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Etiqueta: lenguaje inclusivo

Movimiento de Personas con Discapacidad exige al presidente respeto y el fin del uso peyorativo y capacitista del lenguaje

El Movimiento de Personas con Discapacidad de Costa Rica emitió un pronunciamiento público en el que denuncia el patrón reiterado de amenazas retóricas y lenguaje ofensivo utilizado por el presidente de la República en contra de sectores críticos de su gestión. La declaración surge tras las expresiones del mandatario del 1 de diciembre de 2025, cuando se refirió a personas ciudadanas como “sordos”, “ciegos” pero no “mudos”, en un contexto confrontativo que —según el Movimiento— busca la polarización y reproduce prejuicios históricos.

El pronunciamiento señala que utilizar la discapacidad como insulto o metáfora para descalificar la crítica política constituye una forma de discriminación, viola derechos fundamentales y contraviene la normativa nacional e internacional que protege la dignidad de las personas con discapacidad.


La discapacidad no es un insulto: un llamado urgente al respeto y al lenguaje inclusivo

El Movimiento recuerda que:

  • La discapacidad no puede ser usada como un insulto, una burla ni un recurso retórico para desacreditar la disidencia.

  • Es una condición de vida que forma parte de la diversidad humana y debe ser tratada con dignidad por las autoridades públicas.

  • En una democracia, la función de la Presidencia no es desgraciar ni ridiculizar a sectores que expresan críticas legítimas, sino garantizar derechos, proteger a todas las personas y sostener un debate público respetuoso.

El documento advierte que la normalización del lenguaje capacitista erosiona el debate democrático, profundiza la discriminación y deteriora el Estado de derecho.


Obligación reforzada del Estado y de quien ejerce la Presidencia

El pronunciamiento subraya que Costa Rica cuenta con un marco jurídico claro:

  • Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Ley 8661).

  • Ley 7600 sobre igualdad de oportunidades.

Estas normas obligan al Estado —y en especial a la Presidencia, por su papel de liderazgo público— a combatir estereotipos, evitar prácticas discriminatorias y promover un discurso inclusivo.


Exigencias del Movimiento de Personas con Discapacidad

Con base en lo anterior, las organizaciones firmantes solicitan:

  1. Un compromiso institucional del Poder Ejecutivo para erradicar el lenguaje capacitista en toda comunicación oficial.

  2. Articulación inmediata con el CONAPDIS y la sociedad civil para recibir capacitación sobre discapacidad, igualdad y lenguaje inclusivo.

Además, consideran indispensable que la prensa costarricense cumpla su rol democrático y cuestione abiertamente el uso de expresiones discriminatorias provenientes del Ejecutivo.

El Movimiento concluye que “la dignidad de las personas con discapacidad no puede ser instrumentalizada ni degradada, y menos desde el más alto nivel del poder público”, recordando que la igualdad debe ser un compromiso irrenunciable de cualquier liderazgo democrático.


Organizaciones firmantes

El documento está suscrito por el Movimiento de Personas con Discapacidad de Costa Rica y más de quince organizaciones, entre ellas:

  • Asociación Nacional de Sordos de Costa Rica (ANASOR)

  • ALAMUD

  • ASIDOWN Costa Rica

  • Asociación Ditsú

  • Asociación BarrileTEA

  • Asociación Desampa Inclusivo

  • Asociación Inclusiva Laboral de Personas con Discapacidad de Pérez Zeledón

  • MORPHO – Centro de Vida Independiente

  • AMATEA

  • Adultos Autistas Costa Rica

  • ADE para Personas con Discapacidad

  • Asociación de Personas con Discapacidad ASOPPED

  • ASOCOPRODEA

  • CECATS

  • Fundación Justicia y Género
    Entre otras organizaciones nacionales dedicadas a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad.

Movimiento de Personas con Discapacidad: “La dignidad no se negocia, se respeta y se defiende”

Comunicado del Movimiento de Personas con Discapacidad – Costa Rica

El Movimiento de Personas con Discapacidad se pronunció ante las expresiones despectivas y ofensivas dirigidas recientemente contra personas en situación de discapacidad, ocurridas en el marco del proceso político nacional.

La organización calificó como inaceptable cualquier forma de violencia simbólica, sin importar el color político o las preferencias partidarias de quienes la emitan o la reproduzcan.
“Este tipo de expresiones no tienen relación con el debate de ideas ni con el ejercicio democrático, sino con una falta de respeto a la dignidad humana”, señaló el movimiento.

El comunicado enfatiza que durante la campaña electoral es fundamental que los partidos políticos, liderazgos y simpatizantes comprendan que el debate debe centrarse en las ideas, no en las personas.
Atacar a alguien por su condición o situación, advierte el Movimiento, constituye una forma de exclusión que no puede normalizarse.

Asimismo, el Movimiento llamó a todos los partidos políticos y a la ciudadanía a reflexionar sobre el lenguaje que utilizan y el tipo de sociedad que desean construir. “Defender la dignidad de todas las personas es una responsabilidad colectiva, especialmente frente a quienes históricamente han sido vulneradas, como las personas adultas mayores y las personas con discapacidad”, indica el pronunciamiento.

La organización también subrayó que esta defensa debe extenderse a toda forma de discriminación, sin excepción, ya sea por razón de género, origen, racialización, color de piel, orientación sexual, identidad de género o condición socioeconómica.

El mensaje final resume el espíritu del pronunciamiento:

“La dignidad no se negocia. Se respeta y se defiende.”

A propósito del lenguaje inclusivo

Manuel Delgado

En esto de lenguaje inclusivo hay que cortar con bisturí muy fino. La cosa no es sencilla. Primero, porque la lengua es un ser vivo, y cosas que hoy nos parecen disparate se convertirán a la vuelta de algunos años en formas corrientes y normales de la comunicación humana.

Siempre que veo purismos yo me río. Yo detesto la RAE, primero por ser “Real” y yo odio la monarquía, segundo por ser una caverna de ayatolas inamovibles. Pero ni modo, hay que recurrir a ella. Recuerdo que la Gramática de la RAE de 1927 (que era una reproducción casi intacta de otra edición anterior) condenaba galicismos que hoy usamos lindamente. Garaje, avalancha, banalidad, bisutería, son algunos de ellos.

Me hace mucha gracia también los que levantan armas contra abreviaturas como q’ (qué o que), xq (porque o por qué) y otras. Lo curioso es que la Real Academia Española recoge muchísimos otros garabatos por el estilo, tales como Uds, Q.d.D.g., P.D., Sr., Sra., pág., FF.AA. y cientos más. Es muy posible que dentro algunos años aquellas u otras formas abreviadas de escritura sean perfectamente aceptadas y aceptables. Las modificaciones de la ortografía caduca de nuestra lengua es un anhelo de muchos desde hace mucho. Y esa ortografía, encadenada a la roca a hierro y fuego, cambiará, sin duda alguna.

Lo del lenguaje inclusivo es una demanda social que proviene de los cambios sociales que se están produciendo en el rol de los géneros en los últimos años. La lengua es un reflejo de las relaciones sociales y como tal los idiomas modernos, unos más, otros menos, reflejan en sus formas y estructuras las relaciones desiguales, de discriminación y de opresión, que se dan en la sociedad. El lenguaje estándar (“Real”) es inadecuado para expresar las relaciones sociales modernas. Lo he vivido en carne propia. Una vez la maestra de mis nietas envió una instrucción para los niños, y mi hija no sabía si mis pequeñas debían cumplirlas. Mi modo, la maestra tuvo que corregir: los niños y las niñas. En su abolición de la esclavitud, el padre Hidalgo tuvo que decir “esclavos y esclavas”, para asegurarse de que las mujeres no quedaran por fuera.

Lo mismo ocurre con los títulos académicos. Mi esposa tiene que protestar en cada conferencia. “Yo no soy ingeniero”, dice, y todos ponen los ojos en blanco. “Yo soy ingeniera”. Tengo médicas en mi familia que siguen llamándose a sí mismas “médicos”, como si ese problema no estuviera resuelto desde ya hace muchos años. (Sigue pasando con las maestrías y no oigo que nadie levante la voz. Las mujeres se siguen graduando de “master” o “máster”, es decir, de maestros. Deberíamos exigir que les otorgue el título de “magistra”, así en femenino). Hay quienes se molestan conmigo porque digo que Cervantes era un feminista. Pues bien, él usa el término “huéspeda”, femenino de huésped. Luego leí por ahí que en la Edad Media esas formas del lenguaje inclusivo eran normales en la lengua castellana.

Pero el problema no es lingüístico. Los enemigos del lenguaje inclusivo no protestan porque quieren defender el idioma. Si se tratara del sexo de las bacterias ni se enterarían. Su “lucha” no es por la lengua, es por su posición dominadora en la sociedad. Luchan en defensa del lenguaje sexista porque temen perder los ancestrales privilegios que les otorga la sociedad machista.

Y para ello se valen de algunos extremos del lenguaje inclusivo que son muy dudosos. Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, reconoce que la lucha por el lenguaje inclusivo es la “manifestación de una realidad que es la desigualdad del sexo femenino que se refleja en muchas cosas. Las herramientas de esa lucha son varias y una de ellas se ha centrado en el lenguaje”. Pero se refiere a esos “extremos” como “tonterías”.

Uno de ellos es el uso de la “e” como terminación de adjetivos y sustantivos: les muchaches, les trabajadores, etc. Acabo de estar en un concierto en Chile y la animadora, una persona muy seria, decía: “Amigos, amigas y amigues”. No me sonó nada ortodoxo y me puso en duda. Luego pensé que hay seres humanos masculinos, seres humanos femeninos y seres humanos que no pertenecen a ninguno de esos dos grupos. Eso está ya claramente aceptado por la ciencia. Los tres grupos estábamos representados en la audiencia de esa noche. Y a estos últimos, ¿cómo los vamos a llamar?

La lucha por la igualdad de género y los cambios que ella suscita no están ni muchos menos terminados. Entonces no se pueden pedir soluciones definitivas al lenguaje. Hay que tener tolerancia y paciencia. El idioma se irá adaptando a las nuevas realidades sociales y a las nuevas necesidades comunicativas. Y esto es una buena noticia.