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Etiqueta: historia

UCR. ¡Centroamérica a estudio! Su crisis, el autoritarismo y los atisbos de esperanza

El análisis de la situación de las sociedades centroamericanas fue la temática clave, dentro del Congreso Excepcionalidad en duda. Foto Anel Kenjekeeva.

50 aniversario del Instituto de Investigaciones Sociales de la UCR

Con jornadas llenas de criticidad, sentido analítico, solidaridad y hermandad, especialistas en diversos ámbitos de las ciencias sociales presentaron su visión acerca del panorama centroamericano

En medio de una región marcada por retrocesos democráticos, crisis estructurales y nuevos autoritarismos, el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica (IIS UCR) celebró su 50 aniversario con un congreso de reflexión y debate titulado Excepcionalidad en duda: Costa Rica en la Centroamérica del 2025.

Más que una conmemoración, el evento fue un espacio para el pensamiento crítico sobre el pasado, presente y futuro del Istmo, que está atrapado entre la impunidad y la resistencia.

Se trató de algo más que una celebración institucional, fue una interpelación directa a la academia, al compromiso ético de las ciencias sociales y a la necesidad de comprender una Centroamérica cuya fragilidad democrática ha dejado de ser una amenaza latente, para convertirse en una realidad palpable.

El IIS UCR: un salvavidas en medio de la tormenta

La jornada inaugural del Congreso contó con palabras de figuras académicas como el Dr. Koen Voorend, director del IIS UCR, quien subrayó la relevancia de este espacio en el contexto actual. “Hoy el Instituto cumple 50 años, eso hay que celebrarlo porque estamos en un contexto turbio, complejo, con paradigmas de crisis sociales y económicas en todo el mundo, y en momentos en que se pone en entredicho el valor de la universidad pública”, afirmó.

Consciente de la amenaza que representa el debilitamiento de la autonomía universitaria y el desprestigio del pensamiento crítico, Voorend defendió la relevancia de la vinculación entre la docencia, la investigación y la acción social. “El IIS me dio la oportunidad de ganar una vida académica y laboral en Costa Rica. Es una época de mucha esperanza en la capacidad de las universidades para unir los pilares fundamentales del conocimiento”, añadió.

El Dr. Koen Voorend, director del IIS UCR (de pie a la derecha), fue enfático al destacar el papel de las universidades públicas, dentro de los esfuerzos por buscar mejorar las sociedades en Centroamérica. Foto Laura Rodríguez.

Por su parte, la Dra. Isabel Avendaño Flores, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR, contextualizó el nacimiento del IIS en una visión estructural de desarrollo académico: “La fundación del IIS en 1975 no fue un hecho aislado, sino parte de una visión fundacional más amplia… una que apostaba por construir una Facultad que situara la investigación como eje estructural”.

Avendaño destacó que hoy existen más de 300 proyectos vigentes en la Facultad que articulan docencia, acción social e investigación, un entramado institucional “diverso, potente y profundamente comprometido con la producción de saberes que transformen nuestra sociedad”, describió.

Un espejo inquietante para Costa Rica

Para inaugurar el Congreso se programó la conferencia de la politóloga e investigadora Rachel Schwartz, del Instituto Kellogg y la Universidad de Oklahoma. Bajo el título Cuando la impunidad contraataca: la lucha contra la corrupción y el futuro de la democracia en Centroamérica, Schwartz delineó un panorama sombrío pero esclarecedor.

“Centroamérica no es una excepción”, advirtió. En su análisis, los procesos autoritarios actuales responden a una lógica transnacional de defensa de la impunidad, un sistema de poder enquistado en los Estados desde los años del postconflicto armado.

“Los países que vivieron guerras civiles no regresaron a ellas, pero se consolidó una democracia débil y una forma de Estado semipatrimonial”, explicó.

Este tipo de régimen, según Schwartz, permite a las élites políticas y económicas utilizar las instituciones para sus propios fines, manipular la legalidad y evitar la rendición de cuentas. Es un modelo que, aunque democrático en apariencia, opera con lógicas profundamente autoritarias. ¿Nos suena esto familiar a las y los costarricenses?

“La democracia débil en Centroamérica es necesaria con la misma fuerza por la cual es inviable”, citó, retomando la frase del sociólogo Edelberto Torres Rivas. A lo largo de su ponencia, Schwartz detalló cómo la lucha contra la corrupción, paradójicamente, ha servido de catalizador para una nueva ola de autoritarismo: los casos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua lo demuestran con crudeza, señaló la experta.

De las expectativas rotas a los autoritarismos consolidados

Para Schwartz, el caso guatemalteco fue especialmente ilustrativo: la creación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) logró, junto al Ministerio Público, procesar a altos funcionarios e incluso tumbar un gobierno. Pero esa ofensiva contra la corrupción desató la reacción de las élites, que cooptaron el aparato judicial para perseguir a fiscales, jueces, periodistas y activistas. “El mensaje fue claro: sacrifiquemos la institucionalidad, resguardemos la impunidad”, sentenció Schwartz.

En Honduras, una oleada de escándalos de corrupción fue enfrentada con reformas que blindaron a los responsables. Mientras El Salvador, bajo el mando de Nayib Bukele, ha transitado de una democracia partidista a un régimen de excepción, con más de 80 000 personas detenidas y apresadas, y un proceso de reelección inconstitucional.

Y en Nicaragua, el control absoluto del aparato estatal por parte del régimen Ortega-Murillo ha producido violaciones masivas a los derechos humanos, en un modelo que las Naciones Unidas han comparado con el régimen nazi, adujo la especialista.

¿Está Costa Rica al filo del despeñadero?

Este Congreso puso sobre la mesa una pregunta incómoda para el país anfitrión: ¿es aún una excepción en este panorama? La tradición democrática costarricense, su robusta institucionalidad y su cultura cívica han sido por años motivo de orgullo, pero la región cambia y arrastra consigo dinámicas que desafían esa excepcionalidad.

Los discursos que se escucharon durante el Congreso coinciden en señalar que la resistencia está en el conocimiento crítico, en la capacidad de las universidades públicas para generar pensamiento, y en la construcción de ciudadanía informada.

“El modelo eficiente que implicó que los pueblos se resignaran a democracias débiles ya no se puede sostener”, concluyó Schwartz

La investigadora Rachel Schwartz, advirtió sobre la extensión del autoritarismo dentro de las democracias centroamericanas, y la alianza entre las élites políticas y económicas para que la corrupción quede impune. Foto Laura Rodríguez.

El Instituto de Investigaciones Sociales nació en 1975, en plena efervescencia política regional. Su trayectoria lo ha consolidado como un referente de pensamiento interdisciplinario y compromiso social. Hoy, cuando la región vuelve a oscilar entre la esperanza y el abismo, el IIS reafirma su papel como plataforma de análisis, denuncia y propuesta.

Celebrar sus cinco décadas no es sólo mirar al pasado con gratitud, sino defender su futuro. “No es tiempo para claudicar”, dijo la Dra. Avendaño. “Es tiempo para reafirmar que otro conocimiento es posible, y con él, otra Centroamérica”.

El conocimiento riguroso, el pensamiento crítico y la resistencia desde la academia siguen siendo, quizás, la mejor esperanza para los países de la región.

Centroamérica: una historia de revoluciones

El 50 aniversario del IIS UCR se convirtió en una oportunidad para replantear narrativas, cuestionar certezas y mirar con nuevos ojos el pasado traumático y esperanzador que vivió Centroamérica durante los años setenta y ochenta.

Y es que durante esos años convulsos, el Istmo fue el epicentro de guerras civiles, revoluciones, dictaduras militares y profundas movilizaciones sociales. Fue también el objeto de obsesión de las grandes potencias, especialmente Estados Unidos, y el escenario donde se proyectaron las tensiones ideológicas de la Guerra Fría.

Pero también fue el lugar donde nacieron proyectos utópicos, se tejieron solidaridades globales, y donde los pueblos intentaron, con todas sus fuerzas, transformar su destino.

“Fue una época de sueños desbordados, de grandísimas ideas, de la sensación de que todo era posible”, afirmó el historiador nicaragüense Dr. Mateo Jarquín Chamorro, durante su conferencia en el acto de clausura del Congreso. Su análisis de la revolución sandinista en Nicaragua, y de los procesos paralelos en El Salvador y Guatemala, trajo al presente los matices y contradicciones de aquella época.

En Nicaragua, la caída de la dictadura de los Somoza en 1979 marcó un antes y un después. El proyecto sandinista aspiraba a una redistribución radical de la riqueza y a la creación de un nuevo sujeto político, el “hombre nuevo”, influido por las ideas de justicia social y solidaridad internacional, recordó Chamorro. Pero el sueño fue asediado desde dentro y desde fuera.

A nivel interno enfrentó dificultades para consolidar una democracia revolucionaria, y a nivel externo fue atacado por la política intervencionista de Estados Unidos que apoyó a la llamada Contra con millones de dólares, armas y asesoría.

“Las revoluciones centroamericanas no lograron imponerse militarmente, ni transformar por completo las estructuras sociales. Pero tampoco los sectores conservadores pudieron restaurar el viejo orden. Quedamos en una especie de empate amargo”, expresó Jarquín, citando al politólogo argentino Carlos Vilas.

En El Salvador y Guatemala, la historia fue aún más sangrienta, dijo este experto. Años de represión militar, desapariciones forzadas, masacres y desplazamientos marcaron a generaciones enteras. La Guerra Civil salvadoreña (1980-1992) y el Conflicto Armado Interno guatemalteco (1960-1996) dejaron más de 300 mil muertos y un legado de dolor que todavía atraviesa las sociedades de esos países.

En la otra acera, Costa Rica se posicionó históricamente como el país “excepcional” de Centroamérica: una democracia sin ejército, con inversión sostenida en salud y educación, y con estabilidad política. Sin embargo, como advirtieron las autoridades universitarias durante el Congreso, esta narrativa ha sido usada para invisibilizar tensiones internas y desentenderse de los destinos compartidos con el resto de la región.

La inauguración y la clausura del Congreso en conmemoración por los 50 años del IIS UCR se realizaron en el Auditorio de la Plaza de la Autonomía, el 14 y el 16 de mayo. Foto Laura Rodríguez.

La Dra. Vivian Vílchez Barbosa, directora de Gestión de la Investigación de la UCR, hizo un llamado a desmontar esa idea de excepcionalidad desde la investigación crítica: “Ponerla en duda no es una tarea menor, implica confrontar nuestros relatos fundacionales y asumir con honestidad que compararnos con nuestros vecinos no puede ser el único espejo. Necesitamos una lógica regional, interdependiente, compleja y solidaria”, apuntó Vílchez.

Por su parte, el Dr. José Moncada Jiménez, vicerrector de Investigación, advirtió sobre los riesgos de persistir en esa imagen complaciente. “La narrativa de la excepcionalidad ha atenuado las desigualdades históricas, las exclusiones y la crisis democrática que también nos afectan. El conocimiento crítico, el compromiso social y el diálogo regional son claves para avanzar”, reseñó Moncada.

Entre la centralidad geopolítica y la marginalidad global

Uno de los aportes más sugerentes del Dr. Jarquín fue la idea de que Centroamérica, a pesar de su importancia geoestratégica, ha sido históricamente marginada en el sistema internacional.

A lo largo del siglo XX, fue escenario de intervenciones extranjeras, desde el canal de Panamá hasta las “repúblicas bananeras”, pasando por el golpe de Estado en Guatemala en 1954 apoyado por la CIA.

Pero en los años 80, según Jarquín, ocurrió un fenómeno inédito: Centroamérica se convirtió, simbólicamente, en un campo de batalla ideológico global. Nicaragua fue el centro de la política exterior estadounidense bajo la administración de Ronald Reagan, y también el símbolo de una causa revolucionaria que movilizó a miles de internacionalistas, desde Europa hasta Asia.

“Las guerras en Centroamérica atrajeron más atención mediática, diplomática y académica que en cualquier otro momento de la historia de la región. Pero esa centralidad fue efímera y regresamos pronto al olvido”, lamentó el historiador.

En este contexto, el Instituto de Investigaciones Sociales ha desempeñado un papel clave como espacio de memoria, reflexión y acción crítica. Durante sus 50 años de existencia, el IIS UCR ha producido conocimiento comprometido con los derechos humanos, la equidad y la justicia social, y además ha documentado las voces silenciadas por la violencia, ha acompañado procesos comunitarios, y ha tejido puentes entre la academia y la sociedad.

“La investigación social, como el cuidado en salud, implica ver lo estructural, lo invisible, lo que duele, pero también lo que da esperanza”, reflexionó la Dra. Vílchez, retomando su formación como enfermera para subrayar el carácter transformador de la investigación.

En el 50 aniversario de la creación del IIS UCR, se dispuso una serie de mesas de discusión, como por ejemplo la denominada Desigualdad, trabajo y dignidad en América Central, que se desarrolló en las instalaciones del Instituto. Foto Laura Rodríguez.

¿Cuál es la Centroamérica queremos?

Los conflictos armados de las décadas pasadas dejaron cicatrices profundas, pero también enseñanzas. Las generaciones nacidas después de la guerra, como la del propio Jarquín, cargan con las deudas de ese pasado, aunque no lo hayan vivido directamente, indicó este historiador.

Las revoluciones se convirtieron en iconos, las utopías se desdibujaron y en su lugar quedó una región desigual, empobrecida y en muchos casos gobernada por nuevas formas de autoritarismo.

Aun así, desde los espacios académicos, comunitarios y culturales, se siguen abriendo caminos para imaginar una Centroamérica distinta. “Hoy más que nunca necesitamos una ciencia social comprometida, capaz de dialogar con otros saberes, de no temerle a la complejidad, y que se atreva a soñar futuros distintos”, subrayó finalmente Jarquín.

El Congreso excepcionalidad en duda no fue solo una mirada al pasado, sino una invitación al estudio del presente y del porvenir. En un contexto de crisis climática, migraciones masivas, violencia estructural y debilitamiento democrático, la región centroamericana enfrenta desafíos monumentales, pero también cuenta con una historia de resistencia, creatividad y solidaridad.

Otto Salas Murillo
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

Exposición «La Campaña Nacional. Historia y Arte»

La Academia Morista Costarricense, el Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional y el Museo Histórico Juan Santamaría, se complacen en invitarle a la inauguración de la exposición La Campaña Nacional. Historia y Arte, con la conferencia inaugural Historia, arte y literatura: la otra parte de la historia por el Dr. Luis Thenon.

La actividad será presencial el lunes 7 de abril a las 4:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá por el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/ y por el facebook Academia Morista Costarricense https://www.facebook.com/academiamorista/?locale=es_LA

La exposición estará abierta al público del 7 al 30 de abril, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.

Guerra de 1856-57 y de las primeras alertas que da el diplomático Molina sobre Walker

El Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional y la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica, se complacen en invitarle a la conferencia Guerra de 1856-57 y de las primeras alertas que da el diplomático Molina sobre Walker por la historiadora Matilde Amalia Cerdas.

Esta actividad es parte del ciclo «Recuperando nuestro pasado«.

La actividad será virtual el lunes 17 de marzo a las 3:00 p.m. y se transmitirá por el Facebook https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

UCR: Voz experta: A ochenta años del fin del Fascismo en Europa

El Fascismo es primero un fenómeno cultural para luego convertirse en fuerza política

Por: Dr. Jorge Barrientos Valverde, profesor e investigador en Historia Contemporánea en la Escuela de Estudios Generales, UCR.

Este 2025 marca como conmemoración histórica la derrota del fascismo en el mundo tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) a manos principalmente de las fuerzas aliadas encabezadas por la Unión Soviética para la liberación de Europa del Este y Berlín y los Estados Unidos con la liberación del frente occidental.

En el contexto de la crisis económica del 2008 y posteriormente la depresión social provocada por la pandemia COVID-19 en 2020, en pleno siglo XXI empezaron a surgir nuevas manifestaciones de movimientos de extrema derecha que ante las graves y cada vez más fuertes contradicciones del capitalismo mundial brindaban una narrativa alternativa de soluciones, con respuestas fáciles a problemas complejos de resolver, casi siempre a través de exaltar el patriotismo, el sentimiento de unidad nacional, el conservadurismo religioso, la crítica a las élites tradicionales, la necesidad de un gobierno autoritario de mano dura, y también los discursos de odio. Reivindicando incluso figuras como Benito Musolinni, Adolf Hitler o Francisco Franco.

Se manifiestan con propuestas que contienen altas dosis de homofobia, xenofobia, racismo, clasismo, misoginia y todo tipo de prejuicios anti comunistas (entiéndase como la lucha contra todo tipo de movimiento social de izquierdas y defensor de los derechos humanos, principalmente movimientos ambientalistas, por los derechos laborales, por la diversidad de pensamiento). Además de lo anterior, sostienen posiciones negacionistas en temas tan diversos como el holocausto, las muertes de las dictaduras, los derechos de las mujeres o el cambio climático.

Ante la gravedad del crecimiento de nuevas agrupaciones de extrema derecha en la actualidad, y tomando en cuenta que estos movimientos legitiman la discriminación y el uso de la violencia como forma de atacar a lo que ellos consideran un “otro no deseado”, se hace muy necesario desde el presente explicar los orígenes históricos de estos grupos radicales que simpatizan con el supremacismo blanco, la exaltación nacionalista y todo tipo de racismo y colonialismo que justifican la dominación y explotación de unos contra otros, cuestión que vemos claramente en el nuevo gobierno de Donald Trump y sus alianzas con Benjamin Netanyahu y Javier Milei.

Concepto y orígenes históricos del fascismo

El fascismo se refiere a una corriente político ideológica de extrema derecha, representante de los intereses de las élites capitalista más radicalizadas y anti democráticas, defensora de los privilegios de los sectores más poderosos de las naciones y apologista del pasado imperialista y monárquico que tuvieron en muchos momentos históricos ciertas naciones europeas. Hacia inicios del siglo XX, con el fin de llevar a cabo la consolidación de su proyecto político y económico se valió de la tradición militar, el nacionalismo exaltado, la idea de la unidad y supremacía de la nación y en algunos casos el ideario de la defensa de las buenas costumbres religiosas.

El movimiento fascista surge principalmente como una reacción a la revolución rusa de 1917, como un método de defensa de los intereses de las clases privilegiadas y poderosas a los movimientos insurgentes de corte anarquista y marxista que querían luchar por mayores niveles de justicia y equidad social. El fascismo defiende el desarrollo de un capitalismo corporativista, manejado por una élite militar, con una burguesía supeditada a las directrices del gobierno totalitario que legitima las divisiones sociales de clase y que fomenta la supremacía de las élites blancas frente a otros grupos étnicos. (Rodrigo Quesada, 2007).

Sin embargo, las raíces históricas de dicho movimiento pueden ubicarse mucho antes. En Francia desde finales del siglo XIX Charles Maurras desarrolló un proyecto ideológico ultra nacionalista, fuertemente anti semita y anti comunista, profundamente contrarevolucionario como respuesta a la Comuna de París de 1871 que amenazaba los intereses de los más poderosos, además defensor del régimen monárquico creía que el parlamentarismo era nocivo para la nación francesa. Para èl la democracia y el parlamento daban opción a radicales de izquierdas a que participaran de la política y pudiesen tomar decisiones para el país, en detrimento de los intereses de la aristocracia francesa.

Los choques inter imperialistas y las disputas coloniales generaron que también en otras naciones se desarrollaran manifestaciones de este tipo de proyecto ideológico. Esto fue provocando rivalidades y odios entre las naciones europeas, incluso desde los conflictos generados por la Conferencia de Berlín (1985) y los desacuerdos entre élites imperialistas respecto a cómo dividirse África y parte del Medio Oriente. Como es sabido, tales disputas y desacuerdos finalmente intentaron resolverse con la Primera Guerra Mundial, aunque con resultados no muy convincentes ni definitivos.

Es específicamente en Italia donde más se desarrolla ya bajo ese nombre el proyecto fascista. Luego de terminada la Primera Guerra Mundial, Italia queda como uno de los países más afectados de las consecuencias del conflicto y el tratado de Versalles. La situación socio económica en Europa es paupérrima y decadente, principalmente para las clases trabajadoras más explotadas, quienes incluso fueron la carne de cañón para ir al frente de los ejércitos en estas guerras, envenenados por un discurso patriotero de exaltación nacionalista y convencidos de la grandeza de sus naciones y el futuro próspero que sus respectivas burguesías prometían.

Esos sectores sociales, urgidos de respuestas frente a la crisis política y económica de 1919, fácilmente se dejaban seducir por discursos mesiánicos de salvación de la patria, de unidad y de nuevas luchas militares. Esa era una alternativa, la otra al frente, era el de la revolución socialista de inspiración marxista – anarquista.

Fue Gabriele D’annunzio, un poeta, político y militar italiano quien más influenció el desarrollo de muchas ideas que luego Benito Mussolini iba a poner en práctica, ideas que estaban plagadas de fanatismo nacionalista, odio por el socialismo marxista y aversión por los judíos. Proponían en cambio un sindicalismo nacional fascista en oposición al sindicalismo combativo de izquierdas, elemento que para Zeev Sternhell, es clave para comprender dos cosas: a. el fascismo es primero un fenómeno cultural para luego convertirse en fuerza política, b. la polarización ideológica entre izquierdas y derechas en el marco de la lucha de clases cada vez más grave es lo que genera que el fascismo tome tanta fuerza política. (Zeev Sternhell, 2002).

Así las cosas, el fascismo no es un accidente de la historia de Occidente, por el contrario es mas bien el resultado de la cultura política europea plagada de conflictividad social, violencia política y fanatismos culturales. La burguesía mundial desde 1945 ha insistido en narrar al fascismo como un fenómeno político ajeno a la izquierda y la derecha y lejana a los intereses de las élites capitalistas, una especie de absurdo irracional que dura veinticinco años producto de la maldad de la naturaleza humana que siempre ha estado allí y se desbordó en estas décadas.

Lejos de esto, el fascismo es una ideología de extrema derecha, proviene de la clase burguesa racista, colonialista e imperialista, y es una corriente de lucha político militar que pretende defender a las élites más poderosas de la amenaza revolucionaria socialista, marxista, anarquista e incluso del reformismo socialdemócrata.  

La herencia del siglo XIX marca profundamente el llamado corto siglo XX entre 1914 y 1991 (Eric Hobsbawm, 1994), principalmente por tres fenómenos principales que explican el desarrollo del fascismo:

  1. la nostalgia por el pasado imperial y colonial, incluyendo la defensa de la monarquía.
  2. el fanatismo nacionalista y patriota, circunscribiendo el tema religioso.
  3. la profunda lucha de clases, la polarización social entre burguesía y proletario y entre naciones poderosas y naciones subyugadas.

Características del fascismo

 Siguiendo los aportes de Enzo Traverso, Rodrigo Quesada y Ernest Mandel, algunas de sus características como corriente política son:

– Se asocia al nacionalismo exaltado inclusive legitimando el supremacismo blanco europeo.

– Utiliza el militarismo como instrumento clave para llevar a cabo sus proyectos políticos de dominación ideológica y control social.

– Practica el culto al líder supremo, quien es un hombre blanco autoritario, del alto rango militar, quien debe guiar a la nación hacia el progreso y defender a los sectores más aristocráticos del país bajo un capitalismo monopolista.

– Fomenta el racismo, la xenofobia, el anti comunismo, el anti semitismo, la homofobia, el eurocentrismo, el etnocentrismo, la islamofobia, el determinismo biológico y con ello el darwinismo social, una repulsión por el liberalismo político y el fanatismo religioso como modo de legitimar sus planes de dominio nacional.

– Desarrolla una fuerte afición por el pasado monárquico, imperialista y colonialista de muchas naciones europeas, de manera tal que legitima el sometimiento y saqueo de grandes cantidades de poblaciones a las que se considera atrasadas y subdesarrolladas.

Las dictaduras neofascistas

 A partir de 1947 con la entrada de la comunidad internacional en la dinámica de la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentarían por el control político, ideológico y económico del mundo. La disputa sobre el Medio Oriente, en específico relativo al conflicto palestino – israelí demostraría el enfrentamiento entre estas super potencias. Con el apoyo explícito de los Estados Unidos, en América Latina se desarrollaron una gran cantidad de golpes de Estado y dictaduras militares sangrientas, en nombre de la democracia, la estabilidad de occidente, el mundo libre y las buenas costumbres cristianas, esto entre 1948 y 1991.

La mayor parte de los dictadores en América Latina aliados a los gobiernos norteamericanos se decían buenos cristianos y patriotas, incluso admiradores del estilo de gobierno de Musolinni o Franco. (Roitman, 2013). Estas dictaduras asesinaron miles de civiles siguiendo el llamado método Yakarta puesto en práctica primeramente en Indonesia en los años sesenta. (Vicent Bevins, 2021).  

Las nuevas extremas derechas

El planeta entero vive momentos de mucha tensión y preocupación derivados de la llegada al poder de líderes de extrema derecha en los gobiernos de Estados Unidos con Trump, la extrema derecha sionista en Israel que gobierna hace varios años en coalición con Benjamín Netanyahu, la Hungría de Victor Orban, en Argentina Milei y en Italia con Giorgia Meloni.

Dichas derechas radicales hoy en día tienen semejanzas y diferencias con las extremas derechas clásicas. Evaden reconocerse como movimientos fascistas o simpatizantes del fascismo europeo y más bien su batalla declarada va contra los inmigrantes empobrecidos, contra la diversidad sexual, contra los derechos de las mujeres, y contra todo movimiento de izquierdas, desde ambientalistas hasta defensores de derechos humanos.

Se aprovechan además de las iglesias neopentecostales con la teología de la prosperidad para plantear estos enfrentamientos como parte de una cruzada religiosa de cristianos buenos contra socialistas malos. Esa fue la experiencia brasileña con el caso de la llegada al poder de Jair Bolsonaro en una alianza entre magnates eclesiales, el ejército, grandes empresarios y el poder financiero.

Libros recomendados

Eric Hobsbawm. Historia del siglo XX: La era de los extremos.

Rodrigo Quesada. El siglo de los totalitarismos.

Enzo Traverso – Las nuevas caras de la derecha.

Enzo Traverso. La historia como campo de batalla.

Noam Chomsky – ¿Quién domina al mundo?

Kathleen Belew – Bring the war home.

Pablo Stefanoni – ¿La rebeldía se volvió de derecha?

Steven Forti – Extrema Derecha 2.0.

Zeev Sternhell – El nacimiento de la ideología fascista.  

Marco Roitman – Tiempos de oscuridad. Los golpes de Estado en América Latina.

Vincent Bevins – El método Yakarta. 

Doctor en Historia Jorge Barrientos Valverde.
Profesor e Investigador Asociado de Historia Contemporánea en la Escuela de Estudios Generales, UCR.

Conferencia «Bicentenario de la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica»

El Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional y la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica, se complacen en invitarle a la conferencia Bicentenario de la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica por el historiador Vladimir de la Cruz.

Esta actividad es parte del ciclo «Recuperando nuestro pasado«.

La actividad será virtual el lunes 10 de febrero a las 3:00 p.m. y se transmitirá por el Facebook https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

Mario Devandas, en su cuarto aniversario

Adalberto Fonseca E.
Historiador

El día de hoy 25 de diciembre, Mario Devandas Brenes cumple cuatro años de fallecido.

En lectura de la memoria histórica de este ciudadano, repasamos que, en setiembre de 1974, denuncia los peligros y riesgos que atraviesa el Instituto Costarricense de Electricidad ICE, sobre todo la situación condicionante de los préstamos extranjeros que significaría en su lectura un creciente proceso de desaparición.

Expresa Devandas:

“… las condiciones impuestas por organismos financieros internacionales como el Banco Mundial al ICE, lo están sometiendo a un proceso de desnacionalización, por lo que puede convertirse el ICE en una pequeña empresa administrativa de energía y telecomunicaciones, con las manos atadas para poder tomar decisiones soberanas…”; en ese momento como Secretario de asuntos sociales del Partido Socialista Costarricense.

Continúa…

“… el ICE cuenta con los suficientes recursos humanos y de equipo para construir por el mismo las obras que realiza, pero las agencias financieras lo han obligado a entregar las construcciones a empresas extranjeras, lo que significa la pérdida de muchos millones para el país. Las imposiciones se extienden a todas las actividades técnicas del ICE, tales como diseños, planeamiento, inspección de obras, etc.…”

“… la presión del Banco Mundial (organismo que financia proyectos del ICE), sobre la Institución comenzó con el proyecto de la Garita, pero en esa ocasión el Estado Costarricense optó por realizar las obras con sus propios medios…”

“… posteriormente, se planeó el proyecto de Río Macho, el Estado no pudo financiarlo y el ICE se vio obligado a recurrir al Banco Mundial… así su dependencia con este organismo. Se dice que el Banco Mundial es un organismo independiente con relación a las decisiones que toman las naciones, pero la mayoría de las acciones de dicho Banco están concentrados en manos de unos pocos, así vemos que Costa Rica cuenta con un 0.25 % de las acciones, pero los Estados Unidos con más del 27%, además la elección de la directiva del Banco está de acuerdo al número de acciones de cada país, así Costa Rica tiene derecho a 357 votos, y Estados Unidos a 63.750 votos…”

Con esta breve referencia a un capítulo del Banco Mundial y sus relaciones con Costa Rica, recordamos al compañero y amigo Mario Devandas. Sin duda un pensamiento crítico de un costarricense emblemático.

Devandas dedicó 50 años de su vida a la lucha social, en procura de una sociedad más justa y equitativa para las y los costarricenses. Cómo lo hemos propuesto, Mario debe ser declarado «Benemérito de la Patria”.  Las y los diputados de este país, tienen la palabra.

La Cuarta Teoría Política: Un faro para reencontrar la vía costarricense

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez Núñez.

Como docente e investigador en el área de Relaciones Internacionales, ha sido un honor tener la oportunidad de entrevistar hace un tiempo al profesor, geopolítico y filósofo ruso Alexandr Dugin, uno de los intelectuales más influyentes del mundo no occidental. Sus ideas no solo han moldeado el pensamiento político de la Rusia contemporánea, sino que también han impactado a numerosos pensadores a nivel global, incluido en Occidente. Paradójicamente, en estas tierras que se proclaman defensoras de la libertad de expresión y de conciencia, su obra ha sido objeto de censuras que contradicen estos principios.

Uno de los aportes más importantes del profesor Dugin, a quien además tuve el agrado de conocer personalmente en Moscú, es su célebre Cuarta Teoría Política, una propuesta disruptiva y audaz que desafía el pensamiento político moderno occidental y sus tres grandes ideologías: comunismo, fascismo y liberalismo. Dugin sostiene que, ante el evidente desgaste de estas corrientes y sus inclinaciones totalitarias, es imprescindible una nueva teoría política que supere las limitaciones de una modernidad atea, materialista y marcada por un nocivo complejo de superioridad. Este modelo ha sido la herramienta central para consolidar la hegemonía política, ideológica y económica de Occidente durante los últimos 500 años, un dominio que su teoría invita a cuestionar radicalmente.

La Cuarta Teoría Política se fundamenta en la premisa de que la modernidad atraviesa una profunda crisis. Esta crisis se refleja en la pérdida de valores tradicionales, reemplazados por un sistema centrado en el materialismo, el consumo desmedido y la ausencia de propósito existencial. El nihilismo actual así lo demuestra en todos los campos. Se traduce, además, en la desintegración de las comunidades, el incremento de la desigualdad social y un vacío antropológico que despoja al ser humano de su conexión con los principios fundamentales que rigen el universo y la existencia misma. En esencia, la crisis de la modernidad es una crisis de sentido, un colapso de las bases éticas y espirituales que históricamente han dado dirección y significado a la vida de la civilización Occidental.

Esta teoría plantea la identidad como fundamento central de la organización política. Esta identidad se entiende como la pertenencia a una comunidad, una cultura y una historia compartidas. El profesor Dugin incorpora el concepto del Dasein o «ser-ahí», desarrollado por el filósofo alemán Martin Heidegger, reinterpretándolo en clave geopolítica para vincularlo al «ser-ahí» de cada pueblo y su desarrollo dentro del espacio y contexto que le son propios. La identidad, según esta visión, no solo nos define como seres humanos, sino que también nos otorga un sentido de pertenencia auténtico, en oposición a ideas impuestas desde posiciones de enunciación que se autoproclaman superiores. Cada pueblo posee su propio logos (racionalidad) y ethos (esencia cultural), los cuales deben ser respetados como expresión única de su devenir histórico y espiritual.

Las tres grandes ideologías de la modernidad han tenido como base sujetos históricos que, en última instancia, niegan a la comunidad y al pueblo como tal. En el fascismo, el sujeto histórico es el Estado o la raza; en el comunismo, la clase proletaria; y en el liberalismo, el individuo. Sin embargo, Dugin sostiene que estos paradigmas son insuficientes para enfrentar los desafíos contemporáneos, ya que fragmentan la esencia colectiva de las sociedades.

Por eso, el planteamiento de este filósofo ruso propone una simbiosis en la que el Dasein de cada pueblo, como sujeto político, sea el eje alrededor del cual giren tanto el Estado como el mercado. Todo ello debe estar fundamentado en las tradiciones y creencias genuinas de cada sociedad, capaces de resistir la manipulación y las imposiciones ideológicas de actores externos. La meta es que cada pueblo encuentre su propio camino hacia el desarrollo, respetando su identidad propia y fomentando relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo y la cooperación.

Dugin aboga por un verdadero mundo multipolar, donde las diferentes civilizaciones puedan coexistir sin la dominación de hegemonismos, y en el que la diversidad de creencias, culturas, saberes y filosofías se valore como una fortaleza que enriquezca a la humanidad en su conjunto. A continuación expongo un pequeño extracto de la entrevista que hice al profesor Dugin donde se refiere a la Cuarta Teoría Política:

“La Cuarta Teoría Política es precisamente la crítica radical del liberalismo y al mismo tiempo no tiene nada que ver ni con comunismo ni con fascismo, es la invitación para despertar la imaginación de los pueblos, de las sociedades, para imaginar, crear y proponer alguna cosa más allá del status quo. En las relaciones internacionales, este proyecto de la Cuarta Teoría Política, corresponde orgánicamente a la Teoría del Mundo Multipolar, donde América Latina debe fungir como un polo independiente y soberano, hay que pensar en la integración de los pueblos de toda América Latina basándose en su identidad profunda, tradicional y común para poder crear este polo de la multipolaridad para llevar a cabo esta tercer fase de la liberación latinoamericana que empezó con Bolívar y otros héroes de la región.

Esta es hoy la necesidad porque no es posible superar la unipolaridad actual con socialismo que no provoca ya el entusiasmo popular, o el sobre racionalismo por otro lado, que opone a unos pueblos contra otros y ayuda a los liberales a manipular a la gente. Hay que clarificar esa visión continentalista para desarrollar de manera más clara y transparente esta visión de un futuro común, que es más o menos, lo mismo que el euroasianismo en Rusia, porque en Rusia nosotros queremos juntar los pueblos euroasiáticos alrededor de un destino común. Lo mismo tiene que suceder en América Latina, donde pueda desarrollar su sentido de destino común diferente al de América del Norte, de Europa, de Rusia, del mundo Islámico, no es tampoco necesariamente pro ruso, la Teoría del Mundo Multipolar es objetiva, no sirve a los intereses de unos u otros, porque se trata de crear y defender esta identidad propia de cada civilización”.

Después de estas palabras del profesor Dugin, surgen muchas preguntas y un cúmulo de ideas que invitan a reflexionar sobre cada una de sus afirmaciones, especialmente en relación con el caso costarricense y la coyuntura histórica que enfrentamos. En un contexto de creciente polarización política y odio, la Cuarta Teoría Política se presenta como un llamado a redescubrir la vía costarricense, esa trayectoria histórica que ha hecho de nuestro país un lugar único, con una identidad y una historia propias.

Hechos como el Pacto de Ochomogo, el «comunismo a la tica”, las Garantías Sociales y la abolición del ejército son expresiones del ser-ahí profundo del pueblo costarricense, caracterizado por su solidaridad y su sentido de pertenencia a una matriz común. Estas lecciones del pasado nos recuerdan que nuestro desarrollo debe basarse en nuestra identidad, en nuestros valores, y no en modelos ni modas impuestas desde fuera. La reflexión de Dugin nos invita a pensar críticamente en nuestro propio camino, a fortalecer nuestra identidad y a retomar las raíces que han definido nuestro proyecto nacional. Es tiempo de construir un modelo que honre nuestra historia y proyecte a Costa Rica hacia un futuro auténtico y solidario, en armonía con nuestra propia historia, así como con nuestra esencia como pueblo.

Historia de todas las mujeres: primeras diputadas

Haydee Hernández Pérez del departamento de Gestión Documental y Archivo de la Asamblea Legislativa elaboró este material recordando a las primeras diputadas del país. Estela Quesada Hernández, María Teresa Obregón Zamora, y Ana Rosa Chacón González fueron las primeras diputadas, cada una con logros propios que marcaron la historia del país. 

Estela Quesada fue la primera mujer electa para ocupar un cargo propietario en el directorio legislativo, la segunda secretaría, en 1953. Maria Teresa Obregón fue la primera mujer en dar un discurso en el congreso, según el acta de la Asamblea Legislativa #088, también en 1953, y Ana Rosa Chacón realizó el segundo, en esa misma fecha.

Este 1 de noviembre se cumplieron 70 años desde ese día, cuando estas primeras diputadas ejercieron su derecho a la ciudadanía y a representar a su género en el plenario.

Compartido con SURCOS por Ana Leonor Ramírez.

Entrevista a Vladimir de la Cruz: la historia de la institucionalidad costarricense, segunda parte

El pasado 22 de octubre del 2024 se llevó a cabo la segunda parte de una entrevista, llevada a cabo por el programa Prisma Latinoamérica al historiador y analista político Vladimir de la Cruz, el cual habló sobre la institucionalidad costarricense. La conversación fue conducida por el sociólogo Miguel Sobrado.

En esta segunda parte, se habla sobre cómo se podría lograr que la riqueza del país se comparta entre todos, y que no sea el narco el que marque el camino del desarrollo. Enfatiza que hay un factor clave, y es la educación, y como esta debe ser modernizada, para acoplarse a un nuevo contexto, con nueva tecnología, y nuevos conocimientos. 

También, se recalca la gravedad de la situación del cambio climático, como las nuevas generaciones se enfrentan a problemas graves del ambiente, los suelos por su degradación, los mares por su contaminación, al igual que el aire contaminado. 

Vladimir de la Cruz habla sobre cómo los nuevos gobernantes buscan debilitar la institucionalidad pública, especialmente desde la educación, al negar el 8% constitucional a las universidades e instituciones educativas públicas, y reforzar la educación privada, con sistemas de becas.

Finalmente, se menciona como eso afecta a todos los niños y colegiales que les han quitado los subsidios de becas, los comedores, el transporte, y al trasladar estos fondos a la educación privada, se está abriendo una mayor brecha, haciendo que, junto con los programas de jornadas 4:3, y otros movimientos de este corte, se esté creando un marco para que personas que crecen sin oportunidades en educación, con cada vez más baja escolaridad, trabajen más, y sean más susceptibles a la manipulación social.

De nuevo extendemos una invitación a ver la entrevista completa, para aquellas personas que quieran saber más sobre la historia de Costa Rica y su institucionalidad a lo largo de los años.