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Etiqueta: investigación

Posdoctorado de la UCR se propone atraer mentes deseosas de investigar a alto nivel en el trópico

Actualmente hay cinco investigadores e investigadoras incorporadas en proyectos de diversas disciplinas

Alicia Correa, de Ecuador; Marcelo Araya, de Costa Rica; y Diego Dierick, de Bélgica, son investigadores del Programa de Posdoctorado de la UCR. Fotos: Laura Rodríguez y Karla Richmond.

Alicia Correa vino a Costa Rica interesada en trabajar con un hidrólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR) que había conocido en Escocia. Mientras hacía su doctorado en Alemania, se enteró de la posibilidad de formar parte del Programa de Posdoctorado en temas de su especialidad.

Diego Dierich saltó de Filipinas a Costa Rica, a la Estación Biológica La Selva, en Sarapiquí. Allí trabajaba en estudios de universidades estadounidenses y conoció a quien sería el investigador principal del proyecto en el que ahora participa como investigador de posdoctorado de la UCR en el área de ecología microbiana.

Marcelo Araya, quien hacía un posdoctorado en la Universidad Cornell, en Estados Unidos, decidió regresar al país al presentársele la oportunidad de hacer un posdoctorado con una bióloga de la UCR, sobre vocalizaciones y comportamiento animal en murciélagos, en Golfito, en el sur del país.

Estos tres investigadores -los dos primeros extranjeros y el último costarricense- decidieron realizar un posdoctorado con un académico reconocido de la UCR en el ámbito internacional y con afinidad a su campo de estudio.

Así fue como ellos se incorporaron al Programa de Posdoctorado de esta universidad, creado en el 2016, con la idea de “atraer a personas que han tenido un buen entrenamiento académico, dentro o fuera del país, para que colaboren con un investigador en un proyecto específico”, indicó el coordinador, Dr. César Rodríguez Sánchez.

La UCR es la primera universidad de la región centroamericana que crea la figura del posdoctorado, una estancia de investigación que funciona en muchas universidades del mundo para efectuar estudios de mayor alcance. Actualmente, hay cinco investigadores de este nivel académico en la UCR, que trabajan en diferentes disciplinas y en proyectos de impacto, tanto de ciencia básica como de ciencia aplicada.

Los posdoctorados son una fase de transición en el proceso de madurez de una persona que desea seguir una carrera académica. Luego del doctorado, los investigadores hacen posdoctorados antes de lograr establecerse en algún puesto fijo.

El Programa en la UCR se concibió para hacer convocatorias anuales y apoyar de cinco a seis solicitudes al año. La primera se hizo en el 2017 y la segunda en el 2018. En el 2019 no se abrió la convocatoria y en estos momentos se le está dando mayor visibilidad, con miras a reiniciarlo en el 2021.

La idea es que participen tanto costarricenses que residen dentro y fuera del país, como extranjeros que quieran venir a Costa Rica y aportar su conocimiento.

Diego Dierick ha trabajado instalando dispositivos para muestreos de agua y aire en el suelo de los zompoperos (túneles y otras estructuras construidas por estos insectos), en la Estación Biológica La Selva. Foto cortesía Diego Dierick.

“Ellos vienen al país con una filosofía de ganar-ganar, ya que pueden seguir mejorando su currículo por medio de publicaciones y mayor experiencia, y la Universidad se beneficia con la alta calificación que ellos traen”, dijo Rodríguez.

De Filipinas a Costa Rica

El belga Diego Dierick, de 41 años, hizo el doctorado en Alemania, en ecología forestal y silvicultura en los trópicos, con énfasis en fisiología de plantas. Este estudio lo llevó por primera vez al trópico, pues su trabajo de campo lo desarrolló en Filipinas.

Anteriormente, había realizado dos maestrías en Bélgica, una en ingeniería industrial electrónica y la otra en manejo de bosques y paisajes, áreas que aplica a su trabajo.

En el 2010 vino a Costa Rica, acompañado de su esposa, a trabajar en un proyecto de investigación en la Estación Biológica La Selva, por referencia de una compañera de doctorado. Lo único que conocía del país era su reputación como destino turístico verde, con un buen nivel de vida.

En La Selva conoció al Dr. Adrián Pinto Tomás, especialista de la UCR en ecología microbiana, en un proyecto en el que se estudiaba a las hormigas cortadoras de hojas, como las zompopas. Posteriormente, se enteró de la posibilidad de trabajar con él como investigador de posdoctorado.

Actualmente, Dierick forma parte del grupo que investiga el microbioma intestinal de mamíferos herbívoros, como la danta y los osos perezosos, y de algunos insectos xilófagos (que comen madera), como algunos escarabajos. Estos estudios podrían llegar a tener aplicación en el futuro, por ejemplo en la industria.

“No llevo ni un año en el Programa. Como vengo de otra disciplina, muchas de las técnicas y la teoría he tenido que aprenderlas. Es un reto porque es un campo muy diferente al mío y es un área de trabajo muy relevante en la actualidad”, comentó.

Dierick considera muy positiva esta experiencia, pues le permite trabajar en un grupo de investigación muy activo y realizar investigación de alto nivel. Además, le parece que el país ofrece una serie de ventajas, por ejemplo, un buen estándar de vida y una infraestructura adecuada para vivir y trabajar. Él vive en Sarapiquí con su esposa y dos niños, y los ingresos que percibe le alcanzan para solventar las necesidades de su familia.

Costa Rica no estaba en su mente

A Alicia Correa, de 34 años y de nacionalidad ecuatoriana, la atrajo la posibilidad de obtener experiencia al lado del investigador Christian Birkel, director del Observatorio del Agua y Cambio Global (OACG) de la Escuela de Geografía de la UCR.

Alicia Correa (segunda de izq. a der.) participa en un proyecto en zonas rurales con mujeres de las Asadas, a quienes se les enseña a monitorear el agua y a manejar algunas herramientas tecnológicas. Aquí en un taller en Liberia, Guanacaste. Foto: cortesía de Alicia Correa.

Ingeniera Civil de la Universidad de Cuenca, Ecuador; con una maestría en manejo de agua y suelo y con estudios de doctorado en hidrología, en Alemania, no dudó en trasladarse a nuestro país a trabajar como investigadora de posdoctorado.

“Costa Rica no estaba en mi mente. Siempre vi al país como un punto de vacaciones. Quería hacer un posdoctorado y tengo la convicción de que en universidades latinoamericanas podemos hacer ciencia de calidad”, expresó.

La llegada a Costa Rica, en el 2018, fue muy positiva desde el punto de vista cultural, “llegar a un país latinoamericano de nuevo”. Sin embargo, fue una de las primeras investigadoras posdoctoral en la UCR y le tocó abrir camino en la parte administrativa, cuando apenas se estaba creando el Programa.

Su trabajo se enfoca en hidrología tropical isotópica, como una herramienta para generar evidencia científica con una posterior aplicación en el manejo de los recursos hídricos. “Hay épocas muy secas y otras en las que hay mucho caudal. Entonces tratamos de interpretar cuáles factores están influyendo en el comportamiento de las cuencas”, explicó.

En la actualidad el OACG se encuentra monitoreando la cuenca del río San Carlos y realiza estudios de hidroclimatología, con un enfoque de ciencia ciudadana. Se trata de involucrar a la comunidad de la zona en el análisis de los resultados. Para Correa, este trabajo aporta beneficios en dos vías: “para nosotros porque nos ayudan a recoger datos, y para ellos porque se se empoderan con conocimiento de su entorno y de la calidad del agua».

También forman parte de redes nacionales e internacionales, como la Red de isótopos para el estudio de ecosistemas tropicales (Isonet) y Centers for Natural Resources and Development (CNRD), y han recibido financiamiento de Escocia, Alemania, Austria y Suiza. De hecho, su tercer año de posdoctorado será con fondos de Leverhulme Trust del Reino Unido, para un proyecto sobre modelación hidrológica en los trópicos.

“La expectativa que tuve con Birkel fue muy alta y lo estamos logrando. La experiencia ha sido muy positiva”, afirmó.

De regreso a Costa Rica

Marcelo Araya, de 38 años y biólogo graduado en la UCR, volvió a la institución como investigador de posdoctorado en el 2018. Había permanecido durante tres años en la Universidad Cornell, en Estados Unidos, donde realizó un posdoctorado en el laboratorio de ornitología.

Araya hizo su doctorado en la Universidad de Nuevo México, en ese mismo país, y se especializó en bioacústica y ecología del comportamiento.

Marcelo Araya, especialista en vocalizaciones de animales, trabaja actualmente con un grupo de murciélagos que se refugian en hojas de heliconias, banano y plátano, en un proyecto de la Sede del Sur de la UCR.

“En Cornell está la colección más grande de sonidos animales y un laboratorio de bioacústica. Solo en el laboratorio de ornitología hay una comunidad de investigadores de posdoctorado cercana a las 30 personas. Trabajar allí era muy bonito, unos sabían de una cosa y otros de otra, todos estábamos en un salón grande, cada uno en su cubículo. Y si uno no sabía hacer algo, iba y se lo preguntaba a quien supiera del tema”, rememoró.

Su experiencia como investigador se ha centrado en la generación de herramientas computacionales para el estudio de vocalizaciones, principalmente de aves. Estos sonidos son utilizados por ellos para comunicarse, colaborar y sincronizarse entre miembros de un grupo social e, inclusive, entre diferentes especies..

Su primer contacto con el Programa de Posdoctorado de la UCR lo tuvo por medio de la bióloga e investigadora, Gloriana Chaverri Echandi, quien buscaba a un investigador para que colaborara en sus estudios sobre murciélagos. “Me interesaba trabajar con otro grupo de animales. Quería ver qué tanto funciona lo que yo he hecho para sonidos perceptibles por los humanos, con las vocalizaciones ultrasónicas de los murciélagos”, dijo Araya.

Actualmente trabaja con Chaverri en la interpretación de un sistema de comunicación de unos murciélagos que se refugian en las hojas de heliconias, bananos o plátanos. Estos mamíferos producen un llamado de búsqueda de su grupo social y los que están dentro de la hoja producen una respuesta. Según Araya, es un sistema de reconocimiento de su propio grupo.

El investigador destacó varios aspectos que a su juicio debe tener un programa de posdoctorado. En primer lugar, que haya afinidad entre el postulante y el investigador principal, quien debe tener “un bagaje” que les dé reconocimiento internacional y con quienes se logre aprender.

En segundo lugar, los contratos deben ser un poco flexibles y contemplar la posibilidad de realizar presentaciones o participar en congresos a nivel internacional y de dar clases.

Al mismo tiempo, Araya resaltó que para mucha gente puede ser muy interesante hacer ciencia en el trópico y sobre todo en un país como Costa Rica, que posee gran riqueza en su biodiversidad. “Costa Rica tiene muchas facilidades porque hay una infraestructura adecuada para poder moverse rápidamente, es un país pequeño e ir en unas cuantas horas de la montaña al mar”, añadió.

El deseo de este coronadeño es quedarse en el país y para esto está valorando opciones laborales. “Prefiero vivir aquí, donde tengo a mi familia y a mis amigos. No le veo sentido que el país invierta diez años en mi formación profesional y que luego yo me vaya a trabajar fuera”, concluyó.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: La biodiversidad y la ecología tropical tendrán su propio centro de investigación

La Escuela de Biología presentó la propuesta de creación de la nueva instancia en el 2018

El Cibet es el nuevo centro de investigación de la Universidad de Costa Rica, que estará dedicado a los estudios relacionados con la biodiversidad y la ecología terrestre de Costa Rica. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

El Consejo Universitario, en su sesión N.° 6352, artículo N.°3, celebrada el 18 de febrero de 2020, aprobó la creación del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ecología Tropical (Cibet), una unidad que estará dedicada a la investigación científica sobre la diversidad y la ecología terrestre de Costa Rica.

La idea inicial surgió de la Escuela de Biología, que en el 2018 presentó una propuesta ante la Vicerrectoría de Investigación. De acuerdo con la normativa de la Universidad de Costa Rica (UCR), le corresponde al Consejo Universitario la aprobación de los centros de investigación.

La nueva instancia de la UCR viene a sumarse a los 34 que existen en la actualidad en diversas disciplinas, en consonancia con las políticas institucionales orientadas a promover y consolidar la investigación de acuerdo con las necesidades del país.

Costa Rica cuenta con aproximadamente un 5 % de la biodiversidad mundial, en un territorio que apenas alcanza el 0,03 % de la superficie del planeta.

Por lo tanto, entre los argumentos para establecer el Cibet, se señala la necesidad de documentar la biodiversidad nacional, para comprender su función y relación con el entorno natural y las poblaciones humanas, así como para plantear soluciones a los riesgos y los problemas ambientales.

De acuerdo con el Reglamento de la Investigación de la UCR, la función principal de un centro de investigación es desarrollar e impulsar la investigación científica, humanista, artística y tecnológica de excelencia.

Asimismo, le corresponde articular la investigación con la docencia en las unidades académicas afines, tanto en el grado como en el posgrado, y procurar la participación del estudiantado en las investigaciones, así como vincular la investigación con programas y proyectos de acción social.

En el acuerdo del Consejo Universitario también se designó como primer director del Cibet al Dr. Bernal Rodríguez Herrera, profesor e investigador de la Escuela de Biología, para el período comprendido entre el 1° de marzo de 2020 al 28 de febrero de 2021.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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La UCR es pionera en el estudio y fortalecimiento de las lenguas indígenas de Costa Rica

Un concepto de investigación sobre lengua y cultura indígenas prioriza el trabajo con las comunidades y para las comunidades

Las enciclopedias se han elaborado en el marco de varios proyectos de investigación y tratan sobre temas cotidianos de las comunidades indígenas. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Desde hace siete años, la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura, de la Universidad de Costa Rica (UCR), investiga en las comunidades indígenas del país bajo un nuevo paradigma. Además, desarrolla trabajos de acción social directamente con tales poblaciones y los resultados que se obtienen regresan a estas personas para su beneficio.

Lo anterior se ha logrado gracias a la trayectoria de dicha escuela, la cual durante más de medio siglo se ha dedicado, de manera pionera, al estudio de las lenguas autóctonas costarricenses.

Ese recorrido es la base del surgimiento reciente de nuevos proyectos, que se gestan desde la misma comunidad indígena y tienen como objetivo la documentación lingüística-etnográfica. Esto significa documentar aspectos de una cultura en su propio idioma, normalmente a solicitud de las mismas poblaciones indígenas.

“Nosotros ahora tenemos una perspectiva nueva, otra forma de pensar cómo se desarrolla el trabajo con las comunidades y para qué se documenta una lengua y una cultura (que es para el mismo provecho de las comunidades)”, dijo Carlos Sánchez Avendaño, investigador y coordinador de dos proyectos de acción social sobre esta temática.

Tales iniciativas son un trabajo comunal universitario (TCU), donde participan estudiantes de diferentes carreras, y un proyecto de extensión docente. Ambas tienen el fin de documentar y elaborar recursos didácticos para las comunidades, materiales que —basados en la investigación científica— contribuyan al fortalecimiento de la lengua y la cultura indígenas.

Larga tradición

El estadounidense Jack Wilson creó el Departamento de Lingüística de la UCR. Con su aporte y el de reconocidos lingüistas como Adolfo Constenla Umaña y Enrique Margery Peña, entre otros, se inició el estudio sistemático de las lenguas indígenas de Costa Rica.

Para Sánchez, la labor de estos académicos ha sido crucial y es la base de todas las investigaciones que en adelante se efectuaron.

Integrantes del equipo de documentación de la lengua y la cultura maleku muestran algunos de los objetos que se fabricaron para crear la Enciclopedia de las cosas. Foto: cortesía de Carlos Sánchez.

Uno de los grandes resultados de los primeros trabajos fue la descripción de los idiomas indígenas, tarea que en su momento partió prácticamente de cero. Según relató Sánchez, luego de esta generación de investigadores, vino otra compuesta por lingüistas como Carla Jara Murillo (quien es especialista en bribri), Mario Portilla Chaves y, recientemente, Haakon Stensrud Krohn.

Nuevo paradigma

La UCR se ha aproximado a las comunidades indígenas para realizar diversas iniciativas de trabajo conjunto, que permitan generar diferentes productos en sus lenguas autóctonas y, a la vez, fortalezcan su cultura.

“Se trata de hacer un trabajo de colaboración entre la Universidad y miembros de las comunidades, esa labor tiene que ver con las lenguas indígenas, hacer algo con ellas y, paralelamente, con aspectos de la cultura relacionados siempre con las lenguas. Entonces, son trabajos de colaboración de base comunitaria”, explicó Sánchez.

El cambio de paradigma consiste precisamente en el intercambio de conocimiento que se propicia en el proceso de investigación, en el que se parte de los intereses de las poblaciones y no de la persona que investiga. Asimismo, la participación de las comunidades es clave para alcanzar los objetivos deseados.

Por esto, se han conformado grupos de indígenas en los distintos territorios del país y se trabaja con ellos. El resultado es que estas personas son coautoras de los productos efectuados y, además, los materiales se escriben en la lengua respectiva. De acuerdo con Sánchez, han recibido solicitudes de las comunidades maleku, bribri, brunca, cabécar, brorán, térraba y ngäbe.

Materiales y actividades

Sánchez explicó que uno de los recursos más fuertes en los que se ha trabajado en los últimos años es en la creación de diccionarios temáticos y enciclopedias etnográficas.

Ya se han elaborado cinco de la lengua maleku, cinco de bribri, tres de brorán y una de brunca.

El investigador Carlos Sánchez Avendaño, de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la UCR, coordina los proyectos sobre lengua y cultura indígenas. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Las temáticas de las primeras cuatro fueron similares: el cuerpo humano, los animales, así como la agricultura y la gastronomía tradicionales. Luego, en idioma bribri, se expuso sobre la casa tradicional y, en maleku, se desarrolló el tema de los productos fabricados por sus comunidades. En cabécar, se abordó el sistema de clanes y, con los bruncas, se efectúa una enciclopedia sobre la producción de textil y el teñido.

Para construir cada uno de estos recursos didácticos, la comunidad conforma un grupo de personas, de acuerdo con cada tema, y se reúne con estudiantes e investigadores de diferentes disciplinas, tales como lingüistas y diseñadores.

El mismo proceso ocurre para crear otros materiales visuales que son parte del “paisaje lingüístico”. Entre estos se encuentran las impresiones en gran formato (lonas), de 1.50 metros por 1.55 metros, las cuales usualmente explican los mismos temas de las enciclopedias u otros tópicos específicos, pero de una forma más resumida.

Las lonas, por ejemplo, tratan sobre el cuerpo humano, animales, alimentación, casa, familia, clanes, entre otros, y son colocadas en las paredes del aula, por citar un lugar. Todos estos materiales impresos, además de los digitales, son donados por la UCR a las poblaciones indígenas.

Asimismo, se ha aprovechado la participación de estudiantes de la carrera de Informática para hacer la versión digital de las enciclopedias y diccionarios, así como para construir aplicaciones móviles y juegos que los jóvenes indígenas pueden utilizar en sus teléfonos. Igualmente, se llevan a cabo presentaciones artísticas en las comunidades, gracias a la colaboración de alumnos de Artes Dramáticas.

En las escuelas indígenas se imparten cinco lecciones por semana sobre la cultura y lengua autóctona correspondiente, que forman parte del currículo del Ministerio de Educación Pública (MEP). Sin embargo, Sánchez considera que estas clases no son suficientes para lograr una revitalización de los idiomas indígenas.

“Los recursos didácticos sirven para apoyar procesos de enseñanza, de aprendizaje de las lenguas y las culturas, para atraer a las nuevas generaciones y hacerles ver que su lengua y su cultura pertenecen al presente y participan de las nuevas tecnologías, como cualquier idioma de prestigio. Sirven también para fortalecer la seguridad, la identidad y para vincularse de una forma distinta con esa identidad y con su legado, el legado de sus ancestros”, manifestó el investigador.

Un caso de éxito

Para lograr un mayor impacto de los materiales didácticos se requiere que los educadores de lengua indígena puedan hacer una buena mediación pedagógica y utilizar esos recursos. A criterio del investigador Carlos Sánchez Avendaño, de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura, de la Universidad de Costa Rica (UCR), esto constituye un enorme reto, ya que los docentes no han recibido la formación adecuada.

No obstante, el académico mencionó un caso en el que se han obtenido muy buenos resultados. Se trata del maestro de cultura Leonardo Porras Cabrera, quien ha logrado utilizar dichos materiales para la revitalización del brorán.

Porras trabaja en Bijagual, una comunidad del territorio Térraba, donde este idioma no se habla desde hace muchos años. Incluso la niñez ni siquiera tenía conciencia del vínculo con la lengua y la cultura. No obstante, con su empeño e impulso del conocimiento del brorán, Porras ha conseguido que los escolares empiecen a decir algunas palabras en este idioma.

“Entonces ahí uno sí podría hablar de revitalización, porque no es solo interés, sino que ya dicen palabras. Después de que la lengua tenía no sé cuántos años de no escucharse en la comunidad, ahora se escucha. Obviamente de forma fragmentaria, no es que tengan una conversación en esta lengua, pero el brorán empieza a estar más presente otra vez. Entonces eso sí es revitalización”, finalizó Sánchez.

 

Nidia Burgos Quirós

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: El cultivo de algas marinas revolucionaría la acuacultura nacional

Un proyecto de ingeniería de biosistemas promueve el desarrollo de una industria de producción en Costa Rica

Las algas son prensadas en las cuerdas y se dejan flotando en el mar para que se alimenten y se desarrollen. Así sucede en Cuajiniquil, Guanacaste. Foto: cortesía de Ricardo Radulovich.

En forma de polvo para condimentar nuestras comidas, envueltas en huevo como los populares “barbudos”, en ensaladas, en sopas, como harina para mezclar con trigo o maíz y hacer pan o tortillas, en fin, las algas marinas comestibles se pueden convertir en un invitado regular en nuestras mesas y ayudarnos a fortalecer nuestro organismo, dadas sus magníficas propiedades nutricionales.

Su producción y consumo es masivo en Asia, en donde países como China, Japón y Corea del Sur son productores tradicionales y tienen a las algas marinas como un ingrediente diario en sus platillos. Incluso, el mundialmente famoso sushi japonés las incluye en varias presentaciones.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) calcula en $5 600 millones el valor total de todos los productos que genera, por año, la industria de la producción de algas marinas comestibles. En su sitio en internet (FAO.org), esa entidad indica que, además del consumo como alimento, sus componentes se utilizan para producir espesantes, geles, estabilizantes y hasta fertilizantes para suelos de cultivo.

A las algas marinas se les clasifica en dos tipos: macroalgas y microalgas. Tal y como indican sus nombres, la diferencia está en sus tamaños. Las primeras son las que se aprovechan para el consumo humano. Una manera de diferenciar a las macroalgas es dividirlas por su color (pardas, rojas y verdes), aunque los especialistas, al tomar en cuenta otras características, las prefieren nombrar como feofíceas, rodofíceas y clorofíceas.

En Costa Rica, existe un proyecto de investigación liderado por el Ing. Ricardo Radulovich Ramírez, profesor y experto en cambio climático de la Escuela de Ingeniería de Biosistemas (EIB) de la Universidad de Costa Rica (UCR), que tiene como objetivo ampliar el modelo de la agricultura acuática.

La idea surgió debido a la creciente escasez de tierra apta para el cultivo, la falta de agua para regar las plantaciones y el impacto del cambio climático, el cual ha variado los períodos de lluvia en el planeta. Si se suma el hecho de que la población mundial sigue creciendo, la alimentación se vuelve un tema medular.

“Las macroalgas, que tienen el cuerpo como plantas, se pueden cultivar en el mar, se amarran en una cuerda a la que se le llama “línea larga” que queda flotando. Al tener toda el agua que necesitan para tomar los nutrientes y con la radiación solar que reciben, las macroalgas crecen sin ningún problema. Además, tales organismos limpian el mar de impurezas y no necesitan fertilizantes”, explicó Radulovich.

“Tenemos muchos beneficios ligados a su cultivo. Por esto, queremos consolidar su producción en las costas costarricenses”, enfatizó.

Actualmente, esta propuesta se aplica en el Pacífico Norte y en el Caribe para que las poblaciones costeras conozcan el cultivo de macroalgas, al tiempo que se les brinda el acompañamiento necesario para abrir y desarrollar este nuevo mercado. De esta manera, se logra diversificar la oferta productiva y obtener recursos económicos con una actividad novedosa y de bajo costo.

En la fotografía se observa uno de los sistemas de cultivo en el Caribe costarricense. Las macroalgas convertidas en harina pueden añadirse en cantidades pequeñas (cerca del 5 %) a la mezcla para hacer pan. También a la popular pizza se le puede agregar algas, tal y como se utilizan otros ingredientes. Fotos: cortesía de Ricardo Radulovich.

El cultivo

¿Cómo se cultivan las algas marinas? Radulovich explicó que se construye una estructura muy liviana hecha con largas cuerdas principales a las cuales se les colocan algunos palos o tubos para que mantengan su forma. La estructura se ancla en sacos de arena o bloques de concreto, mientras que a las cuerdas principales se les amarran galones de plástico que sirven como boyas para mantenerlas flotando. Después, se atan mecates secundarios a las cuerdas principales y en estos se adhieren los pedazos de algas cuyo crecimiento es muy rápido.

A criterio del especialista, esta actividad “tiene beneficios increíbles, pues se crea lo que se conoce como ‘servicios ecosistémicos’, ya que las algas no solo limpian el agua, sino que, además, atraen la vida. Es decir, germina todo un ecosistema debajo de las algas y eso es fantástico, porque mejora la pesca y contribuye con la vida de las especies del mar”.

“Nosotros cuantificamos esto y lo publicamos, pues nos dimos cuenta de que empezaban a llegar tiburones y barracudas debajo de nuestras líneas de macroalgas en Cahuita, en el Caribe. Ya no solamente había peces pequeños y cangrejos, llegaban hasta los grandes”, subrayó.

Como parte de la acuacultura tradicional, el cultivo en el mar podría convertirse en una opción atractiva para las poblaciones costeras, puesto que se aleja de los problemas de contaminación que provocan ciertas acciones y más bien contribuye a mantener la biodiversidad.

“Se cambia la forma de vivir y trabajar en el mar, ya no es el concepto de acuacultura ligado a grandes jaulas con millones de peces, como el salmón, a los que se les tiran toneladas de alimento para que crezcan enormes, lo cual contamina el agua. También el salmón genéticamente modificado, que muchas veces se escapa y se mezcla con las especies nativas, provoca efectos negativos en la biodiversidad”, argumentó Radulovich.

Igualmente, indicó que el cultivo de algas es amigable con el ambiente. “Trabajamos solo con especies de macroalgas nativas y estamos en un proceso de selección para identificar las especies y variedades que son más rendidoras”, recalcó.

Esta iniciativa se enfoca en crear la oferta y, además, busca promocionar las cualidades de las macroalgas para consumo humano y como insumo para varios sectores industriales, con el propósito de impulsar la demanda. Incluso, el ingeniero mencionó que en Cuajiniquil y Puerto Soley, en Guanacaste, se están haciendo esfuerzos con productores locales para ampliar la producción de especies nativas y empezar a abrir el mercado.

Según cálculos hechos por el equipo de investigación de la UCR, una cantidad de 100 toneladas de macroalgas por hectárea, en términos de peso fresco, se puede convertir (mediante secado y deshidratado al sol y con un porcentaje de humedad del 30 %) en 20 toneladas de peso seco por hectárea por año.

Las macroalgas ofrecen un porcentaje de proteína en peso seco equivalente a la cantidad de proteína proveniente de los granos. Asimismo, tienen mucha fibra y un alto contenido de minerales. Por eso, a partir de ellas, se obtienen los hidrocoloides, que son unos compuestos complejos de carbohidratos que se utilizan en la industria como espesantes para distintos productos. Por ejemplo, pastas de dientes, helados y embutidos, entre otros.

En el proyecto “Desarrollo del potencial de las macroalgas marinas de Costa Rica para cultivo y uso”, trabajan —junto con Radulovich como investigador principal— la Dra. Cindy Fernández García, del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) y profesora de la Escuela de Biología; y el M. Sc. Alejandro Chacón Villalobos, de la Estación Experimental de Ganado Lechero Alfredo Volio y profesor de la Escuela de Zootecnia.

 

Otto Salas Murillo

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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La UCR acoge a más de 60 especialistas en física nuclear que participan en un encuentro internacional

Por primera vez, Costa Rica es la sede del XIII Simposio Latinoamericano de Física Nuclear y sus Aplicaciones

La instalación del equipo del ciclotrón en la Universidad de Costa Rica se encuentra en su etapa final y se espera que este año el proyecto sea inaugurado en la Ciudad de la Investigación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

El XIII Simposio Latinoamericano de Física Nuclear y sus Aplicaciones (Lasnpa, por sus siglas en inglés) se realiza cada dos años desde 1995 en diferentes países del subcontinente. El primer país donde se efectuó fue en Venezuela.

Este año, es la primera vez que este evento se desarrolla en Centroamérica, del 20 al 24 de enero, en la Universidad de Costa Rica (UCR). A esta institución se le reconoce su aporte para el desarrollo académico, científico y social del país.

Alrededor de 60 personas participan en la actividad, entre estas reconocidos especialistas en física nuclear de Latinoamérica, aunque también se cuenta con la asistencia de académicos de Estados Unidos y de Europa. Entre ellos se encuentran científicos, profesionales y estudiantes de las diferentes áreas de física nuclear, física médica y sus aplicaciones.

El Centro de Investigaciones en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (Cicanum) tiene a su cargo la organización del simposio. Anteriormente, esta actividad se ha realizado en Cuba, Uruguay, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Argentina, Venezuela, Brasil y México.

Este simposio continúa la tradición de realizar un encuentro internacional en el que se aborden los últimos resultados de la investigación experimental y teórica sobre física nuclear y sus aplicaciones, manifestó Mario Cubero Campos, coordinador del simposio e investigador del Cicanum.

Especialistas en física nuclear de diversos países de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa se encuentran reunidos esta semana en el XIII Simposio de Física Nuclear y sus Aplicaciones, en la Universidad de Costa Rica. La actividad se realiza en el auditorio de la Ciudad de la Investigación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

“Desde su creación, este simposio es el ‘buque insignia’ de los grupos latinoamericanos y se dedica a difundir los avances de la ciencia nuclear y los campos relacionados, desde la investigación fundamental hasta la aplicada, con énfasis en los temas desarrollados por los equipos de investigación latinoamericanos”, destacó Cubero.

Algunas de las áreas teóricas que se tratan en el encuentro son física de partículas y de neutrinos, estructura nuclear, reacciones nucleares, física médica (radioterapia, medicina nuclear, radiodiagnósticos, protección ante la radiación y ultrasonidos), aplicaciones de la física nuclear en datación, instrumentación y las instalaciones, como los ciclotrones.

Asimismo, se analizan las técnicas de análisis nuclear y sus aplicaciones en arte, arqueología, oceanografía ambiental, energía, espacio y seguridad, así como la educación sobre física nuclear y sus aplicaciones.

El Cicanum posee varios proyectos de investigación sobre física nuclear aplicada, que tienen impacto en la sociedad y contribuyen a generar conocimiento en otras disciplinas. Es el caso de un proyecto con el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), en el que se requiere determinar la edad de sedimentos marinos mediante el análisis del plomo 210 presente en este material biológico.

“Esto ha implicado que dos centros de investigación ubicados uno a la par del otro empiecen a trabajar de forma conjunta y ellos no se vean obligados a enviar sus muestras a analizar fuera del país, pues nosotros podemos desarrollar la parte técnica”, expresó el doctor en física. En el campo de la física médica, la UCR ha estado trabajando en la instalación de un ciclotrón que este año se inaugurará para la producción de radiofármacos y su uso en la detección temprana de cáncer, por ejemplo.

Los avances más recientes en Latinoamérica y otras latitudes en torno a la investigación sobre física de partículas, estructura nuclear y las reacciones nucleares, entre otras áreas, se conocen en el simposio que se realiza en la UCR, del 20 al 24 de enero. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

“Esto es un gran desarrollo académico y nacional, porque le da muchas ventajas al país producir sus propios radiofármacos, es un gran esfuerzo que ha costado muchos años. Nosotros vamos a iniciar con radionucleidos (átomos con un exceso de energía nuclear) ya probados, pero en el futuro se puede avanzar en la producción de nuevos”, agregó.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Conexión a red educativa y de investigaciones estará disponible en espacios públicos

Proyecto de la Sutel reúne al Conare, Micitt y Fonatel

Gracias al trabajo conjunto entre la UCR y otras instituciones públicas, el acceso al contenido educativo en Internet estará a disposición de más personas. Foto: Laura Rodríguez.

Parques públicos, estaciones de tren y de buses, bibliotecas y centros cívicos forman parte de los lugares donde el proyecto Espacios Públicos Conectados, desarrollado por la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel), instaló zonas de internet inalámbrico (Zii) gratuitas para que las personas puedan conectarse y utilizar los servicios disponibles en la red.

Con dicha iniciativa, surge en el país la oportunidad de que en esos espacios públicos haya acceso a Eduroam (education roaming), un servicio inalámbrico dirigido a la comunidad educativa y de investigación mundial, la cual está presente en más de 147 instituciones alrededor del mundo.

Esto es posible gracias a un convenio firmado entre los rectores de las cinco universidades públicas que conforman el Consejo Nacional de Rectores (Conare); el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micittel); el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel) y Sutel.

“La instalación de Internet en espacios abiertos es un paso importante para lograr una mayor democratización del acceso a la información y contribuir a disminuir la brecha digital. Si a ello se agrega la ampliación de la red Eduroam, se asegura una mayor libertad de información con respecto a contenidos académicos y científicos”, aseveró el Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la UCR.

Jensen agregó que el impacto que esto puede tener en todos los niveles educativos es difícil de estimar, “pero debemos partir de que será enorme y así lo podremos confirmar con el paso del tiempo. Todo este esfuerzo es un ejemplo claro de cómo la cooperación entre el Estado y las universidades públicas incide de manera incalculable en el desarrollo de nuestro país”, recalcó el rector.

Por su parte, el M. Sc. Alonso Castro Mattei, director del Centro de Informática (CI) de la Universidad de Costa Rica, indicó que gracias a este convenio impulsado por los directores de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) de las universidades públicas y RedConare, Costa Rica se convierte en el único país en contar con una cobertura nacional de una red académica, desplegada masivamente de forma inalámbrica en espacios públicos.

“Una de las variables que permite este convenio es que estudiantes de zonas rurales (que requieran conectarse a sistemas institucionales que funcionan únicamente dentro de la redes universitarias) puedan acercarse a parques o bibliotecas y conectarse directamente a Eduroam, sin necesidad de trasladarse hasta una sede o recinto universitario”, comentó Castro.

De igual forma, Castro añadió que estudiantes e investigadores que visiten Costa Rica, provenientes de otras universidades o centros de investigación adscritos a Eduroam, podrán hacer uso de esta red a lo largo de todo el país.

Entre las ventajas que ofrece Eduroam destaca la conexión automática sin necesidad de autenticarse cada vez que requiera usar el servicio, además de la velocidad de carga y descarga de archivos que actualmente es de 5Mbps, con posibilidad de aumento cada año.

Este servicio también ofrece la opción de estar conectado por más tiempo, a diferencia de la red Zii que permite un uso máximo de dos horas al día.

El proyecto Espacios Públicos Conectados cuenta, actualmente, con 515 zonas digitales distribuidas en 412 distritos del territorio nacional y cada una de ellas tiene una cobertura aproximada de 75 metros cuadrados.

 

Melissa Gómez Arce

Comunicación, CI-UCR

Otto Salas Murillo

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: usted, ¿se atrevería a consumir insectos enteros o procesados?

Encuesta actualidades 2019

Hasta un 61.4 % de los costarricenses están dispuestos a convertir los insectos en parte de su dieta

Las barras energéticas elaboradas con polvo de grillo por dos estudiantes de la UCR bajo la marca Gricket House, son uno de los primeros alimentos a base de insectos que se producen y comercializan en el país. Foto tomada de: https://www.facebook.com/GricketHouse/

En el futuro cercano, los insectos podrían convertirse en un alimento más de nuestra dieta. Su alto contenido de proteína, que puede sustituir otras fuentes tradicionales como la carne de res, y su producción sostenible animan a más consumidores para que los incorporen en su alimentación.

En Costa Rica, aunque solo una pequeña parte de la población los ha probado, existe una actitud positiva hacia su consumo. El 61,4 % de los habitantes estarían dispuestos a comer insectos o productos elaborados a base de ellos.

Así lo constató la Encuesta Actualidades 2019 de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR), la cual indagó la actitudes hacia el consumo de insectos en el país, en una muestra probabilística de 1 215 personas de 18 años y más, residentes de zonas urbanas y rurales de todo el país, así como su opinión sobre otros ocho temas de actualidad nacional.

La encuesta se aplicó en el mes de octubre cara a cara por estudiantes del curso de Diseño de Encuestas por Muestreo de la Escuela de Estadística. El grupo conformado por Gustavo Murillo Murillo, Mónica Quirós Arroyo y David Venegas Rojas realizó el módulo relacionado con el tema de insectos comestibles.

Un mercado creciente

El consumo de insectos, o entomofagia, es una práctica habitual en algunos países como México donde este alimento forma parte de su tradición. En nuevos mercados como Estados Unidos, Canadá y Europa los insectos han ganado fuerza en el último quinquenio ya que constituyen una opción para suplir las proteínas en la dieta de una forma amigable con el medio ambiente.

En Costa Rica este mercado apenas comienza a germinar. Por eso, los datos que aporta esta encuesta son de gran valor para el equipo de investigación del Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA-UCR) que desarrolla actualmente el proyecto «Consumo de insectos y su aplicación en matrices alimentarias en Costa Rica: retos y oportunidades de una estrategia potencial para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria nacional», ya que uno de sus objetivos es conocer la disposición de las personas a consumir insectos o productos elaborados con ellos.

LEER MÁS: CITA-UCR impulsa la producción de alimentos a base de insectos en Costa Rica.

Como parte del estudio se han identificado las empresas y personas relacionadas con las producción y comercialización de este nuevo alimento en el país. A la fecha las investigadoras del CITA-UCR han encontrado al menos 7 empresas que se dedican a la cría de insectos para consumo humano. Estas son Costa Rica Come Insectos, Insectario Orgánico Juicy Ant, Gricket House, KTL Pro, Costa Rican Insect Company, Grillos en Costa Rica y Gusanos de Harina & Grillos-Costa Rica.

Actualmente, más de 90 compañías alrededor del mundo comercializan productos a base de insectos para consumo humano y se estima que esta cifra aumentará. Según el informe “Cadena de valor de insectos” elaborado por Fundes para la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), se espera que el mercado mundial de insectos comestibles aumentará a una tasa compuesta anual del 24.4 % de 2019 a 2030 para llegar a USD 1,181.6 millones en 2023 y USD 7,960 millones en 2030. (Meticulous Research. (2019).

Los insectos comestibles son una opción sostenible y eficiente ya que, según la FAO, pueden convertir 2 kg de alimento en 1 kg de masa de insecto, mientras que el ganado requiere 8 kg de alimento para producir 1 kg aumento de peso corporal. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

La proteína del futuro

A pesar de que aumenta el interés de los consumidores a nivel mundial, el asco o desagrado es la mayor barrera que inhibe a las personas de probar y consumir regularmente insectos comestibles. Esto ocurre también en Costa Rica donde la Encuesta Actualidades reveló que un 73.6 % de la población no consumiría insectos por esta razón. Sin embargo, la disposición aumenta cuando las personas se enteran de los beneficios que aportan los insectos comestibles para su salud y la sostenibilidad ambiental.

A las personas encuestadas se les explicó que a los insectos se les considera la proteína del futuro porque su producción es más sostenible y son igual o más nutritivos que otras fuentes de proteína tradicionales como la carne de res. Sabiendo esto, la disposición de consumirlos aumentó de un 45.2 % a un 61.4 %. En ambos casos, los hombres son los que manifestaron mayor disposición 59.4 % y 72.0 %, respectivamente.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) promueve la ingesta de insectos, ya que éstos proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado. Diversos estudios han comprobado que contienen altos niveles de proteína cruda de 40-75%, contienen todos los aminoácidos esenciales, son ricos en ácidos grasos y tienen una alta proporción de fibra dietética. Además, son densos en calorías (Yi, 2015).

Consumidores los prefieren procesados

Para superar la barrera del “desagrado o asco” que sienten las personas poco habituadas a los insectos comestibles la incipiente industria en este campo está generando una gran variedad de productos elaborados a base de insectos molidos como ingrediente principal en la formulación de galletas, panes, barritas, tortillas, queques y batidos, etc. De esta forma, el consumidor obtiene los beneficios del alimento pero en presentaciones más prácticas y agradables.

Así lo ha comprobado el joven emprendedor y estudiante de Contaduría Pública de la UCR Andrés Muñoz, quien junto a su socia Mónica Solano, produce y comercializa barritas a base de polvo de grillo desde el 2018 bajo la marca Gricket House. “Vimos que la forma más viable para introducir los insectos en Costa Rica era a través de barritas porque veíamos que para muchas personas era la merienda más fácil de llevar a cualquier lado. Entonces, dijimos ¿qué tal si lo asimilan como una merienda normal pero que sea de grillos y así les dé menos miedo probarlo?” recordó Andrés.

La encuesta constata que los consumidores nacionales tienen mayor disposición al consumo de insectos procesados en pan o galletas elaborados con harina de insecto (31,4 %) mientras que solo un 16,1 % estaría dispuesto a consumir insectos enteros cocinados con condimentos o acompañados de otros alimentos.

Finalmente, la encuesta demuestra que existe una opinión mayoritaria de que el consumo de insectos aumentará en Costa Rica en el futuro (61.3 %). Con esta opinión coincide la investigadora del CITA-UCR Ana María Quirós, quien asegura que desde el año 2015 a la fecha se ha visto un gran aumento en el interés de los consumidores por estos nuevos alimentos. Además, cada vez más emprendedores se lanzan a la cría y producción de insectos comestibles, así como a la creación de nuevos productos con valor agregado.

«Una fuente de alimentos nueva como esta que resulta ser sostenible tiene todas las de ganar, tiene todo para que los consumidores puedan empezar a preferirlo y eso ya está pasando» aseguró la investigadora. Este impulso, aunado al interés de empresas grandes que están invirtiendo en nuevas ideas de fuentes de alimentos, hace que esta sea una actividad con grandes oportunidades, tanto para los consumidores como para los emprendedores costarricenses.

DOCUMENTOS

Informe de Actualidades 2019

UCR: PRIS-Seminar 2019 reunió proyectos innovadores sobre ingeniería, salud, robótica y demás

Estudiantes e investigadores expusieron propuestas novedosas que ayudarían a combatir el cáncer, entre otras iniciativas

En la UCR se realizan investigaciones que tienen como meta identificar el mejor tratamiento contra diversos tipos de tumores y en esos trabajos es en donde se unen la medicina con la ingeniería. Foto Laura Rodríguez.

La ingeniería se puede aplicar en múltiples campos para encontrar soluciones a problemas y retos que aquejan a la humanidad, como por ejemplo en el desarrollo de terapias más efectivas contra células cancerosas, creación de dispositivos que ayuden a personas con alguna discapacidad, analizar el movimiento corporal para mejorar el desempeño deportivo, y muchas aristas más.

Estos avances son producto de la sinergia entre diversas disciplinas y el trabajo en equipo, acciones que deben ser expuestas al público para que se conozca el tipo de iniciativas en las que se invierten los fondos públicos.

Precisamente, ese es el objetivo que se cumplió en el PRIS-Seminar 2019, al contar con una serie de exposiciones de proyectos de investigación que es organizada de manera anual por el Laboratorio de Investigación en Reconocimiento de Patrones y Sistemas Inteligentes (PRIS-Lab) de la Escuela de Ingeniería Eléctrica (EIE) de la UCR.

Mejorar las terapias que atacan las células cancerígenas o inclusive generar que se autodestruyan, son algunas de las metas que buscan cumplir distintos proyectos de investigación en la UCR. Foto Karla Richmond.

Este evento se llevó a cabo los días miércoles 13 y jueves 14 de noviembre en el Miniauditorio de la EIE, “se trata de la séptima edición del PRIS-Seminar y es un espacio que sirve para divulgar el trabajo de investigación que realiza el PRIS-Lab y que la sociedad sepa en qué se invierten sus recursos, cuáles proyectos tenemos, qué se está haciendo en los posgrados y también invitamos a otros laboratorios, tanto de la UCR como de otras universidades y ministerios afines, para que expongan su quehacer. Este es un espacio académico y de reflexión que aprovechamos para informarnos lo que otros hacen y establecer redes de colaboración”, indicó el Dr. Francisco Siles Canales.

Siles, quien es docente e investigador de la EIE y coordinador del PRIS-Lab, agregó que siempre mantienen las líneas originales de investigación, en cuanto al análisis deportivo, rastreo de movimientos y desarrollo de algoritmos relacionados, pero explicó que rastrear movimientos es equivalente matemáticamente a rastrear células cancerígenas en un microscopio.

“La colaboración del Laboratorio de Quimiosensibilidad Tumoral de la Facultad de Microbiología, nos ha permitido utilizar estas tecnologías que hemos desarrollado en aplicaciones sobre cáncer y eso nos acercó inevitablemente al DC Lab, en donde ocupo el cargo de coordinador de transferencia de conocimiento y me encargo de establecer actividades como el PRIS-Seminar, para que de manera transdisciplinar afrontemos el tema cáncer, cuyos índices en Costa Rica están aumentando peligrosamente, tal es así que para el año 2050 se prevé que el 50 % de las muertes se van a deber al cáncer, una estadística que está muy por encima de lo que pasa a nivel mundial, pues una de cada seis personas que fallece es por cáncer, mientras que en el país serían tres de cada seis. Debemos de prestarle atención a esto y qué mejor forma de hacerlo que desde la UCR y con proyectos que impactan directamente a la sociedad”, aseveró Siles.

El Ing. Juan José Delgado Quesada expuso el proyecto sobre detección temprana del cáncer de mama utilizando imágenes termográficas durante el PRIS-Seminar 2019. Foto cortesía PrisLab UCR.

Precisamente, algunos de los proyectos expuestos durante el PRIS-Seminar tienen relación con la búsqueda de mejorar los tratamientos y detección del cáncer, como por ejemplo el trabajo del Ing. Juan José Delgado Quesada denominado: Detección temprana del cáncer de mama en pacientes con implantes de seno, utilizando termográficas e información de un biosensor.

“Los métodos actuales de detección como el MRI (imagen por resonancia magnética), rayos X, mamografía, tomosíntesis, ultrasonido o exámenes clínicos tienen complicaciones o efectos secundarios, por ejemplo el MRI ofrece una imagen muy buena pero a la vez contiene demasiada información que no permite a los doctores dar un diagnóstico certero y esa abrumadora información también confunde a los algoritmos de los métodos automatizados por lo que no alcanzan buenas métricas de precisión; por su parte, la mamografía o la tomosíntesis, que es como una tomografía pero en 3D, tienen complicaciones a la hora de aplicarse a mujeres con el seno muy denso, ya que se ven más fibrosas y con más ruido visual por lo que no se puede diferenciar el tumor. Nosotros proponemos la termografía que viene a solucionar muchos de estos problemas y se ha demostrado que logra predecir el tumor hasta en ocho años antes de su aparición”, detalló Delgado en su exposición.

La termografía es una herramienta de diagnóstico que sirve como una terapia adicional a los métodos ya descritos, para complementar los exámenes y que los especialistas médicos puedan detectar el cáncer de seno de manera más rápida.

La Ing. Kristina Ureña Hernández presentó una prometedora propuesta sobre cómo mejorar las posibilidades de éxito en la atención de pacientes con cáncer gástrico. Foto cortesía PrisLab UCR.

Delgado agregó que una termografía son imágenes térmicas que se dividen en dos tipos: RGB y radiométricas, éstas últimas lo que van a medir es la temperatura en un pixel de la imagen. «Con una termografía detectamos dos cosas: parches de calor o cambios vasculares en el flujo sanguíneo del seno y en el consumo metabólico del seno. No se va a detectar si existe un tumor o no, más bien es si se da un crecimiento anormal de células cancerígenas y por ende se puede desarrollar un tumor”, aclaró Delgado.

Otra de las investigaciones que fueron expuestas en el PRIS-Seminar 2019 fue la de la Ing. Kristina Ureña Hernández y que lleva como título: Reconocimiento de patrones asociado con el perfil de respuesta inmune molecular en subtipos de moléculas de cáncer gástrico, usando estudios genómicos.

“Lo que nos planteamos es la construcción de una plataforma biocomputacional con la cual pretendemos caracterizar la respuesta inmunológica del cáncer gástrico; los diferentes tipos de cáncer aumentan su mortalidad dependiendo de la región, grupo étnico, si se es mujer u hombre, la edad, en fin. En Costa Rica el cáncer que más se presenta en ambos sexos son el de próstata, seno, colon y tiroides, pero particularmente en hombres el gástrico es el que más vidas cobra. Este tipo de cáncer es asintomático y su sobrevivencia a cinco años es muy baja”, comentó Ureña.

Ante dicho panorama, el interés de este proyecto es poder abordar desde una perspectiva molecular la problemática del cáncer gástrico en nuestro país, “la idea es desarrollar un mapeo con el que se podría clusterizar (dividir en grupos) a las personas que han tenido cáncer, desde su estado hasta su clasificación anatómica y histológica, para crear un perfil clínico y por medio de una función matemática se pueda clasificar a las personas por grupos de cáncer y aplicarles el tratamiento que históricamente ha tenido mejores efectos para ese grupo en particular, desde la perspectiva de sobrevivencia”, aseveró Ureña.

Los estudios moleculares nos pueden llevar a una granularidad más profunda, agregó Ureña, ya que se puede tomar un determinado grupo de pacientes con cáncer, se agrega una dimensión molecular que ya existe junto con una dimensión de respuesta inmunológica, que es precisamente el aporte de este proyecto de investigación, y se podría concluir que cierto grupo pertenece a un determinado grupo molecular, para ajustar el tratamiento hacia los medicamentos que resultan mejor para ese grupo, “el objetivo es contar con un modelo matemático que consuma todas esas dimensiones y que prescriba los tratamientos que maximizan la oportunidad de sobrevivencia”, finalizó Ureña.

Además de estas propuestas, que surgen dentro del PRIS-Lab, también fueron expuestos proyectos de investigación que se desarrollan en el Centro de Investigación en Ciencias del Movimiento Humano (CIMOHU) y en el Laboratorio de Docencia en Cirugía y Cáncer (DC Lab), ambos de la UCR, y en el Centro Nacional de Alta Tecnología (CeNAT), que pertenece al Consejo Nacional de Rectores (Conare).

 

Otto Salas Murillo

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: La universidad pública es, en esencia, servicio e impacto social

Foro Institucional UCR 2019, Sede del Caribe

En el segundo semestre del 2019, el Foro Institucional se desarrolló en cada sede de la UCR. La Sede del Caribe efectuó parte de las actividades

La comunidad universitaria de la Sede del Caribe estuvo presente en el Foro Institucional UCR 2019. Foto: Anel Kenjekeeva.

La Sede del Caribe de la Universidad de Costa Rica (UCR) tiene como objetivo primordial aportar al progreso de múltiples sectores de la provincia de Limón. Todo ese quehacer fue expuesto durante el Foro Institucional 2019.

Bajo el título «Sedes de la Universidad de Costa Rica en diálogo con las comunidades: los aportes de la universidad pública», salieron a relucir los esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los limonenses, así como las principales características que distinguen a la Sede del Caribe.

El Dr. Juan Diego Quesada Pacheco asumió la dirección de la Sede del Caribe en el año 2018. Foto: Anel Kenjekeeva.

Su director, el Dr. Juan Diego Quesada Pacheco, inauguró las exposiciones e hizo hincapié en que la existencia de las universidades estatales responde siempre a una misión que, en esencia, es de servicio y de impacto social para el país.

“‘Los alegrones de burro’ están a la orden del día en la provincia más verde del país, desde el equipo de fútbol, al proyecto Ciudad Puerto, la ruta 32, una terminal de contenedores —que es la esperanza del merecido progreso— hasta la supuesta reestructuración de Japdeva —que no es más que otro componente del proyecto neoliberal de privatización de todas las instituciones del país con miras a la destrucción del estado social de derecho—”, advirtió Quesada.

El director añadió que ante este panorama sombrío emerge la Sede del Caribe de la UCR como la institución benemérita que nunca le falla al pueblo caribeño, porque le pertenece a los limonenses. “Mantenemos un compromiso con la provincia de Limón, a la cual nos debemos porque de ella venimos. Son tiempos en que el neoliberalismo y la voracidad de las oligarquías acechan al estado social de derecho, pilar al que pertenece la educación superior pública. Por esto, la unión entre las comunidades y la UCR debe de solidificarse, ya que la labor en pro de las comunidades solo es posible desde la universidad pública, cuya esencia está asignada por el servicio y el impacto social”, apuntó.

El proyecto Obtur Caribe está bajo la coordinación de la M. B. A. Ivonne Lepe Jorquera, docente e investigadora de la Sede del Caribe. Foto: Anel Kenjekeeva.

Por un mejor Limón

Para responder a este compromiso, desde la Sede del Caribe germinan diversos proyectos de acción social, investigación y docencia que impulsan el desarrollo socioeconómico local. Tal es el caso del Observatorio de Turismo Sostenible del Caribe de Costa Rica (Obtur Caribe), un proyecto de recopilación, generación y análisis técnico e interdisciplinario de la información proveniente de diversos sectores del Caribe, con el objetivo de articular esfuerzos, identificar actividades socioeconómicas y estrechar lazos entre sus participantes, apoyar procesos de estudio para el diseño de políticas públicas para la provincia de Limón, así como actualizar datos claves sobre el sector turístico.

“Entre nuestros principales resultados, podemos citar que contamos con una base de datos de instituciones públicas y privadas vinculadas al sector turismo; ofrecemos cursos, conferencias, jornadas y foros para compartir conocimientos; realizamos infografías sobre el perfil del turista que visita el Caribe sur del país; y elaboramos mapas georeferenciados sobre playas, acueductos, cantones, corredores biológicos, cuencas hidrográficas y otras variables más; todo esto está al servicio del público”, destacó la M. B. A. Ivonne Lepe Jorquera, docente de la Sede del Caribe y coordinadora del Obtur Caribe.

El historiador, investigador, docente y coordinador de Vida Estudiantil, M. Sc. Axel Alvarado Luna, expuso sobre los beneficios que ofrece la Sede del Caribe a sus estudiantes, entre otros temas. Foto: Anel Kenjekeeva.

Por su parte, el coordinador de Vida Estudiantil, M. Sc. Axel Alvarado Luna, resaltó el papel de guías estudiantiles que desempeñan las ferias vocacionales. Por ejemplo, en este 2019, un total de 2 820 alumnos de secundariaprovenientes de 47 instituciones educativas de Limónvisitaron la Sede del Caribe, para conocer su oferta académica y adquirir información que les sirviera para tomar la decisión de cuál carrera universitaria elegir.

Asimismo, Alvarado mencionó durante su exposición que en la Sede poseen un Programa de Liderazgo Estudiantil dirigido a potenciar el desarrollo y fortalecimiento de las habilidades sociales de los jóvenes de Limón. Para poder cumplir con tales metas, han organizado 525 convivios, 232 talleres, 47 módulos de trabajo y cuentan con la cooperación de 27 facilitadores. Hasta la fecha, han logrado visitar 26 instituciones educativas y han alcanzado a 2 131 estudiantes.

“En la UCR, se forman personas pensantes. Por las políticas de manipulación que hacen algunos medios de comunicación, se dice que aquí se forman ‘chancletudos’. Eso no es real. A pesar de que existe la libertad de cátedra, nosotros no obligamos a nadie a pensar como lo hacemos nosotros. En mis clases, desarrollo y hago mucho énfasis en la crítica, en el análisis, e inclusive en no creer y dudar de lo que les digo. Con eso, formamos a personas pensantes que es lo que necesita el país”, expresó Alvarado.

La M. Sc. Cindy Briceño Mendoza es la directora del Centro Infantil Universitario Bilingüe (CIUB) de la Sede del Caribe, la única unidad infantil universitaria donde la formación es en dos lenguas. Foto: Anel Kenjekeeva.

Muchos alumnos de la Sede del Caribe provienen de otras provincias, aseguró Alvarado, y tanto ellos como sus familias se sienten tranquilos, pues los servicios estudiantiles les aseguran estabilidad y seguridad para poder concluir sus estudios. “Una vez que se gradúan, muchos de estos estudiantes se quedan en Limón, porque se insertan en el mercado laboral local y se convierten en un limonense más”, dijo Alvarado.

En cuanto a la acción social, la M. Sc. Cindy Briceño Mendoza, profesora de la Sede del Caribe, fue la encargada de exponer sobre este tema durante el Foro Institucional 2019. Ella hizo hincapié en que la relación entre esta Sede y las comunidades limonenses es fuerte y está en constante crecimiento.

“En un inicio se veía a la acción social como un vínculo dinámico entre la sociedad y universidad, y como una posibilidad de crecimiento para ambas partes o una puerta abierta para la mejora continua. Pero ahora existe un nuevo concepto: la responsabilidad social universitaria, cuyos objetivos van dirigidos a adquirir las habilidades y destrezas que permitan marcar un antes y un después en las comunidades en donde se desarrollen los proyectos, así como en las iniciativas que se gestan en la Universidad, o sea, es una relación dinámica en la que la Universidad le aporta a las comunidades y viceversa”, manifestó Briceño.

Rachel Chavarría Núñez es estudiante de tercer año de la carrera de Contaduría Pública en la Sede del Caribe y también es representante de la Audel. Foto: Anel Kenjekeeva.

Cada cantón de Limón tiene algún proyecto de acción social ideado desde la Sede del Caribe. En Pococí, hay tres; en Guácimo, cinco; en Siquirres, diez; en Matina, siete; en el Cantón Central, veinticuatro; y en Talamanca, ocho.

Al respecto, la estudiante de la carrera de Trabajo Social, Kendra Vincent, afirmó que su experiencia en el TCU «Jóvenes limonenses construyendo su propio entorno» le sumó tanto en el ámbito personal como a su formación como profesional. “Trabajamos con jóvenes de comunidades aledañas al Cantón Central de Limón y allí puse en práctica valores importantes para la formación integral como personas. La UCR se proyecta por medio de la acción social. Las comunidades siempre se percatan y sienten esta labor”, comentó.

Del mismo modo, Shalaisha Barret Parkinson, egresada en el 2013 de la carrera de Preescolar con Concentración en Inglés, recordó que en el Centro Infantil Universitario Bilingüe (CIUB) de la Sede del Caribe (donde participó con horas estudiante y horas asistente desde su segundo año de estudios) aprendió que, como docente, ella es una fuente de inspiración para los niños. Por esto, el compromiso con su profesión es enorme.

“Con nuestro trabajo, queremos que los niños lleguen a la sociedad a impactar, a hacer la diferencia, y la acción social es un puente por el cual estos niños aprenden a ser no solo estudiantes, sino seres humanos comprometidos con el bienestar de los demás, gracias a valores como la empatía, solidaridad, respeto y responsabilidad. Durante mis estudios, pude participar en la formación integral de niños que llevaban en su corazón la acción social, como una huella para impactar en la sociedad cuando es participativa e inclusiva”, subrayó Barret.

Finalmente, otra voz joven que se sumó al Foro Institucional 2019 fue la de Rachel Chavarría Núñez, quien forma parte de la Asociación Universitaria de Estudiantes Limonenses (Audel). Chavarría afirmó que, gracias al sistema de becas de la UCR, ha podido ser parte de la Sede del Caribe, lo cual le ha abierto múltiples opciones de desarrollo personal.

Somos jóvenes con ganas de ser escuchados, somos innovadores y llenos de sueños. Vamos a retribuir a la sociedad desde los sectores económicos, sociales, políticos y culturales. Estos espacios que abre la UCR —para que los jóvenes también podamos expresar nuestras preocupaciones con respecto al futuro y para buscar resolver interrogantes sobre nosotros mismos y la sociedad en la que vivimos— son invaluables. Actualmente, el mundo vive acelerado, con constantes cambios debido a las nuevas tecnologías, a la globalización y a la forma actual del capitalismo —caracterizada por la exclusión y desigualdad social que crean un clima de incertidumbre—. Sin embargo, es en las crisis en donde surgen las oportunidades y como estudiantes tenemos la capacidad de responder ante estas situaciones, gracias a la calidad de la formación que nos da la UCR”, concluyó Chavarría.

El Foro Institucional 2019 en la Sede del Caribe se llevó a cabo el viernes 18 de octubre. A la actividad asistieron alumnos, docentes, personal administrativo, representantes comunales y de otras instituciones limonenses, así como público en general.

Sede del Caribe en cifras

Inauguración: 1975.

Dimensión: 22 hectáreas.

Población estudiantil: 1 357 (50 % mujeres).

Becas: el 90 % del estudiantado tiene algún tipo de beca (2019).

Servicios estudiantiles: residencias, promoción deportiva, odontología, psicología y orientación vocacional.

Sector laboral: es la primera fuente de profesionales para puestos de trabajo en Limón.

Otto Salas Murillo

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

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Estudiantes de la UCR representarán al país en competencia mundial sobre Ingeniería Aeroespacial

Costa Rica figura como el primer finalista en la primera etapa de la competencia internacional Mission Idea Contest, la cual se realizará en Japón

Este es el equipo de estudiantes que viajará a Japón para representar a Costa Rica y que está integrado por (de izq. a der.): Catalina Porras Silesky, Patricia Quinde Cobos, Graciela López Campos y Erick Cortés Gutiérrez. Foto cortesía GIA UCR.

Cuatro estudiantes que pertenecen al Grupo de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Costa Rica (GIA-UCR) se preparan para representar al país en la Mission Idea Contest (MIC) que se llevará a cabo el 3 de diciembre próximo en la Universidad de Tokio, Japón.

Este equipo logró clasificar como primer finalista junto con los representantes de Japón, Italia, Bulgaria, Filipinas, Indonesia, Argentina y Tailandia, los cuales también formarán parte de la competencia. El GIA-UCR lidera un proyecto de investigación basado en extracción de metales por medio de biominería en condiciones de microgravedad.

La competencia de este año consiste en el diseño de una misión e infraestructura necesaria para llevar una carga útil denominada ICE Cube, de 10 cm x 10 cm x 10 cm, a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés). La carga útil transportará un experimento relacionado con microgravedad y/o radiación, que se espera contribuya a la investigación y también a cumplir las metas de desarrollo sostenible demarcadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El equipo de estudiantes del GIA-UCR lo compone Patricia Quinde Cobos, quien cursa el primer año de la Maestría Académica de Ingeniería Eléctrica; Graciela López Campos, de cuarto año de Bachillerato en Ingeniería Mecánica; Erick Cortés Gutiérrez, de tercer año de Bachillerato en Ingeniería Eléctrica, y Catalina Porras Silesky, de tercer año de Licenciatura en Microbiología y Química Clínica.

“Nuestro experimento se basa en la cuantificación de extracción de metales por medio de biominería, en la que se utiliza un microorganismo para, a partir de un sustrato que en este caso es una roca, se extraigan metales. Esto es de utilidad para la exploración espacial porque disminuye la cantidad de almacenamiento que debería de tener una nave y se puede, por este método, hacer un uso sostenible de los recursos que hay en asteroides, la Luna, Marte o aún más lejos; esto facilita la exploración y obtener los recursos”, mencionó la estudiante Patricia Quinde.

“Lo que estamos haciendo es analizando este mecanismo, que en nuestro caso es una bacteria que, bajo ciertas condiciones, extrae metales de una roca muy común que es el basalto, la cual se encuentra en todo lugar y extrae diferentes metales cuando se encuentra en condiciones de estrés, como por ejemplo sin oxígeno. Queremos evaluar cómo cambia y cómo puede mejorar esto en condiciones de microgravedad”, explicó por su parte el estudiante Erick Cortés.

La MIC es una competencia establecida en el año 2010 por UNISEC (University Space Engineering Consortium) para dar oportunidades de presentar ideas creativas y ganar atención internacional a ingenieros, estudiantes universitarios, consultores y cualquier persona interesada en el estudio del espacio.

“La Estación Espacial tiene, como parte de estas investigaciones, una instalación habilitada y para eso son cubos. Son muchos los cubos que se van acoplando en un espacio especial que ellos tienen para hacer este tipo de investigaciones y por eso es el requisito de las medidas”, agregó Erick Cortés.

Los ganadores de la competencia tienen un descuento de 25 %, 15 % y 10 % en el costo total de construcción y lanzamiento de un ICE Cube dirigido a la ISS; dicho evento es organizado gracias a la cooperación de las instalaciones de ICE Cubes de la ISS y Space BD, con el fin de utilizar los módulos experimentales Columbus de ESA y Kibo de JAXA.

“La competencia en sí tiene dos categorías: en la primera la instalación está afuera, expuesta en el espacio y por ende le llega más radiación y se puede analizar cómo afecta la microgravedad; en la segunda la instalación está adentro, por lo que se enfoca en el estudio de la microgravedad. Lo que queremos es ver esta segunda instalación que está en el módulo Columbus de la ISS”, comentó Patricia Quinde.

“Tras de que es una competencia ‘chiva’, es una bonita experiencia salir del país a representar a la Universidad. También uno conoce más profesionales del ámbito, gente que ya está aplicando los conceptos y herramientas que aprendí en la carrera y es un avance más para Costa Rica en cuanto a la Ingeniería Aeroespacial”, añadió Quinde Cobos.

“También, es importante poder posicionar a Costa Rica junto con países líderes en el tema aeroespacial. Somos un país tan pequeñito y saber que estamos participando con equipos de Italia y Japón, y que somos los primeros finalistas, comparados con ellos que tienen tanto presupuesto y agencias espaciales, pues es realmente bonito saber que tenemos la capacidad de estar al nivel de otras universidades”, expresó finalmente la estudiante Graciela López.

 

Bianca Alina Villalobos Solis

Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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