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Etiqueta: desigualdad

En tiempo de pandemia

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

  1. Estados Unidos, la primera potencia económica mundial, con una vacunación que supera el 70%, se apresta a aplicar el refuerzo de una tercera vacuna, mientras que en Haití el porcentaje de la población vacunada solo alcanza a un 0.24%. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud tiene que llamar la atención para que no se aplique esa tercera dosis con el propósito de favorecer el acceso a las vacunas a los países más pobres. No hay iniciativas de solidaridad sustantivas por parte por parte del mundo rico. Se confirma lo dicho por Joseph Stiglitz que el 1% más rico solo alcanza a entender que su destino está vinculado inexorablemente a cómo vive el restante 99% cuando ya es demasiado tarde.
  2. Un 45% de las vacunas contra el coronavirus han sido aplicadas en países ricos del G7 (Estados Unidos, Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Japón) aunque solo representan un 10% de la población mundial. El G7 acumula el 70% de la riqueza mundial y apenas producen el 30%, y ahora con ideas como la de aportar 500 millones de vacunas y cobrar el 15% a las empresas tecnológicas buscan presentarse como los “salvadores del mundo” (José Luis Cava).
  3. Hasta ahora, han muerto 4.550.000 de personas por casusa del virus Sars Cov-2, y en un período similar han muerto 5. 400.000 de niños por desnutrición en el mundo. Asimismo, 10 millones de niños mueren por año antes de cumplir los 5 años, la mayoría por causa de enfermedades curables. En América Latina hay más de 5.000.000 de niños con desnutrición crónica y 700.000 en riesgo de muerte (Julio Berdagué).
  4. El número de pobres ascendió a 209 millones de personas en América Latina en el año 2020, es decir 22 millones más que el año anterior, según datos de la CEPAL. Asimismo, se anuncian dramáticas catástrofes provocadas por un cambio climático que se intensifica, cuyas principales víctimas son, precisamente, los más pobres. Según el científico Noah Diffenbaugh, los países más pobres de la tierra son considerablemente más pobres de lo que hubieran sido sin el calentamiento global, mientras los más ricos son más ricos con el calentamiento global.
  5. Costa Rica ha obtenido merecidos reconocimientos internacionales por sus esfuerzos conservacionistas en defensa de los derechos de la naturaleza, así como de los derechos humanos. Sin embargo, el Estado continúa retardando el cumplimiento de la ley que otorga a los pueblos indígenas el derecho a sus territorios ancestrales, siendo los pueblos que más han contribuido a forjar una cultura de conservación y sostenibilidad bio-ecosistémica.
  6. La “pandemia” neoliberal de los años 1980 nos heredó una “generación perdida”, que no tuvo oportunidades para concluir los estudios secundarios. Y hoy, cuando contamos con mejores condiciones para evitar una segunda “generación perdida”, por negligencia o cálculos políticos no se han utilizado los dineros disponibles en caja, para facilitar acceso a internet y equipo a los estudiantes pobres del país. Hay un proyecto de ley con el rimbombante título de “alfabetización digital”, que al parecer fue un invento innecesario, y cuyo trámite está pendiente; solo pretende justificar lo injustificable: no haber ejecutado esos recursos por parte de las instancias que les corresponde.
  7. El gobierno se apresta a celebrar el bicentenario de la independencia, después de haber firmado un acuerdo de financiamiento con el FMI por 1.750 millones de dólares, entregando un pedazo de nuestra soberanía a un Organismo Financiero Internacional al servicio de los poderes fácticos financieros globales, y obligando a los sectores populares y a la clase media a sacrificarse para pagar este préstamo.

“No tengo miedo de caer enfermo. ¿Y de qué tengo miedo? De todo lo que el contagio puede cambiar. De descubrir que el andamiaje de la civilización que conozco es un castillo de naipes. De que todo se derrumbe, pero también de lo contrario: de que el miedo pase en vano, sin dejar ningún cambio tras de sí” (Paolo Giordano).

 

Imagen ilustrativa, UCR.

Costa Rica requiere fortalecer una cultura centrada en el respeto a la dignidad de todas las personas

José María Gutiérrez, profesor emérito, Universidad de Costa Rica

El bicentenario de la independencia de las repúblicas centroamericanas encuentra a Costa Rica en una posición tambaleante. Los primeros dos siglos de vida independiente fueron testigos de procesos complejos en los cuales el país, gracias a pactos sociales visionarios en diversos momentos de nuestra historia, pudo generar políticas públicas y una institucionalidad que ha dado réditos valiosos, en medio de múltiples problemas, conflictos y desafíos. Estos pactos sociales, no obstante, se han debilitado notablemente en las últimas décadas. El tejido social se ha deshilachado y el país ha pasado a engrosar la lista de naciones con mayor desigualdad. Los proyectos políticos y económicos hegemónicos no auguran un futuro promisorio y el país requiere buscar nuevas luces y avenidas que conduzcan a una convivencia donde priven la equidad, el bien común, la dignidad de las personas y la relación armoniosa con el ambiente. ¿Cómo lograrlo?

Debemos generar un escenario colectivo de prácticas democráticas renovadas, en el cual la participación de amplios sectores de la población marque la pauta en procura de alternativas en todos los ámbitos de nuestro quehacer. Vale decir, requerimos edificar una auténtica democracia participativa, donde la energía creadora de muchas personas y colectivos abra las puertas a nuevos horizontes. Estos procesos deben ir aparejados del fortalecimiento de las instituciones públicas como garantes de derechos esenciales, con amplia participación popular y en un marco de equidad. Necesitamos políticas tributarias progresivas, que reduzcan la inaceptable desigualdad en que vivimos. El fortalecimiento de la educación y la salud públicas deberán ser ejes centrales de nuestro futuro, al igual que políticas que aseguren la protección del ambiente. Debemos abocarnos a fortalecer un desarrollo científico-tecnológico endógeno, incluyendo las ciencias naturales y las sociales, que ponga el conocimiento al servicio del bien común, mediante una estrategia de resiliencia ante los embates externos, la cual garantice soberanía alimentaria, energética y tecnológica.

Costa Rica requiere fortalecer una cultura centrada en el respeto a la dignidad de las personas y su diversidad en todos los planos, incluyendo los grupos históricamente excluidos. Debemos dejar atrás las lacras del patriarcado, el racismo y el clasismo, para generar un entorno nacional marcado por la generosidad y la solidaridad, lejos del individualismo y del mercantilismo prevalecientes. Una sociedad donde nadie esté de más y donde todas las personas tengamos garantizada una vida digna. Ojalá que en el transitar hacia el tercer centenario de nuestra independencia tengamos la sabiduría y el coraje para construir ese mundo más pleno.

Las Agencias de Desarrollo Económico Local y su papel en la Gestión del Desarrollo Territorial

German Masís Morales

Se ha divulgado recientemente que nueve organizaciones agrupadas en la Red Nacional de Agencias de Desarrollo (RENADEL) pretenden atraer inversiones fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM).

Estas agrupaciones denominadas Agencias de Desarrollo Económico Local (ADEL) son sin fines de lucro e integran a empresarios, gobiernos locales, entidades académicas y otras organizaciones en cada región. Las ADEL pretenden lograr un consenso regional en torno a las necesidades de desarrollo.

En RENADEL están integradas, la Agencia para el Desarrollo Económico de la zona Sur, la Agencia para el Desarrollo Económico del Pacífico Central, la Agencia para el Desarrollo Económico de la región Huetar Norte, la Agencia para el Desarrollo Económico del Caribe, la Agencia para el Desarrollo Económico de Tilarán, la Agencia para el Desarrollo Económico de Turrialba-Jiménez, la Zona Económica Especial de Cartago y la Zona Económica Especial de Pérez Zeledón.

Según la nota divulgada, estas agencias y la Red que las agrupa tienen un enorme potencial para generar impacto en los territorios, maximizando en el engranaje entre los sectores productivos, gobiernos locales y la academia.

Datos de Procomer indican como en el 2019, sólo un 25% del valor de las exportaciones en Costa Rica, se origina en las zonas fuera de la GAM y sólo 2 de cada 10 empresas de zona franca se ubican fuera de esta área.

Roberto Zeledón, Presidente de la Red, indicó que ésta pretende ser como un enlace entre el sector privado con las instituciones, lo que interesa es la generación de propuestas en el sector privado y la generación de empleo, explicó que la red trabaja para mejorar el tema de la competitividad.

Con la RENADEL se intenta promocionar las potencialidades de cada zona, por ejemplo, en el Pacífico Central, la idea es atraer empresas de logística, marinas y agroindustrias. Se apoya a escala general, un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa, mediante el cual los proveedores locales de empresas multinacionales en zonas rurales puedan gozar igualmente de los beneficios de las zonas francas. La propuesta establece como requisito, que las multinacionales al menos adquieran un 40% de los insumos con proveedores locales. (LN.com,23-8-2021).

La iniciativa de RENADEL es muy válida y se fundamenta en las desigualdades del desarrollo regional, confirmadas, por el estudio de actualización de la Matriz Insumo-Producto (MIP) de Costa Rica realizado por Banco Central de Costa Rica el año anterior.

De acuerdo con ese estudio, la producción se especializa por zonas geográficas, así los cantones se diferencian en el valor agregado que aportan según las actividades económicas predominantes dentro de sus límites.

Se observaron diferencias marcadas en la estructura productiva dentro y fuera de la GAM, la primera más concentrada en servicios y manufactura, mientras la segunda en agricultura y turismo, mientras el comercio es predominante en casi todo el país.

En un artículo anterior afirmamos que la distribución de las actividades económicas y su concentración responden a un modelo de desarrollo que se ha consolidado por más de 50 años en las 4 provincias centrales y en los cantones que forman parte de la GAM, hacia la que se han dirigido las políticas económicas, los recursos y los incentivos durante más de una docena de Administraciones.

El estudio del Banco Central en coincidencia con la iniciativa de RENADEL, sugiere “continuar con la atracción de firmas multinacionales, pero con destino fuera de la GAM, lo que no solo brindaría más oportunidades de empleo en la zona, sino además mayor integración comercial. Además, señaló que se requiere un análisis de los determinantes que mejoran la competitividad de las diferentes regiones y la necesidad de impulsar más esfuerzos en infraestructura y educación. (Alterdescr, febrero 2021)

Por su parte, debido a la prevalencia de las políticas concentradas en la GAM y a la ausencia de una planificación regional que favorezca un desarrollo más equitativo de las actividades económicas, sería oportuno que la Red participe en el análisis y discusión de la recientemente presentada Estrategia Territorial Productiva para una Economía Inclusiva y Descarbonizada impulsada por MIDEPLAN.

Esta estrategia traza la ruta para que en 2050 el país tenga una economía descentralizada, digitalizada y descarbonizada (3D), a partir de una nueva visión para la transformación económica y territorial costarricense basada en la necesidad de descentralizar las actividades productivas y capitalizar las oportunidades inherentes al territorio.

La estrategia, confronta el modelo de desarrollo histórico hiperconcentrado, con un nuevo modelo inclusivo y descarbonizado constituido por una Red de nodos de innovación y economía 3D, que incluye también corredores, zonas de gestión y polos de desarrollo que definen áreas de concentración de oportunidades. (MIDEPLAN, Resumen Ejecutivo,2021)

Igualmente, es importante que la iniciativa de Renadel conozca los alcances de los procesos de diálogo regional y de los programas de desarrollo que esta Administración ha venido impulsando en las diferentes regiones.

Así mismo, sería fundamental que la Red y las ADEL adopten un enfoque de desarrollo territorial apropiado, que defina las dinámicas territoriales que pretende generar en cada región y que éstas se conviertan en escenarios de crecimiento económico, inclusión social y sustentabilidad ambiental. (Berdegué,J.et al,Rimisp,2015).

¿Podrán las Agencias de desarrollo económico local, tener un papel decisivo hacia un desarrollo territorial más inclusivo y sustentable, que revierta las desigualdades regionales e impacte y en la reducción de la pobreza y la desigualdad en los territorios o únicamente pretende atraer inversiones, generar fuentes de empleo y lograr una mayor coordinación entre las empresas y las instituciones en las regiones fuera de la GAM?

La verdad sobre las pensiones de “lujo” en Costa Rica

SURCOS comparte la siguiente información:

El video al final de la nota es difundido por Jubilados en Acción, y se encuentra en el canal de Youtube del investigador Federico Sobrado. En este material se expone el conflicto que gira en torno a la administración indebida del fondo del Magisterio, que tiene su exposición masiva a principios de los años 2000 ya que se hace popular el concepto calificativo “pensionados de lujo”.

A estas personas se les responsabiliza de la crisis fiscal, la desigualdad, la pobreza, el alza de impuestos y el desempleo. El término “pensionados de lujo” hace referencia a esas personas que pueden retirarse antes de tiempo, recibir montos elevados sin haber cotizado lo suficiente o heredar las pensiones a sus hijos. En el video, se explican los regímenes de gracia y cómo estos beneficios han sido adoptados por la clase política, diplomática y docente.

Este material es un producto de Prisma Latinoamerica y Jubilados en Acción, la investigación y edición  fue llevada a cabo por Federico Sobrado y Fernanda León.

Le invitamos a ver, difundir y compartir el video: 

UCR: Proyecto retrata la lucha de mujeres defensoras del ambiente y los territorios en Costa Rica

Las disputas del poder que se libran en los cuerpos femeninos y los territorios costarricenses salen del anonimato en el proyecto “Campamento Audiovisual de Mujeres y Territorios (CAM)”.

Desde las costas hasta las zonas fronterizas, todos los días, las mujeres están resistiendo juntas las múltiples formas de violencia que atraviesan sus vidas, sus cuerpos y los territorios que habitan. Así lo pudo constatar un equipo interdisciplianrio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el proyecto ED-3437 “Campamento Audiovisual de Mujeres y Territorios (CAM)”.

El Campamento es un proyecto del Programa Kioscos Socioambientales que surgió en el año 2019 como un espacio de encuentro para mujeres de distintos territorios: costeros, urbanos, campesinos e indígenas, adonde participaron 24 mujeres de 14 comunidades y 13 organizaciones de Costa Rica.

Las participantes son mujeres vinculadas a organizaciones sociales de Heredia, La Carpio, Valle Bonito y El Progreso de Upala, Brasilito de Santa Cruz, Territorio Brorán y Territorio Bribrí de Salitre y Longo Mai de Buenos Aires, Finca Chánguena de Osa, Manzanillo y Costa de Pájaros de Puntarenas, Las Parcelas de Jacó, China Kichá y Cajón de Pérez Zeledón.

Luego de un largo proceso de reflexión sobre lo acontecido en los campamentos, el equipo presentó la Memoria del CAM el pasado lunes 12 de julio, por medio del FB Live del Programa Kioscos Socioambientales. En el documento, compilado por Zuiri Méndez Benavides y Catalina Tenorio Vargas, recogen los principales hallazgos y comparten su propuesta conceptual y metodológica, herramientas de comunicación y breves relatos de las participantes.

Un grupo de mujeres elaboró un comunicado contra Pesca de Arrastre Como parte de los ejercicios realizados durante el tercer Campamento Audiovisual de Mujeres y Territorios. (Captura de video grabado por Yoselyn Ríos).

Comunicación y comunidad

El proyecto incluyó tres campamentos que se efectuaron en diferentes territorios durante el 2019: en Punta Morales, en Longo Mai y en Sabanilla y La Carpio. En cada encuentro se compartieron herramientas de comunicación para apoyar las luchas de las mujeres por la defensa de sus territorios, utilizando equipos básicos como teléfonos celulares, estabilizadores y lámparas.

Además de brindarles capacitación en lenguaje audiovisual y uso de los equipos, en cada campamento se desarrollaron diferentes ejercicios y estrategias para despertar la capacidad de narrar de cada una de las integrantes, con el objetivo de que ellas mismas pudieran gestar sus propios procesos y productos audiovisuales.

 También se realizaron ejercicios sobre lo sensible, ejercicios sobre disputas de poder en cuerpos y territorios, ejercicios audiovisuales sobre otras miradas, ejercicios audiovisuales sobre la propia mirada y el campamento, facilitados por el equipo de Kioscos y La Feria Producciones.

“Las mujeres que participan en el CAM han aprendido herramientas de comunicación, lenguaje audiovisual, narrativa, guión, y sobre todo, le han dado valor a sus propias oralidades” explica, en la Memoria del CAM, Marcela Esquivel, productora audiovisual de la Feria Producciones. Para ella, la mirada desde otros cines les permitió apropiase de su capacidad de autorretratarse y retratar su comunidad, familia y país, utilizando los recursos que tienen a mano.

La propuesta del CAM plantea una aproximación metodológica novedosa en Costa Rica, sustentada en principios transversales como los feminismos, otros cines, el fortalecimiento organizativo, la construcción colectiva de saberes y las prácticas poéticas. Desde esta perspectiva, el cuerpo femenino se entiende como un territorio tanto de cuido como de disputa a donde también se libran los conflictos sociambientales.

Las luchas, las mujeres y el espacio

Este proyecto, además permitió reconocer y visibilizar las luchas que enfrentan varios colectivos de mujeres en diversos puntos del país para defender sus territorios y los bienes comunes. Por ejemplo: la construcción de plantas hidroeléctricas, las minas y tajos, la tala de bosques y selvas, la presencia de monocultivos de piña, banano, palma, caña y la ganadería extensiva.

La ilustración «Violencias y resistencias en la Defensa del Cuerpo Territorio», elaborada por Elizabeth Argüello, condensa los resultados de un ejercicio realizado durante el campamento que tomó como escala el cuerpo como primer territorio de disputa. Imagen reproducida de la Memoria del Campamento Audiovisual Mujeres y Territorios.

Durante los campamentos ellas también compartieron su preocupación por la contaminación de las aguas y ríos, los botaderos, el difícil acceso a la tenencia de tierra y vivienda para las mujeres y las invasiones de terratenientes en territorios indígenas. A estos conflictos se suman las diversas formas de violencia que enfrentan las mujeres en la cotidianidad como la violencia físca y sexual, el racismo o la xenofobia.

 “Teníamos mucha información sentida de lo que significa para tantas mujeres lo que es la defensa de sus territorios, del territorio de sus comunidades, de sus regiones, de sus barrios, de sus casas y del cuerpo” señaló la investigadora Zuiri Méndez durante la presentación de la Memoria.

Con estos valiosos insumos, ellas elaboraron una cartografía social participativa de lucha de mujeres en los territorios. Además, la diseñadora Elizabeth Argüello, logró representar este entramado de conflictos y violencias y resistencias en un mapa del cuerpo, ilustración que consta en la Memoria del CAM.

«¿Qué pasa con nuestro derecho al agua, si el agua está en las tierras que tomaron los terratenientes?». Esta poderosa frase, dicha por una mujer, forma parte de la memoria de este proyecto. En él pueden encontrarse otros pequeños relatos de resistencia y denuncia que las mujeres tienen para contar pero que pocas veces son escuchados.

Saberes compartidos

El CAM además se constituyó en un espacio de aprendizaje y crecimiento en común, donde tanto las participantes como las integrantes del equipo de la UCR generaron nuevos saberes. Para Shirley Barrantes, vecina de la Carpio y miembra de la Cooperativa de Vivienda, Construcción, Fuerza, Unión, Destreza y Ayuda Mutua R.L. (Coovifudam), el campamento fue un espacio de intercambio que las fortaleció y las empoderó para seguir adelante.

“Yo he sido líder comunal y he estado en la lucha por la vivienda, pero más allá de eso no me había dado cuenta del empoderamiento como mujer y el crecimiento personal y profesional que he adquirido y por medio del CAM también logramos identificar todas estas acciones que hacemos”, comentó Shirley durante la presentación de la Memoria del CAM.

La Memoria del Campamento Audiovisual de Mujeres y Territorios (CAM) está disponible en el repositorio Kerwá, la misma incluye herramientas metodológicas y una cartilla de herramientas de comunicación que pueden ser utilizadas por otras personas investigadoras y facilitadoras de procesos en comunidades.

Este proyecto, inscrito en la Facultad de Ciencias Sociales fue financiado con los Fondos Concursables 2019- 2020 de la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica. Contó con la participación de los TCU de Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, del Programa de Economía Social Solidaria de la Escuela de Sociología, del programa Palabra de Mujer de canal Quince y de la Feria Producciones.

 

Imagen principal: Cinthya Hernández junto a otras mujeres participantes del segundo Campamento Audiovisual de Mujeres y Territorios (CAM), Fotografía: Rebeca Sánchez.

Katzy O`neal Coto
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

Es el modelo económico, dice el director del OIJ

Óscar Madrigal

El día de ayer participé en un programa de radio llamado “Alternativas” sobre el tema de la criminalidad en el país. Resumo algunas ideas que expuse.

Hace unos tres días el director del OIJ, Walter Espinoza, decía en una entrevista en La Nación:

“Recientemente el Informe del Estado de la Región reveló que Centroamérica bajó sus índices de homicidios durante la última década con excepción de Costa Rica, que se mantiene con niveles similares al 2010.

De acuerdo con Espinoza, el enfrentamiento entre bandas narco locales, sumado a problemas de índole social como pobreza, desempleo, desigualdad, falta de oportunidades y poca distribución de la riqueza, hacen que la tasa nacional de homicidios no disminuya”.

El director del OIJ es consciente que el actual modelo de desarrollo económico que genera desigualdad, pobreza, desempleo, injusta distribución de la riqueza es también la causante de que los delitos, por ejemplo, de homicidios, no disminuyan.

Los estudios sobre la criminalidad también han demostrado que la delincuencia no es un problema de los pobres. Otras naciones mucho más pobres que la nuestra, muestras índices menores de delitos, como por ejemplo los homicidios.

Sin embargo, los partidos políticos que han gobernado en las dos últimas décadas han enfrentado el problema de la criminalidad solo desde la perspectiva de un derecho penal autoritario, aumentado las penas y los delitos desde mediados de los años 90, sin que esta política haya producido ningún beneficio. Solo ha aumentado el autoritarismo sin beneficio para la sociedad.

Las clases dominantes creen que las leyes penales resolverán problemas sociales, cuando es evidente que las leyes por sí solas no resuelven los problemas de la sociedad, lo que solo se logra con políticas públicas dirigidas a enfrentar las causas de la criminalidad. Sin embargo, las actuales políticas de austeridad, de recorte a los programas de atención social que impulsa el actual Gobierno, solo agudizará la criminalidad del país. Además, las leyes anti-huelgas, la criminalización de la protesta social, junto a las políticas autoritarias del proyecto de Empleo Público, se orientan a crear un sistema político cada vez más autoritario y, por tanto, menos democrático.

Costa Rica ha pasado a ocupar el top de los países más desiguales del mundo, según el Banco Mundial, y ahora también a estar entre los primeros 5 lugares del continente con la mayor cantidad de privados de libertad por habitantes y con el mayor índice de mujeres privadas de libertad de Centroamérica.

Se sabe también que las cárceles no resocializan a esas personas, las cuales por lo general se encuentran hacinadas y violándose en muchos casos sus derechos humanos.

A lo anterior debe agregarse que la aplicación de las leyes, lo que llamamos la justicia, no parece operar de la misma manera para todas las clases sociales. Los escándalos de corrupción no terminan en juicios o sentencias, sobre todo cuando se trata de personas adineradas o pertenecientes a las clases poderosas económicamente.

Las estadísticas así lo indican: de todos los casos denunciados por corrupción solo el 20% van a juicio después de 3 o 7 años; de los que van a juicio solo el 7% terminan con sentencia y solo la mitad de ellas en sentencias condenatorias. Pero lo más llamativo es que se trata de casos “menores” como el tráfico que pide una “mordida” o el funcionario municipal una “comisión”. Los grandes actos de corrupción que involucran a los miembros de los clanes poderosos económicamente no aparecen nunca juzgados.

La llamada clase política, por otra parte, está carcomida por la corrupción. Casi todos los partidos políticos han sido condenados por estafa o están siendo acusados por estos delitos: el PLN, el PAC, el partido evangélico de Justo Orozco, el PASE de Oscar López, el Libertario de Otto Guevara, el partido del doctor Hernández, el PUSC y muchos otros. De igual manera, prácticamente todos los expresidentes han enfrentado acusaciones por corrupción por casos como Alcatel, Caja, la Trocha, Cementazo, Cochinilla y otros.

La corrupción de los políticos produce una degeneración en la sociedad porque hay muy pocos referentes y porque la ética en la función pública parece no importar o importar bien poco, como el caso por ejemplo de Figueres. Ese es el mensaje equivocado que se dirige a la ciudadanía sobre los valores y la virtudes de los políticos.

Los componentes de orden social hacen que la criminalidad no descienda en Costa Rica, como lo afirma el director del OIJ. Es necesario, consecuentemente, cambiar el modelo de desarrollo económico, el modelo de acumulación de capital como dirían otros, que está generando o produciendo esos problemas.

En términos generales, solo una democratización de nuestra vida social, económica y cultural podrá disminuir y enfrentar acertadamente la creciente delincuencia nacional.

Costa Rica: el virus de la desigualdad

Jaime Ordóñez

¿Por qué la antigua Suiza de Centroamérica se volvió uno de los países más desiguales del mundo?

En su época de oro, en las décadas de 1980 y 1990, Costa Rica estaba rankeado como el país 37 del mundo en justicia y equidad, y como el mejor de América Latina, junto con Uruguay, al lanzarse la medición mundial del PNUD, el Índice de Desarrollo Humano, en 1991.

Hoy se encuentra en la lista de los 10 países más desiguales del planeta (World Bank Report, Taking on Inequality, 2018), compartiendo esta lamentable lista de la inequidad con Sudáfrica, Haití, Honduras, Panamá, Ruanda, Brasil, México, Colombia, Chile. El problema no empezó con la COVID-19, desde luego. Venía de mucho atrás, y la pandemia solo lo agudizó.

¿Adónde se perdió Costa Rica? ¿Por qué la nación que se ufanaba en llamarse a sí misma la Suiza centroamericana «El país más feliz del mundo» llegó a esta lamentable situación? Las siguientes notas buscan explicar la gravedad del problema, las causas (que son varias) y explorar si hay soluciones para corregir esto.

Uno de cada tres costarricenses es pobre en 2021

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) para junio de 2020, cuando la COVID-19 apenas empezaba, indicaban que ya la pobreza se había disparado y no era culpa de la pandemia. Del histórico 22% de línea de pobreza que el país tuvo en las últimas décadas, en junio de 2020 ya habíamos llegado a un 30.5%. Para junio de 2020 se habían añadido 321,000 personas, para un total de 1,529,255 personas pobres. Para el cierre del presente año 2021, se proyecta un total 1,850,000 de personas pobres, sumada la pobreza extrema y general.

Al escribir estas líneas, uno de cada tres costarricenses es pobre y la situación se sigue agudizando. Ese 33% de pobreza con el cual llegaremos a fines de 2021 tiene, además, un componente explosivo, que nos recuerda mucho de lo que sucedió recientemente en Chile y Colombia (dos países que comparten la nefasta lista de inequidad del Banco Mundial) y es que la pobreza se acelera mucho más en las zonas urbanas que las rurales.

El aumento de la pobreza fue de + 6.5% en zonas urbanas, vs. 2.8% en zonas rurales, lo cual se explica por el destrozo sistemático de la pequeña empresa y el cierre de pequeños negocios. Las zonas rurales tienen pequeños «colchones de bienestar», pequeños fundos, economía rural, etc., de lo cual carecen las zonas urbanas, dependientes de pequeños negocios, alquileres y economía comercial que ha sido destrozada, además de la covid, por errores de política económica, como se indica abajo.

Pero el problema no termina allí. El crecimiento de la pobreza es grave (como ha sido estudiado en teoría del desarrollo), pero es más grave aun cuando crece también la desigualdad. Y Costa Rica es el ejemplo de lo que no se debe hacer por parte de sus políticos y gobernantes: entregarse a los grupos de presión y poder económico y empobrecer a las clases medias y bajas en el proceso.

La desigualdad: de los más justos a uno de más inequitativos del planeta

Para 1986, Costa Rica era uno de los países más equitativos y justos del hemisferio. Poseía un índice de GINI de 0.34 (el mejor de América junto con Uruguay), no muy lejos de Noruega, que posee un histórico 0.23. Pero el país se destrozó en cosa de pocas décadas. Para diciembre de 2020, el GINI llegó a un 0.52 (con un subregistro de 3 o 4 puntos, por subregistro del quintil superior), lo cual lo ranquea hoy dentro de los 10 países más desiguales del planeta.

La desigualdad empezó a crecer a partir del año 2007 y 2008 (ver los indicadores del Banco Mundial y de nuestro propio INEC) y vino en franco deterioro desde entonces. El problema se agudizó entre 2016 y 2018, y tuvo como disparador la Reforma Fiscal de diciembre de 2018, la cual fue absolutamente regresiva: afectó clases medias y bajas, y sobre todo pequeños y medianos empresarios.

Los factores que agudizaron la desigualdad en Costa Rica son varios, pero se pueden sintetizar así: es un país cuyo mercado económico reparte mal, muy mal, pero que, asombrosamente, su sistema tributario, en lugar de corregir, ayuda a agravar esa desigualdad. Los distintos indicadores de la OCDE, del BID y Banco Mundial parecen coincidir en algo absurdo y paradójico: que en los últimos lustros la sociedad se vuelve más desigual en + 1.5 o + 2, después del pago de impuestos. Esto es absurdo. El sistema tributario debe servir para ayudar a quienes menos tienen, y no al contrario: para hacer más ricos a los que reciben más ingresos.

Una reforma fiscal que se ensañó contra las clases medias y bajas

¿Por qué fue tan regresiva la Reforma Fiscal del 2018? Básicamente, porque se ensañó contra clases medias y clases bajas, incluidas PYMES, lo cual hizo cerrar a decenas de miles de empresas. Veamos brevemente las medidas que incluyó:

Se subió un 5% a cada tramo del impuesto de renta. Los tramos quedaron en 20%, 25% y 30% y ello afectó a todas las personas y empresas que sí pagan impuestos en el país.

Se introdujeron reformas al IVA, ampliando la gama de bienes y servicios, que no afectaron a grupos exonerados, y sí a la mayoría de la población que vio encarecida su vida.

Se introdujeron los impuestos de ganancias de capital del 2.5% al 15%, los cuales tampoco afectaron a grupos exonerados, pues se imputan en las exoneraciones de renta, lo cual ha sido aceptado por el Ministerio de Hacienda.

Se subieron los impuestos municipales y las cargas parafiscales.

Se debilitó el rango de la canasta básica.

Y algo fundamental. Se introdujo el impuesto a alquileres, lo cual hizo que se desalojaran miles de locales (vía IVA para el arrendante y renta para el arrendador).

Simultáneamente, para «grupos exentos» (sectores de zonas francas y otros grupos exentos del pago de impuesto de renta) esta Reforma Fiscal de diciembre de 2018 los dejó intocados, otorgándoles aún más beneficios.

No se tocaron regímenes de exención del impuesto de renta en zonas francas y otros regímenes exonerados.

Se reformó ley del IVA y se exoneró adicionalmente del Impuesto de Valor Agregado a las empresas de zonas francas en todas sus compras internas, generando una distorsión adicional.

Y lo más bochornoso: no solo se preservaron todos estos beneficios, sino, adicionalmente, la Asamblea Legislativa exoneró del pago del impuesto de bienes inmuebles (impuesto territorial) a todo el régimen de zonas francas, generando, además, un grave deterioro en la recaudación municipal.

Es decir, mientras hay una Costa Rica que sí paga impuestos (pequeños y medianos negocios nacionales, asalariados del sector público y privado, personas que tiene su base imponible en una planilla de pago, etc.), existe otra Costa Rica que no paga impuestos sistemáticamente desde hace más de dos décadas. Y la Reforma Fiscal del 2018 no solo los dejó intocados, sino que, además, los exoneró tanto del pago de renta como también de otros tributos como el IVA y el impuesto de bienes inmuebles.

¿Y cómo está exactamente distribuida la riqueza en Costa Rica?

Para junio de 2020, de acuerdo con el mismo INEC, el 20% más rico de la población recibía un 51.9% del ingreso, versus apenas 4.49% del 20% más pobre de las personas. El segundo quintil recibía un 8.56% del segundo y el tercero un 13.49%. Es decir, más de 3,300,000 personas reciben apenas el 20% del ingreso de una población.

Sin embargo, la situación es mucho peor. Según la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL) y OXFAM, de Londres, en todo América Latina existe un grosero subregistro en el 5% superior del quintil superior de ingresos, es decir el 20% más rico de la sociedad. Dicho en palabras simples, el 20% más rico esconde gran parte de sus ingresos.

En el caso de Costa Rica, el análisis cruzado con CEPAL y OXFAM nos lleva a plantear este escenario para el cierre de 2020, según el cual el subregistro en el quintil superior es de tal magnitud, que la distribución de ingreso real del país sería la siguiente:

Quintil superior (20% más rico), recibe entre el 75% y el 80% del ingreso.
Cuarto quintil: 12% del ingreso.
Tercer quintil: 7.1%.
Segundo quintil: 5.1% del ingreso.
Primer quintil (20% más pobre): recibe apenas el 3% de la riqueza.

Esa proyección es absolutamente coincidente con la evolución de la desigualdad en América Latina. Para el año 2015, el 10% más rico de América Latina y el Caribe poseía el 71% de la riqueza y tributaba solo el 5.4% de su renta (CEPAL, Informe 2015). De acuerdo con Oxfam, Londres (Informe 2020), para fines del año pasado 2020 el 10% más rico de América Latina y el Caribe posee el 80.2% de la riqueza y tributa solo el 5% de su renta. Todos los números empatan, pues Costa Rica es hoy no solo uno de los países más desiguales de América Latina, sino el octavo en desigualdad en todo el planeta, según el Banco Mundial.

El costo de la evasión fiscal y las exoneraciones

¿Y cuáles son las causas del agravamiento de la distribución en Costa Rica? Se puede sintetizar de la siguiente manera. El mercado distribuye mal, desde luego, pero la mano del Estado (el sistema tributario) agudiza la desigualdad. En la última década y media se agravaron dos tendencias en América Latina, pero con más fuerza en Costa Rica en virtud de la evasión fiscal y el régimen de exoneraciones.

Evasión fiscal: representa 3,200 millones de dólares anuales (5.2% del PIB, según datos del propio Ministerio de Hacienda, año 2020).

Exoneraciones: representan un 5.7% del PIB, según datos del propio Ministerio de Hacienda, Informe 4 de diciembre, año 2017).

Ese 11% del PIB combinado de no pago de impuestos, por evasión o por exoneraciones, se concentra básicamente en el 5% del quintil superior (lo cual lleva al GINI general de una concentración del 52% en el quintil superior a casi un 75%-80%). Corresponde con el análisis de CEPAL y Oxfam en el índice general de desigual distribución de la riqueza para América Latina.

El resultado es un escenario de grandes ganadores y grandes perdedores. Son las dos caras de la moneda. Por un lado, está una Costa Rica que no goza de exoneraciones y no evade fiscalmente; una Costa Rica a la que las altas cargas tributarias, el alto costo de los precios del país y la pandemia, para rematar, ha puesto en una situación grave. Los números de las PYMES (pequeñas y medianas empresas) de Costa Rica son los siguientes:

Un proceso acelerado de quiebra y cierre entre 3 y 5 pequeñas empresas por día en los últimos 18 meses.

Una carga tributaria compuesta de entre el 45% y el 55%, incluyendo renta, IVA, contribución CCSS, otras cargas parafiscales nacionales.

Casi 500,000 personas más pobres en 24 meses (quizá 1.8 millones para fin del 2021).

Las PYMES representan a más de 1,500, 000 personas; es decir, más del 80% de los trabajadores del país.

¿Y cuál es la otra cara de la moneda?

Las empresas privilegiadas con zonas francas y regímenes de excepción crecieron un 10% ininterrumpidamente durante los últimos 5 años.

Representa una PEA de 120,000 personas, menos del 10% de la totalidad del país.

Hay aproximadamente 380 empresas, de las cuales el porcentaje mayor no son empresas de pie suelto (no son transnacionales) y muchas de ellas son empresas de capital nacional disfrazado.

¿El cambio vendrá de fuera?

¿Cómo cambiar esta grave situación de un país que reparte mal su riqueza y que —pasmosamente— tiene un sistema tributario que, más bien, agudiza aún más la desigualdad en el ingreso? Curiosamente, parece ser que el cambio vendrá de fuera, del exterior.

El pasado 5 de junio de 2021 los países del G-7 (Japón, Alemania, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Canadá) anunciaron la imposición de una tasa global del 15% para todas las empresas y corporaciones del planeta, buscando eliminar todos los regímenes de exenciones y paraísos fiscales del mundo. Lo que busca esa reforma, desde luego, es acercar ingresos a las administraciones tributarias de los grandes países industrializados. Pero, de paso, ayudará a la equidad interna de los propios países de América Latina, Asia y otros lugares, donde se tienen tales regímenes de exención y de paraísos fiscales que generan inequidades nocivas, como acaba de demostrarse en Colombia y Chile.

Costa Rica debería dar un paso adelante y no esperar que, del exterior, se imponga la reforma en forma draconiana. Se trata de preservar regímenes o zonas de atracción de inversiones, pero con otros incentivos y requiriendoles solidaridad tributaria, optando por el modelo de Irlanda que, en determinando momento adoptó el single digit: un 9% para las zonas francas por un período de 5 años, después llevándolos al 15% y dejándolos allí, tal y como propone ahora el G-7.

Es urgente hacerlo. Que los que hoy no pagan, paguen impuestos y quizá bajen la recaudación para las clases medias y bajas, las que hoy soportan sobre sus hombros mucho del esfuerzo tributario del país. Otras reformas serán necesarias sobre empleo, reforma del Estado y diferentes áreas, y a eso dedicaré el próximo artículo.

 

Fuente: Pressenza International Press Agency

Crisis y captura: el descontento social en tiempos de pandemia en América Latina y el Caribe

la captura es «el ejercicio de influencia abusiva por parte de una(s) élite(s) extractiva(s) —en favor de sus intereses y en detrimento del interés general… OXFAM

Este documento esboza una propuesta de agendas de trabajo para promover el debate sobre cómo reconfigurar el pacto social por vías institucionales en América Latina y el Caribe, fortaleciendo así los sistemas democráticos de la región y hacer frente a privilegios. Estas cuestiones son esenciales en el contexto actual de pandemia y de crisis políticas. Cruzando datos estadísticos y con los estudios de caso de financiación de partidos (Perú), desarrollo turístico (República Dominicana), telecomunicaciones (Argentina) y acceso al agua (El Salvador), este documento establece la relación entre la captura de políticas públicas, desigualdad y desafección con la democracia. Los casos demuestran cómo el lobby, las puertas giratorias y las campañas mediáticas son los principales mecanismos con los que las élites ejercen influencia abusiva para alejar del interés general decisiones políticas cruciales.

INFORMES DE INVESTIGACIÓN DE OXFAM. JULIO 2021

Introducción

En América Latina y el Caribe (ALC), el estrecho vínculo que existe entre desigualdad, poder y dinero es central para entender cómo países con tanta riqueza generan a la vez pobreza y privilegios. El resultado es una elevada desigualdad que deslegitima el sistema democrático al permitir que aquellos que más poder tienen ejerzan una mayor influencia política. En una región donde el 10% más rico concentra el 68% de la riqueza es fácil apreciar la relación entre captura política y desigualdad.

Este documento sostiene que la captura es el mecanismo por el que se crean y perpetúan la desigualdad y los privilegios, además de una de las causas principales detrás del descontento social, la desafección democrática y las protestas que se suceden en casi todos los países de ALC. La captura es, a su vez, un síntoma de la debilidad de los estados. Para demostrarlo, se analiza la extensión del fenómeno de captura política en ALC y su impacto en la democracia y la desigualdad a partir de unos casos concretos de captura en los que diferentes políticas públicas han respondido más a los intereses de una élite que al interés general.

Se trata de casos anteriores a la pandemia que siguen siendo de gran actualidad. La pertinencia de prestar atención a las consecuencias de privilegiar intereses de ciertos grupos por encima de los de la mayoría ha aumentado, si cabe, al implementarse diferentes políticas de gran calado para hacer frente a la COVID-19 en ALC. No es casualidad que algunas élites se hayan podido vacunar antes que la mayoría de la población; o la presión de las grandes farmacéuticas a varios Gobiernos en la región. Tampoco lo es que las discusiones sobre los paquetes de rescate hayan avivado los debates sobre quién se beneficia de las políticas públicas y a quién sirve realmente el contrato social. La COVID-19 ha magnificado y evidenciado el costo de la captura en estados incapaces de hacer frente a la crisis sanitaria, económica y social.

El contexto actual ofrece una oportunidad para llevar a cabo una reconfiguración profunda de las relaciones de poder en la región; una reconfiguración que en los próximos meses será, con bastante probabilidad, el principal punto de colisión entre las élites y la ciudadanía. El resultado de dicha lucha puede desembocar en escenarios en los que las élites mantengan su poder, pero también en otros más positivos. El ejemplo de Chile es una muestra de que hay esperanza para las mejoras en el actual contexto.

En Latinoamérica, también se está produciendo desde hace años un cierre progresivo de los espacios para la sociedad civil, el activismo, el periodismo, etc. que se está agudizando con la pandemia y la respuesta de los Gobiernos. La protesta contra el statu quo, la disidencia social y el periodismo de investigación se restringen cada vez más mediante leyes que limitan el debate público y las libertades, al tiempo que se silencian voces alternativas, se instauran falsos debates en la opinión pública e, incluso, se militariza el espacio público. Este fenómeno de cierre está asociado con el poder de algunas élites, que buscan reprimir cualquier atisbo de protesta o disidencia y blindar así sus privilegios.

Con la crisis actual se ha abierto un período de cambios e inestabilidad en el que surgen debates sobre «nuevos» bienes públicos como la vacuna, la tecnología o la provisión de servicios públicos. En paralelo, la confianza en la democracia y en los partidos políticos se encuentra bajo mínimos; la ciudadanía ya no confía en que sean capaces de garantizar el acceso a dichos bienes.

La juventud está cada vez más desafecta del sistema y emergen, por un lado, nuevas voces desde movimientos sociales que apuestan por modelos alternativos basados en una democracia real, descentralizada, no institucionalizada e inclusiva; mientras que, por otro lado, hay sectores que reclaman políticas conservadoras y de orden.

Finalmente, este documento también quiere promover una reflexión sobre cuáles deben ser los cimientos a partir de los cuales reconfigurar los contratos sociales en ALC. En la cuarta sección, se plantean algunas propuestas que buscan contribuir a los debates sobre cómo fortalecer y volver a dotar de legitimidad a una democracia no asociada únicamente a una representación institucional, al acto electoral y a unos procesos participativos determinados, sino en relación con otros principios como el de igualdad y libertad.

SURCOS le invita a seguir el enlace para leer el documento completo o bien descargarlo.

https://surcosdigital.com/wp-content/uploads/2021/07/Crisis-y-captura-el-descontento-social-en-tiempos-de-pandemia-en-América-Latina-y-el-Caribe.pdf

 

Compartido con SURCOS por Henry Mora Jiménez.

Canción solidaria con el pueblo colombiano

La canción COLOMBIA, escrita y compuesta por el cantor costarricense Wilson Arroyo salió a la luz la semana del 17 de junio de 2021 en plataformas digitales. Es un canto de apoyo a las reivindicaciones de justicia social del pueblo colombiano que ya suma un mes de protestas en contra de una reforma tributaria promovida por el gobierno del presidente Iván Duque.

Las desigualdades históricas de esta nación, agudizadas por la crisis global del covid-19 han hecho estallar el clamor de las juventudes, que aún frente a la agresión policial se mantienen en pie.

La canción fue grabada por el cantautor, con apoyo de Barux Tellez en el clarinete, Jonathan Araya en el bajo, Jeannette Oconitrillo en los coros y Gabriel Arroyo en la percusión. Habla de la larga espera del pueblo colombiano y la esperanza de que la resistencia actual llegue a un buen puerto.

En el intermedio cuenta con un fragmento del discurso del escritor colombiano Gabriel García Márquez, cuando recibió el premio Nobel de Literatura. Con la frase «Nuestra respuesta es la vida» abre paso a la esperanza de los pueblos latinoamericanos, en un momento de reconfiguración social de la región.

La canción se puede escuchar por medio de los siguientes enlaces:
Spotify: https://open.spotify.com/track/77Y0Wsz8LtzcvjlQJ0r77M
Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=DmfBz22CCfk
Bandcamp: https://wilsonarroyoco.bandcamp.com/track/colombia

 

Compartido con SURCOS por Wilson Arroyo.

Rozar la epidermis

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Terminaba un año atípico en la historia de la humanidad y en Centroamérica se dimensionaba la tragedia de haber experimentado uno de los embates de la naturaleza más impactantes que se recuerde.

Con una o dos semanas de diferencia y como contando, los huracanes Eta e Iota provocaron una devastación sin precedentes en las ya de por sí frágiles pieles de países como Honduras y Guatemala, donde la cifra de personas fallecidas alcanzó casi las doscientas y cerca de nueve millones de personas damnificadas, muchas de ellas desarraigadas de sus contextos familiares y comunitarios.

En un reportaje en caliente sobre la tragedia, la filial de la BBC para América Latina mostraba una imagen de cientos de personas hondureñas pernoctando debajo de un puente. No tenían adónde ir. O en el peor de los casos, consideraban la migración como recurso, como estrategia de salvación para ellos mismos y sus familias.

De forma casi coincidente, simultánea, en Estados Unidos se celebraba quizá una de las más importantes elecciones presidenciales de la era moderna, al enfrentar supuestamente dos visiones contrapuestas sobre varios temas, entre ellos la migración. Al ya consabido estilete dicharachero y confrontativo, racista y discriminador del expresidente Trump, se le oponía un enfoque más laxo, aparentemente progresista y conciliador en esta materia representado en la dupla Biden-Harris.

De hecho, una de las principales premisas del candidato demócrata en campaña había sido “adecentar” las restricciones fronterizas entre Estados Unidos y México, casi que con un tono humanitario. Pero claro, eso fue en campaña.

Iniciando junio de 2021 la región recibió dos visitas emisarias por parte de dicha administración.

A Costa Rica llegó el Secretario de Estado Antony Blinken en su primera salida a América Latina y días más tarde le tocó a Guatemala recibir a la Vicepresidenta Kamala Harris. En ambos casos, el discurso sobre la gestión migratoria adoptó tonos quizás menos optimistas que los expuestos alegremente por Biden antes de ser electo.

Blinken lanzó la retórica diplomática acerca de los derechos humanos, la cooperación y la necesidad de fortalecer las democracias, el buen gobierno, la seguridad y el medio ambiente en la región. Una agenda «lugar común» en todo caso, a la que sumó la necesidad de colaboración con Costa Rica para que continúe su labor de recepción migratoria para países como Nicaragua y Venezuela. Esto, como una transacción a cambio de donaciones de vacunas anunciadas por Washington en aquellos días. El 50% del trato aún no ha sido confirmado.

Valga recordar que, en efecto, el territorio costarricense es destino y tránsito y presenta enormes desafíos para atender la nuevas dinámicas migratorias, entre los cuales el remozamiento de la institucionalidad que atiende estos temas debe impulsarse con prontitud.

En medio de la visita del secretario de Estado, la bisoña democracia costarricense fue salpicada por un escándalo de intromisión del narcotráfico en uno de los poderes de la República. Desde luego ese tema no apareció en agenda, como tampoco el aumento de la desigualdad, la exclusión y el despojo desde la élites económicas coludidas con la administración central del país. Nada de eso se dijo y la agenda de la vista emisaria del secretario de Estado entonces fue algo más que un orden del día común y corriente.

En Guatemala Harris fue más puntual y certera. En su primer viaje al exterior como Vicepresidenta de Estados Unidos, emitió ese “no vengan” como premisa disuasiva que, valga decirlo, no dista mucho al “no queremos aquí a peligrosos y delincuentes potenciales” emitida por su predecesor en su diplomacia del tweet.

Otra vez un represente de Casa Blanca repitió un guión discursivo altamente conocido: Harris habló de cambiar las condiciones estructurales, mejorar el desarrollo económico y fortalecer la lucha anticorrupción como factores para detener el flujo de personas migrantes hacia su país.

Otra vez la retórica de lo estructural tocada, rozada superficialmente con un anuncio de dotación de 4.000 millones de dólares para invertir en la región. Entre la cartera de inversionistas, Microsoft y Mastercard se “comprometieron con el desarrollo económico de la región”.

En una reciente conversación televisada con dos queridos colegas polítologos costarricenses hablábamos de esa epidermis de la región expuesta y la presencia del elefante en la sala, metáfora con la que se suele reconocer el peso de Estados Unidos en las determinaciones de política centroamericana. Una vez más el elefante ya llegó y se sentó entre nosotros.

La temporada de huracanes 2021 ha sido anunciada y sus efectos probablemente serán de vuelta sentidos en una territorialidad frágil, despojada y aniquilada por la barbarie del mercado y el extractivismo rampante.

En consecuencia, muchas personas seguirán saliendo y entonces esas premisas de disuasión y esa frase de cajón repetida en palacio y en organismos internacionales que demandan “una migración regular, segura y ordenada” serán sólo cosmética ante una avasallante realidad histórica que no solo roza la epidermis regional, sino que profundiza su alergia convertida en desigualdad, expulsión y miseria.

Parafraseando al maestro guatemalteco Edelberto Torres Rivas, Centroamérica no tiene hoy en día piel que la cubra. Debemos reinventarla de una nueva forma de convivencia y distribución equitativa de los recursos. Para que entonces regenere en otra cosa. En una cosa nueva. sin tanto elefante en la sala. No en esto en que la hemos convertido.

 

Imagen: https://realidadsocialencentroamerica.wordpress.com