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Etiqueta: dictadura perfecta

Todo por el pueblo; pero siempre sin él

Rafael A. Ugalde Q.*

En los 130 años del nacimiento del gran periodista y pensador José Carlos Mariátegui.

a). – El burrito minero: Tantas veces la vida lo dejó contra la pared, que a sus veinte años, ¡y vaya manera cómo los vivió! Platerito, sería hoy, algo así, que un “científico” social de pacotilla. Vaticinaba, de una manera que solo él podía hacerlo, sí este o aquel “jefe” de hacienda o de la mina tendería, algo parecido a lo que todo el mundo ya denominan “puentes de institucionalidad”; o por lo contrario, algunos figurando humildad, esconden en las bolsas del pantalón candelas de dinamita para hacer volar todo a su paso, como ocurría de lunes a sábado allá, en la mina Bella Vista, cuando explotaban rocas cargadas de oro como testigos mudos de aquellas oscurísimas entrañas a cincuenta metros de profundidad, entre hediondas aguas subterráneas y barro grisáceo.

De su primo, el Burro e’ Chilo, se supo que Platerito aprendió cómo la muerte es un simple redireccionamiento de energía y, que entre menos apegos haya, más fácil sería la despedida de un siglo veinte, que ya pintaba un mundo al revés.

Cada uno de estos dos burros tenían su forma particular de enfrenta la vida. Uno, era parrandero y esclavo de las cosas del corazón, el otro, reservado y temeroso del autoritarismo, la hipocresía y el clasismo, con que solía tratarlo su dueño Querencio Blanco.

No obstante, para Platerito, prestado indefinidamente por su dueño y capataz de la mina Bella Vista, para jalar carritos con rocas y oro desde las profundidades del túnel principal y cuya entrada había un letrero dorado con la frase: “El trabajo libera”, no había mal que dure cien años ni cuerpo que lo resiste.

Este manso burrito, a pesar de la condena de por vida a trabajos forzados, contra la creencia mayoritaria, jamás perdió la fe de algún día corretear y saltar libremente por los potreros de la extensa hacienda la Verdiblanca, propiedad heredada por Blanco y vástago único de uno de los mayores fanáticos regionales de Hitler y Mussolini, durante toda la Segunda Guerra Mundial.

Eran tiempos muy difíciles: El asno y su dueño pasaban en la mina de seis de la mañana a cuatro de la tarde de lunes a sábado, sí Querencio, sus tres hijos en edad educativa y su burro, querían comida el día siguiente.

Contaban los mineros que los Hamilton, testaferros quién sabe de qué político o empresario en San José, regateaban a “Edmundo y a todo el mundo” hasta la media hora de almuerzo a coligalleros, barreneros, encargados de bateas, burreros, dinamiteros, etc.

En mi nation – solían arremedar a escondidas los trabajadores, principalmente al mayor de los Hamilton – los obreros llegan ya almorzados, porque “el time es gold”; algo parecido a decir “el tiempo es oro” en la lengua de Cervantes.

En estas circunstancias, Platerito aprendió a sobrevivir y darse a querer con su especial forma de “comunicarse” con su selecto público, amante por siempre de lo esotérico. En buen número, las consultas llenaban la pequeña caballeriza, sobre todo los domingos después de misa, cuando estos creyentes esperaban que el burro moviera las grandes orejotas en señal de un “sí” categórico, o por el contrario, las mantuviera inmóviles como un “no” rotundo.

A menudo recordaban que fue el jefe político de entonces quien descubrió el llamado “tercer ojo” o dotes “clarividentes” de este burrito. Cuentan que el político, hombre ilustrado para esos años y amigo probado de las élites capitalinas, una vez llegó hasta la caballeriza donde Querencio echaba a Platerito pedazos de cogollos de caña de azúcar para exponer a su amigo sus dudas sobre sí, por fin, obtendría una lujosa pensión, pasándose a la “oposición”. Al parecer, el jumento escuchó la confidencia, movió las dos orejas y poco después hubo jubilación para este sui generis personaje, su consorte oficial y dos hijos, luego de su fallecimiento.

La agricultura siempre fue sinónimo de soberanía. (F.Pixbay)

Otra vez – documentaba el jefe político – pregunté al burro si la Moncha dejaría el amiguito con quien andaba. Mantuvo las orejas como dos torres de catedral. Y acertó: Mientras andaba averiguando cómo estaban mis dos restantes muñequitas de porcelana, la Moncha se aventó con todo lo que había en la oficina. “Tu burro debería llamarse Nostradamus, porque todas las pegas; nunca ese nombre tan cursi que le pusiste”, sentenció.

Platerito, a decir verdad, es tierno, pero fuerte. Ni alto ni pequeño; tiene un pelaje negro azabache, profundamente brillante cuando no tiene barro de la mina, excepto en una zona redondeada de su espinazo, producto de una sarna mal cicatrizada con belladona y tintura de yodo por el boticario del pueblo llamado don Omar. Este hombre, siempre dispuesto a ayudar a la gente, lo mismo trataba una torcedura de pie, con su menjunje a base de manteca de res, que recetaba vahos de azufre para fortalecer los músculos pélvicos en mujeres post parto, capaba un chancho, sobaba la panza a un indígena indigestado o mandaba a tomar sal de Inglaterra en buenas cantidades para los estreñidos.

Don Omar dictaminó que las riendas de cuero mal tratadas y un hediondo pelero colocado sobre el lomo del pobre Platerito habían condenado de por vida a tan noble animal a dolores insoportables, durante los movimientos de Luna Llena y Cuarto Creciente.

Siempre censuró el maltrato a que sometían el asno en la mina Bella Vista, junto a la negligencia pasmosa de Querencio, por no haber curado las gruesas riendas de cuero de vaca, con agua hervida y semillas de achiote criollo, antes de colocar en el lomo del animal el pedazo de saco de gangoche, jamás oreado un minuto en más de diez años.

Querencio decía que, con un buen dogal por cada lado del burro, éste multiplicaba su fuerza y aumentaba al doble las cantidades de rocas traídas dentro de los carros, desde las profundidades de la tierra, por entre destartalados rieles.

“Claro, refunfuñaba el boticario, por otro lado, ahora es Omar quien paga los platos rotos por estos asesinos de animales”.

Entre las anécdotas que hay con este boticario está el multitudinario homenaje rendido a él en el viejo edificio de la Municipalidad del lugar, con la presencia incluso, del jefe político, miembros del Resguardo Fiscal, cuyos agentes recibieron con dos descargas de salva la llegada del curandero, hacendados y su peonadas, el telegrafista, dos diputados de la provincia, el párroco, un representante plenipotenciario del obispado de Tilarán, más veinte aspirantes a munícipes y a legisladores para las elecciones del año venidero.

Resulta que un edil estaba sentenciado a perder su ojo izquierdo por una infección bárbara y de origen desconocido. Había pagado seis misas cantadas y rezado seis rosarios con música incluida, desde el viejo y desafinado armonio; dedicado todo a Santa Lucia, abogada de quienes tienen problemas con la vista. Estaba ya desesperado y gritaba de dolor, sobre todo, cuando caía la noche y su ojo era un Caimito maduro.

Cuentan que, fue al hospital provincial en busca de alivio, donde asignaron el especialista para ser atendido como caso “urgente”, en un plazo no mayor de seis meses, porque hasta esa fecha llegaba el barco que traía de regreso el oculista desde Europa, donde merecidamente disfrutaba de su año sabático, de acuerdo a su liderazgo entre los galenos y de conformidad con la reglamentación interna.

Así, entre brincos y saltos, reveló el edil durante el homenaje al boticario, pagué un traslado a San José en ambulancia con sirena prendida y haciendo bulla, en medio de un polvazal de padre y señor. En el hospital de San José – prosiguió – me echaron dos gotitas de agua de rosas que empeoraron todo. Señores presentes, enfatizaba el munícipe, mientras una traicionera lagrimilla rodaba sobre su camisa azul, regresé a casa casi loco de dolor, donde Santa Lucía me iluminó para que fuera a la Botica de don Omar.

Él vio mi lagrimal izquierdo – se expresaba emocionado – y sin decir mayor cosa me mandó a comprar un pedazo de tocino de cerdo en la carnicería de Miguel Saborío. Ya de regreso a su botica ( pongan atención, ordenaba a los presentes, por sí alguno de ustedes tiene la misma experiencia ) me puso en el ojo zurdo el pedazo de pellejo de chancho, lo forró con esparadrapo de media pulgada y me dijo: Aguantá, carajo, la hediondez que se te viene encima es grande, pero necesito que tenga cubierto el lagrimal durante tres días, te acuestas boca arriba hasta que este maldito tórsalo no tenga aire, se desesperará y buscará entonces su salida, metiéndose en el tocino.

Cuando ya no sientas chuzazos en el ojo, explicaba sonriente, como si los hechos hubieran ocurrido ayer, vienes para que veas la clase de gusano que paseaste por San José.

“Estos mediquitos de ahora, no conocen ni papa y el pueblo les importa un bledo”, balbuceó entre cierta ira y tranquilidad dicho representante de la comuna, mientras los presentes celebraban con prolongados aplausos la ocurrencia del boticario.

Extrañamente, en otra ocasión, los dueños de la mina y de las siguientes haciendas: la Verdiblanca, la Rojiazul, la Amarillenta, Podemos, Santa Rita, las Delicias de Papi, la Libertad, el Golán y el Palmar Feliz, entre otras, ofrecieron a don Omar hacerlo candidato a diputado para la campaña que se avecinaba.

Carecían de aspirante porque había corrido la bola entre el pueblo – pueblo pequeño infierno grande -que todos los finqueros acordaron secretamente disminuir en un peso diario el jornal en sus estancias, para financiar a quien lucharía desde San José por la presidencia de la república.

Durante esta segunda asamblea, “opositores” y “oficialistas” de la región, el sacerdote, hacendados, todos los munícipes y legisladores provinciales, entre otros, tuvieron la brillante idea de echar mano del boticario y convertirlo en candidato a una representación parlamentaria. Honrado, trabajador, servicial, buen padre, fiel esposo, entre otras características, hacían del curandero el peón perfecto dentro del ajedrez democrático que se avecinaba.

Esta vez la cita fue en el amplio salón parroquial con capacidad para más de cien almas. Allí, muy valientemente don Omar rechazó el ofrecimiento, explicando que en su botica había un picado de Terciopelo con emplastos de solda con solda, carbón vegetal y tabaco Virginia.

El hombre, dijo con voz firme a la concurrencia, a ustedes les cae como anillo al dedo Querencio. Tiene trescientos sesenta y nueve días sin plata para pagar peones en su finca y está sin burro, narró con naturalidad, mientras salía del salón y se oía una voz quedo del párroco que le decía en la oreja derecha: ¡Ay Omar. María te bendiga!

b). – Por sus obras los conoceréis: Una mañana de crudo invierno con que la Naturaleza premia las tierras de Montes de Oro, Platerito no aguantó más las nuevas tareas de siembra de arroz en la estancia de Querecncio, tras la abrupta clausura de la Bella Vista.

Eran tiempos de volver los ojos a la tierra, como señal inequívoca de la democracia heredada de los abuelos y tatarabuelos; además reflejo fiel de soberanía del pueblo, desarrollo con equidad y justicia social, al menos, así están recogidas, palabras más palabras menos, dichas por diputados y aspirantes presidenciales de entonces.

Doblado sobre un viejo arado “made in England”, el inteligente burrito no aguantó las nuevas faenas a que sería sometido sobre las húmedas y negra tierra de la Verdiblanca y, como suele ocurrir con la transitoriedad de la vida, se fue sin pena ni gloria, pero dejando una cascada de recuerdos.

Atrás quedaban las reminiscencias de la mina, la contabilidad llevada por una empresa afincada en California (estaba autorizada expresamente por decreto) a contribuir con los costarricenses con el 1% del total del valor del oro puesto en las aduanas estadounidenses, el letrero aquel el trabajo libera, los azotes a Platerito. etc.

El día de hoy hay hijos de mineros que narran como sí fuese ahora, la belleza de este burrito y la forma de deleitarse, cuando una vez al año, – generalmente en las navidades- su amo llenaba una canoa labrada en madera de Guapinol seco, con chicha de maíz y fermentaba con flores de Piñuela, más sobrantes de cosposa, para Platerito, decía con un dejo de cariño.

Allí, en la Verdiblanca, ahora el compromiso era con el mercado, la soberanía alimentaria, eso sí, como siempre fue, sin tractores, ni insumos, ni asistencia agropecuaria, caminos intransitables…

Y ahora el burro clarividente o con el llamado “tercer ojo” abierto, había doblado la extremidad derecha delantera en el fango, recostando su pescuezo a un lado del arado, mientras su pata izquierda delantera, en sus últimos momentos, tuvo el cuidado de dejarla erguida, nada de rodillas, como sí ocurrió con la otra del lado derecho. La de este lado izquierdo estaba desafiante como espada de samurái.

La agricultura siempre fue sinónimo de soberanía. (F.Pixbay).

Para bien o para mal, Platerito se fue antes que todo comenzará de nuevo, algo así, como aquella obra de teatro llamada los Vencedores, con víctimas y victimarios, ganadores y perdedores, que lloran, ríen, sueñan, odian, aman; muchos de ellos tienen claro además que todo Estado alejado de la justicia está constituido por bandas de malhechores, como dijo el poeta eslavo.

Ilustres hombres y mujeres de Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana ((PLUSC), así como del PAC y otros que vendrán, dedicaron y dedicarán noches enteras, en torno a cómo hacer prósperos a los más humildes. Gracias a ellos y solo a ellos, somos depositarios de la confianza de importantes organismos internacionales. No hay por qué avergonzarse ante las calificadoras de crédito y nuestros activos suben y suben en bolsas como la de New York.

Sin la visión preclara de estos innegables líderes – hasta el día de hoy así son tratados con justicia entre su gente – nunca el Primer y Segundo Programa de Ajuste Estructural de la Economía hubieran puesto a nuestro reconocido sistema democrático a “jugar” en las grandes ligas del mercado abierto. Todo un acierto, aunque a muchos, no guste.

Un importante líder nacional ilustró recientemente el asunto. Llamó a no descuidar, por favor, el desarrollo económico logrado en libertad, en contraste con dictaduras que sufre el pueblo de Venezuela, Cuba, Corea del Norte y Nicaragua.

Sus afirmaciones fueron en respuestas a una carta de ocho expresidentes de la república que dicen tener profundas diferencias con el “defensor” de los jaguares, pero coinciden en pleno en combatir dictaduras en la región y más allá, cuando se trata de la “democracia” y los logros económicos alcanzados como país.

Sin embargo, independientemente de sí, se acoge la negación de los exgobernantes, en el sentido que sirvieron a una “dictadura perfecta” durante siete décadas, o se aplaude a los defensores de jaguares, lagartos y otras fieras presentes en nuestra salvaje Naturaleza, ambos bandos tienen el mismo cordón umbilical, las mismas preocupaciones, sus relatos son compactos, aunque físicamente, ninguno se parece.

Tanto los ocho que ejercieron la presidencia, así como quien termina la gobernanza en 2026, – más otro muerto en 2016, a los 90 años – contribuyeron y contribuyen cada uno, según sus posibilidades, para que Costa Rica sea la envidia de la región.

Expresidente Oscar Arias. Impulsor del primer referendo con fines comerciales. (F. Wikipedia).
  1. c) Desde el país más feliz del mundo: Acaba de decirlo “Luisito Comunica”, uno de los youtuberes más conocido del momento: “Costa Rica tiene, quizá, los billetes más lindos del mundo”, dijo mientras mostraba a su público los papeles moneda delicadamente decorados. Este mexicano, enfatizó especialmente, en la belleza y originalidad en las denominaciones de mil, dos, cinco, diez y veinte mil colones.

Luisito explicó que no exhibía otro de color moradito porque su valor de cincuenta mil colones era mucha plata y no tenía en el bolsillo tal papelito.

¡No te preocupes, Luisito, faltaba más, tampoco yo!

Seguramente este moradito tampoco esté en el bolsillo del campesino de Cartago, Alajuela o Talamanca, debido a que está desfasado con la tecnología y no domina un segundo idioma, necesarísimo hoy para el trabajo del día al día.

Sí además es empleado público y acaba de pagar la renta de la casa, compró la comida de la semana, pagó los recibos por agua y luz, tendrá en su bolsillo, a lo sumo, el rojo de mil o el azul de dos mil, por desperdiciado y falto de educación financiera.

No obsta lo anterior, para dar los méritos a quienes merecen reconocimientos, pues ello es de gente honrada, ¿Quién no siente orgullo del bueno cuándo en el mundo democrático nos ponen entre los países más felices del orbe? ¿O nos dicen hijos de la “Suiza Centroamericana”?

Con los billetes más admirados en el continente y el mejor clima del mundo, agregó un día de estos una creadora de contenidos por internet, cuando atravesaba Centroamérica en patineta, Costa Rica sí es uno de los países de Latinoamérica más caros, visitados hasta ahora, pero la buena cuchara en el Mercado Central compensa los altos precios, equilibró la muchacha.

Logros para la presente y futura generación, gracias a visionarios líderes y lideresas como : Luis Alberto Monge Álvarez ( PLN 1982-1986 q.e.p.d) Óscar Arias Sánchez ( PLN 1986-1990 y 2006-2010), Rafael Ángel Calderón Fournier (PUSC1990-1994), José María Figueres (PLN 1994-1998), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (PUSC 1998-2002), Abel Pacheco de la Espriella (PUSC 2002-2006), Laura Chinchilla Miranda ( PLN 2010-2014), Luis Guillermo Solís Rivera (PAC 2014-2018), Carlos Alvarado Quesada (PAC 2018-2022) y Rodrigo Alberto de Jesús Chaves Robles (PSD 2022-2026).

  1. c) El precio de quienes viven en dictadura. Trascendió hace poco que una niña sietemesina, nacida desafortunadamente en cualquiera de esas naciones en dictadura, murió sin incubadora en un hospital local, porque “las estadísticas médicas refieren que todos fallecen pocas horas después del parto”, dijeron.

Otra, con diecinueve años y retardo mental, falleció porque como “no hablaba” debido a su discapacidad, nuestros expertos no detectaron la causa de la infección en su boca, puntualizaron. Por ende, su muerte nunca obedeció por un gusano que barrenó importantes órganos, produjo una septicemia y nadie vio.

Estos regímenes totalitarios que acosan la “Suiza Centroamericana” están debidamente identificados por nuestros “ex” y el actual gobernante, Rodrigo Alberto de Jesús Chaves R., para no fallar. Son, según han dicho públicamente: Nicaragua, Corea del Norte, Venezuela y Cuba.

Son tres dictaduras latinoamericanas y una asiática, sacudidas a menudo también, por serios casos de corrupción e impunidad. Palabras más, palabras menos, propagandizan una vez y la otra, tendiente a no cometer errores futuros y, de una vez por todas, descartar a cualquier trasnochado por el “socialismo” que quiera cuentearnos con esa opción, frente al “capitalismo salvaje” del papa o “el corrupto régimen neoliberal que robaba a manos llenas”, criticado una vez y otra también, por el mexicano López Obrador.

Algunos casos conocidos de impunidad y corrupción en dichas dictaduras llevan sugerentes nombres: “Aldesa”,‘Cochinilla’, “Diamante”, la “Trocha” el “Hidrogenazo” la “UPAD”, el “Cementazo”, “Banco Nacional”, ”Coopeservidores”, el “Anglo”, ”Madre Patria” ”Yamber”, ”Alcatel”, “Mascarillas” ,”Fischel” (…).

Pacientes sin recursos para acudir a la medicina privada hacen largas filas en la seguridad social del Estado (Semanario Universidad).
  1. d) Sí no hay tranza no hay danza: Don Omar enseñó más de la cuenta aquella noche que las fuerzas vivas de la zona querían verlo juramentado como diputado. . En sus sentidas palabras de rechazo a este puesto político, comienza dando disculpas, cuando dijo: Perdonen todos los aquí presentes, ustedes me parecen hombres duchos en elecciones y yo me dedico, desde hace treinta años, a atender pobres, inditos, mujeres, niños, letrados o analfabetos.

Me encantaría, eso sí, contar siempre con la confianza de los visitantes, del señor cura párroco, nuestro jefe político, los dueños de haciendas importantes como las Delicias Seguras, el Golán, la Rojiazul, la Verdiblanca, la Amarillenta, la Villa Alta, Santa Rita, el Palmar de Dios, Santa Marta, en fin, el grupo de finqueros es grande. Ayudaron a forjar desde este rincón del país lo que somos y seremos; gracias por todo lo realizado, puntualizó.

Sin embargo continuó mientras se arremanga la camisa de lino blanco comprenderán que cerrar mi botica sería para mi pueblo una tragedia y para mí una enorme irresponsabilidad, solo por unos pesos más, habitación gratis en la capital y otras cosas que no dejan de ser tentadoras. Tengo, por sí no saben, una hembrita y dos varones (hizo una pausa breve y siguió); los tres me exigen atención y educación, porque los tiempos actuales son muy complicados. Hoy todo es frívolo sí hay oro de por medio, y ustedes conocen mejor, que este su humilde servidor, como la gente exige derechos, pero olvida las dos o más obligaciones que surgen por cada uno de ellos.

El hombre perfecto para ustedes respiró fuerte y luego alzó el tono de voz es Querencio. Él, durante años, compartió con americanos y aprendió de ellos cómo entender la vida de las inversiones, el progreso y los negocios. Es de absoluta confianza, lo garantizo con hechos que me constan y nadie me contó. Durante años – enfatizó – viajó a San José seis veces al año con alforjas llenas y ni siquiera contó a sus hijos qué llevaba y traía dentro de ellas. concluyó en medio de una estruendosa ovación.

Por don Omar, la gente conoció esa noche, que Querencio era un filósofo y analista social a la medida que aquellos tiempos reclamaban a gritos. También era conocedor a fondo de la Cívica, con la que trataba de formar a sus tres vástagos, para que algún día llegaran a la Asamblea Legislativa, tuvieran alguna responsabilidad académica, fueran líderes de las masas o cualquier otra tarea de bien dentro de una comunidad en crisis galopante.

Solía enseñarles que la moral es cuestión de encontrar la comba a todo árbol: “Sin Palos de Mora no hay moral en ninguna parte”, insistía a sus herederos.

¡No olviden eso ¡, concluía con tono de amenaza.

*Periodista, abogado y notario por la U.C.R.

El discurso comunista del presidente Chaves

Vladimir de la Cruz

En el análisis comunista clásico, sobre la base del Manifiesto Comunista, publicado en 1848, la sociedad contemporánea es el resultado de una evolución histórica, generada por un proceso de lucha de clases fundamentales, cuyo resultado hizo sistemas políticos caracterizados por el dominio de una de esas clases sobre la otra. Así se dieron el sistema esclavista, donde las clases fundamentales eran los esclavistas y los esclavos, el sistema feudal, donde las clases fundamentales eran la de los señores feudales y los campesinos, bajo la forma de siervos y vasallos, a su servicio, y el sistema capitalista, cuyas clases fundamentales son la burguesía y el proletariado, la clase obrera.

Federico Engels, corredactor del Manifiesto decía que la idea central, que inspira todo el Manifiesto, es que el régimen económico de la producción y la estructuración social que de él se deriva necesariamente en cada época histórica constituye la base sobre la cual se asienta la historia política e intelectual de esa época, y que, por tanto, toda la historia de la sociedad -una vez disuelto el primitivo régimen de comunidad del suelo- es una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, a tono con las diferentes fases del proceso social, hasta llegar a la fase presente, en que la clase explotada y oprimida -el proletariado- no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime -de la burguesía- sin emancipar para siempre a la sociedad entera de la opresión, la explotación y las luchas de clases; esta idea cardinal fue fruto personal y exclusivo de Marx.

Engels en las ediciones del Manifiesto hasta su muerte, a finales del siglo XIX, valoró el desarrollo del capitalismo en esa segunda mitad de esa centuria, sin alterar el contenido de lo dicho en 1848. Según él, el asalto al poder por la clase obrera señaló que La Comuna de París había demostrado, principalmente, que “la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines”.

El Manifiesto Comunista se proponía por misión proclamar la desaparición inminente e inevitable de la propiedad burguesa en su estado actual. No se analizó en el Manifiesto la situación de Rusia y Estados Unidos en ese siglo. En Rusia, decía Engels, coincidiendo con el orden capitalista en febril desarrollo y la propiedad burguesa del suelo que empezaba a formarse, más de la mitad de la tierra era propiedad común de los campesinos. La liberación del campesinado por el Zar no resolvió el problema por las cargas tributarias que les impuso, que los llevó a mantenerse bajo el sometimiento que tenía, que les era más beneficioso. En los días de la Revolución, en octubre de 1917, Lenin, entendiendo esta situación planteó como uno de sus tres primeros decretos, el de la Tierra, para asegurar como aliado al campesinado.

El Manifiesto Comunista en su momento, 1847, no se llamó Manifiesto Socialista, como bien decía Engels, porque el concepto de “socialista” abarcaba dos categorías de personas. Unas, las que abrazaban diversos sistemas utópicos, y entre ellas destacaban los owenistas en Inglaterra, y en Francia los fourieristas, que poco a poco habían ido quedando reducidos a dos sectas agonizantes. En la otra, los charlatanes sociales de toda laya, que aspiraban a remediar las injusticias de la sociedad con sus potingues mágicos y con toda serie de remiendos, sin tocar en lo más mínimo, al capital ni a la ganancia. Frente a esto había gentes ajenas al movimiento obrero, que iban a buscar apoyo para sus teorías a las clases “cultas”, y el sector obrero que, convencido de la insuficiencia y superficialidad de las meras conmociones políticas, reclamaba una radical transformación de la sociedad, que se apellidaba comunista.

Para Marx y Engels, la revolución era en todas partes obra de las clases trabajadoras: fueron los obreros quienes levantaron las barricadas y dieron sus vidas luchando por la causa, aunque solamente los obreros de París, después de derribar el Gobierno, tenían la firme y decidida intención de derribar con él a todo el régimen burgués.

En esta línea de pensamiento, la burguesía existe revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. La época de la burguesía, decía Engels, se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes. “Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por la fuerza de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás.”

En 1848 Marx y Engels afirmaron que “la necesidad de encontrar mercados espolea a la burguesía de una punta a otra del planeta. Por todas partes anida, en todas partes construye, por doquier establece relaciones. La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita. Entre los lamentos de los reaccionarios destruye los cimientos nacionales de la industria. Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no sólo dentro de las fronteras, sino en todas las partes del mundo. Brotan necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas. Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu.”

Continúa el Manifiesto: “La burguesía obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza. La burguesía somete el campo al imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente. La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera.”

Seguía el Manifiesto: “Vino a ocupar su puesto la libre concurrencia, con la constitución política y social a ella adecuada, en la que se revelaba ya la hegemonía económica y política de la clase burguesa. Pues bien: ante nuestros ojos se desarrolla hoy un espectáculo semejante. Las condiciones de producción y de cambio de la burguesía, el régimen burgués de la propiedad, la moderna sociedad burguesa, que ha sabido hacer brotar como por encanto tan fabulosos medios de producción y de transporte, recuerda al brujo impotente para dominar los espíritus subterráneos que conjuró.”

En esta dimensión analizan Marx y Engels que “la historia de la industria y del comercio es la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, donde residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía, con crisis periódicas de producción y comerciales, que ponen en peligro a la misma sociedad… Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de la sociedad burguesa toda. Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción.”

Agregaba El Manifiesto, “el trabajador se convierte en un simple resorte de la máquina, del que sólo se exige una operación mecánica, monótona, de fácil aprendizaje. Por eso, los gastos que supone un obrero se reducen, sobre poco más o menos, al mínimo de lo que necesita para vivir y para perpetuar su raza. Y ya se sabe que el precio de una mercancía, y como una de tantas el trabajo, equivale a su coste de producción. Cuanto más repelente es el trabajo, tanto más disminuye el salario pagado al obrero. Más aún: cuanto más aumentan la maquinaria y la división del trabajo, tanto más aumenta también éste, bien porque se alargue la jornada, bien porque se intensifique el rendimiento exigido, se acelere la marcha de las máquinas, etc.”

Señalaba El Manifiesto: “Todas las clases que le precedieron y conquistaron el Poder procuraron consolidar las posiciones adquiridas sometiendo a la sociedad entera a su régimen de adquisición. Los proletarios sólo pueden conquistar para sí las fuerzas sociales de la producción aboliendo el régimen adquisitivo a que se hallan sujetos, y con él todo el régimen de apropiación de la sociedad. Los proletarios no tienen nada propio que asegurar, sino destruir todos los aseguramientos y seguridades privadas de los demás.

Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa. El proletariado, la capa más baja y oprimida de la sociedad actual, no puede levantarse, incorporarse, sin hacer saltar, hecho añicos desde los cimientos hasta el remate, todo ese edificio que forma la sociedad oficial. Por su forma, aunque no por su contenido, la campaña del proletariado contra la burguesía empieza siendo nacional. Es lógico que el proletariado de cada país ajuste ante todo las cuentas con su propia burguesía… en que esta guerra civil desencadena una revolución abierta y franca, y el proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, echa las bases de su poder”.

Concluyen en el Manifiesto que “hasta hoy, toda sociedad descansó, como hemos visto, en el antagonismo entre las clases oprimidas y las opresoras. Mas para poder oprimir a una clase es menester asegurarle, por lo menos, las condiciones indispensables de vida, pues de otro modo se extinguiría, y con ella su esclavizamiento. El siervo de la gleba se vio exaltado a miembro del municipio sin salir de la servidumbre, como el villano convertido en burgués bajo el yugo del absolutismo feudal. La situación del obrero moderno es muy distinta, pues lejos de mejorar conforme progresa la industria, decae y empeora por debajo del nivel de su propia clase. El obrero se depaupera, y el pauperismo se desarrolla en proporciones mucho mayores que la población y la riqueza. He ahí una prueba palmaria de la incapacidad de la burguesía para seguir gobernando la sociedad e imponiendo a ésta por norma las condiciones de su vida como clase. Es incapaz de gobernar, porque es incapaz de garantizar a sus esclavos la existencia ni aun dentro de su esclavitud, porque se ve forzada a dejarlos llegar hasta una situación de desamparo en que no tiene más remedio que mantenerles, cuando son ellos quienes debieran mantenerla a ella. La sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesía se ha hecho incompatible con la sociedad. La existencia y el predominio de la clase burguesa tienen por condición esencial la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos individuos, la formación e incremento constante del capital; y éste, a su vez, no puede existir sin el trabajo asalariado.”

El discurso del Presidente Rodrigo Chaves, denunciando que todos los gobiernos y partidos políticos que ejercieron el poder constituyeron una “dictadura perfecta”, una dictadura de quienes ejercieron el poder y el gobierno desde el Poder Ejecutivo, y sus instituciones, la Asamblea Legislativa y el Tribunal Supremo de Elecciones, desde donde organizaron el asalto a las finanzas públicas, al erario nacional, donde establecieron la corrupción, y mecanismo que montaron con inteligencia para gobernar para ellos, solo para ellos, haciéndole creer a la gente, a los electores y ciudadanos que gobernaban en su nombre y por ellos. Dijo el presidente Chaves que aprovechando esas circunstancias y poder nombraron magistrados y otros puestos, “haciendo los mismos cambalaches”.

El presidente Chaves desnudó la naturaleza política del régimen democrático burgués oligárquico que existe en Costa Rica. El presidente no dijo que la democracia nacional fuera imperfecta, dijo que era la dictadura perfecta de los grupos que la habían controlado desde el poder, desde el gobierno, desde las instituciones públicas. El presidente Chaves no negó el origen democrático de los gobiernos, tan solo señaló que aprovechándose de mecanismos democráticos los que llegaron a gobernar lo hicieron imponiéndose como dictadores sobre el pueblo, en su nombre como si los representaran cuando solo estaban en el poder para representar sus propios intereses y riquezas. Chaves no violentó el equilibrio de poderes, tan solo señaló en su análisis que esos poderes públicos estaban interconectados en y dominio por quienes ejercían el control político con capacidad de nombramientos de los integrantes de esos otros poderes o instancias públicas. De allí concluyó que los gobiernos de los partidos Unidad, Liberación Nacional, Unidad Social Cristiana y Acción Ciudadana, que son los que han ejercido el gobierno constituyeron el engranaje de la dictadura institucional perfecta. En este sentido, por su orden en el ejercicio de la Presidencia desde 1948, José Figueres, Otilio Ulate, José Figueres, Mario Echandi, Francisco Orlich, José Joaquín Trejos Fernández, José Figueres, Daniel Oduber, Rodrigo Carazo, Luis Alberto Monge, Oscar Arias, Rafael Ángel Calderón Fournier, José María Figueres, Miguel Ángel Rodríguez, Abel Pacheco, Oscar Arias, Laura Chinchilla, Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado, son según el presidente Rodrigo Chaves, los dictadores de esa “dictadura perfecta”, que ha tenido Costa Rica.

El presidente Chaves no se considera en esa línea sucesoria de dictadores, por cuanto es el que denuncia la naturaleza dictatorial y tiránica de sus anteriores gobernantes, y porque se siente el tarzán de esa jungla, con su jaguar al lado, en capacidad de acabar con esa urdimbre dictatorial.

Lo que el presidente Chaves ha dejado claro con su ataque, a los que él considera dictadores del pasado inmediato costarricense, es que él está en contra de esos gobiernos, de esos partidos que gobernaron, de las formas como esos presidentes y gobernantes lo hicieron porque él representa otra forma de gobernar, que supuestamente esos dictadores con sus ramificaciones en el Estado, no lo dejan gobernar y, porque él quiere imponerse como un nuevo prototipo de dictador gobernante.

Chaves siente que él representa un nuevo grupo político, económico, empresarial financiero, como efectivamente lo es, que quiere asirse con el poder en todos los mandos, para gobernar a su antojo, sin controles, de forma gerencialmente autoritaria, en nombre de los jaguares que le acompañan como masa acrítica, analfabeta políticamente, que consideran que con él, con Chaves, nada tienen que perder y con más posibilidades de ganar, porque el presidente Chaves les vende humo, confianza y fe de que todo lo que hace es por la gente del Purral…y por los jóvenes ninis, que ni trabajan ni estudian, que están siendo reclutados para las luchas entre las organizaciones criminales…

Chaves no convoca al proletariado ni a la clase trabajadora a su favor en esta lucha contra los gobernantes y partidos de la dictadura perfecta. Habla y expresa la lucha que existe entre sectores oligárquicos y de poder del pasado con nuevos sectores oligárquicos que quieren adueñarse del poder en esta época, en este momento. Su lucha de clases es una lucha en el interior de los grupos oligárquico burgueses nacionales. Su enfoque teórico comunista, que le sirve para ese ataque, es ese.

Lo que no se están dando cuenta, quienes así piensan, es que si esa población pobre, movilizada en buses, con comida y cierta paga básica, para acompañar las giras presidenciales, y esos jóvenes llegasen a tener conciencia de su propia situación, y de quienes los tienen allí, y así, en esa condición de pobreza y miseria, bien podrían usar esas armas contra sus explotadores sociales, económicos y políticos… Así es la Historia.

El discurso en su forma comunista, de lucha intra oligárquica puede escapársele de la boca y de las manos al presidente Chaves. Él forma parte de todo lo que dice criticar.

Compartido con SURCOS por el autor.