¿Es ético y cierto afirmar que el Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE) está funcionando, como lo afirman repetidamente autoridades de oficinas centrales de la CCSS y del CENARE en diferentes medios de comunicación? Yo digo que no lo es, porque lo que era el CENARE está siendo utilizado en gran parte para la hospitalización de personas con Covid-19 y como bodega o inutilizada otra parte. Además, se llama CEACO, y aunque se diga que “el hábito no hace al monje”, en el caso del CENARE sí, porque lo que allí se hacía para proporcionar rehabilitación integral y de calidad, no se puede garantizar en otro sitio que no sea ese. Los profesionales de rehabilitación que laboraban en lo que era el CENARE, ahora desarrollan sus actividades en diferentes espacios físicos de los alrededores y en condiciones que no en todos los casos son las más adecuadas, para ellos o para los pacientes.
Nadie pregunta ni hace referencia al perjuicio que esto ha ocasionado a muchas personas con discapacidad, incluyendo el desalojo que también han sufrido para la atención de Covid-19 otros servicios de rehabilitación como los de los hospitales de Liberia, San Ramón, San Carlos, Heredia, Alajuela. En el Hospital de San Carlos el gimnasio de terapia física es ocupado por ginecología porque ginecología es para pacientes con Covid-19, en el de Heredia el área de consultorios y espacios de terapia es para Covid, en el de Alajuela, el Hospital de día es ahora bodega de camillas, en el Hospital de las Mujeres gimnasio de rehabilitación permanece cerrado. Tampoco existe una sola cama en ningún hospital del país, disponible para la atención de personas con lesiones o enfermedades agudas que ocasionan discapacidad y exigen atención a nivel de hospitalización.
Pienso que la verdadera realidad no se ha discutido a profundidad ni las cosas se han dicho con la claridad y sinceridad que se requiere. Sigue poniéndose de manifiesto en las autoridades, la incapacidad para comprender la importancia y la necesidad de garantizar servicios de rehabilitación integrales en todas las regiones del país, como lo establece la normativa nacional e internacional, y también se hace evidente en ellas la subvaloración que hacen de las personas con discapacidad y de la necesidad de la rehabilitación.
Se sigue ignorando que en el Siglo XXI el mundo se enfrenta a un conjunto de retos como por ejemplo el rápido envejecimiento de la población acompañado con un aumento de las condiciones crónicas y de multimorbilidad. La población mayor de 60 años proyecta duplicarse para el año 2050, en tanto que la prevalencia de enfermedades no trasmisibles se ha incrementado en un 18% en los últimos 10 años. Igualmente no hay plena conciencia de que las condiciones crónicas no solo son responsables de una significativa proporción de muertes prematuras, sino que además son causa de número significativo de discapacidades y que la rehabilitación tiene un papel crítico en la prevención y reducción las limitaciones en el funcionamiento (e,g, movilidad, cognición, respiración, visión, comunicación) asociadas con el envejecimiento y condiciones crónicas.
Tomar en cuenta las limitaciones de funcionamiento de las personas, ayuda a minimizar el impacto sobre la salud y las condiciones sociales y económicas de esta, y mejorar el bienestar (Rehabilitación 20-30 / OMS).
En un reciente estudio realizado por la OMS y el Instituto de Métricas en Evaluación en Salud, de la Universidad de Washington y publicado en línea en la revista The Lancet del 20 de diciembre, 2020; se demuestra que un tercio de la población mundial vive con una condición de salud que se beneficiaría de la rehabilitación. La lectura y el análisis de esta y otra información, quizá contribuyan a mejorar el criterio de las autoridades CCSS, en relación con la necesidad y prioridad de los servicios de rehabilitación en nuestro país.
Dra. Eugenia Corrales Aguilar, viróloga de la UCR. Foto: Anel Kenjekeeva.
A finales del 2019 se alertó sobre la aparición de neumonías atípicas en China. Estas eran causadas por un virus perteneciente a la familia de los coronavirus, que está compuesta por virus que pueden causar diversas enfermedades como diarreas en animales o enfermedades respiratorias desde un resfriado común hasta presentaciones más graves en humanos.
Solo siete coronavirus de muchos han logrado afectar a los seres humanos. Dos de ellos, MERS (2012) y SARS (2002), han tenido potencial pandémico, pero fueron mitigados exitosamente con medidas de salud pública.
El nuevo coronavirus, bautizado SARS-CoV-2, causa la enfermedad llamada COVID-19 y nos tiene viviendo esta pandemia actual. Tras casi un año desde los primeros casos que se reportaron en Costa Rica, entramos en una nueva fase de la pandemia: una campaña de vacunación en el país. Esta campaña de vacunación ha sido denominada por las autoridades nacionales en salud como “segura, controlada y de impacto”. Pero, ¿son estas vacunas seguras, controladas y de impacto?
Conceptos básicos sobre las vacunas
Las vacunas se han utilizado desde el siglo XV para combatir patógenos o microrganismos que causan enfermedades. Las vacunas son preparaciones que tienen como objetivo producir una respuesta inmune o de defensa contra ese patógeno y que esa respuesta inmune tenga memoria.
Lo anterior quiere decir que más adelante, cuando se enfrenta de nuevo a ese patógeno, ya la respuesta inmune está lista para que nuestro cuerpo pueda defenderse y eliminarlo. La inmunidad que se produce es de dos tipos: la humoral (los anticuerpos) y la celular (células T y B de memoria). Estas dos ramas trabajan conjuntamente para que la defensa contra el patógeno sea efectiva.
Existen diferentes tipos de preparaciones de vacunas contra los virus. Las más tradicionales utilizan virus debilitados (atenuados) o virus inactivados (tratados químicamente). Estas vacunas presentan algunas particularidades. Por ejemplo, para las vacunas de virus inactivados se necesitan producir grandes cantidades de virus. Esto es un problema para el SARS-CoV-2 ya que por su facilidad en la transmisión por aerosoles, debe trabajarse en laboratorios con niveles de bioseguridad altos y estos por costos y complejidad no están comúnmente presentes.
Por otro lado, para las vacunas de virus atenuados se pueden presentar riesgos como el proceso de reversión al virus patógeno desde el virus atenuado (vacuna oral contra polio). Otras preparaciones de vacunas virales utilizan subunidades proteicas del virus que estimulan al sistema inmune. Un ejemplo de esto es la vacuna contra la hepatitis B, que utiliza una proteína del virus que se llama antígeno de superficie (HbsAg).
Independientemente del tipo de vacuna, es importante saber cuál componente del virus va a inducir adecuadamente una respuesta inmune y que esta respuesta contra ese componente viral consecuentemente proteja al ser humano contra el patógeno, ya sea contra la infección, contra la enfermedad (presentar síntomas), contra la severidad de la enfermedad (requerir hospitalización) o evitar la muerte.
En el caso del coronavirus SARS-CoV-2 se conocía, por estudios previos con el MERS y el SARS, que la proteína estructural de la espícula del virus es la subunidad proteica contra la cual se necesita crear anticuerpos y células de memoria.
La espícula es el receptor viral, aquella proteína que el virus necesita para unirse a la célula, poder entrar a la misma y replicarse. Por lo tanto, se busca con las vacunas producir una respuesta inmune que evite que el virus entre a la célula por el mecanismo de bloqueo de esta unión, o lo que se llama neutralización por anticuerpos, y que elimine a las células infectadas, o lo que se llama citólisis por células T.
Tecnologías utilizadas para las vacunas contra el COVID-19
Hasta hoy (16.02.2021), existen 89 candidatos en fases preclínicas de investigación en modelos animales, 69 candidatos en ensayos clínicos en humanos (fase 1 a fase 4), 20 candidatos en fases finales (fase 3), 6 vacunas aprobadas para su uso de emergencia (EUA), 4 aprobadas para su uso en algunos países y 4 candidatos descartados.
Para SARS-CoV-2 se tienen candidatos o vacunas que abarcan desde tecnologías tradicionales para la preparación, como la atenuación del virus (aún en fases preclínicas o fase 1), la inactivación del virus (Sinopharm, Sinovac y COVAXIN de China) y la utilización de subunidades proteicas (Novavax), pero además se desarrollaron y afinaron tecnologías nóveles y emergentes.
Una de ellas utiliza vectores virales que pueden ser de distintos tipos como adenovirus humanos (como la vacuna Gamaleya Sputnik V o la de Johnson & Johnson (Janssen)) o de otros animales (como la vacuna de AstraZeneca-Oxford), virus tipo VSV (virus de la estomatitis vesicular) o virus como MVA (cepa vacunal de la viruela). Vacunas de este tipo ya habían sido aprobadas para su uso contra el virus ébola en 2019 y en 2020.
Pero la tecnología más novedosa para producir vacunas contra el COVID-19 fue la que utiliza ácidos nucleicos, ya sea ADN o ARNm (ARN mensajero). Los candidatos más avanzados y ya aprobados para su uso son la de ARNm (Pfizer-BioNTech o Moderna-NIH). Para Costa Rica, hasta febrero del 2021 se han reservado dosis principalmente de dos vacunas: Pfizer-BioNTech y AstraZeneca-Oxford.
Vacuna Pfizer-BioNTech
Esta tecnología ha estado en desarrollo para su uso terapéutico contra enfermedades genéticas y cáncer por al menos durante 30 años y para su uso contra patógenos virales desde el 2013 en ensayos clínicos contra virus como Rabia, Zika e Influenza.
Esta vacuna tiene el material genético del virus SARS-CoV-2 como ARNm envuelto en una nanopartícula de lípidos. Esto tiene como propósito proteger el ARNm que es muy frágil y sensible a la temperatura, pero también esta nanopartícula se utiliza como un vehículo que, después de ser inyectado durante la vacunación, se fusiona con la célula para llevar esa información o mensaje (en forma de ARNm) adentro de la célula y que la maquinaria enzimática normal de cada célula lea ese mensaje y produzca solamente la proteína viral de la espícula.
Una analogía sería darle instrucciones a algunas células nuestras para que se conviertan temporalmente en “fábricas” de producción de proteína viral. El ARNm es degradado por enzimas celulares en cuestión de minutos y no se integra al material genético (ADN) propio. Una vez que se producen estas proteínas virales, células de nuestro sistema inmune o de defensa las reconocen, las procesan y se inicia así la inducción de la respuesta inmune.
En los estudios clínicos realizados se demostró que aquellos que fueron vacunados con un esquema de dos dosis con 21 días entre la primera y la segunda dosis produjeron una buena cantidad de anticuerpos neutralizantes (que bloquean la entrada del virus a la célula) y de células de memoria.
Además, se demostró una eficacia del 95 % para prevenir la aparición de síntomas. Esto quiere decir que de cada 100 personas vacunadas que entren en contacto con el virus, solo 5 van a presentar algunos síntomas característicos del COVID-19, pero levemente. Esto implica que la vacuna no protege contra la infección pero sí contra la enfermedad.
Impresionantemente, también se demostró tener un 100 % de eficacia para prevenir enfermedad severa (hospitalizaciones) y muertes. De igual forma, estudios preliminares han demostrado que disminuye la cantidad de virus presente en las personas vacunadas, lo que puede significar una disminución de la transmisión viral hacia los no vacunados. Esta vacuna presenta algunos retos logísticos por el transporte y almacenamiento a temperaturas ultra-frías. Sin embargo, estos retos están siendo poco a poco solucionados a nivel nacional.
Vacuna AstraZeneca-Oxford
Esta tecnología se aprovecha de un vector viral. En este caso se usa un adenovirus no replicativo de chimpancé. Este adenovirus contiene en su información genética la que codifica para la proteína espícula, pero en forma de ADN. El adenovirus es el vehículo (como la nanopartícula en la vacuna de Pfizer-BioNTech) y que al entrar a las células funciona como un “caballo de troya”.
Cabe recalcar que los seres humanos nos infectamos con adenovirus a menudo y que estos causan resfriados comunes no complicados. Las ventajas de utilizar este adenovirus de chimpancé es que los seres humanos no nos vamos a enfermar con un resfriado ser de otra especia, no deberíamos tener una respuesta inmune previa que afecte la entrada del virus a la célula y que al ser no replicativo, significa que el virus no se perpetúa, solo es utilizado como vehículo.
Al entregar la información de la espícula, nuevamente se aprovecha de la maquinaria enzimática normal de cada célula para que se lea este mensaje y produzca solamente la proteína viral de la espícula. Igual que con la vacuna de Pfizer-BioNTech, una vez que se producen estas proteínas virales, algunas células de nuestro sistema inmune las procesan y se inicia así la inducción de la respuesta inmune.
Los estudios clínicos realizados arrojaron resultados un poco confusos, ya que se utilizaron dos esquemas distintos de vacunación. En uno vacunaron con dos dosis completas con 28 días entre la primera y la segunda dosis y en otro, por error, vacunaron solo con media dosis en la primera puesta. En ambos casos, se demostró que aquellos que fueron vacunados produjeron una buena cantidad de anticuerpos neutralizantes (que bloquean la entrada del virus a la célula) y de células de memoria.
También, se demostró una eficacia combinada del 70 % (62 % y 90 % respectivamente para los dos esquemas) para prevenir la aparición de síntomas. Esto quiere decir nuevamente que la vacuna previene la enfermedad y no la infección. Es decir, de cada 100 personas vacunadas que entren en contacto con el virus, solo 30 van a presentar levemente algunos síntomas característicos del COVID-19.
Sin embargo, aunque no tenga una eficacia tan alta como la de Pfizer para prevenir síntomas, los dos esquemas de vacunación demostraron tener un 100 % de eficacia para prevenir enfermedad severa (hospitalizaciones) y muertes. La ventaja de esta vacuna es que no requiere temperaturas tan bajas de transporte y almacenamiento. Esto la hace muy factible de aplicar en países de bajos y medios recursos que no tengan acceso a congeladores de ultra baja temperatura o en países donde las redes de vacunación deben llegar a sitios remotos y complejos.
¿Nos permitirán estas vacunas una campaña segura, controlada y de impacto?
Sí, lo van a permitir. Estas vacunas son seguras y eficaces y tendrán un gran impacto. Se presentan algunos efectos secundarios propios de la vacunación, síntomas que aparecen por la activación de nuestro sistema inmune como dolores musculares, de cabeza, fatiga, escalofríos, adormecimiento del brazo, dolores articulares. No obstante, no permanecen más de 24-48 horas. Muy poco frecuentemente se han presentado reacciones alérgicas, pero se pueden manejar médicamente.
No se puede omitir mencionar algunos aspectos que se desconocen aún, por el poco tiempo transcurrido tras el inicio de las aplicaciones o por no tener aún la evidencia completa, por ejemplo:
¿Evitan la transmisión del virus? Es esperable que sí la disminuyan.
¿Cuál es la duración de la protección causada por la vacunación? Hasta ahora se habla de por lo menos 3 meses, pero es esperable que sea por más tiempo.
¿Será necesaria una vacunación periódica? Es probable, debido no solo a la duración de la protección sino a la aparición de variantes virales.
¿Habrán efectos adversos a (muy) largo plazo o muy infrecuentes? Puede ser, pero hasta el momento desde el inicio de los ensayos clínicos en fase 1, no se ha observado ninguno.
¿Habrán vacunas para menores de edad? Ya se están realizando ensayos clínicos con adolescentes y menores de 12 años. Todo parece indicar que sí las habrán.
¿Es la vacunación lo que hará que la pandemia finalice? Es muy probable, pero no lo podemos predecir.
*Los ejemplos de las tecnologías de la preparación de vacunas ni los nombres de las mismas vacunas son exhaustivos.
Eugenia Corrales Aguilar, MQC, Ph.D. en Virología Viróloga, Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET), Facultad de Microbiología, Universidad de Costa Rica
Noviembre del 2020 se había enardecido con los gritos históricos de un numeroso grupo de jóvenes, uno que se hacía llamar la “generación equivocada”, aunque yo les digo con toda razón la generación hormonal, por no decir estúpida, porque la rabia descargada en su marcha “por la libertad” no fue más que muestra de la impotencia sufrida durante el encierro y la prohibición de sus gustos personales, porque penosamente salieron con un supuesto ideal de la defensa de la democracia, como si fueran los Sócrates de nuestro tiempo, quien sí murió en defensa de la democracia y cambió la historia de la humanidad, no como los borregos o tontos útiles de la generación hormonal, los que son incapaces de comprender que la historia marcará entre sus páginas que respondieron -directa o indirectamente- al llamado patriótico de unos oportunistas, encabezado por la no reconocida exprimera dama de la nación: Richard Swing, quien desde antes de la vacancia incitaba a la masa hambrienta a defender al genocida de Vizcarra, seguido del elegido de la prensa mermelera: Julio Guzmán, quien no fue capaz de defender a la trampa ante un posible incendio, seguido de Verónica Mendoza, una hambrienta de poder incapaz de asumir que congeniaba con la idea de país llamado Cuba o Venezuela, porque -según ella- dice que el capitalismo no sirve, cuando ahora la vemos usando la tecnología comercializada por el capitalismo para intentar saciar su hambre de poder, al igual que ese sujeto que fue presidentes de muchos desesperados: Ollanta, a aquel que siempre llamé un pobre diablo, porque empezó como radical para terminar siendo un fans de Sally que canta “pisao, pisao, me tienen pisao”, junto a uno que felizmente ya sacaron de la contienda electoral, porque era otro incompetente, aunque en sí, finalmente todos son unos incompetentes para gobernar un país tan rico en naturaleza y tan pobre en pueblo, porque la pobreza de su pueblo fue la que salió a defender a un genocida bajo escusas estúpidas: “defensa de la democracia”, “pero ya va a terminar su gobierno”, “estamos en tiempos de pandemia o emergencia sanitaria”, entre otros que no podías contradecir, porque ya eras visto como ”renegado”, “pobre diablo”, “resentido social”, “fracasado”, “quejoso”, “envidiosos”, entre otros cientos de términos que condujeron a los mediocres de la nación a insultarme, amenazarme y maldecirme, tanto a mí como a mi familia de muerte y deseando la muerte con el virus, algo que me daba lástima de leer, porque penosamente tenía que aceptar una realidad: era gente que había renunciado a ser persona, no tenía conciencia de la vida y menos de su ser, por ende, solo eran borregos que hacían caso a sus amos, porque “Vizcarra fue, es y será siempre un genocida”, y la verdad me dio la razón, así que estaré esperando sus disculpas, borregos hormonales, pero no palabras, ah, que mi hígado algún día se enfermará y cuesta caro, por ende, espero sus solicitud de disculpas con depósitos en cuenta bancaria, para medir su arrepentimiento, porque sus insultos y amenazas pusieron en auge los nervios de los míos.
Pero bueno, finalmente ese grupo de gente me da pena, al mismo tiempo que me da asco, y por eso empecé a decir: “Me apesta la humanidad, huele a muerte”, porque penosamente esa es la realidad humana que existe ahora, gente muerta, gente que ha renunciado a ser persona, simplemente porque es incapaz de tener conciencia, incapaz de ver más allá que de las órdenes de su amo, porque es quien le da de comer de alguna forma, porque toca sobrevivir: como lo hacen los oportunistas, para “vivir” sin sufrir tanto, como lo hacen los pobres y miserables cojudos que no son inteligentes como ellos, diría más de uno del mundo de la cultura, y lo más probable es que lo digan en su subconsciente, que es más consciente que su ser, y que debe estarle gritando: “resucita imbécil” en más de una ocasión, simplemente porque es gente que con demasiada inteligencia actúa como la masa ignorante: “confunde tener idea de algo con un ideal”, algo que me produce risa y vergüenza, porque es sarcástico y humillante, como uno de mis chistes mal contados, donde es necesario reflexionar para comprenderlo, cosa de la que carece ese grupo, porque simplemente son soberbios del conocimiento: gente con demasiada información acumulada que los endiosa, porque fue esa información que me llevó a admirarlos por su capacidad mental y capacidad de lectura hasta el punto de mostrarles respeto y mi admiración, porque son capacidades que yo no tengo, y no me da vergüenza decirlo, no por soberbio, sino porque es una verdad innegable y es una capacidad admirable, porque ya me gustaría tener toda la información que esos almacenan en su cabeza, creo que podría reflexionar mejor sobre la humanidad; y no me da vergüenza reconocer mis falencias, ni tampoco decirlo me hace ni más ni menos, aunque sí me aleja del grupo de animales sobrevivientes que son esta gente intelectual, con los que he peleado más de una vez gracias a su incapacidad de razonar; cosa que me lleva a decir que el mayor problema que atraviesa el Perú es la mediocridad, con esa gente incapacitada para razonar, porque ya quemó como persona y solo se dedica a sobrevivir, al ver que es extremadamente difícil vivir con ideales, firmes y dignos del ser humano, en un país tan miserable y corrupto como Perú; y, por ende, no hay que desperdiciar la oportunidad de agradar a la gente para recibir loas de mediocres que no son inteligentes como yo, cosa que me produce asco y lástima, porque esta gente es un producto, una cosa que se venden para sobrevivir sin tanto esforzarse ni un conflicto consigo mismo, porque ya no tiene conciencia de la dignidad, por más que piense en “lo digno” que nos vende la sociedad del consumo, logrando ser más miserables que el pobre que tiene que trabajar el doble o triple para vivir dignamente, es decir, con honor, porque no hay quien pueda vivir como persona cuando ha logrado matar a su conciencia, porque la inteligencia del sobrevivir lo puede tener hasta mi perro que ya no tengo y mi gato que ya no está, porque es solo saber mirar lo que se necesita para sobrevivir: conocer algo para usarlo a mi favor, cosa que el saber jamás podría permitirte, porque el saber es conciencia, por ende, siempre luchará por un bien común o superior, es decir, por el bien de los otros como el mío, en equilibrio de mi ser con el de la sociedad.
Por ende, tener un ideal implica luchar por un sueño, por una vida constante del ser y no del parecer, estar dispuesto a morir por ella, a quedarse solo, porque los demás te verán nadar a contra corriente, pero dentro de un sueño de sí mismo, con miras a todos, buscando el bien común, analizando la realidad en la que te encuentras, esa que indudablemente me decía que era una reverenda estupidez salir a protestar a las calles cuando no era la revolución del pueblo, sino de la gente del grupo de poder, simplemente porque se estaban quedando sin el pan nuestro de cada día, es decir, sin la publicidad del gobierno, porque existía la posibilidad de que el tonto más útil de la historia: Manuel Merino se los quitara, pero finalmente terminó siendo más incompetente que cualquier otro ladrón de la nación, simplemente porque no tuvo ni la menor idea de qué hacer al recibir la represión de la prensa, a la que quería golpear quitándoles la publicidad del estado, cosa que hubiera sido realmente bueno, porque así la prensa se dedicaba a investigar a profundidad para denunciar los actos de corrupción, sin andar endiosando a los presidentes ladrones del Perú, sí, ladrones, y siempre lo he dicho desde mi primer voto: “Toledo va a robar”, porque no mostró verdadero dolor ante la muerte de la gente en su marcha de los cuatro suyos, sino por contrario, lo celebraba; “Alan va a robar”, porque realmente no ha cambiado; “Humala va a robar”, porque no tiene un ideal real, es una puta que se vende por gobernar; “PPK va a robar”, porque es un viejo pendejo; cosa que lo manifestaba desde antes de ser elegidos, porque los analizaba como persona, en su decir y hacer diario durante campaña, en gestos y palabras, para saber qué enfermo o asesino elegiría de dar mi voto, tal y como lo hice con uno que no acuerdo en mi primer voto; tal y como lo hice con Alan, porque era el mal menor ante el comunista Ollanta, desde donde no he vuelto a votar por ningún cojudo más, simplemente porque nadie merece mi voto ni mi dignidad, cosa que podría cambiar este año si el bien común lo necesita, pero todavía sigue siendo un dilema moral que me tiene luchando día a día con mis pensamientos para tomar una decisión desde hace unos meses, para no ser vendido, para no ser cojudo o revolucionario hormonal, pero sobre todo para no traicionarme a mí mismo ni tampoco quedarme de brazos cruzados ante la necesidad de la mayoría, por ende, creo que finalmente no votaré por nadie, por más que Hernando De Soto me parezca la mejor oferta que existe dentro de todos esos lobos hambrientos del poder, simplemente, porque creo firmemente que el Perú no necesita de presidentes para crecer, sino de ideales, y por esa razón elijo no votar por nadie, absolutamente por nadie, simplemente porque no puedo poner mis ideales en manos de personas de las que dudo de su acción moral, simplemente porque las veo débiles en ideales y ser, esos que a mí me conducen lentamente a una muerte por depresión social u odio de alguien, porque estoy seguro que esa son las dos grandes posibilidades de morir, por más que muchas veces deseé ansiosamente que el Covid fuera realmente letal y me lleve, pero bueno, dicen que “mala hierba nunca muere”, y por eso todavía siguen habiendo tantos miserables en la política, con tantos años de incapacidad para favorecer al bienestar del pueblo.
Pienso que, el día que los peruanos dejemos de andar presumiéndonos inteligentes y seamos más honestos con nosotros mismos y con los otros, alcanzaremos la madurez que necesitamos para saber reconocer nuestros errores, nuestras virtudes y debilidades, podremos responsabilizarnos de nuestros actos y luchar por tener un vida firme, constante y digna, una vida que no se vende solo para comer, que no hace solo para justificar, sino porque es, porque se deja la vida en eso que se hace, algo que tanta falta nos hace para saber vivir cada instante sin dejar de ser, sin perder la razón ni la conciencia de las cosas, para que no nos ganen las hormonas, para no darnos a lo pendejo, como los Sócrates de nuestro tiempo, cuando en realidad somos uno de los personajes del Talk Show de Laura o de Esto Es Guerra, que sirven a los gobiernos para tener más estúpida a la gente, más embarrada en su propia miseria, esa miseria que a los inteligentes debería preocupar si es que saben tener dignidad, porque como diría -más o menos- Sartre: “todos somos reflejos de la humanidad”, y esa fue la razón que me llevó a decir: “La humanidad apesta, huele a muerte”, porque es necesario tener conciencia, volver a ser personas y no solo animales racionales.
Nuevos retos para la primera infancia serán transmitidos por el programa Café Nacional, de Trece Costa Rica Televisión.
Luego de un exitoso primer año de actividades, el Plan Virtual de Fomento a la Lectura regresa este 2021 con nuevos retos y dinámicas para la primera infancia, así como para adolescentes y padres y madres de familia que quieran sumarse a esta iniciativa, liderada por el Ministerio de Educación Pública (MEP), la UNED y socios estratégicos.
Con el fin de incluir a más poblaciones estudiantiles, este año se suma el Departamento de Educación de la Primera Infancia (DEPI), con retos cada lunes que estarán disponibles en las redes sociales de las instituciones participantes y en el programa Café Nacional, de Costa Rica Trece Televisión.
Los días miércoles serán publicados vídeos de promoción de lectura creados por escritores y colaboradores, en tanto, los viernes se asignará un reto dirigido a diferentes poblaciones estudiantiles e incluso a la familia en general, pero utilizando únicamente literatura costarricense, informó María del Pilar Sánchez Madrigal, coordinadora del Departamento de Documentación e Información Electrónica del MEP y parte del equipo gestor del PVFL.
Cabe recordar que cada semana se publican tres retos: lunes, miércoles y viernes. Estas dinámicas están disponibles en las páginas de Facebook del MEP (Vida Estudiantil), de la UNED y de socios estratégicos como el Sistema Nacional de Bibliotecas (SINABI), Fundación Leer, Club de Libros, Amigos del Aprendizaje (ADA) y Carretica Cuentera, entre otros.
La propuesta incluye además aniversarios especiales relacionados con el hábito de la lectura y homenajes a personas escritoras de nuestro país, mediante de retos y videos, que pueden ser compartirlos con toda la comunidad nacional, siguiendo el #leyendoencasa o #leoymecuido, acción que puede realizarse en cualquier sitio, respetando siempre los protocolos sanitarios contra el COVID-19.
El Plan Virtual de Fomento a la Lectura nació dentro de la estrategia denominada “Aprendo en Casa”, liderada por el MEP, con el apoyo de la UNED y Costa Rica Televisión, en abril del año pasado, cuando fueron suspendidas las lecciones presenciales en el sistema educativo a raíz de la pandemia.
Al respecto, el rector de la UNED, Rodrigo Arias Camacho, acotó que este año seguimos presentes con nuestros recursos, así como con el apoyo de diferentes profesionales para apoyar al Ministerio de Educación Pública con nuestra reconocida producción académica y editorial al servicio de la población costarricense».
De acuerdo con cifras del Departamento de Bibliotecas Escolares y Centros de Recursos para el Aprendizaje del MEP, durante el año pasado fueron publicados, 57 vídeos y 108 creados por diferentes colaboradores, escritores, bibliotecólogos escolares y entidades del Ministerio de Educación Pública.
Dentro de las instituciones y empresa privadas colaboradoras con el MEP durante el 2020 y que seguirán este año, se encuentran:
El momento más importante es el momento de la creación, es el momento de la emoción, no cuando la obra se termina y firma puesto que entonces, ya no tiene importancia. Leopoldo Flores Valdés (1934-2016)
Álvaro Vega Sánchez, sociólogo.
El Cosmovitral Jardín Botánico, en Toluca México, es una obra artística monumental que recoge y expresa la rica tradición muralista mejicana. Una obra excelsa y maravillosa que narra el origen de la humanidad. Fue realizada por el pintor, muralista y escultor Leopoldo Flores Valdés.
En la placa que se erigió en su honor quedó consignada la frase que utilizamos como epígrafe de este artículo, donde se expresa con elocuencia el sentido y el significado del quehacer artístico. Para Leopoldo Flores, el “momento más importante”, en el que se disfruta emocionalmente, se da en el proceso de creación de la obra. El momento en que se concluye y se estampa la firma “no tiene importancia”.
Efectivamente, es deseable que en el quehacer humano prevalezca la dimensión lúdica sobre la dimensión utilitaria y mercantil. Sin embargo, en el sistema productivista actual, por la primacía que se da al valor de cambio y a la acumulación, el acento se pone en los resultados más que el proceso de producción. El trabajo tiende a degradarse y deshumanizarse ahí donde persisten concepciones y condiciones de trabajo que no contribuyen a la realización emocional y vital del ser humano.
Los avances científico-tecnológicos que aceleran y maximizan los procesos productivos deberían, por eso mismo, contribuir a humanizar el trabajo. Es decir, ofrecer condiciones laborales donde el trabajador-creador (homo faber) disfrute emocionalmente y lúdicamente del mismo (homo ludens). Esta sería, por ejemplo, la sana expectativa de la modalidad de “trabajo en casa”, pero resulta, en la mayoría de los casos, que las jornadas se alargan con impactos negativos para el tejido afectivo familiar.
En el sistema productivo dominante, lo lúdico se concibe al margen del proceso de producción. Por eso se habla del “tiempo libre” destinado a las actividades recreativas. La alternativa sería crear las condiciones óptimas para que el proceso productivo también se convierta en una actividad lúdica, que produzca placer y, como tal, que permita y facilite el despliegue del mayor potencial del ser humano, como sujeto creador-productor. Sin embargo, la tendencia es a hacer del trabajador un apéndice de las nuevas tecnologías, es decir, hacia la robotización del ser humano.
En este aspecto, debemos apostar por la revolución lúdica, que reivindique el derecho que tiene todo ser humano a disfrutar plenamente del trabajo creativo y productivo. Para ello, es necesario que el Estado impulse políticas que garanticen condiciones de trabajo digno. Es decir, que vele por la defensa de los derechos humanos de los trabajadores, y que no permita, bajo ninguna circunstancia, que se aproveche la crisis de desempleo para que se devalúen las condiciones de trabajo, y se legitime la sobreexplotación del trabajador. No habrá verdadera reactivación económica sin trabajo digno y decente.
Asimismo, la crisis fiscal y de la deuda pública no deben convertirse en una excusa más para la sobreexplotación del trabajador público, ahora a punto de ser sometido a los dictámenes de una “Ley de Empleo Público” que pretende precarizar más el salario e impedir la negociación de mejores condiciones para el desempeño de un trabajo digno y saludable. Para ello, hay que contrarrestar la campaña mediática de subterfugios que buscan presentar los derechos de los trabajadores como privilegios inmerecidos.
Hoy, a las puertas de la revolución de la Inteligencia Artificial, se empiezan a ver señales de una “revolución” más, que al parecer tampoco alcanzará a superar las condiciones del trabajo alienado. Todo parece indicar que hay un convenio tácito entre algunos sectores empresariales y gobiernos, dirigido a deteriorar las condiciones de trabajo. La lógica productivista es conducida a los extremos de una sobrexplotación “esclavista” del trabajo humano, algo que también ha evidenciado la pandemia del Covid19.
La revolución de la Inteligencia Artificial tendrá que ser lúdica o no será una verdadera revolución humanista. No podemos permitirnos un avance científico-tecnológico más, acompañado de un retroceso humano y social.
Publicaba el sábado 13 de febrero la web del periódico mejicano Excelsior, un artículo firmado por Esther Shabot Askenazi, una de sus columnistas, bajo el título “¿Nuevo acuerdo con Irán? Las propuestas de Macron”.
En dicho artículo la autora hace un repaso más bien sesgado tanto de la actual situación de la República Islámica de Irán, devastada según ella por la crisis económica resultado de las sanciones y embargos estadounidenses y agravada por las consecuencias del COVID, como de la historia del popularmente denominado Acuerdo Nuclear, de nombre oficial Plan de Acción Integral Conjunto o JCPOA por sus siglas en inglés, para concluir con lo que sería el tema principal de su artículo que no es otro sino el ofrecimiento “mediador” del presidente francés Emmanuel Macron y su propuesta de incluir nuevos actores en las hipotéticas futuras conversaciones, como lo serían Arabia Saudí y el ente sionista de Israel.
Ciertamente el pasado 4 de febrero el presidente francés, recordemos que Francia es uno de los tres países europeos firmantes de dicho acuerdo junto con el Reino Unido y Alemania, dijo estar dispuesto a servir de mediador «honesto y comprometido» en un diálogo entre Estados Unidos y la República Islámica, para afirmar seguidamente que el diálogo con Irán sobre el acuerdo nuclear debería contar con los aliados occidentales en la región como Arabia Saudita y el ente sionista.
La autora del artículo considera en su conclusión la propuesta de Macron como muy interesante, y que valdría la pena que la nueva administración estadounidense explorara la idea lanzada por el presidente francés y tuviera muy en cuenta la opinión de saudíes e israelíes en cualquier futura negociación para garantizar que los intereses de esos regímenes quedaran salvaguardados.
La pregunta es ¿para quién es interesante la propuesta de Emmanuel Macron? Obvio que únicamente lo sería para el eje americano-sionista del que la troika europea son meros subalternos; en absoluto para la República islámica de Irán, ni tan siquiera para los que dentro de ella han apostado, y siguen apostando todo, en favor de ese acuerdo.
Si bien durante la campaña electoral el actual presidente de los EE.UU. hizo varias alusiones a su intención de devolver a los EE.UU. al seno del acuerdo del Plan de Acción Integral Conjunto abandonado por su predecesor en 2018, lo cierto es que desde su toma del poder no ha hecho más que ratificar las sanciones impuestas por Trump tras su abandono del acuerdo, pretendiendo además imponer condiciones a Irán para ese supuesto retorno de los EE.UU., que en sí representaría no regresar a lo ya firmado en 2015 después de años de conversaciones, sino que el teóricamente vigente acuerdo nuclear sea simplemente el punto de partida para otras “negociaciones” con las que recortar y maniatar aún más las capacidades de la República Islámica.
Si el acuerdo nuclear en su momento para muchos iraníes fue un trago amargo obligado a tomar en pro de una esperanza de alivio de la situación económica que sufría del país como consecuencia de las sanciones unilaterales impuestas especialmente desde la presidencia del “demócrata” Bill Clinton, lo cierto es que pronto se pudo comprobar, antes incluso del abandono estadounidense, que todo lo relacionado con los compromisos de los países occidentales hacia Irán dentro de ese acuerdo era puro papel mojado, por no haber cumplido estos jamás ninguna de sus obligaciones.
Nada hizo la Francia de Macron, ni los otros países europeos firmantes del acuerdo ratificado por la Resolución 2.231 del Consejo de Seguridad de la ONU, para salvar el pacto tras el abandono estadounidense, como hubieran podido hacer con la puesta en marcha del mecanismo Entidad con Cometido Especial (SPV, por sus siglas en inglés) y el mecanismo llamado Instrumento de Apoyo a Intercambios Comerciales (Instex, por sus siglas en inglés), con los cuales podría haberse avanzado en el desarrollo del JCPOA. Nada, salvo enredar e intentar ganar tiempo frente a la República Islámica con interminables conversaciones, al igual que hicieron durante la negociación del propio acuerdo y durante el corto periodo en el que este estuvo en teórico vigor, mientras al tiempo exigían que Irán cumpliera escrupulosamente con sus obligaciones, como así hizo y ha hecho hasta principios de este año 2021 cuando frente al continuo incumplimiento de los países occidentales desde que el acuerdo entró en vigor en enero de 2016, Irán comenzó a reducir de forma gradual y casi simbólica, a pesar del bombo dado en Occidente, sus compromisos con el acuerdo nuclear.
La postulación de Macron como negociador «honesto y comprometido» raya en lo cómico, habida cuenta la histórica animadversión de la República Francesa hacia la República Islámica de Irán, y los compromisos e intereses del régimen francés con sus homólogos árabes del Golfo Pérsico y por supuesto con el ente sionista, amén de lo ya mencionado respecto al comportamiento y la responsabilidad de Macron y su gobierno en la no implementación de los acuerdos plasmados en el Plan de Acción Integral Conjunto.
Más cómica aún es la pretensión de los EE.UU. y sus adláteres europeos de plantear una renegociación de lo ya pactado en el JCPOA para incluir en el hipotético nuevo acuerdo temas fundamentales para la seguridad de la República Islámica como son su capacidad de influencia regional y sobre todo el control de su industria militar, especialmente el programa misilístico de la misma.
Si el acuerdo nuclear fue un trago amargo a cambio de una esperanza que pronto se demostró falsa, y que no solo no fue capaz de eliminar las sanciones estadounidenses vigentes en 2015 sino que a 6 años vista desde la firma del acuerdo las mismas han sido considerablemente incrementadas con las lógicas consecuencias para la economía iraní y la vida de los iraníes, lo que ahora proponen los países occidentales firmantes del acuerdo, con el aliento del ente sionista y los regímenes monárquicos del Golfo, representaría un simple acta de rendición para la República Islámica que nadie en Irán, ni siquiera aquellos sectores más occidentalizados y que tanto siguen intentando vender las supuestas virtudes del JCPOA, podrá aceptar ni tan siquiera negociar.
De cierto que los EE.UU. y sus aliados europeos saben esto, luego esa vacía pretensión de renegociación del “acuerdo nuclear” solo puede perseguir dos cosas. Por una parte, prolongar la actual situación de presión máxima frente a Irán a la espera de que un colapso económico lleve a una inestabilidad social que ayude a su postergada intención desde hace 42 años de hacer claudicar a la República Islámica, culpando al tiempo a “la intransigencia iraní” de la situación creada ante la acomodada y acéfala opinión pública de sus países. Por otra parte, y en paralelo con lo anterior, intentar que la brecha entre los sectores prooccidental y revolucionario en el seno de la política iraní se ensanche al punto de un enfrentamiento tal que igualmente contribuya a la destrucción de la República Islámica de Irán tal como hoy la conocemos.
Sin embargo, la República Islámica, para desesperación de sus enemigos, viene demostrando en los últimos 42 años una capacidad de resiliencia como pocos países han hecho en la historia moderna. El mundo unipolar referenciado a los EE.UU., a su poder militar y a su economía está cambiando poco a poco, abriéndose nuevos horizontes en el oriente más colaborativos y menos impositivos, a los cuales seguramente la República Islámica sabrá mirar salvaguardando como hasta ahora su independencia.
Seguramente veremos pasar a Macron y a sus ambiciones neocoloniales, o mejor dicho, las ambiciones neocoloniales de la República Francesa (tan entrometida por ejemplo en la situación libia, siria o libanesa); veremos pasar a Biden al igual que vimos pasar a Trump y a todos sus antecesores desde hace 42 años, y seguramente veremos que la República Islámica de Irán seguirá en su lugar. Por tanto, mejor harían los EE.UU., Reino Unido, Francia y Alemania en aceptar que la realidad histórica no siempre es la que ellos trazan, en aceptar que las relaciones entre países deben alejarse de las imposiciones unilaterales y la rapiña. Y sobre todo, mejor harían los países que componen la Unión Europea en dejar de ser perros falderos de la política e intereses de otros países que falsamente los llaman aliados, y que solo los utilizan como peones carne de cañón de su propia política, lo que muchas veces, como en el caso que nos ocupa, representa una importante pérdida de capacidad de negocio para estos países a cambio de nada, ya que esto “del negocio” es lo único que en el fondo parece pretender unir a esta “comunidad económica”.
Distintas organizaciones de mujeres compartieron con SURCOS un elaborado por el INAMU. Tiene la finalidad de conocer las principales características del trabajo que realizan las mujeres que no cuentan con empleo remunerado, para al mantenimiento del hogar y la atención de los cuidados de las personas con algún grado de dependencia a su cargo (personas menores de edad, personas adultas mayores, personas con discapacidad, personas enfermas, entre otras); esto, en el contexto de la pandemia por COVID-19.
La participación es voluntaria y se garantiza que el proceso de recolección y tratamiento de información es confidencial.
El link para completar la encuesta es el siguiente:
Dr. Federico Montero Mejía/ Lic. Luis Fernando Astorga Gatjens
Después de casi un año del cierre del Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE), miles de personas que han requerido los servicios de rehabilitación, no los han recibido del todo o lo han hecho en forma muy restrictiva.
Esta injusta situación ha sido reclamada, con respeto pero con vehemencia, por las y los 172 expacientes, usuarios y padres de niños usuarios de ese centro especializado, suscriptores de una carta dirigida a la Junta Directiva de la CCSS, fechada el día 2 de febrero del año en curso.
Los autores del presente artículo forman parte de ese numeroso grupo de firmantes, que suma cada día a más personas que hacen el mismo reclamo y que lo han venido patentizando por distintos medios.
El CENARE fue cerrado en marzo del 2020 para que la totalidad de sus instalaciones, fueran ocupadas por el Centro Especializado de Atención de de Pacientes con la Covid-19 (CEACO).
En la mencionada carta se destaca la comprensión y flexibilidad que se ha tenido ante la gravedad de la pandemia, pero ya hay un agotamiento colectivo de la paciencia y larga espera, ante el incumplimiento de la Caja, al no ofrecer las alternativas requeridas al cierre de los servicios de rehabilitación que venía prestando el CENARE. Tal fue el compromiso asumido por la entidad pero la posposición indefinida, ha sido la respuesta dominante. Y lo más grave es que este tipo de servicios también fueron cerrados en otros hospitales para ser ocupados por pacientes con Covid-19.
Subestimación de la rehabilitación
Las autoridades de la Caja y del CENARE se suman a quienes (aquí y en otros lugares del mundo), no le dan la debida importancia a la rehabilitación. Un estudio conjunto de la Organización Mundial de la Salud y el Instituto de Métricas en Salud y Evaluación (IHME) de los Estados Unidos, titulado “Estimaciones Globales de la necesidad de rehabilitación basada en la Carga Global de Enfermedad del 2019: un análisis sistemático para el Estudio de la Carga Global de Enfermedad 2019” y publicado en la revista The Lancet del 1 de diciembre del 2020 (en línea), concluye que en algún momento de sus vidas, un tercio de los seres humanos requiere servicios de rehabilitación. Si ese dato lo extrapolamos a la población actual del país, casi un millón setecientas mil personas habrán requerido o requerirá tales servicios.
Según el estudio en mención: “las estimaciones globales establecen a la rehabilitación como una estrategia clave para la cobertura universal de salud en el Siglo XXI y reta la idea de la rehabilitación como un servicio opcional que solo es requerido por una minoría de la población. Los hallazgos indican la urgente necesidad de aumentar proporcionalmente la rehabilitación, particularmente a nivel de atención primaria, para asegurar que los servicios alcancen a aquéllos que los necesitan. El estudio provee fuertes argumentos para los tomadores de decisiones de políticas para priorizar la rehabilitación y enfocar las necesidades funcionales de su población”.
El impacto negativo en su salud y su calidad de vida por no recibir los servicios requeridos, afecta a miles de personas con discapacidad. Con ello se suma un eslabón más a la situación de discriminación y exclusión múltiple, que afecta a este sector poblacional de alrededor de 900 mil personas.
En la carta también se reclama “atención intrahospitalaria, lo cual resulta indispensable para las personas afectadas por lesiones y condiciones tan serias como una lesión de la médula espinal, un trauma cráneo-encefálico, una amputación, un evento cerebro-vascular y muchas otras”.
Palabras frente a testimonios y números irrebatibles
Ni una sola persona con secuelas de una lesión aguda de la médula espinal, de un trauma cráneo-encefálico, de un evento cerebro-vascular, que en cualquier momento recibiría servicios de rehabilitación intrahospitalaria, pues constituyen una emergencia, ha podido ser hospitalizado en el CENARE. Por otra parte, este centro especializado ha venido prestando servicios de Odontología, a miles de personas con discapacidad que necesitan recibir atención y tratamiento, bajo condiciones muy específicas. Pues bien, desde hace 48 semanas tal servicio está cerrado y la Caja no ha ofrecido otra alternativa. Eso lo atestiguan miles de pacientes y familiares de niños y jóvenes con discapacidad, a quienes les urge este tipo de atención.
Por su parte, la Caja responde mediante un Twitter, publicado el 9 de febrero que “El Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE), mantuvo la continuidad de sus servicios presenciales y virtuales a su población durante toda la pandemia y ofreció en 2020, 385 113 tratamientos de terapia”.
La cifra indicada puede conducir a interpretaciones erróneas, pues una sola persona puede recibir más de un tratamiento de terapia. En todo caso, los números que fijan la afectación por no recibir la rehabilitación requerida así como múltiples testimonios de las centenares de personas afectadas, contradicen lo que expresa la Caja. Pareciera que quien escribió ese Twitter vive en un país paralelo y no el de la mayoría de los costarricenses, particularmente, las personas con discapacidad.
Acciones a desarrollar
Lo que se está exigiendo es “que la CCSS encuentre a la mayor brevedad alguna alternativa que garantice los servicios de rehabilitación integrales a los miles de habitantes de nuestro país que requieren de dichos servicios de manera urgente e integral”. Simplemente, no más palabras sino hechos concretos e impostergables.
Quienes participamos de este reclamo colectivo, demandamos asimismo una respuesta seria de las autoridades de la Caja. La Junta Directiva de la institución es la que debe responder a la citada misiva ofreciendo soluciones concretas tanto a las y los pacientes del CENARE como el de los otros hospitales donde también se suspendieron los servicios de rehabilitación.
Otro temor que ha venido ganando terreno entre las y los reclamantes es que cuando sea superada la pandemia, el CEACO no vuela a reconvertirse en el CENARE, que es el único hospital nacional en rehabilitación. El Dr. Román Macaya, Presidente Ejecutivo de la CCSS, asumió tal compromiso el 29 de mayo del 2020, en el marco del Día Nacional de las Personas con Discapacidad. Sin embargo, ante el incumplimiento de los compromisos de la institución –como lo estamos demostrando—esa preocupación cobra pleno sentido.
Por ahora, se está en espera de una respuesta pronta de la institución, que esté a la altura de la dignidad y seriedad de los reclamos de las y los peticionarios. Empero de no ofrecerse esa respuesta con las justas soluciones exigidas, se desarrollarán otras acciones; entre las que se destacan: una, un recurso de amparo ante la Sala Constitucional y dos, la presentación de una denuncia ante el Comité de Naciones Unidas que supervisa el cumplimiento de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (CDPD).
Tales acciones se amparan en muchos instrumentos jurídicos, pero destacamos dos, a saber:
La ley 7600 que establece en su Artículo 33, que “La Caja Costarricense de Seguro Social y el Instituto Nacional de Seguros deberán ofrecer servicios de rehabilitación en todas las regiones del país, incluyendo servicios a domicilio y ambulatorios. Estos deberán ser de igual calidad, con recursos humanos y técnicos idóneos y servicios de apoyo necesarios para garantizar la atención óptima”.
Por otra parte, la CDPD indica en su artículo 25: “Los Estados Partes reconocen que las personas con discapacidad tienen derecho a gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación por motivos de discapacidad. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de género, incluida la rehabilitación relacionada con la salud…”. Asimismo el artículo 26 del mismo tratado internacional regula todo lo concerniente al derecho a la habilitación y rehabilitación.
En general, las personas afectadas por el incumplimiento de la CCSS y, especialmente, las personas con discapacidad, contamos con argumentos sólidos para demostrar nuestros asertos y para ganar las acciones judiciales, que hayamos de emprender. Sin embargo, esperamos que impere el compromiso institucional y en la Caja, los hechos le ganen a las palabras y compromisos incumplidos para evitar recurrir a las vías jurisdiccionales.
Costa Rica en el año de su bicentenario, lo demanda y se lo merece.
Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.
En medio de la confusión reinante, y la notoria imposibilidad en la que se encuentra sumida la mayoría de la población de entender, al menos en cuanto a algunos de sus alcances y/o consecuencias más graves, incluso para nuestra mera supervivencia, la ominosa y perturbadora presencia de un fenómeno tan complejo como el de la pandemia del Covid 19, ante el que no sabemos tampoco ¿de qué manera comportarnos?, es por ello que conviene y resulta imperativo reflexionar sobre lo que está pasando, hablar un poco en voz alta acerca de lo que sucede con muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, dado que nos movemos entre la amenaza permanente del contagio y la consiguiente enfermedad que puede resultar mortal, la toma de decisiones acerca de vacunarnos o no –en el caso de tengamos acceso a algún tipo de vacuna-, de los temores a la posibilidad de que la vacunación produzca efectos secundarios, del uso o no de la mascarilla, la llamada toma de una “distancia social” en los centros comerciales, en las calles, y lo que es peor aún, en los lugares de trabajo, sobre todo en aquellos donde la presencia física en ellos resulta absolutamente inevitable, por la naturaleza misma de la actividad laboral, a diferencia de un sector que lo hace desde sus hogares, por la vía electrónica, por así decirlo.
Para aquella población, conformada por las gentes que se encuentran en su edad laboral, y que todavía tienen o conservan su empleo (un factor que se ha agravado, desde que comenzó la pandemia, al acentuarse los efectos de las políticas económicas de austeridad, impuestas por el régimen, a partir del año 2018), todo esto puede devenir en una tragedia o un desafío casi insoluble, por la inevitable aglomeración de gentes no sólo en los lugares de trabajo, sino también en los autobuses y otros medios de transporte, como también en las paradas u otros espacios donde se suele esperarlos, en resumen estas son algunas de las situaciones amenazantes que la población laboral enfrenta todos los días, como una amenaza directa a su vida y salud.
Por otro lado, no deja de resultar paradójico el hecho de que mucha de la gente que se ciñe, al menos en apariencia, al seguimiento de los protocolos establecidos por las autoridades de salud, dentro de un tira y encoje con los distintos sectores de la economía, terminan comportándose como si nada estuviera ocurriendo, en gran medida por su nula o escasa capacidad de reflexión, todo esto como un tema que proviene de una incapacidad estructural de reaccionar frente al sistema social en su conjunto o frente al medio natural, en gran parte debido a la estructura familiar, y a la mala o escasa formación académica, los que actúan como factores limitantes o agravantes de esta crisis tan profunda de una civilización, que sentó sus esperanzas y expectativas ciegamente en la religión secular del “progreso”, las que por desgracia han terminado por ser un peligroso espejismo.
Mientras que, dentro de la esfera o ámbito de la política, en especial la económica y social, se siguen imponiendo sin ningún reparo las medidas de austeridad, aprobadas en el paquete fiscal de 2018, que agravan la situación, sumiéndonos en el despeñadero de una recesión económica, la que en este año de 2021 amenaza con intensificarse, nos encontramos con que en la esfera de las políticas de salud, y del manejo epidemiológico de los desafíos planteados por la Covid 19 se discute, un día sí y otro no, acerca de la posible llegada de alguna de las vacunas, ya fabricadas en algunos de los países más poderosos del planeta, todo eso en medio de una feroz competencia entre los gigantes de la industria farmacéutica, una de las más poderosas del planeta, junto con la industria de armamentos, por alcanzar una apreciable tajada dentro de ese gigantesco negociado, representado por la venta y distribución de muchos millones de vacunas en todos los continentes.
Ni siquiera sabemos, aún a estas alturas, en medio de tanto delirio ¿cuál es el grado de inmunidad que proporcionarán esas vacunas al conjunto de la población?, pero la pregunta más inquietante que quizás nadie podrá respondernos ¿es qué acaso se vacunará a toda la población del planeta?, y otra interrogante todavía más delicada ¿cuál sería el propósito de semejante empresa en el remoto caso de lograrlo?, no me digan amigos lectores que se alcanzará la inmunidad total de la especie humana, cosa que nunca se ha pretendido en la historia de la vacunación, empezada hacia finales del siglo XVIII, cuando el doctor Jenner inoculó las primeras vacunas contra la viruela, a partir de las investigaciones de los resultados de la aplicación de los anticuerpos precisamente con las vacas. Todo esto nos da una idea de la gravedad y de la extensión de crisis civilizatoria a que nos ha conducido “la pandemia del Covid 19”, la única digna de ese nombre, sin importar que mucha gente no logre entenderlo, y siga por ahí hablando alegremente de la vuelta una “normalidad” que nunca lo fue.
Temibles enfermedades que se abatían sobre la humanidad como la viruela, el sarampión, la tosferina y la polio fueron erradicadas, a lo largo de los siglos XIX y XX, mediante los procedimientos de una extensa vacunación, impulsada por los organismos internacionales que fueron surgiendo durante el siglo pasado, la que, en ningún momento, comprendió a la humanidad entera ni tampoco eso fue planteado, ni siquiera en términos teóricos, si bien se sobrentiende su imposibilidad en términos operacionales, dada la magnitud y complejidad de semejante desafío.
Los médicos más cuidadosos nos advierten de que el período de prueba de las vacunas es de, al menos cuatro años, un lapso en el que se realizan toda clase de pruebas antes de poner el medicamento en el mercado, aunque dada la gravedad de la situación planteada ha habido que acelerar esos procesos, una razón por la que todavía existen grandes zonas de incertidumbre sobre el tema. Digamos entonces, a manera de conclusión, que no se ve todavía luz alguna al final de este largo y oscuro túnel en el que nos encontramos.
Como saben el Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE) fue transformado por la CCSS, en el CEACO, un centro especializado para pacientes con Covid-19. Este cambio se dio desde marzo del 2020. La Caja planteó que habría soluciones alternas para las y los pacientes que requerían los servicios de rehabilitación. Sin embargo, eso no se ha dado y con ello, hay una severa afectación a miles de personas con discapacidad.
Es por ello que la semana pasada, 172 ex-pacientes del CENARE suscribimos una carta dirigida a la Junta Directiva de la Caja. Reclamamos que hemos sido comprensivos ante la grave situación de emergencia sanitaria, generada por la pandemia, pero que la institución ha dejado en el abandono a personas que siguen requiriendo esos servicios, y con ello se viola el derecho a la salud y la rehabilitación. Es decir, otra situación de discriminación e injusticia social.
Esta situación refleja la grave situación que enfrentan las personas con discapacidad. Este es un problema puntual en el derecho a la salud y la rehabilitación. Pero el aislamiento por la imposibilidad de acceder a las TIC, el problema de la educación, del empleo, forman un conjunto de situaciones graves y de derechos que se violan.
Por último, en la carta se hace un llamado a la reflexión por los perjudiciales impactos a la salud que puede llevar a cabo la desatención de personas con diversas deficiencias, además señala la posición del país y el sistema de salud, con respecto al incumplimiento de la normativa legal e internacional que establece la Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (Ley 7600).