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Etiqueta: gobernanza climática

Investigación UNA de la mano con desarrollo del país

La Universidad Nacional (UNA), junto al Instituto Nacional de Transferencia y Tecnología Agropecuaria (INTA), han trabajado por casi cuatro décadas en el mejoramiento de plantas y animales, prácticas de campo y postcosecha, con la que los agricultores han podido innovar en beneficio del sector agropecuario del país. “Hemos contribuido con las capacidades de ambas instituciones para el desarrollo del sistema agropecuario nacional. Colaboramos con nuestros laboratorios y estaciones experimentales en un trabajo conjunto para aportar a la investigación del sector”, Nevio Bonilla, director INTA.

Para el 2022 la UNA desarrolló 426 programas, proyectos y actividades de investigación en distintos temas, de los cuales el 64,6% tuvo influencia en regiones geográficas diferentes a la central del país, e incluso algunos de los resultados trascienden nuestras fronteras.

La UNA destaca, por ejemplo, por sus aportes en sismología y vulcanología, monitoreo de la calidad del aire, información relacionada con las corrientes marinas y la marea roja y por la aplicación de encuestas de opinión sobre distintos temas de interés nacional.

“El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y la UNA, tienen trabajo colaborativo importante en el monitoreo y manejo de emergencias volcánicas, en este caso con el Laboratorio de Química de la Atmósfera y el Ovsicori. Asimismo, se trabaja con el Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis) para estudiar las relaciones de la vida silvestre con el ser humano. Ellos nos dan el conocimiento técnico y la información que el Sinac requiere y en la cual se fundamenta para la atención de un área silvestre protegida en cuanto a la operación turística y el manejo de la biodiversidad biológica”, comentó Redy Conejo, coordinador de Áreas Silvestre Protegidas del Sinac.

Además, la UNA desarrolla investigaciones relacionadas con gobernanza climática, salud de los ecosistemas y de las especies animales que habitan los parques y reservas nacionales, contaminantes persistentes, desarrollo de prácticas agrícolas eco amigables, manejo y restauración de bosques y manglares, gestión de riesgo ante inundaciones y otros desastres naturales y conservación de la biodiversidad, para citar algunos. A estas se suman investigaciones sobre erosión costera, corrientes de resaca y seguridad en las playas y ordenamiento territorial Sus resultados han sido insumo para la toma de decisiones en el ámbito del gobierno central, de gobiernos de las localidades urbanas y rurales y del sector turístico costarricense.

La contribución a los sectores agropecuario y forestal manifiestan en procesos asociados con el mejoramiento genético vegetal y animal, el aumento de la productividad en granjas apícolas y acuícolas, fincas agrícolas y forestales y en la producción de rumiantes menores y vacunos, tanto como resultado de esa mejora genética como de investigaciones en la producción misma y en el ámbito sanitario y reproductivo que alcanzan animales silvestres y domésticos. Particular importancia revisten las investigaciones en diagnóstico y prevalencia de enfermedades zoonóticas que han merecido premios y reconocimientos en ámbito nacional e internacional a las personas funcionarias de la institución. Recientemente se incursiona en la medicina regenerativa traslacional como terapia alternativa para tratar enfermedades músculo esqueléticas o articulares que causan dolor, disfunción y que actualmente no tienen cura con el fin de mejorar la calidad de vida de los animales y el ser humano.

También destacan los aportes de la investigación de la UNA al tratamiento de residuos agroindustriales y marinos para la producción de materiales biodegradables, biocombustibles, la extracción de sustancias activas para su aprovechamiento como suplementos nutricionales y fitofármacos, el desarrollo de nuevos medicamentos para aplicaciones antioxidantes y anticancerígenas, entre otras, o bien, para mejorar la biodisponibilidad.

Por otra parte, la investigación de la UNA ha llegado a las aulas de los centros educativos con sus aportes a la educación y rescate de las lenguas indígenas, la etno pedagogía, la gestión educativa para la promoción de entornos inclusivos y la gestión curricular en general, así como las distintas manifestaciones de las artes han llegado a diferentes grupos sociales con fines curativos, recreativos y culturales.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Espectacularización del activismo ambiental: una reproducción del problema

Por Ana María López Ulate, Marget Martínez y Matthías Pelz Seyfarth
Estudiantes de Geografía, Universidad de Costa Rica
01 octubre, 2022

La cuenca del río Grande de Tárcoles drena una parte importante del agua del Gran Área Metropolitana (GAM) que fluye en dirección suroeste hasta desembocar en el océano Pacífico, junto con una parte importante de los desechos que ahí se producen. El volumen de estos desechos drenados en esta cuenca le ganaron el título de la más contaminada de Centroamérica.

Una parte de estos desechos terminan depositados en la playa Guacalillo, al norte de la desembocadura del río Grande de Tárcoles. Esto ha convertido a esta playa en un escenario de repetidas jornadas de recolección de basura que llevan a cabo organizaciones no-gubernamentales (ONG) ambientalistas y empresas privadas en el marco de sus actividades de “responsabilidad social corporativa”, entre otras organizaciones y actores.

Dichas jornadas son siempre documentadas y publicadas en forma de fotografías, videos e historias en redes sociales por las mismas organizaciones mencionadas y las personas asistentes en sus perfiles personales. Cualquiera que haya asistido a actividades de este tipo puede confirmar, de alguna manera u otra, la posición central que ocupa el espectáculo en estas.

Este carácter de espectáculo impregna el resto del activismo ambientalista en Costa Rica y el mundo, y tiene sus orígenes en la conceptualización y abordaje reduccionistas de la crisis ambiental, en tanto se reducen sus causas a un exceso de emisiones de gases de efecto invernadero; el más emblemático y espectacular de todos siendo el dióxido de carbono (CO2). Así, el deseo de un futuro ambientalmente estable se articula en torno al deseo de reducir las emisiones de CO2.

Como vemos, Costa Rica no escapa de este activismo ambientalista institucionalizado. Actualmente vemos la organización de cumbres para hablar sobre el cambio climático, donde el tema principal sigue siendo la emisión de gases. Lo cual es de importancia, pero puede reflejar lo poco que se abarca el carácter geopolítico de la crisis. Dejando de lado la incidencia que ha tenido la modernidad capitalista en la estructura de las relaciones sociales y la contribución que este factor ha hecho respecto a la crisis.

Por otro lado, también han surgido diversos grupos organizados que se dedican a concienciar a la población civil acerca de: gestión de residuos, producción y consumo de manera responsable, protección de ecosistemas, entre otros. Pero nos ha sido imposible ignorar el hecho de que muchos de ellos son dirigidos por organizaciones no gubernamentales más grandes, las cuales cuentan con una agenda ya establecida enfocada en los puntos mencionados anteriormente. Lo cual intenta contribuir de manera positiva a la mitigación de la crisis; pero si sumamos el hecho referente al espectáculo mencionado al inicio de este artículo, nos hace preguntarnos si de verdad contribuye a un cambio o sigue siendo similar a lo que se ha visto por años.

Ese deseo colectivo de un presente y un futuro sin calentamiento global se vuelca también a un accionar individual neurótico respecto a crisis. Mediante todo tipo de injerencias, se busca obsesivamente reducir estos gases de efecto invernadero. La gobernanza climática incentiva estos comportamientos, cuyo abordaje se basa en la adaptación y mitigación del cambio climático, con soluciones meramente técnicas, sin que se problematicen las relaciones desiguales de poder producidas por la antes mencionada estructuración moderna capitalista de la sociedad.

La presión por hacer y repetir lo que se consideran actos loables, se vuelve demandante e incómoda. Se cae en cuenta de que en realidad, estos accionares individuales no están resolviendo la magnitud planetaria del problema. Esto contribuye a un sentimiento de futilidad y pérdida de confianza frente a la validez de esas respuestas que se están dando de manera individual, y se desvía toda la atención del problema a los tomadores de decisiones y la comunidad científica.

Cabe entonces reflexionar sobre esta manera de actuar, y qué tanto se está aportando para sobrellevar un problema de tipo estructural. El activismo climático dentro del paradigma del desarrollo, para funcionar, tiene que deshacerse de todo aquello que resulta ambivalente y ambiguo, por lo que su metodología se ha basado en limitar y sistematizar la crisis. Esto no funciona porque la realidad está en constante cambio y movimiento, e incluso se ocultan realidades que son difíciles de discernir, así como límites que no resultan evidentes.

En contraposición a este paradigma, recordamos la importancia del pensamiento ecológico así como los movimientos ecologistas (no ambientalistas) como una alternativa sin pretensiones de dominar o controlar. Estos reconocen que la crisis se debe al carácter inherentemente extractivo y desigual del capitalismo y no la reducen a una crisis climática o de emisiones de carbono. Dichos movimientos resisten y apoyan luchas en defensa de los bienes comunes de toda la vida y por otras formas posibles de ser, saber y estar en el mundo, un mundo en el que esta vida no sea explotada en función de la acumulación sin fin.

Desde la Geografía comprendemos la importancia de reflexionar sobre las causas que subyacen a la crisis ecológica. Nos encontramos ante modos de producción que han moldeado la realidad como la conocemos y la forma en que entendemos el espacio, y que principalmente han agravado la degradación social y ambiental. Somos conscientes de que es necesario el cuestionamiento de lo ya establecido y que esto amerita transformación, empezando desde la propia disciplina. Nuevas geografías que trasciendan la objetivización técnico-científica y el dualismo ser humano-naturaleza son necesarias para atender las nuevas realidades propias de la era posmoderna.

Imagen: https://www.tec.ac.cr