El Codo del Diablo: 74 aniversario de un crimen de Estado que aún permanece en la impunidad “… Crímenes de guerra y lesa humanidad…”

Por: Trino Barrantes Araya
Partido Vanguardia Popular
camilosantamaria775@gmail.com

“…1º.- Que ya hace más de un mes don Otilio Ulate denunció desde las columnas de sus propios periódicos, el asesinato en masa cometido por autoridades de este Gobierno en el punto de la vía Férrea a Limón denominado “El Codo del Diablo /…/ Todas las circunstancias hechas públicas por la prensa del señor Ulate revelaron que el asesinato fue minuciosa y fríamente preparado y obedecía sin duda al plan de destruir físicamente a los dirigentes responsables de la Confederación de Trabajadores de Costa Rica y del Partido Vanguardia Popular /…/ 3º.- Este delito ha sido catalogado por las Naciones Unidas con el carácter de Genocidio, y el voto del delegado costarricense fue incluido como afirmativo al aprobar la ONU la Convención que sanciona esta clase de delitos. (El subrayado, la y la cursiva son nuestras) …”( (Anexo al Acta No.21. de fecha y lugar San José, 27 de enero de 1949, de la Asamblea Nacional Constituyente)

Compañeras, compañeros. Nos reúne aquí una fecha muy importante para recordar y conmemorar el 74 Aniversario del Asesinato de los Mártires del Codo del Diablo.

Efectivamente hoy, sábado 17 de diciembre de 2022, hemos decidido RE (volver a situar) CORDARI (corazón). Poner en nuestros corazones el valor histórico de los mártires del Codo del Diablo. De tal suerte que, si conmemoramos, es porque estamos dispuestos en colocar en nuestra memoria colectiva y en la resistencia de la lucha popular, el recuerdo de los hechos acaecidos en el Codo del Diablo, el 19 de diciembre de 1948.

Enrique Benavides, en su texto: El crimen del Codo del Diablo, nos dice:

A la altura de la milla 41, donde la línea del ferrocarril comienza a bordear por su base el empinado cerro del Diablo, el motorista Auld Alvarado menguó la velocidad conduciéndolo más lentamente, hasta detenerlo en el punto más profundo de la curva en forma de herradura, que se conoce con el nombre de “El Codo del Diablo”. Campos creyó que había fallado la chispa, y se bajó para examinarla, por detrás del vehículo. No tuvo tiempo de examinar el aparato, pues Zúñiga Jirón había dado orden a los reos que se bajaran y entonces dio orden al motorista, para que se adelantara un poco con el Motocar, los reos quedaron a unos cuantos metros del vehículo, luego el Capitán Zúñiga Jirón, estando esposados en parejas, abrió fuego con su ametralladora, siguiéndole Valverde. Campos horrorizado y a distancia, contemplaba la escena mudo, desorbitado, sin atinar a moverse de su sitio. Pudo ver seguidamente como Valverde remataba los cuerpos de Federico Picado y el cuerpo de Octavio Sáenz, con su revolver”.

El asesinato por motivos políticos es, sin más, un crimen que tipifica como crimen de lesa humanidad. La Guerra civil, como toda confrontación bélica, abrió profundas heridas en el tejido social costarricense, que aún hoy, en pleno siglo XXI, dejan que se vuelvan abrir los efectos de aquel hecho histórico.

Pareciera que, aunque un grueso de la población del país ni siquiera conoce de esos hechos y no se sienten parte de ellos, pues nacen en un momento en que dichas heridas han comenzado a ser restañadas; un grupo de ideólogos del bipartidismo sigue empeñado en que los fantasmas de los crímenes de abril de 1948 vuelvan a las calles y ciudades del país, en cada proceso electoral.

Pero dígase puntualmente que, desde la historia oficial se ha silenciado el derecho que corresponde a las víctimas. Por eso, tal vez sea necesario que trabajos como el ejecutado por Baltasar Garzón, la sostenida lucha histórica de las Abuelas de la Plaza de Mayo. La reveladora lección del filme el “El silencio del otro” (https://www.espinof.com/documentales/silencio-otros-no-pelicula-pasado-sino-lucha-presente-sufrimiento-que-existe-ahora-almudena-carracedo), y nuevas lecturas discursivas, nos permitan situar el verdadero alcance de lo que significó este crimen.

En el orden y aportes de nuevos documentales, el historiador Víctor Hugo Acuña, refiere a la película producida por los hermanos Jara y escribe lo siguiente:

“…Sin embargo, al colocar de nuevo aquellos acontecimientos en la esfera pública, plantea algunas cuestiones que trascienden a las familias de las víctimas y afectan al conjunto de la sociedad costarricense. En efecto, el documental abre la pregunta sobre cuáles son las responsabilidades presentes no prescritas del Estado costarricense en relación con esta violación de los derechos humanos de la que fue directo responsable y de cuya impunidad fue también cómplice. El Estado costarricense pidió perdón recientemente a Juan Rafael Mora por su ejecución sumaria y yo me pregunto si no sería indispensable que hiciese lo mismo con las víctimas del Codo del Diablo y con sus descendientes. El gesto no solo tendría valor simbólico, ya que permitiría dejar claro que no hay jerarquías entre las víctimas de los llamados “crímenes de Estado”, sino también efectivo para quienes vivimos hoy y para quienes vivirán mañana en el sentido de que el Estado al cual pertenecemos garantiza que las violaciones de los derechos humanos no pueden quedar impunes…” (Acuña, 2014)

En diciembre de 1948, durante el período que se conoce como la “contrarrevolución”, se decidió que un grupo de prisioneros que se encontraban en la cárcel de Puerto Limón debían ser trasladados a San José. Entre ellos estaban: Federico Picado Saénz, Tobías Vaglio Sardí, Lucio Ibarra Aburto, Octavio Saénz Soto, Narciso Sotomayor Ramírez, Álvaro Aguilar Umaña (republicano, fue confundido con otro vanguardista de igual nombre).

A 74 años del Asesinato de los mártires del Codo del Diablo, nos mueve un interés básico. Llamar la atención de que este crimen, debe ser visto bajo la lupa de lo que disponen los Instrumentos de derechos humanos, respecto a los crímenes de lesa humanidad. La   Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad. Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII), de 26 de noviembre de 1968. La cual entró en vigor, el 11 de noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII. De igual forma referimos en estos principios del derecho internacional a La Asamblea General, Recordando sus resoluciones 2583 (XXIV) de 15 de diciembre de 1969, 2712 (XXV) de 15 de diciembre de 1970, 2840 (XXVI) de 18 de diciembre de 1971 y 3020 (XXVII) de 18 de diciembre de 1972. (https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-non-applicability-statutory-limitations-war-crimes).

En el momento en que escribimos estos notas, han pasado 74 años de este horroroso e impune crimen. Este 19 de diciembre, estaremos conmemorando un año más, sin que los autores materiales e intelectuales tuviesen ningún tipo moral, judicial o real de condena. Un crimen de la envergadura del suceso en Siquirres, en el Codo del Diablo, se prendió históricamente en la conciencia del pueblo, en la memoria colectiva.

Pero los revolucionarios, los movimientos populares, sindicatos y partidos políticos clasistas, no podemos quedarnos solamente en el RECUERDO, la coyuntura actual nos exige un compromiso permanente, pues hoy el fascismo y las concepciones pentecostales más reaccionarias asumen un papel muy peligroso para los pueblos.

Gobiernos sucesivos, desde que se implementa el Estado Neoliberal, a partir de la firma de los PAE´s , o bajo la argucia de la pandemia del COVID-19, o más recientemente, ante la prepotencia gubernamental, han llevado al país a un empobrecimiento acelerado, a la tercerización del trabajo sin precedentes, a un índice de desempleo muy grande, una acelerada y creciente deuda externa y una profunda crisis, la cual se anunció sería atendida como prioridad gubernamental; pero solo como perspectiva de promesa electoral.

En lo internacional, el espectro tampoco luce muy halagüeño y distinto. El intento de golpe de estado de la derecha en Alemania, el ascenso de los fascistas en Ucrania, el derrocamiento por parte de una oligarquía espuria contra Pedro Castillo en el Perú; el manoseo legal y jurídico para invisibilizar del espectro político a Cristina Kirchner; los irrespetuosos desplantes de Rodrigo Chaves contra la institucionalidad de este país y el absurdo manejo respecto a los pueblos ancestrales, deben ponernos a todas y todos en una nueva fase de sintonía, en donde el ejercicio de la lucha popular debe templarse cada día más no solo en la unidad en la acción, sino en nuestras propuestas programáticas.

La criminalización de la protesta social, la judicialización de las acciones políticas, son llamados de atención de que en nuestro país se conculcan los derechos humanos cada vez más.

Ciertamente, cada 19 de diciembre es obligado que recordemos los hechos de cómo se da una cadena de factores que llevaron a este atroz asesinato de lesa humanidad, que a la fecha sigue impune; pero nuestra responsabilidad histórica es también con el día de hoy. Tenemos un gran compromiso con nuestro pueblo, por eso hacemos un llamado a la UNIDAD POPULAR. Somos creyentes de esa consigna que nos unifica en nuestros intereses clasistas:

“¡El pueblo unido jamás será vencido!”

Cementerio Obrero. San José, 17 de diciembre de 2022