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Etiqueta: desigualdad

A los detractores de Chaves

Pensamientos Sueltos – Por JoseSo
José Solano-Saborío

Si me permiten una corrección a los detractores del presidente Chaves que se niegan a aceptar sus logros… claro que esta “histórica” administración superó los famosos 70 años de desastres de los gobiernos anteriores.

Comunicación inmejorable

El mayor —y para mí el único— logro innegable de este gobierno ha sido la programación neurolingüística (lavado de cerebro) de buena parte de la población. Convenció a muchos de que su hazaña fue “despertarlos” para ver la corrupción. Y yo, que desde chiquitillo creía que ya estaba bien despierto viendo las protestas por ALCOA, los movimientos universitarias del Movimiento Estudiantil de los 80’s contra el Convenio Atunero, el proyecto EARTH-Kellogg’s, el Fondo de Emergencias, el Combo del ICE, los casos ICE-Alcatel y CCSS-Fischel, Crucitas… ¿entonces todo eso fue un sueño colectivo?

Aumento de exportaciones (de droga)

Las acciones más notorias de esta administración incluyen el cierre de la Policía Naval en Drake y Sixaola, de la Academia en Quepos y de la PCD en aeropuertos y fronteras. Resultado: libre tránsito para los narcos y un aumento exponencial de las exportaciones de droga hacia Europa y Estados Unidos, por los puertos de APM Terminals con todo y escáners.

Innovación financiera, macroeconomía y economía “circular interna” (para los compas)

A sus donadores de campaña, vía el fideicomiso paralelo e ilegal “Costa Rica Próspera” —como los “ex” pericos Bernal Jiménez Chavarría y Calixto Chaves— los premió con más de 25 mil millones anuales en promedio por exenciones arancelarias gracias a la Ruta del Arroz.

Manipuló el tipo de cambio para sostener una inflación artificial y provocar una deflación ficticia que terminó por matar a pequeños agricultores y ganaderos, junto con nuestra seguridad y soberanía alimentaria. También golpeó a operadores turísticos, hoteles mipymes y exportadores de commodities agrícolas, mientras concentraba todo en la apuesta exportadora de las transnacionales en zona franca, que no pagan renta y cuyas utilidades no se quedan en Costa Rica.

Su mayor logro macroeconómico, dicen, fue bajar el desempleo. Pero lo hizo aumentando la informalidad, con trabajadores independientes que no cotizan pensiones ni cargas sociales. “Reducir” la pobreza a costa de aumentar la desigualdad, como señala la OCDE. Somos el país de la OCDE que más creció en términos macroeconómicos, pero el que menos invierte en educación (¿esa era la Ruta que no le dio la gana mostrar a la exministra?), programas sociales y salud. Y de paso, duplicó la deuda billonaria del Gobierno con la CCSS.

Seguridad ciudadana

El mayor incremento estadístico, ligado al “aumento de exportaciones” (de droga), ha sido la duplicación de los asesinatos porsicariato del narcotráfico y el crimen organizado.

Derechos humanos

Y como si fuera poco, también logramos bajar las estadísticas en las que Costa Rica solía liderar: derechos humanos, libertad de prensa y expresión, y transparencia.

Un gobierno histórico, sin duda. Y Laura Fernández nos pide “continuidad” para, ahora sí, hacer lo que no ‘les dio la gana’ en estos 4 años.

De las traiciones y aranceles a los tractores y Hilux

JoseSo (José Solano-Saborío)

¿Doble tracción o doble moral?

Desde mi perspectiva como consultor de proyectos de desarrollo económico local, en especial en territorios fuera del Gran Área Metropolitana, observo con preocupación cómo se van agrietando los puentes entre el gobierno y las comunidades que sostienen la economía rural de este país y que desde siempre han llevado sobre su espalda nuestra soberanía alimentaria. Las recientes declaraciones del presidente Rodrigo Chaves, hechas desde ese púlpito político que disfraza de conferencia de prensa, no son solo un desacierto, sino un síntoma de una desconexión profunda.

Mientras en las comunidades donde he trabajado un agricultor invierte en una Hilux o un buen tractor con el sudor de su frente –herramientas indispensables para sortear caminos de lastre y cargar cosechas– el presidente se pasea con comitivas cuyo operativo de seguridad rivaliza con el de potencias mundiales como Rusia y EEUU. Hay una contradicción palpable entre criticar las herramientas de trabajo de quienes nos dan de comer y permitir que su Presidente Ejecutivo del AyA adquiera un vehículo de setenta millones de colones con fondos públicos. Pareciera que hay una vara de medir diferente para el pueblo y para la cúpula.

Me pregunto, desde la lógica del desarrollo que veo en territorios fuera del GAM, ¿acaso no debería celebrarse que un productor tenga un tractor de marca? Eso significa que su negocio, a pesar de todo, puede prosperar. Es como reprender a un pescador de Puntarenas por tener una buena lancha; es su medio de vida, no un lujo. La crítica, en todo caso, debería dirigirse a quienes, desde la comodidad de sus puestos y casas de más de un millón de dólares en Monterán, toman decisiones que hunden a esos mismos agricultores en la incertidumbre.

Y qué decir del silencio ensordecedor cuando los grandes intereses de la elite importadora sí reciben su tajada. Es curioso cómo para algunos importadores, como el señor Bernal Jiménez, su mayor contribuyente de campaña, las puertas se abren con exoneraciones arancelarias que representan decenas de miles de millones anuales. Con esos ahorros, seguramente sí alcanza para un Range Rover y un Mercedes Benz, sin que nadie en el gobierno le cuestione y, al rato hasta se lo exoneran como los aranceles con los que saca de competencia a los productores agrícolas ticos. Aquí el problema no es el vehículo, es la doble moral.

Estas acciones, sumadas a su beligerancia constante contra las instituciones, no son simples rabietas políticas. Son piedras que se lanzan contra los cimientos de nuestro Estado Social de Derecho. Desde los caminos apenas lastreados y las trochas que obligan a meter “la chancha”, lejos de la burbuja capitalina, se ve claro: cuando se insulta al que siembra y se premia al que tiene influencias, lo que se está sembrando es desconfianza y lo que se cosechará, más temprano que tarde, será un país aún más dividido y desigual. El verdadero lujo que no nos podemos permitir es el de un gobierno que pierde de vista a su gente.

Y mientras los mismos de siempre gozan de sus privilegios, parte del pueblo se distrae con pachucadas y pirotecnia verbal y sin darse cuenta aplauden a los que los traicionan y se pelean con quienes les advertimos.

Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras! *
*De El Cantar del Mío Cid.

Del siglo XXI al XIX: el capitalismo vuelve a su punto de partida

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez

Un estudio reciente de Jutta Bolt y Jan Luiten van Zanden (Estimaciones al estilo de Maddison de la evolución de la economía mundial: Una nueva actualización de 2023, Journal of Economic Surveys, abril 2024) ofrece la panorámica más completa de la economía global desde 1820 hasta hoy. Sus hallazgos son contundentes: el crecimiento económico mundial se está desacelerando y las brechas entre regiones vuelven a ensancharse.

En los últimos dos siglos, la humanidad ha experimentado un ascenso económico sin precedentes. Desde 1820 hasta 2020, el ingreso promedio mundial se multiplicó casi por trece, y el planeta entero fue arrastrado, con ritmos distintos, hacia una misma dinámica de modernización y expansión capitalista. Sin embargo, los datos más recientes sobre el crecimiento del PIB global muestran un fenómeno particular: la economía mundial se está ralentizando.

El ritmo de crecimiento que en el siglo XX parecía ilimitado hoy se desacelera y se concentra en pocas regiones, mientras amplias zonas del planeta, incluida América Latina, enfrentan un estancamiento crónico, como lo ha admitido la misma CEPAL. A primera vista, podría parecer un ciclo económico más. Pero desde una mirada histórico-científica, lo que está ocurriendo es la expresión de un agotamiento estructural de un modo de producción concreto.

Karl Marx anticipó que el desarrollo del capitalismo llevaría, con el tiempo, a una caída tendencial de la tasa de ganancia, a medida que la inversión en maquinaria y tecnología sustituyera el trabajo humano, única fuente real de valor. Cuando esa relación se agota, la rentabilidad cae, y el sistema necesita recurrir a nuevas formas de expansión: colonización, endeudamiento, guerras, innovación o financiarización. Por eso no resulta casual el clima de tensiones y reacomodos que hoy domina la geopolítica mundial: el sistema busca nuevos espacios donde reproducirse para sobrevivir.

Durante el siglo XIX, Europa impulsó su crecimiento sobre la base del colonialismo y la revolución industrial. Entre 1950 y 1970, el capitalismo vivió su “edad dorada” gracias a la reconstrucción posbélica, el keynesianismo y un alto dinamismo productivo de carácter “fordista”. Desde los años ochenta, la globalización y la liberalización financiera sostuvieron la expansión mundial, pero a costa de un endeudamiento masivo y una creciente desconexión entre la economía real y la especulativa.

Hoy, tras más de cuatro décadas de financiarización, esa frontera expansiva parece haberse cerrado. El planeta ya no ofrece nuevos espacios de acumulación fáciles ni recursos infinitos. Las desigualdades internas alcanzan niveles históricos, la productividad estancada no genera bienestar, y el crecimiento se mantiene solo mediante deuda y consumo artificial. En términos marxistas, el capital ha entrado en su fase de madurez: produce más mercancías, pero menos valor; genera más riqueza financiera, pero menos progreso humano.

Lo paradójico es que, en su búsqueda incesante de expansión, el capitalismo está regresando a una forma que recuerda al siglo XIX: crecimiento lento, desigual, rentista y concentrado. Y es de esperarse que, con ello, el Estado de bienestar construido durante la época más fértil del capitalismo, entre ahora en recesión o pausa. Las clases medias se ven cada vez más golpeadas, los derechos adquiridos se desfinancian, y los retrocesos sociales se manifiestan en una creciente polarización política y un descontento generalizado hacia la democracia.

Como bien advirtió Slavoj Žižek, “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Hoy podríamos añadir: es más fácil pensar en el fin de la democracia que en el fin del capitalismo. David Harvey ha descrito esta fase como la del “capitalismo tardío”, donde las innovaciones ya no abren horizontes de desarrollo, sino que se vuelven mecanismos de control social y concentración.

El mundo contemporáneo, en apariencia hiperconectado y próspero, se asemeja más al siglo XIX de lo que queremos admitir: crece poco, distribuye mal y concentra mucho. Las mismas fuerzas que alguna vez impulsaron el progreso hoy lo frenan. Si algo enseña la historia económica, es que ningún sistema puede expandirse indefinidamente sobre bases injustas o ecológicamente insostenibles.

El desafío, entonces, no es solo técnico o financiero. Es civilizatorio. La pregunta que se abre para el siglo XXI no es cómo reactivar el crecimiento, sino qué forma de desarrollo humano puede suceder al capitalismo cuando este ya no puede crecer sin destruirse a sí mismo.

Democracia en jaque: el Joker en las urnas

El Observatorio de Bienes Comunes de la Universidad de Costa Rica (UCR) da a conocer su Documento de Trabajo N.° 15, titulado El Joker en las urnas: elecciones y desigualdad en sociedades polarizadas (septiembre 2025). Esta producción invita a reflexionar sobre los desafíos actuales de la democracia en contextos marcados por la polarización y la desigualdad.

La producción retoma la figura del Joker en la película El Caballero Oscuro como una metáfora provocadora que permite analizar fenómenos políticos contemporáneos. Más allá de un análisis cinematográfico, el documento establece un puente entre la ficción y la realidad, indagando en las razones por las cuales personajes que representan la rabia social, la ruptura de normas y el espectáculo del caos logran legitimarse en procesos electorales.

Entre los principales aportes, el texto destaca que la desigualdad y la polarización constituyen un caldo de cultivo para el surgimiento de candidaturas antisistema, pues la concentración de riqueza, las dinámicas de exclusión y la pérdida de confianza en las instituciones abren espacio a liderazgos disruptivos.

Asimismo, analiza lo que denomina el fenómeno del Joker político, es decir, figuras cuya fortaleza radica menos en la solidez de sus propuestas programáticas y más en la capacidad de canalizar el enojo social.

Se subraya también que el voto puede convertirse en una válvula de escape para el descontento ciudadano, aunque con el riesgo de alimentar ciclos de frustración que debilitan a las instituciones democráticas.

En esa línea, se propone una reflexión crítica y pedagógica que incorpora ejercicios prácticos y preguntas abiertas dirigidas a promover debates tanto en la academia como en espacios comunitarios y ciudadanos.

El documento incluye diversos elementos destacados. Entre ellos se encuentran ejercicios pedagógicos como el mapa causal de la desconfianza democrática, el ciclo de expectativas del voto disruptivo y el denominado semáforo democrático para valorar las candidaturas. También ofrece ejemplos internacionales que ilustran este fenómeno, con referencias a Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nayib Bukele y el Movimiento 5 Estrellas, a partir de los cuales se identifican patrones comunes de atracción hacia lo disruptivo.

Junto a estos insumos se formulan preguntas guía que invitan a la reflexión, entre ellas: ¿cómo distinguir entre candidaturas que fortalecen la democracia y aquellas que la socavan? y ¿qué papel juegan la educación cívica y la transparencia como antídotos frente al atractivo del caos?

En su análisis final, el documento plantea que las candidaturas tipo Joker deben entenderse como síntomas de democracias frágiles y que la respuesta no es culpabilizar a las personas votantes, sino reconocer y enfrentar las deudas sociales e institucionales que les dan legitimidad.

La relevancia de este material se potencia en el marco de las elecciones nacionales del 2026 en Costa Rica, momento en que la sociedad costarricense deberá afrontar dilemas propios de las democracias contemporáneas. El mayor valor del documento radica en que no se enfoca en juzgar las decisiones electorales de la ciudadanía, sino en comprender las condiciones estructurales que hacen posible el atractivo de opciones caóticas o autoritarias.

De este modo, se abre una invitación a la academia, a los movimientos sociales y a la ciudadanía en general a dialogar y construir alternativas democráticas que sean más sólidas, justas y sostenibles.

Puede acceder a la nota completa y descargar el documento en la página del Observatorio de Bienes Comunes UCR:

https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/democracia-en-jaque-el-joker-en-las-urnas/

Hacia una reforma tributaria progresiva: contexto, criterios guía y contenidos fundamentales. Un paso necesario hacia una Costa Rica posneoliberal

Dr. Luis Paulino Vargas Solís

Ni el sector público de Costa Rica es grande ni la carga de impuestos es elevada. Esos son mitos que es preciso superar. Lo que sí es cierto es que nuestro sistema tributario es muy regresivo e injusto y eso impone límites que afectan negativamente la sostenibilidad del Estado social y de los sistemas de seguridad social de Costa Rica.

Por eso se hace urgente entrar a debatir sobre una reforma realmente progresiva, lo cual es, también, un requisito necesario para combatir la abismal desigualdad que hoy divide a la sociedad costarricense.

Este trabajo, que fue discutido en dos talleres y revisado por varios economistas, aporta una propuesta, seriamente fundamentada, para una posible reforma tributaria progresiva y de amplio alcance. Desde ese punto de vista, es un pequeño esfuerzo procurando contribuir a ese debate nacional tan necesario.

Puede descargar el documento desde este enlace, o bien, hacer clic en la opción siguiente:

¿Crecimiento para quién? Democracia, Equidad y Derechos Humanos bajo el gobierno de Chaves Robles

Alberto Salom Echeverría

Faltan seis meses para las elecciones nacionales conducentes a elegir presidente, vicepresidentes de la República y 57 diputados. Hay un debate nacional que no ha madurado, quizás porque falta mayor precisión entre las partes. La discusión está pues pendiente en lo medular. Quiero echar mi cuarto de espadas.

  1. ¿Qué tan inclusivo es el crecimiento económico actual?

Costa Rica ha registrado cifras macroeconómicas positivas en los últimos años: crecimiento del PIB superior al 4%, baja inflación, aumento en la inversión extranjera y estabilidad fiscal. El gobierno de Chaves ha presentado estos datos como evidencia de una gestión eficiente y orientada a resultados.

Sin embargo, ¿reflejan estas cifras un bienestar colectivo o se trata simplemente de un avance para ciertos sectores privilegiados? El crecimiento se ha concentrado en zonas francas y exportaciones, dejando de lado la economía informal, que sigue abarcando más del 40% del empleo nacional. Esto implica que, aunque el desempleo abierto ha bajado, la calidad del empleo se ha deteriorado, con más personas sin acceso a seguridad social ni derechos laborales.

¿Puede llamarse sólido un crecimiento que excluye sistemáticamente a buena parte de la población trabajadora?

  1. ¿Se ha reducido la pobreza o solo su contabilidad?

El gobierno celebra la reducción de la pobreza al 18%. ¿Es esa baja estadística un reflejo de mejoras estructurales o simplemente una distorsión temporal vinculada a indicadores como una inflación baja?

Muchos hogares apenas superan la línea de pobreza, pero siguen en condiciones precarias y sin acceso estable a servicios básicos, empleo formal o crédito. Además, las desigualdades regionales persisten, con zonas como Limón y Guanacaste aún muy rezagadas.

¿Puede considerarse una victoria la reducción de la pobreza si no cambia la exclusión estructural de millones de personas?

  1. ¿Puede haber seguridad sin justicia social?

El aumento exponencial de homicidios -más de 2.500 muertes violentas en dos años- es una de las principales contradicciones del discurso gubernamental.

El gobierno impulsa una política de seguridad basada en mano dura, cárceles de máxima seguridad y militarización del discurso-, tomando como modelo a países autoritarios. Pero los datos muestran que la violencia sigue creciendo, alimentada por el crimen organizado, la pobreza y la exclusión.

¿Es sostenible un modelo que abandona la prevención social, prioriza la represión y deja intactas las causas profundas de la violencia?

  1. ¿Puede ser legítima una gestión con más de 60 causas abiertas?

Rodrigo Chaves ha mantenido altos niveles de popularidad, pero ¿puede una alta aprobación popular validar una gestión plagada de conflictos con el orden constitucional y hasta con la violación de la ley ordinaria?

Más de 60 causas se tramitan en el Ministerio Público contra el presidente y su entorno -incluyendo acusaciones por financiamiento ilegal de campaña y abuso de poder-, junto con la expulsión o renuncia masiva de ministros, revelan un poder ejecutivo marcado por la inestabilidad, la falta de transparencia y de auténtica rendición de cuentas.

¿Es aceptable hablar de “liderazgo fuerte” cuando este se sostiene sobre el debilitamiento de los mecanismos de control y la concentración del poder?

  1. ¿Es responsable legislar debilitando la institucionalidad?

Numerosos proyectos promovidos por el Ejecutivo -como la llamada y malhadada “Ley Jaguar”- han sido duramente criticados por intentar reducir los controles al poder ejecutivo, limitar la fiscalización presupuestaria y de la política pública en general o, por intentar concentrar competencias clave.

¿Puede un crecimiento económico ser sostenible cuando se erosiona la arquitectura institucional que garantiza el equilibrio de poderes, la transparencia y los derechos fundamentales?

  1. Entonces… ¿de qué vale el crecimiento?

Si el crecimiento económico no mejora la equidad, no reduce la inseguridad estructural, no fortalece las instituciones democráticas y no protege los derechos de todos, ¿para quién está creciendo el país?

Los datos macroeconómicos deben analizarse a la luz de su impacto social real y sostenido. De lo contrario, corremos el riesgo de validar un modelo que beneficia a pocos, excluye a muchos y erosiona la base democrática de Costa Rica.

  1. Conclusión

Costa Rica no necesita solo crecer: necesita hacerlo con equidad, democracia y derechos humanos. De no ser así, estaremos construyendo una fachada de éxito sobre una base cada vez más frágil.

Prospectiva y Ciencias Sociales

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Ya no resulta lugar común la frase “El futuro ya está aquí”. El escenario global nos ha demostrado con creces que aquello que decíamos avizorar en el horizonte, nos ha alcanzado.

Este 2025 hemos asistido en pocos meses a la teatralización de la guerra y el recrudecimiento de la barbarie contra pueblos como el palestino, que sigue soportando a pesar del ensañamiento y el silencio de los grandes tomadores de decisiones a nivel mundial.

Hambrunas, catástrofes climáticas provocadas por el hombre, la sinrazón de los exilios forzados, la preeminencia de una instrumentalización artificial sobre la inteligencia social y humana.

Todo había sido pronosticado como si el futuro quedara ubicado en la lejanía. No.

Ya está aquí.

En el plano doméstico, Costa Rica enfrenta su hora más complicada desde que se hizo refundar su pacto social, a mediados de la década de los años cuarenta del siglo anterior.

Los niveles de deterioro de los principales indicadores sociales que por años sostuvieron el proyecto de sociedad costarricense, muestran que el futuro al que muchos sectores temíamos, ya está aquí: desigualdad, pobreza, desempleo, desconfianza en el sistema democrático, femicidio galopante, narrativas de odio desde las voces que dirigen los destinos del país, socavamiento de la institucionalidad base de la apuesta país, inmersión desmedida de los poderes fácticos en todos los órdenes de la vida cotidiana.

Todos estos indicadores bastan para comprobar esta condición actual.

Imaginar lo que viene es tarea urgente. Por eso, las Ciencias Sociales costarricenses están llamadas a señalar el camino con las herramientas que la prospectiva le plantea. No es posible intervenir el ahora, sin señalar ese futuro que sigue alcanzándonos.

Es imperativo, por ello, profundizar los análisis y particularmente las propuestas centradas en esa imagen de sociedad que queremos. La academia debe asumir esa tarea. Las ciencias sociales deben liderar ese proceso.

A eso debemos avocarnos en lo que sigue.

Pronunciamiento: Sobre la violencia social y su impacto en la salud mental – Colegio de Profesionales en Psicología

El Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica, como órgano rector del ejercicio profesional de la psicología y defensor del bienestar psicológico de la población, manifiesta su profunda preocupación ante las múltiples formas de violencia que se presentan en contextos tales como familiares, comunitarios, académicos y laborales a lo largo y ancho del país, afectando gravemente la salud mental, la cohesión social y el desarrollo integral de las personas.

Reconoce que la violencia social se comprende como aquel acto con impacto social que atenta contra la integridad física, psíquica o relacional de una persona o un colectivo, llevado a cabo por un sujeto o por la propia comunidad. Estos actos adoptan expresiones complejas que van desde la delincuencia y el narcotráfico, hasta amenazas entre vecinos y formas más sutiles como la exclusión social, la estigmatización, la discriminación estructural y la falta de acceso a recursos y oportunidades.

Estas situaciones generan un clima constante de inseguridad, miedo e incertidumbre, especialmente en poblaciones en condición de vulnerabilidad, como niñas, niños, adolescentes, mujeres, personas mayores, población migrante y personas con discapacidad.

Como órgano rector del ejercicio profesional de la psicología, hace un llamado urgente a visibilizar y atender las causas estructurales de la violencia social, entre las cuales destacan la pobreza, la desigualdad, el desempleo, el debilitamiento del tejido social y la ausencia o insuficiente ejecución de políticas públicas integrales.

Reafirma que la salud mental es un derecho humano fundamental que no se garantiza adecuadamente en contextos donde prevalecen el abandono, la impunidad y la desprotección institucional.

Por ello, insta a las autoridades nacionales, gobiernos locales, instituciones públicas, organizaciones comunitarias y a la sociedad civil a:

  1. Promover espacios seguros, inclusivos y participativos en todos los contextos, en los que se escuche activamente a sus habitantes.

  2. Educar para la convivencia pacífica, la empatía y la resolución no violenta de conflictos desde edades tempranas.

  3. Fortalecer los programas de prevención de la violencia, con enfoque psicosocial, interseccional y basado en derechos humanos.

  4. Impulsar redes comunitarias de apoyo y resiliencia con acompañamiento profesional desde la psicología comunitaria.

  5. Generar accesos reales a servicios de salud mental y atención integral a víctimas de violencia, asegurando recursos humanos y materiales adecuados.

El Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica se compromete a continuar contribuyendo activamente en el abordaje ético, científico y humano de la violencia, destacando que la construcción de una sociedad justa, solidaria y saludable es una responsabilidad colectiva que requiere una acción decidida y sostenida.

Costa Rica: Cómo los partidos tradicionales abrieron la puerta al populismo

Por JoseSo

Un análisis para entender la crisis política actual

¿Cómo llega aquí la Costa Rica que era el “ejemplo democrático” de América Latina? Un país sin ejército, con elecciones transparentes y alternancia en el poder. Pero detrás de esa imagen, algo se rompía. Hoy, un presidente como Rodrigo Chaves —con un estilo confrontativo y discursos que alarman a expertos— gobierna con un mensaje claro: “Los políticos tradicionales nos fallaron”. ¿Cómo llegamos aquí? La respuesta está en errores históricos de los partidos que dominaron Costa Rica por décadas.

Los “pecados capitales” de los partidos tradicionales

Vivir en una burbuja

Durante más de 60 años, dos partidos (PLN y PUSC) controlaron casi todo. Pero se desconectaron de la gente común. Mientras en el Valle Central había progreso, las regiones periférica y rurales (como Limón, Puntarenas o zonas rurales) vivían con menos oportunidades, peores servicios y abandono. Esta desigualdad creó un caldo de cultivo para el descontento.

Corrupción: La herida que no cerró

Casos como “Cochinilla”, “Cementazo” o “ICE-Alcatel” (donde políticos y empresarios hicieron negocios sucios) mancharon la imagen de los partidos grandes. La gente empezó a verlos como grupos privilegiados que servían a sus intereses, no al pueblo.

Un sistema lento e ineficiente

El Poder Judicial, las instituciones públicas… todo se volvió sinónimo de trámites eternos, burocracia y soluciones que no llegaban. Entre 2018 y 2020, la desconfianza en el sistema judicial subió del 49% al 59%. Carlos Alvarado (presidente antes de Chaves) tuvo solo un 15% de apoyo popular en 2020.

El vacío que dejaron: Cuando la gente buscó alternativas

Los partidos tradicionales no solo fallaron, no escucharon el malestar ciudadano. Esto generó:

Voto “castigo”: En 2018 y 2022, la gente votó masivamente contra el PLN y el PAC. No importaba tanto el nuevo candidato; importaba echar a los mismos de siempre.

Campañas emocionales: Figuras como Fabricio Alvarado (2018) o Juan Diego Castro usaron discursos simples: “¡Ellos son los corruptos, yo soy el cambio!”, Apelaron al cansancio y a la fe (en el caso evangélico) .

Volatilidad electoral: La gente decidía su voto a última hora, influida por escándalos o promesas. Los partidos ya no tenían votos fieles.

  • En 2022, el sistema de partidos pasó a ser de “pluralismo extremo” (fragmentado, con muchos actores). En este caos, los mensajes simples y radicales ganan terreno .

Chaves: El “outsider” (personaje fuera de la política tradicional) que supo leer el momento.

Rodrigo Chaves no es un accidente. Es el resultado de ese desencanto. Y su estrategia explota los errores históricos de los tradicionales.

Lo que falló en los partidos. Cómo lo usó Chaves

Los partidos tradicionales y sus gobiernos cayeron en una profunda desconexión con la periferia, por eso Chaves ganó apoyo en zonas rurales y costeras que se sentían abandonadas.

Corrupción impune. Chaves se presentó como el “luchador contra políticos corruptos” (aunque él fue ministro del PAC).

Instituciones lentas. Chaves critica jueces, Contraloría y prensa, llamándolos “obstáculos” para el pueblo.

Los Partidos usaban lenguaje técnico y frío, mientras que Chaves habla directo, con frases contundentes (y a veces pachucas) en redes sociales.

En resumen, Chaves tiene un discurso estratégico y una puesta en escena creíble, que el pueblo compra al sentirse representado.

Su método es peligroso (y efectivo):

– Crea “enemigos” duales. Por un lado, los políticos tradicionales; por otro, instituciones (medios, jueces) que según él “protegen a esos políticos”.

– Se muestra “del pueblo”: Aunque fue economista del Banco Mundial, usa un tono anti-elite (hipócrita porque negocia y hasta se financia de ellos) y habla de “recuperar el país”.

Ataca controles democráticos. Tilda a la prensa de “canalla”, acusa al Poder Judicial de lento, corrupto y politizado, y descalifica a la Asamblea Legislativa, rompiendo cualquier comunicación con los diputados, propios y extraños para justificar su necesidad de controlar todo a su antojo.

¿Está Costa Rica en riesgo? La advertencia que no podemos ignorar

Chaves no es un dictador. Pero su estilo sigue un guión preocupante visto en otros países, como Brasil, donde Bolsonaro deslegitimó instituciones y los Poderes del Estado hasta que sus seguidores asaltaron el Congreso.

O en la Nicaragua tomada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, que llegaron por elecciones, pero después anuló toda oposición y terminó eliminando cualquier competencia dentro de su FSLN (que mancilla el legado revolucionario legítimo de Sandino) y encarcela a líderes de oposición.

En El Salvador, Bukele concentra poder a través de “un estado de excepción” eterno (empezó pidiendo 6 meses desde 2021 y se lo renuevan mensualmente hasta hoy), mientras debilita al Poder Judicial y encarcela opositores y críticos de medios de comunicación y ONGs de Derechos Humanos.

  • ¡No es alarmismo! Cuando un presidente normaliza el ataque a instituciones (Contraloría, Sala IV, TSE), agrieta la confianza en la democracia. Y eso abre paso al autoritarismo. Puede ser, o no, del mismo Chaves, que hemos visto que disfruta de los halagos, sus caravanas policiales a todas partes, incluida su casa en Monterán.

¿Hay salida?

Los partidos tradicionales no murieron por Chaves; se suicidaron con su corrupción, lentitud y desconexión. Pero la solución no es reemplazarlos por un líder que debilite los controles democráticos, que mantiene innegables muestras de corrupción y que encima tiene detrás a las mismas élites económicas que, por conveniencia, antes financiaban campañas a los partidos tradicionales y ahora están detrás del fenómeno chavista.

Para reconstruir la confianza se necesita:

Primero, una renovación real. Aquí no se trata de slogans vacíos como “el nuevo Liberación” o la “Unidad renovada”. Se debe permitir y fomentar el que surjan nuevos líderes en los partidos y no los mismos de siempre o sus delfines (sucesores) nombrados a dedo.

Segundo, conectar con la periferia. Llevar soluciones concretas a zonas olvidadas qué podríamos afirmar es todo lo que no está en el GAMA, salvo pequeñas excepciones.

Tercero, defender instituciones. Aunque sean imperfectas, son el único escudo contra el autoritarismo.

La democracia costarricense no está “condenada” al populismo. Pero si los partidos no aprenden de sus errores, el discurso de Chaves será solo el primer capítulo de una historia que otros países ya vivieron… ¡y hoy lamentan!

¿Y nosotros? Como ciudadanos, toca estar alertas: Criticar a los políticos tradicionales está bien. Entregarle todo el poder a un salvador, es un riesgo que no vale la pena tomar.

Continuará…

Derechos humanos en un hilo: la Centroamérica que somos

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

La deriva de una opción autoritaria en Costa Rica ya dejó de ser una imagen proyectada para otros países de la región. Nos alcanzó eso que alguien despectivamente y con cierto tinte de superioridad llamara “la centroamericanización” de Costa Rica.

A la vuelta de la esquina y con amplio apoyo popular, se cuece la construcción de una vergonzosa megacárcel para paliar, según sus impulsores, el aumento de la criminalidad en el país.

Lo que en otros momentos históricos era impensable, hoy está a punto de ser un hecho que contradice a todas luces la larga tradición democrática costarricense, que empieza lentamente a palidecer.

La excepcionalidad que hasta hace algunos años nos mostraba como punto y aparte en el escenario centroamericano, fue pulverizada en pocos lustros por un sistema económico desigual y aniquilador, un escenario político inquietante y algo turbio en sus alianzas con actores poco claros y altamente cuestionados y, como hemos dicho en varias ocasiones, el agotamiento de un contrato social que espera por una nueva edición para reconstruir el proyecto de eso que utópicamente llamamos “ la vía costarricense”.

Por lo pronto, en algunas países centroamericanos esa deriva autoritaria mantiene su dinámica.

Esta semana veíamos con estupor la forma artera en la que Ruth López, jefa de la Unidad de Anticorrupción y Justicia de la organización social salvadoreña Cristosal, dedicada a defender los derechos humanos de su país, era presentada ante la fiscalía.

La funcionaria había sido detenida el mes pasado luego de hacer serios cuestionamientos al gobierno de Nayib Bukele, como una muestra más de la escalada en la represión a las voces críticas y cuestionadoras a esta gestión. Algo que inquietantemente empieza a mezclarse en el entorno costarricense con la puesta de bozal a la prensa y otros hechos recientes.

Desde diferentes frentes de organismos sociales y civiles salvadoreños se han realizado pronunciamientos para exigir la liberación de López, sin un resultado positivo. Esto se suma a la reciente aprobación de la Ley de Agentes extranjeros, una herramienta que permite al gobierno salvadoreño discrecionalidad sobre qué organizaciones sociales pueden permanecer en su país y si permanecen, “contribuir” con un tributo de renta del 30%.

Una más: tres periodistas del medio de comunicación El Faro dejaron El Salvador en los últimos días ante una inminente amenaza de detención en su contra. Es de sobra conocido el rol cuestionador de este medio a las políticas represivas del gobierno de Bukele que, a fuerza de negociaciones con los líderes de las pandillas, ha bajado la criminalidad, pero han aumentado las detenciones y desapariciones de personas sin ningún nexo con esta actividad.

En Costa Rica la impronta autoritaria está tocando la puerta, asomándose por una rendija a ver si el escenario le es propicio.

Y sí que lo es.

Por ello, no deja de preocupar diagnósticos como el de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que, al escribir el capítulo para Costa Rica en relación con el estado de los derechos en los distintos países de la región, mencionaba:

La CIDH observa con preocupación la situación de la seguridad ciudadana y los cuestionamientos a la respuesta estatal, así como los señalamientos de afectaciones a la independencia judicial. También preocupa las denuncias de violaciones a los derechos de los pueblos indígenas, especialmente en relación con la consulta previa y la delimitación territorial; así como las brechas significativas en la garantía de derechos económicos, sociales y culturales para grupos en situación de riesgo como personas en movilidad humana, mujeres y personas mayores”.

La respuesta estatal a la que se refiere la CIDH es en realidad una inacción, justificante para el siguiente paso: la constitución de un espacio represivo que alimente las necesidades de la población de vivir sin temor en un país cuyo pacifismo también fue pulverizado por los hechos fácticos del modelo.

Es claro. Hay cosas que se parecen y mucho en estos escenarios. Si la reserva moral e institucional nacional a la que le queda menos de un cuarto de tanque no es suficiente, habremos perdido el proyecto país para siempre.

A esta generación le tocó la hora. No es poca cosa. Es el momento del punto del no retorno. Asumamos cada cual los funciones que nos corresponden para intentar recuperarnos.

Es nuestra tarea.