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Etiqueta: Osa

Turistificación en Osa: más del 70 % de las propiedades en Ojochal están en manos extranjeras

San José, 12 de junio de 2025 – En el programa Voces y Política de Radio Universidad de Costa Rica, se presentó la investigación «La frontera en movimiento: la turistificación de Ojochal de Osa, 1990-2024«, elaborada por el Máster Óscar Leiva Alpízar como parte de su trabajo final de graduación en la Maestría en Turismo y Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional, sede Chorotega.

Óscar Leiva Alpízar es también Máster en Desarrollo Territorial Rural por FLACSO y Licenciado en Turismo. Participa activamente en la Comisión de Alianza Comunal (CAC) del Corredor Biológico Paso de La Danta (CBPD), en el Pacífico sur costarricense.

La investigación revela que entre el 70 % y 75 % de las propiedades en Ojochal están en manos de personas extranjeras. Esta estimación se basa en una muestra de aproximadamente 3.000 hectáreas, obtenida a partir de la revisión de 2.240 fincas, en su mayoría inscritas a nombre de sociedades anónimas.

Ojochal se encuentra entre el océano Pacífico y la Fila Costeña del sector Dominical–Palmar Norte. En las últimas semanas, ha quedado en evidencia una creciente problemática socioambiental que afecta esta zona y que impacta directamente al Corredor Biológico Paso La Danta, del cual la comunidad también forma parte.

Históricamente Ojochal fue un poblado rural con vocación agrícola y ganadera. Sin embargo, desde la década de 1990, ha vivido un proceso de acelerada transformación territorial impulsado por inversión extranjera, compraventa masiva de tierras y el desarrollo de proyectos inmobiliarios enfocados en el turismo residencial de lujo.

Este fenómeno, conocido como turistificación, ha configurado un territorio apropiado, planificado, construido y habitado en función del turismo, transformando profundamente el uso del suelo y la estructura social de la comunidad.

Las antiguas fincas ganaderas han sido reemplazadas por residencias exclusivas con vistas al mar. Muchas familias locales han sido desplazadas o se han visto forzadas a integrarse como mano de obra en el nuevo modelo económico. Entre 1990 y 2024 se registraron más de 3.000 transacciones inmobiliarias; un 68 % de ellas corresponde a propiedades vendidas entre 250 mil y 750 mil dólares, lo cual ha elevado significativamente el valor del suelo y ha dificultado el acceso a la tierra y a la vivienda para los habitantes tradicionales.

Además, el estudio muestra a partir de una encuesta aplicada en el distrito de Bahía Ballena y Ojochal que el precio promedio de los alquileres ha aumentado un 49 %, principalmente con el auge constructivo y turístico de la postpandemia, lo que ha generado una presión económica creciente sobre las familias residentes. Algunas han tenido que abandonar la comunidad debido al alza en el costo de vida. “Es una turistificación que también se vive como desplazamiento por la segregación social que genera la actividad, además de la exclusión que genera que ciertas zonas que resultaban ser fincas agrícolas hoy son condominios cerrados y vigilados”, advierte Leiva.

Apoyado en conceptos como la producción social del espacio y la gentrificación rural, el estudio define a Ojochal como una “frontera en movimiento”, que ha pasado de ser una frontera agrícola a una frontera turística, reconfigurando el territorio para responder a las necesidades de una élite extranjera y desplazando de forma silenciosa a la población local.

Este proceso no es aislado. Ojochal forma parte del proyecto turístico Costa Ballena, que incluye comunidades como Dominical, Uvita y Ojochal bajo una misma marca territorial, promovida como un «paraíso interconectado» que resalta la biodiversidad y la conservación. Sin embargo, esta narrativa estética ha servido para legitimar un modelo extractivo de apropiación territorial bajo el disfraz de sostenibilidad.

La investigación también señala la ambivalencia del Estado: muchas veces ausente en la regulación y planificación, como la construcción de un aeropuerto internacional en la zona, iniciativas que podrían agravar aún más la presión sobre los ecosistemas y las comunidades.

No obstante, también hay resistencia. Algunas familias han encontrado formas de adaptación y organización comunitaria para preservar la identidad del lugar y su tejido social.

Hoy Ojochal enfrenta un dilema: cómo convivir con el crecimiento turístico sin perder su esencia ni desplazar a quienes históricamente han habitado el territorio”, concluye Leiva. “No se trata solo de transformar el paisaje, sino también las formas de vida, los vínculos sociales y el sentido del lugar”.

El investigador recuerda que en los años 60, la expansión de la frontera agrícola motivó la creación de leyes para proteger el mundo rural. Hoy, la expansión de la frontera turística demanda un nuevo marco legal que regule el desarrollo, distribuya equitativamente sus beneficios y mitigue sus impactos sociales y ambientales.

“El llamado es claro: así como en su momento se aprobó la Ley de Tierras y Colonización, Costa Rica necesita hoy legislación específica para gestionar de manera justa y sostenible el auge turístico, resguardando tanto la biodiversidad como los derechos de las comunidades locales”, enfatiza Leiva.

Finalmente, el proceso de investigación enfrentó importantes obstáculos. Leiva debió presentar un recurso de amparo contra la Municipalidad de Osa para poder acceder a la información pública necesaria. Además, muchas personas entrevistadas prefirieron mantenerse en el anonimato por temor a represalias, lo que refleja las tensiones que rodean este fenómeno.

Puede accesar a toda investigación con mapas, gráficos y fotos en: https://repositorio.una.ac.cr/server/api/core/bitstreams/dfdbab25-5b24-4db0-b1a4-8f4238317daa/content

Con apoyo de proyecto ED-3526 Geografía y Diálogos de Saberes: Análisis de la conflictividad socioambiental en territorios comunitarios de Costa Rica de la Escuela de Geografía y el Programa Kioscos Socioambientales de la Vicerrectoría de Acción Social Universidad de Costa Rica.

Personas de Piedras Blancas de Osa se movilizan por vivienda digna

Un grupo de personas de Piedras Blancas de Osa se movilizó hasta las oficinas del Instituto de Desarrollo Rural (INDER) ubicadas en Río Claro de Golfito, para demandar una solución a la tenencia de la tierra, un lote para contar con una vivienda digna.

La Comisión Sureña informó a SURCOS que “tienen 17 años de posesión del lote no. 24 de la finca conocida como Haciendas del Sur, donde viven dieciséis familias de escasos recursos económicos en una de las zonas más empobrecidas del país, y a pesar de esa situación, no menos de cuatro gobiernos han pasado y ninguno ha resuelto la difícil situación de todas las familias que ahí viven”.

Por eso decidieron hacerse presentes con rótulos demandando a las autoridades del INDER resolver su difícil situación.

Las comunidades de Zona Sur se movilizan contra botadero de basura

SURCOS recibió el siguiente comunicado:

“Las comunidades de Salamá Finca Puntarenas, Piedras Blancas del Cantón de Osa y otras de la Zona Sur, están en la calle en protesta pacífica contra la pretensión de algunos inescrupulosos de instalar un botadero de basura en el corazón de la biodiversidad de Costa Rica y de nuestro Planeta Tierra.

Hoy les decimos que no lo permitiremos, ¡¡¡cueste lo que cueste!!!

Zona Sur, 26/01/2026.”

GALERÍA

¿Un relleno sanitario en Osa? Descubre qué está en riesgo

Observatorio de Bienes Comunes, UCR

En julio de 2025, se prevé la apertura de un relleno sanitario cerca de la comunidad de Salamá, Osa, una región de alto valor ecológico y social. Este proyecto, que abarcará 60 hectáreas y recibirá 3,000 toneladas diarias de basura, ha despertado preocupación por los posibles impactos ambientales y sociales en las comunidades cercanas.

¿Por qué deberías interesarte?
Este relleno sanitario se ubicará entre los corredores biológicos Fila Cruces y Osa, cerca de nacientes y humedales como el Térraba-Sierpe. Los lixiviados, un líquido altamente contaminante que se genera cuando el agua entra en contacto con la basura, podrían afectar el agua que abastece a las comunidades de Finca Puntarenas y Salamá, quienes dependen de pozos artesanales y ríos para su consumo diario.

Además de la contaminación, el proyecto podría alterar el flujo hídrico de la región, causar pérdida de biodiversidad y generar conflictos socioambientales debido a olores, tráfico y el uso del territorio.

¿Qué podemos aprender?
En nuestra infografía, exploramos los riesgos de este proyecto, su impacto en la naturaleza y la necesidad urgente que tenemos por pensar y exigir a nuestras autoridades alternativas para un manejo más sostenible de los residuos. 

Esto es una invitación para que reflexionemos juntos y juntas sobre cómo proteger los bienes naturales y garantizar una mejor calidad de vida para nuestras comunidades.

Les compartimos el Recurso de Amparo dónde la Sala Constitucional le ordena a Presidente de la ASADA de Piedras Blancas de Osa que otorgó disponibilidad de agua a empresa desarrolladora de Relleno Sanitario en Osa a rendir cuentas ante consultas de la comunidad de Salamá de Osa y el diputado Ariel Robles Barrantes.

Puede descargar el documento aquí.

La última vivienda del indio Venancio

Uriel Rojas

El Indio Venancio fue un personaje muy conocido en el cantón de Osa por tener grandes propiedades de tierras en las explanadas del Diquís previo a la llegada de la bananera.

Incluso cuando llegó la compañía, se negó a vender sus tierras y siguió cultivando sus productos, siendo una isla en medio de las fincas bananeras.

A pesar de que pasó mucho tiempo en una finca llamada El Gorrión, al final se trasladó a vivir en Cañablancal, donde murió en 1967 a sus 87 años.

Su última vivienda, estaba hecha de madera y fue construida por don Arnulfo García, un carpintero de origen nicaragüense que trabajaba para la Compañía Bananera en Palmar Sur por lo que se presume que “copió” el estilo de las casas de la compañía, para adaptarla a los gustos y necesidades de la familia del Indio Venancio Mora.

Era una casa grande, bastante alta, con aleros en la fachada principal y parte de la lateral superior.

El color del edificio tenía un acabado de pintura color blanco hueso con detalles en verde.

Entre las curiosidades que se le atribuía al Indio Venancio era, que tenía una Ceiba en su finca El Gorrión. Era un árbol inmenso y la compañía bananera siempre la quiso cortar, pero nunca pudo.

Cada vez que intentaban cortarla, la motosierra se dañaba. No hubo uno que sirviera, la que no se quebraba, no arrancaba, se jodía. Cuando el indio murió también la ceiba.

También tenía una saína que cuidaba su casa y era bien brava. Era más brava que un perro, pero solo obedecía órdenes de tatica Venancio y uno de sus criados. La saína era cuidadora, cuidaba con recelos su finca y se hizo vieja, muy vieja, hasta que murió. Dicen que don Venancio la quería como si fuera una persona.

Pero no solo eso era extraño en el mundo del legendario Indio Venancio.

Él tenía sus bananales y cacaotales interconectados por trillos que formaban un laberinto.

Pero, aunque había muchos frutos nadie le podía robar nada. El que lo intentaba, cuando cargaba su jaba para huir del lugar, el camino que tomaba lo llevaba a la casa de tatica Venancio. Parecían caminos embrujados, nadie se salvaba, ni sus familiares, era algo extraño.

Esa finca era como mágica, el indio era como hechicero. Pero nadie pudo con Venancio mientras estuvo en vida, él murió siendo un rebelde.

Y aparte de todo esto, el indio se reunía unas tres veces al año con otros amigos que venían de Talamanca y otros de Boruca.

Se quedaban varios días en su casa y tenían rituales nocturnos. Hacían fogatas y comían carne silvestre.

A veces curaban enfermos indígenas, también a algunos vecinos, otros familiares.

Los no indígenas le tenían miedo porque tenía una apariencia de muy bravo, y algunos decían que era un hechicero.

Don Venancio Mora, o tatica como comúnmente le llamaban, murió en 1967 a la edad de 87 años en su casa de habitación situada en Caña Blancal de Palmar Norte.

Años después, su finca El Gorrión fue vendida a la compañía bananera, concluyendo así la rebeldía y la historia del Indio Venancio: una leyenda del Sur de Costa Rica.

Fotos: Hazel N.

Impulsan economía rural en zonas indígenas del Sur

Mediante capacitaciones mejorarían productividad forestal

Por: Johnny Núñez Z. O.C-UNA

Alrededor de 140 pequeños y medianos productores de las asociaciones de desarrollo integral de las comunidades indígenas de Salitre, Boruca, Osa, Ujarrás y Rancho Quemado en la región Sur del país, fortalecen su productividad forestal y economía rural mediante una serie de capacitaciones impartidas por tres universidades públicas.

La iniciativa, Extensión forestal como estrategia del mejoramiento y fortalecimiento de la gestión ambiental y de la economía rural en la región Brunca de Costa Rica, iniciado a mediados de 2023, pretende implementar una estrategia de extensión para mejorar la productividad del cultivo de la madera, el paisaje y la economía rural en beneficio de pequeños y medianos productores forestales, así como  funcionarios públicos del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), Instituto de Desarrollo Rural (Inder) y la Municipalidad de Osa, entre otros.

Las responsables del proyecto en la Universidad Nacional (UNA) son las académicas de la Sede Regional Brunca de la UNA Sharon Torres, Geizel Araya y Guiselle Mora, junto con un grupo de investigadores del Instituto tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad Técnica Nacional (UTN), cuya coordinación general recae en Luis Diego Camacho, investigador del TEC.

En territorio indígena

Guiselle Mora, investigadora y arqueóloga del Campus Pérez Zeledón de la UNA, comentó que el proyecto nace con la idea de establecer mecanismos que motiven a productores locales en la producción de especies maderables nativas como la teca, melina, gallinazo, amarillón, pilón y balsa, tanto para una potencial fuente de materia prima, sino también en procesos productivos con el fin de dar un uso integral a la madera. “Trabajamos en un proyecto de vivienda en la comunidad indígena de Cabagra, donde promovemos el uso de especies forestales nativas, pues la mayor parte de las casas de bono de vivienda se construyen con maderas importadas de Chile como el pino”, explicó Mora.

La académica detalló que en este momento se capacitan las asociaciones de desarrollo de territorios indígenas en temas de innovación tecnológica; como el caso de Boruca donde se ofreció la capacitación en manejo de drones y Sistemas de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés). Fundamentalmente, estas herramientas son de utilidad para que los pobladores identifiquen las especies arbóreas y posibles puntos de incendios forestales.

Mora comentó que en el caso de Boruca se cuenta con un invernadero, donde se cultivan árboles de balsa para la creación de máscaras, bajo el manejo de la asociación de desarrollo, la cual se encargará de distribuir las especies a los mascareros de la región.

La arqueóloga de la UNA indicó que para este semestre se capacitará a un grupo de habitantes de Rancho Quemado en el marco de una iniciativa del manejo y protección de las dantas y saínos, de ahí la importancia de conocer el bosque por medio del dron y el GPS. A la vez, como complemento se brindará un taller de arqueología sobre las riquezas de la región en esta materia.

A futuro se espera contar con un equipo de asistencia regional forestal para fomentar temas como la interpretación de senderos boscosos en la región de Osa.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

El tamal de arroz

Un platillo navideño típico en el Sur de Costa Rica

Uriel Rojas

Cada vez que llega diciembre y cambio de año muchas familias en el Sur de Costa Rica atizan sus fogones o colocan piedras sobre la superficie de la tierra para hacer fuego y cocinar los tamales de arroz.

¿Qué es un tamal de arroz?

Las familias costarricenses están acostumbradas al tamal de masa, un platillo tradicional durante las épocas navideñas, especialmente.

Pero en el Sur de Costa Rica, el tamal de arroz representa con honores la variada gastronomía de esta zona especialmente cuando nos referimos a la cultura indígena y chiricana.

El tamal de arroz requiere el mismo proceso preparativo que el tamal de masa, solamente que en vez de masa utiliza arroz, y sus demás ingredientes son bastantes similares.

Su exquisito sabor marca la diferencia y son pocos los pueblos que conservan este saber y más aún, pocas las cocineras que tienen el conocimiento para darle el punto preciso capaz de conquistar cualquier paladar exigente.

Su origen se le atribuye a la cocina indígena y chiricana. Este mestizaje gastronómico aún se conserva en poblados como Buenos Aires, Volcán, Potrero Grande, Pilas y las comunidades indígenas de la zona.

Para estas épocas navideñas, la cocina indígena y chiricana se lucen con este platillo y cada que vez que el visitante prueba el sabor queda encantado que hasta se come dos y si puede tres, acompañado de una taza de café.

El tamal de arroz habla mucho por la cultura popular del Sur, por su gente, sus modos de vida, sus costumbres y tradiciones.

Cuando se prepara una “tamalada” la familia se une.

Se distribuyen las tareas para lavar las hojas, (tradicionalmente de bijagua), preparar los mecates para amarrar, (tradicionalmente utiliza fibras de las hojas de itabo), preparar la carne, el arroz, y desde luego está una jefa, quien es la que “alinea” el sabor.

La preparación de una tamalada genera un ambiente festivo: mientras se prepara se cuentan historias, anécdotas, saberes, se comparten bebidas, bocadillos y uno que otro chisme reciente.

Si la actividad es comunal, se unen los vecinos y especialmente las cocineras.

Es un platillo de lujo que a veces se usan para algunas otras actividades muy especiales, tales como festivales culturales, por ejemplo.

El tamal de arroz es un platillo único del Sur de Costa Rica, especialmente del cantón de Buenos Aires y algunas familias en Osa, lugares en donde habitan las poblaciones indígenas con influencia chiricana o viceversa.

Su amplia historia de convivencia entre estas dos culturas, junto a la criolla campesina han hecho del Sur un mosaico de saberes y sabores que debes conocer cuando visitas estas vastas explanadas benditas.

Ingredientes para hacer 40 tamales:

1 bolsa de arroz

1 kilo de carne de cerdo o de pollo

1 cebolla picada

Sal al gusto

2 rollos de culantro

Achiote natural al gusto

2 chiles dulces (Y de manera opcional, un poquito de ajos o comino)

Preparación:

☑Primero se limpian las hojas de bijagua y se alistan los mecates de amarrar, (fibras de la hoja del itabo)

☑Se prepara la carne y el arroz por separado (se les agrega los demás ingredientes: chile, culantro, achiote, ajos, comino)

☑Luego, sobre la hoja de bijagua se echa el arroz preparado y los trocitos de carne. Se acomoda bien y se envuelve, amarrándose cada tamal con las fibras del itabo.

☑Se pone a cocinar con buen fuego unas dos horas y listo. A comer tamal de arroz con café o con la bebida de su agrado.

Feliz Navidad y año nuevo 2024 disfrutando de los ricos tamales de arroz.

Esta nota se elaboró con el apoyo de la familia Hernández Alvarado.