Skip to main content

Etiqueta: estado de bienestar

¿Democracia e institucionalidad pública en Costa Rica?

Juan Huaylupo Alcázar

La historia política costarricense no solo es una retórica, un discurso o una narrativa que solo sirve para charlas de café, como afirman algunos de los personajes desde hace más de medio siglo de un caduco partido político que aspira la próxima presidencia de Costa Rica.

El orgullo de un pasado democrático no suele reconocer que esos momentos se han esfumado y convertido en un fantasma que teme el poder y sus partidos políticos que pueda renacer, por ello destruyen todo vestigio de esperanza, libertad y progreso social, con el apoyo de los mercantilizados medios para convertir a la ciudadanía en una complaciente cómplice, o sin suficiente oposición ni resistencia que lo impida.

La memoria histórica no lo confirma nuestro presente, a pesar de la incesantemente repetición sobre la importancia sobre democracia y la defensa de la institucionalidad pública, como una añoranza, que las palabras no describen ni construyen. Al parecer como afirma Watzlawick (1994) vivimos una realidad inventada, una ficción que nos imagina ser felices, igualitarios, solidarios, o tener un gobierno democrático, aun cuando, es evidente la existencia de una estructura social, económica y jurídica que regula e impone condiciones que reproducen y extienden la desigualdad, explotación, apropiación de los recursos de las poblaciones y de la nación. ¿Es que la miseria, la perdida de derechos y la generalizada explotación, no tienen vinculo alguno con la democracia y la libertad?

No es posible asumir democracia cuando no es posible modificar los medios y formas de explotación y la apropiación de los recursos sociales por los entes financieros nacionales ni internacionales que incrementan su rentabilidad parasitaria, ni con gobiernos que garantizan presupuestos para la privatizar del bienestar, con gobernantes que conviven con la corrupción y otras formas delincuenciales, porque ayudan a perpetuar el miedo y enlutan los hogares.

La educación formal, los medios y los discursos del poder falsifican la historia e invisibilizan al pueblo como gestor de la democracia, lo público y el progreso, lo cual no es nada nuevo, la historia en Costa Rica, como en otros espacios, también ha sido escrita por el poder, independientemente de los partidos políticos y de las caretas usadas por los gobernantes de turno. Esos partidos del pasado que acompañaron las conquistas populares y que aun, sin merecerlo, usufructúan las conquistas sociales del pasado, son los artífices que destruyen, desde hace más de cuatro décadas, todo resquicio del Estado Social costarricense, para continuar privatizando la historia, esta vez con el auxilio de nuevos partidos similares, que sin principios, mediocres, corruptos y privatizadores, buscan imponerse como dictaduras electorales.

La década del ochenta del siglo pasado, la hegemonía imperial de sus nefastos organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y de partidos políticos que se turnaban el poder, fueron radicales y feroces implementadores liberales, que iniciaron la privatización del Estado, en una continuidad sin pausa, hoy con el concurso del exfuncionario del BM en el poder, ejecuta acciones afectando a los trabajadores empobrecidos con salarios miserables, liquida las políticas sociales y de seguridad, para magnificar estadísticamente las cifras macroeconómicas y beneficiar a las corporaciones internacionales y propietarios del capital financiero, en sus salvajes apropiaciones de los recursos de los sectores pobres y medios de la sociedad y también a los amigos, imitando las prácticas autocráticas de Milei y de otros ignorantes dictadores.

En Costa Rica existe una implícita alianza electoral entre los partidos enemigos del bienestar social y nacional, unidos corruptamente, para ganar las elecciones y repartirse influencias y privilegios en la privatización de las instituciones del Estado. El gobernar sin resistencia ni oposición, con leyes indignas, la eliminación de la división de poderes del Estado y empobrecimiento generalizado a trabajadores, como se experimenta en otras naciones, muestran el asomo político totalitario en Latinoamérica, mientras que los consorcios empresariales crecen enriqueciéndose con extremo cinismo, lo cual no es ningún vaticinio fatalista, es una práctica recurrente en esta fase de las relaciones con el imperio y Costa Rica no es una excepción, como se evidencia en los rastreros juegos del poder.

La degradación de los partidos políticos en la actualidad es extraordinaria, no representan a la ciudadanía ni lo público, tampoco son entes democráticos que aspiren la libertad ni el progreso social nacional, son agrupaciones formales que tienen dueños, o son controlados por perennizadas camarillas que cínicamente expresan representar intereses privados, nunca la heterogeneidad social, la pluralidad del pensamiento ni las alternativas sobre el devenir nacional. Esos partidos no constituyen guías para la organicidad, participación y lucha por la conquista de derechos y el bienestar para todos. Hoy, esos partidos políticos, reproducen imponen la privatización de la economía, como interés de toda la sociedad. De modo similar lo efectúa el gobierno y el poder económico, al imponer que el interés privado es de todos y del Estado, así como repetir incansable e ignorantemente, que los empresarios son los creadores de riqueza. Así, no se requiere demostración alguna sobre el gobierno que impondrán, a quienes favorecerán y a las poblaciones que perjudicarán. El saber popular afirma que “ante la confesión de parte, relevo de pruebas”, así como, es posible complementar que las prácticas infames contra la salud, la educación, la libertad y democracia de quienes han saboreado las mieles del poder que, sin enmienda alguna, aspiran la presidencia de la república. Así, no es posible esperar algo distinto a lo que ya ocurre para las poblaciones necesitadas ni para los requerimientos nacionales. Las palabras pierden su sentido y significación en aquellos partidos y candidatos que aspiran el poder por cualquier medio.

Quienes imaginan que las creencias y las especulaciones cambian las realidades, repiten una afirmación de “creer es poder” de la antigua Grecia particularmente de los filósofos estoicos, una visión individualista que desde el siglo XIX aún tiene continuidad con el positivismo y la psicología entre otros seguidores. Así, se cree que los individuos poseen la capacidad de autodeterminación, la de definirse a sí mismo y el suponer que las realidades cambian según sus creencias, como una convicción idealista, que las realidades son, según las interpretamos, creemos o imaginamos. Estas posiciones no son del todo ajenas de las convicciones y relaciones cotidianas, dado que se han inventado intencionalmente leyes, decretos, reglamentos o disposiciones tiránicas a los pueblos y creado a través del tiempo un sistema con estructuras y relaciones, que han afectado y concretado condicionamientos, regulaciones y pautado las acciones y conciencias, así como hacer de la explotación y la esclavitud de las colectividades un proceso natural.

Nuestra historia pionera de un Estado democrático y moderno nos permite apreciar las profundas diferencias con el presente, como también nos muestra, que no ha sido una fantasía el haber construido temprana y peculiarmente un Estado de Bienestar en Costa Rica, como tampoco, es una utopía la concreción de un Estado obediente de las necesidades del pueblo y la realización de los anhelos y el bienestar de todos los ciudadanos, lo cual es imposible de los que recrean incesantemente los poderes privativos heredados. Pero, no ha sido solo el poder autoritario quien han destruido la democracia también comprometió nuestra responsabilidad política con el futuro. No defendimos lo conquistado.

La obediencia sustenta al sistema de papel de las dictaduras de todo tipo, mientras que la desobediencia civil es un proceso que construye democracia y justicia social, que no es un invento, pues la historia de los pueblos son hechuras colectivas y ciudadanas. Es inhumano y tiránico, en un mundo interdependiente, que unos pocos determinen el destino y vida de todos en las sociedades.

Mientras no exista un pensamiento que aglutine críticamente el devenir político de la sociedad civil, es difícil esperar un mandato presidencial progresista de cualquier partido. Sin organización ni acción colectiva solidaria, la ambición destructora, explotadora y privatizadora del sistema y del poder autoritario, nos asesina suicidándose.

Metamorfosis del capital y retroceso civilizatorio

Por Isabel Rauber*

SURCOS presenta un resumen de este texto de Isabel Rauber e invita a descargar el documento desde el enlace al final de esta nota.

La doctora en Filosofía Isabel Rauber analiza en su trabajo «Metamorfosis del capital y retroceso civilizatorio» las transformaciones actuales del capitalismo y sus efectos en la sociedad global. La autora, quien dirige el Departamento de Estudios del Tercer Mundo (CIEPE), presenta una mirada crítica sobre los cambios en el metabolismo capitalista y sus consecuencias.

Transformación del capital

La investigadora explica que «el capital ha mutado transformándose a sí mismo en los procesos de aceleración e interconexión compleja de su ciclo reproductivo». Según Rauber, esta transformación va más allá de la extracción tradicional de plusvalía y se articula ahora con «el acceso, el control y el usufruto -a cualquier coste-, de los recursos naturales indispensables para la vida».

Contradicción vida-muerte

En el texto se plantea cómo la contradicción fundamental del capitalismo ha evolucionado. «La contradicción vida-muerte se colocó en el centro del quehacer político», señala la autora, explicando que este cambio exige una reorganización de posicionamientos, prácticas y propuestas políticas.

La especialista en movimientos sociales destaca que «lo primero y principal es defender la vida», y que esta defensa «no es tarea de pequeños grupos, ni de algunos partidos políticos, ni de grupos intelectuales; es una gesta que reclama la acción colectiva -interarticulada- de la humanidad».

Tecnoimperialismo y retroceso civilizatorio

Rauber desarrolla el concepto de «tecnoimperialismo», caracterizándolo como una nueva etapa donde la lógica del capital converge con «el abrumador desplome y derrumbe, por implosión, del sistema socialista mundial». La académica señala que las élites del poder promueven «la pulsión hacia el retroceso civilizatorio», tendencia que hoy se vuelve cada vez más evidente.

«La actual acumulación del capital se basa en la destrucción total del mundo», enfatiza la investigadora, quien argumenta que este proceso ocurre «sincrónicamente en el planeta y sin oponentes con manifiesta capacidad real de frenarlo».

Resignificación de la historia

La autora identifica como parte de esta estrategia una «regresiva revolución cultural» encaminada a resignificar la historia. Este proceso implica «distorsionar las conciencias» para implantar un «sentido común antiderechos».

«Se viven tiempos de ‘brutalismo político'», apunta Rauber, explicando que «el capitalismo central ya no pretende mostrarse como el adalid del ‘bienestar general’ sino, por el contrario, busca restringirlo a su mínima expresión o eliminarlo».

Fin del Estado de bienestar

La profesora de la Universidad Nacional de Lanús señala que estamos ante «el fin del tiempo de los ‘Estados de bienestar'», lo cual «implica el fin del Estado de derecho, el avasallamiento de los derechos individuales y también de las constituciones que los instauraban».

La investigadora explica cómo el mercado culpabiliza al Estado de bienestar por las crisis actuales, cuando en realidad «tales Estados han sido erigidos por el capitalismo occidental de posguerra como contrapeso al entonces emergente sistema socialista».

La batalla por el sentido común

Finalmente, Rauber concluye que «la batalla por la vida se centra hoy en el sentido común», convirtiéndose este en «el territorio primario en disputa y el eje central organizador de la disputa ideológica por la hegemonía».

La autora cierra su reflexión recordando que «el llamado sentido común está construido, ladrillo a ladrillo, por la ideología dominante en disputa hegemónica por el dominio de las mentes», sugiriendo que comprender esta dinámica es fundamental para imaginar alternativas.

* Dra. en Filosofía. Profesora de la Universidad Nacional de Lanús, Bs.As. Directora del Departamento de Estudios del Tercer Mundo (CIEPE). Estudiosa de los movimientos sociales y sus articulaciones. Educadora popular e Investigación Acción Participativa. Especialista en sistematización de experiencias populares en base a testimonios de sus protagonistas.

Descargar el texto completo.

La invención del pueblo

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

El enojo persiste. Esta vez con la peligrosa realidad anunciada hace varios años en un cuidadoso análisis sobre los acechos a la democracia costarricense publicado por el Programa Estado de la Nación.

En ese entonces (hace ya casi diez años) se decía que los mitos fundacionales de la matriz democrática local contaban aún con bases sólidas, aunque se preveía su erosión conforme las generaciones se separaran de tales mitos: paz, estabilidad, institucionalidad.

El tiempo de la frontera ha llegado y toma a una sociedad estupefacta, dunda, atolondrada desde el punto de vista político. Las resistencias se atomizaron y defienden hoy sus parcelas, pero no un proyecto de sociedad, colectivo, inclusivo.

Con esta realidad que pega de frente, una categoría esencial para la democracia ha sido sustraída. Importante para la construcción de la representación y la representatividad, el “pueblo” ha quedado diluido entre un proyecto que supo procesar el enojo y otro, para el que esa representación se le volvió un fardo.

Preguntarse por el pueblo, ese que llaman pueblo, es preguntarse por su invención de una u otra versión. ¿si este no es el pueblo, el pueblo dónde está?

Pareciera que la disolución de su sentido ha sido bien aprovechada por el lado del enojo y la frustración de un sistema político tradicional que le dio la espalda.

Porque seamos francos: las mieles de aquello que se denominó Estado de bienestar duraron poco y la inclusión e integración horizontal y vertical fueron difuminadas por un modelo quirúrgicamente demoledor en lo social, lo económico y cultural.

Rescatar al pueblo no es para nada sencillo ni un ejercicio de teoría académica inerte. Es más que eso. Es encontrar su lugar en la historia, en esos mitos fundantes de la democracia costarricense y devolverle el sentido colectivo que, aun con diferencias, alguna vez tuvo.

¿Qué Hacer?… En una Costa Rica, convulsionada

Mainier Barboza

Mainier Barboza Soto
P/ Movimiento Patriótico por Costa Rica
Alajuela, Atenas, octubre de 2024

¿Qué Hacer?… En una Costa Rica, convulsionada, por los que siempre han ostentado el poder político y económico; controlan todo.

El siglo XXI nos sorprende con un movimiento social que resiste con fuerza el denominado combo del ICE; así también el referéndum para la aprobación del TLC-Tratado de Libre Comercio con EEUU y República Dominicana- el que crearía las condiciones para la aceleración y la puesta en marcha del decálogo o Consenso de Washington, arma de acción de los grupos dominantes en la esfera mundial, encabezados por los Estados Unidos.

la irrupción de dos fuerzas políticas, (Partido Acción Ciudadana, presumiblemente socialdemócrata y social cristiano, liderado por Otón Solís, ex-liberacionista); el Frente Amplio, liderado por José Merino del Río, ex – vanguardista y ligado a Manuel Mora); ambas agrupaciones inciden en el quehacer legislativo, y 14 años después el PAC asumiría la presidencia del Gobierno, acto que repetirá en 2018. El FA, en el mismo 2014, tiene un repunte significativo-9 diputados- y se sitúa como la tercera fuerza electoral nacional-en las zonas costeras obtuvo el segundo lugar en las legislativas).

Las diversas fuerzas que emergen en la Asamblea Legislativa presumen una diversidad ideológica y política, que podría generar consensos en la búsqueda de una acción política, que recuperase la acción social y el estado de bienestar que, hasta los decenios, 70 e inicios de los 80, mantenía los equilibrios económicos y de la justicia social. La realidad impuso otra imagen, lejana y acorde con el citado consenso o decálogo de Washington, (Williamson. J.1989) la caída del estado de bienestar se empezaba a configurar.

A finales del año 2018, la ley 9635, denominada ley fiscal o Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, se vota y aprueba en la Asamblea Legislativa y entraría en vigor a partir del 1 de julio de 2019. Representaba la regresividad en materia fiscal, porque el ataque al sector público y la institucionalidad autónoma, solidaria, inclusiva, distribuidora de la riqueza producida, empieza a ser atacada por la vía de la “reducción del gasto público”, sin apenas señalar esfuerzos por recuperar el ingreso nacional, (en ese año, previo a la aprobación de la ley citada, Hacienda con aprobación legislativa condonó, vía amnistía tributaria, la mitad de las deudas de los morosos fiscales, muchas cuentas ya en cobro judicial, la mayoría – 80% – 25 empresas denominadas “grandes” contribuyentes), serían beneficiarias de dicha amnistía, contradiciendo las más elementales normas de la justicia tributaria. La suma condonada era catastróficamente grande.

El señor presidente, en su tiempo como ministro de Hacienda, dijo en la Asamblea que se oponía a reformar la regla fiscal y otras. (https://youtu.be/CFd5y794Wug?si=ElMfhCNjNHeAluq6). De manera que, el discurso actual, además de populista, está en línea con el proyecto neoliberal, de desmantelar el Estado, desproteger a las poblaciones en mayor grado de vulnerabilidad-zonas costeras, el norte- norte del país, los denominados “anillos de miseria”-precarios- que circunvalan las ciudades de mayor desarrollo poblacional del país.

El ¿qué hacer?, nos indica que en este momento nos encontramos ante una “pelea” entre dos facciones de los mismos grupos de poder que han estado presentes en Costa Rica desde la Segunda República, que mantenía el poder de forma bipartidista, modalidad que les permitió controlar el Estado, manteniendo sus privilegios, y “usufructuando políticamente” de las leyes de las Garantías Sociales, de la institucionalidad pública-con leyes como la 4-3 sobre el control de las juntas directivas, en el decenio de los 70, en beneficio del empresariado y los grupos de poder, adscritos al bipartidismo.

En la actualidad estamos ante una “guerra” intra- burguesa”, si se permite el término, solo que la contradicción principal está dada desde el capital. La concentración del capital ha dado espacio al capital financiero- (capital dinero, no utilizado productivamente, se acumula en la banca).

El capital productivo, es el que se define por la producción de bienes y servicios; misma que definirá la oferta y demanda nacional; empero, desde la propuesta de la escuela de Chicago, con Milton Friedman, (1970), a la cabeza, se plantea que la oferta y demanda nacional será establecida mediante el dinero, es decir, será el dinero el que nos dicte la oferta y demanda nacional de los países. La relación de participación en el mercado mundial presenta una relación 10 a 1, en cuanto a la participación del capital financiero respecto al capital productivo, (Boff. L comentario del libro de Muraro. RM. El destino del capital dinero. Koinonia. 2012).

De ahí en adelante, las leyes antipopulares, contra el movimiento sindical, las organizaciones sociales, comunales, el sector laboral y en términos concretos el vaciamiento del estado social de derecho y de los servicios públicos, de forma particular el desmantelamiento de todas las garantías sociales, con las instituciones icónicas de la seguridad Social como la CCSS, La Banca Nacionalizada, (aporta en cargas parafiscales el 33% de sus utilidades netas, 15% va al IVM).

La educación, con el MEP y las Universidades Públicas, la energía y las telecomunicaciones, con el emblemático ICE, el CNP, Fanal, vitales para la producción y desarrollo del sector primario de la economía. Recope que aporta el 11% al presupuesto nacional. En síntesis, el desarme del Estado y sus instituciones públicas es una de las peores iniciativas que conlleva el gobierno actual, concluyendo lo ya iniciado desde 1995.

Lo anterior se complementa con el ataque constante y directo a la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, la Contraloría y a la Constitución Política, en una clara provocación a la estabilidad social, la paz y a la estructura democrática del país.

Ante la situación actual, los llamados a una convergencia nacional, para enfrentar estos desplantes y amenazas a la estabilidad social de Costa Rica, han sido una constante en el pensamiento del Movimiento Patriótico por Costa Rica, razón por la que abrazamos la iniciativa, a la vez que aportaremos nuestras propuestas para una acción organizada y disponemos nuestras manos para tender puentes de unidad y alianzas, en pro de las poblaciones de mayor vulnerabilidad y exclusión de nuestra patria.

¿Hacia dónde vamos?

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

Me pregunto a dónde irá a parar todo el desbarajuste que vive el país en el campo político, social o cultural. La situación nacional es más caótica que de crisis, porque el desorden es monumental en todos los campos del país. Es caótica porque no hay un horizonte o una perspectiva más o menos clara en nuestro futuro.

El chavismo ha producido un desorden tal en el tablero del juego nacional, que no parece haber fuerzas para enmendarlo en poco tiempo, ni el sujeto político capaz de enfrentarlo.

Los partidos de la oposición navegan en un mar de incertidumbre, dando palos de ciego, sin poder articular una oposición seria, donde se vea una alternativa real para recuperar las instituciones y enrumbar el país por otros senderos.

El futuro no está en Liberación Nacional que no encaja ningún cambio al estado chavista y que cada vez se aleja más de poder ser opción de triunfo; aunque solo podrían jugar a que Chaves es más malo que cualquiera. Un gobierno de Liberación sería tan nefasto para el pueblo como uno de la Unidad.

Las políticas del gobierno de Chaves son, objetivamente, las de un incapaz, arropadas en un mensaje pachuco, que lo que pretenden es desmantelar el estado del bienestar y acabar con lo que queda del país de las reformas sociales.

El desmadre de la oposición es tal que lo único que puede impedir una repetición del chavismo reaccionario, sea su propia incapacidad para unirse.

Resulta que el caos, el desmadre, es lo que le beneficia a Chaves porque no tiene alternativas serias para enfrentar los problemas nacionales. Chaves vive del caos.

Por otro lado, el Frente Amplio por sí solo, no tiene la fuerza o el músculo, tanto política como ideológicamente, para presentarse como la alternativa de gobierno ante el chavismo reaccionario. Sin embargo, es la única fuerza organizada que puede coadyuvar a crear una opción política para las elecciones del 2026.

¿Qué esperan? Que convoquen los que pueden convocar, que promuevan el diálogo para un programa, que se unan todos aquellos que deseen derrotar al chavismo reaccionario sin volver al pasado nefasto del ayer.

El tren y la palanca

Oscar Madrigal

El dilema ético del tren y la palanca se plantea cuando un tren desbocado va a atropellar a cinco personas y usted tiene a mano una palanca que puede desviarlo, pero al hacerlo mataría a un inocente o no hace nada y mata al grupo. ¿Usted que haría?

Este dilema últimamente se ha referido al campo del Bienestar: favorecer el bienestar individual o el bienestar del grupo de cinco.

Parece que nuestro sistema presupuestario está diseñado de una manera perversa, sea para beneficiar al individuo y no al grupo.

Nogui el ministro de Hacienda ha sido claro: no va a hacer nada.

El sistema de financiamiento público fue diseñado por el grupo de Carlos Alvarado para pagar la deuda pública, ese es su objetivo.

El trabajo de Nogui, ahora como ministro de Hacienda, es aplicar ese diseño, sea un gasto público cuyo primer componente sea pagar la deuda y luego, el remanente, distribuirlo para las necesidades de la sociedad hasta donde alcance. Como se ve para esto no se necesita ni gran esfuerzo, ni gran sapiencia. Simplemente acomodar números o sumas sin importar el daño social.

De esta manera le resta a la educación, a la salud, no le paga a la Caja o reduce el gasto en carreteras, congela salarios, en fin, recorta para acomodar los gastos y de así conservar la suma del pago de la deuda. Es decir, privilegiar el pago a unos pocos individuos en detrimento del grupo, de la sociedad.

Atrincherado en la regla fiscal y los límites que impuso la relación deuda/PIB, Nogui se atreve a decir que no pagará nada con lo que no esté de acuerdo o que los ingresos no le permitan. De todas formas, el Presupuesto es solo una autorización de gastos y no una orden de pago, dice. Esto es así porque el sistema se lo permite, el sistema diseñado en 2018 por el gobierno del PAC y el PUSC.

Es público que la Reforma Fiscal de Alvarado hace aguas por todo lado. Ya hablan de que las grandes bondades que nos auguraban no duraron ni cinco años y por ello no hay recursos suficientes para afrontar el costo del Estado de Bienestar y, mucho menos, reducir significativamente la deuda pública. Esa reforma tributaria que se pintó como la gran panacea que curaría todos nuestros males fiscales, ya agotó su potencial y ahora vendrán con otro plan, como la venta de activos del Estado y más impuestos sobre los trabajadores.

El problema fiscal será irresoluble mientras no se impongan tributos a la mitad de la producción nacional que se encuentra en las zonas francas.

Por otro lado, mientras las fuerzas que desean mantener el Estado de Bienestar se mantengan dentro del esquema de Alvarado, que es ahora el esquema de Chaves y Nogui, no habrá posibilidad de solucionar las carencias y las necesidades de educación, universidades, salud y tantas otras. Estamos en un callejón sin salida. Debemos salir de él.

Resultaría muy beneficioso empezar a plantear soluciones que nos permitan salir del encierro, soluciones un tanto radicales, como cambiar el fin del gasto público, para que se oriente no al pago de la deuda sino a apoyar el desarrollo social, a introducir nuevas fuentes de ingresos y a rebalancear la cancha en favor de los trabajadores y trabajadoras, por ejemplo.

Hay que seguir protestando y exigiendo el cumplimiento de los principios y normas constitucionales, pero hay que levantar simultáneamente una salida a la crisis que vivimos, porque no financiar adecuadamente la educación es una crisis.

El gobierno pregona a todo pulmón que el país está muy bien en crecimiento económico, inversión extranjera, exportaciones, etc., pero eso no se ve reflejado en mayores ingresos y mayor gasto social. Al contrario, parece que entre más crecemos más pobres nos hacemos, porque si somos menos educados, somos más pobres.

Habría que emparejar la cancha: que el gran crecimiento económico que dice el Gobierno de Chaves nos beneficie más. Hay que plantear cómo hacerlo.

Lo que es evidente es que el dilema que hemos esbozado al principio, el Gobierno y Nogui lo han resuelto claramente en contra del grupo, no han hecho nada para halar la palanca que beneficie a la mayoría.

Educación y otros derechos para Transformar y Liberar

Acumula verdad y sabiduría,
disciplina y entendimiento,
¡y no los cambies por nada!
Proverbios. 23:23 TLA

Las agrupaciones sociales que defienden las pocas instituciones que quedan del Estado de Bienestar en Costa Rica (sindicatos, cooperativas, organizaciones barriales, entre otras), llaman a una movilización el próximo 28 de agosto 2024. La Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense IMWC, fiel a su compromiso con la justicia y el bienestar de los pueblos, desea también alzar su voz juntamente con la población costarricense, en este momento en que se vulnerabiliza.

Reconocemos a la luz de los signos de los tiempos, que las actuales políticas neoliberales (cuyos pilares básicos incluyen la privatización de la energía eléctrica, la banca nacionalizada, la educación pública, la seguridad social; la reducción o la supresión de reglamentos específicos gubernamentales que pesan sobre los agentes económicos, incluyendo la eliminación de regulaciones que impidan al sector privado competir con un monopolio público, implementadas por el gobierno de turno, van en detrimento de los sectores más desfavorecidos de la nación costarricense.

Además de la demanda principal de la marcha, como lo es mejorar la calidad de la educación pública en todos sus niveles, así como el respeto constitucional del 8% del PIB para la educación. Se aboga por: la crisis ocasionada por los políticos de turno en los servicios de salud, ejemplificada por las listas de espera; la apertura del modelo eléctrico nacional pretendiendo trasladar el DOCSE (centro neurálgico de la electricidad costarricense) al MINAE bajo la dirección del Ministro directamente (político de turno), a fin sustituir el modelo solidario por un mercado de subastas al “mejor postor”, la venta de activos del Estado como el BCR, el abandono estatal del sector agroalimentario, la crisis de abastecimiento de agua potable, la violencia e inseguridad ciudadana, la crisis ambiental, la corrupción en los sistemas cooperativo de ahorro y préstamo, los recortes a programas sociales esenciales, la reducción de fondos para cultura y juventud, la censura a medios de comunicación y activistas sociales desde casa presidencial, que se refleja en la transgresión a los derechos humanos, sociales y laborales en todo el país, la desigualdad, así como el rechazo a los recortes presupuestarios irresponsables e irracionales.

Toda esta crisis, la crisis educativa y del sistema de bienestar social en Costa Rica, reiteramos, agravan el deterioro de la política social de solidaridad, dirigida a los grupos más vulnerables de nuestra sociedad.

En este sentido, desde la IMWC, impulsamos una educación que eduque críticamente al ser humano y transforme a la sociedad. La pedagogía y la educación del maestro Jesús de Palestina, como lo sugieren las reflexiones del educador brasileño Paulo Freire, contienen esta carga transformadora, cuando señala:

«Suelo decir que, independientemente de la posición cristiana en la que siempre traté de estar, Cristo será para mí, como lo es, un ejemplo de pedagogo… La enseñanza de Cristo no era ni podría ser lo de quien, como muchos de nosotros, juzgándose poseedor de una verdad, buscaba imponerla o simplemente transferirla. (…) Su pedagogía era la del testimonio de una Presencia que contradecía, que denunciaba y anunciaba. (…)”. De ahí la invitación que Cristo nos hizo y porque nos hizo, sigue haciéndonos – el de conocer la verdad de su mensaje en la práctica de sus más mínimos pormenores.

Evidentemente, si hacemos un estudio de Jesús maestro de Palestina, sus actos, acciones, su opción, se evidencia una valoración del ser humano, un rescate de su dignidad, un principio de igualdad y respeto, unos principios de convivencia social, en fin, se plantea elementos educativos, reunidos en un estilo de vida (que es el Evangelio como Buena Noticia), por el camino del bien, garantizando en forma personal y social, la construcción de un tejido social sano, donde reina la concordia, la solidaridad y el amor.

Es obvio, que, en esta propuesta liberadora de Jesús maestro de Palestina, están ausentes las políticas neoliberales, sin embargo, nos enseñó que la vía no es ni la servidumbre, ni el neo-feudalismo, apoyados en un sistema claramente represivo militar e ideológico, ni el irrespeto y explotación del ser humano en toda su diversidad etaria, de género y demás, ni la explotación y eliminación de los otros seres vivos constatados en todo el entorno eco ambiental.

En este sentido, creemos justas las luchas de los pueblos, el manifestarse públicamente en protección de sus derechos fundamentales, y a defender una vida en sociedad al estilo del Jesús educador de Palestina.

Creemos justa y válida la movilización del pueblo costarricense, por lo que lo acompañamos en esta iniciativa buscando rescatar, su más mínima condición humana, expresada en una educación pública digna y sistemas de servicios solidarios mínimos (agua potable, luz eléctrica, vivienda, comunicaciones limpias, salud pública) sin mediación politiquera sino salvaguardados constitucionalmente.

Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él:
Si ustedes obedecen mis enseñanzas,
serán verdaderamente mis discípulos;
y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. 

Juan. 8:31-32 TLA

Chaves al cuadrado

Oscar Madrigal

Óscar Madrigal

Hasta la fecha, la nueva derecha que representa el presidente Chaves, que es principalmente autoritaria y más neoliberalista, no ha logrado una alianza con sectores conservadores como el PLN y la Unidad y de forma más permanente con el partido evangélico y el Liberal de Feinzaig. La política de Chaves ha sido de enfrentamiento con los partidos políticos, lo que de alguna manera ha debilitado sus políticas entreguistas y neoliberales de mayor calado.

La unidad entre esa llamada nueva derecha y los sectores conservadores se ha dado con Trump, Bolsonaro y ahora entre Milei y Macri para solo mencionar algunos ejemplos. Eso no se ha dado claramente en Costa Rica.

Por esta desunión es que Chaves no ha podido implementar y concretar -como hubiera querido- una política económica de extrema derecha conducente a desmantelar totalmente las instituciones estatales.

Hasta ahora la política económica de Chaves se ha limitado a una aplicación ortodoxa de las medidas aprobadas en el gobierno anterior.

Por otra parte, las medidas más neoliberales de Chaves han chocado con la institucionalidad nacional, cuando en su afán autoritario, ha querido saltarse la legalidad; la Contraloría o los Tribunales, centro de su ofuscación y rabia, le han echado abajo, decretos o decisiones contrarias al bloque jurídico y puesto un alto a la arbitrariedad de sus decisiones políticas.

Además, Chaves ha tenido una importante debilidad: la falta de un partido político que acuerpe sus decisiones. Los intentos realizados con Choreco y la “mejicana” terminaron en un total fracaso. Su partido político ha sido y es hasta ahora Pilar Cisneros, quien con su credibilidad le permite mantener cierto cuerpo político o social, aunque insuficiente.

Sin embargo, esta situación está por cambiar.

Los partidos Unidad, Liberal de Feinzaig, los evangélicos de Fabricio y los diputados de Gobierno están a punto lograr un acuerdo para conformar un Directorio Legislativo. El Gobierno de Chaves promueve esta nueva alianza.

Por lo que se sabe de información pública, la Alianza se fundamenta en acuerdos, dos de los principales son: la venta del Banco de Costa Rica y aprobación de las jornadas 4×3. Es posible que el acuerdo sea más profundo, que incluya otros alcances tales como la aprobación de una agenda legislativa que reduzca y limite los derechos de los trabajadores, las mujeres, cierre instituciones y reduzca más aún el Estado de Bienestar. No lo sabemos aún, pero lo que está sobre la mesa ya es para preocuparse.

Por lo menos tendremos un presidente Chaves acuerpado por 3 partidos, un acuerdo sobre una agenda legislativa más neoliberal que redundará en un fortalecimiento de las políticas autoritarias del presidente. Un Chaves al cuadrado.  ¡Que Dios nos agarre confesados! Lo que viene es peor.

El Derrumbe y el Ocaso del Progresismo

German Masís Morales

Las recientes elecciones a las alcaldías del país dejaron grandes repercusiones sobre el sistema político, con el ascenso y descenso de algunos partidos, pero principalmente por el derrumbe definitivo de las fuerzas progresistas que otrora estuvieron representadas por la socialdemocracia y posteriormente por el Partido Acción Ciudadana y el fortalecimiento de las alternativas más conservadoras y cercanas a la economía de mercado como han sido la Unidad Socialcristiana, los partidos evangélicos y más recientemente los partidos liberales o neoliberales.

Aunque ya ese fenómeno político de deterioro del progresismo se había manifestado en las dos anteriores elecciones presidenciales, en esta oportunidad se consolida y muestra la más cruda evidencia con el descenso del papel de Liberación Nacional en su antigua trinchera las municipalidades y el poder local y la desaparición total del PAC como fuerza política en las diferentes regiones del país.

Pero, ¿por qué debe preocuparnos la desaparición del progresismo, representado por los resabios de la vieja socialdemocracia y por el Partido Acción Ciudadana?

Debe preocupar a los grupos políticos, a la sociedad civil y a la población en edades maduras, porque se ha generado un vacío en el espacio político de las fuerzas y de las políticas económicas y sociales progresistas, que está siendo ocupado por los sectores políticos y económicos más conservadores y porque prácticamente desaparecen las luchas y reivindicaciones por lo que queda del estado de bienestar, de la democracia económica y por la permanencia del Estado de Derecho seriamente amenazado en los últimos años.

Debe preocupar también porque la población en edades jóvenes influenciadas fuertemente por la economía de consumo, el conocimiento técnico y las redes sociales, han perdido y ya no tendrán referentes políticos que defiendan la importancia del Estado, las políticas redistributivas, el desarrollo humano, el medio ambiente y los derechos humanos de las minorías.

Los jóvenes de hoy y de mañana, son fáciles presa de las promesas de cambio sin propuestas coherentes, de los partidos unipersonales y de estructuras ficticias y de un espejismo de que el mercado es el ente que asigna los recursos y genera oportunidades para todos y que por ello debe penetrar todas las actividades de la vida en sociedad.

Los grandes dilemas y controversias del pasado, sobre si más Estado o más mercado, si políticas de liberalización y desregulación o de protección y exoneración, si políticas fiscales progresivas o reformas tributarias parciales, la ampliación o reducción de las políticas sociales y del gasto social, la creación de mayores condiciones a la inversión extranjera o fomentar la pequeña y mediana empresa nacional, quedan ahora, sometidos a las visiones electoralistas y a la dispersión de posiciones en un espectro liberal conservador en el que se incluyen la mayoría de los partidos políticos emergentes.

El ocaso del progresismo del siglo XX y del siglo XXI, es el fracaso de las fuerzas políticas que lo impulsaron, quienes dejan a la deriva las grandes desigualdades, los grandes retos de supervivencia del ser humano y la aspiración de un desarrollo más equitativo y sostenible, frente a un mundo unipolar, dominado por el interés individual y corporativo y por la voracidad del capital.

Foto: UCR.