Lic. José A. Amesty R.
En Homenaje y Reconocimiento al camarada y profesor Carlos Lanz Rodríguez, artífice de la Formación Sociopolítica, conjuntamente con un equipo interdisciplinario, quienes nos dimos a la tarea de Facilitar los Talleres de Formación Sociopolítica, por todo el territorio venezolano, compuesta por varios Ejes Temáticos, y continuamos este recorrido por ellos con el de Enfoque de Género.
Presentación
Es necesario aclarar que el enfoque de género referido en el presente cuaderno, está enmarcado específicamente en el plan de formación sociopolítica, haciendo importante el desarrollo del tema desde su trasfondo ideológico. Su propósito fundamental es develar desde un enfoque crítico emancipador, las relaciones de poder y dominación entre los seres humanos que integran la sociedad capitalista que queremos superar en la Venezuela bolivariana.
Si hacemos un recorrido por la cotidianidad, podemos comprobar que desde la primera etapa de vida, a todos los seres humanos se nos imponen roles condicionados única y exclusivamente por la naturaleza biológica y anatómica, entonces se nos habla de una cierta manera, se nos trata distinto y se depositan sobre nosotros y nosotras expectativas y deseos diferentes, siendo la base a partir de la cual se construyen las características de nuestras relaciones sociales. Así, en el transcurso de nuestras vidas se van creando una serie de convencionalismos que son parte de la sociedad en la que estamos inmersos e inmersas.
De esta manera, los viejos modelos sociales definen el accionar y las funciones de hombres y mujeres, estableciendo las relaciones existentes entre nosotros y nosotras, así como los espacios propios de cada rol según su identidad sexual. Históricamente se relaciona lo femenino con lo “delicado, frágil, sensible, pasivo, sumiso”, ubicando a la mujer en el espacio doméstico con tareas bien definidas como por ejemplo la crianza de los hijos e hijas. Tradicionalmente se asocia lo masculino con lo “fuerte, lo activo, lo dinámico o lo agresivo”, adjudicándole el espacio público o laboral, con tareas bien definidas como la manutención del hogar y el rol de autoridad, cuyos aspectos le permitieron al hombre en las distintas civilizaciones, ostentar el poder dentro del contexto social y asociar el poder con masculinidad. Por tal motivo, desde el mismo momento que la sociedad define dichos roles y marca trascendentalmente las características de las relaciones sociales, define también una relación de dominación que prevalece durante el transcurso de la historia entre hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas y adolescentes.
Esta relación de dominación considerada como “normal”, se encuentra inmersa en nuestro comportamiento y generalmente no percibimos en ella la existencia de injusticia social, de este modo, todos los seres humanos que nos vamos formando en esta sociedad, continuamos reproduciendo estas contradicciones y perpetuando dicha relación social de dominación. En el nuevo modelo de sociedad que estamos impulsando, tratamos de complementar las distintas capacidades de todos y todas, con el objetivo estratégico de lograr la acumulación de fuerza social consciente y unirnos con el propósito de cambiar el modelo hegemónico (dominante) capitalista existente y la cultura que lo ha mantenido. Desde el presente programa de formación sociopolítica queremos destacar que es necesario estudiar desde el enfoque de género y la teoria crítica emancipadora, las relaciones entre hombres y mujeres para afectar las relaciones de dominación capitalista e impulsar la construcción de una nueva sociedad en el marco del socialismo del siglo xxi.
Contenidos
Para facilitar la mayor comprensión del eje temático enfoque de género lo hemos estructurado de la siguiente manera: partimos de clarificar la diferenciación entre género y sexo, pues ambos términos generan confusión, con estos términos básicos claros, explicaremos brevemente de donde se originó el enfoque de género para luego develar las relaciones de dominación y de poder que se encuentran inmersas en nuestro quehacer desde la dinámica social de las luchas de clases. Posteriormente indagamos nuestra realidad, para presentar una propuesta de cambio desde un enfoque crítico emancipador, donde hombres y mujeres luchen juntos y juntas en pro de la superación de las condiciones de explotación y opresión que todavía existen. Esta propuesta se encuentra enmarcada dentro de las bases jurídicas que nos da la constitución de la república bolivariana de Venezuela para aportar a La Construcción del socialismo del Siglo xxi.
Género y Sexo
Esta definición toma forma en un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales, que dan atribuciones a la conducta de las personas en función de su sexo y que a partir de los saberes, prácticas, valores y costumbres son trasmitidos durante el proceso de socialización. Así, desde esta visión de género, el modelo capitalista fabrica las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres, según lo que es “propio” de cada sexo. El género es diferente al sexo: cuando se habla del primero la diferenciación de mujer y hombre, niño o niña, anciana o anciano, se establece en base a su comportamiento y desenvolvimiento dentro de un contexto y por un proceso cultural; en cambio cuando nos referimos al sexo hacemos la diferencia en base a la conformación biológica que distingue anatómicamente a un macho de una hembra, por un proceso genético. Según andrea d’atri (1997), el género es una categoría histórica y relacional. No se trata de un atributo filosófico sino instrumental. Es decir, el género comprende al conjunto de las conductas que se construyen socialmente sobre la diferencia sexual y que hacen que mujeres y hombres se comporten femenina o masculinamente.
Las funciones y características que se asocian generalmente al sexo identifican el género femenino y/o masculino. Esta diferenciación encierra asimismo la trampa de una jerarquización, es decir una valoración positiva y/o negativa asociada a tales propiedades o conductas. En este sentido, “… el género no es una categoría descriptiva sino una normativa que determina la posición social de las mujeres y de los hombres”. coincidimos con J. Scott, cuando plantea que el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales, basado en las diferencias que se perciben entre los sexos y es una manera primaria de significar las relaciones de poder que se aprehenden en la vida familiar y que se experimentan asimismo, por ejemplo en diferentes instituciones.
Origen del Enfoque de Género
En el transcurso de la historia de la humanidad las mujeres han luchado por lograr la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la justicia social y de género, participando junto a los hombres en insurrecciones, revueltas y alzamientos de las que se conocen sólo algunas de ellas, ya que la gran mayoría de estas luchadoras fueron condenadas al olvido, como consecuencia de las relaciones de género de la época, en las que la esfera política y la labor intelectual de contar la historia también era dominada exclusivamente por los hombres. Es necesario dejar claro que esta lucha por la justicia de género no es de ahora, sino que ha tenido una trayectoria histórica que surgió a partir de mujeres que emprendieron desde sus propias realidades, caminos para impulsar el nacimiento de las primeras organizaciones de mujeres y estos fueron los que generaron el movimiento feminista, que luchaba por los derechos y el lugar de la mujer en la sociedad y que tuvo tanto auge en el pasado. Sin embargo, el movimiento feminista luchó desde un planteamiento de superioridad de la mujer a partir de la exaltación de sus potencialidades, después de revisar esta corriente, surgió lo que hoy llamamos enfoque de género, que a diferencia de los planteamientos feministas postula: la equidad, la complementariedad y la lucha en conjunto de hombres y mujeres por la superación de la exclusión social. El enfoque de género, se basa en la teoría de género y se inscribe en tres modelos o paradigmas: el paradigma teórico histórico-crítico, el paradigma cultural del feminismo y el paradigma del desarrollo humano. El enfoque de género tiene sus raíces en el materialismo histórico, la antropología, la teoría crítica y el psicoanálisis. Su desarrollo continúa hoy en los mismos terrenos, enlazándose con el estudio de la sociología, visto no con un interés técnico o interpretativo para solamente comprender la realidad, sino más bien con un interés crítico emancipador que busca transformar las relaciones sociales de producción capitalista.
Género y Lucha de Clases
En la lucha por lograr la justicia social y la igualdad de oportunidades que siguen desempeñando las mujeres en la actualidad, es necesario develar las causas fundamentales que nos oprimen a todos y todas como sujetos políticos, porque la base actual de esta desproporción y diferenciación cultural entre hombres y mujeres está en el modelo capitalista, por ello la lucha va dirigida contra el sistema capitalista y contra sus valores de dominación y opresión, estos valores hegemónicos desde el enfoque de género, incluyen:
- El manejo del poder en pocas manos, la verticalidad y la exclusión de las clases desposeídas a detentar el poder y la doble exclusión de la mujer por la discriminación sexual a la que ha sido sometida históricamente. La mayor cantidad de ganancia económica a partir de la explotación de la mujer.
- La comercialización de su imagen como mercancía y como elemento propagandístico, sobre el cual el capitalismo ha logrado grandes riquezas.
- La banalización de la violencia hacia la mujer como un trato normal y cotidiano a través de los medios de comunicación masivos.
- La desarticulación de la sociedad, expresada en el individualismo, en pequeños grupos parcelados y la competencia entre sexos que busca enfrentar a hombres y a mujeres para dividir sus intereses de clase “divide y vencerás” y debilitar así, las posibles luchas populares en pro de una nueva sociedad.
Estos valores propios del capitalismo de los que está impregnada esta sociedad de dominación, son los que debemos confrontar y construir otros en el marco de una sociedad más equilibrada y con justicia social, a favor de concretar la premisa:
“una civilización que entre a competir con el capitalismo a partir de los valores de este, está condenada al fracaso… solamente a partir de valores distintos y metas distintas sería posible salir de la presencia todopoderosa del universo desvalorizado del capitalismo globalizador… a la globalización del chantaje militar y financiero deberá enfrentarse la internacionalización alterna de las luchas y los proyectos de los oprimidos, los endeudados, los atrasados”. Pedro Duno
Desde nuestra concepción de luchadores y luchadoras sociales, abordaremos el Enfoque de Género en el marco de la lucha de clases como eje dinamizador de la historia, en este devenir se establecen relaciones de dominación, explotación, opresión donde las mujeres forman parte de las diferentes clases sociales en pugna. En este sentido, las mujeres no constituirían una clase diferenciable. Según Andrea D’Atri (1997), la explotación puede definirse como: “aquella relación entre clases sociales que hace referencia a la apropiación del producto del trabajo excedente de las masas trabajadoras por parte de la clase poseedora de los medios de producción. Se trataría, en este caso, de una categoría que hunde sus raíces en los aspectos estructurales económicos”. De allí que el imperio no distingue sexo ni edad para lograr sus fines, que no es otro, que la acumulación de riquezas a expensas de los sacrificios de mujeres y hombres que pueblan los países sometidos de nuestro planeta.
Este enfoque persigue la lucha por la equidad y la justicia, solo que ninguna lucha debe abordarse desde lo individual o lo grupal, las luchas históricas que han derrotado al poder hegemónico y la opresión han sido las luchas de la unidad de los pueblos, donde se unifican todos los sectores oprimidos, hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas, sin distinción étnica, religiosa y sexual, por lo que consideramos que cualquier intención aislada o parcelada no tendría la fuerza suficiente para derrotar al poderoso imperio explotador.
Nuestra Realidad
Debido a las prácticas de discriminación social, a las que han estado sometidas las mujeres frente a las condiciones de explotación que nos impone el capitalismo, la situación de estas se ha complejizado, como lo evidencian los índices de feminización de la pobreza, que expresan que: “entre todos los pobres, las más pobres son las mujeres”. Dicha situación se agudiza aún más en los países en vías de desarrollo que enfrentan depresión en sus condiciones socioeconómicas. Dentro del contexto explicado anteriormente, las mujeres han hecho frente a las contingencias económicas, mediante la asunción de una triple jornada de trabajo, (la remunerada, la doméstica y la comunitaria) poniendo en práctica todo un conjunto de estrategias de sobrevivencia para resguardar a su familia y así mejorar sus condiciones de vida.
En la esfera del trabajo remunerado, en algunos casos dentro de la empresa privada, las mujeres también enfrentan formas de explotación propias de género, expresadas en la violación de sus derechos reproductivos, al ser objeto de abusivos condicionamientos patronales, como el estar esterilizada para poder ser empleadas, ya que para el empresario el tiempo legalmente establecido para el pre y post-parto no resulta rentable para sus intereses de acumulación del capital, lo que trae como consecuencia que el mayor porcentaje de la fuerza de trabajo en labores de mayor explotación como las “maquilas” termino árabe que significa ensamblar, trabajo en serie fábricas… colocar a quienes incluye, donde las mujeres ven en estas la única alternativa de trabajo. Todo esto, sin citar los índices de maltrato y acoso físico, psicológico y moral al que son objeto las mujeres, tanto en la esfera doméstica como laboral.
Dentro del capitalismo, se institucionaliza la ideología de la dominación y la división social del trabajo, se parcela el conocimiento y se fragmentan los saberes, además se mantiene la división entre teoría y práctica, entre trabajo intelectual y trabajo manual, como elementos para la explotación del hombre y la mujer. De aquí se potencia la división sexual del trabajo, (la división entre trabajo femenino y masculino) como herramienta de explotación y exclusión de la mujer. Según los estereotipos sociales, existen una serie de trabajos o profesiones exclusivamente asociadas a los hombres tales como: la ingeniería, la construcción, la medicina, la milicia, entre otras, pero visiblemente se aprecian roles que implican poder o cargos de dirección, aunque hoy se encuentren mujeres ejerciendo este tipo de cargos, esto no significa que es consecuencia de un cambio en las condiciones de opresión de la sociedad.
De igual manera, se institucionalizan una serie de oficios y profesiones asociadas a las mujeres tales como: la pedagogía, la enfermería, los oficios domésticos, el secretariado, la confección, entre otras, las cuales en su mayoría corresponden a roles o labores de subordinación. Pese a que esta realidad, contradice nuestra amplia capacidad humana para realizar cualquier tarea sin distingo de sexo, en la sociedad esta división se aprecia con gran “normalidad”, ya que para la mayoría de las personas es difícil detectar dicha contradicción.
Propuesta de Cambio
El enfoque de género es fundamental para entender el origen de nuestras posiciones ideológicas. Es un enfoque de vida que nos da herramientas para entender nuestra realidad y así poder transformarla. Por ello resulta prioritario analizar la lógica capitalista desde este enfoque, para visualizar propuestas alternativas que involucren cambios de actitud desde la autodeterminación conciente, que se fundamenten en la equidad y la justicia social, en donde se practiquen los principios y valores bolivarianos de la solidaridad, la corresponsabilidad, la cooperación y la transparencia, para avanzar hacia la construcción de nuevas formas de organización social y el logro de la afectación de las estructuras de dominación, para ello proponemos el método Invedecor:
En lo investigativo, pasa por un proceso constante de indagación reflexión y a partir de un diagnóstico participativo, junto con los otros y otras, para avanzar en el análisis de la forma como la sociedad nos construye y la forma como todos y todas respondemos y reproducimos esta forma de socialización. Es necesario internalizar que los cambios sociales propuestos, comienzan con la transformación individual y colectiva de nuestras prácticas e ideas en la cotidianidad y revisar, desde un punto de vista crítico las estructuras mentales instauradas por la sociedad, para impulsar coherentemente la construcción de la “patria buena”.
En lo educativo, revisamos críticamente los roles que asumimos los hombres y las mujeres que interactuamos, tomando en cuenta los principios de justicia social, en nuestras familias, en nuestro trabajo, otros. Reflexionar sobre nuestra labor como padres y madres en la crianza de nuestros hijos e hijas, asumida como responsabilidad compartida y no exclusiva de la mujer, implica un cambio en el concepto de familia, vida y sexualidad, una nueva forma de ver al ser humano, una nueva perspectiva desde la cual se redimensionan los conceptos de hombre y mujer dentro de la sociedad, asumida ya como una dinámica social en la que cada ser aporta la riqueza de su identidad masculina y femenina, sin condicionamientos ni preceptos.
En lo comunicacional, un potencial elemento generador del enfoque de género es la incorporación del lenguaje inclusivo dentro de nuestros modos de comunicación, que deben ser horizontales e incluyentes donde todos y todas estemos reflejados y reflejadas, que permita seguir nutriendo ideológicamente nuestras prácticas y luchas, desde la forma como escribimos, hablamos, leemos, otros, que incorpore permanentemente elementos de igualdad y equidad en el lenguaje, visibilizando el hacer y el conocer de la mujer al igual que el hombre en nuestro hacer, conocer, ser y convivir.
En lo organizativo es vital entender que para poder impulsar el nuevo modelo de desarrollo, tenemos que construir espacios de articulación en base al respeto, la inclusión y la cooperación para ir tejiendo redes sociales, asumiendo que hombres y mujeres somos diferentes, mutuamente complementarios y que tenemos los mismos intereses de clase que son: construir juntos espacios de justicia y transformar las estructuras del sistema capitalista que nos oprime.
Bases Jurídicas del Enfoque de Género
Desde las premisas históricas queremos presentar algunos hechos que han valorado la lucha de la mujer por alcanzar sus reivindicaciones humanas de clase, al igual que la participación de hombres que han abogado por el derecho de las mujeres, como es el ejemplo de Francisco de Miranda, quien en 1792 se dirigió a la asamblea nacional de Francia en estos términos: «¿cómo es posible que constituyendo la mujer la mitad del género humano no se la tome en cuenta para participar de la elaboración de las leyes.. Pero sí tiene que cumplirlas?».
Las mujeres han desencadenado innumerables luchas en pro de sus reivindicaciones entre las que figuran: la conquista del voto en 1948 que viene a favorecer su participación política, la reforma del código civil en 1982 que equipara los derechos y deberes en la comunidad conyugal y en el compartir de los bienes, la ley orgánica del trabajo promulgada en 1997 en la cual la mujer adquirió inamovilidad laboral durante el embarazo y el periodo pre y post natal. Hoy con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se establecen contribuciones sin precedentes entre las que destacan: la redacción desde su preámbulo hasta las disposiciones finales, con un lenguaje inclusivo que hace visible la presencia de las mujeres en todas las áreas del desarrollo y la valoración del trabajo doméstico. De igual forma, en esta se reconoce la equidad y la igualdad de hombres y mujeres al ejercicio y acceso al trabajo, además se validan los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y se les reconoce a las amas de casa su seguridad social. Por tal motivo invitamos a la revisión de algunos artículos que favorecen condiciones de justicia social:
De la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:
Disposiciones generales: artículo 21.
De los derechos sociales y de las familias: artículos 75, 76, 77, 78, 80 y 88.
En el Código Civil:
De los deberes y derechos de los cónyuges: artículos 137, 138 y 140.
De la comunidad de los bienes: artículos 148 y 149.
De los bienes propios de los cónyuges: artículos 151,152, 156 y 168.
Del divorcio: artículo 187.
De la comunidad concubinaria: artículo 767.
Enfoque de Género hacia la Construcción del Socialismo del Siglo XXI
Nuestra condición de pueblo explotado nos exige compromiso, lucha y conciencia para asumir el momento histórico y revolucionario que vive nuestro país, donde aún coexiste el modelo capitalista hegemónico, que queremos desmontar, con el nuevo modelo democrático, participativo y protagónico que reivindica la condición humana y los valores bolivarianos, en esta transición, es importante tomar parte activa en la construcción del desarrollo endógeno, enmarcado en una sociedad de justicia social que construya contrahegemonía. En esta oportunidad somos la concreción de muchos de los caminos andados por innumerables movimientos de lucha social en nuestro país. En esta lucha, es vital reconocer que aun cuando históricamente las mujeres han sido relegadas y sometidas a permanecer ocultas como protagonistas en el proceso transformador, durante siglos han luchado por su liberación, trascendiendo la fatiga del espacio doméstico e incorporándose decididamente junto a sus compatriotas de clase al espacio político, en la tarea emancipadora por la defensa de la soberanía de su patria y en la defensa de su pueblo.
Por ello la lucha es del hombre y la mujer contra este sistema de dominación y no de la mujer contra el hombre y viceversa, por lo que se trata de desmontar esta lógica capitalista para construir una nueva sociedad, la de los valores bolivarianos y la justicia social. Esta es una lucha de todos los sectores excluidos, pero no será posible, si dichos sectores abordan aisladamente la lucha por la emancipación, de allí que la lucha de la mujer tampoco es sola o aislada por la reivindicación de sus derechos como ser humano, sino que su lucha va de manos de sus compatriotas excluidos y es contra la opresión, esta debe ser la lucha de los pueblos por su emancipación del dominio capitalista.
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