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Etiqueta: estrés térmico

Sindicatos enfrentan el estrés térmico: un asesino invisible para trabajadores agrícolas

El calentamiento global intensifica los riesgos laborales en el sector agrícola, con efectos particularmente severos para las mujeres trabajadoras

El estrés térmico se ha convertido en un «asesino invisible» que afecta a 2.410 millones de personas trabajadoras en todo el mundo, lo que representa el 71% de la población activa global. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), este fenómeno provoca anualmente 18.970 muertes y 22,85 millones de lesiones.

En el sector agrícola, el impacto es aún más preocupante: se proyecta una reducción aproximada del 60% en las horas de trabajo para 2030 debido al calor extremo, según información compartida por Maikol Hernández Arias, de la Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria, Gastronomía, Hotelería y Afines (Fentragh) de Costa Rica.

Temperaturas récord y sus efectos

El documento presentado en la reunión del Comité del Grupo de Trabajadores/as de la Agricultura (GPTA) en Bogotá, Colombia, el pasado septiembre, advierte que junio de 2024 fue el mes más cálido registrado y el duodécimo mes consecutivo en alcanzar el umbral de 1,5 °C.

«El estrés térmico se asocia con insolación, agotamiento por calor, lipotimia térmica (síncope o desmayo), calambres por calor y sarpullido por calor», indica el informe, que también destaca cómo la temperatura corporal humana debe mantenerse por debajo de 38°C para evitar la hipertermia. Temperaturas corporales superiores a 40,6°C implican riesgo de pérdida de conciencia, daños orgánicos y muerte.

Mayor vulnerabilidad de las mujeres

Un dato relevante del informe es que, durante el trabajo físico, las mujeres tienen 3,7 veces más probabilidades de ser intolerantes al calor que los hombres. «Las mujeres tienden a sudar menos que los hombres y, por tanto, tienen menor capacidad para liberar calor del cuerpo», señala el documento.

El trabajo agrícola es particularmente vulnerable, ya que se considera de intensidad alta (360-465 de intensidad laboral) y muy alta (> 465), en comparación con el trabajo de oficina. Esto implica que las temperaturas máximas para trabajar en agricultura deberían ser de 29-30°C para labores de alta intensidad.

Respuestas sindicales y normativas internacionales

Ante esta situación, diversos sindicatos han desarrollado iniciativas para proteger a las personas trabajadoras:

  • En Estados Unidos, la Asociación de Trabajadores Agrícolas (FLOC) estableció pautas sobre el calor que recomiendan abandonar el campo y buscar sombra y agua cuando la temperatura alcanza los 30°C/85°F y se presentan síntomas de estrés térmico.

  • En Australia, el sindicato UWU elaboró un modelo de cláusula sobre calor extremo que estipula que cuando la temperatura supere los 29,5°C, la parte empleadora debe proporcionar una pausa de 15 minutos con goce de sueldo cada hora de trabajo.

Varios países ya han implementado normativas al respecto:

  • En Sudáfrica, las empresas empleadoras están obligadas a mitigar el estrés térmico cuando el índice WBGT (temperatura globo y bulbo húmedo) medio por hora supera los 30°C.

  • En España, una ley de 2023 obliga a evitar determinadas tareas cuando hace calor y garantiza que no se reduzcan los salarios si se interrumpe el trabajo debido al calor.

  • En Grecia, la normativa exige una interrupción total del trabajo cuando el índice WBGT supera ciertos umbrales según la intensidad de la labor.

Instrumentos internacionales disponibles

La OIT cuenta con instrumentos específicos para proteger a las personas trabajadoras del estrés térmico, como:

  • Convenio 155 sobre salud y seguridad en el trabajo

  • Convenio 187 sobre el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo

  • Convenio 184 sobre salud y seguridad en la agricultura

  • Recomendación 194 sobre la lista de enfermedades profesionales

El informe subraya que según los convenios 155 y 184 de la OIT, las personas trabajadoras tienen derecho a retirarse de situaciones peligrosas cuando exista riesgo inminente y grave para su salud y seguridad.

Para consultar el informe completo sobre las repercusiones del calor extremo en trabajadores agrícolas y las respuestas sindicales, puede descargarlo desde el siguiente enlace: https://surcosdigital.com/wp-content/uploads/2025/03/06-Heat-AWTG-Board-Sept-2024-es.pdf

Pronunciamiento sobre el tema de la Enfermedad Renal Crónica de Origen no Tradicional (ERCnt) – ANC

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS
Comisión de Salud Global

Desde hace varias décadas se desarrolla en Guanacaste una grave epidemia de enfermedad renal que afecta principalmente a personas trabajadoras que realizan actividades de intensa actividad física en ambientes con altas temperaturas. Este problema también es frecuente en otros países de Centroamérica y se conoce como Enfermedad Renal Crónica de origen no tradicional (ERCnt) o Nefropatía Mesoamericana. El Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (COMISCA) considera la ERCnt una de las prioridades de salud pública en la región.

La ERCnt inicialmente se detectó en trabajadores de campo de la caña de azúcar, pero también se ha observado en trabajadores de otros cultivos agrícolas, construcción, minas, fabricación de ladrillos, camaroneras y pesca, entre otros. Por la naturaleza del trabajo y las condiciones en que se realiza, esta enfermedad afecta principalmente, pero no de forma exclusiva, a hombres jóvenes. Las estadísticas de mortalidad por ERCnt en el período 2000-2022 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestran que, en ciertas regiones de Guanacaste, la mortalidad fue 16 veces más alta para hombres y 4 veces más alta para mujeres en edades entre 30-59 años comparada con regiones fuera de Guanacaste.

El exceso de calor, o estrés térmico, que se genera en esas actividades laborales produce hipertermia corporal (aumento de la temperatura interna) y deshidratación, con cambios metabólicos severos que dañan los riñones. Estas lesiones renales agudas repetidas, con el tiempo, llevan a la enfermedad renal crónica y finalmente al fallo renal que requiere tratamientos especializados de diálisis o trasplante renal. La posibilidad de un trasplante de riñones no es generalmente una opción para estos pacientes, quienes fallecen con mucha frecuencia siendo jóvenes.

La gran cantidad de personas afectadas por ERCnt en Guanacaste hizo necesario que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) construyera unas modernas instalaciones en el Hospital Enrique Baltodano Briceño, de Liberia, para atender estos casos. Sin embargo, los casos nuevos siguen desbordando los servicios y los fallecimientos continúan. Esta situación se ve agravada por la condición socioeconómica de la mayoría de estos trabajadores, a menudo personas migrantes sin un trabajo estable y con acceso limitado a servicios de salud.

No obstante, existe la posibilidad de prevención. Programas de Descanso-Sombra-Hidratación-Higiene (DSHH) que evitan la exposición laboral prolongada al sol y el estrés térmico, con descansos frecuentes en la sombra, la reducción de las jornadas laborales y una adecuada hidratación, han demostrado ser capaces de prevenir en gran medida el desarrollo de daño renal. La introducción de DSHH en un ingenio en Nicaragua redujo la incidencia de nuevas lesiones renales durante una zafra de 27% a 6% en cortadores de la caña y con mejoras continuas en años posteriores se logró reducir al 1%. Además, los casos de enfermedad renal aguda en los trabajadores de campo atendidos en el hospital se redujeron en más de un 80% entre 2018 y 2022 como consecuencia de estas intervenciones.

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Costa Rica ha emitido recomendaciones para la implementación de medidas preventivas en los lugares de trabajo, pero estas deben implementarse de forma correcta y consistente. Su eficacia y su sostenibilidad deben ser evaluadas en las empresas de diferentes industrias donde ocurre exposición a estrés térmico, de manera concomitante con los ajustes correspondientes en las prácticas laborales. También se requiere diseñar programas que lleguen a los trabajadores del sector informal que conforman una alta proporción de la fuerza laboral en riesgo.

Es posible que otros factores contribuyan al desarrollo de esta enfermedad, incluyendo el uso de ciertos medicamentos, la ingesta de bebidas azucaradas y diferentes agentes tóxicos (plaguicidas, metales pesados, sílice). La Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica desarrollan un amplio proyecto de investigación en la región, en colaboración con varias organizaciones regionales e internacionales, para definir mejor la interacción de los diferentes factores y buscar opciones preventivas adicionales con base en este conocimiento. Sin embargo, aunque es posible que otros factores contribuyan en el desarrollo de esta enfermedad, es urgente prevenir el estrés térmico como factor causal clave, con las medidas de prevención de DSHH que han demostrado ser efectivas.

La Academia Nacional de Ciencias expresa su profunda preocupación por la persistencia de esta epidemia silenciosa y exhorta a los empresarios industriales agrícolas, de la construcción y de otros sectores pertinentes, así como al Ministerio de Salud, la CCSS, el Instituto Nacional de Seguros, las municipalidades y otros gobiernos y organizaciones locales a establecer medidas urgentes para la prevención de esta enfermedad laboral que continúa teniendo graves consecuencias en una de las poblaciones más vulnerables en nuestro país.

Nota: La Academia Nacional de Ciencias organizó un foro sobre este tema, efectuado en el Hospital Enrique Baltodano Briceño de la CCSS en Liberia el 1 de marzo del 2024. El video de este foro puede verse en el canal de YouTube de la Academia Nacional de Ciencias:

Comunicado por: José María Gutiérrez G., Academia Nacional de Ciencias.

Personas expertas hacen llamado para combatir grave epidemia de enfermedad renal crónica

  • Enfermedad afecta, principalmente, a hombres jóvenes de Guanacaste, que laboran en el sector agrícola industrial.

San José, marzo de 2024. Con el objetivo de analizar la situación que vive el país y explorar posibles acciones conjuntas, la Academia Nacional de Ciencias realizó el foro Enfermedad Renal Crónica No Tradicional: Situación actual y perspectivas de abordaje de un serio problema de salud ocupacional.

En la actividad que se desarrolló de manera virtual, desde el Hospital de Liberia, participaron diversas personas expertas, quienes abordaron a profundidad esta problemática que se presenta, en mayor medida, en la provincia de Guanacaste.

Desde 1970, Costa Rica experimenta un aumento sostenido de casos de enfermedad renal crónica no tradicional, que afecta, principalmente, a hombres jóvenes, quienes realizan actividades de intensa actividad física en ambientes con altas temperaturas.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, revelan que en el período 2000-2022, en ciertas regiones de Guanacaste, la mortalidad fue 16 veces más alta para hombres y 4 veces más alta para mujeres en edades entre 30-59 años, esto en comparación con el resto del país.

El panel expresó su profunda preocupación por la persistencia de esta epidemia silenciosa y exhortaron a los empresarios industriales agrícolas, de la construcción y de otros sectores pertinentes, así como al Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto Nacional de Seguros, las municipalidades y otros gobiernos, así como a organizaciones locales, a establecer medidas urgentes para la prevención de esta enfermedad laboral, que continúa teniendo graves consecuencias en una de las poblaciones más vulnerables de nuestro país.

“Las estadísticas ponen en perspectiva la gravedad de la situación que se vive, principalmente en Guanacaste, donde urgen acciones más contundentes para frenar esta epidemia. Existen una serie de recomendaciones para prevenir el daño renal y, en nuestro país, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha emitido lineamientos para la implementación de medidas preventivas en los lugares de trabajo. Sin embargo, estas recomendaciones deben implementarse de forma correcta y consistente y que su efectividad debe ser evaluada continuamente. Además, se requiere diseñar programas que lleguen a los trabajadores del sector informal, los cuales conforman una alta proporción de la fuerza laboral en riesgo”, señala el doctor José María Gutiérrez Gutiérrez, miembro de la Academia Nacional de Ciencias.

La enfermedad renal crónica no tradicional, inicialmente se detectó en trabajadores de campo de la caña de azúcar, pero también se ha observado en trabajadores de otros cultivos agrícolas, así como en el sector de construcción, minas, fabricación de ladrillos, camaroneras y pesca, entre otros.

El exceso de calor, o estrés térmico, que se genera en esas actividades laborales, produce aumento de la temperatura corporal y deshidratación, ocasionando cambios metabólicos severos que dañan los riñones. La posibilidad de un trasplante no es generalmente una opción para los pacientes, quienes fallecen con mucha frecuencia siendo jóvenes.

La gran cantidad de personas afectadas por esta enfermedad en Guanacaste, hizo necesario que la C.C.S.S. construyera modernas instalaciones en el Hospital Enrique Baltodano Briceño, de Liberia, para atender a los pacientes. Sin embargo, los casos nuevos siguen desbordando los servicios y los fallecimientos continúan.

Esta situación se ve agravada por la condición socioeconómica de la mayoría de estos trabajadores, a menudo personas migrantes sin un trabajo estable y con acceso limitado a servicios de salud.

“Los Programas de Descanso-Sombra-Hidratación-Higiene (DSHH) han demostrado ser capaces de prevenir, en gran medida, el desarrollo de daño renal, ya que su implementación evita la exposición laboral prolongada al sol y el estrés térmico, con descansos frecuentes en la sombra, la reducción de las jornadas laborales y una adecuada hidratación”, explica la doctora Catharina Wesseling, epidemióloga de La Isla Network (organización internacional que trabaja para ponerle fin a la enfermedad renal en la región).

La introducción de estos programas en un ingenio en Nicaragua, redujo la incidencia de nuevas lesiones renales, al pasar de 27% a 6% en cortadores de la caña y, con mejoras continuas en años posteriores, se logró reducir al 1%. Además, los casos de enfermedad renal aguda en los trabajadores de campo, atendidos en el hospital, se redujeron en más de un 80% entre 2017 y 2022, como consecuencia de estas intervenciones.