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Etiqueta: lucha social

Historias de un caminante – La columna liniera 1947

Edison Valverde Araya

Años atrás había escuchado hablar de este libro y de más de 1.000 obreros agrícolas de plantaciones de la United Fruit Co., jornaleros del campo y pequeños campesinos que juraron defender hasta la muerte, los avances sociales conquistados por la clase trabajadora en años de lucha heroica, que caminaron desde el Pacífico Sur hasta San José en setiembre-octubre de 1947.

No fue sino hasta el domingo pasado, que el compañero Lenin Chacón Vargas me visitó y me regaló el libro.

Su autor José Meléndez Ibarra, vivió en Barrio San Gerardo de Paso Ancho.

El libro me interesó por mi amor a las caminatas, muchas de ellas por causas sociales y ambientales y también por haber trabajado en una finca bananera entre 1967 y 1970.

La caminata de Los Linieros fue en apoyo al presidente Picado, a las Garantías Sociales y al Código de Trabajo.

Los caminantes eran trabajadores de las fincas bananeras del Pacífico Sur, organizados en sindicatos y en el Partido Vanguardia Popular.

Los dos dirigentes de la Columna Liniera fueron Carlos Luis Fallas y Eduardo Mora, aunque muchos otros los acompañaron. También aparecen en la historia Carmen Lyra, Gladys Sáenz, Luisa González, Emilia Prieto, Carlos Luis Sáenz, Arnoldo Ferreto, Manuel Mora, Rodolfo Guzmán y Jaime Cerdas.

También participaron varias mujeres y trabajadores nicaragüenses.

La caminata fue de Dominical a San Isidro, Cerro de la Muerte, Cartago, Tres Ríos y San José. Los trabajadores venían de diversas comunidades del Sur, entre ellas Palmar, Ciudad Cortés y Quepos.

Los linieros fueron amenazados de muerte a su paso por Cartago, por los enemigos de la clase obrera, pero soportaron la presión y lograron avanzar disciplinadamente.

El 12 de octubre de 1947 La Columna entró a la ciudad capital, con machetes en alto, en medio del júbilo de una parte de la población y el desprecio de otra parte.

Al año siguiente muchos participaron en la Guerra del 48, al lado de Manuel Mora, del Dr. Calderón Guardia y de Monseñor Sanabria, frente a las fuerzas de José Figueres Ferrer. Cientos de ellos perdieron la vida.

Yo acabo de leer el libro de un solo tirón, me recordó las caminatas de Crucitas (2010) 63 años después de La Columna Liniera- contra la minera canadiense Infinito Gold y el gobierno de los Hermanos Arias.

Gracias linieros, gracias, Carlos Luis Fallas y Eduardo Mora, gracias Vanguardia Popular por el Código de Trabajo y las Garantías Sociales.

¡Seguimos!

Conversatorio: ¿Qué pasa en Panamá después de 80 días de luchas?

El próximo miércoles 14 de agosto a las 4:00 p.m., se realizará en la UNED, Sabanilla, Montes de Oca (Rectoría, sexto piso del Edificio I+D) el conversatorio ¿Qué pasa en Panamá después de 80 días de luchas?

El espacio contará con la participación de Silvia Regina de Lima Silva (Departamento Ecuménico de Investigaciones), Allen Cordero Ulate (Movimiento de Trabajadores y Campesinos, exdirector de la Escuela de Sociología UCR), Irán Smith (Asociación de Profesores de la República de Panamá – ASOPROF) y Florencio Díaz Pinzón (Profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad de Panamá).

La actividad es organizada por el CICDE, el DEI y el MTC, y será transmitida por Onda UNED.

El Frente Nacional de Lucha FNL celebró Asamblea Nacional Representativa

Comunicado

El Frente Nacional de Lucha FNL celebró su Asamblea Nacional Representativa este sábado 09 de agosto de 2025 en las instalaciones de UNDECA en San José.

En este encuentro participaron dirigentes de los movimientos por la defensa de la salud pública y la CCSS, del ICE, educación, ambiente, defensa del agua, lucha feministas, así como dirigentes regionales de lucha por el agro entre muchos otros que buscan combatir el neoliberalismo y sus nefastas consecuencias para los pueblos, los bienes comunes y los derechos sociales.

En este encuentro también se celebraron 2 años de la conformación de este importante espacio de articulación y lucha.

Dentro de los principales acuerdos están el fortalecimiento del Equipo Coordinador Transitorio, una acción de protesta el 08 de noviembre Día de Defensa de la CCSS, apoyo a las luchas regionales específicas de cada sector que integra el FNL y el apoyo a las actividades y acciones en repudio a la persecución política contra la legítima representante de los trabajadores y el pueblo en la JD-CCSS y el irrespeto a la Autonomía Constitucional de la CCSS.

¡La lucha sigue!

¡Costa Rica no se vende, Costa Rica se defiende!

Frantz Fanon a 100 años: pensamiento vivo para la liberación

Este 2025 se conmemora el centenario del nacimiento de Frantz Fanon, psiquiatra, escritor y militante anticolonial nacido en Martinica. El Observatorio de Bienes Comunes de la Universidad de Costa Rica (UCR) ha publicado un artículo que recorre su legado, señalando cómo su pensamiento interpela las luchas actuales y exige coherencia entre palabra y acción.

A cien años de su llegada al mundo, su pensamiento no sólo conserva una vigencia inusitada, sino que sigue siendo una guía ética y política para los pueblos que resisten al racismo, el colonialismo y las múltiples formas de opresión que atraviesan el presente.

Fanon no solo fue un teórico radical del colonialismo y la subjetividad, fue un militante que vivió lo que escribió. En su obra “Piel negra, máscaras blancas” (1952), denunció cómo el racismo se incrusta en la subjetividad de las personas colonizadas, y cómo esa violencia simbólica las obliga a portar máscaras impuestas por la cultura blanca dominante.

En “Los condenados de la tierra” (1961), obra escrita poco antes de morir, afirmó que la violencia del colonizado no es gratuita ni irracional, sino una respuesta inevitable a la violencia estructural del colonialismo.

En la publicación el Observatorio destaca también su profundo compromiso político, ya que, renunció a su trabajo en el hospital psiquiátrico de Blida al no poder ser cómplice del régimen colonial francés, y se integró plenamente al movimiento de liberación argelino, asumió misiones diplomáticas y formó parte de una lucha que no era la “de su pueblo natal”, sino la de todos los pueblos colonizados del mundo. Fanon no defendía una causa local, sino una lucha humana y global contra la deshumanización.

Su pensamiento sigue interpelando las prácticas y discursos actuales: desde los movimientos indígenas hasta las juventudes precarizadas, desde las luchas contra el racismo ambiental hasta las búsquedas de salud comunitaria. La descolonización, advierte Fanon, no es solo una consigna académica o simbólica: es una ruptura concreta con las estructuras que jerarquizan vidas.

“El pensamiento de Fanon no se hereda; se activa en la práctica”, señala la nota.

Leé la nota completa en el sitio del Observatorio de Bienes Comunes: https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/frantz-fanon-a-100-anos-pensamiento-vivo-para-la-liberacion/

Triunfo judicial comunitario por protestas ante falta de agua en Hatillo

El Sindicato de trabajadores del AyA (SITRAA) compartió el fallo judicial que, luego de meses del proceso judicial, los habitantes de Hatillo quedan absueltos de toda responsabilidad y culpa por la manifestaciones en defensa del acceso fundamental al agua en sus comunidades.

Ese acceso al agua fundamental no logró brindarlo el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, y que, a la fecha, señala el sindicato, la presidencia de Juan Manuel Quesada Espinoza no ha brindado solución.

La Alianza por una Vida Digna y SURCOS realizaron un foro en vivo el lunes 7 de julio para abordar las luchas por el derecho al agua en Hatillo. Entre las personas participantes se encuentran Andrés Romero, Ariana Sánchez y Edith García.

Puede ver el foro aquí:

Imagen: Semanario Universidad.

Este 3 de agosto celebramos el Día Nacional del Trabajador Bananero: su significado histórico

Marielos Aguilar Hernández
Historiadora
Catedrática jubilada, U.C.R.

Sería imposible comprender la consolidación del Estado costarricense sin tener en cuenta el invaluable aporte de nuestra clase trabajadora. Ésta, compuesta por hombres y mujeres del campo y la ciudad, participó decididamente, con su creatividad y entrega, en darle impulso a la economía nacional para la agroexportación. Primero, con la expansión del cultivo del café, el cual se convirtió en la base material del posterior desarrollo nacional y, luego, con el incremento de nuevos cultivos, particularmente el del banano en la zona atlántica.

Con la expansión de la producción bananera, ocurrieron cambios profundos en el panorama económico nacional y en la composición de la clase trabajadora costarricense. En lo sucesivo, la aparición de los nuevos obreros agrícolas contratados por la United Fruit Co. vino a modificar, definitivamente, el mundo del trabajo de nuestro país. Surgía así una masa asalariada proveniente de diferentes puntos del territorio nacional y desprovista de las mínimas condiciones para sobrevivir con dignidad. La mayoría eran varones que dejaban su tierra y sus familias, llegaban a las plantaciones bananeras contando tan solo con su fuerza de trabajo para vendérsela a la UFCO, a cambio de un salario, casi siempre insuficiente.

Fueron aquellas condiciones las que permitieron el surgimiento de la conciencia de clase entre los miles de trabajadores que se trasladaron desde comienzos del siglo XX hacia los bananales del Atlántico.

Con paciencia y valentía, aquellos trabajadores fueron forjando su espíritu de lucha ante las injustas condiciones en las se veían obligados a vender su mano de obra. Los bajos salarios, las pésimas condiciones de vivienda, los graves accidentes de trabajo y los altos precios que cobraban los comisariatos -también propiedad de la UFCO- fueron algunas de las razones que alimentaron su espíritu de lucha.

Desde principios del siglo XX, los trabajadores bananeros comenzaron a recurrir a los paros de labores para reclamarle a la UFCO condiciones más justas, sobre todo durante las crisis económicas provocadas por la Primera Guerra Mundial y, luego, por la crisis mundial de 1929. Su conciencia colectiva iba madurando.

Pero no fue sino hasta 1934, cuando persistían los efectos de la Gran Depresión de 1929, que se pudo palpar más claramente la aparición de la conciencia obrera en el seno de los trabajadores bananeros. El desarrollo de uno de los movimientos sociales más estremecedores de aquella época, la histórica huelga bananera del Atlántico, entre agosto y setiembre de 1934, marcó para siempre la historia de los bananales costarricenses.

En aquella ocasión, unos diez mil trabajadores contratados en las diversas fincas bananeras de la zona atlántica lograron ponerse de acuerdo y decretaron una huelga general. Exigían mejores salarios, viviendas dignas, pago en efectivo para eliminar los cupones que solo podían cambiar por mercadería en los comisariatos de la misma Compañía, botiquines con medicamentos de primera necesidad, cobertura de la Ley de Accidentes de Trabajo y, estratégicamente, algo muy importante, el reconocimiento legal del Sindicato de Obreros del Atlántico y demás organizaciones sindicales del país.

Ese pliego de peticiones lo recibieron el día 4 de agosto de 1934 el gerente general de la UFCO y los productores nacionales de banano, acompañado de una carta firmada por el secretario general del sindicato, Carlos Luis Fallas Sibaja, en la que se notificaba el comienzo de la huelga.

A partir del día 5 de agosto se inició el paro de labores, el cual debió prolongarse ante la resistencia de la UFCO a firmar el convenio que pondría fin a ese justo y vigoroso movimiento. Sin embargo, la UFCO nunca llegó a firmarlo.

El sufrimiento de aquellos trabajadores, y sus dirigentes, se escribió con sangre. El gobierno de don Ricardo Jiménez Oreamuno, presionado por la Compañía, envió cuerpos policiales que sometieron por la fuerza la férrea voluntad de los miles de trabajadores que, guiados por sus valerosos dirigentes, escribieron páginas gloriosas en la historia de la clase trabajadora costarricense.

No cabe duda de que el significado histórico del día 4 de agosto de 1934 debe perdurar en la memoria de la sociedad costarricense. Ha sido una fecha que, noventa años después, continúa dignificando a los trabajadores y trabajadoras de las plantaciones bananeras. Más importante aún: es una fecha que debe alimentar la conciencia nacional y la memoria antiimperialista que otrora caracterizó a los trabajadores de las transnacionales del banano.

En las décadas siguientes, los trabajadores bananeros también estuvieron presentes en las luchas por la legislación social costarricense. Incluso, no dudaron en tomar las armas en 1948 para sumarse a la defensa de las Garantías Sociales y el Código de Trabajo, insignes conquistas que, desde 1943, alumbraron el camino correcto hacia la construcción de una Costa Rica más justa y democrática.

Las décadas posteriores a la guerra civil, de nuevo fueron testigo de innumerables paros y huelgas, siempre en defensa de mejores condiciones de trabajo y, muy especialmente, de la libertad de organización sindical, tanto en las plantaciones del Atlántico como en las del Pacífico Sur. Fue así como en la huelga de 1953 en Golfito se conquistó la extensión de la Ley de Accidentes de Trabajo a los bananales y en 1959, luego de otra huelga ejemplar, se logró el derecho al pago de un mes de aguinaldo, como a la mayoría de los trabajadores del resto del país.

La década del setenta del siglo anterior fue un período muy productivo en materia de conquistas laborales por parte de los trabajadores bananeros de todo el país. La firma de un buen número de convenciones colectivas, tanto en el Atlántico como en el Pacífico Sur, trajo mejoras sustantivas, muchas de las cuales venían siendo reclamadas desde aquel lejano mes de agosto de 1934.

A la centenaria producción bananera nacional se le ha sumado, en los últimos tiempos, el cultivo de otra fruta para la exportación, la piña, actualmente producida en la región norte de nuestro país. Sabemos también de sus difíciles condiciones de trabajo. Sus luchas ya han comenzado y el ejemplo de los obreros bananeros, seguramente, les estará marcando el camino a seguir.

A 15 años de la masacre de Changuinola. La violencia continúa

Masacre en Changuinola 2010 | Foto: Gerardo Iglesias (archivo Rel UITA)

Gerardo Iglesias

El 8 de julio de 2010 el aparato represor del gobierno del expresidente Ricardo Martinelli −condenado por corrupción y asilado hoy en Colombia− reprimió con saña al pueblo trabajador de la zona bananera de la provincia de Bocas del Toro.

En aquel entonces, José Raúl Mulino −hoy Presidente de la República− era ministro de Interior, por lo tanto, responsable directo de la feroz cacería de ciudadanos indefensos en el feudo de Chiquita Brands.

José Raúl Mulino sufre del trastorno de acumulación de odio contra los trabajadores bananeros y los indígenas. Aquella salvajada −por la cual debería estar preso− dejó un saldo de dos muertos, 78 lisiados de por vida y 700 heridos de bala y perdigones.
La entonces ministra de Trabajo, Alma Cortés, se dignó ir a la zona bananera donde el Sindicato (SITRAIBANA) había convocado a una huelga en todas las fincas.

En la propia sede del Sindicato, la copetuda ministra mostró también su fobia antiindígena: “Ustedes son unos indios borrachos, ignorantes, analfabetos”, les dijo. “Dejen de hacerle el juego a los dirigentes sindicales, que lo único que quieren es seguir viviendo de las cuotas”, añadió.

Aquella señora copetuda fue condenada en mayo del actual a 32 meses de prisión al no justificar gastos de viáticos por 49 mil dólares en reuniones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza. La muy instruida señorona resultó una vulgar ladrona.

Hace algunas semanas el presidente Mulino ordenó una nueva cacería en Bocas del Toro. El despliegue de las fuerzas de seguridad llevó por nombre “Operación Omega”. El número de muertos crece a diario, junto a las denuncias de torturas y flagrantes violaciones a los derechos humanos.
Ni siquiera la impunidad es eterna. El que las hace las paga. ¡Prohibido olvidar!

Masacre en Changuinola 2010 | Foto: Gerardo Iglesias (archivo Rel UITA)

La resistencia comunal no duerme: ¡Por una educación digna que defienda el presente y futuro de nuestros hijos e hijas!

Carolina Zúñiga, ANEP.

Carolina Zúñiga Castro

En el ámbito de la educación de nuestra niñez y juventud, enfrentamos un sistema profundamente desafiante. Se ha trazado una ruta de la Educación imaginaria, marcada por recortes presupuestarios que culminan en una alfabetización escasa, casi nula. Esto no es accidental; es una estrategia que busca erosionar la capacidad crítica de las futuras generaciones.

¡Auxilio! ¿Qué sucede en el Circuito 01 de Desamparados, del MEP?

Hoy, el Circuito 01 de Desamparados se encuentra en un caos total. Los recortes presupuestarios, las Juntas de Educación que no logran resistir un sistema desgastante, las familias agotadas por los maltratos institucionales y una infraestructura en constante deterioro son la cruda realidad. La indiferencia de las autoridades ante esta situación es alarmante y se traduce en aulas superpobladas y migración a escuelas fuera de su comunidad, falta de materiales didácticos y un personal docente desmotivado y sobrecargado. Un ambiente laboral hostil que enferma al cuerpo docente.

El principio establecido en el artículo 50 de la Constitución Política, que reza: “El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza”, no se cumple. Cientos de familias desamparadeñas vivimos en un estado de alerta constante por la educación de nuestros hijos e hijas. Nos preguntamos: ¿Están en buenas manos? La respuesta, lamentablemente, es un rotundo no. La calidad educativa se deteriora a pasos agigantados, hipotecando el futuro de nuestros jóvenes.

Asistimos a un debilitamiento del pensamiento y del razonamiento. ¿Qué se busca? Una población adormecida, ¡claro! Es mucho más fácil dominar a las masas desde la ignorancia. No hay otra interpretación posible ante la crisis sistémica que estamos experimentando. Se fomenta la memorización por encima del análisis crítico, limitando la capacidad de nuestros estudiantes para cuestionar y proponer soluciones.

Condenamos la violencia institucional que transgrede los Derechos Humanos y que obstaculiza el acceso a políticas públicas, especialmente para mujeres y grupos en situación de vulnerabilidad. Esta violencia se manifiesta en la negación de oportunidades, la falta de apoyo a estudiantes con necesidades especiales y la precarización de las condiciones laborales de quienes luchan por una educación digna.

La lucha comunal vive y no está dormida, ni sumisa. Desde las bases, “los de abajo” nos levantamos para exigir el respeto a nuestros derechos y la garantía de una educación pública de calidad. No callaremos ante la injusticia y seguiremos alzando la voz hasta que se reconozca que la educación es la base de una sociedad justa y equitativa. La resistencia es nuestra arma más poderosa y la usaremos para construir un futuro mejor para todos.

Marcha del Orgullo Antifascista y Disidente este domingo en Parque La Merced

La Red de Solidaridad con Palestina en Costa Rica ha convocado para este domingo 29 de junio, en el marco de la marcha del PRIDE, una manifestación con punto de encuentro en el Parque La Merced en el centro de San José a la 1:00 pm.

La convocatoria bajo el nombre de Marcha del Orgullo Antifascista y Disidente tiene como fin hacer frente a fenómenos como; el avance del fascismo, los discursos de odio cisheteroalopatriarcales, las guerras imperialistas y la profundización de la crisis capitalista.

La marcha también avoca a la causa por la liberación de Palestina, así como la liberación animal, de la tierra, pueblos y cuerpos de cada persona.

El Máximo Gorki de las Américas

Por: Trino Barrantes Araya
Correo-e: camilosantamaria775@gmail.com

Esta frase endosada a Carlos Luis Fallas, por el gran poeta chileno Pablo Neruda, no solo reconoce en Fallas su envergadura literaria, sino más allá de eso, la estatura militante, moral, política e intelectual de Carlos Luis Fallas Sibaja.

Su obra literaria, se convirtió en un vehículo para la formación política de miles de artesanos, zapateros, sastres y panaderos. Para nadie es un secreto muchos artículos, comentarios y opinión política publicadas en los periódicos del Partido Vanguardia Popular, primero en TRABAJO, luego en ADELANTE y finalmente en LIBERTAD. Fallas no fue un escritor que se incorporó a la lucha social, al contrario fue un luchador revolucionario que encontró en la literatura un medio eficiente para expresar sus anhelos y su vocación de justicia.

El discurso de Fallas era el mismo del pueblo humilde, nada de circunloquios y falsas poses literarias, todo lo contrario, su forma de escribir –de por sí rica literariamente- lo acercaba permanentemente a los más humildes los zapateros, los barreteros, de los trabajadores agrícolas; que de por sí, también fueron sus oficios.

Hoy que en el discurso oficial se habla de la necesidad de construcción de identidades, lo cierto es que Calufa ya nos anticipa, pues las putas, los hijos de madres solteras, los desarrapados, los toma guaro, los proletarios y el trabajador bananero o zapatero citadino, forman el tejido social que da lugar a la ternura en su obra literaria.

Pero debemos ir más allá. FALLAS apuesta, aun poniendo su propia vida en juego, por todo aquel o aquella que padeciera las infamias de la explotación capitalista. Digamos, entonces que: Esta identificación total con el pueblo le dio a su obra literaria el valor de la autenticidad, nunca necesitó de la palabrería falsa, ni de retóricas altisonantes, ni del panfleto superficial, para desde la vivencia popular enviar un mensaje de alto valor artístico a los trabajadores”.

Son muchos los libros que nos hereda Fallas: Reseña de la intervención yanqui en Centro América, Mi madrina, Tres cuentos, Un mes en la China Roja, Don Bárbaro, Gentes y Gentecillas, Marcos Ramírez y Mamita Yunai, y una obra inédita: Rojo y Verde, forman parte de la literatura que se hace necesaria para cualquiera que se precise de ser tico.

En lo mejor de lo que avecinaba en las primeras décadas del siglo pasado, con tan solo 20 años ingresa a militar al Partido Comunista de Costa Rica.

Su capacidad crítica, su aguda visión social y su entereza ideológica, lo ponen de inmediato a la par de los grandes cuadros del Partido. Tal vez esta sea una de las razones más genuinas, por la cual Luisa González, Arnoldo Ferreto y Carmen Lyra, hacen del joven Calufa una de sus amistades predilectas.

En Puerto Limón, cumpliendo una pena de destierro, se dio a la tarea de organizar a los trabajadores bananeros y a los pequeños productores que entregaban su cosecha a la Yunai. Este trabajo de organización y concientización culminaron con la gran Huelga Bananera de 1934, uno de los hechos más importantes en la historia de las luchas obreras de América Latina. En el momento de la huelga Fallas era un joven de apenas 25 años, valiente, trabajador y estudioso.

Esta huelga logró que el partido recién fundado en 1931 entrara en contacto con un movimiento obrero poderoso y organizado. Manuel Mora, Jaime Cerdas, Arnoldo Ferreto y otros compañeros, todos muy jóvenes, tuvieron participación activa en el movimiento huelguístico.

Otros dirigentes del movimiento huelguístico como Federico Picado, Lucio Ibarra, Tobías Vaglio, fueron asesinados por orden de la Junta de Gobierno instalada después de la guerra civil de 1948.

Este mismo año se cumplirán 75 años de la Huelga Bananera y ha de ser esta una ocasión para hacer que las nuevas generaciones conozcan la verdad de las luchas obreras y del aporte del Partido Vanguardia Popular a las luchas por el bienestar de los trabajadores, por la libertad de la patria y por la perspectiva de la construcción de una sociedad socialista.

Cómo este joven luchador se convirtió en escritor es una proeza formidable y por lo mismo una lección para las nuevas generaciones.

En los años cuarenta fue regidor municipal y diputado. Desde esas posiciones mantuvo siempre su inconmovible posición militante. No tuvo otro norte más que los intereses de la clase obrera, de los campesinos y de todos los trabajadores.

Durante la guerra civil de 1948 tomó las armas y comandó un grupo muy importante de combatientes. Después fue reprimido, estuvo con otro grupo de compañeros vanguardistas en la Penitenciaría, en condiciones realmente infrahumanas, amenazados de muerte. Contra algunos compañeros se realizaron simulacros de fusilamiento, pero ninguno de ellos traicionó sus convicciones. Una militancia férrea, una gran vocación revolucionaria.

A Carlos Luis Fallas, narra de una manera muy bella Francisco Zúñiga, lo condenaron por el delito de “robo de gallinas”, con testigos falsos. No encontraron ninguna otra falta o crimen de que acusarlo. Simplemente querían mantenerlo preso. Al recobrar su libertad, Fallas siguió luchando en las filas del Partido Vanguardia Popular, hasta el día de su muerte.

Nada ni nadie pudo separarlo de sus obligaciones de militante comunista.

Rendimos homenaje a la memoria de nuestro querido camarada. En su homenaje, junto a María Isabel Carvajal (Carmen Lyra). En el Centro Obrero y Cultural, donde está actualmente la sede del Partido Vanguardia Popular, el camarada Rodolfo Sagot (qepd) hizo un mural en las paredes de la casa del Partido, para rendir respeto a la memoria de estos dos grandes revolucionarios del siglo XX. ¡Gloria eterna a los dos camaradas! Calufa y Carmen Lyra, presentes!

Sí, camaradas, gloria eterna a cada una y cada uno de los grandes luchadores, a nuestro compañero y compañera, porque debemos seguir sembrando su semilla, hasta hacer crecer el huerto de la libertad, la autoderminación y soberanía de nuestra querida nación.

Anexo 1.-

Carlos Luis Fallas Sibaja
1909-1966

Nació en Alajuela el 21 de enero de 1909. Cursó cinco años de la escuela primaria y luego dos de la enseñanza secundaria. Tuvo que abandonar los estudios, fue aprendiz en los talleres de un ferrocarril y, a los dieciséis años, se trasladó a la provincia de Limón. En Puerto Limón trabajó como cargador, en los muelles, después trabajó en las bananeras de la United Fruit Company, en las que por años hizo vida de peón, de ayudante de albañil, de dinamitero, de tractorista, etc.

A los 22 años, regresó a Alajuela para ver morir a su madre. Entusiasmado por las ideas revolucionarias que por ese entonces comenzaban a agitar al país, ingresó al naciente movimiento obrero. Para poder vivir y luchar en las ciudades, aprendió en tres meses el oficio de zapatero, oficio que ejerció por largos años.

Intervino en la organización de los primeros sindicatos alajuelenses y en la dirección de las primeras huelgas; fue a la cárcel varias veces; resultó herido en un sangriento choque de obreros con la policía, en 1933, y en ese mismo año, con el pretexto de un discurso, los Tribunales lo condenaron a un año de destierro en la costa Atlántica, provincia de Limón. Ahí, intervino en la organización de la gran Huelga Bananera del Atlántico de 1934, que movilizó 15.000 trabajadores y que conmovió profundamente al país entero. Por su participación en esta huelga fue encarcelado una vez más.

Fue electo regidor Municipal en 1942 y diputado al Congreso Nacional en 1944.

Jefe Militar improvisado de los batallones obreros durante la guerra civil de 1948.

En esta vida de militante obrero, muchas veces tenía que hacer actas, redactar informes y escribir artículos, por lo que así mejoró su ortografía y redacción.

Se destacó como escritor. Entre sus obras literarias están: “Mamita Yunai” escrita en 1940, obra que pasó desapercibida hasta que Pablo Neruda se propuso que fuera conocida en el mundo entero. “Gentes y Gentecillas”, “Marcos Ramírez”, “Mi Madrina”, “Tres Cuentos”, “Un mes en la China Roja”.

En 1962 la Fundación William Faulkner le otorgó el Premio La Novela Iberoamericana por su libro “Marcos Ramírez” y el 11 de abril de 1966 la Dirección de Artes y Letras le otorgó el premio nacional de literatura “Magón”.

Marcos Ramírez, libro de aventuras infantiles ha sido traducido a varios idiomas como al francés, el alemán y al polaco. Mamita Yunai se ha editado en italiano, ruso, polaco, alemán, checo, eslavo, rumano, búlgaro y en húngaro.

La Asamblea Legislativa lo nombró Benemérito de la Patria, por acuerdo Nº 1793 del 14 de noviembre de 1977.

Murió en San José el 7 de mayo de 1966.

Anexo 2.-

Autobiografía

Tomada del libro Marcos Ramírez

«Nací el 21 de enero de 1909, en un barrio humilde de la ciudad de Alajuela. Por parte de mi madre soy de extracción campesina. Cuando yo tenía cuatro o cinco años, mi madre contrajo matrimonio con un obrero zapatero, muy pobre, con el que tuvo seis hijas. Me crié, pues, en un hogar proletario.

Cursé los cinco años de la escuela primaria y luego dos de la enseñanza secundaria. Tuve que abandonar los estudios, fui aprendiz en los talleres de un ferrocarril y, a los dieciséis años, me trasladé a la provincia de Limón, en el litoral Atlántico de mi país, feudo de la United Fruit Company, el poderoso trus norteamericano que extiende su imperio bananero a lo largo de todos los países del Caribe. En Puerto Limón trabajé como cargador, en los muelles. Después me interné por las inmensas y sombrías bananeras de la United, en las que por años hice vida de peón, de ayudante de albañil, de dinamitero, de tractorista, etc. Y allí fui ultrajado por los capataces, atacado por las fiebres, vejado en el hospital.

Andaba en los 22 años cuando regresé a Alajuela para ver morir a mi madre. Entusiasmado por las ideas revolucionarias y anti-imperialistas que por ese entonces comenzaban a agitar al proletariado costarricense, ingresé al naciente movimiento obrero y, para poder vivir y luchar en las ciudades, aprendí en tres meses el oficio de zapatero, oficio que ejercí por varios años. Intervine en la organización de los primeros sindicatos alajuelenses y en la dirección de las primeras huelgas; fui a la cárcel varias veces; resulté herido en un sangriento choque de obreros con la policía, en 1933, y ese mismo año, con el pretexto de un discurso mío, los Tribunales me condenaron a un año de destierro en la costa Atlántica, provincia de Limón. Allí, entre otras actividades revolucionarias, intervine en la organización de la gran Huelga Bananera del Atlántico de 1934, que movilizó 15.000 trabajadores y que conmovió profundamente al país entero. Por mi participación en esta huelga fui encarcelado una vez más, me declaré en huelga de hambre y, gracias a la acción del pueblo, recobré la libertad. Fui electo por los obreros Regidor Municipal en 1942 y diputado al Congreso nacional en 1944.

Me tocó improvisarme jefe militar de los mal armados batallones obreros que derramaron su sangre durante la guerra civil costarricense en 1948. Derrotados por las intrigas imperialistas, y bajo la brutal y sangrienta represión que desataron nuestros enemigos, fui a la cárcel, estuve a punto de ser fusilado y me adobaron un proceso calumnioso e infamante, pero salvé la vida y recobré la libertad gracias a las protestas del pueblo y a la solidaridad internacional.

En mi vida de militante obrero, obligado muchas veces a hacer actas, redactar informes y a escribir artículos para la prensa obrera, mejoré mi ortografía y poco a poco fui aprendiendo a expresar con más claridad mi pensamiento. Pero, para la labor literaria, a la que soy aficionado, tengo muy mala preparación; no domino siquiera las más elementales reglas gramaticales del español, que es el único idioma que conozco, ni tengo tiempo ahora para dedicarlo a superar más deficiencias.

Mi labor literaria es muy escasa, porque la mayor parte de mi tiempo lo dedico a la lucha por la total liberación de mi pequeña patria. En 1940 escribí Mamita Yunai, publicada en Costa Rica en 1941, y que pasó desapercibida por años, hasta que el soplo poderoso del gran poeta Pablo Neruda la echó a correr por el mundo: hasta el momento se ha editado en italiano, ruso, polaco, alemán, checo, eslovaco, y rumano y pronto aparecerá también en búlgaro y en húngaro; se editó de nuevo en español en Chile en 1949 y en Argentina en 1955, donde actualmente se prepara su reedición. Y ahora esta edición mexicana que es la definitiva. En 1947 publiqué la novela Gentes y gentecillas, en una pésima edición que corregí luego pero que no he podido volver a editar. Ese mismo año escribí una novela y unos cuentos cortos, que me fueron robados y destruidos durante la represión de 1948. En 1952 publiqué aquí Marcos Ramírez, libro de aventuras infantiles traducido ya al francés, al alemán al polaco (actualmente se prepara una nueva edición española en Argentina). Y en 1954 publiqué aquí Mi madrina, en un tomo que contiene dos novelas cortas y un cuento y que se tradujo y se editó ya en Polonia. Y esto es todo hasta el momento.

Carlos Luis Fallas

San José, Costa Rica, 1957.»

Anexo 3.-

Reseña del autor:

Carlos Luis Fallas

Mi autobiografía*

Nací el 21 de enero de 1909, en un barrio humilde de la ciudad de Alajuela. Por parte de mi madre soy de extracción campesina. Cuando yo tenía cuatro o cinco años de edad, mi madre contrajo matrimonio con un obrero zapatero, muy pobre, con el que tuvo seis hijas. Me crie, pues, en un hogar proletario.
Cursé los cinco años de la escuela primaria y luego dos de la enseñanza secundaria. Tuve que abandonar los estudios, fui aprendiz en los talleres de un ferrocarril y, a los dieciséis años, me trasladé a la provincia de Limón, en el litoral Atlántico de mi país, feudo de la United Fruit Company, el poderoso trus norteamericano que extiende su imperio bananero a lo largo de todos los países del Caribe. En Puerto Limón trabajé como cargador, en los muelles. Después me interné por las inmensas y sombrías bananeras de la United, en las que por años hice vida de peón, de ayudante de albañil, de dinamitero, de tractorista, etc. Y allí fui ultrajado por los capataces, atacado por las fieras, vejado en el hospital.

Andaba en los 22 años, cuando regresé a Alajuela para ver morir a mi madre. Entusiasmado por las ideas revolucionarias y anti-imperialistas que por ese entonces comenzaban a agitar el proletariado costarricense, ingresé al naciente movimiento obrero y, para poder vivir y luchar en las ciudades, aprendí en tres meses el oficio de zapatero, oficio que ejercí por largos años. Intervine en la organización de los primeros sindicatos alajuelenses y en la dirección de las primeras huelgas; fui a la cárcel varias veces; resulté herido en un sangriento choque de obreros con la policía, en 1933, y en ese mismo año, con el pretexto de un discurso mío, los Tribunales me condenaron a un año de destierro en la costa Atlántica, provincia de Limón. Allí, entre otras actividades revolucionarias, intervine en la organización de la gran Huelga Bananera del Atlántico de 1934, que movilizó 15.000 trabajadores y que conmovió profundamente al país entero. Por mi participación en esta huelga fui encarcelado una vez más, me declaré en huelga de hambre y, gracias a la acción del pueblo, recobré la libertad. Fui electo por los obreros regidor Municipal en 1942 y diputado al Congreso Nacional en 1944.
Me tocó improvisarme jefe militar de los mal armados batallones obreros que derramaron su sangre durante la guerra civil de 1948. Derrotados por las intrigas imperialistas, y bajo la brutal y sangrienta represión que desataron nuestros enemigos, fui a la cárcel, estuve a punto de ser fusilado y me adobaron un proceso calumnioso e infamante, pero salvé la vida y recobré la libertad gracias a las protestas del pueblo y a la solidaridad internacional.
En mi vida de militante obrero, obligado muchas veces a hacer actas, redactar informes y a escribir artículos para la prensa obrera, mejoré mi ortografía y poco a poco fui aprendiendo a expresar con claridad mi pensamiento. Pero para la labor literaria, no domino siquiera las más elementales reglas gramaticales de español, que es el único idioma que conozco, ni tengo tiempo ahora para dedicarlo a superar más deficiencias.

Mi labor literaria es muy escasa, porque la mayor parte de mi tiempo lo dedico a la lucha por la total liberación de mi pequeña patria. En 1940 escribí Mamita Yunai, publicada en Costa Rica en 1941, y que pasó desapercibida por años, hasta que el soplo poderoso del gran poeta Pablo Neruda la echó a correr por el mundo: hasta el momento se ha editado en italiano, ruso, polaco alemán, checo, eslavo y rumano y pronto aparecerá también en búlgaro y en húngaro; se editó de nuevo en español en Chile en 1949 y en Argentina en 1955, donde actualmente se prepara su reedición. En 1947 publiqué la novela «Gentes y Gentecillas», en una pésima edición que corregí luego pero que no he podido volver a editar. Ese mismo año escribí una novela y unos cuentos cortos, que me fueron robados y destruidos durante la represión de 1948.En 1952 publiqué Marcos Ramírez, libro de aventuras infantiles traducido ya al francés, al alemán y al polaco. Y en 1954 publiqué Mi madrina, en un tomo que contiene dos novelas cortas y un cuento y que se tradujo y editó ya en Polonia. Y esto es todo por el momento.

* Publicada en la edición mexicana de 1957.

Carlos Luis Fallas

San José, Costa Rica, 1957

Biografía corta de Carlos Luis Fallas

Nació en Alajuela el 21 de enero de 1909. Fue Regidor Municipal de San José y diputado.

Fue jefe militar improvisado de los batallones obreros durante la guerra civil de 1948.

Escritor. Entre sus obras literarias están: “Mamita Yunai” escrita en 1940, obra que pasó desapercibida hasta que Pablo Neruda se propuso que fuera conocida en el mundo entero. “Gentes y Gentecillas”, “Marcos Ramírez”, “Mi Madrina”, “Tres Cuentos”, “Un mes en la China Roja”.

En 1962 la Fundación William Faulkner le otorgó el Premio La Novela Iberoamericana por su libro “Marcos Ramírez” y el 11 de abril de 1966 la Dirección de Artes y Letras le otorgó el premio nacional de literatura “Magón”.

La Asamblea Legislativa lo nombró BENEMÉRITO DE LA PATRIA, por acuerdo # 1793 de 14 de noviembre de 1977.

Murió en San José el 7 de mayo de 1966.

Imagen: Foto de Carlos Luis Fallas Sibaja