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La Cuarta Teoría Política: Un faro para reencontrar la vía costarricense

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez Núñez.

Como docente e investigador en el área de Relaciones Internacionales, ha sido un honor tener la oportunidad de entrevistar hace un tiempo al profesor, geopolítico y filósofo ruso Alexandr Dugin, uno de los intelectuales más influyentes del mundo no occidental. Sus ideas no solo han moldeado el pensamiento político de la Rusia contemporánea, sino que también han impactado a numerosos pensadores a nivel global, incluido en Occidente. Paradójicamente, en estas tierras que se proclaman defensoras de la libertad de expresión y de conciencia, su obra ha sido objeto de censuras que contradicen estos principios.

Uno de los aportes más importantes del profesor Dugin, a quien además tuve el agrado de conocer personalmente en Moscú, es su célebre Cuarta Teoría Política, una propuesta disruptiva y audaz que desafía el pensamiento político moderno occidental y sus tres grandes ideologías: comunismo, fascismo y liberalismo. Dugin sostiene que, ante el evidente desgaste de estas corrientes y sus inclinaciones totalitarias, es imprescindible una nueva teoría política que supere las limitaciones de una modernidad atea, materialista y marcada por un nocivo complejo de superioridad. Este modelo ha sido la herramienta central para consolidar la hegemonía política, ideológica y económica de Occidente durante los últimos 500 años, un dominio que su teoría invita a cuestionar radicalmente.

La Cuarta Teoría Política se fundamenta en la premisa de que la modernidad atraviesa una profunda crisis. Esta crisis se refleja en la pérdida de valores tradicionales, reemplazados por un sistema centrado en el materialismo, el consumo desmedido y la ausencia de propósito existencial. El nihilismo actual así lo demuestra en todos los campos. Se traduce, además, en la desintegración de las comunidades, el incremento de la desigualdad social y un vacío antropológico que despoja al ser humano de su conexión con los principios fundamentales que rigen el universo y la existencia misma. En esencia, la crisis de la modernidad es una crisis de sentido, un colapso de las bases éticas y espirituales que históricamente han dado dirección y significado a la vida de la civilización Occidental.

Esta teoría plantea la identidad como fundamento central de la organización política. Esta identidad se entiende como la pertenencia a una comunidad, una cultura y una historia compartidas. El profesor Dugin incorpora el concepto del Dasein o «ser-ahí», desarrollado por el filósofo alemán Martin Heidegger, reinterpretándolo en clave geopolítica para vincularlo al «ser-ahí» de cada pueblo y su desarrollo dentro del espacio y contexto que le son propios. La identidad, según esta visión, no solo nos define como seres humanos, sino que también nos otorga un sentido de pertenencia auténtico, en oposición a ideas impuestas desde posiciones de enunciación que se autoproclaman superiores. Cada pueblo posee su propio logos (racionalidad) y ethos (esencia cultural), los cuales deben ser respetados como expresión única de su devenir histórico y espiritual.

Las tres grandes ideologías de la modernidad han tenido como base sujetos históricos que, en última instancia, niegan a la comunidad y al pueblo como tal. En el fascismo, el sujeto histórico es el Estado o la raza; en el comunismo, la clase proletaria; y en el liberalismo, el individuo. Sin embargo, Dugin sostiene que estos paradigmas son insuficientes para enfrentar los desafíos contemporáneos, ya que fragmentan la esencia colectiva de las sociedades.

Por eso, el planteamiento de este filósofo ruso propone una simbiosis en la que el Dasein de cada pueblo, como sujeto político, sea el eje alrededor del cual giren tanto el Estado como el mercado. Todo ello debe estar fundamentado en las tradiciones y creencias genuinas de cada sociedad, capaces de resistir la manipulación y las imposiciones ideológicas de actores externos. La meta es que cada pueblo encuentre su propio camino hacia el desarrollo, respetando su identidad propia y fomentando relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo y la cooperación.

Dugin aboga por un verdadero mundo multipolar, donde las diferentes civilizaciones puedan coexistir sin la dominación de hegemonismos, y en el que la diversidad de creencias, culturas, saberes y filosofías se valore como una fortaleza que enriquezca a la humanidad en su conjunto. A continuación expongo un pequeño extracto de la entrevista que hice al profesor Dugin donde se refiere a la Cuarta Teoría Política:

“La Cuarta Teoría Política es precisamente la crítica radical del liberalismo y al mismo tiempo no tiene nada que ver ni con comunismo ni con fascismo, es la invitación para despertar la imaginación de los pueblos, de las sociedades, para imaginar, crear y proponer alguna cosa más allá del status quo. En las relaciones internacionales, este proyecto de la Cuarta Teoría Política, corresponde orgánicamente a la Teoría del Mundo Multipolar, donde América Latina debe fungir como un polo independiente y soberano, hay que pensar en la integración de los pueblos de toda América Latina basándose en su identidad profunda, tradicional y común para poder crear este polo de la multipolaridad para llevar a cabo esta tercer fase de la liberación latinoamericana que empezó con Bolívar y otros héroes de la región.

Esta es hoy la necesidad porque no es posible superar la unipolaridad actual con socialismo que no provoca ya el entusiasmo popular, o el sobre racionalismo por otro lado, que opone a unos pueblos contra otros y ayuda a los liberales a manipular a la gente. Hay que clarificar esa visión continentalista para desarrollar de manera más clara y transparente esta visión de un futuro común, que es más o menos, lo mismo que el euroasianismo en Rusia, porque en Rusia nosotros queremos juntar los pueblos euroasiáticos alrededor de un destino común. Lo mismo tiene que suceder en América Latina, donde pueda desarrollar su sentido de destino común diferente al de América del Norte, de Europa, de Rusia, del mundo Islámico, no es tampoco necesariamente pro ruso, la Teoría del Mundo Multipolar es objetiva, no sirve a los intereses de unos u otros, porque se trata de crear y defender esta identidad propia de cada civilización”.

Después de estas palabras del profesor Dugin, surgen muchas preguntas y un cúmulo de ideas que invitan a reflexionar sobre cada una de sus afirmaciones, especialmente en relación con el caso costarricense y la coyuntura histórica que enfrentamos. En un contexto de creciente polarización política y odio, la Cuarta Teoría Política se presenta como un llamado a redescubrir la vía costarricense, esa trayectoria histórica que ha hecho de nuestro país un lugar único, con una identidad y una historia propias.

Hechos como el Pacto de Ochomogo, el «comunismo a la tica”, las Garantías Sociales y la abolición del ejército son expresiones del ser-ahí profundo del pueblo costarricense, caracterizado por su solidaridad y su sentido de pertenencia a una matriz común. Estas lecciones del pasado nos recuerdan que nuestro desarrollo debe basarse en nuestra identidad, en nuestros valores, y no en modelos ni modas impuestas desde fuera. La reflexión de Dugin nos invita a pensar críticamente en nuestro propio camino, a fortalecer nuestra identidad y a retomar las raíces que han definido nuestro proyecto nacional. Es tiempo de construir un modelo que honre nuestra historia y proyecte a Costa Rica hacia un futuro auténtico y solidario, en armonía con nuestra propia historia, así como con nuestra esencia como pueblo.

¿Qué pasa en el sector cultura? Conversamos con Mercedes Castro

Observatorio de Bienes Comunes

Conversamos con Mercedes Castro para conocer la importancia del sector cultura, para nuestras sociedades, pero también conocer las implicaciones que tiene el contexto actual ¿Cuáles aspectos caracterizan su momento actual? ¿Qué impresiones le deja este contexto para una persona trabajadora de este sector? ¿Qué desafíos representa?

Para escuchar la conversación, ingrese en este enlace.

UCR, Conector biológico y peatonal en la Sede Rodrigo Facio ya es una realidad

En este espacio resaltan dos elementos de gran simbolismo para el país y la comunidad universitaria: una esfera de piedra precolombina, que es un símbolo nacional, y un rótulo gigante “Soy UCR”.

Campus sostenible

La obra recupera 2 000 m² de terreno verde y ofrece 800 m² de superficie peatonal libre de barreras arquitectónicas

La Rectoría inauguró el nuevo conector biológico y peatonal de la Sede Rodrigo Facio, ubicado en el antiguo parqueo de la Facultad de Ingeniería, un espacio icónico diseñado para favorecer el paso de la fauna urbana y fomentar en la comunidad universitaria el esparcimiento y el disfrute de la naturaleza en beneficio de la salud mental.

El proyecto diseñado por la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI) materializa el sueño de conectar los ecosistemas del Jardín Botánico José María Orozco y el Bosquecito Leonelo Oviedo para ayudar a la conservación de la vida silvestre. Para ello, se sembraron 27 árboles nativos, que al crecer, permitirán enlazar las áreas protegidas del campus con el resto de la trama verde del cantón de Montes de Oca.

La inauguración se realizó el miércoles 15 de mayo de 2024 con la participación de las autoridades universitarias, estudiantes, personas funcionarias e invitados e invitadas especiales. Entre ellos; el ex-rector Dr. Gabriel Macaya Trejos, directivos de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz y del Museo Nacional.

Un aporte a la salud mental

El rector, Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta resaltó el valor de este proyecto para la conservación de la fauna y en especial para la salud mental de la comunidad universitaria. Por su parte, Valentina Palacio Mora, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica, subrayó la importancia de contar con entornos saludables y sostenibles ante la crisis de salud mental que aqueja al estudiantado después de la pandemia.

“Contar con estos espacios al aire libre es fundamental para todas las personas de nuestra institución, pero sobre todo para nuestra comunidad estudiantil. Sabemos que la carga académica puede afectar la salud física y mental de nuestra comunidad estudiantil y por eso es crucial que se ofrezcan espacios donde se pueda contribuir al bienestar integral de todas las personas estudiantes”, acotó Palacio.

“Con 800 metros de superficie peatonal libre de barreras arquitectónicas, hemos priorizado la movilidad inclusiva y fomentamos el encuentro entre las personas de la comunidad por medio de un espacio para la pausa y la convivencia», explicó el rector Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta.

Diseño sostenible

En este conjunto urbano se recuperaron más de 2 000 m² de superficie natural y se construyeron 850 m² de aceras cubiertas por adoquines permeables que permitirán el paso del agua de la superficie hacia el suelo, así como banquetas equipadas con tomas de electricidad y alumbrado urbano diseñado para minimizar la contaminación lumínica. De esta forma se crea un nuevo espacio de alta conectividad para el paso de la fauna y el disfrute de las personas.

La Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI) diseñó el proyecto de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que orienta actualmente la gestión de espacios en la UCR. Este plan tiene el propósito de limitar el crecimiento de la huella constructiva y recuperar áreas construidas para convertirlas en espacios naturales.

Este diseño ha sido galardonado con el reconocimiento bandera azul. La Arq. Ana Ulloa Dormond, directora de OEPI señaló que esta obra además enlaza el Pretil, la Plaza frente a la Biblioteca Carlos Monge que alberga la estatua de Rodrigo Facio, la fuente Cupido y el Cisne hasta llegar al edificio de Artes Plásticas.

Simbolismo e identidad

La esfera de piedra que se exhibe en este lugar es la cuarta de mayor tamaño conocida en el país y es considerada uno de los ejemplares más perfectos y de mayor simetría. Esta pieza fue resguardada por más de 50 años en Facultad de Ciencias Agroalimentarias y su traslado a este nuevo espacio se coordinó con el Museo Nacional y la Compañía Nacional de Fuerza y Luz con el compromiso de la institución de velar por su cuidado.

“Para el Museo Nacional es muy importante que los bienes patrimoniales que están en espacios públicos puedan ser apreciados, admirados y utilizados como elementos de referencia para resignificar el pasado y resignificar la propia historia”, expresó Ifigenia Quintanilla, directora del Museo Nacional, durante el acto inaugural.

El otro elemento que resalta en este espacio es el rótulo “Soy UCR”, un símbolo de identidad universitaria, en el cual la comunidad universitaria y las personas visitantes podrán tomar fotografías o simplemente sentarse a conversar.

Conector biológico y peatonal UCR

La arquitecta Ana Ulloa Dormund, el ingeniero forestal Héctor Espinoza Villalobos y el biólogo Bernal Rodríguez Herrera detallan las características de conector biológico y peatonal de la Sede Rodrigo Facio.

Katzy O`neal Coto

Comunicadora, Vicerrectoría de Administración, UCR

Día Internacional de la Lengua Materna

José Luis Pacheco Murillo

El 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna con el objetivo de preservar y proteger todos los idiomas y dialectos que se hablan en todo el mundo.

Se entiende como lengua materna, el primer idioma que adquiere una persona cuando nace y que después forma parte de su vida como un instrumento de comunicación. También se conoce con el nombre de lengua nativa. Posteriormente, si aprende otra lengua en el transcurso de la vida, entones está será considerada como una segunda lengua.

Es lamentable cómo se han perdido muchas lenguas. Vemos con preocupación, que a nivel mundial desaparecen muchas lenguas y dialectos de forma estrepitosa. De acuerdo con los últimos estudios, se calcula que cada dos semanas muere una lengua, lo que trae como consecuencia la extinción de todo un patrimonio cultural.

Hay muchas formas hoy con las que se van destruyendo lenguas maternas. Una de esas formas es la misma tecnología que va introduciendo términos que difieren con lo que aprendimos en nuestra infancia como lengua materna.

Hoy se realizan ingentes esfuerzos para proteger y mantener el patrimonio cultural de muchos pueblos y lo primero que se pretende proteger es su idioma.

Hay muchos pueblos aborígenes que aún mantienen su lengua materna y es importante que los gobiernos apoyen esa protección.

El señor Esteban Naranjo Navarro, funcionario del Ministerio de Educación Pública realizó un trabajo especial para este día que me parece oportuno compartir y se relaciona con las lenguas maternas de nuestro país. Indica: “La cultura costarricense se privilegia de ser una nación con gran diversidad cultural, por eso extendemos un mensaje con motivo de esta celebración que es, «Nuestra lengua materna: nuestro orgullo, nuestra identidad». También, se tradujo en las lenguas que nos identifican como una cultura diversa.

– En Boruca: Div tégat: div shúguev, div sót.

– En Ngäbere: Ni blite kugwe nigwe biti: utuäte krubate, ni ngäbere bä erere.

– En Cabécar: Sá ditsö ktö: sigëi tai, sá kawák ser dël

– En Bribri: Se’ ujtö we tsikine se’ ta: dör se’ iyí se’ wakdë

– En Malecu: Ma jaíca suírra: ma lhútu putúconh, tiá ma pucá suí.”

Mantener nuestra lengua materna es precisamente mantener nuestra cultura e identidad. Debemos conservarla y defenderla.

Dios quiera que a través de celebraciones como ésta más bien la fortalezcamos y podamos transmitirla a las nuevas generaciones.

SUBJETIVIDAD “LOCK DOWN”

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Como si ya estos tiempos posmodernos no fueran complejos y comprometieran las estructuras de las relaciones sociales y supusieran un desafío importante para la persona, su identidad, su estabilidad emocional y sus capacidades colectivas, la pandemia y lo que supuso terminó por hacer más complejos los escenarios para todos, para todas.

Los supuestos de convivencia, construcción de conjunto, capacidades para contender los riesgos y las amenazas dieron paso a la incertidumbre, el temor, el “reseteo” de las formas existentes para comportarnos de forma razonable, equilibrada, buscando el bien común.

Ciertamente muchas cosas llegaron para quedarse en estos dos años de pausa civilizatoria.

Entre ellas la posibilidad de mirar con ojos distintos a la ciencia y sus aportes, el uso de las nuevas formas comunicativas (lo virtual, lo remoto, lo asincrónico), el acercamiento de muchos públicos y audiencias a nuevas formas de conocimiento, estéticas, arte, expresividad.

Pero también llegó para permanecer de forma prolongada, la interrupción del proyecto colectivo, las rutas para fortalecer de nueva cuenta la capacidad de habla y la escucha asertiva. Pareciera que a esta hora, la humanidad toda debiera aprender a caminar de nuevo, como acto reflejo ante lo que recién inicia, pero particularmente, frente a la subjetividad clausurada y confinada que se ha instalado a toda marcha.

A la generación joven de los años ochenta se le denominó “la generación perdida” por los déficits en materia educativa. Pero el rezago que se advierte en todos los órdenes de la vida social como producto del apagón societario de los últimos dos años es inminente, si no se activan desde ya las estrategias para reescribirnos como seres humanos.

Por ello es importante reponer de nuevo la vida pública, el espacio público habermassiano, el detalle de compartir, como conversaba con mi querido profesor, compañero de trabajo y con quien he compartido caminar por la región que somos, Abelardo Morales Gamboa o impulsar procesos de “acupuntura social” como bien se lo he escuchado mencionar varias veces al artista plástico y Decano del Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (CIDEA) de la Universidad Nacional, en Costa Rica.

Ambas propuestas son claras. Para abrir esa subjetividad clausurada, es urgente reinventarnos.

La cultura costarricense desde el Estado

Adriano Corrales Arias*

CULTURA es uno de los términos que más acepciones tiene. Es un concepto polisémico y dinámico. Sus abordajes han sido diversos y complementarios a través de la historia, por esa razón debería considerársele desde la interdisciplinariedad, para así lograr una integralidad semántica.

En general, podría definírsele como “el conjunto de conocimientos y rasgos característicos que distinguen a una sociedad, una determinada época o un grupo social”. En todo caso, cuando hablamos de cultura, nos referimos a creencias, normas, valores, lenguaje, símbolos, tecnología, patrimonio, identidad. En otras palabras, hablamos de la actividad humana en su conjunto y de sus relaciones con la naturaleza y el cosmos, sobre todo de la producción simbólica a través del tiempo en espacios geográficos y socioeconómicos diferenciados.

En nuestro país la visión estatal de la cultura ha sido excluyente y elitista. Desde el “Olimpo” de los liberales, hasta el nacimiento del Ministerio de Cultura (PLN), se le concibe como la promoción de las “Bellas Artes”, las cuales deberían extenderse al pueblo para “culturalizarlo”, “cultivarlo”. Los liberales la concebían mancomunada con el sistema educativo, cual actividad “civilizatoria” que pretendía homogenizar su visión de mundo, es decir, privilegiaban su intención ideológica.

El dispositivo creado por el PLN en los años setenta del siglo pasado, ha sido vallecentrista y eurocéntrico, léase, colonial, salvo esfuerzos aislados y fallidos de regionalización con débiles discursos antropológicos sobre las culturas populares o “vivas”. Esa visón paternalista todavía subsiste. De allí la gran confusión en muchos artistas, quienes confunden el amplio concepto etnográfico con el de “arte” o “gestión cultural”. Por ello, se habla de un “sector cultura” difuso y asimétrico, el cual no sabemos si se define por su producción, su gremialismo o su filiación con el estado y su políticas, mejor dicho, la ausencia de ellas.

El neoliberalismo que lidera la contrarreforma con el afán del desmantelamiento del Estado Social de Derecho, erigido desde los años cuarenta del siglo pasado, le ha entregado esas tareas a las industrias culturales. Los últimos gobiernos del PLUSPAC así lo han venido haciendo y, el Ministerio de Cultura y Juventud (vaya híbrido), a pesar de su ingente labor en sus instituciones adscritas y en el apoyo a algunos productores artísticos, ha devenido en un cascarón desfinanciado y en una suerte de gran agencia de producción festivalera.

Las declaraciones de un candidato ultra conservador y de su escudera (diputada electa) han puesto el dedo en la llaga al gritar a los cuatro vientos, sin inmutarse, lo que otros quieren pero callan desde hace rato: cancelar el MCJ por ineficiente y burocrático (tiene menos del 1% del presupuesto nacional). Es decir, privatizar sus órganos desconcentrados y asignarle a las industrias culturales el resto. De allí a un Hollywood o Disney ticos no estaríamos tan lejos. Quizás ello quiso decir la señora escudera del enviado de los organismos financieros internacionales, quien bien podría convertirse en presidente de esta res ya no tan pública.

El día en que la CULTURA se convierta en el centro de una propuesta política al interior de un robusto proyecto país, tal y como corresponde, estaríamos hablando de inclusión, equidad, justicia social, defensa de los patrimonios tangibles e intangibles, de soberanía tecnológica y alimentaria y de las diversas identidades y expresiones simbólicas de quienes ocupamos este pequeño y bendito territorio. Es decir, estaríamos ante una auténtica acción sociocultural, corazón de toda actividad política.

Sin embargo, por ahora, sepamos que la CULTURA, desde la contrarreforma neoliberal, está clausurada. Aunque sigue viva y resistiendo en nuestras comunidades, en nuestros quehaceres, en nuestros sueños, en nuestras memorias.

*Escritor.

NUBES TÓXICAS

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Hace algunas semanas fui invitado a compartir reflexiones en una institución de secundaria en Costa Rica, en el marco de las conmemoraciones del bicentenario. El tema propuesto fue la xenofobia y sus impactos en la sociedad costarricense.

Cuando un tema así debe ser abordado, hay que movilizarlo desde la subjetividad misma, acercarlo a la experiencia y vida cotidiana para observar cuánto de lo que se hablará le atraviesa a la persona, para entonces desde allí impulsar contenidos pero sobre todo despertar las diversas formas de contener y detener la problemática.

La xenofobia, hemos dicho en otros momentos, es el miedo y el odio al extranjero y se cruza con contextos de excepcionalidad como los que actualmente experimentanos, con la aversión de clase muy profunda.

El temor y el rechazo a la persona pobre se mezcla con los propios miedos a “caer” en esa condición particularmente en tiempos en que la crisis social y económica ha empujado a cientos de miles de personas a la informalidad, el desempleo y la inanición.

Sea como sea, la xenofobia alimenta discursos exhacerbados, prácticas eufóricas y rituales de rechazo que se convierten en fuente de violencia simbólica y a menudo física.

Como ocurrió en la ciudad chilena de Iquique al finalizar el mes de setiembre, cuando colchones y juguetes pertenecientes a migrantes venezolanos sin hogar fueron quemados en una manifestación organizada que protestaba por su presencia en campamentos en espacios públicos de la ciudad. El hecho fue protagonizado por algunos grupos de exhaltados que llevaron su actitud hasta ese punto.

Ya en Costa Rica en agosto de 2018 habíamos presenciado un fenómeno xenofóbico parecido al ser convocada una marcha para sacar a nicaragüenses de espacios como parques de la capital. El episodio estuvo a punto de tener consecuencias dramáticas si no interviene la policía local.

Con la consigna de impregnar en el cuerpo de las personas estudiantes participantes en la charla estos temas, les lancé a las muchachas y los muchachos una pregunta inicial: “nombre una palabra con la cual haya sido discriminada o discriminado alguna vez”.

La nube de palabras fue formándose y conforme iba tomando un tamaño importante empezaba a reflejar un conjunto de ideas que en lo cotidiano podrían pasar como el lenguaje propio de las relaciones de personas adolescentes.

Pero puestas en contexto de sus impactos, de lo que van resultando para la vida, la identidad y la fortaleza de esas mismas personas, resultan una clara llamada de atención acerca de la construcción de procesos de discriminación que el lenguaje diario va creando. La conversación posterior con ellos y ellas confirmó dicha apreciación.

Es importante no desconocer la forma como interpelamos, desde estructuras de poder, de humor mal intencionado, de deseos de hacer sentir mal al otro, a la otra y trabajar revirtiendo sus efectos. Es necesario disipar esas nubes tóxicas de discriminación y desapego, en procura de mejores experiencias de convivencia.

La complejidad de las palabras y la simplicidad del discurso del poder

Juan Huaylupo

Las palabras son la manifestación del pensamiento, cultura, ideología, historia e identidad de las personas. En este sentido, las palabras son ricas y poseen complejas significaciones presentes en toda comunicación, las cuales trascienden la interrelación entre individuos para ser también expresiones de grupos y sociedades en tiempos-espacios particulares.

Esto es, la comunicación requiere de algunas condiciones para establecer la interacción, sin embargo, en determinados contextos la situación, condición y pensamiento distinto entre los interlocutores la inhibe porque las palabras y su articulación, no son comprendidas por no poseer significaciones ni intereses comunes. La incomunicación en el presente, es el resultado de la fragmentación y separación social, no necesariamente física, en una sociedad paradójicamente articulada e interdependiente, plagada de medios técnicos para la comunicación.

La pluralidad social en el presente globalizado requiere de la comunicación porque es un requisito necesario para la convivencia, para la vida en comunidad y para nuestra socialización como seres humanos en un mundo integrado e interdependiente. Sin embargo, a pesar de su necesidad social e histórica, la incomunicación está presente y nutre muchas de nuestras relaciones sociales y políticas con el poder prevaleciente.

Se podría afirmar que, la incomunicación es una condición patológica de la sociedad contemporánea, que impide el conocimiento entre unos y otros, a pesar de una extensa e intensa relación en la diversidad de nuestra cotidianidad.

La incomunicación no solo es una separación con quienes tenemos que convivir, es una ruptura con los otros, a los cuales les niegan absurdamente tener comunidad de intereses y anhelos compartidos. La incomunicación es antagónica a todo proceso democrático, no representa el interés de todos ni el respeto al pensamiento, actuación e ideologías distintas a la propia. Es parte consustancial de un proceso político totalitario que crea enemigos, que separa lo que está unido, que desprecia y pretende desaparecer a los otros, y que en pulsión suicida asesina a quienes sustentan su existencia.

La actuación y pensamiento idéntico entre las personas, no existe, todos somos distintos, nunca máquinas estandarizadas, como tampoco contendientes ni enemigos. Creer que las diferencias son separaciones absolutas, es asumir absurdas posiciones totalitarias que auguran confrontaciones y guerras infinitas de destrucción contra la humanidad.

Gran parte de los medios de comunicación en Costa Rica, son ejemplos de la incomunicación, porque con la mercantilización de las noticias pueden decir cuanta falsedad quieren sus contratantes, privados o gubernamentales, además de mentir, calumniar y difamar, crean miedos y desconfianza informando sobre asesinatos, asaltos, fraudes y accidentes. Así, promueven ilusiones, frustraciones y disputas entre los seguidores del futbol, mientras se enriquecen los negociantes que usurpan y corrompen el deporte popular.

Esos medios no son públicos, son privados, se imponen con palabras parciales y parcializadas que ofenden la inteligencia e impiden el pensamiento complejo, así como simplifican la complejidad de los acontecimientos y realidades. La veracidad y la pluralidad del pensamiento, así como el debate serio, plural, comprometido, sobre los derechos ciudadanos, la democracia, la planificación o el desarrollo nacional, están ausentes en dichos medios, no obstante, están protegidos y mantenidos por el poder. Los propietarios de los medios encubren su funesta actuación con la honestidad, honradez y sacrificio de muchos otros periodistas, que en honor a su compromiso social denuncian a gobernantes ilegítimos, a los corruptos, así como defienden la institucionalidad pública y los derechos ciudadanos.

Las palabras del discurso del poder en Costa Rica están dirigidas a las mayorías trabajadoras para ocultarles que son ellas quienes sustentan los ingresos fiscales y que son los generadores de las ganancias y riquezas privadas. También para imponerles decisiones y acciones, como verdades absolutas, de las cuales supuestamente depende el bienestar y la existencia de los trabajadores, a pesar de que los perjudica y empobrecen. Asimismo, el discurso del poder se dirige a las mayorías para buscar apoyo y legitimar su poder con mentiras y demagogia. Esas intencionalidades del discurso del poder dictatorial, hacia los trabajadores, es para mantenerlos pasivos, obedientes, engañados, confundidos, enfrentados, enfermos e incomunicados para posesionarse en el poder dictatorial.

Las tiranías requieren de esas palabras y discursos, no para dialogar ni concertar, sino para imponer las decisiones y acciones contra quienes les han negado la palabra y no son escuchados. El discurso del poder no solo son palabras del mandatario, también hablan y actúan las leyes, los medios, la educación formal, la administración pública, la religión o “las fuerzas del orden”, que contribuyen con la difusión de sus palabras y miedos a la consecución de los propósitos del poder.

La incomunicación social es una condición privativa del poder, pero ninguna tiranía es eterna, como tampoco lo es la incomunicación. El fracaso del discurso del poder, es la imposibilidad de seguir dominando y explotando, es la absurda pretensión de eternizar un poder irracional, sin horizonte histórico. El pensamiento y conciencia crítica y disidente, son la esperanza para reconstruir una sociedad plural y un mundo mejor.

¿Cómo explicar que los empresarios se les exima pagar las deudas al seguro social, cómo se permite la elusión y evasión tributaria y el no pago de intereses moratorios, a pesar que fueron cobrados en las mercancías y servicios que venden?, ¿cómo es posible que un mandatario afirme que fue electo para emitir criterio?, ¿qué podemos esperar de un Estado que pregona democracia y libertad, cuando impone acciones contra el pueblo que dice representar?, ¿cómo confiar en alguien que defraudó y traicionó la decisión electoral del pueblo?

Al parecer las palabras y acciones de los autócratas, de los intelectuales del sistema, de los propietarios de los medios y del capital, revelan transparentemente el cinismo de su poder. Es lamentable que aún no podamos democráticamente destituir al mandatario, dado que no tiene la solvencia moral de renunciar ni reconocer su traición al pueblo costarricense. Nuestra población será callada y disciplinada, pero no es ignorante ni tonta, son tales, quienes creen engañar y defraudar eternamente al pueblo.

Imagen: https://steemkr.com/spanish/@luzmar/el-poder-del-discurso

La disolución de los colores

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

“Los mexicanos nacemos donde nos de la gana”, habría dicho alguna vez una exhultante Chavela Vargas al preguntársele por su origen costarricense, tan atravesado y complejo como el que más en su hoja de vida.

Como una sanción premonitoria, a la vuelta de los años, otras figuras públicas habrían de mostrar que no necesariamente el acto de nacer es realmente el que te permite hacerte con una ciudadanía, una legitimidad, una identidad.

Lo hizo el futbolista de origen nicaragüense Óscar Duarte que, luego de su destacada participación en el Campeonato Mundial de Fútbol Brasil 2014, fue recibido con honores en su pueblo de origen.

También el surfista Carlos “Cali” Muñoz nacido en Granada, Nicaragua, que será recordado no solo por su desempeño de alto nivel en el deporte, sino por haber protagonizado uno de los viajes de última hora más intensos que se recuerden para un atleta invitado al filo de la hora a participar en las justas olímpicas. Al final no logró su objetivo de representar a Costa Rica en la competencia, pero en la retina y memoria colectiva quedará ese periplo contra el tiempo, contra la inclemencia de un temporal devastador en el Atlántico del país que bloqueó por horas su intención de llegar al aeropuerto, los vuelos y conexiones perdidas. No tuvo la posibilidad de competir en uno de los “heats” eliminatorios de su disciplina. Pero la gente le aplaudió su gesto.

Años antes, sin embargo, no eran aplausos lo que el deportista recibía. En una entrevista para el medio digital delfino.cr, Muñoz dijo haber experimentado discriminación por su nacionalidad en el ámbito escolar, un desafío que permanece hasta el día hoy en los centros del sistema educativo costarricense.

De madre hawaiana y padre estadounidense, la surfista Brisa Tomy Henessy Kobara representó al país con buen suceso, también en la disciplina del surf. Nacida en San José, casi toda su carrera profesional la ha desarrollado en el extranjero. Su tabla de surf fue prácticamente un lienzo que mostró una y otra vez al mundo los colores de la bandera costarricense, artísticamente diseñados. Su “pura vida” matizado con un claro acento extranjero revela la mezcla que presentamos como país, a pesar de las escencialidades impuestas, los marcajes identitarios puritanos y desfasados de la historia de un país compuesto por «arroz y frijoles», una mezcla finamente metaforizada en el documental «Si no es Dinga», producido en 2014 por La Traviesa Producciones en Costa Rica.

A finales de la década de los años ochenta y principios de los años noventa, el artista japonés Yukinori Yanagi exponía al mundo una acción performática consistente en colocar hormigas obreras en compartimentos de arena de colores representando varias banderas del mundo. El “acto” consistía en una lenta difuminación de las banderas como producto de la acción natural de las hormigas.

Era la época de anunciación de un sentido planetario: la globalización había llegado y se intuía, tal y como Yanagi proponía, que las fronteras desaparecerían y con ellas los rituales de piedra de las identidades monolíticas y nacionalistas. Estaba equivocado.

Ni las cajas de plástico, tubos, tuberías, arena coloreada y mucho menos las hormigas obreras utilizadas por Yanagi, fueron suficientes para advertir ese sentido pétreo con que hoy se defiende cierta identidad esencializada y los nacionalismos.

Es cierto, si, que las banderas han adquirido otro significado en medio de los procesos de globalización y planetarizacion constante. Tanto se han disuelto, que causan confusiones extremas como la que sucedió a un equipo periodístico costarricense que emitía en vivo la maratón olímpica masculina recién transcurrida. Al anunciarse al maratonista coreano OH J, los periodistas indicaron que claramente no era de ese país. “debe ser keniano” dijeron. Efectivamente, de origen africano, el deportista representó a Korea del Sur en la competencia.

Con algo de congoja e incertidumbre, celebramos las fechas de conmemoración del bicentenario “formal” de la independencia. Las narrativas hacia esa identidad tallada en piedra estarán a la orden del día. Pero también otras formas de nombrarla y cuestionarla. Seamos las hormigas de Yanagi. Disolvamos los colores y abrámonos hacia nuevas experiencias colectivas donde el reconocimiento de las diferencias colectivas sea la norma.

 

Imagen: http://xuku-va.blogspot.com/2011/08/yukinori-yanagi.html

Presentación de libros de Adriano de San Martín y agenda de actividades culturales del 22 al 28 de agosto 2021

La Biblioteca Nacional comparte el calendario de actividades culturales programadas para la semana del 22 al 28 de agosto:

El martes 24 de agosto a las 3:00p.m. será la conferencia virtual: Derechos humanos y cultura de paz en Costa Rica.  La actividad se transmitirá vía Facebook en la página de la Biblioteca Nacional Costa Rica y el IDELA. 

El miércoles 25 de agosto a las 4p.m. será la inauguración de la exposición virtual “Documentos históricos del Bicentenario Centroamericano”. Esta se transmitirá vía Facebook en la página de la Biblioteca Nacional y el IDELA. 

También, el miércoles 25 de agosto a las 5:30p.m. será la conferencia: La guerra antifilibustera y la identidad costarricense”. La transmisión será en las páginas de Facebook de la Biblioteca Nacional y la Academia Morista de Costa Rica. 

El viernes 27 de agosto a las 4:00 p.m. tendrán un show llamado: “Científicos desde casa”, en una entrevista con nuestro invitado especial Johannes Kepler. Se transmitirá por la página de Facebook de la Biblioteca Nacional y la página del TC-695 de la Universidad de Costa Rica.

Además, el viernes 27 de agosto a las 5:00 p.m. será la presentación de los libros Vanitas y Vigilia de Adriano Corrales, este se transmitirá por el Facebook de la Biblioteca Nacional.

Finalmente, el sábado 28 de agosto al medio día presentarán el documental: Construyendo nuestra nación. El aporte de la migración afrocaribeña en Costa Rica.Cap 1. Migraciones. La transmisión será vía Facebook en la página de la Biblioteca Nacional.

Más información en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/events/s/invitacion-a-presentacion-de-l/384359993033057/ 

 

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