El 8 de julio de 2010 el aparato represor del gobierno del expresidente Ricardo Martinelli −condenado por corrupción y asilado hoy en Colombia− reprimió con saña al pueblo trabajador de la zona bananera de la provincia de Bocas del Toro.
En aquel entonces, José Raúl Mulino −hoy Presidente de la República− era ministro de Interior, por lo tanto, responsable directo de la feroz cacería de ciudadanos indefensos en el feudo de Chiquita Brands.
José Raúl Mulino sufre del trastorno de acumulación de odio contra los trabajadores bananeros y los indígenas. Aquella salvajada −por la cual debería estar preso− dejó un saldo de dos muertos, 78 lisiados de por vida y 700 heridos de bala y perdigones. La entonces ministra de Trabajo, Alma Cortés, se dignó ir a la zona bananera donde el Sindicato (SITRAIBANA) había convocado a una huelga en todas las fincas.
En la propia sede del Sindicato, la copetuda ministra mostró también su fobia antiindígena: “Ustedes son unos indios borrachos, ignorantes, analfabetos”, les dijo. “Dejen de hacerle el juego a los dirigentes sindicales, que lo único que quieren es seguir viviendo de las cuotas”, añadió.
Aquella señora copetuda fue condenada en mayo del actual a 32 meses de prisión al no justificar gastos de viáticos por 49 mil dólares en reuniones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza. La muy instruida señorona resultó una vulgar ladrona.
Hace algunas semanas el presidente Mulino ordenó una nueva cacería en Bocas del Toro. El despliegue de las fuerzas de seguridad llevó por nombre “Operación Omega”. El número de muertos crece a diario, junto a las denuncias de torturas y flagrantes violaciones a los derechos humanos. Ni siquiera la impunidad es eterna. El que las hace las paga. ¡Prohibido olvidar!
Con una colaboración entre analistas de Chile y Costa Rica, se ha lanzado el programa Espresso Americano, una nueva iniciativa audiovisual que busca analizar la geopolítica y la coyuntura de los países latinoamericanos desde una perspectiva crítica e independiente. El espacio será transmitido cada quince días por YouTube y otras plataformas digitales.
La primera entrega de la serie se titula “Panamá: Si lo ves que viene, palo al tiburón”, y expone un análisis de la historia, economía y situación actual de este país centroamericano, marcado por su rol geoestratégico y las tensiones con potencias globales.
El episodio recupera la memoria del Canal de Panamá como enclave colonial de Estados Unidos, el despojo territorial a Colombia hace 122 años y la posterior ocupación militar estadounidense. También aborda las recientes protestas sociales contra reformas al sistema de pensiones, el proyecto de un embalse que afectaría territorios indígenas, la reapertura de la mina de cobre en Colón, y el memorándum de entendimiento firmado con Estados Unidos.
En su análisis, los autores —Fernando Bermúdez Kuminev y Roberto Bermúdez Pellegrin, corresponsales del multimedio Muros y Resistencia— denuncian la falta de soberanía efectiva, los vínculos con intereses financieros internacionales, y las implicaciones geopolíticas del nuevo alineamiento estratégico del gobierno panameño, que incluye el abandono de la iniciativa china de la Ruta de la Seda y la sustitución de infraestructura de comunicaciones.
A lo largo del programa se destacan elementos históricos y simbólicos, como la referencia al general Omar Torrijos, quien defendió la recuperación del canal ante la comunidad internacional: “Nunca hemos sido, que no somos ni nunca seremos, ni Estado ni Estado Asociado, ni Colonia o Protectorado”.
La propuesta audiovisual busca, según sus realizadores, “recorrer América estación por estación”, para brindar una lectura regional de las disputas actuales y reavivar la conciencia histórica y emancipadora de los pueblos latinoamericanos.
Desde la Red Social para la Educación Pública en las Américas-Red SEPA, alianza que defiende y lucha por la educación pública, intercultural y gratuita, destacamos el compromiso del magisterio y pueblo panameño junto a comunidades indígenas que ha posibilitado sostener un conjunto de movilizaciones, plantones y otras acciones propias del Derecho Humano a la Protesta Social, ante un gobierno que responde a toda demanda popular con la represión, decisiones inconsultas violentando las normativas nacionales e internacionales.
A partir del 23 de abril, 2025, el magisterio nacional convocó a Huelga General, como derecho del pueblo panameño de luchar por la derogación de la Ley 462 que atenta directamente contra el sistema financiero en defensa de la Caja del Seguro Social (Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM)); contra la reapertura de la minera de capital canadiense clausurada en el 2023 gracias a la lucha popular que detuvo la vulneración de la soberanía, los embalses y expulsión de las comunidades, triunfo que el gobierno hoy intenta revertir.
Es por ello, que manifestamos nuestro rechazo ante la ola de represión sin precedentes comarcas indígenas y el sector bananero, sufriendo violentas incursiones policiales y detenciones arbitrarias de líderes indígenas en las comunidades de la Comarca Ngäbe-Buglé en Panamá, especialmente en los pueblos Trinidad, El Piro, Ojo de Agua, Tolé, Viguí y El Prado.
Lo anterior, provocando cientos de víctimas heridas y la muerte de Arcenio Agrego, joven adolescente indígena asesinado por fuerzas policiales del gobierno de Mulino, en El Pueblo Emberá de Arimae, Darién, denunciado por Congreso General de Gunayala, integrante de la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá (Coonapip).
A esto se suma, las respuestas de la ministra de educación, Lucy Molinar, dejando sin salario al magisterio en lucha, amenazando con despido masivo a partir del lunes 23 de junio. Ante lo cual, el magisterio nacional convocó el pasado martes 17 de junio, a una marcha nacional el día jueves, para concentrarse en la Corte Suprema de Justicia, quienes tienen cinco amparos de garantía sobre los secuestros salariales y no han dado respuesta, en un contexto de primer acercamiento con autoridades del gobierno y de la iglesia católica donde esperamos que haya verdadera voluntad política de escuchar al magisterio y pueblo panameño.
Denunciamos que el miércoles 18 de junio, se une una acción más de represión, persecución selectiva y detenciones arbitrarias, contra Felipe Cabezas, abogado y dirigente colonense, incansable defensor del pueblo; contra docentes como maestra Guadalupe Camargo, Directiva de AEVE, Iván Rodríguez, Raúl Gutiérrez, Alexis Guevara y Ricardo Andrade.
Reiteramos nuestro apoyo solidario a la legítima lucha encabezada por la ALIANZA PUEBLO UNIDO POR LA VIDA, en general y a la Unión Nacional de Educadores de Panamá (UNEP), de la cual forma parte nuestra hermana organización Frente reformista de Educadores de Panamá (FREP), a la Unión de Educadores por la Calidad de la Educación Panameña (UNECEP) y al Frente de Acción Magisterial (FAM) donde forma parte la Asociación de Profesores de Panamá (ASOPROF).
Instamos al presidente José Raúl Mulino para abrir un camino de diálogo que conduzca a escuchar y tramitar estas justas reivindicaciones. A su vez, a detener de inmediato la campaña de criminalización contra dirigentes indígenas y sindicales como Saúl Méndez, Genaro López y Jaime Caballero; contra dirigencia estudiantil, como Eduardo García, del grupo estudiantil FER29, expulsado sumariamente de la Universidad de Panamá; incluso, confiscando cuentas bancarias de sindicatos y cierre la cooperativa. Así mismo, manifestamos nuestra solidaridad con la familia del joven adolescente del pueblo Emberá de Arimae, Darién, asesinado por defender las justas causas de este movimiento nacional de lucha.
¡Alto a represión, persecuciones selectivas, detenciones arbitrarias, criminalización y judicialización contra el magisterio, sector obrero, de salud, comarcas indígenas y puebloen general quienes luchan por justicia, dignidad y soberanía!
¡Respeto a los pueblos indígenas Ngöbe del Oriente Chiricano, Bocas del Toro y Emberá de Arimae!
¡Esta Caja tiene dueño, es del pueblo panameño!
¡No a la minería contra las comarcas y comunidades indígenas!
¡Por una educación de los pueblos y para los pueblos!
¡Sin lucha no hay victoria!
¡Pueblo panameño: firmes 55 días de huelga nacional!
Por la Red Social para la Educación Pública en América:
Steve Stewart Secretario Técnico 19 de junio de 2025.
160 personas y 43 organizaciones, colectivas y colectivos costarricenses presentan carta a la Embajada de Panamá, pronunciándose en contra de la represión ejercida por el gobierno de José Raúl Mulino
El pasado lunes 9 de junio, un total de 160 personas y 43 organizaciones, colectivas y colectivos costarricenses presentaron una carta a la Embajada de Panamá, pronunciándose en contra de la represión ejercida por el gobierno de José Raúl Mulino.
Esto ocurre tras un proceso en el cual el pueblo panameño se ha enfrentado a atropellos sistemáticos y a la represión a las protestas en el país vecino, pues ha habido una creciente movilización que rechaza las últimas decisiones tomadas por el gobierno de Mulino. Un ejemplo de estas decisiones es la Ley 462 que reforma la Caja del Seguro Social, puesto que la reforma implica la eliminación de solidaridad intergeneracional y establecimiento de cuentas individuales, afectando así las pensiones de las próximas generaciones. Asimismo, se ha protestado contra los planes de reactivación de minería de la empresa canadiense First Quantum, y contra el pacto de ampliación de presencia militar estadounidense en áreas de acceso y otras áreas adyacentes al Canal de Panamá.
Las manifestaciones en defensa a las pensiones dignas, a la seguridad social y a la soberanía panameña frente a Estados Unidos, han sido encabezadas por el movimiento estudiantil, sindical y comunidades indígenas; de la misma manera que han participado grupos de mujeres, niñez y otros. Por ende, el pronunciamiento presentado a la Embajada de Panamá en Costa Rica suma estas reivindicaciones de dignidad y justicia social; insta al diálogo, a no criminalizar las protestas, a la protección de los medios y recursos naturales de Panamá, y a mantenerse en solidaridad con el pueblo hermano de Panamá
A continuación, se comparte la carta dirigida al Embajador de la República de Panamá.
9 de junio, 2025
San José, Costa Rica
Señor Embajador de la República de Panamá
Pacífico Escalona Ávila
Presente.
Desde la dignidad y la justicia social
En las últimas semanas hemos presenciado el ejercicio del legítimo derecho del pueblo panameño a luchar por un régimen de pensiones y retiro justo, contra la reapertura de la minera cerrada en 2023 y por el cese de los intentos de reabrir bases militares norteamericanas en su patria. Estas movilizaciones han contado con la presencia activa de los maestros y profesores, estudiantes, comunidades indígenas, sindicatos como el SUNTRACS y el de las Bananeras, entre otros muchos sectores y organizaciones.
La respuesta del gobierno del señor José Raúl Mulino ha sido negar la posibilidad de diálogo que conduzca a escuchar y tramitar estas justas reivindicaciones. Por el contrario, se ha desatado una campaña de criminalización contra dirigentes sindicales como Saúl Méndez, Genaro López y Jaime Caballero; contra dirigentes estudiantiles, como Eduardo García, estudiante de economía, del grupo estudiantil FER29, expulsado sumariamente de la Universidad de Panamá; así como una indiscriminada represión contra las comunidades comarcales de los pueblos originarios y la detención selectiva de luchadores sociales. A las personas educadoras se les ha violado el derecho a recibir salario mientras al sindicato de la construcción se le confiscan sus cuentas bancarias y cierran la cooperativa.
Esto está generando una situación explosiva. Los pueblos del mundo vemos con preocupación lo que está ocurriendo en Panamá e instamos a una pronta salida negociada, partiendo de las justas demandas del pueblo panameño. En particular, señalamos la importancia del cese de la represión y la inmediata liberación a todos los presos políticos, detenidos por luchar y que han sido enviados a cárceles comunes y tratados como delincuentes. Repudiamos la ofensiva antiobrera y antidemocrática que se expresa en los allanamientos de instalaciones y congelamiento de las cuentas de la Cooperativa del SUNTRACS, la persecución judicial contra su secretario general Saúl Méndez y otros dirigentes. Hoy todos somos Panamá que resiste a la destrucción ecológica, la condena a la miseria de los jubilados y nuevas formas coloniales revestidas de cooperación.
Panamá no está sola. Iniciamos desde este momento un proceso de divulgación internacional sobre la lucha de su pueblo.
Firma responsable Allen Cordero Ulate Cédula 3-02170094 9 de junio, 2025
FIRMAS
A nivel personal
Adrián Gordón / Estudiante
Adrián Jaén España Docente
Adriana Laclé Médica internista
Alejandra Bonilla Leiva Agrónoma
Alejandra Ducca Durán
Alexandre Rojas Parajeles Docente
Álvaro Fernández González Sociólogo jubilado
Allen Cordero Ulate Docente jubilado UCR
Amilcar Castañeda Cortez Docente
Amalia Vargas Rojas Jubilada
Ana Cristina Rossi Novelista y profesora
Andreina Vargas Rodríguez Ama de casa
Ángelo Monge Ingeniero civil urbanista
Antonieta Fernández Quirós Abogada
Carlos Coronado Vargas Dirigente popular
Carlos Guevara Abogado
Carlos Alberto López Herrera Intérprete naturalista
Carlos Moya Cisneros Docente
Carlos Settembrini Jubilado
Casilda Sancho Barrantes Jubilada
Catarina Goldoni Ruiz Jubilada
Celina Valadez Educadora popular
Ciska Raventós Vorst Socióloga
Clarita Quiel Torres Ama de casa y agricultora
Cristopher Montero Corrales Docente universitario
Damaris Orozco Analista de RH
David Morera Herrera Docente
Deby Calderón Vega Chofer
Deymer Moreno Bejarano Docente
Diego Chaverri Sociólogo
Dinorah Romero Morales Ama de casa
Dunia Valverde Segura Docente
Edison Valverde Araya Jubilado
Edwin Alfaro Quesada Jubilado
Edwin Ticak Actor
Eladio Retana Fallas Jubilado
Eli Ortiz Torres
Elías E Aguirre Ramírez Policía
Elides Rivera Navas Presidenta Organización de Mujeres Mano de Tigre
Enjolras Mata Rojas Supervisor de operaciones
Erik Nelson Abogado
Esteban Arias Chavarría Docente
Esteban Fernández Filósofo
Eutiquio Degaiza Estudiante
Félix López Zambrana Agricultor
Flor Lorca Melero Periodista
Florangel Vecchini Zerpa TSU Administración
Franklin Quesada Campos Dirigente sindical
Gerardo Cerdas Vega Sociólogo y profesor
Gerardo Valverde Agricultor
Gilberto Franco Cabrera Prejubilado de JAPDEVA
Giovanni Beluche V Académico universitario
Gloria Laura Gergen Soto Perforador
Gloriana Araya Fernández Desempleada
Gonzalo Barrantes Cartín Docente
Grace Cecilia Serrano Correa Agricultura
Guiomar del R Martín Tedman Jubilada
Hannia Franceschi Barraza Docente universitaria
Heidy Valencia Espinoza Docente
Isabel Briceño Quesada Matrona
Isabel Ducca Durán Jubilada
Isabel Méndez Garita Ama de casa
Isabel Rivera Navas Diseñadora
Jaime Roberto Robert Jiménez Psicólogo social
James Brown
Javier Alvarado Vargas Docente
Javier Cabero Consultor internacional
Jeff Hernández Castro Docente
Jennifer Morgan Desempleada
Jiri Spendlingwimmer Antropólogo
Jorge Barrientos Valverde Docente universitario
Jorge Alens Conte Guerra Académico
Jorge Raúl García Fernández Sociólogo
Jorge Luis Vargas Rivas Manufactura estudiante
José Daniel Díaz Moya Trabajador de call center
José Eduardo Álvarez Araya ACODEHU
Juan Ticak Actor
Karol Pineda Docente
Karla Chinchilla Aguilar Profesora universitaria
Kimberly Umaña Zamora Trabajadora social
Laura Arias Cabrera Docente
Laura Gómez Vázquez Oficinista
Leila Marcela Sánchez Sindicalista
Loreana Araya Fernández
Lorena Molina Jubilada
Lucía Brenes Chaves Docente
Luis Bonilla Bonilla Docente
Luis Angel Céspedes Rodríguez Jubilado
Luis Alberto Salas Sarkis Jubilado
Luz Rosas Ama de Casa
Magda Sánchez Empleada
Marcela Naranjo Segura ACODEHU
Marcela Zamora Cruz Administradora del CAP
Marco Amador Valverde
Marco Vinicio Fournier Psicólogo
María Álvarez Fernández
María Antonieta Chandía Jubilada
María Damaris Badilla Vargas Ama de casa y ambientalista
María de los A. Lobo Umaña Agricultora
María de los A. Téllez Comerciante
María del R Chamorro Tasies Docente
María S Hernández Carmona Historiadora
María López Ama de casa
María Natalia Chaves Vargas
María José Lechado Comité de lucha de vivienda Monte Alto
María Trejos Montero Docente jubilada y activista DDHH
Mariana Lacayo Campos Editora
Mariela Muñoz Galaz Trabajadora social
Marielos Muñoz Solórzano Oficinista
Marylin Morris Zúñiga Estudiante, ama de casa, cocinera
Marta Sanchez
Marvin Hernández Docente
Marvin Soto Arias Estudiante
Mauricio Zeledón Leal Jubilado
Miguel Barrios Gutiérrez Pensionado de la CCSS
Minerva Solano Campos Estudiante y docente
Nancy Piedra Guillén Docente
Nelisse Wielewcki Narloct Docente
Norma Noemy Cisneros Páez Productora
Nubia G Rodríguez Forero Economista
Olga Viviana Gysling Caselli Jubilada
Oliverio A del Águila Mejía Historiador
Olman Bolaños Ortiz Docente universitario
Olman Bolaños Vargas Ilustrador
Orlando Barrantes Cartín Luchador social
Óscar Delgado Cabana Docente
Óscar Navarro Rojas
Pablo Vommaro Docente e investigador
Paola Zeledón Muñoz Trabajadora de call center
Peggy Chamorro Psicóloga y comunicadora
Rafael E López Alfaro Profesor
Rafael Morera Ramos Estudiante universitario
Roberto Ayala S Docente
Roberto Cascante Vindas Docente e investigador
Rodolfo Ulloa Bonilla Sociólogo
Roger Chaves Grijalba Sociólogo
Ronald Solís Alemán Agricultor
Rosa María Muñoz Varela Docente pensionada
Rosángela Cortés Barquero Ama de casa y agricultora
Roxana Cedeño Sequeira Trabajadora social
Ruth Zurbrigen Docente
Sebastián Saborío Docente
Sharo Rosales Defensora de DDHH
Sileny Vázquez Orozco Promotora de la Salud
Silvia Regina de Lima Silva Directora del DEI
Sitaira Cubillo Oficinista
Socorro Trejos
Stefanie Hidalgo Acuña Trabajadora social
Susan Quirós Díaz
Tomas Echeverría Vela Jubilado
Vania Quesada Silva Emprendedora
Vianney Mora Vega Socióloga asesora legislativa
Víctor M Gutiérrez Soto Profesional
Victoria E Borbón Pineda Licenciada en Orientación
Yamileth Fontana Coto Socióloga pensionada
Yamileth Monterrey López Psicóloga
Yaser Ramos Vargas Estudiante de sociología
Yoselyn Leandro Coto Asesorías Agroecológicas
Zoila Martínez Moncada Psicóloga
Zuleika Zambrano Médica
Organizaciones, colectivos y colectivas
Asociación Costarricense de Derechos Humanos (ACODEHU)
Asociación Indígena Dockua
Asociación UNAPROA
Biovida
Biriteca
Caz
Centro de Amigos para la Paz (CAP)
Círculo de Debates Marxista
Clan Túbölwak Bribri, Yábamí Dí Káta. Consejo Iriria Sätkök, Yábamí Dí Káta, conocido como Cabagra
Colectiva Feminista La Revuelta
Colectiva por el Derecho a Decidir
Colectiva Profesional para la Ciudadanía
Colectivo COPAL
Comité de Lucha por Vivienda de Monte Alto
Comité de Solidaridad con los Pueblos Originarios Iriria Tsòchok, Costa Rica
Confederación Unitaria de Trabajadores (CUT)
Coordinadora de Lucha Sur Sur
Dinamismo Juvenil A.C
Ecocipreses
Investigaciones Psicosomáticas
FENASEP
Flores Piercing
FUAR
Fundación Nómada Costa Rica
Grupo Socialismo y Libertad
GSL
La Izquierda Diario CR
Movimiento Humanista
Movimiento de Trabajadores y Campesinos (MTC)
Mujeres en Apoyo
Mujeres Indígenas Mano de Tigre
Mundo sin Guerras y sin Violencias
Organización Socialista Revolucionaria (OSR)
Pan y Rosas
Partido Humanista
Partido Izquierda Costarricense (PIZCO)
Partido Revolucionario de Trabajadoras y Trabajadores (PRT)
Preservación de Ecosistemas Zona Norte
Red de Ecología Autónoma
Sindicato de Salud y Seguridad Social
Sindicato Unitario de la UNED (SIUNED)
UNT-BUSSCO
Unión de Amigos para la Protección del Agua (UNAPROA)
En medio del despliegue represivo del actual gobierno panameño contra comunidades indígenas como Arimae en Darién, emergió una pregunta mediática tan reiterada como malintencionada: “¿Y por qué protestan los indígenas si ni siquiera cotizan al seguro social?”. Esta pregunta que se repitió en redes sociales, en medios masivos e incluso en círculos de opinión política, no solo desconoce el fondo del conflicto, sino que reproduce viejos prejuicios clasistas, racistas y coloniales. Es una pregunta que, en vez de interpelar al sistema de desigualdad que nos atraviesa como país, lo normaliza.
La verdadera pregunta, ¿por qué no cotizan todos los panameños?
En lugar de acusar a los pueblos indígenas de no cotizar, la pregunta fundamental que deberíamos hacernos como sociedad es: ¿por qué tantos panameños —indígenas y no indígenas— no tienen acceso a un trabajo digno que les permita cotizar?
La respuesta es clara: por la profunda desigualdad estructural que históricamente ha caracterizado a Panamá. No lo dicen únicamente las organizaciones sociales o los pueblos indígenas, lo confirman también estudios académicos, diagnósticos institucionales, informes de organismos internacionales e, incluso, los mismos tecnócratas que hoy impulsan la Ley 462. Panamá es uno de los países más desiguales del continente. Mientras una élite empresarial y financiera concentra la riqueza y evade sistemáticamente sus responsabilidades fiscales en más de 8 mil millones al año, la mayoría de la población —incluyendo comunidades indígenas— vive en condiciones de exclusión, pagando impuestos indirectos, pero recibiendo servicios públicos precarios. Esta desigualdad no es casual: es el resultado de un modelo económico excluyente que ha funcionado, durante décadas, a costa de los mismos sectores que hoy son reprimidos por levantar su voz.
La exclusión no es sinónimo de indiferencia
Quienes hoy dicen que los indígenas “no cotizan” lo hacen como si eso los descalificara para defender el sistema de seguridad social. Como si no tuvieran derecho a luchar por una sociedad más justa solo porque no pagan o figuran en una planilla.
Pero la excusión nunca ha significado resignación. Al contrario: la lucha indígena ha sido, históricamente, una lucha por ampliar los horizontes de la ciudadanía, por lograr que sus hijos y nietos accedan a derechos que a sus abuelos les fueron negados.
Aunque muchos indígenas en sus territorios no estén hoy afiliados al seguro social, las aspiraciones en sus comunidades son claras y legítimas: que sus hijos se eduquen, se profesionalicen, que regresen a sus territorios con otros conocimientos, que fortalezcan sus culturas, que defiendan sus tierras y su autodeterminación. ¿No es razonable que también quieran que sus hijos e hijas tengan derecho a una pensión digna? ¿No es justo que peleen por un futuro más equitativo para ellos y para el país entero?
Los pueblos indígenas sí cotizan, y cada vez más
El otro gran error de quienes acusan a los pueblos indígenas de “no cotizar” es asumir que todos permanecen exclusivamente en sus territorios de origen, desvinculados del mundo laboral formal.
Los censos nacionales desmienten esa idea. Los pueblos originarios en Panamá no solo están en las comarcas y tierras colectivas; también habitan espacios urbanos, barriadas populares, zonas agroindustriales de frontera laboral. Muchos son parte activa de la fuerza de trabajo que también sostiene el sistema económico panameño.
En la región metropolitana de Panamá, en David, en Santiago, en cabeceras de distintas provincias, miles de personas indígenas trabajan como obreros, como empleados de servicios, ayudantes de construcción, vendedores, recolectores, peones agrícolas. Muchos de ellos sí están afiliados a la seguridad social, aunque frecuentemente en condiciones precarias y sin derechos laborales plenos.
Un caso evidente es el de las fincas bananeras de Bocas del Toro o de Chiriquí, donde la mayoría de la mano de obra es población ngäbe. A ellos se les descuenta la cuota del seguro social, aunque su trabajo sea muchas veces temporal, exigente y mal remunerado. Por tanto, si hay indígenas cotizando. Y los que no lo hacen aún, también tienen derecho a reclamar un futuro donde esa exclusión no sea la norma.
No es solo la Ley 462: es un modelo de imposición
Las protestas en Arimae y en otras comunidades indígenas no se limitan a la Ley 462. Es una expresión de rechazo frente a un patrón autoritario de gobernar, que impone políticas regresivas sin diálogo ni consulta.
El memorándum de entendimiento con Estados Unidos que permite operaciones militares, el intento de reabrir la mina de Donoso, el proyecto de embalse sobre el río Indio…, todos ellos comparten una lógica común: la imposición desde arriba, sin escuchar a quienes serán directamente afectados. Es una política de despojo, de marginación, de negación de la soberanía nacional y de la autodeterminación de los pueblos.
Defender la tierra, el agua, la soberanía, la seguridad social, no son luchas separadas. Son aristas de un mismo conflicto estructural: el del privilegio que se impone a costa del bienestar de las mayorías.
SENAFRONT ha violentado los territorios indígenas
La represión contra la comunidad de Arimae no fue un simple operativo. Fue una violación directa de los principios de autonomía, seguridad territorial y respeto a la autoridad indígena.
SENAFRONT —una fuerza militarizada con historial represivo (recordemos Colón)— penetró tierras colectivas reconocidas legalmente, intimidó a la población, realizó allanamientos, lanzó gases lacrimógenos que quemaron techos de paja, y actuó como si se trata de una ocupación.
No es la primera vez. Lo que ocurrió en Ibedi en la Comarca Madugandi fue una advertencia. La militarización de los territorios indígenas no solo rompe con el marco legal vigente, sino que expresa un desprecio por el autogobierno indígena y su relación ancestral con la tierra. Esto no se trataba de “reestablecer el orden”, sino de imponer el miedo. Como he dicho antes, estamos frente a una “pedagogía del miedo” que busca quebrar la resistencia, pero que solo reafirma la dignidad de quienes luchan.
Una figura que advierte desde la memoria indígena
La cosmovisión guna, como también ocurre en muchas otras cosmovisiones indígenas de Abya Yala, cuenta con narrativas que nos alertan sobre los peligros del poder sin límites. El sociólogo guna Juan Pérez Archibold recuerda el personaje mítico de Biler, un líder megalómano que encarna todo lo que los pueblos originarios rechazan: la imposición, la soberbia, el desprecio por la comunidad, la persecución al disenso, el culto a la personalidad. Biler es una figura que desentona con los principios de liderazgo tradicional guna, que exige equilibrio, sabiduría y servicio. Es, en palabras de Pérez Archibold, una advertencia viva sobre los efectos devastadores del poder ejercido sin límites, sin contrapesos y sin ética.
Biler no es solo una figura de otro tiempo, es también un espejo en el que se reflejan los liderazgos actuales que se creen indispensables, que desprecian a sus críticos y que, desde el poder, convierten a las comunidades en amenazas. Integrar este tipo de referentes desde las epistemologías indígenas permite entender la resistencia actual como una defensa de valores culturales, éticos y políticos profundamente arraigados en la historia de estos pueblos.
La protesta indígena es una lucha por el país entero
Lo que sigue ocurriendo hoy en Arimae, y en tantas otras luchas sociales e indígenas, no es una amenaza a la nación, sino un llamado urgente a repensarla. Los pueblos indígenas no están protestando solo por una pensión. Están protestando por el derecho a existir con dignidad, por el derecho a decidir sobre sus vidas y territorios, por el derecho de sus hijos e hijas a tener un futuro sin exclusión.
Y frente a la represión, frente al desprecio y la mentira, su lucha sigue viva. Porque, aunque el gas lacrimógeno ciegue, la memoria resiste. Aunque los medios comerciales de comunicación silencien, la palabra se transmite de casa en casa, de abuelo a nieta, de tambor a comunidad. Aunque el gobierno reprima, los pueblos no se rinden.
El general Omar Torrijos había dejado claro en que la soberanía no se puede defender de rodillas, ni mediante súplicas al gobierno invasor.
La entrega del Canal, en 1999 parecía ser el fin de la subordinación, pero los hechos actuales demuestran que el neocolonialismo no ha desaparecido, solo ha cambiado de rostro.
Hoy, sindicatos, movimientos sociales y ciudadanos de a pie han convertido las calles en trincheras de resistencia, enfrentando un sistema internacional que no garantiza independencia, sino que simplemente administra intereses.
Represión y resistencia
En Bocas del Toro, el conflicto se ha agudizado. La represión ha golpeado duramente a los trabajadores bananeros, imponiendo despidos masivos y tácticas de asfixia económica diseñadas por la Chiquita Brands y el gobierno para destruir la organización sindical.
Las mismas fuerzas que décadas atrás trazaron las fronteras políticas, hoy buscan perpetuar su control, asegurando que Panamá siga atrapada en un sometimiento económico y militar.
Última barrera contra la sumisión
A pesar de la persecución, el bloqueo de recursos y la criminalización de sus líderes, los sindicatos bananeros, de la educación, bebidas y de la construcción han sido la columna vertebral de la resistencia.
Han enfrentado la represión y recordado al país que la soberanía no es una concesión, sino un derecho que se defiende con valentía.
La patria arde, impulsada por un pueblo que se niega a ser súbdito de un imperio en decadencia.
En las calles, la expresidenta de la Corte Suprema de Justicia de Panamá marcha junto a obreros, maestros y profesores universitarios, exigiendo respeto y justicia.
El silencio internacional y la lucha permanente
Mientras la prensa internacional guarda silencio y la desinformación crece en redes sociales, la verdadera pregunta no es hasta dónde llegará este proceso, sino cuánto tiempo podrá resistir el pueblo panameño, evitar que sea doblegado por las armas y la campaña antisindical.
Esto no es una revuelta efímera, sino una lucha permanente que merece solidaridad activa desde todos los rincones del continente.
La Rel UITA y la Federación Unitaria de la Clase Trabajadora (FUCLAT) han estado en primera línea, asegurando que la resistencia panameña no sea silenciada.
De la esperanza a la lucha
Mientras el Himno Nacional de Panamá resuena en actos oficiales, proclamando paz y progreso, su significado se vuelve vacío ante la opresión.
Panamá está en una encrucijada, y la resistencia sindical y popular sigue siendo el último bastión contra la sumisión total.
Si el país realmente quiere honrar su independencia, debe entender que la libertad no se mide en tratativas a espaldas del pueblo, ni en discursos de una supuesta amistad, sino en la capacidad del pueblo para alzar la voz sin miedo.
Los sindicatos patriotas, clasistas, son el verdadero canto de esperanza, con sus propuestas y gritos de lucha, resonando como la expresión más firme de la resistencia panameña.
El pueblo panameño urge de nuestra solidaridad. Docentes, indígenas, estudiantes, entre muchos sectores, están en pie de lucha en pos de que no les recorten las pensiones, por la defensa del Canal para el pueblo panameño y contra bases militares estadounidenses en Panamá.
El pueblo firme en su legítima lucha es víctima de una brutal represión por parte de cuerpos policiales militarizados. Solicitamos su firma de manera solidaria y urgente.
Pronunciamiento del Sindicato Unitario de la UNED. Las personas trabajadoras de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica reunidas en Asamblea General del Sindicato Unitario de la UNED (SIUNED) el 27 de mayo de 2025, expresamos nuestra solidaridad con el pueblo panameño y en especial con las personas trabajadoras de la Universidad de Panamá en su lucha contra las reformas a la seguridad social y por la soberanía nacional.
Exigimos el cese de la represión y la persecución a las personas dirigentes sindicales, libertad inmediata a los presos políticos, al dirigente Genaro López, y el respeto a los Derechos Humanos.
Dura condena a los despidos arbitrarios de Chiquita Panamá
La Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria, Gastronomía, Hotelería y Afines (Fentragh) de Costa Rica acuerpó de forma contundente la lucha que el pueblo panameño lleva adelante contra la reforma de la seguridad social, la expansión minera y la intervención estadounidense en el país. Asimismo, condenó con dureza los despidos ilegales de Chiquita Panamá.
“Desde Fentragh nos solidarizamos con la lucha del pueblo panameño frente a la implementación de la ley 462, por medio de la cual el gobierno ha impuesto un modelo regresivo de jubilaciones”, explicó a La Rel, Maikol Hernández, secretario general de la Federación.
“También hacemos nuestras las protestas en defensa del medio ambiente, una vez más amenazado por la minería y la usurpación de territorios originarios”, agregó.
El dirigente sindical condenó la violencia de las fuerzas policiales y militares contra la protesta pacífica de los trabajadores, que exigen un retiro digno y que defienden la soberanía nacional ante el intervencionismo del gobierno de Donald Trump.
La brutalidad de Chiquita
Ante el despido arbitrario e ilegal de miles de trabajadores y trabajadoras de las plantaciones bananeras de Chiquita Panamá, el secretario general de nuestra afiliada condenó las políticas antiobreras de la transnacional.
“Es lamentable ver que, una vez más, la transnacional Chiquita Brands, ahora de capital brasileño, y su subsidiaria en Panamá, se presten a los intereses corporativos financieros de desmejorar los derechos de jubilación y retiro”, manifestó.
“Además –continuó– castiga la lucha sindical con despidos masivos y la amenaza de abandonar operaciones en la zona de Bocas del Toro. Algo que no puede considerarse como un hecho aislado, sino en continuidad con la que ha sido la historia trágica de violencia, caos, sangre y muertes que en el pasado caracterizó la nefasta United Fruit Company”.
Ante la gravedad de la situación en Panamá, y en especial en los territorios de los pueblos originarios, Fentragh expresó sus mayores muestras de respeto y solidaridad con el sindicato bananero.
“Nos solidarizamos con los compañeros y compañeras del Sitraibana, que hoy enfrentan la despreciable amenaza de Chiquita de despedirles por el único motivo de defender sus derechos.
Un abrazo a los honorables hermanas y hermanos de los pueblos originarios Ngäbe-Buglé, a quienes, una vez más, el gobierno y los empresarios pretenden robarles sus derechos.
Desde Costa Rica y la gran familia de la UITA –concluyó Hernández– nos solidarizamos con la lucha de la clase trabajadora panameña.
¡NO a la ley 462, NO a la minería, ¡NO a la explotación de Río Indio!”.
Quiero contar lo que vi al sur de la frontera entre Costa Rica y Panamá, en el distrito de Renacimiento. El Reino de Dios es semejante al fuego que esas comunidades encienden para compartir su mesa: la tierra que trabajan les da frutos y sus manos generosas los comparten.
Hace un tiempo, desde Panamá, recibimos una invitación para encontrarnos con esas comunidades y fuimos bien recibidos por ellas. Fuimos saciados y “no solo de pan”, sino de su ejemplo, de sus palabras y la Palabra de Dios en boca de ellos.
Visitamos unas 16 comunidades de Renacimiento donde es posible reconocer a Jesús de Nazaret en los rostros y la alegría. En Renacimiento, un distrito panameño que alberga a poco más de 22 mil habitantes, nos reencontramos con el Evangelio de Jesús en amorosa construcción, a manos de quienes eligieron seguirle en cada acto, en la sencillez diaria.
Sé que muchas veces buscábamos ese mismo tono de amor y ese júbilo de hermandad en otros lugares y, puedo decir con certeza: allá lo encontramos, lo vimos, lo vivimos. Comimos y bebimos juntos sus frutos, y por sus frutos les conocimos.
“(…) Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”: Río Sereno
Si el obispo Pedro Casaldáliga hubiera conocido Río Sereno, corregimiento del distrito de Renacimiento, también les habría llamado “pueblo profético”, como hizo con otros. En esa multitud de corazones anidó la palabra de Dios y fue fecunda: renació como amor al prójimo.
Desde 15 países llegamos a Renacimiento en julio de 2024, provenientes de unas 28 organizaciones, por invitación de la Iglesia Católica (misioneros vicentinos en la zona fronteriza).
El padre Eric Obaldía Félix nos convocó al Encuentro Continental de Educadores y Animadores Comunitarios: una reunión necesaria entre gente de distintas regiones del mundo y las comunidades renacentistas. Ahí, las comunidades eclesiales de base continentales y la Escuelita Bendita Mezcla encendieron una chispa en cada corazón presente, despertaron conciencias y cuerpos, juntaron ramitas para hacer una gran hoguera que aún arde.
Me he tardado mucho en escribir esto. Quisiera hacerle justicia a lo que atestigüé. Sé que será poco y breve lo que narre aquí, para la magnitud de lo vivido. ¿Cómo fue posible reunir a tanta gente en convivencia fraterna y preciosa? Diría que, en los hechos como estos, se muestra la bondad divina con resplandor. Es Dios quien se manifiesta a través del equipo de trabajo que integran jóvenes y mayores.
Como si de su propia familia se tratara fuimos recibidos en los hogares de varias familias en Río Sereno, siendo nosotros extranjeros desconocidos. Nos reconocimos luego todos como familia, hermanada por el mismo Padre y la misma Madre. Todos con sed del mismo amor de Jesús. Hoy lo sé.
Tampoco se trata de idealizar y perder la capacidad crítica sobre los procesos comunitarios de transformación social; se trata de reconocer dónde, en ese campo, hay un tesoro oculto.
Recuerdo a Río Sereno y vienen a mí las palabras de Jesús: “El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”.
Río Sereno nos enseña a ser iglesia en salida permanente, sobre todo cuando más urge y más se necesita, cuando es más incómodo caminar. Y a caminar como caminaba Jesús con sus amigos y amigas: dando a luz al Evangelio en cada acto. Río Sereno nos enseña a ser “astutos como serpientes, sencillos como palomas”.
Y sí: sabemos que todas las comunidades cargan siempre sus propias cruces: también sufren, temen, son tentadas por el poder en vez del Reino de Dios, como fue tentado Jesús. Y hay en ellas “sepulcros blanqueados” que acechan buscando la paja en el ojo ajeno sin quitar primero la viga del propio. Son los menos, frente al gentío que quiere ser leal al mensaje de Cristo.
Río Sereno es como encontrar un “tesoro oculto en un campo”: es necesario dejarlo todo e irse a aquel campo, trabajar por él, ararlo y sembrarlo.
En medio de las cruces que cargan, vi a mujeres y hombres entretejidos con hebras de ética y Fe cristiana, les vi a todos como un solo corazón latiendo. Así como se levanta el Sol en Río Sereno, levantamos el corazón hacia Dios Padre-Madre. Allá compartimos el pan en las parcelas, y compartimos sacramentalmente, también, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, que es parte de la Diócesis San José de David. Supimos de otro Obispo valiente, Fr. Luis Enrique Saldaña, quien camina y opta por la gente con la que caminaría hoy Jesús.
Siguiendo el espíritu pastoral del Papa Francisco, hoy de feliz memoria, recuerdo lo que decía: “Recuerden que la unidad es superior al conflicto, y la realidad es superior a la idea”. Justo como en Río Sereno: unidad y realidad. Dificultades tendrán, claro, pero tienen el amor del Maestro, que es la más alta forma de medicina social.
Hoy pienso a menudo a las familias que nos recibieron: en nuestras vidas hay “un antes” y “un después” de Renacimiento. Encontrarnos allá, desde tantos países, fue como colocar un horcón de madera preciosa y nueva en la vida de quienes fuimos para sostenernos juntos. ¿Cómo agradecerles su ejemplo? ¿Cómo contarlo todo si, aún hoy, sigo repasando cada hecho vivido allá hace casi un año?
“(…) Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?”
¿Dónde está Jesús si no en esos que peregrinan por su vida bajo Sol y lluvia? La frontera se muestra abierta como una herida, o como flor a veces, y muestra las necesidades humanas de nuestros hermanos migrantes empobrecidos en tránsito de explotación, y de cientos de familias ngäbes que caminan con sus niños para ofrecer su fuerza de trabajo en Costa Rica. Acuclilladas bajo un sol de mediodía hacen fila para recibir un sello de Migración donde, paradójicamente, es casi indistinguible dónde empieza Costa Rica y dónde Panamá, excepto por un par de banderas, una cadena metálica y las oficinas de control. Y ahí están muchos, sin territorio propio. “El Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza”. Jesús de Nazaret hoy sería uno más caminando con ellos.
“(…) Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es”.
¿Qué es, hoy, el Reino de Dios? ¿Dónde está, quiénes y cómo lo construyen? Diría que el Reino se construye también en los actos que dignifican la vida comunitaria. Se edifica ejerciendo la autoridad del poder eclesial para el bien, multiplicando los recursos con ternura: “al que te pida, dale”. Se edifica uniendo a las comunidades, animando a los hogares a celebrar en ellos la alegría de Dios y animando a la gente a ser iglesia fuera de la parroquia, en cada casa, con todos.
En Renacimiento, la iglesia católica ha reconocido a la niñez, las juventudes, los adultos, los mayores y la Tierra desde un lugar digno, con una autoridad que “manda obedeciendo” y escuchando a la gente. Es por eso por lo que desarrollan proyectos que promueven la salud integral, la agroecología, la soberanía en la producción de alimentos y el trabajo mancomunado en las parcelas. En las “peonadas agrícolas”, por ejemplo, se comparte la fuerza de trabajo: unos trabajan en la parcela del vecino para luego recibir, de ellos, trabajo solidario de vuelta.
El trabajo que realizan es innumerable, incansable, constante. Además, desarrollan proyectos de educación financiera con enfoque de educación popular, invitan a las comunidades a recibir formación tecnológica con enfoque crítico. La comunidad aprende sobre inteligencia artificial y entornos digitales a la luz del Evangelio. Realizan jornadas para adultos mayores, jóvenes, hombres, mujeres, donde no se excluye a nadie. Dan al Cuerpo de Cristo un lugar precioso: la comunión se vive en el cuerpo que es la iglesia, y los sacramentos acercan, invitan a servir; no excluyen ni alejan. Hay un lugar para la pintura, danza, poesía, campamentos juveniles, ejercicios espirituales, lectura comunitaria de la Palabra de Dios y de la Casa Común, toda la belleza de Dios en la historia.
“Ahora tenemos un pastor que huele a oveja”, escuché decir a una mujer sabia renacentista. Esta es una iglesia que toma posición frente a las amenazas y cuida a las comunidades como se cuida a quien se ama. No se queda callada frente a la minería y los negocios mal habidos que son enemigos del Reino. Esta iglesia sale alegre de las cuatro paredes del templo y llega hasta comunidades a las que el Estado no ve: van y alfabetizan, acompañan, evangelizan siendo ejemplo de misericordia; no de juicio.
En Río Sereno me acerqué a Jesús, y encontré agua para la sed que tenía. Creí antes de ver, y fui. Si Río Sereno existe, si esa forma de ser Pueblo Profético de Dios existe, nada está perdido. Hemos venido a ofrecer nuestro corazón porque todo está aún por construir.
Jesús de Nazaret nos lo dijo ya: “A la verdad, la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.
“Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”.
*Madre, periodista independiente. Autodidacta en teologías liberadoras, exégesis bíblica y evangelios apócrifos. Aprendiz Jesús de Nazaret.