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Etiqueta: cuidadores

UCR: Familias costarricenses adaptan dinámicas y establecen prioridades frente a la pandemia

Investigación de la UCR realiza la primera exploración nacional en torno a procesos educativos y convivencia cotidiana en el contexto del COVID-19

La investigación evidencia que las labores de cuido y el involucramiento parental educativo pedagógico son asumidas mayoritariamente por mujeres. Imagen con fines ilustrativos. Foto: Anel Kenjekeeva.

De manera inesperada, la mesa de comedor de los hogares costarricenses dejó de ser un espacio exclusivo de alimentación para albergar actividades laborales, tareas escolares y otras dinámicas de convivencia. La llegada del COVID-19 trasladó la vida diaria de todos los miembros de las familias a un mismo tiempo y espacio.

El contexto impuesto por la emergencia sanitaria motivó al Dr. Mariano Rosabal Coto y a la Dra. Mónica Salazar Villanea del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) a adaptar un estudio sobre involucramiento parental educativo para analizar el tema en el marco de esta nueva realidad.

El estudio forma parte de un proyecto de investigación más amplio denominado “Las relaciones primarias familiares intergeneracionales pueden contribuir al desarrollo educativo de niños y niñas” en el que también participan la Dra. Ana María Carmiol, el Dr. Javier Tapia Balladares y la Dra. Tamara Fuster.

Según el Dr. Rosabal, las interacciones que desarrollan las madres, padres y personas cuidadoras con los niños y niñas gestan ambientes emocionales que impactan de forma directa en sus diversos procesos de aprendizaje, así como en su desarrollo cognitivo y académico.

Las medidas de confinamiento, decretadas en marzo anterior por el Ministerio de Salud, trasladaron a los hogares el cuido de los menores a tiempo completo y la continuidad de las actividades académicas, mientras los adultos responsables lidiaban también con adaptaciones laborales y la protección familiar frente a la emergencia sanitaria.

El cambio descrito en las dinámicas cotidianas generó tensiones al interior de las familias costarricenses y dio lugar a una realidad a la cual logró acercarse el IIP mediante una encuesta digital, aplicada en el mes de abril, tras las primeras tres semanas de confinamiento en Costa Rica.

“Sabemos que en este contexto particular de pandemia hay zozobra, estrés y frustración en los padres y madres. Hay una sobrecarga emocional que necesariamente influye en el acompañamiento que dan a los niños y niñas”, explicó el investigador.

La consulta, divulgada por medio de las redes sociales del propio Instituto y de algunos de sus investigadores, obtuvo respuestas completas de 867 personas, de las cuales el 87,7 % fueron mujeres, en su mayoría costarricenses, de zona urbana y con estudios universitarios completos.

Rosabal afirma que si bien los datos del estudio no son representativos para todo el país, se convierten en una primera exploración nacional en el contexto del COVID-19 que aporta insumos relevantes para investigaciones posteriores en torno al proceso educativo y las dinámicas familiares.

Según la Dra. Salazar, los resultados de la investigación evidencian que las labores de cuido y el involucramiento parental educativo pedagógico son asumidas mayoritariamente por mujeres, quienes ante el incremento de las demandas en el contexto de la pandemia asumieron “una especie de triple jornada”.

“Tienen el trabajo de la casa, el trabajo de afuera, el cuido y ahora la labor pedagógica que ya no es solamente involucrarse en las tareas, sino que ahora es tener una escuela en casa. Todo esto hace que la demanda suba, pero no necesariamente los recursos que tenían para enfrentarla”, mencionó la experta.

Investigadores destacaron que tanto las personas consultadas como las acciones del Ministerio de Educación Pública (MEP) reconocen que también hay aprendizajes en las tareas de la vida cotidiana. Imagen con fines ilustrativos. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Las personas que respondieron la encuesta aceptaron que no podían cubrir el trabajo de enseñanza como lo hacen los docentes al tiempo que atienden sus propias obligaciones laborales y las responsabilidades de la casa en medio de la cotidianidad impuesta por el COVID-19.

El contexto obligó a las familias a priorizar las situaciones a su alrededor y colocaron en el primer lugar de importancia el hecho de mantener la salud, seguido por sostener lazos afectivos; mientras que se relegó a un tercer lugar el cumplir las tareas y rutinas.

La encuesta reconoció como principal preocupación de las familias mantener la salud y los ingresos, así como la calidad de la relación en sus lazos afectivos y las condiciones de salud del entorno inmediato, y situaron como última de sus inquietudes el posible atraso o pérdida de continuidad en el ámbito escolar de sus hijos e hijas.

“En una pandemia lo que tenemos que hacer es sobrevivir. Existe la necesidad de priorizar para que la dinámica sea sostenible en el tiempo y, por lo tanto, hay tareas que no se van a cumplir. Tenemos que ajustar las expectativas y flexibilizar, esto también permitirá reconocer lo que está haciendo bien el sistema familiar”, señaló Salazar.

La investigadora destacó que tanto la opinión de las personas consultadas como las acciones incorporadas durante los meses posteriores por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP) reconocen que, más allá del avance curricular, también existen aprendizajes en las tareas de la vida cotidiana.

“En este momento, no se trata tanto de avanzar en las materias como de lograr aprender de esta experiencia de vivir en una pandemia y este es un aprendizaje en términos de cuido, de la salud, de la familia, de la casa y de la propia comunidad”, manifestó la experta.

La medición del IIP determinó también que la mayoría de las personas consultadas ha promovido o permitido que sus hijos o hijas conozcan sobre las implicaciones del COVID-19 en la salud, la economía y la sociedad, decisión que según el Dr. Rosabal les permite crear expectativas realistas.

Lejos de que los niños y niñas observen noticieros o consuman contenidos sin supervisión, se recomienda que las personas adultas a su cargo sean las responsables de mediar la información que reciben para garantizar que se maneje un vocabulario y complejidad acorde a sus capacidades.

“Si no hablamos con ellos van a pasar 3 semanas y no van a entender por qué no van a escuela o no ven a los amiguitos o a los abuelos y tampoco van a interiorizar la responsabilidad que tienen de su autocuidado y el cuidado de la familia, así que la información no los daña, sino que los instrumenta”, explicó Rosabal.

Los resultados de esta consulta serán publicados próximamente en un artículo académico, pero ya han sido socializados en espacios abiertos al público y diálogos con el MEP, como parte de una retribución a las personas que aportaron sus experiencias al proceso de investigación.

Los investigadores planean que, superada la pandemia, puedan recolectar datos de manera presencial sobre el involucramiento parental educativo y, de esta forma, ampliar la comprensión del tema en el contexto costarricense, donde resaltan particularidades como la convivencia intergeneracional en un mismo entorno familiar.

 

Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Cuidadores aprenden a cuidarse en curso de la UCR

Cuidadores aprenden a cuidarse en curso de la UCR
En el curso que impartió el Instituto de Investigaciones Psicológicas los expositores ofrecieron consejos útiles para mejorar la calidad de vida de los cuidadores (foto tomada de http://costaricaazul.com).

El objetivo del curso fue fomentar estilos de vida saludables entre los cuidadores de otras personas con algún tipo de necesidad especial

 

Emanuel García Jiménez,

Periodista Instituto de Investigaciones Psicológicas

 

¿Qué puede hacer un cuidador para mejorar su calidad de vida? Los especialistas consideran que a partir de pequeños cambios diarios y paulatinos, los cuidadores pueden mejorar su calidad de vida.

Este es el tema que se abordó en el curso de extensión docente El autocuidado como una estrategia para vivir mejor, que se desarrolló en la Universidad de Costa Rica (UCR) del 4 de mayo al 1 de junio del 2015, dirigido a personas que se dedican a atender a otras con algún trastorno del desarrollo o trastorno neurocognitivo, como parálisis cerebral, asperger, autismo y otros síndromes.

El curso fue diseñado e impartido por Daniela Zeledón Estrada, Bachiller en Psicología de la UCR. Durante las sesiones, una por semana, se contó con la participación de 15 personas y el apoyo de la psicóloga Licda. Angie Aguilar Céspedes.

La iniciativa se desarrolló en el marco del programa Escuela para Padres y Madres, del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la UCR.

“El rol de los cuidadores siempre va a estar presente, pero también tienen que darse la oportunidad de tener otro rol: el de ser uno mismo. Es importante también ser una persona que se cuida a sí misma y que satisface sus necesidades básicas”, destacó Zeledón al referirse a la importancia del autocuidado por parte de los cuidadores.

Cuidadores aprenden a cuidarse en curso de la UCR2
Un grupo de 15 cuidadoras participaron en el curso de extensión docente ofrecido por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR, sobre el autocuidado de las cuidadoras y cuidadores de personas con trastornos del desarrollo o trastornos neurocognitivos (foto Emanuel García).

Para Aguilar, este tipo de iniciativas es una manera de poner el conocimiento científico que produce la UCR al servicio de la comunidad, y hacerlo accesible a muchas poblaciones que lo requieren.

El autocuidado

Zeledón compartió algunos consejos con los participantes en el curso:

Auto observar el cuerpo: Volver la mirada hacia uno mismo. Preguntarse cómo se está sintiendo, emocional y físicamente. Estar pendiente del momento en que el cansancio, los dolores musculares y de cabeza son persistentes y cuándo se ven cambios emocionales. Por ejemplo, aumento del sentimiento de tristeza, muchas ganas de llorar y con mucha frecuencia y aumento de irritabilidad, entre otros.

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Con actividades participativas, las cuidadoras reconocieron la importancia de pensar en sí mismas y satisfacer sus necesidades, lo mismo que buscar apoyo de otras personas (foto Emanuel García).

Identificar algo que le guste mucho hacer: Puede ser algo sencillo, como un pasatiempo o una comida. Una vez identificado, es importante sacar tiempo para retomarlo, de esta manera podrá desconectarse y descansar. Además, se debe hacer esto sin sentir culpa, todas las personas tienen derecho al autocuidado.

Es importante conocer los límites emocionales y físicos propios: Es importante recalcar que cuidar a otra persona es un rol muy pesado y demandante, por lo que el cuidado de un sujeto con alguna necesidad no debe llevarlo solo un individuo. Es relevante pedir ayuda a otros, todos pueden llegar a un punto en el que ni la mente ni el cuerpo puedan más.

Conversar con los demás y pedir ayuda cuando se requiera: Familiares, amistades o grupos de apoyo de confianza son esenciales para conversar, pedir consejo o solamente tener un espacio en el que el cuidado o cuidadora pueda ser escuchado o escuchada.

Hacer una tarjeta con los contactos que pueden colaborar: Hacer una ficha que se pueda utilizar en caso de emergencia, en donde estén las personas a las que se puede recurrir para apoyo económico, emocional o espiritual. Andar una en la cartera o billetera y tener una en la casa. Se debe comunicar a las personas anotadas para saber si en realidad se puede contar con ellas.

Las psicólogas señalaron que existen espacios en distintas organizaciones e instituciones estatales que brindan apoyo a las personas cuidadoras. Entre ellas están la Oficina de la Mujer en las municipalidades, hospitales y Ebais, el Consejo de la Persona Adulta Mayor (Conapam) y el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu).

Sacar tiempo para una misma y salir adelante es posible

Cuidadores aprenden a cuidarse en curso de la UCR4

Deyna Williams tiene una hija de 11 años con parálisis cerebral. Desde el nacimiento de la niña hasta la fecha ha sido cuidadora a tiempo completo. “Al principio es muy duro, sobre todo porque la niña se enfermaba mucho. Hay altos y bajos, ahora está estable, y tengo más tiempo para hacer otras cosas, pero no deja de ser difícil”, comentó sobre su experiencia.

Williams, quien además está al cuidado de su madre, una adulta mayor, enfatizó que hace falta más apoyo de las instituciones, que brinden herramientas para que los cuidadores cuiden su salud. “El trato en general es muy poco humano, no piensan en los cuidadores”, recalcó.

No obstante, Williams destaca el valor de lo aprendido en el curso de la UCR. “Gracias al curso de Escuela para Padres y Madres ya sé cómo cuidarme a mí misma y ser feliz sin descuidar a mi hija. Y con lo que aprendí llevo la capacidad de apoyar a otros cuidadores”, expresó.

Por su parte, Evelyn Ford se sintió motivada a asistir al curso ya que tiene una nieta con Síndrome de Turner, y pensó que podía aprender más para mejorar su labor cuando cuida a su nieta. “Fue muy interesante saber que era un curso para autocuidarme. Uno entra con una cara y sale con otra, con una gran sonrisa”, indicó.

Ford también relata cómo el curso sirvió para crear un espacio de apoyo y solidaridad entre las personas participantes al escuchar otras historias con las que se identificó. “Uno piensa muy egoístamente y dice: ¿por qué me tocó a mí? Pero se da cuenta que hay otras personas con igual o peor situación que están saliendo adelante”, comentó.

Ambas coinciden en la importancia de que las personas cuidadoras saquen tiempo para sí mismas y buscar apoyo en otras. “Les digo a las cuidadoras que busquen ayuda, porque sí la encontrarán. No se encierren en un mundo donde no pueden estar solas”, exhortó Ford.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR ofrece curso para mejorar calidad de vida de cuidadores de personas con alguna necesidad especial

Personas que cumplen este tipo de rol son más propensas a sufrir desgaste físico y emocional

Iniciativa se realiza en el marco del programa Escuela para Padres y Madres

Presentan manual de intervención clínica a mujeres con fibromialgia2
Imagen con fines ilustrativos.

 

¿Y quién cuida al cuidador o la cuidadora? Esta fue la interrogante desde donde nació la iniciativa de ofrecer un curso que fomente estilos de vida saludables entre las personas que cumplen el rol de cuidadores de otras con algún tipo de necesidad especial, ya sea física o psicológica.

El autocuidado como una estrategia para vivir mejor es el nombre del curso que diseñó e impartirá Daniela Zeledón Estrada, Bachiller en Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR). Esta iniciativa es desarrollada por el programa de acción social Escuela para Padres y Madres del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de esta universidad.

El curso se llevará a cabo a partir del próximo 4 de mayo en la Sede Rodrigo Facio de la UCR; contará con cinco sesiones. Se realizará una sesión semanal los lunes de 1:00 p.m. a 3:00 p.m. La metodología será participativa y los principales contenidos girarán en torno a la importancia del autocuidado y la prevención del desgaste físico y emocional.

 

Importancia del autocuidado del cuidador

Zeledón explica que “las personas que cumplen el rol de cuidadoras son más propensas a presentar desgaste físico y emocional por las implicaciones de su función, lo cual puede llevar a lo que se conoce como “síndrome del cuidador”.

Las manifestaciones más comunes de este síndrome pueden ser: tristeza y ansiedad, altos niveles de estrés, alteraciones del ciclo de sueño y fatiga, entre otras.

Zeledón comenta que en esas manifestaciones están implicadas tanto la salud física como la emocional del cuidador o cuidadora. Agrega que esta condición puede afectar también a la persona que está siendo cuidada, “produciendo así dos personas enfermas”.

De lo anteriormente planteado es de donde se desprende la importancia del curso propuesto por el IIP, que tiene como objetivo crear espacios que promuevan la salud del cuidador o cuidadora, mediante la concientización de la relevancia del autocuidado.

“El autocuidado son prácticas que la persona cuidadora debe realizar todos los días, y tienen el fin de mejorar la salud y la calidad de vida de las personas que cumplen este vital rol”, explica Zeledón.

Las personas interesadas pueden inscribirse comunicándose con el IIP: iip@ucr.ac.cr / 2511-6978; o bien, con Daniela Zeledón al teléfono: 8860-9044. El curso es gratuito y el cupo es limitado.

 

Información enviada a SURCOS Digital por Lic. Otto E. Salas Murillo, Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR.

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