Por Agricultores/as con Justicia, Equidad y Bienestar
Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense
Costa Rica, 15 mayo 2023
El labrador que trabaja
debe ser el primero
en recibir su parte de los frutos. BA.
2 Timoteo. 2: 6.
En el marco del Día del Agricultor/a costarricense, el 15 de mayo 2023, deseamos reflexionar sobre el papel que la persona campesina tiene y lo que aporta al país, así como su situación actual y sus múltiples desafíos.
En Costa Rica se estableció el dia del agricultor/a el 11 de mayo de 1968, por medio de la ley 4096. La palabra agricultura proviene del latín ager que significa campo, cultura y cultivo, traduciéndose como el arte de cultivar la tierra, el suelo, el cultivo de alimentos diversos. De esta manera desde el 68 se le reconoce como parte fundamental en el desarrollo social, económico y comercial del país Costa Rica.
Cuando hablamos de agricultores hablamos de mujeres y de hombres cuyo trabajo genera los alimentos que todos los días, en el campo y en la ciudad, llevamos a nuestras mesas. Cumplen un papel social insustituible y producen además una parte importante de las divisas que el país necesita para su desarrollo y crecimiento.
Según datos del Sistema de Información del Sector Agropecuario (Sepsa) los agricultores/as son alrededor de 280.000 personas, hombres y mujeres, dedicados a la producción agropecuaria en nuestro país; producen el 70% de la canasta básica alimentaria; su edad promedio se estima en 54,3 para los hombres y 51,5 para las mujeres. Estos datos son sorprendentes: la canasta básica prácticamente está en manos de menos de 300 personas rodando el límite de la edad de la persona adulta. Muchos de ellos/as pierden sus casas, herramientas de trabajo y tierras por el endeudamiento bancario que los fragiliza notablemente, y para que sus productos puedan competir en el “mercado” sus precios están por debajo de los costos reales de producción.
A lo anterior se agrega, la tragedia del cambio climático y sus consecuencias, sumado a la competencia de la globalización, las guerras que se generan, el alza de los precios internacionales en agroquímicos y concentrados (ya que en Costa Rica no se producen), agravados por la crisis de contenedores y la guerra entre Ucrania y Rusia.
También, como lo mencionamos en la Carta Pastoral de la IMWC llamada «Por sembradíos y alimentos saludables en Costa Rica«, nuestros agricultores/as se ven afectados/as en su salud personal, por utilizar plaguicidas que contaminan sus cosechas, el suelo y las fuentes de aguas potables. Los gobiernos de turno se excusan que los venenos importados para la agricultura no pagan impuestos y que aparentemente no hay una alternativa nacional “rentable”.
Un caso concreto de la indiferencia de los gobiernos y en particular el actual, es que los altos jerarcas del Poder Ejecutivo costarricense, dejaron a los arroceros/as al borde de la ruina en manos de un Consejo Nacional de Producción (CNP), paralizado por la regla fiscal, que reporta una reducción en compras por ₡25 mil millones en el último año y deudas por otros ¢25 mil millones.
Un panorama más sombrío, se visualiza a mediano plazo cuando el 45% de la población no sabe si sus ingresos alcanzarán para llegar a fin de mes, haciendo referencia al último informe del Estado de la Nación, escenario que se volvería crítico, si el país tuviera que enfrentar desabastecimiento ante una crisis mundial de alimentos, pues este gobierno en lugar de incentivar al agro lo desalienta con semejantes “rutas” como la del arroz anteriormente mencionado.
Es por ello que desde la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense (IMWC) nos solidarizamos y denunciamos la situación de los campesinos/as de Costa Rica. La Biblia nos orienta y nos acompaña en la denuncia, cuando el profeta Miqueas se coloca al lado del pueblo campesino y su dolor, y denuncia que son despojados de sus casas y de sus tierras (2,2), y concreta las consecuencias de tales actos en la vulnerabilidad y sufrimiento de las mujeres y de los niños (2,9), la dignidad violada del justo (2,8), y el sufrimiento de las familias víctimas de la codicia y el saqueo (2,2).
Hacemos un llamado a las fuerzas vivas del pueblo costarricense, sus sectores políticos y populares a defender al campesinado ante sus clamores por justicia y atención, a valorar su rol de productores/as; así como exigir al gobierno, políticas que vayan en mayor beneficio para este sector tan olvidado.
El que labra su tierra se saciará de pan,
pero el que sigue {propósitos} vanos
se llenará de pobreza. BA.
Proverbios 28:19.