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Etiqueta: participación ciudadana

Costa Rica: Construyendo juntos un futuro solidario y democrático

Carlos Hernández / Cokomal / Redess

Costa Rica enfrenta un momento crucial de su historia, donde la crisis democrática, económica y la violencia generada por el narcotráfico exigen respuestas profundas y estructuradas. Las aspiraciones de los movimientos sociales de equidad, justicia y participación han sido golpeadas por cuatro décadas de predominio neoliberal y creciente desigualdad.

Desde la economía solidaria, no solo es posible replantear el modelo económico actual, sino también generar una articulación social que construya un pacto inclusivo capaz de integrar la diversidad de sectores ciudadanos.

La urgencia de un pacto social en Costa Rica

La economía solidaria, por su propia esencia, reconoce que el desarrollo económico debe estar ligado a la cooperación entre distintos actores sociales. Sin embargo, para que esta visión se traduzca en políticas efectivas y en una transformación real, es fundamental la construcción de un pacto social.

Este pacto no puede ser impuesto desde las élites ni responder únicamente a una agenda política económica. Debe ser el resultado de la convergencia de diversas voces: comunidades organizadas, sindicatos, asociaciones de trabajadores, academia y movimientos sociales que, en conjunto, defienden una patria digna y solidaria.

Un pacto social fortalecería las bases de una democracia real, alejándose de la plutocracia y la corrupción que han desfinanciado los programas públicos esenciales. La educación, la salud, la vivienda y el medio ambiente han sido sacrificados bajo una lógica de acumulación desmedida, mientras que la riqueza se concentra en sectores con capacidad de influencia sobre las decisiones políticas.

Un pacto social permitiría recuperar la soberanía de lo público, garantizando que la economía esté al servicio de la sociedad y no de unos pocos.

Expresión de la diversidad social: hacia una construcción participativa

Uno de los principios fundamentales de la economía solidaria es la diversidad. Un pacto social debe reconocer y dar voz a las distintas realidades que conviven en el país: los pequeños productores rurales, los trabajadores informales, la asociatividad en los territorios rurales y urbanos, los emprendimientos sociales y el movimiento ambientalista.

La articulación de estos actores es clave para generar respuestas desde abajo, desde quienes viven y resisten los efectos de la crisis en su cotidianidad.

La construcción de este pacto debe partir de procesos de participación activa, donde los sectores marginados por el modelo neoliberal recuperen poder de decisión y capacidad de incidencia. No es suficiente diagnosticar los problemas del país: es urgente que las comunidades diseñen alternativas y ejerzan su derecho a transformar la realidad.

Hacia una Democracia Solidaria y Activa

Costa Rica debe decidir si continúa caminando al borde del abismo o si encuentra un camino hacia la construcción de una vía de justicia social, inclusión y soberanía. La economía solidaria no es simplemente una alternativa económica, sino una opción de vida, donde los valores de equidad, justicia y colaboración sean la base de un nuevo modelo social.

El pacto social es la clave para restaurar la confianza ciudadana y recuperar la soberanía popular. No podemos permitir que la plutocracia continúe definiendo el destino del país. La oportunidad de cambiar el rumbo sigue vigente, pero solo será posible si la diversidad social converge en un proyecto común de transformación.

Imagen: https://teodulolopezmelendez

Demofobia y crisis política en Costa Rica

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez

La demofobia, o el miedo al pueblo, no es un fenómeno reciente en la política costarricense ni en Occidente. Su origen se remonta a finales de los años 80 y se consolidó en los 90, cuando la clase política tradicional abandonó al pueblo como sujeto central del quehacer político. La caída del bloque socialista y el fin de la Unión Soviética convencieron a las élites triunfantes de que ya no necesitaban la participación real de la ciudadanía para gobernar porque no tenían competencia ideológica que amenazara con llevarse el beneplácito popular. En su lugar, bastaba con mantener un cascarón democrático vacío: rituales electorales cada cuatro años que legitimaran el ejercicio del poder sin alterar sus intereses. Como el gatopardo de Lampedusa: cambios para que nada cambie.

Costa Rica no fue la excepción. Un episodio emblemático ocurrió en el año 2000, cuando la Asamblea Legislativa discutía el Combo del ICE, un paquete de reformas para privatizar el sector eléctrico y de telecomunicaciones. En ese contexto, una diputada de un reconocido partido político dejó en evidencia su desprecio por la voluntad popular al declarar: “Las masas nunca…no siempre tienen la razón…las masas han cometido desastres en la historia de la humanidad, es la gente pensante, la gente informada la que sabe hacer los verdaderos cambios». Con ese argumento, justificaba una supuesta superioridad intelectual y hasta moral para ignorar el clamor ciudadano que, en su mayoría, rechazaba el proyecto. Aquí está retratado un momento histórico clave de divorcio entre clase política y pueblo costarricense.

Lo que la señora diputada omitió, es que los grandes desastres a los que se refiere no han sido producto del pensamiento propio de esas masas, sino de élites organizadas y “pensantes” como las que ella representaba, que en diferentes momentos históricos han manipulado a esas masas para generar caos. Ahora, existe una desconfianza mutua: una clase política considerada como la de “siempre”, que se niega a escuchar y representar a las masas porque las considera de antemano “ignorantes”, y unas masas que desconfían de esa clase política que no representa ni sus intereses ni sus valores.

Han pasado 25 años desde aquel triste episodio, y el divorcio entre la clase política y el pueblo solo ha crecido. En este contexto, no es sorprendente que fenómenos como el chavismo tico hayan surgido con fuerza y amplio respaldo popular. Esta nueva corriente política ha sabido leer con astucia los errores tácticos de la élite tradicional y, en lugar de seguir su mismo camino de demofobia y menosprecio al pueblo, ha optado, por lo contrario: actuar como su megáfono, mimetizarse con él y presentarse como su defensor.

Sin embargo, este populismo no es más que una estrategia calculada para servir los intereses de una nueva casta económica emergente que busca desplazar a la vieja oligarquía que ha gobernado el país de la mano de la clase política tradicional, utilizando al pueblo como herramienta política.

Lo verdaderamente trágico es que el pueblo, en su desesperación y abandono, ha caído en una trampa. Cree haber encontrado un líder mesiánico que lo representa, sin darse cuenta de que está siendo instrumentalizado en una lucha de poder entre élites. No es casualidad que la Biblia advierta sobre los falsos mesías, aquellos que prometen salvación, pero solo buscan su propio beneficio. Como dice el viejo y conocido refrán: en río revuelto, ganancia de pescadores, y el oficialismo ha sabido aprovechar este descontento popular para consolidar su proyecto de poder.

Mientras la clase política tradicional sigue atrapada en su demofobia y luchas de poder internas, el oficialismo ha entendido que, en lugar de tratar al pueblo como ignorante, resulta más rentable hablar su lenguaje y mostrarse cercano a sus preocupaciones. Esto les ha permitido ganarse la simpatía de los sectores más golpeados por el neoliberalismo, aquellos que han sido excluidos del modelo económico impuesto por las élites desde los años 90.

Con sus aciertos y errores, el pueblo sigue siendo pueblo. En medio del huracán de la globalización neoliberal, que busca desarraigarlo y convertirlo en una simple pieza de la maquinaria económica, la gente se aferra a sus creencias, costumbres y tradiciones como un acto de resistencia. Este fenómeno no es distinto al de los pueblos indígenas o afrodescendientes, que defienden su identidad frente a la homogeneización impuesta por la modernidad. Paradójicamente, el progresismo posmoderno, que suele admirar la resistencia cultural de estas comunidades, desprecia cuando un país o un pueblo en su conjunto intenta hacer lo mismo.

Si una comunidad indígena defiende sus costumbres, es vista con respeto y admiración. Pero si un pueblo defiende su fe, sus tradiciones o su identidad nacional, es calificado como retrógrado, conservador y anticuado. Este doble estándar es una muestra de cómo el progresismo ha caído en la trampa del neoliberalismo que dice combatir. En lugar de entender que la resistencia cultural es legítima en todos los niveles, han optado por imponer una visión única del mundo, alineándose sin querer con el mismo sistema que critican.

Ante la demofobia de la clase política tradicional tanto de izquierdas como de derechas, y el oportunismo de los nuevos actores, el resultado es inevitable: el surgimiento de outsiders como única alternativa política viable para el pueblo. En un sistema donde la política se ha convertido en un juego de castas, estos líderes aparecen como salvadores, canalizando el descontento popular y presentándose como la voz de los olvidados. Pero la historia ha demostrado que cuando los monstruos emergen, terminan por devorar lo poco que queda.

Así, la democracia costarricense se encuentra en una encrucijada peligrosa. Mientras la casta tradicional sigue despreciando al pueblo y los nuevos “líderes” lo usan como herramienta de poder en favor de intereses privados, tan es así que están a favor del Combo 2.0 que se discute en la Asamblea Legislativa en estos momentos, la ciudadanía se convierte en un simple espectador de una lucha entre facciones que poco tienen que ver con sus verdaderos intereses y valores. Si este ciclo no se rompe, Costa Rica corre el riesgo de perder lo poco que le queda de su democracia real, reemplazada por un teatro donde el pueblo es solo un actor secundario en una obra escrita por otros.

Impulsan iniciativa para desarrollo de Puerto Jiménez y Golfito

Por Johnny Núñez Z.
Periodista O.C-UNA

El objetivo es uno: mejorar la condición de vida de los habitantes de Puerto Jiménez y Playa Zancudo. Para ello se busca fortalecer las capacidades de las organizaciones de base local. Con esta misión en mente, el Campus Coto de la Sede Regional Brunca de la Universidad Nacional (UNA) impulsa el proyecto de extensión universitaria: Fortalecimiento de capacidades socio productivas de emprendimientos, organizaciones sociales y de base local en las comunidades de Cañaza y Carate en Puerto Jiménez y Punta Zancudo en Golfito.

¿Qué se busca? Que, a través de los procesos de formación y participación ciudadana, las personas de las comunidades de Puerto Jiménez comprendan la forma como opera la estructura política cuando una localidad deja de ser distrito y pasa a tener un gobierno local, según explicó William Lobo, responsable de la iniciativa en el Campus Coto de la UNA.

“Lo primero será hacer un diagnóstico para conocer las condiciones en que se encuentran las pequeñas y medianas empresas, así como las asociaciones de desarrollo, cooperativas y todas las organizaciones de base local, con el fin de fomentar la participación ciudadana, sobre todo en jóvenes, quienes en la actualidad no participan en ningún tipo de organización de base local”, manifestó Lobo.

Posteriormente, se identificarán las áreas o temas, en los cuales la academia pueda implementar procesos de capacitación que mejoren a las organizaciones.

Realidad regional

Lobo añadió que, si bien se impulsa la formación técnica en turismo, tanto en Golfito como en Puerto Jiménez, la existencia de iniciativas productivas ligadas con el sector servicios, construcción, actividad agrícola, pecuario, transportes, pesca, son impulsadas por familias o bien organizaciones que en su mayoría carecen de apoyo estatal y son informales.

Resaltó que, a pesar de la alta demanda turística internacional durante los primeros ocho meses al año en ambos territorios, cuando inicia la época lluviosa, deben enfrentar grandes desafíos de sostenibilidad, pues la temporada baja del turismo ocasiona un estancamiento económico, escasez de trabajo y la migración de hombres y mujeres jóvenes hacia otras partes del país con mejores opciones de empleo.

A la vez, se presenta una mayor deserción escolar por efecto de las inundaciones en distintas zonas rurales, así como la probabilidad de que determinada población se dedique a actividades ilícitas como el narcotráfico o la prostitución. “Lo más lamentable es que no existen programas gubernamentales ni cantonales para mitigar la problemática y darles cierta estabilidad económica a estas familias”, subrayó Lobo.

La temporada baja del turismo ocasiona un estancamiento económico, escasez de trabajo y la migración de hombres y mujeres jóvenes en comunidades de Golfito y Puerto Jiménez.

Fotos: William Lobo y Roy Atencio.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Asociación para el Desarrollo de la Ecología solicita acciones para protección de derechos de población afrodescendiente en Talamanca

La Asociación para el Desarrollo de la Ecología dirigió una solicitud formal al Concejo Municipal de Talamanca pidiendo acciones concretas para implementar el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en favor de los derechos de la población afrodescendiente del litoral del cantón.

Mediante el documento AEL-0095-2025, fechado el 17 de marzo de 2025, Marco Levy Virgo, representante de la asociación, solicitó atención respecto a los derechos de la población afrodescendiente asentada en el litoral talamanqueño, de acuerdo con las obligaciones establecidas en el mencionado convenio que fue ratificado por Costa Rica.

En la misiva se recuerda que el Convenio 169 reconoce a los pueblos tribales, incluyendo a las comunidades afrodescendientes identificadas mediante el Decreto Ejecutivo N° 43532-MP-MINAE-MCJ-MEP, el derecho a gozar de sus derechos humanos y libertades fundamentales sin discriminación.

La asociación plantea tres solicitudes específicas al gobierno local:

  1. Iniciar un proceso de identificación, delimitación y titulación de las tierras ancestrales ocupadas por la población afrodescendiente en el litoral del cantón.

  2. Implementar mecanismos de consulta previa, libre e informada para cualquier plan o proyecto que afecte estas tierras y comunidades, incluyendo el Plan Regulador Costero.

  3. Crear una mesa de diálogo permanente con representantes de las comunidades afrodescendientes para asegurar su participación en decisiones que les afectan directamente.

La organización argumenta que estas acciones no solo cumplirían con obligaciones internacionales del Estado costarricense, sino que contribuirían a preservar la riqueza cultural y el legado histórico de las comunidades afrodescendientes de Talamanca.

Defensoría impulsa iniciativa para activar participación ciudadana en cantones

Proyecto involucrará, inicialmente, a cantones centrales de Puntarenas y Nicoya en 2025

La Defensoría de los Habitantes impulsa este año un proyecto de participación ciudadana en los cantones centrales de Puntarenas y Nicoya, con el fin de incentivar este derecho en la población.

En cada uno de los gobiernos locales del país se deben habilitar estos espacios voluntarios, con el objeto de que los y las habitantes se involucre activamente en el desarrollo de las comunidades, ya sea, en la Junta Vial Cantonal, comités municipales de la persona joven, comités comunales de emergencia, comités de caminos, comités cantonales de deportes, Consejos Cantonales de Coordinación Institucional, entre otros.

La Defensoría de los Habitantes escogió en esta primera etapa al cantón central de Puntarenas porque es uno de los más rezagados, según el Índice de Gestión de Servicios Municipales de la Contraloría General de la República, siendo necesario un acompañamiento integral para favorecer los distintos derechos de la población. De igual manera en el caso del cantón de Nicoya existe muchos desafíos en materia de derechos humanos.

Como parte de las primeras acciones, la Defensoría convocó a un grupo de personas expertas en la materia quienes, mediante un conversatorio, expusieron desafíos y retrocesos que experimenta el país, en términos globales, en el ejercicio de este derecho, con la finalidad de articular un diagnóstico como punto de partida.

Como parte del avance de esta iniciativa, la Defensoría también se reunió con representantes de distintas organizaciones sociales del cantón central de Puntarenas, con la finalidad de profundizar sobre los desafíos que experimentan en los espacios de toma de decisión y de consulta habilitados por esa municipalidad, con la intención de conformar un diagnóstico que permita identificar aspectos de mejora y acompañar a la sociedad civil en la apropiación de esos espacios.

Entre las organizaciones que asistieron al encuentro, cabe destacar la representación estudiantil en el Comité Municipal de la Persona Joven, movimiento comunal en la Junta Vial Cantonal, y asociaciones de desarrollo, que en general, apuntaron dificultades en la vinculación con el gobierno local, y sugirieron la posibilidad de habilitar la “Mesa Territorial” que años atrás constituyó una plataforma muy efectiva de interlocución entre la sociedad civil organizada, el municipio y otras instituciones, pero que en los últimos meses no volvió a ser convocada. Para el mes de abril se prevé visitar a las organizaciones sociales del cantón de Nicoya.

Esta iniciativa surge a solicitud de organizaciones sociales pues consideran que los espacios cívicos se han ido deteriorando en el país.

Comunicación
Defensoría de los Habitantes

Descentralización: nuevo rostro de la democracia

Marco Tulio Araya Barboza

El impuesto es la vía por la que nuestro país financia los gastos para educación, salud, carreteras, seguridad etc. Todos pagamos impuestos indirectos, aún las personas más pobres, porque cada vez que alguien compra un artículo, paga el impuesto de consumo.

Pero esos impuestos se reparten de manera injusta, de manera centralizada. En el centro del país, se comen la gran tajada del queque: carreteras asfaltadas, acueductos, hospitales, electricidad, aeropuertos, clínicas, internet…. Conforme se aleja de ese centro que es la capital, la inversión es cada vez menor. Esto se explica que las zonas fronterizas sean las más abandonadas.

Pero no solo se trata de criticar la injusta repartición de la riqueza, sino también la imposición de ideas, proyectos y programas desde la capital para todo el país sin tomar en cuenta las diferencias de clima o de cultura. Por ejemplo, es en un escritorio de la capital, donde se decide el tipo de aula que se construirá en todo el país. Así, el mismo diseño y los mismos materiales se utilizan para una escuela en el Tarrazú, que es de clima frío, que para una escuela en Playas del Coco que es caliente o en el Valle la Estrella, cuyo clima es cálido húmedo.

La centralización es administrativa, política, económica, espacial, pero sobre todo mental. Ese centralismo de la capital provoca el nacimiento de dos costa ricas, una modernizada y moderna, la otra de aspecto rural, cada vez más empobrecida y despoblada.

Quienes se oponen a la descentralización sostienen que podría significar la desmembración del país, ignorando que es justamente el excesivo centralismo uno de los principales responsables del resquebrajamiento social y económico que sufre la nación, cuyas principales víctimas son las regiones periféricas, las comunidades más alejadas.

La descentralización es democrática en tanto promueve la activa participación de los ciudadanos y de las comunidades.

El centralismo no es fácil de cambiar, hacerlo afectaría poderosos intereses que se benefician de él. Por eso todas las iniciativas descentralizadoras son entorpecidas, ya sea limitando sus alcances o extendiendo en el tiempo la aplicación plena de las pocas leyes aprobadas.

Tomar conciencia de esta realidad nos permite comprender que el centralismo es injusto, vertical, autoritario, burocrático, que somete lo local y comunal, a los intereses de afuera.

Por eso, los ciudadanos, especialmente de comunidades alejadas de la capital tenemos la obligación de quitarnos de la mente que somos menos porque vivimos en la periferia y de presionar para que se produzca una verdadera descentralización que es el nuevo rostro de la democracia en este siglo.

Futuro de la democracia en Costa Rica: De la participación en masa a la participación de y con la masa

Alberto Salom Echeverría

Un día dijo Napoleón:

“Comulgando en público terminé con la guerra de la Vendée/

Haciéndome pasar por un musulmán me establecí en Egipto/

Con dos o tres declaraciones papistas me ganaré a todos los curas de Italia”.

Concepto de participación en la democracia.

Las sociedades democráticas han buscado con denuedo desde el principio de los días una más intensa participación de las masas en la actividad política, valga decir en la toma de decisiones a diversos niveles de la sociedad.

En la Antigua Grecia, en Atenas, que se tiene por la cuna de la Democracia, el sistema político se diferenció del oligárquico (gobierno de una minoría, generalmente rica), de la tiranía (donde el poder descansa en un dictador absoluto), de la monarquía (que es el poder absoluto ejercido por un rey o una reina y generalmente es hereditario). La mayor diferencia con todos ellos radicó en que: en la democracia se instituyó un sistema directo de toma de decisiones por aquellos considerados ciudadanos. Por lo consiguiente la decisión y por tanto el poder dejó de estar concentrado en una minoría privilegiada, en un dictador autoritario o en la figura de un Rey o una Reina.

Sin embargo, se diferencia de la democracia moderna en que la primera, como la democracia ateniense, no tenía un verdadero sistema electivo y fue participativo solo para una minoría.

Nótese que, con respecto a la participación en las deliberaciones y en la toma de la decisión, los derechos siempre recayeron en la ciudadanía, una minoría respecto del total de los habitantes. Esta minoría fue la que ostentó la condición de ciudadanía, solo ella; quedaban excluidas las mujeres y los niños sin excepción, los esclavos y los extranjeros o metecos (del griego “Métoikos” que significa Meta o sea cambio y Oikos, que quiere decir Casa).

Como puede verse, el concepto de participación ha experimentado cambios en el tiempo, según las transformaciones experimentadas por la sociedad humana.

El concepto moderno de participación no admite exclusiones discriminatorias, ya que ciudadano es toda aquella persona, hombre o mujer, indistintamente de la etnia, clase o grupo social al que pertenezca, siempre que sea mayor de edad y mantenga su cédula de identidad al día. Ser ciudadano implica entonces, ser miembro de una comunidad, tener los mismos derechos que los demás y las mismas oportunidades de influir en el destino de esa comunidad.

La teoría y la práctica.

Es evidente que, en la teoría, la igualdad de derechos alcanzados por la ciudadanía en la sociedad democrática moderna es un concepto teórico, filosófico, jurídico y político que, implica al menos lo siguiente: 1. Han tenido que librarse muchas luchas antes de alcanzar la anhelada “igualdad de derechos” estipulada en las diferentes constituciones en sociedades democráticas. O sea, la igualdad de todas las personas que ostentan la ciudadanía ante la ley. 2. Aun así, la vida cotidiana nos demuestra que una cosa es la teoría y otra, muy otra es la práctica. Lo anterior significa que, con frecuencia, los derechos que se han obtenido tras intensas luchas, a lo sumo quedan consignados en preceptos teóricos o leyes, pero no en la cotidianidad, en la práctica siguen siendo irrespetados. Un ejemplo es la lucha de las mujeres contra la violencia de género, las leyes la condenan, pero en la vida sigue siendo uno de los flagelos más comunes y temidos en muchas sociedades democráticas. Lo mismo podemos señalar en relación con la llamada igualdad étnica, mejor conocida como igualdad racial. Los Estados Unidos constituyen un ejemplo paradigmático de la exclusión y violencia que sufren las personas afrodescendientes todos los días, a pesar de que la ley condena las prácticas discriminatorias de tipo racista. En la misma Costa Rica pervive una cultura de discriminación contra minorías étnicas, de género y contra personas homosexuales. 3. Una cosa es la participación de muchos individuos, los cuales forman parte de una masa organizada que conoce sus derechos; otra muy distinta es la participación de una masa inconsciente de sus derechos, por bulliciosa que sea, cuando ha sido convocada por un líder que la manipula.

Con estos antecedentes podremos convenir –grosso modo- en que participación es: “…un concepto democrático que implica el compromiso individual y colectivo para conseguir la transformación del entorno en busca del interés general”. (Cfr.https://www.worldhistory.org).

En la práctica política democrática, concretar la participación ciudadana es algo de lo más complicado, puesto que son muy escasas las sociedades que han alcanzado un alto grado de participación que, de cabida a la construcción diaria de la política y que contemple a amplios grupos de la sociedad civil en el territorio, en las regiones, en las comunidades y en las instituciones, para así poder llevar a cabo sus ideales democráticos. No se cuenta con muchas experiencias al respecto. Por eso, es mucho más prolija la experiencia acumulada en las sociedades democráticas en los últimos 75 años en torno al ejercicio del voto. Aun así, las debilidades de procesos electorales en democracias avanzadas están a la vista, por la influencia y mediatización que ejercen en ellas poderes económicos incontrastables, en ocasiones la prensa de gran calado y, hoy más que nunca, otros poderes enormes que se mueven ocultos o semiocultos “tras bambalinas”, como el narcotráfico y diversas formas de corrupción que actúan para distorsionar el voto e influir sobre masas prácticamente inermes desde el punto de vista ideológico y político.

Participación en masa versus participación de y con la masa.

Estoy consciente que el concepto de “masa” es en sí mismo controversial en la ciencia política, porque la masa es un conjunto conformado de partes difusas y por lo tanto difíciles de diferenciar y establecer las interrelaciones entre sus diferentes elementos. Con todo y ello, es útil, porque en la vida de las sociedades democráticas modernas, encontramos muchos momentos en los que actúan masas como contingentes humanos que se distinguen porque colaboran entre sí en circunstancias políticas temporales, circunstanciales.

Es preciso distinguir dos tipos de situaciones que caracterizan el comportamiento político de las masas. Existe un primer caso que se da cuando las masas exhiben un comportamiento anárquico y desordenado en un momento determinado, propio de agrupamientos que carecen de orientación y conciencia de lo que pretenden, andan trémulas al socaire de un “líder” demagogo. En este caso se trata de grupos humanos fácilmente manipulables por agentes que se erigen en el único elemento distintivo con el que la masa se identifica (¿líderes?). En el populismo de diferente signo ideológico, el liderazgo es generalmente externo y ejerce sobre la masa informe, una influencia quizás decisiva, en la que se apoya para obtener ventaja en la lucha por el poder político. En este caso, todo el sistema en su conjunto tiende a la “entropía” o caos.

En el segundo caso al que hacemos referencia, nos es dable distinguir a la masa cuando se ha conformado a lo largo de un prolongado proceso de activismo político, que permite al conglomerado más o menos organizado adquirir una cierta conciencia de sí mismo. En cada coyuntura o momento político, podemos observar diferentes estratos que interactúan al interior de un gran grupo humano, con una orientación político-ideológica similar, solo forjada a lo largo del tiempo. En este conjunto, los diversos estratos más o menos organizados, no solo interactúan entre ellos, sino con elementos del liderazgo que ha sido elegido y cuenta por tanto con legitimidad, cuando menos en el origen. Aquí los distintos estratos de la masa también poseen iniciativa en la acción política, por su cultura política y solidez organizativa que les permite enfrentar de mejor manera la entropía o tendencia al desorden en la sociedad. Entropía es un concepto que tomamos prestado de la Física y que se refiere según la Real Academia, a “Una medida del desorden del sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor que la misma sustancia en forma de gas con sus moléculas libres y en pleno desorden”. Por eso podemos decir sin temor a equívocos que una cosa es la “participación” en masa, que conduce a la entropía, al caos y al desorden, y otra es la participación de un liderazgo que se ha forjado de y con la masa.

¿Qué podemos esperar de la democracia en Costa Rica hoy?

Nada, en tanto la masa inerte continúe supeditada a un demagogo populista y mentiroso.

Otro futuro nos será dado si comenzamos a entender que cada ciudadano y ciudadana tiene una responsabilidad que cumplir en la tarea diaria de reconstruir un sistema democrático vigoroso, donde no habrá un “salvador supremo”, único, porque nunca lo ha habido. Juan Rafael Mora, en la guerra del 56, fue un motor propulsor de la heroicidad que anidaba en el corazón de los costarricenses que, no reconocían amos ni esclavos, sino que deseaban con fervor comenzar a redimirse y recorrer por su cuenta un camino propio. El líder lo fue, porque supo despertar en la masa el sentimiento de independencia y no los abandonó nunca.

Hoy el sistema democrático costarricense se encuentra en un nuevo trance de su historia. Es preciso que alguien tenga la visión, la fuerza y el valor para inocular en la masa ese derrotero; no un “salvador supremo”, sino alguien que tenga la humildad y se identifique con las necesidades de los más vulnerables, e insufle en los emprendedores grandes y pequeños, la energía para actuar sin miedo y aportar lo suyo, con capacidad de sacrificio para actuar con lealtad y altruismo en una sociedad que nos la han llevado por la ruta de la desigualdad, y este desafío hay que afrontarlo.

Personalmente no creo que sea la tarea de un solo partido. En eso también un verdadero líder debe armarse del coraje para convocar a muchos y muchas a una unidad amplia, democrática, popular.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

La Unión Cantonal de Asociaciones de San Rafael de Heredia se pronuncia “ante la masacre ambiental en el norte de nuestro cantón”

SURCOS comparte el siguiente documento enviado a nuestra redacción:

La Junta Directiva de la Unión Cantonal de Asociaciones de San Rafael, en su sesión No. 356, celebrada el 14 de febrero de 2025, ante la situación que se ha venido presentando en la zona norte de nuestro cantón, con la corta indiscriminada de árboles de ciprés y otras especies, acordó por unanimidad declarar lo siguiente:

1.- Uno de los atractivos turísticos más importantes del norte de nuestro cantón ha sido la belleza escénica contemplada por nuestros visitantes desde las partes más altas de nuestro relieve geográfico.

2.- Con el transcurso de los años, esa belleza escénica se ha visto muy afectada con acciones de los dueños de propiedades, quienes han arrasado sin ningún control con centenares de árboles, sin que la legislación costarricense proteja nuestra zona de recarga acuífera por excelencia.

3.- A pesar de existir una disposición de la Sala IV desde el año 2007, o sea hace 17 años, en la cual se ordena a la Asamblea Legislativa a legislar para remediar este proceder indiscriminado contra la naturaleza de nuestros cantones heredianos, poco se ha avanzado por la oposición de los grupos económicos poderosos que una y otra vez se han opuesto a que se haga una legislación adecuada para un país que presume de ser defensor de la ecología y el medio ambiente.

4.- Con la corta de los cipreses en la zona del Tirol, queda evidenciada la poca o nula posibilidad para las autoridades municipales, actuando como gobierno local, de defender nuestra belleza escénica, nuestro medio ambiente y nuestra ecología y al contrario, pasan a ser los “malos” de la película.

5.- La venta de propiedades en la zona norte de nuestros cantones, a personas que no tienen ninguna conciencia de los valores de nuestro terruño, complica el pano- rama y enfrenta nuestras comunidades a una posibilidad de futuros deslaves y otras amenazas cuando los terrenos son expuesto a la lluvia y la erosión constante.

6.- Nuestra organización comunal, en representación de las 12 asociaciones de desarrollo del cantón de San Rafael de Heredia hace un llamado a la opinión pública nacional para que se pronuncie contra este atentado a la madre naturaleza y de manera conjunta produzcamos una reacción en las siguientes entidades:

A- En la Asamblea Legislativa, para que, de una vez por todas, propicie una ley forestal que defienda las especies no nativas o autóctonas de la zona.

B- En los concejos municipales de San Rafael. San Isidro, Barva y Santa Bárbara para que defendamos juntos la belleza escénica de nuestros territorios y se impulsen los acuerdos necesarios para que cesen estos atropellos a la naturaleza de nuestros cantones.

C.- A las organizaciones comunales, sociales, ambientalistas y representantes de la lucha por la naturaleza para que se manifiesten en todos los medios para que se detengan este tipo de disposiciones legales que atentan contra el medio ambiente y la sana convivencia de nuestras comunidades.

Finalmente se acuerda enviar este comunicado a todos los medios de comunicación escrita, televisiva y digital de nuestro país, a la Asamblea Legislativa, a los concejos municipales de la provincia de Heredia, a las asociaciones comunales, programas de bandera azul ecológica y otras organizaciones ambientalistas y ecologistas para que entre todos produzcamos un cambio real al status quo que nos dejará sin naturaleza que admirar en los próximos lustros.

Marcos Hernández Ramírez

Presidente

Ante la tala en Residencial El Tirol – Comunicado de Conceverde

Ante los hechos de tala de ciprés en San Rafael de Heredia, el Colectivo Ciudadano Conceverde manifiesta:

  1. Reconocemos la importancia de suspensión de tala, así como debida investigación que la alcaldía está desarrollando con el fin de buscar la mejor forma de abordar la problemática de tala que se da en nuestro cantón.
  2. Aunque la tradición paisajística de las partes altas de San Rafael históricamente se ha caracterizado por ser el ciprés, la reforestación con especies nativas debería ser la aspiración a largo plazo si queremos procurar un adecuado ecosistema acorde a las necesidades de hábitat y alimentación de la fauna en esta zona.
  3. Estos eventos ponen en evidencia los vacíos legales y falta de voluntad de las autoridades nacionales y municipales, en términos de planificación urbana, criterios forestales y políticas cantonales en temas de ambiente, infraestructura vial y gestión inmobiliaria.

Por tanto, solicitamos:

  1. A las autoridades del gobierno local no caer en la repetición de vicios administrativos que afecten la planificación urbana de nuestro cantón.
  2. Desarrollar políticas cantonales alrededor de la reforestación, «desarrollo inmobiliario» e infraestructura que respete no solo el resguardo de la naturaleza y que promueva mecanismos de participación ciudadana en la construcción de dichas políticas.
  3. Solicitar el apoyo legislativo para la revisión y mejoras en beneficio y protección de ambiente sobre marcos legales como la Ley Forestal.

La ciudadanía ha sido contundente en manifestar su descontento con el abordaje, falta de atención y desconocimiento de las autoridades sobre este proceso, ignorar las demandas ante estos hechos es ignorar una vez más las voces, ejercicio cívico y hasta la recaudación que financia la gestión municipal de quienes han dado su voto para posicionar liderazgos que sean capaces de atender respetuosa y diligente mente estas denuncias.

CONCEVERDE COLECTIVO CIUDADANO