el Dr. Rosendo Argüello, que le ayuda a adquirir armas.

El año de 1943 empieza a darle vuelta a la idea de la formulación de la Segunda República, preocupada del desarrollo demográfico, de la necesidad de calzar la población y de mejorar la educación y la salud.

También desde el exilio envía su opinión a la encuesta nacional que se publica en julio como Ideario Costarricense, en el cual plantea un plan para la regeneración de la Patria.

El año 1943 es clave, de viraje en la política nacional. En junio el Partido Comunista de Costa Rica cambia de nombre por Vanguardia Popular, y se consolida la alianza entre el Gobierno y los comunistas, apoyada por la Iglesia Católica, con motivo de la aprobación de las reformas sociales.

El 8 de mayo de 1944 inicia el gobierno de Teodoro Picado Michalski, apoyado por el Dr. Calderón Guardia y los comunistas. La elecciones por la cuales resultó electo Teodoro acusadas de fraudulentas, motivó que Figueres señalara que dicho gobierno, hijo del fraude electoral, debía ser sustituido por uno constitucional y legítimo, abogando constantemente por su derrocamiento incluso por vía militar.

Teodoro Picado desde el gobierno del Dr. Calderón Guardia era partidario del pronto regreso de Figueres, de modo que al iniciar su gestión, crea las condiciones para su retorno y el 23 de mayo cuando regresa al país.

Lo recibe a su llegada a la ciudad de San José, León Cortés Castro, quien lo había propuesto de diputado de su partido.

En el aeropuerto de La Sabana fue recibido por una multitud emocionada de personas, en un acto organizado por Francisco Orlich y Alberto Martén. Desde allí se realiza una marcha hacia a los balcones del Diario de Costa Rica, propiedad de Otilio Ulate, donde pronuncia un discurso en el que anuncia la necesidad del establecimiento de la Segunda República. Fue recibido con gritos de ¡Viva Pepe!, como se le seguirá llamando cariñosa y amigablemente en el país.

Luego se establece en su finca dedicado a las labores agrícolas, a la producción de café, cabuya, fabricación de cuerda o mecate, a sus beneficios y a modernizar sus sistemas productivos pero, especialmente dedicado, a la acción política y preparatoria de la revolución.

En el periódico Acción Demócrata, dirigido por Alberto Martén, órgano de los jóvenes del Partido de León Cortés, publica artículos sobre problemas nacionales. De hecho representaba la izquierda de este partido. Participa a finales de 1944 en las conversaciones para unir al Partido Acción Demócrata y el grupo Centro de Estudios para los Problemas Nacionales.

1945. El 11 de marzo participa en el acto de fundación del Partido Social Demócrata, cuyo lema es «Libertad y Justicia Social», en la redacción de sus Estatutos, y fue electo en el Comité Ejecutivo Nacional. Poco tiempo después se separa de este partido para volver a las filas del cortesismo.

El Partido Social Demócrata se proponía resistir los imperialismos económicos y financieros, lograr un mejor entendimiento regional centroamericana y con Panamá y, proponía fortalecer la solidaridad y la idiosincrasia de estos pueblos para defender la explotación de los recursos naturales del imperialismo, e impulsar una democracia efectiva y activa.

Un año después, el 3 de marzo muere el expresidente León Cortés Castro. En la Convención del Partido Demócrata del 10 de marzo, en la clausura el 17 habla de la muerte de la República y de la necesidad de la instauración de una Segunda República.

El 31 de agosto de 1945 Figueres advierte, en una intervención por radio, que por las vías tradicionales no podrá preservarse en Costa Rica la libertad del sufragio. De hecho impulsa acciones desestabilizadoras contra el gobierno preparando la revolución.

La crisis provocada por la muerte de León Cortés en el Partido Demócrata se agudiza y el partido se divide. José Figueres y uno de los hijos políticos de León Cortés fundan, el 5 de octubre de 1946, el Partido Cortesista Auténtico.

El año de 1946 el gobierno había impulsado, con apoyo de los comunistas, una Reforma Tributaria que en la práctica no pudo ejecutarse, y la redacción de un Código Electoral, para asegurar procesos electorales limpios y no fraudulentas.

La jefatura de la oposición a la muerte de León Cortés la disputan, en febrero de 1947, Fernando Castro Cervantes, Otilio Ulate y José Figueres.

El 19 de mayo de 1947 muere Roberto Brenes Mesén, quien se reconocía como el mentor intelectual de la nueva generación que actúa bajo los idearios socialdemócratas.

En julio, el 20, se da la prueba de fuego. La oposición al gobierno de Picado inicia una huelga general, llamada de Brazos Caídos, que los comunistas denominaron, de Bolsas Cerradas y la consideraba como una reacción a la reforma tributaria del año anterior por parte de los ricos, con el objetivo de lograr del Gobierno seguridades sobre el próximo proceso electoral. Pedían control del Tribunal Electoral, respeto al resultado de las elecciones y sometimiento de la fuerza pública a este órgano. El 2 de agosto, día de celebración religiosa en honor a la Virgen de los Ángeles, Patrona nacional, culmina con una gran marcha de mujeres, convocada por Emma Gamboa, que fue reprimida por el gobierno.

Esto debilitó al gobierno y se sometió a las demandas de la oposición. Figueres había participado activamente en San José en favor de la huelga que paralizó la banca privada y una serie de establecimientos comerciales principalmente en la ciudad de Cartago, que estuvo dominada por los huelguistas.

El 3 de agosto el gobierno pactó las demandas de los huelguistas.

Siguió un ambiente tenso, marcado por actos terroristas de poner bombas contra establecimientos de los comunistas y del gobierno y el periódico oficial La Tribuna.

Los comunistas con sus Brigadas de Choque, que para Figueres eran puro bandolerismo político, y para ellos eran de autodefensa, tensaban el ambiente callejero y los enfrentamientos entre los diversos grupos eran cada vez más cotidianos. El ambiente de la guerra marchaba. A finales de 1947 el gobierno capturó un joven opositor, Federico Apéstegui como presunto terrorista, que lo hizo víctima y mártir de la oposición, que decía que era solo un pretexto político para la represión.

El 16 de diciembre Figueres firma en Guatemala el Pacto del Caribe por el cual se compromete a recibir apoyo del Presidente de Guatemala Juan José Arévalo para la revolución que prepara. Lo firman el dominicano Juan Rodríguez García, los nicaragüenses Zepeda, Rosendo Argüello, Emiliano Chamorro y Gustavo Manzanares. El Presidente Arévalo haría de árbitro de este grupo. Los objetivos eran unir los esfuerzos para derrocar a Somoza en Nicaragua y a Rafael Leonidas Trujillo en Dominicana, reconstruir la República Centroamericana. Establecerían Juntas de Gobierno en cada país liberado para garantizar el establecimiento de gobiernos democráticos.

En diciembre de 1947 el panorama electoral está definido. El gobierno impulsa al expresidente Calderón Guardia, los comunistas van con propio candidato, sin pacto con el gobierno y la oposición con Otilio Ulate. Tal la situación de tensión social que los comunistas desisten de su candidatura presidencial, acuerdan dar el apoyo al Dr. Calderón sin acuerdos ni pactos firmados, únicamente preocupados por las reformas sociales de 1943.

La lucha de estos años para los comunistas significaba la reacción de grupos oligárquicos, conservadores y de derecha interesados en derrumbar las reformas sociales y laborales. La acción de Figueres y la oposición así la veían. Para Figueres y la oposición el motivo de su acción era asegurar la pureza electoral, la democracia política y el espíritu republicano.

Figueres desde hacía tiempo preparaba en su finca La Lucha su contingente de hombres, de manera clandestina y silenciosa les preparaba física, moral y mentalmente para la guerra, pero también en el entrenamiento básico militar. En febrero de 1948 Figueres concentra en su finca los hombres que combatirán a su lado en la Revolución que está preparando.

El 1º de marzo el Congreso inicia la discusión del resultado de las elecciones. Este mismo día en un incidente confuso, con fuerzas policiales del gobierno, murió en su casa el Dr. Carlos Luis Valverde Vega, diputado electo, mientras se realiza una reunión de la oposición. El levantamiento militar se había puesto en marcha.

La guerra Figueres la había planificado en todos sus detalles. Desde su exilio había adquirido y almacenado las armas. Su finca La lucha era su bodega militar. El ambiente electoral del año 47 y 48 de violencia, terrorismo y la huelga de julio, mostró la debilidad del gobierno, definiendo la guerra.

El 1 de marzo el Congreso, dominado por diputados del Gobierno y de Vanguardia Popular, anula la elección de presidente de Otilio Ulate, y mantiene el resultado de diputados donde el gobierno como los comunistas habían aumentado su número de representantes populares.

La guerra al fraude estaba declarada. “Pelear o morir” era el dilema. La finca La Lucha, que ya era un campo de entrenamiento, en los primeros días de marzo concentró una gran actividad.

La base social de la oposición en la guerra eran los sectores medios emergentes, estudiantes universitarios, los pequeños propietarios, el campesinado, algunos sectores urbanos y un sector muy importante de los intelectuales. El gobierno carecía de una base social activa. Los comunistas concentraban su fuerza principalmente en los sectores sindicales y obreros agrícolas que tenían organizados, en algunos sectores urbanos y pequeños grupos de estudiantes.

El 11 de marzo bajo el mando de Figueres se inicia la insurrección militar en las montañas de Dota y Tarrazú. A sus 700 hombres, de grupos irregulares de combate, los llama Ejército de Liberación Nacional, que llegó a tener 1200 hombres, el 22 de abril, terminada la guerra.

Organizó las unidades militares en batallones, dos de ellos el Simón Bolívar y el Francisco Morazán. A esta fuerza se agregó casi un centenar de miembros de la Legión Caribe, que se veía como un ejército internacional, y aunque carecía de estructura, esperaban continuar la guerra en Centroamérica y el Caribe contra las dictaduras luego de derrocar al gobierno de Picado. Recibieron también apoyo de Rómulo Betancourt, con quien ya tenía una estrecha relación, Ramón Grau San Martín, de Cuba, y apoyo militar del gobierno de Guatemala.

Una guerra rápida, de gran capacidad de movimientos por parte de los insurrectos, al estilo de una guerrilla. Los Planes Maíz, Clavel y Magnolia marcaron la estrategia de la guerra. Con ellos se tomarían las principales ciudades del país.

El 12 de marzo había caído la primera ciudad en manos de los insurgentes, San Isidro de El General, y se levantaban San Ramón y San Carlos. El Presidente Picado reconoce la debilidad del gobierno.

El 23 de marzo lanza su Primera Proclama, en Santa María de Dota. Llama a la población a integrarse a la lucha con palos, piedras, realizando actos de sabotaje y desorganizando al gobierno “usurpador”, y anuncia la fundación de la Segunda República.

La Embajada americana aún no había reconocido como electo al Presidente Ulate. Además, tenía un doble juego de apoyar tímidamente al gobierno y facilitar el abastecimiento de armas de la oposición insurgente.

El 1 de abril pronuncia Figueres su Segunda Proclama, en la cual declara su guerra a la pobreza, luchar por el bienestar del mayor número, construir una patria sin miseria, y rechaza que a su movimiento se le vea como reaccionario, burgués o retrogrado.

El 7 de abril, cuando Figueres decidió tomar Cartago, marcó el viraje de la guerra, de una defensiva y de posiciones pasó a la ofensiva.

El 11 de abril había caído el puerto del Atlántico, Limón, donde recibió apoyo militar del extranjero. Al día siguiente Cartago a pocos kilómetros de la capital. La batalla de San José, la capital se veía sangrienta.

El gobierno se negaba a convocar y movilizar a la población. Los comunistas estaban en armas con el gobierno, pero reclamaban no recibir el apoyo suficiente y cierto sabotaje de parte de los altos oficiales y de algunas autoridades del gobierno, con el suministro de armas y parque.

Siguieron algunos combates importantes que prepararon y presionaron para impulsar nuevas conversaciones, las que pondrían fin al conflicto, que se iniciaron el 14 de abril, al amparo de algunos embajadores radicados en el país, que se reunieron en la Embajada de México, y dio origen al llamado Pacto de la Embajada de México.

La situación era difícil. Internacionalmente, acababa de producirse el asesinato de Gaitán en Colombia, con la presencia del General Marshall, de los Estados Unidos, allí. El movimiento armado en el país contribuía a crear una situación de inestabilidad alrededor del Canal de Panamá, que preocupaba a Marshall, ya que en Costa Rica la fuerza armada del gobierno era mayoritariamente integrada por las fuerzas comunistas.

La situación militar en el extranjero se pintaba como el intento de dominación comunista de Costa Rica y se pedía en Nueva York la colaboración para liberar de rojos al país, y se indicaba que se trataba de una invasión rusa en le continente americano, para controlar el Canal.

Somoza era aliado del gobierno, y le propone al Presidente Picado que se traslade con su gobierno al norte del país, solicite su colaboración para enfrentar a Figueres, lo que él haría y de paso acabaría con los comunistas, situación que no acepta el Presidente Picado.

Pero Somoza preocupado por el alzamiento de Figueres, que prometía seguir luchando contra él, decide intervenir militarmente el territorio nacional, para distraer más a Figueres.

El gobierno estaba sumamente debilitado. Otilio Ulate que no había ido a los combates, dudaba de la sinceridad de Figueres y hasta creía que había planeado asesinarlo, por lo que pidió el apoyo y la protección de los comunistas, pues tampoco confiaba en las fuerzas de gobierno. Estos lo llevaron al Palacio Arzobispal donde lo custodiaron durante la guerra.

Desde finales de marzo se habían iniciado conversaciones entre las fuerzas beligerantes buscando una salida al conflicto, por medio de una comisión negociadora, que discretamente trabajaba, incluso buscando una presidencia transitoria de dos años en la figura del Sr. Julio César Ovares. Sectores de los distintos bandos y el jefe de la Iglesia participan en estos esfuerzos.

El 17 de abril el Presidente Picado prácticamente había capitulado. Los comunistas y figueristas logran reunirse en las montañas de Ochomogo, entre Cartago, en manos de los insurgentes, y la capital. Aquí hablan de la situación nacional.

Manuel Mora frente al peligro de una invasión del ejército norteamericano, que había recibido órdenes de movilizarse, y de parte del ejército somocista, le propone a Figueres unirse frente al enemigo exterior. Figueres le dice que la única posibilidad es su rendición y que él garantiza las condiciones que Mora le propone, que se rubrican en lo que se conoce como El Pacto de Ochomogo, de lo cual enteran a los negociadores de la Embajada de México. Las garantías de Mora eran pocas: seguridades para sus hombres, propiedades y bienes, respeto a las garantías sociales y laborales, legalidad para las organizaciones políticas y sindicales, fortalecimiento de los seguros sociales e indemnización sin exclusiones a los partidos políticos.

El 18 de abril el Presidente le entregó el gobierno al Tercer Designado a la Presidencia, el Ing. Santos León Herrera, a quien le comisiona llegar a un entendimiento con las fuerzas rebeldes, y de su parte da por terminada la guerra civil.

El 19 de abril Figueres entrega las condiciones a Vanguardia Popular, que había solicitado, indicando que no abrigaban contra ellos prejuicios ni perjuicios, y que si pudieran actuar conjuntamente lo haría para realizar los ideales más sentidos para la clase trabajadora y el pueblo costarricense.

El 20 de abril Teodoro Picado deja el territorio nacional. Al mismo tiempo se está fundando en Bogotá la Organización de Estados Americanos, la guardia nacional nicaragüense abandona el territorio nacional y el Dr. Calderón Guardia también sale del país.

40 días duró el enfrentamiento que no tuvo al final una solución militar. Dieciocho días duraría el gobierno de transición de Santos León Herrera, entre los que estaban como ministros José Figueres, Fernando Valverde, Alberto Martén, Francisco Orlich, Raúl Blanco Cervantes y Bruce Masís

Figueres por su parte había logrado establecer un pacto con Ulate, con el cual se comprometía entregarle el gobierno pero una vez que él gobernara transitoriamente durante 18 meses, prorrogables a 24, situación que Ulate no pudo evitar. El Pacto lo firman el 1º de mayo, de manera que el Presidente Santos León Herrera terminaría el período el 8 de mayo, que le entregaría el mando a José Figueres.

Así se preparó la entrada victoriosa de Figueres a San José y la integración provisional del nuevo gobierno. También se iniciaba una nueva situación de perseguidos políticos y de exilados.

El 24 de abril entra Figueres a San José, recibido eufóricamente.

El 27 de abril Manuel Mora y la escritora comunista Carmen Lyra se asilan en la Embajada de México para salir hacia ese país.

El 28 de abril se celebró la nueva situación con el llamado Desfile de la Victoria, con gritería de ¡Viva Figueres!, ¡Viva la Revolución!, ¡Viva la Segunda República!

La Revolución consolidó a Figueres como la figura política del momento, como el líder indiscutible, como jefe natural, resaltó su gran habilidad personal y política, de estricta disciplina personal, y le dio gran popularidad, prestigio personal y político. Su figura era magnética, carismática y atrayente, como su discurso, su voluntad tenaz.

Así había terminado la guerra, que produjo un saldo de unos 3000 muertos, 99 del Ejército de Liberación Nacional, cerca de 400 del gobierno y aproximadamente 2500 de los comunistas.

Figueres asume el 8 de mayo el poder. Encuentra un país en el cual las compañías extranjeras tienen gran poder, entre ellas la Electric Bond and Share, la American Foreign Power, la Northern Railway Company, la United Fruit Company, la Compañía Interamericana que construía la carretera internacional, empresas que controlaban electricidad, telecomunicaciones, ferrocarriles y tierras.

El país apenas se aproximaba a los 800.000 habitantes, con un Producto Nacional Bruto que rondaba los $150 millones y un per cápita anual de $188, un país para Figueres atrasado y débil, al que había que impulsar en producción y trabajo, en ciencia y tecnología, en mayor calidad de cultura, educación, de vida, en oportunidades de progreso y movilidad social, que dignificara a los hombres y mujeres, en un ambiente latinoamericanista.

Al recibir el poder instala el Gobierno estableciendo una Junta Fundadora de la Segunda República presidida por él. Las metas que le propuso a la Junta fueron restablecer la moral, introducir la técnica en la administración pública y eliminar la politiquería impopular, el progreso social sin comunismo y lograr mayor conciencia con los otros pueblos del mundo especialmente de América.

Para él después de la guerra, seguía la batalla por la paz. Para Figueres las armas habían dado la victoria, pero las leyes serían la que lograrían la libertad.

El nuevo gobierno tenía la inmensa responsabilidad de educar al pueblo en los problemas nacionales. Aquí se manifiesta Figueres como el educador político, que en mucho fue.

Figueres tenía las posibilidades de desarrollar su proyecto político, con sus hombres. Dejó sin efecto la Constitución Política de 1871, deja sin funcionamiento el Poder Legislativo y la Corte Suprema de Justicia. Decide gobernar por medio de Decretos Leyes, mezclando las funciones ejecutivas, legislativas, atribuyéndose todo el poder institucional, porque también asumió funciones judiciales. Se reservó la Facultad de decretar las reformas constitucionales, códigos y leyes que fueren pertinentes.

En los días siguientes inició actos que fueron violando e incumpliendo los compromisos contraídos en Ochomogo y la Embajada de México. También empezó a separarse políticamente de Ulate, a quien criticaba y consideraba débil.

Conjugaba medidas y acciones represivas con leyes trascendentes. El 11 de mayo estableció la intervención de bienes, congelamiento de bienes y suspensión de operaciones económicas de los caídos, remoción de los empleados públicos sin derecho a preaviso y cesantía, reorganizó la Corte declarando interinos a todos sus funcionarios e integró las Salas con elementos afines a la Junta.

El 19 de mayo creó los Tribunales de Sanciones Inmediatas, semejante al de Nuremberg, para perseguir y castigar a los funcionarios de los últimos dos gobiernos, que fueron los principales instrumentos jurídico-políticos de la represión. Este mismo día creó un Tribunal de Ética de Funcionarios y Empleados de la Enseñanza, que limpió el sistema educativo de maestros y educadores que habían realizado actos incompatibles con la función de directores de la juventud.

El 25 de mayo fijó reparaciones de guerra solo en favor de las víctimas de los partidos únicamente triunfantes.

El 2 de junio creó el Tribunal de Probidad y la Oficina de la Propiedad Intervenida, para administrar los bienes confiscados, y crea la Procuraduría General de la República.

Estos Tribunales obligaban a probar la inocencia y llenaron las cárceles de ciudadanos. Eran la representación de un gobierno que había suspendido los derechos constitucionales, que se amparaba en la represión. Significaban un Estado policiaco. También cerró el periódico La Tribuna, aduciendo que sus dueños habían dejado el país.

El 21 de junio Figueres nacionaliza la banca particular y expropia a los accionistas, una de las reformas más importantes. Le inspiraba haber tenido como experiencia el papel de la banca en 1936, de la cual él se había beneficiado con las políticas crediticias. Entendía que era un instrumento de desarrollo la canalización del crédito público. Pero, además sabía, por la Huelga de Brazos Caídos el poder que significaba la banca en manos del sector privado si se utilizaba para desestabilizar.

El 21 de junio crea la Oficina del Café, producto que le preocupaba como recurso de exportación nacional.

Con la nacionalización bancaria impulsó un impuesto, “una contribución forzosa” al capital mayor de ¢50.000 colones, que hería poderosos intereses.

El 22 de junio declaró resuelto el Pacto de la Embajada de México, que ya había sido desconocida por su acción gubernamental.

El 16 de julio otorga amplia y general Amnistía a favor de los vencedores de la guerra.

El 17 de julio desconoció el Pacto de Ochomogo y declaró fuera de la ley al Partido Comunista de Costa Rica, al Partido Vanguardia Popular y cualquier denominación que adquiriera en el futuro. Un mes más tarde el Ministro de Trabajo de la Junta, Benjamín Núñez disolvía la Confederación de Trabajadores de Costa Rica.

Estas dos medidas, tomadas por la Junta, según Benjamín Núñez, tuvieron la oposición en el seno de la Junta de Figueres, Orlich y de él.

También la Junta suspendió las relaciones diplomáticas que el Gobierno de Calderón había establecido con la Unión Soviética.

El 27 de julio establece la jurisdicción nacional sobre las 200 millas marítimas.

El 6 de agosto nombra a Harold Bonilla en la Junta Interamericana de Defensa, en Washington.

El 7 de setiembre ratifica la incorporación de Costa Rica a la Organización de los Estados Americanos (OEA), y el 14 de setiembre transforma el Tribunal Electoral en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Este mes visitó el país el presidente de Cuba, Carlos Prío Socarrás, que analizó con Figueres su intención de continuar la lucha contra Somoza.

También trajo al país al General Alberto Bayo, un español republicano, para que ayudara en la preparación de las fuerzas antidictaduras que se impulsarían con su apoyo. El amparo que le daba a la Legión Caribe le causaba problemas con algunos de sus militares cercanos, para quienes eran peligrosos mercenarios y una amenaza a la paz interna.

El 25 de noviembre ratifica la incorporación de Costa Rica en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El 1º de diciembre Figueres disuelve el ejército como institución permanente. En su lugar constituye una guardia civil poderosa en su estructura y funciones. Simbólicamente, en el Cuartel Bella Vista tomó está medida y derribó a mazazos una de las almenas del edificio y decidió entregarlo a la educación y la cultura, de manera que se estableciera en él un museo indigenista y nacional.

Figueres creía que los ejércitos eran innecesarios en el desarrollo económico social y que los gastos que a él se destinaban mejor se podrían utilizar en otros aspectos del desarrollo nacional.

Por otra parte estaba consciente que la presencia de las bases militares norteamericanas en el Canal de Panamá eran un soporte de seguridad continental, para lo cual el ejército era innecesario. También conocía que la estructura del ejército nacional era débil y la guerra se lo había demostrado.

Igualmente, consideraba que sin ejército no constituíamos una amenaza para nadie, ni podíamos agredir a nadie, ni justificábamos agresiones. Para él la seguridad del país dependería más del consenso social y la vivencia democrática de los habitantes y de arraigo de las institucionales nacionales.

Esta medida lo enfrentó también a algunos de sus militares que sí creían en la preservación de la institucionalidad del ejército.

Del mismo modo disolvió poco a poco el ejército que con él había combatido. En la práctica había disuelto dos ejércitos. En su lugar se proponía impulsar fuerzas del orden de carácter civil y policial.

El 8 de diciembre se llevan a cabo las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, que había sido anunciadas en setiembre. El resultado de las elecciones fue una derrota profunda electoral y política al movimiento que simbolizaba y tenía Figueres. Las elecciones habían significado una ruptura con Ulate que no tomaba en cuenta en sus candidatos a los miembros del Ejército de Liberación Nacional. Consideraba Figueres que trataban de eliminarlo de la lucha política.

Pero, también fue una prueba de fuego para el gobernante todopoderoso. Solo pudo elegir cuatro diputados. El resto de los constituyentes fueron electos del ulatismo y del calderonismo y otros sectores tradicionales que había logrado colar sus candidatos. Figueres, aunque molesto, respetó el resultado electoral con todo lo que ello significaba. Había reivindicado la decencia cívica, la honestidad administrativa, la reconstrucción del país, la necesidad de una nueva Constitución, el respeto al sufragio y la pureza electoral. Estaba a prueba.

Los últimos meses de gobierno se dedicó a explicar semana a semana, en nueve conferencias, la labor realizada. La Junta fue materializar la utopía de sus pensamientos.

En los primeros días de diciembre le toca enfrentar un intento de invasión, organizado desde Nicaragua, por Calderón Guardia. Los comunistas no estaban de acuerdo en el intento revolucionario de Calderón. Figueres acusa el movimiento de contra revolucionario, lo enfrenta y rechaza. Impulsa la organización de milicias populares para resistirlo e invocó la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en su ayuda. Las fuerzas invasoras fueron derrotadas y desistieron de su intento. Figueres acentuó su discurso contra Calderón y contra la dictadura de Somoza, que le había dado apoyo.

La invasión le dio el pretexto de reprimir más a los comunistas. Con este motivo se produjo el asesinato del Codo del Diablo, por el cual varios dirigentes comunistas detenidos en cárcel de Limón fueron trasladados a San José, y en un recodo del Río Reventazón, llamado Codo del Diablo, los asesinaron, como una advertencia de que, si participaban en la invasión, les harían correr igual suerte.

El 15 de diciembre la Junta declaró Traidor a la Patria al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia. El 7 de noviembre de 1949 se ratifica esa declaración.

El 16 de diciembre Otilio Ulate fue incorporado a la Junta de Gobierno, por la actitud patriótica que tuvo de oposición a la invasión y de apoyo a la Junta.

El 24 de diciembre Costa Rica fue condenada en la Organización de Estados Americanos por el apoyo moral y material que le daba a la Legión del Caribe.

El 12 de enero dispensó la Junta los requisitos de graduación de secundaria y autorizó la extensión de títulos de Bachiller sin previo examen.

El 19 de enero de 1949 se instala la Asamblea Nacional Constituyente. En el discurso de apertura de la Asamblea enfatiza en los principios y objetivos que impulsaron la Segunda República. Señaló la conveniencia de la Planificación nacional, política y económica. Habló de reconocer el voto de la mujer y de la necesidad del intervencionismo estatal en aspectos estratégicos del desarrollo nacional. Mostró también sus sentimientos latinoamericanistas.

Propuso un proyecto de Constitución, que la Asamblea le rechaza. Nueva prueba de fuego porque sentía que los sectores que habían sido derrotados en la revolución resurgían en la Constituyente y le impedían materializar su proyecto político institucional.

Resiente este rechazo, pero tenía la capacidad para convertir el revés en victoria, que era continuar con sus políticas reformistas.

La Asamblea Nacional Constituyente lleva a cabo su trabajo sobre la vieja Constitución de 1871. Los diputados socialdemócratas, especialmente Rodrigo Facio, llevan a cabo una gran labor siendo una minoría.

El 15 de enero de 1949 la Junta de Gobierno le solicita a la Asamblea Nacional Constituyente ampliar su plazo de gobierno hasta el ocho de mayo de 1950, lo que se aprueba el 24 de marzo.

El 16 de enero la Asamblea convalidó la elección del Presidente Ulate, declarando inexistente y sin ningún valor ni efecto la nulidad de la elección presidencial de 1948.

El 21 de febrero Costa Rica y Nicaragua se comprometieron a prevenir la repetición de los hechos militares que se habían vivido.

El 11 de marzo la Asamblea también reconoció las potestades legislativas de la Junta.

El 8 de abril de 1949 la Junta crea el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Había tomado la decisión de nacionalizar los recursos hidro energéticos de la nación.

De la misma manera que la banca, consideraba Figueres la importancia de poder dirigir estatalmente la política hidro energética. La electricidad era para el desarrollo nacional algo similar al sistema nervioso para el cuerpo humano. Sin electricidad consideraba no hay desarrollo. La electricidad de casi 70 años en el país y en manos privadas, junto con los teléfonos, no llegaba a abarcar el 3% del territorio nacional.

La Junta sufrió otra prueba de fuego en abril. El alzamiento de su jefe de seguridad, Edgar Cardona, que intentó acabar con las reformas que se venían aprobando, que afectaban los grandes intereses de los ricos, aunque lo hacía en nombre de darle el gobierno a Ulate. Consideraba también Cardona que Figueres no quería restaurar democracia sino acabar con los gobiernos centroamericanos. Incluso se enfrentó a la propia compañía bananera, para lo cual Figueres estimuló una huelga, para poderla someter y obligarla al pago de impuestos.

Otras disposiciones de la Junta fueron: el 11 de octubre incorporar a Costa Rica en la UNESCO, el 2 de noviembre decretar el Estatuto del Servicio Civil, el 4 derogar la disposición legal de 1934 que discriminaba ciudadanos negros, que permanecía en la ley migratoria de 1941.

Intentó la Junta, sin éxito, impulsar un nuevo Código de Trabajo, cambiar el Himno Nacional, su música y su letra, y la bandera. A su término tampoco presentó una memoria de Hacienda, sobre el manejo de gastos ni tampoco de financiamiento de su Revolución. También trató de influir en el Vaticano para cambiar al jefe de la Iglesia, Monseñor Sanabria.

Según él su gobierno permitió ordenar el ambiente provocado por la guerra, establecer la normalidad constitucional y acabar con la corrupción de los ocho años anteriores.

El 7 de noviembre termina su la labor y se disuelve la Asamblea Nacional Constituyente, y promulga la Constitución Política.

La Constitución había recogido las reformas sociales de 1943 y las había ampliado, estableció el Servicio Civil para apartar la política y la politiquería del nombramiento de los empleados públicos, estableció la Contraloría General de la República, reconoció el derecho de voto de la mujer, estableció las Vicepresidencias de la República de elección popular, abolía el ejército entre otros principios.

El 8 de noviembre Figueres entrega el gobierno al primer Presidente constitucional de la Segunda República, Otilio Ulate Blanco, para el período 1949-1953. Otra prueba de fuego: no haberse quedado en el poder y entregarlo a quien en su nombre había hecho la revolución.

Al terminar la Junta el Presidente Truman había impulsado su plan militar en América Latina, de fortalecimiento de las bases militares del Canal y su política de seguridad nacional ampliada a toda la región.

En el campo económico Truman impulsaba el Plan Clayton, similar al Marshall europeo, con la intención de contribuir en algunas áreas de desarrollo con miras a neutralizar la acción política y revolucionaria del campesinado latinoamericano, sobre todo porque se iniciaban procesos revolucionarios democráticos en Bolivia, en Guatemala y el de Costa Rica, que algunos sectores de Estados Unidos acusaban de socialistas y comunistas, y de reformas improvisadas.

También iniciaba importante labor la Comisión Económica de la América Latina de la ONU, recién establecida y que será un soporte determinante de las nuevas corrientes del pensamiento económico de la región. Sus tesis influirán en los conceptos desarrollistas, que coincidirán con políticas y planteamientos que Figueres elaborará luego.

Para Figueres al término de su gestión había restaurado la confianza de los costarricenses, aunque hubiera gobernado como un dictador con todos los poderes y emitiendo leyes por Decreto.

Figueres inicia un período muy rico de activismo político regional y continental, de expresar mejor su pensamiento político, sus ideas y proyectos. Participa en cuanto evento le inviten. Se reúne con los pensadores y activistas revolucionarios de carácter social democrático latinoamericanos.

También se propone proyectos políticos locales de participación partidaria permanente.

Del 12 al 14 de mayo 1950 Figueres asiste a la Conferencia de La Habana Pro Democracia y Libertad, que reúne a los partidos populares de la socialdemocracia latinoamericana, actividad que se hacía con el apoyo del gobierno de Prío Socarrás, de Cuba. Allí asistieron Eduardo Frei, de Chile, German Arciniegas, de Colombia, Luis Alberto Sánchez, de Perú, Eduardo Rodríguez, de Uruguay, José Figueres y Vicente Saénz, de Costa Rica, Ramón Villeda Morales, de Honduras, Raúl Roa, de Cuba, Juan Bosh, de Dominicana, Guillermo Toriello, de Guatemala, Rómulo Betancourt, Eloy Blanco y Raúl Leoni, de Venezuela, otras personalidades y políticos. De aquí en adelante va a fortalecer más su relación con Betancourt.

Aquí Figueres destaca en su intervención el papel de la educación en el largo plazo como la misión más reproductiva de los pueblos y se refirió a la Patria Grande, exaltando sentimientos latinoamericanistas y centroamericanistas. Criticó las desiguales relaciones con América Latina

La Reunión se pronunció por la necesidad de acabar con las dictaduras, mejorar el nivel de vida de los pueblos, desarrollar programas para los pueblos, fortalecer los derechos políticos y condena el comunismo, el falangismo, el nazismo, y aboga por la democracia.

También resolvieron coordinar acciones de los sectores democráticos y social democráticos de América Latina en sus esfuerzos por causas comunes.

De aquí resultó la Junta Americana de Defensa de la Democracia, con sede en Montevideo, con apoyo de Emilio Frugoni, del Partido Socialista del Uruguay. El Comité Ejecutivo lo presidió Betancourt. Junto a los que participaron en La Habana se integraron Salvador Allende, de Chile, Manuel Galich, de Guatemala, Luis Beltrán Prieto, Mariano Picón Salas y Carlos Andrés Pérez de Venezuela.

Para Figueres la lucha contra las dictaduras continuaba. Allí estaban Somoza, Trujillo, Laureano Gómez, en Venezuela, Perón, en Argentina y Odría en Perú. Para él había una internacional de las espadas que recibía apoyo de los Estados Unidos, a las cuales había que enfrentar con la internacional de las democracias.

En setiembre Figueres viaja a Israel y de regreso se reúne en Ginebra, Suiza, con Luis Alberto Monge Álvarez, Francisco Orlich y Daniel Oduber y deciden fundar el Partido Liberación Nacional.

En diciembre Figueres vuelve a La Habana representando a Costa Rica en la Conferencia de la UNESCO.

Su figura postrevolucionaria adquiría cada día más dimensión e interés. La publicidad y las relaciones públicas que desarrolló con el New York Times lo introdujeron en la sociedad norteamericana, aunque otros sectores alrededor del Washington Post y el Wall Street Journal lo consideraban un ídolo con pies de barro.

El 3 de mayo de 1951 Figueres recibe en New York un homenaje de la Asociación Internacional Pro Democracia y Libertad.

En julio expuso su tesis sobre «Precios justos para el desarrollo», en la Tercera Conferencia Anual sobre América Latina de la Universidad de Stanford, California, Estados Unidos. Habló de un plan de independencia económica basada en precios justos para el café y materias primas de exportación. Su conferencia fue sobre las instituciones económicas que nos convienen.

Su vínculo con el exilio caribeño lo asociaban a actos conspirativos contra los Presidentes Carlos Delgado Chalbaud, de Venezuela, Trujillo de Dominicana, Juan Domingo Perón, de Argentina, Somoza de Nicaragua, Manuel Odría, e Perú, así como también de varios atentados que se decía le hacían al Dr. Calderón Guardia en México.

El gobierno republicano español, en el exilio, le condecora, por solicitud del General José Asensio, Ministro de Guerra de la República Española.

El 12 de octubre en la finca La Paz de San Ramón, su ciudad natal, Provincia de Alajuela, funda el Partido Liberación Nacional, como un partido permanente, ideológico, con personas que venían del Acción Demócrata, el Centro de Estudios para los Problemas Nacionales, el Partido Social Demócrata, algunos seguidores del partido Confraternidad Guanacasteca y de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum.

El Partido asumía las banderas de la socialdemocracia. Lo habían constituido según ellos en sentido europeo, sin que se hiciera alrededor de una candidatura y de elecciones ocasionales. Su bandera sería el color verde, blanco y verde en tres franjas horizontales. Su propósito crear una estructura organizativa en capacidad de generar liderazgos permanentes, vinculados a los sectores productivos y sociales que le habían dado origen, las clases medias, intelectuales y profesionales en íntimo contacto con el pueblo.

Se definía el Partido en lucha contra el totalitarismo, considera al hombre no un medio sino un fin, luchaban por la dignidad, la libertad, la propiedad con función social, porque no hubiera medios de producción ni propiedad inactivos, por una Planificación democrática nacional, exaltaban el trabajo, sin degradarlo ni menoscabarlo, ni reducirlo a simple mercancías y hacían un planteamiento energético de desarrollo de largo plazo.

Consideraba que el Partido sería el instrumento de organización y movilización, pero de reflexión de los problemas nacionales, en capacidad de trazar el camino del progreso y un porvenir mejor.

En 1952 se divorcia de Henrietta Boggs. El 15 de febrero el College de Winter Park, Florida, Estados Unidos, le otorga el Doctorado Honoris Causa en Derecho, y viniendo hacia Costa Rica fue detenido en La Habana.

El 8 de marzo Figueres anuncia en Cartago su candidatura a la Presidencia de la República, por el Partido Liberación Nacional (PLN).

En abril habla en el Instituto de Asuntos Internacionales sobre las inversiones de capital norteamericano y las invasiones extranjeras. Destaca que la propiedad extranjera debe concentrarse en un sector de la economía.

El 1º de julio Figueres, en su condición de candidato del PLN propone a la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Consejo Económico y Social de la Asamblea General de las Naciones Unidas la creación de una reserva mundial de alimentos, a modo de un Banco Mundial de Alimentos.

Señala la necesidad de enfrentar la escasez de alimentos, de estabilizar los precios internacionales de comidas y materias primas, de regular los excedentes y de levantar la producción para darle seguridad al mercado y fortalecer los mercados regionales.

En adelante luchará permanentemente por procurar precios justos para los productos de los pueblos y países latinoamericanos.

Va ser partidario del integracionismo hemisférico, respetando a los pueblos e individuos. Su visión integracionista debía ser sin hegemonismos ni dominios de países. La base de la integración debía ser la unión de los recursos económicos, la educación y una plataforma de fines comunes. La integración era una bandera de solidaridad en la lucha por la Libertad, la Democracia y el bienestar social.

Así empezaba a perfilarse como uno de los pensadores que luego formarán parte de la izquierda democrática y nacionalista latinoamericana.

Figueres es elegido Presidente de la República por 123.444 votos. Su opositor, Fernando Castro, obtiene 67.324 votos.

En esta elección por primera vez en votaciones nacionales emiten el sufragio las mujeres de Costa Rica. En sus papeletas de diputados por primera vez también incluye candidatos negros. Centró su lucha electoral en la justicia social, la redención y la lucha contra la pobreza y perfila el tipo de democracia que él deseaba y ya había iniciado.

Su victoria en Estados Unidos la señalan como un triunfo de los socialistas y lo ven de enemigo de las inversiones norteamericanas. Otros lo veían como un Pancho Villa, pero en su aspecto de bandido.

El 8 de noviembre asume la Presidencia de la República para el período 1953-1958. Las tesis de la CEPAL le inspiran. Fortalece sus sentimientos de impulsar la Internacional de las Democracias contra la de las Espadas.

En 1954 lleva a cabo su segundo matrimonio, con Karen Olsen Beck, de origen danés, nacionalizada norteamericana, con quien tiene cuatro hijos más, José María, Michael Mariano, Karen Cristina y Kirsten.

Para Figueres había dos frentes de combate: la batalla moral y cívica y el mejoramiento económico y social.

A partir de este momento se inician sus reconocimientos internacionales, y sus luchas por la Democracia continental.

El 1 de enero de 1956 Figueres publica el libro «Cartas a un Ciudadano», escrito en la «Lucha sin fin». Aquí sostiene que es importante conocer su pensamiento para valorar sus actuaciones. Enfatiza su tesis de que con cultura se puede hacer pueblos fuertes, capaces y responsables.

Era un libro intimista, del educador, del político, del pensador, del filósofo político, y del soñador utopista que también era. Sigue siendo un libro oportuno sobre temas nacionales que siguen vigentes según se quieran apreciar, cómo administrar y gobernar el país, sobre derecho electoral y vía democrática para el país, sobre la reforma social, laboral y económica, sobre el desarrollo capitalista nacional, y temas no menos álgidos, impuestos, salarios, viajes y autos de los funcionarios públicos.

De su primera Administración constitucional dejó la Ley fundamental de Educación, la que consideró la Gran Reformas educativa después de la de don Mauro Fernández en el siglo XIX.

Fuera de gobierno, en 1958, intensifica su activismo político, como destacado dirigente de su partido fortaleciendo sus relaciones continentales.

En 1958 junto con Rómulo Betancourt, Víctor Raúl Haya de la Torre, Eduardo Santos y Norman Thomas, inician la publicación «Combate», de la izquierda democrática continental, cuyo director es Luis Alberto Monge, como una trinchera de ideas y de pensamiento al servicio de la democracia, la justicia, de lucha por la libertad y la dignidad humana, y un instrumento de pedagogía política y de formación ciudadana.

El 15 de noviembre de 1958 en una conferencia de partidos populares de la Social Democracia Latinoamericana convocada en la «Lucha sin fin», crea el Instituto Internacional de Educación Política.

El 3 de octubre de 1960 impulsa el Instituto de la Social Democracia Latinoamericana, en San Isidro de Coronado, para contrarrestar a la «internacional de las espadas», formando los Cuadros democráticos que la Internacional de las Democracias necesitaba.

Más tarde, Figueres inaugura, en la Catalina, en Barva de Heredia, el Centro de Estudios Democrático de América Latina (CEDAL), proyecto conjunto del Partido Liberación Nacional y el Partido Social Demócrata de la República Federal de Alemania a través de la Fundación Friedrich Ebert, que va a tener una proyección mucho más fuerte en la socialdemocracia latinoamericana y costarricense en los años siguientes.

Se había convertido en un líder continental de la Social Democracia, ya líder también de su propio Partido Liberación Nacional que había fundado el 12 de octubre de 1951.

En su Segundo Gobierno Constitucional, 1970-1974, publica su libro “La Pobreza de las Naciones”, en 1974, su nuevo y vigoroso ensayo, que recibe el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría, donde aborda, con visión internacional las relaciones de países, los temas de la cuestión social, económica, aspectos de mercados, producción e intercambios comerciales, siempre con la preocupación de “hacia dónde debemos encauzar la educación del hombre, que clase de ser y qué clase de sociedad humana queremos producir”.

En este gobierno impulsa la educación superior creando el Instituto Tecnológico de Costa Rica, desarrolla el Ministerio de Cultura Juventud y Deportes, reforma la Constitución Política para establecer la ciudadanía a los 18 años, se inicia la derogatoria del Párrafo Segundo del Art. 98 de la Constitución Política, para restaurar la democracia electoral más plena, establece relaciones con la Unión Soviética y otros países socialistas, impulsa la Naviera Multinacional del Caribe, la Unión de Países Exportadores de Banano, el Sistema Económico Latinoamericano, la Asociación Bananera Nacional, decreta la nacionalización de la Northern Railway Company, crea el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas y la Corporación Costarricense de Desarrollo Sociedad Anónima, la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), el Instituto de Fomento Cooperativo, la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas, la Refinería Costarricense de Petróleo, el Instituto Nacional sobre alcoholismo y muchas obras más.

Al terminar su gobierno dispone de tiempo para escribir y pensar en nuevas temáticas, mostrando su capacidad narrativa. Así publica “Cubaces tiernos en abril”, cuento que es llevado al cine y la televisión, luego, “Así nacen las Palabras y los Cuentos” y «Franjas de luz: arboricultura en el paralelo 10», y en 1987 se publica su obra, hecha a dos manos, con el Presbítero Benjamín Núñez Vargas, “El Espíritu del 48”, que recoge de nueva manera su visión sobre los sucesos ocurridos entre 1940 y 1948, y para hacer un llamado a quienes consideraba que habían traicionado y “siguen traicionando” ese espíritu del 48, pidiendo que los que participaron en aquellos acontecimientos escriban lo propio.

La obra político intelectual de José Figueres no se reduce a estos textos, que se hoy se recogen en estos tres tomos. Sus escritos de prensa, de artículos, sus intervenciones, muchas de ellas polémicas, sus discursos debidamente impresos, y recogidos por la prensa, sus debates, sus informes presidenciales a la Asamblea Legislativa, quedan pendientes de reunirse en un esfuerzo de una Obra Completa, de este gran pensador político, filósofo político del quehacer político nacional, y de esta gran costarricense, que merecidamente fue reconocido como el personaje más importante del siglo XX costarricense.

Estos libros son una puerta y unas ventanas abiertas al pensamiento de José Figueres Ferrer.

Su fallecimiento el 8 junio de 1990 provocó las honras fúnebres más grandes que a algún costarricense se le hayan tributado en el país, recogiendo en ese homenaje el respeto, el cariño, la admiración y el agradecimiento que le tributó el pueblo costarricense, sin banderías políticas, como un solo cuerpo, en esos días.

A 72 años del Crimen del Codo del Diablo

Por Alex García Cruz

Este 19 de diciembre fue una fecha que el pueblo costarricense debe colocar en su memoria colectiva y mantenerla siempre presente, el 19 de diciembre es un día de conmemoración, un día para rendir homenaje a 6 héroes de los trabajadores costarricenses que fueron asesinados el 19 de diciembre de 1948 en el Codo del Diablo, en los márgenes del río reventazón en la zona de Turrialba, 8 meses después de haber finalizado la guerra y a 7 meses de haber tomado el control político la Junta de Gobierno presidida por Jose Figueres Ferrer y a tan sólo 18 días del acto público que anunciaba la abolición del ejército en Costa Ria.

Los dirigentes comunistas fueron detenidos en sus casas en Limón, sin que mediara ningún cargo en su contra, excepto el ser todos miembros del Partido Comunista, el Partido Vanguardia Popular, una vez detenidos llegó la orden de trasladarlos a la capital, salieron de la cárcel esposados y en esa condición fueron subidos al vagón del tren con destino a San José.

Esta masacre, no fue el resultado de la irracionalidad o el abuso de un grupo indisciplinado de soldados del bando victorioso, el crimen, fue un crimen selectivo, fue un Crimen de Estado, planeado por altos dirigentes del grupo ganador con el fin de aterrorizar a los militantes y dirigentes comunistas del Partido Vanguardia Popular.

El crimen fue tan salvaje y la trama tan burda, que incluso varios miembros del grupo ganador reclamaron justicia y castigo contra los asesinos y la Junta de Gobierno se vio obligada a dejar que el poder judicial realizara un juicio, juicio que a su vez se convirtió en una de las farsas judiciales más vergonzosas de nuestra historia, pues aunque se conocieron los nombres de los sicarios y se dictó condena, ninguno fue a la cárcel, con ayuda del gobierno salieron del país, del asesino intelectual se conoció su nombre, aunque nunca se hizo público, se dice que ocupó altos puestos en el servicio exterior en la junta de gobierno y en luego repitió el cargo en varios gobiernos liberacionistas.

Este Crimen de Estado, no debe ser olvidado por el pueblo costarricenses. Toda persona con sensibilidad social, toda persona respetuosa de los valores de justicia, toda aquella persona interesada en la verdad histórica, toda aquella persona con interés en lograr una sociedad más justa e igualitaria, debe honrar a los mártires del Codo del Diablo e informarse sobre éste vergonzoso hecho de nuestra historia reciente. Debemos hacerlo del conocimiento de la juventud que hoy es víctima de un modelo educativo que no les enseña a conocer el pasado, debemos desarrollar lo que José Merino llamo la “estrategia de la memoria” como parte de la forma de lucha contra las políticas neoliberales que día a día nos van acorralando y quitando derechos que son producto de la lucha del pueblo, de la lucha que dieron los mártires del Codo del Diablo.

Gracias al trabajo de investigación y producción cinematográfica de los jóvenes, Antonio y Ernesto Jara Vargas, las nuevas generaciones hijas de la post guerra podemos conocer detalles del crimen en el documental El Codo del Diablo, que debe ser visto por todos los costarricenses: https://www.centrodecine.go.cr/producciones/codo-diablo

Hace pocos años la rectoría de la UCR publicó un excelente documental sobre los antecedentes, la confrontación y las consecuencias de la guerra de 1948, el director y realizador de ésta importante obra es el cineasta Andres Heindenreich, es un documental muy ilustrativo que también debe ser visto por todos los costarricenses.

También gracias a un importante grupo de jóvenes historiadores de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica, tenemos la oportunidad de leer varias importantes investigaciones que han publicado sobre los hechos ocultos durante décadas relacionados al conflicto armado de 1948.

https://webtv.fcs.ucr.ac.cr/watch/246/

 

Imagen: De izquierda a derecha, Lucio lbarra, Octavio Sáenz, Federico Picado, Narciso Sotomayor, Tobías Vaglio, y Carlos Aguilar.

Negación y autoritarismo en la Costa Rica sin ejército

Osvaldo Durán Castro
Sociólogo. Profesor ITCR

La historia oficial de Costa Rica esconde o minimiza hechos despóticos, autoritarios y violentos, como la ilegalización de partidos políticos y sindicatos, asesinatos políticos, persecución, exilios, intimidaciones, decretos contra la clase trabajadora, entre otros. Muchas de esas prácticas se dieron en el contexto de la abolición del ejército, pero podemos decir que son parte de la historia actual por la falta de justicia e impunidad en muertes como los de Jaime Bustamante, María Del Mar Cordero y Oscar Fallas ocurrido el 7 de diciembre de 1994, David Maradiaga, el 14 de julio de 1995, Sergio Rojas Ortiz el 18 de marzo de 2019, Jerhy Rivera Rivera el 24 de febrero 2020 (cuyo caso sigue abierto), e incluso los asesinatos de Antonio Saldaña/Blu (Rey indígena) el 3 enero 1910 y de Pa-Blu Presberu el 4 julio 1710, pues todos responden a formas de violencia no reconocidas, no juzgadas y no castigadas.

Si bien no tener ejército es un gran mérito, hace falta recuperar la memoria no oficial y completa de Costa Rica para comprender el período histórico en el cual se produce la abolición del ejército. Es necesario desmitificar la historia oficial y algunos hechos en particular como lo ocurrido con el ejército, que fuera de contexto y en su versión oficial, es únicamente un “acto heroico” de Figueres Ferrer. Pero si ampliamos la visión con algunos decretos y acciones de la Junta Fundadora de la Segunda República, antes y después del 1 de diciembre de 1948, aparecen acontecimientos sobresalientes de los que se habla sólo “de pasada”, o se niegan deliberadamente.

Antes de la abolición del ejército se produjeron hechos de autoritarismo como la ilegalización del Partido Comunista consumada el 7 de julio de 1948, argumentando que ésa era una organización que atentaba “contra el régimen democrático”, según decía el Decreto firmado por José Figueres Ferrer. El mismo Figueres en el libro “El espíritu del 48” (1987. 308) indicó que “la proscripción estaba evidentemente dirigida contra cualquier agrupación comunista, llevara o no esa connotación. Estaba dirigida directamente contra el Partido Vanguardia Popular”. El Secretario general de Partido Comunista, Manuel Mora Valverde señaló que “se habían comprometido a no ilegalizarnos”, pero, “nos ilegalizaron para que el Departamento de Estado (de los Estados Unidos) les permitiera mantenerse en el poder” (Discursos. 1980, p. 407).

También se decretó la ilegalización de los sindicatos iniciando por la beligerante Confederación General de Trabajadores de Costa Rica. Sesenta sindicatos fueron forzosamente aniquilados con lo que se desarticuló la organización social que históricamente, desde finales del siglo anterior, había gestado la creación de las garantías sociales de los años cuarentas, tras décadas de luchas ejemplares. A las ilegalizaciones se sumaron el exilio de dirigentes comunistas y sindicalistas, el encarcelamiento, la tortura, la persecución y la intimidación de muchísimas personas (prácticas asociadas por el grueso de la población costarricense con otros países, pero nunca con Costa Rica).

Otros decretos de la Junta que revelan su cariz autoritario fueron los del 11 y 19 de mayo. El primero, número 7, dispuso “la remoción de los empleados públicos sin derechos a sus prestaciones legales y preaviso y cesantía. Además, se autoriza a las empresas particulares para despedir de sus puestos a aquellos empleados que consideran peligrosos”. El otro decreto creó el Tribunal de Sanciones Inmediatas para “…juzgar los hechos delictuosos cometidos por funcionarios públicos particularmente de 1940 a 1948. Los fallos de ese Tribunal no podían se apelados de ninguna forma”. Además, el 2 de junio de 1948, se crea el Tribunal de Probidad y la Oficina de Propiedad Intervenida, como explica el historiador Óscar Aguilar Bulgarelli en su libro Costa Rica y sus hechos políticos de 1948.

Otro de los hechos que marca la historia del país desde el autoritarismo, es el asesinato del Codo del Diablo perpetrado el 19 de diciembre de 1948, en el que pierden la vida los dirigentes comunistas Tobías Vaglio, Octavio Sáenz, Lucio Ibarra y Federico Picado. Con ellos fueron asesinados Narciso Sotomayor y Álvaro Aguilar. Dado que Picado era diputado electo por la provincia de Limón, este fue un magnicidio político. Ese crimen fue una ejecución sumaria planificada y ejecutada durante el gobierno de facto de Figueres Ferrer, que había sido instalado por medios militares y que ejercía con poderes ilimitados.

Casi como premonición de lo que le ocurriría a los militantes comunistas asesinados, algunas narraciones de subalternos de José Figueres Ferrer dan cuenta de que cuando a éste se le presentaron prisioneros se mostraba molesto. Según narra Manuel Solís Avendaño en su libro La institucionalidad ajena. Los años cuarenta y el fin de siglo (2006), Figueres decía que: “no debían crearme ese problema de prisioneros en el futuro, lo que deben hacer es no traer prisioneros, pues al enemigo hay que liquidarlo. Increpado por esta respuesta respondió que si se portaba blando perdería el respeto de los “muchachos”, los cuales de todas maneras matarían a los prisioneros”.

La trama política de esos años incluía la injerencia directa del gobierno de los Estados Unidos en los asuntos internos de Costa Rica. Mercedes Muñoz en su investigación Los problemas de seguridad del Estado costarricense 1940-1948 (1989, p. 102) expone que “…el embajador costarricense en Washington, en una entrevista con Tapley Bennet, Director de la Oficina de Centroamérica y Panamá del Departamento de Estado, reconoció el peligro marxista en Costa Rica y la influencia perniciosa del Partido Comunista para el Gobierno”.

La línea anticomunista para América Latina definida y promovida por los Estados Unidos, fue seguida puntillosamente por los integrantes de la Junta Fundadora de la Segunda República desde antes de que tomaran militarmente el poder por medio de “una Junta de Gobierno con poderes ilimitados” como indica Figueres Ferrer. Pero además, el anticomunismo había sido también un componente del ideario político del Gobierno de Teodoro Picado. El mismo Partido Republicano, durante el gobierno de Calderón Guardia, había firmado en julio de 1941, un acuerdo de cooperación militar con los Estados Unidos, lo cual no resultaba extraño en el contexto regional, ya que “en Centroamérica en la década de los 30’s, la consigna contraria al comunismo, impulsada desde el Departamento de Estado, organizó cambios sustanciales en el papel que debían cumplir las fuerzas de seguridad como en los requisitos que debían reunir los integrantes de éstas”, según explica Mercedes Muñoz (1989, p. 97). El documental “El Codo del Diablo” de Ernesto y Antonio Jara Vargas, reproduce un discurso de Gonzalo Facio Segreda, Ministro de economía y hacienda de la Junta, en el que éste resume su visión política, totalmente congruente con la línea anticomunista del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de Figueres Ferrer que ya mencionamos. Facio dice que “asumimos poder después de haber ganado la primera lucha armada que se da en el continente contra el comunismo”. Para ese tiempo estaba recién creado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, que en la práctica aseguraba la cesión de la soberanía de los países de América Latina a los Estados Unidos. Tanto Figueres como Facio se alineaban para asegurarse la confianza de aquel país.

El autoritarismo implicó el exterminio de personas por medio del asesinato y generó además, como dijimos, exilio, encarcelamiento, persecución, intimidación, entre otras prácticas. Como justamente expone Manuel Rojas Bolaños en su libro Lucha Social y Guerra Civil en Costa Rica 1940-1948, “la izquierda comunista quedó prácticamente fuera del juego político hasta los años setenta, por prohibiciones establecidas constitucionalmente” (1990, p. 27). En cualquier otro país, los asesinatos del Codo del diablo, la ilegalización de organizaciones sociales, los decretos contra la clase trabajadora y las demás acciones de represión política, se hubieran reconocido como actos propios de un gobierno dictatorial; pero no ha sido así en Costa Rica.

El discurso oficial y el imaginario político, a través de libros, discursos y la reproducción que hacen del mismo personas, instituciones y organizaciones, siguen resumiendo la historia de la guerra civil de 1948 como un acontecimiento de “defensa del sistema electoral”, lo que ha permitido construir un imaginario de sociedad irrestrictamente democrática, pulcra e idílicamente pacífica en la que los enfrentamientos sociales, incluidos asesinatos políticos, se desdibujan, tergiversan, minimizan, o simplemente se ocultan.

Dado que la versión oficial además nos presenta la historia como la acción de caudillos y héroes, uno de los cuales es sin duda José Figueres Ferrer, es indispensable releer todo lo divulgado por el discurso oficial y enseñado en la academia, desde la escuela hasta la universidad. Alfonso González Ortega y Manuel Solís Avendaño en su libro Entre el desarraigo y el despojo argumentan que “Hoy sabemos, aunque no lo incorporemos a la representación que tenemos de nuestra historia, que Figueres Ferrer no fue el principal artífice de la abolición del ejército y que originalmente esta proscripción estuvo más inspirada en detener sus aventuras militares, en medio de una lucha entre los grupos representados en la llamada Junta Fundadora de la Segunda República, menos en la creación deliberada de una cultura de paz. Algo semejante ocurre con la nacionalización de la banca” (2001, p. 170).

Otra vertiente de la historia que la historia oficial y el discurso del poder han pasado de lado o han ocultado, es la corrupción como práctica común. Uno de los ejemplos notables de manejo arbitrario de la Hacienda Pública fue que “en esos momentos (durante el gobierno de la Junta de Figueres Ferrer), una parte de los recursos del gobierno se destinaba a pagos privados, y al mismo Figueres”. Explica el sociólogo Manuel Solís Avendaño que “el Decreto 251 del 12 de noviembre de 1948 autorizó un pago de 2.734.443 colones a Figueres, por concepto de propiedades destruidas. La suma equivalía casi al cincuenta por ciento de los seis millones asignados originalmente para cubrir ese rubro. Allí estaba, en germen, una característica de la nueva institucionalidad”.

Como resumen de estas líneas, podemos decir que la abolición del ejército sólo fue posible después de “limpiar la mesa”, tras la ilegalización del Partido comunista y de 60 sindicatos de la Confederación General de Trabajadores de Costa Rica, y las demás prácticas despóticas y represivas de la denominada Junta Fundadora de la Segunda República. Con esto se eliminaron las entidades con capacidad militar y socialmente organizadas para retar el nuevo bloque de poder. En otras palabras, ya no había oposición socialmente articulada y la Junta ejercía poderes ilimitados sin enemigos contundentes. Tenía el control centralizado y aplicaba represión directa contra cualquier oposición posible.

En esas condiciones la abolición de cuerpo armado era viable tanto por condiciones creadas a lo interno del país, como por ajuste o acomodo de la Junta de Gobierno a la política exterior de los Estados Unidos.

Sanabria, Calderón y Figueres

Vladimir de la Cruz

La Historia Nacional del siglo XX ha reconocido a algunas figuras políticas como esenciales para la vida nacional, por el papel que marcaron y por las acciones que llevaron a cabo en el ejercicio de sus funciones y mandatos institucionales y constitucionales.

Tres de estos personajes, curiosamente fallecieron en el mes de junio. En su orden, Víctor Manuel Sanabria Martínez, el gran Obispo de Costa Rica de la década de 1940, hasta su muerte acaecida el 8 de junio de 1952, el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, el Gran Presidente Reformador Social de Costa Rica, a quien se le atribuye por su gestión de gobierno, y por el compromiso por él adquirido, el gran gestor de la promulgación de las Garantías Sociales y el Código de Trabajo, lo que comúnmente se llama Reformas Sociales, quien también falleció un 9 de junio de 1970, y José Figueres Ferrer, quien llegó a ser considerado a finales del Siglo XX, como el político más importante del siglo XX costarricense, no solo por las grandes iniciativas que impulsó desde la Junta de Gobierno, durante el período 1948-1949, sino por el rumbo que le imprimió con ellas al país en la segunda mitad del siglo XX, quien también falleció un 8 de junio de 1990.

Víctor Manuel Sanabria Martínez asumió el Arzobispado nacional pocos días antes de que el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia asumiera la Presidencia en 1940. Fueron, en ese sentido como dos rieles de la misma línea de tren. Se desarrollaron juntos, compartiendo valores de formación espiritual religiosa, católicos y de gran sensibilidad social los dos.

Sanabria quizá el más brillante de los Obispos nacionales del Siglo XX, de gran cultura, investigador histórico de la Iglesia en Costa Rica. A él le debemos importantes obras sobre la presencia de la Iglesia Católica, y algunos de sus Obispos en el país, así como una Obra clave para entender el significado de la Patrona Nacional, de la Virgen de los Ángeles, en el imaginario colectivo y su arraigada presencia en el ADN nacional.

Anticomunista profundo antes de 1942 Sanabria tenía como objetivo ampliar los horizontes de la Iglesia Católica, restringidos por las Reformas Liberales de 1882 y 1884. Pactó, con el Gobierno de León Cortés, el apoyo a la candidatura presidencial, en 1939, del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia con el compromiso de la derogatoria de las leyes liberales. El Gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia, en su primer año, 1940, bajo la dirección del Ministro de Educación, Luis Demetrio Tinoco, procedió a derogar los decretos y limitaciones que tenía la Iglesia Católica derivadas de aquellas reformas liberales, y en cumplimiento del apoyo de la Iglesia a su candidatura presidencial.

Su Obispado en Alajuela, y su ascenso al Arzobispado Nacional, se produjo al calor del arranque de la II Guerra Mundial, en 1939, Guerra que duró hasta 1945, provocando una escisión mundial alrededor de la lucha antifascista que se provocó con esa guerra. La crisis económico social de la guerra repercutió en el país, con mayor fuerza en 1941.

Estados Unidos hasta diciembre de 1941 no había ingresado formalmente a la Guerra del lado de los aliados que luchaban contra Hitler y lo que él significaba. Ingresa a la guerra obligadamente cuando en diciembre de 1941 sus bases militares, en Hawai, son atacadas por los japoneses, aliados de Hitler en lo que se llamó el Eje Totalitario nazi fascista. Este ataque motivó que el presidente Roosevelt solicitara el apoyo solidario de las naciones latinoamericanas para, con ese apoyo, presionar al Congreso de los Estados Unidos en decidir ingresar a la Guerra, al lado de los aliados.

Así el Gobierno de Calderón Guardia declaró la guerra y rompió relaciones diplomáticas con Japón, Italia y Alemania, en los primeros días de diciembre de 1941, situación que le provocó, a la vez, una ruptura con León Cortés y lo que él representaba políticamente, y con el sector económico alemán nacional, que era muy poderoso en las actividades económicas del café y la caña de azúcar especialmente. Hasta un intento de Golpe de Estado se intentó contra su gobierno, que no se llevó a cabo, facilitando las condiciones para la alianza que realizaría su gobierno con el Partido Comunista de Costa Rica, que le daría el apoyo para terminar sus dos años de gobierno que le faltaban, a condición de impulsar las llamadas Reformas Sociales y el Código de Trabajo.

El Dr. Calderón Guardia impulsaba desde inicios de su gobierno la apertura de la Universidad de Costa Rica y la fundación de la Caja Costarricense del Seguro Social, y otras iniciativas sociales importantes.

El Dr. Calderón Guardia había llegado al Congreso de la República en 1934, el mismo año en que fueron electos los dos primeros diputados comunistas, Manuel Mora Valverde y Efraín Jiménez Guerrero, donde empezaron a desarrollar una amistad y respeto político profundo. Efraín Jiménez, incluso se pasó a las filas del calderonismo, a inicios de la década del 40, para impulsar, apoyar y dirigir una parte de las políticas sociales del gobierno.

La cercanía del Partido Comunista con el Gobierno pasó por la consulta obligada a la Iglesia Católica, por parte del Mandatario, y se inició, de esa manera un proceso de conversaciones, entre el Partido Comunista, el gobierno de Calderón Guardia y la Iglesia Católica, dirigida por Sanabria, entre 1942 y mediados de 1943, que culminaron con los sucesos de junio de 1943, cuando se producen cambios políticos trascendentes en la Historia, de ese momento, y en la Historia Nacional.

En junio de 1943 el Partido Comunista cambia de nombre a Vanguardia Popular, condición que había puesto el Obispo para apoyar la alianza, de que cambiara de nombre. Por su parte la Iglesia reconocía públicamente que los católicos podían ingresar a “la nueva organización sin cargo de conciencia alguna”, no era pecado ser comunista ni ser miembro de ese Partido. Los comunistas igualmente reconocían que las Garantías sociales que estaban en proceso de aprobarse, en este mes de junio, tenían inspiración socialcristiana. Los comunistas aceptaban también que la Iglesia impulsara otra organización sindical nacional, la Confederación de Trabajadores Costarricenses Rerum Novarum, paralela a la existente de los comunistas, Confederación de Trabajadores de Costa Rica, y además le cedieran un campo de la representación que tenía, de dos miembros, en la Junta Directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social.

Monseñor Sanabria venía, desde inicios de la década del 40 y antes del Pacto del 43, preparando dos sacerdotes, hermanos ellos, Benjamín y Santiago Núñez Vargas, en el campo del sindicalismo y el cooperativismo, donde el Partido Comunista tenía mucha influencia y un papel hegemónico en esos días.

La lucha antifascista en el país había caldeado los ánimos. El Gobierno había tomado una serie de medidas represivas contra alemanes, italianos, japoneses, y los considerados “quinta columnistas”, había desarrollado campos de concentración, expulsión de alemanes a Estados Unidos, a campos de concentración allá, intervención de bienes, había establecido, por la ley de migración de 1941, restricciones de estadía y tránsito nacional a más de 15 grupos étnico raciales.

La oposición política al Gobierno la asumía principalmente León Cortés, y en paralelo el grupo representativo de las clases medias emergentes, en ese momento, el Centro de Estudios para los Problemas Nacionales y la Revista Surco, a cuyo alrededor se gesta el Partido Social Demócrata y su periódico homónimo.

Situaciones internas provocaron mucha tensión que hicieron surgir a un joven empresario, José Figueres Ferrer, como un gran opositor, que fue expulsado del país, convirtiéndolo de esa manera en el líder potencial, que llegó a ser.

Figueres en el extranjero, en México, se vincula a grupos de demócratas de Centroamérica y el Caribe, que impulsaban restablecer democracias allí donde había tiranías, dictaduras y satrapías, gobiernos antidemocráticos y autoritarios.

Para Figueres las elecciones de 1944, que fueron cuestionadas, hicieron que Teodoro Picado presidente electo, lo fuera como resultado de un supuesto fraude, y por ello su gobierno era ilegítimo, por lo que había que derrocarlo. León Cortés que había sido “burlado” en esas elecciones era partidario de la lucha política y no militar para cambiar el gobierno. Igual lo era Otilio Ulate, que planteaban ir a las elecciones de 1948 y si en ellas volvía a repetirse el fraude, entonces sí se debía acudir al expediente militar. Figueres partidario de la lucha insurreccional se somete a Ulate, a la muerte de León Cortes en 1946, y prepara las armas para 1948.

El gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia salía victorioso con la aprobación del Capítulo de las Garantías Sociales en la Constitución y del Código de Trabajo. Su alianza con el Partido Vanguardia Popular lo lleva a una coalición política, el Bloque de la Victoria, para impulsar la candidatura de Teodoro Picado en 1944, que resulta triunfante, aunque cuestionado en su gane.

El Gobierno de Teodoro fue difícil. Hasta 1945 la II Guerra Mundial se mantuvo. Al término de la Guerra, con el cambio de escenario político y geopolítico europeo y mundial, los aliados se disuelven e Inglaterra, con Churchill, impulsa el nuevo escenario de la Guerra Fría. En América Latina se producen iguales cambios, que culminan con las políticas de Truman y del Plan Clayton, así como la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, de 1948.

La alianza de los comunistas con el Gobierno de Picado fue débil, a pesar de la Reforma Tributaria y el Código electoral que se impulsó en 1946. Rafael Ángel Calderón Guardia estuvo fuera del país durante 1945 y 1946, fortaleciendo sus estudios de médico.

La tensión política hacia 1948 se había agudizado. Otilio Ulate encabezaba las fuerzas opositoras hacia la elección. Figueres preparaba las armas y su contingente armado en sus fincas. Los comunistas y calderonistas iban separados electoralmente. Rafael Ángel Calderón impone su candidatura hacia la reelección. Se producen las elecciones, que se cuestionan y se anulan por el Congreso, que podía hacerlo, lo que resulta en el detonante del conflicto armado que cubre al país durante un mes, entre marzo y abril de 1948. Figueres en armas poco a poco va infligiendo derrotas al Gobierno y a las fuerzas armadas, con gran apoyo de los comunistas, hasta que con el dominio de todo el país, y establecido en Cartago, para evitar la Gran Batalla de San José, que se sabía que iba a ser sangrienta, se impuso la sensatez de buscar una salida política, que se logró con las Conversaciones en Ochomogo entre los líderes de las fuerzas combatientes, José Figueres y Benjamín Núñez y Manuel Mora y Carlos Luis Fallas, que fueron quienes se reunieron esa noche. El resultado de la reunión de la suspensión del conflicto militar se firmó en la Embajada de México, con asistencia de miembros del Cuerpo Diplomático. Rafael Ángel Calderón salió para Nicaragua, Teodoro Picado dejó la presidencia a su Designado Presidencial, Santos León Herrera, que debía entregar el gobierno de Otilio Ulate el 8 de mayo. Figueres se impuso finalmente sobre Otilio Ulate, negándole el poder de inmediato y comprometiéndose a entregárselo una vez que él hubiera gobernado, a partir del 8 de mayo, cuando estableció su Gobierno de Facto, bajo la dirección de su denominada Junta Fundadora de la Segunda República, a quien se le entregó el Gobierno.

En este Gobierno Figueres impulsa una serie de reformas institucionales que van a marcar profundamente el desarrollo de la Costa Rica a partir de ese momento.

Figueres convoca a una Nueva Asamblea Nacional Constituyente que redacta la actual Constitución Política, mantiene y amplía ligeramente el capítulo de las Garantías Sociales, mantiene el Código de Trabajo, nacionaliza la Banca, nacionaliza los recursos hidroenergéticos y hace fundar el ICE, proscribe al Partido Comunista y a Vanguardia Popular, reprime duramente a los gobiernistas partidarios de Calderón y de Picado, como a los miembros del Partido Vanguardia Popular, expulsa a la fuerza a dirigentes políticos, produce un exilio político costarricense, en su gobierno se produce el crimen del Codo del Diablo, y, en diciembre de 1948, al entregar al Cuartel Bella Vista a la Universidad se simboliza también la decisión de abolir el Ejército como institución permanente.

Al terminar la labor la Asamblea Constituyente el 7 de noviembre de 1949 también cesa su gobierno, entregándoselo a Otilio Ulate para su período constitucional, para lo cual también había convocado a elecciones de diputados para integrar los tres poderes públicos al ascenso de Otilio Ulate a la Presidencia.

Durante este período Monseñor Sanabria se había mantenido firme en sus alianzas históricas de 1943. Incluso se enfrentó a la Junta de Gobierno en un acto en la Iglesia Catedral.

Manuel Mora y otros dirigentes y miembros del Partido Vanguardia Popular salieron al exilio. Otros permanecieron en prisión varios meses.

Restituido el proceso constitucional Figueres organizó el Partido Liberación Nacional el 12 de octubre de 1951, convirtiéndose desde entonces, hasta hoy, en la organización política electoral que más veces ha ejercido el Gobierno desde 1953, nueves veces de 17 gobiernos. De allí, que en los gobiernos de Liberación Nacional se le diera el impulso institucional a las Reformas Sociales del 43, a las Garantías Sociales de la Constitución, y al fortalecimiento de las instituciones que al calor de esas reformas iban surgiendo y desarrollando la democracia social y económica del país.

Hacia 1958 Rafael Ángel Calderón Guardia y Manuel Mora Valverde se encuentran de nuevo en Costa Rica, en tiendas políticas distintas. Calderón Guardia electo sin asumir la diputación en 1958, fue candidato a la presidencia en 1962. Hacia 1966 logró contribuir al impulso de la coalición política que llevó a la Presidencia de la República a José Joaquín Trejos Fernández, quien le nombró Embajador en México durante dos años. A su regreso falleció el 9 de junio de 1970 en el ejercicio del primer gobierno constitucional de Figueres. Monseñor Sanabria ya había fallecido el 8 de junio de 1952.

Figueres generosamente empezó a reconocer en su primer gobierno constitucional, 1970-1974, que quienes se habían enfrentado en la guerra civil de 1948, lo habían hecho peleando cada uno por lo que consideraba sagrado defender, las garantías sociales que se veían amenazadas y la pureza y defensa del sufragio.

A asumir la presidencia Figueres en 1970 se habían producido algunos cambios políticos, resultantes de las relaciones económicas que empezaban a establecerse con la Unión Soviética y otros países socialistas. Eso hizo posible que se lograra inscribir un partido político de izquierda, el Partido Acción Socialista, que llevó a la Asamblea Legislativa a Manuel Mora y a Marcial Aguiluz, y con ello se abriera el espacio democrático electoral en el país.

A la muerte de Calderón, en el gobierno de Figueres, se presentó el proyecto de ley para Declarar Benemérito de la Patria a Calderón Guardia, lo que se hizo a pocos días antes de dejar el gobierno José Figueres. Durante el año 1973, al cumplirse el 25 aniversario de la Guerra Civil Figueres inauguró algunos monumentos alusivos a esos episodios bélicos con placas alusivas a “los caídos de los dos bandos”, tratando de restaurar heridas que todavía sangraban en la sociedad y comunidad nacional. El Benemeritazgo de Calderón era parte de este esfuerzo.

Años más tarde, en 1990, José Figueres fallece justo a pocos días de asumir la Presidencia el hijo del Dr. Calderón, Rafael Ángel Calderón Fournier, el 8 de junio de 1990. Sus honras fúnebres quizá fueron las más grandes que se le hayan hecho a algún Jefe de Estado o presidente de la República. Había un gran reconocimiento nacional a la figura política de don Pepe, como cariñosamente se le llamaba y trataba. El balance histórico de sus gestiones se traducía en inmensa cantidad de instituciones, además de la ya dichas, creación del IMAS, de la Dirección de Adaptación Social, del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, de la Guardia Rural, de la Compañía Nacional de Teatro, del CONAI; de RECOPE, del SENARA, de INFOCOOP, de la Orquesta Sinfónica Nacional, del voto a los 18 años, del CONICIT, de la universalización del Seguro Social, de las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y otros países socialistas y muchas obras más de gobierno, muchos méritos que condujo a que ese mismo año de su fallecimiento, el 12 de noviembre, bajo el gobierno de Rafael Ángel Calderón Fournier se le declara Benemérito de la Patria.

El círculo de la historia se había cerrado. Don Pepe enterró a Rafael Ángel Calderón Guardia y en su gobierno se le declaró Benemérito y Rafael Ángel Caderón Fournier enterró a don Pepe y en su gobierno se le declaró Benemérito. El Gobierno de Mario Echandi en 1959 declaró Benemérito de la Patria a Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez.

Sirva este día para recordar a estos tres ilustres costarricenses que tuvieron el destino de fallecer en el mes de junio, los tres, en días similares, dos el 8 y uno 9 de junio.

Garantías Sociales, Código de Trabajo, Reformas Liberales, Universidad de Costa Rica, Caja Costarricense del Seguro Social, Junta Fundadora de la Segunda República, Codo del Diablo.