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Etiqueta: Laudato Si

“Por sus hechos los conoceréis”

Alberto Salom Echeverría
albertolsalom@gmail.com

El papa Francisco: “Inauguró una nueva época en la Iglesia Católica.
Su estilo simple y descontracturado acercó a la institución
a los fieles de todo el mundo.”

Prólogo

La creación de una nueva época en la historia humana, en la de un país o en una institución como la “Iglesia Católica”, deviene como producto de la acumulación de una serie de hechos o acontecimientos generados por el pensamiento y la acción del ser humano y, ocasionalmente, concatenados con fenómenos naturales externos a la entidad. Estos hechos, van a contrapelo y rompen con la inercia, las creencias, costumbres o formas de hacer las cosas gestadas en épocas precedentes. En otras palabras, para que este cúmulo de sucesos den lugar a una nueva época, debe producirse una ruptura de la continuidad con relación a la concepción dominante del mundo. Es así como emerge una nueva cosmovisión que implica cambios en todos los órdenes de la vida social, política, económica y cultural, todo lo cual se traduce en cambios significativos en el comportamiento social.

¿Puede una persona por sí misma, generar un cambio de tal naturaleza? En la historia humana, ha habido líderes o lideresas que han desarrollado una influencia muy grande entre sus congéneres, a partir del núcleo más próximo al líder o a la lideresa. Este es el caso de algunas de las más grandes revoluciones sociales o religiosas, tales como la Revolución Francesa de 1789, donde los principales líderes en el período más radical fueron Robespierre, Danton y Marat. Por su parte, la Independencia de los Estados Unidos, fue guiada en lo militar por George Washington y, por algunos selectos intelectuales que, le proporcionaron el contenido a la gesta de independencia, tales como Thomas Jefferson, autor de la Declaración de Independencia, y otros de gran prestigio también como, Benjamin Franklin y John Adams. La revolución socialista en Rusia alcanzó el triunfo en octubre del 1917, bajo el liderazgo de Vladimir Ilich Ulianovsk, más conocido como Lenin. Otro tanto ocurrió con la revolución en China en 1949, conducida por Mao Zedong.

En América Latina, en los días de la Independencia de España, entre los más grandes inspiradores citamos a: Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos Y Pavón, junto a Josefa Ortiz de Domínguez (conocida como “La Corregidora”) y Leona Vicario en México; descollaron en el sur del continente: Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Antonio José de Sucre, José de San Martín, Bernardo O´Higgins, y José Gervasio Artigas y, entre las mujeres más destacadas mencionamos a Juana Azurduy y Manuela Sáenz.

En el ámbito religioso fue célebre en el siglo XVI la enorme Reforma de Martín Lutero, de origen alemán, nacido en 1483, pero cuya vida en su madurez, se desarrolló en el siglo XVI; fue Lutero el primero que desafió al catolicismo y dio origen al protestantismo. Posteriormente acaeció “La Segunda Reforma” propiciada por el teólogo francés, Juan Calvino, cuyo nacimiento y muerte se produjo, en el siglo XVI.

En el caso que nos ocupa hoy, el papa Francisco asume las riendas de la Iglesia Católica en la segunda década del actual siglo XXI, representando la corriente progresista. Su liderazgo fue creciendo cuando ya había sido nombrado papa, a medida que puso en práctica un vasto y extenuante programa de trabajo del cual intentaremos dar cuenta en este breve relato. Su prestigio se extendió sobre todo extramuros; visitó casi todos los continentes y se reunió tanto con fieles de la Iglesia Católica como de otras religiones, entablando con sus principales guías un diálogo inédito. Mientras tanto, al interior del Vaticano se acrecentó una fuerte oposición a su gestión por parte de la corriente conservadora. Un solo hombre, humilde de espíritu, pero inquebrantable y ambicioso en sus propósitos, supo aglutinar en torno a la fe en la Iglesia Católica y, a un intrépido programa de acción en procura de su renovación, a un valeroso grupo de hombres y mujeres eclesiásticos y seglares.

Por sus hechos los conoceréis.

Esta paremia o proverbio es de origen bíblico y se encuentra en Mateo 7,16. El refrán citado pertenece, según Mateo, al mismo Jesús cuando dio a sus discípulos el “Sermón de la Montaña”. No presumo de ser experto en la Biblia, pero he ido al capítulo introductorio de Mateo, el cual reza como sigue en el último párrafo de las Bienaventuranzas: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.” (Cfr. Mateo 5: 11-12). Antes de eso cuenta Mateo todas las “Bienaventuranzas” a manera de preludio al “Sermón”: Bienaventurados los pobres de espíritu…/…los mansos…/…los que lloran…/…los que tienen hambre y sed de justicia…/…los misericordiosos…/…los limpios de corazón…/…los que trabajan por la paz…/…los perseguidos por causa de la justicia…/. En resumen, se quiere elogiar al humilde, exaltar el perdón, y poner de ejemplo el generoso cuidado del prójimo. Esto, no es otra cosa -cita nuevamente Mateo a Jesús- que “el Reino de Dios en un mundo restaurado.”

Desde mi modesta interpretación, el “Sermón de la Montaña” ha procurado poner el acento en la capacidad del ser humano para ser humilde en la acción, como lo fue Cristo, como lo intentó Francisco de Asís, y como finalmente lo quiso ser el papa Francisco. No ignoro que en la doctrina eclesiástica hay varias interpretaciones, pero la consecuencia entre la prédica de la teoría de la moral cristiana y la acción concreta, en “los hechos” radica, a mi entender, lo esencial del planteamiento del papa Francisco en sus doce años de pontificado. Postulo por ende que, en esa acción consecuente del papa n° 266 de la Iglesia Católica, Francisco, cuyo nombre secular era Jorge Bergoglio, estriba el éxito de su gestión.

Tres Encíclicas

No obstante, lo recientemente expresado, el papa Francisco se ocupó también de dejar escritas tres encíclicas, para dar orientación a su pontificado. Estas fueron: “Lumen Fidei” (2013), enfocada en cuestiones relativas a la fe y continuando la que ya había comenzado su predecesor Benedicto XVI; “Laudato Si” (2015), volcada sobre lo que debe ser la ecología para los cristianos; y, “Fratelli Tutti” (2020), destinada a explicar y pregonar la fraternidad universal.

La encíclica “Laudato Si”, traducida al español como “Alabado Seas”, tiene para mí una centralidad en la gestión del Pontífice, pues versa sobre el “cuidado de la casa común”. Esta es la época en la que, las corporaciones multinacionales manejadas por seres humanos que extraen y producen los hidrocarburos, son quienes no han tenido misericordia ni contemplaciones para devastar la naturaleza, provocar la extinción de muchos de los ecosistemas, de plantas y animales, en el contexto del industrialismo y del capitalismo voraz. Es cierto que todos dejamos nuestra huella ecológica desde que nacemos, pero ineludiblemente hay grados de responsabilidad. En primerísimo lugar se encuentran los que promueven las guerras, los que explotan a los demás hombres, afectando al mismo tiempo el medio ambiente, sin capacidad para entender que, todos somos los hijos de la Madre Tierra, y esta es nuestra casa común. “Alabado seas, cantaba San Francisco de Asís, mientras tanto el mismo papa Francisco pregonó: “Hemos despojado a la tierra de sus bosques naturales, hemos contaminado las aguas, su tierra, y su aire. Las plantas y las especies se están extinguiendo a un ritmo alarmante. La Tierra, nuestro hogar, está empezando a parecerse, cada vez más, a un inmenso montón de suciedad. Nuestro creciente uso de combustibles fósiles contaminantes, especialmente el carbón, el petróleo y el gas, está ayudando a impulsar el cambio climático, que es uno de los mayores desafíos que enfrentamos hoy en día. El cambio climático nos afecta a todos, pero son las comunidades más pobres las que más lo sufren. [Finalmente terminó diciendo en este párrafo]…Ahora estamos en un punto crítico, donde el futuro de nuestro planeta está en peligro, ya que, a pesar de esta crisis, no parece haber ninguna desaceleración en los estilos de vida de los países ricos.”

(Cfr. https://www.Manosunidas.org/sites/default/files/laudato_si_dinamica_para_jovenes1.pdf).

Las grandes reformas en la época del papa Francisco

Sustanciales transformaciones habrían de producirse, merced a la inspiración del Papa nacido en Argentina, pero que pronto adquirió un renombre mundial. Tres fueron los grandes pivotes sobre los cuales se asentaron las reformas: 1- la gran austeridad del pontificado del papa, representada desde el inicio en su decisión de cambiar el lugar de su residencia del Palacio Apostólico, habitual residencia de los papas desde 1903, a la Casa de Santa Marta también dentro del Vaticano, pero un lugar mucho más austero. Con esta decisión buscó demostrar su decisión de compromiso con la Iglesia más humilde y accesible, alejado de los lujos y la ostentación. 2- El segundo pilar que sirvió de guía a su reforma fueron los reiterados gestos de inclusión. La Iglesia Católica habría de ser en el futuro una hospedera para los pobres excluidos, para dar cabida a las mujeres en su conducción, para albergar a los homosexuales y personas trans, a fin de convertirse en una iglesia realmente universal. 3- El tercer pivote lo constituyó la lucha contra los abusos, tanto de carácter sexual en los que han incurrido una gran cantidad de sacerdotes y dirigentes de la iglesia, como los relacionados con la búsqueda de la comodidad, el confort y el lujo dentro de la iglesia y la disposición de usufructuar los bienes de ésta.

Sobre estos pilares cito algunas de las más conspicuas realizaciones del papa Francisco que lo hacen célebre en su pontificado:

1- Transformó radicalmente las estructuras internas del Vaticano, en un claro desafío a los más conservadores de la Iglesia.

2- La Iglesia se tornó en muchos aspectos en un espacio de pobres y para los pobres.

3- Abrió las estructuras de poder de la Iglesia para dar mayor presencia a las mujeres dentro de ella. Un ejemplo conspicuo lo constituye el nombramiento de Rafaella Petrini como la primera mujer presidenta de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano. La Gobernación es el órgano mediante el cual se ejerce el poder ejecutivo en la Santa Sede. Otra mujer ascendida a un cargo relevante lo fue Simona Brambilla, nombrada prefecta para el Dicasterio de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

4- La Reforma Económica. Francisco promovió una reforma integral a la gestión de las arcas del Vaticano. Creó la Secretaría Económica, encargada de gestionar el patrimonio inmobiliario de la Iglesia. Por otra parte, se implementaron medidas para lograr la transparencia, el control de cuentas y una política de austeridad para los cardenales en el ejercicio de su ministerio. Se nombró una comisión para la búsqueda de fondos, debido a la disminución de las donaciones.

5- En el plano de la Ética, fue nodal la lucha contra la Pederastia y la protección de las víctimas dentro de la Iglesia. Asimismo, se creó una comisión pontificia para la protección de menores, la cual debe presentar un informe anual sobre su lucha contra los abusos. Se eliminó el secreto Pontificio en estos casos. Se exigió a las diócesis de cada país que crearan centros de atención a las víctimas (se ha reconocido que no se ha implementado en todas partes).

6- Se orientaron esfuerzos para una Iglesia más representativa y menos italiana.

7- En la parte administrativa, el papa junto a nueve cardenales se ocupó de promulgar una nueva Constitución “Praedicate Evangelium” (Predicad el Evangelio en español), por medio de la cual el papa Francisco reformó la Curia Romana, que es el cuerpo administrativo central de la Iglesia Católica, incluyendo a sus dicasterios.

8- Al papa Francisco le correspondió elegir al 80% de los cardenales que están hoy reunidos en el Colegio Cardenalicio y serán los responsables de elegir al nuevo papa. Gracias a ello, ahora, América Latina, Asia y África poseen una mayor representatividad en el conjunto del mencionado Colegio.

9- El papa bendijo parejas de homosexuales, lo que generó una gran oposición de parte de los sectores más conservadores.

(Cfr. https://www.emol.com/noticias/Internacional/2025/04/21/1164061/reformas-papa-francisco-iglesia-catolica.html).

10- Por último, citamos el cambio del Jubileo católico a un período de 25 años. (anteriormente era un lapso de 50 años.) La importancia del Jubileo para los católicos consiste en que “… se ofrece a los fieles la posibilidad de obtener indulgencia plenaria, que es el perdón completo de los pecados, tanto para ellos mismos como para los difuntos. La palabra “Jubileo” proviene del latín “iubilare”, que significa expresar o gritar alegría.” (Cfr. https://www.iglesiadesantiago.cl 28 de julio 2024).

En conclusión

Difícilmente puede haber mayor abundancia de “hechos” y de teoría fundamental en tres encíclicas y otros tantos documentos escritos en estos doce años, para llevar a la conclusión de que, con el pontificado de Francisco, comenzó sin duda una renovación en la Iglesia Católica. Una de las instituciones más grandes y significativas del mundo que, si el nuevo papa que resulte escogido por el colegio cardenalicio, junto con los cardenales, con todo el sínodo de los obispos, los sacerdotes renovados y, lo más importante, la feligresía centralmente constituida por los más humildes, seres bullentes, hombres y mujeres plenos, que sean ganados por el espíritu de las “Bienaventuranzas, entonces y solo entonces, la Iglesia Católica podrá convertirse en una de las instituciones más importantes del Planeta, para devolver la esperanza de vida a la Naturaleza entera. Habrá continuado una nueva época en la que se abra el camino para transformar los sistemas productivos del salvajismo, por otros en los que la Tierra se convierta en “una casa común”, un lugar de fraternidad y paz. ¿Utopía? Quizás, pero Francisco nos puso a soñar a creyentes y no creyentes, a hombres y mujeres de diferentes confesiones religiosas…a todos.

No juguemos con fuego

No juguemos con fuego

Por Arnoldo Mora Rodríguez

El (des)orden político mundial y su sustentación económica, basada en el neoliberalismo, arde en llamas, que se extienden desde la Amazonía y California hasta Australia pasando por diversos países de Europa, es decir, en el mundo entero. Nerón incendió Roma; hoy lo hace Bolsonaro, su émulo, con la complicidad y la retórica incendiaria y demencial de Ronald Trump, su cómplice. Con ello se hace patente, una vez más, lo que tantas veces he repetido, a saber, que la hegemonía de Occidente está llegando a su fin después 26 siglos; a partir del siglo XXI el mundo requiere de un nuevo orden político y económico, basado no en el despotismo imperial de una región, sino creando las condiciones materiales e ideológicas a fin de propiciar el surgimiento de un nuevo sujeto histórico que salve a la humanidad de sí misma; se trata de forjar un ser humano sin más, no importa su raíces étnicas, su cultura, su religión, su origen geográfico.

 Pero para lograr esa utopía, tan maravillosa como indispensable, se requiere de un nuevo orden mundial, que impulse un gobierno universal, basado en el respeto irrestricto a los derechos humanos. De eso no se escapa nadie, porque lo que está en juego (y en fuego) es la existencia misma de la especie irónicamente autocalificada de “sapiens”. Se requiere de un movimiento universal que genere una nueva y lúcida conciencia de nuestras responsabilidades, no sólo con nosotros mismos, sino con todos los seres viviente del presente y del futuro, que incluya también todo nuestro rico pasado cultural. Los adultos no dan signos de estar impregnados de esta ineludible responsabilidad; me refiero a los sectores dominantes y sus poderes fácticos, que fingen, por (sin)razones) ideológicas, no percatarse de que estamos jugando con fuego y que, como la mariposa que gira en torno a la llama de una vela, nuestras alas, es decir, nuestras vidas, se pueden achicharrar enteramente. Ya lo experimentaron los antiguos griegos, quienes tomaron conciencia de esta amenazante realidad y dejaron testimonio de ello en el relato del mítico Ícaro.

Dichosamente han surgido voces lúcidas y valientes, como la de una encantadora adolescente sueca, quien con su testimonio ha despertado conciencias en el mundo entero, secundando de manera muy original lo que científicos y grupos de derechos humanos y defensores de la naturaleza han venido advirtiendo de manera tan insistente como apremiante. Pero, como lo señalara el Papa Francisco – otro adalid de estas causas – en su encíclica Laudato Si, la causa de la destrucción de la naturaleza está en las violaciones a los derechos humanos provocadas por la aplicación inmisericorde de la “lógica” del capital, que reduce a la miseria a más de 850 millones de seres humanos, cuando el avance indetenible de la ciencia y de la tecnología podrían alimentar suficientemente a los casi 8 mil millones de seres humanos que pueblan hoy el planeta. La causa de todos estos males no radica en las leyes de la naturaleza, ni únicamente en los cataclismos que ella por sí sola produce, sino principalmente en los abusos éticos de las élites que acaparan el capital y el poder político y mediático, como ha sido demostrado ampliamente en el caso del recalentamiento del clima en todo el planeta y de la mayoría de los cataclismos, de la destrucción de innumerables especies vivientes y de no pocas enfermedades endémicas. Hoy el mayor peligro que tiene la vida bajo todas sus manifestaciones radica en la irresponsabilidad que los sectores poderosos tienen ante el poder que da la tecnología, basada en el conocimiento cada vez más profundo y riguroso de las leyes que rigen el devenir de la naturaleza, que nos suministra el método científico. Pero, insisto, eso no se debe al desarrollo de la ciencia ni de la tecnología, que ha hecho mucho para el bien de la humanidad, sino a la desenfrenada avaricia fomentada por el “capitalismo salvaje”. El capitalismo ya cumplió su función histórica, por lo que debemos hoy tenerlo como el causante de casi todos los males que azotan a los seres vivientes, como en la Edad Media lo hacían las pestes.

Por eso, como primer e ineludible paso para evitar la cercana extinción de la vida en la Tierra, se requiere de la conquista, por parte de los sectores populares, del poder económico y político a fin de poner todo el conocimiento y el poder que suministran la ciencia y el dinero, al servicio de los mejores y más auténticos valores. Pero, como no debemos ser luz de la calle y oscuridad de la casa, tenemos que comenzar por nuestros propios países de Nuestra América, ya que son nuestro vecindario inmediato y nuestra primera responsabilidad ciudadana. Ilustremos lo dicho con algunos casos recientes. El hermano pueblo argentino han experimentado lo que significan las consecuencias nefastas de la ideología neoliberal. También las sufren otros países como el Brasil del neofascista Bolsonaro y naciones centroamericanas como Honduras y Guatemala. Todo lo cual ha provocado la legítima reacción de otros países latinoamericanos, como lo demuestra el triunfo arrollador de Andrés Manuel López Obrador en la Patria de Emiliano Zapata. Tampoco debemos olvidar el significativo y esperanzador proceso que actualmente se incuba en los propios Estados Unidos, como es el crecimiento de movimientos de izquierda, cuya manifestación hasta hace poco parecía no ser más que un delirio de política ficción; lo cual tiene sus raíces históricas y sociales en lo que fue esa nación antes de la última postguerra y, en concreto, antes de la nefasta época del macartismo; entonces en los Estados Unidos los sindicatos y movimientos de izquierda tuvieron un papel protagónico en la escena política; aunque siempre hubo racismo y tendencias filofascistas, sobre todo, en el Partido Republicano, paradójicamente fundado por una de las figuras más progresistas de su historia, como fue Abraham Lincoln. En conclusión, en este panorama internacional, un tanto oscuro, brillan luces que animan sentimientos de esperanza para la liberación de los pueblos, como la derrota aplastante infligida al Presidente Macri, o las alianzas de centroizquierda que se forjan en países latinos de Europa, como Portugal e Italia; esperemos que otro tanto se dé en España y que tras la crisis de la derecha ultraconservadora en Inglaterra, la tendencia de izquierda del Partido Laborista asuma el poder. Todo lo cual me hace pensar que la humanidad está tomando conciencia de que con el fuego se pueden lograr cosas maravillosas, como luz en la oscuridad y calor en el invierno, pero que con el fuego no se puede jugar.

Enviado a SURCOS por el autor.

Foto: Laura Rodríguez – UCR