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Etiqueta: imperialismo

Comunicado del Partido Vanguardia Popular – PVP por el Día Internacional contra la Corrupción

Este 9 de diciembre, Día Internacional contra la Corrupción, el Partido Vanguardia Popular levanta su voz para denunciar que la corrupción no es un hecho aislado ni un simple “mal comportamiento” de algunos funcionarios, es una consecuencia directa del sistema capitalista neoliberal, diseñado para enriquecer a unos pocos a costa del trabajo, los derechos y la dignidad de los pueblos. A esto se suma la injerencia imperialista que, bajo distintos disfraces, penetra nuestras instituciones, manipula decisiones nacionales y fomenta modelos económicos que abren las puertas a las privatizaciones, el saqueo y la impunidad.

Costa Rica vive hoy las consecuencias de ese sistema corrupto y decadente, privatizaciones disfrazadas de modernización, negocios oscuros, congelamiento salarial, persecución a quienes defienden lo público y una élite que pretende convertir nuestras instituciones en botín político y económico.

Frente a esta realidad, llamamos al pueblo costarricense a organizarse, a unirse y a luchar. Solo la fuerza consciente del pueblo puede enfrentar y derrotar la corrupción estructural del sistema impuesto a nuestro país.

Desde el Partido Vanguardia Popular llamamos, ¡A construir juntos la fuerza del pueblo para derrotar la corrupción y levantar una sociedad nueva, con justicia y democracia reales para nuestra patria!

Partido Vanguardia Popular – PVP
¡Unidad, organización y lucha!

A la opinión pública nacional e internacional

Trino Barrantes Araya
Ana Cecilia Jiménez Arce
Partido Vanguardia Popular – PVP
Fundado 16 de junio de 1931

Hay resultados electorales y políticos que dejan un sabor a duelo, un sinsabor amargo, un nudo que nos hace difícil tragar la saliva. No anticipamos resultados, en Honduras son las actas las que finalmente cotejan el valor real del voto.

La enseñanza que nos deja este proceso, en nuestra hermana República de Honduras, debe servirnos a todas y todos. Siempre resulta más fácil la crítica, una vez que se tienen el resultado.

Claro está, después de un resultado extraño, es muy fácil adivinar las causas. Pero no es de nuestra incumbencia este amargo ejercicio que tuvo lugar este domingo 30 de noviembre en el proceso electoral hondureño.

Nos corresponde, claro está, condenar la acción injerencista del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenando y condicionando el voto a favor Nasry Asfura, y lanzando al aire falsas promesas de impulsar el apoyo al nuevo gobierno. Lo decía el Libertador: “Estados Unidos no tiene amigos, solamente intereses”.

Rechazamos y condenamos esa postura imperialista; ya lo hizo contra nuestro país, Costa Rica, metiendo sus manos sucias en un proceso que atañe directamente a nuestra soberanía. El levantamiento de la inmunidad al presidente por la comprobada beligerancia política, formalmente condenada por el Tribunal supremo de Elecciones.

Peor aún es su matonismo de procónsul contra el gobierno democrático de Nicolás Maduro; ahora de una manera perversa contra la República Bolivariana de Venezuela, antojadiza y unilateralmente exige cerrar el espacio aéreo venezolano en su totalidad a todas las líneas aéreas que prestan servicio a esa República soberana.

Estas formas hostiles de la derecha recalcitrante, con claros tintes supremacistas y fascistas, trastocan toda la normativa internacional e irrespetan la Carta Fundamental en la cual se sustentan las Naciones Unidas. Pero irrespeta además la declaración de la CELAC, cuando declaró a América Latina zona de paz y contra la guerra.

Es un lugar común señalar que cuando un imperio está en crisis, sus zarpazos son muy peligrosos. La penetración e injerencia del imperio huele a cadáver putrefacto. Desgraciadamente algunos países que, sostenidamente han sido afectados por los embates del águila imperial, doblan su cerviz al amo del norte.

Trinidad y Tobago, República Dominicana, Argentina, Ecuador, olvidan de pronto el legado del Libertador, de Morazán y Martí. Soportan estoica y sumisamente los vejámenes del imperio del mal.

México, Colombia y Brasil también han sido sujeto del matonismo del imperio en esta nueva escalada, que busca como legitimarse ante la derrota de su mundo unipolar y el nuevo ascenso de polos de desarrollo político y económico que le disputan su hegemonía.

Para el caso de Honduras, lo reiteramos, es claro que estos resultados electorales son preliminares. Así lo dijo la CNE. Esperemos entonces que se haya logrado la transparencia absoluta en el manejo de los votos y que los datos sean cotejados con las actas, pues serán las actas que comprueben la validez de los sufragios y le digan al mundo el verdadero resultado de dichas elecciones.

Saludamos al pueblo de Honduras por su resistencia histórica y por su lucha por construir la identidad morazánica.

Fuera la injerencia gringa de América Latina.

¡Viva el pueblo hondureño en resistencia!

La Venezuela de Trump, ¿hoguera de su inmolación o la antesala de la III Guerra Mundial?

Vladimir de la Cruz

La movilización militarista y guerrerista del Presidente Donald Trump en el Caribe, intentando provocar un “cerco”, en aguas internacionales, frente a Colombia y Venezuela, con el pretexto de su lucha contra el narcotráfico, pero dirigido a eliminar en el ejercicio de la Presidencia, del gobierno de Venezuela, a Nicolas Maduro le ha resultado hasta ahora un fiasco, un fracaso político, y en cierta forma militar, humillante para su soberbia, su arrogancia, su orgullo y su excesivo sentimiento de gendarme internacional, de características mundiales. Como “cerco” no lo ha logrado. Esta situación no es como la crisis de Caribe, rodeando a Cuba, en 1961.

No es secreto que el presidente Trump trata de redefinir la geopolítica mundial, y restablecer en América Latina una versión modernizada, y actualizada a las condiciones del siglo XXI, de las doctrinas de política exterior de los Estados Unidos, que conocemos como las Doctrina Monroe, la del Destino Manifiesto, de las políticas anexionistas e invasivas con filibusteros, como lo fue en México, Centroamérica y en la guerra hispano norteamericana de finales del siglo XIX, con la intención de apropiarse de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, la Doctrina del Gran Garrote, en la primera mitad del siglo XX, totalmente intervencionista en todo el Caribe, imponiendo dictaduras, tiranías, gobiernos autoritarios de facto y de control de aduanas, y apropiándose de pequeños territorios ocupados militarmente, como Guantánamo en Cuba.

Estas doctrinas justificaron. para los gobiernos de Estados Unidos, especialmente en el siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, el control que trataron de establecer y asegurar su presencia en el continente, frente a otras naciones europeas, en sus expansiones especialmente económicas y de proyección e influencia geopolítica, como lo fue Inglaterra a principios del siglo XIX que se había hecho presente en el Cono Sur, las avanzadas francesas en la región, y la necesidad de controlar y dominar las construcciones de las rutas canaleras interoceánicas, en las regiones del Caribe, especialmente en Panamá y Nicaragua, la intervención de Estados Unidos en la región de Maracaibo, en Venezuela a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y en Cuba con la llamada República Plattista, que de hecho le fue impuesta en los años 1899-1902, fortalecida con la imposición de la Enmienda Platt, como un apéndice a la Constitución Política de Cuba, de 1901.

Con el desarrollo de la revolución industrial de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, cuando surge la etapa imperialista del capitalismo, con sus carteles, trusts, monopolios y oligopolios, como nuevas formas empresariales, que se volcaban al control de territorios, en todos los continentes, por sus materias primas estratégicas, por su mano de obra barata y por los mercados de venta de productos en esos territorios, los Estados Unidos, pasan a jugar un papel importante y dominante en el conjunto de las relaciones internacionales del continente. Al finalizar la I Guerra Mundial, resultado de esas contradicciones y reparticiones del mundo, Estados Unidos salió fortalecido en su inicial hegemonismo.

Entre los productos estratégicos para las nuevas áreas de producción de aquellos años, aún vigentes, estaban el cobre, para el desarrollo de la electricidad, el oro, la plata, el hierro, el zinc, el litio, la bauxita, especialmente significativo para la producción de aluminio, el plomo, el estaño, el carbón, y el petróleo que empieza a conocerse tempranamente en Venezuela, desde 1875, y en México, desde 1901.

Hoy se tiene en esta visión de control de minerales, por parte de las grandes potencias imperialistas, el molibdeno, el niobio, el grafito, la fluorita, los fosfatos y vetas de uranio; lo que se llaman “tierras raras”, que incluye arsénico, asbesto, cesio, fluorita, galio, grafito natural, indio, manganeso, mica natural en láminas, sienita nefelínica, niobio, rubidio, escandio, estroncio, tantalio, torio y vanadio. Además, el continente americano es una gran reserva de productos agrícolas, como café, caña de azúcar, maíz, cebada, arroz, soja, algodón, tabaco, banano y cacao.

En la América Central hay madera, oro, plata, cobre, plomo, zinc, hierro, antimonio, carbón, y en toda la región la pesca y la ganadería.

El trasfondo de la riqueza minera y natural de Venezuela, tras la amenaza de Trump con sus tropas de asalto y guerra frente a sus costas, es lo que realmente persigue el presidente estadounidense, y es lo que busca controlar.

Más que a Nicolás Maduro el objetivo principal de Trump en Venezuela es el control del cobre, del hierro, el oro de Venezuela, que tiene la cuarta mina más grande del mundo, considerada el 20% de la reserva mundial. También el petróleo venezolano, que está considerado como la mayor reserva del mundo, y sus minerales de las “tierras raras” como Níquel, Rodio, Titanio. A ello se agrega bauxita, carbón, Coltan. El gas de Venezuela hoy ocupa el octavo lugar con mayor reservas en el mundo.

El compromiso de Venezuela en el narcotráfico, la narco producción, el blanqueo de capitales, la existencia de organizaciones narco terroristas, como las define actualmente la administración estadounidense, son solo el pretexto de la intervención en la institucionalidad política y el control económico y de las riquezas naturales de ese país.

Nicolás Maduro inició su ejercicio presidencial el 19 de abril del 2013, siguiendo su segunda toma de gobierno el 10 de enero del 2019 y la tercera en enero del 2025.

Con Maduro dio inicio a una segunda época de la llamada V República, que se inició con el presidente Hugo Chávez Frías, en 1999, falleciendo en el 2013, cerrando de esa manera su ciclo presidencial. Para mí hoy no existe la República Chavista de la V República. Es la República Cabello Madurista, si así se le puede denominar, por el poder e influencia que ejercen en el desenvolvimiento de Venezuela, Diosdado Cabello Rondón y Nicolás Maduro Moros.

Diosdado reúne sobre Maduro su condición de militar, originario del golpe de Chávez del 4 de febrero de 1992 y su condición de político, en distintas ramas de la institucionalidad venezolana, que lo hace, en cierta forma, más poderoso que Maduro.

Las tres presidencias de Maduro han sido cuestionadas en su origen, aun cuando en ellas haya habido procesos electorales. Las últimas dos, particularmente, han sido cuestionadas por fraudes electorales. La elección del 2019 originó que más de 50 países negaran su reconocimiento de presidente válidamente electo, aun cuando no rompieran relaciones diplomáticas con Venezuela.

Las elecciones del 2024 fueron más evidentes en el fraude que se le atribuye, por cuanto hasta hoy no ha podido demostrar Maduro su legítimo triunfo, con la presentación de las actas electorales, lo que mantiene ese desconocimiento internacional por parte de esos países.

Tampoco, con Maduro, Venezuela presenta un modelo político institucional revolucionario, que pueda contagiar a la región para seguirlo, aunque mantiene un discurso antiimperialista y antiestadounidense fuerte, con énfasis en un nacionalismo latinoamericanista.

Con Hugo Chávez, hasta el 2013 se mantuvo la idea de un Socialismo del Siglo XXI, concepto que en el discurso se mantuvo por Rafael Correa en Ecuador y por Evo Morales en Bolivia, como slogan, y en cierta forma como propuesta, en el continente por algunos movimientos políticos. Durante la era Chávez este concepto no se logró establecer como política continental de los gobiernos reformistas de la primera década, en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, ni como alternativa en la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe, CELAC. Menos lo fue en la segunda década y todavía menor en esta tercera década.

Como concepto se dejó, en su contenido, desde el 2008, cuando Hans Dieterich Steffan, su creador, se desencantó de lo que sucedía en Venezuela, con su propuesta política, retirándose a sus domicilios en México y La Habana, con su compañera Marta Harnecker.

La única República Socialista del continente, Cuba, no acogió el concepto de Socialismo Siglo XXI como una bandera de su Revolución. No lo necesitaba.

A la muerte de Hugo Chávez, el presidente Maduro intentó mantener el concepto, sin éxito. Ya no se habla de ello ni se agita como proyecto político en Venezuela. En Ecuador como en Bolivia, el concepto de Socialismo siglo XXI se mantuvo, mientras Rafael Correa y Evo Morales, estuvieron vigentes y activos en política. Al morir Hugo Chávez, tanto Rafael Correa como Evo Morales volvieron en la política de sus países a recuperar los conceptos, que dieron origen a sus procesos políticos, la “Revolución Ciudadana”, con Rafael Correa, o el de la “Revolución Plurinacional, Democrática y Nacional”, con Evo Morales, conceptos que hoy están desaparecidos del escenario progresista continental y de esos países.

Venezuela no es un país socialista, política ni económicamente. Sigue siendo un país capitalista, gobernado por un grupo político que traza sus derroteros en el reformismo político avanzado, pero actualmente muy débil, tratando de continuar las reformas que impulsó con bastante éxito Hugo Chávez Frías.

Venezuela, en lo que se conoce, no es un país narco productor. Allí no se produce cocaína, que sí se produce en Bolivia, en Colombia y en una parte de Perú. Colombia produce el 60% de la producción mundial, Perú el 30% y Bolivia el 10%. El restante 10% se produce en otros países fuera del continente.

Los Estados Unidos en Sur América y el Caribe tiene 76 bases militares, coordinadas todas por el Comando Sur, SOUTHCOM, del Ejército de los Estados Unidos y de la estructura del actual Ministerio de Guerra, como lo ha redefinido Donald Trump, y no Ministerio de Defensa como antes se llamaba. De ellas, tiene ocho en Colombia, aún con el gobierno de Petro. En el mundo, en 100 países, Estados Unidos tiene más de 800 bases militares, de distinto tamaño y magnitud.

La existencia de las bases militares de Estados Unidos obedece a la lógica intervencionista de su política, en los asuntos regionales y particulares donde operan, más que con objetivos de colaboración o seguridad regional. A ello suma su presencia en varios bloques y alianzas militares como la OTAN en Europa.

No hay de hecho una amenaza continental ni regional en América Latina que pueda justificar la existencia de esas 76 bases, ni se justifica ya la Fuerza Interamericana de Paz, establecida en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, de 1948.

Ninguna actividad relacionada con la producción de droga puede poner en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos. En los propios Estados Unidos en los siguientes Estados: Alaska, Arizona, California, Colorado, Connecticut, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Michigan, Missouri, Montana, Nevada, New Jersey, Nuevo México, Nueva York, Oregón, Rhode Island, Vermont, Virginia y Washington se permite cultivar, producir y comercializar legalmente marihuana. Los últimos en sumarse a la legalización fueron Delaware, Minnesota y Ohio en 2023. La marihuana se vende libremente en los llamados Dispensary. La han legalizado bajo el concepto de marihuana recreativa y marihuana medicinal. El 20 de abril se ha establecido como el Día de celebración de la Marihuana o el Cannabis.

No se llega en lanchas ni en botes a las costas de los Estados Unidos desde Suramérica, llevando unos cuantos cientos de kilos de cocaína para poner en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos. Entra por tierra, principalmente, desde México.

En la vida del ejército estadounidense se permite y tolera el uso de drogas, y de drogas fuertes, como la cocaína, las anfetaminas, el alcohol, ciertos opiáceos y morfina, para que sus soldados y militares puedan actuar en las operaciones de guerra, combatiendo su fatiga y reforzando su coraje de combate.

En Estados Unidos tienen un grave problema con las drogas ilegalizadas como el hachís, el crack, la heroína, los alucinógenos, la LSD, el hongo de psilocibina, los inhalantes.

El Ejército estadounidense ha desarrollado Hospitales especiales para desintoxicar sus soldados luego de prestar el servicio militar en guerras, o en ciertas actividades militares. Estos hospitales forman parte del Sistema de Salud Militar (MHS), como son el Centro Médico del Ejército Brooke (BAMC) en Texas y el Médico Militar Nacional Walter Reed. En total el MHS tiene 51 hospitales y 424 clínicas.

El negocio de las drogas le ha permitido a Estados Unidos mantener y alimentar guerras, y luchas de organizaciones que ellos emplean, para liquidar gobiernos o tratar de derrocarlos. En Centroamérica se dio el caso en la década de los 80s de llamado caso Irán-Contras, o Irangate, en 1985-1986, usando grupos de narcotraficantes para financiar grupos armados, creados y organizados por el Ejército de los Estados Unidos y sus agencias político-militares, especialmente para liquidar al gobierno sandinista en Nicaragua.

El peso de las bases militares estadounidenses en Sur América lo tienen Colombia, Ecuador y Perú. En Venezuela y en Bolivia no hay. En esos países las justificaron en la lucha contra las guerrillas y movimientos armados de izquierda que persistieron en Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia durante la segunda mitad del siglo XX y en algunos de esos países en este siglo, todavía en una parte de Colombia, sin que constituyan en este momento fuerzas capaces de derribar gobiernos. La presencia militar estadounidense en Colombia no acabó con la narco producción ni con las organizaciones narco productoras, hoy llamadas narcoterroristas. Eso lo está haciendo el gobierno de Petro.

La democracia representativa política en el continente se ha fortalecido desde 1991, cuando se disolvió la Unión Soviética y el Bloque de países socialistas europeos.

En la redefinición de la geopolítica y geoestrategia de Trump se ha establecido que el ejército y las fuerzas armadas, de los Estados Unidos, deben atender la lucha contra el narcotráfico, como tarea militar, lo que se le encarga al Ejército, calificando a las organizaciones que se dedican a la producción, el comercio y el tráfico de drogas como organizaciones terroristas, que son de atención del Ministerio de la Guerra y del Ejército. Es una simple justificación para actuar militarmente contra gobiernos especialmente latinoamericanos, que no son de la simpatía política del actual gobierno de Estados Unidos, especialmente Venezuela, ampliado ahora a Colombia.

En esta dirección Trump amenazó a México de intervenir, con su Ejército, en la frontera y el territorio mexicano fronterizo, para actuar allí supuestamente, contra los carteles del Tren de Aragua (TdA), la Mara Salvatrucha (MS-13), el Cartel de Sinaloa, el Cartel de Jalisco “nueva generación” (CJNG), el Cartel del Noreste (CDN), el de La Nueva Familia Michoacana (LNFM), el Cartel de Golfo (CDG) y los “Carteles Unidos” (CU) como organizaciones terroristas extranjeras (FTO).

De estas son organizaciones transnacionales, la TdA que es una organización originaria de Venezuela con células en Colombia, Perú y Chile, y con informes de presencia esporádica en Ecuador, Bolivia y Brasil. La MS-13 como organización transnacional se originó en Los Ángeles, pero se trasladó a América Central a medida que se deportaba desde Estados Unidos a personas de esa organización. El Cartel de Sinaloa es una organización transnacional con sede en Sinaloa (México). Es uno de los carteles de la droga más poderosos del mundo y uno de los mayores productores y traficantes de fentanilo y otras drogas ilícitas hacia Estados Unidos.

Otros carteles de droga en México son el de Los Viagras, de Santa Rosa de Lima, el Independiente de Acapulco, el de Guerreros Unidos, el Nueva Plaza, el de Tláhuac, y el de la Unión Tepito.

En Colombia operan los carteles del Clan del Golfo, conocido antes como Los Urabeños, compuesto por disidentes de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, el cartel de «Los Pelusos», con disidencias del EPL. Los carteles de Medellín y de Cali han sido desarticulados. También operan el Tren de Aragua, los Satanás, los Paisas, los Pereiranos, los Lucky, los Maras, los Camilos, los Bury, los Zetas, los Boyacos y los Maracuchos.

En Venezuela opera el Cartel de los Soles, que presuntamente como organización ilícita está fuertemente vinculada a altos mandos militares y políticos, dedicada principalmente al narcotráfico y la minería ilegal. Recientemente se informa que también opera el Cartel del Tren de Aragua. En esta rápida visión de distribución de organizaciones narcotraficantes, Venezuela es la que menos tiene en su territorio.

Lo que hace diferente a Venezuela de México, Colombia, Perú o Bolivia, es que al Cartel de los Soles se le vincula directamente a personajes de la política de gobierno como el mismo Nicolás Maduro, Diosdado Cabello Rondón, militar y político, y a Vladimir Padrino, Jefe del Ejército, que en la justificación que hace el Presidente Trump, lo lleva a sostener que Venezuela es un narco Estado, por el papel que tienen estos tres personajes en la estructura política, de gobierno en su Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial y en el Ejército. Esto, por cuanto han detenido internacionalmente altos personajes de Venezuela vinculados al narcotráfico y el lavado de dólares, como han sido los hijos-sobrinos del presidente Maduro y su esposa, Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, y Alex Saab, uno de los más cercanos colaboradores del presidente Maduro, que fue detenido en Cabo Verde, como el lavador de dólares de ese gobierno. Los hijos-sobrinos de Maduro, y Saab, fueron indultados por el presidente Biden, que ya estaban condenados a 18 años de cárcel por narcotráfico, por Cortes Judiciales de Estados Unidos, para intercambiarlos por 7 estadounidenses presos en Venezuela y para asegurar la presencia de la Chevron en el negocio petrolero de Venezuela.

Otros venezolanos buscados por narcotráfico y lavado de dólares, por los Estados Unidos, son las siguientes personas venezolanas: Tareck Zaidan El Aisami, que ha sido vicepresidente de Venezuela, Maikel José Moreno Pérez, que ha sido presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Joselit Ramírez Camacho, Samark López Bello, los narcotraficantes venezolanos Walid Makled García, Hermagoras González Polanco, Arick Komarczyk y su socio, Irazmar Carbajal, Clíver Antonio Alcalá Cordones, mayor general retirado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Hugo Armando “El Pollo” Carvajal Barrios, exdirector de Inteligencia Militar y diputado oficialista en la Asamblea Nacional. Algunos de estos capturados y presos en Estados Unidos han informado con detalle, y algunos de ellos han hecho publicaciones detalladas de los alcances de los compromisos de estos dirigentes políticos con el negocio y las organizaciones de la droga que usan el territorio venezolano para sus negocios y tráfico internacional.

El operativo militar montado desde hace varias semanas en el Caribe frente a Venezuela, amenazando intervenir para llevarse al presidente Maduro y unos cuantos personajes más de su gobierno, a los que les han puesto recompensas millonarias, no ha dado los resultados que Trump había deseado. Internamente en Venezuela ha fortalecido al gobierno, a sus dirigentes, al mismo Maduro, y permitido poner en acción y movilizar alrededor de un millón de personas en la preparación militar para defender a Venezuela de una posible invasión y enfrentamiento militar con Estados Unidos.

Tampoco ha logrado el presidente Trump el consenso político de los gobiernos suramericanos y latinoamericanos en general, que le permitan justificar su acción militar, para detener y llevarse, a Maduro como el cabecilla del Cartel de los Soles y del narco estado venezolano, como vende su proyecto.

En el continente, los gobiernos no están de acuerdo en llevarse a ningún presidente con esos pretextos. Tampoco en tumbarlos con intervención extranjera militar. Los problemas de legitimidad, de legalidad, de la presidencia de Venezuela es un problema de los venezolanos, que lo tienen que resolver ellos. No son fuerzas extranjeras las que tienen que resolverlos. Ni los organismos internacionales tienen hoy la fuerza para imponer o derrocar un gobernante. La lucha contra la droga no tiene a Estados Unidos en otros países o regiones del mundo, productoras de droga, de modo amenazante como está en Venezuela, o frente a China, a quien acusa de introducir el fentanilo en Estados Unidos. Es claro, entonces, el pretexto político contra Venezuela, que sirve de amenaza contra cualquier proyecto reformista en el continente que no sea del agrado de Estados Unidos.

El distanciamiento de Trump con el presidente Petro, de Colombia, obedeció a esa solicitud de apoyo intervencionista, de usar su territorio, con sus bases militares, como base de apoyo en su posible guerra contra Venezuela, que Colombia rechazó.

La diplomacia estadounidense se ha movido para justificar la captura no de un presidente, aunque haya sido mal electo, sino la de un delincuente narcotraficante que ha hecho de su gobierno un narco estado, que pone en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos, sin tener fronteras terrestres, ni marítimas ni aéreas comunes, como Estados Unidos las tiene con México o Canadá. Lo único que ha logrado Trump es el apoyo de una isla insignificante políticamente a pocos kilómetros de distancia de Venezuela, Trinidad y Tobago. Tampoco ha podido desarrollar sus nuevas bases militares en Panamá, que las está negociando.

La excusa de la guerra contra las drogas no le ha valido. Despedazar desde el aire unas cuantas lanchas, asesinando de esa manera a sus setenta tripulantes, que han muerto, no le ha permitido demostrar que esas lanchas llevaran toneladas o bastantes kilos de cocaína. Para todos los efectos esos ataques a esas lanchas han sido valorados internacionalmente como ejecuciones sin juicio alguno, sin pruebas materiales de transportación de drogas. Esos ataques son acciones sicariatas del Ejército de Estados Unidos contra pescadores, navegantes, personas que viajaban en lanchas sin que se haya podido demostrar que en esas naves llevaban drogas o cocaína, han sido condenadas incluso por las Naciones Unidas. Con todo el despliegue militar que allí tiene pudieron haberlas detenido con sus ocupantes y demostrar que iban cargadas de droga. Por las torturas que tiene autorizadas el Ejército de Estados Unidos a realizar legalmente, con un Manual de Torturas, pudieron haber interrogado y sacado información de esas personas pescadoras, presuntos narcotraficantes, de los vínculos de sus posibles organizaciones narcotraficantes y de los posibles compromisos de gobiernos con ellos. No han podido demostrar un solo caso de este tipo. En otro orden de cosas pareciera ser prácticas de tiro que realizan desde aviones o desde el portaviones Ford, el más grande de la marina de los Estados Unidos, contra lanchas que no llevan artillada ninguna arma. Simplemente ejecuciones, asesinatos a mansalva.

Cada día que pasa en que Trump se juega su pellejo, su figura, su presidencia, sin proceder a la captura de Maduro, le cuesta carísimo al pueblo de los Estados Unidos con el mantenimiento de esa movilización militar, de agua, aire y tierra que tienen preparada, para una guerra, frente a Venezuela. Más de 10.000 soldados listos para realizar la gran hazaña de Trump, en la que se van a llevar una gran sorpresa del pueblo venezolano.

Venezuela, en este asunto, de la intervención militar extranjera no está sola. Ya tiene aliados muy poderosos, Rusia y China, que le han facilitado recursos militares de defensa y de ataque, en posibilidad de hundir a su Portaviones Ford, y de mantener una resistencia defensiva por mucho tiempo. Venezuela se puede convertir en el Vietnam latinoamericano para los Estados Unidos, pero, también puede convertirse en la antesala de una III Guerra Mundial, donde en medio de este conflicto, se resolverá casi simultáneamente el conflicto de Ucrania, el del Medio Oriente, el del Mar de la China, el de Taiwán. La OEA por ahora, ni CELAC le darán apoyo a la aventura militar de Trump en Venezuela, por más aranceles que aplique y eleve.

Si la OTAN, por otro lado, se atreve a participar en una ofensiva contra Rusia, caerán bombas en toda la costa atlántica de los Estados Unidos, que es parte de la OTAN, país donde nunca ha caído ni un cachiflín, ni una bomba resultado de una guerra…y el pueblo estadounidense va a reaccionar más fuertemente de lo que hasta ahora se cree y estima políticamente.

Estados Unidos en su guerra y ofensiva contra Venezuela, y contra Colombia, si así se lo propusiera, lleva las de perder más que las de ganar.

Veo más a Trump retirándose humillado del Caribe frente a Venezuela, que entrando heroico a Caracas. En una intervención o en una guerra que se le puede extender en el tiempo se va a encontrar con el canto venezolano de 1816, ¡Gloria al Bravo Pueblo que el yugo lanzó!

¿Lo que suceda en Venezuela será la hoguera de la inmolación de Trump, o la antesala de la III Guerra Mundial?

(Artículo publicado en MEER.com.es y compartido con SURCOS por el autor).

La Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad hace un llamado urgente a que se respete la soberanía en Honduras

El imperialismo vuelve a exhibir su política injerencista y, mediante operaciones de guerra cognitiva, convierte las redes sociales en herramientas de presión y amedrentamiento contra los pueblos de nuestra América.

Esta vez por si fuera poco, se trata del abierto apoyo a líderes de partidos políticos criminales sobre los cuales pesan investigaciones e incluso sentencias firmes. Donald Trump, no solo toma partido de forma irregular en las elecciones presidenciales de Honduras, sino que además lo hace apoyando al candidato del Partido Nacional, Nasry “Tito” Asfura, abanderado del Partido Nacional de Honduras, cuyo líder (Juan Orlando Hernández) se encuentra hoy detenido en EEUU por delitos de narcotráfico.

Las intenciones de impedir el triunfo de Rixi Moncada responden en realidad, a una doble estrategia, ambas orientadas a mantener justamente el negocio del narcotráfico: por un lado a consolidar gobiernos dispuestos a ofrecer sus territorios como plataformas militares, prolongando la política de agresión y amenaza contra la estabilidad latinoamericana, y más alarmante aún apoyar a la red de políticos ligados al negocio del narcotráfico en la región, actividad que utiliza como legitimación para sus políticas de intervención directa en el territorio.

De esta manera Estados Unidos demuestra su verdadera agenda, misma que ha disfrazado de lucha contra el narcotráfico para criminalizar a Estados libres y soberanos, y a las opciones políticas que se oponen a la narrativa imperialista en el continente.

La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad hace un llamado urgente a que se respete la soberanía de Honduras y se garantice que su pueblo decida libremente su futuro democrático, sin presiones ni condicionamientos externos. Reiteramos nuestro compromiso con los principios de autodeterminación, igualdad entre los Estados y paz con justicia, y advertimos sobre los riesgos que entraña la normalización de estas prácticas de injerencia en América Latina.

27 de noviembre de 2025

Los aportes (no deseados) del camarada Trump al mundo y al continente

Miguel Sobrado

Entró al gobierno de los EEUU como un toro a la plaza, disparando aranceles para todo lado y demandando territorios ajenos como Groenlandia y el canal de Panamá, actuando con prepotencia, como si fuera el Rey del planeta y el mundo continuara siendo unipolar.

Emprendió un conflicto con China y los BRICS, al mismo tiempo que amenazó a Europa, Canadá, Japón, Corea, gran parte de Asia y toda América Latina con aranceles y sanciones. Desplazó una flota al Caribe contra Venezuela y apoyó militarmente a Israel en el genocidio a cielo abierto, sin tapujos, de Gaza proponiendo hacer un resort vacacional en su territorio ante la opinión pública mundial.
Lo único que tiene algún sentido positivo han sido sus intentos de parar el conflicto en Ucrania, buscando separar a Rusia de China.

En América Latina, las amenazas si bien han logrado doblegar los espinazos de Milei de Argentina, Novoa de Ecuador, Peña de Paraguay y Mulino de Panamá, ha creado una reacción de México, Colombia, Brasil, Chile y Uruguay contra la pretensión de intervenir militarmente en el Caribe, que le han obligado a repensar esta acción.

En los Estados Unidos la persecución y encarcelamiento de migrantes ha creado procesos de pánico y reacciones de organización política que están cambiando el panorama, tanto en los procesos electorales de las alcaldías, como en la conciencia e identidad de estos. Muchos grupos especialmente latinoamericanos, que venían asimilando la cultura norteamericana, en el sentido más amplio incluyendo los prejuicios raciales que valoraba negativamente su identidad, recibieron un shock al ser perseguidos por el color de piel o su idioma por la policía de migración (ICE). En otros casos, el clima creado por el gobierno de Trump que identifica migrante con delincuente, ha provocado incluso asesinatos como el de la guatemalteca María Florinda Ríos de 32 años y madre de 4 niños, que tenía un año de haber llegado en búsqueda del sueño americano, en el condado de Bone en el Estado de Indianápolis, cuando llegó a hacer la limpieza en una casa y el dueño le disparó desde el otro lado de la puerta antes de que tocara.

Tan grave ha sido el atropello racista contra los latinos, que los indígenas norteamericanos se han movilizado en solidaridad, bajo el lema de que nadie es extraño en tierra robada.

Trump no solo ha irrumpido con torpeza en un mundo multipolar donde ha cambiado la correlación de fuerzas, que él todavía no reconoce, y sigue actuando como Emperador, aunque empieza a sentir el resquebrajamiento. Los valores de democracia y derechos humanos que eran parte importante del estandarte ideológico norteamericano han perdido legitimidad frente al genocidio y limpieza étnica descarada en Gaza, provocando protestas multitudinarias en todo el mundo.

En estas nuevas condiciones las cosas han empezado a dar vueltas. Las transacciones financieras internacionales, ya no depende solo del sistema Swift, manejado por los Estados Unidos y que le permitía establecer sanciones, sino de los sistemas de intercambio de los BRICS.

Tampoco puede EEUU enviar armamento a Taiwán que es parte de la China, sin que Rusia o China alimenten con misiles a Venezuela en su patio trasero.

El modelo de desarrollo con bienestar que configuraba el sueño americano ha cedido espacio en el mundo por la debilidades internas en el crecimiento de la pobreza y la falta de oportunidades, a China, Japón y los países nórdicos.

Al interior del país las cosas para Trump han empezado a resquebrajarse con los resultados electorales en las alcaldías más importantes del país.

Estamos en el declive de una potencia. Como todo declive, es un período de peligros, pero al mismo tiempo de cambios profundos y esperanzas.

En nuestra América las convulsiones serán muy fuertes porque el reordenamiento va a afectar profundas estructuras de poder clientelista internas que han permitido la incubación del narco tráfico.

Como se pueden apreciar los efectos de las políticas de Trump que pretendían combatir la izquierda han hecho todo lo contrario, tanto en Latinoamérica donde ha despertado el sentimiento nacionalista y patriótico como en el mundo donde ha despertado protestas organizadas progresistas sin precedentes.

Bombas, drogas y rock and roll: cómo EEUU utiliza la lucha contra el narco para forzar un cambio de régimen

La Semana Internacional
Javier Biosca de elDiario.es

Se cumplen dos meses del despliegue militar y de los ataques de EEUU contra embarcaciones frente a las costas de Venezuela. Van más de 60 muertos y Trump no afloja. Es más, dentro de unos días llegará a la zona el buque de guerra más grande del mundo. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha ordenado al USS Gerald R. Ford —un monstruo de 100.000 toneladas con capacidad para llevar 90 aeronaves— que abandone las aguas del Mediterráneo y se dirija al Caribe para participar en la supuesta lucha de EEUU contra las drogas.

Nosotros no tenemos portaaviones, pero tenemos socios. Y si nos apoyas, seremos mucho más fuertes que las 100.000 toneladas de acero de USSS Gerald Ford.

Lecciones de Panamá

La última vez que EEUU derrocó por la fuerza militar directa a un líder latinoamericano fue en 1989 en Panamá y también lo justificó con la lucha contra las drogas. Por si quedaban dudas, llamó a la operación ‘Causa Justa’. Manuel Noriega, bajo el conocimiento de EEUU, había formado la primera “narcocleptocracia” del mundo, pero permitía a Washington utilizar su país para llevar ayuda a sus aliados armados en El Salvador y Nicaragua, además de establecer puestos de escucha. De hecho, desde los 70, Noriega fue agente pagado de la CIA.

“La invasión de EEUU de Panamá es el equivalente más cercano a una operación de cambio de régimen en Venezuela”, me dice Michael Paarlberg, profesor, investigador y exasesor de Bernie Sanders para América Latina. “Como Trump hoy, EEUU no lo declaró como una guerra, sino una operación contra el narcotráfico. Derribaron a Noriega por sus vínculos con el tráfico de drogas que, irónicamente, EEUU ya conocía y que incluso fomentó como activo de la CIA”, añade Paarlberg, que vivió en Panamá en los años posteriores al golpe porque su padre trabajaba en el servicio exterior de EEUU.

Es demasiado evidente que lo de Trump en Venezuela no es un intento real de frenar el tráfico de drogas y que no hace falta llevar al buque de guerra más grande del mundo para hundir narcolanchas. Según los propios datos de la agencia antidrogas de EEUU (DEA), el “corredor caribeño” que está atacando el presidente en Venezuela representa solo el 8% de toda la cocaína que llega al país norteamericano. Sin embargo, el 80% llega por aguas del Pacífico desde Ecuador y Colombia, según datos de 2022 del Ejército de EEUU. Pero ahí no están atacando.

Pese a las similitudes, “hay grandes diferencias” entre la operación en Panamá y en Venezuela, comenta Paarlberg. “En ese momento, EEUU tenía muchas bases militares en Panamá. De hecho era la sede del Comando Sur y ya había 13.000 soldados allí desplegados —a los que luego añadieron unos 15.000 más—”. Incluso con tantas tropas, “hubo muchas batallas feas”. Paarlberg recuerda un episodio en el que varios Navy Seals fueron capturados y asesinados en la pista de despegue del aeropuerto de la capital.

Trump ha dicho una cosa y la contraria, pero el próximo paso en la escalada serían ataques estadounidenses en tierra. Pase lo que pase, Paarlberg cree que el presidente “no quiere recrear ninguno de los problemas de la invasión de Panamá”. “Además, no tiene los recursos. Actualmente hay alrededor de 10.000 soldados, y realmente es una cifra mucho menor si hablamos de tropas de combate. Siendo generosos, la mitad. Eso deja 5.000 soldados, muchos menos de los movilizados para invadir Panamá, un país 20 veces más pequeño que Venezuela”.

Maestros de la guerra psicológica

Elliot Abrams, vieja y oscura figura en la política estadounidense y las injerencias en terceros países, ya lideró la estrategia (fracasada) de Trump en su primer mandato para forzar un cambio de régimen en Venezuela: autoproclamación de Juan Guaidó, operación de ayuda humanitaria, conato de alzamiento militar… “¿Cree que Trump está más cerca de lograrlo en esta nueva presidencia?”, le preguntaban el otro día en una entrevista con la BBC. “Eso espero. Y hay un par de razones para ser un poco más optimista […] El presidente Trump está presionando más. Entonces tuvimos sanciones, pero no tuvimos la campaña de presión, con un gran poderío militar incluido, que estamos viendo hoy”.

En una cosa coincide Abrams con lo que me decía Paarlberg: “Esa flota en el Caribe no es lo suficientemente grande como para invadir Venezuela, y no creo que Trump tenga ninguna intención de hacer eso, pero es mucho más grande de lo que se necesita para dispararle a pequeñas lanchas rápidas. El siguiente paso será probablemente algún ataque dentro de Venezuela”, decía el ex enviado especial de Trump para Venezuela.

“Todo esto es una especie de operación psicológica cuyo propósito es decirles a las personas alrededor de Maduro, a los militares y a los civiles en el régimen: ‘Él tiene que irse, pero ustedes no tienen que irse; hagan algo, sálvense», decía Abrams a la BBC.

La invasión de Panamá tuvo un final inesperado. Noriega estaba refugiado en la Nunciatura Apostólica, la embajada de facto de la Santa Sede en el país, y no quería salir. Los soldados vigilaban el perímetro 24 horas y recurrieron a la guerra psicológica reproduciendo en bucle y a todo volumen canciones de rock. Judas Priest, Kiss, Black Sabbath, Guns and Roses… En realidad, todo esto te lo cuento como excusa para dejarte por aquí la ‘Playlist Noriega’ llena de temazos. Tras 10 días escondido en la embajada, Noriega acabó entregándose a los gringos, pero parece que la música no tuvo mucho que ver.

Tienes que ver…

Hablando de guerra psicológica, hoy te traigo algo un poco diferente. Es un breve vídeo con el que se presenta el 4th Psychological Operations Group, una de las unidades de guerra psicológica del Ejército de EEUU.

El vídeo se llama Ghosts in the machine (fantasmas en la máquina) y el nombre no es casual. Hace referencia a una expresión acuñada por el filósofo Gilber Ryle y su crítica al dualismo cartesiano de cuerpo y mente. Ryle argumentaba que la visión de Descartes era como decir que somos máquinas operadas por fantasmas independientes que viven en nuestro interior.

Así se ven ellos, los estadounidenses. Como los fantasmas que dirigen nuestras vidas.

Chávez espantó a “marines” en la capital costarricense

Rafael A. Ugalde Q.
Periodista, abogado y notario por la U.C.R.

Un telón plegable con el rostro del comandante Hugo Rafal Chávez Frías y los colores de la bandera de la República Bolivariana de Venezuela puso a correr a los “marines” y a la policía local que resguardaban la embajada estadounidense en la capital costarricense, en medio de tambores de guerra en Suramérica, cada vez más sonoros.

El insólito hecho acaeció la víspera como parte de los actos de los costarricenses identificados con la solidaridad, como acción concreta contra todos los pueblos del mundo que sufren de diversas formas la explotación y humillación del imperialismo. Así, en blanco y negro, sin timoratos, sin mascaras ni reformismos.

Desde la perspectiva histórica que ya vive la humanidad, entre una “fiesta de vampiros”, selectos invitados que nunca faltan y quienes ya no quieren dar más su sangre, la solidaridad tiene hoy, como principal componente, la lucha contra el imperio, por encima de extensión geográfica, color de piel, edad o sexo. Bastaría, pues, que la autodeterminación exigida por cualquier pueblo y el derecho a vivir en paz se vean amenazados por la guerra imperial en sus distintas manifestaciones, para que nos convirtamos en internacionalistas y simples ciudadanos del mundo.

No se había desplegado la fotomural enrollable con el rostro de Chávez Frías y su típica boina roja de paracaidista, que lo inmortalizó como internacionalista de verdad, cuando los “marines” ya habían desaparecido de las afueras de la sede diplomática y una patrulla de la policía local hacia acto de presencia frente a la embajada estadounidense, al oeste de nuestra capital.

La escena cobró relevancia hoy al conocerse por medios periodísticos norteamericanos que la Casa Blanca y sus aliados en la región habían decidido ya un ataque aéreo masivo a tres principales bases militares venezolanas, a varios aeródromos utilizados para el despegue de los bombardeos de fabricación rusos, así como varios cuarteles claves cercanos a las costas, a fin de facilitar luego el desembarco de fuerzas terrestres estadounidenses.

Según el diario “Miami Herald” – cercano a la peor calaña guerrerista de La Florida y de Marco Rubio, secretario de Estado norteamericano – la administración Trump tomó la decisión de atacar instalaciones militares claves dentro de Venezuela. Los bombardeos podrían ocurrir en cualquier momento, señalan.

Los planes de agresión, también reportados por el conservador diario Wall Street Journal, buscan destruir el máximo de instalaciones militares, dividir las tropas bolivarianas y descabezar la oficialía, y luego, ir por las principales cabezas políticas venezolanas, entre las que destacan la del presidente Nicolás Maduro, los ministro de defensa e interior, Padrino López y Diosdado Cabello, respectivamente.

El relato ampliamente promocionado por Washington y sus fieles oligarquías regionales para justificar una intervención militar contra los venezolanos empezó con una especie de leyenda urbana denominada “cartel de los soles”.

Más recientemente, según el noticiero France 24, mientras se “libera” a Venezuela de la “dictadura” de Maduro, después de lo cual supuestamente la invadida isla de Trinidad y Tobago tendría gas gratuito, la Casa Blanca autorizó a las autoridades de la ínsula caribeña a explotar un depósito gasífero junto a Caracas.

Ahora la tercera entrega de la leyenda se redondea con bombardeos a gran escala sobre toda clase de cuarteles, las importantes bases aéreas como Teniente Luis del Valle García, en Anzoategui, en el municipio Simón Bolívar, la Capitán Manuel Ríos, ubicadas ambas sobre planicies, y la del Libertador, en Maracay, con una mayor dificultad para el enemigo, dada la irregularidad del terreno.

Para los norteamericanos, la destrucción de esas tres bases áreas garantizarían la destrucción no solo de los aviones de guerra venezolanos, sino además todo el potencial misilístico de fabricación rusa, capaz de acabar con cualquier portaviones del Tío Sam.

Asimismo, los órganos relacionados con la aviación en Puerto Rico, confirmaron este fin de semana a medios periodísticos de la isla, que el espacio aéreo fue restringido sorpresivamente hasta el 31 de marzo de 2026. Es decir, esperan una guerra corta de seis meses.

Los cuarteles históricamente se inventaron como sitios para guardar armas en ocasión de grandes campañas militares y nunca como depósitos de drogas que mereciesen bombardeos a gran escala.

Sin embargo, con la presente administración Trump y sus bandas espere cualquier cosa. Estos nazifascistas locos por los recursos ajenos, usted tiene que creerle para no engrosar la lista de narcotraficantes y terroristas. ¡La leyenda del cartel de los soles forma parte de ello!

El Imperio exige sangre

Rafael A. Ugalde Q.
Periodista, abogado y notario por la UCR.

Más de 64 mil muertos en Gaza, mucho antes de promover su “plan” de paz para “blanquear” sus crímenes, es lo que importa. Si hubo niños, mujeres y ancianos aterrados bajo los escombros producidos por sus bombas de media y tonelada y media, es mejor. Los muertos no hablarán.

Pero sí, quienes necesitan esta clase de productos informativo tienen “in sitio” y a todo color la demostración de soberbia y espanto en directo sobre la perfección de sus explosivos en cuanto a su funcionamiento destructivo.

Mensaje encriptado, algo así como decir, todos ustedes están propensos a pasar por la misma experiencia sí se salen de la fila, porque ese será el mundo y el futuro que impondremos.

Por otra parte, esta industria de sangre y muerte tiene opciones para ampliar el número de compradores en todos los rincones del orbe controlado por el imperio, mientras todos los gobiernos titiriteros, bajo la órbita de aquel arbitrario, están advertidos sobre la suerte que correrán si enarbolan la bandera de la paz y obedecen a sus pueblos.

Un informe divulgado el pasado 7 de octubre por la agencia de noticias española Efe da cuenta como Estados Unidos destinó más de 21.700 millones de dólares en ayuda militar para la guerra en Medio Oriente. Y esto no parece parar.

Citando como fuente a la Universidad de Brown, indica que este monto destinado a la guerra es todo un “récord” alcanzado, tanto por la anterior gestión de Joe Biden como la actual de Donald Trump.

A los montos anteriores deben sumarse 9.650 millones de dólares para acciones encubiertas y otras no tan encubiertas contra el pueblo de Yemen y otros 12.070 millones más de apoyo a bandas pro estadounidenses en otras naciones de la región.

¿A cuáles gobiernos genuflexos de la zona importa que el imperio siga asesinando y robando en todos los continentes? Sin contar los periodistas asesinados en el Líbano, Siria, Yemen o Irán, solo en Gaza el Emperador debe haberse sentido vivo y rejuvenecido: en solo dos años de conflicto ha matado más “mensajeros” que las dos guerras de Vietnam, Corea, Afganistán y los Balcanes juntas.

No he visto que un gobierno de esos que sufren por sus rodillas chimadas en nuestro continente divulgara una línea sobre estos crímenes contra quienes se ganaban la vida con esta noble profesión. Menos, me temo, lo harán organizaciones que se dicen independientes, cuando gritan a todo pulmón por la “libertad de prensa”, los grandes diarios, los monopolios televisivos, colegios de periodistas, reporteros sin fronteras y, mucho menos, la SIP.

Situación similar a los comunicadores sufren los médicos y personal sanitario, sin que ello sirva de consuelo o excusa a los padres, esposas, hijos u otros familiares que perdieron a un médico, enfermera o asistente, en dicho conflicto. Se estima que más de 146 galenos de distintas nacionalidades perdieron la vida en el cumplimiento de sus deberes, en dos años de beligerancia.

Quien niegue que el imperio exige sangre para sentirse vivo y aparentar “buena salud”, es igualmente bipolar o sus genes entraron en un proceso degenerativo imparable. Ahora resulta que el declive de la sociedad imperial se debe al llamado “Cartel” de los Soles y a un presidente colombiano (Gustavo Petro),” aliado -óigase bien – con el narcotráfico de su país”, a pesar de que durante más de 10 años Estados Unidos llenó de bases militares a Colombia, con la excusa de la guerra contra el tráfico de drogas.

Sin embargo, la leyenda urbana de los Carteles de los soles va tomando cuerpo, a fin de conseguir el consenso de los “intelectos referentes” de nuestra región y de los “gobiernos democráticos” continentales, pues la buena reserva de sangre venezolana y colombiana se necesita, tras estar agotada desde hace años las existencias dejadas en 1989, cuando la rimbómbate “Operación causa justa” sirvió para invadir y seguir saqueando a Panamá.

Manuel Antonio Noriega llegó a gobernar a Panamá gracias a su intachable paso por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante casi 15 años, pero cuando creyó que de verdad mandaba, terminó como un peligroso narcotraficante. Así paga el diablo, cargándose a sus serviles.

Noriega, fiel a los manuales de la CIA y a la Administración de control antidrogas (DEA), había aprendido de memoria dos viejas premisas acuñadas durante la “guerra fría” y practicadas por su “jefes” en la vieja escuela las “Américas” del Comando Sur, en cuanto a dar violentos golpes de Estado, reprimir y desaparecer gente: Anticomunismo, como sinónimo de democracia al servicio de los ricos, desarticulando cualquier intento de organización del pueblo.

De esta manera, muchos de los graduados de esta academia gobernaron un sin número de nuestros países, bajo la modalidad de “democracias ejemplares “en Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador, Bolivia etc., según Washington, aunque lo practicado al interior de esas naciones eran sangrientas dictaduras contra nuestros pueblos.

Una “institucionalidad democrática” enviada desde la Casa Blanca y defendida con fiereza por nuestras oligarquías, con prohibición expresa de apartarse del pensamiento oficial, y menos pedir cuenta a estas élites [sobre qué hacían con el dinero producido por el trabajo de millones de los campesinos, los obreros, los empleados públicos, los vendedores ambulantes etc.

Represión en Chile tras el golpe de Estado del presidente constitucional de Salvador Allende (F. BBC News Mundo)

De aquella academia, quienes no pasaban por la metamorfosis de humano a gorila consolidado, salían entonces capacitados por si había una oportunidad. Eran duchos, en todo caso, para combatir la contrainsurgencia, expertos en tiro y explosivos, navegación, lectura de planos, detección de discursos reformistas. Además, eran conocedores y practicantes acreditados en técnicas de defensa personal, “extracción” de hechos verídicos sin dejar indicios (tortura física), maltrato psicológico, infiltración de partidos políticos peligrosos para la sociedad, intromisión de agrupaciones campesinas, sindicatos, universidades, entre otras especialidades.

Y Noriega cumplió a pie juntillas con este currículo: desapareció oficiales, eliminó líderes estudiantiles, infiltró sindicatos que él llamaba “rojos”, se alió con el movimiento sindical reformista, mientras sus patronos no dejaban de animarlo para que siguiera por esa línea, pues sabían que cumplida la tarea lo desecharían como ocurría en estos casos; por eso resultó imposible la defensa de la soberanía panameña a la hora llegada.

El exmandatario estadounidense de entonces, George H. W. Bush, pudo así encerrar a Noriega en una cárcel de máxima seguridad para que su cipayo no hablara ni con su sombra. Respiró aliviado: la principal fuente de tráfico de drogas hacia los Estados Unidos estaba entre barrotes y la juventud norteamericana salvo de esa desgracia, según él.

Seguramente este optimismo de Bush, en torno a que había salvado a la juventud estadounidense, quedó tan perfectamente grabado en el subconsciente de aquellos que entonces eran adolescentes, para sin mayor empacho y asombrosa naturalidad ahora, en puestos de mando, defiendan la creencia que con cárceles de máxima seguridad, levantamiento de garantías constitucionales en barriadas del populacho, allanamientos a toda hora o generalizando el llamado “derecho de autor” para que todos “sean culpables hasta que demuestren lo contrario”, ya estamos libres del negocio de las drogas y sus industrias “colaterales” como el sicariato, el secuestro, el cobro de peajes, los préstamos “gota a gota”, la lotería clandestina, entre otros.

Por informaciones de la prensa local y extranjera sabemos que en estas barriadas del populacho, constituidas por enormes contingentes de obreros y obreras, empleados públicos, vendedores ambulantes, desempleados, estudiantes expulsados del sistema educativo etc., ninguno de esos grupos aparecen enredados con grandes exportaciones de frutas, tubérculos y drogas; ni algunos de ellos aparecen vestidos de saco y corbata hablando en la Asamblea Legislativa con presuntos narcotraficantes, ni los han ligado con bancos bajo sospechas por el negocio del lavado de dinero.

Así, el enfoque estadounidense de la lucha contra el “narcotráfico y el terrorismo”, seguido obedientemente por nuestro país, tiene un alto componente clasista, nos guste o no, más allá de sus causas sociales, históricas y económicas dentro de un verdadero problema, y a raíz del cual, se matiza con una nueva forma de colonialismo, racismo, militarismo y otros elementos propios del moderno fascismo y el nazismo.

El llamado “Tren de Aragua” y los llamados “criminales” llegados desde Suramérica, por ejemplo, sirvieron a Trump para militarizar varios Estados, haciendo creer a la sociedad estadounidense – la gran prensa norteamericana “domesticada” ya desde aquella invasión a Irak, esta vez no dijo esta boca es mía – que así terminaría, a su juicio, con todos los “criminales” extranjeros. ¡Limpieza étnica, se llama eso, según el manual del nazismo y el sionismo!

Pero de esta manera Trump y los acólitos en nuestro país defenderían luego, cada uno en su respectivo idioma, a su modo y según el puesto alcanzado dentro de la esfera estatal, la versión actualizada de la ya famosa leyenda urbana del “cartel de los soles”, mientras el consumo y la demanda de este tipo de drogas no merma en Estados Unidos ni en Europa. Las mafias internas, en tanto, hacen su agosto con la distribución de toda clase de estos estupefacientes ilegales, el lavado de dinero ayudando a mantener a flote la economía de muchos estados norteamericanos y europeos, la violencia armada como un floreciente oficio, como si se tratara ya de la cotidianidad que va desde Miami, Florida, hasta Alaska.

Para que tengamos una remota idea del problema, los datos de acceso público demuestran como los estadounidenses de 12 años o más, 47,7 millones de ellos, eran consumidores de drogas ilegales en 2023. El 16,8% de los estadounidenses de 12 años o más consumieron drogas en el último mes, registrándose un aumento del 1,9% año tras año. (Ver: https://www.google.com/search?q=que+porcentaje+de+cocaina+consumen+los+estadounidense+anual.&sca_esv=d029728c4f6818).

Paralelo a la actividad de la droga en Estados Unidos, tenemos la industria de las armas de fuego, que no solo emplea a millones de norteamericanos, sino genera a estos mercaderes más de 90 000 millones de dólares anuales, de los cuales Texas aporta 6 500 millones y Tennessee 3 400 millones en 2024, según datos de National Shooting Sports Foundation, 2025.

¡Yankis fuera ya! Así, Trump sostiene que va ganando la guerra contra el “narcotráfico y el terrorismo” en las aguas del Caribe y ahora se apresta a atacar por tierra a Venezuela, tras tomar como base de operaciones la isla de Trinidad y Tobago, bajo la promesa de Mario Rubio y María Corina, que los isleños tendrán gratis todo el petróleo necesario, una vez sacados del “gobierno a los chavistas” y “terminada para siempre la dictadura de Maduro”.

Por sí había alguna duda entre la gente de “izquierda”, pusilánimes y algún otro burócrata, a la espera que se produzca la invasión para llamarnos a ser solidarios, sí creen estar a salvo a mediano y largo plazo se equivocan, porque la agresión contra el pueblo de Venezuela forma parte de un proyecto más amplio y ambicioso que incluye luego a Nicaragua y Cuba, según los términos semánticos dejados escapar por Rubio, que obedece a sus patronos de Miami, y María Corina, indiscutible representante de las más rancias y decrépitas oligarquías de la zona.

En el último “operativo” contra “un barco” del Tren de Aragua, dijo Trump, terminamos con los seis terroristas. No hubo sobrevivientes, añadió. Para lograr el éxito de este “operativo” anunciado por el gobernante estadunidense utilizaron los más modernos radares geolocalizadores, movilizaron un barco de la Marina dotado de toda clase de cañones y un misil muy parecido a los que utilizarán contra puntos estratégicos para la economía venezolana. Solamente- a manera de aclaración – que el tal barco resultó ser un bote con motor fuera de borda,

Según las autoridades antidrogas venezolanas y colombianas que combaten conjuntamente las bandas fronterizas de narcotraficante y minería clandestina, el 80 % de la droga suramericana que se comercia en Estados Unidos, gracias a una filial en Miami que tiene la llamada “Junta del Narcotráfico”,      se moviliza por el Pacífico y no por el Atlántico.

Durante una conferencia de presa, el presidente Gustavo Petro, dijo que luego de 10 años de lucha contra el narcotráfico en Colombia había fracasado y urgía otro enfoque distinto, realista y más humano a las fumigaciones masivas sobre la hoja de coca, el envenenamiento del suelo y el despojo de las tierras a los campesinos. El gobernante ha señalado que en Ecuador está la otra “filial” de la Junta del narcotráfico, cuya sede central, está en Qatar, dijo.

“Barco” destruido por un misilazo por estar cargado de drogas en el Atlántico caribeño, según dijo Trump en conferencia de prensa, convocada exclusivamente para divulgar tan importante noticia. (F. BBC News Mundo).

En todo caso, sea por el Atlántico o por el Pacífico, estos grupos identificados por Trump como narcotraficantes, no utilizan “barcos” ni fragatas como quiere hacernos creer el mandatario estadounidense, sino que navegan en botes rápidos acondicionados con motores fuera de borda.

En el primer “operativo” con misiles sobre el Pacifico sobrevivieron dos supuestos narcos que pretendían envenenar a nuestra gente, según Trump, pero resultaron ser pescadores, según narró uno de los dos sobrevivientes.

Como si no hubiera en los últimos 100 años de excusas para ingresar sus tropas en la nación que ellos quieran, al menos 20 sangrientas invasiones militares de Estados Unidos contra nuestros pacíficos pueblos de Nuestra América parecen insuficientes, pues ahora como ayer, nos traen la coartada del narcotráfico y el terrorismo, como en el pasado, lo hicieron con el cuento de la libertad y la democracia.

¿Habrá alguien con un mínimo de honestidad, en pleno inicio del siglo de la Inteligencia Artificial, la industria de los datos etc., que crea en la” libertad” y la “democracia” con que nos quieren atorar, cuando quien nos obliga a seguirlo ha sido incapaz de dar casa digna, a pesar de los desplantes de su industria de la guerra, a aproximadamente 771,480 personas sin hogar, hasta enero de 2024, mientras la gente padece de desnutrición y literalmente muere de hambre, botan sin el más mínimo remordimiento entre el 30% y el 40% de los alimentos que se producen, lo que equivale a aproximadamente 60 millones de toneladas (54.9 millones de kilos) de comida al año. Esta cifra incluye alimentos de hogares, supermercados y restaurantes, donde la principal fuente de desperdicio son los hogares privados, según un estudio de ReFED. ¿?

Siempre que un imperio siente que va en declive, se necesita recordar, de paso, a esos tibios que desde hacen años perdieron las calles, ya no les creen los campesinos, ni los obreros, ni las amas de casa, ni los estudiantes, porque sus reformas y promesas, resultaron un engaño, exige sangre de hombres, mujeres, niños y ancianos inocentes. Es cuestión de revisar, con ayuda de la Inteligencia Artificial la caída, de los cuatro grandes imperios del pasado

De esta manera, con la excusa de capturar los “sediciosos” de Pancho Villa en 1917 – en 2025 el gobierno de Claudia Sheinbaum fue amenazado con enviarle militares para “extraer” a jefe narcotraficantes – la llamada Expedición Punitiva asesinó a más de 150 mexicanos y dejaron 115 heridos, según distintas fuentes consultadas,

En la presente centuria, por ejemplo, el Imperio no ha escatimado gente y recursos contra Cuba Socialista. Le estorba que desde 1959 el pueblo cubano levantara la frente y rechazase para siempre a quienes doblan la cerviz como modo de vida,

Trataron de matar – perdí la cuenta- al comandante Fidel Castro no sé ya cuántas veces, reclutaron mujeres para envenenarlo, financiaron franco tiradores, cometieron actos de terrorismo contra aviones cargados de civiles, pusieron bombas en hoteles, usaron la guerra bacteriológica contra la agricultura de la isla e invadieron el país caribeño en 1961, dejando una estela de destrucción y al menos 157 muertos. Todo un manual para seguir de “democracia” y “libertad” al que Al Capone jamás agregaría ni quitaría una coma.

Un total, en cambio, irrespeto completo por la vida humana y el Derecho Internacional que se mantiene y se refleja en el criminal bloqueo financiero y comercial impuesto a Cuba por Estados Unidos durante 63 año, pero que es, en el fondo, además, una guerra sostenida declarada contra todo asomo de socialismo en América Latina y el Caribe. El dirigente popular, estudiantil, político, académico o profesional, que no lo entienda así, no está en nada

En este sentido, el analista local y dirigente del Comité Bolivariano de Solidaridad Yamilet López, Oscar Barrantes, consideró que sin bloqueo “Cuba sería una potencia plena en desarrollo en todos los ámbitos económicos, materiales, científicos, tecnológicos, de iniciativas de convivencia con la madre tierra, de bienestar social, espirituales y culturales”.

Precisó que esta integrante de las Antillas Mayores ya es una potencia en desarrollo humano, derechos universales, es solidaria con todos los pueblos del mundo, pese a la maldita guerra del bloqueo.

Llamó a los costarricenses a ayudar a “tumbar” el bloqueo y a poner un alto a la guerra multidimensional contra Cuba y los proyectos soberanos de las naciones libres.

En esta misma línea de acción contra el bloqueo y respeto a la autodeterminación de Cuba, el IX Encuentro Continental de Solidaridad, celebrado recientemente en México llamó a redoblar esfuerzos y organizarse para acabar con esta agresión comercial y financiera, así como para excluir a la isla de una lista de naciones patrocinadoras del terrorismo. En serio: ¡el cinismo de la Casa Blanca no tiene límite!

Para quienes no tienen dimensión alguna sobre qué significa para un país latinoamericano una guerra estadounidense en forma de bloqueo comercial y financiero, este representa, según datos oficiales, una afectación aproximada de más de 629 millones 675 mil dólares mensuales, equivalente a más de 20 millones701mildólares diarios, y 862 mil 568 dólares en daños por cada hora de bloqueo.

Tomando en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, este cerco comercial y financiero ha provocado perjuicios cuantificables por 2 billones 103 mil 897 millones de dólares.

Por eso, en 33 ocasiones anteriores, la mayoría de las naciones integrantes de la Organización de Naciones Unidas, condenaron el bloqueo como acto contrario al Derecho Internacional y los Derechos Humanos. El 29 de octubre de este año las naciones del orbe en Asamblea General conocerán de nuevo sobre esta agresión contra el pueblo cubano.

Desde esta perspectiva, la intervención militar contra Venezuela, (ningún país de la región está a salvo de los Marines y los aviones F-16) se inscribe dentro de los esfuerzos desesperados del Imperio por salvar el control de su patio trasero, frente a un mundo multilateral que surge ante sus barbas con nuevas formas de convivencia y abierto a los pueblos y gobiernos que buscan independencia, más libertad y justicia social.

Sin embargo, es un hecho ineludible que el Emperador sigue sin saciar su sed de sangre inocente. No le bastó la de los yemeníes, iranies, palestinos, iraquíes ni libanés. Siente la boca seca, pero es también la primera vez que los pueblos latinoamericanos y caribeños, junto a los trabajadores estadounidenses, tenemos la oportunidad de dar un salto cualitativo contra yugos viejos.

¡No se equivoquen el Caribe es el Caribe!

Nada por la paz… Todo contra el pueblo

Rafael A. Ugalde

Aclaración: La solidaridad antimperialista con todos los pueblos del mundo es una obligación humana, no es un derecho que requiera permiso alguno, pues el carácter de obligatoriedad, está por encima de cualquier barrera idiomática, creencia, gusto o visto bueno. Por la urgencia del caso y a fin de dar agilidad y no comprometer a nadie, me responsabilizó por cada una de estas líneas.

Los famosos premios Nobel de la Paz ya hacen mucho tiempo estaban moralmente desvalorizados, pero ahora sí tocaron fondo, otorgando esta considerable bolsa de dinero a María Corina Machado, lo que no debería alegrar a ningún hombre y mujer pacífico en el mundo.

Basta recordar que esta «premiada» no ha tenido empacho alguno para implorar a los imperialistas gringos y europeos intervengan con urgencia contra su país, que equivale a llamar a quienes robaron y se llevaban los recursos de Venezuela a desangrar un pueblo hermano, trabajador, amante de la paz, alegre como él solo y fraterno, muy identificado, por cierto, con los dolores pasados y presentes de los costarricenses de bien.

A raíz del golpe de Estado en nuestro país en 1948, con más de 3000 muertos y heridos, hubo costarricenses que el pueblo venezolano acogió, les dio refugio y allá muchos de ellos murieron, dejándonos el legado obligatorio del agradecimiento sagrado, por encima de las diferencias ideológicas de entonces.

Nunca, además, el pueblo venezolano tuvo reparo para entregar petróleo subsidiado a los costarricenses, a través del acuerdo regional para estos fines, en la década de los setenta.

Fueron otros, los insaciables de siempre por ganancias a costa de la sangre de las mayorías -vampiros ensangrentados a los que pertenecen y defienden la banda de Machado-, quienes boicotearon un día sí y el otro también este esfuerzo descomunal latinoamericano y caribeño de progreso y unidad de nuestros pueblos en la región.

Hoy, a quien premiaron en Noruega por su llamados a la guerra y el derramamiento de sangre, se nos confirma una vez más que los imperialistas de ayer, los actuales y del futuro, desprecian la paz y la soberanía de todo pueblo que apuesta por el progreso y su independencia.

No debe extrañarnos este “premio” en disputa cerrada con otro criminal nazi fascista como lo ha demostrado Donald Trump. Entendemos que a cualquiera de los dos que les hubieran dado esta bolsa millonaria buscarían “blanquear” el asesinato como lo hizo su progenitor de estos premios, Alfredo Nobel, traficante e inventor de armas, quien en su testamento dejó instituidos estas premiaciones para que fuera limpiado su oscuro pasado.

Quiero decir a usted, que la República Bolivariana de Venezuela no necesita del negocio del narcotráfico para superar cada uno de los intentos hechos para imponer el hambre como arma de guerra, dados sus vastos recursos naturales y la indeclinable decisión de su ciudadanía a ser libre.

Los costarricenses de bien, la gente honesta, debe recurrir a la experiencia y la historia recientes en esto del descabellado invento del famoso «Cartel» de los Soles. Ustedes han visto como los troles yankis hacen repetir tal mentira en los noticieros, telenoticieros, periódicos, Casa Presidencial y Asamblea Legislativa, entre otras cajas de resonancia, a fin de esconder una nueva intervención militar en la zona.

Atrás de la militarización del mar Caribe y las ejecuciones extra sumarias de quienes navegaban en botes de fibra de vidrio, subyace la urgencia de petróleo y saldar a cómo haya lugar las multimillonarias pérdidas dejadas a la industria de la guerra gringa en Ucrania y en Oriente Medio.

La aparición de buques de guerra, misiles y cientos de «marines» tienen además relación directa con los nuevos bloques políticos, económicos y comerciales presentes en la zona, así como el fortalecimiento del llamado grupo de países de los BRICS, parte integral del nuevo mundo que se levanta imparable.

Aparejado a lo anterior tienen una profunda crisis financiera interna y de valores en Estados Unidos, como puedes constar sí entrelazas el hilo conductor de la realidad arriba apuntada.

Es cuestión de revisar cómo se han disparado los precios en todos los supermercados estadounidenses, afectando a quienes menos tienen recursos, las balaceras constantes y los muertos dejados en colegios y escuelas, los desacuerdos al interior del único partido político estadounidense con dos cabezas, una de burro y otra de elefante, etc.

Es decir, están recogiendo lo sembrado y que no merece el trabajador pueblo de la Unión. Son causas innegables que están atrás de esta militarización del Caribe ordenada por el nazi fascista Trump y sus muchachos.

Hay que decir que todo costarricense, por antonomasia, es inteligente y, sin ningún distingo ideológico, religioso o cultural, debe recordar el guion de la misma novela escrita con el cuento de las «armas de destrucción masiva en Irak» o la «intolerable violación de los derechos humanos» en Libia, fin último que sirvió primero, para invadir y legitimar el terrorismo que decían combatir, y luego, robarse descaradamente y a cántaros llenos el petróleo en ambas naciones.

En esta línea de saqueo y crimen se enmarca precisamente el premio a la guerra dado a esta venezolana, vinculada con golpes de Estado y el narcotráfico colombiano de alto vuelo.

Ni la CIA ni la DEA pudieron desmentir al gobierno y el pueblo venezolanos, cuando desactivaron el pasado mes de septiembre en plena marcha una intentona de derramamiento de sangre, allanando varias bodegas camufladas de empresas con miles de munición de todo tipo, cientos de kilómetros de cable explosivo, bombas para volar terminales petroleras, puentes, negocios, minas de diversos usos, rifles para francotiradores, destinados a atentar contra la vida de altos funcionarios de gobierno, entre otros dispositivos guerreristas, llegados a las bandas terroristas que controla la gente de María Corina, gracias a sus contactos con los narcos colombianos.

Si, como lo oyes, la ahora premio Nobel de la Paz vinculada al crimen y el narcotráfico colombiano.

El proceso de investigación por estos alijos de guerra llevó a la detención de la mayoría de estos terroristas con las «manos en la masa», narrando con lujo de detalles las fuentes de financiamiento, los lugares de reunión en Colombia para coordinar las «entregas”, así como nombres de narcotraficantes «chineados» en los anteriores gobiernos del actual presidente Gustavo Petro, los «contactos» en el interior de Venezuela etc.

Frente a esta abundante prueba, la CIA ni la DEA dijeron esta boca es mía. Como siempre ocurre no aparecieron dando la cara por estas fechorías, dejando abandonados a sus secuaces. En cuanto a la embajada estadounidense en Caracas, siempre sale a relucir su típica hablada diplomática: «yo no fui».

A estos bajos niveles ha llegado la academia que otorga los Nobel de la paz, otro hora orgullo y esperanza de justicia social y comprensión para nuestros pueblos. Este contexto está dominado cada vez más por el ascenso desbocado del nazi fascismo – sionismo, impulsado por el llamado Occidente de la OTAN; nos obliga, por tanto, como costarricenses y parte de los pueblos del mundo, a ser audaces como nunca en la solidaridad requerida ya. Sin demora alguna.

Pareciera que el mañana latinoamericano y caribeño se nos agota, si no damos los pasos hacia la dirección correcta, dada las actuales circunstancias ante una nueva intervención militarista en la región.

El salto cualitativo nos obliga a leer esta nueva realidad en la región sobre la base de la experiencia solidaria transitada ya por muchos hombres y mujeres que viven profundamente en nosotros. Físicamente no los vemos ya caminar por nuestras calles y alamedas, ni jugar con sus hijos ni nietos en los parques, ni dejando debajo de las puertas de las casas de nuestros barrios la hoja suelta convocando para el piquete de solidaridad.

Ya no están, pero su ausencia física la llenaron con la experiencia de calidad que dan a los hijos de no siervos menguados aquellos y aquellas decididas cada vez que enemigo de los pueblos nos declara la guerra. Ayer dijeron: ¡Presente!, como reclama el hoy, nuevos y urgentes aprendizajes en esto de la Solidaridad, porque el mañana es de los pueblos que defienden su existencia.

Y ahora resulta que ninguna nación está exenta en nuestro continente de la intervención militarista yanki y el sometimiento de todos sus pueblos. Como ellos y ellas nos han enseñado no es hora de pusilánimes. Decimos con el pecho henchido: ¡Listos! ¡En marcha muchachos y muchachas!

PVP contra las amenazas imperialistas de EEUU al presidente Gustavo Petro

El Partido Vanguardia Popular condena enérgicamente el ultimátum emitido por el gobierno de los Estados Unidos contra el presidente de la hermana República de Colombia, Gustavo Petro, exigiéndole retractarse de sus declaraciones sobre el bombardeo de una lancha colombiana en aguas del Caribe, en el que fueron asesinados pescadores, y que Washington pretende presentar como una “operación antidrogas”.

La reacción de la Casa Blanca es una amenaza directa a la soberanía de Colombia y una expresión clara de la arrogancia imperialista que por décadas ha impuesto su política militarizada en la región bajo el pretexto de la “guerra contra las drogas”.

Esta estrategia ha demostrado ser un fracaso, ha cobrado miles de vidas inocentes, ha alimentado la violencia y ha servido de excusa para intervenciones extranjeras y violaciones sistemáticas de derechos humanos.

El presidente Petro ha tenido el valor político de denunciar lo que en realidad representa un nuevo escenario de guerra en el Caribe, señalando que se trata de ejecuciones extrajudiciales en operaciones estadounidenses. Sus palabras no son un “exceso retórico”, como pretende el gobierno norteamericano, sino una denuncia legítima y necesaria ante hechos gravísimos que afectan directamente al pueblo colombiano y a la estabilidad regional.

El ultimátum estadounidense, de condicionar el diálogo bilateral a una retractación, es una muestra descarada de chantaje político. Pretenden imponer silencio frente a sus crímenes.

El Partido Vanguardia Popular respalda el derecho soberano del pueblo y del gobierno de Colombia a defender la verdad, la vida, la paz y su independencia política, sin arrodillarse ante las presiones imperiales. Exigimos respeto a la soberanía colombiana, al derecho internacional y al principio de no intervención.

Hoy más que nunca, la unidad de los pueblos de Nuestra América es necesaria frente a las amenazas militares, económicas y políticas del imperialismo. El Caribe no puede ser escenario de nuevas guerras coloniales, debe ser espacio de paz, solidaridad y autodeterminación.

Partido Vanguardia Popular