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Etiqueta: EUA

El asalto a Moscú: Europa lo intenta otra vez

Gilberto Lopes

San José, 11 de marzo de 2025

Derrotar a Rusia o el alto precio de perder Ucrania

¿Qué está en juego en el conflicto en Ucrania?, se preguntaba Stephen J. Blank, investigador senior del Foreign Policy Research Institute, una institución con sede en Filadelfia, cuyos objetivos son fortalecer la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos. Blank se presenta como reconocido experto en Rusia y la antigua Unión Soviética, autor de decenas de artículos y libros, profesor durante 24 años (1989-2013) del US Army War College. O sea, de las fuerzas armadas norteamericanas.

La ambición rusa –afirma Blank– es no solo rediseñar sus fronteras con Ucrania, sino también en los Balcanes y en Europa del este: Bielorrusia, Polonia, Rumania, Moldavia y los Estados bálticos. “Todos corren riesgos. No solo si Ucrania es derrotada, como también si no logra expulsar Rusia de Crimea y de Dombas”.

Y agrega: “dado el creciente número de informes asegurando que Putin se está preparando para una guerra general con Europa, será bien recibido cualquier cambio militar-político de la situación en el terreno”.

Lo que está en juego, en su opinión, es la oportunidad para que Washington y Europa “derroten a Rusia y logren la mayor transformación estratégica en una generación”.

El artículo de Blank fue publicado el 13 de diciembre del año pasado. Ya Trump había sido elegido, pero no había asumido todavía la presidencia de los Estados Unidos.

La idea de que Rusia es una amenaza para los países de la OTAN es repetida por otros académicos y líderes políticos europeos, de la Unión Europea y de la OTAN.

Frederick W. Kagan, Kateryna Stepanenko, Mitchell Belcher, Noel Mikkelsen, y Thomas Bergeron, investigadores del Institute for the Study of War (ISW) –otra institución con sede en Washington–, especulan sobre “El alto precio de perder Ucrania” (The High Price of Losing Ukraine), en un artículo publicado también en diciembre del año pasado.

Una tal cosa –afirman– “pondría el ejército ruso, golpeado pero triunfante, en la frontera de la OTAN, desde el mar Negro hasta el océano Ártico”. Rusia podría entonces avanzar hacia occidente e “instalar bases militares en las fronteras de Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumania”. ¡Unos 3.000 km de fronteras! Casi tres veces más que el frente del actual conflicto entre Rusia y Ucrania.

Claude Malhuret, médico, abogado y senador francés del grupo de derecha Les Indépendants – République et territoires (LIRT), el martes, 4 de marzo, dijo en el senado que “la derrota de Ucrania sería la derrota de Europa. Los países bálticos, Georgia y Moldavia ya están en la lista”. El objetivo de Putin es volver a Yalta –aseguró–, en referencia a la conferencia en la que los líderes de Rusia, Estados Unidos e Inglaterra negociaron, en febrero de 1945, el orden político europeo después de la II Guerra Mundial.

Pero el mismo Malhuret afirma que “al contrario de lo que dice la propaganda del Kremlin, Rusia va mal. En tres años, el supuesto segundo ejército del mundo sólo ha conseguido arañar migajas de un país tres veces menos poblado. Los tipos de interés del 25%, el colapso de las reservas de divisas y oro, el derrumbe demográfico”, en su opinión muestran que Rusia “está al borde del abismo”. La misma Rusia que académicos y políticos europeos estiman capaz de asaltar Europa.

La expansión de la OTAN

En Europa, esas ideas se repiten hasta el cansancio. No se trata solo de Ucrania, sino del debilitamiento de Europa, de su destrucción, dijo Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma.

Todas reflexiones de carácter especulativo, sin sustento factual. Se trataría de un despliegue militar que, a todas luces, está mucho más allá de la capacidad del ejército ruso, si no nos bastan las reiteradas declaraciones de Putin de que no es su intención avanzar sobre territorio europeo.

Si uno se interesa por los hechos y examina de forma fría las capacidades de Rusia, ve que no existe ninguna amenaza seria para Alemania, según el politólogo norteamericano John Mearsheimer, en entrevista a la publicación alemana Der Spiegel, el 7 de marzo pasado.

Cuando uno piensa en Putin, debe hacerse dos preguntas, dice Mearsheimer. Una es cuáles son sus intenciones. La otra, cuáles son sus capacidades. “En cuanto a sus intenciones, no tenemos pruebas de que sea un imperialista que quiera conquistar toda Ucrania y crear una gran Rusia, y mucho menos territorios adicionales en Europa del Este”.

¿No atacaron sus tropas Kyiv, Bucha e Irpin en 2022? ¿No sigue bombardeando objetivos en toda Ucrania, incluso en Lviv, a menos de 60 kilómetros de la frontera polaca? ¿No es eso una amenaza?, le pregunta el periodista.

“De eso no hay duda”, contesta Mearsheimer. “Pero la causa de estas guerras fue la expansión de la OTAN, no el supuesto imperialismo de Putin”.

¿Múnich y Yalta?

Ya hicimos referencia a la conferencia de 1945 en Yalta, Crimea, territorio que Rusia se anexó después del golpe de 2014 en Ucrania, donde Roosevelt, Churchill y Stalin discutieron, sin la presencia del francés Charles de Gaulle, como reorganizar el mundo después de la II Guerra Mundial. Las tropas rusas ya estaban a poco más de 60 km de Berlín.

Pero Yalta no ha sido la única referencia a esa época, rescatada en el debate sobre la situación en Ucrania. El ABC, diario español que, en su época, fue soporte del franquismo, se preguntó si se repetía la historia. Estaba hablando del Pacto de Múnich, de 1938, cuando los primeros ministros de Inglaterra y Francia, Neville Chamberlain y Édouard Daladier, negociaron con Hitler la entrega de los sudetes, entonces territorio checoeslovaco. Era el 30 de septiembre de 1938 y los dos países soñaban con que así Hitler los dejaría en paz, que la guerra sería entonces contra la Unión Soviética.

Para la diplomacia soviética esa era la intención. Stalin consideró el acuerdo como una traición de las democracias occidentales. Consideraron que el objetivo de los acuerdos era aislar la Unión Soviética para lanzar las tropas alemanas hacia Moscú.

Ya sabemos que Inglaterra y Francia no pudieron evitar la guerra, pero el objetivo principal de las tropas alemanas siguió siendo Moscú. Medios de prensa, académicos y políticos europeos aprovecharon esta circunstancia para sugerir que las conversaciones de Trump y Putin tienen objetivos similares a los que atribuyen a los acuerdos de Múnich de 1938. Periódicos como el ABC (y muchos otros) acusan a Trump de pretender apaciguar las ínfulas expansionistas de Putin. Pero no hacen referencia al objetivo de esos acuerdos, de facilitar la conquista de Moscú.

El entusiasmo por las armas

De modo que, más afín a los objetivos del Pacto de Múnich de 1938 parece el plan de rearme propuesto, el pasado 6 de marzo, por la presidente de la comisión europea, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, en el que piensan invertir más de 800 mil millones de dólares.

Es esa cita de la Unión Europea con Zelenski, mirando hacia Moscú –más que las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia– la que se identifica con la otra, con la de Múnich, en 1938, cuando ingleses y franceses negociaban con los alemanes.

Andrea Rizzi, periodista de El País, escribía desde Múnich, dos días antes de la reunión convocada por Macron: la conferencia “ha evidenciado el muy mayoritario convencimiento entre los líderes de dar un rápido salto en cuanto a capacidades militares, tanto para sostener a Ucrania como para disponer de la fuerza para disuadir a Putin de otras aventuras”.

“La carrera de rearme es parte del nuevo enfoque europeo ante un momento particularmente convulso”, dijo la corresponsal en Bruselas de El País, al comentar el anuncio, con un entusiasmo por la nueva política armamentista que se extiende por casi toda la gran prensa europea, incluyendo el francés Libération, el inglés Guardian o la alemana DW.

Las “ambiciones de Putin, de reconstituir a toda costa el imperio ruso o su equivalente comunista, son bien conocidas”, diría Serge July, fundador del diario francés Libération.

El miércoles, 5 de marzo, Macron pronunció un discurso “solemne”, asegurando que “Ucrania se había transformado en un conflicto global”. “Rusia se ha transformado en una amenaza para Francia y Europa” –aseguró–, y ofreció poner a disposición de los demás países europeos el paraguas nuclear francés, la única potencia nuclear en la Unión Europea.

Días antes, en una entrevista con diarios regionales franceses, había dicho que “Rusia constituye una amenaza existencial para Europa”. Y agregó: “No piensen que lo impensable no puede ocurrir, incluyendo lo peor”. ¡Macron habla de una guerra nuclear contra Rusia!

Como dice Céline Marangé, investigadora del Instituto de investigación Estratégica de la Escuela Militar de la Université París 1 Panthéon-Sorbonne, “en Rusia la guerra marca la culminación de un proyecto político que ofrece como horizonte de futuro un retorno a la época soviética”.

“El objetivo final sería más bien una Rusia dominante y temida, que haya recuperado su estatus de gran potencia y borrado la humillación de la derrota en la Guerra Fría, empujando las fronteras de la OTAN y destruyendo la Unión Europea”.

Tiempos extraños

El canciller ruso, Seguei Lavrov, ha recordado esa renovada tentación europea de conquistar Moscú. Contestando el discurso de Macron, Lavrov afirmó que el presidente francés había hecho “un discurso extremadamente agresivo anti ruso, calificando a Rusia como ‘una amenaza para Francia y Europa’”. Lo ha dicho otras veces, pero nunca de esa forma tan intensa e irreconciliable, que sonaba como un programa de acción rusofóbico”.

Macron pretende convencer al público francés de que somos una amenaza existencial para Francia, dijo Lavrov. Pero, de hecho, “Rusia nunca ha amenazado a Francia. Al contrario, ayudó a defender su independencia y soberanía en dos guerras mundiales”, mientras recordaba el concepto de de Gaulle, de una indivisible seguridad europea, desde el Atlántico hasta los Urales.

Como señaló Mearsheimer en su entrevista a Der Spiegel, si estamos interesados en los hechos, en la lógica, si calculamos fríamente las capacidades de Rusia, “vemos que no hay una amenaza seria de Rusia a Alemania”. ¡Ni a Europa!, pese al entusiasmo de sus medios por el rearme.

Como en 1938, ¡los ejércitos de Europa apuntan de nuevo hacia Moscú!

“¡Qué tiempos extraños vivimos, que Polonia se alegra del rearme de Alemania!”, habría comentado el primer ministro polaco, Donald Tusk, otro gran entusiasta de los gastos militares y del cerco a Moscú, citado por la corresponsal de El País.

Tiempos muy extraños. Una Europa (y una Polonia) que se olvidan de las consecuencias del rearme alemán para el mundo, en el siglo pasado.

FIN

Las visas de un imperio, y la obsecuencia de un gobierno vasallo

Alberto Salom Echeverría

Introducción

La investigación llevada a cabo por periodistas costarricenses de diferentes medios de comunicación no hizo más que poner en evidencia que, la actuación represiva del gobierno de los EE. UU ha estado inextricablemente ligada a un gobierno que ha dejado ver su actitud de vasallaje y sumisión con respecto a la imperial administración del “Norte revuelto y brutal”, como llamó José Martí al gobierno de los Estados Unidos, en carta dirigida a Manuel Mercado, hace ya más de un siglo. En estos días, los calificativos empleados por Martí contra los Estados Unidos a finales del siglo XIX no pueden resultar más precisos, aunque las circunstancias sean muy diferentes. (Cfr. “Carta de José Martí a Manuel Mercado”. Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895).

Hoy, decidí retomar el tema porque a las primeras revocatorias de las visas estadounidenses, se han sumado importantes declaraciones de la señora Ana Sofía Machuca Flores, jefa de la Auditoría del ICE, en diferentes medios de comunicación tanto radiales como escritos y, al menos un nuevo retiro de visa, esta vez al diputado Francisco Nicolás (PLN, provincia de Puntarenas).

Tanto las declaraciones de la auditora general del ICE, como el retiro de la visa estadounidense al diputado Francisco Nicolás y sus posteriores comparecencias en la prensa han contribuido a esclarecer todavía más la gravedad de los hechos.

Declaraciones de la Auditora del ICE

La señora Machuca Flores en su calidad de auditora general del ICE, dejó meridianamente claro en el programa de los periodistas Vilma Ibarra y Boris Martínez, el martes 5 de marzo que, su trabajo durante la actual administración ha debido desarrollarlo junto al personal de la oficina en medio de “grandes presiones” por parte del gobierno y de entes externos. Si esto es así, constituye -dijo la auditora del ICE- “una corrupción estratégica para mover grandes intereses” (Cfr. léase, además, el artículo de la periodista Irene Rodríguez S. en el periódico La Nación del pasado martes 5 de marzo, 2025. Pp.9)

Adicionalmente, la auditora de la institución remarcó ante Vilma Ibarra y Borias Martínez que, en un ambiente de caos, siempre hay un grupo particular que gana. La corrupción -martilló- sobrepasa límites y fronteras de nuestro país. Esta afirmación no significa otra cosa más que, estamos en presencia de una arremetida contra la soberanía del ICE, atentatoria de la independencia que por imperativo legal le corresponde la auditoría general del ICE, y, claramente, violatoria de la soberanía del Estado costarricense, por tratarse de intereses que “sobrepasan límites y fronteras de nuestro país”, dijo la señora Machuca Flores. Esos intereses -agregó- no son los de nuestro pueblo, sino que son ajenos a los que deberían primar para la sociedad costarricense. Ya para entonces se sabía que, el gobierno de los Estados Unidos había también revocado la visa al diputado Nicolás.

Con ello se demuestra -señaló Machuca- que media en el país una intencionalidad de acallar voces por el hecho de que discrepen del gobierno de Chaves Robles. En el tema de la implementación de la tecnología 5G o de cualquier otra decisión estratégica, el ICE goza de autonomía e independencia en sus decisiones.

Por tanto, es grave, que se le haya retirado la visa a diputados y a la auditora general del ICE y otros funcionarios, porque ello no hace sino reflejar la connivencia o complicidad que está habiendo entre el gobierno de Chaves y la reciente administración de Trump, por medio del secretario de Estado Marco Rubio, actuando en calidad de “Procónsul” con poderes en la práctica plenipotenciarios.

El retiro de la visa al legislador Francisco Nicolás

Las declaraciones del diputado de Liberación Nacional por la provincia de Puntarenas son claramente consonantes con la tesis que hemos sustentado aquí. Baste con tener en cuenta las declaraciones brindadas por el diputado Nicolás a los periodistas Aarón Sequeira y Lucía Astorga, cuando afirmó: “Es difícil no pensar que esta decisión pudo haberse visto influenciada por alguna solicitud de la administración Chaves Robles [ya que…] a toda costa ha buscado silenciar a quienes pensamos diferente a ellos”. (Cfr. periodistas Sequeira, A. y Astorga, L. “Legislador Francisco Nicolás tampoco podrá ingresar a EE. UU.”).

Recordemos que en el caso de las diputadas Cynthia Córdoba y Johana Obando, pertenecientes al partido Liberal Progresista, la visa de Estados Unidos les fue retirada por habérseles acusado por parte del gobierno Chaves Robles de que ambas buscaban favorecer a empresas de China en la participación de la licitación de tecnologías 5G. Estas acusaciones no han sido demostradas, más allá de relaciones que las señoras diputadas mantuvieron con la empresa Huawei.

Conclusión

1. El gobierno de Trump adviene con la abierta intención de controlar territorios estratégicos, en el continente americano, como es el caso de Groenlandia que nunca le ha pertenecido, Canadá que es otro país con su propia historia, identidad y legislación. Aunque también apunta al estratégico canal de Panamá, adonde claramente ha perdido terreno, por lo que amenaza con asaltarlo; parte de su objetivo es desplazar a China que se ha fortalecido en esta zona estratégica. El secretario de Estado, Marco Rubio tampoco quiere que el “Traspatio” Centroamericano quede fuera de su férreo control de otrora. Por eso vino a Costa Rica (país limítrofe de Panamá), donde le fue fácil doblegar a la dócil administración de Chaves Robles, congraciándose con él y empleando en cambio el látigo para rescindirle las visas a diputados adversarios del gobierno y amigos de empresas chinas. De igual manera se procedió contra otros funcionarios públicos que, como la auditora general del ICE, por cumplir con su deber de proteger los bienes públicos, han debido enfrentar a un gobierno privatizador y a empresas de Estados Unidos y de la misma China. Empresas de ambas potencias que, en su afán por obtener avanzadillas respecto de la tecnología 5G en territorio costarricense, se han enfrentado a la legalidad y han luchado por transgredir autonomías institucionales y violentar la soberanía de la Nación.

2. El gobierno de Chaves parece que se reanima, ante la perspectiva de contar con el vecino del Norte; en cambio, da un paso al costado en su amistad con China, de la que hará unos dos años, no más, habló maravillas afirmando que juntos podrían contribuir a apuntalar la paz en todo el mundo, como si le importara. Otro cambio del camaleón como tantos otros a los que nos tiene acostumbrados. Que se le escabulle la máscara del jaguar, se le escabulle, y quedará al descubierto ante toda la ciudadanía, ya para toda la vida. ¿A cambio de qué? ¿Estados Unidos necesita a Costa Rica en calidad de aliado? Tan solo para usarla y Chaves lo sabe, lo presiente, mas no le importa si pudiera obtener, aunque fueran “migajas”; de por sí, pensará Chaves, en la situación en la que está cayendo el gobierno, algo es algo, o, dicho de otra manera: “Piorr es nada”, como dicen en el terruño. Las “migajas del imperio” son las “migajas del imperio”; que se les quite, por ejemplo, la visa a algunos diputados incómodos o no, pero adversarios del gobierno, por ahora, es un buen indicio, “un buen negocio” se le pudo haber salido decir al camaleón, ya que todo lo piensa en términos monetarios. Pero ¿…y China, en la de menos le daba más al camaleón? De fijo, habrá pensado Chaves con cierta astucia que todavía le queda, “más vale malo conocido que bueno por conocer” o también “más vale pájaro en mano que cien volando” pensaría asimismo el presi con un poco más de optimismo.

3. Estaba por fin un poco más contento el “camaleón” con sus dichos habituales, al fin y al cabo, con ellos se granjeó un cierto prestigio entre “las masas” costarricenses de ser un artista dicharachero. Al menos eso creía él. Por otra parte, la relación con la Asamblea Legislativa no puede estar peor. Pero ¿…y la visa de la Auditora Machuca Flores, auditora del ICE, nada menos? ¿No le habrá quitado muchos puntos con la masa, por tratarse del ICE? A lo que es bien probable que se dijera a sí mismo, inventándose esta vez un nuevo chascarrillo, para que le sirviera de consuelo, “La visa de Machuca bien vale una misa”, como quien dice: “una misa más, por una visa menos”. El presi en sus delirios de grandeza tal vez pensó que su chascarrillo podía bien compararse con aquel apócrifo refrán, pero que se le atribuye a Enrique IV de Francia que reza “París bien vale una misa”; o sea, en esa ficción pusieron al Rey a pensar: “mejor cambio de credo, si eso me permite gobernar Francia con mayor estabilidad”. Entonces por aquí el presi de seguro se aferró a su dicho, no solo porque se comparó con Enrique IV -llegó a sentirse Rey, al fin Rey- sino porque mediante su ocurrencia hasta debe haber creído que, podía seguir “gobernando” (más bien mandando) al terruño con estabilidad. Tal vez hasta el propio secretario de Estado Marco Rubio, lo acreditó como un gobernante con “buen juego de piernas”, y ¿por qué no? hasta se lo llegaría a contar al mismo Trump. AHH, se sintió grande otra vez.

4. Sin duda alguna, una nueva “bestia” nos acecha, el “monstruo estadounidense”, del que habló José Martí cuando dijo: “Viví en el Monstruo y le conozco las entrañas y mi honda es la de David”. Los Estados Unidos es un gran país, con pensadores, escritores, artistas, deportistas y un pueblo en general de primer orden; pero, su gobierno es imperial, y, su ejército es sin duda el más invasor de cuantos imperios han existido sobre la faz de la tierra. Aquí se sabrá de qué envergadura están hechos los líderes latinoamericanos y de todos los pueblos del mundo. Lo aconsejable es no enfrentar solos este reto colosal, sino buscar la unidad de los latinoamericanos y de todos los pueblos del mundo, por una paz duradera, por la justicia, por un mundo multilateral, del que se destierren para siempre las guerras, y donde las naciones se gobiernen nunca en sumisión, sino conforme a la sostenibilidad y sustentabilidad, para enfrentar con éxito los flagelos del calentamiento global y el cambio climático.

Compartido con SURCOS por el autor.

El retorno tardío y feroz de Estados Unidos a la política industrial

René Mauricio Valdez
PhD en Ciencias Políticas graduado de la Universidad de Toronto, Canadá
renemauriciov@gmail.com; https://renemauriciovaldez.com; @rmvaldesz
Marzo 5, 2025

Así que, ¿cuál es la resolución? Bueno, la resolución es
bastante obvia –tenemos que hacer ciertos bienes aquí
en Estados Unidos
.
J. Ferry, Coalición por una América Próspera

Una de las consecuencias más sorprendentes de la globalización neoliberal que se emprendió a partir de los años 80, fue el surgimiento de China como gran potencia económica mundial. La casi total desregulación productiva, financiera y comercial que Estados Unidos impulsó en las economías desarrolladas de Occidente y en muchas otras partes del mundo, propició que los capitalistas desmontaran sus capacidades productivas y las instalaran, vendieran o subcontrataran –libre y alegremente– en Asia y sobre todo en China, en donde producir y comercializar a escala global era ahora posible y mucho más rentable gracias al ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

También se desplazaron a otras regiones, como México y Canadá, pero Asia fue de lejos el principal destino de los inversionistas, quienes en este sentido simplemente siguieron en masa la “lógica del mercado”. Como consecuencia, la economía mundial experimentó lo que algunos llaman un “giro asiático” y otros un “shock chino”. Su centro de gravedad se trasladó de Occidente a la vasta región indo-pacífica.

El ingreso de China a la OMC en el 2001 fue promovido por el gobierno de Estados Unidos porque pensaban que abriría ese vastísimo mercado a sus financistas y productos, y propiciaría una evolución política de tipo occidental en el gigante asiático. Dos décadas más tarde, los resultados que se observan distan mucho de lo que tenían en mente.i

Hasta hace poco tiempo los debates enfocados en los efectos contraproducentes para Estados Unidos de sus propias políticas recibían escasa atención en los círculos de poder y en el “mainstream” mediático y académico de ese país. El nacionalismo los llevaba a rechazar cualquier evidencia de deterioro nacional o internacional –más aún si el problema se atribuía a torpezas propias, a estarse tirando balazos en sus propios pies. También, la fuerte penetración del neoliberalismo los hacía defender a pie juntillas y con los ojos cerrados que la mejor política económica era, sencillamente, dejar que el mercado funcionara.

Sin interferencias, se decía, el libre mercado promovería una asignación racional de los recursos, despolitizaría la economía y generaría crecimiento. Toda sugerencia de aplicar políticas para “gobernar al mercado” (al estilo japonés, por ejemplo) era descartada de tajo porque seguramente produciría decisiones subóptimas.

Esa era la visión económica –remarco– que dominaba hasta hace poco. Not any more. En las más altas esferas del país se ha instalado con notable urgencia la necesidad de que haya una activa intervención del estado en sectores de la economía considerados estratégicos. Sobre todo, se subraya la necesidad de que haya política industrial, es decir, un apoyo deliberado del gobierno a las industrias: un conjunto de medidas de política fiscal, monetaria y crediticia, comercial y de fomento que permita que Estados Unidos recupere y defienda su planta industrial particularmente en sectores de punta que están llamados a tener efectos virtuosos en toda la economía (por ejemplo: semiconductores avanzados, software, robótica e inteligencia artificial, biotecnología, teléfonos inteligentes, cámaras digitales, pantallas de alta definición, motores para la industria aeronáutica).

Estas son las líneas básicas de una política industrial “nacionalista” que ha tomado forma durante las recién pasadas administraciones republicanas y demócratas. La Administración Biden retuvo tarifas arancelarias impuestas durante el primer gobierno de Trump e introdujo el primer gran paquete de política industrial en muchos años, compuesto por cuatro ambiciosos proyectos de ley y sus presupuestos: las leyes sobre el Plan de Rescate Estadounidense (ARP), sobre Inversión en Infraestructura y Empleos (IIJA), sobre Creación de Incentivos Útiles para Producir Semiconductores (CHIPS) y sobre Reducción de la Inflación (IRA).

El nacionalismo industrial estadounidense adquirirá mucha mayor fuerza durante la segunda Administración Trump, aunque seguramente serán degradadas las medidas que contemplaba el paquete de Biden para propiciar equidad social y reducir emisiones de gases de efecto invernadero.



Un libro publicado recientemente por la Universidad de Cambridge proporciona un ejemplo paradigmático de este nuevo consenso. Su título podría traducirse así: Política industrial para Estados Unidos: ganar la competencia por trabajos de calidad e industrias de alto valor.ii

Está escrito por Marc Fasteau e Ian Fletcher, dos economistas y empresarios vinculados a la Coalición por una América Próspera, una organización que se auto presenta como bipartidista y representante exclusivamente de productores y trabajadores de industrias estadounidenses.

Las más de 800 páginas de este volumen recorren tópicos de gran actualidad. Si bien la obra está pensada desde y para Estados Unidos, ofrece una didáctica sistematización de la temática y del abanico de medidas que podría adoptar la Administración Trump, por lo que será útil para analistas y tomadores de decisiones en otras latitudes.

Los autores documentan la desindustrialización y pérdida de competitividad del país en diversos sectores. Más importante, dejan pocas dudas en cuanto a que ambas son el producto de lo que llaman “negligencia” (neglect). Su argumento es simple: por demasiado tiempo en Estados Unidos prevaleció una creencia firme e imperturbable en una visión económica neoliberal que en los hechos ya no le sirve. Gobiernos demócratas y republicanos mantuvieron una prolongada inactividad en materia de política industrial de lo que competidores y adversarios sacaron ventaja. Una excepción a esta “ceguera inducida por la teoría” (como la llamó Daniel Kahneman, premio en ciencias económicas de la Fundación Nobel), fueron las fuertes restricciones comerciales impuestas a Japón en los años 80 (“restricciones voluntarias a la exportación” las llamaron), las que lograron darle oxígeno a la industria automotriz estadounidense, pero no lograron revertir el déficit comercial con Japón.

El libro discute las causas por las que el libre comercio y el neoliberalismo ya no funcionan para Estados Unidos. Examina cómo y por qué una sólida política industrial fue clave para el país en épocas pasadas. Argumenta que a mediados de los años 70 el país “mal interpretó” sus crecientes problemas económicos y “en lugar de volver a sólidas políticas comerciales e industriales, escogió cada vez con más determinación estrategias extremas de libre mercado”.

Examina casos exitosos y no exitosos de política industrial en el mundo –Japón, Alemania, Corea del Sur y China entre los primeros, Argentina entre los segundos. Lo hace para aprender de sus logros y fracasos, entender cómo es que compiten con Estados Unidos y contrarrestar sus estrategias.

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El grueso del libro presenta un conjunto de medidas que Estados Unidos debe adoptar perentoriamente. “Lo que América necesita”, según Fasteau y Fletcher, es una política industrial que descanse en tres pilares:

1) apoyo decidido del gobierno a la innovación, a la comercialización de las innovaciones y a la retención en Estados Unidos de “industrias ventajosas”;

2) diseño e implementación de políticas comerciales para apoyar y, cuando sea necesario, proteger a estas industrias de las importaciones y para presionar a gobiernos extranjeros para que reduzcan los obstáculos a sus exportaciones;

3) gestión del tipo de cambio que promueva el equilibrio comercial y que contrarreste los esfuerzos de otros países para manipular su moneda con el fin de que sus productos sean más baratos en Estados Unidos y los de Estados Unidos sean más caros en esos países.

Estos pilares se deben traducir en:

  1. programas para apoyar a las industrias en la creación y comercialización de innovaciones;

  2. controles sobre los flujos internacionales de capital para bajar el valor del dólar de modo que se genere un promedio de superávits y déficits comerciales cercano a cero;

  3. tarifas arancelarias o cuotas para proteger industrias de alto valor económico –las “manufacturas avanzadas”;

  4. aranceles o cuotas para proteger industrias importantes por razones militares o de salud pública, o porque son “cuellos de botella” (chokepoints) para la economía, como los semiconductores;

  5. políticas para negar a adversarios económicos o geopolíticos el acceso a tecnologías clave desarrolladas por Estados Unidos o sus aliados.

Los autores detallan un tool kit o caja de herramientas que comprende nociones que tal vez resulten conocidas al público lector, tales como: sustitución de importaciones, protección de industrias incipientes, reglas de contenido local, aranceles diferenciados, zonas especiales de exportación, reorientación del crédito, subsidios a la exportación.

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  • Es probable que el tool kit de Fasteau y Fletcher parezca conocido no sólo porque ya forma parte del vocabulario del gobierno estadounidense, sino también por su semejanza con lo que proponían los economistas del desarrollo y la CEPAL en los años 50, 60 y 70 a los países de América Latina y el Caribe: medidas de fomento y protección de industrias y mercados incipientes que en su momento fueron objetadas por Washington por ser contrarias al libre mercado. El giro en materia de política económica en Estados Unidos es muy llamativo y diciente sobre el estado del sector industrial en el país.

Se trata de un plan sumamente ambicioso, como no podría ser de otro modo ya que se intenta no sólo recuperar algunos sectores, sino revertir la desindustrialización del país. El objetivo es económico y político. Se parte de que Estados Unidos no puede ser una superpotencia militar si no es una superpotencia industrial.

Es aún muy temprano para evaluar la agenda reindustrializadora de Estados Unidos –su “implementabilidad” y su capacidad para producir los resultados que busca. No sabemos si el gobierno de Trump adoptará en su totalidad una agenda tan comprensiva y “dirigista” como la de Fasteau y Fletcher, o si, incluso, la radicalizará. Lo que sí se puede asegurar es que se trata de una agenda disruptiva cuya implementación (incluso si se focalizara en la palabra favorita de Trump: aranceles) generará mucha más turbulencia de la que ya existe en Estados Unidos y en el mundo.

Estados Unidos se durmió en sus laureles. Acogió confiadamente las ideas de Francis Fukuyama quien en 1992 –dos años después de la implosión de la URSS y el Bloque Socialista, y nueve antes del ingreso de China a la OMC— anunció que la historia de la humanidad había llegado a su fin conceptual y real, que había culminado su “pronunciada tendencia secular en una dirección democrática”. Mientras el resto del mundo debía seguir sudando la camiseta para superar sus primitivos predicamentos, las democracias liberales avanzadas y en especial Estados Unidos podían ahora dedicarse a disfrutar los beneficios de encontrase en el vértice superior de la pirámide de necesidades de Maslow. Eso sí, Fukuyama advirtió el riesgo de que los ciudadanos de las democracias liberales avanzadas “nos convirtamos en … hombres seguros y ensimismados, desprovistos del esfuerzo timótico por alcanzar metas más elevadas en nuestra búsqueda de comodidades privadas”.i

La actual situación de Estados Unidos me recuerda a la de un soldado que, si bien posee buen equipamiento militar, actúa en forma tardía y desde una posición muy comprometida en el terreno. Su reacción reindustrializadora ha tomado demasiado tiempo en materializarse y ahora intenta trastocar cadenas productivas que han echado raíces y floraciones a lo largo de muchas décadas en todo el mundo. Es fácil comprobar que hoy en día en los hogares y en los negocios en Estados Unidos prácticamente todos los bienes duraderos y no duraderos son manufacturados en Asia (una excepción notable son las armas).

En el resto del mundo la situación es muy similar. El Reporte Draghi de septiembre de 2024, auspiciado por el ex primer ministro italiano y ex presidente del Banco Central Europeo, presenta lineamientos para una política industrial que reduzca la excesiva dependencia de Europa de manufacturas e insumos procedentes del exterior, especialmente de China. En América Latina, el gigante asiático es desde hace décadas el principal destino de las exportaciones y el principal origen de las importaciones y la inversión extranjera. En África ya es el principal socio comercial y el principal acreedor.

Revertir este estado de cosas no será fácil desde ningún punto de vista e intentarlo reportará trastornos a productores, consumidores e inversionistas a escala planetaria. Para los estadounidenses acarreará inflación y escasez, una menor oferta de bienes y servicios y la necesidad de consumir productos de menor calidad y/o mayor precio hechos en Estados Unidos (por ejemplo, automóviles), como parte de un sacrificio patriótico por un bien mayor que está en el horizonte. El público, no obstante, también espera que Trump dé resultados en el corto plazo en el control de la inflación –lo que va a entrar en conflicto con las medidas para reducir importaciones.

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La nueva política industrial nacionalista es la médula de una “suite” más amplia de medidas que conforman el perfil con que Trump se presenta ante el mundo: un perfil retributivo, como él mismo lo llama –vengativo se podría decir– en contra de enemigos internos y externos a quienes se intenta “dar su merecido” por razones personales y por supuestamente haberse aprovechado del país y haber contribuido a su decadencia.

Hacia el interior del país, busca erradicar al “estado profundo” debilitando o eliminando prácticas e instituciones concebidas para que haya balances y equidad en el sistema político y emprendiendo despidos masivos en el gobierno federal, todo mediante decisiones del Ejecutivo que exceden sus competencias legales, configuran una crisis constitucional y anuncian un mar de apelaciones y protestas incluso entre su base, y un posible deterioro en los servicios y bienes públicos.

Hacia el exterior, la suite de medidas se decanta como una agenda revisionista que desconoce el orden jurídico y las alianzas que el mismo Estados Unidos promovió, objeta toda ayuda internacional que no sirva a las prioridades inmediatas del actual gobierno, e incluye despropósitos como recuperar el Canal de Panamá, anexar a Canadá y Groenlandia, y convertir a la martirizada Gaza en un lugar de veraneo.

Todo esto en un contexto de deportaciones masivas de migrantes indocumentados que en el corto y mediano plazos tendrán efectos contractivos en una economía que se ha acostumbrado a ellos –en especial la agricultura y los servicios. También tendrá efectos perversos en el país y a escala planetaria el bloqueo a las políticas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Lejos de ser técnica, la nueva política industrial surge como un arma que se usará punitivamente por causas económicas y extraeconómicas en contra de países diversos, incluyendo aliados cercanos como Canadá, Japón, Corea del Sur o la Unión Europea, economías desarrolladas que seguramente no permanecerán inermes ante las medidas de Washington. En lugar de procurarle amigos, ocasionará que la potencia resienta o pierda aliados. El caso de Canadá es emblemático, pero no el único.

La situación al interior de la alianza occidental transatlántica se volverá mucho más espinosa –por decir lo menos– a raíz de la política de Trump en Ucrania, la que se muestra alineada con el Kremlin y deja a la intemperie no sólo a Ucrania y a los aliados europeos, sino también a amplios segmentos del público estadounidense, civiles y militares.

Friedrich Mertz, el nuevo canciller de una Alemania dividida y en recesión ha declarado que su “prioridad absoluta será fortalecer Europa tan pronto como sea posible de manera que, paso a paso, podamos en verdad independizarnos de Estados Unidos”. Después de la emboscada que Trump y Vance le tendieron a Zelensky en la Casa Blanca el 28 de febrero, políticos, periodistas y diplomáticos europeos declararon que el tiempo histórico se había acelerado. El cambio que se viene en la alianza occidental es tectónico, sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Estados Unidos enfrenta su desindustrialización y el giro asiático mundial no sólo tardíamente, sino también desde una posición sumamente desventajosa. Las probabilidades de que salga bien no son halagadoras en el mediano y largo plazos. Exhibe un enorme déficit comercial, tiene una bajísima tasa de ahorro, el gobierno está endeudado hasta la coronilla (US$ 36 trillones), su credibilidad política y su soft power están en su nivel más bajo, su población y su sistema político están polarizados al punto que algunos piensan que el país se encamina a una nueva guerra civil, regularmente enfrenta crisis por no poder financiar al gobierno federal, su poderío militar está sobre extendido en las cuatro esquinas del mundo. La lista podría alargarse.

Jimmy Carter alguna vez dijo que el retraso de Estados Unidos con respecto a China se debía a las múltiples guerras en que Estados Unidos se había involucrado. Mientras Estados Unidos gastaba billones en guerras que no sólo no lograron sus objetivos, sino que agravaron el caos internacional, China invertía en tecnología e infraestructura, en su población y en su ejército, y ofrecía donaciones y préstamos a diestra y siniestra.

En el presente y en el futuro previsible Estados Unidos no tiene la capacidad económica para ofrecer al mundo algo comparable a lo que ofrece China. Es posible, incluso, que no le interese tenerla y que se sienta cómodo con un “retiro del mundo”. En cualquier caso, frente a los desafíos internacionales tiene pocas cartas que poner sobre la mesa que no sean distribuir aranceles punitivos, manipular ayudas y usar su poderío militar –lo que desde luego no es menor. Para promover sus intereses, hoy más que nunca debe acudir al bullying.

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Quizás sea por ese saco de anzuelos sin fondo, por esa maraña indisoluble de constreñimientos y enredos largamente sedimentados, que Trump se muestre interesado no tanto en reformar lo que existe sino en dinamitarlo. “¡Fuera máscaras!” parece decirnos, “¡el tiempo de las delicadezas diplomáticas y las formalidades ha caducado!” Sus instintos inmobiliarios parecen haberlo convencido de que ante una edificación tan antigua y deteriorada lo mejor es derrumbarla. Si esa fuera la intención, esperemos que cuente con explosivistas y otro personal calificado creíblemente en demolición y reconstrucción de sociedades.i Esperemos que no les pase lo de Iraq (donde después de destruir al gobierno y al ejército de ese país Estados Unidos no tenía idea de qué hacer) o lo de la URSS (cuya disolución fue inesperada por amigos y enemigos).

El gobierno de Trump está lanzando atarrayas gigantes con explosivos en un mar muy picado. Nada garantiza que lo tengan todo bajo control y que no pesquen bazofia o una pulmonía – que no haya efectos no anticipados, no deseados o perversos. No sería la primera vez. Ya debieron dar marcha atrás en varias disposiciones mal concebidas.

Algunos piensan que el discurso de Trump es sólo una estrategia de negociación: golpear fuertemente la mesa antes de sentarse a hablar. Aunque algo hay de verdad en esa afirmación, yo no apostaría por ella. Trump tiene el sable desenvainado hasta la mitad mientras expone sus quejas. Si no se las atienden, lo va a terminar de sacar y lo va a usar despiadadamente. Para él y los suyos la cuestión es existencial y el tiempo apremia.

¿Qué pueden hacer Canadá, México y la Unión Europea ante la inclemente guerra arancelaria que se avecina, la que les podría costar, a la vuelta de muy poco tiempo, parte de su industria automotriz? ¿Qué deben hacer Panamá, Dinamarca y Groenlandia? ¿Qué pueden hacer los países centroamericanos frente al incremento en las deportaciones masivas y en las presiones para que mengüen o suspendan sus relaciones económicas con China?

La precipitada y solitaria reacción del presidente de Colombia ante las condiciones denigrantes en que se estaba deportando a sus connacionales, es un recordatorio de lo que no habría que hacer. Será necesario echar mano de un tool kit más variado e imaginativo para dar contención al elefante herido y colérico, y no morir en el intento.

La mejor forma de lidiar con un elefante furioso que corre a embestirte no es parártele enfrente. Se le podría proponer alguna transacción conveniente (es lo que más le gusta) para calmarle los nervios y ganar tiempo. Si eso no funciona, se le podría dejar pasar para luego perseguirlo entre varios hasta que se canse (ya está viejo y un poco lento). Se podría excavar una disimulada trinchera para que se tropiece y se caiga, se podría tratar de provocar un incendio entre su prole. Quizás se le pueda atraer con comida hacia un barranco y tal vez entonces, arrinconado y exhausto, se deje ayudar a sanar las heridas provocadas por su propia arrogancia y aprenda a convivir.

Ante el histrionismo del gurú en El arte de la negociación, es útil repasar las recomendaciones de Sun Tzu en El arte de la guerra.

  1. i Ver Greg Rosalsky, “Why Economists Got Free Trade with China So Wrong”. NPR, Feb. 11, 2025.
  2. iiMarc Fasteau and Ian Fletcher, Industrial Policy for the United States: Winning the Competition for Good Jobs and High Value Industries. Cambridge University Press, 2024.
  3. i F. Fukuyama, The End of History and the Last Man. New York, Avon Books, p. 328.
  4. i Tomo esta expresión de un político austríaco del periodo entre las dos guerras mundiales, cuyos lineamientos para efectuar una “revolución conservadora para curar a una nación lisiada” resuenan en los del movimiento MAGA. Othmar Spann, The True State: Lectures in the Demolition and Reconstruction of Society. Leipzig: Quelle & Meyer, 1921.

El nuevo rumbo geopolítico en vivo y en directo desde el Salón Oval

Por: Francisco José Reyes Torres*

Ante los sucesos del 29 de febrero de 2025 en el salón oval de la Casa Blanca entre Zelenski y la cúpula de la administración Trump, y cuando no se tiene una perspectiva geopolítica, tal como es evidente en los “análisis” de muchos «profesores» y «expertos» que reducen el problema a la presencia de buenos (obviamente los occidentales) y los tipos malos (Putin, Xi Jinping, etc.,) todo se convierte en una especie de telenovela como en cualquier televisión latinoamericana.

Por ello creo necesario y urgente hacer unas puntualizaciones que señalen los elementos geopolíticos más significativos del tema:

1. Con la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, terminó el orden bipolar planetario acordado en Yalta, en febrero de 1945, exactamente hace 80 años.

2. La Tercera Guerra mundial ya aconteció y se resolvió sin dispararse un solo tiro, salvo lo sucedido en Rumania a Nicolae Ceaușescu y a su esposa.

3. Esa Tercera Guerra mundial fue el triunfo de las potencias occidentales de la OTAN, avanzado hacia el Este, haciendo volar por los aires lo convenido en Yalta y refrendado en Potsdam. Y a contrapelo de las garantías «de palabra» dadas por Bush padre, al ingenuote del Gorbachov.

4. La URSS reducida ya a la Federación Rusa, pasó a ser en esos años una obsoleta potencia de cuarta categoría, con arsenal atómico, pero con una economía destrozada y con un ejército desbaratado y desmoralizado.

5. Occidente, embriagado por su estupenda victoria geopolítica y el triunfalismo del » fin de la historia » no reparó que era cuestión de tiempo para que la Federación Rusa se recuperara y en posesión del más vasto territorio rico en recursos del mundo, casi inagotables, volviera por lo suyo, puesto que la geopolítica no se reduce la disputa capitalismo vs socialismo, más allá de que este fuera grandemente distorsionado en el llamado Campo Socialista, que se cayó por sus propios errores internos.

6. Rusia es un país europeo, es una rama del mismo tronco cultural de occidente, pero también es cierto que abarca muchos pueblos no eslavos y 3/4 de su territorio están en Asia.

7. Putin intentó en principio integrarse más a Occidente y llegó a contemplar la entrada de Rusia a la Unión Europea, e incluso a la propia OTAN, si esto significaba construir un verdadero sistema de seguridad global e integral para todas las partes.

8. EEUU e Inglaterra se opusieron a ello, recordando el multisecular temor anglosajón a un entendimiento de la Europa Occidental con la Europa Oriental, en su versión para ellos más peligrosa: la unión de los pueblos germanos con los eslavos, como en su tiempo lo llegó a pensar el lúcido Otto Bismarck.

9. Por ello, apuntalaron la OTAN con abierta hostilidad a la Federación Rusa buscando desmembrarla más, no contentos con la disolución de la URSS, explotando sus contradicciones étnicas y soñando con fragmentar más su vasto territorio.

10. En Ucrania era cuestión de tiempo aprovechar la división milenaria entre los eslavos rusos y los eslavos ucranianos, atizada por la dominación rusa en la época imperial y por el imborrable recuerdo para los rusos de la alianza de los ucranianos occidentales con las fuerzas fascista alemanas en la Segunda Guerra mundial.

11. El estado de Ucrania, pese a una efímera existencia en 1918, fue más un invento del poder soviético, pero nunca como un Estado Nacional, con dos claros grupos de una misma etnia eslava, que pese a compartir algunas tradiciones culturales en realidad estaban profundamente divididos entre los ucranianos antirrusos y los ucranianos filorusos. De hecho, hablan dos idiomas derivados de un tronco lingüístico común.

12. La Federación Rusa podría soportar cualquier asedio a sus fronteras, menos que la Ucrania independiente desde 1991 se integrara a la OTAN y al expansionismo occidental. Esto se convertía de facto en un problema existencial para Rusia, como lo fue para EEUU el peligro de los misiles nucleares soviéticos en Cuba.

13. El golpe de estado en Ucrania de 2014, preparado en las manifestaciones del Euromaidán para imponer un gobierno occidental, instigado por la OTAN con EEUU a la cabeza, fue el toque de rebato que confirmó los temores rusos. El hostigamiento a la población rusa ucraniana del oriente de Ucrania, precisamente en el Donbás y en Crimea, adquirió ribetes de guerra civil y de limpieza étnica antirrusa.

14. Era claro que Rusia no podía arriesgarse a perder definitivamente a Sebastopol en Crimea (Crimea desde la derrota del Kanato de Crimea había sido rusa y poblada por rusos, hasta que Nikita Kruschev se la obsequió a la República Soviética de Ucrania, en tiempos de la URSS).

15. Desde 1991 mediante un acuerdo con el gobierno ucraniano postsoviético, se le permitía a Rusia conservar el único puerto con aguas no congelables, vital para la flota rusa desde los tiempos de Catalina la Grande. Era bien sabido que La Federación Rusa jamás permitiría esa pérdida puesto que no se puede alegar la intangibilidad de las fronteras de Ucrania acordada al momento de la disolución de la URSS escamoteando la intromisión y la provocación occidental después del 2014.

16. Aprovechando la casi absoluta mayoría de población rusa ucraniana en Crimea, Rusia apoyó un referendo unilateral de anexión de Crimea a Rusia. Cosa que jamás se hubiera podido negociar con los gobiernos prooccidentales de Ucrania después del Euromaidán del 2014.

17. A partir de ese mismo año y en desarrollo de la confrontación entre proucranianos y prorrusos se iniciaron los combates en el Donbás y la formación de gobiernos separatistas prorrusos enfrentados al ejército ucraniano en esa región. Obviamente se formaron milicias con apoyo de la parte ucraniana y de la parte rusa, respectivamente.

18. A finales de 2014 se llegó a una negociación entre las partes en conflicto (Rusia, Ucrania y las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, todo con el apoyo de las potencias europeas. Fue el llamado Protocolo de Minsk. El Protocolo buscaba un cese al fuego y una negociación de un estatuto especial para la población del Donbás. Ninguna de las partes cumplió y como dijo Ángela Merkel, las potencias occidentales deseosas de apuntalar a Ucrania contra la Federación Rusa, consideraron que el Protocolo de Minsk le permitía a Ucrania ganar tiempo y a que la OTAN armara a Ucrania. Y a la OTAN misma, hacerse más fuerte y expandirse en Ucrania y en Georgia.

19. Ante la hostilidad creciente de Occidente y los planes de incorporar a Ucrania en la OTAN, la línea roja que la Federación Rusa no permitiría jamás que Occidente pasara, y la creciente asistencia miliar al ejército ucraniano, el 24 de febrero del 2022, Rusia inició la invasión a Ucrania. Occidente había fabricado su propio espantapájaros y su profecía se había hecho realidad.

20. Tanto republicanos y demócratas en EEUU vieron la oportunidad de que Ucrania, con apoyo occidental, le ganara a Rusia y que las sanciones y medidas económicas quebraran la economía rusa, propiciando la caída de Putin y facilitando la mayor fragmentación de la Federación Rusa, paso previo para pasar a preparar toda la energía para enfrentar al gran adversario geopolítico de Occidente: China

21. El rápido avance ruso sobre la capital de Ucrania no fructificó. Rusia se replegó y todo parecía indicar que los cálculos occidentales eran los correctos: Rusia perdería la guerra.

22. Rusia reacomodó su táctica y concentró su esfuerzo en el Donbás y el oriente de Ucrania, llegando a ocupar y conservar, luego de tres años de guerra, casi el 20 % del territorio ucraniano.

23. Desde entonces Rusia lentamente sigue conquistando terreno y pese a la copiosa ayuda en tecnología y armamento occidentales es claro, desde hace dos años, que cada día Ucrania está perdiendo la guerra.

24. Las sanciones económicas no postraron la economía rusa y en cambio, la falta del gas ruso ha resultado un rudo golpe a la economía europea.

25. Rusia ha ido mostrando un creciente poder tecnológico y militar, ha estrechado lazos geopolíticos con China, Irán, Corea del Norte, amén de su liderazgo en los BRICS.

26. La hegemonía de Occidente está más en entredicho que nunca, desde su inicio en el siglo XVI. Indefectiblemente el centro de gravedad geopolítica mundial se desplaza al Asia Oriental.

27. Donal Trump es un patán, pero no es idiota, sabe que la guerra de Ucrania está perdida, necesita que Europa Occidental no esté colgada al esfuerzo bélico de EEUU. Necesita que ellos hagan su parte, mientras que EEUU se ocupa del problema geopolítico central: contener a China.

28. Si antes el problema de una posible guerra mundial con China pasaba por debilitar y fragmentar a Rusia, la ruta de Trump ahora es más directa, hay que ir por China y no perder tiempo en Ucrania y menos con un tipo como Zelenski.

29. Hay que separar a Rusia de China o al menos no darle razones para que se acerque a ella.

30. Occidente vs China es el plato fuerte del concierto musical de la geopolítica mundial. Lo de Ucrania es simplemente un espectáculo de un grupo telonero que está saliendo mal.

31. Eso era lo que había que hacerle entender a Zelenski en el Salón Oval, si daba la oportunidad, zurrándolo en público para que Europa entienda, de una vez, cuáles son las prioridades del Hegemón gringo que no quiere que llegue otro gallo a cantar duro en el gallinero mundial.

*Sociólogo colombiano con un Doctorado en Procesos Sociales y Políticos en América Latina, docente universitario interesado en temas de geopolítica. Representante Legal de la Asociación Colombiana de Sociología.

Imagen: elDiario.es

Occidente y el fin de la unipolaridad

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez

Tras el fin de la Guerra Fría, el mundo fue testigo de la consolidación del orden unipolar encabezado por el llamado “Occidente colectivo”, es decir, Europa continental, Inglaterra y Estados Unidos. Como vencedores y ante el colapso del socialismo real, impusieron su hegemonía en todos los ámbitos: político, militar, económico y cultural. La globalización neoliberal literalmente colonizó el planeta, y los ideólogos estadounidenses proclamaban el “fin de la historia”, bajo la ilusión de que la democracia liberal era el destino inevitable de todas las naciones. La utopía del totalitarismo liberal hecha realidad.

Este dominio se sustentaba militarmente en la OTAN, políticamente en el discurso de la democracia liberal, y culturalmente en la narrativa de los derechos humanos y la supuesta tolerancia, promoviendo la ideología LGBTI y otros valores que, lejos de fortalecer a las sociedades, las sumieron en la decadencia y la división interna. En lo económico, la primacía del mercado global sin fronteras permitió a las élites occidentales consolidar un sistema apátrida, donde el capital y la producción eran trasladados a donde resultara más barato, debilitando sus propias economías nacionales.

Sin potencias que pudieran desafiar su monopolio del poder, el Occidente colectivo mantenía la ficción de que el mundo estaba dividido entre buenos y malos, entre países «civilizados» y «forajidos» que debían ser democratizados a la fuerza, ya fuera por medios duros (intervenciones militares y/o sanciones económicas) o blandos, como las primaveras árabes, revoluciones de colores y manipulación mediática.

Sin embargo, el ascenso de nuevas potencias a inicios de siglo puso fin a esta ilusión. Rusia, bajo el liderazgo del presidente Vladimir Putin, resurgió como un actor clave en la geopolítica global. China superó a Occidente en el ámbito tecnológico y compite de tú a tú con Occidente, mientras que países como la India, Turquía y otros, despertaron como un jugador fundamental en la política internacional. Estas naciones comenzaron a construir su propio camino, exigiendo un lugar en la toma de decisiones globales y desafiando la narrativa occidental que se arrogaba la posesión de la verdad absoluta y el control de la historia.

A esto se sumó un factor clave: la deslocalización de la producción. Europa y EE.UU., en su afán de maximizar beneficios, trasladaron su manufactura a Asia, debilitando sus economías y perdiendo su ventaja competitiva. Al darse cuenta del error, ya era demasiado tarde: el mundo había cambiado y Occidente estaba en desventaja ante los nuevos polos de poder.

Frente a esta crisis, las élites liberales globalistas, especialmente en EE.UU. bajo el mando demócrata, decidieron escalar el conflicto mundial, llevando al mundo al borde de una guerra nuclear. Utilizaron a Ucrania como herramienta contra Rusia, no para defender la soberanía de Kiev, sino como una maniobra desesperada para sostener un orden unipolar en decadencia. La retórica de la Guerra Fría fue desempolvada para justificar su actuar y constantes provocaciones, disfrazándolas de una lucha entre democracia y autoritarismo cuando, en realidad, los objetivos eran otros: frenar el ascenso de Rusia y mantener la hegemonía occidental a cualquier costo.

Sin embargo, Donald Trump rompió con esta lógica. Con un enfoque pragmático y realista, aceptó que EE.UU. ya no es la única potencia dominante, y que su rol como “policía mundial” es insostenible. Al tomar esta decisión, Trump desacopla a EE.UU. del Occidente colectivo y pone fin a un orden mundial que duró poco más de 30 años, desde la caída de la cortina de hierro. La narrativa de buenos y malos, autoritarios y democráticos, derecha e izquierda, deja de tener relevancia en el sistema internacional.

Con este cambio, el discurso occidental de manipulación global se derrumba. Ahora, la política internacional ya no se define por valores impuestos desde Washington o Bruselas, sino por intereses estratégicos y económicos reales. El nuevo orden multipolar empieza a consolidarse poco a poco, a pesar de la resistencia de una Europa débil y una OTAN herida de muerte, que claramente, siguen apostando por continuar la guerra, aunque no tengan cómo, antes que negociar una paz duradera con Rusia. Aunque parece que Zelenski, acorralado y sin futuro, ya empezó a dar señales de aceptar el liderazgo de Trump para poner fin al conflicto.

En el marco de esta nueva realidad internacional, que se vislumbra camina a pasos agigantados, ya no importa si un país es democrático o autoritario; lo que define las relaciones entre naciones es su capacidad de negociación, lo que puedan ofrecer al mundo, su economía y su poder militar. Por eso, hoy a EE.UU. ya no le interesa si coincide con Corea del Norte o con Alemania en las votaciones de Naciones Unidas, porque el criterio de alineación ideológica como criterio de orientación internacional ha muerto. El mundo ha entrado en una nueva era, y con ello, Occidente ha perdido el monopolio de la narrativa, y, por ende, de la historia.

Defensoría observa condiciones de migrantes en centro de atención fronterizo

En un informe reciente, la Defensoría de los Habitantes reveló las condiciones y preocupaciones de migrantes, principalmente venezolanos, alojados en el Centro de Atención para Personas Migrantes (CATEM-Sur) en la frontera sur de Costa Rica.

El documento detalla la situación de aproximadamente 200 personas deportadas desde Estados Unidos y migrantes en tránsito que buscan retornar a sus países de origen, principalmente Venezuela, Colombia y Perú.

Condiciones de alojamiento

La Defensoría identificó varios aspectos críticos en la infraestructura del centro. Los migrantes reportaron:

Traslado de espacios individuales a áreas comunes con catres sin colchonetas

Problemas de calor extremo que provocan incomodidad y afecciones en la piel

Agua con fuerte sabor a cloro que genera problemas estomacales

Preocupaciones principales

Entre las principales inquietudes de las personas migrantes se encuentran:

Limitaciones económicas para continuar su viaje hacia Panamá

Necesidad de pagar $60 por un boleto de autobús

Incertidumbre sobre el procedimiento migratorio

Recomendaciones de la Defensoría

La institución destacó varios puntos para mejorar la atención:

Garantizar espacios de información claros para las personas migrantes

Asegurar la presencia permanente de instituciones como CONAPAM y PANI

Verificar que ninguna personas migrante sea sometida a tratos crueles al retornar

Situación específica

El informe incluye casos particulares, como familias de Afganistán e Irán que, al momento del reporte, no habían sido entrevistadas debido a la falta de traductores.

A pesar de los desafíos, los migrantes manifestaron sentirse seguros y recibir un trato respetuoso por parte de las autoridades migratorias, reconociendo condiciones de higiene óptimas en el centro.

La Defensoría continúa monitoreando la situación para garantizar el respeto a los derechos de las personas migrantes en tránsito.

Imagen: Semanario Universidad.

Pronunciamiento del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura: caso deportaciones EUA

Privación de libertad de facto, refugio y afectación a los DDHH. Consideraciones preliminares sobre la situación de las personas deportadas desde EEUU y alojadas en el CATEM

Durante las dos semanas previas, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNPT) hizo una inspección al Centro de Atención Temporal de Migrantes (CATEM-sur) y monitoreó la llegada al Aeropuerto Juan Santamaría, de los dos vuelos que transportaban las 200 personas deportadas desde Estados Unidos, quienes fueron oficialmente recibidos por el gobierno costarricense.

Buenas prácticas encontradas

En estas inspecciones se constató que el CATEM realiza prácticas valiosas de resguardo de Derechos Humanos (DDHH), al tener mesas de articulación entre instituciones gubernamentales y organismos como OIM, ACNUR, HIAS, PANI, CADENA, entre otros. Esto promueve el acceso al derecho a la solicitud de refugio, el derecho a la salud (con profesionales en medicina y psicología), mecanismos de protección a las poblaciones con requerimientos especiales (menores de edad, adultas mayores, mujeres embarazadas y lactantes, personas con discapacidad, etc.), derecho a la información (con presencia de intérpretes), derecho a condiciones dignas (trato, higiene, agua potable, alimentación nutritiva, alojamiento).

Si bien, las estructuras previas de funcionamiento del CATEM posibilitan orientar estos posibles accesos a derechos, es muy relevante continuar la práctica democrática de monitoreo periódico con entes externos que verifiquen su efectividad. Asimismo, a pesar de estas buenas prácticas, para el MNPT hay al menos cuatro aspectos que son de crucial preocupación.

La privación de libertad de facto en el CATEM

En el derecho internacional se considera privación de libertad de facto si a las personas migrantes se les restringe su libertad de circulación afuera del lugar de ubicación, sin una base legal con causal legítima (por ejemplo, sin haber cometido un delito penalizado por el ordenamiento jurídico, o sin medida cautelar de aprehensión, como es el caso de estas personas); si no hay acceso a revisión judicial efectiva; si las condiciones son similares a una detención formal y no pueden salir por su propia voluntad y consentimiento (hay vigilancia, prohibición de salida, coerción); si no se usan alternativas menos restrictivas. Es una privación de libertad a pesar de que se usen nombres como “retención temporal”, “atención transitoria”, “alojamiento humanitario”. Hay que recordar que estas personas son deportadas forzadamente desde EEUU, sin su voluntad.

Costa Rica es firmante de convenios internacionales que protegen de este tipo de actos de riesgo para los DDHH, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que protege contra las detenciones arbitrarias; la Convención sobre los Derechos del Niño contra la detención arbitraria, su uso como último recurso y por el menor tiempo posible; los Principios y Directrices de la ONU sobre los Derechos Humanos en la Frontera Internacional y la Opinión Consultiva OC-21/14 de la CIDH sobre la excepcionalidad y proporcionalidad de la detención, así como que no sea sistemática; la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares con respecto a la libertad, seguridad personal, detención con debido proceso; las Directrices de la ONU sobre Detención de Migrantes y Alternativas a la Detención sobre la priorización de alternativas a la privación de libertad para evitar su criminalización.

Inquietud por el acceso efectivo a la solicitud de refugio

La situación administrativa de estas personas no ha tenido mucha claridad oficial. Por un lado, las autoridades han reiterado el compromiso oficial de trasladar a un tercer país a la totalidad de las 200 personas en un lapso corto de tiempo, pero, por otro lado, también Costa Rica debe recibir los casos de solicitud de refugio. Así, es sumamente relevante la garantía de aplicación de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y el resguardo de su principio de no devolución cuando las personas reporten el riesgo a su integridad personal en el posible país de destino, por lo podrían quedar en Costa Rica con incertidumbre.

Tratos diferenciados con otros tipos de flujos de movilidad mixta

Al crearse una categoría distinta a otros perfiles de personas de movilidad mixta presentes en el CATEM (en su mayoría personas venezolanas en la coyuntura de flujo de vuelta al sur), se corre riesgo de dar un trato diferenciado que se perciba como una mejor atención a las 200 personas deportadas con respecto a los cientos de personas en otras condiciones de movilidad, en aspectos como más posibilidad de días de estancia, mejores condiciones de alojamiento, de calidad de la alimentación, de acceso a salud u otros.

Sobre indicios de posibles tratos inadecuados recibidos en la deportación previa

En las entrevistas con varias personas deportadas, expresaron que, en la detención, la retención y el traslado previo a Costa Rica, aparentemente recibieron en EEUU tratos como el uso de grilletes en manos, caderas y pies; la desinformación sobre las razones de la detención y el traslado; desinformación sobre el país de tránsito (Costa Rica) y el posible país destino final; desinformación sobre la temporalidad de las detenciones; inadecuada alimentación y condiciones de alojamiento; trato grosero; detención por periodos de varios días; retención de documentos de identidad y pertenencias, entre otros reportes.

Como efectos psicosociales de estos tratos, expresaron la incertidumbre de la desinformación; la ansiedad particular presentada en la gran cantidad de personas menores de edad pertenecientes al grupo; la sensación de ser tratadas como “criminales” que han cometido delitos; el desánimo y la desesperación sobre el futuro; así como se constató lesiones en muñecas y tobillos por el uso prolongado de grilletes.

Estos indicios preliminares requieren profundizar la posibilidad de que se hayan realizado previamente tratos inadecuados para los estándares del derecho internacional migratorio, vigilados por la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, así como orientados en su indagación por el Protocolo de Estambul.

Estas consideraciones son muy relevantes para el MNPT como parte del seguimiento del legado de la lucha por sostener un Estado de Derecho con soberanía, democracia y respetuoso de los Derechos Humanos, ya que si esto no se cumple se corre el riesgo de ser un país que forma parte de las fallas en la garantía de derechos que se realizan en otros países.

Imagen: Semanario Universidad.

La imposición de aranceles a las importaciones y la protección que ahora si es válida

German Masís

Hace pocas horas el presidente Trump, anunció en un mensaje en su red social preferida, que, a partir del 2 de abril, impondrá aranceles a las importaciones agrícolas hacia EEUU. Aunque el anuncio no aclara en qué porcentajes serán los gravámenes y en qué condiciones serán aplicados.

De seguido el presidente agregó: “a los grandes agricultores de Estados Unidos, prepárense para empezar a producir mucho más producto agrícola para vender dentro de Estados Unidos. ¡Diviértanse!”, dijo.

Este mismo día desde Pekín llegan noticias de la inminente aprobación de aranceles del 10% a las importaciones agrícolas estadounidenses en respuesta a la última ronda de gravámenes de Trump, aunque el mandatario estadounidense trataba de minimizar la capacidad de China de tomar represalias.

En defensa de esta estrategia arancelaria (proteccionista), Trump ha insistido en que “los aranceles son fáciles, son rápidos, son eficientes, aportan justicia”, y ha criticado al expresidente Reagan por su política comercial (aperturista y de libre comercio).

El mundo al revés, el país líder del libre comercio y que imponía a los demás países tratados de libre comercio, dirigidos a eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias de los países, por considerarlas distorsiones al comercio, ahora está imponiendo indiscriminadamente aranceles a la importación de los productos que ingresan a los Estados Unidos, para proteger a las empresas y a la producción nacional.

Al escuchar estas noticias, recordamos a los políticos norteamericanos y a miembros de los organismos internacionales, a los políticos y economistas de los países de América Latina, incluido Costa Rica, que proclamaban las bondades del libre comercio, la validez de los tratados comerciales y satanizaban los aranceles como medida de protección a la producción local.

Nuestras autoridades del Banco Central y del Sector Económico de los Gobiernos liberacionistas y socialcristianos, de varias décadas atrás, defendían los sagrados postulados del libre comercio y descalificaban a los que solíamos defender a los productores agrícolas nacionales y a los que hablaban de buscar medidas de protección para ellos, entre ellas los oscuros aranceles.

En los primeros días de este año, que vencieron todos los plazos de protección y se produjo la liberalización total de las importaciones agrícolas, incluidas en el Tratado Norte América, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA), recordamos los acalorados debates entre los negociadores norteamericanos y centroamericanos, unos por liberar y otros por proteger algunos productos de la progresiva apertura comercial.

El progreso y el crecimiento económico estaba asociado a la apertura y al libre comercio, el atraso y el rezago económico, a la protección y la imposición de barreras al comercio, la lectura de la geopolítica actual ha variado la retórica comercial y la dirección de las políticas económicas; por unos años al menos será válido para nuestros países proteger su producción y a sus productores locales.

La votación en la ONU

Manuel Delgado

En medio de la basura reaccionaria, la prepotencia y el servilismo de gobierno de Chaves, Costa Rica asumió en la votación de la ONU en relación con Ucrania la mejor postura. Abstenerse de votar una moción que pretende perpetuar la guerra es más acorde con nuestra idiosincrasia, nuestra neutralidad y nuestro espíritu de paz.

Que esa moción fue también rechazada por Estados Unidos, es cierto. Pero también es cierto que se abstuvieron, al igual que Costa Rica, naciones con gobiernos de “izquierda” como Cuba, China, Brasil Colombia, Honduras y otros. Esos países respaldaban otro texto que evitaba culpar a Rusia y pedía un final rápido del conflicto, seguido de una paz duradera.

¿Que la actitud de nuestro gobierno es seguidista y hasta servil? Es cierto, pero también lo era la anterior, que coincidía con la votada por la mayoría en esta ocasión y por la cual Chaves fue condecorado por Zelensky.

Pero el fondo es lo que vale. Nuestros diputados están muy molestos porque el gobierno no secundó la moción de Ucrania y la Unión Europea, que pretendían darle largas a una guerra perdida con el fin de obtener utilidades.

Destaca aquí, una vez más, la actitud del Frente Amplio de plegarse a la derecha en cuestiones de política exterior. Una vez más el partido amarillo se pone a la cola de Feinzaig. Ya lo había hecho en otras ocasiones.

Un partido popular, por no decir revolucionario, tiene que poner de primero el fondo de la cuestión y no quedarse en cuestiones secundarias. Y lo que hay de fondo se puede resumir en pocas palabras:

1.- Que esa guerra no la inició Rusia hace tres años, sino el gobierno ilegítimo y racista de Zelensky hace muchos años, con sus ataques contra la población ucraniana rusa, con su violación de los acuerdos de Minsk, con el asesinato en masa de los dirigentes de origen ruso de Odesa, con el golpe de estado fascista que removió del poder al gobierno legítimo e instauró una dictadura filofascista.

2.- Que esa guerra era innecesaria, y que pudo haberse evitado, ahorrándole así dolor y destrucción a ese país.

3.- Que la guerra la tiene perdida Ucrania y desde hace rato, pero tercamente Estados Unidos y la Unión Europea la han mantenido a costa, repito, de grandes sacrificios y de un sobreendeudamiento del que costará décadas salir.

4.- Que a Europa le importa un bledo el pueblo ucraniano, y pide desesperadamente un sitio en la mesa no con fines humanistas sino para ver qué tajada sacan de ese negocio.

5.- Que a Zelensky y su camarilla corrupta también les importa un bledo el país y solo quieren seguir lucrando de la guerra.

6.- Que para una paz duradera hay que hacer un cambio político en Ucrania, derrocando el gobierno corrupto actual, legalizando los partidos políticos que en su totalidad siguen ilegalizados, liberando los presos políticos y realizando elecciones libres que constituyan un gobierno democrático.

Un político responsable tiene que tomar eso en cuenta en sus decisiones y tiene la obligación de educar al pueblo en estas verdades. Lo demás es oportunismo político.

Trump recibirá a Zelenski en la Casa Blanca para firmar un acuerdo sobre la explotación estadounidense de minerales ucranianos

El mandatario estadounidense dijo que no ofrecerá garantías de seguridad a Kiev, porque eso le corresponde a Europa.

Funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y Ucrania informaron que hay gestiones avanzadas para que el viernes el presidente Donald Trump reciba a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, en la Casa Blanca para firmar los términos de un acuerdo por el cual Washington podrá explotar minerales existentes en el subsuelo del país europeo.

“Es un comienzo”, afirmó Zelenski, en una declaraci…