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Etiqueta: jurista

Aportes al pensamiento jurídico costarricense V

José Manuel Arroyo Gutiérrez

Con gusto les comparto el siguiente texto que es una combinación entre el prólogo que escribí a la obra y la presentación pública de esta biografía-homenaje a uno de los grandes juristas y maestros del derecho en nuestro país.

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Libro-Homenaje a don Ulises Odio Santos

Los pueblos que no recuerdan ni veneran la memoria de sus héroes, sus mártires o sus ciudadanos ejemplares, están condenados al extravío, al olvido, a la decadencia y finalmente a su extinción. Honrar las figuras que de muy distintas maneras han salvado la integridad de la Patria, han dado la vida por ella o la han ilustrado por medio de sus acciones en los campos que fuera, por el contrario, permiten sostener en el tiempo los méritos, lo mejor de la identidad de un conglomerado humano y permiten proyectar a futuro la herencia de un pasado valioso que tuvo brillo por la acción de hombres y mujeres extraordinarios. Por eso, llegar en este día a rendir un pequeño homenaje a un gran jurista y maestro como lo fue Ulises Odio Santos, persigue, aunque de manera modesta, cumplir con la obligación moral de recordarle a las nuevas generaciones quién fue y qué hizo este ilustrísimo ex presidente de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. Pretendemos también perpetuar su memoria y su legado, para que se entienda que en el ejercicio del Derecho en esta nación, ha habido personalidades fuera de lo común, forjadas a fuerza de estudio, trabajo y excelencia, y que pertenecieron a una generación que les tocó forjar un Poder Judicial fuerte en una Costa Rica volcada sobre la búsqueda de la verdad, la justicia y la ley como instrumentos de paz social y democracia activa.

Resulta por esto importante referirnos a algunos de los antecedentes que explican la publicación de esta biografía-homenaje a la persona del jurista Odio Santos, ex magistrado de varias Salas y ex presidente de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica.

El primero de ellos se ubica en el contexto de la XIII Cumbre Judicial de los países iberoamericanos, realizada en República Dominicana en junio de 2006 y en la cual se promulgó el Código Modelo de Ética Judicial para la región y con éste, se instauró la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial (CIEJ).

Pocos meses después, en setiembre de ese mismo año, se llevó a cabo la primera reunión anual de la CIEJ en Argentina, donde se decidió convocar a la primera edición del Premio Iberoamericano al Mérito Judicial. Esta iniciativa buscaba el reconocimiento a la carrera y aportes de juristas especialmente destacados del área de países integrantes de las cumbres, así como el conocimiento y difusión de estas figuras prominentes en toda la región.

Por iniciativa del entonces Magistrado Presidente de la Sala Constitucional y miembro titular de dicha Comisión internacional, don Luis Fernando Solano Carrera, el 16 de julio de 2007, la Corte Plena en sesión 22-2007, propuso, por parte de Costa Rica, el nombre de Ulises Odio Santos como postulante en el certamen que había sido convocado.

Fue así como en la segunda reunión anual de la CIEJ, realizada en Ciudad de México en setiembre de 2007, el candidato costarricense resulto ganador del Premio Iberoamericano al Mérito Judicial, proponiéndose en el mismo acto la elaboración de una biografía patrocinada por la CIEJ, para cuyos efectos Costa Rica debía proveer el texto correspondiente.

Para marzo de ese mismo 2007, don Luis Paulino Mora Mora, Magistrado Presidente de la Corte, recibió en nombre del Poder Judicial costarricense y de la familia de don Ulises, el galardón adjudicado en el marco de la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, realizada en Brasil y pocos días después, en la inauguración del Año Judicial, se le hizo entrega a doña Norma Orozco, esposa del ex magistrados Odio Santos, la medalla representativa del premio obtenido.

No es sino nuevamente por iniciativa de don Luis Fernando Solano, esta vez ante el recientemente constituido Comité de Notables de la Comisión de Ética y Valores del Poder Judicial, que en los primeros meses del año 2012, insta a retomar el proyecto de biografía en homenaje a don Ulises, concretándose la contratación, con autorización de Corte Plena del historiador y abogado Tomás Federico Arias Castro, iniciándose la recopilación de información por parte de este investigador, a la que se sumó la que ya estaba en manos de la entonces Directora del Despacho de la Presidencia magíster Nancy Hernández López, un juego de fotografías conseguido por el ex magistrado don Alfonso Chaves Ramírez y aportado por el Licenciado Alfredo Blanco Odio, y otra serie de indicaciones y aportes hechos por otros colaboradores, como las personas a entrevistar, entre las cuales estaban amigos, colegas y discípulos del insigne maestro, así como diversas fuentes de información, que fueron los recursos que finalmente dieron con la elaboración del primer texto borrador presentado por el autor de la biografía que hoy presentamos.

Posteriormente vino el trabajo de revisión y corrección por parte del Comité Editorial, mismo conformado por los integrantes del Comité de Notables de la Comisión de Ética y Valores, así como la corrección de estilo a cargo, principalmente, del magíster Rafael León Hernández, funcionario de la Secretaría Técnica de Ética y Valores.

El autor Arias Castro nos entrega un texto construido cuidadosamente, que va desde los orígenes europeos y caribeños de la ilustre familia Odio y su arribo a Costa Rica; la infancia y juventud de don Ulises en el Puerto de Puntarenas; su paso por la Universidad de Costa Rica donde ya da claros indicios de su excelencia como persona y como estudiante; hasta el itinerario que experimentó este prominente ciudadano y jurista ingresando a edad temprana a la carrera judicial, en la que descolló por su vocación sólida por el derecho y espíritu de servicio, hasta ocupar las más altas posiciones como magistrado y presidente de la Corte Suprema de Justicia de nuestro país. Todo lo anterior puesto en perspectiva y contexto de la evolución histórica e institucional en la Costa Rica de la segunda mitad del siglo XX, por cierto, una época especialmente relevante, en que le tocó a don Ulises Odio Santos ser parte de una generación que reconstruyó y reinventó a la Patria de este período.

Al valioso texto estrictamente biográfico, se le ha añadido un “Prólogo” donde el Comité Editorial consideró necesario ilustrar, sólo a modo de ejemplo y para conocimiento de las nuevas generaciones, el resumen y comentario de algunos de los temas más relevantes tratados por el jurista Odio Santos, a lo largo de su brillantísima carrera como juez y magistrado de la República. En este apartado, el aporte de la letrada de la Sala Primera, Rosalena González Ulate y del juez de apelaciones, magíster David Fallas Redonda; la primera resumiendo y comentando una amplia gama de materias del ámbito del derecho privado, coantecionso-administrativo, familia, entre otras; y el segundo haciendo lo propio respecto del derecho penal y procesal penal, labores que han aportado un valor agregado que esperamos sea disfrutado y aprovechado por quienes decidan estudiar más a fondo la obra.

Es nuestro deber indicar que este “Prólogo” no hubiera sido posible, sin el arduo trabajo previo de don Ricardo Hilje Quirós, uno de los discípulos más reconocidos del jurista Odio Santos, conocedor de su obra como pocos y quien tuvo a cargo la revisión general y exhaustiva de todas las sentencias publicadas de don Ulises, y que constan en los archivos de la biblioteca de la Corte Suprema y en las recopilaciones de sus Salas. Don Ricardo se abocó al análisis y selección preliminares, sobre los cuales se concretó el posterior trabajo ilustrativo de la letrada González Ulate y el juez Fallas Redondo. Es de importancia agregar que a propósito de la construcción de esta biografía y su prólogo fue necesario digitar, para que a futuro puedan consultarse de manera informática, las sentencias revisadas y seleccionadas por don Ricardo, material que habrá de servir de base para una próxima publicación, ya de todo este conjunto, a manera de antología o tesaurus, a cargo del mismo Profesor Hilje y con el enriquecimiento que sin duda él sabrá darle. La colaboración que para esta dura labor prestó la Dirección Ejecutiva del Poder Judicial, por medio de don Alfredo Jones León y doña Ana Eugenia Romero Jenkins, suministrando el recurso del digitador, ha sido de gran valía para el resultado final que hemos conseguido. No podemos dejar de mencionar tampoco la disposición que brindara la Licenciada Hannia Mendoza, Directora de la Biblioteca del Poder Judicial.

A todas las personas mencionadas nuestro agradecimiento. De manera especial al autor don Tomás Federico Arias Castro y, como suele ocurrir en este tipo obras, aunque el trabajo no ha sido fácil, finalmente se ha culminado gracias también a la participación y entrega de quienes han tenido la idea y quienes la han llevado a buen puerto.

Reiteramos que es de pueblos nobles reconocer la relevancia de sus mejores hijos. Ulises Odio Santos supo ser un ciudadano digno de ser emulado, un juez probo y sabio y, sobre todo, un impulsor de grandes cambios institucionales de la mano de la promoción de nuevas generaciones a quienes supo reconocer y alentar en el estudio y en el correcto ejercicio de la autoridad pública. Valga entonces este homenaje para perpetuar su memoria y enaltecer su luminoso paso por el Derecho, la Judicatura y la Docencia.

Ex Magistrado José Manuel Arroyo Gutiérrez
Ex Comisionado de la Comisión Interamericana de Ética Judicial.
San José, octubre 2014.

Aportes al pensamiento jurídico costarricense II

José Manuel Arroyo

ESTA SEMANA COMPARTO CON USTEDES EL PRÓLOGO AL LIBRO DEL JOVEN JURISTA ANDREI CAMBRONERO TORRES. TODA UNA PROMESA EN EL CAMPO DE LA FILISOFÍA DEL DERECHO EN NUESTRO MEDIO.

PRÓLOGO A “SIÉNTESE Y PÓNGASE INCÓMODO-(Im-) Posturas, si acaso filosóficas, de lo cotidiano” de Andrei Cambronero Torres.

Desde una perspectiva formal estamos frente a una obra estilísticamente impecable. El joven autor Cambronero Torres nos lanza un reto desde el título y subtítulo mismos, capturando nuestra atención y provocando una reacción entre hilarante y sorprendente. De inmediato, en la breve introducción, nos advierte dos cuestiones que van a delimitar el campo en el que se desarrollara el compendio de sus reflexiones. Primero, se trata, técnicamente hablando, de un grupo de doce ensayos o reflexiones “si acaso filosóficas”, herederas de la más rancia tradición de este género literario, el ensayo, desde su génesis con Montaigne y Bacon, hasta nuestros días; asimismo, le agrega un corolario o reflexión final y una extensa y riquísima bibliografía, sobre la que luego volveremos. La segunda cuestión que plantea el autor tiene que ver con sus intenciones. Expresamente nos confiesa que busca dialogar o interactuar con el lector, pero no pacíficamente, sino desde la posición de incomodarlo o inquietarlo. He de decir, por mi parte, que esto segundo lo logró con creces.

Es bien cierto que también estamos, desde el punto de visto estilístico ante una compilación de reflexiones que revelan oficio. El hecho de que en prácticamente todos estos ensayos se nos enrostre de entrada la idea central de cada texto, desde la primera o segunda línea; así como que en cada párrafo final se nos sintetice hábilmente la conclusión fundamental a que puede llegarse, hablan de una técnica capaz de convencer al lector de que vale la pena leer íntegramente el iter ideológico al que se nos invita. De igual manera, la alternancia exquisitamente pedagógica, entre las ideas que se proponen y los ejemplos anclados en “lo cotidiano”, terminan por convencernos de que no estamos ante ningún improvisado, sino frente a alguien que no sólo ha leído, sino bien digerido un pensamiento que ya refleja una importante madurez.

La cantera de la que echa mano don Andrei para esculpir sus figuras es igualmente sorprendente, tanto por su amplitud como por la idoneidad con que se maneja. Hay serias inmersiones en Filosofía Clásica (Platón, Aristóteles), Moderna (Descartes, Pascal, Kant), Contemporánea (Shopenhauer, Freud, Escuela de Frankfurt, Foucault). Pero también encontramos claras anotaciones en temas de la mano de especialidades filosóficas, como la ética, la axiología, la argumentación, la metodología, la epistemología, o bien la pedagogía. Por supuesto que se advierte también, por estas referencias bibliográficas, un manejo serio de la Psicología, particularmente el psicoanálisis freudiano, así como de la Sociología, desde sus orígenes (Weber, Durkhaeim) hasta los más recientes pensadores de nuestros días (Khun, Bauman, Mead) para citar sólo algunos autores que me son familiares.

Imposible terminar este recorrido por las fuentes de esta compilación ensayística, sin referirnos al contrapunto que se hace a lo largo de esta obra entre la asimilación de grandes pensadores de todos los tiempos, con apuntes de otras disciplinas que podríamos llamar más “prácticas” o predominantemente empíricas. Se trata de claros apoyos en la Estadística o en informes sociopolíticos de actualidad, como los que se muestran en diversas investigaciones de organismos internacionales o de nuestro Estado de la Nación.

Por supuesto que no me he referido más que a algunas pinceladas de lo que personalmente considero recursos de los que se ha nutrido el autor, pero sin duda, hace falta mencionar que Cambronero Torres no deja por fuera al Derecho, a la Constitución y a las leyes –¡cómo podría ser de otra manera! – si después de todo, estamos ante un profesional de las ciencias jurídicas. Este acervo sirve sobre todo en aquellos momentos de sus disertaciones, donde se acerca al tema central de la dignidad humana y la tutela de los derechos fundamentales. En fín, la Lingüística, las Ciencias Políticas y la Historia, no dejan de ser basamento importante para algunos de los ensayos que comentamos.

Pero es lo cierto que, referencia aparte, merece el tratamiento en estas reflexiones filosóficas de la Literatura. En diez de los doce ensayos, un epígrafe muestra la analogía inspiradora de la que ha partido el autor. No se trata sólo de novela, también hay teatro, poesía y hasta cine, con las distancias del caso respecto de este último y lo que se pueda considerar literario. Tampoco se trata únicamente solo de granes clásicos, sino de obras artísticas de una serie de autores diversos, tanto por la lengua original en la que escribieron, como en la época que lo hicieron, o por el género de que se valieron, razón de más para apreciar la amplia y profunda formación en literatura que tiene el ensayista.

Bueno, hasta aquí las consideraciones que me atrevo hacer desde la perspectiva formal del libro que comentamos.

Y ya desde los contenidos, confieso que he tenido un debate interno importante. La primera cuestión que me surgió en conciencia fue la interrogante existencial de qué le puede decir un “joven” de sesenta y cinco años a un “viejo” de veinticinco. Me explico. Mi juventud consiste en una actitud vital que hace un importante esfuerzo por estar al día, por reconocer la importancia del diálogo –a la que explícita e insistentemente hace un llamado Cambronero- y por hacer realidad el principio constitucional de edificar una sociedad-nación multiétnica y pluricultural. Desde ese lugar, diría un lacaniano, me enfrento a reflexiones de una consolidada madurez sobre temas universales e inmortales como los fenómenos de época (moda); el uso y abuso de la palabra; la importancia de diferenciar la cantidad de la calidad (o meditación sobre lo mesurable y el número); los límites del pensamiento crítico (al que tanto se adhiere el autor); o bien los límites entre la esfera de libertad individual y los imprescindibles procesos de socialización o normalización social; así como la conceptualización de la racionalidad frente a la razonabilidad. Me enfrento también a meditaciones más domésticas, aunque igualmente complejas y riesgosas, como todas las relacionadas con la identidad de la nacionalidad o el ser costarricense; los factores consustanciales a la definición de una identidad a partir del concepto de propiedad (no sólo territorial cuanto mental); o bien la cuestión de si nuestra identidad depende del cargo (rol social) que desempeñamos. Finalmente, hay textos que, sin dejar su universalidad, nos tocan en lo personal directa y hondamente. Me refiero a las reflexiones finales sobre la mezcla de lo religioso con lo laico y de la relativización contemporánea de la verdad, de la mano de los avances tecnológicos que nos inundan, la así llamada posverdad.

Debo decir que este libro es una reflexión filosófica sobre diversos tópicos cotidianos que, no obstante, conserva un hilo conductor que los enlaza. En mi criterio, esta unidad está dada por la enseñanza ética que, a veces explícita, a veces implícita, puede extraerse de todos los textos que la integran. Es, en un cierto sentido, una compilación de reflexiones con un valor ético-pedagógico indiscutibles y en ello reside su más destacado aporte.

Imposible no sentirse retado, incomodado o inquietado. Pero como no se trata, aquí, de establecer un debate sobre los contenidos de las bien fundamentadas tesis de contenido de los ensayos compilados, me conformaré con decir que, si bien tiendo a compartir en un altísimo porcentaje las reflexiones filosóficas del, a partir de este momento, jurista y filósofo Andrei Cambronero, señalaría sólo algunos aspectos que me hubiera gustado encontrar con mayor nitidez. El primero se refiere a la cuestión de género. Estoy convencido que el conocimiento y la Filosofía del futuro tendrá que incorporar no sólo el lenguaje, sino también el contenido de un sentido de la igualdad que refleje, por ejemplo, en los conceptos básicos, tanto como en los ejemplos que sirvan de ilustración, una incuestionable incorporación de hombres y mujeres. Creo que se perdió una oportunidad de oro en “El hombre Multipliando” de exponer cómo las mujeres históricamente han sido parte de las personas excluidas, por mero prejuicio, del mundo de los números. De igual manera hubiera querido una mayor beligerancia por parte del autor, cuando se aborda el tema de la mezcla entre lo religioso y lo laico en el manejo de la cosa pública. Estoy convencido de que esta confusión está siendo aprovechada por los peores intereses que terminan minando la auténtica convivencia democrática en una república. Precisamente en estrecha vinculación con ese tema, considero que el autor deja por fuera, cuando habla de los factores que continúan dando identidad a lo costarricense, la mitología religiosa, con adhesión masiva, del culto a la Virgen de los Ángeles, adhesión que sirve a políticos y demagogos de toda laya para sus estrategias de manipulación.

Reconforta y llena de sana esperanza, en un mundo tomado por la irracionalidad y la irrazonabilidad, encontrarnos con nuevas generaciones que sigan apostando a la reflexión fundamentada para dar aliento a una humanidad urgida de realizar sueños y valores que aseguren un mejor mundo para todos. Ha sido por supuesto un inmerecido honor que Cambronero Torres me haya solicitado prologar esta obra, que sin duda es Acta de Nacimiento para un pensador costarricense con gran futuro.

Mercedes de Montes de Oca, 5 de abril de 2017.