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Etiqueta: derechos ciudadanos

Nace coalición Agenda Ciudadana con candidatura presidencial de Claudia Dobles

De acuerdo con un comunicado recibido por SURCOS, los partidos Agenda Democrática Nacional (ADN) y Acción Ciudadana (PAC) anunciaron la creación de la coalición Agenda Ciudadana, que postulará como candidata presidencial a la arquitecta Claudia Dobles Camargo para las elecciones de 2026.

El acuerdo de coalición fue firmado la noche del 17 de julio en las respectivas Asambleas Nacionales de ambos partidos, tras meses de diálogo y trabajo conjunto. El pacto será inscrito ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) para competir en los comicios del próximo período electoral.

«La coalición Agenda Ciudadana respalda la candidatura de Claudia Dobles Camargo. La coalición mantiene abiertos canales de diálogo para construir con otros movimientos y partidos», señala el comunicado conjunto.

Según el documento, la coalición busca «devolverle esperanza a la ciudadanía y construir un futuro con propuestas responsables, visión progresista y compromiso con la democracia», en respuesta a lo que califican como un momento difícil que atraviesa Costa Rica.

La nota indica que la arquitecta Dobles fue reconocida por su trabajo en políticas públicas sostenibles y su compromiso con una Costa Rica inclusiva, además de su defensa de una política «decente, respetuosa y constructiva».

Omar Jiménez, presidente de ADN, expresó que «hemos coincidido en lo esencial: poner a las personas en el centro de este esfuerzo. Nuestra meta es devolverle esperanza a la población. El momento que vive el país nos exige unirnos con responsabilidad para defender y fortalecer el Estado de bienestar».

Por su parte, Fabián Solano, presidente del PAC, señaló que la coalición busca «defender y fortalecer el Estado de bienestar, la seguridad en nuestras comunidades, la inclusión social, la transparencia y nuestros valores fundamentales como nación: la educación pública, la seguridad social y el respeto por la naturaleza».

Agenda Ciudadana mantiene las puertas abiertas para sumar propuestas de otras fuerzas democráticas, movimientos sociales, liderazgos territoriales, organizaciones sociales y ambientales, así como personas comprometidas con un país más justo y esperanzador, dice el comunicado.

«Lo que está en juego no es solo una elección. Es la oportunidad de resolverle problemas concretos a las personas y devolverles la confianza en nuestra democracia. Por eso, en lugar de dividirnos quienes compartimos valores, hemos decidido unirnos para defenderlos y avanzar en conjunto», concluyó la candidata presidencial.

Si el sistema de justicia permite la impunidad de los grandes, la corrupción baja en cascada

Miguel Sobrado

Dos noticias recientes publicadas en el diario La Nación retratan de cuerpo entero la inequidad en la aplicación del sistema de justicia dependiendo del sujeto. La primera publicada en la página 11 del viernes 04 de julio del año en curso que menciona la condena a Rafael Ángel Zamora, el dueño de Pedregal por daño ambiental en áreas protegidas de Cañas, Guanacaste a 3 años de cárcel, con ejecución condicional de la pena. La Fiscalía acusó a Zamora de tres delitos de estrago y otros tres delitos de usurpación de aguas, así como la apertura de una trocha en bosque e invasión de áreas de protección. A Zamora se le achacó haber ordenado atascos en el rio Higuerón con el fin de captar aguas de ese cauce de manera ilegal para usarla en el riego de sus fincas. Según la Fiscalía el atasco que hizo en el rio Lajas aumentará su poder destructivo, dañando las cosechas de caña. En primera instancia a Zamora se le había condenado a 2 años y medio de prisión y al pago de 184 millones de colones al Estado por daño ambiental. Pero en segunda instancia se le subió la prisión a 3 años, pero se le eximio del pago de 184 millones.

La segunda noticia es de la página 11 de domingo 06 de julio bajo el título de “Hombre deberá pagar 20 millones a mujer por darle una nalgada”. Los hechos ocurrieron el 1 de marzo del 2023 cuando la víctima circulaba en bicicleta en Paquera de Puntarenas en la intersección de El Guarial y Praderas. Hernández el condenado, que viajaba en moto como pasajero aprovecho que el motociclista aceleró, cometió el delito sexual, para luego huir del sitio. El tribunal lo condenó por este delito a 3 años de prisión y al pago de 10 millones por daño moral y psicológico y otros 10 millones por daño físico, además deberá desembolsar 2,5 millones por costas personales.

Aunque se trate de jueces diferentes que dependen de las leyes aprobadas por los diputados, el sistema judicial es uno solo y como tal lo valoran los ciudadanos.

En Ecuador donde existe una élite que menosprecia a sus poblaciones originarias que se visten con ponchos, se dice que “las leyes se hicieron para los de poncho”, queriendo decir que se aplican especialmente para controlar a estos sectores sociales, no para sus amos. Aquí, por lo visto, aunque cubriendo las apariencias a la tica, las cosas no son muy diferentes cuando afectan a los poderosos. Se clama por más severidad en las leyes, pero cuando estas se aplican tienen un insoslayable sesgo de clase y su peso cae sin piedad sobre los que no tienen influencias.

Esto es muy grave, no solo porque hace perder la confianza del ciudadano en el sistema judicial, sino porque los grandes jerarcas políticos son un marco referencial como modelo para la población. Cuando estos montan redes de corrupción y resultan impunes de sus delitos, provocan un efecto en cascada que corrompe al resto de la estructura social soñando que pueden delinquir y ser protegidos por las redes montadas desde arriba.

Corrupción y justicia aplicada por parejo, afectando en primer lugar a los jerarcas.

De hecho, la corrupción se ha vuelto un mal, que conjuntamente con la organización criminal, se ha vuelto endémico en el mundo contemporáneo y amenaza la estabilidad política del planeta. Algunos países han podido resistir por cultura y estructuras institucionales muy sólidas especialmente en el norte de Europa, pero son pocos los que han caído en las garras del clientelismo y las organizaciones criminales, que han podido salirse de esa situación. Cabe mencionar algunos ejemplos destacados de Asia, donde la actuación de la justicia ha sido implacable con la corrupción entre los jerarcas, tal es el caso de Singapur, Vietnam y China donde se ha aplicado la pena de muerte a quienes se han enriquecido abusando de su posición. Esta medida que nos puede parecer muy radical y no tiene por qué reproducirse tal cual en nuestros países, ha cumplido la función de invertir el efecto cascada de la corrupción. Esto es muy importante, porque el castigo del jerarca, al cuestionar la impunidad en los niveles más altos, desalienta las tentaciones de enriquecimiento fácil en las bases de la institución.

Desde luego un sistema de justicia recto no es la única solución, es imprescindible, pero debe ir acompañado de un sistema que genere oportunidades de educación, salud y bienestar ambiental, esto, es de oportunidades de vida digna para la especie.

Compartido con SURCOS por el autor. Publicado además en La Nación.

Un presente costarricense que niega y olvida su pasado

Juan Huaylupo Alcázar1

1 Catedrático pensionado. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Costa Rica.

En apariencia los ciudadanos costarricenses estamos tranquilos, como siempre respetando el civilismo heredado de otros tiempos, del equilibrio entre la sociedad civil y el Estado, en una época que confiábamos de la estabilidad laboral, seguridad social, vivienda popular, participación ciudadana, con un Código de Trabajo digno y leyes justas. Nunca imaginamos el incremento de la pobreza, inseguridad ciudadana, precariedad en los servicios de salud públicos ni su atención privada solo para pudientes, además de ser una atención mercantilizada y corrupta. También se tenía un sistema judicial oportuno, consistente y pertinente, mientras que en la actualidad existe una negligente práctica administrativa que absurdamente regula el cumplimiento jurídico y como tal, sometida a las jerarquías y procesos inventados para eludir reglamentos, leyes e incluso la propia Constitución de la República. Así, la Sala Constitucional con cientos de resoluciones contradictorias e inapelables y con muchas otras demandas que esperan años sin resolver, a pesar de las evidencias que violentan el espíritu y letra de nuestra Carta Magna. Ello, viola la democracia, los derechos ciudadanos, al orden institucional, al estado social de derecho y de lo mucho que enorgullece moral y socialmente nuestro pasado.

Tampoco conocimos gobernantes que amenazaran a la ciudadanía y la sociedad con la creación de hordas fascistas entre las fuerzas policiales, ni inducir el descontento social contra la institucionalidad pública, que paradójicamente, el propio gobierno estrangula, agudizando su crisis y liquidación. Los fantoches del poder que transgreden permanentemente las históricas conquistas sociales se creen omnipotentes e inmunes por haberse debilitado y liquidado las diversas formas organizativas defensoras de los trabajadores, de la ciudadanía y de la democracia, efectuada por el poder estatal, los partidos políticos y por la traición y corrupción de quienes los representaban.

Los jóvenes de hoy que no conocieron ese Estado ni sociedad sobre nuestro inédito pasado, en parte, por la precariedad de la educación y porque la historia nacional no es la historia del pueblo costarricense que ha sido invisibilizado e ignorado por los individuos que se han impuesto como los hacedores de la historia nacional. La historia es una construcción por el pueblo, no de individuos de rancias familias ni partidos que se han apropiado del pasado costarricense y que aun gozan de privilegios y monopolizan la vida política. Reivindicar la actuación del pueblo es una necesidad en momentos que otros buscan usurpar y privatizar el futuro nacional.

El poder político y económico oculta y desconoce la voluntad capacidad de actuación del pueblo en la historia, para inventar e imponer que el pasado costarricense fue obra de individuos, nunca de pensamientos y actuaciones concientes y consecuentes de la colectividad popular, al que imaginan, aun en nuestros días, ser solo objetos del poder racista y segregacionista.

La relativa inercia y responsabilidad es de los jóvenes, no los culpabiliza, es el sistema, la educación y de los medios, que sistemática e intencionalmente, nos quieren ignorantes e intentan borrar la historia y cultura de los pueblos, para destacar exclusivamente el amarillismo, el fascismo y el poder geopolítico dominante, como expresión de la tiranía política y delincuencial existente.

Un pueblo que ignora su pasado está condenado a perder su identidad, su futuro y humanidad. Conocer nuestra historia trasciende el ámbito cognoscitivo, porque no se trata solo de conocimiento sobre la verdad de los procesos ocurridos, es la impronta que otorga significación, responsabilidad y compromiso al devenir colectivo del pueblo. Es el sello peculiar y característico que va más allá de los acontecimientos sociales que marcaron, no solo su pasado, también contribuyen a conocer el presente y que guían su futuro. Asimismo, analizar el pasado a partir del presente, nos permite interpretar y descubrir muchos de los dilemas y luchas del presente.

Historia y cultura se confunden en una unidad política identitaria, peculiar e inédita, quizás por ello, la dominación política actual aun lucha contra la legitimidad social del pasado, como un fantasma que amenaza su existencia, no solo como parte de la historia, sino porque los intereses, ambiciones, conflictos políticos y de clase, no han desaparecido, por el contrario, se han radicalizado contra los subalternos, la sociedad y la humanidad. La historia oficial ha formalizado, ideologizado y privatizado el poder del presente en un pasado inventado.

Desde luego, esta reflexión no será comprendida por el gobierno actual, por los liberales empiristas ni por los tecnócratas de la economía, que todo lo reducen a magnitudes sobre las finanzas del estado y de la riqueza privada, nunca sobre las repercusiones sociales que causa el mecanicismo economicista promovido y protegido por las tiranías políticas, tampoco han comprendido que la economía como ciencia es una relación social e histórica, que no son cantidades ni representan realidades complejas. Las tragedias sociales y ambientales ocasionadas por esas técnicas solo son vistas como daños colaterales inevitables, como si la sociedad y el mundo estuviera gobernado por una máquina que no puede ser modificada, reprogramada ni destruida. La estupidez de los tecnócratas económicos y de los funcionarios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, son máquinas robotizadas con algoritmos, pero no son esclavos del poder, son simplemente cosas sin vida ni conciencia, por ello se sustituyen y se olvidan, por inservibles.

Una economía sin sociedad, cultura ni historia, nunca podrá ser ciencia. Las mediciones económicas son vacías y superficiales, como el medir el valor de la producción con el Producto Bruto Interno (PIB), o el pseudo equilibrio fiscal, de ningún modo representan la complejidad de una sociedad, como tampoco la riqueza nacional, el bienestar social ni la suficiencia económica estatal. El enriquecimiento privado a través de los bienes y servicios finales en el mercado nacional, generados en un periodo temporal, de ningún modo es progreso nacional ni da cuenta de la situación económica de un país, como fue reconocido por su propio creador Simon Kuznets (1901-1985), a quien el Congreso de EE.UU le encomendó medir la crisis económica mundial de 1929-1932, «… el bienestar de una nación difícilmente puede inferirse de una medida del ingreso nacional» (Kuznets, 1934).

El repetir incesantemente, como verdades absolutas, la situación cuantitativa y las previsiones económicas nacionales de los organismos internacionales, no solo muestra el mecanicismo tecnocrático de la economía, también son evidencias del absurdo desconocimiento del impacto del dinámico devenir político internacional, que inciden en el ámbito económico nacional, a la vez pone de manifiesto el corrupto e interesado compromiso geopolítico, del gobierno y de los partidos del poder, con el cómplice silencio ante la debacle humana con el genocidio contra el pueblo palestino y la confrontación bélica mundial.

Los propietarios del capital ni la jerarquía burocrática estatal crean riqueza ni son autosuficientes, como expresan algunos candidatos, que se disputarán la Presidencia de la República. De este modo, manifiestan su transparente ignorancia e incapacidad previsible, si obtienen los votos de aparente validez.

Explotar a los trabajadores y apropiarse de los recursos del pueblo y de la nación, son auténticos atentados contra la vida y el futuro nacional. Costa Rica nos pertenece a todos, no es un espacio social con dueño, ni el poder estatal es privado. No somos esclavos, somos ciudadanos creadores de nuestro presente y futuro común.

Frente Nacional por la Seguridad Social. Convocatoria a concentración en defensa de la Caja

El Frente Nacional por la Seguridad Social (FRENASS) convoca a una concentración el próximo 26 de septiembre de 2024 para exigir soluciones inmediatas a las largas listas de espera, el pago de la deuda billonaria que el Estado mantiene con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y el respeto a la autonomía de esta institución benemérita.

Detalles del evento:

  • Fecha: 26 de septiembre del 2024
  • Hora: 10:00 a.m.
  • Lugar: Edificio Central de la Caja Costarricense de Seguro Social

Se invita a la población a participar en esta concentración para defender los derechos y la estabilidad de la Caja, símbolo de la seguridad social costarricense.

Aclaración necesaria

Carlos Carranza

En días reciente el Ciudadano Presidente don Rodrigo Chaves Robles ha afirmado que los profesores de la Universidad pasamos lista para que los estudiantes asistan a las marchas.

Ante esto indico que eso no es una práctica que sea oficial en las Universidades Públicas pues hacer ese tipo de acciones roza con la Constitución Política y el Estatuto Orgánico que está muy claro en discursos históricos entre otros de Alejandro Alvarado, Luis Demetrio Tinoco Castro y Rodrigo Facio Brenes, solo para citar algunos.

Esas prácticas no existen ya que negaría la vida universitaria y la esencia de la libertad como elemento fundamental de las garantías individuales.

Por más de 43 años he sido académico (con mucho orgullo de universidades públicas y privadas) y jamás hacer de la cátedra para los fines citados. Sé que muchos (as) colegas universitarios de diferentes áreas hemos participado en la construcción del edificio del país teniendo como norte la libertad con bienestar.

Hago un llamado para que el ciudadano Presidente medite, revise lo que se está haciendo en diferentes áreas del conocimiento científico en función de una Costa Rica para todos(as).

Espero que algunos que publican en esta área mediten e investiguen lo que se hace en las Universidades para aportar al país.

Confusión al votar

Freddy Pacheco León

1. Pocos, muy pocos votantes vinculan el nombre del partido político con su respectiva bandera.

2. Pocos, muy pocos son capaces de recordar el diseño (incluyendo los colores) del partido en que ¡sin nombre alguno! van sus candidatos a diputados preferidos.

3. Pocos, muy pocos, de nuestro «club de Ciudadanos de Oro», gozan de una visión 20/20 para al instante ubicar en la ensalada criolla, la casilla donde marcar la X.

4. Pocos, muy pocos, van a poder realizar ese ejercicio único, no solo en la gran papeleta de diputaciones, sino también en la gran hoja para el voto presidencial.

5. Pocos, muy pocos, conocen siquiera el nombre y la bandera de la mayoría de los partidos que esperan su voto.

6. Pocos, muy pocos, no tendrán aunque fuere un aumento de su adrenalina, que se les manifestará con cierto nerviosismo a la hora de votar.

Y

7. Todo lo anteriormente puntualizado, forma parte de un acto secreto, muy personal, de gran trascendencia, que los ciudadanos, aún los analfabetos por desuso, ¡TENDRÁN QUE EJECUTAR EN MINUTO Y MEDIO!, con el riesgo de que su voto sea ANULADO por excederse ilegalmente en su tiempo.

La complejidad de las palabras y la simplicidad del discurso del poder

Juan Huaylupo

Las palabras son la manifestación del pensamiento, cultura, ideología, historia e identidad de las personas. En este sentido, las palabras son ricas y poseen complejas significaciones presentes en toda comunicación, las cuales trascienden la interrelación entre individuos para ser también expresiones de grupos y sociedades en tiempos-espacios particulares.

Esto es, la comunicación requiere de algunas condiciones para establecer la interacción, sin embargo, en determinados contextos la situación, condición y pensamiento distinto entre los interlocutores la inhibe porque las palabras y su articulación, no son comprendidas por no poseer significaciones ni intereses comunes. La incomunicación en el presente, es el resultado de la fragmentación y separación social, no necesariamente física, en una sociedad paradójicamente articulada e interdependiente, plagada de medios técnicos para la comunicación.

La pluralidad social en el presente globalizado requiere de la comunicación porque es un requisito necesario para la convivencia, para la vida en comunidad y para nuestra socialización como seres humanos en un mundo integrado e interdependiente. Sin embargo, a pesar de su necesidad social e histórica, la incomunicación está presente y nutre muchas de nuestras relaciones sociales y políticas con el poder prevaleciente.

Se podría afirmar que, la incomunicación es una condición patológica de la sociedad contemporánea, que impide el conocimiento entre unos y otros, a pesar de una extensa e intensa relación en la diversidad de nuestra cotidianidad.

La incomunicación no solo es una separación con quienes tenemos que convivir, es una ruptura con los otros, a los cuales les niegan absurdamente tener comunidad de intereses y anhelos compartidos. La incomunicación es antagónica a todo proceso democrático, no representa el interés de todos ni el respeto al pensamiento, actuación e ideologías distintas a la propia. Es parte consustancial de un proceso político totalitario que crea enemigos, que separa lo que está unido, que desprecia y pretende desaparecer a los otros, y que en pulsión suicida asesina a quienes sustentan su existencia.

La actuación y pensamiento idéntico entre las personas, no existe, todos somos distintos, nunca máquinas estandarizadas, como tampoco contendientes ni enemigos. Creer que las diferencias son separaciones absolutas, es asumir absurdas posiciones totalitarias que auguran confrontaciones y guerras infinitas de destrucción contra la humanidad.

Gran parte de los medios de comunicación en Costa Rica, son ejemplos de la incomunicación, porque con la mercantilización de las noticias pueden decir cuanta falsedad quieren sus contratantes, privados o gubernamentales, además de mentir, calumniar y difamar, crean miedos y desconfianza informando sobre asesinatos, asaltos, fraudes y accidentes. Así, promueven ilusiones, frustraciones y disputas entre los seguidores del futbol, mientras se enriquecen los negociantes que usurpan y corrompen el deporte popular.

Esos medios no son públicos, son privados, se imponen con palabras parciales y parcializadas que ofenden la inteligencia e impiden el pensamiento complejo, así como simplifican la complejidad de los acontecimientos y realidades. La veracidad y la pluralidad del pensamiento, así como el debate serio, plural, comprometido, sobre los derechos ciudadanos, la democracia, la planificación o el desarrollo nacional, están ausentes en dichos medios, no obstante, están protegidos y mantenidos por el poder. Los propietarios de los medios encubren su funesta actuación con la honestidad, honradez y sacrificio de muchos otros periodistas, que en honor a su compromiso social denuncian a gobernantes ilegítimos, a los corruptos, así como defienden la institucionalidad pública y los derechos ciudadanos.

Las palabras del discurso del poder en Costa Rica están dirigidas a las mayorías trabajadoras para ocultarles que son ellas quienes sustentan los ingresos fiscales y que son los generadores de las ganancias y riquezas privadas. También para imponerles decisiones y acciones, como verdades absolutas, de las cuales supuestamente depende el bienestar y la existencia de los trabajadores, a pesar de que los perjudica y empobrecen. Asimismo, el discurso del poder se dirige a las mayorías para buscar apoyo y legitimar su poder con mentiras y demagogia. Esas intencionalidades del discurso del poder dictatorial, hacia los trabajadores, es para mantenerlos pasivos, obedientes, engañados, confundidos, enfrentados, enfermos e incomunicados para posesionarse en el poder dictatorial.

Las tiranías requieren de esas palabras y discursos, no para dialogar ni concertar, sino para imponer las decisiones y acciones contra quienes les han negado la palabra y no son escuchados. El discurso del poder no solo son palabras del mandatario, también hablan y actúan las leyes, los medios, la educación formal, la administración pública, la religión o “las fuerzas del orden”, que contribuyen con la difusión de sus palabras y miedos a la consecución de los propósitos del poder.

La incomunicación social es una condición privativa del poder, pero ninguna tiranía es eterna, como tampoco lo es la incomunicación. El fracaso del discurso del poder, es la imposibilidad de seguir dominando y explotando, es la absurda pretensión de eternizar un poder irracional, sin horizonte histórico. El pensamiento y conciencia crítica y disidente, son la esperanza para reconstruir una sociedad plural y un mundo mejor.

¿Cómo explicar que los empresarios se les exima pagar las deudas al seguro social, cómo se permite la elusión y evasión tributaria y el no pago de intereses moratorios, a pesar que fueron cobrados en las mercancías y servicios que venden?, ¿cómo es posible que un mandatario afirme que fue electo para emitir criterio?, ¿qué podemos esperar de un Estado que pregona democracia y libertad, cuando impone acciones contra el pueblo que dice representar?, ¿cómo confiar en alguien que defraudó y traicionó la decisión electoral del pueblo?

Al parecer las palabras y acciones de los autócratas, de los intelectuales del sistema, de los propietarios de los medios y del capital, revelan transparentemente el cinismo de su poder. Es lamentable que aún no podamos democráticamente destituir al mandatario, dado que no tiene la solvencia moral de renunciar ni reconocer su traición al pueblo costarricense. Nuestra población será callada y disciplinada, pero no es ignorante ni tonta, son tales, quienes creen engañar y defraudar eternamente al pueblo.

Imagen: https://steemkr.com/spanish/@luzmar/el-poder-del-discurso