No más guerras, no más feminicidios. Por la niñez y la mujer
Mainier Barboza
Una lágrima menos, una vida más.
Al evocar el llanto, esa composición física, emocional, que lleva implícita la huella de la alegría, el sufrimiento, que, sin lugar a duda es una manifestación de los sentimientos más hermosos que tiene la humanidad, y, por qué no, nuestra naturaleza, que viva o inerte representa algo en la configuración de nuestra Tierra.
Celebramos con pasión y llanto, nuestros triunfos, conquistas, sueños; también con nostalgia y lágrimas nuestras ausencias amadas, frustraciones y derrotas; empero, hay otras lágrimas que se derraman por torrentes
generando caudales que ahogan los gritos, dolores, sufrimientos sin par y cuyos ecos no se perciben: esas lágrimas que suman millones llenan ríos, lagos y mares y se pierden en la inmensidad de los océanos.
Nunca las percibimos, porque semejan esas gotas de rocío que nos trae la mañana fresca; pero, siempre hay un pero, que nos indica muchas realidades, entre esas las millones de personas, entre niñez, ancianidad, mujeres y hombres que mueren por día en el mundo, sea de hambre, por enfermedades curables, frío, inanición, por crímenes sin sentido; por consumo de drogas ilícitas, sin descartar esa comida denominada «chatarra».
No hemos tocado la mayor monstruosidad, bajeza y desequilibrio enfermizo de las élites del poder, los que acumulan millones de unidades monetarias y riquezas en suntuosas mansiones, que desperdicias millones en lujos innecesarios. Esas son barbaridades baratas, a la par de la monstruosidad que señalaré, es la guerra, el acto de salvajismo, de vileza más inhumano, antinatural que se pueda imaginar…
Todas las guerras, que parecieran ser parte del desarrollo «natural» del mundo, es una de las fallas, al lado del patriarcado, que no ha permitido, ni la paz, ni la equidad, ni la igualdad; menos la distribución justa de la riqueza y participación plena de las mujeres bis a bis.
Con la más vergonzosa agresión a un pueblo, como Gaza, donde es la sociedad civil la que ha sido masacrada, con el beneplácito de la comunidad internacional y la manipulación de un grupo de poder criminal, como el que detenta el poder en Israel, la responsabilidad del mundo es evidente.
Por eso es necesario una lágrima menos para que florezca una vida más, en especial de la niñez y la mujer…
Que está navidad en su preámbulo de adviento, traiga la paz a este pueblo de Gaza y sea el eslabón para una paz duradera.
