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Etiqueta: derechos de las mujeres

En el Día de la Mujer, hablemos los hombres de la sociedad patriarcal

Alberto Salom Echeverría

¿Desde cuándo y por qué se instituyó el día de la mujer?

El día Internacional de la Mujer fue oficialmente decretado por Las Naciones Unidas en el año de 1972, para que fuese celebrado cada 8 de marzo. Sin embargo, la celebración recuerda acontecimientos anteriores que tuvieron que ver con la lucha de las mujeres en Europa, en Los Estados Unidos y en otras partes del mundo, contra la desigualdad de que han sido objeto a lo largo de la historia. Las protagonistas de aquellas efemérides en un inicio fueron principalmente las mujeres socialistas, comunistas y anarquistas como parte de la clase obrera trabajadora; con posterioridad, obviamente se han sumado mujeres de muy variadas orientaciones ideológicas que convergen en la idea de alcanzar la igualdad en la convivencia entre el hombre y la mujer. Un punto álgido de esas batallas fue la lucha de las sufragistas quienes buscaron afanosamente alcanzar la igualdad de los derechos electorales entre hombres y mujeres.

Cada año, la ONU establece un énfasis; el año pasado, el lema central de la celebración fue por la “Igualdad de hoy por un mañana sostenible”. Estuvo dirigido a redoblar la lucha de las mujeres y las niñas contra el calentamiento global, así como también se orientó a mitigar y buscar la adaptación frente a los efectos del cambio climático. En el presente año 2023, el eslogan aboga “Por un mundo digital inclusivo: Innovación Tecnológica para la igualdad de género”. Esta vez, el objetivo consiste en explorar los efectos de la brecha digital de género en el crecimiento de las desigualdades sociales y económicas. Por otra parte, en concordancia con lo anterior, se pretende proteger los derechos de las mujeres y las niñas en los espacios digitales y abordar la violencia de género en línea y la propiciada por las nuevas tecnologías de la comunicación. (Cfr. ONU Mujeres. “Día Internacional de la Mujer 2023: Por un Mundo Digital Inclusivo: Innovación y Tecnología para la Igualdad de Género.” Diciembre 2022).

¿Por quién doblan las campanas?

Esta frase que he insertado arriba, es del afamado escritor estadounidense radicado durante mucho tiempo en Cuba, Ernest Hemingway. El autor ganó el premio Pulitzer en 1953 por su obra “El Viejo y El Mar”, un año después ganó el premio Nobel de literatura por la integralidad de sus escritos. Casualmente entre 1939 y 1940 escribe la novela “Por quién doblan las campanas”, probablemente su obra más conocida; la novela versa sobre la guerra civil española. La frase la tomó Hemingway del poeta metafísico John Donne, quien a su vez la escribió en 1624. Hace alusión a que cualquier muerte de un ser humano nos concierne a todos, porque cada uno de nosotros es parte de “un todo”. Por lo consiguiente, John Donne había expresado en sus meditaciones “Devotions Upon Emergent Occasions” la siguiente memorable expresión que hoy comentamos: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.”

Hoy, seguramente las campanas doblan por el sufrimiento humano a causa de la flagelación, los castigos e injusticias recibidas por las mujeres en el mundo. La celebración del día de la mujer está jalonada por una cuota de felicidad, por un lado, porque se festeja su existencia, sus luchas, sus éxitos y glorias. Las honramos como madres, los hombres las debemos enaltecerlas como nuestras compañeras en la vida, con ellas procreamos a nuestros hijos e hijas. Pero, no siempre ocurre así. Por eso, la fecha también deviene conmemorativa, ya que todos somos responsables de la violencia que se ejerce contra ellas, de las violaciones de que son objeto, de la desigualdad y la opresión en la sociedad.

Dice la ONU que merced a las desigualdades persistentes, en el mundo hay nada menos que 383 millones de mujeres y niñas que viven en la pobreza extrema. Además, cada once minutos en el mundo una mujer o una niña fallece a manos de algún miembro de su propia familia. ¿Quién está exento de semejante responsabilidad? En mi opinión todos estamos concernidos, especialmente los hombres, ya que el contexto es el de una sociedad patriarcal, en la que se reproducen incesantemente valores culturales “machistas”.

Celebramos que se haya formado una comisión de Derechos Humanos en la ONU, que a su vez promovió la existencia de un Consejo de Derechos Humanos. Celebramos en parte, igualmente que, la comisión haya considerado que su misión no concluye hasta que sea un hecho la igualdad real de la mujer y el hombre en la sociedad contemporánea. Sin embargo, no podemos celebrar plenamente, porque la sola existencia de la comisión habla de las injusticias que subsisten en el mundo contra las mujeres, la violencia, las violaciones y muertes por maltrato, así como la desigualdad.

Celebramos los hombres la existencia de la otra parte de la humanidad, pero, no podemos celebrar que nos hayamos arrogado “el derecho” de subsumir a toda la Humanidad en la palabra “Hombre”. Y somos los primeros que debemos exigir en nuestras sociedades una nueva cultura, para que aflore una educación en la que se inculquen nuevos valores para infundir una “Nueva Masculinidad”. Una “Nueva Masculinidad”, que signifique compartir la vida con la mujer en condiciones de plena igualdad, donde en el hogar se asuman las tareas por partes iguales, donde no existan “roles” femeninos y masculinos. Las tareas en el hogar deben ser asumidas sin distingos de sexo. Ambos miembros de la pareja son corresponsables por igual, de velar por la educación de sus hijos, así como de las tareas que ello conlleva. Ambos deben ser mutuamente solidarios en las tareas cotidianas del hogar. Hay más, la “Nueva Masculinidad” supone entender que el amor de la pareja parte de un respeto irrestricto por el otro, de una manera tal que permita reconocer que el disfrute sexual debe ser compartido; el hombre y la mujer tienen el mismo derecho al disfrute pleno de las relaciones íntimas de la pareja, sin que ninguna de las partes se desentienda de la otra. Por otra parte, los bienes que se produzcan dentro de la relación deben ser compartidos, como ya se estipula en el derecho de familia a nivel internacional.

Quizás lo más importante radica en que la educación y los valores que se inculquen a los párvulos contemplen todo lo anterior, y particularmente, una nueva manera de visualizar la vida, conducente a erradicar para siempre, la desigualdad, la opresión de las mujeres, el sometimiento, la discriminación en los trabajos por razones de sexo; y especialmente se debe velar porque impere el mismo salario por las mismas tareas con independencia del sexo de quien las realice. El mismo derecho deben tener las mujeres y los hombres al trabajo, a la educación, a la ciencia y la tecnología. Debe prevalecer el derecho de las mujeres a tomar parte en las decisiones de todo orden en la sociedad, en particular las que tienen que ver con el desarrollo sostenible para enfrentar el calentamiento global, o también, paliar o buscar adaptación al cambio climático. Para ello la ONU creó una comisión que atiende todo lo concerniente con la agenda 2030, para ´acelerar la igualdad real de género y el empoderamiento de las mujeres´. La discriminación, los abusos y la misoginia se han trasladado al mundo virtual, lo que vuelve a colocar a la mujer en condición de desventaja frente al hombre en la sociedad. La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, en 2023, señaló que la mujer es víctima en pleno siglo XXI de “…acceso limitado a la tecnología, a la violencia en línea…así como a la infrarrepresentación y el sesgo de género en las industrias tecnológicas.” (Cfr. ONU. “Promoción de los Derechos de la Mujer desde 1946: Cinco cosas que Debes Saber.” https:/news.un.org/es/story/2023/03/1519072).

¿Por quién doblan las campanas? Por ti. Porque las mujeres sufren y padecen descalabros en sus vidas ante la desigualdad y la violencia de las que son víctimas en la sociedad patriarcal. Pero en el largo plazo, todos perdemos; o sea los hombres incluidos, porque no hay verdadera opción al desarrollo que no comporte una igualdad real entre el hombre y la mujer, es decir un desarrollo inclusivo, sostenible y sustentable con la Naturaleza y, por lo tanto, con la vida de todas las especies existentes y sus hábitats.

En la lucha por una sociedad igualitaria e inclusiva de las mujeres, el hombre debe asumir su responsabilidad.

Para conquistar la igualdad real entre hombres y mujeres y crear sociedades que incluyan plenamente a las mujeres en las tareas del desarrollo sostenible, el hombre no puede considerarse exento. Por lo tanto, a los hombres nos asiste una doble responsabilidad: pagar las penas por los delitos contra la mujer por parte de aquellos que los cometen, pero al mismo tiempo, quienes desarrollen conciencia de todas las implicaciones que conlleva la conquista de una vida digna para las mujeres, debemos integrarnos a ese movimiento que nos es propio. Significa ni más ni menos que, bregar por alcanzar nuevas formas de convivencia social, con nuevos valores culturales que permitan iniciar la ruta para desterrar para siempre los privilegios varoniles de la sociedad patriarcal.

Se trata de una nueva cosmovisión de lo social, lo político y lo económico. En breve, estamos hablando de una “Revolución Cultural”, para educarnos todos con nuevos valores que orienten la necesidad de desmontar el paradigma machista y patriarcal por el que estamos regidos. Para alcanzarlo, hay que idear una nueva masculinidad en la que los roles tradicionales del “hombre que manda” tanto en la casa como en los diferentes planos de la vida social debe acabar. Pero no solamente se debe idear y ambicionar un nuevo paradigma, sino que en la medida en la que se conceptualiza esa nueva convivencia es urgente ir asumiendo en la práctica el nuevo papel solidario con la mujer ante la desigualdad que padece, confrontado la violencia instalada en la sociedad contra ellas, la falta de oportunidades a la educación formal. También debemos ser solidarios con las mujeres para que puedan asumir empleos de calidad; es urgente, además, educarnos para enfrentar conjuntamente la opresión y la subordinación de la que son objeto las mujeres en nuestras sociedades contemporáneas.

Esta, lógicamente es una tarea que compete en primer lugar a los movimientos femeninos y feministas que se han creado por todo el orbe, como se demostró este 8 de marzo en diversos países, tanto en nuestra América Latina, como en Los Estados Unidos, en Europa y en los demás continentes del orbe. Los hombres que estamos conscientes de la opresión que padecen las mujeres y sabemos de la desigualdad que acaece como resultado, es urgente que asumamos nuestro papel a la par de las abuelas, madres, compañeras de vida, de nuestras hermanas y amigas; o, simplemente a la par de la mujer que lucha por romper el indeseable, pero sólido cascarón del patriarcado que recubre la sociedad entera. Debemos convencernos que, no puede haber justicia plena, sin igualdad entre el hombre y la mujer; no puede existir equidad sin que acabemos con la desigual distribución de oportunidades en contra de las mujeres, sin que seamos capaces de abrir por igual para todas las personas, el acceso a la educación, a los empleos de calidad, al mundo de la ciencia y la tecnología. No habrá paz en tanto siga prevaleciendo la violencia contra las mujeres, las niñas, las personas que han alcanzado la ancianidad, las personas con discapacidad; en breve, no puede haber felicidad para uno solo de los sexos que componen la especie humana, mientras la otra mitad, las mujeres deben soportar el peso asfixiante del patriarcado.

La tarea se torna compleja por el hecho de que el patriarcado supone un molde cultural, que por lo tanto impone conductas inapropiadas, comportamientos arbitrarios, violencia de género por parte de la sociedad machista, que es la que carece de la consciencia de que otro mundo, otra sociedad más justa e igualitaria en la sociedad no solo es posible, sino que es deseable, urgente y alcanzarla por lo tanto nos compete a todos. El camino es complejo, pero hay que recorrerlo con esperanza y fervor; al mismo tiempo nos puede proporcionar felicidad saber que estamos a la par de nuestras compañeras luchando por derechos de ellas que les son inalienables y forman parte, por ende, de las justas aspiraciones para su plena realización como personas con dignidad. Entonces son luchas que nos implican a nosotros, los hombres, también. Llegará un día en que podamos celebrar el día de la mujer y en el que, la conmemoración de sus luchas forme parte consustancial de esa victoriosa y épica fecha: El Día Internacional de la Mujer.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Orígenes y significado del Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo

Vladimir de la Cruz

(Conferencia realizada en la Biblioteca Nacional, el miércoles 8 de marzo del 2023, en el Ciclo Historia, Cultura y Democracia organizado por la Benemérita Biblioteca Nacional, la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica y el Instituto de Formación en Democracia del Tribunal Supremo de Elecciones)

Hoy vamos a hablar, a reflexionar, a analizar algunos datos y eventos, a hacer algunos comentarios de la fecha que el 8 de marzo se celebra, desde 1975, por impulso de la Organización de las Naciones Unidas, como Día de la Mujer, y, como Día Internacional de la Mujer, en tanto los 195 países que integran este alto organismo mundial, en sus agendas nacionales, han establecido esta celebración.

Sin embargo, los acontecimientos que tienen que ver con esta fecha, y la forma cómo se celebra, no son solo de la ONU, ni tampoco solo de las sufragistas, las mujeres que recogen la tradición de la lucha por el voto de la mujer. Es el resultado de un proceso ligado a las luchas obreras del siglo XIX, orientadas a lograr mejores condiciones de vida y de trabajo, bajo las condiciones del desarrollo de la Revolución Industrial de aquella época.

Desde mediados del siglo XVIII, con el desarrollo de las máquinas de vapor se avanzó, rápidamente, a transformar las relaciones de producción de aquellos años, preparando el gran desarrollo industrial de todo el siglo XIX, para introducir al mundo, bajo los estandartes de los ideales de la Revolución Francesa y de la Independencia de las 13 colonias inglesas, de los Estados Unidos, en el desarrollo de la sociedad capitalista, caracterizada por sus regímenes republicanos y liberales, y por las nuevas relaciones de producción industrial y de las técnicas innovadoras del maquinismo aplicado a la producción, que descansaba principalmente, a principios del siglo XIX, en el hierro y el carbón mineral, y en la segunda mitad de ese siglo al cobre, el petróleo, la electricidad, la plata, el oro, el zinc, el plomo, que fue muy útil para el desarrollo de la industria tipográfica hasta avanzado el siglo XX. Con ello también se impulsaron las industrias del acero laminado, el hormigón armado, el vidrio.

El industrialismo impulsó la máquina de vapor en barcos y la industria de los ferrocarriles, impulsando las vías de comunicación, internas en los países, y hacia el exterior ampliando los mercados y generando nuevas riquezas.

Todo este proceso se vio favorecido por el desarrollo de los bancos y los centros financieros, que también fue una base muy poderosa para el impulso industrial, la proyección del llamado capital financiero, y el desarrollo de las nuevas relaciones capitalistas internacionales desde finales del siglo XIX.

En general, los metales llamados preciosos fueron la mercancía más codiciada de los países, que como centros industriales empezaron a surgir, algunos de ellos fortaleciendo sus sistemas coloniales para dominar las regiones de materias primas fundamentales para ese proceso industrial al tiempo que, con ese sistema de dominación colonial, garantizaban la explotación humana de forma barata y en las condiciones de una nueva esclavitud moderna, la de la clase obrera. Del mismo modo, esas regiones explotadas por el colonialismo las convertían en áreas de colocación de las materias primas transformadas en productos u objetos de venta caros.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX surgieron, de esa manera, las grandes empresas de ese proceso industrial financiero, las empresas que hacen surgir la sociedad imperialista como una forma desarrollada del capitalismo, los monopolios, los oligopolios, los trusts y los carteles, que de distintas maneras llegan hasta el día de hoy, en las condiciones internacionales de una nueva etapa de la producción mundial, con base en el alto grado de desarrollo de la ciencia, la tecnología y las ciencias informáticas, bajo el manto de la Globalización y de los Tratados de Libre Comercio, procesos que han roto las fronteras, las han ampliado y han impuesto otros modelos de dominación internacional.

A la par de ese proceso industrial se desarrollaron nuevos grupos sociales, especialmente urbanos, los trabajadores fabriles, los de la industria, en todas sus formas, así como los trabajadores del desarrollo urbano, de las ciudades en el siglo XIX, de los nuevos medios de trasporte y de la modernización de puertos.

Las fábricas se convirtieron en la expresión más dura del trabajo, para quienes laboraban en ellas, por las condiciones de trabajo brutales que existían en su interior. Hombres, mujeres y niños tenían pequeñas diferencias en el duro trabajo, en sus jornadas, y grandes diferencias en el pago que recibían. Los niños, por ejemplo, eran usados para limpiar el interior de las chimeneas de las fábricas, sus paredes, de la acumulación de carbón, hollín, cenizas y otros restos tóxicos que quedaban en su interior, materiales que impedían la circulación del aire por las chimeneas. Su trabajo les dañaba seriamente su salud, con diversas enfermedades, e infecciones, y les perjudicaba en su expectativa de vida. La vida de estos niños era infernal. Su trabajo iniciaba entre los tres y cuatro años y duraba hasta los diez o doce, si lograban sobrevivir. Desde 1817 se conocen denuncias en el parlamento inglés sobre estos trabajos. En las fábricas no importaba quien hiciera el trabajo, hombres, mujeres o niños, jóvenes o adultos. En 1833 se prohibió que los menores de 9 años trabajaran en las fábricas y factorías textiles, y en 1842 se aprobó que los menores de 10 años no bajaran a laborar en el interior de las minas.

En el caso de las mujeres, en su condición de trabajadoras, eran obligadas a probar el maltrato físico a que se les sometía, a las condiciones de acoso o abuso laboral y sexual que les imponían, bajo diversas formas de violación. En 1847, con el decreto de “Ten Hours”, en Inglaterra se redujo la jornada prohibiéndose que las mujeres y los niños trabajaran, en cualquier labor, más de 10 horas al día, leyes que en la práctica no se cumplían.

Las condiciones de trabajo, por jornada o a destajo, eran muy precarias, afectando a los trabajadores con enfermedades, accidentes de trabajo, o por su vejez. Los trabajadores no tenían ningún amparo ni protección. No había seguros médicos ni estatales. Los llamados males sociales, como se les decía en Costa Rica, abundaban entre los trabajadores, alcoholismo, prostitución, drogas, malas y pésimas viviendas, “chinchorros” como se les decía a finales del siglo XIX en el Costa Rica, poca educación y un alto porcentaje de analfabetismo.

La exclusión, la discriminación y la marginación social, y los métodos y prácticas de explotación laboral, eran símbolos evidentes en la sociedad industrial y capitalista que empezaba en el siglo XIX. En aquellos años apenas se descansaba laboralmente medio día, o un día a la semana.

Los sistemas republicanos con sus leyes, sin legislación social importante, afirmaban los valores del proceso político y económico que surgía. Dentro de los sistemas republicanos, se exaltaban los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa, con sus sistemas electorales que excluían y marginaban amplios sectores de la población, entre ellos las mujeres, de cualquier participación y representación política.

Durante la Revolución Francesa la mujer tomó conciencia, por primera vez y de manera colectiva, de su condición y situación social. Marchando hacia Versalles, junto a los hombres, las mujeres parisinas reclamaron la igualdad social bajo el lema «libertad, igualdad y fraternidad». Las mujeres también tomaron conciencia que, en aquel momento, la lucha de clases no contemplaba la lucha de género, esto es, la plena igualdad social de la mujer por la que debían luchar.

Durante la Revolución Francesa se produjeron las primeras peticiones formales de los derechos políticos y de la ciudadanía para la mujer.

Los salarios eran altamente diferenciados en estos grupos sociales, con relación a lo que se pagaba a los hombres por las mismas tareas y la misma jornada de trabajo. Las fábricas eran insalubres, con poca ventilación, oscuras, sucias, lo que producía, al mismo tiempo, un deterioro importante de la salud de los trabajadores.

Estas condiciones de vida y de trabajo, son las que van a impulsar los Seguros Sociales, como una institución orientada a proteger a los trabajadores, como mano de obra, en la salud, a cargo del Estado, a finales del siglo XIX, por el Canciller Otro von Bismark, Ministro entonces de Prusia, considerado el fundador de la Alemania Moderna, para asegurar la reproducción de ellos como trabajadores, señalando que la gente sana trabaja y produce mejor, y puede reproducirse como clase trabajadora.

Dentro de ese proceso de producción y de organización política republicana empezaron a surgir corrientes políticas, ideológicas, con distintos intereses y grados de organización.

En la producción empezaron a desarrollarse, al calor de Roberto Owen, las cooperativas como la forma revolucionaria alternativa, en ese momento, de organizar los factores de la producción, los medios de producción y los factores humanos, los trabajadores y los dueños del capital, para mejorar los procesos productivos y evitar ser aniquilados por el desarrollo de las empresas capitalistas en el mercado de la competencia. Entre las cosas que impuso Owen, en su modelo de trabajo, fueron jornadas de trabajo de 10 horas, lo que se consideraba en Inglaterra un privilegio. En Francia, en la industria de la seda se trabajaba desde las 5 de la mañana hasta las 11 de la noche.

Con el maquinismo, en las fábricas y en el proceso industrial, el trabajo se dividió más y se especializó, debilitando a los trabajadores como grupo social.

Florecieron en el campo político teorías políticas que justificaban el naciente capitalismo industrial del siglo XIX, así como los que lo criticaban. Junto al liberalismo político clásico que venía desde la Revolución Francesa, hasta las distintas corrientes de socialismos utópicos, y a mediados el siglo XIX, el socialismo científico, el socialismo cristiano y el anarquismo fueron también banderas en esos años.

A mediados del siglo XIX se reconocían las siguientes corrientes socialistas: el reaccionario en sus formas de socialismo feudal, socialismo pequeño burgués, el socialismo alemán o verdadero” socialismo, el socialismo burgués o conservador y el socialismo y el comunismo crítico utópico.

Los planteamientos socialistas, entre otros planteamientos, empezaron a agitar la igualdad social, la superación de la división social, la participación electoral de los trabajadores. También, surgió la idea de la toma del poder para los trabajadores.

Los trabajadores empezaron a movilizarse, organizarse y a luchar contra esa explotación social, las malas condiciones de trabajo y de vida, por la higienización de las fábricas, por la seguridad laboral y social.

Especial bandera de lucha durante todo el siglo XIX fue la lucha para rebajar la extensa jornada de trabajo, que podía llegar en algunas ocasiones hasta las 20 horas de trabajo diario. Lo usual eran jornadas que gravitaban entre las 12 y las 16 horas. A mediados del siglo XIX el promedio era de 14 horas diarias en la mayoría de las fábricas.

A la lucha por la reducción de la jornada se ligó la del aumento del salario. Desde entonces, esos han sido los ejes más importantes de las luchas obreras, reducir la jornada y aumentar los salarios. Los patronos y los empresarios, al contrario, su lucha ha sido por disminuir los salarios y aumentar las jornadas.

Aparecieron las organizaciones de defensa de los intereses de clase, de los trabajadores, los sindicatos, las federaciones y confederaciones sindicales, de la mala situación de los trabajadores. A uno de esos movimientos se le llamó cartista por las cartas que enviaban los trabajadores a los diputados y parlamentarios, informándoles de su situación, especialmente entre 1838 y 1848. El cartismo fue un antecedente importante de los sindicatos.

Al surgimiento, en el plano nacional de cada país, luego se impulsaron las organizaciones internacionales, y las movilizaciones internacionales con igual propósito, sobre la consideración de que si las clases industriales y dominantes políticamente, se relacionaban y actuaban solidariamente internacionalmente, así también tenían que hacerlo los trabajadores para la mejor defensa de sus intereses. Una lucha muy importante, en este sentido, como experiencia de lucha y de organización, fue la realización, organizada desde 1890, de los Primeros de Mayo, en recuerdo y solidaridad con los Mártires de Chicago, de 1886, como un día de lucha, de balance de las luchas realizadas en el año trascurrido hasta el primero de mayo, y de plataforma de nuevas luchas a partir de esa fecha.

En este momento, hoy, se está viviendo una situación tensa en este extremo. En algunos países europeos los trabajadores han logrado una jornada semanal de 35 y 36 horas, superando las jornadas de 48 horas semanales, rebajando de esa manera también la jornada diurna de trabajo. En otros países, Costa Rica, es uno de ellos, se trata de imponer un régimen de trabajo de 48 horas semanales divididas en 4 días de 12 horas de trabajo diario y no, como existe oficialmente la jornada, desde 1920, de 8 horas diarias siguiendo la tradición histórica, de las luchas, de los obreros de Chicago de 1886 y 1890, que impusieron esta jornada, que se generalizó en todo el mundo, adoptada por los Convenios Internacionales de la OIT desde 1919. Hoy la OIT también apoya la reducción de las jornadas semanales a 36 y 35 horas, según lo dispongan los países que así lo establezcan.

Durante los días de la Revolución de 1848, en París, las mujeres se sumaron a las luchas populares, junto a los trabajadores de las fábricas, en las barricadas, demandando igualdad de derechos sociales y laborales, y abanderadas de las corrientes del socialismo utópico, enarbolaban la emancipación de la mujer, realizando intensas labores de agitación y propaganda de sus demandas.

A finales del siglo XIX habían surgido nuevas situaciones políticas importantes para los trabajadores en general, como fueron la Comuna de París, de 1871, cuando los trabajadores parisinos dieron una gran batalla, por casi 75 días, que se hicieron del poder, resultado de la miseria y explotación que vivían y contra la cual protestaron y se sublevaron.

Durante los días de la Comuna de París, 1871, en la lucha política que ella significaba de toma del poder para los trabajadores, las mujeres reivindicaron el derecho de voto, el derecho de desempeñar cargos públicos, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Otro suceso fue el desarrollo de la Asociación Internacional de Trabajadores, de 1864, conocida como I Internacional, y la II Internacional que le siguió, desde 1889, hasta el inicio de la I Guerra Mundial. Estas organizaciones internacionales fueron originadas por Carlos Marx y Federico Engels, con el propósito de darle unidad internacional a las luchas de los trabajadores por un nuevo régimen social.

Posteriormente, al calor de la Revolución Rusa, impulsada por Lenin, surgió la llamada III Internacional, con el propósito de fortalecer los sindicatos, como instrumentos de lucha de los trabajadores, y de impulsar partidos comunistas, como su máxima expresión de organización para la toma del poder. De los siete Congresos que realizó la III Internacional, en los primeros cuatro se tomaron importantes acuerdos por las luchas de las mujeres, destacándose como tema la “Cuestión de la Mujer”.

En 1938 se creó una nueva organización de este tipo, la IV Internacional, impulsada por León Trotski, un importante líder bolchevique obligado a salir de la Unión Soviética a finales de la década de 1920.

Las luchas obreras y políticas de los trabajadores hicieron que a finales del siglo XIX se empezaran a aprobar leyes que reglamentaban el trabajo de las mujeres y de los niños, especialmente asociadas a la reducción de jornadas e igualdad de salarios.

Las mujeres estaban marginadas de la vida política y social en general. La mujer era considerada más como un objeto que como un ser humano, no podía tomar ciertas decisiones por cuenta propia, puesto que tenía que requerir aval de su esposo, no podía participar de procesos electorales cuando estos sistemas se fueron ampliando a los hombres y trabajadores. A la mujer se le considera más como una ama de casa, una esposa obediente, una mujer que debía cuidar de su familia, de su esposo y de sus hijos debiendo estar a su servicio.

Esta idea se defendió, por parte de la Iglesia Católica, a principios del siglo XX, en Costa Rica, cuando se impulsó la coeducación, de niños y niñas, en el aula escolar. La Iglesia se enfrentó a esa política educativa, diciendo que ese proceso educativo llevaría a la masculinización de las mujeres y a la feminización de los hombres, porque el verdadero sitio de la mujer era cuidar el corazón del hombre. En este sentido, cuando la mujer se fue abriendo camino en labores productivas se destacó su participación en la educación. El impacto de su inserción en el proceso educativo hizo surgir en 1919, en Europa, la Federación Internacional de Mujeres Universitarias.

Desde la Revolución Francesa se habían levantado las banderas por la igualdad de mujer. A la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en 1789, le siguió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, de 1791, proclamada por Olympe de Gouges, revolucionaria de esos días, filósofa, importante precursora y defensora de los derechos de las mujeres, curiosamente era una Declaración, que en su texto es idéntica a la de 1789, pero que no se le da el vuelo y altura que tiene la de 1789. Es uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres con relación a los hombres así como el sufragio femenino.

La Declaración, de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, dirigida a las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nación, era contundente. Destacaba, entre otros aspectos, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer como las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, que no reconocían los derechos naturales, inalienables, y sagrados de la mujer.

Entre los Derechos que exalta la Declaración están la igualdad con el hombre, la libertad, la propiedad, la seguridad, y sobre todo, la resistencia a la opresión, que soberanía, la cual reside esencialmente en la Nación, no es más que la reunión de la Mujer y del Hombre, todas las ciudadanas y los ciudadanos deben participar personalmente, o por sus representantes, en su formación: todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, siendo iguales ante sus ojos, deben tener el mismo acceso a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades, y sin otras distinciones que aquellas de sus virtudes y sus talentos, que las mujeres tengan libertad de opinión puesto que si tiene el derecho de subir al cadalso; ella debe tener igualmente el derecho de subir a la Tribuna. Se enfatiza que la libre comunicaci6n de pensamientos y de opiniones es uno de los derechos más preciados de la mujer, ya que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con los hijos, del mismo modo, el derecho de pedir cuentas, a todo agente público, de su administración.

En el Epílogo de la Declaración se afirma: “Mujer, despierta, el arrebato de la razón se hace escuchar en todo el universo; reconoce tus derechos”.

En el siglo XIX con las organizaciones de trabajadores surgieron las luchas obreras de las mujeres, palmo a palmo, a la par, de igual a igual, sobre la visión de que para alcanzar la igualdad de la mujer había que luchar por una sociedad plenamente igual y justa, sin separar las luchas de las mujeres de las de los hombres, ni de hacer las luchas de las mujeres unas luchas contra los hombres. Este planteamiento lo sostuvo, en la década de 1920, en Costa Rica, Carmen Lyra.

Se conocen huelgas de mujeres, las cigarreras, en España desde 1830, por salarios, por mejores condiciones de trabajo y por la readmisión de mujeres despedidas. La huelga de la Fábrica de Tabacos de la Coruña, en 1857, marca las luchas emancipadoras de la mujer en España. Otros hitos fueron las ebanistas en 1880 y en 1902, las cigarreras de Gijón en 1903, la marcha de más de 20.000 mujeres en Barcelona, el 10 de julio de 1910, encabezada por las pioneras feministas españolas Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Ángeles López de Ayala y Rosalía de Castro.

Así, desde 1857, un 8 de marzo, en New York, las mujeres de la industria textil, que eran conocidas como las “garment workers” hicieron una huelga reclamando salarios justos, condiciones laborales más humanas. Fueron brutalmente reprimidas, con un saldo de 120 mujeres fallecidas. Su lucha, por igual salario que los hombres y por condiciones más humanas de trabajo, en ese momento no se logró. Diez años después formaron un sindicato para pelear por sus derechos, considerado el primer sindicato de mujeres.

En 1867, en marzo, se llevó a cabo una huelga de planchadoras de cuellos en New York, que ya estaban sindicalizadas, pidiendo aumento de salarios.

En Inglaterra fueron las mujeres que trabajaban en la industria de cerillos o fósforos, en 1888, quienes protestan contra las malas condiciones de trabajo.

Con el desarrollo de los movimientos y partidos socialistas, y recién fundados partidos comunistas, a principios del siglo XX, las luchas de las mujeres adquirieron una dimensión mayor.

A principios del siglo XX creció la organización sindical de mujeres y el movimiento sufragista, que enfrentaba a los socialistas, en Europa, Estados Unidos y en América Latina. Los socialistas y comunistas comenzaron a demandar protección especial para el trabajo de las mujeres, seguros para las madres y sus hijos, derechos políticos para las mujeres y la defensa de sus intereses.

En los partidos socialistas y comunistas la dicotomía o dialéctica mujer/trabajadora se interiorizaba como parte de su conciencia e ideario político, lo que llevó a apreciar más el papel de los partidos políticos y de la organización política como partidos defensores de la clase trabajadora, y de la mujer trabajadora, como parte de ella, para luchar por sus necesidades. Eso impulsó que otros partidos dentro de sus organizaciones crearon frentes o comités femeninos bajo sus banderas. En Costa Rica diversos partidos políticos desarrollaron, como parte de sus estructuras organizativas, frentes o secretarías femeninas.

A las peticiones laborales se dieron las demandas por legislación del trabajo femenino, contra la prostitución y el trabajo infantil, la demanda por los derechos políticos para las mujeres, la campaña contra la subida del costo de la vida, por un salario para las amas de casa o las trabajadoras domésticas, se empezó a distinguir entre el doble y triple trabajo de la mujer como trabajadoras, esposas y madres.

En Costa Rica desde 1889 se empezó a plantear la necesidad de “reconocer” el voto de la mujer, por iniciativa de quien ejerció la Presidencia de la República, José Joaquín Rodríguez, con motivo del papel de las mujeres en las movilizaciones políticas en defensa del resultado electoral de 1889. Interesante es llamar la atención de que señaló la necesidad de “reconocer” el voto, partiendo de la idea que ese derecho existía y lo tenían las mujeres pero no se les “reconocía”.

En 1903 se fundó en Estados Unidos la Liga Nacional de Mujeres Sindicalistas.

El 8 de marzo de 1908, una marcha de 15.000 mujeres, en New York, exigen aumento de salarios, disminución de las jornadas de trabajo, prohibición del trabajo infantil y derecho al voto.

El 3 de mayo de 1908, en el teatro Garrick, de Chicago, el Partido Socialista de los Estados Unidos, encabezado, en estas luchas, por sus dirigentes Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt, organizan un acto que llamaron “Día de la Mujer”. En este día, entre otros temas, se agitó la necesidad del sufragio, la lucha contra la esclavitud sexual y la defensa de los derechos laborales de las trabajadoras.

Pocos meses después, el 28 de febrero de 1909 las mujeres socialistas del Partido Socialista de los Estados Unidos, realizaron en New York, una celebración en honor a la huelga de trabajadoras textiles de 1908, reclamando reducción de jornadas, mejores salarios y derecho al voto. Ese 28 de febrero de 1909 se celebró en todos los Estados Unidos. Por iniciativa del Partido Socialista así se siguió celebrando hasta febrero de 1913.

En noviembre de 1909 la huelga de las trabajadoras de la industria de camisas, de New York, dirigida por Clara Lemlich, fue apoyada por la Liga Nacional de Sindicatos de Mujeres. 20.000 mujeres dieron apoyo a las huelguistas, que desde el 28 de setiembre estaban en la lucha, huelga que se extendió, sin éxito, hasta el 15 de febrero de 1910. El incumplimiento de lo pactado, se dijo, había sido la causa del incendio del 25 de marzo de 1911, que produjo 146 fallecidas.

Al mismo tiempo, la II Internacional Socialista, que había sido fundada por Carlos Marx, con gran número de sindicatos y partidos obreros ya existentes, reunida en Dinamarca, en Copenhague, en 1910, con participación de más de 100 delegadas, de 17 países, principalmente europeos, proclamó el Día de la Mujer, con un carácter internacional.

En esta Conferencia de Mujeres Socialistas la dirigente comunista Clara Zetkin propuso que se estableciera el 8 de marzo, como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, con el objetivo de promover y exaltar la lucha de las mujeres por sus derechos, qué se venía dando, y para contribuir a conseguir el sufragio femenino universal.

En esta Conferencia se destacaron, en igual sentido, otras dirigentes comunistas como fueron Rosa Luxemburgo, Alexandra Kolontai, la esposa de Lenin, Nadezhda Krupskaya y la francesa Inessa Armand.

En 1911 empezó a celebrarse el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Ese año se celebró el 19 de marzo en Alemania, Austria, Dinamarca, Suiza y Prusia, donde se movilizaron casi dos millones de personas bajo las demandas del derecho de voto, el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, el derecho a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

El 25 de marzo de 1911 en la fábrica de camisas de New York, Triangle Shirtwaist, se produjo un incendio que provocó la muerte de 146 mujeres, y de 71 mujeres heridas, la mayoría eran migrantes. El incendió, que conmocionó a los Estados Unidos, provocó modificaciones en las leyes laborales de ese país.

Con motivo de la crisis europea de 1913 y 1914, en vísperas de la I Guerra Mundial, las mujeres de Rusia, en 1913, realizaron la celebración de esta fecha y, en 1914, de nuevo en Rusia, Suecia y Alemania se celebró esta fecha, el 8 de marzo, protestando contra la guerra y por la paz, reivindicando también los derechos de las mujeres. Las demandas que se agitaban eran contra la guerra, el militarismo, la paz y el derecho al sufragio.

En 1915, en Dinamarca, se realizaron movilizaciones de mujeres contra la Primera Guerra Mundial.

En 1917, ante la nueva situación política que se producía en Rusia, las mujeres impulsadas por el Partido Comunista, Bolchevique, el último domingo de febrero, el 23, de acuerdo con el viejo Calendario Juliano, correspondiendo con el Calendario Gregoriano al 8 de marzo, se lanzaron a las calles, en huelga, demandando “pan y paz”, dos de las consignas políticas que Lenin agitaba, por la situación de hambre que había y por la muerte de más de dos millones de soldados rusos, innecesariamente enviados a la guerra.

En febrero de 1917 se produjo en Rusia un momento político que se conoció como la Revolución de Febrero, impulsada por los comunistas bolcheviques, que marcó decisoriamente los pasos que siguieron hasta octubre cuando finalmente triunfaron. En estos días del mes de febrero dada la intensidad de luchas sociales y política el Zar abdica y se integra un Gobierno Provisional.

El 23 de febrero, o el 8 de marzo, según estos calendarios de 1917, se llevaron a cabo una serie de actos y manifestaciones con el motivo del Día Internacional de la Mujer, momento que aprovechó Lenin para proclamar este día en su dimensión internacional con que se siguió celebrando.

Ese 8 de marzo de 1917, según León Trotski, fue el “día de las obreras, una fecha memorable en la historia. Ese día las mujeres rusas levantaron la antorcha de la revolución”.

En la Constitución Política de Rusia, y en la de la Unión Soviética, desde su primera Constitución, se estableció el derecho al sufragio y otros derechos de las mujeres.

En 1921, se realiza, en Moscú, la Conferencia de las Mujeres Comunistas que acuerda instituir el 8 de Marzo como Día de la Mujer Comunista. Esta fecha tendrá un gran auge en la Rusia soviética y en el resto de los países del socialismo real, que surgieron con la constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y luego con los países que surgieron con carácter socialista al terminar la II Guerra Mundial.

La dirigente comunista Alejandra Kolontai, como parte de esas luchas, y como Comisaria del Pueblo, en la Revolución Rusa, logró que se aprobara en Rusia el voto para la mujer, que el divorcio fuera legal lo mismo que la interrupción del embarazo, y que se estableciera el 8 de marzo como fiesta nacional oficial de la Unión Soviética, desde 1922. En China ese mismo año se comenzó a celebrar.

Con el desarrollo de los partidos comunistas, a partir de la III Internacional, en 1919, se estimuló esta celebración en aquellos países donde habían partidos comunistas, al principio como una fecha que solo la celebraban y recordaban los comunistas y socialistas en general. A partir de esta proclamación del Día Internacional de la Mujer, por Lenin, los partidos comunistas empezaron a convocar esta celebración, que durante muchos años solo ellos la convocaban.

Durante el período de la II Guerra Mundial, 1939-1945, con el desarrollo del nazifascismo en Europa, estas celebraciones del Día Internacional de la Mujer, se paralizaron. Durante ese período sobresalió la alianza internacional contra el nazifascismo y la lucha por la paz.

Después de la II Guerra Mundial, con la Federación Democrática Internacional de Mujeres, impulsada por el movimiento comunista internacional, se retoma la celebración del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

Al sobrevenir la derrota del nazifascismo, en 1945, cuando se constituyó la organización de las Naciones Unidas, con nuevos países socialistas, además de la URSS, se empezó a dar la lucha en el interior de las Naciones Unidas para que se reconociera esta fecha dentro de celebraciones internacionales. Así, en 1975, la ONU empezó a conmemorar esta fecha como Día Internacional de la Mujer, mismo año que la ONU, denominó Año Internacional de la Mujer.

En 1977 la ONU proclamó esta fecha, el 8 de marzo, como como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, con lo cual también se oficializó para los países integrantes de la ONU, que la fueron estableciendo como parte de sus celebraciones nacionales. Los Estados Unidos celebra y reconoce este día desde 1994.

En 1985, las Naciones Unidas, en la Declaración y Plataforma de Beijing, impulsó una hoja de ruta, que aprobaron 189 gobiernos en ese momento, para materializar los derechos de las mujeres.

En el año 2011 se celebró el Centenario del Día Internacional de la Mujer. También comenzó a operar la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, organización conocida como ONU Mujeres.

En el 2014 la 58 Sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW58), que es la reunión anual de Estados para abordar cuestiones relativas a igualdad de género, se centró en los «Desafíos y logros en la aplicación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para las mujeres y las niñas».

En el 2015, la ONU, celebró este día Día Internacional de la Mujer bajo el llamado de «Empoderando a las Mujeres, empoderando a la Humanidad: ¡Imagínalo!» 

En el 2020, la ONU, llamó a la movilización para lograr la igualdad de género.

Los orígenes del Día Internacional de la Mujer están ligados a los partidos socialistas de Estados Unidos y Europa, en particular al protagonismo de las mujeres del Partido Socialista Norteamericano que, desde 1908, instauraron unas jornadas de reflexión y acción denominadas Woman’s Day.

La historia del 8 de marzo se mezcla por situaciones y hechos que muestran un escenario más complejo y rico en acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas, y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, por la luchan por la paz y contra el militarismo.

El Día Internacional de la Mujer surge para defender los derechos laborales de las trabajadoras y manifestarse contra la guerra, y para hacer propaganda y luchar a favor del sufragio femenino.

Dentro de las luchas de la mujeres trabajadoras, por sus derechos, por el sufragio y por la paz, han surgido otras corrientes organizadas de mujeres, que se reconocen por los llamados movimientos feministas, donde otros temas se han establecido como parte de la agenda de las mujeres. Entre ellos, los 17 objetivos del desarrollo hasta el año 2030, por construir condiciones efectivas de igualdad de género, porque se legisle contra la violencia doméstica e intrafamiliar, contra la violación, torturas, asesinatos, mutilaciones de las mujeres por sus parejas, exparejas, familiares y desconocidos, porque se proteja su vida, su libertad, su dignidad, contra el abuso sexual realizado contra niñas en edad escolar y colegial, contra la trata de mujeres destinada al tráfico sexual, por mayor protección de la mujer embarazada, contra el matrimonio de mujeres menores de edad e infantes, contra la mutilación genital que se realiza en más de 30 países, por el derecho a decidir de las mujeres, contra el mal uso y abuso de las mujeres en la publicidad gráfica, televisiva y en redes sociales y en plataformas informáticas, contra las formas patriarcales y machistas que aún existen, así como la eliminación de jerarquías y desigualdades entre los sexos. para hacer propaganda a favor del sufragio femenino.

Me permito hacer un repaso cronológico básico de algunas de las luchas organizadas de las mujeres trabajadoras, de sus luchas y de las luchas feministas en diversos países.

En cuanto al sufragio femenino en América Latina en 1929 Ecuador fue el primer país que puso en práctica el sufragio femenino en unas elecciones. para hacer propaganda a favor del sufragio femenino.

En 1930, en Uruguay, mujeres sindicalistas realizan actividades el 8 de marzo para enviar ayuda a los republicanos españoles.

En 1931, en Cuba, a propuesta de las activistas Panchita Batet y Josefina Madera, tuvo lugar la celebración del primer Día Internacional de la Mujer, para hacer propaganda a favor del sufragio femenino. 

En 1931, ya fundado el Partido Comunista de México, se convoca a celebrar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, día de las mujeres en el frente de lucha del proletariado.

En 1935, en México, las mujeres del Partido Nacional Revolucionario (PNR), actual Partido Revolucionario Institucional (PRI), y el Partido Comunista, celebraron el 8 de marzo, para hacer propaganda a favor del sufragio femenino. 

En 1936, en Chile, el movimiento Pro Emancipación de la Mujer (Memch) realiza un homenaje por el Día Internacional de la Mujer.

En 1944, en Venezuela, se realizó la primera celebración del 8 de marzo. En Chile, a su vez, la celebración del día Internacional de la Mujer originó la Federación Chilena de Instituciones Femeninas (FECHIF), bajo la dirección de Amanda Labarca.

En 1945, en Inglaterra, el 8 de marzo, bajo la presidencia de Lady Megan Lloyd George, se reunieron delegadas de 20 países en el Albert Hall de Londres, y aprobaron el proyecto de la Carta de la Mujer que se presentaría en la Conferencia de las Naciones Unidas en San Francisco, que dio origen a la ONU.

En 1946, en Uruguay, la Unión Femenina, se responsabilizó de organizar las actividades del 8 de marzo.

En 1964, en México, el 8 de marzo, se divulgó el “Llamamiento a la Mujer Mexicana” para crear una organización unitaria de mujeres.

A principios de la década de 1970 empezaron a aparecer nuevas corrientes de organización de mujeres, especialmente las que se agruparon alrededor de las llamadas luchas feministas. Su impacto ha sido tan fuerte que el 8 de marzo empezó a asociarse más a sus temas centrales, que a los histórico laborales, entre ellos el tema de la sexualidad, que no formaba parte de las luchas obreras, ni de las mujeres sindicalizadas y militantes de los partidos socialistas y comunistas, de la II y III Internacional.

En 1972 el Partido Independentista de Puerto Rico, con su Frente Femenino, realiza la primera celebración del 8 de marzo en la Isla.

En 1974, en Uruguay, se realiza la celebración del 8 de marzo en la clandestinidad, en casas particulares.

En 1975, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en New York, establece el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

En 1976, en Puerto Rico, mediante una ley, el gobierno oficializa el Día Internacional de la Mujer, declarándolo día festivo.

En 1976, en Bélgica, en el Palacio del Congreso de Bruselas, se lleva a cabo, del 4 al 8 de marzo, el I Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, en el que participa activamente la Liga de Derechos de la Mujer, de Simone de Beauvoir, quien en su discurso destacó la trascendencia del Tribunal, considerándolo como “el inicio de la descolonización de la mujer”.

En 1978, en Chile, en el teatro Caupolicán de Santiago, diversas organizaciones de mujeres se reúnen para conmemorar el 8 de marzo, acto que constituye la primera celebración bajo la dictadura de Augusto Pinochet.

En Brasil, Sao Paulo, durante el Día Internacional de la Mujer se realiza el Congreso de la Mujer Paulista, que permite la creación del Frente de Mujeres y la Casa de la Mujer Paulista.

En 1980, en Roma, Italia, se realiza la celebración del 8 de marzo, de manera unitaria entre mujeres de los movimientos feministas y las militantes de la Unión de Mujeres Italianas, dirigidas por los comunistas.

En Islandia se realiza por primera vez una huelga general bajo la consigna de que “cuando las mujeres paran, todo para”.

En 1982, en Francia, bajo el Gobierno de François Mitterand se establece como fiesta nacional el 8 de marzo.

En 1983, en Perú, en Lima, se realizó el Festival Canto a la Vida, en su primera versión, que reunió miles de personas en torno a una gran feria de arte y exposición, que mostró el trabajo activista de las diferentes organizaciones feministas y del movimiento social de mujeres, además de presentarse un espectáculo de fuegos artificiales y la actuación de cantantes, bailarinas y una exposición de artistas plásticas. El festival se ha continuado realizando hasta el presente.

En 1984, en Argentina, en Buenos Aires, por primera vez, después de la apertura democrática, un conjunto de organizaciones sociales de mujeres, de partidos políticos, sindicatos y núcleos feministas autónomos, reunidos en la Multisectorial de la Mujer, realizaron a una manifestación unitaria en la plaza de los Dos Congresos, para celebrar el Día Internacional de la Mujer.

En Uruguay, en Montevideo, en 1984, la Coordinadora de Mujeres, integrada por representantes de los partidos políticos, los sindicatos, los grupos feministas, las organizaciones estudiantiles, entre otros, convocaron a marchar de forma silenciosa lo que fue prohibido por la policía. Ante esta prohibición, la Coordinadora escribió y publicó una carta abierta de protesta. Como demostración de rechazo depositaron flores ante la Estatua de la Libertad.

En Brasil, en 1984, en Sao Paulo, 300 mujeres de diversos sectores del movimiento social de mujeres y feministas se reunieron a la entrada de la Cámara municipal para exigir «elecciones directas ya», y sanciones para los maridos golpeadores.

En 1985, en Uruguay, en el primer año de la apertura democrática, miles de mujeres celebraron el Día internacional de la Mujer bajo el lema: «Las mujeres no sólo queremos dar la vida, queremos cambiarla».

En México, en 1987, el 8 de marzo aparece el primer número de Doble Jornada, un suplemento feminista ideado por un grupo de mujeres periodistas del diario La Jornada, del Distrito Federal.

En 1987, en Brasil, desafiando la prohibición del gobierno de San Paulo de celebrar el Día Internacional de la Mujer, mujeres de diversas organizaciones y feministas realizan un mitin en la plaza central de la ciudad, que es cercada por la policía.

En 1989, en Francia, los movimientos feministas realizan una marcha y una asamblea para analizar la Condición de la Mujer, convocada por la Alliance des Femmes pour la Démocratie.

En 1989, en Holanda, se organiza el Partido de las Mujeres, “un partido de las mujeres para todos, y no un partido de las mujeres para las mujeres”. En Brasil, en Río de Janeiro, los actos de celebración terminaron con una liturgia, al estilo de una misa católica, en donde uno de los cánticos decía: “Gloria a Dios en las alturas y a la madre de Dios en la cocina”.

En 1990, en Costa Rica, en el marco del Día Internacional de la Mujer, el presidente Oscar Arias Sánchez firma, en la Plaza de la Cultura, y bajo la presencia de organizaciones de mujeres, la Ley de Promoción e Igualdad Social de la Mujer. Desde entonces el país ha impulsado una serie de medidas, leyes, decretos, actos administrativos y políticas de Estado que han fortalecido la igualdad real de la mujer en toda la vida social y política. Desde entonces, en Costa Rica, se han dictado más de 25 Leyes y Decretos relacionados directamente con las mujeres y sus diversas temáticas, procurando entre otros aspectos la mayor igualdad y equidad jurídica, sobresaliendo, especialmente, las del campo político electoral y las de igualdad, en la paridad, de representación en las distintas instancias.

En 1992, en Francia, la dirigente feminista Antoinette Fouque funda el Club Paridad 2000, durante el foro sobre mujeres y política realizado en Marsella.

En 1992, en EE.UU, en Nueva York, un grupo de funcionarias de las Naciones Unidas declara que el 8 de marzo no puede ser motivo de celebración, dentro de ese organismo, porque incumple “los principios de igualdad en el proceso de selección de los cargos”.

En 1993, en Camboya, en Phonm Penh, la capital, la organización de mujeres Khemara, durante la marcha del Día Internacional de la Mujer, pide a los partidos políticos mayor participación y reconocimiento de sus derechos como mujeres y como ciudadanas.

En 1993, en Suiza, mujeres protestan delante del Palacio de Naciones Unidas por las violaciones a las mujeres de Bosnia-Herzegovina, cometidas por los ejércitos serbios y croatas, solicitando que esos actos sean considerados “crímenes contra la humanidad”. Igual petición se hizo por mujeres en Alemania, Italia y Argelia.

En 1994, en Alemania, se realiza la primera huelga de mujeres protestando por la política discriminatoria del gobierno respecto de la crisis del desempleo femenino.

En 1995, en Dinamarca, en Copenhague, durante la Cumbre sobre Desarrollo Social, de las Naciones Unidas, y en el Día Internacional de la Mujer, organizaciones de mujeres de diferentes países del mundo lanzan la campaña “180 Días/180 Vías de Acción”, como antesala a la IV Conferencia Internacional de la Mujer a realizarse en Beijing, China.

En 1995, en Argelia, la Unión de Mujeres Demócratas organiza, en el Día Internacional de la Mujer, un tribunal contra el integrismo musulmán.

En 1997, en EE.UU, la Coalition for the Women´s Peace Petition, impulsa una campaña de firmas y una declaración denominada Petición de las Mujeres del Mundo a los Gobiernos a favor de la Paz, para que anualmente, en los siguientes cinco años, hasta el 2002, al menos el 5 por ciento de los gastos militares nacionales sea orientado a programas de salud, educación y empleo.

En 1998, el Parlamento Europeo hace un llamado a la comunidad internacional en apoyo a las mujeres afganas, bajo la consigna “Una flor para las mujeres de Kabul”.

En 1998, en Perú, con el lema “Mujer, dale poder a tu firma”, como iniciativa del grupo Mujeres por la Democracia, se realiza una jornada nacional de búsqueda de adhesiones con el fin de lograr un referéndum para oponerse a la reelección del Presidente Fujimori.

En 1998, en Chile, miles de mujeres desfilan por el Día Internacional de la Mujer, repudiando el acceso de Pinochet a una senaduría vitalicia.

En el 2000, bajo el nombre de Marcha Mundial de las Mujeres, «Dos mil razones para marchar», organizaciones sociales de mujeres y feministas de más de 90 países del mundo lanzaron una campaña internacional para demandar la eliminación de la pobreza y la violencia contra ellas.

La Campaña Internacional por un Salario para el Trabajo en el Hogar convoca a la Primera Huelga Mundial de Mujeres el 8 de marzo 2000, bajo la consigna «Paremos el mundo para cambiarlo». Participaron mujeres de 64 países del mundo.

Desde el año 2011 las Naciones Unidas comenzó a poner consignas dedicadas a las jornadas del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Así denominaron los siguientes años:

1996 Celebrating the past, planning for the future 

1997 Women and the peace table 

1998 Women and human rights 

1999 World free of violence against women 

2000 Mujeres uniéndose para la paz

2001 Derechos de la mujer y la paz internacional

2002 La situación actual de la mujer afgana: realidades y oportunidades

2003 La igualdad de géneros y los objetivos de desarrollo del milenio

2004 La mujer y el VIH/sida

2005 La igualdad entre los géneros más allá de 2005: construyendo un futuro más seguro

2006 La mujer y la toma de decisiones: enfrentar los retos y generar el cambio

2007 Poner fin a la impunidad de la violencia contra las mujeres y las niñas

2008 Invertir en las mujeres y en las niñas

2009 Las mujeres y los hombres unidos para eliminar la violencia contra la mujer y la niña

2010 La igualdad de derechos, igualdad de oportunidades: progreso para todos

2011 La igualdad de acceso a la educación, la capacitación y la ciencia y la tecnología: Camino hacia el trabajo decente para la mujer

2012 Habilitar a la mujer campesina: acabar con el hambre y la pobreza

2013 Una promesa es una promesa: Acabemos con la violencia contra la mujer

2014 «Igualdad para las mujeres: progreso para tod@s»

2015 «Empoderando a las Mujeres, empoderando a la Humanidad: ¡Imagínalo!»

La celebración del día Internacional de la Mujer, durante años, solo la realizaron movimientos anarquistas, socialistas, comunistas y algunos sectores identificados con las luchas sociales, en los diversos países. Su sola celebración muchas represiones y persecuciones causó.

Poco a poco el significado de las luchas de las mujeres de todo el mundo, ya no solo por la paz, sino también por el reconocimiento de sus derechos políticos, económicos, laborales, ciudadanos y humanos, caló en la conciencia universal. Ello fue lo que hizo que la ONU en el año de 1975 lo declarara Año de la Mujer, a partir del cual la celebración de la fecha se institucionalizó en sus países miembros. Luego vinieron el Decenio de la Mujer y las conferencias internacionales de México, Copenhague, Nairobi, entre otras, hasta Beijin.

Sin embargo, en la realidad de muchos países, esos derechos son letra muerta en el papel, a pesar de la Convención, de la ONU, sobre la eliminación de todas formas de discriminación contra la mujer, aprobada en 1979, ratificada por Costa Rica en 1984.

Permitió esta lucha que todos los problemas de nuestra cotidianidad, en Costa Rica, se vean desde la perspectiva de las mujeres y se valore, cada vez más, su presencia en la sociedad de un modo visible.

En este sentido desempeña importante papel la legislación nacional que se ha ido adoptando y el notable desarrollo de organizaciones de mujeres, encabezadas por el Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia, y el actual Instituto Nacional de las Mujeres. Junto a éste, las oficinas ministeriales especializadas, como son las acciones, entre otras, del Despacho de la Primera Dama y los encuentros regionales en que participa, la Defensoría de la Mujer, la presencia de más de 30 ONGs que llevan a cabo inmensa cantidad de acciones y proyectos. Igualmente, la existencia de gran cantidad de organizaciones locales, desde sus precursoras, y las más importantes, para mí, por sus luchas políticas, como la Unión de Mujeres Carmen Lira y la Alianza Nacional de Mujeres, la Agenda Política de Mujeres Costarricenses las Socias de la Liga Internacional de Mujeres pro Paz y Libertad-Costa Rica.

Actualmente, en Costa Rica hay más de 30 organizaciones, agrupaciones y colectivos femeninos que se preocupan y sostienen actividades sobre diversos temas de la mujer, y de las llamadas agendas femeninas.

La distinción que se hace con la celebración del Día Internacional de la Mujer, en esta fecha 8 de marzo, debe servir para hacer un balance de las luchas y de los logros obtenidos en el año transcurrido, y debe servir para hacer un planteamiento de luchas y logros que deben continuarse, lo que no se acostumbra realizar.

Hoy es un día de lucha en todo el mundo. No es de fiesta. Es para exigir, para demandar, para luchar por mejores condiciones de equidad, de derechos y de libertad para las mujeres como personas, para tratar de superar las desigualdades que por su condición de mujeres sufren o se les imponen. Es un día por la igualdad de derechos y oportunidades. No es solo para lograr más leyes, es para lograr en la práctica su plena emancipación e igualdad social y política. Es también un día de solidaridad internacional por las mujeres en sus diferentes luchas, en sus distintos países. Hoy de nuevo adquiere un valor la lucha por la paz y por detener la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, como pareciera pintarse en el escenario europeo y medio oriental, y por los distintos conflictos militares que hoy se dan en diversas regiones.

La celebración simplona del Día de la Mujer, como un día para festejar el amor por ellas, o su “felicidad”, no debe servir para celebrarlo como una droga, como un narcótico, como el opio, como el adormecimiento suyo, y del conjunto social, proponiendo con ese tipo de celebración un mundo ilusorio, de sueño, de fantasía, sustitutivo de la realidad de violencia, discriminación, desigualdad, de desempleo que viven las mujeres.

La Celebración y Conmemoración que se realiza debe servir para elevar la conciencia de las mujeres trabajadoras, y de todas la mujeres, para que se incorporen organizadamente en la lucha por un mundo y un futuro mejor para todos y para todas.

La celebración debe contribuir a unir a todas las mujeres, y a todos los hombres, bajo las banderas de la causa común de las clases trabajadoras, y de las mujeres como parte esencial de ellas, y de la humanidad, siendo las mujeres la mitad de la población, para lograr una plena emancipación femenina, sí, pero sobre todo, una verdadera liberación política y social, con un mundo y un futuro mejor, donde se aseguren para las mujeres los derechos a la Educación, a la Salud, al Desarrollo, al Trabajo, a la Participación Política, a una Vida Libre de Violencia, sus derechos Sexuales y Reproductivos.

Termino, con un fragmento de uno de los poemas de mi gran amigo, de juventud, Jorge Debravo:

Mujer, toda mi sangre está presente
contigo en esa lucha que sostienes.
Contigo está mi amor incandescente
y en tu llanto y tu duelo me contienes.
Es un día de lucha

Prioridades de las mujeres: atención desviada

Llildrey Vanessa Vargas Arroyo
Estudiante de la Sede Guanacaste, Universidad de Costa Rica

¡ESTE 8 DE MARZO RECORDEMOS LOS CIMIENTOS DEL FEMINISMO!

A sabiendas de que la autora Yadira Calvo es fiel amante de los testimonios de las mujeres que lucharon por la defensa de sus derechos en Costa Rica, es posible deducir que la feminidad fue cuna de un poder que aún se sigue gestando en las mujeres ticas.

Considero que faltan muchas discusiones por llevar al plenario legislativo; no refiriéndome solamente a similares a las que ya se dan, como: los derechos sexuales y reproductivos; sino las orientadas a mujeres indígenas, mujeres de pueblos rurales y mujeres con discapacidades motoras, (que no les impidan desarrollar otras habilidades, como la docencia o el emprendedurismo en áreas no convencionales); pero que no sean solamente del casco central sino de zonas alejadas, dentro del país. No es lo mismo la ruralidad de Heredia que la ruralidad de la Zona Sur (Talamanca).

Estas mujeres necesitan con urgencia más casetas policiales cerca, más oficinas y personal capacitado y dispuesto a brindar un servicio, instituciones como: CEN CINAI, Bomberos, INAMU, INA, AyA, sedes del INS, Cruz Roja, CCSS y EBAIS… y necesitan mayores fuentes de empleo y capacitación para optar por puestos de trabajo y otros medios de igual o mayor alcance. Estas intenciones han sido eternas, sin embargo; se dan por sentado queriendo innovar; pero no se puede tener un Lamborghini si se va a meter a una calle inundada de barro, o a una casa llena de goteras. Muchos no viven, sino que sobreviven. Primero se debe arreglar la vida y luego la calidad de vida.

Creo firmemente que estos temas se han dejado de seguir desde hace muchos años. A muchos políticos les gusta copiar legislación de otros países, pero no han preparado a la población ni mejorado sus condiciones. Hace un par de años escribí personalmente, mediante Facebook, a una miembro de la Municipalidad de San Carlos para ver qué sabían ellos sobre unas carreteras intransitables por el barro rojo y deseando saber por qué no se había hecho algo al respecto en Pocosol (La Ceiba, Tiricias, Coopevega, Llano Verde, El Concho; entre otros), y no se dignaron a responder. Solamente esperaba una respuesta para llamar su atención y alzar la voz por ese problema, que creo que todavía sigue igual. Dudo que hayan visto mi mensaje. Porque la gente piensa que ya deben estar haciendo algún trabajito por ahí y, sin embargo, nadie da seguimiento a eso.

Seguramente los encargados piensan: “¡ah, esa pobrecita gente de aquellos pueblos allá tan allá!”, sin pensar realmente en que también son costarricenses, que cantan el himno a todo pulmón, que ven en la bandera su refugio y el de su cultura y costumbres… He visto cómo los niños, niñas y adultos en zona rural, sienten las fechas cívicas y la manera en que sin importar si es bajo el sol o bajo la lluvia, se reúnen y conmemoran dichas fechas patrias. Padres y madres de familia envían a sus hijos a escuelas casi en ruinas por las condiciones climatológicas; demostrando esfuerzo y dedicación por su futuro y son merecedores de apoyo y atención por parte del Estado.

¡NO DIMENSIONAMOS LA GRAVEDAD DE ESTE DESCUIDO!

Particularmente, hace falta mayor presencia femenina; ojalá de mujeres lejanas al centro del país, y mayor consciencia del significado de equidad, para conseguir que a la mujer se le otorguen derechos sin poner sobre la mesa otros asuntos antes que lo que demanden ellas al Estado. Por ejemplo, que se pongan sobre la mesa temas de inflación, impuestos, negociación internacional o incluso temas de corrupción y demás, posponiendo la discusión definitiva de temas referentes al género femenino, como el acceso a tampones y toallas que tenga la niña y mujer en sitios de difícil transitabilidad. En Pocosol; en las fincas enormes, tienen que salir a caballo cuando no cuentan con un carro de trabajo o un “Chapulín”.

 ¿Y las que no tienen ni siquiera un caballo?

Afirmo que la situación era precaria hasta hace unos 10 añitos; pues, tuve la oportunidad de visitar “Los Lirios de Santa Rosa de Pocosol”, donde tomamos agua de pozo. Cualquier emergencia que se de ahí y que merezca una ambulancia, debe soportar un viaje de dos horas o más, sólo para llegar a la carretera donde se espera un bus que pasa como dos o tres veces al día.

¡HAY QUE SEGUIR PROPICIANDO EL CAMBIO DE MENTALIDAD CULTURAL!

Sobre las portadas de prensa es claro que ha habido un cambio de perspectiva a nivel social. Pero a nivel cultural todavía falta mayor sensibilización, que en mi opinión se ha visto distorsionada por tanta polémica en manifestaciones feministas. No obstante, un verdadero cambio se verá hasta que salgan de función los viejos modelos de política. Los líderes actuales, son en algunos casos hombres longevos que tienen muy marcada su forma de proceder y no ceden ante casi nada. Debe entrar personal joven, con nuevos aires y nuevas visiones; que sí, vean con aras al futuro, pero que se ocupen también de lo más básico y necesario para las poblaciones alejadas, de las montañas de Talamanca, Guatuso, entre otras, así como las costas del territorio nacional, para que lleguen más oportunidades de negocio y trabajo, más turismo, más salud, más de todo. ¡Qué lo que hay en San José, Heredia, Alajuela y Cartago, exista también y en igual medida en todo pueblo de Costa Rica!

Eso sí que sería un aporte contra la discriminación.

A pesar del auge que ha tenido el feminismo con discusiones como el divorcio, aborto y otros temas; no parece ser suficiente si se contrasta con las necesidades que pasan desapercibidas y que resultan ser, incluso, ignoradas por culpa de las manifestaciones desordenadas que desvían la atención de las causas justas que son pedidas.

Necesidades como el acceso al agua potable, nuevas escuelas, colegios y universidades, centros de salud, farmacias, oficinas regionales de bancos, cajeros automáticos, y más fuentes de empleo; son justas y merecedoras de atención por parte de los miles de mujeres que, de hecho.

El feminismo actual, aunque se basa en el feminismo de antaño, debe ampliar su enfoque, debe abrirse a nuevas posibilidades para la mujer rural y con discapacidad volviendo su mirada a los aspectos más básicos de la civilización, para buscar la forma de actualizar las escuelas de zonas indígenas, entre otras.

Bien lo dijo la actual ministra de educación pública de Costa Rica: “muchos docentes rechazan ofertas de propiedad por tratarse de lugares lejanos al centro del país”, y considero que esto se debe a una falta grave de empatía; porque es muy bonito hablar de equidad e igualdad de género yendo a destrozar lugares públicos; como ha pasado en México, o simplemente estando sentados en el plenario legislativo; pero sin pensar en las mujeres que día con día trabajan bajo el sol, andando en caballos por caminos de lastre (que bien pudieran ser asfaltados por sus municipalidades), o que tienen que caminar largas distancias por ir a conseguir un tampón o una pastilla para sus dolores menstruales, o viendo a sus ancianitos y niños enfermar sin tener fácil acceso a un “ebais” (que debería estar presente en toda comunidad costarricense).

Jovencitas que aguantan el dolor de su menstruación por vivir bajo un techo con goteras, ancianitas que cuando se enferman tienen que viajar y mendigar un espacio para quedarse si las dan de alta en el hospital, porque no tienen familiares cerca. Todo eso debe hablarse, debe darse a conocer en escuelas, colegios y universidades de todo el país, para crear conciencia y que en esta o futuras generaciones se efectúen los cambios que urgen. No los que se quieren a futuro, sino los que urgen.

Las causas son buenas; pero se deberían acatar las prioridades… A Costa Rica le falta camino para conseguir el ideal que se propone, y es responsabilidad de todos y todas opinar, concientizar y luchar para que poco a poco los fondos del Estado se enfoquen en sanar esas poblaciones tan heridas por el olvido.

Siempre ha sido un buen momento para involucrarse. Lo que pasa es que, por no hablar de las necesidades urgentes, las mujeres hemos perdido el interés en la política y se ha aprovechado ese silencio para que los hombres que están en política y que tienen sed de poder, jueguen cada vez más astutamente, bajando el porcentaje de imagen femenina que se vea en las papeletas y en publicidad de las elecciones. En realidad, no es cultura tica que las mujeres conversemos sobre estos temas a la hora del café de la tarde, o en las fiestas familiares. culturalmente, eso es cosa que hacen solo los hombres “profesionales” de la familia. Y es algo que debe cambiar.

Hablando sobre las próximas elecciones, específicamente orientándose con respecto a la “paridad en las papeletas de votación”, considero que sería un buen objetivo propiciar que las mujeres políticas ocupen un mayor número de espacios en las papeletas. Porque de nada sirve que haya “paridad” si de igual forma las opciones no son parejas y es mayor la cantidad de hombres propuestos. De las dos opciones, muchas personas que no conocen nada del tema, se van a ir por la opción que se repita.

Aunque tampoco se debería “satanizar” a todos los hombres políticos; pues para que se abrieran espacios y se crearan más leyes a favor de las mujeres, tuvo que haberse doblegado al menos un hombre que estuviera involucrado. Por supuesto que todo fue a raíz de una ardua y dificultosa lucha y persistencia femenina; hay hombres que han sido sensibilizados y no se deben meter en un mismo saco.

¡LAS MUJERES COSTARRICENSE ESTÁN LISTAS PARA ACTUAR!

Si nos referimos al nivel de preparación emocional, mental y psicosocial que han tenido las mujeres a través de los años, se ha demostrado que estamos en capacidad para afrontar este tipo de asuntos con dignidad y excelencia; inclusive de mejor manera que los mismos hombres.

Esto lo menciono puesto que, “Las Sufragistas”, hay un momento en que una de las actrices dice que no sabría qué hacer si obtuviera el voto femenino, pues al no haber tenido esa posibilidad nunca, jamás lo había pensado tan a fondo; pero que ella sabía que sería un gran cambio para su vida. Actualmente se sabe qué; con el simple hecho de haberlo intentado, se demostraba un potencial gigante para la adaptabilidad y el desarrollo colectivo de la mujer a nivel mundial.

En el caso particular de Costa Rica, Ángela Acuña Braun con la Liga Feminista que fundó junto a otras, abrió un “portillo” de posibilidades para el desarrollo social de las mujeres. Esto ha permitido desde cambios en la perspectiva sobre el género femenino, hasta cambios a nivel educativo dejando atrás. Siendo entonces una base con que se afirma el hecho de que las mujeres costarricenses, hoy más que nunca en la historia, se encuentran preparadas y en total capacidad para ocupar puestos de alto rango en la política costarricense. Pero se debe preparar el terreno para ellas; ya que son blancos fáciles para “tiburones políticos”, que querrán a toda costa, desviar fondos, rechazar proyectos de ley e incluso sacarlas del juego para meter a sus amigos.

Las mujeres de generaciones anteriores lograron crear organizaciones que iban desde una oficina para la salvaguarda de las trabajadoras domésticas hasta la comentadísima Gota de Leche, que velaba por los infantes. Siendo que ellas pudieron incursionar en eso, con mil dificultades y con todos los hombres en contra; las mujeres que ahora trabajen en política definitivamente podrían alcanzar mayores objetivos. Que existan organizaciones para las mujeres, disminuye el miedo, disminuye la timidez y propicia la excelencia en nosotras, para trabajar con estándares incluso mejores que los estándares masculinos.

Para todo esto, mi premisa será que las mujeres actuales en política están más preparadas que las mujeres de antaño, y sin embargo las de antaño fueron más reconocidas por sus actos. Entonces, debe hablarse este tema desde un ángulo sano y sin extremismos, para que quienes vienen detrás absorban los ideales buenos de construcción y desarrollo comunal en toda la nación y se animen a incursionar en política.

¡DEBE SER UN HONOR Y NO UNA VERGÜENZA, DECLARARSE FEMINISTA!

Contemplando la trayectoria que ha tenido el feminismo desde sus inicios; que han sido pilares puros y con convicciones orientadas a la empatía y equidad lo que le dio vida, el recuento de sus aportes iniciaría más atrás que la misma lucha por el voto femenino. Las luchas han nacido desde la necesidad de defensa de todo un género, maltratado y sometido a la voluntad masculina. No obstante, en su recorrido sí hay cuestiones que podrían considerarse como los principales motivos de las luchas y manifestaciones de las mujeres.

El voto femenino fue el estandarte que dio paso a nuevos objetivos, como la creación o modificaciones de leyes laborales, educativas, organizativas; entre otras.

Con el pasar de las décadas y del cambio en la legislación, han surgido entonces nuevas necesidades por cubrir para los diferentes grupos sociales de mujeres: las mujeres migrantes, con discapacitad, indigenas, privadas de libertad, trabajadoras (desde servidoras domésticas del sector público y privado), emprendedoras o empresarias, amas de casa, hijas forzadas a matrimonios por conveniencia, niñas y mujeres abusadas; entre muchas otras.

¡SE DEBE INICIAR YA, PARA VER FRUTOS PRONTO Y NO DÉCADAS DESPUÉS!

Costa Rica urge de mentes nuevas, frescas, que vengan con ideas que mejoren la calidad de vida de las personas en zonas de difícil acceso. No solamente merecen atención las mujeres de zona urbana. Son las de aquellos sitios donde ni siquiera servicio de bus existe, las que urgen de ayuda y atención.

Humanismo, amor al prójimo y consciencia social para respetar todas las ideologías sanas que existen y que existirán. Esa es la premisa que se usa y la que se debe seguir usando.

Como estudiantes, hay que sentir orgullo de tener acceso mediante los profesores, a este tipo de información, pero también respeto y sentido de responsabilidad, porque, en definitiva, la misma, cambia la manera de pensar y de ver las cosas que están sucediendo alrededor del globo terráqueo. Estos retrasos en la infraestructura social de un país, lo vulnerabilizan.

Ahora no puedo dejar de pensar en las niñas, jóvenes y adultas mayores que pueden estar con frío, lluvia, barro, sol, agua sucia y trabajo pesado, en un país que se está enfocando en políticas nuevas que son buenas, pero quita la atención, recursos y trabajo, de las urgencias…


Aprovecho estas últimas líneas para agradecer profundamente a la amabilísima profesora Rocío Abarca Sánchez (UCR), por haberse esmerado tanto en su labor y hacer de su guía un espacio de reflexión todas las mujeres indígenas, con discapacidad, migrantes, profesionales o no y demás; razón por la cual yo, personal e individualmente, dirigí mi atención a la mujer rural.

Programa de ALTERNATIVAS: 8M situaciones que afectan la vida y la calidad de vida de las mujeres – enlace al video

El pasado 3 de marzo en ALTERNATIVAS se transmitió el programa “8M situaciones que afectan la vida y la calidad de vida de las mujeres”, con la participación de Ana Cecilia Hernández, activista y educadora popular feminista; Ericka Álvarez, abogada y activista social por los derechos humanos; Priscilla Vindas, activista feminista, politóloga y diputada; Irené Barrantes, activista feminista y Yendry Porras, administradora y defensora popular. 

Ericka Rojas plantea que el 8M es un día de conmemoración a las luchas a través de los años de miles de mujeres por sus derechos, elabora una mapeo de los hitos históricos: es declarado el 8 de marzo de 1972 el Día Internacional de la Mujer por parte de la Organización de las Naciones Unidas porque recopilan una serie de fechas e hitos históricos en el que las mujeres buscaban defender sus derechos humanos. En 1857 las mujeres de la industria textil organizaron un marcha en Nueva York por mejores condiciones laborales, se articula un movimiento de mujeres organizadas. El 8 de marzo 1908 exigieron mejores condiciones laborales, derechos para los niños, seguridad económica y por una mejor calidad de vida, el 25 de marzo 1911 hubo un incendio en la zona textil donde mueren más de 100 mujeres, en 1917 los movimientos y organización feministas se dan con mayor fuerza en el contexto de la guerra en Rusia.

El 8 de marzo es una fecha de conmemoración a todas las luchas y procesos históricos para las mujeres, por la convalidación de sus derechos, por sus aportes y hacer que la vida actual sea diferente para las mujeres, y en conmemoración también de la lucha constante por la validación de sus derechos. 

Comparte además que es de suma importancia luchar por un desarrollo sostenible accesible para todas y todos, especialmente erradicar las barreras en cuanto a la desigualdad de condiciones para las mujeres con discapacidad. 

Sobre las deficiencias del Estado, señala que las acciones por establecer igualdad de género son pocas en la agenda pública costarricense, entre ellos; políticas poco articuladas para las personas que cuidan a otros, temas educativos, y personas que no reciben cuidados adecuados.

Irene Barrantes plantea las deficiencias en las políticas y acciones públicas en atención a los derechos de las mujeres; fuerza y trabajo no remunerado, las mujeres indígenas, menciona además aspectos del Informe Negro que presentaron ante la ACEDAO. Señala la importancia de inculcar una educación feminista, en informar sobre los espacios libres de violación de los derechos femeninos, en luchas y exigir por espacios libres de violencia femenina.

Propone crear escuelas populares feministas, mediante la articulación social para crear, a partir de los territorios, cambios nacionales. 

Priscilla Vindas señala las deficiencias y acciones machistas del Poder Ejecutivo, comparte las discusiones existentes en el Plenario, uno de esos temas corresponde al del aborto terapéutico ante la violación a los derechos reproductivos. 

Expone las deficiencias que existen en torno a la desigualdad en las condiciones y oportunidades económicas para las mujeres. 

Yendry Porras plantea el tema de las brechas de género en Costa Rica en relación con aspectos económicos, sociales, laborales, educativos, entre otros. Bajo su criterio establece que existe discriminación hacia la mujer, debilitamiento de la institucionalidad en la que las mujeres están siendo golpeadas como el escaso apoyo por parte de la Defensoría de los Habitantes, el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) y por parte del Gobierno en general. Además el tema de la violencia de género y la impunidad ante los casos de agresión y feminicidios. 

Sobre las áreas que están siendo desatendidas por parte del Estado, señala que uno de ellos es en cuanto al tema de la pobreza, en el que las mujeres especialmente las de las áreas rurales son las más perjudicadas, y del agravamiento en las condiciones sociales y económicas de la población durante y después de la pandemia por Covid-19.

Las expositoras coinciden en el aspecto de regresar y retomar las calles para exigir los derechos de las mujeres, y de hacer un uso de las redes sociales a favor. Dentro de las acciones que plantean que se pueden hacer para ser parte de la lucha son; la sororidad, educación y el compartir el conocimiento, retomar las calles, marchar, el cuido colectivo y escucharse las unas a las otras.

Si desea observar el programa completo lo puede hacer al siguiente enlace: https://fb.watch/j2h9FEN4tK/?mibextid=RUbZ1f

Posición de activistas, organizaciones y colectivas feministas para este 8M

Comunicado oficial

A continuación se comparte el comunicado oficial sobre la posición de activistas, organizaciones y colectivas feministas para este 8M, #8mcr #8m23: 

8M ¡Por nuestro derecho a decidir!

Una vez más, en el marco del Día Internacional de las Mujeres, diversas organizaciones de sociedad civil, activistas independientes, movimientos y colectivas feministas y antipatriarcales tomamos las calles de Costa Rica para la lucha colectiva y diversa, exigiendo el respeto y la garantía de nuestros derechos humanos. Nos manifestamos por la dignidad de las mujeres con discapacidad, indígenas, afrodescendientes, lesbianas, bisexuales, queer, defensoras del medio ambiente, trabajadoras sexuales, mujeres trabajadoras en condiciones precarizadas, madres, niñas, trans, y personas no binaries, la interseccionalidad es la base de nuestras demandas.

Nos encontramos firmes, en pie de lucha y decidimos no callar ante las violencias ejercidas contra nuestros cuerpos y territorios en manos de un gobierno misógino y autoritario que violenta los principios democráticos; ante un presidente acosador sexual que de forma sistemática pretende acallar las voces disidentes y menoscabar los derechos de las mujeres, personas trans y no binaries.

Caminamos a favor del acceso al aborto legal, seguro y gratuito, levantamos nuestra voz por nuestro derecho a decidir, y rechazamos rotundamente los intentos del Ejecutivo por derogar la norma técnica de aborto terapéutico y violentar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, las personas gestantes. No toleraremos que dogmas religiosos, conservadores, anti derechos y anti científicos rijan sobre nuestros cuerpos y vidas.

Bajo esta línea, denunciamos la violencia ejercida por parte del sector salud y quiénes le dirigen, hacia las mujeres y personas gestantes con discapacidad, al no permitirles tomar decisiones sobre sus cuerpos, sus maternidades, y su salud reproductiva y sexual. Asimismo denunciamos la falta de acceso a un sistema de salud que cubra todas nuestras necesidades, sin considerar que es imposible atendernos de manera digna. ¡Contra el capacitismo y el modelo médico de discapacidad!

No daremos un paso atrás en la garantía de nuestros derechos sexuales y reproductivos, por esto nos solidarizamos con las mujeres y personas gestantes de la región que enfrentan aún la prohibición absoluta y criminalización del aborto. Continuamos reclamando educación sexual integral, laica, científica y feminista; anticoncepción gratuita; justicia menstrual; el cese de la violencia obstétrica; y maternidades deseadas y libres de violencia. La dignidad es nuestro punto de partida. Nos unimos al llamado de Justicia para Beatriz, mujer joven salvadoreña que retó al sistema penal al solicitar la interrupción del embarazo para preservar su vida e integridad y cuya lucha representa una oportunidad para el avance de nuestros derechos en toda América Latina y el Caribe. ¡La maternidad será deseada o no será!

En este sentido, abogamos por el derecho a una maternidad rebelde, libre de violencia y niñes y adolescentes que resisten al sistema adulto. Por una educación en materia de menstruación, que sea libre de tabúes o estigmas, y que la propuesta de ley para que los productos menstruales disminuyan su costo sea aprobado de forma inmediata. Por el compromiso por parte de las instituciones y entes en materia de salud para garantizar que los partos sean libres de violencia obstétrica. 

Reivindicamos la protección de los pueblos originarios, evitando así la violencia incrementada por la defensa de sus derechos y territorios afectados por decisiones gubernamentales como el Acuerdo Escazú, el cual aboga a favor del Medio Ambiente y de velar por políticas públicas estructurales que procuren la preservación ecológica contra actividades extractivas, así como la seguridad de quienes defienden los territorios de estos pueblos.

Demandamos la aprobación de una ley trans que proteja y respete el derecho de autodeterminación de la identidad de las personas trans y no binaries, así como el acceso a tratamientos de afirmación de género sin excluir les niñes LGBTQIA+. No aceptamos ningún discurso de odio en contra de las personas trans y una vez más decimos: ¡Las mujeres trans son mujeres!

Nos solidarizamos con las mujeres y personas no binaries nicaragüenses, migrantes, presas políticas y quienes resisten a la dictadura. Sabemos que muchas marchan aquí porque no pueden en su país, siempre serán bienvenides a marchar con nosotres. Enaltecemos sus voces y la valentía con la que se manifiestan.

Realizamos un vehemente llamado a la lucha contra la desigualdad social, narcotráfico y violencia que acoge a las comunidades donde residen mayoritariamente las personas afrodescendientes, exigimos el reconocimiento de la autoidentificación étnica-racial en los censos y estadísticas del país. Además, hacemos hincapié en el caso de racismo hacia una niña del cantón de Aserrí, la educación debe de ser laica, intercultural y crítica en los programas del Ministerio de Educación. Asimismo, consideramos necesario retomar el avance que representa la Ley N° 10001: Acciones afirmativas a favor de las personas afrodescendientes, que si bien queda con vacíos importantes, representa un buen inicio para reconocer la deuda histórica que tienen los gobiernos con la población.

Este 8M seguimos buscando justicia para las que ya no están, alzamos nuestra voz y gritamos sus nombres. Le exigimos al Poder Judicial que resuelva los casos por femicidio con la debida diligencia que sus puestos y la Convención de Belém do Pará exigen, así como extender el alcance de este concepto. Lo cual implica la necesidad de que los procesos judiciales sean eficientes, no se prolonguen innecesariamente y que no sean revictimizantes para las víctimas, sus familias y personas cercanas a ellas.

Denunciamos las acciones del Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa por desmantelar el Estado de derecho, por las desmejoras en la educación, los ataques a la Caja Costarricense del Seguro Social y la vulneración a la división de poderes. Lamentamos la instrumentalización del INAMU y el uso de la institución para desproteger los derechos de las mujeres.

Marchamos en contra de la creciente desigualdad económica que se vive en el país y que coloca a las mujeres, jóvenes, migrantes, personas racializadas y no binaries en condiciones

de mayor vulnerabilidad y pobreza. El ajuste económico del FMI que impone recortes para desmantelar las instituciones públicas compromete el Estado de Derecho y vulnera los derechos de las personas trabajadoras. Propuestas como las jornadas de 12 horas y el no reconocimiento social y económico del trabajo doméstico y las labores de cuido incrementan las brechas de desigualdad. Contra la precarización de las mujeres trabajadoras, el acoso sexual en el trabajo, la gran brecha salarial, el desmantelamiento de la Red Nacional de Cuido y los programas de bien social. Reivindicamos el trabajo de las mujeres migrantes, de las mujeres que trabajan en el cuido y en labores domésticas, de las trabajadoras sexuales y trabajadoras del sector informal. La lucha de las mujeres obreras es nuestra lucha.

Este 8 de marzo nos manifestamos porque exigimos un cambio. Reclamamos el respeto pleno de nuestros derechos y resistimos a un sistema que nos oprime y violenta. Marchamos por el derecho a decidir libremente sobre nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestra dignidad.

Seis retos que tiene América Latina para ser una región más justa con las mujeres

Por Marcia Aguiluz Soto

8 de marzo del 2023

¿Cuáles son los retos que actualmente enfrentan las mujeres en América Latina?

Es el 2023 y las mujeres en toda su diversidad seguimos sufriendo las consecuencias del patriarcado, este sistema que permanece arraigado en nuestras culturas y sociedades, y del cual se derivan múltiples formas de violencias y discriminación.

Si bien es cierto que, en los últimos 50 años, hemos visto importantes avances institucionales y normativos a favor de los derechos de las mujeres, también lo es que persisten desafíos para lograr una efectiva igualdad de género y, consecuentemente, una mayor protección a nuestros derechos.  A continuación, me referiré a algunos de esos desafíos desde una perspectiva latinoamericana.

El patriarcado: el origen de todos los males

Aún sigue siendo el mayor desafío para lograr una efectiva protección de las mujeres, y constituye el origen de muchos de los problemas que enfrentamos. Si las sociedades continúan funcionando sobre la base de una supremacía de los hombres por encima de las mujeres, seguirá siendo muy difícil combatir y eliminar las violencias y discriminación que cotidianamente nos afectan. Derribar el patriarcado, es una prioridad.

Lamentablemente, en América Latina cada vez hay una mayor influencia de grupos fundamentalistas o religiosos que tienen fuertes alianzas con sectores políticos y económicos poderosos, lo que ha incidido en la aparición de propuestas que buscan perpetuar el patriarcado y reforzar los estereotipos que lo alimentan.

Algunos de estos grupos se presentan como “provida”, pero su trabajo va más allá de luchar contra el derecho al aborto. En la práctica, sus propuestas buscan mantener el statu quo y que las mujeres sigamos subordinadas en los espacios públicos y privados.

Un ejemplo reciente y simbólico se observó en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, celebrada en Perú en el 2022, cuando varias delegaciones estatales (por ejemplo, Paraguay y Guatemala) abogaron por eliminar todo lenguaje sobre igualdad de género y la interseccionalidad, lo cual no es un hecho aislado sino una estrategia sistemática desde hace varios años. En Costa Rica, hace tan solo unos días, el Consejo de Educación ordenó modificar todo documento interno del Ministerio de Educación para que no se use el lenguaje inclusivo, sino solamente el masculino, con el argumento de que así lo ordena la Real Academia Española.

La falta de acceso a derechos sexuales y reproductivos: la piedra angular de nuestros derechos

La Declaración Universal de Derechos Humanos señala en su artículo primero que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Sin embargo, en el caso de una gran mayoría de mujeres y personas con capacidad de gestar, el derecho a la igualdad y el reconocimiento a nuestra dignidad se violenta ante la negativa a prestar servicios de salud sexual y reproductiva de calidad y acorde con nuestras necesidades, en particular el acceso al aborto, libre, seguro y gratuito.

En América Latina, ocho países permiten el aborto hasta cierto plazo, diez en al menos en una causal, y cinco lo prohíben totalmente. Esto quiere decir que millones de mujeres y personas con capacidad de gestar, tienen el riesgo de morir si llegan a necesitar un aborto y les es negado.

Además del acceso al aborto, también subsisten desafíos como el acceso a anticonceptivos de calidad. Venezuela es uno de los ejemplos más preocupantes. En este país, un estudio reciente señaló que solo el 26% de mujeres en edad reproductiva usan anticonceptivos. Adicionalmente, en Chile, en el 2020 se distribuyeron anticonceptivos defectuosos en el sistema público de salud y farmacias, generando que, al menos 111 mujeres empobrecidas, quedaron embarazadas sin desearlo.

Por otra parte, la educación sexual integral también permanece como un pendiente en varios países de la región. Un dato curioso es que los mismos grupos fundamentalistas que se manifiestan contra el aborto, también se oponen a la educación sexual, que sería una política idónea para evitar embarazos no deseados. En Costa Rica, en el año 2018, cientos de padres impidieron el inicio del curso educativo por estar en desacuerdo con la educación sexual integral que se daría a estudiantes de secundaria. En Colombia el tema tampoco avanza.

La falta de acceso a derechos económicos, sociales y culturales: ¿cómo luchar si se está sobreviviendo?

La falta de satisfacción de necesidades básicas como acceso a alimentación, vivienda y empleo digno, es otro de los grandes pendientes que enfrentamos, en un gran porcentaje, las mujeres.

La feminización de la pobreza es un fenómeno poco honroso y da cuenta de la discriminación histórica que persiste. El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIGALC) afirma que  “los esfuerzos de reducción de la pobreza en la región no han beneficiado de igual manera a hombres y mujeres, ni ha tenido el mismo ritmo, y que finalmente los hogares pobres concentran una mayor proporción de mujeres en edades de mayor demanda productiva y reproductiva. En 2019, por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres en la región, habían 112,7 mujeres en similar situación”.

En cuanto al empleo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó en el 2022 que, de los 23,6 millones de puestos de trabajo de las mujeres que se perdieron en el peor momento de la crisis por COVID-19, aún faltaban por recuperar unos 4,2 millones a finales de 2021. Sin embargo, en el caso de los hombres ya se habían recuperado prácticamente por completo los 26 millones de puestos perdidos. En palabras de la OIT “la pandemia agudizó desigualdades estructurales existentes. Las mujeres rurales, las jefas de hogar con niñas y niños pequeños, aquellas de menos formación y educación, mujeres indígenas y afrodescendientes han sido más afectadas. Las brechas de género, tanto en la participación como en los ingresos, son persistentes en las mujeres con menores ingresos y menor nivel educativo”.

La falta de redistribución de los cuidados: todo bien con la igualdad hasta que les toca a otros ceder sus privilegios

Cada vez más los movimientos feministas reclaman políticas públicas integrales que permitan redistribuir la responsabilidad de los cuidados. Históricamente, el cuidado de los hijos e hijas, de los padres y familiares con alguna enfermedad o condición que genere dependencia, ha estado a cargo de las mujeres en las familias. Como consecuencia, este grupo tiene dobles o triples jornadas laborales, muchas veces sin remuneración alguna.

En la práctica, mantener la responsabilidad de los cuidados en las mujeres implica que tengan más barreras para acceder a educación y empleo de calidad, o que se sometan a jornadas extenuantes para cumplir con todas las tareas. 

Redistribuir los cuidados es un pendiente indispensable para que las mujeres puedan acceder a sus derechos en condiciones de igualdad. Oxfam señala que, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la OIT, las mujeres dedican tres veces más tiempo al sostenimiento del cuidado de la vida en América Latina y el Caribe.

Redistribuir supone que otras personas también tienen que hacerse cargo, y esto implica que los hombres deben asumir tareas domésticas o de cuidado, renunciando a algunos de los privilegios que por siglos han ostentado. Además, el Estado debe promover las reformas legales y las políticas públicas necesarias para que esta redistribución sea efectiva.

Las violencias en los espacios físicos y digitales

Las mujeres seguimos enfrentando diversas formas de violencia. Si bien en la mayoría de los países se han creado instituciones específicas para combatir este flagelo, y tipos penales como el feminicidio, la violencia sexual, la violencia doméstica, entre otras, estos avances no han significado menos violencia. En el año 2021, el citado OIGALC señaló que 4473 mujeres fueron asesinadas en América Latina y el Caribe, es decir, 12 muertes violentas por razones de género cada día.

La violencia sexual en algunos países latinoamericanos es alarmante. En 2021, en Honduras se presentaron ocho denuncias diarias de violencia sexual contra niñas y mujeres, mientras que ese mismo año en El Salvador hubo un aumento del 5% en embarazos forzados en niñas y adolescentes de 10 a 14 años.

Además de la violencia en espacios físicos, también enfrentamos violencia y acoso en el espacio digital. Un informe elaborado por ONU Mujeres señala que “la violencia de género en línea está silenciando voces”.

Sistemas de justicia ciegos e indolentes ante el sufrimiento de las mujeres

Frente a los problemas señalados, hay que analizar el rol de los poderes judiciales latinoamericanos en garantizar y proteger los derechos humanos de las mujeres. En el año 2022, fuimos      receptoras de una decisión histórica que reconoció nuestro derecho a decidir sobre nuestros proyectos de vida y nuestros cuerpos: la sentencia de la Corte Constitucional en Colombia que despenalizó el aborto hasta la semana 24 (Causa Justa), y que es un caso emblemático que debe inspirar a otros tribunales nacionales.

Si bien es cierto que es posible encontrar ejemplos positivos de acceso a la justicia para las mujeres, también es importante destacar que, en muchos países latinoamericanos, los sistemas de justicia no están a la altura de nuestras  necesidades. Esto es así porque se carece de un enfoque de género e interseccional en la aplicación de la justicia, y también porque no hay suficientes garantías de independencia, lo que hace que muchos jueces y juezas respondan a las presiones de grupos fundamentalistas y mantengan barreras para el acceso a numerosos derechos.

Conclusiones

Los citados desafíos no son exhaustivos de los múltiples problemas que todavía enfrentan las mujeres en Latinoamérica. Constituyen un breve repaso que tiene como objetivo recordar la importancia de continuar reivindicando los derechos, aunque ello signifique incomodar a quienes sostienen el statu quo. Nuestras luchas nunca han sido fáciles y tampoco nos han dado derechos de manera gratuita. Aunque las amenazas persisten, son latentes y, en algunos casos muy graves, en la actualidad existen movimientos feministas vibrantes que en cada país están transformando sus realidades. Al conmemorarse un nuevo Día Internacional de la Mujer, vale la pena honrar las luchas de las antecesoras que lograron abrirnos camino, así como las luchas de quienes hoy, día a día, entregan sus vidas y levantan sus voces para decir que nunca más aceptaremos un mundo que no sea igualitario y justo. A ellas y elles, todo el honor y la gloria. 

Citación académica sugerida: Aguiluz Soto, Marcia. Seis retos que tiene América Latina para ser una región más justa con las mujeres. Agenda Estado de Derecho. 2023/03/08. Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/seis-retos-que-tiene-america-latina-para-ser-una-region-mas-justa-con-las-mujeres/

Imagen: Infobae

8M: Todas las mujeres todos los derechos

La Universidad de Costa Rica invita a toda la comunidad universitaria a sumarse a la marcha nacional 8M: Día Internacional de las Mujeres, a partir de las 5:00 p.m. en el Parque Central.

Habrá una proyección del documental “Patriarcado, el organismo nocivo”, en el Auditorio del Cimar a la 1:30 p.m. Se va a brindar transporte para asistir a la marcha. 

Se sale a la marcha a las 4:00 p.m. del Auditorio del Cimar.

Si desea conocer sobre otras actividades que se estarán realizando lo puede hacer al siguiente link: https://www.ucr.ac.cr/medios/documentos/2023/64010eca17b02agenda-general-8m.pdf, el contacto es: 8461-9994 / equidaddegenero.rectoria@ucr.ac.cr. Los responsables son el Equipo de Género de la Rectoría. 

“La UCR reitera su compromiso con la construcción de una universidad segura e igualitaria”, la UCR seguirá luchando de forma vehemente para impulsar transformaciones y mantener una voz activa en el debate político nacional”. 

Ninguna madre merece morir dando vida

Mujeres por CR

Contar con una norma técnica que regulara la interrupción terapéutica del embarazo nos tomó casi cien años para que fuera realidad. Desde el principio del siglo XX, Costa Rica contemplaba la posibilidad de interrupción del embarazo, lo que se reafirma en el Código Penal de 1970, artículo 21, que establece la posibilidad de interrumpir un embarazo si se comprometía la vida o la salud de la madre, amparados a la excepción del delito de la pena de homicidio. Sin embargo, dicho artículo no fue reglamentado sino hasta diciembre del 2019, por lo que muchas mujeres fueron obligadas a llevar a término embarazos incompatibles con la vida extrauterina, calificado por quienes han experimentado este proceso, como una verdadera tortura psicológica.

El Colectivo de Mujeres por Costa Rica, ante las noticias que circulan de cambiar los términos de la norma, rechazamos cualquier retroceso en materia de salud reproductiva y la negación al derecho de la madre de decidir en casos en que su salud o su vida esté en peligro.

No permitiremos que esta conquista se convierta en una bandera política. No estamos dispuestas a que nuestras vidas, nuestra salud, ni nuestros cuerpos sean moneda de cambio para alcanzar acuerdos políticos.

¡Es un derecho y así lo defenderemos!

La regla es un peligro de género

Oscar Madrigal

Si no fuera por lo serio causaría risa.

De verdad que la estupidez es audaz.

El diputado Fabricio Alvarado, jefe de la fracción parlamentaria del partido Nueva República, el partido de los grupos fundamentalistas de los neopentecostales, dice en La Nación que estudiarán con lupa el proyecto de ley de JUSTICIA MENSTRUAL por si pretenden colar algún componente de la “ideología de género”.

El diputado Fabricio Alvarado está investigando si la Regla o la Menstruación es un asunto de género o no y si a través de la Regla se puedan introducir elementos de esa malvada política de género que lo único que pretende es lograr la igualdad entre hombres y mujeres.

Estamos atentos, porque a lo mejor Fabricio descubre que la Regla no es exclusiva de las mujeres o que de alguna manera inventa la eliminación definitiva. Es algo tan impropio de la naturaleza -dirá- que hasta pudiera ser una maldición divina.

El proyecto busca abaratar el precio de los productos de higiene menstrual y además que se provean en los centros penales, y en escuelas y colegios a aquellas estudiantes que no puedan comprarlas. Trata, en fin, de promover la higiene menstrual.

Pero todo lo que huela a mejorar la vida de las mujeres, de las niñas y de las adolescentes, es sospechoso para los fanáticos de Nueva República.

Pero ¡en manos de qué clase de diputados estamos!

Oposición al Proyecto de Ley para Garantizar la Sana Convivencia Entre las Personas Menores de Edad y sus Progenitores

Nosotras, integrantes del colectivo Mujeres por Costa Rica, manifestamos nuestra total oposición al proyecto de ley 23421 “LEY PARA GARANTIZAR LA SANA CONVIVENCIA ENTRE LAS PERSONAS MENORES DE EDAD Y SUS PROGENITORES”, presentado por los diputados Fabricio Alvarado y Lesly Bojorges.

Según las consideraciones del proyecto de ley, el objetivo es proteger el interés superior de las personas menores de edad en caso de separación o divorcio, basado en el principio de la sana convivencia de sus progenitores. El argumento manifiesto para presentar este innecesario proyecto es evitar que la persona (mayoritariamente mujeres), que tiene la custodia de hijos e hijas menores de edad, influya negativamente en la imagen del otro progenitor con falsedades y, por lo tanto, limite su derecho a tener una sana relación con ambos y sus familias.

Las reformas presentadas, por el proyecto mencionado al Código de Familia y Niñez y Adolescencia, abre portillos legales peligrosos, especialmente para las mujeres y también hombres sometidos a situaciones de violencia física y psicológica, al obligarlos a establecer una “sana convivencia”, desprotegiendo tanto a las personas violentadas como a las hijas e hijos.

La ley propiciaría una vida familiar construida, una vez más, sobre el silencio de la mujer, sobre una falsedad. En otros países se ha observado que los agresores aprovechan legislaciones similares para confundir e interferir en los juicios en los que la mujer pide protección de la justicia.

Incluso hay situaciones en las que el agresor manipula a los hijos e hijas contra la madre, circunstancia que en varios países se llama «violencia vicaria». Si la madre debe silenciar los maltratos, el agresor puede aprovecharse de esa manera para perpetuar la violencia contra ella y sus hijos.

Nosotras consideramos que las reformas planteadas por el proyecto no resuelven el problema que busca corregir, por el contrario, lo agrava. La solución debería ir por el fortalecimiento del PANI dotándolo con los recursos y los instrumentos legales necesarios.

¡¡Ya basta de violencia contra las mujeres!!