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Etiqueta: Gabe Abrahams

Raúl González, el oro olímpico

Gabe Abrahams

Raúl González nació el 29 de febrero de 1952 en el pueblo de China, Nuevo León, México. Siendo muy pequeño, se trasladó junto a su familia a la ciudad de Río Bravo, situada al norte del Estado de Tamaulipas. “Viví cinco años en la frontera. Nos trasladamos en la época de las pizcas de algodón. ¿Los motivos? Buscar subsistir, nos fuimos a buscar otra fuente de trabajo para poder sobrevivir”, relató González en una entrevista de 2022 en la que explicó su origen humilde.

En 1969, Raúl González ingresó en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) de Monterrey para estudiar la carrera de físico matemático. Y, allí, alternó sus estudios con el deporte. De la mano del entrenador Daniel Garza, inició sus entrenamientos en la pista de tierra del Estadio Raymundo “Chico” Rivera y ganó su primer campeonato prenacional de marcha.

En 1971, González entró en la preselección nacional mexicana dirigida por el entrenador polaco Jerzy Hausleber, un innovador de los sistemas de entrenamiento que llegó a utilizar campamentos de entreno a 4.000 metros de altitud junto al Lago Titicaca de Bolivia.

En 1972, con veinte años, Raúl González acudió a los Juegos Olímpicos de Múnich y consiguió terminar la prueba de 50 km en el vigésimo puesto. Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, González mejoró notablemente su prestación y terminó la prueba de 20 km en quinta posición.

En 1977, Raúl González alcanzó su primer gran logro internacional al vencer en los 50 km de la Copa del Mundo, celebrada en Milton Keynes, Inglaterra. En 1978, ratificó su progresión al pulverizar en dos ocasiones la plusmarca mundial de la distancia.

Los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980 sufrieron un injusto boicot, pero México acudió a la cita olímpica que se celebró en la capital de la URSS. González compitió en los 20 km y quedó sexto. En los 50 km, distancia en la que era favorito por ser el campeón de la Copa del Mundo y el plusmarquista de la distancia, abandonó.

Lejos de desmoralizarse por el resultado, Raúl González optó por crecerse ante la adversidad y, una vez finalizaron los Juegos, empezó a entrenar de cara a la siguiente cita olímpica como probablemente nadie lo había hecho en la marcha mexicana. Su determinación de entrenar tanto como hiciese falta para lograr el oro olímpico fue clave en su éxito posterior.

“La verdad es que me preparé con conciencia y no me refiero a solo cumplir con los entrenamientos, sino que estaba muy comprometido y entregado; trabajé mucho, quizá como nadie en la marcha mexicana. En el año previo a los Juegos, hice alrededor de 11.000 kilómetros de volumen”, declaró años después González.

Antes de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, Raúl González volvió a conseguir grandes resultados, envuelto en sus duros entrenamientos. En 1981 y 1983, ganó otra vez la prueba de 50 km de la Copa del Mundo.

Ya en los Juegos de Los Ángeles, Raúl González no falló. Es más, realizó una demostración de fortaleza y talento. Ganó el oro olímpico en los 50 km y consiguió la plata en los 20 km, detrás de su compatriota Ernesto Canto. De paso, estableció el récord olímpico de los 50 km.

González alcanzó la gloria olímpica, porque logró unir una genética privilegiada para su especialidad, un entrenamiento planificado y científico de un enorme volumen y una voluntad inquebrantable. El largo camino que partía de la pista de tierra del Estadio Raymundo “Chico” Rivera había valido la pena.

Raúl González se retiró del deporte de élite en los Juegos Panamericanos de 1987 tras quedar segundo en 50 km y, desde entonces, desarrolló otras facetas. Desde 1988 hasta 1994, fue director de la Comisión Nacional del Deporte de México (CONADE), consiguiendo estructurar el deporte mexicano y promocionarlo como una actividad de carácter social. Entre 2002 y 2004, fue presidente ejecutivo de la Liga Mexicana de Béisbol Profesional y, entre 2015 y 2018, del Instituto del Deporte del Estado de Nuevo León (INDE). En 2018, renunció a ese cargo y se convirtió en candidato independiente al Senado por el Estado de Nuevo León, con un programa político contrario a los partidos tradicionales y a favor de la organización ciudadana, los servicios sociales y el deporte como una forma de educación. A día de hoy, González sigue activo en diferentes campos.

Raúl González fue un extraordinario marchador. Su imagen marchando hacia el oro olímpico en los últimos metros de los 50 km de los Juegos de Los Ángeles de 1984 son parte de la historia de la marcha atlética y del olimpismo. Tras su retirada, también destacó en otras facetas. México le debe mucho al que ellos bautizaron con el apodo “el matemático”. El deporte en su conjunto también. Parece evidente que su figura y sus gestas trascenderán el tiempo.

Gabe Abrahams, plusmarcas de las 6 semanas y de la máxima distancia de Speed Walking

María Arribas

Desde el 23 de marzo al 4 de mayo de 2023, el marchador Gabe Abrahams ha caminado 1.925 km con técnica de Power Walking, una de las variantes de la Caminata Rápida o Speed Walking.

La gran caminata de Gabe Abrahams ha tenido una duración de 42 días y le ha supuesto al marchador conseguir la plusmarca mundial de las 6 Semanas y la plusmarca de la mayor distancia recorrida con Caminata Rápida o Speed Walking. Una máxima distancia que él estableció en 2017 al recorrer 1.000 millas (1.609,344 km) por el Área Metropolitana de Barcelona.

En esta larguísima caminata Multiday, Abrahams ha logrado una media de 45,8 km diarios.

La caminata de Gabe Abrahams ha transcurrido por un circuito de 150 km de la costa catalana situado entre El Masnou y Vilanova i la Geltrú, el mismo circuito por el que ya transcurrió su caminata de 10 días por la costa de Cataluña de 2021.

Tras terminar la caminata, Gabe Abrahams ha declarado sentirse agotado por el esfuerzo realizado y “hecho polvo a nivel muscular”, al mismo tiempo que contento por haber podido aguantar hasta el final.

Abrahams considera que la elección del circuito situado en la costa catalana ha sido un acierto, porque “me ha permitido centrar la atención en lugares muy bellos como el mar Mediterráneo, poblaciones de la costa o barrios de Barcelona con mucha personalidad y conseguir que los esfuerzos y dolores musculares fuesen algo más llevaderos… Recorrer esos lugares tan bonitos hace que los malos momentos pasen más rápido”.

Gabe Abrahams, que compagina desde hace años su condición de marchador de caminatas Multiday con la de escritor y colaborador en medios como Surcos Digital, posee diversas plusmarcas mundiales como las de 500 km y 500 millas de Beach Walking (2015 y 2016), la de 1.000 millas de Speed Walking (2017 y 2018) o la de la Vuelta a Navarra y Cinco Villas (2020), entre otras, a las que ahora suma dos más.

Grete Waitz, pionera y mito del maratón

Gabe Abrahams

Grete Andersen nació en Oslo, Noruega, el 1 de octubre de 1953.

Siendo muy joven, empezó a entrenar y practicar atletismo. Y, a la temprana edad de 18 años, participó en los 1.500 metros de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, quedándose a poco más de un segundo de disputar la final.

Tras su primera experiencia olímpica, en 1974, la joven atleta noruega repitió distancia en el Campeonato de Europa, consiguiendo la medalla de bronce y su primer éxito internacional.

En 1975, Grete Andersen se casó con Jack Henry Nilsen. Y ambos pasaron a apellidarse Waitz desde esa fecha.

En 1978, después de conseguir varias plusmarcas en distancias de mediofondo, Grete Waitz se centró en las especialidades de campo a través y maratón, iniciando una década plagada de éxitos. A fecha de hoy, sus logros en esas especialidades no han sido superados por ninguna atleta.

Waitz fue Campeona del Mundo de campo a través en los años 1978, 1979, 1980, 1981 y 1983, consiguiendo un número de victorias que aún no ha sido superado.

Al mismo tiempo que conseguía vencer en cinco mundiales de campo a través, Waitz también ganó el maratón de Nueva York en los años 1978, 1979, 1980, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986 y 1988. Un total de nueve victorias. Otro logro no superado hasta la fecha. Durante sus triunfos neoyorquinos, la atleta noruega además coleccionaba plusmarcas mundiales de maratón.

Otra carrera donde destacó Grete Waitz en esos años fue el Maratón de Londres, prueba en la que venció en 1983 y 1986. En la edición de 1983, batió su cuarta y última plusmarca mundial de maratón, con un registro de 2 horas, 25 minutos y 29 segundos.

Sin embargo, la alegría por esa plusmarca le duró poco. Al día siguiente, 18 de abril de 1983, la norteamericana Joan Benoit estableció una nueva plusmarca de la distancia en Boston, con un registro de 2 horas, 22 minutos y 43 segundos. Benoit se convertiría un año después en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en la primera campeona olímpica de maratón de la historia al superar a la propia Grete Waitz y a la atleta portuguesa Rosa Mota.

A todas esas gestas, resta añadir otro gran éxito deportivo de Grete Waitz en su década de oro: su triunfo en la prueba de maratón del Campeonato del Mundo de 1983, celebrado en Helsinki. Fue la primera Campeona del Mundo de la especialidad.

Grete Waitz se retiró en 1991 de la competición, aunque mantuvo un nexo con el deporte fomentando su práctica.

En junio de 2005, hizo público que padecía cáncer. Y, tras varios años de lucha contra la enfermedad, falleció el 19 de abril de 2011 a la edad de 57 años. Noruega y el mundo del deporte se conmocionaron, a pesar de que su enfermedad y el agravamiento de su estado era conocido. La noticia resultó impactante.

Tras su fallecimiento, el gobierno noruego anunció su deseo de que Grete Waitz fuese enterrada con honores propios de un funeral de Estado. Al final, la ceremonia fue privada, por el deseo expreso de la familia de la atleta.

Grete Waitz ha sido la corredora más importante de la historia en las especialidades de campo a través y maratón, tanto por sus logros como por la repercusión que tuvieron los mismos en la evolución del atletismo femenino y el deporte en general.

Antes de ella, muy pocas mujeres corrían la prueba de maratón y las instituciones deportivas no la incluían en las competiciones femeninas. Las gestas de Grete Waitz en el maratón de Nueva York fueron determinantes para que se produjese un cambio de criterio en las citadas instituciones y para que se incluyese el maratón en las competiciones femeninas. También los triunfos de Waitz y de otros grandes corredores en Nueva York resultaron determinantes para que miles de personas se animasen a correr maratones, generando un deporte menos elitista y más para todos, democratizando el deporte. Hubo un antes y un después del auge del maratón de Nueva York. Y, principalmente, hubo un antes y un después de Grete Waitz.

En el exterior del mítico Estadio Bislett de Oslo, se encuentra una estatua en honor de la campeona noruega. Es una estatua que busca perpetuar su memoria. Por Noruega, es habitual tropezarse con otros recuerdos de Waitz como sellos o líneas aéreas que portan su nombre e imagen, porque los noruegos no la olvidan y la han convertido en un icono. Un fenómeno similar ocurre entre los aficionados al maratón. No olvidan a la atleta y los recuerdos y homenajes se suceden. Parece evidente que la memoria de Grete Waitz ha permanecido. Y todavía parece más evidente que perdurará entre las próximas generaciones.

Montero, primera medalla del ciclismo español en un Campeonato del Mundo

Gabe Abrahams

Luciano Montero Hernández (1908-1993) ha pasado a la historia por ser el primer ciclista español en conseguir una medalla en un Campeonato del Mundo. La consiguió en el Campeonato del Mundo de ciclismo en ruta de 1935, disputado en Bélgica.

Montero nació en Gemuño, provincia de Ávila, el 20 de abril de 1908, pero emigró a corta edad a Ordizia, población perteneciente a Guipúzcoa.

Allí, junto a su hermano Ricardo y con su club Real Unión Club de Irún, inició su andadura ciclista. Un hermano que le abriría el camino de los triunfos al proclamarse Campeón de España de ciclismo en ruta en 1925.

En 1927 y 1928, siendo muy joven y enfundado en su camiseta del Real Unión, Montero ganó el G. P. Pascuas, también denominado Circuito de Pascuas, una antigua prueba disputada en Pamplona. La prueba, organizada por primera vez en 1924, permaneció en el calendario ciclista hasta 1983.

En los años siguientes, Montero venció con brillantez en el Campeonato de España de ciclismo en ruta en tres ocasiones (1929, 1932, 1934), finalizando segundo en otras cuatro ediciones (1930, 1933, 1935, 1936). Su gran rival en esos años fue el navarro de Olite y catalán de adopción Mariano Cañardo.

También en 1932 y 1934, ganó Montero la prueba del Gran Premio República, una carrera disputada entre 1932 y 1936, por lo cual consta como el corredor que más veces triunfó en esa prueba.

El primer momento importante a nivel internacional para Luciano Montero llegó con el Gran Premio de las Naciones, una carrera de ciclismo en ruta en la modalidad de contrarreloj de gran prestigio en aquellos años. Quedó tercero en las ediciones de 1934, 1935 y 1936.

El punto culminante de la carrera deportiva de Montero fue, sin embargo, el Campeonato del Mundo de ciclismo en ruta de 1935, celebrado en la localidad belga de Floreffe. Con la experiencia internacional adquirida en el Gran Premio de las Naciones, quedó segundo detrás del belga Jean Aerts contra todo pronóstico, proclamándose Subcampeón del Mundo de ciclismo en ruta.

La gesta del ciclista de Ordizia le supuso al ciclismo español lograr su primera medalla en un Mundial. Ocurrió un 18 de agosto de 1935.

El éxito de Montero fue muy celebrado por los aficionados, aunque la alegría duró poco tiempo. Dicen que los buenos momentos son escasos y duran poco. Suele ser así. Exactamente, en su caso, duró 11 meses.

El 18 de julio de 1936, justo 11 meses después del éxito mundialista de Montero, un Golpe de Estado contra la Segunda República Española condujo a la Guerra Civil (1936-1939) y Montero tomó el camino del exilio por su condición de republicano, primero hacia Francia y después hacia Argentina.

En su exilio francés, prosiguió entrenando, compitiendo y logrando éxitos como su victoria en el Gran Premio de Marsella de 1937 y 1938 o su tercer puesto en los 6 Días de Buenos Aires de 1937, una mítica carrera de ciclismo en pista que se disputó entre 1936 y el año 2000.

En su posterior exilio argentino, Montero también se mantuvo en activo y alcanzó sus últimas conquistas deportivas. Venció en la Doble Bragado, una competición de ciclismo de Buenos Aires que ha perdurado hasta hoy, y se proclamó Subcampeón argentino de ciclismo en ruta en 1943, tras lo cual se retiró.

Todos los logros que alcanzó Montero durante esos años de exilio en Francia y Argentina sufrieron la censura de la prensa franquista.

En las décadas posteriores a su retirada, Montero permaneció en el exilio argentino y su figura fue silenciada sistemáticamente, pasando al olvido. La memoria es frágil.

Lo ocurrido con Montero no fue un caso aislado entre los ciclistas españoles republicanos. Mariano Cañardo pasó por prisión, a la vez que Julián Berrendero estuvo en varios campos de concentración.

Luciano Montero falleció el 1 de agosto de 1993 en Buenos Aires. Murió lejos de España. En el país en el que nació, fueron pocos los que le recordaron. Fueron muy pocos los que recordaron su gesta memorable de 1935 que le supuso conseguir la primera medalla para el ciclismo español en un Mundial.

A pesar de ese olvido, injusto olvido, él y su medalla de plata han perdurado. Siguen entre nosotros. De hecho, no podía ser de otra manera.

Aidan de Brune y la Vuelta a Australia

Gabe Abrahams

Aidan de Brune (1874-1946) fue un caminador de grandes distancias, un periodista y escritor reconocido y la primera persona que dio la Vuelta a Australia a pie. Su registro alcanzado en la Vuelta a Australia no fue superado hasta el año 1994, cuando la concluyó Nobby Young.

Aidan de Brune nació en Londres el 17 de julio de 1874, con el nombre de Herbert Charles Cull, y comenzó a temprana edad su vida profesional como impresor.

En 1907, se casó con Ethel Elizabeth Crofts, con la cual tuvo un hijo dos años después llamado Lionel.

En 1910, Aidan de Brune viajó desde Inglaterra a Australia, llegando a Fremantle el 23 de mayo. Su mujer y su hijo siguieron sus pasos y llegaron a Albany el 26 de noviembre del mismo año.

La esposa de Aidan de Brune y su hijo finalmente regresaron a Inglaterra en 1912, pero él no quiso volver y permaneció en Australia, lugar en el que se convertiría con el nombre de Aidan de Brune en un famoso caminador, periodista y escritor.

En 1920, Aidan de Brune trabajaba en los diarios Bunbury Herald y Blackwood Express y había iniciado su carrera como escritor publicando un par de novelas por entregas. Justo entonces, su gusto por caminar miles de millas pudo más que esa actividad laboral y provocó que la abandonase varios años para dedicarse a realizar grandes caminatas por Australia.

Entre noviembre de 1920 y febrero de 1921, Aidan de Brune cruzó Australia a pie (Fremantle-Sídney) recorriendo cerca de 4.500 km en 90 días. Esta primera gesta le supuso conseguir una serie de plusmarcas como la de la travesía de Australia o las de las travesías de otros Estados australianos por los que pasó durante su larguísima caminata.

Animado por su éxito, al poco tiempo, entre septiembre de 1921 y marzo de 1924, Aidan de Brune se atrevió a dar la Vuelta a Australia, un recorrido brutalmente largo de 16.190 km, prácticamente 10.000 millas.

La vuelta alrededor del perímetro de Australia, desde Sídney hasta Sídney, le supuso a Aidan de Brune tener que estar caminando durante dos años y medio y conocer a pie Australia. Él aprovechó los escasos ratos de descanso diarios que tuvo para escribir a duras penas lo que iba aconteciendo cada día. Esos apuntes se convertirían tras terminar la caminata en el libro Record Diary of a Walk Around Australia (1924).

Finalizada la vuelta, en las décadas de 1920 y 1930, Aidan de Brune dejó de realizar grandes caminatas, retomó su faceta de periodista y escritor y publicó una larga lista de libros, principalmente novelas, algunas por entregas en los periódicos en los que colaboraba. En la actualidad, sus libros son bastante conocidos y reconocidos en el mercado anglosajón, aunque lo que más se recuerda de él es su condición de extraordinario caminador.

Algunas de las obras más conocidas de Aidan de Brune son Dr. Night (1926), The Carson Loan Mystery (1926), The Dagger and Cord (The Lonely Lady) (1927), The Phantom Launch (1927), The Shadow Crook (1928), The Little Grey Woman (1929), The League of Five (1930), The Unlawful Adventure (1930), The Green Pearl (1930), Whispering Death (1931), Douchard’s Island (1931), Find This Man (1931), The Grays Manor Mystery (1931), The Murders at Madlands (1931), The Three Snails (1932), The Framing of Inspector Denvers (1933), The Flirting Fool (1933), The Kahm Syndicate (1934), The Fortune Telling House (1935), Saul and the Spinster (1935), etc.

A finales de los años 1930, la esposa de Aidan de Brune reapareció e intentó contactar con él para comentarle el nacimiento de su primer nieto. Él evitó el contacto. Desde su llegada a Australia, nunca más quiso regresar a Inglaterra o mantener relación con sus familiares, esposa o descendientes que se encontraban en ese país.

Aidan de Brune murió en Sídney el 15 de febrero de 1946, en el Hogar de las Hermanitas de los Pobres de Randwick, cuando le faltaban pocos meses para cumplir 72 años. Fue enterrado en el cementerio católico de Botany.

En los últimos años, el Proyecto Gutenberg de Australia ha digitalizado una parte importante de sus libros, incluyendo su imprescindible Record Diary of a Walk Around Australia del año 1924.

Australia le recuerda, los lectores de sus obras y el mundo de las grandes caminatas también. Su memoria ha perdurado.

Anna Cherkasova, la ingeniera soviética que atravesó Gran Bretaña y Estados Unidos

Gabe Abrahams

Anna Cherkasova (1903-1977) nació en Rusia y estudió para ser ingeniera. Una vez consiguió su título, se unió al proceso revolucionario en el que se encontraba inmerso su país y fue una de las primeras ingenieras soviéticas tras el triunfo de la revolución.

En 1932, Anna Cherkasova ganó el Campeonato de motocicletas de larga distancia de la Unión Soviética y generó una gran admiración hacia ella en la URSS. Una destacada ingeniera soviética había conseguido un título nacional en un deporte de motor, lo cual probaba la valía de la revolución en diferentes campos.

Pero, en 1939, Cherkasova emigró a Inglaterra, se casó con el profesor de arte Harry Moore y cambió su nombre por el de Barbara Moore por vía de su matrimonio. Aunque años después la pareja se separó, ella mantuvo el nombre adquirido al casarse hasta su fallecimiento.

No debió ser fácil para una rusa, que había estado unida a los revolucionarios rusos, que tenía una buena reputación científica en la URSS y que era campeona de motocicletas de larga distancia en su país, vivir en el Londres de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los ataques nazis habían complicado la vida londinense. Y, concluida la guerra, el espionaje soviético se había infiltrado en la cúpula del servicio de inteligencia y en otras instituciones británicas, a través de un grupo de espías denominado el Círculo de Cambridge, generando una sospecha generalizada hacia los inmigrantes rusos que residían en Gran Bretaña.

En medio de ese ambiente hostil, Barbara Moore prosiguió sus actividades dedicadas al deporte de larga distancia, aunque cambiando el motor por las grandes caminatas.

En 1944, acudió a la primera reunión de la Vegan Society de Londres, reunión en la que quedó fundada una asociación vegetariana que ha perdurado hasta nuestros días.

En diciembre de 1959, arrastrada por su gran afición a las caminatas de largas distancias, caminó desde Edimburgo a Londres en siete días y consiguió la plusmarca de la Travesía de Inglaterra.

A principios de 1960, Moore también caminó desde John O’Groats hasta Land’s End en 23 días y alcanzó la plusmarca mundial de la Travesía de Gran Bretaña.

A los pocos meses, Moore caminó de San Francisco a Nueva York en 86 días y logró las plusmarcas mundiales de la Travesía de Estados Unidos y de la Travesía California-Nueva York. Llegó a Nueva York el 6 de julio de 1960, rodeada de un público entregado a su gesta.

Cerca de los sesenta años de edad, Barbara Moore alcanzó hitos excepcionales caminando miles de millas. Basta decir que sus dos plusmarcas logradas en los Estados Unidos no han sido batidas y permanecen vigentes más de medio siglo después.

Junto a su actividad deportiva, Moore fue fiel el resto de su vida al credo vegetariano, defendiendo teorías extremas que conducían, según ella, a vivir más de un siglo. Su paso por la sociedad vegetariana de Londres influyó claramente en esas posiciones, de la misma forma que en sus dietas estrictas.

Barbara Moore falleció en el St. Giles Hospital de Londres el 14 de mayo de 1977, en parte por seguir una dieta estricta y no hacer caso de las recomendaciones médicas.

El New York Times le dedicó un artículo tras su fallecimiento, recordando su condición de joven ingeniera unida a la Revolución Rusa, su victoria en el Campeonato de motocicletas de larga distancia de la Unión Soviética de 1932, su matrimonio con un inglés, sus grandes caminatas atravesando Gran Bretaña y Estados Unidos, algunos problemas personales y su final.

De todo eso, nos quedan las plusmarcas de la caminadora Barbara Moore, especialmente las dos que consiguió en Estados Unidos. Ambas permanecen vigentes más de medio siglo después, a pesar de que no pocas caminadoras han atravesado Estados Unidos detrás de ella.

Y es que la joven ingeniera y campeona soviética de motocicletas de larga distancia, que se marchó a Inglaterra como Anna Cherkasova y se convirtió en Barbara Moore, continúa siendo a día de hoy la más grande caminadora de travesías de todos los tiempos.

Miruts Yifter, el atleta etíope que triunfó en Moscú 1980

Gabe Abrahams

Miruts Yifter (1944-2016) nació en Adigrat, una población de la región de Tigray, situada al norte de Etiopía.

Durante su juventud, Yifter trabajó en una fábrica y condujo carruajes. Tras esa primera etapa obrera, se alistó en el Ejército y empezó a destacar como corredor.

En los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, Yifter consiguió su primer éxito deportivo al lograr la medalla de bronce en la prueba de los 10.000 metros, siendo superado por el finlandés Lasse Viren y el belga Emiel Puttemans. Por motivos personales, Yifter decidió no correr los 5.000 metros, lo cual le costó ser acusado de traición al regresar a su país.

En los Juegos de África de 1973, disputados en Lagos, Nigeria, Yifter logró su segundo éxito al conseguir la medalla de oro en los 10.000 metros y la de plata en los 5.000 metros. Debido a su poderoso cambio de ritmo en los metros finales, empezó a ser apodado «Yifter the Shifter».

Miruts Yifter no pudo participar en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, por el boicot de Etiopía y otros países africanos a los Juegos. La razón del boicot fue que Nueva Zelanda fue admitida en los mismos, a pesar de que su selección de rugby jugaba contra equipos de Sudáfrica, país excluido del COI por su política racista del apartheid.

Miruts Yifter reservó sus fuerzas y, en 1977, consiguió la victoria en los 5.000 y los 10.000 metros de la Copa del Mundo, disputada en Düsseldorf. En 1979, el etíope repitió doblete en la Copa del Mundo disputada en Montreal.

El momento cumbre de la carrera deportiva del talentoso y esforzado etíope, digno sucesor del maratoniano Abebe Bikila, del cual escribí un artículo recientemente, llegó en 1980 con los Juegos Olímpicos de Moscú, los cuales sufrieron el boicot de Estados Unidos por la invasión soviética de Afganistán. Estados Unidos tenía un historial racista contra los negros suficientemente grave como para no haberlo dejado participar en los Juegos durante décadas, pero tomó la iniciativa del boicot esencialmente por la rivalidad capitalista-comunista y arrastró a otros países, algunos paradójicamente con dictaduras militares como Argentina, Bolivia, Chile, Honduras, Paraguay o Uruguay.

Miruts Yifter triunfó en los 10.000 metros de los Juegos de Moscú, lanzando un brutal ataque a falta de 300 metros. Paró el crono con un tiempo de 27:42.7. Detrás suyo, llegaron el finlandés Kaarlo Maaninka (plata) y el también etíope Mohamed Kedir (bronce).

A duras penas cinco días después, poco tiempo para recuperarse de una final de 10.000 metros corrida a esas velocidades, en la final de los 5.000 metros, Miruts Yifter volvió a ganar la medalla de oro, al imponerse en esta ocasión con algo más de dificultades al tanzano Suleiman Nyambui y al finlandés Kaarlo Maaninka, quien había sido plata en los 10 000 metros. El registro del etíope fue de 13:21, nuevo récord olímpico.

En 1981, 1982 y 1983, el ya veterano etíope Miruts Yifter consiguió ganar en tres ocasiones el Campeonato del Mundo de campo a través con el equipo de Etiopía, completando una carrera deportiva excepcional repleta de grandes gestas.

Con cerca de 40 años y aspecto de hombre aún más mayor, Miruts Yifter puso fin a su larga carrera deportiva.

En los años siguientes a su retirada, Yifter se dedicó a ejercer de entrenador en varios países. Murió a la edad de 72 años en 2016, tras sufrir problemas respiratorios. Fue enterrado en Addis Abeba, en el cementerio de la Catedral de la Santísima Trinidad.

Las muestras de reconocimiento tras su muerte fueron diversas e importantes, similares a las que provocó el fallecimiento del maratoniano etíope Abebe Bikila. Yifter había triunfado sobre las adversidades, incluyendo el injusto boicot a los Juegos de Moscú 1980 promovido por Estados Unidos.

El mítico campeón olímpico y del mundo Haile Gebreselassie declaró que “Miruts lo fue todo para mí y mi carrera atlética. Cuando empecé a correr, sólo quería ser como él. Él es la razón de lo que soy ahora y lo que he logrado”.

Gabe Abrahams publica “Caminatas de 1.000 millas, Barcelona 2017 y Aragón 2018”

Por María Arribas

Gabe Abrahams, marchador de grandes caminatas Multiday con diversas plusmarcas mundiales y colaborador en diversos medios de comunicación como Surcos Digital, acaba de publicar el libro Caminatas de 1.000 millas, Barcelona 2017 y Aragón 2018 (WR-NW Books, 2022).

En el libro, Gabe Abrahams narra sus dos épicas caminatas de 1.000 millas llevadas a cabo por el Área Metropolitana de Barcelona en 2017 y por Aragón en 2018.

El libro recorre lugares, paisajes y obras arquitectónicas, tanto de Barcelona y sus alrededores como de Aragón, transportando al lector a sitios de gran belleza e interés cultural.

“Desde hace varios años, compagino el deporte y mis caminatas con escribir en medios de comunicación columnas y artículos. Empecé a escribir por mi gusto por observar y por una necesidad interna de contar cosas de aquello que me llamaba la atención. He tenido la necesidad de contar en el libro todo aquello que me resultó de interés durante mis dos grandes caminatas de 1.000 millas, la del Área Metropolitana de Barcelona de 2017 y la de Aragón de 2018. Paisajes y lugares de gran belleza, pueblos perdidos en la nada, pueblos de colonos en medio del desierto, obras de arquitectura selecta, colonias de obreros, etc.”, comenta Gabe Abrahams sobre su obra.

“El proceso de escribir el libro ha sido apasionante, porque me ha supuesto centrarme en aquello que más me gusta, mis caminatas Multiday. Escribir sobre los lugares, paisajes u obras arquitectónicas que conocí en mis caminatas de 1,000 millas en medio de esfuerzos agotadores me ha hecho retroceder a los mejores momentos de mi vida”, explica Abrahams.

Gabe Abrahams, igualmente, está a la espera de que aparezca otro nuevo libro suyo a principios de enero, Gestas deportivas: atletas, ciclistas, tenistas… (WR-NW Books, 2023). Este otro libro es una recopilación de biografías de atletas, ciclistas, tenistas… que alcanzaron gestas deportivas durante el siglo XX.

Ambos libros de Gabe Abrahams, publicados por WR-NW Books, pueden adquirirse en la dirección: https://www.wr-nw.com/wr-nw-books.html.

Colonias obreras en las 1.000 millas de 2017

Gabe Abrahams

Durante la caminata de 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona de 2017 a la que dediqué mi anterior artículo, el circuito de la misma recorría lugares y obras arquitectónicas de gran nivel.

A muy poca distancia del circuito, se encontraba la Colonia Güell, perteneciente a Santa Coloma de Cervelló. Una colonia de obreros de enorme categoría arquitectónica que se encuentra en un excelente estado de conservación.

Fue tal el impacto que me supuso pasar cerca de esa colonia durante mi caminata de 2017 que, una vez la terminé y descansé, visité la colonia con calma varias veces.

De toda esa experiencia, parte mi interés por las colonias de obreros, tanto en su dimensión arquitectónica como social.

El presente artículo está dedicado a ellas.

Las primeras colonias

Las colonias de obreros tomaron forma en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII. Las máquinas movidas por el vapor mejoraron la producción en las fábricas y provocaron un aumento de beneficios para los propietarios capitalistas, así como demandas de los obreros a la estela de ese aumento. Para frenar esas reclamaciones, los capitalistas crearon colonias de obreros que cubrían las necesidades más básicas de los mismos.

A lo largo del siglo XIX, las colonias de obreros se multiplicaron por diferentes países. Así, después de asentarse en Gran Bretaña, saltaron al continente europeo y a Estados Unidos. La colonia de Crespi d’Adda (Italia) se fundó en 1878. Y la colonia de la empresa Pullman de los suburbios de Chicago data de 1880.

En España, las colonias se instalaron en las mismas fechas, siendo Cataluña el lugar donde tuvieron mayor presencia. Las fábricas textiles catalanas y sus respectivas colonias se ubicaron junto a los ríos Ter y Llobregat para aprovechar la potencia del agua de ambos ríos en su bajada desde el Pirineo.

El Ter y el Llobregat

Las colonias de obreros catalanas del Ter y el Llobregat fueron puro paternalismo social de los propietarios capitalistas, al igual que ocurrió en el resto de España y en otros países, con el ánimo de frenar las justas reclamaciones de la clase trabajadora.

Esas colonias disponían de viviendas, escuelas, tiendas, cooperativas, capillas… En algunas, el propietario tenía para su uso una gran casa con comodidades, a la vez que los trabajadores vivían en casas de una planta y pisos humildes.

En la Cataluña central, alrededor del río Llobregat, existió una concentración de colonias de obreros única en el mundo. Quince colonias se encontraron en poco más de veinte kilómetros. Entre otras, me refiero a las colonias llamadas Cal Rosal (1858), L’Ametlla de Casserres (1858), Viladomiu Vell y Nou (1860 y 1868), Cal Bassacs (1861), Cal Pons (1865), L’Ametlla de Merola (1876), La Plana (1884), El Guixaró (1885), Cal Marçal (1886), Cal Casas (1891), Cal Vidal (1896).

El Vapor Vell de Sants

Siguiendo el curso del río Llobregat hacia el mar Mediterráneo, fue construida también la Colonia Güell (1890). Una colonia que se encontraba muy cerca del circuito de la caminata de 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona de 2017 y que despertó mi interés por las colonias de obreros. Durante la caminata, la observé a duras penas desde la lejanía en un punto del circuito que pasaba por el territorio de Santa Coloma de Cervelló. Acabada la caminata, tuve la necesidad de visitarla y lo hice varias veces.

La familia Güell trasladó su industria Vapor Vell de Sants (Barcelona) al Llobregat, tras poner en marcha Antoni Gaudí la construcción de la Colonia Güell y habilitarla para los obreros. Una vez el Vapor Vell se asentó en su nueva ubicación, la colonia se desarrolló con rapidez. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), la fábrica y la colonia fueron colectivizadas, pero, después, el franquismo se las devolvió a los Güell. En 1973, la fábrica cesó su actividad, aunque la colonia pervivió y se incorporó a Santa Coloma de Cervelló.

En la actualidad, el estado de conservación y la arquitectura obrera de toda la Colonia Güell es magnífico, difícil de mejorar. La colonia, con sus edificios de piedra vista, se ha convertido en un auténtico museo de arquitectura obrera y modernista al aire libre. Recibe muchos visitantes.

Y es que una visita a la Colonia Güell es recomendable, como también lo es visitar cualquier otra colonia de obreros. La arquitectura de estas colonias suele ser excelente, a la vez que su mensaje social resulta de interés. Cuando uno las visita, puede disfrutar de la arquitectura obrera de calidad, al mismo tiempo que toma conciencia de la situación de esclavitud laboral en la que desarrollaron sus vidas los obreros de otras épocas.

Las colonias de obreros creadas en la segunda mitad del siglo XIX han pervivido hasta nuestros días. Muchas permanecen en pie con su arte y su mensaje social escrito en piedra. Un mensaje que da luz a la historia del movimiento obrero. Fue una suerte conocerlas, a través de la Colonia Güell en el transcurso de mi caminata de 1.000 millas del año 2017. Recomiendo visitarlas.

Gabe Abrahams, 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona 2017

Gabe Abrahams

Entre el 6 de marzo y el 11 de abril de 2017, caminé 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona y logré por primera vez la plusmarca mundial de las 1.000 millas de Speed Walking (Caminata Rápida).

Para completar esas 1.000 millas, recorrí quince veces y media un circuito de 104 km que incluía dos tramos. El primer tramo transcurría de Barcelona a La Sentiu (Garraf) en ida y vuelta y el segundo de Barcelona a Castellbisbal en ida y vuelta. Desde Barcelona a Sant Boi de Llobregat, ambos tramos eran idénticos. Después, el primero iba a La Sentiu y el segundo a Castellbisbal, desde donde regresaban al inicio.

Esos dos tramos de ida del circuito, me sirven para recordar la caminata de 1.000 millas de 2017 y los lugares y obras que conocí, entre agotadores esfuerzos.

Barcelona

Los dos tramos del circuito de la caminata tenían su punto de inicio en la Escuela Industrial de Barcelona. De entrada, ambos tramos recorrían los barrios barceloneses de la Nova Esquerra de l’Eixample y Les Corts.

En esa zona, el circuito pasaba por la citada Escuela Industrial y la Casa Can Deu, entre otros lugares y obras. La Escuela Industrial, ubicada en la Nova Esquerra de l’Eixample y construida entre los siglos XIX y XX, se compone de una serie de edificios de estilo principalmente noucentista como el Central, el del Reloj o el de la Escola d’Arts i Oficis. La Casa Can Deu, situada en la plaza de la Concòrdia de Les Corts y datada en 1897, es un edificio modernista. Al pasar caminando por la Escuela Industrial y la Casa Can Deu durante la caminata, me sentí cautivado en todo momento por la enorme categoría de esas obras. Aunque yo ya las conocía, no dejaron de impresionarme. Al anochecer, las vidrieras del jardín de la Casa Can Deu alcanzaban una gran belleza.

Una vez el circuito dejaba atrás el barrio de Les Corts por la calle Mejía Lequerica, sus dos tramos recorrían los barrios barceloneses de la Maternitat i Sant Ramon y Badal. En la entrada del barrio de la Maternitat i Sant Ramon, justo en el cruce de la calle Mejía Lequerica con la gran vía de Carles III, el circuito pasaba a pocos metros de los Edificios Trade (1965-1971), edificios acristalados de estilo racionalista. Al pasar caminando ante ellos en el transcurso de la caminata, me impresionó observarlos. Sus fachadas acristaladas con formas cilíndricas alcanzaban al anochecer una belleza similar a la de las vidrieras de la Casa Can Deu de Les Corts.

A pocos metros de los Edificios Trade, el circuito entraba en los jardines de la Maternitat y los recorría dando una vuelta por ellos. Los jardines de la Maternitat, antiguo recinto hospitalario de la Casa de la Maternitat i Expòsits (1883-1957), tienen edificios de estilo modernista (Xaloc, Central, Ave Maria, Mestral, Olímpia y Prat de la Riba) y noucentista (Rosa y Blau). Al caminar por esos jardines, me llamaba la atención el gran número de obras excelentes agrupadas en su espacio. Todo el conjunto era un museo al aire libre.

Antes de abandonar Barcelona y entrar en L’Hospitalet de Llobregat, el circuito también pasaba por el Camp Nou (1954-1957), el campo del FC Barcelona, uno de los templos del fútbol mundial. En la Travessera de Les Corts, en todo momento de la caminata, me encontré un sinfín de turistas fotografiando el estadio.

L’Hospitalet y Cornellà

Tras dejar atrás el barrio barcelonés de Badal y entrar en L’Hospitalet de Llobregat, los dos tramos del circuito de la caminata recorrían esta ciudad por las calles Riera Blanca, Santa Eulàlia, Enric Prat de la Riba y Major, para después proseguir por la carretera de L’Hospitalet hasta Cornellà de Llobregat.

En esa zona obrera, el circuito pasaba por delante de la Fábrica Trinxet (L’Hospitalet de Llobregat) y del Palau Mercader (Cornellà de Llobregat), entre otras obras. La Fábrica Trinxet (1905-1916), situada en la calle de Santa Eulàlia de L’Hospitalet de Llobregat, es una obra modernista de los arquitectos Joan Alsina y Modest Feu. Dedicada al textil, fue la fábrica más importante de L’Hospitalet en los inicios del siglo XX. El edificio de la fábrica, del cual solo se mantiene en pie una parte, está en la línea de la arquitectura obrera de ladrillo visto. El Palau Mercader (1864-1869), ubicado en el parque de Can Mercader junto a la carretera de L’Hospitalet, es una obra ecléctica del arquitecto Josep Domínguez. El palacio fue la residencia de la familia aristócrata Mercader Belloch. Bien conservado, es una construcción de planta cuadrangular.

Al pasar por la Fábrica Trinxet durante la caminata, prestaba atención a sus gastados ladrillos y su mal estado. En varias ocasiones, también repuse fuerzas en un establecimiento situado junto al palacio y observé con calma su buen estado. El diferente estado de ambos edificios invitaba a la reflexión. El edificio de los obreros pobres apenas se aguantaba de pie, mientras que el edificio de los aristócratas ricos se encontraba perfectamente conservado. Parecía evidente que esos dos estados de conservación distintos reflejaban las diferencias entre las clases sociales. Ambos edificios se encontraban cercanos en la distancia, pero muy alejados en todo lo demás.

Dentro de Cornellà de Llobregat, los dos tramos del circuito de la caminata transcurrían por la avenida de la Fama, el paseo dels Ferrocarrils Catalans, la carretera del Prat, la avenida del Baix Llobregat y el puente de entrada al parque Riu Llobregat. Por una pista de tierra del parque, ambos tramos llegaban a Sant Boi de Llobregat. El parque Riu Llobregat, en esa zona de Cornellà, estaba bien cuidado, tenía un aire limpio y carecía de bullicio y ruido urbano. Era frío por la mañana y caluroso al mediodía. El calor, por cierto, fue una constante a lo largo de la caminata. Para soportarlo, tuve que tomar medidas: hidratarme bien, eliminar ropa, recortarme la barba, evitar caminar en las horas del mediodía.

Camino de La Sentiu y Castellbisbal

Arribados los dos tramos del circuito de la caminata a Sant Boi de Llobregat por una pista del parque Riu Llogregat, el primer tramo continuaba por la carretera C-245 y recorría Viladecans, Gavà, el parque del Calamot y una pista de tierra hasta La Sentiu.

En ese primer tramo del circuito que concluía en la ida en La Sentiu, el circuito pasaba por la ecléctica Torre de l’American Lake (1888-1910) de Gavà, el parque del Calamot, la masía de Can Llong (siglo XV) de La Sentiu, entre otros lugares y obras.

De esa parte final del primer tramo del circuito en la ida, recuerdo la presencia de numerosas empresas y tráfico en la carretera C-245; la citada Torre de l’American Lake; el restaurante Siltonet, situado al lado del parque del Calamot, en el que reponía fuerzas; y la masía de Can Llong, típica de la Cataluña de otro tiempo. El Parc del Calamot era un punto de paz después de recorrer la transitada carretera C-245.

Desde Sant Boi de Llobregat, el segundo tramo del circuito permanecía dentro del parque Riu Llobregat y recorría por una pista de tierra los territorios de Santa Coloma de Cervelló, Sant Vicenç dels Horts, Pallejà, Sant Andreu de la Barca y Castellbisbal.

En ese segundo tramo del circuito que concluía en el polígono industrial de Can Pelegrí de Castellbisbal, el circuito pasaba cerca de la modernista Colonia Güell (1890) de Santa Coloma de Cervelló, de las casas noucentistas de obreros de Sant Vicenç dels Horts… Obras de pura arquitectura obrera.

La familia Güell encargó al arquitecto Antoni Gaudí la construcción de la Colonia Güell y trasladó su industria Vapor Vell de Sants (Barcelona) al Llobregat. La colonia tuvo viviendas, escuela, cooperativa, capilla… Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939), la Colonia Güell fue colectivizada. Pero, al finalizar la guerra, la dictadura franquista se la devolvió a los Güell. Cerrada la fábrica en 1973, la colonia y sus habitantes se incorporaron a Santa Coloma de Cervelló. Las colonias de obreros nacidas del paternalismo social de los propietarios capitalistas tuvieron una gran presencia alrededor del río Llobregat y en la Cataluña central, una presencia única en el mundo.

De esa parte final del segundo tramo del circuito, recuerdo las poblaciones del extrarradio de Barcelona en la lejanía, las obras vinculadas al mundo obrero, un par de puentes que atravesaban el parque Riu Llobregat con intenso tráfico y las pistas de tierra del parque, infinitas para mí en aquellos días de la caminata por el cansancio acumulado. También recuerdo el aire limpio, la ausencia de ruido y bullicio…

Las 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona de 2017 permanecen en mi memoria con cientos de imágenes de Barcelona y sus alrededores. No las olvido, como tampoco olvido las posteriores 1.000 millas por Aragón de 2018. Todo lo que conocí en ambas caminatas y los esfuerzos que me supusieron son un recuerdo permanente.