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Etiqueta: horas extra

La jornada de 12 horas no se justifica, ni es necesaria

Vladimir de la Cruz

Cuando se invita a empresas y a empresarios extranjeros a invertir en Costa Rica, los organismos especializados en la atracción de capitales y de la llamada Inversión Extranjera Directa, les informan del entorno jurídico que van a tener, relacionada con impuestos, exoneración de impuestos, ventajas fiscales, seguridad jurídica existente en el país, capacidad intelectual nacional de personas preparadas para las nuevas tecnologías y ciencias informáticas, así como de otras ventajas nacionales para esas empresas y empresarios.

Una información valiosa que se les suministra es el cumplimiento de la legislación nacional de trabajo, el régimen jurídico que lo regula y las obligaciones que se tienen con los trabajadores, relacionadas con jornadas, salarios, libertades de asociación laboral.

Así operan, y están obligadas a hacerlo, la Asociación de empresas de Zonas Francas de Costa Rica, la Cámara de Comercio, la Cámara de Industrias, la Unión de cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial, la Cámara de Exportadores de Costa Rica, la Cámara de Comercio Exterior, y la Cámara de Comercio Norteamericana Costarricense.

Hace algunos años, cuando fui Embajador en Venezuela traje al país grupos empresariales venezolanos, en una ocasión 56 empresarios, que se reunieron con sectores empresariales nacionales con la intención de comprar productos nacionales y de realizar inversiones en el país. En todas las sesiones que pude participar de esos encuentros pude aquilatar y valorar el papel de los empresarios nacionales informándoles a los venezolanos de los aspectos legales que debían cumplir y someterse, entre ellos la legislación laboral y social. Siempre que he puesto ese ejemplo de relación he destacado la responsabilidad de los empresarios, en esas cámaras, de hacer valer esa legislación. La realidad puede ser otra, pero fui testigo de que se les informaba de sus obligaciones., especialmente en el campo laboral y social.

Desde principios del siglo XX se viene intentando introducir en el país la jornada de trabajo de 12 horas diarias, por cuatro días a la semana, lo que se ha llamado popularmente la ley de la jornada 4-3, que garantiza el cumplimiento de la jornada de 48 horas a la semana, que jurídicamente se establece en seis jornadas de ocho horas cada una.

Con el criterio de concentrar en cuatro días las 48 horas se trata de vender a los trabajadores actuales y futuros, una ventaja de darles tres días de descanso. Teóricamente así parece. La realidad se impondrá brutalmente sobre los trabajadores y las personas que así se contraten.

Las nuevas jornadas de 12 horas de trabajo serán devastadoras físicamente para los trabajadores, agotadoras, productoras de mayor estrés físico y mental, de tensión física y emocional, de mayor frustración, de estrés agudo y prolongado, de mayor desgaste nervioso y generador de furias y enojos, generador de dolores de cabeza, tensiones musculares, problemas digestivos, de alteración de los estados de sueño, de mayor irritabilidad y dificultad para concentrarse en el trabajo y en las relaciones familiares. La violencia doméstica y familiar probablemente se incremente.

Para empezar un trabajador o trabajadora, para incorporarse a una jornada de 12 horas, debe prepararse en su hogar por lo menos dos horas antes de desplazarse a su sitio de trabajo, para prepararse personalmente, desayunar y trasladarse al sitio de trabajo. Al finalizar las doce horas de trabajo, igualmente tendrá de disponer de otras dos horas para regresar al hogar, habiendo de esa manera dispuesto en el día, entre 14 y 16 horas fuera del hogar.

Con las actuales jornadas de ocho horas de trabajo se producen al año más de 110.000 (ciento diez mil accidentes de trabajo) atendidos por el Instituto Nacional de Seguros y el Hospital del Trauma, con altos porcentuales de muerte y de incapacidades parciales y totales. Con 12 horas de trabajo sin ninguna duda esta situación se va a incrementar.

A nivel familiar se realizará un desgaste de las relaciones de pareja, de los esposos, de los padres y madres con sus hijos. Se debilitará la relación de colaboración entre ellos.

No hay condiciones nacionales de cuido para los niños en edad preescolar, de primera infancia, y de la atención escolar que deben brindar los padres. El sistema educativo está totalmente debilitado en términos generales y sin capacidad alguna de proteger a la infancia nacional en las condiciones de trabajos de sus padres de 12 horas o más fuera de sus hogares.

Las empresas carecen de la condiciones de facilitarles cuido y educación a los niños, mientras sus padres trabajan en ellas. Ni siquiera, en el proyecto de ley de estas doce horas se contempla esta posibilidad, y la garantizar el transporte seguro y acorde al salario real del trabajador al centro de trabajo y de retorno a su casa.

Salarialmente va a producirse un impacto muy grande en los trabajadores. De conformidad a la legislación nacional cuando se trabajan más de ocho horas, lo que se permite, hay que pagar un sobre sueldo de un 50% por cada hora de trabajo adicional. Así, si un trabajador, por ejemplo, gana 100 colones por hora, en la hora extra debe ganar 150 colones, o si gana 1000 colones debe ganar 1500 colones. Este plus salarial se pierde. Todas las 12 horas se van a pagar con un salario común por hora, y las horas extras adicionales que deberían pagarse con el 50% de más, van a pagarse, en el salario integrado por menos del 15%.

Aquí, con esta jornada de trabajo de 12 horas, que es como las que se aplicaban en el siglo XIX y parte del siglo XX, de tipo esclavista, se va a producir una rebaja real del salario de los trabajadores, produciéndole una ganancia al empleador, al empresario o a la empresa.

De acuerdo con la legislación nacional todo incremento en el salario, tipo pago de horas extras, se reconoce en el pago de aguinaldo en el mes de diciembre. Con el régimen de jornadas de 12 horas no se va a pagar ningún incremento en el aguinaldo. Se recibirá un salario igual al que se ganará mensualmente, lo

De acuerdo con la legislación nacional todo incremento en el salario, también repercute en el reconocimiento final al momento de pensionarse una persona, que se le hace un recuento de todos sus ingresos, por más de 30 años de trabajo o por tener la edad de retiro legalmente establecida. Con ese recuento se le establece una pensión correspondiente a un porcentaje de los salarios ganados, que generalmente es un 40% menos del salario que se recibió. En este momento también hay un proyecto de ley que quiere aumentar la edad de retiro, a más de 65 años y hasta los 70 años de edad, debido a la longevidad de los costarricenses estimada en 82 años para las mujeres y 78 para los hombres.

Brutalmente, el ROP lo están reformando para que el ahorro “voluntario” de los trabajadores se le pueda pagar en tractos hasta la edad de 110 años, como si toda la gente de Costa Rica pudiera vivir como doña Marita Camacho de Orlich, nuestra Primera Dama que goza felizmente de esa edad.

En otro orden de cosas, en la discusión que ha tenido este Proyecto de Ley en la Asamblea Legislativa, los diputados defensores de los empresarios esclavistas, que quieren implantar la jornada de trabajo de 12, no han podido demostrar, que realmente sea una necesidad esa jornada para establecerla de manera nacional. No han podido señalar una sola empresa que pida esa jornada. No han podido demostrar que empresas que quieran instalarse en Costa Rica pidan o exijan esa jornada esclavista.

Las empresas extranjeras en general están obligadas a cumplir la leyes laborales, en las mismas condiciones que se cumplen en sus países de origen. Las empresas estadounidenses están obligadas en ese sentido a cumplir las jornadas de ley nacional y las de su país, que también son de 8 horas diarias.

En este momento asesores de Donald Trump están proponiendo establecer la jornada de 60 horas semanales, a razón de 12 horas diarias. Por ahora es solo una propuesta y un discurso. En Europa, al contrario, en países de la OCDE, organización a la cual pertenecemos, se está orientando la jornada semanal a 35 y 36 horas sin disminuir salarios, con jornadas diarias de seis horas. En algunos países que tienen la jornada de 48 horas semanales están proponiendo reducirla a 40 horas, y en algunos de estos países proponen jornadas de 10 horas diarias por cuatro días a la semana, que es otra cosa y otro aspecto laboral que también se discute.

El actual sistema productivo moderno, de alta tecnología especialmente, impone en algunos trabajos y empresas sistemas constantes de trabajo, de manera que las empresas o fábricas deben trabajar las 24 horas continuas, sin parar. Eso es normal que así suceda. Las empresas han adaptado sus sistemas de contratación laboral para realizar tres turnos de trabajo de ocho horas cada uno. Con esto mantienen en funcionamiento sus sistemas de producción, con tras grupos de trabajadores. Si se establece la jornada de 12 horas la realidad va a provocar que una parte de esos trabajadores se quede sin trabajo, un turno de trabajo puede desaparecer totalmente.

No es cierto que con las jornadas de 12 horas de trabajo vaya a aumentar el empleo. Los datos empleo y desempleo son claros en el sentido de que está disminuyendo el empleo. ¿Por qué va a aumentar con las jornadas de 12 horas? No hay nada que así demuestre. Ni hay en el país una sola empresa que pueda hacer esta demostración.

La esencia de todo el proyecto de ley de las jornadas esclavistas de 12 horas es reducir la mano de obra, reducir sus salarios reales e incrementar las ganancias de las empresas y sus empresarios.

El presidente de la República está empeñado en que se apruebe la jornada de trabajo de 12 horas diarias de la manera más rápida posible, ojalá sin discusión alguna. En su trabajo internacional en países de sistemas políticos no democráticos, o poco democráticos, se acostumbró a proyectos que le tocaba impulsar que imponían o se realizaban bajo esas condiciones de trabajo esclavista.

Este Proyecto de Ley debe detenerse en la Asamblea Legislativa. Los sindicatos, las universidades, las iglesias, las organizaciones no gubernamentales que velan por los derechos humanos, los padres de familia deben pronunciarse y movilizarse contra la ley esclavista. La Iglesia Católica ya ha llamado la atención en este asunto. Se ha opuesto a la jornada de trabajo de 12 horas, siguiendo la tradición de la Justicia Social Cristiana desarrollada desde 1891, a partir de la Encíclica Rerum Novarum.

Al menos debe producirse un gran debate nacional, en términos de un debate parlamentario que no se someta al llamado trámite rápido, que es la forma vulgar de imponer esta Ley.

Cuando se discutía el Contrato de la ALCOA a finales e 1969 e inicios de 1970, el entonces diputado Rodrigo Carazo Odio, opuesto con otros diputados a ese Proyecto de Ley, no decía a los dirigentes estudiantiles que estábamos en la lucha contra la ALCOA, que a los diputados a favor de ALCOA les habían pagado más de 100.000 dólares. Por eso había en las marchas letreros que preguntaban: “¿Diputados, how much?”. Estaremos en una situación como esta ante la ley esclavista de las jornadas de las 12 horas diarias. “¿Diputados, how much?”

Compartido con SURCOS por el autor.

La jornada esclavista de las 12 horas diarias de trabajo, 4-3, no debe aprobarse

Vladimir de la Cruz

La jornada de trabajo en Costa Rica se reguló en ocho horas diarias en 1920. Desde 1918 se dieron luchas importantes en ese sentido y se logró parcialmente para grupos de trabajadores. A nivel mundial fue con las luchas de los trabajadores y obreros de los Estados Unidos y Europa, con la huelga general de 1886 que culminó con los sucesos de Chicago, que se estableció y reconoció esta jornada de trabajo. Aun así, en 1890 se reanudaron estas luchas en Estados Unidos para lograr que la jornada se impusiera para todos los trabajadores.

En las movilizaciones y huelgas de 1890 se sumaron de nuevo los trabajadores europeos. Los reunidos en Francia en 1889 acordaron celebrar a partir del 1 de mayo de 1890, a nivel mundial, marchas y movilizaciones con el objetivo de apoyar a los trabajadores norteamericanos. Además, acordaron que esa fecha todos los años los trabajadores se movilizaran para hacer un balance de sus luchas del año trascurrido y plantearan una plataforma de luchas para el año venidero. Este fue el origen del Día Internacional del Primero de mayo como día de los trabajadores.

En Costa Rica desde 1913 se celebra este día internacional. Desde 1913 hasta hoy, con excepción de algunos pocos años, no se ha realizado esta celebración y jornada de lucha.

Este primero de mayo próximo, del 2025, debiera tensar la lucha de los trabajadores costarricenses, en defender esta jornada de trabajo de ocho horas diarias, lo debe empezar a prepararse desde ahora por las distintas centrales sindicales de trabajadores, y por los sindicatos y asociaciones labores que existan, debido a que en la Asamblea Legislativa hay un Proyecto de Ley en trámite que se orienta a establecer la jornada de 12 horas diarias, seguidas, por cuatro días a la semana, lo que han llamado las jornadas 4-3, violentando toda la legislación social laboral nacional y la internacional, aprobada por Costa Ria, en distintos tratados y convenios.

La jornada de ocho horas se logró justamente para acabar con los sistemas de trabajo que tenían jornadas extenuantes de 10, 12., 14, 16 y hasta 20 horas diarias. En Costa Rica en 1920 había empresas que tenían jornadas de 20 horas diarias, donde los trabajadores en la práctica permanecían en sus centros de trabajo.

Las luchas de 1886 y 1890 hicieron que la Iglesia, entre otros factores, se pronunciara con la Encíclica Rerum Novarum, en 1891 a favor de la organización sindical, a favor del derecho de huelga y a favor de un justo salario, desarrollando y haciendo surgir desde ese año una posición a favor de los trabajadores y de la justicia social, originando las corrientes social cristianas, sumadas en estas luchas obreras, junto a las corrientes políticas socialistas, anarquistas y comunistas que las habían iniciado con los partidos obreros socialdemócratas.

En Costa Rica desde 1901 existen los sindicatos tal y como hoy los conocemos. Desde 1905 existen las centrales sindicales, donde varios sindicatos se unen. Desde 1913 existen las Confederaciones de Trabajadores, donde se unen centrales y sindicatos. La Confederación General de Trabajadores, surgida en 1913, al impulso de Centro de Estudios Sociales Germinal, que dirigían Joaquín García Monge, Carmen Lyra, Omar Dengo, José María Zeledón Brenes, fue la que organizó la celebración y realización de aquel Primero de Mayo de 1913 y la de los años siguientes en esa década.

Aún así, la jornada no se cumplía en todos los establecimientos y centros de trabajo del país. Esto hizo que el Centro Socialista dirigido por el Dr. Aniceto Montero, en 1919 el Partido Reformista, del padre Jorge Volio, en 1923 y el Partido Comunista, en 1931, en sus planteamientos programáticos y sus luchas exigieran el cumplimiento de las jornadas de ocho horas establecido en 1920.

En los años siguientes, hasta 1943, se dieron luchas sociales, obreras y campesinas, intensas, que en la coyuntura política nacional e internacional, hicieron posible una alianza política y social del Gobierno, dirigido por el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, con la Iglesia Católica, dirigida por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez y el partido Comunista de Costa Rica, dirigido por Manuel Mora Valverde, que dio por resultado la aprobación, en la Constitución Política, de esos años, que era la Constitución de 1871, del Capítulo de las Garantías Sociales y del Código de Trabajo, aprobados ambos en 1943, cuya aprobación se celebró en un gran desfile nacional, el 15 de setiembre de ese año, que el Dr. Calderón Guardia llamó Año de la Segunda Independencia, con apoyo de grandes manifestaciones obreras y de trabajadores del campo y de la ciudad.

Los sucesos de la guerra civil de 1948 no eliminaron esa legislación social y laboral. En la Asamblea Nacional Constituyente, de 1949, con apoyo de la Junta de gobierno que dirigía José Figueres Ferrer, se mantuvo y amplió el Capítulo de las Garantías Sociales y del Código de Trabajo, donde se contemplaba y establecía la jornada de ocho horas diarias en el país.

El desarrollo económico, político y social del país ha hecho que crezcamos continuamente, acomodándose el país, a las coyunturas internacionales, logrando fortalecer la democracia como sistema social y político y manteniendo los derechos sociales y laborales existentes, que se han fortalecido, igualmente, con los convenios y tratados que Costa Rica ha ido aprobando desde aquellos años.

Las tendencias mundiales, apoyadas por la Organización Internacional del Trabajo, de la cual formamos parte, y cuyos Convenios Internacionales, relacionados con esta jornada, hemos ratificado como país, hoy se orientan a establecer mundialmente las jornadas de trabajo de 40 horas semanales, y no de 48 horas, es decir jornadas de cinco días laborales de ocho horas diarias. También se orientan sus tendencias a favorecer las reducciones de las jornadas de trabajo diario, sin reducir el salario de los trabajadores, a jornadas de 36, 35 y hasta de 32 horas semanales, como se está haciendo en algunos países europeos. La jornada de 32 horas semanales la plantean como jornadas de ocho horas diarias por cuatro días a la semana, situación que están desarrollando experimentalmente en algunas actividades laborales y económicas, en países europeos, como Inglaterra. En esta reducción de jornadas se busca el mayor bienestar de los trabajadores, de manera puedan tener más tiempo libre, para el ocio, para el descanso, para el estudio, para pasar y disfrutar con sus familias.

En Costa Rica, desde inicios del siglo XXI, desde el 2004, se han impulsador proyectos de ley orientados a prolongar por ley las jornadas de trabajo a doce horas diarias, para un total de 48 a la semana. Con el cuento de las 48 horas semanales, que se respetan, proponen concentrarlas en 4 días y no en 6 como funcionan hoy.

Sin embargo, hay empresas e instituciones que trabajan con jornadas de 40 horas semanales y no de 48, ya como derechos adquiridos y consolidados, con jornadas de cinco días y no de seis laborales.

En el anterior gobierno, de Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana y en el actual, dirigido por Rodrigo Chaves Robles, se impulsa un Proyecto de Ley para aprobar la jornada de trabajo de 12 horas diarias, por cuatro días a la semana, que ya se encuentra en la discusión legislativa.

Esto es volver a las jornadas de trabajo esclavistas que existían en el mundo, en Europa y en el continente, en el siglo XIX, contra las cuales se llevaron a cabo las grandes luchas sociales que culminaron en las jornadas huelguísticas de Chicago, y de Europa, de 1886 y 1890.

Los representantes de los empresarios esclavistas de Costa Rica, en el debate legislativo, no han podido señalar una sola empresa que necesite este tipo de jornada de trabajo. Hablan de que el país por sus condiciones de competitividad comercial y productiva necesita estas jornadas de 12 horas diarias. Pero, esa alta productividad y competitividad se ha logrado justamente con jornadas de ocho horas diarias. Hablan de la presencia de 500 empresas extranjeras y multinacionales, que generan 250.000 empleos, que laboran con éxito en el país, con jornadas de ocho horas diarias. Los representantes esclavistas no han podido señalar a una solo empresa de estas que solicite jornadas de doce horas para su ciclo productivo, aun cuando trabajen continuamente las 24 horas.

Cuando el país se promociona en el exterior, tratando de atraer inversionistas y empresas, se les informa de la legislación social y laboral que tienen que cumplir en Costa Rica, donde está incluida a jornada de trabajo de ocho horas diarias. A ningún inversionista ni empresa se le ofrece ni siquiera la posibilidad de establecerle esa jornada de 12 horas diarias. Los que vienen saben que tienen que cumplir la jornada de ocho horas diarias. Y, saben también, que si quieren que sus trabajadores laboren hasta cuatro horas extra por día tienen que pagarles una jornada extra con un 50% más del valor por hora de la jornada ordinaria de ocho horas. De esta forma, por ejemplo, si en la jornada diaria ordinaria de ocho horas la hora se paga a 100 colones en la extraordinaria se paga a 150 la hora extra.

En el fondo, lo que se quiere es eliminar estos pagos extras en el trabajo. Con la eliminación de este pago extra se impone una sola jornada con u solo salario sin pago extra reconocido, con lo cual se disminuye realmente el ingreso del trabajador y se le causa un daño hacia el futuro. El daño que se causa es sus ingresos futuros.

Por ley, los ingresos o pagos extras que un trabajador tenga se reconocen y repercuten para el pago del aguinaldo, o treceavo mes que se hace en diciembre. Sin ese reconocimiento como se quiere hacer con el establecimiento de las jornadas de 12 horas hay una reducción del aguinaldo, porque en la jornada de 12 horas que se quiere establecer no hay pago de horas extras. Todas las 12 horas se pagan con una misma tarifa.

Igualmente, hacia el futuro, cuando el trabajador pueda pensionarse, lo hará con un salario fijo, que no ha tenido incrementos salariales por pagos extras u otros que le beneficien, por lo que tendrá una pensión disminuida, como las quiere establecer el actual gobierno de Rodrigo Chaves Robles, que tiene una pensión de $20.000 dólares de un organismo internacional, que se paga con cuotas que el país también paga por pertenencia a ese organismo internacional, de manera que todos los costarricenses, como a él le gusta reconocer, pagamos las pensiones de los pensionados, como él también se beneficia de altas pensiones.

El daño más importante, además del salario, el aguinaldo y la pensión disminuida que van a tener los trabajadores que sean sometidos a estas jornadas de 12 horas, va a ser en el interior de sus familias. El sistema económico y de transporte público no está en capacidad de atender esta organización de trabajo de manera que le permita al trabajador estar el mayor tiempo posible con su familia, su esposa e hijos. Veámoslo simplemente.

La inmensa mayoría de los trabajadores tienen que desplazarse para ir a sus trabajos. Ese desplazamiento o movilización le obliga a disponer de una o dos hora diarias para llegar puntualmente a su hora de trabajo. Para ello el trabajador agrega a su jornada de trabajo de doce horas una o dos horas más para llegar puntualmente. Al final del día de trabajo para regresar a su hogar el trabajador, igualmente, tiene que emplear, una o dos horas para ese regreso. Con esto el trabajador en términos reales estará fuera de su hogar por un total de 14 a 16 horas diarias, lo que lo saca de hecho y de manera violenta de su relación familiar, de su relación de pareja marital, de su relación de padre o madre con sus hijos que prácticamente no va a ver ni atender durante todas esas horas.

Las familias de trabajadores no tienen capacidad para mantener una niñera o alguien que colabore en el cuido de los niños, ni el sistema educativo está organizado para tener a los niños por lo menos ocho horas diarias en las escuelas y colegios. Algunas instituciones privadas de educación pueden tener estas facilidades, pero los colegios y escuelas públicas no tienen esa posibilidad, además de que hay casi 1000 establecimientos escolares y educativos en malas condiciones materiales de trabajo, en condiciones insalubres y en posibilidad de que las clausuren, agravando las condiciones de esos niños y sus familias.

La farsa de la ley que se quiere aprobar está en decir que al trabajador que se acoja a la ley le dan a posibilidad de que devuelva, después de tres meses de trabajo, a su jornada anterior. Al mismo tiempo que se le garantiza esto al trabajador, el mismo artículo de la ley dice que en ese caso el patrono puede cesarlo pagándole todos sus derechos sociales y laborales. Esto es lo que realmente va a suceder. Los echan a los que se devuelven y a los nuevos trabajadores les imponen la jornada de doce horas, sin otra posibilidad de laborar.

La jornada de trabajo de doce horas diarias, como se quiere establecer, va a aumentar los accidentes de trabajo, que ya existen por miles al año, va a aumentar la fatiga laboral y las consecuencias médicas y sanitarias que ello conlleva, con un gran impacto negativo y un elevado costo para la seguridad social y sanitaria del país y de las familias.

No es cierto, como afirman los representantes de los esclavistas costarricenses, que la Organización Internacional del Trabajo impulse estas jornadas extensivas de 12 horas diarias de trabajo. Tampoco es cierto que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, también las impulse o promueva. Lo cierto es que de los que de los países que en OCDE están, todos tienen jornadas de ocho horas, y varios de ellos ya están con las jornadas de 36 y 37 horas semanales con jornadas diarias de 6 y 7 horas, y no de 12 horas.

Los esclavistas que impulsan esta jornada de 12 horas de trabajo diario mienten cuando dicen que el Ministerio de Trabajo tiene capacidad para velar en la supervisión estricta de la aplicación de las jornadas de doce horas. No tiene capacidad como no la tiene para ejercer esa vigilancia en las condiciones actuales de sistema de trabajo nacional, no tiene los inspectores suficientes para atender la situación actual, menos la tendrá por complacencia en las prácticas laborales esclavistas que existen y no denuncian ni proceden contra ellas. El andamiaje de esta parte del Ministerio de Trabajo no está al servicio ni atención de los trabajadores. El ministerio más parece una oficina de relaciones laborales de los sectores patronales, y si se aprueba la ley lo será de los sectores patronales esclavistas. Algo parecido pasa con los inspectores de la Caja Costarricense del Seguro Social, en su relación con las grandes empresas.

Con la jornada de trabajo de 12 horas no se invierte nada en el bienestar de las futuras generaciones, como dicen los defensores de los esclavistas laborales. Si así fuera, en los Estados Unidos, de donde viene la mayor parte de las empresas extranjeras en el país, y de Europa, ya habrían establecido como la gran novedad de esta época las jornadas de trabajo de doce horas.

En la Asamblea Legislativa los esclavistas que impulsan esta ley no han podido demostrar que estas jornadas son las mejores, las más buenas y que existen en todos los países del mundo, como jornada ordinaria del modelo de trabajo hoy.

El Partido Unidad Social Cristiana, que todavía evoca la imagen del Dr. Calderón Guardia, este año que se cumplen 125 años de su natalicio, está un enterrando, junto a memoria histórica, la legislación laboral, pilar de la estabilidad democrática nacional, y gran obra del Benemérito de la Patria. Los herederos políticos de Calderón Guardia guardan silencio sepulcral ante este atentado a su legado histórico democrático. Los mercaderes del socialcristianismo, en la Asamblea Legislativa, se desnudarán en su condición de representantes esclavistas del trabajo con la aprobación de esta jornada de 12 horas de trabajo.

Los representantes del partido Liberación Nacional si se suman a los intereses esclavistas del trabajo se hundirán más en sus posibilidades electorales, abandonando definitivamente toda su historia socialdemócrata.

Los partidos restantes de la Asamblea Legislativa, exceptuando, el Frente Amplio, se montarán en el furgón de cola del gobierno, que no tiene ningún respeto por el Poder Legislativo y sus diputados.

Todos los sindicatos, todas las asociaciones gremiales y de trabajadores, deben unirse en este momento histórico, para detener la aprobación del proyecto de ley de las jornadas de 12 horas de trabajo diario. En esta dimensión también deben unirse todas las federaciones de estudiantes, que representan a los futuros trabajadores del país, para garantizarles de manera efectiva un mejor futuro social. Todas las asociaciones de mujeres también deben unirse en esta lucha, son sus familias y sus hijos los que saldrán altamente afectados con el establecimiento de las jornadas de 12 horas.

Esta lucha debe ganarse en la Asamblea Legislativa. Si no, en la calle y en las elecciones próximas votando contra los partidos que representan los intereses esclavistas. En este sentido, por ahora, como partido político, solo Esperanza Nacional, que postula a la presidencia de la República, al politólogo Claudio Alpízar, se ha pronunciado en contra de la aprobación de esta jornada esclavista.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Material didáctico jornada 4×3

SURCOS comparte una serie de infografías referentes a la jornada de 12 horas al día y 4 días a la semana, propuesta por Ana Lucía Delgado Orozco, partidaria del P.L.N. y presentada por Rodrigo Chaves, el actual presidente.

En estas imágenes se plantea una visión general de las características que abordaría el proyecto de ley en caso de ser aprobado, además de los impactos que pueden llegar a causar en las personas trabajadoras y la disponibilidad del tiempo incluso fuera de sus trabajos.

Los dibujos presentes en las infografías fueron elaborados por Olman Bolaños Vargas, mientras que los textos e investigación fueron realizados por Esteban Umaña Picado del medio Afiche.

 

Compartido con Surcos por Esteban Umaña Picado.

Que los diputados den el ejemplo con la jornada 4-3

Vladimir de la Cruz

La jornada de trabajo de Costa Rica, de 8 horas diarias, fue establecida en diciembre de 1920. Esta jornada fue regulada constitucionalmente desde 1943, en la Constitución de 1871, cuando se agregó, a esa Constitución, el Capítulo de las Garantías Sociales, aprobado ese año, junto con las jornadas nocturna y la jornada mixta, diurna nocturna.

En esa Reforma constitucional de 1943 se dio un Pacto Social y Político histórico, entre el Gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia, la Iglesia Católica jefeada por el Obispo Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, y el jefe del Partido Comunista, Manuel Mora Valverde, todos ellos hoy reconocidos como Beneméritos de la Patria.

La Guerra Civil de marzo y abril de 1948 produjo el ascenso al Gobierno de José Figueres Ferrer, también reconocido como Benemérito de la Patria, quien el 8 de mayo de 1948 al asumir el Gobierno, declaró la Fundación de la Segunda República, período histórico que seguimos viviendo. En ese primer año de su Gobierno convocó a la Asamblea Constituyente que trabajó durante el año 1949, aprobando la Constitución Política actual.

En esta Constitución se recogió, en el Capítulo de Garantías Sociales, las reformas hechas en 1943, ligeramente ampliadas, estableciendo, de esa manera, el régimen laboral del país, en sus jornadas de trabajo, lo ya establecido desde 1920 y 1943. Esto también se llevó al Código de Trabajo, aprobado en 1943, vigente en sus aspectos fundamentales hasta hoy, con las reformas laborales aprobadas en el Gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, La Ley del Trabajador, y las reformas laborales del 2009, con el perjuicio y limitaciones que se le ocasionaron por las reformas legislativas del 2018-2019 en el Gobierno de Carlos Alvarado Quesada.

La legislación vigente establece la jornada máxima diaria en 8 horas diurnas o en 6 nocturnas, y un sistema mixto diurno nocturno. Cualquier hora adicional se paga con un 50% más de su valor. Así, por ejemplo, si se paga a ¢100 la hora, la extraordinaria se pagará a ¢150. Si bajo este sistema se trabajan 12 horas, las primeras ocho se pagan por ¢800 y las segundas cuatro horas extras por ¢600, para un total de ¢1400 por jornada diaria.

Desde hace muchos años, en este siglo, se viene discutiendo la posibilidad de establecer una jornada laboral de 12 horas diarias. Así se discutió en la Asamblea Legislativa en el 2004. De establecerse esa jornada, en el ejemplo anterior, todas las horas se pagan igual, a ¢100 cada hora, con lo cual se incrementa el tiempo de trabajo, a 12 horas y su pago a ¢1200 diarios, con lo cual se rebaja el pago en ¢200, al no pagarse 4 horas extras, sobre las primeras ocho horas trabajadas.

También se elimina la jornada mixta y se ahorran los patronos los pagos diferenciados.

Esta jornada del 4-3 repercute en los beneficios sociales del aguinaldo, el salario escolar, las prestaciones, y en el largo plazo en la pensión, pues, al no pagarse los incentivos y beneficios de horas extras, no se contabiliza su monto proporcional en estos derechos. Así, la reforma debilita estos beneficios y derechos sociales.

La rebaja en el pago diario por la jornada de 12 horas, diarias por cuatro días a la semana, también produce proyectivamente una rebaja en lo correspondiente al pago de aguinaldo, y en el acumulado histórico para las futuras pensiones de los trabajadores que tenderán a más bajos ingresos jubilatorios.

En la vida diaria es también una rebaja de dinero que incide en la reducción de la capacidad adquisitiva del salario, respecto a los precios de los productos básicos de consumo, la canasta básica, entre ellos, que suben de precios todos los días, bajo muchos pretextos. De hecho, los salarios suben en escalera mientras los precios de los artículos de consumo suben en ascensor.

Así, con la jornada de trabajo de 12 horas, se trabaja más por día o por noche, se recibe menos dinero y se pagan los productos de consumo cada vez más caros, porque en correspondencia con estas posibles modificaciones a la jornada, y los salarios, no se congelan los precios de los artículos de primera necesidad, ni se congelan los alquileres que paga la gente, ni se congelan los pagos de los servicios públicos, como agua, servicios y ciertas tasas municipales, el servicio de recolección de basura, electricidad, y cualquier otro servicio público, como los peajes de vehículos, que en una situación de crisis y de congelamiento real, que hay de salarios y pensiones, también deberían someterse a congelamiento sus alzas. En este campo las Defensorías de los Habitantes y la de los Consumidores son simples papeles pegados en la pared, carecen de los sentidos de vista, el oído y la voz.

¿Cómo podemos ver en su efecto práctico esta jornada 4-3? Veámoslo así: Los trabajadores, en su desplazamiento al trabajo, emplean de una a dos horas más, antes de llegar a sus trabajos, desde que se levantan, bañan, visten, desayunan y toman los buses, a veces uno, dos o tres buses.

Igualmente gastan este tiempo para regresar a sus hogares. En la jornada laboral de 12 horas, si un trabajador entra a las 7 de la mañana, saldrá de su casa alrededor de las 5 a.m. y regresará alrededor de las 8:30 ó 9 de la noche. Así, durante 4 días a la semana este trabajador se alejará de su hogar por un lapso entre 14 y 16 horas cada día.

En el supuesto de que el cónyuge trabaje igual jornada y coincida en los días, ambos estarán juntos durante 3 días a la semana, pero los otros 4 dejan al garete a toda su familia. Con esta jornada, ningún sistema familiar se fortalece ni se integra.

Por otra parte, los niños ya no tendrán el apoyo de los padres en sus estudios, y estarán más solos y abandonados familiarmente. Y, si los cónyuges no coinciden en sus días laborales, uno trabajando de lunes a jueves y el otro de jueves a domingo, nunca se verán. La Familia, pilar de nuestra sociedad, se debilita, se fragmenta, entra en crisis y se pospondrá la creación de familias en tanto se postergarán las posibilidades de matrimonios o de vivir en parejas para la procreación.

Y, si por ese abandono laboral de sus hogares los esposos tienen que contratar personas para el cuido de sus hijos, les implica un gasto adicional más, y una reducción en sus ingresos, si pudieran pagar esos servicios, porque las fábricas, empresas e instituciones no tienen guarderías, ni aulas, para que los hijos de sus empleados, durante estas jornadas, sean atendidos en guarderías o puedan recibir clases, con maestros y personal contratado para esos efectos.

Tampoco hay una política social estatal que impulse fortalecer la creación de guarderías y de aulas en las empresas o fábricas, porque los empresarios no tienen tampoco esta visión de la responsabilidad social empresarial de esta manera, ni tienen ningún interés en ello, ni ninguna sensibilidad social en este sentido.

En el año 2004 y siguientes, el gran representante de los empresarios, hoy privado de su libertad, preso en su domicilio, Samuel Yankelewitz, decía que esa jornada era a favor de la familia, porque permitiría mayor integración familiar. Igual decía que iba a favorecer el estudio y la superación profesional de los trabajadores. Pero ¿a qué hora van a poder estudiar los trabajadores con jornadas de 12 horas diarias? Los colegios nocturnos, han venido debilitándose y, con estas jornadas acabarán por cerrarse todos, lo cual disminuye las posibilidades de superación y fortalecerá el incremento de la pobreza y de la pobreza extrema, que ya es muy alta en el país. Familiarmente, con esas jornadas, ¿en qué momento se podrá realizar plenamente una pareja matrimonial, para sus propias relaciones y las relaciones con sus hijos?

La modificación que se quiere hacer el régimen de jornadas laborales es violenta, anticonstitucional, inhumana, anticristiana y anti familiar, es especialmente contra la niñez de la clase trabajadora.

Es violenta porque regresa al régimen laboral del siglo XIX existente en Europa, en Estados Unidos y en los países que experimentaban el desarrollo de sus revoluciones industriales, y en la mayoría de los países, donde las jornadas se excedían de las 10, 12, 14 o más horas diarias, situaciones socioeconómicas que provocaron, a la vez, las diferentes luchas sociales de los trabajadores, que por ello se dieron, la lucha por la legislación laboral y social, y la lucha por la jornada de 8 horas que se logró en 1886, y a partir de 1890, cuando se generalizó a nivel mundial su lucha. La jornada de 12 horas es volver a los sistemas laborales del siglo XIX, sin duda alguna.

Los que se inspiran en la doctrina social de la Iglesia Católica, si realmente son cristianos, y practican el cristianismo, con base en esa doctrina, más allá de la apariencia de asistir a los rituales como las misas, a las que muchos van tan solo por la vista social, para que los vean en la Iglesia, para guardar las apariencias, deben estudiar, por lo menos, las encíclicas papales relacionadas con los temas sociales y laborales, y las que tratan de la justicia social, de la visión cristiana del trabajo, de la justa retribución salarial del trabajador, como jornadas de trabajo, derecho de huelga y organización sindical, derecho a un justo salario.

Estas Encíclicas, las que recomiendo, son: la Rerum Novarum, la Quadragesimo Anno, Mater et Magistra, Pacem in Terris, Populorum Progressio, Octogesima adveniens, Laborem Exercens, Sollicitudo Rei Socialis, Centesimus Annus, Caritas in veritate, Laudato si y Fratelli tutti.

A sacerdotes también les recomiendo su lectura, si no lo han hecho, o su relectura, por si se les han olvidado conceptos claves para entender por qué hay que estar contra la jornada de trabajo de 12 horas diarias, y en contra del proyecto de ley de las jornadas 4-3. También deberían repasar el Código Social de Malinas de 1927.

Los diputados, de tradición cristiana, católica, u otra manifestación cristiana, si no actúan de conformidad con estos valores, son unos verdaderos fariseos parlamentarios, son verdaderos hipócritas, son simples fingidores de principios y valores cristianos, que ni conocen ni practican, simuladores, por ello inmorales o amorales, y falseadores reales del cristianismo y sus valores fundamentales, relacionados con el mundo del trabajo y de los trabajadores. De hecho, carecen de estos valores, aunque finjan creer en ellos, y aunque los invoquen de vez en cuando, al menos para su discurso político.

Dentro de un modelo de desarrollo neoliberal, nada social, como el que se impulsa, lo que se busca es bajar costos de producción disminuyendo el pago de salarios y de los beneficios sociales adicionales de los trabajadores, aumentar la riqueza de los empresarios y aumentar la pobreza de los trabajadores. Los defensores de estas reformas no ocultan que están vinculadas estrechamente a los requerimientos de la globalización, con la apertura comercial que se ha pretendido con los tratados firmados por el país, y con los nuevos procesos de inversión económica que se esperan lograr.

Con esta reforma a la jornada de 8 horas, se pretende regular nuevas modalidades de trabajo que se están tratando de imponer y generalizar en todas las actividades empresariales y productivas del país. El confite del engaño está en decirle a los trabajadores que es optativa. Tal vez sea optativa para una parte de los que ya están trabajando. Para los nuevos trabajadores esa será su jornada, sin opción de la de 8 horas.

Una modalidad de la jornada 4-3 es la llamada jornada laboral anualizada, que está concebida sobre prácticas europeas del trabajo estacional debido al invierno y las nevadas en actividades agrícolas.

Para esta jornada, se toman en cuenta todas las 52 semanas del año, a razón de 48 o 36 horas semanales de trabajo, según sea la jornada diurna o nocturna. En consecuencia, jornada anual de 2400 horas diurnas y 1800 nocturnas, que incluye los 15 días de vacaciones.

Quienes acepten esta jornada la trabajan intensamente, de seguido, en jornadas de 10 horas de manera que se trabajan 240 días diurnos o 180 nocturnos, quedando prácticamente tres o seis meses libres.

Durante estos meses libres, de mantenerse una relación estable, la empresa suspende el contrato de trabajo, con todas las implicaciones legales que eso significa.

Por este camino también se violan y pierden derechos y beneficios sociales. Veamos:

1.- El pago de aguinaldo, salario escolar o prestaciones se haría en proporción al trabajo de 240 días y no de 365 días, con lo cual el trabajador recibe menos dinero. El patrono se gana el equivalente al aguinaldo completo y 2 meses de salario.

2.- Al dejar de pagar las obligaciones sociales del Seguro Social y Banco Popular durante el período de suspensión laboral, el trabajador pierde 3 cuotas de pago por año, que le van a faltar para cuando tenga que hacer el cálculo de su pensión. Así, el trabajador tras laborar 35 años para tener derecho a su pensión tendrá que ampliar su jornada de trabajo en 105 meses, es decir en 9 años más, para poder tener el total de las cuotas anuales a razón de 12 por año que pide el Seguro Social. Por eso también, hay tendencia a ampliar el plazo de años y de cuotas de pago, al Seguro Social, para tener derecho a la pensión. Por otra parte, el patrono se ahorra estos 9 años de pagos de Seguro Social y de Banco Popular.

Uno de los problemas sociales más graves que se va a presentar asociado a este régimen de jornadas es la contratación por el salario a la baja.

Con la masa de desocupados, que ronda los 500.000, la lucha por el empleo no importa cuál sea la jornada, va a ser por la contratación de cualquier jornada y el salario más bajo. Hacia eso están empujando con esta Reforma que pretende imponer la jornada 4-3. A ello se agrega el valor ideológico de estar afirmando que la pobreza y la extrema pobreza no tienen solución, que lo que se trata es de que no crezca, cuando constantemente crece.

Sobre esta violencia laboral va a aumentar la violencia sobre el sector doméstico y las amas de casa. El trabajo supone una actividad, un empleo y un salario. Las amas de casa realizan su trabajo sin que se les reconozca socialmente su trabajo y por ello carecen de salario, por el trabajo que realizan. Su jornada con el establecimiento de la jornada 4-3, para ellas va a aumentar, a 16 o más horas diarias, porque se tendrán que levantar más temprano y acostar más tarde para atender a sus compañeros de hogar, junto con las tareas propias del hogar, en sus dobles o triples trabajos, esposas, madres y trabajadoras de su hogar.

Hace algunos años se reguló el trabajo del servicio doméstico remunerado, se reguló la jornada de 12 horas de trabajo que tenían las empleadas domésticas y se estableció la jornada de 8 horas para ellas.

Esto se vuelve a alterar con la jornada 4-3 violentamente.

La incorporación de los jóvenes, de los excluidos de la educación, de los trabajadores informales, violentará más sus condiciones de vida y trabajo, con esta nueva jornada que se pretende imponer. Se trata de cambiar también el papel y el valor del trabajo.

El trabajo ha creado una fuerza social poderosa, al movimiento obrero, aunque sea débil orgánicamente en el país. El movimiento obrero hoy no es el del siglo XIX, ni el del siglo XX. Hoy es un concepto más amplio, los trabajadores en sus diversas modalidades de asalariados, que incluye importantes segmentos de las clases medias golpeadas en sus ingresos, salarios o pensiones, aliados estratégicos de los trabajadores con salarios e ingresos más bajos, porque a sectores de la clase media los están empujando hacia los sectores pobres de la sociedad.

La nueva Asamblea Legislativa debería desarrollar un Foro, por lo menos, de una semana de trabajo intenso, con todos los sectores involucrados en esta reforma laboral que se pretende. Un Foro con los empresarios, patronos y sus cámaras empresariales, con todos los sectores sociales, los sindicatos por medio de sus Federaciones, especialmente, con los sectores cooperativos y solidaristas, con representantes de los partidos políticos, que incluya a los que no están en la Asamblea legislativa, y que participaron en las últimas elecciones, si tienen algo que decir en esta materia, los sectores académicos de las universidades del país, públicas y privadas, de las Escuelas de Derecho, a la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo, que tiene sede en el país, representantes del Patronato Nacional de la Infancia, del Instituto Nacional de la Mujer, INAMU, de las organizaciones de mujeres que hay inscritas en INAMU.

Los diputados deberían dar el ejemplo de la jornada 4-3. De hecho, trabajan de lunes a jueves, solo cuatro días, en sus comisiones y el Plenario. Los viernes no trabajan parlamentariamente. Sábados y domingos tampoco trabajan legislativamente. Tan solo los jefes de fracciones legislativas atienden la prensa por la mañana del viernes para hacer un balance, ante los periodistas, de lo realizado durante la semana y exaltar el control político que realizan.

Queremos ver a todos los diputados, con los funcionarios de sus oficinas, y el resto del personal legislativo trabajando la jornada 4-3, con efectivos tres días de descanso para todos ellos. Esto sí sería un buen ejemplo para todos los trabajadores a quienes se les quiere recetar la bondadosa jornada 4-3. ¡¡¡Apruébenlo para ustedes, señores diputados!!!. Den el ejemplo. La misma reforma legislativa que se necesita hacer para los trabajadores se puede hacer para todo el personal de la Asamblea Legislativa, incluidos los diputados, que marquen reloj de 12 horas efectivas. Los reto públicamente.

El tiempo de trabajo de las comisiones, y la entrada de los diputados a sus oficinas, no les permite atender todas las Comisiones. Tampoco lo pueden hacer por el tamaño de las fracciones, todas excepto una, menores de 10 diputados.

Si los diputados tuvieran una jornada real, efectiva, de 12 horas diarias, como se pretende que la tengan los trabajadores del país, podrían atender más comisiones de trabajo y podrían ser más efectivos en su labor parlamentaria.

Si los diputados trabajaran 12 horas diarias, supongamos de 7 a.m. a 7 p.m., darían un gran ejemplo al país con lo que pretenden imponer a todos los trabajadores. Hasta podrían aprobar más y mejores Proyectos de Ley.

Pero esa jornada implica que todos los trabajadores de la Asamblea Legislativa, casi 1000 que tiene, tendrían que estar igual que ellos, con jornadas de 12 horas efectivas de trabajo, para acompañarlos desde que lleguen a las 7 a.m. hasta las 7 p.m. ¿Estarán de acuerdo estos trabajadores en dar el ejemplo de la jornada 4-3? Y, ¿por qué no, también en la Casa Presidencial, con todo su personal, con una jornada 4-3?

En todo esto, el Patronato Nacional de la Infancia, que vela por la integración de la familia, del niño particularmente, las organizaciones de mujeres, los sindicatos y la Iglesia Católica, especialmente, guardan silencio. De las otras iglesias representadas políticamente también están en silencio.

Si fuera buena jornada la de 12 horas ya la habrían establecido países industriales como Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra. Sin embargo, la tendencia en ellos es bajar la jornada de trabajo a 7 o 6 horas diarias. En Europa varios países están con jornadas de 35 y 36 horas semanales.

Hay que detener la reforma laboral que impulsan todos los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa. pues empeorará las condiciones de vida y de trabajo de la población costarricense. Diputados, den el ejemplo. Empiecen ustedes con jornada 4-3.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

COMUNICADO DEL GRUPO DE TRABAJO AGENDA CEDAW: jornada laboral

SURCOS comparte la siguiente información:

Desde el Grupo de Trabajo Agenda CEDAW, manifestamos nuestra oposición al proyecto de ley 21.182 que busca instaurar jornadas de 12 horas durante 4 días a la semana y representa un claro detrimento de los derechos laborales y en especial de los derechos de las mujeres. 

El proyecto de ley de jornadas 4×3 violenta convenciones internacionales en materia de derechos laborales, trabajo decente y de derechos de las mujeres, entendiendo que en Costa Rica la realidad entre hombres y mujeres en el mercado laboral sigue siendo profundamente desigual. Por ejemplo, en todos los informes sobre trabajo se puede denotar una sobre representación de las mujeres en indicadores de desempleo, subempleo, trabajo informal, falta de aseguramiento y otros. (EMPEDEMU. 2019). 

Estas jornadas atentan contra la salud de las personas trabajadoras, disminuye la productividad, genera más recarga en los servicios de salud y aumento en los accidentes laborales, las jornadas extensas tienen relación directa con la depresión, la cardiopatía isquémica, accidentes cerebrovasculares y trastornos del uso del alcohol. (OMS, OIT. 2018). 

Este proyecto fomenta la exclusión de las mujeres en el mercado laboral, pues no reconoce las desigualdades en el uso del tiempo por la división sexual del trabajo basada en estereotipos y sesgos de género. De acuerdo con la Encuesta de uso del tiempo: las mujeres invierten 36 01 horas semanales al trabajo doméstico no remunerado, mientras los hombres solamente 13.55 horas semanales. 

Esta ampliación de jornada procura la disminución de personal contratado y eliminar el pago de horas extra, por ejemplo, las trabajadoras domésticas verían acrecentar su horario a 18 horas diarias, SIN retribución adicional. 

Además, estas jornadas no contemplan las necesidades de las personas que asumen las labores de cuido o acompañamiento, donde un 90% de los casos no son remunerados y 7 de cada 10 personas cuidadoras son mujeres. Dando como resultado la generación de mayores barreras para que las mujeres puedan insertarse de manera justa al mercado laboral. 

El Estado costarricense tiene la obligación de cumplir con lo establecido por las convenciones internacionales de derechos humanos, la iniciativa en discusión es un retroceso al cumplimiento de las recomendaciones de la CEDAW relativas a las medidas para facilitar el acceso de las mujeres al empleo formal, a las recomendaciones de la OIT sobre trabajo decente y la transición de la economía informal a la formal y representa un riesgo notable para alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sobre empleo pleno, productivo y trabajo decente para las mujeres y hombres. (Recomendación 29B de la agenda CEDAW).

Exhortamos a las diputadas y diputados de la República para que este proyecto no sea aprobado, y mantengamos la vía del respeto y garantía de los derechos laborales que también son derechos humanos y enfoquemos las acciones para la disminución de las brechas de género en el trabajo y la garantía de una vida libre de violencia para las mujeres. 

¿Qué es la CEDAW?

La Convención sobre todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en ingles), fue adoptada el 18 de diciembre de 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La CEDAW es un instrumento de carácter internacional que precisa los detalles de la discriminación contra las mujeres y establece los lineamientos necesarios para erradicarla. Al ratificarla, los Estados se comprometen, a consumarla llevando a cabo una serie de medidas a nivel interno para eliminar las violaciones de derechos humanos contra las mujeres.

Además, se crea el Comité CEDAW (Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer), para monitorear el cumplimiento de los Estados en virtud de las disposiciones contempladas en esta Convención.

Más información sobre la CEDAW en el siguiente enlace:

https://www.ohchr.org/es/treaty-bodies/cedaw

El proyecto del 4/3. Un confite amargo

Freddy Pacheco León

“Bueno, es que las cosas cambian con el tiempo y ahora tenemos que adaptarnos a la modernidad”, piensan los que actúan sin hablar, sin razonar, sin sentido histórico, los que se creen nuevos “próceres” en el mundillo político. Y como así son las cosas, no importa para ellos las luchas obreras, con mártires incluidos, que sucedieron desde hace más de 100 años tanto en Costa Rica como en el resto del mundo. Son los que ahora ceden mansamente a las intenciones de los que aspiran a ganar más, aunque no necesariamente sea para pagar al día sus impuestos y cargas sociales, pues… eso puede esperar por una mejor situación económica, alegan.

En nuestro pequeño país, ha de recordarse con admiración al Obispo Bernardo Augusto Thiel quien, pese a la airada protesta del Presidente José Joaquín Rodríguez, emitió en 1893 con entusiasmo y valentía la Carta Pastoral “Justo Salario”, derivada de la encíclica del Papa León XIII de 1891 Rerum Novarum. Extraordinario esfuerzo del segundo obispo de Costa Rica por sembrar la semilla de la Doctrina Social de la Iglesia católica en Costa Rica, cuyas flores ahora algunos quieren cortar de raíz.

Ha de destacarse que por esos años, el Congreso Obrero Socialista, reunido en París, declaró a partir de 1890 la celebración cada Primero de Mayo, como un Día Internacional de lucha por la Jornada de 8 horas. Un gran paso adelante pero no suficiente. En vista de las malas condiciones laborales que todavía imperaban impunemente en Costa Rica, surge a partir de 1905 la primera Federación de Trabajadores, y a partir de 1913 la pionera Confederación General de Trabajadores, que se extendió hasta 1923, cuando apoyó al notable político Jorge Volio en su esfuerzo visionario por desarrollar e impulsar las ideas reivindicativas de su Partido Reformista.

Dicha Confederación (la CGT) fue nutrida por el Centro de Estudios Sociales Germinal, en que sobresalían los maestros Omar Dengo, Joaquín García Monge, José María Zeledón, Carmen Lyra, además de otros destacados caudillos culturales de esos años como el mártir Rogelio Fernández Güell, unidos alrededor de la tarea de luchar por la jornada de trabajo de 8 horas, y otras reivindicaciones.

Entre 1918 y 1919 en que se desarrolló la sangrienta dictadura de Federico Tinoco, cuando la inmensa pobreza y los reclamos por mejores condiciones humanas, eran reprimidos por el ejército con torturas y asesinatos, era inevitable que fuera creciendo entre la población la necesidad de organizarse para luchar por mejores condiciones de vida. Así fue como en enero de 1920, los trabajadores ebanistas y carpinteros, especialmente del sector público, iniciaron la lucha por obtener la jornada de trabajo de 8 horas diarias, incluyendo al sector privado. Declarados en huelga nacional, la primera en la historia de Costa Rica, culminó con éxito el 3 de febrero imponiendo el reconocimiento de la jornada de 8 horas y un aumento salarial del 20%.

En el Diario de Costa Rica de la época se lee que “se fueron sumando a la huelga, los carpinteros, mecánicos y pintores del ferrocarril al Pacífico, los obreros de los talleres de Obras Públicas, los trabajadores de la Fábrica Nacional de Licores y de otras dependencias de gobierno. Así como los empleados del mercado, las costureras, las pureras, los zapateros, los empleados del tranvía, los de la planta eléctrica de Los Anonos, panaderos, pintores, tipógrafos, los empleados de la cervecería Traube, los saloneros, los cocheros de San José, los marineros del golfo de Nicoya, trabajadores de Puntarenas y Limón”. La escasa población adulta (medio millón era la población total) había dicho ¡basta! y vaya que se hizo sentir.

Para entonces gobernaba en forma provisional de maestro, abogado y político Francisco Aguilar Barquero, quien gobernó entre el fin de la dictadura de los Tinoco en setiembre de 1919 y el 8 de mayo de 1920, cuando asumió la Presidencia el líder anti-tinoquista Julio Acosta García. No fue extraño pues, que en diciembre de ese mismo año, el Congreso emitiera la ley número 100 en que se estableció que ocho horas eran el límite para la jornada diaria de trabajo.

Además, en el ámbito internacional cabe destacar la realización de la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) convocada en Washington por el Gobierno de los EUA el 29 de octubre de 1919, en que se estipula que “En todas las empresas industriales públicas o privadas, o en sus dependencias, cualquiera que sea su naturaleza, con excepción de aquellas en que sólo estén empleados los miembros de una misma familia, la duración del trabajo del personal no podrá exceder de ocho horas por día y de cuarenta y ocho por semana, salvo las excepciones previstas…”

Sin embargo, la lucha habría de continuar pues el incumplimiento de gobernantes durante las siguientes dos décadas era evidente. Fue hasta 1943 en que Costa Rica, gracias a la sapiencia de beneméritos de la Patria como el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, el líder comunista Manuel Mora Valverde y el obispo Monseñor Víctor Manuel Sanabria, finalmente se incorpora en la legislación costarricense las normas que habrían de regir las relaciones laborales en un Código de Trabajo redactado de acuerdo con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Código que mantiene su vigencia y que establece en su artículo 136 que “La jornada ordinaria de trabajo efectivo no podrá ser mayor de ocho horas en el día, de seis horas en la noche y de cuarenta y ocho horas por semana”.

Ahora bien, envalentonados en medio de su ignorancia y sus mentiras, unos políticos han redactado un proyecto de ley que pretende borrar más de un siglo de justas reivindicaciones que, para ellos, ahora no tienen razón de ser. Al ignorar que las largas jornadas de trabajo provocaron al menos 745.000 muertes por cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares en el 2016 (un aumento del 29 por ciento desde el año 2000) según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), esos políticos, para satisfacer a los que no quieren pagar sobresueldos por el trabajo en horas extras, buscan engañar a los trabajadores privados y públicos ofreciéndoles “tres días de esparcimiento por semana”, si se negocian trabajar jornadas de 12 horas diarias. ¡Usted trabaja cuatro días y disfruta tres días en su casa o recreándose!, es lo que se lee en la cobertura del confite que se les ofrece. Eso sí, sin puntualizar que en esos tres días libres se podrían incluir los sábados y domingos que de por sí… muchos no trabajan. De esa manera, los proponentes ofrecen crear decenas de miles de nuevos empleos, cuyos trabajadores cubrirían jornadas parciales pagadas con salarios ordinarios… que antes se pagaban como moderadas horas extraordinarias a los empleados que así eran requeridos por sus patrones.

Las consecuencias las conoce cada trabajador, pues para muchos de ellos, las horas extra son fuente de ingresos requeridos para medio atender gastos que con sus salarios ordinarios no es posible satisfacer, y que con ese famoso 4/3 se desvanecen. O sea, contando al menos dos horas de traslado hacia y desde sus trabajos, estarían fuera de sus hogares unas 14 horas, por lo que saldrían al amanecer y regresarían al caer la noche. Solo unas pocas semanas después de ese trajín, posiblemente esa jornada laboral bestial se reflejaría en la salud de los trabajadores, tal y como lo expresa la estadística divulgada por la OMS y la OIT.

Pero si ello afecta la vida familiar en general, para el caso de las madres trabajadoras, ¡muchas de ellas jefas de hogar!, la situación es mucho más angustiante. No solo les impide el ingresito extra conque algunas veces cuentan para salir adelante con sus gastos, sino que les provoca problemas muy difíciles de resolver en su casa, con sus hijos, con sus padres y abuelos adultos mayores, con otras personas del núcleo familiar. Para sitios de trabajo que inician labores a las 7 de la mañana, por ejemplo, ya a las 6 deberían estar viajando hacia donde trabajan, para luego estar de regreso, exhaustas, a eso de las 8 de la noche, si tienen suerte en el traslado. Así ya no podrían prestarle atención de sus hijos escolares, ni en las mañanas ni en las noches; y si tienen bebés en una guardería, los horarios de éstas no corresponderían con el de sus horas laborales. Lamentablemente, como previsible consecuencia, algunas no podrían seguir trabajando, por lo que la pobreza inevitablemente se profundizaría. Habrá infinidad de otras situaciones posibles que podrían presentarse, pero no hay que cavilar mucho para percatarse de lo que sucedería.

En fin, abogamos porque las personas laicas y religiosas, políticas y civiles, hombres y mujeres, alcen sus voces calificadas y hagan sentir a los gobernantes que ese proyecto de ley nefasto debería archivarse de inmediato. Sobran las razones para rechazarlo y es prudente aprender de la historia para no cometer errores que podrían alterar, la ya de por sí frágil paz social que se vive en el país de la “pura vida”.

frepaleon@gmail.com

20 de mayo del 2022

Óscar Aguilar Bulgarelli: Pretendida reforma al Código de Trabajo atenta contra los derechos laborales

Actualmente, en la Asamblea Legislativa, se discute una reforma al Código de Trabajo, el expediente 21.182, creando una jornada excepcional ampliada. Esta amplía la jornada de trabajo a 12 horas, trabajando solo 4 días a la semana.

Esto atenta contra los derechos laborales de las personas, ya que al ser jornadas de 12 horas no se pagarían las extra, perdiendo ese derecho. Asimismo, las mujeres se verán aún más afectadas pues deberán cumplir con la jornada laboral y atender su hogar. 

Don Óscar Aguilar Bulgarelli nos explica la situación:

 

Compartido con SURCOS por Óscar Aguilar Bulgarelli.

Una trampa contra la clase trabajadora, contra usted y su familia

Por Martín Rodríguez Espinoza

En la Asamblea Legislativa se discute un Proyecto de Ley, impulsado por el Partido Liberación Nacional, PLN, y que en el gobierno de Carlos Alvarado Quesada (de ingrato recuerdo) impulsó fuertemente, y que el “nuevo gobierno” y la “nueva” Asamblea Legislativa retoman para aprobarlo recién iniciando su gestión.

El Proyecto en mención es el 21.182 y que cínicamente llaman, “Reforma de los Artículos 136, 142, 144 y 146 del Código de Trabajo, para actualizar las jornadas de trabajo excepcionales y resguardar los derechos de las personas trabajadoras”, mejor conocido como Ley 4×3, vaya titulado para engatusar a la gente. Son unos cínicos, lo último en lo que están interesados en “resguardar los derechos de las personas trabajadoras”.

Esto es un timo, un engaño, una falacia, como quieran llamarlo.

La trampa del 4×3 es una burla, trabajar 4 días y descansar 3 es una gran mentira y una forma de terminar de destruir un Código de Trabajo que costó vidas, muchos murieron para que esas garantías fueran aprobadas.

Esta trampa elimina el derecho sagrado a la jornada de 8 horas, en el mundo entero murieron miles y miles de trabajadores y trabajadoras para que fuera abolida la esclavitud de jornadas de 12, 16 o 24 horas.

¿Cuál es el objetivo?, explotación laboral, esclavitud laboral. Evitar pagar las horas extra, afectando su aguinaldo, su pensión, y echándose a la bolsa dinero que le corresponde al trabajador.

En todo caso, es una mentira de dimensiones universales. El proyecto hace creer que van a “descansar” 3 días, FALSO. El trabajador tendrá derecho a 1 día de descanso y los otros 2 deberá estar en disposición de “trabajar” tiempo extra, en otras condiciones económicas. ¿Qué trabajador le va a decir a su patrono que no quiere trabajar en sus 3 días de “descanso” ?, ninguno porque sería despedido de inmediato.

Trabajaría 4 días 12 horas, más el tiempo que el patrono decida que quiere en 2 de los otros días, salvando en día libre de toda la vida. Las 4 horas adicionales que trabajaría no son extras, no se las van a pagar.

Y a todo esto, ¿Dónde están las organizaciones defensoras de los derechos de la mujer?, ¿Dónde está el INAMU?, por qué no se manifiestan en contra de este proyecto de Ley. La mujer trabajadora está por debajo de los hombres salarialmente y en muchos otros campos, pero sobre todo salarialmente. Además, muchísimas cumplen con dos o más jornadas, en sus hogares, con sus hijos y el esposo o compañero.

Aunque este nefasto Proyecto de Ley 4×3 afecta a toda la clase trabajadora, LAS MUJERES serán las más afectadas. En los hogares costarricenses, la madre y el padre que trabajan lo harán por 12 horas diarias, sin mejoras salariales, porque no hablan de aumento significativo de salarios, solo de jornada de trabajo. Si ya los hogares costarricenses, los del pueblo trabajador, padecen hambre, pobreza, miseria, ¿A dónde nos llevará este reproceso de 100 años en derechos humanos laborales?

La palabra la tiene la clase trabajadora y sus organizaciones sindicales, del sector público y del sector privado, esto esclaviza a toda persona trabajadora.

Ellos están sincronizados, unidos, legislando en contra del pueblo, de la clase trabajadora, el sector empresarial que evade y elude impuestos y a la CCSS, que contrabandea y en algunos casos están ligados al narco, están unidos con aquellos a quienes pagaron sus campañas electorales para que salieran electos.

¿Nos unimos como pueblo y los enfrentamos?